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Categoría: Poder

El silencio del gobierno de Uruguay ante Gaza o ante Israel

Publicada el 27/06/2025 - 27/06/2025 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

ACLARACIÓN PREVIA: titulé esta nota, inicialmente como «El silencio de Uruguay ante Gaza o ante Israel». En las escasas semanas de producción ha aparecido un nuevo jugador en la cancha: grupos y grupetes en varios, muchos puntos del país, reclamando ante un genocidio que se lleva a cabo a la vista y paciencia de todo el mundo.

Es la paciencia la que se va agotando.

Las masacres ahora diarias de civiles gazatíes en los centros de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, que ostensiblemente ha montado el Ejército de Defensa [sic] de Israel, para  desplazar los intentos de salvataje alimentario, médico, clínico, que han procurado organizar tanto la maltrecha, maltratada UNRWA como Médicos sin Fronteras y otras redes solidarias privadas, obligan a la pregunta: ¿por qué tantas masacres? ¿por qué ese desplazamiento de la asistencia desde la ONU y redes solidarias de larga data?

Aunque nos cueste creerlo espontáneamente, los hechos revelan que el ejército israelí tomó sobre sí la tarea “alimentaria”  para facilitar la política genocida, para ”industrializar” así mejor la muerte programada de más y más palestinos. Hay demasiado elementos coincidentes como para soslayar la atrocidad de esa política.

En Israel se ha ido montando toda una estructura de servicios visuales desde los cuales mejor mirar el espectáculo de la matanza: ciudadanos israelíes concurren ávidos a esos emplazamientos para mirar –a distancia y con seguridad–  con telescopios de calidad, la matanza; ver los bombardeos y las demoliciones,  ver, por ejemplo, volar los cuerpos con las explosiones. Como se ha señalado, ver “morir un pueblo como quien contempla una puesta de sol”. Algo peor, todavía: ver cómo es matado un pueblo, toda una población.

No sabemos qué pensó Martin Amis cuando en 2014 publicó su Zona de interés, [1] mostrando jerarcas  nazis conviviendo “idílicamente” con el infierno que habían generado allí nomás, cerca, del otro lado de la empalizada.

El relato fue tomado por muchos comentaristas como una condena más del universo nazi y de ese modo fue interpretado como una reivindicación, siquiera indirecta, del Estado de Israel, genéricamente entrevisto como “lo opuesto” a la Alemania antisemita de los nazis.

Sin embargo, hay un dato entregado por Amis que podría señalar otro enfoque: el abordaje de mundos paralelos. Y cuando uno, beatífico esconde el otro, infernal.

¿Y qué mundo tenemos nosotros para ver mientras israelíes matan a sangre fría con balazos en la cabeza (reiteradamente comprobados) a infantes palestinos? Y cuándo se atrae a población hambrienta a sitios con comida, y a veces, so pretexto de mantener el orden en la fila, y a veces sin ni siquiera pretexto alguno, se riega de balas a los hambrientos, y se suman así episodio a episodio, veintenas de muertos, cincuentenas de muertos?

¿Nos habla Amis de nazis o de mundos paralelos? ¿Y ese mundo paralelo está lejos o en el pasado, o está cerca, muy cerca de nosotros?

¿Y qué nos pasa en Uruguay? La política de los tres monos sabios prosigue, impertérrita.

Uruguay, su expresidente, ahora futuro catedrático de alguna ciencia política, abrió en 2024 una oficina, cultural, faltaba más, en Jerusalén, mientras el gobierno israelí proseguía tranquilamente su genocidio.

Tranquilamente pero ya no en su ritmo pausado. Luego del 7 oct. 2023, ante el copamiento del cuartel regional de Gaza por Hamás y el ajusticiamiento de algunos represores, Israel se sintió como bíblicamente llamado a actuar con la furia, la violencia, la arrogancia,  de  la conocida deidad que, actuando como agente inmobiliario, les habría cedido la tierra, como bien lo sabemos mediante documentos rigurosamente históricos, probatorios, como la Torah.

Y ese mismo expresidente, Luis Lacalle Pou, ignoró las resoluciones de la ONU que han procurado mantener a Jerusalén al margen de la órbita israelí (de la palestina, ni hablar), y puso nuestro país al servicio de la estrategia “boa constrictor” de Israel.

Poco antes, la Universidad de la República (UDELAR) resistió una rendición incondicional a la intervención sionista  en la voz binacional de un catedrático de universidades israelí y uruguaya. No para eliminar ese punto de vista, sino para dar cabida a todas las voces, incluyendo a los partidarios de genocidio, pero no ya como voz oficial de la casa de estudios. Una amplitud increíblemente generosa, pero hasta ahora desconocida  (la UDELAR jamás patrocinó, al menos expresamente, cátedras con nazis, partidarios de la raza blanca como raza superior, torturadores raciales al estilo de los métodos como los de los anglos o los belgas en África, o las técnicas de tortura a poblaciones aborígenes que han  desarrollado los sionistas en Palestina). Es una limitación a la libertad de cátedra  y de expresión,  pero, ¿por qué habría tenido la UDELAR que romper esos límites, para beneficio de un sionismo cada vez más claramente brutal, bíblico, y moramente depravado?

Los silencios de Uruguay duelen. Han dolido mucho. Como cuando el ejército israelí abordó al estilo pirata a la Flotilla de la Libertad del año 2010 (que procuraban restañar mínimamente las enormes sangrías provocadas en Gaza y su población, con la invasión genocida de 2008-2009, con su tendal de miles de muertos y demoliciones masivas), y los militares israelíes asesinaron a varios tripulantes que cumplían con el deber de defender su navegación sin armas de fuego ni cuchillos, apenas con palos (los invasores, después de copar el navío y asesinar a parte de su tripulación robaron además, al mejor estilo lumpen, a los pasajeros calcetines y relojes, como denunció en su momento Henning Mankell, que participaba del intento solidario).

Pero tales silencios han sido persistentes. En 2017, cuando ya el infierno en Gaza venía arrasando a la sociedad desde 2006, mediante la decisión del “carnicero” Ariel Sharon, conocido genocida de los campamentos palestinos de Sabra y Shatila–  de “hacerles las vida imposible” a los gazatíes, una visita de PIT/CNT del Uruguay encontró “todo bien” en  Israel, no para judíos lo cual no sería novedad, sino para los palestinos. “Cualquier país que se precie de democrático dirime las cosas como lo hace Israel”, llegó a decir uno de sus deslumbrados visitantes.

En 2024, el periódico del aparato mundial sionista enlacejudío[2] escribió: “Yamandú Orsi, que ganó por un estrecho margen una segunda vuelta electoral el domingo, se destaca en al menos un aspecto: nunca ha atacado a Israel.” Pésimo planteo, porque la pregunta tendría que ser si Israel ha atacado algo y en tal caso, si corresponde criticarlo, ignorarlo o alabarlo.

Poco antes, no bien se avizoró que el a la sazón intendente de Canelones, Yamandú Orsi, podía ser presidente del país, el aparato, hasbarah, de Israel se puso en marcha y Ana Jerozolimski fue la encargada de guiar al ilustre en visita oficial a Israel en setiembre de 2023.

En su visita, Orsi creyó ver una convivencia –pacífica, normal– entre palestinos e israelíes que la información habitual no le había entregado. El Potemkin israelí[3] no necesitó montarle un tinglado especialmente, porque todo Israel es una puesta en escena. Orsi, que se sepa, no visitó Cisjordania y menos aún Gaza; nos preguntamos qué palestinos habrá divisado en su visita oficial.

Ya investido presidente, Orsi junto a expresidentes uruguayos, Luis Lacalle Pou y Julio María Sanguinetti, fueron objeto de otra operación de Public Relations. Esta vez, de la fundación argentina Ana Frank, la misma que ha erigido una “escultura” luctuosa en la capital federal argentina, en una plazoleta sobre la av. Olazábal.

Yamandú Orsi, una vez más, aceptó la invitación que, como la de su visita a Israel, sirve para realzar facetas edificantes de Israel en el mismo momento en que Israel está asesinando fríamente en Gaza, y cada vez más en Cisjordania y Jerusalén, la mayor cantidad de vidas humanas que se recuerde en las últimas décadas.

En otras palabras, otra operación de lavado de imagen (justo cuando las cotas del exterminio alcanzan niveles insoportables, aun comparados con los habidos en Sudán y Sudán del Sur (otro invento geopolítico de Israel) o en Myanmar. Está clara la voluntad ¿política? de no juzgar la conducta de Israel, racista, supremacista, fríamente genocida.

Hay interesados en sustraer a Israel de responsabilidades, pese a que la brutal franqueza de Netanyahu les juegue en contra.

Si  Israel ataca sin previo aviso a Irán, se lo designa como “ataque preventivo” o como “guerra entre Israel e Irán”.

Indudablemente hay intentos de desvíos de la responsabilidad. Véase esta joyita: “La demonización de  Israel no llevará a la solución del conflicto en Oriente Medio, la comunidad internacional debe centrarse primero en destruir la grave causa de esta guerra que es el terror y luego promover un diálogo genuino y no en perpetuar una narrativa que ignora las complejidades del conflicto.”[4]

Obsérvese el tono doctoral del párrafo. El quid, nos dice, es el terror. Podríamos estar de acuerdo. Fue el terror sionista decisivo para instaurar Israel. Asesinando ya no a contrincantes sino hasta mediadores que procuraban  otorgar derechos a palestinos y sionistas, como el mediador oficial de la ONU, Folke Bernadotte, o incluso a judíos que dialogaban con árabes musulmanes, como Jakob de Haan. Lo que veo cada vez más claramente es que Israel ejerce “el terror”: colonos sionistas serruchando olivos palestinos centenarios, guardias israelíes tirando en sus incursiones a todo lo que se mueve, buscadores inalámbricos previamente diseñados como explosivos detonados como castigo a Líbano por el que son matados varios portadores y centenares quedan heridos, y el país aterrorizado. Pero Galperín no se refiere a esos terrores, bien concretos; no elige el ejercicio despótico de terror que emplea Israel a diario con población palestina desarmada; habla sólo de cierto terror que vino después, como respuesta. Tendría que aprender a leer historia.

Y aprender a leer también psicología. Que “los malos” tienen bastante acotados sus alcances y que, en cambio, el mal que producen muchos buenos, incluso excelentes, es mucho más devastador. Porque el malo, entrevisto, descubierto pierde capacidad de daño, pero el bueno, el excelente, siempre contará con una claque de convencidos (o sobornados o mentalmente reducidos) que le facilitará proseguir su tarea devastadora, aunque “con las mejores intenciones”.

Si criticamos, por ejemplo, “el terror” ya hemos resuelto las claves políticas del momento; apenas acotamos “el grupo terrorista Hamás” o el estado terrorista de Irán y entonces, queda por demostrar lo que creemos ya demostrado.

Seguramente, el Ejército de Defensa de Israel, o el Mossad, o el Shin Bet encontrarán o fabricarán  tales pistas. Porque las pruebas existen de antemano. Y si hay que hacerlas, se hacen. A los inmensos conglomerados de poder no los guía la búsqueda de verdad sino la expansión de la verdad ya configurada de antemano. Los centros de poder optan por la versión que se aviene a la imagen que valoramos: bebitos horneados, mujeres desventradas, árabes que juegan a la pelota, festivamente, con senos femeninos arrancados de cuajo, palestinas falsarias que muestran heridas, horribles, como si se las hubiese hecho la fuerza pública israelí cuando se las han pintarrajeado ellas mismas.

Según Israel los palestinos se dañan  a sí mismos o a sus imágenes. Falta nomás el detalle de cómo han logrado derribar tantos edificios. Con qué explosivos ¡Cómo han desmantelado más de cien hospitales!…

¡Cómo a israelíes no se les cae la cara de vergüenza! ¡Cuánto supremacismo, cuánto ombliguismo, cuánta soberbia racista se les ha inculcado para que se la crean!

Porque Israel no carga sus responsabilidades. De atrocidades. Y cuando una decena de militares femeninas, coquetamente mejoran su aspecto para sacarse una selfie delante de toda una zona urbana de edificios altos en la ciudad de Gaza, destruida por bombardeos (con población atrapada y muerta entre sus escombros), lo que prevalece en la foto es el carácter risueño de “las chicas”, su frescura, y la ajenidad total ante lo que ellas y el resto de Israel ha hecho con esa población, con esa ciudad, con ese territorio. Las hermosas jovencitas son totalmente inocentes. Y si no inocentes, ajenas.

Los del ejército ocupante se sienten tan exentos de culpa que pueden tratar muy mal a ¿quiénes? A los muy malos; porque con los despreciados no necesitamos expresar compasión, solidaridad, ni vergüenza ante niños hambreados, baleados; ni ante la falta de agua (aunque le hayamos cortado el suministro nosotros mismos), ni por la restricción de alimentos que le hemos impuesto hace ya casi veinte años, cuando votaron mal, contra nosotros…[5]

Desde la ONU, hace tiempo, se ha generado un monstruo político, psicológico, ético. Se lo percibe cada vez más claramente. Lo que es más arduo es reconocer a sus progenitores. □


[1]  Llevada al cine por Jonathan Glazer, británico, en 2023.

[2]  https://www.enlacejudio.com/2024/11/28/el-nuevo-presidente-de-uruguay-es-de-izquierda-pero-no-anti-israel/.

[3] Grigori Potemkin fue un ministro de la zarina (de sangre teutónica) Catalina II (reinó de 1762 a 1796) a quien, para impresionar con su gestión, le mostraba fachadas de pueblos inexistentes, que mandó levantar a cierta distancia de los caminos por los que se desplazaba la zarina, ofreciendo un desarrollo, un poblamiento falsos.

[4]  Javier Galperin, El País, Mtvdeo., 31/5/2025.

[5]   La Franja de Gaza es considerada uno de los primeros sitios en que la humanidad desarrolló agricultura. Eso, que debería ser un “tesoro de la humanidad”, ha sido contaminado adrede por Israel para debilitar su capacidad alimentaria.

Publicado en Centro / periferia, Palestinos / israelíes, PoderDejar un comentario

No other land: ¿Hay que ser judío para criticar a Israel?

Publicada el 12/03/2025 - 21/03/2025 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández

Como con la pipa de René Magritte que no es una pipa, lo que usted va a leer no es una recensión cinematográfica; es, procura ser, un abordaje geopolítico, escudriñando los aventajados y los perjudicados, por el emprendimiento.

Las escaramuzas ideológicas que han sobrevenido con la premiación hollywoodense a No other land (No hay otro país),[1] una documental elaborada por dos palestinos (no judíos) y dos judíos israelíes, nos revela, una vez más, las múltiples vías de legitimación sionista en nuestro polifacético universo, en el cual −pese a la enorme diversidad comunicacional y al extraordinario aporte que significa la filmación y difusión en vivo de muchos de nuestros presentes; los de la humanidad (al menos la digitalizada)− y que las usinas ideológicas de la sociedad contemporánea; la del sionismo judío en primer lugar, conservan su predominio mediático.

El episodio No other land tiene varias capas superpuestas de interpretación: en primer lugar, la película premiada con un Oscar ha sido presentada como fruto de dos jóvenes que no exceden la treintena de años; uno palestino –Basel Adra− y uno judío israelí –Yuval Abraham−, como si para facilitar la captación mediática se hubiera simpificado la autoría. Poniendo bajo las candilejas a Yuval y a Basel, los jovencitos bien vestidos e igualados con los trajes negros ad usum para Óscares.

La propaganda nos omite así la existencia de un equipo compuesto además por Hamdan Ballal, otro palestino, no tan joven, documentalista de profesión, dedicado precisamente a documentar los despojos de su tierra a manos de un sionismo hipermilitarizado, y por Rachel Szor, otra cineasta jovencita, israelí.

Sin duda, la intención mediática ha sido igualar figuras. Basta verlos con los óscares en la mano para darse cuenta. Y si no hay nada igual ni igualable es, precisamente, el conflicto generado con la llegada del sionismo a Palestina a fines del s xix.

Poco a poco, se fue procesando el abismo que hoy separa a judíos israelíes y palestinos (palestinos de cualquier credo, salvo tal vez, judío). Porque en el mismo territorio pervivió una sociedad histórica –la de los palestinos−, digamos espontáneamente, con sus problemas, crisis, desafíos y condición geopolítica (Palestina era una provincia dentro del imperio turco y carecía de una capa de propietarios fuerte y propia), y una sociedad, nueva, la sionista, no histórica sino de diseño, proyectada para implantar en el mismo territorio mediante usurpación, debidamente calificada con lenguaje bíblico, como “redención”.

Con un diseño señorial de progresivo asentamiento. Lo de “la redención” es crucial porque el sionismo se permitirá los mayores abusos mediante la santificación de sus fines: redención de la tierra es quitársela a “infieles” para que, adueñada por judíos, la tierra se sienta bien: una mistificación ideológica que irá labrando su huella psicológica en los judíos, ellos mismos santificados, haciendo posible cualquier comportamiento; es decir, cualquier abuso o delito.

A lo largo de las décadas, lentamente, al estilo constrictor, el sionismo irá ahogando la vida social, espontánea, de la sociedad palestina que alberga en su seno esta otra formación social no clandestina, pero reservada. Esta nueva entidad irá tomando más y más funciones e instancias de la sociedad general. En la década de 1920, el sionismo inaugura una universidad hebrea. Palestina todavía no contaba con universidad propia. El carácter satélite de la sociedad palestina dentro del universo musulmán la hacía sociedad periférica. El Islam disponía de otros centros culturales, religiosos y universitarios (aunque sí, contaba y cuenta con un epicentro islámico de primer orden en Palestina; la mezquita Al Aqsa; una de las más intensas expresiones de la crisis porque el judaísmo tiene en el vecino a la mezquita Muro de los Lamentos, un sitio privilegiado propio, que coliden inevitablemente.

El estado forjado paso a paso por el sionismo dentro de la sociedad palestina, de impronta musulmana, ha crecido tanto que a la llegada del siglo xxi, lo que queda de la sociedad palestina son vecindarios seccionados y aislados entre sí, caminos de interconexión sin mantenimiento alguno, progresivamente bloqueados o interceptados por los múltipes checkpoints, carreteras destrozadas que apenas permiten el  paso de un carro con ruedas grandes tiradas por burros y de algún vehículo destartalado, en tanto autos y camiones se despliegan raudos en las carreteras que unen las ciudades,  pueblos y barrios israelíes.

Palestina ha sido así fragmentada, aislada, despedazada.  Desde 2006, por haber votado “mal” de acuerdo con los intereses de los dueños del poder, Gaza pasa a ser considerada “irrecuperable” e Israel decreta su pena de muerte (el resto de Palestina es “recuperado” mediante fraude y violencia por “las autoridades”). Dado el volumen de la población, la pena de muerte se efectuará escalonadamente…

Desde esas elecciones, únicas veraces y confiables desde mucho tiempo atrás, la franja será aislada por completo: no hay acceso ni por mar –ni una sola de las Flotas de la Libertad, que buscaban acercarse solidariamente logrará su cometido−, ni por aire –el aeropuerto financiado generosamente por la asistencia española será bombardeado e inutilizado todo su instrumental por Israel; tampoco por tierra. Allí, los pasos son todos controlados por Israel, salvo los que hay con Egipto, que serán a su vez celosamente controlados (mediante el condicionamiento financiero israelí del gobierno egipcio).

Desde 2006, entonces, comienza la agonía gazatí, más acentuada todavía que la generalizada de todo el maltratado territorio palestino.

Control absoluto de los alimentos, del agua, de los medicamentos, mobiliarios, libros.

Todo este proceso genocida, lo puede ver quien quiera dirigir su mirada a Palestina. Y a Gaza. Y lo hemos visto desde cualquier continente; desde Asia, o América, o incluso desde Israel. Así lo ha visto Yuval Abraham, el periodista hoy laureado con este Oscar. En abril 2024 escribe un artículo que publican la revista-e +972 Magazine, de EE.UU. y Viento Sur, de España: ”«Lavender» la máquina de IA que dirige los bombardeos israelíes en Gaza”.

Parco de juicios, generoso de información, el joven exhibe la monstruosa máquina de matar que los mandos israelíes han dejado librada a puros mecanismos: echar bombas a sospechosos de listas infinitas de hogares palestinos que podrían, pudieron, pudieran estar vinculados con alguien que alguna vez tiró una piedra o hizo una protesta. Echar tales bombas, si son “bobas” contra todo tipo de  blanco; si son “inteligentes” a cuadros sindicados como organizadores de la resistencia. “Un dispositivo especial que pueda procesar con rapidez cantidades masivas de datos para generar miles de potenciales ‘objetivos’ de ataques militares”, tratando tales listados “como si de decisiones humanas se tratase”.

Por ejemplo, se dispuso que: “que por cada agente subalterno de Hamás señalado por Lavender se permitía matar hasta 15 o 20 civiles […] Las fuentes añaden que cuando el objetivo ha sido un alto cargo de Hamás, el ejército ha autorizado en varias ocasiones la muerte de más de 100 civiles en el curso del asesinato de un solo mando.”[2]

Abraham nos muestra que el objetivo en todos los casos es el exterminio de los palestinos. Porque ¿qué son los 15 o 100 civiles sacrificados en cada asesinato que les resulta atractivo? Población, seres humanos, niños, esposas, abuelos.

Abraham es un judío de buen corazón. Como fueron los refuseñik que se negaron a participar en las matanzas colectivas de Israel en 2008 y 2009 (“Operación Plomo fundido”) o en la sangrienta incursión, también a Gaza, en 2014. Como lo fueron conscriptos encarcelados que han generado otro grupo refractario a la rapiña sionista; “Anarquistas contra el muro”. Pero atenti: estos últimos se autocalifican como “un puñado” y las cartas de los refuseñik han sido firmadas por 52: el ejército israelí ronda entre 150 mil y 200 mil combatientes. Que además se valen de todas una serie de tecnodispositivos, como la Cúpula de Hierro, el ya citado Lavender o el programa “¿Dónde está papá?”[3] para “extender” sus brazos y sus dedos en gatillos.

Lo que importa con películas y realizaciones como No Other Land, es el significado político que nos aporte. La peli nos muestra diálogos ásperos, escasos, pero la realidad israelí actual es otra cosa. Israel tiene, por ejemplo, un ministro a cargo de las cárceles (Ben Gvir) que postula la matanza de presos; el Lavender que desnuda Abraham (en 2024, luego del 7 oct.) está diseñado para matanzas colectivas, impersonales y evitar que algún soldado del “Ejército de Defensa” de Israel cargue sobre su conciencia alguna perturbación.

La máquina de exterminio de lo palestino avanza imperturbable y tan alejada de manos humanas, que satisface a los mandos, a los políticos… y a los mismos soldados.

Y mientras un ministro de la horda de Netanyahu, Miki Zohar, se queja que No Other Land ‘distorsiona la imagen de Israel ante el público internacional, difama a Israel en el escenario mundial’, ni advierte ni quiere advertir que la difamación no es sino verismo; ahora superados por la expansión de atrocidades, cada vez más anónimas del ejército.

Abraham traiciona, sin querer, obviamente, la gravedad de su mismo mensaje y su labor periodística cuando reclama “el fin de la destrucción de Gaza y la liberación de rehenes israelíes”. Es afectivamente comprensible su reclamo. Pero no podemos hablar de los rehenes israelíes (tomados como tales cuando la incursión palestina del 7 oct. 2023) como un fenómeno en sí, como un generador del conflicto, como lo asienta Abraham: Israel ejerce desde hace décadas la politica de tomar rehenes: miles de rehenes (en condiciones infinitamente peores) que Israel levanta, sistemáticamente, en las calles, en los stiios de trabajo, en hogares, y son internados, sin juicio, “administrativamente”, por meses, años o décadas. Por décadas. ¿Acaso los judíos tienen “coronita”? ¿Cómo podemos reclamar el (justo) fin de tan odioso método sólo para judíos?

Todo el valiente y esclarecedor documental No Other Land, con toda la violencia que desnuda, la indiferencia sistemática de supremacistas militares israelíes destrozando baños, cocinas, techos, dormitorios; el uso de armas de fuego contra dueños de casa sin armas,  atropellados y robados, el impedir hacer una escuela para los 600 niños de las aldeas vecinas,[4]  el discurso mismo de Basel Adra: “película escrita por un colectivo palestino-israelí […] mi esperanza para mi hija [tiene 2 meses] es que no tenga que vivir la misma vida que estoy viviendo yo ahora,  siempre con miedo, siempre temiendo la violencia de los colonos, las demoliciones de los hogares y el desplazamiento forzado que mi comunidad Masafer Yatta vive y enfrenta cada día bajo la ocupación israelí que hemos soportado durante décadas mientras pedimos al mundo que tome medidas serias para detener la injusticia y frenar la lmpieza étnica del pueblo palestino”.

Los militares se burlan de Adra y Abraham y su periodismo.

Este alegato ha sido históricamente a lo largo de años y décadas, persistente y valerosamente asumido por incontables palestinos, igualmente valerosos, como Emat Burnat (Cinco cámaras rotas), Ahed Tamimi e incluso otros humanos solidarios, no palestinos como Rachel Corrie, asesinada precisamente por ello.

Pero desde el 7 octubre 2023, la hybris sionista perdió la paciencia, mediante la cual, la “redención” de la tierra les estaba demandando décadas (y costo político, porque los humanos generalmente resistimos la injusticia flagrante por más  de señorial que se la invista) e Israel ha optado por: 1) el modelo “Conquista del Oeste” estadounidense;[5] 2) la doctrina Hannibal (exclusividad racista del propio pueblo) y 3) el control mediático de “la” verdad. Así, ante el copamiento de Hamás y otras organizaciones de resistencia al sionismo, del 7 de octubre 2023,  “justa indignación”, como si “el artero ataque” proviniera en cielo sereno, tratando a sus protagonistas como de violadores de no sabemos qué paz.

Ya no estamos ante muertes puntuales, como en No Other Land sino ante muertes masivas y por doquier.

La situación de los gazatíes, y cada vez más de los palestinos en los territorios disputados, es ahora muchísimo peor que lo que traslauce el alegato de Adra que hemos espigado: ya no se trata de casas derribadas, de gente viviendo en cuevas  sin siquiera agua corriente…. en Gaza, el bombardeo masificado no produce ya desalojos sino muertes, no de combatientes sino de población civil en medio de los escombros de una artillería que deshace ciudades… Y ya no sólo en Gaza sino en Cisjordania o en Jerusalén.

En el momento actual, la documental palestinoisraelí sustrae de las candilejas la monstruosidad que está pasando allí nomás a pocos km de Masafer Yatta. Allí, entre vecinos vemos un cartel: “Palestinians lives matter”. Se entiende la intención; adueñarse de la consigna que los afroamericans difundieron contra la violencia policial estaodunidense. Me pregunto, empero, porqué la consigna no está en árabe, al menos en las tomas locales, las que no son for export.

−“Te llevan [detenido] y es una suerte de tortura emocional”, dice Adra a propósito de la detenciòn de su padre; el documental ilustra la coexistencia (forzosa) entre autos “amarillos”, de israelíes y autos “verdes” (palestinos).

−Ante un ataque pide un palestino: “Dame una cebolla por los gases lacrimógenos”.

−Una madre, desesperada por el hijo que fue baleado porque trataba de evitar que los soldados le robaran  un generador,  y ahora esta parapléjico, se pregunta qué hacer y si lo mejor no es que Allah se lleve a su hijo…

−Adra les grita, indignado: “Soldado: estoy filmando todo esto.” [6]

Pensemos estas situaciones, en los territorios gazatíes luego del 7 oct. 2023. Cuando los militares derriban todas o casi todas las edificaciones de las poblaciones gazatíes a veces con gente adentro, enterrada viva (a ese grado de degradación ha llegado el ejército “más moral del mundo”).

Estamos mucho peor de lo que nos muestra No other land. Como cultura humana. Como red mundial. La impunidad de Israel es manifiesta. Siempre hay gente, humanos de buen corazón y coraje civil. Hasta en la ONU. Honor a UNRWA, a Francesca Albanese, italiana, a Richard Falk, judío estadounidense (de la estirpe de los  Benjamin Freedman, ayer y Max Blummenthal hoy), a Folke Bernadotte, sueco, el primer mediador del conflicto palestino-israelí, asesinado −por quien será guardaespaldas de Ben Gurión−, “gracias” a sus esfuerzos para lograr una solución justa dentro de la ONU.

Israel no rinde cuentas. Nadie −significativo− se las pide. Como explica un periodista lúcido: “Informes concluyen que Israel comete genocidio. Occidente bosteza”.[7]

Mientras las atrocidades cometidas antes por el sionismo ahora por Israel se ventilen en Óscares, Israel seguirá impune.□

notas:

[1] Ceremonia del Óscar, Hollywood, 3 mar 2025.

[2] Estas aplicaciones siempre tienen desvíos para peor: cuando el soldado israelí Gilad Shalit es capturado en 2006, las fuerzas israelíes procuran rescatarlo mediante sucesivos allanamientos a diversos locales palestinos presumiblemente de Hamás o no. Durante muchos meses, más de un año. A lo largo de esos presuntos rescates, jamás exitosos, se estima entre cien y doscientos los palestinos asesinados. Shalit fue canjeado varios años después por más de mil presos palestinos y fue visto públicamente una sola vez. Al declarar que había sido siempre bien tratado, nunca se lo volvió a presentar.

El episodio nos permite corroborar que sin «Lavender» ya se cometían “excesos”…

[3] Escalofriante programa para matar junto con “el blanco”, esposa, padres, hijos…

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Masafer_Yatta

[5]  Genocidio de los pueblos nativoamericanos o su reducción a campos de concentración denominadas “reservas indígenas”.

[6] En el documental se aclara que la invocación militar a desplazar a los pobladores palestinos de la región por necesidades logísticas, se reveló finalmente, sólo una excusa.

[7] Jonathan Cook, https://www.middleeasteye.net/opinion/gaza-israel-another-expert-report-committing-genocide-west-yawns. Middle East Eye, 25 dic. 2024.

Publicado en Centro / periferia, General, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado, Política

¡La bolsa o la vida!

Publicada el 23/01/2025 - 05/03/2025 por luissabini

Distribuida el 16 ene 2025. Subida aquí: 23 ene 2025

NUESTRO TERRITORIO MAL… DONADO

por Luis E. Sabini Fernández

Carlo Goldoni, hace más de tres siglos, redondeó una commedia dell’arte inolvidable, Servir a dos amos; la  historia y las cabriolas del protagonista para atender a dos amos, a veces con intereses dispares, y sobre todo, para atenderse a sí mismo; un “muerto de hambre” modelo siglo xviii.

El intendente fernandino Enrique Antía, Mr. Simpatía, el de la eterna sonrisa, ha superado ampliamente esa duplicidad del protagonista goldoniano –“Truffaldino, que puede traducirse al español como Fraudolent” (según wikipedia)−.

Antía, atraído no sabemos por cuáles atractores, tiene estrechísima vinculación con CIPEMU (Comité Israelita Punta del Este, Maldonado, Uruguay), que desde su no muy remoto origen ha ido estrechando sus vínculos con Israel, visible en los contratos que la autoridad política de Maldonado ha establecido con empresas israelíes vinculadas a la seguridad (compra de cámaras de vigilancia… para evitar robos; preocupación que parece vertebral entre los forjadores de CIPEMU).

Pero no solamente esa actividad, empresaria, nos muestra CIPEMU. Un lado sustancial de su actividad es pedagógica, el International College, todo un semillero de futuros dirigentes o población alfa más. Sus veladas al aire libre, a la orilla del mar en el verano puntaesteño, con damas desplegando sus ropas talares, apuntan al mundo ideal que imaginan.

Entre bambalinas, CIPEMU despliega su poder ideológico o de policía del pensamiento, cuidando que Mr. Simpatía no se exceda en sus sonrisas y por ello, en su momento, le señaló la inconveniencia de autorizar sesiones de un congreso de docentes de historia, en salones del gobierno fernandino.

La razón en ese caso, fue sagrada: CIPEMU percibió que dichos docentes eran antisemitas, o al menos que entre dichos docentes había antisemitas. Y CIPEMU declara luchar contra el antisemitismo. La verdad de la milanesa es que CIPEMU no acepta críticas a Israel (es fácil: toda crítica a Israel es antisemita según las instrucciones del IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance) en castellano, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, que ha dictaminado que está de más toda aporte histórico que ponga en entredicho la historia oficial del Holocausto. Así que chau investigación.

A la vista de la violencia claramente genocida del Estado de Israel, un estado condenado hasta desde la mismísima ONU, Antía ha desplegado su vuelo político: “Reivindicó los ataques de Israel sobre la Franja de Gaza.“ (https://ladiaria.com.uy › maldonado › articulo › antia-r…, 5 ene 2025).

Pero a la vez, tal vez imaginándose ecuánime, ha agregado: que «apoya todos los intentos de paz» (ibíd.). Y mostrando su persistente bizquera, Antía apostrofa: “Israel tiene derecho a defender a sus familias.” (ibíd.) ¿Se defiende a sus familias asesinando colectivamente a miles de bebés de la población a la que se quiere despojar de sus tierras (y junto con los bebés, sus hermanitos, sus padres, madres, tíos, primos, abuelos)?

Por lo visto, la piedad de Antía alcanza a los torturadores sionistas y a sus familias, pero nada le queda para los palestinos victimizados desde hace tanto tiempo (es el conflicto más largo, cronológicamente, de nuestro tiempo).

Antía tiene otras facetas, no todo lo que brilla es CIPEMU.

Cuando una empresa argentina, quiso convertir la rocosidad  de Punta  Ballena en asiento de centenares de viviendas, en edificios de altura para “pasar a cobre” el extraordinario valor paisajístico y geológico del lugar (único en nuestra geografía, que no es la de un Canadá o una Rusia euroasiática con la superficie de sus millones de km2…), fue únicamente el rechazo de la sociedad local la que permitió arrinconar primero el proyecto, que fue finalmente desechado, sin participación a la vista del sr. Intendente.

Antía tiene sus miras: fomentar la implantación de asentamientos argentinos, lo que resulta a la larga, entregar la tierra a ajenos.

En Maldonado, con la “administración” Antía, ahora mismo, se está intentando entregar tramos de costa a extranjeros (lamentablemente no es el único caso; vimos años atrás, otros intentos, como el del expresidente José Mujica, con las ”granjas marítimas”).

Empeñado en venderlo todo, se está ahora plasmando la concesión de 700 viviendas sobre la minúscula Laguna del Diario, arruinando un exquisito lugar que ornitólgos califican como de parada y descanso de aves migratorias, que resulta un entorno sumamente agradable de la costa oriental de nuestro país. Queremos suponer que con exquisita delicadeza la intendencia proveerá algún otro sitio de descanso para las aves, a las que se les informará en idioma castellano, sitio que dispondrá de comida perfectamente balanceada para aves y hasta con primorosos bebederos con alguna bebida cola, siempre fresca y, sobre todo, saludable.

Dijimos que Antía supera el número dos que nos recordaba Goldoni. Antía no sólo ha generado una alianza de la cual apenas arañamos la superficie (porque el Estado de Israel tiene una dimensión oculta enorme, incomparable respecto de su lustrada superficie tecnológica y de su sórdida política de mano dura), no sólo parece empeñado en estimular negocios con Israel y con inversionistas argentinos, regalando el territorio para que sus empresas lleven a cabo sus emprendimientos como si fuera  en “tierra conquistada”.

Parece resuelto a vender todo el territorio a su alcance despojándolo de “obstáculos”.

Ya hemos visto como el cerro San Antonio está siendo parcelado y vendido mediante la participación de inmobiliarias privadas (que no sabemos de dónde extraen sus derechos de propiedad, aunque imaginamos, claro, que “todo es legal”), como si se tratara de una manzana urbana más y no de un monte perteneciente a la naturaleza y a la fauna y flora locales.

Últimamente ha declarado con descaro que jamás ha estado de acuerdo con el proyecto de los edificios gigantes que inversionistas, con el signo de pesos en las pupilas, habían proyectado encima de Punta Ballena, usurpando y trastornando las riquezas naturales de nuestro país.

A esta altura tales declaraciones suenan más bien a “que las uvas están verdes”.

Porque persistentemente ha criticado a quienes procuran cuidar el ambiente, a estudiar los arenales, las dunas, las corrientes marinas, los cerros y la fauna y flora autóctonas. Son gente molesta, ‘fábricas de impedir’ ha dicho.

Para los negocios, obviamente.

Y tiene razón, don Enrique. Hay un cierto conflicto entre la salud, el cuidado del ambiente, la alimentación, y los negocios.

El problema sobreviene cuando quien es votado para cuidar la salud, el ambiente, la alimentación de los habitantes, opta por cuidar… los negocios.□

ACLARACIÓN PARA LECTORES AJENOS AL URUGUAY.

El subtítulo juega con el nombre del territorio que gobierna el señor cuyas andanzas examinamos: Departamento de Maldonado.

Publicado en Argentina, ecología, Poder, Uruguay

Cómo ver el 7 octubre de 2023 en Gaza desde nuestra periferia

Publicada el 30/11/2023 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández –

 

Es dificilísimo darse cuenta  en qué sentido el genocidio que avanza con descaro en Palestina  −aunque hoy estemos en medio de una tregua de cuatro o cinco días− nos afecta. A todos los humanos. En primerísimo lugar a los que viven –asediados desde hace 17 años− en lo que se ha llamado “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo” y que con vocabulario de mediados del siglo XX tendríamos que denominar “campo de concentración”, un arma que el racismo colonialista ha usado desde hace siglos (en castizo, para el robo de las tierras americanas se hacían “reducciones de indios”, con lo cual se apropiaban de tierras inmediatamente legalizadas, sacralizadas en su nueva propiedad, por clérigos y escribanos).

Aunque el genocidio en marcha es imposible de esconder en un mundo con tanta intercomunicaciòn o por lo menos con tanta comunicación, está claro y nítido que las atrocidades nos llegan desde los medios de incomunicación masivos y dominantes y allí en nuestras mentalmente colonizadas tierras, nos llega sobre todo la versión del genocida, que es precisamente la del poseedor de los más poderosos medios de incomunicación.[1]

Parece empero caduco el tiempo de la ignorancia y la inocencia consiguiente: la multiplicidad de las comunicaciones actuales, su velocidad de difusión conspira contra toda política de secreto, otrora no solo usuales sino las más empleadas.

Por ejemplo, Chris Hedges y Max Blummenthal hacen un escalofriante informe de lo acontecido el 7 de octubre en Franja de Gaza y territorio aledaño israelí, por una vez invadido por palestinos (en las últimas 7 u 8 décadas han sido siempre invasiones sionistas a territorio palestino, siempre violentas a veces con verdaderas carnicerías de palestinos).

Acerca de “cómo los militares israelíes desencadenaron una serie de ataques para matar a los palestinos armados junto con sus rehenes israelíes”, es uno de sus capítulos más llamativos y que no aparece a través de nuestros medios de incomuinicación masivos. Cánsese usted de transitar por radios, diarios y canales locales para verificarlo.

Hedges y Blummenthal son dos conocidos periodistas estadounidenses y al parecer han desplegado una formidable actividad esclarecedora en la tragedia palestino-israelí, que hay que realzar a la luz del origen presbiteriano de Hedges y judío de Blummenthal, dos colectividades fundamentales en el origen y fomento del genocidio palestino. Y ellos,  en cambio, se han especializado en ver cómo funciona la política genocida sionista sobre los palestinos.[2]

Se puede ver que constituyen una corriente cultural, psíquica, creciente de quienes empiezan a rechazar el colonialismo despiadado y alhajado con “perlas bíblicas” del Estado de Israel y sus padrinos incondicionales; el Reino Unido y EE.UU. Han examinado severamente los acontecimientos del 7 de octubre (The Chris Hedges Report y The Gray Zone, 17 nov. 2023).

Y entre sus principales conclusiones figura: “como los militares israelíes desencadenaron una serie de ataques el 7 de octubre diseñados para matar a los hombres armados de Hamas junto con sus rehenes israelíes”. Leyó bien.

En la desesperación por repeler un ataque tan generalizado como inesperado −para quienes fungían como locatarios− los mandos israelíes ordenaron bombardear las viviendas del kibutz Be’eri a las cuales habían ingresado milicianos palestinos para tomar rehenes. Ese bombardeo adquiere cierta similitud con los que “el ejército más moral del mundo” emplea para derribar toda la edificaciòn de la ciudad de Gaza, desde viviendas hasta escuelas, mezquitas, iglesias, locales industriales y comerciales, de servicios, espacios deportivos, bombardeos que se estima han dejando decenas ¿o miles de niños? enterrados vivos, con  otros humanos bajo los escombros.

Hedges no duda en calificar estos hechos como “solución final” de la cuestión palestina.

La peculiaridad de la coyuntura; el copamiento que desde la madrugada llevaron adelante milicianos de Hamas sobre territorios adyacentes a la Franja de Gaza, como el lugar de encuentro de una fiesta rave a 3 km de la frontera, creó una situación hasta ahora inédita en la peripecia palestina; por vez primera los atacantes  de un improbable ejército, más bien por el equipamiento, una guerrilla, ocupaban territorio israelí. Y los mandos militares apelaron a la “doctrina Aníbal” [3] según la cual tropas israelíes pueden llegar a morir, ser sacrificadas, si se hace necesario para neutralizar un ataque.

Los testimonios, muchos gráficos revelan, el papel decisivo de las armas israelíes: tripulando gigantescos helicópteros Apache, los militares israelíes descargaron repetidas veces  sus cargas explosivas sobre todo lo que se movía en el suelo a pocas decenas de metros de sus vuelos rasantes. Las fotos muestran, por ejemplo, todo el estacionamiento de la fiesta rave  con autos literamente destrozados, con o sin gente adentro, con un tipo de daño que solo se podía lograr, en el lugar, en el momento, con la artillería de los Apache.

 

No cabe duda que el plan israelí es el vaciamiento de la Franja de Gaza, es decir repetir la Nakba que tan buen rendimiento práctico, en el terreno, les había otorgado. Paradójica situación. Porque la menuda Franja de Gaza debe ser uno de los pocos espacios palestinos que no albergaron judíos ni siquiera hace dos mil años. Los sionistas hablan de Judea o de Samaria, para hablar de la contemporánea Cisjordania. Pero la Franja de Gaza es la Franja de Gaza. En  buen romance: con Gaza ni siquiera las especulaciones bíblicas y religiosas de un territorio supuestamente cedido por “El Creador” tiene cabida; en este caso es sencillamente, conquista y ensanche territorial colonialista.

Para percibir la calaña de la rapacidad sionista, transcribo a Ayalet Shaked, figura clave de la dirección israelí, exministra de Interior y de Justicia: “Después de convertir Khan Yunis en un campo de fútbol [sic], debemos decirles a los países que cada uno de ellos acepte una cuota: necesitamos que los 2 millones se vayan. Ésa es la solución para Gaza.[4] Repartiendo palestinos como naranjas”. Y que el “campo de fútbol” en que convirtieron la ciudad de Khan Yunis fue tratado para llegar a “campo de fútbol”, con población incluida.

Entretanto, en un torbellino propio de una tragedia griega la sociedad israelí –definida, la sociedad entera, por el historiador Norman Finkelstein no como de derecha sino de extrema derecha− hastiada del manejo despótico y corrupto de Beniamiin Netanyahu expresó su hastío contra el gobierno aunque ratificando la israelidad. Y no bien Netanyahu deriva “los acontecimientos” hacia la guerra y la conquista, logra, recupera una adhesión enorme.

Orly Noy, analista y periodista iranio-israelí, sostiene que este pensamiento no se limita simplemente al Gabinete o a la derecha israelí, sino que se ha generalizado.[5] Los medios de comunicación y el discurso político israelíes muestran que cuando se trata del actual ataque de las FDI a Gaza (en rigor contraataque), gran parte del público israelí ha internalizado completamente la lógica del pensamiento de Smotrich. Su consigna es nítida: “Emigración o aniquilación”. [La solución que propuso Smotrich fue ofrecer]  “a los 3 millones de residentes palestinos una opción: renunciar a sus aspiraciones nacionales y continuar viviendo en su tierra en un estatus inferior, o emigrar al extranjero. Si, en cambio, deciden tomar las armas contra Israel, serán identificados como terroristas y el ejército israelí se dedicará a “matar a quienes necesitan ser asesinados”. Cuando se le preguntó en una reunión en la que presentó su plan a figuras religiosas sionistas si también se refería a matar familias, mujeres y niños, Smotrich respondió: “En la guerra como en la guerra”.

La cosificación de la población despojada se equipara totalmente a la que ejerciera el colonialismo posmedieval en “El Nuevo Mundo” Abya Yala, Américas, o en África: “para una parte significativa del público israelí, los palestinos son más fáciles de mover que los muebles de una sala de estar.” (ibíd.)

Recordemos que cuando tras la celada artera en Salsipuedes, en el norte del Uruguay, que marca los inicios de la flamante sociedad  oriental, en 1832, habiendo acabado con los varones charrúas, los militares inician “una larga marcha” de más de 400 km hasta Montevideo con “la chusma”. Así llamaban los fundadores europeos de las sociedades “americanas” a ancianos, mujeres e infantes. Con semejante caminata, llegaron a la plaza fuerte de Montevideo sólo mujeres y su prole. Allí mismo y sin demora se procedió a su reparto como servidumbre. Sin consideración alguna por el llanto de infantes arrancados a sus madres, ni los gritos ahogados de madres despojadas. Como animales. Esa parte del espectáculo carecía de importancia para la sociedad montevideana. Lo sabemos apenas porque un diario de la época recibió y publicó la carta de dos damas montevideanas, de las que sabían leer y escribir, sensibles ante lo acontecido; esa falta de sentimiento separando así a madres de sus hijos. Apenas dos, que supieron mostrar la iniquidad del momento. Esas dos mujeres fueron el comienzo del fin de aquella “normalidad”.[6]

Así las cosas con la tecnologísima y civilizadísima Israel, vanguardia del mundo. Ellos sí valoran la vida… propia. Por eso, intercambian un israelí por tres palestinos (y hasta por mil).

Hemos visto que Crooke examina la estrategia israelí de llevar adelante “El Plan Yinon” (1981), ir desmantelando y desmontando los estados árabes vecinos y circundantes a Israel (estrategia para alcanzar El Gran Israel). Crooke sostiene que Israel procura arrastrar a EE.UU. a que se haga cargo del escollo mayor, Irán, “poniendo fin a la ilusión de que cualquier tipo de compromiso, reconciliación o partición [de Palestina] es posible.” [7]

“El historiador Max Hastings escribe que Netanyahu le dijo en la década de 1970 que «en la próxima guerra, si lo hacemos bien, tendremos la oportunidad de sacar a todos los árabes… Podemos limpiar Cisjordania, ordenar Jerusalén».” Adueñarse del territorio, a como sea.

Así que de robo de tierras se trata. Nuestros latifundistas vernáculos (o no tan vernáculos) lo saben bien. Pero, claro, el robo de tierras no se puede hacer por las buenas. La historia nos lo muestra. Y ante la situación que existe, desde hace un siglo en Palestina, el filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi introduce una pregunta, propia de nuestro tiempo, que nos interpela como un puñetazo en la quijada:  ¿“Se puede exponer el cuerpo torturado de toda una población sin pagar el precio? [8]

Un interrogante ligado al fenómeno comunicacional y su difusión actual que señalamos al comienzo.

Hasta ahora, grosso modo, los genocidios ‘ocurrían lejos y hace tiempo’. No era, no fue a menudo así. El genocidio de los tutsis en Rwanda se hizo mientras simultáneamente se sabía de èl durante sus pesadillescos meses. Pero “África está lejos”…

Y la eliminaciòn de poblaciòn aborigen en las Américas; −pusimos el episodio de la matanza de charrúas en Uruguay− tuvo muchos “testigos” aunque solo dos hayan llamado a las cosas por su nombre.

Repasemos los términos de la convención acerca de genocidio que teóricamente nos cubre y nos ampara desde 1948 (9 de diciembre):[9]

  • Actos cometidos para destruir total o parcialmente un grupo racial, étnico o religioso;
  • Matar miembros de ese grupo;
  • Causarle daños físicos o mentales a miembros de ese grupo;
  • Infligirle, deliberadamente, a un grupo condiciones de vida calculadas para destruir físicamente sus vidas, total o parcialmente.”

Otros aspectos de la convención que atañen, por ejemplo, a la transferencia forzosa de niños a otros ámbitos, muy pertinentes para anglificar indiecitos en Norteamérica, por ejemplo, tienen menos que ver con Palestina. ¿Pero cuál de esos cuatro numerales que acabo de traducir no se aplica punto por punto a lo que ha hecho siempre y sigue haciendo cada vez más  brutalmente, el sionismo, Israel, en Palestina?

¿Qué pasa con la ONU?: ¿No se enteró de cómo Israel convirtió a la Franja de Gaza en un  campo de concentración, desmantelando su produccion local, agropecuaria y pesquera (mediante expeditivos procedimientos como envenenar los campos)? Que Israel regula hasta las dosis individuales de alimentación (con el consiguiente deterioro alimentario que todos conocemos por mermas, vencimientos y multitud de “accidentes”).

¿Qué considera la ONU y sus plenipotenciarios guardianes de lo genocida los bombardeos de viviendas y  barrios derribados hasta los cimientos, donde todavía hoy no podemos saber cuántos bebes, infantes, adultos, ancianos yacen enterrados vivos (y quienes han tenido la oportunidad y el tiempo para abandonar esas edificaciones, salvar la vida, el pellejo, pero no las pertenencias de sus vidas cotidianas; ropas, fotos, bicicletas, libros)?

Israel no ha cambiado un ápice su política desde 1948 hasta 2023.

Claro que con sus padrinos, gigantes guardaespaldas; EE.UU. y el Reino Unido.

Habrá que ver si el resto del mundo opta por cambiar la suya con un estado, el israelí, que escarnece todas las sacrosantas  disposiciones que teóricamente al menos, nos rigen.ф

[1] La  comunicación pública radios, diarios, teves, en países como Argentina o Uruguay sobre el 7 oct. 2023 es lastimosamente pobre (aunque mayor que en episodios anteriores). Se apuesta mucho a los “rehenes” y apenas a los gaseados, bombardeados, expulsados, hambreados, palestinos, con sus viviendas, ciudades, destruidas como en las peores escenas de la IIGM. Dos “termómetros” argentinos: el recién nombrado presidente Javier Milei, aspira a “recibirse de judío” y antes de asumir la presidencia (10 de diciembre) ha hecho un viaje iniciático para recibir suponemos que los óleos de rabinos ultraconservadores en Nueva York (Centro Ohel Jabad-Lubavitch). No se le puede negar capacidad sintética, abrazando en único viaje sus dos “amores”: EE.UU. e Israel. Por su parte, la lideresa indisputada de la oposición peronista, que tendríamos que suponer en “el otro rincón” que Milei, Cristina Fernández de Kirchner, ante los acontecimientos desencadenados el 7 de octubre, 2023, repudia toda violencia y  postula las soluciones de la ONU, en particular “la de dos estados”: una entelequia que jamás captó siquiera un atisbo de la mentalidad y la concepción sionista.

[2] Life and Loathing in Greater Israel (Vida y asco en el Gran Israel).

[3]   El nombre proviene del militar cartaginés Aníbal que optó por envenenarse antes de caer preso de los romanos.  Hay una diferencia sustancial con la “opción” homónima: Aníbal eligió morir; en el caso de los soldados israelíes copados, quien decide sus muertes es el mando militar. De ese modo, fue bombardeado el cuartel israelí de control sobre la Franja de Gaza, Erez Crossing, copado por milicianos palestinos, que contaba con una enorme dotacion israelí de soldados, muchos de ellos administrativos, sin armas o casi.

[4]  Cit. p. Alastair Crooke, https://www.unz.com/article/the-magicians-hat-and-the-great-simulacrum-of-palliative-balm/.

[5] “El público israelí ha abrazado la doctrina Smotrich”,

https://www.somosmass99.com/el-publico-israeli-ha-abrazado-la-doctrina-smotrich/.

[6]  E. Mendes Vives, La gente y las cosas en el Uruguay de 1830, Tauro, Montevideo, 1967.

[7]  A. Crooke, https://www.unz.com/article/will-the-scorpion-sting-the-u-s-frog/.

[8]   “Epicentro”, publicado en Ctxt, 19 nov. 2023.

[9]   Fecha por demás problemática, porque no podemos olvidar que el 11 de diciembre de ese mismo año, la ONU se declaró satisfecha con “los progresos realizados […] para  conseguir un ajuste pacífico de la situaciòn futura de Palestina” (resolución 194 de ONU) que pasa por alto dos “detalles”: que el Plan Dalet llevado adelante por los sionistas al día siguiente del abandono  británico de Palestina, significó no solo la expulsion de varios cientos de miles de habitantes de sus moradas y lugares desde siglos atrás, sino además la muerte de algunos miles de palestinos refractarios a la “mudanza”, sino además, y encima, el asesinato de Folke Bernadotte, el primer mediador de la ONU, designado para conocer necesidades y puntos de vista de judíos y palestinos. Bernadotte no entendiò por qué todo iba a favor de las demandas sionistas y nada hacia los habitantes originarios y fue prestamente asesinado. Tras el impacto de violaciòn a tamaña investidura −la ONU estaba flamante− el asesino fue preso…  unos días y pocas semanas después fue incorporado como guardaespaldas del también flamante presidente israelí, Ben Gurion. Y la ONU ni siquiera calificó el asesinato como asesinato; dirá apenas, cobarde y falsariamente, que Bernadotte “sacrificó su vida”. (ibíd.)

Publicado en Centro / periferia, Conocimiento, Cultura dominante, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Palestinos / israelíes, Poder, Sociedad e ideología

La psicopatía bíblica de Israel

Publicada el 17/11/2023 por raas

Por Laurent Guyénot
22 de octubre de 2023

Estoy harto de leer que Netanyahu es un psicópata. Desde luego que no lo es. No veo ninguna razón para considerarle, ni a él ni a ningún otro dirigente israelí, psicópatas en el sentido psiquiátrico. Tienen una psicopatía colectiva, que es una cosa muy diferente.

La diferencia es la misma que entre una neurosis personal y una neurosis colectiva. Según Freud, la religión (y se refería al cristianismo) es una neurosis colectiva. Freud no quería decir que las personas religiosas sean neuróticas. Al contrario, observó que su neurosis colectiva tiende a inmunizar a las personas religiosas contra la neurosis personal [1]. No suscribo la teoría de Freud, sólo necesito su respaldo para introducir mi propia teoría: Los sionistas, incluso los más sanguinarios, no son psicópatas individuales; muchos de ellos son personas cariñosas e incluso abnegadas dentro de su propia comunidad. Más bien, son los vectores de una psicopatía colectiva, lo que significa una forma especial (podemos llamarla inhumana) por la que ven e interactúan colectivamente con otras comunidades humanas.

Este es un punto crucial, sin el cual nunca podremos entender a Israel. Llamar psicópatas a sus líderes no sirve de nada. Lo que necesitamos es reconocer a Israel como un psicópata colectivo, y estudiar el origen de este carácter nacional único. Es una cuestión de supervivencia para el mundo, al igual que es una cuestión de supervivencia para cualquier grupo reconocer al psicópata que hay entre ellos y comprender sus patrones de pensamiento y de comportamiento.

¿Qué es un psicópata?

La psicopatía es un síndrome de rasgos psicológicos que se clasifica entre los trastornos de la personalidad. El psicólogo canadiense Robert Hare, siguiendo la estela de la obra de Hervey Cleckley The Mask of Sanity (1941), ha definido sus criterios diagnósticos basándose en un modelo cognitivo que ahora se adopta ampliamente, aunque algunos psiquiatras prefieren el término «sociopatía» porque en realidad tiene que ver con la incapacidad para socializar de forma real [2]. En un esfuerzo por poner a todo el mundo de acuerdo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ha sugerido «trastorno antisocial de la personalidad»; pero el término «psicopatía» sigue siendo el más popular, y sólo por esa razón, lo adoptaré.

El rasgo más característico del psicópata es una ausencia total de empatía y, como consecuencia, de inhibición moral para dañar a los demás, combinada con una sed de poder. La psicopatía también comparte algunos rasgos con el narcisismo: los psicópatas tienen una gran visión de su propia importancia. En su opinión, todo se les debe porque son excepcionales. Nunca se equivocan y los fracasos son siempre culpa de los demás.

La verdad no tiene ningún valor para el psicópata; la verdad es lo que le conviene en cada momento. Es un mentiroso patológico, pero apenas es consciente de ello. Mentir es tan natural para él que la cuestión de su «sinceridad» es casi irrelevante: el psicópata vence al detector de mentiras.

El psicópata sólo siente emociones muy superficiales y no tiene sentimientos reales por nadie; pero ha desarrollado una gran habilidad para engañar. Puede ser encantador hasta el punto de ser carismático. Es incapaz de empatizar, pero aprende a simularla. Su poder es su extraordinaria habilidad para fingir, engañar, atrapar y capturar. Aunque él mismo está inmunizado contra la culpa, se convierte en un maestro en hacer que los demás se sientan culpables.

Como el psicópata es incapaz de ponerse en el lugar de otra persona, no puede mirarse a sí mismo críticamente. Confiado en que todas las circunstancias tienen razón, está realmente sorprendido por el resentimiento de sus víctimas y las castigará por ello. Si roba la propiedad de alguien, considerará el rencor del robado como un odio irracional.

Aunque el psicópata puede ser juzgado como un loco delirante, no está loco en el sentido médico, ya que no sufre -los psicópatas no visitan a los psiquiatras a menos que se vean obligados a hacerlo-. En cierto sentido, el psicópata está demasiado bien adaptado a la vida social, si el propósito de la vida social es sobrevivir individualmente. Por eso el verdadero misterio, desde un punto de vista darwiniano, no es la existencia de psicópatas, sino su baja proporción en la población.

La estimación más optimista por lo bajo en la población occidental es del 1 por ciento. No hay que confundirlos con el proverbial 1 por ciento que posee la mitad de la riqueza mundial, aunque un estudio entre altos ejecutivos de grandes empresas ha demostrado que los rasgos psicopáticos están muy extendidos entre ellos[3].

Israel como Estado psicopático

El hecho de que los judíos estén hoy desproporcionadamente representados en la élite (forman la mitad de los multimillonarios estadounidenses, mientras que sólo representan el 2,4% de la población),[4] tampoco significa que la psicopatía sea común entre los judíos. Más bien al contrario: Los judíos demuestran entre ellos un alto grado de empatía, o al menos de solidaridad, a menudo hasta el punto del autosacrificio. Pero la naturaleza selectiva de esta empatía sugiere que se centra menos en la humanidad de los demás que en su judaísmo.

De hecho, los judíos tienden a confundir judaísmo y humanidad. Así, lo que es bueno para los judíos debe ser necesariamente bueno para la humanidad. A la inversa, un crimen contra los judíos es un «crimen contra la humanidad», un concepto que crearon en 1945. Confundir lo judío con la humanidad es un signo de narcisismo colectivo, pero cuando se trata de considerar a los no judíos como menos que humanos, se convierte en un signo de psicopatía colectiva.

Colectivamente, los judíos se consideran inocentes de los cargos que se les imputan. Por eso el pionero sionista Leo Pinsker, médico, consideraba la judeofobia como «una aberración psíquica». Como aberración psíquica es hereditaria, y como enfermedad transmitida durante dos mil años es incurable». En consecuencia, los judíos son «el pueblo elegido para el odio universal» (incluso los judíos ateos no pueden evitar definir la judeidad como una elección)[5].

Israel, el Estado judío, es el psicópata entre las naciones. Actúa con otras naciones del mismo modo que un psicópata con sus semejantes. «Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel», escribió el periodista israelí Gideon Levy en Haaretz en 2010. Sin embargo, su diagnóstico, que incluye «paranoia, esquizofrenia y megalomanía»[6], es erróneo. Teniendo en cuenta la absoluta superioridad moral de Israel, su deshumanización de los palestinos y su extraordinaria capacidad para mentir y manipular, estamos ante un psicópata.

Al establecer un paralelismo entre la psicopatía y la actitud de Israel, no culpo a los israelíes ni a los judíos como individuos. Forman parte de esta psicopatía colectiva sólo en la medida de su sumisión a la ideología nacional. Podemos hacer una comparación con otro tipo de entidad colectiva. En The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power (La Corporación: La búsqueda patológica de la ganancia y el poder), Joel Bakan señaló que las grandes empresas se comportan como psicópatas, insensibles al sufrimiento de aquellos a los que aplastan en su afán de lucro: «Mi análisis de Israel se basa en el mismo razonamiento. Salvo que Israel es mucho más peligroso que cualquier empresa gigante (incluso Pfizer), porque la ideología que causa su trastorno de personalidad es mucho más demencial que la ideología liberal, social-darwiniana, que rige la Bolsa. La ideología de Israel es bíblica.

El virus bíblico

La psicopatía colectiva de Israel no es genética, es cultural, pero se formó en tiempos muy antiguos, por lo que está incrustada en el subconsciente ancestral (sea lo que sea eso): en última instancia, proviene del dios celoso inventado por los levitas para controlar a las tribus hambrientas que se lanzaron a conquistar Palestina hace unos tres mil años. Por nacimiento, Israel es la nación del dios psicópata.

Yahvé, «el dios de Israel», es un dios volcánico iracundo y solitario que manifiesta hacia todos los demás dioses un odio implacable, los considera no dioses, siendo él, de hecho, el único dios verdadero. Esto lo caracteriza muy claramente como un psicópata entre los dioses. Por el contrario, para los egipcios, según el egiptólogo alemán Jan Assmann, «los dioses son seres sociales», y la armonía entre ellos garantiza la armonía en el cosmos[8] Además, existía cierto grado de traducibilidad entre los panteones de las distintas civilizaciones. Pero Yahvé enseñó a los hebreos a despreciar a las deidades de sus vecinos, convirtiéndolas, a los ojos de éstos, en una amenaza para el orden cósmico y social. Yahvé es esencialmente, dice Assmann, un dios teoclasta: «Debes destruir por completo todos los lugares donde las naciones que desposees hayan servido a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas, bajo cualquier árbol extendido; debes derribar sus altares, destrozar sus piedras sagradas, quemar sus postes sagrados, hacer pedazos las estatuas de sus dioses y borrar su nombre de ese lugar» (Deuteronomio 12:2-3).

Puede que Yahvé sea un personaje de ficción, pero su dominio sobre la mente judía es, sin embargo, real. «Apelar a un padre loco y violento, y durante tres mil años, ¡eso es ser un judío loco!»[9] dijo Smilesburger en Operación Shylock de Philip Roth. Yahvé ha enseñado a los judíos a mantenerse estrictamente separados de los demás. Las prohibiciones alimentarias sirven para impedir toda socialización fuera de la tribu: «Os apartaré de todos estos pueblos, para que seáis míos» (Levítico 20:26).

La naturaleza del pacto no es moral. El único criterio de aprobación de Yahvé es la obediencia a sus leyes y mandatos arbitrarios. Matar a traición a cientos de profetas de Baal es bueno, porque es la voluntad de Yahvé (1 Reyes 18). Mostrar piedad con el rey de los amalecitas es malo, porque cuando Yahvé dice «matad a todos», quiere decir «a todos» (1Samuel 15). En la historiografía bíblica, el destino del pueblo judío depende de que siga las órdenes de Yahvé, por descabelladas que sean. Como bien dice Kevin MacDonald:

La idea de que el sufrimiento judío se debe a que los judíos se desvían de su propia ley aparece casi como un tamborileo constante a lo largo del Tanaj, un recordatorio constante de que la persecución de los judíos no es el resultado de su propio comportamiento frente a los gentiles, sino más bien el resultado de su comportamiento frente a Dios[10].

Si los judíos siguen el mandato de Yahvé de alienarse del resto de la humanidad, a cambio, Yahvé promete hacerles gobernar sobre la humanidad: «Seguid sus caminos, guardad sus estatutos, sus mandamientos, sus costumbres, y escuchad su voz», y Yahvé «os elevará por encima de todas las naciones que ha hecho»; «Haréis de muchas naciones vuestros súbditos, pero no estaréis sujetos a nnadie» (Deuteronomio 26:17-19 y 28:12). Esto suena muy parecido, en realidad, al pacto que Satanás propuso a Jesús: «El diablo le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. Y le dijo: ‘Todo esto te daré, si caes a mis pies y me honras’». (Mateo 4:8-9).

Si Israel sigue escrupulosamente la Ley, Yahvé promete someter a todas las naciones al dominio de Israel, y destruir a las que se resistan. «Los reyes se postrarán ante ti, con el rostro en tierra, y lamerán el polvo a tus pies», mientras que «la nación y el reino que no te sirvan perecerán» (Isaías 49:23 y 60:12). Las naciones deben reconocer la soberanía de Israel o ser destruidas. Yahvé dijo a Israel que ha identificado «siete naciones mayores y más fuertes que tú», a las que «debes poner bajo la maldición de la destrucción», y no «mostrarles ninguna piedad». En cuanto a sus reyes, «borrarás sus nombres bajo el cielo» (Deuteronomio 7:1-2, 24).

El código de guerra de Deuteronomio 20 ordena exterminar «todo ser viviente» en las ciudades conquistadas de Canaán. En la práctica, la norma se extiende a todos los pueblos que se resistan a los israelitas en su conquista. Moisés la aplicó a los madianitas, aunque en este caso Yahvé permitió que sus guerreros se quedaran con las jóvenes vírgenes (Números 31). Josué la aplicó a la ciudad cananea de Jericó, donde los israelitas «impusieron la maldición de la destrucción sobre todos los habitantes de la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, incluidos los bueyes, las ovejas y los asnos, sacrificándolos a todos» (Josué 6:21). En la ciudad de Hai, todos los habitantes fueron masacrados, doce mil de ellos, «hasta que no quedó uno vivo y ninguno que huyera…

Cuando Israel terminó de matar a todos los habitantes de Hai en campo abierto y en el desierto donde los habían perseguido, y cuando todos y cada uno cayeron a espada, todo Israel regresó a Hai y masacró a la población que quedaba». Las mujeres no fueron perdonadas. «Como botín, Israel tomó sólo el ganado y los despojos de esta ciudad» (Josué 8:22-27). Luego vinieron los turnos de las ciudades de Maceda, Libna, Laquis, Eglón, Hebrón, Debir y Hazor. En toda la tierra, Josué «no dejó un solo sobreviviente y puso a todo ser viviente bajo la maldición de la destrucción, como Yahvé, dios de Israel, lo había ordenado» (10:40)

Como escribió Avigail Abarbanel en «Why I left the Cult» (Por qué abandoné el culto), los conquistadores sionistas de Palestina «han seguido muy de cerca el dictado bíblico a Josué de simplemente entrar y tomar todo. Para un movimiento supuestamente no religioso es extraordinario lo cerca que el sionismo… ha seguido la Biblia»[11] Kim Chernin, otro disidente israelí, escribió en «Los siete pilares de la negación judía»: «No puedo contar el número de veces que leo la historia de Josué como una historia de nuestro pueblo que llega a la legítima posesión de su tierra prometida sin detenerme a decirme a mí mismo, ‘pero esta es una historia de violación, saqueo, matanza, invasión y destrucción de otros pueblos’»[12].

Yahvé sólo ofrece dos caminos posibles a Israel: la dominación de otras naciones, si Israel mantiene el pacto de separación de Yahvé, o la aniquilación por esas mismas naciones, si Israel rompe el pacto:

«Si te haces amigo del resto de estas naciones que aún viven junto a ti, si te casas con ellas, si te mezclas con ellas y ellas contigo, ten por seguro que Yahvé, tu dios, dejará de desposeer a estas naciones antes que a ti, y para ti serán una trampa, un escollo, espinas en tus costados y abrojos en tus ojos, hasta que desaparezcas de este hermoso país que Yahvé, tu dios, te ha dado.» (Josué 23:12-14)

Desposeer a otros o ser despojado, dominar o ser exterminado: Israel no puede pensar más allá de esa alternativa.

El sionismo es bíblico

¿Qué tiene que ver esto con el sionismo? ¿No es el sionismo una ideología secular? Creo que ya es hora de disipar este malentendido. El sionismo es un producto del judaísmo, y el judaísmo tiene sus raíces en la Biblia hebrea, el Tanaj. La haya leído o no, la considere histórica o mítica, todo judío basa en última instancia su judaísmo en la Biblia, o en lo que sabe de la Biblia. El judaísmo es la interiorización del dios psicopático. Poco importa si los judíos definen su judaísmo en términos religiosos o étnicos. Desde un punto de vista religioso, la Biblia conserva la memoria y la esencia de la Alianza con Dios, mientras que desde un punto de vista secular, la Biblia es la narrativa fundacional del pueblo judío, y el patrón por el que los judíos interpretan toda su historia posterior (la Dispersión, el Holocausto, el renacimiento de Israel, etc.).

Es cierto que Theodor Herzl, el profeta del sionismo político, no se inspiró en la Biblia. Sin embargo, denominó sionismo a su ideología, utilizando el nombre bíblico de Jerusalén. En cuanto a los sionistas posteriores a Herzl, y a los verdaderos fundadores del moderno Estado de Israel, estaban impregnados de la Biblia. «La Biblia es nuestro mandato», declaró Chaim Weizmann en 1919, y en 1948 ofreció a Truman un rollo de la Torá por su reconocimiento de Israel. Así comienza la Declaración del Establecimiento del Estado de Israel:

ERETZ-ISRAEL [(hebreo) – la Tierra de Israel, Palestina] fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí alcanzaron por primera vez la condición de Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y dieron al mundo el eterno Libro de los Libros.

No cabe duda de que el Estado de Israel se fundó sobre la afirmación bíblica.

David Ben-Gurion, el autor de este documento y padre de la nación, tenía una visión bíblica del pueblo judío. Para él, según su biógrafo Dan Kurzman, el renacimiento de Israel en 1948 «fue paralelo al Éxodo de Egipto, la conquista de la tierra por Josué, la revuelta macabea». Ben-Gurion nunca había ido a una sinagoga y desayunaba cerdo, pero estaba empapado de historia bíblica. «No puede haber una educación política o militar que merezca la pena sobre Israel sin un profundo conocimiento de la Biblia», solía decir[13]. Tom Segev escribe en su biografía más reciente:

Patrocinó una clase de estudio de la Biblia en su casa y promovió dos conceptos para caracterizar el carácter moral del Estado de Israel y su destino y deber para consigo mismo y con el mundo: el primero era «pueblo elegido», término procedente de la alianza entre Dios y el pueblo de Israel (Éxodo 19:5-6); el segundo era el compromiso del pueblo judío con los principios de justicia y paz que lo convierten en «luz de las naciones», según el espíritu de los profetas (Isaías 49:6). Hablaba y escribía con frecuencia sobre estos conceptos[14].

El pensamiento bíblico de Ben-Gurion se hizo más claro a medida que envejecía. Consideremos, por ejemplo, el hecho de que, mientras imploraba a Kennedy que le diera a su pueblo la bomba porque los egipcios querían exterminarlos (como lo habían hecho bajo Moisés), predijo en la revista Look (16 de enero de 1962) que dentro de veinticinco años Jerusalén “será la sede de la Corte Suprema de la Humanidad, para resolver todas las disputas entre los continentes federados, como lo predijo Isaías”. [15] Ben-Gurion no estaba loco, solo estaba pensando bíblicamente.

Casi todos los líderes israelíes de la generación de Ben-Gurion y la siguiente compartían la misma mentalidad bíblica. Moshe Dayan, el héroe militar de la Guerra de los Seis Días de 1967, justificó su anexión de un nuevo territorio en un libro titulado Living with the Bible (1978). Naftali Bennett, entonces Ministro de Educación de Israel, también justificó la anexión de Cisjordania a través de la Biblia. [16] Los sionistas pueden encontrar todas las justificaciones que necesitan en la Biblia : para Gaza tienen Jueces 1:18-19. “Y Judá tomó Gaza y toda la ciudad: “Y Judá tomó Gaza y su territorio… Y Jehová estaba con Judá, y poseyeron la región montañosa”. Ahora hay fanáticos bíblicos abiertos en el gobierno israelí, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, que lanza citas bíblicas todos los días. “ Dios dio la tierra de Israel al pueblo judío ” es el alfa y omega del sionismo, no sólo para los israelíes, sino también para los cristianos que han apoyado el reclamo judío desde 1917 y apoyan a Israel hoy.

Incluso más que Ben-Gurion, Benjamín Netanyahu piensa bíblicamente, y esto se vuelve cada vez más claro a medida que envejece. También sabe que los cristianos no pueden argumentar seriamente contra la afirmación bíblica. El 3 de marzo de 2015, dramatizó su fobia a Irán ante el Congreso de los Estados Unidos refiriéndose al libro bíblico de Ester:

Somos un pueblo antiguo. En nuestros casi 4.000 años de historia, muchos han intentado repetidamente destruir al pueblo judío. Mañana por la tarde, en la festividad judía de Purim, leeremos el libro de Ester. Leemos acerca de un poderoso virrey persa llamado Amán, que conspiró para destruir al pueblo judío hace unos 2.500 años. Pero una valiente mujer judía, la reina Ester, expuso el complot y dio al pueblo judío el derecho de defenderse contra sus enemigos. El complot fue frustrado. Nuestro pueblo fue salvo. Hoy el pueblo judío se enfrenta a un nuevo intento de otro potentado persa de destruirnos.[17]

Netanyahu programó su discurso en vísperas de Purim, que celebra el final feliz del Libro de Ester: la matanza de 75.000 hombres, mujeres y niños persas. En 2019, Netanyahu pronunció estas palabras durante una gira por Cisjordania: “Creo en el libro de los libros y lo leo como un llamado a la acción para que cada generación haga lo que pueda para garantizar la eternidad de Israel”. ¡La Biblia ocupa tanto de su cerebro que quiere poner una Biblia en la Luna !

Así que, por favor, dejen de llamar psicópata a Netanyahu. O al menos llamarlo psicópata bíblico, un adorador del dios psicópata. Y mientras lo hace, aprenda a ver la Biblia hebrea tal como es: “una conspiración contra el resto del mundo”, como dijo HG Wells. En los libros de la Biblia “la conspiración es clara y brillante… una conspiración agresiva y vengativa. No es tolerancia sino estupidez cerrar los ojos ante su calidad.”[18]

notas:

[1] Freud developed this theory in three books: Totem and Taboo, Civilization and Its Discontents and The Future of an Illusion.

[2] Robert Hare, Without Conscience: The Disturbing World of the Psychopaths Among Us, The Guilford Press, 1993.

[3] Paul Babiak and Robert Hare, Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work, HarperCollins, 2007.

[4] Benjamin Ginsberg, The Fatal Embrace: Jews and the State, University of Chicago Press, 1993; J.J. Goldberg, Jewish Power: Inside the American Jewish Establishment, Basic Books , 1997.

[5] Leon Pinsker, Auto-Emancipation: An Appeal to His People by a Russian Jew, 1882 , en www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Zionism/pinsker.html

[6] Gideon Levy, “Only psychiatrists can explain Israel’s behavior,” Haaretz, January 10, 2010, www.haaretz.com/print-edition/opinion/only-psychiatrists-can-explain-israel-s-behavior-1.261115

[7] Joel Bakan, The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power, Free Press, 2005. Watch also the documentary of the same title.

[8] Jan Assmann, Of God and Gods: Egypt, Israel, and the Rise of Monotheism, University of Wisconsin Press, 2008, p. 47.

[9] Philip Roth, Operation Shylock: A Confession, Simon & Schuster, 1993, p. 110.

[10] Kevin MacDonald, Separation and Its Discontents: Toward an Evolutionary Theory of Anti-Semitism, Praeger, 1998, kindle 2013, kindle l. 6187–89.

[11] Avigail Abarbanel, “Why I left the Cult,” Oct 8, 2016, en https://mondoweiss.net/author/avigail

[12] Kim Chernin, “The Seven Pillars of Jewish Denial,” Tikkun, Sept. 2002, quoted in Kevin MacDonald, Cultural Insurrections: Essays on Western Civilization, Jewish Influence, and Anti-Semitism, Occidental Press, 2007, pp. 27-28.

[13] Dan Kurzman, Ben-Gurion, Prophet of Fire, Touchstone, 1983, pp. 17–18, 22, 26–28.

[14] Tom Segev, A State at Any Cost: The Life of David Ben-Gurion, Apollo, 2019, kindle l. 286.

[15] David Ben-Gurion and Amram Ducovny, David Ben-Gurion, In His Own Words, Fleet Press Corp., 1969, p. 116.

[16] “Israeli minister: The Bible says West Bank is ours” en www.youtube.com/watch?v=Png17wB_omA

[17] “The Complete Transcript of Netanyahu’s Address to Congress,” en www.washing
tonpost.com.

[18] Herbert George Wells, The Fate of Homo Sapiens, 1939 (archive.org), p. 128.

texto original (en inglés): https://www.unz.com/article/israels-biblical-psychopathy

fuente: http://www.verdadypaciencia.com/2023/10/laurent-guyenot-la-psicopatia-biblica-de-israel.html

Publicado con texto en PDF y Audio en https://ecotropia.noblogs.org/2023/11/7212/

Publicado en Centro / periferia, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado

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