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Categoría: General

Nazismo y sionismo: un poco de historia

Publicada el 01/12/2024 por luissabini

Los acontecimientos del 7 de octubre de 2023

Luis E. Sabini Fernández  / 27 oct. 2024

 

Desde los “neohistoriadores” que han descubierto, o verificado, que las hostilidades entre sionistas y palestinos no judíos se han desencadenado el 7 de octubre de 2023, hasta quienes barajan factores históricos de manera ahistórica –como quienes describen el origen del Estado de Israel como respuesta piadosa a la persecución atroz de judíos a manos de nazis−, el último año ha dado lugar a  más dislates y falsedades que a las que ya nos tenían acostumbrados los medios de incomunicación de masas del llamado “mundo occidental” que sigue siendo, aunque cada vez menos, los dueños mediáticos del mundo.

Incursionemos en algunos datos del imaginario “ocidental y democrático”, de un pasado no tan remoto, que constituye “nuestro pan cotidiano” para acercarnos  a las atrocidades del último año.

□  Un lugar común de la historia que nos han contado: la aviaciòn alemana (nazi) bombardeaba ciudades inglesas; las V2 germanas castigando Londres, Coventry, etcétera. Hechos históricos: en los comienzos de la IIGM fue la aviación inglesa la que estuvo bombardeando ciudades alemanas (con nazis incluidos), reiteradamente, durante muchos meses… hasta que finalmente Hitler ordena, como respuesta, el bombardeo a ciudades inglesas.[1]

□  Otro lugar común de la historia que nos cuentan: que la Alemania nazi, antidemocrática, una vez vencedora de las elecciones nacionales, acaba con toda la oposición al régimen instaurado en 1933. El error aquí es el “toda”. Los nazis ponen fuera de la ley, progresivamente, a comunistas, socialdemócratas, anarcosindicalistas, cristianos más  o menos democráticos, judíos, pero con una excepción: a mediados de la década del ’30 quedan ya sólo dos organizaciones políticas activas en el Tercer Reich: los nazis y los sionistas: las dos pueden seguir sus prédicas.

El sionismo y su intención de llevar a Palestina, al soñado estado bíblico, a judíos, coincidía con la estrategia nazi que era entonces: separar ambos pueblos. Y como el territorio alemán correspondia para los nazis a Alemania, veían con buenos ojos que los judíos, al menos los sionistas, quisieran abandonar Alemania.[2]

□  Afirma Franco Berardi, filósofo italiano: “Antes del 7 de octubre, los israelíes vivían, en el más cínico alejamiento, en una zona de interés similar a la descrita por Jonathan Glazer en su película sobre el barrio frente al campo de Auschwitz, habitado por los jerarcas nazis y sus familias.”[3] La descripción es precisa, y particularmente adecuada la invocación de Berardi, pero no ya referida a jerarcas sionistas sino a la sociedad israelí en general (con sus excepciones). Una sociedad, la israelí, que vive ajena al genocidio de lo palestino en cámara lenta (del 2006 al 2023). Desde el 7 oct. 2023, “todo el mundo” recibe el impacto de la acción guerrillera de Hamás y el cúmulo de información consiguiente, con el trastorno de la invencibilidad a que los militares israelíes se habían acostumbrado (por el peso incomparable de medios, instrucciones, preparación, armmento, que tenían las fuerzas de la seguridad israelí respecto de la resistencia armada palestina, clandestina y escasa).

□  La conmoción del 7 oct. 2023 parece haber trastornado aquella confianza material, militar, muy consolidada. Y ha despertado dentro de la sociedad israelí, ya no solo dentro de su ámbito de seguridad, un disgusto, una conmoción, una reafirmacion fatídica de la falibilidad, la debilidad, la mortalidad de los cuerpos y redes de sostén…

□  Han aparecido dos teorías o interpretaciones distintas y opuestas sobre lo acontecido en la madrugada del 7 oct. 2023: si la molicie de un cuerpo armado absolutamente excedido de funciones y altamente tecnologizado fue decisiva para ser  sorprendido por un golpe de mano de la guerrilla palestina, valida de escasa tecnología de última generación o si, por el contrario, en el estilo de las celadas que tantas veces presenta a un bando cediendo sólo para poder reaccionar con más fuerza y “mejor derecho” invocando la condición de agredido. Abonando esta segunda opción, llamó la atención que las fuerzas represivas israelíes, tan a punto en todas sus conflagraciones,  haya tardado o demorado seis horas en responder al golpe de mano de Hamás. En distancias tan, pero tan cortas.

Pero la primera interpretación es la que ha asumido la propia dirección de Hamás. Me permito una larga transcripción de un artículo esclarecedor de Kevin Barrett,[4] porque da la versión de Hamás (en la persona de uno de sus dirigentes, Saleh al-Aruri, ya asesinado) y porque explica una serie de fenómenos y “versiones” que algunas usinas mediáticas han emitido  con total impunidad, socializando mentiras (como los 40 bebitos decapitados o los senos seccionados a cautivas y convertidos en festivos pasamanos entre los atacantes).

«Después del heroico ataque de Hamas, los genocidas sionistas se enfrentaron a una decisión difícil: admitir la verdad, negociar por los rehenes y aceptar una derrota simbólica que podría marcar el comienzo de la paz basada en la retirada sionista a las fronteras anteriores a 1967, según todas las resoluciones de la ONU que representan el consenso global; o mentir escandalosamente y desencadenar una guerra que los sionistas no pueden ganar. Por razones políticas, Netanyahu eligió la última opción, poniendo en marcha una cadena de acontecimientos que inevitablemente conducirán a la deslegitimación y aniquilación de “Israel”. Gracias al ego de Netanyahu, la victoria final de Sinwar está prácticamente asegurada.» (ibíd.)

Barrett, que acompaña la definición de Scott Ritter del operativo de Hamás del 7 de octubre como “el más exitoso raid militar del siglo” se permite a la vez,  discrepar en otro aspecto: “Aunque Ritter hizo casi todo bien, cometió un error: hacerse eco de la mentira de la propaganda sionista de que Hamás tomó rehenes civiles (y no militares). No fue así. Grupos de palestinos enojados que aprovecharon la incursión de Hamás desde el campo de concentración fueron los que tomaron rehenes civiles, pero esos secuestradores no estaban afiliados a Hamás. Los verdaderos soldados de Hamás tenían órdenes estrictas de no dañar a los civiles ni tomar rehenes civiles, y obedecieron estrictamente esas órdenes. Esto ha sido tácitamente confirmado por las miles de horas de imágenes de cámaras frontales y corporales encontradas por Israel sobre combatientes de Hamás muertos o heridos. A pesar de poseer esas imágenes durante más de un año, los sionistas aún no han documentado a ningún combatiente de Hamás que haya cometido ni un solo crimen de guerra.”

□  No tomamos partido por una u otra interpretación. Con ambas, lo que nos parece más significativo es el comportamiento israelí posterior al 7 de octubre de 2023; la libertad con que los militares israelíes actúan; la suficiencia, la chutzpah[5] según la cual se sienten liberados para actuar a su antojo. Como dioses. Proclamando la ruptura de todo límite: matar bebitos con balazos en la cabeza, sacarse fotos de autosatisfacción en medio de la ruina y la desolación (que precisamente acaban de llevar a cabo), festejar el tendal de heridos, yacentes, moribundos y muertos; hay innumerables fotos que ilustran semejante actitud; bloquear el acceso a las camiones con alimentos que Israel ha aceptado, de mala gana, poner al alcance de los habitantes de la Franja de Gaza, sitiados por aire, mar y tierra desde 2006, de modo tal que cuando los militares finalmente libran el acceso a regañadientes, son israelíes “espontáneos” los que se encargan de prolongar un poco más el bloqueo.[6]

Israel le ha cortado a los gazatíes el agua potable desde hace años, y carecen de agua en general por lo menos desde el 7 oct. 2023; carecen de alimentos, de medicamentos, de sitios para descansar; son casi dos millones de seres humanos, mejor dicho, eran, que Israel ha decidido tratar de martirizar, a ir matando impunemente a cuenta no se sabe de qué expiación.

□  El ministro del Interior israelí, Itamar Ben-Gvir, ha proclamado, ante preguntas sobre los derechos alimentarios cada vez más exiguos de los presos (palestinos) que lo que merecen no son panes sino balazos y que va a tramitar esa solicitud (para hacer los asesinatos totalmente en regla, legales).[7] Otra expresión de chutzpah.

□  Nos informa Philippe Lazzarini, comisionado general de la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo), una comisión que ha sido acusada por Netanyahu y sus esbirros de ser cómplice de Hamás: que “los niños empiezan a sucumbir a la falta de alimentos, como se puede observar en un aumento de muertes entre el 1 y el 6 de marzo de 2024 en Rafah.”

”El número de niños muertos en Gaza desde el 7 de octubre supera al de niños muer-tos en las guerras que se han producido en todo el mundo durante los últimos 4 años.” [8]

En su cuenta oficial de la plataforma X agrega Lazzarini:  «Ésta es una guerra contra los niños. Es una guerra contra su infancia y su futuro.”

□  El ministro de Finanzas de Israel, el ultranacionalista Bezalel Smotrich, ha insistido  “en la necesidad de abandonar las negociaciones con Hamás y centrar los esfuerzos militares israelíes en atacar la ciudad de Rafah y después seguir con el resto de la Franja de Gaza”  «Con Hamás, de ahora en adelante, sólo deberíamos hablar con proyectiles y bombas en Rafah lo más rápido y fuerte posible». En su perfil oficial de la red social X, ha señalado que «ha llegado el momento» de que el Mossad, haga aquello «para lo que fue entrenado», que es «eliminar a los jefes de Hamás en todo el mundo», y no dedicar su tiempo a negociaciones.[9]

□  Israel, la prensa adicta, Netanyahu nos quieren persuadir que luchan contra el fanatismo islámico, pero lo que vemos es la destrucción inmisericorde de vidas que a ojos sionistas valen muy poco, por no decir que son absolutamente despreciables: hermosas y bien alimentadas soldados femeninas israelíes se sacan instántaneas sonriendo sobre el fondo de barrios palestinos convertidos en escombros; jóvenes israelíes influencers describen cómo palestinos maquillan heridas (que no existen) en sus cuerpos para buscar conmiseración; colegas a su vez, se burlan de palestinos que están siendo masacrados, despedazadas por metralla. ¿Chutzpah?□

[1]  Adolf Hitler tuvo que abandonar su plan inicial de obtener una asociación entre herrefolk (anglosajones y germanos, para Hitler “razas superiores”), y se vio obligado a enfrentar al eje británico. Algo que será desastroso para su plan inicial (de acabar con el comunismo y/o con Rusia). Véase el significativo viaje extraoficial de Rudolf Hess (el nro. 2 de la plana mayor nazi) a Inglaterra en 1940. Jamás podrá hablar de igual a igual con la direccion inglesa y será en cambio tomado prisionero (luego del fin de la IIGM, será transferido como prisionero a Spandau, la cárcel que Los Aliados levantaron en Alemania para aprisionar a “los culpables” y allí morirá, nonagenario décadas después).  Así comentaba Winston  Churchill la pretendida alianza de herrefolk: “El orden mundial debe serle confiado a naciones satisfechas que no necesitan más de lo que tienen. Un orden mundial en manos de gente insatisfecha nunca otorgará protección, seguridad. Nosotros no tenemos razones para esforzarnos en tener más de lo que tenemos. La paz puede preservarse con gente que vive su vida sin pretender planes ambiciosos. Con nuestro poder actual ya estamos por encima de todos.” (“Second World War”, no. 5, 1952, ed. sueca, p. 391).

[2]  El plan nazi de separación de sangres era increíblemente  tenue en comparaciòn con los imaginarios creados sobre el nazismo. Con las leyes de Nurenberg, 1935, el nazismo busca separar germanos de judíos. Por ejemplo, en el ejército, en las universidades (y cada vez en más esferas del estado alemán).  Pero “la mezcla de sangre” entre judíos no sionistas (incluso asimilacionistas) y alemanes “arios” o germanos era intensa.  ¿Qué plantean las leyes de Nurenberg , entonces, como pasos para la ansiada separación (además de la consigna extendida por todo el Reich, “Juden Raus!” ¡Judíos afuera!)? En el ejército no se aceptarán quienes tengan 3 o 4 abuelos judíos. En cambio, quienes tienen 2 o 1 abuelo judío serán considerados alemanes.  ¡Y esto se efectivizó a lo largo de toda la IIGM, con soldados y oficiales con 2 abuelos judíos!. El ejército contará con muchos oficiales de alta graduación con un abuelo judío. ¿No rompe esta política de separaciòn o “divorcio”, nuestras representaciones previas sobre el trato de nazis a judíos?

[3]  “Genocidio: Amalec”, 5 jun 2024.

[4]  “Yahyah Sinwar: Anti-Terrorist Hero”, The Unz Review, 17 oct. 2024.

[5]  Expresión de arrogancia, comlejo de superioridad y cierto desenfado moral, con pizca de humor.

[6]  Las hambrunas así provocadas por Israel desde hace años, han dado lugar al horror, perfectamente orquestado por los militares que han podido así matar a discreción a decenas o centenares de palestinos hambreados y desesperados (véase, p. ej., “la masacre de la harina”).

[7]  La Vanguardia, 1 jul 2024.

[8]  Euronews, 13 mar 2024.

[9]  “El ministro de Finanzas israelí insiste en la ‘completa destrucción’ de la Franja de Gaza”, Newsroom Infobae / 25 abr 2024.

Publicado en General

MI REENCUENTRO CON SUECIA

Publicada el 01/12/2024 por luissabini

ESTADO SOCIOIDEOLÓGICO DEL QUE FUERA MODELO SOCIALDEMÓCRATA OCCIDENTAL

por Luis E. Sabini Fernández / 13 octubre 2024

Advierto  claramente cuán lejos está Suecia del tercerismo asimétrico pero tercerista al fin del tiempo de Olof Palme.

Estábamos invitados a cenar en lo de una pareja amiga; ella, otrora integrante montonera; él, sueco nativo, progresista de la vieja estructura socialdemócrata de Suecia. Trabajan intermitentemente en la red “internacional” con que cuenta Suecia “para el desarrollo mundial”, es decir, frecuentan diversos países del Tercer Mundo con contratos de la SIDA sueca (Swedish International Development Agency; Agencia Internacional de Cooperación al Desarrollo; el mero título y hasta el idioma en que está escrito revela la ideología subyacente).

Casi como despedida de la cena en la que no hablamos de política internacional, es decir de políticas genocidas, porque más bien recorrimos las distintas etapas o paradas de sus trabajos fuera del país o nuestras tareas cotidianas,  a la hora de calzarnos (porque en Suecia existe la saludable costumbre de no ingresar con zapatos y sus suelas a los pisos de la vivienda), comento «apenas» como para recordar el presente: –hemos comido y  bebido, aunque en este mismo momento haya poblaciones que están siendo exterminadas por apenas existir, a manos de quienes matan hombres, mujeres, niños, sin que exista otra razón que el puro exterminio…

Nuestro anfitrión comenta: –¡Ciertamente! ¡75 mil ucranianos y 170 mil soldados rusos muertos! (o tal vez dijo: 170 mil ucranianos y 75 mil soldados rusos (apenas retuve las cifras y no sus titulares).

Quedé frio. –¡No!, exclamé; ¡¡¡en Gaza!!! En Ucrania lo que hay es una guerra con soldados de uno y otro bando; del bando agresor y del país que sufrió la invasión, pero en Palestina no hay dos países ni dos ejércitos; se trata únicamente de un ejército que masacra población civil…

–Bueno, tercia otra vez el dueño de casa: en Palestina hubo  efectivamente 40 000 muertos…

No sé si con ello quería comparar los 245 mil muertos en Ucrania con los señalados públicamente en Palestina. Pero no pude dejar de subrayar que no había comparación posible. Porque no se conocen las cifras de los masacrados realmente en la Franja de Gaza…y  porque 45 millones que habitan Ucrania no tiene comparación con los 4 o 5 millones de palestinos en Palestina e Israel.

La conversación se diluyó con los últimos cordones de zapatos. Y salimos a la intemperie.

No llegué a decir que me cuesta admitir que tras los derrumbes generalizados de viviendas, en Gaza, capital o en Khan Younis, a menudo de 10 pisos, hayan sido matados, aplastados, masacrados “apenas” el 2% de la población (hay otras cifras, de fuentes confiables; que estiman en 180 000 o de más de 200 000 los muertos palestinos posteriores al 7 oct.) [1]

 

Nuestro anfitrión de la cena, lamentablemente, no está solo. La prensa y la calle abonan un miedo generalizado ante un posible ataque ruso que golpetea cada día desde los noticieros.

Una visión  sencilla, que advierto reiterada en los medios masivos de comunicación (o de incomunicación), enfoca, para la solución de los problemas mundiales, ‘tres obstáculos’ a la paz. Tres personas, tres figuras: Putin, Xi Jinping y Trump.  Como si se tratara de un problema de extracción, casi odontológico. Como nos recuerda siempre una ley de Murhpy: “Los problemas complejos tienen soluciones erróneas que son sencillas y comprensibles.”

Esta concentración conceptual de “lo importante” en la cuestión Ucrania-Rusia, trae consigo la erección del exactor televisivo de efectos especiales y control mediático,  Volodimir Zelensky, en héroe (de Occidente). No podemos olvidar su airado fervor refiriéndose a lo palestino-israelí: defensor de ‘los judíos, víctimas de los palestinos.’ (sic).

Aparentemente, el rechazo, el miedo, a la posible opresión rusa cubre un amplísimo espectro mental. Sostenido apenas por un conflicto interimperial Rusia-Suecia de hace tres siglos y la instauración soviética, hace un siglo, que efectivamente se expandió por parte de la Europa Oriental (aunque nunca en Escandinavia).

El proyecto imperial soviético se agotó definitivamente en la década de los ’90 y parece totalmente fuera de vigencia, y vemos a Rusia más bien a la defensiva ante los avances, precisamente, de los viejos Aliados de la IIGM; particularmente la expansiva OTAN.[2]

 

La cuestión palestino/israelí, y particularmente la pesadilla gazatí, aun sin una nítida posiciòn del gobierno cuenta con cierta resonancia en las calles, al menos de la capital. Se van banderas palestinas en ventanas particulares. Aunque aisladas, existen. Y algunas publicaciones hablan del colonialismo israelí, del racismo israelí, de supremacismo  –tan propio de ideologías como la nazi o la anglonorteamericana–. Transcribo un título (de una publicación anarcosindicalista sin alcance masivo que se imprime nueve veces por año; El trabajador): “¿Es una estrategia militar o puramente racista bombardear los hogares en Gaza masiva e indiscriminadamente?” [3]

Frente a estas manifestaciones, existe una bibliografía incondicionalmente proisraelí, que  por la imponencia de sus ejemplares se ve generosamente regada con dinero. Apenas un ejemplo, escrito por un docente especializado en conocimiento del estado y del terrorismo, consejero en la UE, en la SIDA (que ya nombramos) y en la Academia Real de Guerra; Magnus Ranstorp. Tiene un libro sesgadamente titulado: Hamas: el terror desde adentro.[4] Sesgado, porque habla de terror islámico o del de Hamás sin ni siquiera atender o incorporar la naturaleza exterminadora del Estado de Israel respecto del pueblo que habitaba el territorio bíblicamente reclamado.[5]

Ranstorp nos habla de que “los terroristas gozan con la muerte que provocan”, que “juegan arrojándose uno a otro un pecho seccionado a una judía”, que obedecen a sus superiores y violan “a una prisionera ya muerta”.

“Violaban y maltrataban, no sólo sexualmente sino también humillándolos. La forma de darles muerte es algo que sólo monstruos pueden hacer”. Un reconocimiento preciso de que los monstruos pululan entre israelíes […] “Mujeres y niñas reciben un trato bestial, sus espaldas son fracturadas y les disparan en sus vaginas.”

Estas descripciones de Ranstorp necesitan dos precisiones al menos: 1) no se han presentado pruebas de horrores como el de los pechos seccionados y convertidos en pelotas, así como tampoco se pudo probar la existencia de bebitos asados, que el presidente en ejercicio de EE.UU., Joe Biden, lograra ver –oh milagro– “con sus propios ojos”.

Si la escasez de pruebas hace sospechosas la versión de algunos horrores, existen dos elementos de juicio más que nos hace ser todavía más cautos con el relato de este “investigador”:

1) no sólo que muchos de tales horrores son los que, precisamente, se han denunciado y comprobado, llevados a cabo, y sistemáticamente, por parte de las fuerzas oficiales (denominadas “de Defensa”) del ejército israelí, sobre palestinos, sino que, además, está asimismo documentado el gozo, enfermizo, de muchos soldados (varones y mujeres israelíes) con tales torturas.[6]

2) la persistente renuencia que esgrimen tantos israelíes a reconocer las atrocidades que descargan sobre  palestinos constituye la clave psicológica para darse cuenta de su supremacismo. “Los atacantes tienen la mayor libertad para saquear, asesinar y secuestrar.” (Ranstorp, p. 30). Eso es lo que hicieron, precisamente, los sionistas durante su proceso de implantación forzosa, sustituyendo a los palestinos, expulsándolos, suprimiéndolos a lo largo de distintas coyunturas; si los palestinos aceptaban la sumisión, el juego se presentaba democrático; si los palestinos resistían, se aplicaba el señorío despótico y el rechazo radical de todo margen democrático.

El “historiador” Ranstorp persiste en registrar 1269 muertes de israelíes ese fatídico 7 de octubre (la versión oficial del Estado de Israel fue de 1400 y prestamente redujeron esa cantidad explicando una confusión inicial con cadáveres de palestinos abatidos). Ranstorp consigna entonces la versión oficial depurada, que está, empero, groseramente falsificada.

Varios investigadores reducen considerablemente el número de muertes de civiles israelíes atribuidos al copamiento palestino. Nada que ver con millares, atribuyendo buena parte de los muertos de aquel día a la respuesta militar israelí, unas seis horas más tarde (los muertos de esa jornada incluye a centenares de policías y soldados copados y ajusticiados sumariamente en su cuartel general en Gaza, literariamente sorprendidos en calzones: esas muertes -centenares- no pueden sino ser consideradas resultado de la violencia ejercida por una estructura guerrillera  sobre un “ejército de ocupación”).

Con  total desenfado, falta de lógica y pensamiento doble, Ranstorp se dedica a poner en boca y cuerpo de palestinos atributos y ejercicios que son característicos del comportamiento militar israelí:

  • ‘una niña, apenas unos siete años, sentada a horcajadas de su padre, que lleva en sus manitas un kalashinov’;
  • Ranstorp califica a Yahya Sinwar ”carnicero”. No sabemos con qué títulos. Pero sí sabemos cómo resultaba ese calificativo apropiado para Ariel Sharon, asesino de miles de palestinos, incluido los de los progromos de refugiados en Sabra y Shatila, en Líbano, compuestos por ancianos, mujeres e infantes puesto que los varones aptos habían partido a enfrentar la colonización en otras partes en

Ranstorp nos aclara que “el crecimiento de Yahya Sinwar se caracterizó por el sufrimiento generado por la agresión sionista.” Parece bastante lógico, puesto que nació en 1962 en Khan Younis; tenía 14 años cuando se produce el despojo de la Nakba: un adolescente en plenitud tiene que haber recibido la violencia colonial como un azote feroz.

Muy pronto iniciará su contacto con el mundo carcelario israelí hasta terminar cumpliendo una condena de 22 años: una ofrenda no muy agradable para un joven.

Ranstorp lo ubica como un prisionero “recalcitrante y cruel” (p. 40). Me causa gracia lo de recalcitrante: ¿Qué pretende Ranstorp? Que el preso, con una condena de 22 años, fuera cordial, jovial, desatento a su condición y destino… ¿despreocupado? Me hace acordar a la caracterización que la imperial Real Academia Española, hacía a mediados del siglo pasado de los carabalíes; “pueblo africano poco estimado por su carácter indómito”. Imperiales pero sinceros: la Falange española y  el supremacismo sionista.

En conclusión: no esperemos búsqueda de la verdad en Ranstorp: pertenece  a la campaña proisraelí, sencillamente.

 

«Los soldados israelíes quemaron tiendas de campaña… no dejaron nada verde ni seco… destruyeron todo. Quemaron las tiendas, quemaron a los humanos. Quemaron viva a mi hija discapacitada delante de mí y luego aplastaron su cuerpo con un bulldozer. Mientras era quemada, le miraba a los ojos y no pudimos salvarla. Ella tenía 34 años, los israelíes no dejaron nada. ¡La situación que estamos pasando!… esto no es una guerra, es solo muerte.»[7]

Apenas sabemos un 1% de las atrocidades que los sionistas han perpetrado en Gaza.

Esta delectación en provocar la muerte ajena (de infieles, de subhumanos, de rebeldes, de indefensos; elija el lector el calificativo más apropiado) es una constante del comportamiento israelosionista. Y no desde el 7 de octubre de 2023. Viene desde hace más de un siglo; el 7 de octubre lo ha agudizado.

Veamos un acontecimiento relativamente reciente que ha sido calificado como “la masacre de la harina”. Transcribo la descripción que hace Unz, él mismo de origen judío: “[…] activistas israelíes bloqueaban periódicamente el paso de los camiones de alimentos [detalle clave: es el único alimento que les puede llegar a los gazatíes sitiados desde 2006 y con sus campos estropeados y contaminados por Israel para impedir toda autonomía alimentaria] y en pocas semanas altos funcionarios de la ONU declararon que más de un millón de los habitantes de Gaza estaban al borde de una hambruna mortal. Cuando los desesperados y hambrientos habitantes del Gaza invadieron uno de los pocos convoyes con entrega de alimentos a los que se les había permitido pasar, el ejército disparó y mató a más de cien de ellos en la “Masacre de la harina”, y eso se repitió más tarde con nuevos planteles de hambrientos desesperados. Todas estas horribles escenas de muerte y hambruna deliberada se transmitieron a todo el mundo en las redes sociales y algunos de los peores ejemplos provienen de relatos de alegres soldados israelíes, como el video del cadáver de un niño palestino siendo devorado por un perro hambriento. Otra imagen mostraba los restos de un prisionero palestino atado […] aplastado en vida por un tanque israelí.” [8]

¿Qué presenta Ranstorp?: un diseño de escamoteo de la realidad. Habla apenas y con calificativos de Yahya Sinwar. Hablemos pero sin calificativos, sólo con acciones, de  Itamar Ben Gvir, el actual ministro del Interior de lsrael, que advierto, en Suecia es mucho menos mencionado que Sinwar. Ben Gvir pasó sus penúltimos meses “tratando de complicar la situación de los presos palestinos detenidos en las cárceles de Israel”. Es decir, supresión de sueño, de comida, torturas físicas, con aparatos, postergación de visita de familiares.[9]

“Ben Gvir, que responde a una línea ultranacionalista y supremacista judía, se pasó tratando de asegurarse de que los detenidos palestinos, que califica de «terroristas», no tuvieran más “pan todas las mañanas, como si estuvieran en el restaurante».

«Me preguntan si los presos palestinos deben recibir comida… y yo digo que deben ser asesinados de un tiro en la cabeza. Aprobaremos una ley de ejecución de prisioneros».[10]

En los antecedentes de Ben Gvir figura haber amenazado de muerte al  premier Yizhak Rabin –el único jefe sionista de la historia de lsrael, que advirtió los derechos palestinos– poco antes de su asesinato político a manos de otro judío de extrema derecha.

 

Podríamos extender el alcance de las atrocidades israelíes y documentar el gozo sádico, incomprensible, incompartible, con que son llevadas adelante, y sobrepasar largamente la ristra de calificativos a la que Ranstorp apela para pretender establecer y fijar el terror de Hamás.

Pero no hace falta. Dejamos al lector la tarea de rastrear los presuntos parecidos y apreciar la abyección del empeño sionista, descaradamente genocida.

¿Qué habría pasado con Olof Palme –él mismo judío– hoy (asesinado en 1986)? Difícil ya no saberlo, sino apenas imaginarlo. Suecia acompañó calladamente el proyecto de EE.UU., a fines de los ’40, de crear el Estado de Israel. Silencio escandaloso porque incluyó el alevoso asesinato de Folke Bernadotte, el emisario sueco que procuró abordar la cuestión palestinoisraelí, ejecutado por connotados sionistas premiados al designarlos como guardaespaldas del primer gobierno sionista, isrealí. Su único pecado o delito: defender derechos de palestinos y sionistas. ¡La ONU ni le rindió honores que correspondían con su investidura!

Palme parecía haber tomado distancia ante ese entreguismo “de posguerra”, al reconocer el valor político del anticolonialismo y de las luchas por la liberación nacional.

Pero vivimos ahora una ofensiva de la derecha, como pocas veces antes.□

 

[1]  The Gray Zone, el investigador norteamericano, judío, Max Blummenthal. Y otros analistas, también estadounidenses; Chris Hedges o Jeffrey Sachs, que se inclinan por guarismos de seis cifras, no de cinco.

[2]    El risueño episodio del U137, cuando a mediados de los ’80 los estocolmenses que vivían sobre el archipiélago se encontraron con la peculiar imagen de un submarino soviético que se había “subido” a las rocas de un islote y consiguientemente encallado casi todo a su largo. Fue prueba palmaria de que “los rusos” controlaban la costa sueca, y en la prensa se dijo entonces que se trataba de controles recíprocos. Solo que tal vez los marinos suecos se controlaban mejor con el alcohol (o tal vez las costas rusas no son tan endiabladamente rocosas como las suecas). Más peligroso, en serio, son los devaneos estratégicos de intelectuales estadounidenses bocetando cuatro o cinco pequeñas Rusias, un poco al estilo del Plan Yinon de estrategos sionistas para un Cercano Oriente, atomizado y miniaturizado.

[3]  Arbetaren, nro. 5, junio 2024.

[4]  HAMAS. Terror inifrån, Mondial, Estocolmo, 2024.

[5]  Nazim Qumsiyeh ha recopilado los actos terroristas cometidos a lo largo del desgarrador conflicto palestino-israelí y verificado que en todas las variantes violentas, salvo las autoinmolaciones, los sionistas ejercieron antes la violencia que los oriundos palestinos: los primeros atentados, mortales, a buses, hoteles, aviones son cometidos por… sionistas; los primeros secuestros violentos también, las primeras víctimas judías son asesinadas por sionistas y así en todos los actos violentos contra humanos, desde el establecimiento sionista en Palestina, hace más de un siglo. Compartir la tierra de Canaán, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2007.

[6]  A un prisionero palestino se le introdujo un cilindro metálico por el ano, produciéndole tantas heridas internas y tanta pérdida de sangre que tuvo que ser hospitalizado. Ante semejante hecho, una autoridad judicial consideró que los militares interrogadores se habían excedido… y se decidió por reprender a sus autores, marcar como inconveniente ese proceder. ¡Para qué! Hubo una respuesta airada de la comandancia, de los oficiales a cargo, del personal en general y del mismísimo ministro reclamando “trabajar” sin censura ‘porque se trata de palestinos, de bestias que no merecen trato humano alguno.’ (cárcel S de Teman).

[7]   https://x.com/DaniMayakovski/status/1833060581927948418?mx=2.

[8]   Ron Unz, “Hamás, los nazis y el derecho a violar”, 12 ago 2024,

https://www.unz.com/runz/american-pravda-hamas-nazis-and-the-right-to-rape/.

[9]   la política online, bs. as., 12 oct. 2024.

[10]  Público, 29 jun 2024.

Publicado en General

¿Se está dando vuelta la tortilla?

Publicada el 19/02/2024 por luissabini

LO QUE PASA EN GAZA

por Luis E. Sabini Fernández

Todo parece concatenarse como en una auténtica tragedia griega de modo tal que nada ni nadie decide por sí y ante sí sus próximos pasos y a la vez, quedan marcadas las responsabilidades, los prejuicios, los intereses, de cada “actor”.

Pero lo que tenemos por delante no es griego sino hebreo. El acto político de enterrar vivos a decenas, centenares, tal vez miles de palestinos explica los violentos actos desencadenados por milicianos palestinos el 7 de octubre de 2023. Porque la historia no comenzó en la madrugada de ese día.

El 7 de octubre fue el detonante. Un operativo de resistencia armada pero de amplio espectro. Que proviene de más de un siglo de resistencia a la penetración sionista. Pero que, además, tiene un antecedente directo. Un operativo de resistencia no armada, palestino de 2018 –Marchas por el Retorno−, reclamando angustiosamente tierra, que tuvo un desenlace desolador. Entonces, inicialmente ni siquiera con piedras, manifestaciones palestinas absolutamente pacíficas fueron  “contestadas” de una manera tan cruel y sanguinaria por Israel que las manifestaciones palestinas acabaron con cientos de muertos, burlona, absolutamente matados, por francotiradores israelíes cómodamente ubicados en taludes a la vera de los caminos de las manifestantes.

Cuando los mandos securitarios israelíes percibieron que el blanco de los ijares humanos generaba “excesivos” muertos, desangrados (porque la asistencia no llegaba a tiempo o porque tales disparos eran efectivamente mortales, cambiaron el blanco; de las entrepiernas a los tobillos. Israel podía así generar entre los despojados palestinos una buena “producción” de lisiados de por vida. Igual que con su “competencia” futbolística, dedicada a quebrar con balazos las piernas de futbolistas palestinos, arruinando las actuaciones del combinado de fútbol palestino en las eliminatorias asiáticas.[1]

Tal es el estilo del Estado de Israel para lidiar con lo palestino; inconmensurable desprecio y un cierto regodeo ante el malvivir, mal morir, palestino; en Israel se opta por matar a niños palestinos hasta por la espalda, con total amparo legal, por ejemplo.[2]

El 7 de octubre la resistencia armada palestina hizo algo distinto: copó los cuartelillos o establecimientos policiaco-militares de la Franja de Gaza (FdG), y a la vez, “cosechó” rehenes, o intentó hacerlo, para posterior intercambio por prisioneros políticos (o sociales) palestinos, muchos detenidos por años sin ni siquiera abrirles causas, archivados vivos en depósitos.

No hay antecedentes de tantos policías o soldados israelíes[3] matados en enfrentamientos anteriores al de la madrugada del 7 de octubre de 2023: se estima en centenares.

La reacción tiene algo de furia bíblica, al estilo de los relatos del Pentateuco sobre como un dios a veces innombrable (a veces Yahvé) hace matar a determinada gente, sus hombres, mujeres, niños, sus animales de crianza, desmantelándolo “todo”: DEUTERONOMIO, “Capítulo 2. Versículo 9. Y Yahvé me dijo […] 25. Hoy comenzaré a poner tu miedo y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama y temblarán y angustiarse han delante de ti. 26. Y envié mensajeros desde el desierto de Cademoth a Sehon, rey de Hesbón, con palabras de paz diciendo: ‘Pasaré por tu tierra por el camino […] 30. Mas Sehon rey de Hesbón no quiso que pasáramos por el territorio suyo, porque Yahvé había endurecido y obstinado su corazón para entregarlo en la mano, como hoy.  31. Y díjome Yahvé: He aquí yo he comenzado a dar delante de ti a Sehon y su tierra, comienza a tomar posesión, para que heredes su tierra. 32. Y saliónos Sehon al encuentro, él y todo su pueblo para pelear en Jaas. 33. Mas Yahvé nuestro dios lo entregó delante de nosotros y herimos a él y a sus hijos y a todo su pueblo. 34. Y tomamos entonces todas sus ciudades y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres, niños, no dejamos ninguno. CAPÍTULO 3. […] subimos camino de Basán y saliónos al encuentro el rey de Basán, para pelear […] 2. Y díjome Yahvé: No tengas temor de él, porque en tu mano he entregado a él y a todo su pueblo y su tierra: y harás con él como hiciste con Sehon, rey amorrheo  […] 4. Y tomamos entonces todas las ciudades […] 5. Todas éstas eran ciudades fortificadas con alto muro, con puertas y barras; sin otras muy muchas ciudades sin muro. 6. Y destruímoslas […] destruyendo  en toda ciudad hombres, mujeres y niños. CAPÍTULO 6. 10. Y será cuando Yahvé tu dios te hubiese introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob, que te daría; en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste. . 11. Y casas llenas de todo  bien que tú no henchiste, y cisternas cavadas que tú no cavaste; viñas y olivares que tú no plantaste […] CAPÍTULO 7. […1] Cuando Yahvé tu dios te hubiere introducido en la tierra  en la cual tú has de entrar para poseerla, y hubiere echado de delante de ti muchas gentes, al hetheo, al gergeseo, al amhorreo […] siete naciones mayores y más fuertes que tú. 2. Y Yahvé, tu dios, las hubiese entregado delante de ti y las hirieres, del todo las destruirás […] no te emparentarás con ellos, no darás tu hija a su hijo, ni tomarás mujer a su hija para tu hijo.[…] 5. […] Así habéis de hacer  con ellos: sus altares destruirás, y quebraréis sus estatuas […] 6. Porque tú eres pueblo santo a Yahvé tu dios; Yahvé te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra.[…] 21. No desmayes delante de ellos que Yahvé tu dios está en  medio de ti. Dios es grande y terrible. 22. Y Yahvé tu dios echará a estas gentes delante de ti poco a poco […] 23. Y él las quebrantará con grande destrozo hasta que sean destruidos.” [4]

Disculpe el lector la larga (y tediosa) cita, pero es bueno tener en cuenta que estos textos pertenecen a los más leídos por gente letrada e ilustre, pero sobre todo por mentes captadas.[5]

Y que Beniamin Netanyahu invoca con penosa asiduidad pasajes como éstos para reforzar su exterminador comportamiento.

 

Vayamos entonces al cuadro general de situación. Porque indudablemente la acción guerrillera palestina y la reacción militar israelí han ensanchado penosamente el cuadro, dando lugar a alianzas y refuerzos.

Primero y principal: la casi total paralización del concierto institucional internacional ante la reacción israelí, exterminadora, frente al operativo de Hamás. Lo excepcional ha sido, por ejemplo, que una etnia del mundo árabe, en Yemen, enfrentada con el gobierno yemenita y también con el saudí  −el estado árabe sunita mayor de la península arábiga−, desde hace por lo menos diez años y sufriendo con ello una represión feroz, haya sido el primer “actor” político mundial que haya explicitado su apoyo políticomilitar a los palestinos gazatíes que están viviendo bajo la condena de muerte étnica de los israelíes. Los hutíes han tomado las armas para amparar, de alguna manera, a los aplastados palestinos, bombardeando los suministros que tantos estados cómplices ceden a Israel, por temor tal vez a ser calificados de antisemitas.

Hasta ahora −ya está corriendo el quinto mes− desde el sangriento golpe de mano de Hamás y la furibunda reacción israelí con sus matanzas masivas, el único apoyo políticomilitar expreso ha sido ése. Ha habido otro, de Sudáfrica, denunciando a Israel por genocidio ante la Corte Penal Internacional y ante la ONU. Cuando se iniciaron represalias israelíes, desde ese 7 de octubre, matando masivamente civiles, Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Israel,[6]  y poco después hizo lo mismo Honduras, Sudáfrica, Chad y Belice. También ha sobrevenido la actitud de “en guardia” del Hezbollá libanés, amén de muchísimas manifestaciones solidarias con Palestina y los palestinos, incluidas las de miles de judíos antisionistas o antiisraelíes, en muy diversos países; fundamentalmente (y sin agotar la lista) en EE.UU., el Reino Unido (los principales sostenes de Israel), España, Yemen, Jordania, Líbano, Turquía, Kuwait, Bahréin, Siria, Irán, Malasia, Australia, Chile, Colombia, Argelia, Egipto, Marruecos, Nigeria, Senegal, Túnez, Pakistán, Yemen. Afganistán, Bangladesh, Qatar, Corea del Sur, India, Irak, Indonesia, Japón, México, Bélgica, Grecia, Portugal, Finlandia, Irlanda. Islandia, por ejemplo, mostró su rechazó negándose a actuar junto a artistas israelíes. Y el grupo BRICS ha retirado a su embajador de Israel. Hasta en Israel ha ganado la calle el repudio a la acción gubernamental, a tal punto que un Tribunal Superior israelí dictaminó “el derecho a la crítica” pero restringido a no más de 700 disconformes (sic).

En Ucrania, en cambio, hubo manifestaciones a favor de Israel.

Y en  Brasil, Canadá, Argentina, Uruguay, Noruega, Inglaterra, Francia, EE.UU., Nueva Zelandia, Rumania, han sobrevenido manifestaciones a favor de los palestinos y también a favor de Israel y los israelíes.

En Uruguay, la protesta contra el genocidio israelí ha tenido lugar en la capital, Montevideo y  en otros puntos del país. Los actos de apoyo a Israel, sacudido por el ataque sorpresa, acompañando sus matanzas de respuesta, también fueron llevados a cabo en la capital, con la presencia de la vicepresidenta del país y al menos en un punto fuera de Montevideo; en Maldonado. Promovido por una peculiar red político-económico-social denominada CIPEMU.[7]

Pero salvo en Uruguay, Argentina y tal vez en algún otro país, aquellos que han tenido manifestaciones de uno y otro lado ante lo acontecido el 7 de octubre, han contado con una inmensa mayoría repudiando el comportamiento israelí y muy menguadas defendiéndolo.

Terminando con la recorrida, brindada por Wikipedia, en Letonia se ha impedido todo apoyo a lo palestino.

 

Lo provisorio y tentativo de los datos que repasamos, alcanza para captar la brutal resonancia que el primer genocidio de la historia humana ejercido en tiempo presente, a la vista y paciencia de todos nos deja (por más  subterfugios que se aleguen, como bebitos israelíes decapitados u horneados de los que no se han encontrado pruebas).

No tenemos más remedio que inteligir que lo que está aconteciendo en la FdG y en Palestina en general es una atroz novedad, un monstruoso strip-tease en nuestra hipermodernidad tardía.

¿Porqué hiper y por qué tardía? Por lo que los griegos, hace dos mil  o tres mil años, ya habían captado: el significado de lo hybris: algo que excede toda medida.

Junto con esta pavorosa falta de sentido que va constituyéndose en nuestro presente, a partir del 7 de octubre tenemos, como su sombra, este presente en que nos situamos o estamos situados bajo un caudal de noticias falsas, ahistóricas. Como que un conflicto entre Israel y Hamás se inició el 7 de octubre. Ignorando o negándole al 7 de octubre su  carácter histórico;  como si hubiera  brotado desde la nada (o más bien, de la violencia palestina).

La “producción” de mentiras y calumnias revela: a) la frágil relación entre la verdad y la información;  b) el carácter a menudo proyectivo de muchas  argamasas informacionales (por ejemplo, el asesinato de niños); c) el volumen extraordinariamente enorme de tales operaciones.

Mitchell Plitnick nos de una clave lógica y psicológica: “Netanyahu jamás pensó en llevar a cabo una respuesta proporcional y ni siquiera absolutamente desproporcionada, como han sido los ataques de Israel sobre Gaza en el pasado. Esta operación siempre tuvo otra significación: adueñarse del territorio causando todo el daño y muerte posible. Para ese fin, se planteó el objetivo de erradicar a Hamás, algo que quien conozca apenas la cuestión sabe que es inalcanzable. Porque hasta para Israel explicitar que ‘Proyectamos hacer un genocidio’ resulta un poco fuerte. Y disfrazar ese objetivo con Hamás como blanco es  menos chocante.” [8]

De todos modos, la disponibilidad cada vez mayor de instrumentos comunicacionales, conspira contra los silencios cómplices, aunque nos complique el cuadro el aluvión de las fake news.  Nos da la impresión que los manejos mediáticos son algo a combatir porque no están derrotados de antemano, pero que el peso de lo real; por ejemplo, la muerte de miles de seres humanos por la sola razón del exterminio, repugna a muchísimos seres humanos.

 

El 7 de octubre descolocó a los mandos israelíes que poco a poco se habían ido acostrumbrando a una superioridad militar y securitaria aplastante. Todo lleva a pensar que les pasó como a la liebre en la fábula de su carrera con la tortuga. A partir de la superioridad militar y securitaria de que gozó desde décadas  (aunque ya se pueda empezar a hablar de siglos), el revolcón del 7 de octubre “volvió locos” prácticamente a todos los israelíes, los retrotrajo a la tan invocada calidad de víctima durante tanto tiempo esgrimida (con apoyo en episodios históricos donde judíos no sionistas fueron victimados).

Ese traspié psíquico tal vez explique la reacción bestial, la matanza indiscriminada de población civil palestina. Como para mantener los viejos guarismos de un judío muerto por cada cien palestinos matados. Como si esa relación militar supremacista pudiera satisfacerlos.

Pero más allá de semejante aritmética, perversa, la cuestión es el asesinato en masa de humanos, derecho viejo. Y con niños incluidos.

Si lo que acabamos de reseñar es atroz, ¿qué papel le damos a la contumacia, orgullosa, que muestra Israel, gobierno y población (con excepciones, afortunadamente) defendiendo como valioso matar palestinos a mansalva? Si la ONU fuera una organización interestatal, realmente, tendría que haber expulsado de sí semejante comportamiento y, consiguientemente al responsable. Pero esa posibilidad ni siquiera asoma en el imaginario “internacional”.

 

La incursión y el  copamiento del 7 de octubre al cuartel regional israelí en FdG, y la operación de toma de rehenes en terrenos israelíes aledaños, ha desnudado aun más la faz genocida que la metódica implantación del Estado de Israel en Palestina encarnaba, y que a la vez se escamoteaba con “conversaciones”, treguas, acuerdos, convenios… o amagos de, en tanto la implacable política genocida seguía adelante.

El 7 de octubre acentuó el strip-tease de muerte. El copamiento típicamente guerrillero del 7 de octubre, tuvo un potencial desmistificadcor formidable. Porque la naturaleza del supremacismo sionista es tal que, con o sin ayuda, siempre va a terminar haciendo lo que, por ejemplo, ahora Israel está haciendo. Como lo hicieron con la Operación Plomo Fundido, matando a miles de hombres, mujeres, niños. Como lo hicieron los mistarviim con su guerrilla invertida (donde poderosos asesinan a débiles). Como lo hicieron cuando les tomaron prisionero a un soldado israelí, Gilad Shalit, y “el ejército más moral del mundo” asesinó entre 100 y 200 palestinos con el pretexto de ubicar al “prisionero”.□

[1]  Vale la pena recordar que en Asia, donde al menos geográficamente se ubica Israel, su participación, por ejemplo en las justas deportivas internacionales, ha sido resistida por estados asiáticos, no sólo árabes.  Por su parte, Israel quería evitar a toda costa enfrentar futbolísticamente a Palestina en campeonatos mundiales. Y gracias a su proverbial influencia suprageográfica y extraorganizativa, logró ser incorporado al “jardín” europeo.

[2]  Véase Leandro Albani, 6 julio 2019: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=258021&titular=el-ej%E9r-cito-israel%ED-tiene-v%EDa-libre-para-asesinar-a-ni%F1as-y-ni%F1os-palestinos-por-la-

[3]   Dada la muy peculiar estructura de Israel como etnoestado, en claro contraste con la teoría generalizada de los estados modernos que proclaman una ciudadanía independiente de lo racial (aunque en los hechos, hay muchos más etnoestados de los declarados), la “pureza del estado” se preserva mediante un cuerpo securitario con funciones policiales y militares simultáneas; es decir, a hacer cumplir y a eliminar lo que no “cumple”. El Estado de Israel tiene aparte funciones policiales “tradicionales” para tratar con “delitos” de judíos.

[4]   La Santa Biblia [sic], Miami, Florida, EE.UU.

[5]   El origen de “mentecato” proviene de esta expresión; mente captada, mente capta.

[6]   https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Israel-Gaza_(2023-presente).

[7]   “Comité Israelí Punta del Este, Maldonado, Uruguay”. Creada por un multimillonario hombre de negocios, Rolando Rozenblum, que escapó de una cárcel  brasileña donde purgaba condena por un robo al fisco brasileño avaluado en 80 millones de dólares (su fuga, junto con la de su padre, ahora muerto, data de 2007). De inmediato hizo su refugio en Punta del Este, con explícito apoyo político local. El balneario de mayor lujo en el país, que funciona como islote de  protección impositiva para multimillonarios uruguayos, primermundianos y, sobre todo, argentinos.

[8]   https://mondoweiss.net/2024/02/dehumanization-and-misinformation-in-service-of-genocide/.

Publicado en General

La psicopatía bíblica de Israel

Publicada el 17/11/2023 por raas

Por Laurent Guyénot
22 de octubre de 2023

Estoy harto de leer que Netanyahu es un psicópata. Desde luego que no lo es. No veo ninguna razón para considerarle, ni a él ni a ningún otro dirigente israelí, psicópatas en el sentido psiquiátrico. Tienen una psicopatía colectiva, que es una cosa muy diferente.

La diferencia es la misma que entre una neurosis personal y una neurosis colectiva. Según Freud, la religión (y se refería al cristianismo) es una neurosis colectiva. Freud no quería decir que las personas religiosas sean neuróticas. Al contrario, observó que su neurosis colectiva tiende a inmunizar a las personas religiosas contra la neurosis personal [1]. No suscribo la teoría de Freud, sólo necesito su respaldo para introducir mi propia teoría: Los sionistas, incluso los más sanguinarios, no son psicópatas individuales; muchos de ellos son personas cariñosas e incluso abnegadas dentro de su propia comunidad. Más bien, son los vectores de una psicopatía colectiva, lo que significa una forma especial (podemos llamarla inhumana) por la que ven e interactúan colectivamente con otras comunidades humanas.

Este es un punto crucial, sin el cual nunca podremos entender a Israel. Llamar psicópatas a sus líderes no sirve de nada. Lo que necesitamos es reconocer a Israel como un psicópata colectivo, y estudiar el origen de este carácter nacional único. Es una cuestión de supervivencia para el mundo, al igual que es una cuestión de supervivencia para cualquier grupo reconocer al psicópata que hay entre ellos y comprender sus patrones de pensamiento y de comportamiento.

¿Qué es un psicópata?

La psicopatía es un síndrome de rasgos psicológicos que se clasifica entre los trastornos de la personalidad. El psicólogo canadiense Robert Hare, siguiendo la estela de la obra de Hervey Cleckley The Mask of Sanity (1941), ha definido sus criterios diagnósticos basándose en un modelo cognitivo que ahora se adopta ampliamente, aunque algunos psiquiatras prefieren el término «sociopatía» porque en realidad tiene que ver con la incapacidad para socializar de forma real [2]. En un esfuerzo por poner a todo el mundo de acuerdo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ha sugerido «trastorno antisocial de la personalidad»; pero el término «psicopatía» sigue siendo el más popular, y sólo por esa razón, lo adoptaré.

El rasgo más característico del psicópata es una ausencia total de empatía y, como consecuencia, de inhibición moral para dañar a los demás, combinada con una sed de poder. La psicopatía también comparte algunos rasgos con el narcisismo: los psicópatas tienen una gran visión de su propia importancia. En su opinión, todo se les debe porque son excepcionales. Nunca se equivocan y los fracasos son siempre culpa de los demás.

La verdad no tiene ningún valor para el psicópata; la verdad es lo que le conviene en cada momento. Es un mentiroso patológico, pero apenas es consciente de ello. Mentir es tan natural para él que la cuestión de su «sinceridad» es casi irrelevante: el psicópata vence al detector de mentiras.

El psicópata sólo siente emociones muy superficiales y no tiene sentimientos reales por nadie; pero ha desarrollado una gran habilidad para engañar. Puede ser encantador hasta el punto de ser carismático. Es incapaz de empatizar, pero aprende a simularla. Su poder es su extraordinaria habilidad para fingir, engañar, atrapar y capturar. Aunque él mismo está inmunizado contra la culpa, se convierte en un maestro en hacer que los demás se sientan culpables.

Como el psicópata es incapaz de ponerse en el lugar de otra persona, no puede mirarse a sí mismo críticamente. Confiado en que todas las circunstancias tienen razón, está realmente sorprendido por el resentimiento de sus víctimas y las castigará por ello. Si roba la propiedad de alguien, considerará el rencor del robado como un odio irracional.

Aunque el psicópata puede ser juzgado como un loco delirante, no está loco en el sentido médico, ya que no sufre -los psicópatas no visitan a los psiquiatras a menos que se vean obligados a hacerlo-. En cierto sentido, el psicópata está demasiado bien adaptado a la vida social, si el propósito de la vida social es sobrevivir individualmente. Por eso el verdadero misterio, desde un punto de vista darwiniano, no es la existencia de psicópatas, sino su baja proporción en la población.

La estimación más optimista por lo bajo en la población occidental es del 1 por ciento. No hay que confundirlos con el proverbial 1 por ciento que posee la mitad de la riqueza mundial, aunque un estudio entre altos ejecutivos de grandes empresas ha demostrado que los rasgos psicopáticos están muy extendidos entre ellos[3].

Israel como Estado psicopático

El hecho de que los judíos estén hoy desproporcionadamente representados en la élite (forman la mitad de los multimillonarios estadounidenses, mientras que sólo representan el 2,4% de la población),[4] tampoco significa que la psicopatía sea común entre los judíos. Más bien al contrario: Los judíos demuestran entre ellos un alto grado de empatía, o al menos de solidaridad, a menudo hasta el punto del autosacrificio. Pero la naturaleza selectiva de esta empatía sugiere que se centra menos en la humanidad de los demás que en su judaísmo.

De hecho, los judíos tienden a confundir judaísmo y humanidad. Así, lo que es bueno para los judíos debe ser necesariamente bueno para la humanidad. A la inversa, un crimen contra los judíos es un «crimen contra la humanidad», un concepto que crearon en 1945. Confundir lo judío con la humanidad es un signo de narcisismo colectivo, pero cuando se trata de considerar a los no judíos como menos que humanos, se convierte en un signo de psicopatía colectiva.

Colectivamente, los judíos se consideran inocentes de los cargos que se les imputan. Por eso el pionero sionista Leo Pinsker, médico, consideraba la judeofobia como «una aberración psíquica». Como aberración psíquica es hereditaria, y como enfermedad transmitida durante dos mil años es incurable». En consecuencia, los judíos son «el pueblo elegido para el odio universal» (incluso los judíos ateos no pueden evitar definir la judeidad como una elección)[5].

Israel, el Estado judío, es el psicópata entre las naciones. Actúa con otras naciones del mismo modo que un psicópata con sus semejantes. «Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel», escribió el periodista israelí Gideon Levy en Haaretz en 2010. Sin embargo, su diagnóstico, que incluye «paranoia, esquizofrenia y megalomanía»[6], es erróneo. Teniendo en cuenta la absoluta superioridad moral de Israel, su deshumanización de los palestinos y su extraordinaria capacidad para mentir y manipular, estamos ante un psicópata.

Al establecer un paralelismo entre la psicopatía y la actitud de Israel, no culpo a los israelíes ni a los judíos como individuos. Forman parte de esta psicopatía colectiva sólo en la medida de su sumisión a la ideología nacional. Podemos hacer una comparación con otro tipo de entidad colectiva. En The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power (La Corporación: La búsqueda patológica de la ganancia y el poder), Joel Bakan señaló que las grandes empresas se comportan como psicópatas, insensibles al sufrimiento de aquellos a los que aplastan en su afán de lucro: «Mi análisis de Israel se basa en el mismo razonamiento. Salvo que Israel es mucho más peligroso que cualquier empresa gigante (incluso Pfizer), porque la ideología que causa su trastorno de personalidad es mucho más demencial que la ideología liberal, social-darwiniana, que rige la Bolsa. La ideología de Israel es bíblica.

El virus bíblico

La psicopatía colectiva de Israel no es genética, es cultural, pero se formó en tiempos muy antiguos, por lo que está incrustada en el subconsciente ancestral (sea lo que sea eso): en última instancia, proviene del dios celoso inventado por los levitas para controlar a las tribus hambrientas que se lanzaron a conquistar Palestina hace unos tres mil años. Por nacimiento, Israel es la nación del dios psicópata.

Yahvé, «el dios de Israel», es un dios volcánico iracundo y solitario que manifiesta hacia todos los demás dioses un odio implacable, los considera no dioses, siendo él, de hecho, el único dios verdadero. Esto lo caracteriza muy claramente como un psicópata entre los dioses. Por el contrario, para los egipcios, según el egiptólogo alemán Jan Assmann, «los dioses son seres sociales», y la armonía entre ellos garantiza la armonía en el cosmos[8] Además, existía cierto grado de traducibilidad entre los panteones de las distintas civilizaciones. Pero Yahvé enseñó a los hebreos a despreciar a las deidades de sus vecinos, convirtiéndolas, a los ojos de éstos, en una amenaza para el orden cósmico y social. Yahvé es esencialmente, dice Assmann, un dios teoclasta: «Debes destruir por completo todos los lugares donde las naciones que desposees hayan servido a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas, bajo cualquier árbol extendido; debes derribar sus altares, destrozar sus piedras sagradas, quemar sus postes sagrados, hacer pedazos las estatuas de sus dioses y borrar su nombre de ese lugar» (Deuteronomio 12:2-3).

Puede que Yahvé sea un personaje de ficción, pero su dominio sobre la mente judía es, sin embargo, real. «Apelar a un padre loco y violento, y durante tres mil años, ¡eso es ser un judío loco!»[9] dijo Smilesburger en Operación Shylock de Philip Roth. Yahvé ha enseñado a los judíos a mantenerse estrictamente separados de los demás. Las prohibiciones alimentarias sirven para impedir toda socialización fuera de la tribu: «Os apartaré de todos estos pueblos, para que seáis míos» (Levítico 20:26).

La naturaleza del pacto no es moral. El único criterio de aprobación de Yahvé es la obediencia a sus leyes y mandatos arbitrarios. Matar a traición a cientos de profetas de Baal es bueno, porque es la voluntad de Yahvé (1 Reyes 18). Mostrar piedad con el rey de los amalecitas es malo, porque cuando Yahvé dice «matad a todos», quiere decir «a todos» (1Samuel 15). En la historiografía bíblica, el destino del pueblo judío depende de que siga las órdenes de Yahvé, por descabelladas que sean. Como bien dice Kevin MacDonald:

La idea de que el sufrimiento judío se debe a que los judíos se desvían de su propia ley aparece casi como un tamborileo constante a lo largo del Tanaj, un recordatorio constante de que la persecución de los judíos no es el resultado de su propio comportamiento frente a los gentiles, sino más bien el resultado de su comportamiento frente a Dios[10].

Si los judíos siguen el mandato de Yahvé de alienarse del resto de la humanidad, a cambio, Yahvé promete hacerles gobernar sobre la humanidad: «Seguid sus caminos, guardad sus estatutos, sus mandamientos, sus costumbres, y escuchad su voz», y Yahvé «os elevará por encima de todas las naciones que ha hecho»; «Haréis de muchas naciones vuestros súbditos, pero no estaréis sujetos a nnadie» (Deuteronomio 26:17-19 y 28:12). Esto suena muy parecido, en realidad, al pacto que Satanás propuso a Jesús: «El diablo le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. Y le dijo: ‘Todo esto te daré, si caes a mis pies y me honras’». (Mateo 4:8-9).

Si Israel sigue escrupulosamente la Ley, Yahvé promete someter a todas las naciones al dominio de Israel, y destruir a las que se resistan. «Los reyes se postrarán ante ti, con el rostro en tierra, y lamerán el polvo a tus pies», mientras que «la nación y el reino que no te sirvan perecerán» (Isaías 49:23 y 60:12). Las naciones deben reconocer la soberanía de Israel o ser destruidas. Yahvé dijo a Israel que ha identificado «siete naciones mayores y más fuertes que tú», a las que «debes poner bajo la maldición de la destrucción», y no «mostrarles ninguna piedad». En cuanto a sus reyes, «borrarás sus nombres bajo el cielo» (Deuteronomio 7:1-2, 24).

El código de guerra de Deuteronomio 20 ordena exterminar «todo ser viviente» en las ciudades conquistadas de Canaán. En la práctica, la norma se extiende a todos los pueblos que se resistan a los israelitas en su conquista. Moisés la aplicó a los madianitas, aunque en este caso Yahvé permitió que sus guerreros se quedaran con las jóvenes vírgenes (Números 31). Josué la aplicó a la ciudad cananea de Jericó, donde los israelitas «impusieron la maldición de la destrucción sobre todos los habitantes de la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, incluidos los bueyes, las ovejas y los asnos, sacrificándolos a todos» (Josué 6:21). En la ciudad de Hai, todos los habitantes fueron masacrados, doce mil de ellos, «hasta que no quedó uno vivo y ninguno que huyera…

Cuando Israel terminó de matar a todos los habitantes de Hai en campo abierto y en el desierto donde los habían perseguido, y cuando todos y cada uno cayeron a espada, todo Israel regresó a Hai y masacró a la población que quedaba». Las mujeres no fueron perdonadas. «Como botín, Israel tomó sólo el ganado y los despojos de esta ciudad» (Josué 8:22-27). Luego vinieron los turnos de las ciudades de Maceda, Libna, Laquis, Eglón, Hebrón, Debir y Hazor. En toda la tierra, Josué «no dejó un solo sobreviviente y puso a todo ser viviente bajo la maldición de la destrucción, como Yahvé, dios de Israel, lo había ordenado» (10:40)

Como escribió Avigail Abarbanel en «Why I left the Cult» (Por qué abandoné el culto), los conquistadores sionistas de Palestina «han seguido muy de cerca el dictado bíblico a Josué de simplemente entrar y tomar todo. Para un movimiento supuestamente no religioso es extraordinario lo cerca que el sionismo… ha seguido la Biblia»[11] Kim Chernin, otro disidente israelí, escribió en «Los siete pilares de la negación judía»: «No puedo contar el número de veces que leo la historia de Josué como una historia de nuestro pueblo que llega a la legítima posesión de su tierra prometida sin detenerme a decirme a mí mismo, ‘pero esta es una historia de violación, saqueo, matanza, invasión y destrucción de otros pueblos’»[12].

Yahvé sólo ofrece dos caminos posibles a Israel: la dominación de otras naciones, si Israel mantiene el pacto de separación de Yahvé, o la aniquilación por esas mismas naciones, si Israel rompe el pacto:

«Si te haces amigo del resto de estas naciones que aún viven junto a ti, si te casas con ellas, si te mezclas con ellas y ellas contigo, ten por seguro que Yahvé, tu dios, dejará de desposeer a estas naciones antes que a ti, y para ti serán una trampa, un escollo, espinas en tus costados y abrojos en tus ojos, hasta que desaparezcas de este hermoso país que Yahvé, tu dios, te ha dado.» (Josué 23:12-14)

Desposeer a otros o ser despojado, dominar o ser exterminado: Israel no puede pensar más allá de esa alternativa.

El sionismo es bíblico

¿Qué tiene que ver esto con el sionismo? ¿No es el sionismo una ideología secular? Creo que ya es hora de disipar este malentendido. El sionismo es un producto del judaísmo, y el judaísmo tiene sus raíces en la Biblia hebrea, el Tanaj. La haya leído o no, la considere histórica o mítica, todo judío basa en última instancia su judaísmo en la Biblia, o en lo que sabe de la Biblia. El judaísmo es la interiorización del dios psicopático. Poco importa si los judíos definen su judaísmo en términos religiosos o étnicos. Desde un punto de vista religioso, la Biblia conserva la memoria y la esencia de la Alianza con Dios, mientras que desde un punto de vista secular, la Biblia es la narrativa fundacional del pueblo judío, y el patrón por el que los judíos interpretan toda su historia posterior (la Dispersión, el Holocausto, el renacimiento de Israel, etc.).

Es cierto que Theodor Herzl, el profeta del sionismo político, no se inspiró en la Biblia. Sin embargo, denominó sionismo a su ideología, utilizando el nombre bíblico de Jerusalén. En cuanto a los sionistas posteriores a Herzl, y a los verdaderos fundadores del moderno Estado de Israel, estaban impregnados de la Biblia. «La Biblia es nuestro mandato», declaró Chaim Weizmann en 1919, y en 1948 ofreció a Truman un rollo de la Torá por su reconocimiento de Israel. Así comienza la Declaración del Establecimiento del Estado de Israel:

ERETZ-ISRAEL [(hebreo) – la Tierra de Israel, Palestina] fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí alcanzaron por primera vez la condición de Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y dieron al mundo el eterno Libro de los Libros.

No cabe duda de que el Estado de Israel se fundó sobre la afirmación bíblica.

David Ben-Gurion, el autor de este documento y padre de la nación, tenía una visión bíblica del pueblo judío. Para él, según su biógrafo Dan Kurzman, el renacimiento de Israel en 1948 «fue paralelo al Éxodo de Egipto, la conquista de la tierra por Josué, la revuelta macabea». Ben-Gurion nunca había ido a una sinagoga y desayunaba cerdo, pero estaba empapado de historia bíblica. «No puede haber una educación política o militar que merezca la pena sobre Israel sin un profundo conocimiento de la Biblia», solía decir[13]. Tom Segev escribe en su biografía más reciente:

Patrocinó una clase de estudio de la Biblia en su casa y promovió dos conceptos para caracterizar el carácter moral del Estado de Israel y su destino y deber para consigo mismo y con el mundo: el primero era «pueblo elegido», término procedente de la alianza entre Dios y el pueblo de Israel (Éxodo 19:5-6); el segundo era el compromiso del pueblo judío con los principios de justicia y paz que lo convierten en «luz de las naciones», según el espíritu de los profetas (Isaías 49:6). Hablaba y escribía con frecuencia sobre estos conceptos[14].

El pensamiento bíblico de Ben-Gurion se hizo más claro a medida que envejecía. Consideremos, por ejemplo, el hecho de que, mientras imploraba a Kennedy que le diera a su pueblo la bomba porque los egipcios querían exterminarlos (como lo habían hecho bajo Moisés), predijo en la revista Look (16 de enero de 1962) que dentro de veinticinco años Jerusalén “será la sede de la Corte Suprema de la Humanidad, para resolver todas las disputas entre los continentes federados, como lo predijo Isaías”. [15] Ben-Gurion no estaba loco, solo estaba pensando bíblicamente.

Casi todos los líderes israelíes de la generación de Ben-Gurion y la siguiente compartían la misma mentalidad bíblica. Moshe Dayan, el héroe militar de la Guerra de los Seis Días de 1967, justificó su anexión de un nuevo territorio en un libro titulado Living with the Bible (1978). Naftali Bennett, entonces Ministro de Educación de Israel, también justificó la anexión de Cisjordania a través de la Biblia. [16] Los sionistas pueden encontrar todas las justificaciones que necesitan en la Biblia : para Gaza tienen Jueces 1:18-19. “Y Judá tomó Gaza y toda la ciudad: “Y Judá tomó Gaza y su territorio… Y Jehová estaba con Judá, y poseyeron la región montañosa”. Ahora hay fanáticos bíblicos abiertos en el gobierno israelí, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, que lanza citas bíblicas todos los días. “ Dios dio la tierra de Israel al pueblo judío ” es el alfa y omega del sionismo, no sólo para los israelíes, sino también para los cristianos que han apoyado el reclamo judío desde 1917 y apoyan a Israel hoy.

Incluso más que Ben-Gurion, Benjamín Netanyahu piensa bíblicamente, y esto se vuelve cada vez más claro a medida que envejece. También sabe que los cristianos no pueden argumentar seriamente contra la afirmación bíblica. El 3 de marzo de 2015, dramatizó su fobia a Irán ante el Congreso de los Estados Unidos refiriéndose al libro bíblico de Ester:

Somos un pueblo antiguo. En nuestros casi 4.000 años de historia, muchos han intentado repetidamente destruir al pueblo judío. Mañana por la tarde, en la festividad judía de Purim, leeremos el libro de Ester. Leemos acerca de un poderoso virrey persa llamado Amán, que conspiró para destruir al pueblo judío hace unos 2.500 años. Pero una valiente mujer judía, la reina Ester, expuso el complot y dio al pueblo judío el derecho de defenderse contra sus enemigos. El complot fue frustrado. Nuestro pueblo fue salvo. Hoy el pueblo judío se enfrenta a un nuevo intento de otro potentado persa de destruirnos.[17]

Netanyahu programó su discurso en vísperas de Purim, que celebra el final feliz del Libro de Ester: la matanza de 75.000 hombres, mujeres y niños persas. En 2019, Netanyahu pronunció estas palabras durante una gira por Cisjordania: “Creo en el libro de los libros y lo leo como un llamado a la acción para que cada generación haga lo que pueda para garantizar la eternidad de Israel”. ¡La Biblia ocupa tanto de su cerebro que quiere poner una Biblia en la Luna !

Así que, por favor, dejen de llamar psicópata a Netanyahu. O al menos llamarlo psicópata bíblico, un adorador del dios psicópata. Y mientras lo hace, aprenda a ver la Biblia hebrea tal como es: “una conspiración contra el resto del mundo”, como dijo HG Wells. En los libros de la Biblia “la conspiración es clara y brillante… una conspiración agresiva y vengativa. No es tolerancia sino estupidez cerrar los ojos ante su calidad.”[18]

notas:

[1] Freud developed this theory in three books: Totem and Taboo, Civilization and Its Discontents and The Future of an Illusion.

[2] Robert Hare, Without Conscience: The Disturbing World of the Psychopaths Among Us, The Guilford Press, 1993.

[3] Paul Babiak and Robert Hare, Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work, HarperCollins, 2007.

[4] Benjamin Ginsberg, The Fatal Embrace: Jews and the State, University of Chicago Press, 1993; J.J. Goldberg, Jewish Power: Inside the American Jewish Establishment, Basic Books , 1997.

[5] Leon Pinsker, Auto-Emancipation: An Appeal to His People by a Russian Jew, 1882 , en www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Zionism/pinsker.html

[6] Gideon Levy, “Only psychiatrists can explain Israel’s behavior,” Haaretz, January 10, 2010, www.haaretz.com/print-edition/opinion/only-psychiatrists-can-explain-israel-s-behavior-1.261115

[7] Joel Bakan, The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power, Free Press, 2005. Watch also the documentary of the same title.

[8] Jan Assmann, Of God and Gods: Egypt, Israel, and the Rise of Monotheism, University of Wisconsin Press, 2008, p. 47.

[9] Philip Roth, Operation Shylock: A Confession, Simon & Schuster, 1993, p. 110.

[10] Kevin MacDonald, Separation and Its Discontents: Toward an Evolutionary Theory of Anti-Semitism, Praeger, 1998, kindle 2013, kindle l. 6187–89.

[11] Avigail Abarbanel, “Why I left the Cult,” Oct 8, 2016, en https://mondoweiss.net/author/avigail

[12] Kim Chernin, “The Seven Pillars of Jewish Denial,” Tikkun, Sept. 2002, quoted in Kevin MacDonald, Cultural Insurrections: Essays on Western Civilization, Jewish Influence, and Anti-Semitism, Occidental Press, 2007, pp. 27-28.

[13] Dan Kurzman, Ben-Gurion, Prophet of Fire, Touchstone, 1983, pp. 17–18, 22, 26–28.

[14] Tom Segev, A State at Any Cost: The Life of David Ben-Gurion, Apollo, 2019, kindle l. 286.

[15] David Ben-Gurion and Amram Ducovny, David Ben-Gurion, In His Own Words, Fleet Press Corp., 1969, p. 116.

[16] “Israeli minister: The Bible says West Bank is ours” en www.youtube.com/watch?v=Png17wB_omA

[17] “The Complete Transcript of Netanyahu’s Address to Congress,” en www.washing
tonpost.com.

[18] Herbert George Wells, The Fate of Homo Sapiens, 1939 (archive.org), p. 128.

texto original (en inglés): https://www.unz.com/article/israels-biblical-psychopathy

fuente: http://www.verdadypaciencia.com/2023/10/laurent-guyenot-la-psicopatia-biblica-de-israel.html

Publicado con texto en PDF y Audio en https://ecotropia.noblogs.org/2023/11/7212/

Publicado en Centro / periferia, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado

Qué nos pasa. LA NATURALEZA HUMANA EN LA PICOTA

Publicada el 19/09/2023 - 16/10/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Tengo la corazonada que se hace cada vez más imperioso pensar, escudriñar, reflexionar, discutir, sobre la naturaleza humana.

Una cuestión que ha atareado a filósofos, científicos, religiosos, para no hablar de toda la panoplia de disciplinas sociales que abordan, enfocan, tratan, o destratan la naturaleza humana.

El gigantesco desarrollo en progresión geométrica de lo tecnológico es uno de los nudos problemáticos que tenemos con la naturaleza humana.

Hasta hace un siglo, grosso modo, el ser humano, la criatura humana, venía al mundo como todos los mamíferos, era alimentada y crecía cumpliendo y satisfaciendo nuestras necesidades biológicas (o dejándolas de cumplir sólo si la severidad del clima lo impedía o si las disposiciones políticas, el poder imperante, torcían tales impulsos).

¿Cuáles son las condiciones y posibilidades para nacer hoy, ya bien avanzado el siglos 21, para la criatura humana? En un mundo mucho más medicalizado [esto tiene que ver sobre todo con la vida urbana que constituye hoy en el planeta la mayoría de la humanidad, y sobre ese universo van estas consideraciones],[1] es cada vez más frecuente el nacimiento por cesárea. La excepción conocida del siglo XVIII se ha hecho rutina generalizada, aunque persistan muchas madres “a la vieja usanza”. Y aquí lo más importante es que la cesárea no se ha generalizado por razones médicas o medicinales; al contrario. La cesárea le quita al recién nacido el trabajo de parto, que también le quita a la progenitora; es nacido sin esfuerzo. Sin el esfuerzo inicial de la vida extrauterina; le quita su primer triunfo o victoria, lo convierte en pasajero, pasivo, de un tránsito de la placenta materna a la vida “exterior”.

Falta saber cómo se imprime esa “asistencia” en la vida, esa sustracción al protagonismo en el pasaje inicial del recién nacido. Entendemos trascendente que ese primer paso devenga de activo a pasivo; como si dijéramos, de andar en bicicleta a que nos lleven en bicicleta.

Pero la atención medicalizadora ha progresado muchísimo; hoy reciben los bebés en el plazo de apenas semanas entre 15 y 25 vacunas distintas, todas ellas fruto de investigaciones laboratoriles de las últimas décadas.

¿Se han salvado así muchas vidas? No lo parece. Ha habido momentos en que normas y pautas médicas, han sido decisivas para asegurar la vida de los recién nacidos y de sus madres parturientas, con paralelos riesgos en el momento del parto. Por ejemplo, el lavado de manos de los médicos antes de iniciar un trabajo de parto ha sido  decisivo para bajar las infecciones en el parto. Sin esa costumbre, muy resistida inicialmente por médicos que se sentían tratados como “mugrientos” al reclamársele lavado de manos antes de intervenir en partos, la mortandad en maternidades atendidas por médicos era muy alta (no así en maternidades atendidas por parteras).[2]

El descubrimiento de la vacuna antivariólica (fines siglo 18) también resultó decisivo para achicar la mortalidad provocada por la viruela (la vacuna también ahorraba las terribles cicatrices que le quedaban a quienes enfermaban de viruela y no morían).

La batería de vacunas de los últimos años, en cambio, no parece ahorrar vidas sino más bien atención hospitalaria a infantes enfermos (con una mortalidad inferior al  1º/oo, no vinculable al germen sino a las condiciones nutricionales del afectado), con lo cual las vacunas eluden la confrontación de cuerpos humanos pequeños con agentes patógenos que normalmente no logran dañar pero sí pueden vencer resistencias de cuerpos disminuidos; la vacunación evita el mal rato, cumpliendo así la función que un cuerpo debilitado no puede llevar a cabo. Según la médica Mónica Müller ésa ha sido la función de la generalización de las vacunas.[3]

Tenemos así una medicalización de nuestras sociedades tan extendida y problemática que hoy los propios congresos médicos atestiguan que la tercera causa de muerte humana es iatrogénica: apenas por detrás de trastornos del corazón y sistema circulatorio y cánceres.

Lo acontecido con el Covid 19, por su alcance, las políticas encaradas y sus consecuencias exigen una respuesta. Uruguay tiene un peculiar estado de situación que también exige respuesta: los penúltimos años mantenían una mortalidad anual, bastante regular, de aproximadamente 30 mil fallecidos; 2021 y 2022, en plena pandemia y con el comienzo de las vacunaciones (que no existieron a lo largo de 2020 en el país), la mortalidad ha sobrepasado las 40 mil anuales. Falta explicar tamaño aumento de la mortalidad. Tan brusco.

La interpretación del analista estadounidense Paul Craig Roberts –tipificado por quienes confían ciegamente en las instituciones como ”conspiracionista”–  acerca del daño generado con una implementación más o menos forzada de vacunaciones, es que las vacunas han sido diseñadas como método de “achique poblacional”, lo cual es obviamente inconfesable, y se inspira en el hecho inocultable que somos demasiados. Craig Roberts aclara que no se trata de un veneno común y silvestre adosado a la vacuna, porque eso despertaría una justa indignación en la población y sería además, fácilmente rastreable. Que se trata de una cuidadosa y muy tenue dosificación de tóxicos en la vacuna que en ningún momento puede afectar a más de una muy pequeña minoría. Contando con que un plan sostenido de vacunaciones “demográficas” iría atemperando la plétora poblacional.

Esa hipótesis se acompasa con las muchas investigaciones que han encontrado elementos desasosegantes en las vacunas suministradas. Se acompasa también con la política de secreto que exige el Big Pharma bajo la coartada de cuidar lo patentado y no perder consiguientemente dinero. Ante el proteccionismo comercial está la importancia de explicar circunstancias sanitarias antes infrecuentes ahora con preocupante recurrencia; por ejemplo, las muertes súbitas. Y muchos otros episodios menos trágicos, pero igualmente llamativos; miocarditis y otras afecciones circulatorias y en general, pérdida de esa condición de salud que uno siente sin pensar.

También  se “acompasa” con  el avasallador papel que “los mecenas” han tomado dentro de la OMS.

La OMS es una de las ramas de la red que la ONU desde 1945 ha creado para gobernar el mundo. Asistiéndolo, claro. Hace ya tiempo que hemos aprendido que un poder absoluto es horroroso (la humanidad lo ha experimentado frecuentemente). Consiguientemente, quienes desde 1945 orientan, dirigen la política mundial, no suelen presentarse como dirección, guías, jefatura, faros, padres, líderes sino como asistentes, hermanos, camaradas, servidores.

Cuando EE.UU. decidió retacear su cuota a la OMS por no coincidir en las políticas, surgieron almas bellas, que sin mayor esfuerzo monetario, cedieron a la OMS los millones de dólares que se necesitaban para mantener el edificio sanitario planetario en pie.

Y con el tiempo, esos mecenas han sido claves en la puesta en marcha de diversos planes de acción planetaria.

La presencia y peripecia que nos trajo la pandemia constituye un dato relevante para atender la cuestión que nos hemos planteado; si existe algún proyecto que modifique más o menos radicalmente la naturaleza humana.

Surge así la inevitable asociación entre tanta bondad proclamada y proyectos cada vez más insistentes en mejorar, completar la naturaleza humana. Transcribimos una definición “neutra” sobre lo que ha dado en llamarse transhumanismo; alianza de refuerzo de la naturaleza humana con el desarrollo tecnológico: “El transhumanismo es un movimiento científico y filosófico que propone la utilización convergente de las nuevas tecnologías (nano, bio, info y cogni) para la transformación de la naturaleza humana. Así, la modificación del cuerpo biológico permitiría una existencia más saludable, potenciada en términos cognitivos, perfeccionada en cuanto al dominio de las pasiones, y, finalmente, libre de la amenaza del envejecimiento y la muerte.” [4] Modesta, humildemente expresado.

Hubo una declaración de pandemia –a cargo de la OMS mediante una modificación sustancial de la vieja definición de tal, que se impuso verticalmente pese a la incumbencia  de toda sociedad en sus consecuencias. Ese lapsus democrático es significativo, y da lugar a “malos pensamientos”, como los de Craig Roberts. Se redefinió que no se necesitaba ponderar muertes para declarar una pandemia; la mera difusión de una enfermedad bastaba.  La definición de la enfermedad quedó en manos de la OMS y sus mecenas. La población se fue “enterando” a través de los aparatos mediáticos.

Las vacunas esta vez, perdieron el método de aprobación que siempre habían tenido: medicaciones que alcanzaban un grado de capacidad curativa tras muchos pasos de verificación (una primera etapa con pocos sujetos recibiendo el proyecto de vacuna, una segunda etapa con más tratados, procurando ver su incidencia curativa y también sus defectos indeseados, una tercera etapa ya con suministro masivo a población elegida para  contrastar con grupos testigo con placebos, y finamente una cuarta etapa en que las autoridades médicas decidían su aplicación masiva si en todas las etapas preliminares y previas no se habían observado derivaciones o secuelas indeseadas.

Ante la pandemia Covid19 la OMS puso a disposición de la sociedad una vacuna sin todos los pasos previstos por falta de tiempo para los plazos estipulados y en consecuencia, se adujo, que se procedería a utilizarla, pero con carácter voluntario dada la falta de los márgenes de seguridad requeridos.

Este recurso, puesto en manos de autoridades médicas nacionales tuvo dos implicancias: en primer lugar, devino fácilmente obligatoria porque las autoridades nacionales condicionaron una serie de permisos a que el peticionante estuviera vacunado; para cursar, para viajar, para trabajar. Muchos, viendo así tan cercenadas sus posibilidades, en general optaron por recibir la vacuna, aunque en general maniobrando para recibirla una sola vez. Otros, persuadidos por la campaña, y sobre todo por el miedo, fueron al pinchazo como reaseguro psicológico, gratificante, mostrando la fuerza que tienen los medios masivos de persuasión de masas.

En segundo lugar, las autoridades médicas no asumieron responsabilidad alguna por secuelas que pudieran derivar del suministro de vacuna dado su carácter voluntario; no hay institución responsable, no hay responsabilidad legal… Con esa doble tijera legal, ninguna autoridad sanitaria se ha visto precisada a fundamentar sus conductas.

El estado y sus representantes sanitarios “abrocharon” así con grandes laboratorios, ya conocidos por diversos fraudes médicos –como es el caso de Pfizer–, exonerándolos de toda responsabilidad judicial. No es el único.

Volvamos la cuestión  inicial.

¿Por qué el establishment médico violó sus propios métodos de aprobación de vacunas?

¿Por necesidad ante la pandemia Covid19? Sin embargo, el rechazo fuerte a otras medicaciones de tratamiento directo de los trastornos sobrevenidos con el Covid 19, sugiere una apuesta previa a favor de la vacuna. Una vacuna que, se sabía, no había cumplido todos los requisitos, que siempre se habían supuesto necesarios. Llamativa incongruencia.

Algunos medicamentos como la ivermectina, reiteradamente cuestionada por algunas fuentes médicas, ha sido finalmente aprobada como efectiva contra el Covid 19 (sólo que su legitimación ha sido tan tardía, que uno podría suponer que no pudo emplearse cuando era necesaria por su efectividad y su atoxicidad, para mantener en pie los planes de vacunaciones con vacunas no seguras y bajo sospecha).

Médicos epidemiólogos de enfermedades infecciosas y otros colegas firmaron declaraciones públicas de alcance internacional, como la de Great Barrington, firmada inicialmente por Jay Bhattacharya, Martin Kulldorff, Sunetra Gupta que recibieron la firma de cientos de colegas, o la de Global Covid Summit  que juntó  17 mil firmas, incluyendo médicos e investigadores en medicina (entre ellos, Ryan Cole, Richard Urso, Katarina Lindley, Robert J. Kennedy).

Ambas declaraciones cuestionaron los métodos inconsultos de la OMS, reivindicaron medicamentos probados y aprobados pero desestimados por la OMS, como la  mencionada ivermectina, o el budesonide que fuera expresamente prohibido (y rehabilitado por la OMS un año después, tarde para los miles muertos en ese ínterin).

Ambas declaraciones fueron muy críticas a los encierros y enclaustramientos (como, por ejemplo, prohibir playas o parques o salidas colectivas de niños). Entendieron que había que focalizar la prevención en quienes tenían comorbilidades y por lo mismo descartar toda actividad preventiva para niños (que son los que están más lejos de tener dichas comorbilidades; claro que si las tienen, hay que atenderlos con prioridad). Fueron muy críticas a la política oficial de la OMS, de “apagón generalizado” y su alianza virtual con sus mecenas: “Esta enfermedad confirmó algo que se sabía desde hace tiempo: la inutilidad de la OMS, una entidad que lejos de velar por el bienestar de la población del mundo, vela por los intereses de sus principales financiadores, como por ejemplo el nuevo “gurú de las pandemias”, Bill Gates.” [5]

Si la cuestión de la naturaleza humana se ha entrecruzado peligrosamente con lo sanitario, se trata, empero, de apenas un capítulo, y se aprecia otro en el orden comunicacional, con la cuestión de la inteligencia artificial. La situación en este aspecto de la comunicación humana es que se está haciendo indistinguible si la autoría de un texto, un poema, una tesis, un informe  es humana o artificial. Con ello, la primera víctima, como pasa con la guerra, es la verdad.

¿Qué o quiénes pueden estar interesados en sacrificar de un modo tan radical la verdad, lo verdadero? En los conflictos militares o guerreros, ya lo sabemos; el campo agresor, el bando que quiere adueñarse de lo que está en juego. ¿Y en el campo de la ciencia, de los saberes? Lo mismo. ¿Quienes quieren medrar con esa nueva noción de verdad? Quiénes quieren conseguir mayores poderes: la inteligencia artificial es promovida por quienes consideran que aumentarán sus poderes y/o beneficios con ella. A costa de nociones tan abstractas como “lo verdadero”.

Ha pasado lo mismo que con la implantación de los materiales plásticos: enormes ventajas materiales para los inversores de la petroquímica. Y se supone que también para la sociedad seducida por la plasticidad de tales materiales, precisamente. Que hacen la vida cotidiana, por ejemplo, más cómoda.

¿Pero qué deidad te hizo creer que la comodidad es ‘la medida de todas las cosas’?

La comodidad, como la austeridad y tantas otras sensaciones y experiencias que vivimos los humanos, no son per se garantía de “calidad de vida”. Pero sí de rendimiento lucrativo para el universo empresario que lo promueve. Lo mismo pasa en el mundo de la alimentación. Permanentemente tienen que retirar “del mercado” alimentos que resultan tóxicos. Pero, ¿cómo entraron? Porque eran atractivos. Los azucarados, por ejemplo. La cultura dominante nos induce permanentemente a azucarar nuestras comidas y la historia de los endulzantes ha resultado siniestra. Peores que el mismísimo azúcar: sacarina, ciclamato, aspartame. Lo mismo pasa con los estimulantes o saborizadores. En rigor, minan nuestra salud, pero la propaganda está diseñada para que no reparemos en ello sino en “el placer” que nos brindarían.

Los médicos que hemos mencionado de esas dos declaraciones están muy preocupados, por ejemplo, por la dieta con exceso de jmaf y otros “alimentos” transgénicos  como aceites.

Los materiales plásticos, no necesariamente todos ni todas sus aplicaciones, pero en una proporción que ha resultado atroz, han inundado el planeta con colorantes y micropartículas tóxicas que están alterando todas nuestras vidas, todos  nuestros  cánceres, toda la vida de seres que no han podido ver estas “nuevas realidades·”.

No sólo los pelícanos, las tortugas, y otros animales están visiblemente dañados por no saber trajinar con estos elementos que no han pertenecido nunca antes al mundo natural (y que por su no biodegradabilidad tampoco pueden pertenecer o incorporarse al mundo natural); los humanos estamos también entre sus víctimas.

Una vez más, humanos victimados por humanos.

La contaminación plástica no ha sido medida, cuantificada; no sabemos si está, mejor dicho cuánto está detrás de la proliferación de cánceres (de los más variados tipos). Las grandes redes médicas y sanitarias de nuestra modernidad más reciente, –la del avance gigantesco de la escala empresaria, la de la transnacionalización de los consorcios, en este caso sanitarios (Big Pharma, OMS, etcétera)–  no tienen, no han tenido hasta ahora jamás el interés primordial de evitar la iatrogenia.

La estrategia, la coartada psicológica, siempre ha sido: avancemos, mejorando nuestros saberes y nuestras técnicas y eso nos permitirá también superar los inconvenientes, los problemas, los errores, que lleguemos a cometer, precisamente en nuestros avances.

Contra este tecnooptimismo ha operado el “principio precautorio” que se ha visto dramáticamente corroborado en innumerable cantidad de casos y situaciones en que una intoxicación mínima ha desembocado en trastornos irreversibles incluida la muerte (como pasa con la presencia de bajísima dosis de plomo, Malathion, hexaclorobenceno, PCBs, dioxinas, DDT, toxafeno y tantos otros tóxicos para generar trastornos mayúsculos en organismos afectados). Algo ya totalmente comprobado por la trágica experiencia es que la influencia de un contaminante acrecienta progresivamente su efecto deletéreo en proporción inversa a la edad de quien sufre la contaminación.[6]

El desarrollo tecnológico en sus diversas facetas, y quienes tienen poderes decisorios al respecto, nos plantea nuevas configuraciones existenciales; de hecho una redefinición de naturaleza humana. Uno de sus exponentes es el muy mediático filósofo e historiador Yuval Noah Harari con su narcisismo ideológico, como especie, aspirando a la amortalidad.[7]

Lo que en resumen auspicia Harari es la gestación de un humano, ya no sapiens sapiens sino una conjunción  o combinación de naturaleza y técnica (lo que en Hollywood se transitó alguna vez; Robocop o Blade Runner).

Mutatis mutandis, lo que postulan quienes apuestan por un tecnodesarrollo radical como para “superar” las viejas coordenadas de vida y muerte que conocemos desde antaño (desde siempre), no hacen sino nuevas versiones del sueño del hombre hecho dios.

En pleno romanticismo tuvimos al doctor Frankenstein; Shelley procuró advertirnos de la labilidad del sueño devenido pesadilla. Si juzgamos los resultados de inyecciones de colágeno para rediseñar glúteos, senos siliconados para quienes no quieren agrandarlos dando de mamar, cirugías para lo que se llama cambio de sexo, el saldo de felicidad parece mucho menor que el de padecimientos, aunque semejante balance tenga resultados impares y desparejos y no tiene porqué ser aceptado.

Lo futuro, siempre abierto, nos espera.

notas:

[1]  No hace tanto tiempo, apenas unos años, la mayoría de la especie humana vivía como población dispersa, no urbana; pero el proceso de urbanización es muy intenso y sostenido y tiene a su vez como un refuerzo de sí mismo: el proceso de megalopolización, es decir que tanto los pobladores rurales como los de asentamientos urbanos tienden a reaposentarse en grandes concentraciones urbanas.

[2] Porque médicos atendían partos y cirugías sobre pacientes enfermos indistintamente  y transportaban bacilos, algo que las parteras no solían hacer al ocuparse  únicamente con labores de parto.

[3]  Pandemia, Planeta, Buenos Aires, 2010.

[4] Asla, Mariano. 2020. «Transhumanismo». En Diccionario Interdisciplinar Austral, http://dia.austral.edu.ar/index.php?title=Transhumanismo&action=mpdf.

[5] https://tierrapura.org/2022/05/22/17-000-medicos-lanzan-un-plan-para-romper-con-la-oms-y-crear-un-universo-medico-paralelo/.

[6] Theo Colborn, Dianne Dumanoski y John Peterson Myer, biólogos estadounidenses, autores de un estudio de campo verificando los efectos contaminantes de los plásticos en la fertilidad animal: Our Stolen Future, [Nuestro futuro robado], 1996.

[7]  Harari procura atender el deseo generalizado a vivir y no morir, que, entiende, el actual desarrollo tecnológico nos permitiría abordar. No para pretender la inmortalidad, puesto que la contingencia de la vida humana no es sólo una cuestión técnico-médica, pero sí la de la duración indefinida en el tiempo de los seres humanos, mediante renovación de órganos y sustitución de partes desgastadas (como ya lo hacemos con dientes, con otros tejidos corporales). Esa prolongación indefinida de la vida humana individual es lo que Harari caracteriza como amortalidad. Siempre basado en el supremo interés egoísta que, según Harari, nos gobierna.

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