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del planeta, la sociedad y cada uno…

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Autor: ulises

Tanto gra gra para decir gro

Posted on 01/05/2022 by ulises

En la Universidad Nacional de Córdoba hubo, alrededor del 20 de abril, una mesa o panel de discusión y presentación de un proyecto, con sus oradores principales o de fondo, Juan Grabois y Gustavo Grobocopatel.

Por Luis E. Sabini Fernández

Presentándose uno como pobrista y el otro como sin tierras. Ambos encarando temas angustiantes como la situación de los desamparados, de cincuenta mil campesinos la mayoría sin tierra propia pero que, según las estimaciones de Juan Grabois, son quienes alimentan cotidianamente a los cuarenta o cuarenta y cinco millones de habitantes de Argentina.

Sorprendió sin duda el diálogo de semejantes dos voces. Uno de los asistentes al encuentro, que precisó era docente en esa misma universidad, recordó la actividad de Gustavo Grobocopatel vinculada con la cantidad de enfermos y muertos que ‘cualquiera que vive en el interior del país conoce en su cercanía’.

Recogió el señalamiento Grabois, airado: “-¿Dónde está la pistola? El interviniente no atinó con una repuesta. −¿Pistola? –Sí, ¿trajiste la pistola para matar a Grobocopatel? insistió Grabois.

Quien recordara el tendal sanitario de la soja y consiguientemente de la acción del “rey de la soja”, sentado allí en la tarima de expositores, aclaró que él no venía a matar a nadie, pero sí a preguntar y/o denunciar situaciones…

La intemperancia de Grabois −que mucho debe haber agradecido Grobocopatel para no tener que dar cuenta del daño sanitario, biológico, ambiental, hereditario que el “chavista” agropecuario argentino ha “sembrado” en este país por lo menos a lo largo de todo el siglo XXI, junto con la soja transgénica−, esa intemperancia que pretendía abrir una discusión (matar al sojero o algo así) de hecho malogró toda discusión valiosa y le permitió a Grabois “patotear” el discurso y llevarlo… a ninguna parte.

Porque si de pistola podría haberse hablado, y no en sentido psicoanalítico sino crudamente material, la pistola humeante en ese encuentro era la de Grobocopatel.

Porque la agroindustria no es Gandhi en acción o carmelitas descalzas. La agroindustria mata. Y mata en forma de exterminio masivo. Pregúntenle a abejorros, guitarreros, mariposas, langostas, grillos, cascarudos, abejas, lepidópteros en general e insectos, más en general. Y a ranas, lombrices, roedores. Y miren el atroz registro fotográfico que un investigador, sin pistola y con cámara, ha hecho del destrozo ambiental humano de la soja transgénica; Pablo Piovano, un fotógrafo que honra su producción y su sociedad.

Así que la representación de estos dos figurines ha sido solo acorde con el grado de impunidad con que el capital, destrozando el planeta, sigue “adelante”.

Grobocopatel con su progresismo a cuesta, procura preservar su negocio (negoción) sin negarle a los invocados cincuenta mil campesinos de Grabois (ésos sí que sin tierra o muy poca) un mendrugo de suelo para que sigan alimentando al país.

Y muchos parecen no darse cuenta que una industria agropecuaria en gran escala contaminante no “se casa” con una agricultura orgánica de pequeña o pequenísima escala, no contaminante. No hay coexistencia fructífera, a largo plazo. O se envenena o se cuida la salud y la vida. Porque no se trata de volúmenes estancos. Porque todos vivimos en el mismo aire.

Hace un par de décadas, cuando la revolución “agroindustrial” ya arrasaba Argentina (entonces eran apenas dos los estados ”nacionales” que habían habilitado el “ingreso” de plantaciones transgénicas en gran escala en el mundo entero; EE.UU. y Argentina, algunos otros, tentaban experimentar apenas con siembras bajo control), el MAPO, Movimiento Argentino de Producción Orgánica, viendo el ensanche arrasador de plantaciones transgénicas, que “contagiaban” fácilmente, viento mediante, a los cultivos orgánicos que perdían así la certificación, propuso ante el Congreso crear dos superficies delimitadas en el territorio nacional, una para producción con contaminantes, otra sin ellos. Y que un paralelo, latitud 36, 38 o 40, sirviera como frontera interior entre ambos espacios.

Semejante proyecto jamás fue aprobado. Creo que ni siquiera considerado. Y la producción con veneno, pero más cómoda, avanzó rauda. Permitiendo ingresar al país dentro de la modernidad más moderna.

Si una ausencia resultó atroz de ese encuentro de “titanes” en la UNC para hablar de soluciones para los pobres y de comida para los habitantes de este país, es la de la contaminación.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

Posted in Agronecrófilos, Argentina, Destrozando el sentido común, Nuestros alimentos, Salud. Y enfermedad

¿Así enfrenta la ADL* el “antisemitismo conspiranoico”?

Posted on 28/11/2021 - 09/12/2021 by ulises

*(Anti-Defamation League, Liga contra la Difamación, EE.UU.)

por Luis E. Sabini Fernández

En un trabajo reciente, “Antisemitic Conspiracies About 9/11 Endure 20 Years Later” (Conspiraciones antisemitas acerca del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York persisten veinte años después) la ADL sale a enfrentar lo que anuncian en el título.

¿Qué es lo que espera el lector ante tamaño título? La presentación de pruebas o al menos de argumentos mostrando la inconsistencia de tales intentos de explicación de lo acontecido en el World Trade Centrum con las dos torres.

Se trata de un trabajo extenso, más de 40 mil espacios estructurado en cuatro capítulos, con lo cual no cabe ninguna disculpa por falta de medios, de espacio o similar.

Sin embargo, salvo la observación inicial de que tales teorías “antisemitas y conspiranoicas” rechazan “la ampliamente aceptada versión de los hechos”, lo que tenemos es una larga enumeración de personajes calificados así (antisemitas y conspiranoicos) con sus respectivas puntualizaciones en denuncias a los hechos del 11 de setiembre de 2001, el derrumbe en Manhattan y así sumando.

Cabe en primer lugar, un deslinde: ‘la versión ampliamente citada de los hechos’ no es garantía de verdad ni de solvencia; al contrario, diríamos que ante cuestiones complejas e intrincadas, la versión más ampliamente citada no tiene porqué ser la más veraz; en concreto, semejante apelación no garantiza nada, al contrario.

La ADL refuta poco y nada lo que va exponiendo de los respectivos referentes “antisemitas y conspiranoicos”. Como si una afirmación de ADL fuera evidente por sí misma.

Por ejemplo, califica así a Gilad Atzmon, que  ni siquiera abona las meneadas tesis “por carecer de  conocimiento en construcciones y aviación”, según sus declaraciones; igualmente este autor declara adherir a la explicación del atentado tan criticada por ADL; ver lo acontecido como una conspiración, por, aclara Atzmon: “1) la asiduidad con que el Mossad israelí  se dedica a operaciones de falsa bandera; 2) por el principio de cui bono, que nos muestra claramente que Israel ha sido el principal beneficiario de lo acontecido y 3) que el imperio anglonorteamericano  ha estado a cargo de conflictos armadas generados por el sionismo al menos en las últimas dos décadas.”

ADL  ni siquiera intenta comentar tan jugosas como veraces consideraciones. Más aún, no visualizamos el planteo de Atzmon ni como antisemita ni como conspiranoico, sí muy atenido a la realidad.

Tomemos otro ejemplo, no ya de alguien acusado de “antisemita y conspiranoico” (que los son todos) sino de un elemento, presuntamente probatorio de la fuerte implicancia israelí con lo acontecido en Nueva York.

‘Los 5 israelíes danzantes o festejantes’. ADL tipifica como conspiranoico y antisemita cada vez que alguno de sus impugnados menciona el episodio de cinco jóvenes que se estaban fotografiando y festejando en un garaje abierto, que tenía como telón de fondo el derrumbe de una de las torres. Visualizados, con desconcierto e indignación, desde una casa vecina, fueron denunciados a la policía quien prestamente los ubicó y los detuvo.

Resultaron ser cinco jóvenes, y quien parecía tener la voz cantante, atendió el procedimiento policial y les dijo a quienes los detenían y esposaban: «Somos israelíes. No somos su problema.” Sus problemas son nuestros problemas. Los palestinos son el problema«. Era el conductor de la camioneta, Sivan Kurzberg. Los otros pasajeros eran su hermano Paul Kurzberg, Yaron Shmuel, Oded Ellner y Omer Marmari. La camioneta pertenecía a la empresa Urban Moving Systems.

Aunque hubo una orden de liberación presta, tanto la CIA como el FBI postergaron el dejarlos en libertad por un total de 71 días en que hubo ceñidos interrogatorios. Al cabo de esos días fueron todos despachados de retorno a Israel, sin cargos. En esos dos largos meses, fueron sometidos a detectores de mentiras muchas veces, aunque Sivan Kurzberg, precisamente, se negó siempre a pasar por el detector.

Opinión generalizada de quienes tuvieron contacto con el episodio fue que al menos Sivan era un agente secreto israelí.

Las oficinas de Urban M. S. fueron allanadas. Y se interrogó a su propietario, Dominik Suter. También israelí. Solo que, pocos días después no resultó posible un segundo interrogatorio pues el propietario de Urban…, 48 horas después del primer interrogatorio, abandonó el país… de regreso a Israel.

ADL no da explicación alguna por el peculiar episodio. Como tampoco la dio Urban Moving Systems.

ADL se limita a calificar el episodio como perteneciente a la fábula conspiranoica. Como si no hubiera existido.

Vemos la misma modalidad con buena parte de los calificados por ADL. Por cierto que algunos son verdaderamente racistas, antisemitas, supremacistas blancos, porque obviamente ese país, imperial, se fue constituyendo con pobladores colonialistas, genocidas, racistas, mentalidades que les permitieron primero arrebatarle la tierra a los nativoamericanos y luego expandir su poderío alterando fronteras siempre a su favor. Y muchos de esos pobladores privilegiados –núcleo duro del Partido Republicano– no vieron con buenos ojos a recién llegados que les arrebataran el control del imperio “democrático”.

Las dirigencias sionistas “diplomáticas”, melifluas, tipo Ben Gurión, evitaban mostrar el dominio creciente de las redes judeosionistas dentro de EE.UU., pero con la llegada de dirigentes sionistas de origen fascista (línea histórica Jabotinski), como Ariel Sharon o Beniamin Netanyahu, el descaro de actuar imponiendo condiciones a la administración de EE.UU. ha aumentado. Y eso ha resentido a aquella vieja dirigencia blanca estadounidense, racista, que tiene que tragar ahora la medicina del poder que ellos solían administrar.

Pero que la ADL nos muestre que David Icke, sostenga que ‘la familia Rotschild tiene en sus venas sangre de reptiles humanoides que le permiten controlar el mundo’ nos muestra únicamente un grado de primitivismo conceptual de algunos críticos de Israel. Pero eso no demuestra que todas las críticas a Israel, al sionismo, a los judíos, pertenezcan a ese género de ciencia-ficción, ni siquiera en el mismo Icke.

ADL reproduce, por ejemplo, otras argumentaciones de Icke, hasta cierto punto más descriptivas y menos ideológicas: “Las organizaciones sionistas y archisionistas constituyen una red a lo ancho de todo EE.UU. y el mundo entero dispuesta para manipular e imponer la voluntad del archisionismo y el culto a la muerte [de sectas judías que menciona; fundadas en el s. XVIII, por Sabbatian Zevi].” Llama la atención lo del “culto a la muerte” que menciona Icke, siempre truculento. Y nos choca. Pero por como  la sociedad israelí  mata a cuentagotas (y a veces  “a chorros”) población palestina que está sufriendo el despojo de sus tierras desde hace más de un siglo, me hace pensar que se necesita un subterfugio mental que “legitime” esa amplia tolerancia a la muerte de seres humanos que han tenido la mala fortuna de estar radicados (desde hace siglos o milenios) en un suelo del que una religión ha decidido adueñarse.

La atroz indiferencia con que Israel ejecuta a tiros o a fuego lento a esa población, año a año, día a día, expresa sin duda un tipo de culto a la muerte (ajena, claro).

Mucho más importante que aquellos escarceos sobre sangre de reptiles ancestrales es, volviendo a la ADL, la falta total de escarceos sobre citas al Plan Yinon, que ADL se permite. Veamos cómo citan a Cynthhia McKinney, legisladora afroambientalista norteamericana: “Sostuvo que Israel estaba detrás de los ataques, tomando como referencias documentos israelíes de línea política como «Clean Break» y el «Plan Yinon».”

No conozco “Clean Break”, pero sí por cierto el Plan Yinon, de principios de la década de los ’80, y el mismo trasunta nítidamente una política imperial israelí sobre las naciones árabes circumvecinas, y algo más: una actitud supremacista para el manejo de los conflictos que precisamente el mismo expansionismo sionista genera, y ha generado desde la primerísima hora de su asentamiento en Palestina (fines del s. XIX). La crítica de ADL a McKinney elude los argumentos que presenta la criticada. Y solo se limita a etiquetarla, de antisemita y conspiranoica.

En consecuencia, ADL parece no tener reparos al Plan Yinon. Lo cual prueba su funcionalidad con el poder sionista, no sólo establecido en Israel sino en EE.UU y en el Reino Unido (allí, el lobby sionista fue decisivo para desmoronar el liderazgo de Jeremy Corbyn, que quería desmarcarse del colonialista y racista papel cumplido por el Reino Unido a lo largo de toda la actividad sionista (y de mucho antes, ciertamente).

Veamos todavía otro (penoso) ejemplo del estilo ADL; La emprende contra GDL, Goyim Defense League (Liga de Defensa de no judíos) que sostiene  que “judíos tienen un poder ilegítimo a través del control de instituciones mayores,  como los grandes medios de comunicación masivos, la economía o el gobierno […].” La cita desbarra porque continúa acusando a judíos individualmente, pero el pasaje transcrito merece una consideración: ¿no es acaso cierto que los judíos están sobrerrepresentados en los medios masivos de comunicación, en la economía, en el gobierno? Eso resulta clarísimo en EE.UU., y no sólo en EE.UU. Y resulta una explicación sobre porqué los israelíes tienen las manos tan libres para abusar de los palestinos. Una explicación que de ningún modo es una justificación. El mundo, mediáticamente hablando, ignora el abuso cotidiano sobre Palestina y los palestinos; el calvario que es ir al trabajo, a estudiar, volver a su vivienda, siempre asediada. Y contar con que la policía, toda legal, tan “occidental”, defiende a los agresores…

Veamos como ADL la emprende contra Kevin Barrett: “El teórico antisemita de la conspiración es un colaborador asiduo  del noticiero iraní de propaganda Press TV que alberga toda una carrada de antisemitas y negadores del Holocausto […] y escribe para Veterans Today y Unz Review, Barrett invoca a menudo teorías de conspiración antisemitas acerca de una supuesta manipulación de los acontecimientos mundiales, afirmando que Occidente no comprende la duplicidad israelí a causa del extendido poder sionista clandestino.”

Está la cita, pero nos quedamos sin saber cómo ADL refuta tales afirmaciones. ¿No hay acaso un extendido poder sionista clandestino?, ¿no hay manipulación de los acontecimientos mundiales? Nos quedamos sin saber la presunta sinrazón de Barrett. ¿Creerá ADL que alcanza una bula de ellos para neutralizar y refutar lo señalado por el acusado (en este caso, Barrett)?

ADL la emprende contra el estadounidense, exsecretario de estado republicano, Paul Craig Roberts. Lo cita: “Los neoconservadores que dominaban el gobierno de Cheney y Bush identificaron el Cercano Oriente árabe como ‘el enemigo’ e invocaron ‘un nuevo Pearl Harbor’ como necesario para proveer guerras que permitan derribar 7 gobiernos en 5 años… Para obtener ese ‘nuevo Pearl Harbor’ Cheney, los neoconservadores e Israel orquestaron los ataques al WTC y al Pentágono… el 11 de setiembre fue una operación del Estado profundo. Setiembre 2020.”

ADL apenas lo transcribe. Como si la mera presentación de tales consideraciones cayeran por su propio peso. Cuando bien podría ser exactamente lo opuesto.

Leámoslo. El documento a que se refiere Roberts, “Rebuilding America’s Defenses” (setiembre 2000), un manifiesto netamente imperialista y supremacista, firmado por la craneoteca neoconservadora del gobierno de entonces, compuesta primordialmente por judíos (y algunos que no), convoca a “crear” un nuevo Pearl Harbor. Un imperialismo desfachatado.

Dicho documento revela el afán por preservar “la preponderancia” (término acuñado por George Kennan en la década de los ’50); “promover el liderazgo global de EE.UU. [american]. En consonancia promueven “las nuevas fronteras” [en la formación de EE.UU. en el territorio continental norteamericano, “la cuestión de la frontera”, siempre desplazándose, fue muy importante; imprimir en el inconsciente colectivo estadounidense una nueva frontera ahora a lo largo de todo el planeta expresa el alcance imperialista mundial ahora en juego].

Y en ese concierto de control planetario los autores de “Rebuilding…” ven carencias; los servicios de aprovisionamiento no han aumentado el mismo ritmo que los aviones de combate, por ejemplo, el adiestramiento de los marines está atrasado… “En una palabra, una Armada capaz de preservar la preeminencia marítima de EE.UU., va a requerir mucho mayores aumentos de los presupuestos de la Armada […] para preservar la preeminencia militar de EE.UU. en las décadas que vienen el Ministerio de Defensa debe moverse más agresivamente.”

Y nuestra atribulada craneoteca neoconservadora mira con preocupación que “el proceso de transformación, aunque conlleve cambios revolucionarios, probablemente lleve mucho tiempo, faltando un  evento catastrófico y catalizador, como un nuevo Pearl Harbor. La política interna y la industrial tomarán el ritmo y el contenido transformador tanto como lo requieran las misiones militares.”

ADL está encandilada con sus propias luces y ha olvidado la capacidad de razonamiento y de abordaje de la realidad, o está persuadida del efecto que tiene la política de ubicar en el Index a determinadas manifestaciones intelectuales críticas o a determinadas personas (fue un sistema que empleó asiduamente la Iglesia Católica hace siglos, pero la “modernidad líquida” ha revelado su total ineficiencia).

Nos preguntamos si el poder sionista pretende gobernar “nuestras almas” con semejantes “verdades” que no necesitan demostración.

En cualquier caso, la denuncia de ADL expresa una total impotencia y pobreza intelectual. O descaro. Demasiada chutzpah.

Posted in Destrozando el sentido común, EE.UU., Palestinos / israelíes, Poder mundializado

La encrucijada argentina en un productivismo decimonónico

Posted on 26/09/2021 by ulises

Un panorama político rioplatense ominoso

Luis E. Sabini Fernández

Hemos reseñado, muy introductoriamente, algunos aspectos de dicho panorama  en Uruguay.[1] En  pleno “batuque” electoral argentino, parece imprescindible referirse a la más que preocupante situación argentina.

Los candidatos del espacio Macri (que entre otros asuntos de mimetismo, que no metamorfosis, a menudo evitan identificarse como macrismo) reafirman su postura capitalista, presentada, tradicionalmente, como demócrata, que es, en rigor, postular el gobierno de los demócratas,[2] y con ello el gobierno del mundo tal cual es; el mejor de los mundos, dirían las filósofas Mirtha Legrand o Susana Giménez, hoy ligeramente asordinadas. Se trata de un pensamiento, si puede llamarse tal, que todavía no se enteró que la nave argenta está, ella también, en la cubierta del Titanic.

Pero si esto es grave y hasta indecente, el tecnooptimismo del que se nutre no es nada nuevo; es el acaecer de la modernidad en los dos últimos dos siglos. De Rivadavia a Rodríguez Larreta hay una similar estructura mental y material.

Si lo tradicional y “garca” es tan sombrío, en su estulticia, lo que pretende su opuesto –¿o par dialéctico?– el popuperonismo, con o sin letra adosada, no logra mejorar, pese a su intención transformadora, la perspectiva. El perokirchnerismo, que parece ser el caudal principal y por lo tanto lo que puede aspirar a seguir ocupando la Casa Rosada –pese al descalabro del domingo 12/9– presentándose como “carta para las masas” (sobre todo empobrecidas); como los defensores del pueblo.

Pero las PASO acaban no sólo de darle la espalda a la carta populista sino de acompañar con un cierto apoyo, inesperado, lo que llamamos genéricamente macrismo (aunque hasta los sostenedores de tal mensaje eludan apostar a la persona de M.M.). En tanto, el populismo en el gobierno, promete enmienda, reducido de manera impensable su caudal (32% ante el 42% cambiemita).

Pero ¿qué podemos esperar de un exaltado, ardiente, Leonardo Santoro, que califica como “terraplanistas” a quienes objetan la problemática vacunación santificándola? [3] Un militante que nos resulta sincero, que sin embargo no ha vacilado en acompañarse de y acompañar a la burocracia sindical con todo su reaccionarismo y parasitismo a cuestas, acompañamiento que convierte ese pas de deux de Santoro, en un tiro en los pies.

¿Y qué podemos esperar de una Tolosa Paz que considera que el destino de la Argentina es astral? No austral, que lo es, con la convención que usamos para ubicarnos en el planeta, sino astral, proveniente de los astros, que es una picarona forma de eludir toda responsabilidad por las atrocidades que como género humano, como especie, estamos cometiendo, y están  cometiendo los empresarios y sus equipos de diseño tecnocientífico; los militares disfrutando de sus esferas de influencia y los políticos atendiendo el juego de todos los privilegiados del planeta?

Tolosa Paz, que además parece haber olvidado que segundas ediciones siempre  tienen muchos más obstáculos para sobresalir…

Si llegamos a creer que el capitalismo está encarnado en apellidos como  Alsogaray, Martínez de Hoz, Dujovne, Grobocopatel, se trata de una verdad a medias.

Porque Vaca Muerta, CFK, Felipe Solá, la agroindustria, Grobocopatel también encarnan capitalismo (si alguien se repite en equipos presuntamente opuestos, es así).

Claro que hay modalidades distintas: el macrismo encarna la globocolonización incondicional; el cipayismo más radical (aunque haya pedido prestado del populismo el asistencialismo puramente demagógico). El kirchnerismo, procurando deslastrar al peronismo de sus rasgos más verticalistas,  movimientistas, postula un capitalismo nacionalista. Reinvoca una vez más la patria. Procura remalvinizar el país, ignorando que el gran capital financiero y mundializado no acepta dimensiones nacionales.

Hay sectores políticos, mediáticos, que procuran reforzar el kirchnerismo de Kirchner, dada las medias aguas en que ha navegado en los últimos años ese peronismo.. Y está brotando, ante la estampida  provocada por las PASO, el nestorianismo; una reafirmación de la pureza, la crudeza ideológica, una afirmación de radicalidad política. Ante tanta navegación a medias tintas, con Massa, con Alberto…

Pero estos “radicalizados” olvidan  lo que permitió que Kirchner no fuera olvidable: el gobierno K tuvo una coyuntura económica internacional de las que no se repiten, por lo menos a menudo: durante unos años, las materias primas agrícolas tuvieron tan, pero tan buenas cotizaciones, que se pudo usarlas para romper las políticas que tanto suelen favorecer a los “privilegiados de siempre”; hacer una política de atención al consumidor, y a los que no tienen ni plata ni poder. En Argentina, con lenguaje peronista, a “los grasitas”. El mérito K es haber sabido ver esa situación.

Los analistas locales jamás repararon que se trataba de una gran maniobra transnacional de los mercados financieros centrales para imponer la agroindustria y las cadenas de servicios conexas;  una nueva forma de comer (que iba a generar mucho trabajo, no en el campo, ciertamente cada vez más expulsivo de campesinado, pero sí en la industrialización consiguiente, en la farmacéutica, para atender déficit alimentarios, enfermedades producidas por contaminantes, medicalización generalizada: el campesinado se retraería, pero la industria avanzaría…).

Pero el kirchnerismo no sabe separarse de esa coyuntura cada vez más mítica, como tampoco se separara el peronismo de la primera hora del distribucionismo otorgado por el Pocho gracias a la extraordinaria acumulación de divisas generadas por la 2GM. Perón supo aplicar una política de mejoras del vivir popular, rehaciendo por ejemplo a MdP, poniendo al lado de los “bienudos”, los hoteles sindicales, lo que le granjeó odio eterno de la oligarquía ante “la invasión”, y repliegue, al menos parcial, de aquellos privilegiados hacia Pinamar…

El frenazo “espiritual” de Argentina es obviamente multicausal y complejo, pero algo común a cambiemitas y peronitas es la confianza (tenemos que decir que cada vez más ciega) dentro de una Argentina de siglo XXI avanzado, en el desarrollo tecnocientífico positivista, que nos ha ido introduciendo en el berenjenal ecológico en que hemos caído; aumentando la producción, sí, pero a costa de la contaminación y el desperdicio, y convirtiendo cada vez  más a cada habitante en un consumidor, cuanto más adicto y dependiente, mejor.

 

Tecnópolis sigue siendo la meta epistemológica de macristas y kirchneristas.

Y que, con la crisis de sociedad periférica que es al fin y al cabo la Argentina, pese a su enorme poderío económico, estamos ante un consumidor cada vez más insatisfecho, más acuciado en sus necesidades, que mal se cubre con la floración de pequeños subsidios…

Y el país cuenta con otra dificultad que trasciende a peronistas y entreguistas o nacionalistas y globalistas: dificultad común a los países de origen colonial, forjados como colonias para exclusiva ganancia de las metrópolis: se constituyeron como epicentro de contrabando y de dobleces diplomáticos; una de las causales de corrupción.

Y el sistema mundo actual no otorga respiro ni satisfacciones a la inmensa mayoría periférica; antes al contrario, el sistema mundo va “eligiendo” una población mundial cada vez más restringida para “vivir la vida”, cuya imagen sí transmiten e impulsan, al menos, mediáticamente “para que todo el mundo se identifique”.

Ese espejismo es un motor trágicamente errado del cambio social.

[1]   “Uruguay: ¿modelo de què?, https://revistafuturos.noblogs.org/; https://www.uypress.net/Columnas/Luis-E-Sabini-Fernandez-uc114932.

[2]   Definición de Alberto Carri, sociólogo argentino desaparecido en 1976.

[3]  Acaba de salir a luz el trabajo de UCCSNAL, Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina, alertando sobre lo que se ve cada vez más, las secuelas y trastornos  entre los vacunados; la realidad con la pandemia y las inoculaciones masivas es que jamás ha habido, con vacunación alguna, tantas secuelas imprevistas, tantos casos de padecimiento y muerte entre recién inoculados, y tantas situaciones en que los no vacunados han pasado a ser el peligro para los vacunados, que siguen siendo  contagiables, ahora al parecer solo por no vacunados, pese a que tantos de los contagiados están ya vacunados y uno bien puede preguntarse si los contagiadores no lo estarán también.

Posted in Argentina, Centro / periferia, Destrozando el sentido común, Globocolonización

Uruguay: ¿modelo de qué?

Posted on 24/08/2021 - 24/08/2021 by ulises

La política es el arte de impedir que la gente se entrometa en las cuestiones que les atañen. Paul Valéry

por Luis E. Sabini Fernández –

Con una frecuencia que me resulta cada vez mayor, aparecen en “la prensa” tenida por seria grandes ditirambos al Uruguay, a su democraticidad, a su gobernanza, a su responsabilidad social, ambiental, política…

Conociendo, y ni siquiera profundamente al país, viviendo en él, pronto se capta que estas demasiadas periódicas exaltaciones de las excelencias del paisito responden a algo muy deliberado aunque no se sepa bien qué.

Que no es, ciertamente, descripción de la realidad.

Dificulta el diagnóstico a tanto elogio, cierta flaqueza de nuestra capacidad crítica. ¿A qué se debe semejante flaqueza en un país que dio muestras de tanta potencia intelectual como para haber dado formidables creadores, que no voy a enumerar para no olvidar a algunos, pero que hizo tan característico al Uruguay de fines del siglo XIX y buena parte del XX?

A mediados del s XX, con una crisis que ya no nos abandodó, luego de esfumadas “las vacas gordas” de la década del ’50, se fue configurando una corriente cada vez más pesante de “izquierda”, que deslumbrada por y apoyándose en la Revolución Cubana fue ganando peso hasta alcanzar el gobierno nacional en 2005, pero aquella conciencia crítica, que nucleó a la inmensa mayoría, no a todos, dentro de la intelectualidad uruguaya y sus elencos culturales, fue cumpliendo variaciones del llamado en Argentina  “Teorema de Baglini” (un senador radical de ese país), según el cual “a medida que un grupo se acerca al poder, va debilitando sus posiciones críticas” o, si se quiere, “que cuanto más cerca del gobierno está, más conservador se vuelve un grupo político”.

Y si el pensamiento crítico del Frente Amplio ya dejaba mucho que desear durante su proceso de formación, el abandono de la capacidad crítica cumplió con creces el mentado teorema.

Y con este panorama, el Uruguay fue empobreciendo desde hace años su “masa de pensamiento crítico”, ahora radicada a lo sumo en gente o grupos altamente politizados pero escasos de militancia e inserción, como decrecimientistas, ecologistas radicales, anarquistas, desengañados del Frente Amplio (caso Gustavo Salle), o entre quienes mantengan referencia a Guillermo Chifflet (1924-2018), cofundador del FA, pero con conciencia política propia, y algunos, a mi modo de ver militantes o críticos de la sociedad uruguaya, activos en nudos programáticos como la lucha contra la producción de alimentos con tóxicos, el enfrentamiento a la instalación de megaminería o celuloseras que recrean el país en función de intereses transnacionales, o en la brega por un referendo contra la privatización del agua o, últimamente, enfrentando la política de miedo de la OMS para tratar el Covid 19…

La enumeración de esas resistencias puede hacernos creer que la globalización galopante, tiene dificultades para adueñarse del país; nada sería más equivocado; las resistencias existen, ciertamente, pero los avances del gran capital transnacionalizado se llevan a cabo con mano bastante segura; es decir la entrega del país, de sus tierras o aguas, y de su soberanía, se hace con relativa impunidad.

La impudicia de un diario argentino, oficioso de la Embajada de EE.UU., califica al Uruguay como el sexto país del mundo por su grado de libertad y como el segundo mejor en el continente americano en “calidad de vida y oportunidad de los jóvenes uruguayos”.[1]

Sabemos que la exaltación de libertad del primer ejemplo se refiere a la libertad de los grandes privilegiados, pero una visión ingenua puede no ver nada negativo en el cuidado de esa libertad; el segundo ejemplo es un poco más indecente por cuanto la juventud uruguaya tiene que enfrentar no sólo las privaciones de la pobreza creciente y el angostamiento progresivo de los ingresos sino además la tasa de suicidio más alta del continente y de las más altas del mundo. Contra semejante trasfondo, alardear de oportunidades para jóvenes resulta otra vez impúdico.

Y nos obliga a inquirir por los autores de tamañas afirmaciones.

Los autores; –la firma es de Rosendo Fraga, la carga mediática de infobae– han extraído tales números de Freedom House, una oenegé que tiene su historia. Inmejorable. FH se dedica a medir el grado de acceso de la población a derechos políticos; allí ubicó FH al Uruguay con solo 5 estados en el mundo entero con un índice mejor.

Fraga ha recurrido a diversas instituciones, todas de EE.UU., para corroborar ese envidiable lugar de Uruguay en las tablas mundiales. Nos muestra que el Chandler Institute of Government, muy “prestigioso”, ubica a Uruguay segundo en las Américas, después de Chile en gobernanza. Es decir, en la capacidad de gobierno para que todo siga “tranqui”,  para que los inversores trasnacionales manejen sus negocios sin sobresaltos. ¿Qué más aplaude Fraga?  “Espectacular impulso del sector de los servicios financieros”.

Pero, ¿algunos de estos índices favorecen a la población local? Eso ni se menciona. Ni se observa. Se va a “lo que importa”. A las finanzas mundializadas.

La fuente que ha manejado Fraga para sus elogios generalizados no es, ciertamente, neutra. Freedom House fue fundada en 1941 para incentivar el apoyo del ingreso de EE.UU. a la 2GM. En la posguerra, con  el señorío mundial de EE.UU., que por un momento se creyó único y permanente, FH empezó a operar como polea del poder en la sombra en una creciente red de instituciones y organizaciones dedicadas al mismo fin sin formularlo nunca explícitamente: estuvo así en la fundación de la radio Free Europe y ya en los ’80 en la de la NED (National Endowment for Democracy [Fundación Nacional para la Democracia], donde “nacional” refiere a EE.UU.) y ha financiado muchas “democracias”, como con los cientos de miles de dólares regados en Ucrania tras el colapso soviético, para instaurar allí un régimen aceptable (para EE.UU., no para la gente). Luego del descalabro vietnamita, también participó en el manejo discrecional  de las maltrechas democracias centroamericanas, regadas por asesores estadounidenses con los que asesinaron a centenares de miles de habitantes, particularmente mayas en Guatemala.[2]

FH ha sido muy activo dentro de EE.UU. criticando duramente a legisladores antimonopolistas defendiendo así  “a grandes empresas de medios.” [3]

Resume Shan Jie el juicio que a China le merece: “Freedom House, una organización no gubernamental que juzga el nivel de libertad en países alrededor de todo el mundo es, en los hechos, una herramienta del gobierno de EE.UU. para interferir en los asuntos de otros gobiernos.” [4]

Si algo faltaba para medir la caradurez en la “objetividad” de FH: no se le conocen críticas a violaciones de derechos humanos dentro de EE.UU.

Uruguay recibe plácemes de diversos organismos, casi todos de la esfera de poder estadounidense, pero no son gratis.

Hace unos años, el Financial Times, el vocero principal de la City londinense, hizo “su” encuesta y “comprobó” que el entonces ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, era el mejor ministro del ramo del mundo. Es decir, etimológicamente, el mejor servidor del ramo en el mundo. ¿Y a qué se refería el FT para tamaño calificativo? En Uruguay, en la cofradía de don Danilo hubo una pequeña confusión: se pensó que ese título se depositaba en el país ad majorem gloriam. Pero el FT agradecía a Danilo Astori la benevolencia con que en Uruguay se trataba al capital trasnacional, al capital de cualquier parte del mundo… Uruguay era el modelo a seguir entre las economías periféricas y dependientes, rebautizadas, más eufemísticamente como “emergentes”.

Uruguay tiene desde mucho tiempo atrás una relación no conflictiva con el capital extranjero. Debemos recordar la actitud que por diccionario cabe calificar de cipaya, del batllismo, ante el capital estadounidense y su penetración y asentamiento en el país. Que se hizo pretextando un marcado anticolonialismo británico (como siglos atrás se llegara a desplazar lo que quedaba de influencia española mediante la colaboración con el nuevo colonialismo de entonces, el británico…)

Uruguay supo acompasarse a las zonas francas que el capital transnacional empezó a expandir particularmente a partir de la segunda mitad del s XX. Pero en ese tiempo inicial, el desarrollo de esos ‘islotes de desarrollo capitalista apátrida’ se aplicó a territorios que interesaban más al capital crecientemente mundializado, como regiones con excelencias mineras o mano de obra cuasiesclava (así se produce el destrozo del Sudeste asiático, las Filipinas, buena parte de África, América Central,  Ecuador). En Uruguay, entonces, apenas se erigieron zonas francas para el tráfico de vehículos o los ingredientes concentrados de Coca-Cola. Pero poco a poco fueron ingresando más y más rubros en régimen de zona franca y hoy, la producción íntegra de celulosa que se realiza en suelo uruguayo, por ejemplo, se tramita toda mediante zonas francas. Producción que, por tanto, no aporta casi nada al país, privado de su exportación y los impuestos consiguientes (aunque no de los deterioros ambientales y sociales que la producción transnacional descarga localmente).

Contrasta el laudatorio informe de FH sobre Uruguay con lo que el FMI expresara, por ejemplo, en un informe suyo sobre lavado de dinero e incluso financiación del terrorismo. En su informe de diciembre de 2006 establecía que: “Uruguay es un centro financiero offshore y un riesgo para el  lavado  de  dinero  y  la  financiación  de  terrorismo,  particularmente  a  partir  de operaciones  de  no  residentes  y trasnacionales.  Tiene […]  un significativo   componente   offshore   que   abastece   mercados  latinoamericanos, incluyendo Argentina y Brasil. [y] una  importante  concentración  de  clientes  no  residentes  y  una  economía altamente  dolarizada.”

[…] ″Jerarcas  policiales  y  judiciales  uruguayos  evalúan  que organizaciones  criminales  colombianas,  mexicanas  y  rusas  están  operando en Uruguay. Hay una sostenida preocupación sobre el crimen organizado trasnacional desde Brasil.”

[…] ″Uruguay también permite la incorporación relativamente sencilla de bancos offshore”, que se conocen localmente como “instituciones financieras externas”, o IFE. Su  capital  mínimo  es  de  500  mil  dólares.  […]  exceptuado  de  cualquier impuesto a cualquiera de sus actividades, líneas de negocio, ingresos o bienes. “Es interesante  que  no  requieran  un  agente  bancario  registrado  localmente.” Así resume Andrés Alsina la política de “manos abiertas” del Uruguay frente al capital financiero, que más que golondrina habría que llamar de rapiña.[5]

Y el puerto de Montevideo goza del triste título de ser el segundo puerto con más trasiego de pesca ilegal del mundo entero.[6]

Esta triste aseveración surge de la aplicación de la “doctrina María Julia Alsogaray”, una funcionara de la “era Menem” en Argentina que postulaba la confianza plena en las declaraciones juradas de los consorcios transnacionales.[7]

A esto hay que agregar que la empresa belga Katoen Natie acaba de recibir la prórroga de su concesión en el puerto por 60 años más –hasta 2081– a sola firma presidencial, pese a que el mismísimo Tribunal de lo Contencioso Administrativo había dictaminado en contra de la prioridad de esta empresa en el puerto.

Pero el domino del capital financiero va mucho más allá de que nos gobierne y/o exprima extramuros o dentro de nuestras fronteras.

Lo acontecido en los primeros años de gobierno del Frente Amplio con algunos titulares de las finanzas nonsanctas nos muestra que ese gobierno extranacional en las sombras se atreve incluso a desplegarse a la luz, con las debidas asistencias políticas. El caso de  Rolando Rozenblum lo ilustra.

Remitimos a los artículos de Sergio Secinaro [8] y a las esclarecedoras notas de Mónica Robaina (desde Brecha). Muy sintéticamente, un par de empresarios uruguayos, activos en Curitiba, Brasil, fueron enjuiciados por la justicia de ese país como grandes evasores fiscales y por delito de estafas reiteradas fueron llevados a la cárcel. Bajo la acusación de robo al fisco de 80 millones de dólares (en ese momento, 2006).

Allí, al mejor estilo Alec Guiness como perdulario que trasmuta mediante soborno una pena de muerte en una liberación, los Rozenblum evaden la prisión acusados de haber sobornado a los guardias. Isidoro, el padre, con un infarto masivo, no vivirá mucho para contarlo, pero Rolando, el hijo, retorna al Uruguay con los millones de dólares en resguardo, y de inmediato procede a hacer inversiones, promesas o contactos en su sitio de residencia, Punta del Este. Entra rápido al círculo áulico del gobernador local, Enrique Antía y brega, ¡oh paradojas!, por implantar una red de cámaras antidelito en las calles, ofreciendo el know how de una empresa israelí que le cobrará al gobierno fernandino (no, claro, al proponente) unos 20 millones de dólares por instalar un millar de tales cámaras. Nuestro hombre se constituye en pivot del CIPEMU, Comunidad Israelita de Punta del Este, Maldonado, Uruguay, y, a mediados de la segunda década del siglo XXI, en fundador del International College, de Punta del Este.

Rozenblum es el arquetipo, sólo que no de las virtudes sino de los defectos, de los contactos, las “gauchadas”, los sobornos, y de la ligereza con que una sociedad frívola y corrompida admite como virtuoso un verdadero círculo vicioso.[9]

Los Financial Times, los International College, los Freedom House cantan loas al Uruguay. Para mejor asentar sus privilegios.

Pero la realidad es terca y nos dice otra cosa, prácticamente su opuesto: el país se endeuda, y muchos habitantes se endeudan, los desalojos forzosos aumentan. La contaminación, cada vez más generalizada; el agua es un trágico exponente de esa situación, de ese deterioro.

La carestía es inclemente y creciente, los costos de los servicios (agua, luz) cargan a los habitantes, y con descaro exoneran a las empresas; aumenta la desocupación o la ocupación que no permite un autosustento digno, aumenta la tugurización y la población en asentamientos “informales”, aumenta la emigración, baja la tasa de natalidad, sigue la expulsión de los pobres del campo y el desmembramiento de lo rural. Ahora se proyecta hasta eliminar el ya casi fantasmal Instituto de Colonización.

Y el aumento de los suicidios nos revela, como escuché en alguna radio, “enormes falencias comunitarias”.

La situación real del Uruguay es problemática. Por cierto que tiene muchas luces, que aquí ni mencionamos, al lado de las muchas sombras que apenas hemos espigado.

Pero lo que llama la atención es la insistencia desde usinas estadounidenses en pintar al paisito como modelo. Y surge brutal la pregunta del título… y una más: ¿por qué?

notas:

[1]  Rosendo Fraga, “La nación presidida por Luis Lacalle Pou fue calificada como la sexta más libre del mundo por octavo año consecutivo”, https://www.infobae.com/america/opinion/2021/08/14/uruguay-un-pais-donde-pasan-cosas.

[2] El escándalo de los asesinatos masivos en la década de los ’80 en América Central fue tal que el Congreso de EE.UU. se vio necesitado a retirar sus interventores militares y policiales en varios de esos países (El Salvador, Guatemala, Honduras y hasta de la Nicaragua flamante neosandinista); los mandos estadounidenses delegaron en oficiales argentinos de la dictadura de entonces y en oficiales israelíes, de la democracia de entonces, la prosecución de semejante asesoramiento en represión y tortura (Noam Chomsky, La quinta libertad).

[3] Global Times, 28 oct. 2020, Freedom House. https://www.globaltimes.cn/page202010120497.sthlm.

[4]  https://www.globaltimes.cn/content/1204976.page212110120497.sthlm.

[5] “Uruguay, la Suiza de América”, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211619. Difundido inicialmente desde Brecha, Montevideo.

[6] https://revistapuerto.com.ar/2019/01/nadie-controla-la-pesca-en-el-atlantico-sur, Mar del Plata, ene 2019.

[7] De ese modo, Argentina llegó a recibir en los ’90 contenedores con restos inclasificables  e irreciclables, se dijo que hasta con mierda, declarados como de papel.

[8] http://cronicasdeleste.com.uy/Noticias/ex-recluso-y-profugo-de-carcel-brasil-es-el-catalizador-de-las-camaras-de-la-idm.html

[9]  La constelación del CIPEMU no se limita a lo social o económico; interviene políticamente, como verdadero lobby ideológico: dispuso que el intendente Antía negara los locales de reunión a la asociación de docentes de historia del Uruguay para su congreso, hace pocos años, alegando antisemitismo en filas docentes; un calificativo falso pero efectivo.

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¿Nos ahoga el antisemitismo o la injusticia? Insisten en la victimización; celebran la matanza

Posted on 12/08/2021 - 23/05/2022 by ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Como si se tratara de una tragedia griega, los protagonistas de esta historia van acentuando sus rasgos, eliminando grisuras y medias tintas y ahondando la situación.

A comienzos del siglo pasado, con el conflicto ya desatado, había quienes creían en soluciones si no felices, al menos incruentas (Martin Buber) y quienes si bien no se hacían tales ilusiones, procuraban negociar o al menos apelaban a negociaciones en las que el sionismo jamás estuvo dispuesto a conciliación alguna, aunque siempre con ropajes democráticos (David Ben Gurion).

Hubo, empero, un dirigente de la plana mayor sionista, Zeev Jabotinski, que no se engañaba al respecto y por lo mismo no llamaba a engaño: de ideas fascistas, sostenía explícitamente que había que arrebatarles la tierra a los palestinos a sangre y fuego. Con la violencia que fuere necesaria. Agregaba: si yo fuera palestino, enfrentaría a los sionistas a balazos.

Pero el sionismo oficial adoptó los ropajes que campearon tras las Segunda Guerra Mundial: el fascismo quedó desacreditado, al menos de palabra, y llegó el momento de las democracias.

Para “hacer lo que había que hacer”, pero sin decirlo con el descaro fascista o jabotinskiano.

Y durante un largo siglo hemos visto el desplazamiento palestino y el asentamiento judíos, por etapas, por oleadas, pero siempre con violencia aunque a veces, se invoquen presuntas legalidades.

Si bien ya hace un siglo se sabía cuál era la parte débil y cuál la fuerte –en la huelga de la sociedad palestina con levantamiento y resistencia violenta; una intifada, 1936-1939–  los muertos palestinos fueron varios miles a manos de ingleses y judíos (y además, muy significativamente, ingleses muertos fueron unos 200 y judíos, aproximadamente el mismo número). No hubo un solo muerto entre ingleses y judíos, mostrando que estaban del mismo lado; reflejando así la articulación del poder colonial en Palestina).

Pero a medida que el Estado de Israel desarrolló sus capacidades operativas  –Israel se cuenta entre los principales fabricantes y proveedores de armas militares y policiales del mundo entero; y mantiene asesoramientos en seguridad sobre cada vez más estados del mundo– Israel reafirmó su poder fáctico, aumentó su impunidad por el uso de violencia, en tanto los palestinos, la sociedad despojada casi sin estructuras políticas propias, con escasos recursos materiales, fue disminuyendo su ya insignificante capacidad de fuego.[1]

La situación entonces, en los últimos veinte años, se ha ido agravando. Desde 2006, con la primera invasión propiamente dicha del ejército “de defensa” israelí a la Franja de Gaza.[2] Y las siguientes, cada vez peores, 2008, 2012, 2014, 2018…

Simultáneamente con este proceso de brutalización, coexiste la declarada preocupación con el aumento del antisemitismo, por ejemplo.

Como resume muy gráficamente un escritor judío, Michael Lesher, “judíos religiosos insisten en su victimización mientras celebran la matanza”. [3]

En rigor, la victimización judía no es nada nuevo, refiriéndonos a  situaciones de poder (muy distinto es el reclamo de judíos victimados, tan respetables como afros o gitanos, europeos o aborígenes también victimados).

Hace décadas, una sionista de primera línea, Golda Meir, acusaba a los jóvenes palestinos, que reaccionaban contra el arrebato de sus tierras, y les enrostraba que eran responsables de “hacerse matar por nuestros muchachos” (jóvenes sionistas perfectamente equipados y entrenados).

Los sionistas asesinaban, pero la culpa era de los asesinados.

Con tales inversiones de perspectiva (y valores) se hace difícil cualquier ecuanimidad, cualquier abordaje racional…

Pero lo señalado por Lesher y lo ilustrado por Meir, es un rasgo en permanente expansión, junto con el poder de control y fuego israelí para adueñarse de la tierra palestina, que denominan su “redención”, haciéndola sagrada otra vez.

En esa “redención” hay que entender el arrasamiento de la Franja de Gaza, una lengua de tierra poblada, como el resto de Palestina, por palestinos desde tiempo inmemorial, que recibió buena parte de los fugitivos provenientes de la Nakba de 1948, e incluso otra vez a los refugiados llegados en 1967,  ante un nuevo avance territorial israelí.

Dueño militar de la situación, Israel envió “pioneros” a ocupar la FdG, ahora sobrepoblada, a fines de los ’60. Por alguna razón, la ocupación judía no sobrepasó nunca los 5000 colonos, aunque con un despliegue material desconocido en esa tierra. Carreteras, redes de agua corriente, las mejores tierras de cultivo y para dominar panorámicamente, locomoción, suministros, que convirtió sus colonias en enclaves dentro del territorio empobrecido y diezmado de la Franja.

En 2005, el “Carnicero” Ariel Sharon decidió retirar a los colonos de la FdG para poder castigar más genéricamente a sus habitantes oriundos. Para “hacerles la vida imposible”, como aclaró. Los ocupantes sionistas, al retirarse destruyeron todas sus instalaciones para que ningún palestino gozara siquiera fugazmente de los “chiches” con que habían vivido los judíos allí, asolando a los natives. Y se esmeraron por dejar todos los escombros y desechos como “recuerdo”. A la noche, tras la evacuación la aviación israelí hizo vuelos rasantes con aviones supersónicos sobre la franja rompiendo varios tímpanos y provocando enuresis en niños.

Pero todo eso iba a ser peccata minuta al lado del infierno de artillería y  bombardeo con que se empezaron a “dedicar” a tratar la FdG. Con el significado político, psíquico, mediático, ideológico de tales procedimientos.

Un ejemplo nos lo brinda otra vez Michael Lesher recordando las “marchas de retorno; la del 13 de mayo de 2018, como la de todos los viernes, fue recibida a sangre y fuego, en tanto palestinos, sin armas, apenas procuraban arrojar globos incendiarios sobre los campos israelíes. Lesher menciona el alegato de un rabino que dice conocer (de Passaic, Nueva Jersey). Cito: “¿Condenó el implacable ataque israelí que arrasó edificios de apartamentos y exterminó familias palestinas enteras en el gueto de Gaza?“ Y a continuación transcribe lo que dice el rabino: “turbas salvajes empeñadas en matar judíos deambulan por las calles…”  Lesher aclara: “cuando escribió ese mensaje, el ataque más reciente de Israel  ya había exterminado a 113 personas dentro de Gaza, 31 de ellos niños, y había herido a 600 más.”

Y Lesher aclara: “Cuando escribió sobre ‘turbas salvajes’, no se refería a las bandas de matones judíos que, durante semanas, habían estado destruyendo cultivos y olivares por toda la Cisjordania ocupada por Israel. Tampoco mencionó los asesinatos de niños palestinos a manos de soldados israelíes. Lo que preocupó al rabino fue el número relativamente pequeño de palestinos que estaban comenzando a contraatacar.”

Como se ve, Meir tiene seguidores.

  • El ejército “de defensa” israelí encierra a niños palestinos en invierno en jaulas de acero a la intemperie. Jaulas, que usan preferentemente bajo clima de tormenta, de noche.
  • Los servicios penitenciarios israelíes ubican a presos palestinos en “perreras” cuyas dimensiones cúbicas impiden que el preso pueda erguirse o estirarse en momento alguno. Burlonamente, aclaran que es un gran ablandador.
  • Piquetes de colonos, amparados por el ejército, ingresan a las tierras de agricultores palestinos con cultivos milenarios y arrancan de cuajo sus plantíos, por ejemplo, olivares y naranjos.
  • Desde territorio israelí se organiza el vertido de efluentes tóxicos camino al mar, pasando por territorio todavía en poder de los palestinos, para emponzoñarles la tierra y sus cultivos.
  • En un clima seco, árido, con escasas lluvias, los militares israelíes derriban toda cisterna o depósito de agua de lluvia, que incluso se usaban ancestralmente en Palestina: los palestinos ahora ocupados (desde 1948) no pueden atesorar agua. Los militares destrozan esos emplazamientos a veces antiquísimos.
  • El Estado de Israel ha bombardeado con artillería aérea y terrestre ciudades como Gaza en la franja, con especial predilección sobre usinas, depuradoras, puertos, hospitales, escuelas, aeropuertos, mezquitas, carreteras, viviendas en edificios, a veces de 5 o 10 pisos, pulverizados parcial o totalmente.

Y todo ello, a lo largo de décadas por parte de un país que es presentado por las grandes potencias mundiales como una democracia.

  • A menudo, sonriendo, dirigentes israelíes han prometido volver a los habitantes de la FdG “a la edad de piedra”. Sin que a ningún progresista se le mueva un pelo.
  • Humorísticos dibujantes han estampado en remeras un tiro al blanco sobre el vientre de una mujer palestina embarazada explicando que se puede matar a dos con una sola bala. Aritmética orgullosa de lo atroz.
  • Los israelíes en general niegan estatuto humano a los palestinos. Salvo honrosas excepciones, como el citado Lesher. Y como siempre, con la mayoría que no hace las mayores brutalizaciones, pero las deja hacer.
  • Más de un millón y medio de seres humanos tratados así desde 2006… Quince años. El trato a palestinos fuera de la FdG, en Cisjordania, en Jerusalén, es similar. ¿Y la ONU, la OMS, la OMC., la Corte Internacional de Justicia de La Haya, la UE y tantos otros organismos y redes de la sociedad general, no han tenido nada que decir ni que objetar, ni preguntar? Tratándose, justamente, de una democracia modelo, como es presentada y vendida en el mercado político mundial el Estado de Israel.[4]
  • Hace menos de dos años una red de derechos humanos israelí, Adalah, informó de los reglamentos que siguen los militares israelíes, que autorizan expresamente a tirar a matar a niños palestinos, incluso por la espalda. Obsérvese que estamos hablando de asesinatos llevados a cabo con premeditación y particularmente alevosía. Sobre niños.[5] Programados en frío.
  • También se puso de moda, hace pocos años, atropellar niños palestinos en la calle. Un colono descarga así no sabemos si el odio o el desprecio. La policía nunca toma nota de tales atropellos, salvo para cubrir la retirada del conductor.[6]
  • Joan Cañete Bayle, comentarista y periodista barcelonés, ha comentado: “Ultraja que un estado que acaba de demoler veinticinco mil viviendas [con lo cual se mataron no sabemos si centenares o miles de sus habitantes] esté reclamando que sean sus empresas constructoras las que se beneficien de la reconstrucción financiada por la comunidad internacional. Esto sí que es chutzpah judía.” [7]

A la luz de este comportamiento no ya del Estado de Israel sino de la sociedad israelí, judeoisraelí, ¿cómo se entienden las quejas y lamentos que proliferan en los últimos tiempos?

Aquí hago un sucinto e incompleto relevamiento, extraído de autores judíos, muy preocupados por el aumento del “antisemitismo global”.

“Vocablos como genocida, apartheid, limpieza étnica, han colocado, erróneamente, un conflicto con claras aristas nacionalistas, territoriales y hasta religiosas, como parte integral, por ejemplo, de la búsqueda global de justicia y equidad racial.” ¿Qué significa esta falsa oposición? ¿Es que se pueden hacer conquistas territoriales a sangre y fuego y a la vez propender a la justicia y la equidad racial? ¿Existe siquiera algún caso?

Si eso no tiene sentido, evitemos el macaneo.

La autora de la cita [8] entiende que los vocablos que denuncia constituyen “una concepción ideologizada” de la realidad.

¿Y el sionismo qué es? ¿No es una ideología? O pretende Siegel Vann que el comportamiento de Israel carece de tal?

¿O no será un juego de palabras de Siegel Vann para evitar hablar de la realidad, cruda, atroz, que se esconde detrás de su palabrerío?

La misma autora, en el párrafo siguiente enuncia: “Independientemente de las interpretaciones subjetivas sobre este nuevo capítulo que abarca los designios genocidas de Hamás” […].

Una vez más el recorte, la mirada tuerta, muy bien recortada: da por sentados “los designios genocidas de Hamas”, pero omite los designios genocidas de Israel y el sionismo en la región, que son mucho más antiguos y de mayor alcance que los de Hamas y con un carácter similar (nadie dice ser directamente genocida; ambas partes proclaman la expulsión, la desaparición de la escena, no necesariamente del planeta…).

“En Estados Unidos, los judíos desde hace varios años se sienten cada vez más vulnerables […] el 88% de los judíos en dicho país está convencido de que esta patología social es un problema serio.”

Si hablamos de patología damos a entender que los palestinos están enfermos (locos incurables o alguna otra variante); si miramos la realidad y escarceamos (apenas) en la historia, vemos que los palestinos no están dementes sino despojados, maltratados, discriminados, engañados, torturados, encerrados, masacrados, asesinados…  Y por eso, algunos, muy pocos (como en cualquier sociedad) reaccionan y muestran su frustración y enojo ante tanto atropello.

Así que precisemos los términos de la cuestión: no existe, al menos en el caso palestino, una patología explicando cierta reactividad contra judíos; es el atroz comportamiento israelí el que levanta reacciones (entre palestinos, porque en el plano institucional, muy pocas, por no decir ninguna).

Más adelante nuestra comentarista se pregunta y nos pregunta por “la deslegitimación de Israel, la negación del derecho judío a la autodeterminación nacional, o sea lo que se conoce como antisionismo no es antisemitismo, es falsedad de falsedades.”

Si no entendemos lo problemático de pretender el “derecho judío a la autodeterminación nacional” en el territorio de Palestina, precisamente, no vamos a entender la cuestión de la que pretendemos hablar.

Nos permitimos citar lo que entendemos sabias palabras al respecto, pronunciadas ante la comisión especial designada por la flamante ONU para atender el reclamo sionista, pronunciadas en 1947 por el abogado palestino Henri Cattan, explicando que la Declaración Balfour (1917) se contradecía con otras promesas hechas a los árabes y precisando que “la Declaración Balfour fue hecha sin el consentimiento, por no decir el conocimiento del pueblo más directamente afectado por ella; cuando consideramos que es contraria a los principios de soberanía nacional y democracia y también a los principios enunciados por la Carta de la ONU, cuando consideramos que era incompatible con promesas hechas a los árabes antes y después de ella, tenemos la seguridad de que el deber de UNSCOP [la comisión especial de la ONU por su sigla en inglés] será investigar la legalidad, validez y ética de este documento.” [9]

Nada de lo que supuso Cattan fue tenido en cuenta por la UNSCOP.

En su abordaje, Cattan  aclaró que el reclamo sionista de la tierra palestina se basa en que hace unos dos mil años, los judíos habrían tenido allí un reino: “Si este documento se tomara como base para determinar cuestiones internacionales, ocurriría una dislocación mundial de enorme magnitud.” (ibíd.) Cattan mostró el peligro de encarar semejante método de asignación de territorios. Observe el paciente lector que no estamos hablando de dos siglos atrás, que ya sería altamente problemático, sino de dos milenios atrás…

Cattan mostró enorme lucidez e independencia de criterio: aun luego de acabada la 2GM y con el devastador panorama a la vista de asesinados, internados, desplazados, de millones de seres humanos, muchos de ellos judíos, se atrevió a sostener que: “Palestina no tenía nada que ver con los desplazados judíos que andaban por Europa.” (ibíd.)

A la luz de las matanzas y expulsiones que llevó a cabo el sionismo para adueñarse de esa tierra bíblica, el veredicto de Cattan contradice radicalmente la presunta legitimación de Israel: los palestinos son el atroz testimonio de ese arrasamiento llevado a cabo por el colonialismo occidental bajo ropajes sionistas.

Nuestra funcionaria del Comité Judío de los EE.UU. no escatima falsedades: se refiere a que un “supuesto control judío de los medios de comunicación” no es sino “reflejo del antisemitismo más rancio.” Le sugeriría no mencionar la soga en la casa del ahorcado. Y si su temeraria información fuera inocente, la invito a hacer estadísticas y leer historia.

El poder constituido se vale del viejo refrán “Mejor es no meneallo”: dar por buena la historia oficial o dominante.

La naturalización de la realidad por más sórdida y violenta que resulte es tan manifiesta en escritores como Dina Siegel Vann que se ofende porque: “Cinco países latinoamericanos, incluyendo desafortunadamente México y Argentina, avalaron  –en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU– una resolución injustificada exigiendo la creación de una Comisión Internacional de Investigación en Gaza e incluso en el propio Israel.”

Dicho consejo está constituido de modo variable año a año; y su composición ronda los 50 países miembros. Y tal vez, cierto desplazamiento político de dicho consejo inquiete a Siegel Vann. En la reunión plenaria de 2019, el CDH condenó sin ambajes los abusos criminales de la seguridad israelí contra la Marcha por la Tierra, que palestinos llevaron a cabo muchos viernes, pacíficamente, sin armas. Pero pese a la condena, el remate “político” del CDH entonces fue: “Algunas de esas violaciones pueden constituir crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad y deben ser investigadas inmediatamente por Israel», borrando con el codo lo que tímidamente había dado a entender, al entregar la capacidad de juicio al cuestionado.

Pero con la persistencia de la brutalidad israelí y la total falta de respeto por la vida de palestinos, en el encuentro anual del CDH de fines de mayo 2021, el dictamen final fue más duro: ya no es Israel que se juzga a sí mismo; es Israel lo que debe ser juzgado. Allí estuvieron “los cinco países latinoamericanos” que preocupan a Siegel Vann (particularmente, Argentina y México) firmando esta resoluciòn.[10] Que está en consonancia con las investigaciones que, con pie de plomo, llevó adelante la fiscal general de la Corte Penal Internacional de Justicia de La Haya, Fatou Bensouda, que llegó a conclusiones similares (particularmente centradas en torturas). Bensouda cumplió su mandato sin avanzar, a mediados de 2021 y su presentación quedó suspendida. Tendremos que ver qué pasa con el nuevo fiscal de la CPI, el británico Karim Khan.

Siegel Vann se extraña porque el Consejo de Derechos Humanos “ignora violaciones severas de muchos de sus miembros.” Un filósofo cristiano, Lanza del Vasto, nos advirtió de una matemática elemental: que alguno de esos estados tenga en su haber violaciones sistemáticas a los derechos de su población, lo cual es seguramente certero, ¿resta, descarga, las que haya cosechado Israel? ¡De ningún modo! Los delitos no se restan ni se compensan en cuenta corriente; en todo caso, agrava el cuadro.

 

Para no prolongar este texto con ejemplos, termino sosteniendo que la táctica sionista de dar por bueno lo acontecido en 1948, les permite luego ponderar qué hacer con los reclamos palestinos desde, por ejemplo, 1967. Y quejarse porque son excesivos, inaceptables. Que fue lo acontecido, exactamente en 1948, sólo que entonces en favor de la causa sionista.

[1]   Apenas un ejemplo: de los cohetes Kassam –que nunca fueron mísiles como tanta prensa occidental los ha considerado–, las brigadas que los han empleado contra Israel (Hamas, Yihad), han visto reducida su capacidad de fuego a globos incendiarios. Los palestinos no han dispuesto en las últimas décadas casi de armas de fuego, salvo la policía de la Autoridad Nacional Palestina, que las recibe, con instrucción incluida, del propio Estado de Israel, y consiguientemente son armas que se usan contra la población palestina.

[2]   Oleadas, con muertos, siempre palestinos, a veces miles, ha habido en 1948, 1967, 1987, 2000 antes de las que recordamos en el cuerpo principal como “invasiones”.

[3]   https://israelpalestinenews.org/a-jewish-reflection-on-israels-crimes-and-israeli-hubris/

[4]  Nos referimos a las actuaciones de todos esos supraorganimos en los últimos 20 años. (En 1947, cuando un comisionado de la flamante ONU, Folke Bernadotte, hizo un informe señalando los abusos sionistas, fue asesinado.) En tiempos recientes, hubo una excepción, entendemos que malograda en sí misma. El informe del juez enviado por ONU, Richard Goldstone, tras el atroz asalto de artillería contra poblaciones civiles en sus viviendas en la Franja de Gaza, condenó la actividad del Estado de Israel y la acción armada de Hamas. La sola comparación de poderes de fuego, la lista de matados en ambos bandos habla del nivel de responsabilidad de cada parte: 1400 palestinos matados (miles de heridos) y 14 israelíes; 11 de ellos militares. El informe Goldstone, inicialmente lapidario con el comportamiento israelí, fue reescrito (luego de tiempo y presiones) y Goldstone aligeró muchísimos de los cargos contra el comportamiento israelí.

[5]   Leandro Albani, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=258021&titular=el-ej%E9rcito-israel%ED-tiene-v%EDa-libre-para-asesinar-a-ni%F1as-y-ni%F1os-palestinos-por-la-, 6 jul. 2019.

[6]   SILWANIC, Jerusalén, 15 abr. 2015.

[7]   https://decimaavenida.wordpress.com/2014/09/04/mercado-cautivo/.

[8]   Dina Siegel Vann, directora del Instituto Belfer del American Jewish Committee, Washington DC., EE.UU., en una nota titulada ¿Cómo impacta a América Latina el incremento del antisemitismo global”, 7 jun 2021.

[9]  Cit. p. Jorge García Granados, Así nació Israel, Biblioteca Oriente, Buenos Aires, 1949.

[10]  Los restantes latinoamericanos: Bolivia, Cuba, Venezuela. Brasil se abstuvo y Uruguay tuvo “el penoso honor” de ser el único país del sur americano en apoyar a Israel.

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