por Luis E. Sabini Fernández –
Una vez más presenciamos, tenemos que sufrir la indignidad política de que Israel dibuje la realidad a su antojo y se burle de todas las resoluciones de la ONU que no le interesan o menoscaban sus objetivos.
17 muertos, más de mil heridos palestinos. Cero muertos, cero heridos del lado israelí. Cuesta creer que los palestinos hayan sido los atacantes, los provocadores, los fabricantes de disturbios.
En cambio, con desparpajo aclaró un jefe militar israelí que disparan “contra los principales instigadores”. ¿Instigadores de qué?, si los israelíes tienen cero baja…
En criollo: han tirado a matar a quienes han visto como los que animaban la manifestación; una manifestación sin armas y sin piedras, como aclararon los organizadores fijando como objetivo una “marcha por la tierra” arrebatada en 1948. Y que una resolución de la ONU, la no 194, acordó devolver a “los expulsados”. (no fueron expulsados así nomás, hubo marcada violencia traducida en la expulsión de cientos de miles de pobladores y de miles de asesinatos ejecutados en ese mismo proceso de expulsión.[1])
Pero la impunidad de Israel está garantizada por el lobby sionista y judío en EE.UU. (AIPAC) y por el correspondiente británico (la única merma, insignificante, de apoyo respecto de 1948 ha sido la de la URSS…).
Los británicos son principistas: entregaron la tierra palestina al sionismo para extender sus redes imperiales y cien años después la premier May se apresura a conmemorar todo evento significativo con el genocida confeso Beniamin Netanyahu. (poca mella parece hacerle cierta oposición laborista con Corbyn, Linvingstone y cercanos…).
El sionismo, el Estado de Israel, preserva la estructura victimista (“dispara y llora”) que está sobre todo amparada por los m i m.[2]
Tomemos al azar un par de publicaciones; una del “centro de usinas mediáticas” y otro “local”. Con los cadáveres todavía tibios de la “limpieza” ordenada por los militares israelíes (basados en la nula importancia que tiene la vida de palestinos para ellos), El Nuevo Herald, periódico de Miami, EE.UU., bajo la firma de Fares Akram y Aron Heller, nos advierte que Israel hará “más contraataques si continúa violencia palestina”.[3] La construcción periodística nos dice que hubo ataque palestino, que hubo violencia palestina y que los militares israelíes actuaron solo en defensa, en respuesta. Para “impedir los cruces de frontera” como si algunos de los asesinados hubiesen llegado siquiera a pisar tierra que los israelíes consideran israelí ─tierra redimida─ (y los palestinos, palestina ─tierra usurpada─). Lo manifiestamente falso de “la noticia” es que se los haya matado por pisar esa tierra.
Una cruda inversión de la realidad. Akram y Heller nada aclaran que se ha tratado de una concentración pacífica, “sin armas y sin piedras”, como proclamaron los organizadores, para reclamar por la tierra que les arrebataran. Tampoco aclaran que la reunión de decenas de miles de desesperados palestinos reclamando, llevó a los mandos israelíes a diezmarlos para evitar ser arrollados sin armas por el número.
Por su parte, el inefable Perfil, de Buenos Aires, cumple a su manera el acuerdo de cobertura y complicidad ante el agresivo, racista, comportamiento israelí.[4]
Nos cuenta que: “17.000 palestinos participan en revueltas en cinco ubicaciones”. ¿Qué revueltas éstas con todos los muertos y heridos a cargo de “los revoltosos” y con cero baja, ni siquiera rasguños, ni para un soldado del ejército de ocupación?
Perfil, como en general la prensa adicta al Occidente imperial, no transmite verdades, ni siquiera noticias; solo ideología. Como explica magistralmente Joe Lauria, “La misión de los medios corporativos de EE.UU. no es informar […] no es periodismo. Eso es el trabajo de Winston Smith.” [5] Debemos agregar que es la misma misión para medios corporativos que NO son de EE.UU.
Perfil, por ejemplo, en la misma nota afirma que: “Desde 2008, Israel y Hamas se han enfrentado en tres guerras en el enclave palestino.” Un fraseo sereno, aparentemente histórico. Que escamotea la incomparable diferencia de poder de fuego y de devastación de “los contendientes” en esos tres episodios; un ejército, una sociedad. Donde la Franja de Gaza ha puesto los muertos, los heridos, los niños aterrorizados y la destrucción de toda su hostilizada infraestructura (habitacional, energética, sanitaria, comunicacional, portuaria, aeroportuaria, alimentaria… y los israelíes… han puesto los tanques, los aviones, las bombas y algún rasguño “sufrido” en su máquina de matar. Enfrentados en guerras nos cuenta Perfil…
Esto, volvemos a Lauria, no es periodismo, no es información.
En medio del bloqueo informacional, los títeres políticos, nacionales e internacionales, se pueden dar el gusto de seguir ignorando la matanza de palestinos. Como la de yemeníes o sirios, así como en su momento la de libios, iraquíes, afganos, kurdos, paquistaníes, así como referentes políticos o luchadores por la salud ambiental o periodistas verdaderamente denunciadores, de Honduras, México, Colombia, Brasil y tantos, tantos otros sitios.
Porque pertenecen a la humanidad minus.
¡Qué escándalo si hubiese muerto algún soldado israelí! Porque, claro, pertenecen a la humanidad plus.
Sigan descansando nuestros políticos. A nadie se le ocurra pedirle cuentas a un estado en laborioso trabajo preparatorio de genocidio, y no tan preparatorio.
¿Qué vamos a decir a las generaciones venideras cuando tengamos que dar cuenta de una reedición de Numancia en pleno siglo XXI, el de los derechos humanos?
[1] Diciembre de 1948. La ONU reconoce que “hay lugar para permitir a los refugiados que lo deseen regresar a sus hogares [que] lo hagan” y al mismo tiempo deploran el asesinato por sionistas del enviado especial de la ONU; Folke Bernadotte, sueco, que poco antes había salvado a muchos judíos durante la Guerra Mundial y que en 1948 no aceptó el comportamiento abusivo y violento de los sionistas sobre palestinos desarmados.
[2] medios de incomunicación de masas.
[3] http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/article207557884.html.
[4] https://www.diariocol.com/2018/03/30/132344/.
[5] “Ocultar las mentiras de EE.UU. sobre la invasión de Libia”, disenso.wordpress, 15 jul 2017. Winston Smith es el protagonista de 1984, la distopía de Orwell, cuyo trabajo “periodístico” era expurgar viejos artículos de diarios y adecuar su texto a las necesidades del momento, una incesante reescritura de la historia al servicio del poder establecido…