ENTREVISTA DE ALEXIS RASFTOPOLO A LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ SOBRE EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ / 15 JUNIO 2025
a) Desde tu condición de analista experto sobre esta problemática: ¿cuál es el abordaje que, a tu criterio, conviene efectuar en términos históricos-políticos y que elementos sugerís considerar y analizar de modo de comprenderla en su complejidad?
Analista vaya y pase, experto de ninguna manera.
En la pregunta está la punta de una respuesta: abordar la historia y reconocer las tonalidades políticas que a lo largo de más de un siglo –que es lo que lleva esta situación– han variado sustancialmente.
b) ¿Cómo interpretás la Declaración de Balfour y su impacto en la población palestina?
Un típico “acuerdo de caballeros”, tan usuales todavía a principios del s xx. El canciller del principal imperio de la época, el British Empire, le otorga en documento para la posteridad, público, un “hogar” al judío más rico de la época. Suena un poco bizarro, ¿no?
Y están hablando de un territorio que, gracias al giro de la guerra, los vencedores (ingleses, franceses) le están arrebatando a alemanes y turcos.
De imperios vencedores a imperios perdedores. Y los nuevos poseedores le tiran un cacho de territorio al hombre más rico del mundo de entonces, al parecer como una dádiva pensada para habilitar un presunto regreso (con las investigaciones históricas posteriores, se sabría que no fue estrictamente un regreso de la tribu o la nación invocada).
c) ¿Cuál es tu mirada en torno del papel del sionismo como movimiento nacionalista judío en la configuración del conflicto?
Decisivo.
d) ¿Cuál es tu análisis sobre la Nakba y cómo ha afectado al pueblo palestino?
El pueblo palestino, que no habitaba nación soberana alguna, habitaba precisamente el territorio que el sionismo convirtió en propio, en su hogar, en su propio hogar, primero a partir de fragmentos históricos que permitían ubicar huellas judías en ese territorio, y luego, ya materialmente, mediante campañas de apropiación territorial, basadas en una enorme disponibilidad financiera. En las últimas décadas del s xix y primeras del xx, la triangulación funcionó grosso modo así: 1. un efendi, dueño latifundista turco radicado en Angora o en Estambul era propietario de tierras en Palestina trabajadas por campesinos sin papeles y por lo tanto, sin tierras. Un fondo judío para la compra de tierras le ofrecía al latifundista ausente (ausentista) una suma de dinero más que “generosa”. El efendi vendía contento la tierra para convertirse en rentista ahora financiero. Unos sionistas generalmente jóvenes recibían la tierra para moshav o kibutz previo desalojo de los trabajadores agrícolas palestinos que le trabajaban al effendi.
Si los campesinos palestinos, comprensiblemente, no querían abandonar la tierra que laboraban inmemorialmente, el grupete sionista llamaba a la policía (turca, hasta 1918; inglesa desde 1918) y los desalojaba.
Estas situaciones empezaron a enervar la relación entre palestinos islámicos (había también cristianos) y sionistas. No con judíos en general, porque la población judía tradicional (el llamado Antiguo Yishuv) mantuvo por décadas buenas relaciones con los campesinos no judíos.
Hubo así conatos de violencia y violencia generalizada en diversos momentos; 1920, 1929, hasta que en 1936, habiendo así advertido claramente la población palestina que estaba siendo desplazada, organizaciones de diverso tipo lanzan una huelga violenta con toma de lugares de trabajo y represión consiguiente de ingleses y sionistas unidos. Que tienen centenares de muertos. Pero la población palestina cosechará miles, varios miles de muertos. Y ya entonces, en 1939, la sociedad palestina quedará muy dañada y disminuida.
La Nakba de 1948 no será sino el broche mortuorio a la sociedad palestina, totalmente satelizada por una presentación abrumadora de fuerzas judeosionistas, económicas, financieras, educacionales, militares, policiales.
Pero la sociedad palestina, como bien ha descrito el médico noruego Mads Gilbert, ha demostrado una capacidad de resistencia excepcional. La franja de Gaza está registrada como unos de los territorios agrícolas más antiguos que se conocen. No sabemos si esa enorme tenacidad cultural de lo palestino proviene de tales raíces históricas, si hay un aporte religioso u otros factores; si hasta la misma modalidad de penetración judeosionista puede tener alguna significación, pero el juicio de Gilbert es pertinente.
e) ¿Cómo evalúas el papel de las potencias occidentales en la creación del Estado de Israel y el desplazamiento de los palestinos?
Un papel deplorable. Hay que recordar que el EdI fue “creado” bajo las auspicios de la flamante ONU, y que la ONU –que borraba de un plumazo a la Sociedad de Naciones bajo la égida británica– conservaba, empero, pese a la fraseología modernizadora la concepción colonialista; hay que recordar que el reglamento de la flamante ONU fue redactado por el representante sudafricano, Jan Smuts, a su vez patrocinador del apartheid sudafricano, fundado precisamente en el mismo año, 1948, en que se funda Israel (Israel y la Unión Sudafricana mantendrán una estrecha relación económica y militar, durante décadas, hasta el crac de la Unión Sudafricana). El colonialismo no molestaba entonces; era el origen de muchísimas naciones “modernas”, como EE.UU.
EE.UU. como “patrón de la vereda”, elegirá celosamente la composición de la comisión internacional que abordará y resolverá la cuestión “palestina”. Habiendo a la sazón diez estados árabes en la ONU, ni uno formará parte de la comisión. Y siendo veinte los estados “latinoamericanos”, tres constituirán la comisión… ¿Hay sesgo o no?
f) ¿Por qué fracasó el Proceso de Paz de Oslo y qué lecciones se pueden derivar de esa experiencia?
Los procesos de paz han fracasado primero y principal porque el “llamado” al retorno no admite medias tintas; Israel “necesita” todo el territorio (y en rigor, algo más que esa minúscula superficie, como ya lo ha apuntado la semiocupación de Siria y la reiterada ocupación del sur libanés).
Así como en su momento los palestinos no quisieron ceder lo que los mandos imperiales entregaban al sionismo, el sionismo tampoco tiene el menor interés de abandonar tierras sagradas, que luchan por “redimir”, no perderlas. Los abordajes místicos, absolutizadores, sagrados, tampoco facilitan el tratamiento de la cuestión.
g) ¿Cómo pueden los palestinos superar sus divisiones internas para presentar un frente unido en las negociaciones con Israel?
Sería una cuestión que compete a las diversas organizaciones. Si conseguir coincidencias entre religiosos y escépticos o laicos, ya es un problema en cualquier situación (como lo demuestra el mismo Estado de Israel), la traba principal en Palestina es la omnipresencia avasallante del Estado de Israel y sus redes dedicadas a “usar” todos los factores en juego en su propio beneficio (entregar fondos a Hamás para perjudicar el papel de Al Fatah, entregar fondos a la ANP para instrumentalizarla a su servicio de modo tal que, p. ej., la policía palestina funcione regulando las acciones palestinas y no moderando las incursiones israelíes). No es con frentes unidos que se vence una ocupación indigna e injusta. Se vence cuando esa ocupación de debilita. Cuando pierde legitimidad.
h) ¿Cuál es el papel que ha venido teniendo y tiene la comunidad internacional en torno del conflicto?
En primer lugar no hay “comunidad internacional”. En todo caso, comunidades, más o menos ligadas entre sí. Hay un “mundo occidental” que engloba a países europeooccidentales y países americanos, norte, centro y sudamericanos y los de la región australiana; están los países del sur asiático que no son un único mundo, y lo mismo los africanos. Los europeos en general, como los americanos, han acompañado a Israel; los asiáticos han mostrado más bien afinidad con lo palestino. Eso tiene que ver con el grado de colonización que han sufrido en sus respectivas historias nacionales o regionales; los países americanos han sido casi todos ellos “rematrizados” desde la Europa colonial y expansiva y se nota esa impronta. Y de tales regiones tal vez provenga la mayor complicidad con Israel, pero aun en ese caso, el genocidio en marcha, a cara descubierta, ha despertado reacciones solidarias bastante netas en, algunos casos desde los gobiernos y los estados, por ejemplo, Colombia, Chile, y los previsibles, Cuba o Venezuela. Pero aunque no se cuente con apoyo estatal ni político, en países como Uruguay o en los mismos EE.UU. se verifica el apoyo a palestinos. Lo mismo se ha observado en sociedades europeas, como la noruega.
i) ¿Cómo evalúas el papel de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en la búsqueda de una solución pacífica?
Papel mojado. Desde su fundación, la ONU expresó una nueva constelación de poder. A diferencia de lo acontecido en la modernidad reciente, Europa perdió el protagonismo y sus formaciones nacionales imperiales fueron desplazadas por una nueva constelación con eje en EE.UU. La ONU data de 1945. Y sus primeros escritos fundacionales, hablan en contra del concepto de soberanía nacional. La dirección política estadounidense se sentía llamada a orientar y dirigir al mundo entero.
Tuvo algunas dificultades que desdibujaron ese diseño inicial: a) URSS fue el primer convidado de piedra. Pero había un nudo interior de la propia sociedad estadounidense. Su élite fundacional, autodenominada WASP, durante la década del ’30 al menos, venía siendo desafiada, cuestionada, por otro poder interior, menos visible racialmente, pero muy nítido y neto comunicacionalmente: la dirigencia judía.
Alguna recién llegada, como el caso paradigmático de Ayn Rand, pero otros de sus conspicuos integrantes, establecidos de larga data. Con un rasgo característico: eran judíos, pero no sionistas (al menos mayoritariamente).
De las siete empresas cinematográficas que constituían una herramienta cultural y configuradora fundamental, seis eran de propiedad judía. El principal diario de todo el país: el New York Times era editado y propiedad un judío.
En la banca había una enorme sobrerrepresentación judía. Cuando finalmente en 1913, se establece una suerte de banca o banco central de EE.UU.; la Reserva Federal, fue constituida por los diez bancos mayores de ese país, ya enorme. La capacidad de decisión de la comunidad judía será insoslayable, propietarios de buena parte de los grandes bancos.
Desde 1945, se observa un desplazamiento creciente en la comunidad judía hacia el sionismo. Resortes fundamentales del estado federal norteamericano irán a las manos de la comunidad judía, cada vez más crecientemente sionista.
Los judíos referentes ya no serán intelectuales como David Freedman o Adolph Ochs.
Y el peso de los lobbies judíos empieza a ser decisivo. Por ejemplo, cuando se decide organizar un juicio a los perdedores de la IIGM, en Nurenberg (la misma ciudad desde la que, diez años antes, el nazismo había establecido el corpus legal para proceder a la separación de sangres entre “arios” y “semitas”) [1]
j) ¿Qué escenarios vislumbrás para el futuro del conflicto palestino-israelí?
Siempre he sido francamente refractario a toda profecía. Y no me refiero sólo a las bíblicas, deificadas. Me refiero incluso y más bien, a las formuladas con pretensiones científicas. Que han sido las más de las veces, penosamente falsas. Las presuntuosas tesis del marxismo, por ejemplo. Es particularmente difícil desentrañar claves de nuestro tiempo, porque la realidad, junto con la tecnología, se ha ido complejizando y el juego de espejos se ha desarrollado de un modo diría, monstruoso, carente de crecimiento “armónico”.
‘Dios nos salve de los salvadores que aquí los salvados son los únicos sacrificados y los salvadores los únicos que se salvan’.
Nuestras visiones del mundo, sobrepuestas o en conflicto con visiones trascendentes, inficionadas desde dios o un ser “superior” o ajeno, complican aun más el cuadro.
Pero algunas cosas vamos teniendo claras. Israel, tal vez como toda configuración de poder absoluto, establece todo su discurso, todo discurso, sobre la mentira. Mienten en todo. Y no me refiero a cosas incomprobables como algunas “verdades bíblicas”. Me refiero a que los bebes horneados no existen, las mujeres con pechos arrancados no existen, pero sí existen rateros en el Ejército más moral del mundo. Y no sólo rateros. Sádicos, aprovechadores, asesinos a sangre fría., perjuros, mentirosos contumaces…
Mientras no generemos una masa crítica, a nivel internacional, mundial, que resista con coraje cívico, los atropellos, que llame a las cosas por su nombre, que genere una conciencia judicial para poner en vereda a los múltiples delincuentes que ni siquiera hace falta comprobar los delitos porque están tan “sobrados” que se confiesan solos. Como Ben Gvir, que cuando se la pregunta por la (pésima) comida para presos palestinos, exclama totalmente poseído: ‘¡Qué comida ni desayuno ni pan; bala, hay que darles bala.’
k) ¿Qué condiciones son necesarias para lograr una paz justa y duradera?
Condiciones que no se pueden ver más remotas. Psíquicas, políticas, éticas. Tengo para mí, que antes bien, estamos alejándonos de ese tipo de condiciones; el éxito de Mileis y Trumps, de Netanyahus y Starmers, no nos permite ser optimistas.
l) ¿Qué papel pueden jugar la sociedad civil, los movimientos sociales y la solidaridad internacional en la búsqueda de una solución pacífica?
En rigor, es sólo desde esos sitios o lugares que podría surgir algo. Lo que estamos viendo con las marchas solidarias por Gaza, condenando la política, fría, asesina, genocida, de varios conspicuos representantes políticos, es que ni siquiera cuando estas solidaridades se encarnan en mayorías, logran torcer el rumbo. Recordemos en 2003 cuando decenas de millones de ciudadanos y habitantes de varios países europeos y probablemente americanos, africanos y asiáticos, repudiaron el intervencionismo de EE.UU y sus dilectos aliados. La intervención, mortal, arrasadora, se hizo igual, aunque se demostrara entonces que no había “armas de destrucción masiva” y que las pruebas respectivas estaban fraguadas.
Es una relación muy desigual la del enfrentamiento con los aparatos institucionales.
m) En uno de tus últimos artículos “Normalización de lo inormalizable” nos recordás que “el conflicto palestino-israelí es el más largo de nuestro presente, de nuestra contemporaneidad; tiene casi siglo y medio…”. A tu juicio: ¿qué implicancias tiene la concepción “supremacista” enarbolada por elementos sionistas principalmente, con apoyos políticos a escala global y de sectores de la población israelí, en la dilatación y exacerbación de las hostilidades hacia la población palestina?
Es precisamente la ideología supremacista la que mueve y mantiene este tipo de proyectos. Como en su momento los del British Empire, que lograron imperar en los siete mares. Pero no fueron sólo de los británicos, aunque ése fue el más extendido. Fue el de los europeos en general, derramándose y adueñándose de territorios y población en otros continentes. Cuando los hereros, en la actual Namibia, no aceptaron “aminorarse” ante los imperiales del Káiser, los militares alemanes produjeron lo que se considera el primer genocidio del s XX; 1902.
La actitud ante los “locatarios”, revela supremacismo, que siempre contiene desprecio hacia tales habitantes y consiguientemente autoindulgencia para tratarlos “como sea necesario”. La muerte, así, es la educación suprema del “civilizador”. No cualquier muerte; que todos somos mortales. Muerte a palos, a tiros, a golpes, o mediante privaciones. La Franja es Gaza es ejemplo paradigmático.
n) Otro elemento casi siempre omitido en los análisis políticos o geopolíticos del asunto que nos ocupa es la dimensión colonial. No obstante hay un ejercicio recurrente de tu parte en reponer esta arista crucial ¿Podrías explayarte al respecto?
Ya lo hice en páginas precedentes. Es EL aspecto histórico, esto de la condiciòn colonial, que me resulta clave.
ñ) Y sumado a lo anterior: en tu último artículo “Panorama planetario y foco en Gaza”, expresás “…cuando el sionismo inicia el despojo por apropiación del territorio palestino, encontrará resistencia. Social. Pero no militar ni política. Pero Israel irá reconfigurando la resistencia como escenario de combate, inventa un adversario, mejor dicho un enemigo ideológico y político a quien trata como enemigo de guerra”. ¿Cómo es posible concretar tamaña operación sin reparar en las consecuencias ético-políticas que esto implicó e implica, sin recurrir a patrañas, exégesis político-religiosas u apoyos políticos que soslayan los más fundamentales acuerdos internacionales en materia de DDHH y el sentido común más elemental de comprender que cuando se daña a otro me daño a mí?
Para el proyecto colonial todas tus preguntas están de más. A lo sumo, se definirán por “el progreso”, las “virtudes del desarrollo” e incluso adoptarán una posición de sacrificio voluntario; aquello de “la carga del hombre blanco”, dedicada a portar la luz (del jardín) a las tinieblas (de la selva).
Cuando lo ideológico otorga ventajas, a veces enormes, se hace particularmente más arduo desembarazarse de ese “escudo” tan gratificador…
o) ¿Qué mensaje te parece importante compartir, desde tu postura de analista crítico y sistemático del conflicto, sobre la posibilidad y necesidad de bregar por una solución justa y duradera?
Aprender a ver cómo el mal institucional se presenta tan a menudo travestido en bien. Rechazar las falsas soluciones del supremacismo (desprecio incluido), del racismo, de la “misión-civilizadora-del-colonialismo -y-el-progreso.
Y aprender a pensar. Y a discernir. Y a ver. Si ves prisioneros macilentos, inducís cómo han sido tratados; si ves prisioneros en buen estado de salud, contentos, también inducís cómo han sido tratados; si saludan afectuosamente a sus custodios, también podés inducir algo. Y no dejarte llevar del hocico. □
[1] Una separación que también le interesaba particularmente a los judíos, que distará de ser tan radical como se propagaba. Por ejemplo, respecto de la condición de militar, se rechazarán alemanes con 4 o 3 abuelos judíos; se incorporarán al ejército aquellos que no tengan abuelos judíos o quienes tengan uno o hasta dos. El ejército del Tercer Reich contará así durante la IIGM con una considerable cantidad de soldados con dos abuelos judíos y hasta oficiales de alta graduación y relevantes en la lucha, con un abuelo judío. Compárese estas “purezas” de sangre con la vigente en Israel.