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Autor: ulises

Tumini defendiendo el menemato. Un récor dificil de alcanzar

Publicada el 01/05/2014 - 03/05/2014 por ulises

Por Luis E. Sabin Fernández.

Ya sabemos que la sociedad argentina tiene, como todo tejido humano fuertes paradojas. Muchos tendemos a pensar que la Argentina en particular las tiene exacerbadas. Por su fundación colonial y por lo tanto esquizoide como toda sociedad, convertida en nación “libre y soberana” tras su pasado colonial.

El destino buscado por sus élites (algunas de ellas, al menos) de construir unos EE.UU. del Sur con el hegemonismo consecuente  en tanto otros acentuaron la lucha por ‘verdaderas y definitivas’  liberaciones, el mismísimo peronismo encarnando ambos proyectos; el miniimperial y autoritario y el emancipador e inclusivo… todos esos rasgos perfilan una serie de paradojas. La cuestión de las Malvinas, también; despiertan los mejores sentimientos de dignidad ante el ultraje y a la vez una obsesión tan emparentada con el chovinismo que muchos entendemos resulta más peligrosa que saludable…

Menem fue el pícaro Viejo Vizcacha que le dio a la sociedad lo que ésta tenía en su imaginario y entregó hasta los tuétanos de “la patria” invocándola como lo más sagrado…

Pero siempre hay un plus. Humberto Tumini, el dueño de una empresa política, que se suele designar Movimiento Libres del Sur y de la cual suele figurar como “secretario general”, advirtió a través de los medios de incomunicación de masas, que siempre lo atienden que  <“no es que estuvo todo mal con el menemismo” y destacó que la “explosión productiva” del campo se inició durante ese período.> (Ag. Télam, 23 abr 2014).

Veamos la frase, el pensamiento, lo que subyace en los comentarios de Tumini. Destaca “la explosión productiva” que decidiera entonces el Ministerio de Agricultura de EE.UU. en su plan de dominio mundial a través de la teoría de las ventajas comparativas. Con ese armazón la craneoteca del gobierno estadounidense entonces (lo que se suele llamar en neocastellano básico actual los think tanks), siguiendo la línea del Hudson Institute y tantas otras ONGs diseñaban un mundo provisto de alimentos  básicos “por las praderas norteamericanas y las pampas argentinas” (ese plan se mostrará pronto insuficiente y la misma dirección estadounidense incorporará como bases de apoyo agroindustrial a Australia y a Canadá; Brasil jugaba entonces en otra cancha).

El papel privilegiado, pero absolutamente dependiente que quienes aspiraban a la “gobernanza global” le asignaron a Argentina es una de las grandes vergüenzas nacionales del menemato. Pero que ha regado de dólares al país. A mi modo de ver, envileciéndolo. Pero para muchos, enalteciendo esta sociedad  ‘que crece a tasas chinas’, que se inunda de autos importados (y de helicópteros y de aviones para los sojeros y no sólo para ellos, sino para algún otro gremio…).

Estamos cobrando todo lo que nos “brinda” “la explosión productiva” que pregona su sacerdote mayor, Héctor Huergo, y también pagando, con una contaminación generalizada, con un estado sanitario absolutamente escamoteado, con niños nacidos con malformaciones congénitas por toda el área sojera, con una crisis de la biodiversidad tan espléndida en este país…

Pero, bueno, a Humberto Tumini le interesa la explosión productiva, no la concentración territorial como bestial contrarreforma agraria, ni la explosión ambiental, sanitaria, social que vienen todas ellos con efecto algo diferido…  es su elección.

Pero lo que establece una marca difícil de superar es que Tumini haya bautizado su tenderete político de “Libres del Sur”. Los del Ministerio de Agricultura de EE.UU., el tristemente conocido USDA y sus aterrizadores en el país durante el reinado de Menem, es decir la empresa que configuró el sistema agroindustrial argentino entonces, Monsanto, deben estar todavía carcajeándose.

Publicado en Ciudad

La lucha automovilística por la abolición del peatonado

Publicada el 01/05/2014 - 03/05/2014 por ulises

Por Luis E. Sabini Fernández

En primer lugar, debemos comprobar que las formas más radicales y revolucionarias para cumplir semejante objetivo han ido siendo dejadas de lado; el arrollamiento directo, por ejemplo, hoy día únicamente a cargo de algunos ortodoxos que siguen reclamando el uso exclusivo de las calles y avenidas para el automovilismo.

Nos hemos ido dado cuenta que esa postura no tiene buena prensa y por eso nos hemos ido enriqueciendo con un arco de posibilidades mucho mayor, y que podemos alojar no sólo directamente en la liza en disputa sino en muchos otros ámbitos, algunos totalmente abstractos o administrativos, pero que tienen mucho peso a la hora de obtener nuestros objetivos.

Sin agotar su enumeración: seguir manteniendo cruces con semáforos solo para autos. El peatón allí es ignorado por completo y dado que todavía existen, tienen que arreglárselas por sí mismos para cruzar en los intersticios entre rojas y verdes, con márgenes de error que siempre cargarán en su contra si finalmente son atropellados;

Hay cada vez más ejemplares del peatonado que están haciendo conciencia de que al cruzar caminando derecho deberían tener preferencia sobre automovilistas si éstos doblan. Ese poder, que muchos peatones usan descaradamente no hacen sino atrasar nuestra marcha y nos despoja de un derecho que legítimamente habíamos obtenido por el uso, hasta un pasado bien reciente.

Es una lucha difícil. En la capital estamos a punto de perder definitivamente esa batalla. Pero en el GBA, nuestros derechos siguen imponiéndose. Y tenemos que estar particularmente alertas para que el peatonado bonaerense no contraiga los procederes porteños, porque en tal caso el retroceso nuestro será muy costoso.

En las zonas que no están destinadas a hacer caja para la policía y las redes empresarias que controlan el negocio de los estacionamientos, es decir prácticamente en todo el AMBA, salvo el microcentro, Recoleta, Barrio Norte y poco más, es importante defender nuestros derechos al estacionamiento libre incluyendo los bordes de las rampas, por ejemplo, ya que el automovilismo ha perdido ya mucho espacio con la aparición de los molestosos contenedores de residuos.

Igualmente, en veredas particularmente estrechas, es nuestro derecho estacionar en ellas transversalmente haciendo que los peatones bajen el cordón aunque anden en sillas de ruedas, con changuitos, en bici o se muevan con dificultad.

Un fenómeno nos está cercenando a nosotros, a quienes con sus impuestos sostenemos prácticamente toda la estructura vial urbana: el avance del bicicleterío. No sólo molestan todo el tiempo; eso se podría decir hasta de los motociclistas, pero ésos al menos están motorizados, como nosotros y hacemos un culto común a la velocidad. Los ciclistas ni eso. Apenas al aire puro  y excusas para no gastar en gimnasio. El aire más puro se consigue con aire acondicionado, como lo sabe cualquier automovilista que haya tenido la fortuna de conducir un vehículo de los modernos. Y el físico se cuida óptimamente en un gimnasio con entrenadores que nos guían científicamente.

¡Viva el automovilismo rey de rutas, calles, senderos… y avenidas!

Publicado en Humor en serio

Thatcher (Margaret) a la vanguardia de la lucha antiimperialista de América Latina

Publicada el 21/04/2014 - 01/05/2014 por ulises

Por Luis E. Sabini Fernández.

El chovinismo sigue haciendo estragos mentales. Y lo más devastador resulta cuando se lo practica sin invocarlo, desde el internacionalismo más límpido y desinteresado. El mundo es tan complejo que plantarse en sus antípodas tampoco tiene porque ser acertado.  Aquí, el caso 1 y el 2.

1.

Se están haciendo reconocimientos destinados a dilucidar la muerte  de Joao Goulart, presidente brasileño depuesto por los militares en marzo de 1964, al que muchos suponemos vilmente asesinato en su exilio argentino en octubre de 1976. Ese golpe que iniciará una seguidilla de tales en América Lapobre, como mero reguero de “contrarrevolución preventiva” ante la insurgencia que volviera a despertar, esta vez tras la triunfante Revolución Cubana.

Nunca se lo había recordado, política, públicamente, antes. Ahora incluso se levanta una placa recordatoria enfrente al cuartel de policía de quienes “socializaran” la tortura en una amplitud sin precedentes en la región según la periodista investigadora Stella Calloni. Pero, claro, han pasado 50 años…

Los deudos y las redes de quienes sí recuerdan la pesadilla dictatorial, el Brasil de los generales, de Castelho Branco para abajo, anhelan tener el reconocimiento que en Argentina se le ha brindado a Madres, Abuelas y en general a los organismos de derechos humanos reclamando esclarecer la noche atroz del 24 de marzo (1976).

Y declaran, siempre según el testimonio aportado por Calloni, que si ellos en Brasil, llegaran a tener el mismo trato que por ejemplo les han dispensado “las autoridades nacionales” a las víctimas y a sus familiares en Argentina, se sentirían muy honrados, reconocidos. Falta para ello, aunque muchos aspiran  a que Goulart y su “reaparición” opere como disparador de conciencia como fue en Uruguay −también tan obturado en los reclamos por los asesinados y desaparecidos de la dictadura−  el caso Makarena Irureta Goyena.

En el concierto internacional, y particularmente latinoamericano, Argentina desempeña así, en el ejercicio de los derechos humanos y en el desentrañamiento de lo acontecido durante el tiempo de indignidad y desprecio, del terror institucionalizado, un peculiar papel de vanguardia. Stella Calloni verifica ese papel guía, como de vanguardia,  que América Latina juega en el mundo y que Argentina juega en América Latina.

Ninguna otra dictadura fue tan vapuleada –a posteriori, es cierto– como la argentina de esa cría monstruosa engendrada en los ’60 y ’70.

Pero reajustemos la mira(da). Argentina no ha ganado ningún papel de vanguardia por el desarrollo, realmente extraordinario y único en la región, de los organismos de derechos humanos y su lucha. Fue la derrota crudamente militar de la dictadura, de los militares argentinos ante los británicos, lo que precipitó la crisis de la arbitraria institucionalidad militar y una salida cívica democrática… y entonces sí la reafirmación formidable de la tarea de Madres, Abuelas, Familiares, ex-detenidos desaparecidos y un largo y rescatable etcétera.

Si Galtieri y Cía. se hubiesen salido con la suya –ya sabemos que es contrafáctico y por eso no podemos perder en esto mucho tiempo− en la opinión de quien esto escribe, habríamos tenido que soportar dictadura para rato… y con considerable apoyo social (al menos inicial).

Por eso, si los brasucas que recuerdan las atrocidades de 1964 se referencian a los argentinos luchadores por los derechos humanos y éstos aceptan situarse a la cabeza de esa lucha en la región, otórgemosle a Margaret Thatcher el papel que tuvo descuajeringando la estructura castrense argentina.

 

2.

En esto de atribuciones engañosas, tenemos otro caso igualmente penoso.

La derechosidad manifiesta del Frente Amplio y la rapacidad oculta de los vecinos

Somos muchos los que atribuimos al gobierno progresista del Uruguay, que lleva, él también más de una década, una serie de claudicaciones y desaciertos que muchos no esperaban tener que percibir desde una opción política –Frente Amplio, Encuentro Progresista, Nueva Mayoría− considerada genéricamente  “de izquierda”.

Entiendo que el partido o coalición gobernante ha disfrutado políticamente de la confusión o superposición entre los conceptos de progresismo e izquierdismo, para esa visibilización que siempre, ya históricamente, ha promovido. Algunos podemos entender que progresismo −que es la ideología del imperio globalizado y las corporaciones−, poco y nada tiene que ver con el izquierdismo, que ha procurado ser en primer lugar anticapitalista, algo en las antípodas con todo progresismo.

Si el FA hubiese encarnado una verdadera alternativa, cultural, ideológica, política, si por ejemplo, hubiese tomado en serio lo de “Uruguay natural” y no como una consigna turística, el país habría tenido paño para un desarrollo, un ensamble económico formidable. Con su limitada superficie (en comparación, por ejemplo con Argentina o Brasil, pero incluso con Perú, Venezuela o México), es insensato apostar a los monocul-tivos industriales que exigen para su “mejor” rendimiento, grandes superficies. Y aunque el Uruguay cultivable no es tan pequeño como lo muestran sus límites geográficos  pues-to que tiene uno de los mejores índices mundiales de tierra cultivable por superficie total (cerca del 90%), al país le habría convenido apostar a specialities, nunca a commodities, como se encuentra ahora embretado. Gracias al batllismo primero, al frenteamplismo después y a la falta total de iniciativa propia de los “nacionales” o “blancos” en el medio…

Por eso mismo, acuerdo a grandes líneas con la descripción durísima que Jorge Zabalza hace de la dirección frente- o fraudeamplista en la entrevista que le hiciera Carlos Aznárez (17 abril 2014).  La crítica demoledora a la dirección política del país no puede aislarse, empero, de lo que le ha pasado al Uruguay,p. ej., dentro del MERCOSUR.

Uruguay, y por otra parte, lo mismo ha pasado con Paraguay, fueron ingresados al tratado inicial entre Argentina y Brasil como meros agregados. A los que jamás se les reconoció entidad o historia propia.

El caso que más conozco, o siquiera en el que menos desconozco, Uruguay, tenía cierto desarrollo industrial propio, aplicado a los bienes de la vida cotidiana, la vestimenta, el calzado, la alimentación, muchos de ellos de calidad. Pienso en el parque de cubiertas accesorio a la industria automotriz, en la lechería, y hasta en la industria cárnica, ciertas cerámicas y lozas (atendiendo a la construcción y al hogar).

Como muy bien sostiene un peronista que me ha mostrado cómo se lo puede asu-mir –al peronismo− sin ser chovinista, las economías argentina o brasileña muy poco es-pacio habrían necesitado ceder para darle un lugar significativo a las actividades econó-micas uruguayas; tan poco que debería considerarse irrelevante (dadas las enormes dife-rencias en volumen; por las cuales el mismo volumen puede significar un porcentaje mí-nimo de economía brasileña y uno decisivo o abrumador en la uruguaya, p. ej.).

Y el buen amigo, con todo tino, antes que empezar criticando a la dirección política uruguaya, al candidato Tabaré Vázquez, que está todo el tiempo “jugando” con su entrega a EE.UU., critica a los porteños y a los paulistas y cariocas, que mezquinamente están repitiendo el imperialismo-hacia-adentro, con sus brasiguayos en Paraguay, con celos para que Buenos Aires y sus puertos no pierdan en la competencia con el de Montevideo, para, en suma, mantener los privilegios centralistas que tales territorios, megalopolizados (Buenos Aires, San Pablo, Río), tienen tanto en el concierto continental como dentro de sus marcos nacionales.

Esta crítica a burguesías periféricas y medianas que repiten los comportamientos del universo capitalista global no exonera la falta de una visión propia, alternativa en los pequeñísimos centros decisorios, si quedan, dentro de Uruguay. Pero explican, a mi modo de ver, un poco mejor los penosos pasos del Fraude Amplio.

Publicado en General

La TEVE en debate: ¿para qué estos «duelos» que escamotean lo que importa?

Publicada el 29/03/2014 - 02/04/2014 por ulises

Por Luis E. Sabini Fernández.

Pocas veces puede haber sido más apropiado en la historia el comentario del bolivariano que edificó el bolivarianismo, Hugo Chávez Frìas, advirtiendo la presencia del namberguán de lo que se pretende como Gran Democracia del Norte: −¡Aquí huele a azufre!, como anoche, cuando el ingeniero agrónomo Héctor Huergo abrió la “mesa de debate” coordinada por Eduardo Anguita en CN23, “Argentina en Debate”, con los panelistas como el nombrado más Gastón Fernández Palma (ingeniero agrónomo, presidente de AAPRESID), Alfredo Galli (ingeniero agrónomo orejano) y Pedro Peretti (FAA).

Huergo, el hombre clave de Clarìn Rural, probablemente un Mefistófeles inconsciente, si uno apuesta a su aspecto que irradia tanta bonhomía, jugó blancas –concedido sin duda por el “director” del debate E. Anguita, que previsoramente se proclamó ignaro en la cuestión que se abordaba−, explicando: ‘No hay acercamiento ni amorío entre el gobierno y los sojeros ni medidas gubernamentales que hayan bajado los decibeles de algún conflicto; es sencillamente que la cosecha viene buena, y empiezan a llover dólares.’

No los que realmente se podrían obtener, aclaró didácticamente, para subrayar las falencias del orden político, pero sí los suficientes para suavizar la situación y vivir una suerte de veranillo, remató.

Traducido al buen romance nos “explica” Huergo: la soja es dólares. La sojización son dólares. Lo que entra es guita.

Nadie, empero, a lo largo del “encuentro” que resultó no sólo entre contertulios, puesto que la campechanía fue el denominador común que al parecer pasó por la condición de rugbiers de varios de los presentes, nadie digo, mencionó la soga en la casa del ahorcado: la contaminación. La propagación de venenos y consiguientemente enfermedades y por lo tanto muerte, que el ensalzado o no tan ensalzado modelo sojero encarna.

Se sabe la leyenda de Mefisto: al doktor Fausto se le concede una juventud larga aunque no eterna, recuperación de todos los placeres de la vida, algunos que ya con la vejez se empezaban a perder, dinero, mujeres, poder… y el humilde Mefistófeles apenas le pide a cambio, y a largo plazo, el alma. Con lo cual Fausto accede al negocio y se va convirtiendo en un tipo poderoso y ruin…

Ese fue el negocio que el Ministerio de Agricultura de EE.UU., con Monsanto como ariete le ofreció a “las pampas argentinas”: un negocio privilegiado para la Argentina, que iba a devenir así, junto con ”las praderas norteamericanas” en los dueños de los alimentos del mundo. Esto fue, a mediados de los ’90, con el desarrollo de ingeniería transgénica aplicada a granos, clave, y la Argentina menemiana aceptó gustosa la invitación a semejante negocio.

——————————————

Argentina es el polo opuesto de Noruega: en Noruega están prohibidos los transgénicos tanto animales como vegetales, tanto como alimento para humanos como alimento para animales de consumo humano…

En Argentina, en cambio, todo eso pasó “como por un tubo” y el país, prácticamente todo el país, se convirtió de aquel país jardín de infantes de que nos advertía María E. Walsh,  en un “país laboratorio” donde todos resultamos conejillos de Indias.

Bueno, ahora ya se sabe: los Médicos de Pueblos Fumigados lo empezaron a ventilar, ya juntos,  en 2010. Y ciertamente que lo sabíamos desde el siglo pasado: la contaminación, la enfermedad, la muerte avanza. Por doquier. Lo inmortalizó el programa televisivo de La Liga, en 2009, donde Eduardo de Angeli alega su total ignorancia/inocencia con una histórica cara de piedra, sobre si la soja implica venenos y remite a la periodista preguntona a asesorarse con el técnico agrónomo que “controla” sus cultivos.

Como bien dice Soledad Barruti en su imperdible Malcomidos, “lo que sucede en el campo debería ser un escándalo nacional. […] Desaparecieron los sapos, y cada vez se vieron menos abejas. Los peces de los arroyos, lagunas y riachos se envenenaron […] hasta que los marcadores biológicos empezaron a ser también ellos: las personas que vivían junto a esos campos  de soja […] chicos que nacían con riñones envejecidos, con los dedos retorcidos o sin dedos. Con esbozos de algo en lo que deberían ser los brazos, manos, pies. Chicos a los que la piel se les llenaba de sarpullidos […] chicos con piel de cristal, con piel de lagarto. Bebés sin piel.”

Me permito recordar que en un reportaje en el siglo pasado a un técnico agrario, José Seri, su remate, más que preocupado, fue: “estamos comiendo bombas de tiempo” (que publicamos en Transgénicos: la guerra en el plato. La increíble y triste historia de la cándida Argentina y su tío desalmado, Sam).

Éste es el verdadero escándalo argentino: que no haya ley alguna que impida envenenar gente, matar vida, para enriquecerse. Tanto los sojeros, trasmutados reyes Midas que convierten en oro lo que siembran y en veneno el oro, como los gobiernos que so pretexto de distribuir “entre los pobres” se permiten justificar este gran envenenamiento colectivo.  Contra semejante genocidio habrá que pedir cuenta tarde o temprano no solo a los sojeros, principales responsables, junto con los estamentos políticos, sino también interrogarse sobre la abulia o la anemia médica y laboratoril, y la judicial… es la sociedad la que está en quiebra…

Es decir, a los que rastrillan pragmáticamente como Huergo, a los que prefieren ir aplicando el freno porque deben haber visto el precipicio (pero luego de haberlo gestado y “aprovechado”), como Fernández Palma y los que pretenden producir soja pero con políticas distributivas “de izquierda”, como Peretti (y su FAA o “la otra”, de quienes han sabido “casarse” con “los grandes” del campo, Mesa de Enlace mediante).  

La televisión ha demostrado una vez más su capacidad para escamotear las cuestiones principales y, eso sí, analizar con mucho pluralismo y enorme capacidad consensual lo que sucede en el país y menos importa.

Publicado en Agronecrófilos

Siria, Ucrania, Venezuela: ¿existe un dominio establecido o estamos en una red cuasihorizontal de «actores» sociales?

Publicada el 14/03/2014 - 02/04/2014 por ulises

Por Luis E. Sabini Fernández.

* EE.UU. dispone de un millar de bases militares a todo lo ancho y largo del planeta, en los “cinco continentes”.

* Tiene lo que Leonardo Boff caracteriza como, refiriéndose a las revelaciones de Snowden, “la extrema arrogancia del imperio: el espionaje universal”.

* Desde EE.UU. (e Inglaterra, e Israel) se cocina un poder informacional planetario. Que ya se gestó en 1948 con la red Echelon y que la cibernética no ha hecho sino ampliarlo por diez, cien, mil, un millón de veces…

* Una periodista argentina, Fabiana Freyssinet, rubrica una nota: “Brasil inerme ante invasión cibernética”.

* EE.UU. dispone de cinco armadas intercontinentales para ejercer su papel autoasumido y autoasignado de sheriff mundial. Tales como el Comando Sur ahora asentado en la Zona del Canal de Panamá, bajo jurisdicción estadounidense; el Africom, instalado en Libia desde su desmantelamiento tras el arrasamiento otánico, etcétera.

* Cuando se desmorona el universo soviético la discusión entre intelectuales más orgánicos de las élites estadounidenses fue: qué somos, qué tenemos que ser: ¿imperiales o imperialistas?

* Basta ver el diseño de nuestra modernidad, traspasada por cómo la vemos a través de Hollywood, internet, twitter, las revoluciones coloreadas, la comida basura, el solipsismo creciente, la medicalización de la sociedad, el reino de los vehículos “de alta gama”, de las jóvenes igualmente de alta gama, para entender que tenemos al enemigo en casa, tanto en la caja boba, como en las cajitas móviles y nada bobas y hasta en la mismísima bolsa de los desechos cotidianos que cada día alojamos prolijamente fuera de nuestra vista.

Con este trasfondo hay quienes nos tranquilizan analizando los acontecimientos atroces de Ucrania, y de paso los igualmente atroces en Siria y hasta los de Venezuela atribuyendo el mal  –oh sencillez de mundo− a la corrupción de los gobiernos jaqueados [i] (que no pongo en duda, aunque me pregunto qué elenco podría acceder a un gobierno totalmente limpio de elementos corruptos) o afirmando, por ejemplo:  “[…] no  creo que los EE.UU. tengan en estos momentos una política internacional más agresiva que en el pasado” […] de hecho, EE.UU. nunca ha intervenido tan poco, al menos en términos convencionales pues es verdad que el uso de drones y de la CIA les garantiza un alto nivel de intervención.”  [ii] Me alegro por la precisión final, atemperando la cuasipanglosiana afirmación previa, pero en rigor habría que decir que el “alto nivel de intervención” sobrepasa largamente drones y CIA. EE.UU. está a la vanguardia (atroz adelantamiento a mi modo de ver) en guerras bioquímicas y bacteriológicas; como decía un general pentagonal ya en los ’80: “con la guerra en tubos de ensayo no nos para nadie”.[iii]

Y su presencia imperial se ejerce en todo ese abanico que procuramos presentar sucintamente con las primeras frases. Las elites estadounidenses vienen diseñando el mundo como mejor lo consideran y no parecen haber cedido más allá de las limitaciones que la realidad en bruto les ha ido presentando: no pudieron prever las dust storms de los ’30 y tampoco las islas flotantes de basura oceánica de los ‘80 ni imaginaron la pérdida progresiva de biodiversidad tanto terrestre como marítima a un ritmo de empobrecimiento biótico jamás antes registrado. Ni el avance de la obesidad contracara de las viejas sociedades de escasez. Con su optimismo tecnológico tampoco supieron advertir la progresiva contaminación que como una gangrena planetaria nos va envolviendo, castigando a tirios y troyanos (y de acuerdo con las leyes del mercado, los más ajenos y menos pudientes serán los más perjudicados).

La referencia al dominio convencional está por lo menos fuera de lugar y revela muy poco crédito a la creatividad del poder american y una mirada poco atenta al decurso de nuestra historia inmediata: el dominio madeinUSA jamás se ha basado en lo convencional. Al contrario, su pujanza se apoya en buena medida en su creatividad. Destructora, invasiva, supremacista, lo que se quiera, pero poco convencional.

Alba Rico, a diferencia del monotemático Singer, despliega una presentación compleja que no puede ser sino bienvenida para evitar las simplificaciones y otras tentaciones ideológicas, como bien dice.

Trata de calibrar el aspecto endógeno por el cual sociedades árabes por ejemplo han entrado en primavera, es decir a moverse desde abajo, en las plazas. El caso liminar, es a mi modo de ver, el de Túnez, con la autoinmolación de Mohamed Buazizi. Buazizi nos revela que esa  crisis no es asunto de twitter ni de agencias noticiosas… Las primaveras árabes como las de los países excomunistas no hacen sino expresar el hastío por décadas de sociedades congeladas, represivas, y archirreaccionarias, aunque sus discursos oficiales  hayan sido en varios casos “socialista”.

Pero al lado de los regímenes desafiados, que muy a menudo responden con una brutalidad esperable aunque repudiable, juega Occidente, que al fin y al cabo, ha sido árbitro y constructor del mundo moderno al menos en su último medio milenio y para su propio beneficio. Y sobre todo, tenemos a las elites de EE.UU. que han configurado particularmente al siglo XX, nada menos. Lo han hecho cultural, geográfica, económica, política y hasta alimentariamente.

Vivimos, y particularmente en Argentina, en España, del brazo y en los brazos de Mr. Marshall….

Entonces, ¿cómo se puede argüir que “EE.UU. nunca ha intervenido tan poco”?

Podemos estar de acuerdo, y lo estamos, que “lo soviético” no tiene vuelta atrás y lo podemos hasta festejar. Pero únicamente sabiendo que la tarea que tenemos por delante es más ardua, puesto que el colapso soviético si bien despejó muchas agorerías que nos vendían como “socialismo científico” dejó al capital, y a sus representantes más dilectos en muchas mejores condiciones para adueñarse de todo, que es lo que algunos sentimos que está pasando.

Y que las cartas modernizadoras, por ejemplo en América Latina, aunque en algún sentido han sido un freno al capitalismo puro y duro, como podría ser en la Venezuela chavista o mejor dicho bolivariana, en general no ha tenido mayores contradicciones con el imperio mayor, como entiendo es el caso con el PT brasileño o el peronismo argentino  (ni que decir en casos de colonialismo mental y material franco como son los casos de Piñera en Chile, de la dupla Vázquez-Mujica en Uruguay, de Cartés en Paraguay…)

Alba Rico procura en su nota recoger el pulso de la resistencia desde lo más abajo, en la calle, entre los ciudadanos de a pie, por ejemplo en Ucrania. Eso está bien. Y está bien que critique a “la izquierda”  por no haber sabido dialogar con este movimiento que SAR califica de “rebelión”, para diferenciarlo de “golpe de estado”.

Pero una rebelión puede ser perfectamente instrumentada para un golpe de estado, como ha pasado mil veces en la historia. En general,  el excipiente para tales metamorfosis ha sido dinero, dólares, miles, millones, cinco mil millones de dólares, por ejemplo. La secretaria de Estado Victoria Nuland  [¡qué nombre, ¿no?] puede informar a Singer, a Alba Rico, sobre eso.

Las palabras de Raúl Zibechi: “En todo caso, las derechas han sido capaces de crear un dispositivo ‘popular’ como el que describe Rafael Poch para desestabilizar gobiernos populares, dando la impresión de que se está ante movilizaciones legítimas que terminan derribando gobiernos ilegítimos, aunque éstos hayan sido elegidos y mantengan el apoyo de sectores importantes de la población. En este punto, la confusión es un arte tan decisivo como el arte de la insurrección que otrora dominaron los revolucionarios.” [iv]


[i] Peter Singer, “Va a votar? Un consejo: mire antes el reloj que usa cada candidato”, Clarín, Buenos Aires, 9/3/2014.

[ii] Santiago Alba Rico, “’Podemos’ en Ucrania”, 4/3/2014, www.rebelion.org.

[iii] A la luz de lo ya se sabe cómo Yaser Arafat fue asesinado, cabe preguntarse por lo acontecido con Hugo Chávez.

[iv]  Raúl Zibechi, “Derechas con look de izquierda”, Brecha, Montevideo, 10/3/2014.

Publicado en Centro / periferia

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