Por Luis E. Sabini Fernández.
Siempre se dice que no hay que menospreciar el papel del dinero en el mundo. La cantidad de dólares que la banda fascista [1] de Beniamin Netanyahu dispone abre puertas y voluntades y conquista “corazones”, o en todo caso ‘el órgano más sensible’ que Juan D. Perón, que sabía por qué, identificaba como el bolsillo.
Y el gobierno sionista prosigue con sus campañas: troll en los medios de incomunicación de masas (basados en un diccionario digno de George Orwell);[2] arrasamiento de la sociedad palestina para poder en algún momento decir: –éste fue siempre nuestro territorio y sin disputa; ¿hubo alguna vez palestinos?;[3] promoción, con seducción financiera incluida, de quintacolumnas en la sociedad palestina; maceración de mentes, cuerpos, territorios, construcciones humanas mediante esas operaciones que se han desnudado calificada una como “Plomo fundido”, por ejemplo. Y por cierto, operaciones de distracción, tipo circo (el pan lo tienen asegurado) como certámenes musicales o justas deportivas.
Como ahora, esta semana el partido-espectáculo, la exhibición de los equipos de Uruguay y Argentina y, para mayor escarnio, en Jaffa, una ciudad hasta 1948 palestina, y depurada con violencia el 15 de mayo de ese año, haciéndose tristemente famosos los tés servidos en las casas que tuvieron que abandonar palestinos aterrorizados por “los grupos de tareas” sionistas; Lehi, Irgún, Haganah, Stern… que ya habían hecho volar por los aires, hoteles con personal y huéspedes adentro, talleres mecánicos, y desde 1948 el terrorismo sionista ampliará el tipo de blancos (con humanos adentro): hogares, escuelas, buses, aviones, hospitales… Pero se trataba de palestinos, claro, no de judíos…
El gobierno israelí había invitado hace año y medio al seleccionado argentino de fútbol. En la campaña contra semejante jugarreta de Public Relations israelí, a alguien se le ocurrió como contrapropaganda mostrar una camiseta 10 ensangrentada… Messi optó por no acompañar esa visita… la AFA argumentó asuntos de agenda (que siempre que se quiere se pueden encontrar) y su presidente Chiqui Tapia rechazó, hasta con vehemencia, prestarse a jugar en territorio tan polémico.
Los jugadores mutilados por las balas israelíes no han disminuido ni desaparecido desde entonces. Al contrario, los equipos palestinos de fútbol con jugadores mutilados se han multiplicado. Por la política israelí de herir deliberadamente a manifestantes en los tobillos. [4]
Lo que resulta increíble es que tengamos que hablar de una política de “balear tobillos”. Y que no haya reacción ante el escándalo moral y psíquico que eso significa. Parecería que Israel es disculpable. Que tiene una excepción moral para hacer lo que se le antoja. Bíblica, como dirían Luis Camacho y Jeanine Áñez, de Bolivia. Esa impunidad ética, psíquica, nos habla de una sociedad monstruosa. La israelí que la produce, y la humana que la tolera.
notas:
1) No es un insulto. Es el partido político de Netanyahu, solo que no leemos hebreo…
2) The Israel Project’s 2009. Global Language Dictionary. Que tuvieron que editar en inglés y así leerlo en Occidente.
3) Lo dijo una de las militaristas más connotada del sionismo, Golda Meir: “los palestinos no existen” [sic]. Netanyahu y el militarismo israelí procuran convertir en realidad aquella afirmación negacionista.
4) Para disolver manifestaciones pacíficas sin armas y ni siquiera piedras, Israel encontró la fórmula de usar francotiradores que con toda comodidad y sin premura, eligen sus blancos baleando piernas. Como la cantidad de muertos por ese motivo excedió lo que sus asesores de imagen pontificaron, el mando militar dio nueva orden: balear no piernas (que la gente tiene la mala costumbre de desangrarse, por ejemplo) sino tobillos. De allí, la “producción” de mutilados, rengos entre los palestinos.