por Luis E. Sabini Fernández –
Nos parece valiosísimo y fermentario que Fidel Castro registre la incerteza radical de lo futuro.
En una nota corta, que titula “El destino incierto de la especie humana” [1] desarrolla esa idea. Ejemplifica con las huellas digitales de gemelos univitelinos que con el tiempo se van diferenciando entre sí. Con lo cual, entiendo, es el tiempo, el transcurso vital en sí mismo, el factor de diferenciación cuando se aplica a seres vivos.
Castro destaca así un rasgo vital, el de la incerteza, que diferencia, nos diferencia a los seres vivos, entre sí y respecto de cualquier abordaje cuantitativista, exacto, pronosticable.
Esa ‘incerteza de destino humano’ plantea toda una dificultad a las filosofías, presuntamente científicas, a la llamada “ciencia del marxismo” que proclamò el conocimiento del decurso histórico y que incluso ha desentrañado “leyes sociales” que nos aseguren que así como hubo una era medieval luego ha sobrevenido un mundo burgués que en realidad es apenas antesala de un glorioso socialismo.
Ese teleologismo ha sido característica fundamental de gran parte de los desarrollos intelectuales modernos, particularmente en el “campo socialista”
Esa visión de la historia, con capacidad predictiva para más que otear el futuro, tener certeza “científica” sobre su devenir, ha chocado empero, con la cruda realidad histórica concreta. El colapso soviético en la última década del s XX, al colocar aparentemente “patas arriba” tales presupuestos, ha fisurado hasta el fondo esa visión.
Presento aquí al paciente lector una escueta lista, sin duda incompleta, de pensamientos enfrentados a la idea de “el futuro que nos aguarda”.
Tzvetan Todorov: “No creo que la historia obedezca a un sistema, ni que sus supuestas ‘leyes’ permitan deducir las normas sociales futuras, o siquiera presentes.” (La conquista de América. El problema del otro, S. XXI, México, 1982, p. 264).
Zygmunt Bauman: “La «historia futura» no es susceptible de estudio científico y desafía hasta la más avanzada metodología de predicción científica”. (Vidas desperdiciadas, Paidós, Bs. As., 2005, p. 60).
Ernest Garcia: hablando de “las sociedades humanas” escribe: “la impredictibilidad de sus estados futuros” (“El cambio social más allá de los límites al crecimiento: un nuevo referente para el realismo en la sociología ecológica” en Luis E. Espinosa y Valentín Cabero (ed.), Sociedad y medio ambiente, Univ. de Salamanca, 2006. <www.revistateina.com>)
Joaquín Miras: “Las estrategias predefinidas siempre fracasan, la historia es impronosticable”, entrevistado por A. Carrodeguas en “La izquierda y la vida cotidiana”, 2012.
Podemos agregar que en el 2000, cuando iniciamos la edición de la revista futuros del planeta, la sociedad y cada uno, rematábamos su primer editorial dedicado a criticar la idea “presuntamente” científica de “el futuro”: “Porque lo futuro está abierto y nos pertenece a nosotros, los simplemente humanos.”
Este somero recordatorio debería ser contrastado con las innumerables frases, citas y pasajes con que los fundadores y guías del “socialismo científico” atiborraron a “las masas” durante décadas y algún siglo, al estilo:
“Toda la teoría de Marx es la aplicación de la tesis del desarrollo […] al capitalismo moderno. Era natural que a Marx se le plantease, por tanto, la cuestión de aplicar esta teoría también a la inminente bancarrota del capitalismo y al desarrollo futuro del comunismo futuro [sic…]. A base del hecho de que el comunismo procede del capitalismo, se desarrolla históricamente del capitalismo, es el resultado de la acción de una fuerza social engendrada por el capitalismo […] En ese sentido, cabe hablar del ‘Estado actual’ por oposición al del porvenir, en el que su raíz de hoy, la sociedad burguesa, se extinguirá.” [2]
“Nuestra época, cuyo contenido fundamental lo constituye el paso del capitalismo al socialismo […] El sistema capitalista mundial ha entrado en una nueva etapa de desarrollo. La Unión Soviética lleva a cabo con éxito la construcción de la sociedad comunista en todos los frentes. Los otros países del campo socialista sientan felizmente los cimientos del socialismo y algunos de ellos han entrado ya en el período de la construcción de la sociedad socialista desarrollada,” en Tres fundamentales documentos de nuestra época. [3] Observe el lector que en la última frase se cuela una “nueva etapa” entre las “científicamente previstas” de socialismo y comunismo, jamás visualizada en los primeros delineamientos del advenimiento socialista.
La idea de una nueva sociedad hija prevista de la vigente significó el florecimiento de la noción de transición. La transición fue el motor que le permitió a los intelectuales socialistas pasar, al menos ideológicamente, del presente a “el futuro” ya conocido, al menos conocible. Un ejemplo:
«Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el periodo de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. Y a este período corresponde también un período político de transición cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado» (O. Marx [sic]). El período de transición se debe a las condiciones especiales en que surge y se desarrolla el modo comunista de producción. Cuando se produjo el tránsito del modo feudal de producción al modo capitalista, las relaciones de producción burguesas ya habían surgido en el seno del feudalismo, donde existían en forma de tipo económico; ello era posible gracias a que los dos modos de producción poseen una base económica común, del mismo tipo: la propiedad privada sobre los medios de producción. La sociedad socialista se diferencia, por principio, de la capitalista y no puede nacer en el seno del capitalismo.[…]
”El proceso de creación de la primera fase del comunismo, el socialismo, se basa en varias leves de carácter general, cuya necesidad se ve confirmada por la experiencia de la Unión Soviética y de los otros países socialistas. Estas leyes generales como se indicó en la Declaración formulada por la Conferencia de representantes de los partidos socialistas y obreros de los países socialistas, celebrada en 1957, son: dictadura del proletariado con partido marxista – leninista al frente; alianza de la clase obrera con la masa fundamental de los campesinos y con otras capas de trabajadores; liquidación de la propiedad capitalista y establecimiento de la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción […]
”[…] formación de una numerosa intelectualidad fiel a la clase obrera […]
”Para llevar a cabo hasta el fin la revolución socialista y erigir una sociedad socialista es condición decisiva la existencia de la dictadura del proletariado.[…]
”La contradicción fundamental del período indicado [de transición] es la que se da entre el socialismo ascendente y el capitalismo agonizante.” [4]
La idea de transición en la Cuba actual: “El socialismo constituye una etapa dentro de la Formación Económica Social Comunista, caracterizado por la transición de formas y actuaciones propias del capitalismo a otras propias de una sociedad socialista, donde el factor subjetivo y las prácticas políticas, con reconocimiento del papel de la ética y la educación constituyen puntos esenciales en la formación de la base técnica y material necesaria para el surgimiento de una sociedad sin clases.» [5]
Volvamos a Fidel Castro. No hay sino que alegrarse porque quien fuera otrora señera guía del “socialismo científico” aplicado a un país periférico, enmarcado en la marcha victoriosa, ineluctable, de la humanidad desde el capitalismo burgués al socialismo proletario, nos confiese con modestia los límites del conocimiento humano en relación con la incerteza de nuestro destino, es decir futuro.
De ese modo se incorpora a lo que entiendo creciente caudal de quienes sospechamos de todo teleologismo y de todo pretendido conocimiento prospectivo de las sociedades humanas.
Un pequeño escozor: FC omite haber encarnado aquel pretendido saber acerca del devenir humano, del destino, para usar sus palabras. Con lo cual, por lo visto, pertenecería a esa clase de seres humanos sin tacha ni error, que jamás encuentran motivo para una autocrítica, que siempre toman las mejores decisiones en los más acertados momentos, aunque el decurso de los acontecimientos y el torrente de vidas arrasadas a menudo nos revele que no ha sido brutal y sencillamente así.
[1] 8 de octubre de 2016 en varios sitios; diariodecuba, cubadebate, VTV y otros.
[2] V. I. Lenin, El estado y la revolución, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1975.
[3] Ediciones de la Comisión Nacional de Propaganda del Comité Central del Partido Comunista, Montevideo, Uruguay, 1963, pp. 26 y 34.
[4] Borísov, Zhamin y Makárova, Diccionario de economía política, s/f, http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/p/periodotrans.htm / Málaga, 2016
[5] ECURED, https://www.ecured.cu/Socialismo.