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Acercamiento político-ideológico entre EE.UU. e Israel

Publicada el 27/11/2016 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

A LEONARD PELTIER, SIUX-CHIPPEWA, PRESO POLÍTICO EN EE.UU. DESDE HACE 40 AÑOS

El autoasumido quincuagésimoprimer estado de la Union (lo que llamamos en castellano EE.UU.) está de parabienes.

Mediante la penetración ideológica y el éxito práctico de su actividad psicópata, Israel encuentra ahora en EE.UU. una resonancia como nunca antes.

Con los efluvios democráticos; igualdad de los seres humanos, lucha contra el racismo y otras banderas que los Obama y los Clinton han  enarbolado, bien que mesuradamente (siempre dejando “libre” el bracito que tiende a moverse hacia la derecha y hacia arriba, como es proverbial con los policías blancos en procedimientos contra población negra), la política práctica estadounidense engañaba y se autoengañaba. Por eso surgieron tiranteces entre, por ejemplo, John Kerry y los dirigentes sionistas cuando el honesto norteamericano verificaba una vez más la política de los hechos consumados borrando los penosos esfuerzos para alguna tratativa que concediera siquiera una migaja a los palestinos (que era todo lo que Kerry estaba dispuesto a otorgar a un pueblo no-blanco o periférico).

EE.UU. procuraba figurar como mediador, cuando era evidente su parcialidad en favor de Israel,[1] pero las reglas universalistas proclamadas y prácticamente jamás ejercidas por la dirección política de EE.UU. inhabilitaban a sus representantes para una franca coincidencia con la política rapaz, neocolonial, racista, violenta, asfixiante del Estado de Israel sobre sus despojados, la población oriunda palestina.

Es que los fundamentos filosóficos de la “democracia” estadounidense y el estado tribual israelí chocaban entre sí.

No había cómo ligarlos, sin conflicto lógico y ético.

Por cierto la AIPAC y la geopolítica imperial, las coartadas ideológicas made in Huntington, etcétera, facilitaban el trabajo conjunto. Pero siempre con el hiato que marcamos; lógico, ético…

 

Trumpazo mediante, la ambivalencia de entonces parece totalmente superada. El afianzamiento de la “derecha alternativa”, alt-right, crea la comunidad ideológica faltante. Se venía gestando al menos desde 2007, pero hasta ahora no había tomado tanto estado público y, sobre todo, no había sido tan puesta a la luz, como “orden del día”. Asimismo, no estaba todavía, tan desarrollada.

En habla inglesa un modismo entiende que el perro mueve la cola porque es más inteligente que ella, pero que si la cola fuera más inteligente, entonces movería al perro. Tenemos entonces que el perro yanqui ha logrado la “proeza” de ser movido por su cola israelí.

Lo cual nos llevaría a investigar qué órgano tiene la cola para lograr semejante control corporal del inmenso mastín planetario.

 

El actual gabinete israelí (constituido hace un par de años) mostró unos acentos ideológicos de extrema derecha, de racismo, racialismo o etnicismo (elija el lector lo que corresponda) manifiesto. Remito a la rápida recorrida que hiciéramos de tales políticos-funcionarios y sus ideas-fuerza.[2] La realidad del etnicismo sionista siempre estuvo presente y configuró toda su actividad política desde su mismo comienzo, pero algún bando de palomas de los comienzos del Estado de Israel o la alusión a lo socialdemócrata, tan en boga durante la segunda posguerra, llevaba a menudo a pensar que había profundizaciones y debilitamientos en el hecho colonial,[3] que ha sido, empero, la impronta principal del asentamiento judeosionista en Palestina.

Con el último gabinete de Beniamin Netanyahu se cortó esa duplicidad, que era más táctica que real, y entramos en una era de sinceramientos (que quien escribe preferiría fueran sincericidios): la ministra de Justicia (repare el lector el área ministerial) Ayelet Shaked, aboga por el asesinato de las madres palestinas [sic] porque “paren ofidios que atacan su patria”; Naftali Bennet, ministro de Deportes, ha declarado, deportivamente: “He matado a muchos palestinos en mi vida. No hay problema con eso.” Y así por el estilo son las declaraciones de miembros de este flamante gabinete o cofradía de juramentados…

Es que el etnicismo del estado sionista no solo es innegable y patente en los hechos; no sólo matrizò el proyecto sionista desde su origen; empieza a haber quienes lo formulan y reconocen como “lo normal”. Ya no es lo militante; es “lo normal”. Por eso hablan así, “naturalmente”, Shaked, Lieberman, Netanyahu…

 

Y bien, veamos que empieza a pasar en EE.UU. tras el trumpazo.

Que sostiene, por ejemplo, Richard Spencer, CEO del NATIONAL POLICY INSTITUTE, un think tank de la derecha-derecha, la que ahora se está aglutinando en la alt right. Quiere crear un etno-estado que aparte a las minorías…[4] Lissardy le pregunta si piensa plasmar ese etno-estado ahora, en “el crisol de razas” [una de las tantas mentiras, mejor dicho semiverdades y por lo mismo semimentiras, acerca de EE.UU.].

Spencer contesta con cierto realismo:

“Lo que espero para el futuro sería la creación de un etno-estado que sirva para toda la gente europea que protegería a su civilización, sí.

¿Y cómo haría eso?

No lo sé, no sé cómo va a desplegarse la historia. Es un ideal que espero que tengamos, que nos motive.”

El CEO del Instituto de Política Nacional distingue el movimiento del que se conside-ra expresión o vehículo (el de la recuperación del poder perdido de la raza blanca) de Trump y su triunfo.

Cuando Lissardy le pone varios ejemplos de coincidencia de la política del NPI con el nazismo, no exento de lógica aclara que las ideas de reafirmación de la raza blanca no son exclusivas del nazismo.[5]

Spencer aclara a lo largo de la entrevista: “La victoria de Trump no era el objetivo final del alt-right”.

Spencer abunda en su racialismo, etnicismo o racismo… “La raza es un concepto coherente. No es un problema determinar la realidad biológica de la raza.

Lissardy tercia: ¿Y si un hispano o afroestadounidense quisiera ser parte de ese estado, lo aceptaría?

Simplemente no puede.”

Sin aventurarnos, por ahora, en incursiones orgánicas o anatómicas, empieza a ser referencial conocer el ímpetu de la alt-right estadounidense, y su matriz.

Procuremos enhebrar la ideología hoy triunfante en EE.UU. con la vigente desde hace tiempo pero hoy más que nunca a la ofensiva en Israel, y que se expresa en el gabinete actual que glosáramos al principio de esta nota.

El concepto de etno-sociedad es lo principal. Fundante y común.

Tiene, empero, algunas dificultades, que a mi modo de ver son menores: 1) la pretensión no-satelitaria de Spencer y su alt right respecto del nuevo presidente; 2) el dérive nazi que es precisamente el origen del largo reportaje de la BBC a Richard Spencer, por su estentóreo grito de “Heil Trump!” [6]

Pero veamos un poco más el origen de la Alt Right. Este movimiento de reciente y creciente protagonismo  se inicia a mediados de 2007, en el verano israelí cuando Andrew Breitbart y Larry Solov, dos judíos estadounidenses (¿o tal vez estadounidenses judíos?) fundan un sitio-e “a favor de la libertad y pro-israelí sin tener que andar pidiendo disculpas (por ello).” [7] Estamos hablando de Breitbart News, el sitio-e a cargo de Stephen Bannon, el brazo derecho del presidente Trump.

Que el invento comunicacional de Solov y Breitbart no sea una cadena de transmisión de la campaña presidencial de Trump habla en favor de un interés propio. Que no nació como una máquina electoral; viene a reforzarla.

El inconveniente de la confusión con lo nazi es sorteable; en pura lógica, la derecha, la derecha más radical no tiene por qué ser nazi… por la sencilla razón que lo antecedió… y lo sobrevivió.  Es el nazismo lo accidental. Esta precisión, rigurosamente histórica, choca con la versión judeosionista que entiende que el nazismo es el non plus ultra del mal en la Tierra; el Mal absoluto, incomparable.[8] Como podría haber sido en su momento, el Ku-Klux-Klan (desde donde Trump tiene también algunos apoyos). Para desfacer este entuerto, consideramos que la alianza EE.UU.-Israel puede operar milagros…

La forma en que Breitbart dice desmarcarse del racismo es peculiar: “Facts aren’t racist. Censorship is oppression.” Los hechos no son racistas. La censura [sí] es opresión. Una falsa oposición en donde el primer término no expresa nada. Porque los hechos pueden expresar actos racistas (o no). Pero la formulación deja ver la incomodidad que sienten los racistas ante el reconocimiento de serlo. El racismo tiene, como verticalismo, autoritario, burocracia, burócrata, mala prensa. Aunque esos rasgos estén presentes en enorme cantidad de individuos, sobre todo con poder.

De este análisis comparativo, lo que me parece medular es el abordaje o la llegada, ahora explícita, gozosa, a la noción de etnoestado por parte de la creaneoteca yanqui (no todos, claro y afortunadamente, pero parece que sí un sector significativo), concepto liminar del sionismo con el cual ha procurado presentarse este movimiento político-ideológico que instrumenta su nosística como si fuera religioso y que, ha formado, históricamente el grueso, amplio grosor, de la población judía en Israel.

El mismo Ariel Sharon decía décadas atrás: “Dejen que yo haga el trabajo sucio; dejen que con mi cañón y mi napalm quite a los indios las ganas de arrancar las cabelleras de nuestros hijos” (Ariel, 1982). Repare el lector que esos “pensamientos” son del mismo año en que Israel dispone el asesinato masivo, el genocidio en suma, de palestinos (miles de asesinados) en los campamentos de Sabra y Shatila, en El Líbano.[9]

Es patente la identificación de Israel con EE.UU. que campea en la odiosa imagen.[10] Sharon, además, siempre insistía en el papel decisivo de Israel y su dirección en el gobierno efectivo de EE.UU. Solía decir: –‘hacen lo que nosotros queremos.’ Y mirado históricamente, no se puede negar su verismo.

Estos dos elementos, la identificación con EE.UU. y la relación de dependencia de los dirigentes (mayoritarios) de EE.UU. para con Israel son el humus sobre el cual se ha forjado ahora la alt-right en Israel para actuar en EE.UU.

¿Seguirá tolerando la ONU la excepcionalidad israelí (que no hace sino confirmar la excepcionalidad bíblica, basada en la confusión entre relatos míticos e históricos)?; ¿podrá sobrevenir un rechazo de la poblac¡ón estadounidense laica y racional que haga saltar el tablero vigente con el libreto en manos de sionistas (ya sea judíos o cristianos)?, ¿asumirá el Reino Unido su responsabilidad histórica por la dosis de maltrato, represión y muerte que ha arrojado sobre la población palestina desde hace prácticamente un siglo? (Corbyn y un ala laborista parecen haber entendido este horror histórico, pero no se ve cercano el momento de una revisión más nacional); o por el contrario ¿la ofensiva racista (pero bienpensante) seguirá acumulando poder luego del colapso soviético, la crisis de los “estados de bienestar” y la profundización de las dificultades ecológicas planetarias?

Difícil pronosticar, por no decir absurdo, cuando nos consta que lo futuro es incognoscible.

Pero registramos la tensión. Porque al mismo tiempo que la globocleptocolonización avanza rauda y financierizadamente destruyendo conocimientos ancestrales de la humanidad, también es cierto que nosotros los humanos no paramos de pensar y de conocer.

Y que, por ejemplo, el genocidio de las naciones de Abya Yala es cada vez más inocultable y difícil de llevar adelante (aunque se sigue haciendo, amparado en odiosas inercias). Y el despojo de la población palestina, que sigue a pasos agigantados, resulta por su parte, cada vez más inocultable.

Cada vez hay más estudiosos, aquí y allá, que están develando estos procesos.

Así que la derecha estará de parabienes. Pero las verdades son tercas.

[1]  Nasser Aruri, palestino y docente de Ciencias Políticas en la Universidad  de Massachusetts, EE.UU., califica a la mediación norteamericana en las “mesas de negociación” palestino-israelíes con el título de un libro suyo, “El mediador deshonesto” (editado en castellano, Editorial Canaán, Buenos Aires).

[2]  “¿Sensibilidad repentina o cómo esquivar responsabilidad ante lo indefendible?”, difundido en wordpress.revistafuturos.noblogs, rebelión.org, kaosenlared, entre otros.

[3]  Los esquematismos periodísticos nos “enseñaron” que David Ben Gurion era socialdemócrata y que Shimon Peres era “paloma”. Léase sobre  sus verdaderas actuaciones con historiadores veraces, como I. Pappe…

[4] Entrevista de Gerardo Lissardy, “Un momento de exuberancia, BBC Mundo, NY, 24/11/2016.

[5]  Más bien al contrario: en los comienzos del  nazismo, Hitler se consideró alumno, seguidor, admirador de los racistas anglonorteamericanos. Habría que investigar si el intento de coincidir con el Reino Unido, todavía en pie con el frustrado desembarco de Rudolf Hess en Inglaterra, en 1940, no expresaba todavía esa sed de alianza con “los otros amos” del mundo…

[6]  Trump salió de inmediato a desmarcarse de semejante socio.

[7]   https://en.wikipedia.org/wiki/Breitbart_News.

[8]  Al respecto Zygmunt Bauman, judío, ha escrito: “El Holocausto no fue la antítesis de la civilización moderna y de todo lo que ésta representa […] el Holocausto podría haber descubierto un rostro oculto de la sociedad moderna, un rostro distinto del que ya conocemos y admiramos […]”, Modernidad y holocausto, 2006.

[9]  Que la mano de obra haya sido “cristiana” no le quita responsabilidad al Estado de Israel.

[10] Con un remate falso, además, como era previsible dados los clisés usados. Porque los principales “coleccionistas” de cabelleras no eran “los indios”, como se suele presentar en la literatura del Far West, sino los blancos que cobraban recompensas por la cantidad de cabelleras indias presentadas. En una sociedad de largas distancias y medios precarios, la cabellera arrancada era garantía de nativo asesinado.

Publicado en Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado

Usurpación, pero sagrada

Publicada el 17/11/2016 - 17/01/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

LA ATROZ PRETENSIÓN MORAL DEL SIONISMO

Distinguimos la sociedad  humana respecto de la naturaleza por una serie de rasgos que nos hace únicos respecto del resto de las especies vegetales y animales. Por cierto que eso no niega nuestra raíz biológica común que nos emparenta tan entrañablemente con todos los seres vivos.

Así, la naturaleza nos otorga ejemplos y referencias mucho más materiales, y nos corresponde a nosotros reconocerlos y evaluarlos desde nuestra propia condición, humana. Como la forma de reproducirse de los cucos (también llamados cuclillos, aunque en el ejemplo que queremos abordar, esta última resulta una denominación totalmente inapropiada).

“La hembra del cuco deposita un solo huevo en el nido de otras aves, normalmente de pequeñas aves insectívoras […]. La hembra del cuco se lleva un huevo de la otra especie de ave y lo sustituye con uno de los suyos. […] los huevos cercanos a los posaderos de los cucos [sitios de descanso y de reconocimiento del paraje] son más vulnerables. Los nidos parasitados múltiples veces eran los que están más cerca de los puntos de observación, y que los no parasitados eran los que estaban más lejos […]. El cuco adulto se parece a un gavilán, lo que da más tiempo a las hembras para parasitar nidos  [porque su población originaria teme retornar al visualizar gavilanes, un predador natural de tantos pájaros].[1]

“Cuando los futuros huéspedes [anfitriones, aunque involuntarios] ponen sus hue-vos, ella espera a que el adulto que los está incubando se ausente. Entonces, asalta el nido ajeno, se come o tira fuera algunos huevos y pone uno suyo. Cuando el adulto de la otra especie regresa, no nota nada y sigue empollando esperando que nazcan sus polluelos.”

”El polluelo de cuco nace un par de días antes que los demás porque su tiempo de incubación es menor que el de las especies que parasita. Unas horas después de salir del cascarón, el polluelo, con sus escasos 3 gramos de peso y sin plumón, empuja fuera del nido a los otros huevos con su espalda de hombros anchos y fuertes […]. Así, se convierte en el rey y señor del nido, y la madre adoptiva se afana en cebar a ese pollo que en pocos días le dobla el tamaño.[2]

A fines de siglo XIX, en pleno colonialismo mundializado −recordemos que el reparto europeo de carnicería de África es de 1885− judíos askenazíes, étnicamente mucho más caucásicos que sirio-cananeos, deciden, apoyándose en mandatos sagrados (de la Torah) afincarse en Palestina, identificada como la tierra donde vivieran los judíos hace miles de años y donde permaneciera una muy limitada población judía, sin conflicto con las mayorías que a partir del s. VII se hicieron musulmanas.

Las primeras aliah llegaban a “La Tierra prometida” y compraban tierras a efendi ausentistas que vivían de las rentas que les daba la propiedad y el trabajo campesino de la población local. Cada compraventa realizada con el apoyo de la policía entonces turca traía consigo el desalojo a veces violento, y con el tiempo cada vez más, de los campesinos así despojados de su fuente laboral… y alimentaria. En esas tierras vaciadas de palestinos, los sionistas fueron erigiendo establecimientos colectivistas, los renombrados kibutzim.

Estaban sacando pichones del nido para aposentarse jóvenes judíos, bien nutridos y mejor provistos.

Palestina estaba poblada desde tiempo inmemorial. Con superpuestas migraciones, como es la historia en general de la humanidad. El mismo David Ben Gurion, el que motorizó la expulsión violenta y mediante métodos terroristas de población árabe de Palestina, reconocía −al menos hasta fines de la década del ‘20− que los “palestinos” eran los más seguros, étnicamente hablando, descendientes del pueblo judío. Pero que desde el s.VI habían sido indudablemente musulmanizados y tal vez antes aún, cristianizados.

La pretensión de “redimir la tierra”, la consigna mediante la cual los judíos sionistas se hacen de la tierra palestina mediante compra (inicialmente), conquista, ocupación o expulsión violenta de otros titulares de esa tierra, procura así cumplir mandatos religiosos de la ortodoxia judía. Pero tal mandato, precisamente por provenir de una religión monolátrica[3] establece un absolutismo mental y un ombliguismo psíquico que ciega a sus portadores y es lo que explica (ya que de ningún modo justifica) la serie impresionante de acciones crueles, abusivas, que los sionistas han ido perpetrando a lo largo de las décadas contra los moradores de esa tierra que consideran suya por una cesión que les habría otorgado su dios en exclusividad y en permanencia. Que semejante abuso haya sido y sea tolerado e incluso apoyado por grandes potencias no legitima en absoluto tales procederes.

La ignorancia, el (falso) pensamiento basado en clisés, los medios de incomunicación de masas, nos han inducido a pensar en el sionismo y sus excesos como respuesta a la peripecia vivida por los judíos bajo el nazismo. Pero en esas sendas de pensamiento que con inocencia e ignorancia reconoce Mazin Qumsiyeh  haber compartido “se escapa por completo que los sionistas han ejercido atrocidades sobre los palestinos antes de que, no ya el nazismo victimara a tantos judíos, sino antes que ni siquiera hubiera surgido el nazismo.”

Las acciones sionistas ejercieron su dominio con mano de hierro. A diferencia de los judíos que habían vivido desde tiempo inmemorial en Palestina (o que tal vez nunca habían emigrado) los sionistas encararon la ocupación de la tierra palestina como empresa absoluta y exclusiva, no admitiendo trato alguno con la población musulmana o cristiana allí establecida. Esa diferencia, radical, entre los judíos del antiguo yishuv y los del nuevo o moderno yishuv dio lugar al primer asesinato político del s XX en Palestina. Del cual fue víctima no un árabe sino un judío, dialoguista. Que se negaba a la política de apartheid de los sionistas; Jakob de Haan, poeta y referente de la comunidad judía “antigua” se preguntaba por qué tenía que romper vínculos sociales que había tenido siempre, él y los suyos, con quienes no eran judíos, como él. La organización sionista que era el embrión de la Haganá, que devino en 1948, el Ejército de Defensa [sic] de Israel, lo asesinó a sangre fría en 1924.[4]

Es que de Haan no era un cuco. Aunque pequeño, no era un cuclillo.

En 1920 el sionismo funda la Histadrut, una suerte de central sindical exclusivamente para judíos. Como los patrones, generalmente judíos, optaban por los asalariados palestinos a los que se les podía y solía pagar un tercio de los sueldos que se les pagaba a obreros judíos, la tendencia “espontánea” de los patrones era a contratar obreros palestinos. La Histadrut obligó como política de estado a pagar el mismo sueldo a palestinos y judíos. Pero nadie sueñe igualdades. Lo que hizo la Histadrut fue obligar a desembolsar el mismo sueldo para todos, pero mientras los obreros judíos recibían dicho salario, los palestinos siguieron recibiendo el sueldo miserable de siempre y los dos tercios diferenciales se lo embolsaba la central sindical para así mejorar los servicios (de todo tipo, sanitario, educacional, recreativo) de los obreros judíos… “Infamia sacralizada por lo excelso del fin propuesto” califica Mazin Qumsiyeh esta política.

Porque la política fue siempre, desde 1897 en adelante y acentuada desde 1948, no ceder nada a la población palestina. Por eso los palestinos no pueden edificar ni una pieza, no pueden construir ni una alberca. Todo eso pertenece “por derecho divino” a los judíos.

Para acentuar la discriminación, cuando palestinos desesperados por la falta de agua, han intentado proveerse de tanques, suelen pasar “espontáneos” que se los perforan a balazos…

Este es el cuco –sindical en este caso− en acción, como cuando tira del nido a los habitantes originarios…

Las acciones de los mistarvim que analizara (y denunciara) Ilan Pappe[5] que diezmaban a la población palestina penetrada con agentes camuflados que se hacían pasar por ejemplo, por un paisano mudancero que dejaban a un mecánico palestino una camioneta para reparar. Al rato explotaba matando a todos los presentes, dejando en ruinas el taller y viviendas vecinas y, sobre todo desquiciando los lazos sociales.

Qumsiyeh da una serie de ejemplos, históricos, concretos,[6] que no son discutibles acerca de si “es ultrajante” invocarlos o si resultan “viciosos” los términos que usa,[7] donde la violencia fue desencadenada inicialmente por los sionistas, además de los ya señalados:

– Primer atentado a barcos (1940): en el conflicto entre tendencias sionistas, el atentado al vapor Patria significó la muerte de 268 humanos a bordo del barco, judíos, y el hundimiento de un enorme cargamento de armas que Ben Gurión no quería que fortaleciera a sus adversarios en la puja por el establecimiento del Estado de Israel;

– Primer auto-bomba, contra el Hotel King David, con decenas de asesinados   británicos, árabes palestinos, judíos y extranjeros (1946);

– Primera carta-bomba (1947); contra políticos británicos;

– Primer ataque a buses (con civiles cualesquiera)(1947);

– Primer ataque a cafés (con civiles cualesquiera) (1947);

– Primer atentado a trenes (de pasajeros, casi cien víctimas mortales) (1947);

– Primer secuestro de aviones (1954).

El cuco en acción. Desalojo y/o manducación del habitante originario del nido.

Moshe Sharett, primer ministro en los primeros o casi primeros tiempos del Estado de Israel (1954-1956) y antes figura de primer nivel en la dirección sionista desde 1933, en su diario −que se mantuvo secreto por más de 30 años− revela la verdadera política israelí, no la oficial, y va mostrando cómo fue un montaje lo de la agresividad árabe y el defensismo israelí y cómo en los hechos la violencia partió prácticamente siempre o casi siempre del lado sionista, provocando, arteramente, a las empobrecidas naciones recientemente pasadas al nivel de independientes, sujetas por múltiples lazos a los centros mundiales de poder. Sharett escribió un diario luego de su paso por el gobierno israelí en el que desnuda lo que acabamos de citar. Ese diario demoró unos 30 años en ver la luz pública tras la decisión de su hijo. Y hubo una periodista, hija de un funcionario de los más cercanos a Sharett, que abordó el diario e hizo una lectura crítica que publicó en inglés.[8]

Sharett sostiene que la dirección sionista creó “un estado de sitio mental en la sociedad israelí [para] complementar el mito prefabricado de la amenaza árabe […y] lograr una cohesión defensiva de la sociedad israelí judía. Estaba calculado principalmente para la ‘eliminación de los frenos morales’.”

Esto es lo que vemos con transeúntes que escupen un palestino herido yacente, soldados conscriptos que rompen con cascotes los bracitos de niños que les arrojan piedras, “vecinos” que dirigen las aguas servidas hacia la Franja de Gaza para emponzoñar un poco más ese territorio; detenciones/secuestros arbitrarios, niños palestinos presos en jaulas al aire libre en pleno invierno…[9]

Apenas un par de ejemplos de las múltiples atrocidades reconocidas por Sharett: a principios de la década de los ’50 se producen violentísimos atentados sobre buses israelíes en el norte del recién adquirido país. Con muertos en cada abordaje. Los atacantes visten ropas talares, de estilo árabe… y se retiran prestamente hacia la frontera… todo lleva a pensar en árabes armados. Pero en el sitio estaba el coronel estadounidense Hutchenson, miembro de la Comisión Mixta del Armisticio jordano-israelí que no se tragó las apariencias y que anunció oficialmente: “de los testimonios de los sobrevivientes no existían pruebas suficientes de que los asesinos fueran realmente árabes.” ¡Caramba!, ¿qué podrían ser, indios sioux, coreanos, vascos? En un informe confidencial dejó a un lado la diplomacia y refiriéndose a uno de dichos atentados atribuyó explícitamente el ataque al ómnibus a “terroristas que intentaban agudizar las tensiones en el área así como crear problemas para el actual gobierno.” Los “halcones” estaban furiosos con “los palomas” como Sharett… se trataba, entonces, de terroristas judíos que atentaban hasta contra buses que llevaban judíos… leyó bien: judíos matando judíos.

De más está decir que la superioridad israelí logró remover al enviado norteamericano casi de inmediato.

Otra de las tantas atrocidades que menciona Sharett: los “halcones” arrasan una aldea palestina, Lydda [10] (en 1947/1948 los sionistas arrasaron entre 400 y 500 aldeas palestinas matando innumerables pobladores). Luego de la operación de arrasamiento que arroja 69 cadáveres, hombres, mujeres, niños, se le pregunta a Sharon, el comandante del operativo por la mortandad,  que contesta: ‘el número de víctimas había sido 10 o 12.’ “Sólo contamos  las muertes militares, los soldados de la guarnición de la Legión Jordana.” (ibíd.). Expresión de desprecio a humanos (civiles) muy significativa. Voz de amos. Los niños, los ancianos, las mujeres no cuentan; son como “los daños colaterales” madeinUSA.

Volviendo a la tipificación del carácter infame de las políticas discriminatorias y sobre todo a la sagaz observación de Sharett de que la sacralización se basa en “lo excelso del fin propuesto”, no podemos dejar de recordar uno de los Pensamientos de Blaise Pascal: “El hombre no es ni ángel ni bestia, y la desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia«.[11]

Y amarga frutilla de este malhadado postre: la autora del “limpio trabajo de Rokach” al decir de Uri Avneri[12] que estudia el Diario de Sharett, de donde extrajimos los últimos ejemplos; un palestina judía perteneciente al Antiguo Yishuv que se hizo periodista en Italia, de Israel Radio, de Roma y del periódico palestino Al Fajr, en 1984 la encontraron muerta. Antes había sido muy presionada desde la cancillería israelí para que no publicara su trabajo. Apareció muerta a la edad −50 años− en que los pueblos nórdicos, por ejemplo, consideran el momento cumbre de la vida humana, la óptima relación de pujanza y veteranía, de vigor intelectual. Sabiendo del disgusto de la dirección sionista y de sus redes “de seguridad” por el “destape” de sus atrocidades, que han alcanzado tan a menudo a ser asesinatos y “confección de pruebas” para desviar el conoci-miento de las verdaderas causas de muerte, conociendo la impunidad con que operan, uno no puede menos que asociar esa “mano” con la aparición de Livia Rokach sin vida.

notas:

[1]  https://es.wikipedia.org/wiki/Cuculus_canorus.

[2]  coctel-de-ciencias.blogs.quo.es/2011/05/15/el-engano-de-los-cucos/.

[3]  Religión basada en la idolatría a un único dios (Jean Soler).

[4]  Noam Chomsky, entre otros, sin velos ideológicos o religiosos, rememora esa atrocidad.

[5]  La limpieza étnica de Palestina de 1948, Editorial Crítica, Barcelona, 2008.

[6] Compartir la tierra de Çanaán, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2007.

[7] Aspectos que invoca, por ejemplo, Steven Stotsky para recusar a Qumsiyeh (“Exposing Mazin Qumsiyeh’s Falsehoods”, http://www.camera.org/index.asp?x_context=6&x_article=1383.

[8]    Livia Rokach, Israel’s Sacred Terrorism. A Study based on Moshe Sharett’s Personal Diary and other Documents, AAAUG, Inc. Graduates, Mass., 1980.

[9]   Los primeros ejemplos son de público conocimiento; el último: file:///E:/palestino-israeli/brutalizacion%20y%20constricc.%20progr/I.%20tiene%20ni%C3%B1os%20pal.%20en%20jaulas%20en%20invierno%20%E2%80%93%2016%2001%2016.htm.

[10]  Se trataba, según estimaciones arqueológicas, de una aldea de unos cinco milenios de existencia…

[11] Pensamientos, 678.

[12] en Hoalam Hazeh, 23/9/1980.

Publicado en Palestinos / israelíes

Fidel Castro advierte cierta dificultad con lo porvenir

Publicada el 20/10/2016 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Nos parece valiosísimo y fermentario que Fidel Castro registre la incerteza radical de lo futuro.

En una nota corta, que titula “El destino incierto de la especie humana” [1] desarrolla esa idea. Ejemplifica con las huellas digitales de gemelos univitelinos que con el tiempo se van diferenciando entre sí. Con lo cual, entiendo, es el tiempo, el transcurso vital en sí mismo, el factor de diferenciación cuando se aplica a seres vivos.

Castro destaca así un rasgo vital, el de la incerteza, que diferencia, nos diferencia a los seres vivos, entre sí y respecto de cualquier abordaje cuantitativista, exacto, pronosticable.

Esa ‘incerteza de destino humano’ plantea toda una dificultad a las filosofías, presuntamente científicas, a la llamada “ciencia del marxismo” que proclamò el conocimiento del decurso histórico y que incluso ha desentrañado “leyes sociales” que nos aseguren que así como hubo una era medieval luego ha sobrevenido un mundo burgués que en realidad es apenas antesala de un glorioso socialismo.

Ese teleologismo ha sido característica fundamental de gran parte de los desarrollos intelectuales modernos, particularmente en el “campo socialista”

Esa visión de la historia, con capacidad predictiva para más que otear el futuro, tener certeza “científica” sobre su devenir, ha chocado empero, con la cruda realidad histórica concreta. El colapso soviético en la última década del s XX, al colocar aparentemente “patas arriba” tales presupuestos, ha fisurado hasta el fondo esa visión.

Presento aquí al paciente lector una escueta lista, sin duda incompleta, de pensamientos enfrentados a la idea de “el futuro que nos aguarda”.

Tzvetan Todorov: “No creo que la historia obedezca a un sistema, ni que sus supuestas ‘leyes’ permitan deducir las normas sociales futuras, o siquiera presentes.” (La conquista de América. El problema del otro, S. XXI, México, 1982, p. 264).

Zygmunt Bauman: “La «historia futura» no es susceptible de estudio científico y desafía hasta la más avanzada metodología de predicción científica”. (Vidas desperdiciadas, Paidós, Bs. As., 2005,  p. 60).

Ernest Garcia: hablando de “las sociedades humanas” escribe: “la impredictibilidad de sus estados futuros” (“El cambio social más allá de los límites al crecimiento: un nuevo referente para el realismo en la sociología ecológica” en  Luis E. Espinosa y Valentín Cabero (ed.), Sociedad y medio ambiente, Univ. de Salamanca, 2006. <www.revistateina.com>)

Joaquín Miras: “Las estrategias predefinidas siempre fracasan, la historia es impronosticable”, entrevistado por A. Carrodeguas en “La izquierda y la vida cotidiana”, 2012.

Podemos agregar que en el 2000, cuando iniciamos la edición de la revista futuros del planeta, la sociedad y cada uno, rematábamos su primer editorial dedicado a criticar la idea “presuntamente” científica de “el futuro”: “Porque lo futuro está abierto y nos pertenece a nosotros, los simplemente humanos.”

 

Este somero recordatorio debería ser contrastado con las innumerables frases, citas y pasajes con que los fundadores y guías del “socialismo científico” atiborraron a “las masas” durante décadas y algún siglo, al estilo:

“Toda la teoría de Marx es la aplicación de la tesis del desarrollo […] al capitalismo moderno. Era natural que a Marx se le plantease, por tanto, la cuestión de aplicar esta teoría también a la inminente bancarrota del capitalismo y al desarrollo futuro del comunismo futuro [sic…]. A base del hecho de que el comunismo procede del capitalismo, se desarrolla históricamente del capitalismo, es el resultado de la acción de una fuerza social engendrada por el capitalismo […] En ese sentido, cabe hablar  del ‘Estado actual’ por oposición al del porvenir, en el que su raíz de hoy, la sociedad burguesa, se extinguirá.” [2]

“Nuestra época, cuyo contenido fundamental lo constituye el paso del capitalismo al socialismo […] El sistema capitalista mundial ha entrado en una nueva etapa de desarrollo. La Unión Soviética lleva a cabo con éxito la construcción de la sociedad comunista en todos los frentes. Los otros países del  campo socialista sientan felizmente los cimientos del socialismo y algunos de ellos han entrado ya en el período de la construcción de la sociedad socialista desarrollada,” en Tres fundamentales documentos de nuestra época. [3]  Observe el lector que en la última frase se cuela una “nueva etapa” entre las “científicamente previstas” de socialismo y comunismo, jamás visualizada en los primeros delineamientos del advenimiento socialista.

La idea de una nueva sociedad hija prevista de la vigente significó el florecimiento de la noción de transición. La transición fue el motor que le permitió a los intelectuales socialistas pasar, al menos ideológicamente, del presente a “el futuro” ya conocido, al menos conocible. Un ejemplo:

«Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el periodo de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. Y a este período corresponde también un período político de transición cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado» (O. Marx [sic]). El período de transición se debe a las condiciones especiales en que surge y se desarrolla el modo comunista de producción. Cuando se produjo el tránsito del modo feudal de producción al modo capitalista, las relaciones de producción burguesas ya habían surgido en el seno del feudalismo, donde existían en forma de tipo económico; ello era posible gracias a que los dos modos de producción poseen una base económica común, del mismo tipo: la propiedad privada sobre los medios de producción. La sociedad socialista se diferencia, por principio, de la capitalista y no puede nacer en el seno del capitalismo.[…]

”El proceso de creación de la primera fase del comunismo, el socialismo, se basa en varias leves de carácter general, cuya necesidad se ve confirmada por la experiencia de la Unión Soviética y de los otros países socialistas. Estas leyes generales como se indicó en la Declaración formulada por la Conferencia de representantes de los partidos socialistas y obreros de los países socialistas, celebrada en 1957, son: dictadura del proletariado con partido marxista – leninista al frente; alianza de la clase obrera con la masa fundamental de los campesinos y con otras capas de trabajadores; liquidación de la propiedad capitalista y establecimiento de la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción […]

”[…] formación de una numerosa intelectualidad fiel a la clase obrera […]

”Para llevar a cabo hasta el fin la revolución socialista y erigir una sociedad socialista es condición decisiva la existencia de la dictadura del proletariado.[…]

”La contradicción fundamental del período indicado [de transición] es la que se da entre el socialismo ascendente y el capitalismo agonizante.” [4]

La idea de transición en la Cuba actual: “El socialismo constituye una etapa dentro de la Formación Económica Social Comunista, caracterizado por la transición de formas y actuaciones propias del capitalismo a otras propias de una sociedad socialista, donde el factor subjetivo y las prácticas políticas, con reconocimiento del papel de la ética y la educación constituyen puntos esenciales en la formación de la base técnica y material necesaria para el surgimiento de una sociedad sin clases.» [5]

 

Volvamos a Fidel Castro. No hay sino que alegrarse porque quien fuera otrora señera guía del “socialismo científico” aplicado a un país periférico, enmarcado en la marcha victoriosa, ineluctable, de la humanidad desde el capitalismo burgués al socialismo proletario, nos confiese con modestia los límites del conocimiento humano en relación con la incerteza de nuestro destino, es decir futuro.

De ese modo se incorpora a lo que entiendo creciente caudal de quienes sospechamos de todo teleologismo y de todo pretendido conocimiento prospectivo de las sociedades humanas.

Un pequeño escozor: FC omite haber encarnado aquel pretendido saber acerca del devenir humano, del destino, para usar sus palabras. Con lo cual, por lo visto, pertenecería a esa clase de seres humanos sin tacha ni error, que jamás encuentran motivo para una autocrítica, que siempre  toman las mejores decisiones en los más acertados momentos, aunque el decurso de los acontecimientos y el torrente de vidas arrasadas a menudo nos revele que no ha sido brutal y sencillamente así.

 

[1] 8 de octubre de 2016 en varios sitios; diariodecuba, cubadebate, VTV y otros.

[2]  V. I. Lenin, El estado y la revolución, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1975.

[3]  Ediciones de la Comisión Nacional de Propaganda del Comité Central del Partido Comunista, Montevideo, Uruguay, 1963, pp. 26 y 34.

[4]  Borísov, Zhamin y Makárova, Diccionario de economía política, s/f, http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/p/periodotrans.htm / Málaga, 2016

[5]  ECURED, https://www.ecured.cu/Socialismo.

Publicado en Teoría del conocimiento

El totalitarismo democrático supera los obsoletos primos artesanales

Publicada el 04/10/2016 - 17/01/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

¿GUERRA AL TERRORISMO O TERRORISMO PARA PRESERVAR LA PREPONDERANCIA?

Cuando sobreviene el colapso soviético y con ello el derrumbe casi generalizado del “mundo socialista” (aunque sobrevivan algunos estados, algunas formaciones que se autodefinen socialistas como Cuba o Corea del Norte y otras que se postulan tales como Venezuela), hay una crisis, consecuente del andamiaje ideológico marxista que durante siglo y medio amparó, nutrió, orientó, estructuró lo que se consideraba “El futuro de la humanidad”, el mundo que heredaría al del capital y el mercado.

Y a la vez, un reverdecimiento de la ideología que había ido configurando la modernidad: el liberalismo, con sus atributos “naturales”; el racionalismo, la cientificidad.

Sin embargo, más rápido que corriendo los ideólogos del viejo-nuevo mundo ─inicialmente Francis Fukuyama, y con él una serie de ideólogos─ a menudo autoconsiderados científicos, por ejemplo en el campo de la economía ─el caso paradigmático de Milton Friedman─, desplegarán sus saberes (más bien poderes).

Con el crac soviético se han procesado una serie de strip-teases: el proyecto de control total (y benéfico, según sus mentores) del socialismo iba empalideciendo, la represión iba ablandándose; el desvencijamiento de órganos represivos como la STASI alemana o la Cheka-GPU-NKVD-KGB rusosoviéticas eran cada más notorios… y a la vez, el libérrimo campo liberal iba incursionando en más y más ámbitos de la vida civil, de las vidas privadas, sus organismos de “seguridad democrática” ganaban autonomía y se ampliaban sin tregua…

LA ERA DISTÓPICA

Si a alguien hay que reconocer en este asunto es a Yevgeni Zamyatin, un escritor ruso que en 1920 ─repare bien el lector en la fecha─ escribió su novela de “anticipación” científica o, como se dice hoy día, la distopía Nosotros.

Una novela, muy bien escrita, sobre el mundo nuevo, edificado con casas de vidrio para facilitar el control y la omnipresencia de los que saben, guían, pueden, y el relato de la resistencia y su peripecia. Un relato asfixiante, sombrío.

Después de Zamyatin no sobrevienen casi utopías de signo positivo, como habían sido casi todas, hasta entonces (si el lector aceptaba sin chistar esos universos presentados como buenos y a la vez carentes de la más elemental libertad,  como la Utopía de Thomas Moro ─1516─  o El año 2000 de Edward  Bellamy ─1892─ , es otro cantar).

El universo soviético inspiró si no la primera distopía sí un torrente de ellas pensadas sobre el trasfondo de estados totales  (Kallocaín, mezclando horrores del universo soviético y del nazi sería una destacada, con personajes de enorme complejidad, Karin Boye, 1928).

Henos aquí situados en el dramático entrecruzamiento de arte y política.[1] Pero ahora estamos situados en el terreno del arte, de la imaginación, no en el de la política. En la política en “Occidente”,  vivimos prácticamente todo el siglo XX con la cómoda división de libertad y tiranía, de autonomía vs.  heteronomía. Que muchos intelectuales occidentales procuraban hacer coincidir con la geografía: Occidente vs. Oriente…. (allí estaba lo ruso, lo chino, lo árabe, etcétera).

Sin embargo, las cosas no son tan sencillas ni lineales como pretendieron quienes se salieran con la suya ante el colapso soviético: la sociedad de control occidental recubría su democraticidad aparente con un trasfondo heterónomo cada vez menos disimulable.

ECHELON: PRIMER ANILLO CONSTRICTOR

El acuerdo entre naciones anglófonas de 1948 ─al año justamente en que Orwell escribió su pesadilla 1984─ según el cual EE.UU., Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelandia establecieron una red mundial de control de las comunicaciones planetarias ─’la red de espionaje mundial que todo lo ve y todo lo oye’─, llamada Echelon, podría habernos dicho que no todo el control era soviético ni todo el universo totalitario nazi y menos todavía que todo margen de libertad era “occidental”.

En rigor ─como le pasó a Orwell─ la pesadilla soviética era tan manifiesta y taxativa,[2] que desdibujó, dejó en la penumbra el otro lado del mundo (el mundo occidental, u ombliguismo mediante, “el mundo”) en que también la heteronomía se afirmaba. A ese quinteto desde el que se supervisaba todas nuestras comunicaciones se lo denomina UKUSA, aunque  informalmente también se lo ha bautizado como “los cinco ojos”.

El llamado “cuarto poder” iba quedando poco a poco, cada vez más, al servicio de algún poder previo, ni siquiera enumerado. Como fue la guerra contra España y “liberación” de Cuba por parte de EE.UU. , 1898, luego que la prensa de ese país culpara a España de un atentado con muertos en el puerto de La Habana, atentado generado desde los mismos “hilos” que hicieran la denuncia. ¿La prensa revelaba aquí un carácter cómplice del poder que al menos teóricamente jamás se había atribuido? ¿Quedaba la posibilidad de un periodismo crítico al poder?  Quedaba, sí, pero en coexistencia agónica con medios de comunicación, de incomunicación, del poder.

Con la llegada de la “era digital” aquel acuerdo anglófono se remozó y aunque el control telegráfico se fue extinguiendo y se mantuvo el control y espionaje telefónico, de teletipos y postal,  junto a tales medios de comunicación tradicionales, la computación fue abriendo todo un océano de intercomunicación que las redes de espionaje de Echelon se apresuraron a cubrir. A los efectos, en la década de los ’90 Echelon se había multiplicado de modo radical y cubría con macroprocesadores cientos de miles de millones de operaciones por segundo mediante un sistema de búsqueda de palabras clave (de frases y hasta de sonidos). Para lo cual se había adaptado totalmente la legislación sobre interceptaciones de telecomunicaciones, faltaba más. La “cabeza” de esa legislación y de la construcción de los macroprocesadores estaba en EE.UU. de modo tal que todo el universo empresario ciberrnético se fue adaptando sin dificultades ni roces a las exigencias policiales y de control y espionaje madeinUSA.  Toda esa parafernalia denominada «Control estratégico de las telecomunicaciones».

Pero hay que tener en cuenta que, fundado en 1948, se supo de su existencia por primera vez en 1971, gracias a las investigaciones de Perry Fellwock (que publicó su denuncia bajo el seudónimo de Winslow Peck). Había un cuarto de siglo casi en secreto. Fellwock, considerado hoy el decano de los whistleblowers no sólo destapó la presencia de Echelon sino que mostró que el presupuesto de la NSA era varias veces superior al de la CIA, dos de los principales servicios secretos de EE.UU.

En el origen Echelon parece haber sido motorizada por ”la lucha contra el comunismo”, es decir, traduciendo debidamente, por la preservación de “nuestro” sistema de vida. Poco a poco, los alcances y las finalidades se fueron ampliando. Y el control fue adquiriendo su cada vez más desnudo rostro.

El Parlamento Europeo siguió el proceso como pudo. Proviniendo de un semicontinente semivencido, semiocupado y financiado desde EE.UU. fue acoplán-dose a lo establecido en el “quinteto echelónico”, acompañando el control de datos con Enfopol, la “sucursal” europea de control comunicacional que en lugar de optar por un instrumento propio, aceptó convertirlo en auxiliar del ya establecido.

Un informe de dicho parlamento reveló que Amnistía Internacional, Greenpeace y Ayuda Cristiana constituían objetivos de control de Echelon. Y los gobiernos de Francia y Alemania se quejaron del fracaso en negocios y en algunas licitaciones en el Tercer Mundo porque inopinadamente otras ofertas provenientes de “echelónicos” les habían escupido el asado.  Con lo cual aquella predicada finalidad de control ideológico y de “lucha contra el comunismo” al parecer se fue extendiendo… guerra de mercados (no declarada), luego “peligro musulmán”…

La UE ha protestado reiteradamente por estar sometida al espionaje de Israel, directamente usufructuaria de la red Echelon.

Porque no se sabe cuándo pero en algún momento Israel fue incorporado al quinteto UKUSA. Algo llamativo por cuanto se ha sobrepasado el recinto anglófono con un estado cuya lengua oficial es el hebreo (aunque “todo el mundo” aprenda y hable inglés). Evidentemente, las coincidencias pasan por otro lado.

SEGUNDO ANILLO: LIBERALISMO Y SIONISMO

¿EXCELENCIA QUE NO NECESITA DEMOSTRACIÒN?

Israel Shamir, un cristiano ortodoxo converso (de origen judío) ha señalado  la estrecha identidad entre liberalismo y sionismo: “El liberalismo es la ideología que niega ser ideología; pregúntale a un liberal, y te dirá que él está en contra de la dominación de cualquier ideología y cualquier religión.” [3]

En el mismo trabajo Shamir, rastrea las opiniones de Yehuda Bauer, “máximo sacerdote del culto holocáustico” expuestas en una conferencia: “Hay grandes diferencias entre el nacional socialismo, el comunismo soviético y el Islam radical, pero también hay algunos paralelos importantes. Los tres son o han sido movimientos religiosos o casi religiosos. La fe incondicional, casi religiosa, en la ideología nazi era central para la existencia y las opciones políticas del régimen, y fue la ideología nazi el factor central que produjo el holocausto; el marxismo leninismo fue el dogma cuasi religioso por el cual todos tenían que jurar, en el imperio estalinista. Lo mismo vale para el Islam radical. Los tres apuntan a los judíos como su enemigo principal, o inmediato: los nazis los masacraron, los soviéticos planearon en 1932 deportar a todos los judíos soviéticos a Liberia, con la intención obvia de que la mayoría pereciera allá. El mensaje genocida del Islam radical con respecto a los judíos está sonando muy alto y muy claro.”

Shamir observa la enumeración de Bauer y la ausencia del liberalismo. Y se pregunta porqué. Porque: “Un liberal coloca al liberalismo por encima de las religiones ‘corrientes’ y las ideologías; incluso en un plano más elevado que cualquier construcción religiosa o ideológica. Los adeptos de cualquier ideología que no sea el liberalismo son ‘totalitarios’ o ‘fanáticos’, a los ojos del liberal.”

Y aquí viene una observación de Shamir que invita a la reflexión; identifica  esa “actitud arrogante de los únicos dueños de la verdad” con  “la narración judaica del antiguo Testamento, donde se exalta a los devotos del dios Único, situados en un nivel más alto que los ‘paganos’.”

Shamir explica que esa actitud “de superioridad” fue heredada por las tres grandes religiones monoteístas, pero que fue internalizada de muy distinto modo en cada caso y sostiene, por ejemplo, que: “Un cristiano ortodoxo no se consideraba a sí mismo por encima de los musulmanes y los católicos.” En cambio, “el judaísmo moderno (que diverge en gran medida del judaísmo bíblico en otros aspectos) sigue manteniendo esta pretensión insoportable  a la superioridad.”

Con lo cual, remata Shamir, “Bauer está condenando cualquier movimiento moderno basado en la solidaridad, la catolicidad y la comunidad en tanto ‘antijudío’, mientras que el liberalismo le sabe tan judío como el pescado gefilte.” Por eso concluye que la doctrina de ‘la democracia liberal y los derechos humanos’, aquella que los marines anglo-usamericanos  llevan más allá del Tigris  y el  Éufrates  es una forma de judaísmo secularizado.”

La tesis de Shamir es particularmente sustentable porque nos parece nodal que lo que se llama liberalismo, lo que se fue configurando como ideología liberal se constituyó alrededor de derechos señoriales. Pero no de cualesquiera señores. Sino de los señores de la modernidad que rompían ideológica y culturalmente con los viejos señores de horca y cuchillo, con los “mejores” dueños de la espada y/o la toga. Se trata de la nueva capa señorial forjada junto con el desarrollo del capital(ismo) y  la industrialización.

Y ese ascenso señorial es el actualmente naturalizado, al menos en el plano ideológico, cuando se entiende sus derechos como naturales y no condicionados.

Shamir, no sólo atento a cuestiones ideológicas sino a circunstancias bien reales y cotidianas, entiende que la ideología liberal se suelda con el sentido común de la época por “la predominancia de los judíos en los medios masivos y especialmente entre los amos que poseen esos  medios […].”

“El ‘carácter único’ de Israel es un capítulo de esta escuela ‘no religiosa’, bien sea en forma de Holocausto ‘único’ o vínculo  ‘único’ con Palestina, o de amor ‘único’ a la libertad y la diversidad.

”Por cierto, mientras las mezquitas arden en Holanda y las iglesias se derrumban en Israel, ello no despierta ninguna emoción comparable a las que los judíos  echan a andar cuando aparece un graffiti en la pared de una sinagoga. EE.UU. clasifica a sus aliados según su actitud con los judíos. El Templo del Holocausto [llamado ‘Museo’] está edificado junto a la Casa Blanca. El apoyo al estado judío es obligatorio, sine qua non,  para un  político Usamericano.”

“¿Cómo se puede establecer tanta diferencia entre, por ejemplo, las tres religiones monoteístas principales?”,  pregunta Shamir. “Estas grandes creencias [cristianismo, Islam, budismo] no le piden nada a los no adeptos, salvo que se sumen a su unidad. Lo único que la iglesia le pide a un no cristiano es que se vuelva cristiano. Pero el judaísmo no quiere transformar un goi en un judío; eso es algo casi imposible, casi prohibido. […]. El judaísmo tiene exigencias precisas para los no judíos que tienen la desgracia de caer bajo su autoridad. No deberían imitar a los judíos, y por eso mismo al goi se le prohíbe que tenga religión, él no deberá celebrar sus propias fiestas religiosas, ni tampoco ayudar a sus hermanos, debería ser un mero animal económico.” El ejemplo histórico que parece dar toda la razón a Shamir es el trato que dispensa el régimen sionista a sus invadidos y desplazados; la población palestina: atroces políticas de hambre y control, confiscación de tierras, derribo de viviendas, encarcelamientos extrajudiciales, manoseo de derechos judiciales, arbitrariedades en traslados, encarcelamientos sin causa y mudanzas forzosas y violencias varias hasta asesinatos a veces colectivos y tantas otras medidas abusivas que ejerce Israel sobre palestinos.

Algo que adquiere toda su monstruosidad si reparamos en la ilación de la violencia: Mazin Qumsiyeh, un historiador palestino que recopila cronológicamente los atentados  habidos en Palestina a lo largo del s XX,[4] verifica que en todos los casos fueron sionistas los que primero (y a menudo los únicos) que hicieron cartas bombas, sabotaje de instalaciones industriales, hacer saltar en pedazos un edificio o un vehículo (con gente adentro), secuestrar una avión, un barco, atentados contra vidas humanas, asesinatos selectivos y colectivos (como varias aldeas palestinas arrasadas y exterminadas su población), matanzas de prisioneros. Siempre los sionistas primero. A veces, únicos autores de tales atrocidades. Con una excepción: los atentados con inmolación. Ésos, sólo llevados a cabo por palestinos. Una especie de suicidio desesperado, oneroso. El palestino que mata se sacrifica. Veo en ello un parentesco con la filosofía narodniki. Los socialrevolucionarios rusos a menudo cumplían un atentado y morían en el acto o se dejaban detener (vale decir, una muerte lenta). Consideraban que matar a un torturador, por ejemplo, era correcto. Había que hacerlo. Pero que tronchar una vida era atroz. Había que compensarla o, cristianamente, expiarlo.

TERCERO: LA GLOBOCOLONIZACIÓN

Hemos hecho este circunstanciado recorrido por las posiciones de  Israel Shamir porque nos ha llamado mucho la atención la consustanciación que sobre todo en el último medio siglo se ha operado entre las capas dirigentes de EE.UU. y el núcleo sionista asentado en Israel. No podemos olvidar la fanfarronería del asesino Ariel Sharon tranquilizando a sus adeptos temerosos de alguna crítica desde EE.UU. a causa de las atroces políticas del Estado de Israel sobre Palestina y los palestinos  enumeradas sucintamente en el capítulo anterior diciéndoles: ─’No se preocupen, hacen lo que queremos. Somos nosotros los que le marcamos el compás’.

Conociendo a la AIPAC y a que las tres cuartas partes de los diputados y senadores de EE.UU. están fuertemente vinculados  a y/o dependientes de los apoyos del lobby judío, se podría calificar las fanfarronadas de Sharon como altamente certeras (para no insultar en la comparación a los sabios).

Igualmente golpea a mi memoria las observaciones del suequijudío Johannes Wahlström explicitando las posiciones y conclusiones de una suerte de seminario en la Universidad de Jerusalén. En dicho encuentro, Kenneth Jakobson, de la Liga contra la Difamación (ADL por su sigla en inglés), una organización de lobby de judíos en EE.UU. declara: “La única potencia planetaria tiene una posición muy pro-israelí lo cual obedece a que los judíos tienen una posición particularmente prominente en la élite de los medios de comunicación de masas. [a confesión de parte, relevo…] Es algo de lo que podemos estar orgullosos.[…] hasta en EE.UU. sobreviene el antisemitismo que se basa justamente en la afirmación de que los judíos  tienen demasiado poder en los medios.” ¡Epa! La crítica o la queja no parece tan descaminada. Pero Kenneth Jakobson parece de amianto, inmune a la realidad. Remata: “Hay que luchar contra este antisemitismo por todos los medios concebibles; no menos a través de una actividad de lobby para conseguir un mejor control sobre lo que los medios emiten.” [5]

Esta “simplicidad” o linealidad del “razonamiento” de Jakobson  nos explicita algo que en otros casos está un poco más oculto. La Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) tiene una estrecha relación con el Estado de Israel. Hacia el territorio dominado por éste la IURD envía a sus prosélitos para que hagan sus sanaciones bíblicas y su encuentro con “Dios”. Lo cual revela que así como en el terreno militar el ISIS es una organización ampliamente ligada al Estado de Israel,[6] la IURD en el terreno ideológico o espiritual constituye otro “brazo largo” de los intereses sionistas.

Con lo cual anudamos otro enlace, en este caso entre los mass media, la religión e Israel: Moisés, el teleteatro que hace furor en 2016 en Argentina y apasiona[7] a tantos teleespectadores es  un engendro del IURD. Con lo cual, como Monsieur Jourdan,  los televidentes  hacen política sin saberlo.

LIBERALISMO, LIBERTAD DE… ¿QUÈ?

Ya vimos la intranquilizadora omnipresencia de Echelon, las significativas relaciones de sionismo y liberalismo y tenemos a la vista lo que Noam Chomsky designa  ”El estado de vigilancia en los países libres”.[8]

Chomsky describe el alcance del sistema de intrusión y vigilancia,  imposible e impensable apenas décadas atrás. Lo cual nos lleva a advertir qué es lo significativo; si las invocadas libertades o ese generalizado control  que trasmuta tales libertades en sendas sujeciones.

Sin embargo, un rasgo clave le da a este “reino de la heteronomía”  su carácter más preocupante: el que le permite a cada uno sentirse uno mismo, mediante una conformación mental que logra que cada uno haga lo que quiera aunque la inmensa mayoría coincida en hacer exactamente lo mismo; beber el mismo brebaje, usar la misma ropa, cortarse el pelo o pintárselo hasta ser legión de iguales o mejor dicho parecidos, haciendo coincidir en cada uno la necesidad de autoafirmación individual y la de pertenencia gregaria: esta “sensación de libertad” totalmente ilusoria en sociedades globocolonizadas es el gran invento de los dueños, más bien ocultos, del poder.

Chomsky sostiene que la emancipación de lo que resultó ser EE.UU. respecto de su metrópolis británica tuvo mucho que ver con la reivindicación de privacidad de sus habitantes, que el gobierno británico pretendía ignorar. Curiosa y significativamente  ─dice─  es ahora el gobierno de EE.UU. el que “ingresa” en los hogares, rompe la privacidad y lo hace de un modo mucho más insidioso y total que la vieja metrópolis colonialista. Pero no nos chupemos el dedo: la reivindicación de privacidad en los flamantes EE.UU. contra la monarquía británica era el reclamo de señores, propietarios, blancos, libres, varones, alfabetizados. La nueva sociedad no era tan igualitaria como predicaba; preguntémosle a los esclavos y a los nativoamericanos, por ejemplo.

Podemos, empero, coincidir con Chomsky en un aspecto: la invasión a la privacidad ahora, modelo s XXI, se hace abrogando el principio de inocencia (in dubio pro reo): “cada cosa que cualquiera de nosotros escribe en un teclado de computadora podría estar siendo enviado en este mismo instante a las cada vez más enormes bases de datos del presidente Obama en Utah.”

En “el reino de libertad” que es EE.UU., Chomsky pone otro ejemplo: las tribulaciones de un juez por si lesiona algún derecho de un individuo en huelga de hambre al decidir alimentarlo por la fuerza. El “detalle”, previo, es que ese hombre que con huelga de hambre protesta contra su encarcelamiento, lleva doce años en Guantánamo, en calidad de preso sin juicio, sin derecho a defensa (no sabe de qué se lo acusa) y sin tener en consideración la tortura verdadera, sostenida, sistemática, a que ha sido y está siendo sometido. Uno se pregunta: ¿de qué sirve la duda moral de ese juez en lo alimentario si todo el resto de este infame témpano guantanamero se considera ejercicio de libertad, está exonerado de cualquier corpus legal que se supone para humanos (¿o lo legal es solo para hombres libres?).

Defendiendo las libertades básicas y propias del liberalismo se cometen atropellos que sobrepasan muchos de los ejercidos por dictaduras y regímenes “iliberales”, como les gusta a los liberales llamar a quienes no comparten su misma luz.

Chomsky da otro ejemplo histórico, bien material: “En 1981, el gobierno de Ronald Reagan emprendía su guerra contra el terror, que pronto se convirtió en una guerra terrorista, asesina y brutal, primero en América Central, [9] la que se extendió luego mucho más allá del sur de África, Asia y Medio Oriente.”

Otra vez tenemos la trasmutación de libertad y libertades en los más atroces atropellos a seres humanos. Pero santificados porque se invoca la defensa de los derechos humanos y la lucha contra “ogros, que, se nos dice una y otra vez, quieren atacarnos y destruirnos” remata Chomsky.

Tantos los marines, la NSA, la CIA, el MOSSAD como en su momento la KGB soviética o la STASI alemana y hasta la AVH húngara, procuran, procuraban  protegernos. Con todos los horrores y atrocidades propias de toda represión, la STASI o la KGB declaraban hacerlo por tu bien, para volverte al redil.[10]

Pero en el caso de los cuerpos represivos de EE.UU. o Israel los prójimos están apenas entre  “ellos”; existe un principio de separación radical con los que son objetos de examen, acusación, desprecio. Algo que se ve claramente en la forma que trata EE.UU. a quienes considera no-prójimos; en la guerra declarada a Serbia por EE.UU. y adláteres, la aviación norteamericana usó “generosamente” uranio empobrecido, que se sabe es cancerígeno. Hay informes que revelan que los aviadores norteamericanos apenas hacían el picado al descargar las bombas radiactivas para escapar de la radiación resultante. Hubo reiteradas denuncias de enfermedades producidas por radiactividad en la población “objeto” pero también entre “aliados” de la coalición antiserbia; soldados españoles, italianos. No prójimos. Tampoco ellos. Pensemos en el destrozo que ha sufrido Irak, primero antes de la invasión de 2003 y más tarde en la misma invasión.  El elenco de Bush se propuso iniciar un nuevo país, un nuevo estado, una nueva sociedad con lo que quedaba. Ese saldo ha dejado centenares de miles, millones de niños matados, asesinados, despedazados, familias destrozadas, bienes culturales deshechos. Recordemos cómo trata el régimen sionista a Palestina y a los palestinos.[11]

Esta omnipresencia intrusiva, que facilita tantas acciones terroristas para ─se proclama─ luchar contra el terrorismo, es la que ha dado lugar a un tipo de coraje civil, conciencia heroica de nuestro presente que adquiere resonancia en, por ejemplo, las personas de Chelsea Manning,  Julian Assange, Barret Brown, Edward Snowden,  Jeremy Hammond, escritores que se han autovomitado del vientre del monstruo como John Perkins y tantos otros (como en su momento Perry Fellwock, Bill y Kathleen Christison, Philip Agee, y varios más, agentes de seguridad de EE.UU., que se atrevieron a actuar con justicia y no siguiendo a “la justicia” invocada por la organización que los había conchabado).

Porque tuvieron la dignidad de ver lo concreto y no los abstractos atributos que los ideólogos liberales atribuyen a su sistema de ideas (desgajado de las acciones que, sin embargo, acaecen):  “Porque el liberalismo [constituye] como  dijo Ortega «la tendencia a limitar la intervención del poder público [político o religioso]» un principio fuerza que en su abstracción e indeterminación […] permite trascender todas las épocas y convertirse en un referente universal de la vida colectiva de  hombres y mujeres […] uno de los pocos principios transhistóricos presentes  con mayor o menor vigencia en todos los períodos y civilizaciones.”[12]

Este concepto de liberalismo, tan genérico y universal se puede unir a las máximas morales de tantas culturas; querer y respetar a niños y ancianos, obrar rectamente sobre la base de la verdad, p. ej. Pero su nivel de abstracción no nos permite ─tanto las referencias al respeto generacional o los criterios de verdad como aquellas referencias a limitar el poder público─  encarnarlas en fenómenos y acciones concretas. Son aceptables, claro, pero inofensivas para el poder.

notas:

[1] A Zamyatin la novela la costó 6 años de cárcel y el exilio: inesperada clemencia la de Stalin, se dijo.

[2]  El cotidiano Pravda [Verdad] era la fábrica cotidiana de mentiras.

[3] “La tiranía del liberalismo”, futuros, no 11, Río de la Plata, primavera/verano 2007/2008. En este capítulo, todas las citas son de este autor (salvo indicación en contrario).

[4]  Compartir la tierra de Canaán, Pluto Press, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2007.

[5] Johannes Wahlström, “Israel styr svenska medier” [El régimen israelí controla la prensa sueca], Ordfront, Estocolmo, 12/2005.

[6] Hay al día de hoy ya no indicios sino abundantes pruebas que dimanan de la ONU y hasta del mismo Estado de Israel (v. http://21stcenturywire.com/2015/02/19/un-report-reveals-how-israel-is-coordinating-with-isis-militants-inside-syria/; http://www.timesofisrael.com/yaalon-syrian-rebels-keeping-druze-safe-in-exchange-for-israeli-aid/.

[7] “Apasiona” en su sentido literal: la pasión es lo contrario de la acción; lo activo es lo contrario de lo pasivo y estar apasionado es estar en modo pasivo ante algo que lo atrae, lo determina, lo esclaviza.

[8] Editado en Página12, 24 /9/ 2016. Las citas en este capítulo son de este trabajo, salvo indicación en contrario.

[9] Poco después, durante 1982 y 1983, EE.UU. le cedió “el honor” de esa “guerra contra el terror” en América Central; en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, a los mandos militares de la dictadura argentina y de la “democracia” israelí. Chomsky ha investigado el período: La quinta libertad, cap. Apuntes sobre el mundo libre, Edit. Crítica, Barcelona, 1988.

[10] La vida de los otros, filme alemán ideado por Florian Christian Graf Henckel von Donnersmarck, en 2006, puede constituir un ejemplo de ese pretensión pastoral alojada en algunos escaños policiales del universo socialista.

[11] Avraham Burg, un sionista de la dirección de ese movimiento, ya retirado, recapacitaba sobre la sociedad construida y reparaba que se había quedado sin compasión. Un atributo, una falta de, que se suele atribuir a la sociedad nazi, por ejemplo (“El sionismo está muerto”, futuros, no 8, Río de la Plata, invierno 2005).

[12] Hebert Gatto, “Liberalismo y teoría de las ideologías”, Cuadernos de Marcha, no 129, Montevideo, jul. 1997.

Publicado en Poder

Ciencia vs. comercio en la OMS

Publicada el 17/09/2016 - 19/09/2016 por ulises

Glifosato: la Organización Mundial de la Salud cede ante empresas

por Luis E. Sabini Fernández

Hagamos un pequeño racconto: el glifosato es el herbicida de uso màs extendido hoy día. Se venía usando extensivamente, sobre todo para los abundantes céspedes de EE.UU., porque se había verificado que no tenía la virulencia de otros temidos herbicidas, con letalidad inmediata comprobada (el paraquat, el temido “Agente Naranja, por ejemplo, que es una mezcla de 2,3,7,8-tetraclorodibenzodioxina (TCDD) y 2-4-5-t. O un “primo” suyo de menor potencia pero aun altamente tóxico, el “abundante” y muy presente en campos argentinos 2-4-d y otros también temibles; atrazina, glufosinato, carbamatos…

El glifosato se multiplicó con la implantación de cultivos transgénicos, precisamente preparados para soportar glifosato que tiende a eliminar a los demás vegetales.

Por su baja letalidad inmediata, se lo consideró inofensivo. Estuvo durante muchos años considerado no tóxico, atóxico o como el lector prefiera piropearlo.

Sin embargo, investigaciones reiteradas de biólogos como el argentino Andrés Ca-rrasco, descubrieron y describieron preocupantes índices de intoxicación… con glifosato.

Gilles-Eric Seralini, francés, por ejemplo, retomó las experiencias de la “investigación” que Monsanto había hecho con conejillos de Indias y que le habían dado total inocuidad y así lo había publicado en revistas “científicas” y en comunicados emitidos, no por el laboratorio transnacional que podría considerarse parte interesada sino a través de organizaciones que proclaman ser “sin fines de lucro”, aunque precisamente están fundadas, montadas y financiadas por empresas, como es el ILSI, International Life Sciences Institute,  que responde por entero a Monsanto, o  Croplife International que está patrocinada, financiada, etcétera por Syngenta, Monsanto, Bayer, Basf, Sumitomo Chemical y otros entre los mayores laboratorios del mundo.

Séralini observó que los estudios de Monsanto se habían limitado a tres meses, exactamente. Entonces repitió exactamente la misma hoja de ruta (cantidad de glifosato administrado, mismo tamaño de los conejillos y el mismo tipo de encierro, de comida, etcétera pero lo prolongó después de los tres meses. Y pudo verificar que ya en el mismísimo cuarto mes empezaban a aparecer alteraciones en la salud de los animalitos de prueba, cada vez más patentes, como por ejemplo, enormes tumores. Las conclusiones sobre inocuidad del glifosato quedaban barridas, literalmente.

Entre 1996, momento de implantación de cultivos transgénicos (soja, fundamentalmente) y 2014, es decir durante casi dos décadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptó como inocuo al glifosato pese a que sobre todo en el correr de los años del s. XXI, se empezaron a verificar preocupantes efectos contaminantes desde los campos “transgénicos”. Los ya mencionados hicieron sus verificaciones, Carrasco en 2009 y Séralnii en 2012.

No fue, sin embargo, hasta 2014 momento en que finalmente, la OMS (a través de su Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer, IARC)  declaró al glifosato “probablemente cancerígeno”. Durante los años previos su latiguillo había sido que ”no estaba suficientemente probado”.

2014 se presenta así como condena de muerte para Monsanto. Como dicen los jóvenes, “se les vino la noche”; a Monsanto, Syngenta y a todos los laboratorios comprometidos con la quimiquizaciòn de los campos.

Monsanto, por ejemplo (que es el laboratorio con mayor participación en los “negocios transgénicos” del mundo entero) obtenía unos cinco mil millones de dólares anuales por la venta de glifosato (bajo su marca Round Up Ready).

Monsanto, y seguramente todo el pool de laboratorios con el mismo enfoque y administración de agroquímicos, se dedicaron a cuestionar e invalidar el resultado asumido por IARC. Observe el lector que el IARC se había tomado su tiempo para el dictamen que invalidaba el uso y abuso de glifosato.

Pero la ciencia es hoy día más compleja. O al menos más complicada sus relaciones con los intereses… empresariales.

Hemos mencionado a la OMS, al IARC, que es una institución dependiente de la OMS (diríamos una de sus reparticiones); hemos mencionado a ILSI y a CropLife que no son sino pantallas empresariales, naves de campaña de empresas que optan por no presentar sus intereses a través de propaganda sino escondiendo sus intereses a través de sedicentes “organizaciones sin fines de lucro”.

Como dice la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina (UCCSNAL), “A través de un ejército de ejecutivos de la industria, profesionales de relaciones públicas y científicos de algunas universidades públicas, la empresa despliega su trabajo contra el IARC y sus resultados sobre el glifosato.” (Revista  Biodiversidad, nro. 89, julio 2016). La empresa es Monsanto, faltaba más.

Así llegamos a una reunión en mayo de 2016 de JMPR en que le vuelve al alma al cuerpo a Monsanto y demás cultores de la transgenetización de los campos.

Porque la JMPR  declara: “Es poco probable que haya riesgo de que el glifosato sea carcinógeno para los seres humanos, en una exposición a través de la dieta.”

Pero ¿qué es JMPR? Es la sigla de Joint Meeting FAO-WHO of Pesticide Residues (Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas).

Como reza su folletería en internet: “La JMPR desempeña funciones de asesoramiento científico para establecer los límites máximos para residuos que pudieran producirse como resultado de la utilización de los plaguicidas”.

Y abunda: Examina los datos toxicológicos y conexos. Estima las ingestas diarias admisibles (IDA) de plaguicidas para las personas.” Aquí estamos entrando a un terreno resbaladizo. Cuando se hace “de necesidad virtud”. Los laboratorios no sólo emplean, y abundantemente, tóxicos para ofrecernos alimentos sino que nos quieren hacer creer que eso es saludable.

Solo así se explica el término “admisible”. Ingesta diaria resultado de una determinada forma de producir alimentos, que puede ser discutible, que si fuere necesaria habría que reconocer que es tóxica pero que mediante Public Relations nos quieren hacer creer que es admisible.

Esta comisión JMPR asesora a la FAO,  a la OMS y a sus estados miembros. Ahora empezamos a entender porqué costó tanto tiempo referirse a la toxicidad del glifosato.

Tal vez lo más significativo esté en cómo se integra la JMPR.

Dice su folletería oficial en internet: “Selección de los miembros. Los expertos desempeñan sus funciones a título personal, y no como representantes de su país u organización.” En una palabra, no responden sino a su interés personal, que es seguramente muy, pero muy bien atendido por laboratorios que ganan miles de millones de dólares anuales. Constituido entonces por una casta de profesionales cooptados.

Y observe el lector cuáles son las funciones que la misma JMPR presenta como propias; “Establece las IDA y las dosis agudas de referencia tomando como base los datos toxicológicos y la información conexa disponible;

Recomienda límites máximos para residuos de plaguicidas […].”

Cuando declaran que “es poco probable que haya riesgo… en una exposición a través de una dieta” ignoran a los que trabajan con dicha sustancia, ignoran a los miles de campesinos que se han suicidado (especialmente en India) con menos de un vaso de glifosato. Está claro: se trata de una comisión organizada desde el mundo empresario, con profesionales adictos, pero investida de autoridad a través de las redes de la ONU como para que se presenten como “ciencia” y se dedica a calibrar cuanto veneno, cuántos tóxicos podemos ingerir… sin caer fulminados tan de inmediato como para que se rastree fácilmente la causa.

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