Por Luis E. Sabini Fernández.
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En 1973 durante la huelga general que contestó al segundo golpe o a la segunda etapa del golpe de estado que sufríamos en Uruguay, escribì un ensayo titulado “Izquierda: ¿baluarte de la derecha?” que presenté en lo que resultó ser el último concurso de ensayos organizado por el semanario Marcha, dirigido por Carlos Quijano.
Sé que llegó a semifinales, gracias a una fortuita revelación de Carlos Martínez Moreno, jurado de ese y supe por él porqué se descartó un planteo tan impertinente para con tantas ideas tan auspiciadas y reclamadas por tantos doctos y doctores…
Porque a lo largo de mi análisis procuraba pasar revista a las coincidencias de los estilos de la izquierda con los de la derecha; por ejemplo en la usurpación de la representatividad, en los manejos sindicales antidemocráticos, en los conciliábulos a espaldas del siempre invocado pueblo… Analizando métodos de trabajo político.
Pero también circunstancias y episodios concretos; por ejemplo, los tupamaros conformándose con la promesa de salir liberados en semanas si encaraban una lucha común contra “la oligarquía” propuesta por militares supuestamente peruanistas; los comunistas ofreciéndose para acompañar el desempeño militar que juzgaban antioligárquico, pese a que los militares rechazaban semejante alianza (“nuestros caminos son irreconciliables”) hasta ser finalmente empujados a la clandestinidad (el 29 de junio, obsérvese bien, dos días después del golpe ahora también antilegislativo…).
Febrero de 1973 fue el canto de cisne de la inmensa mayoría de la izquierda uruguaya. La excepción dentro del Frente Amplio fue Carlos Quijano y sus acólitos de la minúscula Agrupación Nacionalista Demócrata Social; fuera del FA hubo algunos rechazos, lúcidos, como el de la ROE-OPR o los “chinos”… Otros resistentes al auge dictatorial, militarista, fuera de la izquierda, fueron Wilson Ferreira Aldunate o Amílcar Vasconcellos… pero no muchos màs…
En 1973, títulé entre signos de interrogación el penoso papel de la izquierda en Uruguay. 1
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2015. Ahora tenemos a Syriza, la fresca organización de izquierda griega que levantara tantas esperanzas contra el capitalismo rampante, sobre todo cuando con la dirección de Alexis Tsipras la población griega opta por enfrentar a “la troika” europea (CE, Comisión Europea es decir el órgano ejecutivo de la UE; BCE, Banco Central Europeo; y FMI, en rigor un órgano financiero que en EE.UU. se lo suele considerar propio aunque con participación accionaria de otros estados).
Así, el 5 de julio la mayoría de los griegos resiste el mandato de la UE. Con más del 60% contra el ajuste planteado, sin aceptar por ello, la salida del euro.
La UE dobla la apuesta y el 17 de julio −no habían pasado dos semanas− Tsipras destituye a diez ministros de su gabinete refractario al diktat europeo, y se aviene a cumplir con todo lo que le piden. Incluso, dirán los medios de incomunicación de masas, más de lo demandado.
Ese mismo día 17, Grecia firma con Israel un tratado militar de cooperación que incluye la presencia y formación de soldados griegos en Israel y de soldados israelíes en Grecia. Leyó bien: el mismo día en que Grecia acepta un estatuto subordinado y colonial dentro de Europa, instrumentado por lo que se había presentado como una partido de izquierda, ese mismo día, ese mismo gobierno, ese mismo “partido de izquierda” firma con el Estado de Israel, un SOFA (acuerdo de reciprocidad militar). La información oficial israelí aclara que: “Ésta es la primera SOFA que Israel firma con un país aliado que no sea Estados Unidos.” 2
No sabemos cuan preventivo puede haber sido el paso dado por el gobierno griego para firmar semejante acuerdo: se conoce de sobra cómo los soldados israelíes están entrenados para maltratar, abusar, vejar, torturar, población “blanco” e imaginamos que algunos en Grecia pueden tener interés en hacerse duchos con semejantes tratamientos dada la penuria económica a que está sometida la sociedad griega, que seguramente va a despertar resistencia. Pero eso no se compagina con un partido “de izquierda”.
Al ministro de Defensa griego, Panos Kammenos, de Syriza, el firmante del SOFA, no se le conocen muchas declaraciones. Agradeció, sí, por “la cooperación de seguridad que se traduce en la formación de nuestros soldados y oficiales […]”
El firmante israelí es su ministro militar, Moshe Yaalon, que declarara recientemente que no era el momento para descargar bombas nucleares en Irán, que llamó «virus» al movimiento Paz Ahora (de judíos incluso sionistas pero moderados) y «definió a los palestinos como un cáncer […]: «algunos dicen que puede ser necesario amputar órganos, pero por el momento estoy aplicando quimioterapia».» Este lenguaje, quitándole humanidad a los palestinos, por ejemplo (e incluso a judíos que no comulguen con el supremacismo) es muy significativo del camino emprendido por el sionismo, deshumanizando a sus objetores, y revelando en rigor, su propia falta radical de humanidad: sólo así se atreven a hacer lo que les hacen a los oriundos del territorio que han usurpado, eso sí, bíblicamente.
¿Y qué cuenta Grecia, los griegos a todo esto? No sólo por su formidable pasado remoto sino por su pasado reciente; resistiendo a los nazis, y aunque enceguecidos con el sueño comunista (sin saber −como les pasó a tantos− que era una pesadilla), resistiendo asimismo a Gran Bretaña, de Los Aliados al fin de la II GM. Y más tarde resistiendo a Turquía, con sus pretensiones de Gran Turquía…
En general, las teorías conspiranoicas ofrecen “certezas” que muy a menudo se revelan falsas. Por eso, uno no quiere creer en brujas, pero hay simultaneidades absolutamente desconcertantes…
notas:
1 Uruguay dista de ser excepción: en Argentina el PC acompañó con vehemencia a la dictadura de 1976, arguyendo que había otra esperando, peor. Más grave aun: la excelente analista Simone Weil nos explicó como en la década del ’30 el papel de los comunistas facilitó, en lugar de obstruir, el ascenso nazi…
2 http://www.israpresse.net/cooperation-militaire-israel-conclut-un-accord-avec-la-grece/