Saltar al contenido

revista futuros

del planeta, la sociedad y cada uno…

  • Inicio
  • Revista Futuros
  • Otros escritos
  • Sobre el autor
  • Contacto

Nuestro insensible camino hacia un totalitarismo

Publicada el 26/04/2016 - 17/01/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Poder de excepción, normalizándose, normalizándonos

«Quien decide el estado de excepción es quien tiene el poder.» Carl Schmitt

Si echamos una rana a una olla con agua hirviendo, ésta escapa inmediatamente; salta hacia afuera. En cambio, si ponemos en la olla agua a temperatura ambiente y echamos una rana, ésta se queda tranquila dentro de la olla. Y cuando comenzamos a calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona sino que se va acomodando a la nueva temperatura del agua hasta perder el sentido y, finalmente, morir literalmente cocinada.

¿Somos todos homo sacer?[1]  Giorgio Agamben consideraba que el estado de excepción, que se supone provisorio, se está convirtiendo en la forma paradigmática del gobierno del s. XX. (wikipedia). Y entonces, ¿del s. XXI?

Los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas. Winston  Churchill

Primero, algunas precisiones y algunos datos. El estado de excepción borra la diferencia entre la sociedad civil y la militar. Es decir, instaura el terror. Diferencia sustancial en todo tejido democrático. Cualquier conosureño que haya pasado por una (o varias) dictaduras lo sabe con su piel, su memoria, su psiquis. Y hasta con el humor, éste montevideano:

En el bus, repleto, alguien en tiempos de dictadura, pregunta a quien tiene a su lado, con mucha amabilidad: ─¿Es usted militar? ─No. ─¿Y policía? ─Tampoco… ─¿Pero tiene usted un hermano militar? ─Nnnooo…  ─¿Y un hijo cadete, algún familiar?  ─¡No!, ¡Mire señor, ni tengo en la familia ni conozco algún militar o policía!  Entonces, el “preguntón” cambia el tono: ─Bueno, ¡sacáme el zapato de encima, que me estás pisando!

¿Qué elementos vemos en la sociedad contemporánea? ¿Algunos que nos lleven a pensar que el concepto de excepción planteado por Schmitt o por Agamben tiene andadura?

En Uruguay, también en Argentina, ha prosperado un debate sobre si, a la vista de la creciente “inseguridad” no hay que “poner a los milicos en la calle”. Periodistas y referentes que en otras cuestiones expresan cierta conciencia crítica, en este punto, acuciados por la expansión del delito, auspician esa inserción, ignorando que la policial, al menos teórica-mente, es una profesión civil, entre civiles, y que al militarizar el cuidado de la calle, nos militarizan a todos, que pasamos de ser ciudadanos (con derechos) a ser objetos (de control).

La policía, con sus fueros, con sus privilegios, con sus armas, excepcionalizan a menudo las funciones a su cargo y nos excepcionalizan a menudo de las nuestras, aunque teóricamente no deberían, pero la acción militar arranca de un plumazo todo vestigio de civilidad y de solución civil a cuestiones de la sociedad, borra toda noción de prójimo y nos introduce en su opuesto, la  de enemigo. En nuestra propia tierra, en nuestro propio hábitat.

Es lo que han vivido tanto tiempo los pueblos aborígenes en sus propios territorios, despojados. Es lo que viven hoy los palestinos, los libios, los sirios y tantos otros.

Recurrir a los militares para solucionar “la seguridad”, por ejemplo aquí, en el Río de la Plata, se ha visto como intentos de corrientes de derecha o de críticos que tan poca experiencia han cosechado de nuestra historia reciente. Pero antes ha sido el a b c de regímenes como el fascismo y el nazismo; recordemos a Mussolini proclamando al soldado  por encima del maestro.

Pero no tenemos que remontarnos a la década del ‘30 porque la idea de que todos estamos en libertad condicional, que todos vivimos bajo estado de excepción, que todos somos homo sacer, se está consolidando en nuestro presente mundial. En algunas sociedades esa idea y su funcionamiento se presenta de una manera más radical y abarcativa, como puede ser en EE.UU. donde podríamos tener como mojón la promulgación de la Patriot Act. Por el peso geopolítico mundial de EE.UU. es objeto primordial de análisis. Otro ejemplo, también a su modo excepcional, es el Estado de Israel. El carácter paradigmático de este último ejemplo pasa por la constitución expresamente racista (aunque no asumida) de ese estado.

Aunque estos dos abordajes merecen prelación, la gravedad de la cuestión estriba en su generalización. Prácticamente todos los estados con pena de muerte legal se valen de excepciones. Pero lo hacen de modo mucho más devastador las sociedades donde la pena de muerte se ejerce ilegalmente, fuera de todo marco teórico. Pensemos en el caso argentino, cuando el 24 de marzo de 1976 una junta militar toma el gobierno ignorando la institucionalidad entonces maltrecha pero vigente. La primera medida de la entente militar, autobautizada como Proceso de Reorganización Nacional es establecer la pena de muerte. En su primer día de gobierno. Jamás fue aplicada… la pena de muerte aprobada. Pero la pena de muerte de facto se convirtió en el pan nuestro de cada día para una sociedad crecientemente aterrorizada.

A modo de ejemplo, rozaremos siquiera algunos otros casos.

EE.UU.

Este estado, o mejor dicho, macro-múltiple estado ya no es solamente el constituido por los 48, o 50 estados de la bandera estrellada; muy especialmente luego del colapso soviético, ha quedado como el superestado planetario.

En rigor, esto se remonta a 1945, cuando EE.UU. se queda con los principales núcleos industriales de todo el planeta, entre los propios y los ocupados como vencedores de la 2ª.GM; la costa atlántica de EE.UU., la cuenca del Ruhr y el archipiélago japonés. Al margen de su control directo queda el incipiente eje industrial soviético, comparativamente pequeño pero ya mayor que el de potencias occidentales medianas como Francia o Italia.

URSS: IRRUMPE UN NUEVO ACTOR

Sin embargo, ese monopolio del poder resultó efímero por cuanto la URSS con sus  bombas de atómicas y de hidrógeno de principios de los ’50 “equilibró la partida”. Y hubo durante cuatro décadas una situación de poder inevitablemente dividido.

Por eso el colapso soviético es tan importante. Irreversible. Sin embargo, el dominio ideológico y cultural de los ’90, aun con todos los destrozos ideológicos, políticos y económicos de “la competencia”, aun con el auge neoliberal, no llegaba a ser completo.

La izquierda oficial, marxo-leninista, no podía constituir un polo alternativo, pero la diversidad y multitud de movimientos refractarios, globalifóbicos y protestatarios, no cedió. Baste pensar en los altermundialistas, en las movidas de los Foros Sociales con asiento inicial en Porto Alegre; en el afianzamiento de los reclamos de los pueblos originarios que venían al menos desde 1992 pero que con el nuevo siglo se expandían y fortalecían; Seattle, Génova…

Un estado como el argentino, por ejemplo, europeizado como pocos, forjado con la educación sarmientina (Sarmiento encargó a maestras estadounidenses la tarea educacional del país en el s. XIX), con el cambio de siglo, a fines de 2001, tenía en sus plazas públicas a militantes haciendo sus planteos y reivindicaciones en… quechua, lengua hasta entonces oficialmente desconocida en todo el territorio nacional… Eso hablaba de una insurgencia cultural, un desafío al dominio eurocentrista.

PERO EE.UU. RETORNA AL PODIO…

Con el comienzo del nuevo siglo, la craneoteca estadounidense más conservadora, conocida como neocon, emite un trabajo premonitorio: “Rebuilding America’s Defenses”. Incluido en el Project for the New American Century. Es el “producto”  más connotado del Establishment. En dicho paper, se le enrostra a Bill Clinton, presidente a pocos meses del momento en que  iba a abandonar necesariamente el cargo, el haber descuidado el poder militar de la nación.[2]  Y en ese material de evaluación y prospectiva, publicado en setiembre de 2000 ─obsérvese la fecha─ , suscrito por los intelectuales orgánicos de mayor renombre, p. ej., William Kristol y Robert Kagan,  se considera que el siglo XXI será un siglo american, ahora sí, exclusivamente propio. Para compensar el debilitamiento militar que creen ver, se preguntan por la aparición de un nuevo Pearl Harbor que dinamice y dé tonicidad al esfuerzo militar. Ya se sabe que el ataque japonés fue conocido de antemano y la dirección estadounidense “dejó hacer”, para “lubricar” el patriotismo que le permitiera al gobierno ingresar en la guerra en diciembre de 1941. Esto significó que la dirección político-militar estadounidense dejó morir a más de dos mil miembros de la Armada con el ataque “sorpresa” japonés.

Exactamente un año después, setiembre 2001, se produce una extraña invasión al territorio de EE.UU.: en un solo día los controles aéreos y antiaéreos habrían tenido cuatro fallos  u omisiones; los dos aviones estrellados contra las dos torres principales del World Trade Center en Nueva York, el avión estrellado contra el Pentágono del que prácticamente no quedaron huellas y un cuarto avión que también burló todos los controles estrellándose en Kentucky al parecer por la lucha trabada a bordo entre asaltantes y pasajeros y probablemente tripulantes.

Si EE.UU. hubiera tenido tal nivel de control aéreo durante su último medio siglo, nos tememos que no habría seguido en pie tanto tiempo. Cuatro omisiones de ese calibre ─por sus consecuencias, tres─  en un día es un poco mucho. Aunque también sabemos que EE.UU. hasta ese momento se había perfeccionado en desatar conflictos o combatir “enemigos”, en prácticamente los cuatro puntos cardinales del planeta pero siempre  fuera de fronteras. Tal vez esto último explique la oportunidad que pueda haber tenido Al-Qaeda, el responsable oficial del desastre en cadena del 11/9.

Lo cierto es que luego de las atrocidades de setiembre de 2001, con ayuda o sin ella, sobreviene una seguidilla de medidas restrictivas a las libertades políticas y personales, tanto en la vida cotidiana como en las disposiciones de los derechos civiles, como la ya mencionada  Patriot  Act. Más grave aún fue el avance de políticas de justicia por mano propia que el elenco de poder que domina los resortes de la mal llamada democracia estadounidense descargó sobre sociedades ya victimadas, como Afganistán primero e Irak después.

Las disposiciones que acompañaron estas invocadas vindictas dejan ver otros asuntos. Así por ejemplo, cuando EE.UU. ocupa militarmente todo Irak se emite una orden, obligatoria para sus campesinos (entre paréntesis, pertenecientes a la agricultura más antigua de la humanidad): deben adquirir todas sus semillas con Monsanto. Mataban dos o tres pájaros de un tiro: luego de quebrar al estado y a la sociedad iraquí, EE.UU. quebraba una agricultura tradicional y refractaria a los “avances” de los emporios tecnológicos impulsados sobre todo desde EE.UU. A la vez, la invasiòn le daba una mano a la “patriótica” Monsanto para hacer obligatoria la adquisición de sus semillas (en gran medida transgénicas, y por lo tanto vendibles a través de “un paquete tecnológico” que incluye por lo menos biocidas que permiten (exclusivamente) la sobrevida del cultivo transgénico.

Otro buen ejemplo de que la devastación primero y la ocupación después de Irak tenían otras motivaciones lo expresa claramente la disolución de casi todos los ministerios del Irak laico y dictatorial del BAAS, como por ejemplo los relacionados con la educación o con la cultura del país. Casi todos, porque la intervención de EE.UU. preserva dos ministerios que consideran claves: el de Seguridad y el del petróleo. Obviamente, no para Irak, despedazado, sino para EE.UU.

Algunas de estas medidas del ocupante resultaron, como bien explica Naomi Klein,[3] contraproducentes para los mismos invasores. El jefe de la ocupación, el encargado de implantar “la utopía empresaria” según la definición de Klein, Paul Bremer, despidió con asco, sin preaviso ni indemnización,  a los 400 000 soldados del ejército iraquí. Fue de entre ellos que brotó con fuerza la resistencia militar. Porque los despedidos abandonaron los cuarteles pero se llevaron las armas, pequeño detalle.

Resistencia creciente que demostró que el paseo militar inicial, devastador y todo, no borró el país, el viejo Irak para rehacer uno al gusto de los mandos estadounidenses; Klein nos recuerda que tras 900 empresarios matados y 12 000 heridos, EE.UU. cedió en sus pretensiones de renacimiento iraquí à la american (ibíd.).

La invasión a Irak no fue algo aislado ni único sino apenas un eslabón en la virtual  militarización de enormes zonas, que vemos en constante ampliación. Tenemos el despliegue cada vez más planetario de las fuerzas militares de EE.UU.

Nick Turse,[4] investigador y periodista estadounidense, ha hecho un relevamiento de las bases militares yanquis en los cinco continentes verificando que en 2015 han llegado a estar en 135 estados (en 2010 estaban en unos 75, claro aumento respecto de principios de siglo, en que tenían tropas en unos 60 estados). Los fondos para tales despliegues  ─política de “nenúfares”  incluida (bases pequeñas, múltiples y móviles)─, son cuantiosos (en miles de millones de dólares anuales).

Turse revela el pensamiento de Joseph Votel, comandante del SOCOM (Comando de Operaciones Especiales, por su sigla en inglés); transcribimos a Turse citando a Votel: “Lo que queda claro es que SOCOM prefiere operar en las sombras en tanto sus misiones y su personal se expanden por todo el planeta pero sin que se le preste mucha atención. ‘La cuestión principal es que SOCOM resulta ser una fuerza global. Apoyamos a los comandos de combate donde quiera que estén, no estamos atados a las fronteras artificiales que habitualmente definen las áreas regionales en que actuar. Así que lo que tratamos de hacer es operar a través de tales fronteras’.” (Votel en el Aspen Security Forum). Como se desprende de la cita, las fronteras “ajenas” los tienen sin cuidado.

La cantidad de estados “transitados” e inspeccionados por “las fuerzas especiales” de EE.UU., el monto multimillonario en dólares de tales movimientos, tienen que  ver con un desarrollo cuantitativo. Veamos algo, si cabe, más grave; el desarrollo cualitativo de la militarización planetaria.

En junio de 2015 el Ministerio de Defensa de EE.UU. sacó a luz un Manual de Leyes de Guerra en el cual el Pentágono establece la ominosa categoría de “beligerantes no privilegiados”.

La terminología de “beligerantes no privilegiados” alude  a la presencia en los “teatros de conflicto” de periodistas que no vienen acreditados por el ejército de EE.UU. Una forma de afirmar que sólo la historia oficial es la valiosa o, al menos, la posible, la aceptable para quienes trazan las pautas de dominación. Con lo cual se combate toda actividad periodística independiente. Es el adiós a los free-lance  (para ni hablar de los periodistas que pertenezcan a otro bando).

Las atribuciones que los militares estadounidenses se otorgan son imperiales: “Esto significa que periodistas pueden ser matados como cualquier soldado enemigo en tiempo de guerra.” (ibíd.).

Las eventualidades que despliega el parte militar son llamativas. Se califica a periodistas no llevados al “teatro de operaciones” por ellos mismos como “sujetos a detención”. Al parecer ni falta hace tipificarle un delito, como sería espionaje. “Una vez calificado como beligerante no privilegiado puede ser detenido, si se lo captura. Y si la captura no es posible, podrá matársele con drones, tal vez, en otro estado.” (ibíd.)

Estamos todavía esperando que la SIP o alguna de esas corporaciones que dicen defender la libertad de expresión, comenten algo…

Antes de este sinceramiento ya habían pasado hechos sumamente anormales, como cuando los militares estadounidenses balearon y/o cañonearon el hotel Palestina en Bagdad, en el cual, en abril de 2003, residían decenas de periodistas extranjeros. El fuego graneado y lógicamente no contestado acabó con las vidas de José Couso y Taras Protsyuk, camaró-grafos español y ucraniano que únicamente filmaban.  Pareció ya entonces que se había tratado de una acción deliberada, una suerte de pena de muerte por no estar embedded.

Ése es un aspecto. El otro es plantearse si la noción de “beligerante no privilegiado”, como vimos en relación con periodistas, no se puede hacer extensiva a otros participantes en una guerra, como por ejemplo al cuerpo médico y de enfermería o, en zonas de combate, aunque no se trate de “el campo de batalla” a, por ejemplo, maestros y personal asistencial atendiendo a civiles afectados.

Sobran antecedentes que hacen pensar que las fuerzas estadounidenses eliminan, por ejemplo, la asistencia médica que no esté previamente aceptada o acreditada por ellos. Baste pensar en el último episodio trágico a este respecto; el bombardeo aéreo del hospital de Kundus, también en Afganistán, a cargo de Médicos sin Fronteras. El ataque aéreo reiterado en varias pasadas sobre un hospital, que no arrojó “terroristas” muertos, ni siquiera combatientes muertos, pero sí más de una decena de médicos de dicha asociación voluntaria asesinados, y otros tantos pacientes. Todo ello pese a que Médicos sin Fronteras informa cada pocas semanas de la ubicación de sus emplazamientos asistenciales a todas las fuerzas beligerantes, incluso al Ejército de EE.UU.

Hasta aquí hemos reseñado sucintamente algunos despliegues militares desde EE.UU. Pero la elite planetaria que articula buena parte de las relaciones de nuestro presente se apoya en lo policiaco-militar como lo ha hecho siempre el poder; como ultima ratio. Hay otros mecanismos de poder que se ejercen antes y más regularmente que el recurso de la fuerza. Como explica Naomi Klein[5]  el neoliberalismo fue entrando en las sociedades periféricas de la mano de los más fuertes despliegues de lo que llama política de shock; en los casos menos traumáticos, se trata de la privatización y extranjerización de servicios sociales esenciales y cotidianos como el agua, la electricidad, las jubilaciones; medidas “puramente” económicas, que se han descargado sobre los países menos empobrecidos de Europa oriental, de la América mal llamada Latina. En algunos casos, esas mismas medidas han sido enfrentadas en la calle y han debido retroceder, como fue con el intento de privatizar el agua en Bolivia.

En el mundo árabe y en África así como en algunos estados sud- y centroamerica-nos y de la Europa Oriental más devastados, la implantación de tales recetas ha sido manu militari, como se ha visto en Egipto, Libia, Siria, Nigeria, Malí, Haití, Honduras, Ucrania y tantos otros sitios. Y la receta aquí viene con asesinatos, a menudo colectivos, implantación del terror sobre toda una sociedad, saqueo a precio vil y otras lindezas de la globocolonización. En todos los casos, con una financierización de las economías.

El señorío del dólar, con su expansión teniendo a los marines como brokers, resulta lógicamente fortalecido. En realidad, más que fortalecimiento del dólar, que es una moneda sin respaldo (perdió el anclaje oro hace casi medio siglo), lo que vemos es un debilitamiento generalizado de otras monedas o el curso forzoso de la moneda de facto sin fronteras.

Hay un aspecto digno de tomar en cuenta con el curso, la omnivalencia del dólar. En tanto todas las restantes monedas nacionales son emitidas por sus respectivos estados (con solvencia o sin ella, es otra historia), el dólar, la moneda “nacional” de EE.UU., es acuñada y puesta en circulación por un organismo público-privado. Como si fuera el último grito en materia económica (pe-pé). Pero dicho organismo, la Reserva Federal, fue fundada, o mejor dicho refundada, en 1913, hace más de un siglo, bastante antes de esta última moda público-privado.

La Reserva Federal es una suerte de ONG con representantes del estado pero fundamentalmente de bancos privados. Los doce bancos principales de EE.UU.

En un tiempo, esa dirección banquera correspondía al dominio político que las capas wasp ejercían en EE.UU. Pero desde mediados del s. XX y durante estos primeros años del s. XXI se han ido produciendo diversos desplazamientos.  De acuerdo con Wolfgang  Freisleben,[6] que nos aclara que “corre el rumor pero no está comprobado oficialmente”,  unos dos tercios de las acciones de la Reserva Federal pertenecen a lo que podríamos llamar genéricamente la banca judía (Rotschild, p. ej.). La UE detenta,  según esta esti-mación, una sexta parte de dichas acciones, la banca nacional japonesa la mitad que la europea (8%) y queda un 13 % aproximadamente de las acciones a las cuales Freisleben no le ubica titularidad. Al menos expresamente, en la R.F. no se le reconoce titularidad accionaria a capitales africanos, asiáticos (salvo Japón), “latinos” o “hispanos” (en la acepción estadounidense, los habitantes de la América al sur del Río Bravo, como por ejemplo Evo Morales).

La presencia judía en la cúspide económica del estado más poderoso del orbe es significativa, y como todo el mundo la reconoce y nunca se la menciona, es, propiamente, un secreto a voces. Que, por ejemplo, le da un sentido especial al hecho de  que en el ya citado “Rebuilding America’s Defenses”, aproximadamente la mitad de las 27 firmas de los  intelectuales sean judíos (La población de origen judío de EE.UU. se estima en un 2%…)

La condición de judío en este caso merece otra precisión: se trata de miembros de la élite estadounidense muy vinculados a Israel; son o funcionan como  sionistas.[7]

Todos estos datos, cuantitativos están íntimamente relacionados con la enorme influencia del Estado de Israel en el gobierno de  EE.UU. y la fortísima correspondencia entre decisiones políticas estadounidenses y la voluntad política israelí. Ariel Sharon[8] solía decir que tenía al gobierno de EE.UU. en un puño y no era una baladronada.

Veamos entonces este otro ejemplo de estado de excepción permanentizado, que consideramos característico de nuestro tiempo, junto al sheriff mundial que acabamos de reseñar: Israel constituye todo un modelo de neomilitarización generalizada. Con enorme incidencia planetaria. Su diminuto territorio y escasa población hace su relevancia mucho más significativa.

Israel

Si examinamos el desarrollo de su industria militar y de los servicios policiales, todos englobados en un único rubro; la seguridad (que ha dado lugar a que Jeff Halper[9] califique al EdI como una “sociedad segurocrática”), resulta muy significativo que un estado comparativamente tan pequeño ocupe semejante protagonismo en la producción legal y reconocida de armas en el mundo (aparte del tráfico ilegal, que en muchos casos puede ser aun mayor). Respecto del tráfico legal,  SIPRI,[10] de Estocolmo, revela: “El número de estados que informan al instrumento normalizado de la ONU para la presentación de informes sobre gastos militares ha caído de la cifra récord de 81 en 2002 a 49 en 2012.”  Y que si bien los informes desde Europa tienen una tasa algo más alta de presentación de tales informes, no existen los de “Oriente Próximo (0 de 14 estados).”  En este último listado brilla Israel por su ausencia.

Las precisiones de SIPRI nos hacen pensar que sus propias tablas sobre participación de los diversos estados en el tráfico de armas son inseguras. De todos modos, aun con el faltante de las operaciones encubiertas, el EdI figura como décimo productor mundial de armas detrás de nueve estados muchísimo mayores y más poblados que el EdI con sus 6 millones de judíos (no tenemos en cuenta a la población árabe porque en este rubro, precisamente, Israel no la tiene en cuenta ─impedida de hacer hasta el servicio militar, tan obligatorio en el país─). En rigor, la población árabe que vive o sobrevive en el EdI es más  bien considerada blanco de las prácticas militares y segurocráticas israelíes; cobayos.

Pero además del comercio legal de armas que estima SIPRI, y del inestimable tráfico ilegal de armas, Israel ha desarrollado una “industria de la seguridad”; prisiones a cielo abierto,  una suerte de industria de la población concentracionaria que suele promocionar, como en el caso de las armas, con certificados de “probado experimentalmente”.  Una ingeniería de muros, empalizadas, bloqueos de ruta, alambres de púas, embretamiento de población enlenteciendo sus desplazamientos cotidianos, retenes, pasos bajo control, disuasivos químicos y mecánicos para aherrojar y humillar poblaciones. Los sistemas de control y seguridad así ofrecidos se valorizan a los ojos de ciertos dirigentes y poderosos del mundo entero (no es ninguna casualidad que un estado teocrático islámico, como Arabia Saudí, con la cimitarra degolladora de su escudo e intolerancia acorde, mantenga tan buenas relaciones con Israel).

Al respecto es revelador el lenguaje. Volvamos a Halper: observa que los palestinos están depositados en los territorios que habitan. Es decir, bajo el control absoluto de las fuerzas de ocupación israelíes. No disponen por sí ni del territorio, ni de sus edificaciones, ni de sus medios de subsistencia, ni siquiera del agua. Hasta el minigobierno que los rige cotidianamente, la Autoridad Nacional Palestina, es una red tejida por el Estado de Israel para reprimir la resistencia palestina con personal palestino (la ANP recibe fondos de la UE y de Israel, e instrucción policiaco-militar del ejército de EE.UU.). No es una casualidad semántica que el calificativo de que están depositados sea exactamente el mismo que usaban las fuerzas militares y policiales en las dictaduras del Cono Sur para con sus secuestrados. Como pasó durante  la pesadilla argentina desde mediados de 1975…

Israel ha confundido total y deliberadamente las funciones policiales y militares aunque conserve formalmente reparticiones públicas diferenciadas.[11]  Por eso la policía allana de noche, de madrugada, de manera habitual hogares palestinos, para llevarse, por ejemplo, detenidos-secuestrados a niños  (que no estaban in fraganti que es el único momento en que la policía civil en sociedades civiles podría detener).

Esa modalidad acerca los procederes de la seguridad israelí a los que caracterizaran el régimen soviético con su pretendida omnipresencia.

El aire militarista de la sociedad israelí ha llevado a algunos analistas a considerar su semejanza con la sociedad espartana. Sin embargo, si además del perfil militarista y castrense atendemos también a los rasgos segurocráticos, entendemos que hay un parentesco mucho más actual con el nazismo (tiene también marcadas diferencias además del obvio rechazo por la persecución nazi y los asesinatos  a los judíos). Un rasgo común, empero, es la consideración de “los otros” como enemigos; una desconfianza radical hacia lo ajeno. Y el desprecio consiguiente.[12]

Israel ha convertido su proyecto de asentarse en las bíblicas tierras de Sion en una enorme “ventaja comparativa” al comercializar su know how sobre cómo dominar, aplastar y/o administrar poblaciones consideradas ajenas (en la vieja terminología nazi se distinguía los herrenvolk ─sociedades de amos─ del resto, esclavizable).

Este diseño social se ha ido profundizando con el tiempo, aunque algunos de sus rasgos eran visibles desde ”la más tierna infancia”, como algunos kibutzianos llegaron a darse cuenta al descubrir, en “tiempos pioneros”, que la ayuda que recibían de los natives no era por simpatía ni por apoyo mutuo sino por temor…

Una de las vías de profundización de este racismo programado pasa por la educación imperante en la sociedad israelí.

Volvemos a Jonathan Cook, periodista británico asentado en Nazareth (Cisjordania) que acaba de publicar un análisis de la penetración militar en el estado sionista: “En Israel el ejército y las escuelas trabajan mano a mano, dicen los maestros”.

“Los militares son parte integrante del sistema educativo”, afirma. Y cita a  Amit Shilo, activista de New Profile: «El militarismo está en todos los aspectos de nuestra sociedad, por lo que no es sorprendente que sea predominante en las escuelas también» (…) «Nos enseñan que la violencia es la primera y la mejor solución para cada problema y que es la manera de resolver nuestro conflicto con nuestros vecinos«.[13]

Respecto de “los vecinos” (es decir, los habitantes de esa tierra, Palestina, en los últimos mil años que incluye todo el actual Estado de Israel), resulta altamente significativa la relación del estado sionista con el idioma árabe.

Dentro de lo que los israelíes llaman Israel, el idioma árabe es la segunda lengua, cuantitativamente hablando.  Cook explicita que unas 300 escuelas están siendo utilizadas como experiencia piloto para la presencia militar en la educación primaria. Con ejercicios como: “tarea para los alumnos israelíes: frustrar un ataque terrorista inminente en su escuela. Pero si quieren tener éxito primero deben encontrar las pistas que utilizan palabras claves que han aprendido en árabe.” Un investigador, Yonatan Mendel, citado por Cook, aclara: “la enseñanza de la lengua árabe en las escuelas judías de Israel está determinada casi exclusivamente por las necesidades del ejército israelí.”

Por eso mismo, la inteligencia militar (Telem) diseña “gran parte del plan de estudios en árabe.”

Porque “el objetivo de la enseñanza de árabe es educar a los niños para que sean útiles en el sistema militar, capacitarlos para convertirlos en oficiales de inteligencia«.  Ésa es “la razón por la cual el ámbito de los estudios árabes se hizo «libre de árabes»”, nos aclara Mendel.

“Libre de árabes” es una traducción literal, equivalente a la alemana judenrein; “libre de judíos”, consigna nazi por excelencia, tristemente famosa. Una traducción al castellano semánticamente más neutra sería sin árabes, sin judíos. Pero “libre de árabes” es la expresión cotidiana en Israel, que revela el perfil ideológico de la sociedad israelí, que va ciertamente más allá de lo apartheid hacia una presunta pureza.[14] Análogamente, el proyecto nazi excluía de la sociedad a los judíos pero contaba con eslavos y latinos como razas al servicio del herrenfolk.[15]

En los planes de estudio de árabe, nos aclara Cook, citando a Mendel, son tareas habituales “hurgar en la vida sexual, problemas de dinero y enfermedades de los palestinos.”

Afortunadamente fueron cartas de algunos militares judíos, las que denunciaron tales contenidos y sus motivos, lo cual revela que hasta los sistemas de dominación más sofisticados cuentan con la objeción de conciencia de sus integrantes más sensibles e íntegros: “La información ayudaba a la ‘persecución política’, ‘reclutamiento de colaboradores’ y ‘empujar a partes de la sociedad palestina contra sí misma’.

Pocas veces podemos registrar  sistemas de poder más distorsionadores, humillantes y exactistas; con pretensiones político-ideológicas, que dejarían verdes de envidia a Calvino, por ejemplo, o en tiempos modernos a cualquier Stroessner, Suharto, Mussolini, Massera, Pinochet o Franco.

Vale la pena acotar que desde 2014 se han llevado “los estudios obligatorios” del “Holocausto”  a los jardines preescolares.[16] Dado el devenir de la cuestión nos consta que cuando las autoridades mencionan al “Holocausto” no se refieren al conocimiento de las atrocidades cometidas por los nazis contra judíos (y otras minorías étnicas, sexuales, biológicas), sino a la definición de “Holocausto”, con mayúscula,  que con enorme conoci-miento de causa establece Norman Finkelstein, “como representación ideológica del holo-causto nazi […con] una conexión, si bien tenue, con la realidad […en] su mayor parte inservible; no constituye un tributo al sufrimiento judío sino al engreimiento judío.” [17] Vale la pena precisar que esta nueva versión de “El Holocausto” arranca en EE.UU. en 1967, impregnada de espectacularidad hollywoodense y es eje nodal de la política israelí.

Otra pequeña perversión semántica acerca del plan escolar que citáramos, con el ejército en las escuelas es su nombre: “Ruta de Valores”.

El análisis de Cook da pie a la interrogante, que se ha formulado más de una vez, sobre si Israel es una sociedad que tiene un ejército o un ejército (“de Defensa”, sic) que tiene una sociedad.

Analizando los rasgos del daño que las fuerzas de EE.UU. ejercen con sus “nuevas leyes de guerra” (pos 2001), vimos el tratamiento que dispensan a periodistas no embedded, a maestros y elencos sanitarios. Israel tiene exactamente el mismo comportamiento que EE.UU.

Con respecto a maestros y personal que atiende niños en situación de peligro bélico, baste recordar las veces que el ejército sionista ha descargado sus bombas sobre escuelas de la ONU en la Franja de Gaza, por ejemplo, matando alumnos y maestros (y refugiados en el edificio). Tanto en las escuelas como en los hospitales la excusa ha sido: tiraban tiros desde allí.

Y la pregunta que uno se hace es si aquellos humanos que vivían en la tierra que Yahvé les habría entregado en exclusividad a quienes tendrían los títulos de propiedad de una inmobiliaria celestial, que se aferran a seguir viviendo en esa tierra porque han vivido en ella “apenas” unos mil años, no han devenido homo sacer de nuestro tiempo. Junto con los periodistas que se han dedicado a informar del despojo de tales humanos, y con los maestros (algunos designados por la ONU) que han asumido su profesión entre “los condenados de la tierra”, y con aquellos médicos que han decidido que es más importante aliviar el dolor que acomodarse a prescripciones del poder. “Gracias” a la prescindencia de la ONU, la indiferencia mediática y los “mediadores deshonestos”.[18]

BRASIL, MÉXICO, COLOMBIA, HONDURAS… todo el mundo

Que hayamos abordado con cierto detenimiento la situación y el destino de seres humanos  bajo las banderas de EE.UU. e Israel, expresa únicamente el peso aplastante, transnacional, que consideramos tienen las elites de poder de tales estados; la discrecionalidad del poder en todo el mundo convierte los estados de derecho en estados de excepción con demasiada frecuencia y prontitud.

Estadísticas que grupos de derechos humanos se han tomado el triste trabajo de llevar nos revelan que en Brasil, por ejemplo, racismo policial mediante, mientras que los llamados negros y pardos (es decir, no blancos) constituyen menos de la mitad de la población y los varones a su vez constituyen también algo menos de la mitad de la población del país, los jóvenes varones negros son el 77% de las víctimas de las balas policiales (de la policía militar en primer lugar; un cuerpo represivo compuesto mayoritaria-mente por blancos). Tendríamos así identificado una suerte de homo sacer brasiliensis.

Esa condición está vigente en Honduras para activistas ambientales, referentes de pueblos originarios y periodistas, por ejemplo.

Los asesinatos masivos de campesinos refractarios a los paramilitares, los “falsos positivos” y toda la gama represiva de la “Israel de América Latina” ─según la definición de Colombia del extinto Hugo Chávez─  explica que alrededor de un octavo de toda la población haya abandonado sus lugares de residencia, huyendo tras los devastadores ataques de los “asistidos técnicamente” por los ejércitos de EE.UU. e Israel.

México tiene el triste  “privilegio” de tener 27000 (¡veintisiete mil!) seres humanos “sin paradero”.[19] Brasil, México, Colombia, Honduras, son apenas exponentes de esa impunidad que nos convierte a todos en víctimas potenciales, a todos porque el poder de nuestro tiempo deviene sin transición en estado de excepción aun invocando su carácter democrático. Por eso, la mención de ejemplos es apenas eso, porque no nos referimos a estados en particular, ni a sus habitantes, sino a todos en cualesquiera estados en que vivamos… sólo que en algunos casos y situaciones, la excepcionalidad se da con mayor frecuencia.

Por eso, extraemos apenas algún otro pasaje del informe anual de Amnistía Internacional (23/2/2016): “En Nigeria y Camerún, las operaciones militares y de seguridad se caracterizaron por detenciones arbitrarias masivas, reclusiones en régimen de incomunicación, ejecuciones extrajudiciales y tortura […].”

Entendemos que un rasgo de nuestro presente es que la excepción es la norma, como lo ejemplifica un pasaje del mismo informe apenas más abajo, aunque lo haga referido al África (por cuyo motivo suprimimos el listado particular): “La rendición de cuentas por los crímenes de derecho internacional cometidos por las fuerzas de seguridad y los grupos armados fue escasa o inexistente en países tan dispares […].”

En resumen

La  discrecionalidad con que cuentan los poderosos del planeta  traduce lo que formuláramos inicialmente, de que todos estamos siendo llamados a la condición de homo sacer, porque el poder en otro tiempo limitado por la geografía, la escasez de recursos y las limitaciones tecnológicas, hoy nos alcanza a todos, en todo el planeta.

Y la globocolonización en curso nos enfrenta a una brutalización, de la cual sus responsables no están eximidos mediante el ardid de considerar al nazismo como el non plus ultra del mal y el maniqueo recurso de que si no es nazi no es malo. Winston. Churchill, conservador, colonialista y racista, fue lúcido al respecto.

Sin anteojeras tendríamos que ver lo que realmente está en juego. E ir haciendo lo que podamos para enfrentar este futuro pesadillesco.

notas:

[1]  Figura del derecho romano según la cual alguien era condenado y podía ser matado por cualquiera sin constituir delito, pero a la vez, no era pasible de ser sacrificado en rituales religiosos.

[2]  Bill Clinton habría descuidado muchos flancos, al parecer hasta de su cuerpo. El affaire Monica Lewinski resultó para algunos una celada.

[3]  The Shock Doctrine, 2007.

[4]  “US Special Ops Forces have deployed in 135  nations”, Tom Dispatch. Hay traducción al castellano, mía, “Las Fuerzas Operativas Especiales de EE.UU. desplegadas en 135 naciones”, <www.rebelion.org>, set. 2015.

[5]  Ob. cit.

[6] “Los secretos del sistema de Reserva Federal de EE.UU.”, Horizons et Débats, no 12, Zurich, 14/1/2008.

[7] La condición de judío como la de cristiano, protestante, musulmán, chiíta, no califica a toda una comunidad humana. Porque hay toda una gama dentro de la población judía, p. ej., que va desde cierta prescindencia respecto del poder financiero hasta la ajenidad y el rechazo radical. Hay judíos que han decidido desmarcarse por entero del sionismo, de Israel, de la religión judía, como tantos nos hemos desmarcado  de lo cristiano que nos alberga “tradicionalmente” (y que muchos confunden con “naturalmente”).

[8] Con su sobrenombre o nombre de guerra, “el carnicero de Sabra y Shatila”.

[9] War Against the People (Guerra contra la gente) cit. p. Jonathan Cook: “En la guerra sin fin contra el terrorismo, todas las personas estamos condenadas a volvernos palestinas”, 6 set. 2015. Halper, judío norteamericano residente en Israel, es, desde fines del s XX, director del Israeli Committee Against House Demolitions, una organización de resistencia a la política de atropello y abuso del régimen sionista contra la población palestina.

[10] Instituto Internacional de Estudios para la paz de Estocolmo (por su sigla en inglés).

[11]  En todo caso, la diferencia se conserva para judíos, pero no para palestinos, la mitad de la población que gobierna el Estado de Israel.

[12]  Sólo el desprecio explica comportamientos que han sido reiteradamente denunciados de cómo, por ejemplo, cuando los militares israelíes ocupan viviendas “por razones de seguridad”, viviendas que si retornan a sus moradores, éstos suelen recibirlas totalmente desvencijadas, con roturas varias, con estropicios en el equipamiento y con una “firma”, altamente significativa: dejar excrementos en alfombras o cajones de la cocina o el dormitorio.

[13] Observe el lector si esto no es una clase magistral de nazismo.

[14] Como toda sociedad capitalista y de clase, Israel necesita subalternos, asalariados y siervos, pero no quiere los “de entrecasa”; en todo caso, como cualquier sociedad central, prefiere proveerse de la periferia planetaria; allí están filipinos, camboyanos, vietnamitas para complementar las necesidades del mercado de mano de obra de  Israel.

[15] Otro rasgo en común perceptible en los ceremoniales nazi y sionista: un cierto culto a la belleza, a la pureza, identificada con la blancura.

[16] J. Cook, Inside Israel, 1/10/2015.

[17] The Holocaust Industry [La industria del Holocausto], Verso, N.Y., 2000. El autor tuvo a casi todos sus parientes vivos durante el 3er. Reich, asesinados en guetos y campos de trabajo devenidos de exterminio.

[18] El calificativo para EE.UU. y sus sucesivos gobiernos matrizado por Naseer Aruri definiendo “El rol de EE.UU. en[tre] Israel y Palestina”, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2003.

[19] Amnistía Internacional, Informe anual 2016. Sabemos que entre ellos se incluye, p. ej., los 43 asesinados de Ayotzinapa y que existen muchísimas fosas comunes, es decir de N.N.

Publicado en General1 comentario

El significado subyacente en la defensa del FAEPNM de Raúl Sendic con o sin títulos

Publicada el 10/03/2016 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández. – El candidato, tantas veces presentado como  licenciado Raúl Sendic resultó no ser licenciado.

Como el profesor Luis Hierro López resultó no ser profe.

Como tanto licenciado en México, resultan no ser licenciados.

Como tantos comendadores en Italia resultan no ser comendadores.

O algún doctor en Uruguay lo es en proyecto…

La inexistencia de un título expresamente admitido y hasta entonces proclamado es, como muchos han dicho, peccata minuta. No es algo que hable muy bien de alguien, lo deja más bien malparado en caso de que se llegue al examen de los títulos, pero en la medida en que no se haya ejercido una profesión que exige titularidad, como en el caso de escribanos, médicos, la usurpación no es grave, o por lo menos, no es tan grave. Si alguien invoca una condición de licenciado o profesor para ejercer el cargo de político, me inclino a pensar que esa “picardía” es una de las tantas que usa el fulano en cuestión para adornarse. Con plumas ajenas, concedido, pero sin matar ningún ave.

El Sr. Sendic prometió sus títulos de Cuba. Sonó un poco raro, esto de haber venido de Cuba hace ya varios años y no haber traído consigo tales certificaciones. Pero concedamos que en el fragor de sus actividades, como él cuenta las tenía entonces en Cuba, atendiendo varios frentes o, como se dice en idiomas germanos, con muchos hierros en la fragua, es factible, admisible que se le haya escapado traerlos consigo.

Pero al parecer, se trataba de un curso corto, màs bien de adiestramiento.  Tal vez por ello, pensamos, no recibía título alguno…

La duda sobre si era licenciado o no se fue espesando. Y “la contra” empezó a hacer su banquete. Tanto desde adentro del FAEPNM, seguramente por problemas de delfinato, como en tiendas ajenas, como los del P. Nacional, del P. Colorado, del P. Independiente, la Asamblea Popular… en general, hay que decirlo, con mucha mesura  (indudablemente “ganaban la mano” sin esfuerzo).

A la dirección frentista se le redujeron las opciones. Hubo amagos de despegarse, como en el caso del Sr. Mujica. Hubo sin duda, debate, conciliábulos, y el Plenario nacional del Frente Amplio, “habiendo recibido al compañero vicepresidente de la República Raúl Sendic” declaró un rechazo frontal (aunque no unánime, detalle que puede traer “cola”)  a “la campaña desplegada por la oposición y diferentes medios de comunicación destinada a menoscabar” al actual vicepresidente así como  “también debilitar la institucionalidad democrática del país”. Con lo cual, la declaración procura poner al F.A. en el papel de víctima: “Denunciar como injusta y discriminadora la desacreditación, de la cual permanentemente son objeto nuestras compañeras y compañeros en funciones políticas y de gobierno.” Suena exagerado.

Mi impresión es que todo el episodio o incidente fue algo menor, agrandado por adversarios políticos siempre dispuestos a “sacarle el jugo” a una flaqueza, pero sobre todo por la incapacidad autocrítica en primer lugar de Raúl Sendic que no aceptó que la licenciatura invocada era en rigor un curso de adiestramiento, que probablemente se denominaba en Cuba “licenciatura” con cierta licencia en el vocabulario curricular, y no se dispuso a dar explicaciones a la sociedad en general, aunque con el episodio ya empantanado, sí las dio ante los “suyos” en la interna orgánica, ya citada, del F.A. (5/3/2016).

El propio Sendic se habría ahorrado dolores de cabeza, explicitando a la sociedad abierta lo que explicitó al Plenario del F.A.

Pero para asumir este tipo de comportamiento, se necesita entender, y compartir, que el compromiso mayor es con la sociedad, en este caso la uruguaya, y no con la pertenencia política, que es, justamente, la que da “la carrera”, los cargos, los ingresos…

Y el F.A. en su interna orgánica mantuvo ese mismo ombliguismo que ve toda crítica como menoscabando su excelencia.

Pero la excelencia no es algo dado y para siempre. Todavía peor, ni existe. Hay que luchar por ella día a día. Caso por caso.

 

Publicado en Política

¿Qué agua bebemos?

Publicada el 04/03/2016 por ulises

ANALIZANDO LAS DECLARACIONES DE LA «MINISTRA DE AGUAS» DEL URUGUAY, ENEIDA DE LEÓN

por Luis E. Sabini Fernández

La oralidad no es el mejor medio para fijar conceptos, para deslindarlos y es saludable por eso, tener una cierta indulgencia frente a inexactitudes, muchas veces más propias del medio empleado que del pensamiento propiamente dicho.

Sin embargo, la oralidad también nos puede orientar, si no la tomamos letrìsticamente  sino como estado general de una forma de pensar.

 

La ministra del MVOTMA (Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente) Eneida de León, en un reportaje radial en El Espectador (21/2/2016),[1] ha hecho una serie de afirmaciones “combativas”, como los mismos entrevistadores han calificado con olfato el tono de la entrevista.

Lamentablemente, los entrevistadores no incursionaron en la superposición de áreas temáticas que deja ver la reciente creación de una secretaría presidencial, de Ambiente, Agua y Cambio Climático, con las áreas de competencia del ministerio del cual Eneida de León es titular.

La ministra presentó su preocupación principal; la de asegurar la imagen de potabilidad del agua corriente, la del agua de OSE. Nos queda la ardua cuestión de si tal imagen coincide con la realidad o no.

Las inexactitudes flagrantes de la ministra y cierta falta de rigurosidad en el tratamiento de las cuestiones abordadas nos llevan, lamentablemente, en el sentido opuesto, a desconfiar de la potabilidad; no sistemáticamente, no en todos los casos, pero sí atendiendo a la alta falibilidad registrada.

La ministra a lo largo del reportaje nos asegura que el agua de suministro de OSE, en todo el país, es mucho más segura que la que se suministra en Europa y en el resto de América del Sur.

“−El agua que tomamos hoy es muy superior a la que tomábamos hace 20 o 30 años.” –“No le diga eso a quien siente gusto feo y ve color turbio en el agua…” responde un entrevistador.

 

Mi hipótesis es que el deterioro del agua corriente en Uruguay es flagrante por una tijera que le ha aplicado la situación y la historia, el espacio y el tiempo: por un lado, las fuentes de agua corriente (y no sólo ella) se han deteriorado; hasta la ministra, bien que a regañadientes, ha aceptado que el “agua bruta” (la que ingresa al circuito del agua corriente) es de peor calidad que otrora; por el otro, el país ha sufrido con la larga crisis (1957-2002) de casi medio siglo un cimbronazo estructural, demográfico, ambiental, de mantenimiento de servicios y calidades, muy difícil de sobrellevar y más difícil de remontar.

Si tantas baldosas de las veredas están rotas, si tantas calles apenas tienen iluminación nocturna, si tantas viviendas no reconocen una mejora en décadas, si tantos barrios carecen de los servicios más básicos, ¿por qué las redes de agua iban a conservarse ajenas a ese desgaste generalizado?

En algunas ciudades la rotura de caños, por límites de su vida útil son tan frecuentes, que se tendría que proceder a la reinstalación integral de la red… pero por otro lado, cuando uno ve las reparaciones puntuales de dichas roturas prefiere que se siga manteniendo, aguantando, la red vieja, porque el material de la reposición de tramos rotos empeora el cuadro (es decir, salva la rotura pero con un empeoramiento de la calidad del material).

 

Su lectura preferida, nos cuenta EdL, es la policial negra nórdica: “Leo también sobre cianobacterias porque no tengo más remedio. Ya de veterana, en este cargo, empecé a aprender lo que eran las cianobacterias, la eutrofización […] la química, la biología, la genética se han convertido en cosas muy importantes […].”

Nunca es tarde para empezar a aprender. Pero cuando uno arranca “ya veterano”, para entender algo hay que empeñarse; si uno lo va a hacer “porque no tiene más remedio”, le aseguro que va a aprender poco y mal…

El periodista dice que el agua que recibe OSE para procesar está mucho más contaminada que antes. «El agua está cada vez peor”…

-“¿Por qué dice eso?” increpa la ministra. –“Porque el origen del agua está cada vez peor.”

−“¿Por qué?”, insiste. –“Porque está más contaminada…”  se defiende el interrogador interrogado. –“Pero la tecnología que se aplica es cada vez mejor”, replica la ministra, lo cual puede ser cierto, aunque no necesariamente.[2]

La ministra avanza con “precisiones”. Habla de la contaminación del Santa Lucía. Que está rodeado de tambos, de sojo [la oralidad nos juega una mala pasada; pensamos en soja y sorgo…],  que «toda la vida se plantó ahí hace 60, 70 años…”  Aquí una corrección histórica. Lo que podía contaminar a mediados del s. XX era algo radicalmente distinto a lo que puede contaminar en los campos hoy en día. En ese ínterin, hemos tenido la “revolución verde” sagaz nombre puesto por los laboratorios a sus cambios tecnológicos, y la ingeniería genética, rebautizada por sus cultores como biotecnología o, más sintéticamente, biotech.

El periodista, que se ve tiene algunas nociones, replica diciendo que hay ahora fertilizantes nuevos.

La ministra aclara, y atendamos con precisión a sus palabras:  −»es que no es la fertilización […] se eutrofiza el agua mucho más por la erosión… es decir, los nutrientes de la tierra que acaban en el agua la contaminan mucho más… la gente piensa en los agroquímicos como algo espantoso; bueno, no es tan así…”

Evitemos a Cantinflas: EdL nos dice que no son los fertilizantes sino los nutrientes. ¿Qué son los nutrientes? Los fertilizantes son nutrientes, tal vez no todos, no los mejores, pero son nutrientes. ¿Dónde acaban los fertilizantes que no son absorbidos por las plantas? Acaban en el agua. ¿y qué le pasa al agua con exceso de nutrientes? Se eutrofiza. ¿Acaso con este cambio de designaciones avanzamos algo?

Remata EdL desoyendo voces que hablan de agroquímicos como “algo espantoso“. Presentamos apenas algunas enfermedades producidas por agroquímicos, que los laboratorios denominan “fitosanitarios” y los ecologistas “agrotóxicos”: “pérdida de embarazos, malformaciones genéticas, mutaciones, cáncer, leucemia, afecciones respiratorias severas.”[3] Y ojalá fueran apenas éstas, que ya son una carga. La lista, sin ser exhaustiva, se extiende: anencefalia, defectos congénitos como anos no perforados, hipospadias o micro pene, defectos en el corazón, espina bífida, son algunas de las atroces consecuencias de la expansión de agrotóxicos en el norte y el litoral argentino que los médicos argentinos Darío Gianfelici y Hugo Gómez Demaio, por ejemplo, han investigado y denunciado.[4] En muchas otras enfermedades se ha identificado a agrotóxicos como factores de riesgo, al estar presente con mayor frecuencia en las personas que padecen, por ejemplo,  linfoma no Hodgkins[5] o enfermedad renal crónica.[6]  Investigaciones han revelado una fuerte correspondencia entre diversas enfermedades y presencia de agroquimicos.[7]

Biólogos estadounidenses, Theo Colborn, Dianne Dumanovski y Peter Myers han revelado la pesada presencia de los plaguicidas (junto con otra increíble cantidad de productos químicos con “personalidad” desconocida, largados al mercado porque se les conoce una única propiedad, ventajosa) en las alteraciones endócrinas, que trastorna todo el desarrollo sexual (incluida la mal llamada reproducción) de los seres vivos. Han producido un testimonio estremecedor: Nuestro futuro robado.[8]

Existen muchas otras investigaciones que señalan un mayor correlación entre la exposición a agroquímicos y la incidencia de Parkinson, infertilidad, aborto espontáneo, obesidad, retraso de la pubertad.[9]

Los agrotóxicos están envenenando a la humanidad, mientras engordan los bolsillos de sus titulares. En Argentina con apenas media docena de años más de ingeniería genética que en Uruguay, ya se rastrea que las tasas de enfermedades tradicionales se han multiplicado por 3 o por 4 (según regiones), es decir en una población que, p. ej., hace 20 años registraba un caso de cáncer anual, ahora registra cuatro.[10]

 

“Estoy aquí porque enterré a cuatro familiares”, dice Raquel en un tono casi inaudible. “Mi papá, mi primo y un hermano de mi papá que trabajaban fumigando, además de mi hermano que trabajaba en una escuela rural”. Raquel es maestra y vive en Elortondo, un pequeño pueblo de seis mil habitantes a 300 kilómetros al sur de Santa Fe, donde reinan la soja y las enfermedades provocadas por las fumigaciones.[11]

Daniel Verzeñassi (ibíd.), bioquímico e integrante del Foro Ecologista de Paraná, Entre Ríos, Argentina, advierte que “no sólo nos fumigan a través del aire sino del agua contaminada”. Explica que el agua de lluvia arrastra los tóxicos hasta las capas subterráneas de las que se saca el agua para consumo humano. “Los 800 o mil metros que exige el movimiento[12] de distancia de las fumigaciones del lugar de residencia, es necesario pero insuficiente. Somos todos pueblos fumigados”, concluye.

 

Es llamativo el punto de vista de EdL: «A nosotros no nos gusta decir si estamos mejor o peor, si estamos más contaminados o menos, porque no existe eso”.

“No existe eso”. Nuestra ministra ha llegado al solipsismo mayor. No opinemos de nada. Porque nada podemos saber…  La ciencia y los científicos, preocupados, que acabamos de enumerar muy incompletamente, no dicen eso.

Así y todo conserva su optimismo: “se hacen estudios, unos 50 000 análisis […] estamos en lucha para lograr revertir la situación de contaminación del agua bruta que es el agua que toma OSE para potabilizar […] cuando sobreviene un evento así [agua oscurita o con gusto a barro] es doloroso y decimos el agua no es potable, pero no es tóxica.” Pero no es tóxica. Amén.

Para alegrarnos, y coincidir, nos alegramos que hable de “revertir” algo.

El periodista, tal vez viendo la impermeabilidad de la ministra a la cuestión de la contaminación agroquímica, toma otra vía, también atendible: −¿Qué pasa tomando agua clorada durante 20 años? Recuerda que hay investigaciones que revelan que el cloro es tóxico y causante de enfermedades.

La voz, el tono de EdL revela que siente la lógica pregunta como una puñalada trapera: y advierte: −“Si queremos hacer terrorismo…”

Y en lugar de responder al arduo problema de la ingestión de cloro, cancerígeno, toma el ejemplo de “las tierras contaminadas con plomo. Si nosotros dejamos a un niño 15, 20 años contaminándose con plomo…”

−Pasó en Uruguay, pasó en la Teja… la interrumpe un entrevistador. La ministra replica:

−“¡Pasó en el mundo! Porque hace 40 años nadie sabía que si se enterraban pilas que contaminaban […].” Hay que aclararle a la aprendiz de cianobacterias que no hace falta “15 o 20 años” para  empezar a contaminarse y que hace 40 años se sabía, sí, acerca de la contaminación de las pilas, causada fundamentalmente por mercurio, cadmio, zinc y también plomo (entre paréntesis, la contaminación por plomo se conoce desde hace miles de años, quiero decir, alguna civilización la conoció, aunque no se haya difundido en las sociedades europeo-occidentales modernas hasta recientemente).

La ministra tiene unos umbrales de tolerancia llamativos: “−Si usted toma un agua que tienen gusto a kerosén, Salud Pública le dice: −no le va a pasar nada (porque usted no va a tomar 20 litros). Es una pena que no ejemplificara con el cloro, que en varios años, seguramente uno toma bastante más de 20 litros…

Esa generosidad ante los límites se percibe también con la presencia de colis en el agua: −“Si en Europa el 87, el 85 %, no me acuerdo bien, de los análisis dan bien, entonces el agua es potable.; en Brasil si el 73 % da bien, entonces el agua es potable, nosotros tenemos [de frontera o límite de seguridad] un 98, un 97% que da bien […] si en esos análisis [ya nos aclaró que son miles] hay uno que da mal, se investiga [se clora, se purga]… que pueda haber coli en un análisis, no va a matar a nadie […].”  Habría que preguntarle a esos pequeñines desnutridos que pueblan los aledaños de Montevideo, a ver si una descompostura se supera sin esfuerzo, o si por el contrario…

EdL sigue “explicando”: −“Por ejemplo, hace unos años no se sabía que ciertos pescados [peces] contenían mercurio… los médicos le dicen a las embarazadas que ciertos pescados grandes no los coman porque tienen mercurio. Y eso es de la naturaleza. ¡De la naturaleza! No es de la contaminación del hombre.”

¡Esto sí que es un notición! Que ignoran los investigadores japoneses que descubrieron, hace medio siglo, en la bahía de Minamata la enfermedad itai-itai,[13] por envenenamiento de los peces por metilmercurio y transitivamente de los humanos que ingerían tales peces… una vez pescados. Tampoco lo deben saber los investigadores que han rastreado trazas de cadmio, plomo, mercurio en peces, sobre todo de criadero (hoy en día, la mayor cantidad de peces para consumo humano).

Es cierto que nuevas y más afinadas mediciones han ido descubriendo en nuestros cuerpos y en general en los del reino animal (y vegetal) más y más componentes con trazas cada vez más mínimas.

Algunas fuentes dan como componentes de nuestros cuerpos a: oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, más los oligoelementos, en primer lugar calcio y fósforo y otra serie de elementos aun en menor cuantía; potasio, azufre, sodio, cloro, magnesio, hierro, cobre, zinc, selenio, molibdeno, flúor, yodo. Y con trazas apenas perceptibles de aun otros metales y metaloides; manganeso, cobalto, litio, estroncio, aluminio, silicio, plomo, vanadio, arsénico.[14]

Algunos de estos minerales son muy tóxicos en algunas de sus combinaciones; el plomo, el vanadio, el arsénico, el estroncio…

No hemos podido rastrear en sitio-e alguno la presencia de cadmio y mercurio como naturales en nuestros cuerpos. Al contrario, el académico  D. B. Jiménez Soto nos dice del cadmio: “No existe evidencia de que sea biológicamente esencial o benéfico.”[15] Pero volvamos a la afirmación de EdL, de que el plomo existe naturalmente en peces (sobre todo grandes peces).

EdL dice una verdad a medias, que suele ser de las falsedades más difíciles de desentrañar: los grandes peces (y los pequeños) tienen plomo en sus cuerpos, pero cuando un médico aconseja no ingerir tales peces a una mujer embarazada lo hace no por las trazas ínfimas de plomo en el tejido cárnico del pez pescado sino porque los grandes peces en mares contaminados suelen presentar por procesos de bioacumulación y biomagnificación una cantidad absolutamente tóxica de minerales como plomo, cadmio, mercurio, cromo, etcétera.

En Chile, por ejemplo, algunos establecimientos de acuicultura sobrepasan la cantidad “máxima” de cadmio y mercurio que las autoridades bromatológicas han establecido como seguras.[16] En Ecuador, el ya citado Jiménez Verdesoto en su tesis cuantificando los metales pesados en agua, en el caso del ostión (Crassostrea columbiensis) en Guayaquil, 2012,[17] verifica la presencia de plomo en 0,5 ppm cuando los límites llamados de seguridad fijan un máximo de 0,1 ppm. En cadmio, la situación es más grave: los límites de seguridad establecen 0,005 ppm o, en términos más “redondos”, 5 ppmm. En agua, en el área investigada se rastrea 20 ppmm, es decir cuadruplica los límites.  Pero lo más relevante, a causa de la propiedad de los moluscos, que son organismos filtradores por lo cual tienden a acumular metales en sus tejidos, es que se halló en ellos, en alguno de los sitios de recogida de muestras, 2970 ppm de cadmio, es decir que si seguimos midiendo en ppmm, ¡tenemos que hablar de casi 3 millones de ppmm! Según Jiménez Verdesoto esos valores totalmente desmedidos obedecen a “los desechos de baterías y pilas encontradas”.

Una cosa es detectar trazas casi imperceptibles de plomo, cromo o arsénico en combinaciones que los organismos vivos han incorporado para cumplir sus funciones vitales, y muy otra es detectar la presencia de tales metales, en peces por ejemplo,  con un grado de bioacumulación  que nada tiene que ver con su vida “natural” y sí con los desechos que la sociedad humana descarga en aire, mar y suelos

 

En resumen, volviendo a la cuestión de las aguas, luego del pasaje de la ministra por el cloro y el plomo, nos queda la impresión que la situación de nuestra “agua de OSE” está lejos de la idea que teníamos de nuestras aguas corrientes, de nuestra agua potable (idea que de pronto era más fruto de una autocreencia que de la realidad).

De todos modos, la situación actual del Uruguay, y del mundo, es mucho más problemática que la de medio siglo atrás. En términos sanitarios, demográficos, y sobre todo de contaminación ambiental. La “industrialización” del campo es un ejemplo patético de la irresponsabilidad ética y médica recubierta de la hoja de parra del “progreso”, como si todo se tratara de “ir mejorando”.

No hay peor política que naturalizar los resultados contingentes de los pasos de la sociedad humana, y sobre todo los de sus aventajados empresarios.

La condición elemental y previa para resolver un problema es planteárselo. Y eso es lo que me parece que falta en este caso.

 

[1]  http://www.espectador.com/sociedad/331588/eneida-de-leon-la-ministra-de-vivienda-que-devino-en-ministra-del-agua.

[2]  Hace más de un siglo, las instrucciones para extraer agua mineral incluían el uso de espitas, −a la salida del agua a envases− de cerámica. Horneada a mil grados, aprox. Para evitar materiales, metálicos, por ejemplo, que tuvieran desprendimientos que afectaran la pureza del agua. ¡Y no existían los materiales plásticos!

[3]  Sandra V. Miguez, RAP-AL.

[4] Darìo Gianfelici, “El impacto del monocultivo de soja y los agroquímicos sobre la salud”, futuros, no 12, Río de la Plata, primavera 2008; Hugo Gómez Demaio, “Agrotóxicos, niños con retraso mental grave y malformaciones”, futuros, no 13, verano 2010.

[5]  https://es.wikipedia.org/wiki/Linfoma_no_hodgkiniano.

[6]  Epidemiología de Enfermedad Renal Crónica en Nicaragua, CAO Compliance Advisor Ombudsman, dic. 2009.

[7]  Experiencia médica, Centro Médico de Córdoba, vol. 28, S.A., Córdoba, 2010.

[8] Our Stolen Future, 1a. edic., 1996. La versión en castellano es de 2006.

[9]  Alexis Baden-Mayer, Organic Consumers Fund, www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7722.

[10]  Vèase p.ej., 3er Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados, dic. 2015.

[11] «La guerra química contra los pueblos», R. Zibechi, 20/4/2015 en Programa de las Américas, http://www.cipamericas.org/es/archives/14958.

[12]  Un movimiento que ha surgido en las poblaciones rurales  argentinas, “Paren de fumigarnos”.

[13]  En japonés, literalmente “duele muchísimo”. No es para menos: la presencia de mercurio en el sistema óseo va quebrando los huesos.

[14]  http://www.batanga.com/curiosidades/2009/07/22/los-12-elementos-quimicos-del-cuerpo-humano.  Pese al número señalado en el título nos brindan casi 30 elementos constitutivos. Otras fuentes nos hablan de unos 60 elementos…

[15] Jiménez Verdesoto, D.B., Cuantificación de metales pesados en agua superficial, sedimentos y en el ostión de mangle (Puente Portete del Estero Salado, Guayaquil, 2012. Ponemos en n.17 su enlace-e.

[16]  Y el concepto de “límites de seguridad” suele ser muy discutible por la sencilla razón de que las autoridades públicas suelen acompasar tales “límites” a las condicionantes tecnológicas cuando no lo hacen directamente a las necesidades industriales.

[17]  http://repositorio.ug.edu.ec/bitstream/redug/1683/1/Cuantificaci%C3%B3n%20de%20metales%20

pesados%20(Cadmio,%20cromo,%20n%C3%ADquel%20y%20plomo)%20en%20agua%20superficial,%20

sedimentos%20y%20organismos…%20Jim%C3%A9nez,%20David.pdf

 

 

Publicado en Uruguay. Qué hacer

Franja de Gaza:atrocidad cotidiana, desastre inminente

Publicada el 25/02/2016 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández.

Otra muestra del sesgo mediático y del genocidio cotidiano que la prensa occidentalista lleva a cabo a diario y casi sin saberlo

Tomemos un ejemplo, corto pero que entiendo resume una serie de rasgos del escamoteo informacional a que somos a diario sometidos.

En El País de Montevideo (24 febrero 2016), leemos en INTERNACIONAL el título apenas a una columna: “Israel teme que crisis en Gaza degenere”.

El lector desprevenido recibe una serie de mensajes o inoculaciones: que Israel siente temor, que existe alguna crisis, que lo que degenera pertenece a Gaza. Como para dirigir el cauce mental, tenemos una bajada o subtítulo inicial: “La dictadura de Hamas”. Ya hablaremos de “dictaduras”.

 

El texto propiamente dicho se abre: “Los servicios de inteligencia del ejército israelí advirtieron […]”. Tenemos aquí una entidad, el AMAN (por su sigla suponemos en inglès) que analiza, examina, advierte… una entidad ajena a la acción. Una suerte de Observatorio….

Prosigue el texto: “[…] que el grave deterioro de la economía en Gaza podría llevar a una crisis en la franja que afectará de manera directa a Israel.”

Hagamos primero un pequeño ajuste geográfico, porque tampoco ayuda la ignorancia. Gaza es la principal ciudad de un pequeñísimo territorio de unos 360 km2, que se denomina Franja de Gaza, que tiene varias poblaciones, la principal, Gaza y otras: Rafah, Deir Balah, Han Yunis, etcétera. Donde esta nota dice “Gaza” quiere decir “Franja de Gaza”, igual que en el título.

Volvamos al contenido: no hay un grave deterioro de la economía de la FdG como producto natural, como decisión de los dioses o como resultado de su dirección musulmana (Hamas). “El grave deterioro” ha sido ocasionado por sucesivas invasiones israelíes a la FdG (2006, 2008, 2012, 2014), cada una más grave y atroz que la anterior, con cientos habitantes matados en 2006 y miles en 2014. Y sobre todo, por la política de Israel de mantener un férreo bloqueo por aire (han bombardeado e inutilizado el aeropuerto en la FdG construido por españoles), por mar (han bombardeado e inutilizado el puerto y hostigan a diario incluso, las barcas de pescadores) y por tierra (controlan militarmente los pasos del norte y el este y han logrado el apoyo de la dictadura militar egipcia de Al-Sisi para cerrar el torniquete al sur).

El ejército de Israel ha destruido toda la infraestructura y sus servicios de inteligencia deberían saberlo: hospitales, usinas de limpieza de aguas cloacales y servidas, escuelas y centros de enseñanza, incluidos los de la ONU, establecimientos de potabilización del agua, plantas de energía eléctrica, talleres de todo orden, centros recreativos, fábricas de envasado, plantas de procesamiento de alimentos, todos los cultivos. Miles de viviendas destruidas, junto a calzadas, plazas, calles.

Y el detalle: Israel ha impedido toda reconstrucción. Al 99,9%. Se sabe, por ejemplo, que autorizaron la reconstrucción de una vivienda o un edificio solicitado por la ONU…

Si reparamos en el cuadro real de situación, la frasecilla que la crisis “afectará de manera directa a Israel” nos obliga a preguntar qué idioma tendríamos que usar para siquiera mencionar cuan directamente afecta la crisis a la FdG.

Contrario sensu, no podemos sino evaluar como éticamente repugnante mencionar la afectación a Israel de una acción hecha por Israel para afectar una porción del territorio palestino que ha sido renuente a su colonización.

A la destrucción que someramente hemos señalado hay que agregar algunos detalles que algunos “bichos raros” vemos como agravantes: Israel ha procedido a “canalizar” por hondonadas naturales, detritus industriales o domésticos para que vayan a contaminar el Mediterráneo vía la FdG. Es como un plus de atención… los pasos para cruzar de un territorio a otro, porque lo que queda de Palestina está segmentado y parcelado, permitiendo que cualquier equipo de guardia cierre los portones cuando se les ocurre (“por orden superior”, suele ser la excusa de un sistema de arbitrariedad fina y cruelmente calibrado) impidiendo que un hijo se reúna con sus padres o vaya a la escuela, que un campesino al que se le aisló de su pedazo de tierra mediante el Muro no pueda regar sus plantas, que un enfermo se acerque a un centro médico, que dos amigas se vean…

Mekorot, la OSE israelí, ha realizado un hallazgo extraordinario y peculiar para la especie humana: ha establecido para los humanos israelíes un volumen de agua (casi 200 litros diarios) seis veces mayor que el que considera necesita un homo sapiens sapiens palestino. Un verdadero aporte a la biología humana…

Para evitar desequilibrios en dicha materia, el ejército de ocupación derriba y amenaza con cárcel al palestino que intenta hacer pequeñas albercas para recoger la escasísima agua de lluvia.

La nota prosigue detallando la reunión de autoridades israelíes, sobre todo de la seguridad.

No tenemos que extrañarnos que una crisis en ciernes sea abordada por militares sionistas y no por civiles. Por algo se ha discutido si Israel es una sociedad que tiene su ejército o es un ejército que ha ido construyendo su estado… Históricamente es esto último, como es habitual en todo caso de sociedades de origen colonial. Mal que nos pese a quienes procedemos de estados con tal origen. “El ejército nació con la patria”  o “La patria nació con el ejército”…

Estos jerarcas, reunidos, verifican el transcurso de los astros: “El jefe de la inteligencia militar dijo que la situación en Gaza se deteriora y que el informe de la ONU pronostica una catástrofe.”

Gaza, es decir, la Franja de Gaza, es decir sus sufridos habitantes, sobrevivientes en el campo de concentración de mayor tamaño hoy vigente[1] SE deteriora… Como si se tratara de una carcoma, un cáncer, un mal interior. Cuando se trata de una politica de cerco, hostigamiento, hambreamiento, asesinatos constantes, estrangulamiento de todo orden… SE deteriora… como si no existieran las fuerzas que están provocando la crisis, la desnutrición, la locura infantil.[2]

Pero la nota y su escriba persisten en la descripción de desastres como si se tratara de fuerzas de la naturaleza. Nada político. Todo fatal. “Documento de la ONU publicado en 2015 que advierte que Gaza será un lugar inhabitable en 2020 si no logra una recuperación económica inmediata.”

Conociendo la fría y sistemática política israelí contra ese territorio renuente a aceptar el hecho colonial del establecimiento del Estado de Israel mencionar, “una recuperación económica inmediata” es realmente un escarnio. Una bajeza.

Pero ya sabemos que Israel como toda entidad guiada por el chovinismo más radical (investido en este caso de fe judía) es absolutamente incapaz de ver al Otro. Por eso, el “informe” prosigue: Israel será el primero en sentirlo cuando las cosas exploten.”

En este caso, en lugar de insuficiencia geográfica, registramos una insuficiencia aritmética:  Israel será el segundo… adivine el paciente lector qué entidad será la primera en sentir, en estar sintiendo esta inconmensurable política de estrangulamiento.

La nota prosigue mencionando que Hamas, tan dictatorial según  el título, se esfuerza ahora por contener el lanzamiento de cohetes y otro tipo de agresiones contra Israel […]”, escamoteando que en casi todas las invasiones israelíes  a la FdG, Hamas procuró bajar la tensión y los sionistas se dedicaron a provocar y “justificar” así la invasión.[3]

Ya cerca del final, tal vez por aquello de que un periodista debe mostrar “todas las campanas” hay una somera mención a los 2200 muertos y los 11000 heridos y las decenas de miles de viviendas (hogares) destruidos en 2014. Omite, en cambio, informar que el Estado de Israel ha impedido el ingreso de los elementos más básicos para la reconstrucción de las viviendas (de las vidas perdidas ya nada), ni cemento, ni vidrio ni utensilios. La nota, de EFE, termina “informando” que 3 suicidios consumados y 4 frustrados en 10 días han puesto a “las autoridades en alerta”. No aclara si son autoridades judías o palestinas.

Pero suponemos que con estos últimos aportes, ya hemos consagrado nuestra buena conciencia, periodística, occidental y cristiana, o judía.

[1]  Puede haber de extensión mayor entre los mantenidos en EE.UU. contra la población aborigen; pero Gaza sigue siendo el más poblado del mundo conocido en la actualidad; casi un millón y medio de concentrados.

[2]  Los niños presentan una cantidad anormal de enuresis, desgano, intentos suicidas, todo altamente correlacionado con el terror sobre la población, por ejemplo, mediante el pasaje de aviones con velocidad del sonido, que no descargan bombas pero producen sonidos ensordecedores…

[3] Otros grupos de musulmanes han atacado esporádicamente a Israel, pero su importancia ha sido muy secundaria.

Publicado en Palestinos / israelíes

Frente Amplio: ¿traiciòn o desarrollo de la opciòn progresista?

Publicada el 23/02/2016 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández.

                                                                     El progreso es el opio de los pueblos. Anónimo del s XX

Asamblea Popular es un partido político surgido a partir de la separación por izquierda de algunas corrientes frenteamplistas, profundamente decepcionadas con la benevolencia hacia las transnacionales y la liga tan estrecha del Frente Amplio en el gobierno con EE.UU.

El órgano oficial del 26M –que es la columna vertebral de la AP−, La Juventud, en su editorial del 4/2/2016, refiriéndose a la fundación del FA, expresa: “en este 5 de febrero de aquel frente amplio ya no queda nada, después de 45 años ya nada queda en pie de aquella declaración constitutiva sino más bien todo lo contrario.”

Si pensamos lo que pasó hace 43 años, el 9 de febrero de 1973, nos vamos a dar cuenta que la voltereta no ha sido tan de 180o como entiende la AP porque ya entonces el FA tenía rasgos que lo acercaban mucho más a la derecha de lo que el o los editorialistas de La Juventud imaginan. Muy pocos frentistas salieron al cruce del “golpecito” a Bordaberry a cargo de militares y policías que estaban torturando siguiendo instrucciones de militares de EE.UU.[1]

Es cierto que nadie podía imaginar este neomenemismo rebrotado con el gobierno del FA. Pero las condiciones geopolíticas han cambiado rotundamente en estos 40 años y eso es lo que ha disparado las variantes más actuales entonces inimaginables, pero que son apenas variantes. El FA nunca fue la voz de los que no tienen voz, como algunos procuran imaginarlo.

Se trataba más bien de un cambio de elites  implícito  desde lo que se consideraba izquierda; entonces el PS, el PC y hasta el PDC más sectores disconformes de colorados y nacionales. Ante el marasmo del país.

Pero ¿cuándo se ha presentado una élite como tal tratando de tomar la posta o sustituir a otra? No existe élite que se presente a sí misma como tal. Todas las élites hablan en nombre del pueblo llano, del proletariado, del pueblo en general, de todo el pueblo, según los casos.

El FA no fue excepción; apenas en algún fraseo se puede traslucir el verdadero rol de quienes se ofrecían como alternativa. P. ej.,  la declaración constitutiva del 5/2/1971 cierra con una aclaración de que sus fines no se limitarán a la contienda electoral puesto que constituirán acciones políticas “que restituyan a la ciudadanía la disposición de su destino”.

La formulación destaca una sensación de pérdida que no es la propia del pueblo llano, de “los pobres del campo”, del proletariado, jamás dueño de su destino; intentos de restitución pueden soñar quienes han visto menguados sus derechos y/o sus posibilidades.

 

La crisis de la segunda mitad del siglo XX sobreviene cuando los saldos favorables acumulados por la condición proveedora de Uruguay a contendientes en guerra (siempre del mismo bando, lo cual revela la condición dependiente y satelitaria del país) se esfuman.

Lo acumulado durante la 2GM y la Guerra de Corea, dilapidados por una oligarquía tradicional y bon vivant,[2] se agota muy pronto, en la segunda mitad de los ’50. En 1956 se procura atender este agotamiento inminente mediante un decreto para evitar que el peso uruguayo, durante décadas “a la par” del dólar,  empiece a despegarse, despeñándose. Se elaboran varios dólares; a 1,52 para importar papel de diario, a 2,10 para importar artículos de primera necesidad (yerba, por ejemplo), a 3 pesos para importaciones de todo lo demás. Pero el dólar de mercado ya había pasado entonces los 4 pesos. Seguirá el despeñadero y la sangría, con el dólar a miles de pesos uruguayos.

En 1957 se produce la paralización de las importaciones; el tesorero rascaba el  fondo para buscar los últimos dólares.

Toda la década del ’60 será de lucha y rebelión contra el cada vez más palpable deterioro. “Deterioro de los términos del intercambio” como apostrofaban los cepalinos, pero se trataba de un deterioro mucho más endógeno: el país había vivido por encima de sus verdaderas dimensiones porque el batllismo había construido su deslumbrante utopía en la ciudad-escaparate que miraba a Europa; Montevideo, y pocos puntos más de la geografía de la república, como la costa sureste del país, por ejemplo.

El batllismo no hizo por sí solo esa utopía aunque más tarde cosechó todos sus frutos. En realidad, la historia del ”paisito” presenta una curiosa, formidable, vitalidad  desde la segunda mitad del s XIX y hasta bien avanzado el s XX. Cuando Batlle y Ordóñez no había todavía iniciado sus vigorosas transformaciones en la primera década del s XX, o en todo caso simultáneamente con ellas, otros empujes habían caracterizado al Uruguay.

* Industriales alemanes e ingleses desarrollaron técnicas de conservación de carnes que ubicaron a Uruguay en la vanguardia en ese rubro (Liebig primero y Anglo después, al menos desde la década de los ’70 del s. XIX).

* Políticamente también, Uruguay fue constituyéndose en semillero de ideas nuevas entre países de origen colonial, como era todo el continente americano despojado a las naciones originarias. Uruguay fue asiento de fugitivos y refugiados de la Comuna de París de 1848, y otra vez de los derrotados de la de París de 1871. Otras tierras americanas, atlánticas (había solo acceso por barco), no eran tan proclives a recibir a tales “indeseables” y “subversivos”, por diversas razones (el rosismo en Argentina, el Imperio esclavista en Brasil, la colonia española en Cuba) con lo cual se facilitó ese papel acogedor de Montevideo, Uruguay.

El resultado fue que Uruguay terminó teniendo más ediciones en el s. XIX en francés… que en castellano.

*Uruguay también se destacó entonces en las letras; Florencio Sánchez, José Enrique Rodó, Roberto de las Carreras  y no sólo varones;  fue tal vez más significativo el destaque femenino, especialmente en la poesía; Delmira Agustini, María Eugenia Vaz Ferreira, Juana de Ibarbourou. Para nombrar a los y las más célebres.

Rodó, precisamente, colorado y antibatllista, impregnará  buena parte de la América al sur del río Bravo con su arielismo, toda una configuración antiimperialista, de rechazo, bien que aristocrático, al pragmatismo galopante norteamericano. Sánchez y de las Carreras, anarquistas; el batllismo inicial tuvo escasa cosecha entre  intelectuales contemporáneos…

*Es el período asimismo de la floración de balnearios, en lo cual Uruguay fue también pionero americano:  La Paloma, Piriápolis y Punta del Este, empezaron a asomar en la última década del s.  XIX (aunque Punta del Este sea oficializado como pueblo en 1907 y La Paloma en 1939; Piriápolis, a diferencia de éstos, contará con una programación urbana inicial a cargo de su fundador, Francisco Piria, también ferviente antibatllista, y se irá construyendo a lo largo de esa última década del s. XIX y las primeras del s. XX. Su remate será inaugurar hacia 1930 el Argentino Hotel, el más grande de toda la América mal llamada Latina.

* Este somero recuento nos muestra la enorme vitalidad de la sociedad uruguaya de entonces. Es la que llevará al arquitecto italiano Mario Palanti −un Pelli o un Ott de la década del ’20−  a construir un Palacio Salvo en Montevideo mayor que un Palacio Barolo enfrente.

El Uruguay se fue modernizando desde una ubicación periférica pero privilegiada por su condición de proveedor de alimentos muy estimados en las metrópolis. Sus elencos de gobierno provenían de ganaderos en primer lugar y de intelectuales, absolutamente eurocéntricos.

Un esquema generacional y familiar que se repitió fue el de padres estancieros e hijos abogados. Lo que avanzado el s XX llamamos “oligarquía” se fue gestando con esos representantes.

El Uruguay  batllista desplazó el eje gravitacional decisivamente hacia Montevideo, enfrentando, mejor dicho manteniendo el enfrentamiento entre la capital y a “la campaña”. Batlle diseñó su “estado de bienestar” prescindiendo de lo rural, “concedido” al Partido Nacional; ése fue el divorcio con el cual se creyó superar o al menos evitar la violencia facciosa en el desgarrado país.

Se logró una pacificación que se fue adentrando en las venas sociales del Uruguay. Pero  si de algo no se puede hablar es de estado de bienestar, tratándose de la capital y poco más. En rigor, sería más adecuado y honrado asumir la duplicidad estructural del país: capital de  bienestar, de “avanzada” del mundo occidental, por un lado  y por el otro, “la campaña”, el interior alojando “pueblos de ratas”, significativa denominación montevideana para el lugar al cual la oligarquía rural, vacuna, estanciera (más tarde también lanar) condenaba al pobrerío rural a sobrevivir y vegetar. Los “rancheríos”  –otra denominación para la misma, lastimosa realidad− estaban poblados por abuelas y niños porque la generación económicamente activa (la franja 20-60) estaba conchabada; en la servidumbre, las mujeres; en las tareas “del campo” los varones (alambradores, tropeadores, cocheros, esquiladores, etcétera).

 

El Uruguay fue viendo crecer, sobre todo desde Montevideo, nuevas capas intelectuales y técnicas que sobrepasaban con mucho la vieja intelectualidad constituida por abogados y sacerdotes  (estos últimos en Uruguay, de no muy fuerte relevancia).

La Universidad, fundada en 1849 (durante un siglo largo, el único centro de educación superior del Uruguay) fue generando médicos, ingenieros, contadores, maestros, literatos, filósofos, arquitectos, químicos, agrimensores, agrónomos, crecientemente divorciados de los canales del ascenso socioprofesional tradicional.

Es de esas nuevas capas intelectuales que irá surgiendo lo que constituyó la dirección del Frente Amplio.

Por eso el chiste de los convulsionados ’60 era el comentario del arquitecto montevideano: −“En casa todos votamos al FIDEL, salvo la sirvienta, que vota a Chico-tazo.”

Esas capas medias intelectuales,  que tendrán expresión periodística e ideológica en el caso de las más politizadas en Marcha (1939),  se verán gratamente “proletarizadas” por la actividad del Partido Comunista. El PC logra, mediante su pasión repetidora de la URSS gracias a la percepción, tan real, de la expansión del “campo socialista”, ir adueñándose del movimiento sindical, inicialmente forjado por anarcosindicalistas. A mediados del s XX, el movimiento sindical está casi todo bajo la influencia de una dirigencia “moscovita”.  Y aunque los trabajadores de las diversas ramas de producción no le son políticamente afines, sindicalmente, sí, “los camaradas” funcionan como referentes de las capas obreras. Cuando esa dirección sindical pase a integrar el FA, éste perderá el perfil pequeñoburgués que lo caracterizaba y podrá empezar a proclamar que representan “el pueblo”, o a reivindicar al “pueblo como protagonista” (decl. 5/2/1971). Pero basta leer la constitución del agrupamiento para darse cuenta del peso de la nueva intelectualidad respecto del Uruguay estanciero, blanquicolorado y del mismo proletariado urbano.

La Declaración Constitutiva enumera cristianos, blancos, marxistas, colorados, “trabajadores,    estudiantes,   docentes,   sacerdotes   y   pastores,    pequeños   y   medianos productores, industriales y comerciantes, civiles y militares, intelectuales y artistas, en una palabra, a todos los representantes del  trabajo y la cultura” y así expresa el peso de las nuevas capas intelectuales.

En rigor, el reclamo del FA, así como el de los tupamaros (aunque por otra vía, no electoral sino mediante la repetición de la secuencia cubana) era el de sustituir una oligarquía caduca, corrompida, por una nueva, limpia, al servicio del pueblo. El de sustituir a los egresados universitarios que proclamaban, con Jorge Batlle, su rendida admiración hacia EE.UU. por egresados genéricamente socialistas. Como dijimos, un cambio de elites.

El guiso se pegará  cuando la opción socialista desaparezca (o casi) del orbe junto con el s. XX. ¿Dónde se recuesta la dirección, la presunta vanguardia, la nueva oligarquía en ciernes ya sin el amparo, ni siquiera la visión utópica (la tópica en harapos) de un mundo nuevo?
El batllismo, luego de su comienzo con el siglo XX inspirado en Suiza –una suerte de gesta de un estado ideal que iba a abolir el presidencialismo y su raigambre, el caudillismo  (todo ello diseñado por un caudillo indubitable, el presidente José Batlle y Ordóñez, hijo de otro presidente, Lorenzo Batlle)− había empezado a rendir su pleitesía a EE.UU. en plena década de los ’20, forjando un curioso, o penoso anticolonialismo, un antiimperialismo,  referido a lo british, no a “la democracia norteamericana”.[3]

Tendrán que ser los jóvenes nacionalistas demócrata-sociales, como Carlos Quijano, quienes mantendrán la antorcha antiimperialista más veraz en alto en el país en ese mismo tiempo (1928).

Por eso, cuando surge el Frente Amplio, enfrentando a los partidos “tradicionales”, apegados y dependientes a EE.UU. (con diferencias de intensidad), el FA enfrentará al imperialismo estadounidense. Tenía un mundo a la izquierda y a él se referenciaba.

Sin embargo, con la llegada al gobierno la metamorfosis fue rápida y aparentemente incruenta; las adhesiones de los votantes no cedieron… al menos en los primeros pasos.

* El FA se negó a participar de la inauguración de la primera planta de celulosa que el gran capital transnacional implantara en Uruguay, Fray Bentos. Jorge Batlle corrió con los “gastos políticos” de la ocasión. Apenas ganada la elección por el FA, el gobierno flamante se apresuró a reconocer acuerdos no ya con la primera papelera llegada al país sino con las dos primeras…

* El FA había votado en los recintos legislativos contra la participación del país, de sus militares en la MINUSTAH que había pergeñado EE.UU. para retener el control de Haití; lo consideraba una medida imperial y de vasallaje para con los haitianos; una vez en el gobierno, en la primera votación legislativa sobre el mismo tema, más rápido que corriendo, legitimó la MINUSTAH; ahora se trataba de una espléndida medida de apoyo a Haití, no ya a EE.UU…. o tal vez a los militares uruguayos…

* el ingreso arrasador de la agroindustria termina de arrumbar la idea de “Uruguay natural”, o mejor dicho, confirma el significado táctico de dicha consigna. El problema es la contaminación ingobernable que semejante política desencadena.

Estos cambios tan repentinos como penosos –resistidos por lo que considero de más valía dentro del FA− nos permiten, nos obligan a hablar de un neomenemismo. Pero con sus inflexiones propias, que marcan su origen. No tiene esos rasgos de identificación con el neoconservadurismo más rampante, como podría ser el de  gobiernos tipo Piñera o Macri.

La raíz de izquierda no se pierde totalmente, se la puede rastrear con medidas populistas, de

inclusión, semejantes a las que el peronismo ha ejercido a menudo en Argentina; reconocimiento de consejos de salarios y de ajustes salariales periódicos, atención a la situación de emigrados retornantes, combate a los trabajos “en negro”, aumento del nivel de vida de amplios sectores; ampliación  de ingresos en blanco; saneamiento del régimen jubilatorio.

Con respecto a la experiencia K, hoy en total entredicho en Argentina, la diferencia es geopolí-tica; mientras que el peronismo K, por sus propias ínfulas como potencia, ha creado con su política de inclusión y medidas populistas una opción que difiere al menos en acentos de los dictados impe-riales (lucha contra los fondos buitres, que ha tenido acogida hasta dentro de la ONU; autonomía en política exterior que ha llevado a una relación directa de Argentina con Irán para espanto de la hiperderecha estadounidense y del sionismo), en el caso nuestro, con un país con mucha menos relevancia material, el seguidismo hacia los poderes imperiales es mucho más marcado.

Tendrá que ser el ocasional o transitorio socialista (1983-1998) Tabaré Vázquez el que cierre el círculo y retorne a las buenas migas con “el amigo american[o]”. Nada de qué extrañarse de quien al retorno de una capacitación en Israel, indudablemente identificado con dicho estado, propuso una alianza uruguayo-israelí que presentaba como el camino para Uruguay-potencia-nuclear. La enorme, insondable tragedia de Fukushima trajo al menos una inesperada consecuencia: el parlamento oriental rechazó dicho proyecto de nuclearización.

Aquella identificación con EE.UU y por consiguiente con la aceptación tácita de su política imperial (que es asesina y destruye países, como lo venimos viendo a lo largo del s XXI con Afganistán, Irak, Liberia, Somalía, Libia, Palestina, Haití… ) se ve hasta en nuestra vida cotidiana       –claro que esto no surge con los gobiernos del FA−, vida cotidiana marcada por diversas expresiones del american way of life; presencia del dólar, éxito de las cadenas de comida-basura con enorme status social (en EE.UU. es más bien comida “plebeya”), coca-cola, cine made in USA ocupando el 99% de las pantallas y por lo tanto de nuestras mentes, anglificación de nuestra lengua incluso cotidiana; todo sale, aunque no sepamos qué entra.

Tal vez la expresión más acabada de la mímesis del Uruguay actual con EE.UU. sea el restaurante de la City (exCiudad Vieja) 1792, así designado en referencia al año de la fundación de la Bolsa de Valores de EE.UU.

El Frente Amplio repite la geopolítica del ciclo batllista.

La pregunta es qué puede pasar, no ya durante las buenas coyunturas, aquellas que le dieron al batllismo tanta capacidad de realización y que han hecho a su vez vivible y con expectativas crecientes el ciclo de la primera década del siglo XXI con el Frente Amplio, sino, qué puede pasar con épocas de “vacas flacas”, con un modelo de país puesto al servicio de la gran red cleptocorporocrática global, como bien define Gustavo Salle la estructura de poder mundializado hoy vigente. Una estructura que se preserva a despecho de toda sociedad o economía local, de toda población periférica.

La crisis de “la gobernanza batlllista”−usando la neohabla que no renueva sino lo irrelevante para dejar la red de poder como está−, significó un torbellino para el país con un sueño guerrillero que devino pesadilla y una izquierda no guerrillera cuyas falencias hemos procurado reseñar.

 

¿Cómo enfrentar nuestro presente?

La globocolonización se lleva la fertilidad natural de nuestro suelo y nos deja agua podrida. ¿Podremos convivir con esta miseria biológica creciente, eso sí muy bien fundamentada por los titulares de la biotech –hasta hablan de “agricultura inteligente”−, o nos aguarda resistir una pérdida de calidad de vida cada vez más marcada?

Entiendo que esta última opción se nos está presentando, a pasos agigantados, y no sólo al Uruguay,  más bien al planeta entero…

Y pienso que los versos de Leo Masliah nos señalan la realidad mejor que un documental…

Agua podrida pescado buseca / Agua podrida tapada de mugre.

…

Agua podrida con gasas al lado. / Agua podrida con gente al costado.

…

Agua podrida cuajada, cortada. / Agua podrida habitada poblada.

[1] Entiendo que no es petulancia decir que un ensayo mío, escrito en agosto de 1973 (durante la huelga general  contra el segundo tiempo del golpe de estado), que presenté con seudónimo en lo que resultó ser el último concurso de ensayos del semanario Marcha, se titulaba, “Izquierda, ¿baluarte de la derecha?”.  Por un jurado supe, años después, que llegó a semifinales e incluso por qué y quién fue el miembro del jurado que lo vetó; una figura señera de la izquierda, conspicuo integrante de la más bien exclusiva República de los Doctores. I¿bD? examinaba los afanes de integrantes del PCU por avenirse con militares golpistas y otros abordajes de ”izquierda”, hacia el COSENA, p.ej.

[2] Tal vez el ejemplo más contundente de esa irresponsabilidad que reveló la ineptitud radical de la oligarquía de entonces fue la “ley de autos baratos” mediante la cual el personal político y aventajados ciudadanos podían comprar un último modelo en EE.UU.; Buicks, Cadillacs, Studebakers de porte enorme, máquinas insaciables de nafta. Que tuvieron corta vida en el país, carente de una buena red de calzadas, rurales o urbanas. Con la crisis, no hubo tiempo ni tino para  mejorar pavimentos ni volver a importar “colas chatas”; sus amantes más tenaces lograron preservar algu-nos ejemplares, que se veían en Montevideo cuando habían desaparecido de todo el mundo (salvo de La Habana).
[3]  En Argentina es muy claro: todo anticolonialismo o antiimperialismo que se limite a Gran Bretaña y no visualice a EE.UU., por ejemplo, es de derecha.

Publicado en Uruguay. Qué hacer

Navegación de entradas

Entradas anteriores
Entradas siguientes

Entradas recientes

  • El desprecio de la vida (que no es «la nuestra» y por tanto no es humana)
  • La población humana del planeta: ¿1000 o 1500 millones u 8000 millones?
  • La gravedad del momento actual
  • Proyecto en Uruguay Arazatí: ¿descartado o redivivo?
  • La decisión judeosionista de exterminio de la sociedad palestina
  • El silencio del gobierno de Uruguay ante Gaza o ante Israel
  • (sin título)
  • Panorama… planetario y foco en Gaza
  • Palestinos                                                                                                                   25 05 06
  • BASURA NUESTRA DE CADA DÍA
  • URUGUAY: DESTINO DE PAÍS
  • EE.UU. e Israel: una cuestión de élites
  • No other land: ¿Hay que ser judío para criticar a Israel?
  • ¿REFRENDAR O NO REFRENDAR? (That’s the Question)
  • GENOCIDIO AL DESNUDO Y A LA VISTA DEL PÚBLICO
  • Contaminación omnipresente: un límite planetario olvidado
  • Aplicando el sagrado principio de desigualdad ante la ley
  • ¡La bolsa o la vida!
  • ¿QUIÉN DECIDE ACERCA DEL AGUA EN NUESTRO PAÍS?
  • Israel ataca pero declara defenderse
  • Democracia y simulacros
  • CONTAMINACIÓN: ¿RASGO PRINCIPAL DE NUESTRA CIVILIZACIÓN?
  • Vicisitudes del pensamiento crítico en Uruguay
  • Sionismo al desnudo
  • Nazismo y sionismo: un poco de historia

Archivos

  • agosto 2025 (3)
  • julio 2025 (2)
  • junio 2025 (3)
  • mayo 2025 (1)
  • abril 2025 (3)
  • marzo 2025 (2)
  • febrero 2025 (2)
  • enero 2025 (5)
  • diciembre 2024 (5)
  • agosto 2024 (2)
  • julio 2024 (2)
  • junio 2024 (3)
  • marzo 2024 (1)
  • febrero 2024 (3)
  • enero 2024 (2)
  • diciembre 2023 (2)
  • noviembre 2023 (5)
  • octubre 2023 (1)
  • septiembre 2023 (2)
  • agosto 2023 (5)
  • julio 2023 (10)
  • abril 2023 (4)
  • febrero 2023 (7)
  • diciembre 2022 (3)
  • noviembre 2022 (3)
  • octubre 2022 (2)
  • septiembre 2022 (4)
  • agosto 2022 (2)
  • julio 2022 (3)
  • junio 2022 (6)
  • mayo 2022 (3)
  • marzo 2022 (2)
  • enero 2022 (1)
  • noviembre 2021 (3)
  • octubre 2021 (2)
  • septiembre 2021 (1)
  • agosto 2021 (3)
  • julio 2021 (1)
  • junio 2021 (5)
  • mayo 2021 (1)
  • abril 2021 (1)
  • diciembre 2020 (1)
  • agosto 2020 (2)
  • julio 2020 (3)
  • junio 2020 (2)
  • mayo 2020 (3)
  • abril 2020 (2)
  • febrero 2020 (5)
  • enero 2020 (1)
  • diciembre 2019 (4)
  • noviembre 2019 (1)
  • octubre 2019 (2)
  • agosto 2019 (3)
  • julio 2019 (2)
  • junio 2019 (3)
  • mayo 2019 (1)
  • abril 2019 (2)
  • marzo 2019 (3)
  • febrero 2019 (2)
  • enero 2019 (1)
  • diciembre 2018 (3)
  • noviembre 2018 (5)
  • octubre 2018 (2)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (4)
  • julio 2018 (2)
  • junio 2018 (4)
  • mayo 2018 (1)
  • abril 2018 (2)
  • marzo 2018 (3)
  • febrero 2018 (1)
  • enero 2018 (2)
  • diciembre 2017 (5)
  • noviembre 2017 (2)
  • octubre 2017 (5)
  • septiembre 2017 (4)
  • julio 2017 (1)
  • junio 2017 (2)
  • abril 2017 (3)
  • marzo 2017 (2)
  • febrero 2017 (3)
  • enero 2017 (1)
  • diciembre 2016 (2)
  • noviembre 2016 (2)
  • octubre 2016 (2)
  • septiembre 2016 (4)
  • julio 2016 (2)
  • abril 2016 (1)
  • marzo 2016 (2)
  • febrero 2016 (3)
  • enero 2016 (3)
  • diciembre 2015 (2)
  • noviembre 2015 (1)
  • octubre 2015 (1)
  • septiembre 2015 (1)
  • agosto 2015 (3)
  • julio 2015 (1)
  • abril 2015 (1)
  • febrero 2015 (1)
  • diciembre 2014 (1)
  • noviembre 2014 (1)
  • agosto 2014 (1)
  • julio 2014 (1)
  • junio 2014 (1)
  • mayo 2014 (4)
  • abril 2014 (1)
  • marzo 2014 (3)
  • enero 2014 (1)
  • diciembre 2013 (1)
  • noviembre 2013 (1)
  • octubre 2013 (2)

Ultimos comentarios

  • Imagen: la clave teledirigida del poder actual – CUARTA POSICIÓN en Imagen: la clave teledirigida del poder actual
  • Nuestro insensible camino hacia un totalitarismo | Revista SIC - Centro Gumilla en Nuestro insensible camino hacia un totalitarismo

Etiquetas

Agatha Christie amortalidad de los humanos Antidefamation League artilugios tecnológicos biowarfare catástrofe alimentaria colonialismo complejidad económica confinamiento masivo Consejo de Derechos Humanos de ONU Covid-19 ecología EE.UU. el sionismo Estados Unidos Federación Rusa Franja de Gaza guerreristas hambruna Ian Fleming Jonathan Greenblatt la Caída del Muro Luis E. Sabini Fernández matanza de palestinos matanzas selectivas menor calidad alimentaria momento histórico Naciones Unidas ombliguismo progresivamente invasivo OMS OTAN periodistas asesinados poblaciones tradicionales poder sionista poderío israelí Project for the New American Century Ray Kurzweil Roald Dahl Samuel Huntington sars-cov2 tecnoperfeccionamiento territorio ucraniano Uruguay Vladimir Putin Yuval Noah Harari

Meta

  • Registro
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.org
Funciona gracias a WordPress | Tema: micro, desarrollado por DevriX.