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Categoría: Poder mundializado

Brutalización y escamoteo; dos momentos de un único comportamiento israelí

Posted on 23/05/2022 by raas

Periodistas palestinos baleados; sin querer queriendo…

Una vez más, un periodista trabajando en zona de violencia y guerra, en el ejercicio de su tarea, es asesinado. Una periodista, asesinada. Shireen Abj Akleh, palestina, durante violencias y escaramuzas en el viejo campamento de Yenin, con historial trágico, en el norte de la Palestina ocupada.

Por Luis E. Sabini Fernández

Soldados israelíes desalojando posiciones palestinas. Palestinos, resistiendo el desalojo de siempre. Una bala se coló debajo del casco de protección que Shireen llevaba consigo junto con el muy visible letrero de estar trabajando como prensa. El sitio estaba “cubierto” por francotiradores israelíes; tropas de élite que el ejército israelí lleva consigo para aumentar la efectividad de los disparos.

Tienen su historia. Cuando los palestinos, resistiendo el desalojo permanente, iniciaron en 2018 sus “Marchas por la tierra”, pacíficas, sin armas, ni piedras siquiera, el ejército israelí se valió de tales tiradores para hacer mayor impacto.

La consigna militar entonces, fue disparar a las ingles. Y con precisión digna de mejor causa, los francotiradores lesionaron gravemente a una serie de manifestantes generalmente pacíficos, que eran derribados por los impactos y, dada la precariedad de la situación y la asistencia, se generó una enorme cantidad de muertos desangrados in situ.

Los mandos israelíes “perfeccionaron” la consigna. Demasiados muertos. Demasiado a la vista. La atrocidad también necesita ser encauzada. Los francotiradores recibieron nueva consigna. A los tobillos. Los alcanzados, quedaban baldados de por vida. Rengos, Minusválidos. Como una carga para la sociedad. Pero no muertos desangrados.

Es importante advertir que estamos visualizando heridas desgarradoras como un objetivo fríamente calculado. Para medir el daño.

En el caso de Shireen, fue alcanzada detrás de la oreja, en el minúsculo espacio libre que deja el casco que protegía todo el resto de su cabeza. Pudo ser una bala perdida. Pudo ser un balazo que con precisión dirigió cualquiera (aunque casi todos van a fallar en encontrar precisamente ese estrecho ángulo de daño…). Pero hay quienes hacen de ese pequeño ángulo de penetración su especialidad profesional para cumplir con el objetivo… los francotiradores, precisamente. Eso no los inculpa directamente pero los deja muy, muy cerca….

Por eso mismo, resulta casi sospechoso que algunos periodistas israelíes se hayan apresurado a declarar que, aunque nada habían visto, se sentían inclinados a pensar que se trataba de balas palestinas, que tal vez por error, habían golpeado a Shireen y Ali-al Samudi, la asesinada y el herido en la misma escaramuza…. (hay versiones particularmente especiosas, porque lo sugieren, sin afirmar categóricamente nada… solo dejando la duda, que se trataría de balas, tiradores, palestinos… duda que favorece, obviamente, a israelíes…)

Pero si llama la atención la celeridad con que esos periodistas israelíes han atribuido las balas a irregulares palestinos, el asunto se hace francamente inaceptable y éticamente indecente si sabemos que unas dos semanas atrás asociaciones de periodistas palestinos y no palestinos habían presentado ante la Corte Penal Internacional una fuerte denuncia contra la “costumbre” israelí de usar a periodistas palestinos como blanco, “sistemáticamente”. El reclamo provino de la Federación Internacional de Periodistas y del Sindicato de Periodistas Palestinos, y la jefa de fiscales de la CPI entonces, Fatou Bensouda, reconoció que tal denuncia tenía sentido. Que había que examinar la matanza deliberada de periodistas, la intención de daño, el uso de escudos humanos, malos tratos y tortura, y matanzas intencionales. Como se ve, la lista de acusaciones recogidas por la CPI es muy, muy pesada. Y solo un estado “con licencia para matar” puede eludir las penas correspondientes.

Expertos del Consejo de Derechos Humanos de ONU enmarcaron el asesinato de Shireen y el daño a Ali-al Samudi en un itinerario histórico sobrecogedor: en lo que va del siglo XXI, se estima en más de 40 los periodistas palestinos asesinados. Y cientos, los heridos.

Cuando se conoce el modus operandi israelí, advertimos la sordidez de su política. Sin llegar a confesión plena, hay comentarios que dejan escapar la voluntad genocida del “ejército más moral del mundo”, como alguna vez se autoproclamó el ejército israelí. Un vocero de ese origen dijo, públicamente, sin afeites, que Shireen y Ali al-Samudi fueron alcanzados “desde atrás”, “cuando iban armados con cámaras, si se me permite la expresión”.

Armados con cámaras; claro que se le permite la expresión que revela el cálculo no solo antidemocrático sino genocida de ahogar en sangre toda crítica.1

Si ya tenemos, con la declaración que acabamos de transcribir, un esbozo de aceptación de haber llevado adelante el asesinato, y tenemos además la mala conciencia de periodistas israelíes que han “derramado” la hipótesis de balas palestinas para matar a periodistas palestinos (como si se tratara de una política de suicidios colectivos escalonados) tenemos las afirmaciones que, por goteo, han ido dejando caer fuentes militares israelíes, que son todavía más elocuentes.

Georg Earle las ha resumido en nota de la prensa británica, el DailyMail:2 “Las fuerzas de Defensa [sic!] de Israel han admitido que podría haber sido uno de sus soldados quien baleara a Shireen. Y el actual ministro de Defensa de Israel Benny Gantz “concedió que el disparo fatal podría haber provenido de nuestro lado”.

Acusar a los del mismo bando agredido como agresores; alegar cuidados legales que están muy lejos de ejercer. ¿Cómo pueden atreverse a ser tan abusivos, despreciando toda idea de límite y de respeto al distinto? Únicamente porque los israelíes no aceptan a los palestinos como seres humanos de igual valía (que ellos mismos).

Ésa es la coartada moral que se permiten para no respetarlos. Una actitud de permanente minusvalía de la condición palestina. Algo que se percibe permanentemente.

Al llevar el féretro de Shireen, palestina, cristiana y ciudadana de EE.UU., por las calles jerosolimitanas, sobrevino todavía otra agresión israelí: alegando que el féretro podía tener otro destino, guardias israelíes hostigaron a quienes portaban el ataúd, golpeándolos en las piernas (¿rodillas, tobillos?), con lo cual el ataùd fue zarandeado y sostenido a duras penas por sus sufridos portadores.

Toda una rúbrica de una política de poder.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 Cit. p. James Zogby, The Nation, 15 mayo, 2022.

2 https://www.dailymail.co.uk/news/article-10814501/White-House-condemns-disturbing-footage-Israeli-security-forces-beating-mourners-Jerusalem.html

Posted in EE.UU., General, Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado, PolíticaTagged Consejo de Derechos Humanos de ONU, Franja de Gaza, matanza de palestinos, matanzas selectivas, Naciones Unidas, periodistas asesinados, poder sionista, poderío israelíLeave a comment

El “Acuerdo del Siglo” sigue siendo un arreglo entre pueblos señoriales

Posted on 18/05/2022 by luissabini

Por Luis E. Sabini Fernández

LOS VALORES DOMINANTES EN EL COLONIALISMO Y LA CONQUISTA NO HAN CAMBIADO

Las representaciones mentales que expresan relaciones de poder son sumamente persistentes y logran perpetuarse aun con cambios de época. Veremos lo que está pasando con la cuestión palestina, ya muy entrado el s. XXI, para lo cual es importante abordar otros momentos, culturales y geopolíticos, que imaginamos muy distintos.

Tras la derrota del Eje en 1945 o, mejor dicho tras el entronizamiento de EE.UU. como primera potencia mundial −sin demora alguna y a diferencia con el intento “internacional” anterior; la Sociedad de Naciones−, dispuso de inmediato, “sobre caliente”, la creación de una red internacional asentada en su propio territorio; la ONU.

Entre sus muchos asuntos, como el del desarme alemán, estaba la disputa territorial palestina. EE.UU. se convierte así en juez universal. Con fingida humildad −los dueños de casa han aprendido la lección que sufriera un racismo estentóreo− designan a varias representaciones nacionales para que dictaminen el destino palestino. Todo tendrá que hacerse “democráticamente”, bajo la sacralidad del voto.

Hay allí jurisconsultos, como el guatemalteco Jorge García Granados y el uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat, y es precisamente el guatemalteco quien encara el problema en términos jurídicos generales para dar una solución de cátedra. En su libro, Así nació Israel 1 lo fundamenta: −“[…] los árabes sostenían que Palestina fue cedida a la parte interesada: la población del país para ellos. Pero el artículo 1 del Tratado de Lausana [que redibuja fronteras de ganadores y perdedores, como Turquía y Alemania] establecía la renuncia de los turcos a todos sus derechos. No existe ninguna referencia que sugiera la cesión en favor de los habitantes, ni en parte alguna se establece que ellos son la parte interesada; ni se especifica tampoco quién es la parte interesada […] en los principios generales del derecho internacional nos hallamos con que sólo los estados soberanos pueden ser sujetos en el derecho internacional. Los individuos y los pueblos que no gozan del estatuto legal de gobierno soberano sólo pueden ser objetos del derecho internacional.”

Me permito subrayar la “fundamentación” del despojo a poblaciones. García Giménez nos ilumina sobre los principios generales del derecho. ¿De gentes? Ni soñarlo. ¿De seres humanos? Tampoco parece atendible. García Giménez atiende a los únicos sujetos de derecho que visualiza: los estados soberanos.

Habrá que hacer buenas cabriolas para que brote del asentamiento sionista en Palestina con el rechazo terminante de buena parte de la población allí asentada, un “derecho soberano” surgido, como de la nacarada concha de Venus, pero no la de la diosa de la belleza sino de la del dios de la guerra.

Pero a los herrefolk del momento les alcanza y les sobra. Había caído el nazismo, una ideología racista expresa, podríamos decir hoy, tontamente orgullosa de su racismo. Porque con 1945, la humanidad entró en un nuevo rulo conceptual e ideológico: las razas no existen, ergo el racismo pierde su razón de ser. Pero los herrefolk siguen existiendo, ¡oh paradoja! aunque no sean todos los que estaban antes de 1939 (al pueblo alemán se lo degradó por haber exigido coprotagonismo), y los pueblos señoriales siguen distribuyendo las cartas del juego mundial, solo que ahora sin ser ostensiblemente racistas.

Así fue que en 1947, el destino del territorio palestino fue decidido por los sionistas, EE.UU. y en general el mundo occidental y victorioso: en ningún caso, se tomó en cuenta la opinión de la mayoría de la población del territorio “en disputa”.

Sabemos la ristra dramática de secuelas de aquella resolución de la ONU (una resolución convertida en papel mojado de inmediato, que proponía partir el territorio en disputa en tres sectores, uno judío, otro árabe y un tercero internacionalizado como ‘asiento de las tres religiones monoteístas mayores’, resolución que jamás fue acompañada por parte alguna).

Sobrevinieron así otros setenta años de angustia, muerte, terror, ataques suicidas, bombardeos, desmantelamiento supervigilado para hacer invivible la FdG, estropeando cultivos, hospitales, mezquitas, escuelas, usinas de potabilización, puertos, barcas de pesca, vías de comunicación, aeropuertos…

A lo largo de estas décadas, nunca entrevimos solución. Apenas tratativas. Y finalmente, en funciones presidenciales, Donald Trump dispuso hacer un “Acuerdo del Siglo”, en 2020. Y en eso “estamos” desde hace ya casi dos años. Un “acuerdo final” para resolver el diferendo palestino-israelí. Un acuerdo presupone por lo menos dos partes en conflicto, ¿no? El Acuerdo del Siglo se firma, efectivamente, entre dos gobiernos, de EE.UU. e Israel. ¿Pero, ¿cómo? ¿Y lo palestino, dónde anda?

El Acuerdo del Siglo ignora total, radicalmente, a los palestinos, a su sociedad, su cultura, sus seres de carne y hueso. No les otorga ninguna significación ni validez política. Seguimos con la teoría enarbolada en su momento por el jurisconsulto Jorge García Giménez que hemos recordado inicialmente. Los palestinos son objeto de tratativas, de negociaciones de otros. Por eso, el Acuerdo del Siglo dispone de miles de millones de dólares, para desarrollar emprendimientos. En el territorio que se acuerda despojar a los palestinos.

Es muy llamativo: nos vemos inclinados a pensar que el panorama político de la segunda posguerra, hace casi 80 años, tendría que ser distinto del actual. La gran diferencia, cultural sobrevino entonces, con el aplastamiento del nazismo, y con ello, quedaba así “fuera de juego” toda política racista expresa, que campeaba en todos los colonialismos, sobre todo los de origen europeo occidental.

Que era característica. En los primerísimos años del s XX, el Káiser dispone el exterminio de la nación herero, por su resistencia a la colonización alemana (en la actual Namibia). A fines del s XIX y comienzos del s XX; el rey Leopoldo de Bélgica, convirtió al Congo en un verdadero infierno de esclavizados (se estima que los asesinados rondan los 10 millones, en muchos casos mediante el escalofriante recurso de cortarles pies y/o manos, condenándolos a una vida miserable y a una muerte lenta y atroz. También en la primera década del s XX, los colonialistas ingleses internan a sus competidores boers en Sudáfrica en campos de concentración con el resultado de decenas de miles de muertos, alto porcentaje de niños, diezmados por la falta de higiene y alimentos.

Pero en 1945, luego de que EE.UU. descargara dos bombas atómicas contra el enemigo jap, el mundo occidental descubre que el racismo nazi es inaceptable. La imponencia prusiana cede el paso ante la simpatía norteamericana. Y por extensión, todo racismo se hace inexpresable. Pero el racismo permanece incambiado. Es lo que explica el despojo generalizado y bestial de la periferia devastada; Nigeria, Honduras, Laos…

Pero eso, la resolución de la ONU sobre Palestina, 1947, sin atender los reclamos palestinos sólo puede entenderse como un reclamo de pueblos señoriales a pueblos señoriales.

Y cuando en 2020 los mismos titulares de aquel entonces, EE.UU. e Israel, convocan a un nuevo acuerdo, lo hacen otra vez ignorando a los palestinos. La pelota se sigue jugando entre herrefolk.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 Biblioteca Oriente, Bs. As, 1949, p. 76.
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Disputas geopolíticas, alianza ruso-germánica, OTAN e invasión a Ucrania

Posted on 30/03/2022 by raas

Por Luis E. Sabini Fernández, Marzo de 2022

La invasión de Rusia a Ucrania en este mes de marzo 2022 ha desatado una serie de mecanismos mentales, ideológicos, entre los que no somos protagonistas de semejante situación. Enumerando: deshistorización sistemática, movida del tablero geopoilítico, pensamiento doble (dejemos a un lado el maniqueísmo, por intelectualmente penoso), campañas contra el intervencionismo y un largo etcétera.

Deshistorización sistemática

El 99 % de los análisis, abordajes, se remonta a lo sumo hasta 2014… al cambio de mano de la península de Crimea, la proclamación de las repúblicas rusoparlantes de Lugansk y Donetsk en la zona del Donbass. Ignorar todo el período soviético (1919-1991) es de una superficialidad o imposible de adoptar.

En tiempos zaristas, con un imperio ensanchádose (en Europa hacia el oeste y en Asia hacia el este), se hablaba de la Madre Rus, o Gran Rus, la Pequeña Rusia o Ucrania y la Rusia Blanca (Bielorrusia). La primera capital imperial fue entonces Kiev.

Hay entonces un denominador común, lo ruso, que es mucho más intenso que el habitual entre naciones distintas o diferenciadas.

A principios del s XX, diversas expresiones políticas ucranianas resistieron el avance bolchevique. Un país muy campesino. Difícil compatibilizar esa realidad campesina y el proyecto proletarista.  Por eso, cuando el nazismo inicia su invasión a la Unión Soviética, en muchas partes de Ucrania no fueron resistidos sino al contrario bienvenidos (allí podría estar el origen histórico de cierta afinidad con la extrema derecha racista en sectores de la población ucraniana).

¿Por qué los nazis podían contar con aliados entre eslavos, siendo su racismo purificador tan hostil ante “razas humanas inferiores” (como suponían la de eslavos)?

El estalinismo produjo estragos en la población, campesina ucraniana. Holodomor. Se estima que millones de ucranianos morían literalmente de hambre mientras los comisarios soviéticos requisaban hasta la última taza de harina, para mayor gloria del proletariado, es decir de ellos mismos y su claque bolchevique.

Saqueados, hambreados, asesinados (si presentaban resistencia a perder su única vaca o la reserva de alimentos para el invierno), los ucranianos sobrevivientes recibieron a los nazis como “salvadores”.

Los nazis, en plena expansión –todavía no habían llegado a Stalingrado y comenzado el principio del fin− pudieron incluso denunciar las fosas colectivas que descubrieron a su paso, que no eran las que ellos todavía no habían empezado a hacer sino las que habían dejado los bolcheviques a su paso con la implantación de la “colectivización forzosa” de 1929 y las hambrunas de la década del ’30 que constituyeron su herencia, ésa también forzosa.

De esa época viene, sin duda, cierta afinidad de población ucraniana con Lado Derecho, Maidan, Destacamento Azov, con el nazismo o cierto racismo étnico.

Porque en Ucrania se repite lo que ha pasado en tantas y tan diversas sociedades: ante las injusticias más flagrantes, hirientes, surge una rebeldía. Incluso una rebelión. Si ese movimiento, psíquico, de una población, que generalmente encarna en una ideología o política justiciera, igualitarista, de rechazo frontal a los privilegios; lo que se califica generalmente de izquierda, falla, porque se revela lo opuesto a lo que predica, entonces, una próxima oleada de insatisfacción profunda, un nuevo movimiento de rechazo social, no vendrá por el lado del igualitarismo, del democratismo, desde la izquierda, sino desde sus opuestos; movimientos autoritarios, radicales, sí,  pero verticalistas, racistas.

La prédica socialista derivó en la URSS, pero también en Ucrania, a la velocidad del rayo, en “almacenes para bolcheviques” que convertían a estos últimos en los únicos que podían comer regularmente, dada la brutal crisis alimentaria que produjo la propia implantación del “nuevo orden” sumada a la escasez ya tradicional de alimentos que castigaba antes a las capas más desguarnecidas. Y esto significó inmediatamente que los más rápidos, los más oportunistas, también se hicieran bolcheviques trastornando el sentido originario, las aspiraciones iniciales.

Esa historia “interna” de la URSS hay que integrarla, secuencialmente, con la segunda posguerra. De allí, sale EE.UU. como poder omnímodo. Sin embargo, en un primer momento se habla de otro triunfador, también: la URSS. El sistema cuatripartito que se estableció entonces, y se corporizó en la ocupación de Alemania por 4 sectores: EE.UU., Rusia, el Reino Unido y Francia. El R.U., un poco a su pesar (pero no demasiado; reconocía una estirpe) concedía el puesto de mando a su vástago y sucesor; EE.UU.

Francia, en cambio, defendió un europeísmo que resultò inconducente porque Europa había entrado en una dependencia, hasta hoy irreversible, de EE.UU.

La URSS figura entonces como una de las dos superpotencias (durante la mayor parte) del s XX. Convertida en potencia nuclear, la URSS asignará a dos de sus repúblicas constituyentes el armamento nuclear: Rusia y Ucrania.

Con el colapso soviético y el consiguiente ascenso a superpotencia única de EE.UU., todo el andamiaje “internacional” que EE.UU. creara a su servicio, la ONU, como en su momento la Sociedad de las Naciones quiso ser la caja de resonancia de la pax britannica (1919-1946), tuvo a su vez un socio principal inesperado; la URSS.

La ONU (California, 1945, sin fecha de vencimiento por ahora) tuvo así un Consejo de Seguridad o Ejecutivo con aquellos ganadores del teatro europeo; EE.UU., Rusia, Reino Unido y Francia) más China, que era la gran presencia del Este en la flamante red internacional.

China era entonces algo muy distinto a la actual, porque gobernaba un régimen occidentalista, anticomunista. Pero en 1949, ese gobierno pierde el control del 99 % del territorio y queda reducido a la isla de Taiwan e islotes adyacentes, y los “Cuatro Grandes” no tienen más remedio que zurcir el tablero mundial, dejando a Taiwan como China nacionalista fuera del Consejo de Seguridad, incorporando a la cúspide a  la República Popular China, convertido ese Consejo así en quinteto (décadas más tarde, Taiwan, la República de China) será expulsada de la ONU, sumándose así a las naciones parias no reconocidas en la ONU (y siendo entre ellas –la nación saharaui, el Tibet, los abjasios− la de mayor tamaño poblacional, con sus más de 20 millones de habitantes).

Ahora bien, el tablero mundial, zurcido, se vuelve a rasgar con el colapso soviético. Y entonces, aparece una Ucrania independiente (formalmente libre de todo poder extranjero). “Granero de Europa”. Una tierra fertilísima, de las mejores de Europa, 40 millones de habitantes, potencia regional. El ideólogo del eje anglonorteamericano, Samuel Huntington, en sus planes para mantener esa supremacía, señalará a Ucrania (y otras naciones de porte mediano-grande, como Turquía) como naciones “partibles”, fracturables. En el caso ucraniano, el período soviético hizo de esa tierra un oeste favorable a Europa y un este más ligado a Rusia. Pero esta fractura viene de antes de la misma URSS por cuanto a grandes rasgos esas mismas configuraciones caracterizaron los asentamientos católicos al oeste y los ortodoxos, al este. Sin tener en cuenta esa historia, “nuestro” presente es incomprensible.

Movidas del tablero geopolítico

El gas y en general las fuentes energéticas rusas son tentadoras para Europa. Por más automación, trascendencia de los límites físicos proporcionados por la industria hipermoderna,  la cercanía física a fuentes energéticas sigue siendo crucial. El petróleo o el gas ruso queda mucho más cerca de Alemania que el que está allende los mares.

Poco a poco se fue tejiendo la red de suministro de tales fuentes energéticas al principal motor industrial europeo; Alemania. El Nord Stream 1, con sus más de 1200 km. de tendido submarino y casi 30 mil millones de m3 de suministro anual, iniciado en 2011, iba a ser de hecho duplicado por el Nord Stream 2 proyectada su inauguración para 2022. Para el eje de la globalización general, bajo la batuta ara la Casa Blanca, el Reino Unido e Israel, este nuevo gasoducto iba a limar asperezas entre Oriente y Occidente (entre Rusia y Europa), y ese posible “estallido de paz” incomoda enormemente a los titulares de la globalización absoluta y propia.

Así que nones. Lidiando por Lugansk y Donetsk se le escapó a Biden: -Si siguen poniendo dificultades, bombardeamos el Nord Stream 2… el periodista sorprendido dijo: ¿Pero y esto qué…, ¿qué tiene que ver? Tiene mucho que ver. Al estilo del político orador de Jacques Prévert.[1]

Esta parte del tablero, sin embargo, es apenas parte. “Del otro lado” del mismo tablero, en modo “imperio”, Putin y su equipo se lanzó al agua con una operación militar desembozada, apenas amparada en el reconocimiento “legal” de dos territorios ucranianos poblados por rusos, designados como repúblicas; Lugansk y Donetsk en Ucrania oriental. Esto permitió a Zelenski ubicarse como defensor, como atacado, ignorando el hostigamiento mortal de años sobre esos territorios. Pero es difícil esperar algo más veraz del presidente ucraniano cuando ha “explicado” que si hay víctimas en la Franja de Gaza,[2] son judíos.

Pensamiento doble (¿o dúplice?)

La esquizofrenia política parece ya tan sustancial a la política que se hace difícil despegar una de otra.

Una frase aborrecible pero sincera, proclama: “Al enemigo ni justicia”. Frase que parece sufrir obsolescencia ética, arrojada al vacío de la historia en nuestra era. Por eso, cuando se inicia todo un movimiento “solidario” con la sociedad ucraniana agredida en un ataque artillado, tradicional, al mejor estilo de los desembarcos de cañoneras estadounidenses en el Caribe, los medios de incomunicación de masas se han apresurado a explicar que están contra todos los intervencionismos, todas las agresiones.

Y condenan con toda su fuerza mediática y la de los políticos y referentes que construyen desde allí sus dictámenes, a Rusia. Mediante un boicot generalizado. Pero nos recuerdan que tampoco les ha complacido el atropello a Libia, las matanzas continuas en Palestina, la hecatombe yemení… ¡vaya!, Supongo que en tales casos y situaciones, debían estar muy ocupados como para condenar, boicotear y “cancelar” (que suena como dernier cri en ética…). Pero que ahora, recapitulando, su democratismo sería tan parejo que nos lo recuerdan: condenar por igual a Putin, la OTAN, Israel, EE.UU., Arabia Saudí…

Emociona. Contra Rusia, medidas concretas. Contra OTAN, Israel, EE.UU. o Arabia Saudí… parole, parole. El pensamiento dúplice sigue gozando de muy buena salud…

notas:

[1] «Discurso sobre la paz», de Jacques Prévert:

“Hacia el final de un discurso sumamente importante el gran hombre de Estado al tropezar con una hermosa frase vacía cae dentro y desamparado abriendo mucho la boca jadeando enseña los dientes y la caries dental de sus pacíficos razonamientos deja al descubierto el nervio de la guerra; el delicado asunto del dinero.”

[2] Un territorio que jamás ha sido israelí ni se le conoce pasado judío y que, precisamente por su condición de asiento árabe ha sido particularmente castigado por la ocupación israelí que lo ha atacado repetidamente mediante artillería y bombardeos, pese a ser un enclave civil. Una sociedad, en suma. Sitiado por aire, mar y tierra desde 2006. Una nueva Numancia, celosamente ignorada.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

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La comedia triste de Ucrania

Posted on 23/03/2022 - 23/03/2022 by raas

Por Hoenir Sarthou
Voces
9 marzo de 2022

Todos los focos mediáticos del mundo, que durante dos años estuvieron dirigidos hacia la pandemia, apuntan hoy a la guerra entre Rusia y Ucrania. Pero no es esa la única similitud entre dos temas que aparentan ser completamente independientes entre sí.

Para los organismos internacionales y para los gobernantes y la prensa occidentales, Rusia, y particularmente Vladimir Putin, han ocupado el lugar demoníaco que hasta ayer tenía el coronavirus.

Con sus advertencias sobre el posible uso de armas nucleares, Rusia y Putin se convirtieron de pronto en la mayor amenaza para la Humanidad. Las lupas mediáticas, que antes se concentraban en escenas dantescas filmadas en los hospitales, apuntan ahora hacia las tragedias individuales que toda guerra genera, presentándolas como resultado de una inaudita maldad del gobierno ruso y de su Presidente.

Las apelaciones a “unir al mundo contra el virus” pasaron a tener como enemigo a Rusia y a Putin.

El resto no ha cambiado. Lo mismos gobernantes, los mismos organismos internacionales, las mismas agencias de información y las mismas empresas administradoras de redes sociales, hoy sólo hablan de la guerra, censuran a las fuentes informativas rusas y silencian cualquier opinión que insinúe que lo que está ocurriendo en Ucrania tiene otras causas que no sean el azar, la maldad insondable de Putin y la inocencia infinita de Ucrania y de su presidente, el mediático y financierizado comediante Volodímir Zelenski.

Desde luego, eso no es lo que está ocurriendo. Porque, para empezar, es muy difícil encontrar a algún Estado que se beneficie con esa guerra. Obviamente, la guerra no le sirve a Ucrania, que se verá inevitablemente arrasada, teniendo además casi un 40% de su población de origen ruso y con simpatía hacia Rusia. No le sirve a Europa, que depende energéticamente del gas de Rusia y vuelve a vivir conflictos militares muy cercanos, con amenazas nucleares, encarecimiento y escasez de recursos, y migraciones provocadas por la guerra.

Tampoco le sirve a Rusia, que en realidad fue forzada a reaccionar por la iniciativa de incorporar a Ucrania a la OTAN, y no sólo soporta el costo de la campaña militar sino sanciones económicas que están dañando su economía y su moneda, mientras que su eventual éxito es ante todo negativo, el de evitar que la OTAN se instale con potencial nuclear junto a sus fronteras, reduciendo así su status de potencia mundial.

Por último, no le sirve al Estado ni al pueblo de los EEUU, que, si no se involucran, podrían ver menguada su imagen de liderazgo occidental, pero, en caso de involucrarse militarmente, podrían verse arrastrados a un conflicto de consecuencias atroces, en el que, al igual que Rusia, tienen poco para ganar y mucho para perder. China es, quizá, la única potencia que, si no interviene más que declarativamente, como hasta ahora, podría beneficiarse de un conflicto serio que involucrara a Rusia, a los EEUU y a Europa, aunque tampoco eso es seguro, al menos a corto plazo, porque habría que considerar cómo se verían afectados sus mercados.

¿Quién se beneficia, entonces, con la guerra de Ucrania?

Para responder, es necesario superar los análisis de tipo decimonónico, que explicaban las guerras como consecuencia de los intereses nacionales de los Estados involucrados.

Que los intereses económicos privados son determinantes de las guerras no es ninguna novedad. Siempre lo fueron. La historia está llena de gobiernos que fueron instigados a la guerra por los sectores industriales, financieros e incluso agrícolas de sus respectivos países, interesados en ampliar mercados o eliminar la competencia extranjera. Incluso es conocido el papel de intereses financieros supranacionales, dirigidos a levantar o a hacer caer a cierta potencia en su propio beneficio.

La novedad de este Siglo XXI es que los capitales privados más grandes han alcanzado un nivel de acumulación, de desarrollo tecnológico, de desterritorialización y de coordinación de sus objetivos (es una de las funciones de lo “Fondos de Inversión”, que hoy controlan la mayor parte de la riqueza mundial), que les permite presentarle al mundo, ya no una serie de jugadas económicas más o menos disimuladas basadas en la corrupción de los gobernantes, sino un proyecto político global, que comprende la reorganización económica, política, jurídica, científica, sanitaria, ambiental, cultural y educativa del mundo.

Cualquiera que siga las declaraciones de los voceros más locuaces de ese poder económico (el Foro Económico Mundial, el Foro de Davos, la obra de Klaus Schwab, las declaraciones de Bill Gates, e incluso declaraciones de miembros prominentes de familias como los Rothschild y los Rockefeller) percibe que hay un proyecto muy claro detrás de lo que dicen.

Ese proyecto se expresa también, ya sin muchos ambages, en los documentos oficiales de los organismos internacionales (ONU, OMS, FMI, OEA, Banco Mundial, etc.) y en los tratados internacionales que se están cocinando y firmando en los últimos años.

Una noción medular del proyecto es que el mundo no puede quedar librado a las veleidades de los gobernantes nacionales, ni a la voluntad demagógicamente manejada de sus habitantes.

La idea es que el mundo enfrenta desafíos globales, epidemias, crisis ambientales, guerras, cambio climático, escasez energética y de recursos, crisis monetarias, etc.,y, como afirma Klaus Schwab en su obra “El gran reinicio”: “Los problemas globales requieren soluciones globales”.

La propuesta de un gobierno mundial es constante. Un gobierno que, obviamente, no es concebido como expresión de la voluntad democrática global, sino como un régimen tecnocrático y meritocrático, en el que el mérito parece equivaler al éxito económico y al poder que deviene de él.

¿Qué otro título tienen los autoproclamados profetas del futuro, Klaus Schwab, Bill Gates, Elon Musk, George Soros y hasta el incipiente Mark Zuckerberg, que sin embargo vaticinan y a la vez ejecutan políticas que afectan al mundo entero?

Lo que digo puede verificarse con hechos contundentes. Todos hemos visto cómo la pandemia fue manejada por –y en beneficio de – una conjunción de intereses financieros, farmacéuticos y de telecomunicacionales, usando para ello a organismos internacionales, a gobiernos y a funcionarios financieramente manejados.

Ahora, a través de la OMS y de un enigmático organismo denominado “Junta de Vigilancia de la Preparación”, se está elaborando un tratado internacional relativo a futuras pandemias, en el que se asigna a la OMS un papel vinculante, es decir con capacidad de mando a nivel mundial en casos de pandemias.

Por otro lado, en 2018 se suscribió el llamado “Acuerdo de Escazú”, suscripto por Uruguay y en vigencia desde hace un año, que permite a cualquier entidad con la capacidad económica suficiente, no sólo reclamar información, sino llevar a los Estados ante la Corte Internacional de Justicia para responder sobre sus políticas de gestión de los recursos naturales existentes en sus territorios. Es obvia la implicancia de ese acuerdo para países como Brasil, que posee la mayor parte de la Amazonia, y para Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, que poseen el Acuífero Guaraní.

Menciono esos dos ejemplos para ilustrar cómo se va trenzando la estructura, en parte jurídica y en parte fáctica, de una “gobernanza” mundial nada democrática, que apunta a reemplazar a los gobiernos nacionales en la toma de decisiones respecto a los asuntos más importantes.

¿Es posible leer la guerra ruso-ucraniana prescindiendo de ese fenómeno?

Creo que no. Básicamente porque ninguno de los Estados involucrados obtendrá beneficios, y tampoco lo obtendrán sus economías locales.

Las guerras son buen negocio para quienes prestan dinero para financiarlas, para quienes fabrican y venden armas, y para quienes, luego de ellas, obtienen contratos ventajosos. Hablamos entonces de intereses y empresas supranacionales, para las que las guerras significan grandes traspasos de dinero y recursos públicos hacia sus arcas privadas.

Pero hay algo más. Una guerra a gran escala, que pudiese afectar nada menos que a los EEUU, a Rusia y a los países europeos, va absolutamente en línea con la idea de un gobierno mundial. Por un lado, se debilitan y desprestigian Estados poderosos (el caso de la autocrática Rusia, que no responde demasiado al poder económico occidental ni a su proyecto de gobernanza, sería paradigmático). Por otro lado, cuanto más cruenta y extendida sea la guerra, sobre todo si hay amenaza nuclear, más volcará a la opinión pública mundial a aceptar cualquier estructura de poder que prometa orden y seguridad.

Banqueros como el ucraniano-israelí- chipriota Ihor Kolomoisky, que, inspirado por otros banqueros, promovió y financió la carrera del comediante Volodímir Zelenski a la presidencia de Ucrania, sabían lo que hacían. Nadie mejor que un comediante para protagonizar una obra de enredos en que nada es lo que parece.

fuente: https://infoposta.com.ar/notas/12307/la-comedia-triste-de-ucrania

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Nuestras graves preocupaciones sobre el manejo de la pandemia de COVID por parte de los gobiernos de las naciones del Reino Unido

Posted on 04/01/2022 - 04/01/2022 by raas

Escribimos como médicos, enfermeras y otros profesionales sanitarios aliados que no tienen ningún interés en hacerlo. Por el contrario, nos enfrentamos a un riesgo personal en relación con nuestro empleo por hacerlo y/o el riesgo de ser «difamados» personalmente por aquellos a quienes inevitablemente no les gustará que hablemos.

Por varios autores*
22 de agosto de 2021

Sr. Boris Johnson, Primer Ministro

Sra. Nicola Sturgeon, Primera Ministra de Escocia

Sr. Mark Drakeford, Primer Ministro de Gales

Sr. Paul Givan, Primer Ministro de Irlanda del Norte

Sr. Sajid Javid, Secretario de Salud

Dr. Chris Whitty, director médico

Dr. Patrick Vallance, director científico

Estimados señores y señora,

Damos el paso de escribir esta carta pública porque nos ha quedado claro que:

• El gobierno (por lo que nos referimos al gobierno del Reino Unido y tres gobiernos / administraciones delegadas y asesores y agencias gubernamentales asociados, como CMO, CSA, SAGE, MHRA, JCVI, servicios de salud pública, Ofcom, etc., en lo sucesivo, «usted» o el «gobierno ”) Han basado el manejo de la pandemia de COVID en supuestos erróneos.

• Estos le han sido señalados por numerosas personas y organizaciones.

• No ha podido entablar un diálogo y no muestra signos de hacerlo. Le ha quitado a la gente los derechos fundamentales y ha alterado el tejido de la sociedad con poco debate en el Parlamento. Ningún ministro responsable de la política ha aparecido nunca en un debate adecuado con nadie con puntos de vista opuestos en ningún canal de los principales medios de comunicación.

• A pesar de conocer los puntos de vista médicos y científicos alternativos, no ha logrado garantizar una discusión abierta y completa de los pros y los contras de las formas alternativas de controlar la pandemia.

• Las políticas de respuesta a la pandemia implementadas han causado daños masivos, permanentes e innecesarios a nuestra nación, y nunca deben repetirse.

• Solo al revelar la total falta de aprobación generalizada de sus políticas por parte de los profesionales de la salud, el público exigirá un debate más amplio.

En relación a lo anterior, deseamos llamar la atención sobre los siguientes puntos. Se pueden proporcionar referencias de apoyo a pedido.

1. Ningún intento de medir los daños de las políticas de encierro

La evidencia de los efectos desastrosos de los encierros en la salud física y mental de la población está ahí para que todos la vean. Los daños son masivos, generalizados y duraderos. En particular, el impacto psicológico en una generación de niños en desarrollo podría durar toda la vida.

Es por esta razón que las políticas de encierro nunca fueron parte de cualquier plan de preparación para una pandemia antes de 2020. De hecho, fueron expresamente no recomendadas en los documentos de la OMS, incluso para los patógenos virales respiratorios severos y para el caso ni le dieron el cierre de fronteras, revestimientos de cara, y pruebas de personas asintomáticas. Ha habido una ausencia tan inexplicable de consideración de los daños causados ​​por la política de encierro que es difícil evitar la sospecha de que se trata de una evasión deliberada.

La introducción de tales políticas nunca estuvo acompañada de ningún tipo de análisis de riesgo / beneficio. Por malo que sea, es aún peor que después del evento, cuando se dispuso de muchos datos para medir los daños, solo se haya prestado una atención superficial a este aspecto de la planificación pandémica. Profesionales eminentes han pedido en repetidas ocasiones que se discuta sobre estos impactos en la salud en conferencias de prensa, pero han sido ignorados universalmente.

Lo curioso es que las políticas que se estaban llevando a cabo antes de mediados de marzo de 2020 (autoaislamiento de los enfermos y protección de los vulnerables, mientras que por lo demás la sociedad seguía cerca de la normalidad) eran equilibradas, sensatas y reflejaban el enfoque establecido por consenso antes de 2020. No se dio entonces ninguna razón convincente para el abrupto cambio de dirección desde mediados de marzo de 2020 y sorprendentemente no se ha presentado ninguna en ningún momento desde entonces.

2. Naturaleza institucional de COVID

En realidad, desde el principio, a partir de los datos italianos, estaba claro que COVID (la enfermedad, a diferencia de la infección o exposición al SARS-Cov-2) era en gran medida una enfermedad de las instituciones. Los residentes de hogares de ancianos representaron alrededor de la mitad de todas las muertes, a pesar de representar menos del 1% de la población. Las infecciones hospitalarias son el principal impulsor de las tasas de transmisión, como fue el caso tanto del SARS1 como del MERS. La transmisión se asoció con el contacto hospitalario en hasta un 40% de los casos en la primera ola en la primavera de 2020 y en el 64% en el invierno de 2020/2021.

Se produjo una enfermedad grave entre las personas sanas menores de 70 años (como se observa en las pandemias de gripe), pero fue extremadamente rara.

A pesar de esto, no se tomaron medidas tempranas, agresivas y específicas para proteger los hogares de ancianos; por el contrario, los pacientes fueron dados de alta sin pruebas a hogares donde el personal no contaba con el equipo de protección personal, la capacitación y la información adecuados. Como resultado, se produjeron muchas muertes innecesarias.

Los preparativos para el próximo invierno, incluida la garantía de capacidad suficiente y las medidas preventivas, como las soluciones de ventilación, no se han priorizado.

3. La naturaleza exagerada de la amenaza.

La política parece haber estado dirigida a la exageración sistemática del número de muertes que pueden atribuirse al COVID. Las pruebas se diseñaron para encontrar todos los ‘casos’ posibles en lugar de centrarse en las infecciones diagnosticadas clínicamente y los números de casos exagerados resultantes se transmitieron a los datos de muerte con un gran número de personas que murieron ‘con COVID’ y no ‘de COVID’ donde la enfermedad era la causa causa subyacente de la muerte.

La política de publicar una cifra diaria de muertes significaba que la cifra se basaba completamente en el resultado de la prueba de PCR sin aportes de los médicos tratantes. Al incluir todas las muertes dentro de un período de tiempo después de una prueba positiva, las muertes incidentales, con pero no debidas a COVID, no se excluyeron, exagerando así la naturaleza de la amenaza.

Además, en los titulares que informan sobre el número de muertes, no se incluyó una categorización por edad. La edad promedio de una muerte etiquetada por COVID es de 81 años para los hombres y 84 para las mujeres, más alta que la esperanza de vida promedio cuando nacieron estas personas. Este es un hecho muy relevante para evaluar el impacto social de la pandemia. La muerte en la vejez es un fenómeno natural. No se puede decir que una enfermedad que afecta principalmente a los ancianos sea la misma que una que afecta a todas las edades y, sin embargo, el mensaje del gobierno parece diseñado para hacer pensar al público que todos corren el mismo riesgo.

Se pidió a los médicos que completaran los certificados de defunción sabiendo que la muerte del difunto ya había sido registrada como una muerte por COVID por el Gobierno. Dado que sería virtualmente imposible encontrar evidencia que descartara categóricamente al COVID como factor contribuyente a la muerte, una vez registrado como “muerte por COVID” por el gobierno, era inevitable que se incluyera como causa en el certificado de defunción. Siempre es difícil diagnosticar la causa de la muerte y la reducción de las autopsias inevitablemente habrá dado lugar a una mayor inexactitud. El hecho de que las muertes por causas no relacionadas con COVID en realidad se movieron hacia un déficit sustancial (en comparación con el promedio) a medida que aumentaron las muertes etiquetadas con COVID (y esto se revirtió a medida que disminuyeron las muertes etiquetadas con COVID) es una evidencia sorprendente de la atribución excesiva de muertes a COVID.

La tasa general de mortalidad por todas las causas de 2015 a 2019 fue inusualmente baja y, sin embargo, estas cifras se han utilizado para comparar con las cifras de mortalidad de 2020 y 2021, lo que ha hecho que el aumento de la mortalidad parezca sin precedentes. Las comparaciones con datos de años anteriores habrían demostrado que la tasa de mortalidad de 2020 se superó en todos los años anteriores a 2003 y, como resultado, no es excepcional.

Incluso ahora, los casos y muertes de COVID continúan agregándose al total existente sin el rigor adecuado, de modo que los totales generales crecen cada vez más y exageran la amenaza. No se ha hecho ningún esfuerzo para contar los totales en cada temporada de invierno por separado, lo cual es una práctica estándar para todas las demás enfermedades.

Ha seguido adoptando publicidad de alta frecuencia a través de medios de difusión y publicación para aumentar el impacto de los «mensajes de miedo». El costo de esto no se ha publicado ampliamente, pero los sitios web de contratación pública revelan que es inmenso: cientos de millones de libras.

La retórica de los medios de comunicación y el gobierno ahora se está moviendo hacia la idea de que «Long Covid» va a causar una gran morbilidad en todos los grupos de edad, incluidos los niños, sin discutir la normalidad de la fatiga posviral que dura más de 6 meses. Esto se suma al miedo público a la enfermedad, fomentando la vacunación entre aquellos que tienen muy pocas probabilidades de sufrir efectos adversos por COVID.

4. Supresión activa de la discusión sobre el tratamiento temprano utilizando protocolos que se están implementando con éxito en otros lugares.

El daño causado por COVID y nuestra respuesta deberían haber significado que se aceptaran los avances en la profilaxis y la terapéutica para COVID. Sin embargo, la evidencia sobre tratamientos exitosos se ha ignorado o incluso se ha suprimido activamente. Por ejemplo, un estudio en Oxford publicado en febrero de 2021 demostró que la budesonida inhalada podría reducir las hospitalizaciones en un 90% en pacientes de bajo riesgo y una publicación de abril de 2021 mostró que la recuperación también fue más rápida para los pacientes de alto riesgo. Sin embargo, esta importante intervención no se ha promovido.

La Dra. Tess Lawrie, de la Consultoría Médica Basada en Evidencia en Bath, presentó al gobierno un análisis exhaustivo de los beneficios profilácticos y terapéuticos de la ivermectina en enero de 2021. Más de 24 ensayos aleatorizados con 3.400 personas han demostrado una reducción del 79-91% en infecciones y una reducción del 27-81% en las muertes con ivermectina.

Muchos médicos son comprensiblemente cautelosos acerca de una posible interpretación excesiva de los datos disponibles para los medicamentos mencionados anteriormente y otros tratamientos, aunque debe tenerse en cuenta que no parece haberse aplicado tal precaución en relación con el tratamiento de los datos en torno a las intervenciones del gobierno (por ejemplo, la eficacia de los cierres cerrados o las máscaras) cuando se utilizan en apoyo de la agenda del gobierno.

Cualquiera que sea la opinión de uno sobre los méritos de estos medicamentos reutilizados, es totalmente inaceptable que los médicos que han intentado simplemente abrir una discusión sobre los beneficios potenciales de los tratamientos tempranos para COVID hayan sido censurados de manera severa e inexplicable. Saber que los tratamientos tempranos que podrían reducir el riesgo de requerir hospitalización podrían estar disponibles alteraría la visión completa que tienen muchos profesionales y legos sobre la amenaza que representa el COVID y, por lo tanto, la relación riesgo / beneficio de la vacunación, especialmente en los grupos más jóvenes.

5. Uso inapropiado y poco ético de la ciencia del comportamiento para generar miedo injustificado.

La propagación de una narrativa de miedo deliberada (confirmada a través de documentación gubernamental de acceso público) ha sido desproporcionada, dañina y contraproducente. Solicitamos que cese de inmediato.

Para dar solo un ejemplo, las políticas de cobertura facial del gobierno parecen haber sido impulsadas por el asesoramiento de la psicología conductual en relación con la generación de un nivel de miedo necesario para el cumplimiento de otras políticas. Esas políticas no parecen haber sido impulsadas por razones de control de infecciones, porque no hay evidencia sólida que demuestre que el uso de una cubierta facial (en particular de tela o máscaras quirúrgicas estándar) sea eficaz contra la transmisión de patógenos respiratorios aerotransportados como el SARS-Cov-2. Varias instituciones e individuos de alto perfil son conscientes de esto y han abogado en contra de cubrirse la cara durante esta pandemia solo inexplicablemente para revertir su consejo sin ninguna justificación científica de la que tengamos conocimiento. Por otro lado, existe mucha evidencia que sugiere que el uso de mascarillas puede causar múltiples daños, tanto físico como mental. Esto ha sido particularmente angustiante para los niños en edad escolar de la nación, quienes han sido alentados por la política del gobierno y sus escuelas a usar máscaras durante largos períodos en la escuela.

Finalmente, el uso de cubrimientos faciales es altamente simbólico y, por lo tanto, contraproducente para hacer que las personas se sientan seguras. El uso prolongado corre el riesgo de convertirse en un comportamiento de seguridad arraigado, que en realidad impide que las personas vuelvan a la normalidad porque atribuyen erróneamente su seguridad al acto de usar una máscara y no al riesgo remoto, para la gran mayoría de las personas sanas menores de 70 años, de contagiarse. el virus y malestar grave con COVID.

6. Falta de comprensión de la naturaleza ubicua de las mutaciones de los virus emergentes.

La mutación de cualquier virus nuevo en cepas más nuevas, especialmente cuando se encuentra bajo presión de selección debido a restricciones anormales de mezcla y vacunación, es normal, inevitable y no es algo de lo que preocuparse. Ya se han identificado cientos de miles de mutaciones de la cepa original de Wuhan. Perseguir cada nueva variante emergente es contraproducente, dañino y totalmente innecesario y no hay evidencia convincente de que cualquier variante recién identificada sea más mortal que la cepa original.

Las cepas mutantes aparecen simultáneamente en diferentes países (a modo de «evolución convergente») y el cierre de las fronteras nacionales en un intento de evitar que las variantes viajen de un país a otro no tiene un propósito significativo de control de infecciones y debe abandonarse.

7. Malentendido de la propagación asintomática y su uso para promover el cumplimiento público de las restricciones.

Está bien establecido que la propagación asintomática nunca ha sido un factor importante de una pandemia de enfermedades respiratorias y nos oponemos a sus mensajes constantes que implican esto, que deben cesar de inmediato. Nunca antes habíamos pervertido la práctica centenaria de aislar a los enfermos aislando a los sanos. Los mandatos repetidos a personas sanas y asintomáticas de autoaislamiento, especialmente los escolares, no tienen ningún propósito útil y solo han contribuido a los daños generalizados de tales políticas. En la gran mayoría de los casos, las personas sanas son sanas y no pueden transmitir el virus y solo se debe aislar a las personas enfermas que presenten síntomas.

Se ha demostrado que la afirmación del gobierno de que una de cada tres personas podría tener el virus es incompatible entre sí con los datos de la OMS sobre la prevalencia de la enfermedad en la sociedad, y el único efecto de este mensaje parece haber sido generar miedo y promover el cumplimiento de las restricciones gubernamentales. El mensaje del gobierno de «actuar como si tuvieras el virus» también ha provocado miedo innecesariamente, dado que es muy poco probable que las personas sanas transmitan el virus a otras personas.

La prueba de PCR, ampliamente utilizada para determinar la existencia de «casos», ahora se reconoce indiscutiblemente que no puede detectar de manera confiable la infecciosidad. La prueba no puede discriminar entre aquellos en quienes la presencia de fragmentos de material genético que coinciden parcialmente con el virus es incidental (tal vez debido a una infección pasada), representa una infección activa o indica una infecciosidad. Sin embargo, se ha utilizado casi universalmente sin calificación o diagnóstico clínico para justificar políticas de bloqueo y para poner en cuarentena a millones de personas innecesariamente a un costo enorme para la salud y el bienestar y para la economía del país.

Los países que han eliminado las restricciones comunitarias no han visto consecuencias negativas que puedan atribuirse a la flexibilización. Los datos empíricos de muchos países demuestran que el aumento y la disminución de las infecciones es estacional y no se debe a restricciones o cubrimientos faciales. La razón del impacto reducido de cada oleada sucesiva es que: (1) la mayoría de las personas tienen algún nivel de inmunidad, ya sea por inmunidad previa o por inmunidad adquirida a través de la exposición; (2) como es habitual con los nuevos virus emergentes, parece que se ha producido una mutación del virus hacia cepas que causan una enfermedad más leve. La vacunación también puede contribuir a esto, aunque su durabilidad y nivel de protección contra variantes no está claro. 

El gobierno parece estar hablando de “aprender a vivir con COVID” mientras aparentemente practica de manera sigilosa una estrategia de “cero COVID” que es inútil y, en última instancia, dañina para la red.

8. Pruebas masivas de niños sanos

Pruebas repetidas de niños para encontrar casos asintomáticos que es poco probable que propaguen el virus, y tratarlos como una especie de peligro biológico es dañino, no tiene ningún propósito de salud pública y debe detenerse.

Durante el período de Semana Santa, se gastó semanalmente una cantidad equivalente al costo de construir un Hospital General de Distrito en hacer pruebas a los escolares para encontrar algunos miles de ‘casos’ positivos, ninguno de los cuales era grave hasta donde sabemos.

Los bloqueos son, de hecho, un contribuyente mucho mayor a los problemas de salud infantil, con niveles récord de enfermedades mentales y niveles elevados de infecciones no COVID, que algunos expertos consideran que son el resultado del distanciamiento que resulta en el descondicionamiento del sistema inmunológico.

9. La vacunación de toda la población adulta nunca debería haber sido un requisito previo para poner fin a las restricciones.

Basándose simplemente en los primeros datos de vacunas «prometedoras», está claro que el gobierno decidió en el verano de 2020 seguir una política de supresión viral en toda la población hasta que la vacuna estuviera disponible (que inicialmente se dijo que era solo para los vulnerables, pero luego se modificó – sin un debate adecuado o un análisis riguroso – a toda la población adulta).

Esta decisión se tomó a pesar de los daños masivos resultantes de los bloqueos continuos que usted conocía o debían haber sido determinados para ser considerados en el proceso de toma de decisiones.

Además, en relación con la campaña de vacunación se han violado una serie de principios de buena práctica médica y estándares éticos previamente impecables, lo que significa que, en la mayoría de los casos, se debe cuestionar seriamente si el consentimiento obtenido puede considerarse verdaderamente como “plenamente informado”:

• El uso de la coacción respaldado por una campaña mediática sin precedentes para persuadir al público de que se vacune, incluidas amenazas de discriminación, ya sea con el apoyo de la ley o alentado socialmente, por ejemplo, en cooperación con plataformas de redes sociales y aplicaciones de citas.

• La omisión de información que permita a las personas tomar una decisión totalmente informada, especialmente en relación con la naturaleza experimental de los agentes de la vacuna, el riesgo de COVID de fondo extremadamente bajo para la mayoría de las personas, la aparición conocida de efectos secundarios a corto plazo y los efectos desconocidos a largo plazo.

Por último, observamos que el Gobierno está considerando seriamente la posibilidad de que estas vacunas, que no tienen datos de seguridad asociados a largo plazo, puedan administrarse a los niños sobre la base de que esto podría proporcionar algún grado de protección a los adultos. Consideramos que esa noción es una inversión espantosa y poco ética del deber aceptado desde hace mucho tiempo que recae sobre los adultos de proteger a los niños.

10. Dependencia excesiva del modelado mientras se ignoran los datos del mundo real

A lo largo de la pandemia, las decisiones parecen haberse tomado utilizando modelos no validados producidos por grupos que tienen lo que solo puede describirse como un historial lamentable, sobrestimando enormemente el impacto de varias pandemias anteriores.

Los equipos de toma de decisiones parecen tener muy poca información clínica y, en la medida de lo posible, ninguna experiencia en inmunología clínica.

Además, los supuestos subyacentes al modelo nunca se han ajustado para tener en cuenta las observaciones del mundo real en el Reino Unido y otros países.

Es una admisión asombrosa que, cuando se les preguntó si SAGE había considerado los daños colaterales, la respuesta fue que no era de su competencia, simplemente se les pidió que minimizaran el impacto de COVID. Eso podría ser perdonable si algún otro grupo asesor estuviese constantemente estudiando el lado de daños del libro mayor, pero parece que no ha sido así.

Conclusiones

El enfoque del Reino Unido hacia COVID ha fracasado palpablemente. En el aparente deseo de proteger a un grupo vulnerable – los ancianos – las políticas implementadas han causado daños colaterales generalizados y desproporcionados a muchos otros grupos vulnerables, especialmente a los niños. Además, sus políticas han fallado, en cualquier caso, para evitar que el Reino Unido alcance una de las tasas de muerte por COVID más altas del mundo.

Ahora, a pesar de las tasas de vacunación muy altas y las tasas de muerte y hospitalización por COVID actualmente muy bajas, la política continúa apuntando a mantener a una población discapacitada por el miedo extremo con restricciones en la vida cotidiana que prolongan y agravan los daños derivados de las políticas. Para dar solo un ejemplo, las listas de espera del NHS ahora ascienden oficialmente a 5,1 millones y, según el anterior Secretario de Salud, es probable que otros 7 millones requieran tratamiento que aún no se ha presentado. Esto es inaceptable y debe abordarse con urgencia.

En resumen, es necesario que haya un cambio radical dentro del Gobierno, que ahora debe prestar la debida atención a los estimados expertos fuera de su círculo íntimo que están haciendo sonar estas alarmas. Como involucrados en la salud, estamos comprometidos con nuestro juramento de «primero no hacer daño», y ya no podemos quedarnos en silencio observando políticas que han impuesto una serie de supuestas «curas» que de hecho son mucho peores que la enfermedad. se supone que deben abordar.

Los firmantes de esta carta le piden a usted, en el Gobierno, que sin más demora amplíe el debate sobre la política, consulte abiertamente con grupos de científicos, médicos, psicólogos y otros que comparten puntos de vista alternativos cruciales, científicamente válidos y basados ​​en evidencias y que deben hacer todo lo que esté en su poder para devolver el país lo más rápidamente posible a la normalidad con el mínimo de daño adicional a la sociedad.

Tuyo sinceramente,

Dr. Jonathan Engler, MB ChB LLB (con honores) DipPharmMed

Profesor John A Fairclough, BM BS B Med Sci FRCS FFSEM, Cirujano consultor, dirigió el programa de vacunación para un brote de poliomielitis, ex presidente BOSTA, para cirujanos ortopédicos, miembro de la facultad FFSEM

Sr. Tony Hinton, MB ChB, FRCS, FRCS (Oto), cirujano consultor

Dr Renee Hoenderkamp, ​​BSc (Hons) MBBS MRCGP, Médico general

Dr. Ros Jones, MBBS, MD, FRCPCH, pediatra consultor jubilado

Sr. Malcolm Loudon, MB ChB MD FRCSEd FRCS (Gen Surg) MIHM VR

Dr. Geoffrey Maidment, MBBS, MD, FRCP, médico consultor jubilado

Dr. Alan Mordue, MB ChB, FFPH (retirado), consultor jubilado en medicina de salud pública

Sr. Colin Natali, BSc (Hons), MBBS FRCS FRCS (Orth), Cirujano consultor de columna

Dra. Helen Westwood, MBChB MRCGP DCH DRCOG, Médico general

Otros firmantes(ver en el link original)

Por qué debería firmar esta carta

El propósito de la carta se establece en él, pero en resumen es para:

• Notifique al gobierno y a los ciudadanos del Reino Unido que:

1. Al contrario de lo que informan los principales medios de comunicación, no se ha alcanzado un consenso científico en la mayoría de las áreas de la respuesta a la pandemia, ya que no se ha permitido un debate científico riguroso y abierto.

2. Un número significativo de profesionales de la salud no está de acuerdo con muchos aspectos de las políticas de manejo de pandemias.

• Generar demanda pública para que se permita un debate público más amplio.

Si desea agregar su nombre a la carta, complete el formulario a continuación.

Para obtener más información sobre «Speak Out«, el servicio de denuncia de irregularidades de la Asamblea Covid19

Comparta esta carta con otros profesionales que deseen firmarla.

Texto traducido automáticamente con Google Translate.

fuente: https://www-covid19assembly-org.translate.goog/doctors-open-letter

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