Por Luis E. Sabini Fernández.
La noción de costo ha escapado, mejor dicho parece haberse escurrido por algún desagüe cloacal de la economía argentina.
Es un concepto de la economía que, al menos en la teoría económica y en las economías contables, tiene un protagonismo que contrasta con su ausencia manifiesta en los circuitos económicos nacionales.
Vayamos a ejemplos para ilustrar tan peculiar y penoso panorama.
COSTO BANCARIO. x 6 − Quien esto escribe recibe desde hace un tiempo una jubilación sueca. Nada comparable a las espléndidas rubias que en algún tiempo forjaron el imaginario fílmico de aquel lejano país; no llega a 2200 pesos mensuales.
Para efectivizar este dinero en Argentina, que me envían en coronas pero recibo indefectiblemente en pesos, el banco sueco desde donde transfiero los fondos me cobra 30 coronas (unos 23 pesos). ¡Y el argentino, para que yo lo reciba en este país, casi 150 pesos!
¿Cuál es el motivo por el cual los gastos bancarios argentinos más que sextupliquen los suecos (por el mismo monto, el mismo momento)?
¿Serán los ingresos de trabajadores y jubilados argentinos muy superiores? Nones: los ingresos suecos son por lo menos, en el momento actual, unas tres veces más altos promedialmente que los argentinos, con lo cual la incidencia real en el bolsillo del particular del costo bancario argentino deviene respecto del correspondiente sueco… 6 x 3. La relación está en x 18.
El cordial empleado a quien le pregunté sobre tal comparación me dijo, como para tranquilizarme: “−El costo bancario argentino es el más alto del mundo.”
COSTO TELEFÓNICO. x 8 − En la década de los ’90 se destacó el llamativo resultado de la empresa entonces española Telefónica (Telefónica Argentina), que se había adueñado de media red telefónica argentina y tenía sus redes en una media docena de países, España y algunos sud- y centroamericanos. Las ganancias de Telefónica Argentina superaban entonces, en el consorcio internacional, todas las ganancias juntas de las restantes sucursales, incluyendo su sede madre española, en rigor de mayor tamaño que el medio mapa argentino que controlaba.
¿Cómo conseguía Telefónica semejante rendimiento?
Conozco, y calculamos una vía entonces, con una hija mía, residiendo en Suecia de tan fabulosas ganancias. Estimando el tiempo y la cantidad de llamadas en las comunicaciones de larga distancia, el costo argentino era 64 veces mayor que el sueco. Un minuto argentino costaba algo más que una hora sueca… hablando por teléfono.
Fue la época en que “surgieron” las tarjetas de 5 y 10 pesos para hablar a larga distancia. Porque las tarifas debían ser insostenibles. Las tarjetas parecían muchísimo más baratas. ¡Lo eran! El costo por llamada y por tiempo se redujo, en Argentina, formidablemente, a una octava parte: si uno hablaba por línea fija debía pagar 8 veces más caro el minuto que con tarjeta (y si solicitaba el servicio de operadora, algo más todavía…). Por lo tanto, tarjeta a tarjeta, que se estaban difundiendo y generalizando en todos lados, hablar desde Argentina pasó a ser “sólo” 8 veces más caro que hacerlo desde Suecia: un minuto argentino costaba lo que ocho minutos suecos. Por eso el estilo de la llamada telefónica entonces aquí era, angustiante y telegráfico y allá, tan plácido.
Pero con los ingresos pasaba lo mismo de lo que ya vimos pasa ahora con los costos bancarios, y tal vez entonces era más acentuada la diferencia de ingresos. El sueldo sueco promedio en los ’90 debía ser no 3 sino 4 o 5 veces más alto que el argentino, con lo cual la incidencia real en el bolsillo del usuario de esta tarifa octuplicada ( x 8) era en realidad 32 o 40 veces mayor en Argentina que en Suecia.
IMAGINACION EMPRESARIA. LAS TELEFÓNICAS, OTRA VEZ, PERO DE CELULARES. Las compañías celulares actualmente están cobrando 7 pesos por una llamada con una larga explicación mediante cinta grabada, que le envía al usuario, para ofrecerle un supuestamente tentador sistema para ganar puntos y ventajas de todo tipo. El “ofertón” proviene de la empresa que factura así la llamada… propia.
La empresa telefónica se arroga el derecho de “aconsejar” cobrándoles la minucia de la llamada, de algo que le reportaría al beneficiario, ventajas sin cuento. Lo decidió por sí y ante sí. Lo pagará, el adscripto al celular.
No se le puede negar ingenio al equipo de fabricantes de gastos… ajenos, que suponemos se denominará Gerencia de Curros. En este caso, el multiplicador de ganancias que venimos calculando es infinito.
CROISSANT A CROISSANT − x2 ¿Qué más rico que un buen café con leche con una media luna? −Bueno, un café con leche con dos medias lunas. En Buenos Aires, en el cambio del 2011 al 2012, tal “desayuno” estaba a no menos de unos 12 pesos.
En el mismo momento, un muy buen café con leche con un croissant, una media luna de las grandes, el equivalente de dos “porteñas”, salía en Barcelona, en Madrid o en París, indistintamente, entre un euro veinte y un euro cuarenta. Incluso, alguna vez, sobre el mostrador, 1,10 euros….
Las medias lunas, generalmente exquisitas o al menos aceptables, allí y aquí. El sabor del café, allí, excelente, café real, aromático. Algo que no podemos decir de gran cantidad de las cafeterías porteñas actuales que han cambiado, casi masivamente, al jugo de paraguas.
El 31 de diciembre de 2011 un euro cotizaba 5,60 (no había entonces oficial y blue). El desayuno indicado costaba entonces en las mencionadas ciudades europeas unos siete pesos argentinos, hasta ocho… Aquí, dijimos, doce…
Con el detalle ya conocido: los sueldos en Francia y España están siendo reducidos por la crisis que están sufriendo, pero así y todo el sueldo bajo europeo en euros andaba por los 500 euros, unos dos mil quinientos pesos argentinos entonces, unos tres mil quinientos al cambio oficial actual (o más de cinco mil argentinos cambiados en blue). No son sueldos tan espantosamente bajos en Argentina: 2500 hace 2 años, 3500 ahora.
Es decir, una vez más que si el costo del desayuno es casi el doble en Buenos Aires respecto de las ciudades europeas señaladas (x 2), la incidencia real en el poder adquisitivo triplica en Buenos Aires las del otro lado del Atlántico (x 3).
Y esto sin considerar la calidad muy superior del café europeo, debido al peculiar proceso mediante el cual la mayoría de las cafeterías porteñas han decidido “bautizar” el café hasta la indecencia. ¡Para agrandar ganancias en época de hiperconsumo! Algo particularmente chocante en cadenas “importantes”, con nombres que procuran prestigio cafetero… invito al lector a que mire su café a trasluz (el vaso de vidrio es el mejor aliado para tal observación…)
Y dos perlitas de la vida cotidiana:
- un medicamento que consumo, con prescripción médica, me costó en enero 2013, 62 pesos. En mayo, 104 pesos. Un aumento de 60,5%. En cuatro meses.
- un cartucho de tinta para impresora, de los llamados alternativos: igual tamaño (XL), igual tipo, igual color, el mismo día (marcas distintas, desconocidas ambas): en un comercio, 85 pesos, en otro 171. Una pizca, apenas, más que el doble…
Aquí el x 2 es interno, en la ciudad.
Vayamos a un corte… de venas.