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Categoría: Medios de incomunicación de masas

¿Qué ven, qué declaran, qué sostienen los lanateucos? 1

Publicada el 19/12/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Sabemos que vivimos en un ardoroso y continuo presente, que condena toda temporalidad. Está casi prohibido recordar, porque eso nos puede  ayudar a una confrontación, un análisis comparativo y otros zarandajas conceptuales de escaso curso actual.

La protesta popular del lunes 19 ha recogido según los partes oficiales, 88 policías con heridas y contusiones de (muy) distinta consideración, 70 manifestantes igualmente contusos (o heridos), 60 detenidos… Y una versión, igualmente contusa, herida, o tal vez peor.

De acuerdo con el medio informativo, desaparece alguna de esas tres categorías; la más ausente, tal vez por la profusión de medios amigables con el cambio, ha sido la desaparición de los70 lesionados.

Los lanateucos han recuperado la voz. Y la sed de justicia. Como Catones, han preguntado una y otra vez por la ausencia de voces opositoras condenando los desmanes.

Algunos han recibido las grabaciones de diálogos entre policías pidiendo “manos libres” y la voz de mando diciendo: −no por ahora, todavía no… protéjanse y esperen.

¿Por qué hay que esperar? se preguntan los lanateucos, así como los policías ayer se preguntaban, bajo la lluvia de piedras.

El cálculo de los mandos policiales ha sido bien sencillo, casi contable: esperar hasta compensar –mediáticamente hablando− los atropellos y abusos cometidos por la Gendarmería el jueves, para poder, luego, salir y dar y dar y dar, pero ya legitimados.

Bajo el mando exultante de la adiestrada en Israel Patricia Bullrich, la Gendarmería hizo el jueves 14 una demostración de la pesadilla del poder represivo en la calle. Con un equipamiento costosísimo que el estado argentino habrá de pagar a precio de oro, la Gendarmería actuó como actúan los militares; sin diálogo.

La diferencia fundamental entre policías y militares es que los policías, aun con comportamientos abusivos, están conformados como parte de la sociedad c i v i l. Los militares, en cambio, son entrenados y configurados para actuar ante  e l   e n e m i g o. Por eso, los militares no están ni capacitados ni interesados en dialogar con población. No hablan, no contestan, ni siquiera preguntan. Y la Gendarmería es un cuerpo militar(izado) para el cuidado de fronteras. Situarlo en la tarea policial de despejar una ruta o de custodiar el Palacio de las Leyes es un sinsentido que solo una ministra militarizada puede concebir (y un gobierno que no distingue claramente los derechos de la sociedad civil puede aceptar; lamentablemente parece que ni la sociedad civil lo advierte).

Por eso pasó lo que pasó el jueves pasado.

Pero al no estar con restricciones dictatoriales (más allá de cierto direccionamiento informativo y algunas persecuciones), la sociedad pudo ver el comportamiento represivo, se indignó y en consecuencia, aunque el gobierno “ganó” la calle, perdió puntos.

Se dieron cuenta. No podían seguir así. Porque la sociedad civil se dispuso a ganar la calle, otra vez, ahora reforzada con la indignación.

El gobierno, atento, cambió la táctica. La sociedad civil refractaria al gobierno y contrariada por la infamante quita a los jubilados (que viene doblada, con la concesión de menor presión tributaria a los más acaudalados; lo que se llama un “gobierno de clase”) se presentó masivamente en los alrededores del Congreso para repudiar el proyecto.

Y la policía tranqui. Aquí entran en juego dos estrategias y quien esto escribe no acierta cuál ha sido la más empleada. Los grupos más radicalizados, al ver la pasividad policial, se agrandan, pueden imaginar, delirando, hasta una ofensiva. Y la pueden emprender con más vehemencia (léase piedras, cubiertas quemadas…).

A su vez, así como abundan los trolls[1] que calientan las pavas informáticas, hay servis al estilo de los mistarvim[2] israelíes que “calientan”  la calle.

Una  vez disparado este segundo round con jóvenes impacientes, inquietos, indignados o voluntariosos energúmenos, o con la segunda variante, “ alumnos”  que seguramente ha capacitado la ministra de Seguridad, “el bardo” ya es suficiente para que la policía entre en acción, pero legitimada.

Pasado el momento gandhiano, viene el desquite.

Y aquí entran nuestros lanateucos. Indignados por el sufrimiento acumulado por la policía este lunes 19. ¿Cómo dejaron con las manos libres a esos salvajes? ¿Por qué tuvieron que soportar ese castigo?

Los lanateucos tienen la memoria corta, casi instantánea, como en “El país de no me acuerdo”. Ya no recuerdan los pasitos del jueves 14.

Y ellos arrancan con su flamígera moral el mismísimo lunes 18. Allí hacen las cuentas morales.

El gobierno y Jaimito los deben mirar con complacida indulgencia.

[1]  Un espécimen periodístico de alta floración.

[2] El nombre proviene de la mitología nórdica: duendes.

[3]  Los cuerpos represivos israelíes han desarrollado toda un área de camuflaje para combatir, reprimir y diezmar una sociedad, la palestina, sobre la cual se han asentado, pero que por eso mismo ha seguido conviviendo en un mismo suelo (aunque cada vez menos, menos suelo para palestinos, y más para israelíes). Son judíos sionistas perfectamente adiestrados como natives palestinos. Con sus ropas, su lengua.

Publicado en Argentina, Medios de incomunicación de masas

Vida y muerte en Argentina. El submarino desaparecido y un modus operandi

Publicada el 17/12/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Argentina es una vez más sacudida por una tragedia.

Y lo que uno puede rastrear es un modus operandi.

Según el cual, se evita el encontronazo con la realidad cuando la realidad es penosa, ardua. Si es que se puede, claro.

Cuando lo de Cromañón, la tragedia se impuso por su inmediatez y su amplitud. Fueron centenares los muertos en un dantesco escenario de incendio, carreras desesperadas por salvar vidas. Aun así, hay que recordar que en la mañana sobreviniente el primer intento de la jefatura política fue destacar la extraordinaria actuación del salvataje, a tal punto que durante un lapso algunos entendimos que se trataba de un agradecimiento a una labor destacada que se festejaba y no de una penosísima tragedia que se había desencadenado poco antes esa noche.

Del mismo modo, el nunca del todo esclarecido ingreso de un tren a un andén sin detenerse que arrojó 52 muertos constituyó una tragedia frontal, sin posibilidad de escamotear la magnitud de la tragedia.

Por esas diferencias entre desenlaces trágicos explícitos y desenlaces trágicos no evidentes, lo que está pasando ahora con el submarino ARA San Juan se emparienta mucho con otro destino trágico y colectivo, también momentáneamente escamoteado, como fue la “Guerra de las Malvinas”. O con un episodio mucho más reciente y como el mismo caso del submarino, tampoco él cerrado; el destino trágico de Santiago Maldonado.

¿Cuál es ese denominador común que encontramos entre los conscriptos de las Malvinas, los tripulantes del submarino y Santiago Maldonado?

Que los encargados de informar escamotean la información, eluden el momento engorroso, oprobioso de confesar una situación que desnude su responsabilidad.

La política de postergar el reconocimiento de la verdad, de encubrir los hechos causantes de una o varias muertes, de escamotear la responsabilidad implica siempre una pertinaz campaña de desinformación y sembrado de pistas falsas (que Santiago Maldonado fue levantado en un ruta, mal vestido y medio mojado; que fue  visto en una feria y hasta que se encontró un pueblo donde todos se parecían extraordinariamente al desaparecido…) lo que desnudó la mala conciencia de quienes “cocinaban el estofado”.[1]

Con los submarinistas de los cuales ahora, pasados 9 días, se busca sólo sus cadáveres, durante los primeros días se tejió toda una cadena de expectativas; se “percibieron” ruidos desde la nave, se intuyeron mensajes que no llegaban a destino…).

Repasemos sintéticamente la info en este escalofriante episodio: el miércoles 15 de noviembre zarpa el submarino de Ushuaia con destino a Mar del Plata. Desde ese mismo día, se pierde el contacto con la nave a 3 horas de su partida. “El primer comandante llevó ‘esperanza’ a las familias. […] dado que hasta ahora, ‘lo concreto es que se cortó la comunicación, nada más’.” (perfil, sábado 18 nov. 2017). Observe el lector lo que testimonia el comandante: que saben eso solo, “nada más”. El comandante parece ignorar, militantemente, el ruido que días después se reconocerá producido a 3 horas de la partida…

En esa misma fecha,  el mismo diario se permite evaluar la calidad informativa [sic]:

«Submarino ARA San Juan | ¿Creés que se informó bien sobre su situación?

Sí – No – Ns/Nc – Votar”.

Como vemos el desparpajo, investido de solvencia informativa, no tiene límites.

El domingo 19 de noviembre, un informativo electrónico nos brinda nueva información:

“Las llamadas no llegaron a enlazar con las bases de la Armada, lo que ’indicaría que la tripula-ción intenta restablecer contacto’. Los intentos de comunicación duraron entre 4 y 36 segundos. El gobierno argentino trabaja ahora para determinar la ubicación precisa del emisor de las señales. El submarino ARA San Juan lleva desaparecido desde el pasado miércoles con 44 tripulantes a bordo. La armada argentina confirma que el submarino desaparecido sufrió una ‘explosión’.”

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/3190921/0/detectan-llamadas-submarino-argentino-desaparecido/#xtor=AD-15&xts=467263

Observemos que ya figura, como al pasar, “una explosión”… Será ésa la explosión que con los días se sabrá sobrevino en la misma jornada de iniciado el viaje…

«Cómo viven la espera los familiares de los tripulantes del submarino argentino desaparecido ARA San Juan” titula Verónica Smink una nota en BBC Mundo, Argentina, 22 noviembre 2017:

“Cuando se anunció en Argentina el jueves 16 de noviembre que el submarino argentino ARA San Juan estaba desaparecido desde el día anterior, la Armada de ese país se mostró calma y confiada de que se trataba de un simple problema de comunicación.”

Una semana más tarde el ánimo cambió drásticamente. La Armada admite que ya se entró en una ‘fase crítica’: si no encuentran el submarino en las próximas horas los 44 tripulantes a bordo podrían quedarse sin oxígeno.

Es decir, los mandos náuticos nos plantean que la ausencia de comunicación durante una semana no ofrecía dudas ni problemas; sólo que prolongándose pasada la semana, ‘podrían quedar sin oxígeno”. Todavía, la explosión escuchada en las primeras horas de iniciado el viaje no tiene ninguna relevancia para esos mandos…

En ese miércoles 22, a una semana del silencio, Verònica Smink sigue informando: “que se diera a conocer este martes que unos ‘ruidos’ supuestamente provenientes de la zona de búsqueda no eran del submarino.”

«Esto generó una gran desilusión en los familiares», contó Duga.

“Antes, también había generado enorme expectativa el anuncio de que se habían detectado 7 llamadas satelitales que podrían provenir del submarino, cosa que también se descartó.”

“Frustración y enojo”

“Estas ‘versiones’ −todas difundidas ampliamente por la prensa local− han generado mucha frustración y enojo entre los familiares.”

«Es lógico que pase eso porque se crean falsas expectativas», dice Jorge.

“El especialista dijo a la radio FM Milenium que unas diez personas se descompensaron.

Parecería que estamos en el momento del relato de cuando veían a Santiago Maldonado en todos lados promoviendo insensata esperanza.

Todavía ese miércoles 22, podemos leer acerca de actitudes esperanzadas: «El submarino es una caja de sorpresas, está hecho para no ser detectado. Capaz están navegando a poca velocidad», señala, esperanzado [un pariente].” (ibíd.)

Observemos que hasta se inventan ruidos provenientes del submarino, que como, lógicamente no existen, tienen que ser descartados poco después.

Y el tiempo pasa.

El jueves 23 de noviembre, va surgiendo la verdad cruda, que estuvo cociéndose a fuego lento durante una semana:

«Validan explosión vinculada a submarino argentino desaparecido.» / Telesur, 23 nov. 2017.

Validan ahora lo que se había registrado tantos días atrás, a pocas horas de la partida… ¿por qué la validan ahora y no antes?

Todavía en medio del desmayo generalizado, se mantiene la llama de la esperanza:

‘En Argentina, sin embargo, todavía no se pierde completamente la esperanza de que la historia del ARA San Juan tenga un final diferente al de la tragedia del Kursk.’ [el submarino ruso hundido en los ’90, con todos sus tripulantes muertos, aunque en momentos distintos; se pudo leer lo escrito por quienes sobrevivieron a una explosión inicial, que fueron 23, muertos finalmente por falta de oxígeno] (Telesur, 23 nov. 2017).

¿El escamoteo como política expresa resistencia a la muerte o a verdades incómodas?

[1]  Véase una excelente biografía de Santiago Maldonado, por Florencia Alcaraz en Anfibia, 11 nov. 2017.

Publicado en Argentina, Medios de incomunicación de masas

¿Pisó Úrsula Vargues algún callo en el mismo instante en que metía la pata?

Publicada el 19/11/2017 - 19/11/2017 por ulises

por LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ

El domingo 12 de noviembre de 2017 estalló una minibomba mediática con todos los ingredientes de un caso de laboratorio, de libro, de manual…

En la ceremonia de los Martín Fierro se monta una tormenta en un vaso de tuits y gritos en sala con desenlaces sabidos de antemano; los ternados son en general “del mismo palo”, y los otros “palos” (porque hay más de dos, aunque a las mentalidades maniqueas les parezca imposible o superfluo) apenas si aparecen.

Cuando Alfredo Leuco, premiado, se permite un determinado y muy sesgado enfoque que despierta reacciones, se producen gritos, desplantes, tironeos… y allí viene lo mejor.  Úrsula Vaguer comenta: “»Estoy leyendo a muchos justificar el zamarreo de Leucocito a su novia porque insultaron a su papá. La violencia de género no tiene justificación alguna, nunca. Y luego, diríamos que sorprendentemente, acotó: «Los judíos gobiernan, hace mucho, el mundo de las comunicaciones.”

¡Para qué! Las artillerías, siempre preparadas, no se hicieron esperar: ”¿Otra nazi? acá tenemos a la feminazi Úrsula Vargues; “Repudio en forma absoluta y total los comentarios de @ursuvargues contra la comunidad judía.” y otros por el estilo.

Concedamos que la alusión a judíos por parte de U.V. no es pertinente, que brota sin razón aparente, como si estuviera desembuchando algo que la molestaba. En todo caso es significativa de algo (que no tiene porqué ser antisemitismo).

En cuanto a los insultos que se corrieron, los  únicos registrados y con autor fueron los de “forro de Magnetto” y similares. El invocado “judío de mierda” no ha sido registrado ni se le ha ubicado autoría, con lo cual cabe la posibilidad que haya sido, fruto de la exaltación,… inventado.

Las declaraciones de quien desencadenó el griterío con sus palabras, lo refrenda: “En diálogo con Primicias Ya, Capasso negó las acusaciones en su contra. «No le grité: ‘Judío de mierda’. No escuché que nadie haya gritado eso. Le reclamé o reproché: ‘Hablá de Magnetto y de DyN'».

La desubicada referencia de U. V. a los judíos, esconde, empero, una enorme verdad: la de que los judíos están más que ampliamente sobrerrepresentados entre los periodistas y entre los propietarios de los medios de incomunicación de masas.

Estoy convencido que la piedra del escándalo no es tanto la extemporánea intervención de U. V. sino el haber mencionado en ella esa soga en la casa del ahorcado. Porque hay asuntos que “peor es meneallo”. Podemos coexistir con una realidad si no la nombramos; nombrada se hace insoportable o insostenible.

Pensemos por un instante que pasaría si dentro del mundo mediático hubiera una cantidad llamativa de… digamos… de alemanes, de brasileños o de rusos? No sería acaso algo digno de preguntárselo, de analizar?

Para la situación tal como la veo y acabo de reseñar, conozco una única explicación y es más bien psicológica (o psiquiátrica): la encantadora Úrsula cumplió el papel del infante del risueño relato del Conde Lucanor, cuando puso al descubierto una verdad de a puño que nadie se atrevía a mencionar cuando el desfile real en que el rey lucía las ropas maravillosas con las cuales “los tejedores que les fizieron el paño” lo habían engalanado. El pequeño comentó sencillamente que el rey estaba desnudo. Y sobrevino el zafarrancho ante la incómoda verdad.

Publicado en Argentina, Medios de incomunicación de masas

Hamas y ANP: ¿acercamiento o rendición?

Publicada el 22/10/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Parecen llegados los tiempos de unidad, de reconciliación.

¿Quién puede estar en contra? Sobre todo si uno es alguien preocupado por el conflicto palestino-israelí y ha llegado a la conclusión que el camino del sionismo es supremacista y racista. Que tal vez no empezó exactamente así, pero las tesis sionistas fueron llevando indefectiblemente a ese movimiento hacia posiciones y actitudes incompartibles.

Se anuncian deliberaciones para unificar organizaciones palestinas que han estado enfrentadas desde hace décadas, sobre todo Al Fatah y OLP con Hamas.

Una Palestina laica, ladeada hacia el socialismo; una Palestina musulmana más recostada a la tradición islámica.

Medios de prensa favorables a la causa palestina festejan la superación de hostilidades entre ANP y Hamas, p. ej. Resumen Latinoamericano, con un artículo de Manuel Vázquez (APL), 18 octubre 2017.

Puede ser auspicioso, pero únicamente si avanzamos con veracidad, con datos históricamente válidos.

Por ejemplo, Vázquez nos habla de un conflicto desde 2006, “cuando Hamas ganó las elecciones palestina en Gaza […]”. Equivocadísimo. Esas elecciones parecieron darle la mayoría a Hamas tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza, sólo que la ayuda de Israel, que apoyaba desde años atrás a la ANP, le permitió a ésta retener el gobierno en Cisjordania perdiendo las elecciones e incluso adueñarse del gobierno en la FdG. Pero Hamas reaccionó arrebatándole los puestos de mando en la Franja, aunque no pudo sostener sus nombramientos en Cisjordania contra Israel y la ANP a la vez. Israel se encargó de perseguir y encarcelar a buena parte de los elegidos en la muy democrática jornada electoral de enero de 2006, evaluada por J. Carter como inobjetable.

Por eso mismo el remate de la frase citada: “[…] y estallaron confrontaciones violentas por momentos, entre ambos partidos” no es históricamente preciso. Lo que estalló fue una persecución de consuno entre el Estado de Israel y la ANP para impedir la asunción de varios candidatos  elegidos, que fueron encarcelados en muchos casos. Desde entonces es que quedaron dos gobiernos paralelos: en la Franja de Gaza, Hamas y en la Cisjordania ocupada, la ANP.

Más adelante, el articulista recoge la posición de Netanyahu de que “para cualquier reconciliación palestina tenga el reconocimiento de Israel, ésta debe incluir, entre otros condicionantes, el desarme de Hamas.”

Vázquez  parece resumir así la posición y los intereses de la ANP.

Con estricta lógica, a Netanyahu ni se le ocurrió reclamar el desarme de la ANP. Si son fuerzas, sobre todo policiales, armadas por Israel y entrenadas por militares estadounidenses para tener a raya a la población palestina.  Sería tonto de Netanyahu reclamar tal desarme. Ahora, ¿no será tonto de Hamas aceptar el desarme de su gente y permitir que la ANP siga armada (para no hablar del ejército israelí, que está fuera de dichas negociaciones)?

Abordar una negociación  es comprensible y respetable pero valerse de mentiras o escamoteos no auspicia nada bueno.

Publicado en Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes

Imagen: la clave teledirigida del poder actual

Publicada el 16/10/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

No digo con ello nada nuevo, por cierto.

Son muchos ya quienes observan, observamos, un presentizaciòn creciente de nuestras sociedades y vidas cotidianas.

Se trata de un movimiento actitudinal que entiendo progresivamente acelerado. Tal vez mojón referencial haya sido el colapso soviético, a fines de los ’80 y ya decisivamente a comienzos de los ’90.

Aunque la idea de futuro (socialista) era ideología pura, en el peor sentido del término que nos recordara Karl Marx hace ya mucho ─“enmascaramiento de la realidad”─ hasta el derrumbe de la URSS la dimensión futura seguía perteneciendo a nuestra cultura, por más que ya muchos, y cada vez más, lo viéramos como pesadilla y no como “sueño de la humanidad” que los “profetas del socialismo” quisieron durante largo tiempo insuflar.

Pero en estos últimos escasos treinta años, el proceso de presentización se ha ido agudizando.

Y más allá de los cambios de cosmovisión o mejor dicho del derrumbe de la profecía socialista, ha habido otro factor decisivo en la cuestión de la presentización (y que habría que relacionar con los cambios políticos).

Y es la presencia cada vez más dominante de la imagen.

Mientras la palabra, por definición, constituye una mediación del sujeto con la realidad, un puente, una intelección, y la palabra escrita acentúa esa proceso porque nos ingresa a la dimensión abstracta, la imagen, en cambio, parece saltear toda mediación y se nos presenta como directa, tan real como la realidad misma.

Por cierto que eso mismo la ha transformado en formidable, temible arma persuasiva; las falsificaciones visuales suelen ser las más difíciles de discernir; el ciudadano apolítico, en rigor despolitizado ─un ejemplar que abunda en nuestras sociedades─ puede sospechar de la palabra (aunque sea veraz, verdadera, verídica), puede sospechar de la palabra oída, grabada, porque ─nos va a decir─ puede estar fraguada (lo cual puede ser cierto, claro), pero ese mismo sujeto se tragará íntegra la imagen. Allí sí, cree. Allí, desde allí, se alimenta la credulidad.

Las imágenes tienen un enorme magnetismo. Baste pensar lo caras que nos resultan a todos, algunas. Del ser amado, sobre todo si está lejos, de un paisaje con carga afectiva….

Basta verlo en el turismo que se ha masificado en las últimas décadas y que viven mejor dicho que pervive de… las fotos, los videos. Ése es el pan turístico de cada día.

 

 

Veamos de qué imagen hablamos cuando hablamos de imagen. Por empezar, se trata de imágenes indirectas; no es el ojo que mira la realidad sino el ojo que mira una imagen de la realidad, de la presunta realidad.

Hagamos algunos cortes… en la sociedad.

Los nenes, los pequeñines de 2, 3, 4 años, que disponen cada vez más de celulares (no sabemos si ya propios o todavía de los padres), con sus deditos, ya hábiles, atentos, van observando, concentrados el desplazamiento de…. imágenes. Como hipnotizados, subyugados, paralizados, siguen el curso visual que con los deditos van aprendiendo a encauzar. Si son juegos, en rigor, los encauzan a ellos. Pero ese diálogo cautivo es muy marcado.[1]

Se dice, con mucha materialidad, que “el saber ocupa lugar”. Y eso, la capacidad finita ─aunque inmensa es siempre limitada─ de nuestros recursos intelectuales nos permite inferir que toda la energía que aplicamos a ver (y a distraernos) con la imagen va en desmedro de otras intelecciones.

El dominio de la imagen ha ido afianzándose con el paso del tiempo: baste pensar la fuerza que debieron tener en su momento las imágenes en grutas como las de Altamira, los progresos de la imagen hasta llegar al Renacimiento, los desarrollos pictóricos y escultóricos, arquitectónicos de la modernidad, la fuerza milenaria de la imagen teatral y la formidable irrupción del cine ya muy a fines del siglo XIX, para llegar a un dominio ya incontestado, generalizado y (cada vez más) global con la TV durante toda la segunda mitad del siglo XX. Desde entonces es que podemos decir que estamos en una “civilización de y por la imagen”.

Como los procesos de cambio social nunca son unívocos, la temporalidad nuestra, humana, de pasado, presente y futuro, pervivió esos avances de la fuerza de la imagen. Hasta la década de los ’90, dijimos, cuando, con la imagen ya entronizada en nuestra cultura cotidiana y en nuestras mentalidades, sobreviene el crac (final, categórico) del futuro socialista.[2]

 

 

Vayamos al caso argentino.

Los doce años kirchneristas fueron muy celosos de un relato. Que se proclamó inicialmente peronista, pero que casi desde el vamos fue perfilándose con rasgos propios. Dentro de lo que se denomina generalmente populismo; confianza en alcanzar un capitalismo bueno (lo que para algunos constituye una contradicción en sus propios términos), atención material a las capas de la sociedad con menor poder adquisitivo (aunque siempre preservando al sector con mayor poder adquisitivo), pero en la cuestión que nos interesa  ─la temporalidad─ el kirchnerismo constituía un relato con raíces históricas, reclamándose no solo dentro del peronismo, sino dentro de la resistencia a la omnipotencia estadounidense (que al mismo tiempo se la facilitaba en varios aspectos, como con el auge de los productos transgénicos; así de contradictorio es el populismo). Así vimos su contribución a impedir la concreción del ALCA, estrategia de “integración deglutidora” de Bush y la craneoteca estadounidense a comienzos del s. XXI.

En resumen, el kirchnerismo, peronismo, se anclaba en un pasado, se afirmaba en un presente y postulaba un futuro.

Las elecciones de 2015 parecen haber consumado una revolución en lo que tiene que ver con la temporalidad. El nuevo gobierno, el nuevo elenco, por empezar se presenta sin historia, ahistórico, surgido de “nada”. Aun con parentescos muy nítidos con gobiernos anteriores, su grado de identificación con el universo empresarial parece ser su rasgo principal y cuando decimos universo empresarial sabemos que hablamos de la entidad civil menos democrática de todas las existentes en la modernidad, económicas, políticas, gremiales, artísticas, culturales, etcétera; la empresa es la política del cuartel aplicacda a la economía.

Cambiemos, lo dice su nombre, postula un tiempo nuevo, que conserva rasgos muy acusados del viejo tiempo como el despotismo empresarial a gran escala “naturalizado”.

A un año de instalado rompe expresamente con la historia oficial, (paradójicamente, ése solía ser un atributo de la izquierda, porque rechazaba o criticaba la consolidación de injusticias, por ejemplo) y vemos así la sustitución de las imágenes “históricas” que siempre habían circulado en los billetes, por “imágenes de animales”. “Cositas chiquitas lindas” según el ministro Marcos Peña, a cargo de la renovación gráfica y artística de los billetes que forma parte de esa nueva disposición temporal ante lo histórico.[3] (Queda por ver qué pasará en los centros educacionales con esta flamante ahistoricidad)

Como bien dice François Hartog, “Vivimos en un presente que se encierra en sí mismo.” [4]

 

 

Hay dos episodios, relativamente recientes, donde la imagen ha cumplido un papel protagónico  y mi tesis es que ambos pertenecen a este nuevo mundo construido por la imagen, por el cual han transitado, por ejemplo, diversos episodios de las llamadas “primaveras árabes”.[5]

 

2001 – El 11 de setiembre de ese año, las cadenas televisivas, todas ellas conectadas con las transmisoras estadounidenses nos retuvieron, al lado de la caja boba, mostrando alternadamente los incendios y otras peripecias en los edificios gemelos de las torres neoyorquinas.

Fueron 24 horas nos stop de espectáculo. La imagen se tragó la realidad. Y sobre todo, nos tragó a nosotros, sus espectadores. Espectadores de un inusual espectáculo; aviones chocando con los edificios y al cabo de un rato, derribados como por implosión. Porque los choques aéreos crearon focos de incendio, sobre todo por el derrame de los tanques de combustible, pero no parecían poner en peligro toda la estructura arquitectónica, aunque sin duda ponía en aprietos, enormes, toda evacuación. A los miles de muertos entre los que se encontraban en los edificios entonces (inusualmente pocos y sobre todo de higiene y maestranza, por la hora), hubo que sumar a lo largo del día centenares del personal de bomberos y salvataje, con muertes atroces durante el cumplimiento de sus deberes.

Jamás se alcanzó claridad sobre los orígenes de la doble catástrofe. Los desmoronamientos parecieron más producto de implosiones que de choques sobre las paredes externas.

Hubo personal muy vinculado al relevamiento e investigación que pidieron refugio y abandonaron EE.UU.

El halo de misterio y desconfianza no se ha difuminado, más bien al contrario.

 

2016 – El que fuera subsecretario de Obras Públicas del gobierno K, José López, munido de un fusil hipermoderno, casi de película yanqui de superhéroes y/o villanos, con un bolso con ocho millones y medio de dólares y la mirada perdida, toca timbre, a las 3 de la madrugada en las afueras del Gran Buenos Aires a 55 km. de la capital, en el Monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, que al parecer visitaba a menudo.

Si el fusil como arma de protección parece absolutamente fuera de lugar (¿quién podría manejar ese artefacto en una coyuntura rápida, de asalto, por ejemplo?) el bolso repleto de billetes verdes y su portador luciendo una mirada más bien extraviada aumenta el desconcierto, la extrañeza: Si todo eso es muy bizarro, adquiere una dimensión demencial el hecho que todo ello haya sido filmado, hasta los timbrazos iniciales y reiterados de López al convento, lo cual es comprensible, tratándose de las 3 de la mañana).

¿Qué traía López consigo?; ¿su ayuda de cámara (en este caso fílmica)? o fue filmado por el vecino del convento que lo habría denunciado (según la versión policial), o tal vez, ¿la monja nonagenaria lo esperaba con un equipo de filmación para conmemorar su visita?

No tenemos más remedio que suponer que no fue filmado desde el móvil policial que sin embargo llegó muy presto a la puerta del convento, pero al parecer no tanto como para haber registrado la llegada de López.

Nunca supimos cómo se procesó dicha filmación. Tal vez ya ni sea relevante en esta nueva fase social, a pura imagen… Fue, sin embargo, generosamente difundida Como pasara en su momento con el fuego en el WTC.

Ese trabajo fílmico nocturno, como en su momento el del WTC, es clave en algo: la obtención de imágenes. Tras el espectáculo del WTC sobrevino la invasión cruenta de Afganistán destrozado y poco después, todavía en la estela de aquel episodio espectacular o espectáculo episódico, llegó el arrasamiento con saqueo incluido de Irak.

Con López, su bolso y sus dólares la carta K perdió su impulso, con un gobierno que ya estaba “de salida”, con todo su elenco tomando presta distancia. La opción K se debilitó y sobre todo la del gobierno de Macri, Cambiemos, se afianzó.

En los viejos relatos de detectives a la francesa, se decía: “Cherchez la femme”. En los nuevos, informacionales, habrá que empezar a decir: “Cherchez l’image”.

[1]  Cautivo  tiene una etimología común con mentecato. Mente capto. Mente captada: los pequeñines son todos mentecatos. Y en lugar de apenarnos por ello, en general los adultos parecen complacerse…

[2]  Justamente porque nunca hay procesos unívocos, en ese momento habrá varias sociedades, partidos, países, que se seguirán reclamando socialistas, como la Venezuela bolivariana, la Cuba castrista, Corea del Norte y probablemente otras.

[3]  La incorporación de imágenes animales a los billetes no sólo deshistoriza. Así como la historia contada hasta ahora en los billetes siempre fue sesgada, defendiendo o postulando historias y acontecimientos históricos compartibles o no, este nuevo tiempo con imágenes de animales porta sus propios contenidos ideológicos; por ejemplo, el rostro de la ballena franca está ligeramente antropomorfizado. Y la reivindicación de “autóctono”  es materia harto discutible puesto que las ballenas francas (australes) tienen como hábitat común todos los mares del sur del planeta (lindando con América del Sur, Antártida, Oceanía). Es un sinsentido atribuirle territorialidad marítima argentina. En el caso de los rorcuales que habitan toda la superficie oceánica planetaria, no cabe ningún adueñamiento local, son literalmente planetarios.

[4]  “Un presente perpetuo”, entrevistado por G. Entin y A. Delmas, La Nación, Buenos Aires, 10/10/2009.

[5]  Su trascendencia es tanta, sobre todo en vidas humanas destrozadas, que merece un análisis específico.

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