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Mes: agosto 2022

Uruguay. VACUNAS COVID: ¿CIENCIA O NEGOCIO?

Publicada el 25/08/2022 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

El estilo que hemos denominado de “rey sol”, del presidente de nuestro país, Luis Lacalle Pou, ha hecho otro round ante una resolución judicial  reciente, del juez Alejandro Recarey, disponiendo suspender la “vacunación” antiCovid19 para menores de 6 años.

En rigor, lo que hizo Recarey fue introducir en el tema de la vacunación contra el Covid19 los diversos resortes de información propios de toda actividad democrática; Recarey procuraba que se aplicara en Uruguay un  método democrático de investigación, verificación y crítica. Se basó para su resolución en la serie de investigaciones, de muy diversa procedencia, que registra daños biológicos asociados a estas vacunaciones.[1] Y con sensatez, aplicando lo que se llama en medicina preventiva y en ciencias ambientales, “principio precautorio”, se limitaba a una suspensión  para mejor observar el estado científico de la situación. Por eso, la acusación del Poder Ejecutivo de que ‘cuestionaba el rol de la ciencia’ es inicua.

En cuanto al contenido material de las inoculaciones, Recarey solicitó un informe antes de seguir inoculando en la ignorancia. O en la fe. Porque el poder político parece creer lo que los laboratorios han informado sobre las inoculaciones.[2] Aunque en rigor, frecuentemente los laboratorios borran la info que no los benefician; no practican ciencia sino celo comercial. Confundir al Big Pharma con la ciencia es conceptualmente penoso. Confundir incluso a un científico con la ciencia es también penoso: ¡cuántas veces un científico ha tenido que criticar una verdad oficial sostenida por otros científicos para acercarnos más seriamente a la verdad!

Nos parece temerario o excesiva confianza creer a pie juntillas las declaraciones empresarias.[3] Primero y principal, porque históricamente se conoce que muchísimas empresas falsean los contenidos reales y efectivos de sus declaraciones (al fisco, a la competencia, al público, etcétera): es buena parte de la historia de las comercializaciones.[4]

Pero además, porque varias investigaciones, con métodos rigurosos, han encontrado partículas y elementos no declarados en la composición de estas vacunas, y por último –tal vez lo principal–, porque diversas autoridades médicas en demasiado países  –como para conside-rarlo pura coincidencia– han encontrado una cantidad de reacciones y secuelas imprevistas tras las dosificaciones de vacunas (de distintos laboratorios) contra Covid19; como las que repasamos en n. 1, incluso desencadenando enfermedades autoinmunes y muertes súbitas.

«La actuación del juez constituyó una clara violación a la separación de poderes, invadiendo potestades sanitarias, a cargo del Poder Ejecutivo», remata un comunicado del Ministerio de Salud Pública (5 jul. 2022). No se entiende. ¿No son precisamente las interacciones entre los diversos poderes del estado lo que asegura el devenir democrático? El Poder Ejecutivo debería alegrarse al ver funcionar al Poder Judicial como instancia de control.

El mismo comunicado alega que “la vacuna no solo es eficaz, sino también segura, aprobada por el Ministerio de Salud Pública y por las principales agencias sanitarias del mundo». Una petición de principio, que intelectualmente avergüenza porque obligaría a un maestro como Carlos Vaz Ferreira tener que pedirle otro fundamento al ministro, que no se fundamente en sí mismo… para evitar, incluso que se note que andamos tan flojos de lógica. Nos tiene que explicar, más bien, cómo fue aprobada, siguiendo qué protocolos, ¿o sólo se confió en los informes dados por la suministradora de vacunas?

 

A las vueltas con la lógica

Acabamos de ver un penoso discurrir. Por lo visto es contagioso. Tres médicos argentinos expresaron su preocupación: a partir de sus prácticas médicas se preguntaron si no habían aumentado las muertes súbitas.[5] Pero tenemos el aporte de otro colega  (en el mismo sitio) que nos tranquiliza… Pablo Andrés Álvarez, también médico, nos aclara: “La miocarditis leve sí es un efecto secundario de las vacunas Covid19, y la miocarditis grave causa muerte súbita. En esa frase ya hay dos matices: es leve la miocarditis provocada por las vacunas y es grave la que causa muerte súbita.”

Lógica impecable la de Álvarez: si es leve la provoca la inocluación, si es grave la provoca, no sé qué. Así es fácil, ¿no? Como explicaba una Ley de Murphy: “Los problemas complejos, tienen soluciones erróneas sencillas y fáciles de entender.”

Por ejemplo, y para darle mayor seguridad a los inoculados, nos dice otra viróloga uruguaya: «La epidemia pasa a ser ahora un problema de los no vacunados y, dentro de los no vacunados, tenemos a los niños», explicó Pilar Moreno, investigadora del Instituto Pasteur de Montevideo.[6] Moreno no ha escuchado de inoculados con recaídas en Covid19. ¿En qué planeta vive?

Ya hemos visto ejemplos de criterios y actuación médica en Argentina y Uruguay. Veamos en Colombia. La Universidad Javeriana ilustra un cálculo probabilístico sobre lo que pueda pasar con el suministro de las vacunas de los laboratorios que en el país se han contratado: “es más probable que te caiga un rayo o que te ganes la lotería de Navidad a que hagas trombos por efecto de la vacuna.” [sic]

” […] en esta emergencia es que las farmacéuticas, especialmente Pfizer y Moderna, han exigido a los países la cláusula de indemnidad, una condición que exime de responsabilidad a las compañías farmacéuticas en caso de que haya efectos adversos de gravedad […]”.[7]

Es decir, que para este centro médico colombiano son muchísimo menos frecuentes complicaciones con estas inoculaciones que con el virus, por ejemplo.

Uruguay tiene estadísticas bien disímiles: durante el primer año (largo) de pandemia oficial, hasta marzo de 2021, en que comienzan las inoculaciones, Uruguay tuvo menos de 400 muertos oficiales por Covid19. Sin embargo, desde que se inicia la vacunación oficial en esa fecha, el primer año registra la friolera de 6000 muertes. Se conoció una causa de muerte coasociada a las inoculaciones: cuando quien va a recibir la inyección está incubando la enfermedad, estos vectores se refuerzan mutuamente y agravan el cuadro sanitario, que puede así llegar a ser mortal. Ese fenómeno se tradujo en una política restrictiva para inocular: no hacerlo hasta estar totalmente curado, abrir una ventana de por lo menos dos semanas.

Esa inesperada, anómala situación, fue precisamente otro de los elementos que amparó la petición del juez: el aumento de fallecimientos por Covid19 a partir de marzo de 2021 en relación al año anterior, en el que no se habían aplicado las dosis.[8]

Me voy a permitir citar in extenso al médico Medardo Ávila Vázquez, cofundador de la formidable Red de Pueblos Fumigados en Argentina:

“Las vacunas son las preferidas de la Big Pharma, sus consumidores son los sanos, muchos más numerosos que los enfermos que sólo en esa condición necesitan un medicamento. La historia está llena de dolorosas y trágicas experiencias. En la Argentina los médicos Héctor Abate y Miguel Tregnaghi fueron condenados por la muerte de 16 bebes de familias de bajos recursos vacunados en pruebas de un laboratorio que hoy es Pfizer.

”Las vacunas han generado una controversia mundial entre defensores y detractores sobre todo desde que la Big Pharma y Bill Gates lograron controlar los comités claves de la OMS y la FDA norteamericana. Un tufillo a negocios poco éticos rodea todo el tema, y una de las más preciadas herramientas de la medicina moderna es puesta en duda, muchísimas veces con razón, porque ha sido absolutamente prostituida. Los médicos, sobre todo los pediatras honestos (que somos la inmensa mayoría) necesitamos construir una Vacunología Crítica que pueda separar la paja del trigo en un campo muy revuelto.

”Vacunas maravillosas pararon la poliomielitis, la viruela y el tétanos. Otras mataron miles de personas. La tragedia reciente de SANOFI es esclarecedora y no queremos que se repita frente a las vacunas para coronavirus. La empresa de origen francés desarrolló una vacuna para el Dengue, la Dengvaxia°, que logró autorizaciones en EE.UU. y en la OMS de la mano del doctor Antony Fauci, el epidemiólogo jefe en el gabinete de Trump y uno de los más fuertes lobistas de la Big Pharma. Esa vacuna, cuya patente parece estar también a nombre del doctor Fauci, se aplicó en 600.000 filipinos entre 2016 y 2017; el problema fue que en la epidemia que sufrieron en 2018 y 2019 muchas de las personas previamente vacunadas desarrollaron la forma grave del Dengue, y recién cuando los niños muertos llegaron a 600 el derechista presidente filipino Rodrigo Duterte prohibió la vacuna.” [9] Ávila Vázquez ilustra dolorosamente el alcance a menudo trágico de anteponer el negocio a la salud.

Los informes respecto de las estafas criminales del Big Pharma abundan, aunque los medios de incomunicación de masas los ignoren. Naomi Wolf, médica, ejemplifica con el logro de arrancarle el secreto a material de análisis y estudio que Pfizer había prometido exponer al público tras por lo menos tres generaciones humanas: “[…] los 55.000 documentos internos de Pfizer que la FDA había pedido a un tribunal mantener en secreto durante 75 años. Por orden judicial, estos documentos fueron revelados a la fuerza. Los editores,[10] Daily Clout.io [han] abierto al público por decisión judicial esos secretos de Pfizer. El equipo que “traduce” tales documentos en “términos sencillos” está constituido por unos 3.000 médicos, enfermeras, bioestadísticos, clínicos de laboratorio e investigadores de fraude médico y científicos.

Parece que en nuestras latitudes, a diferencia de lo actuado en EE.UU. por Daily.Clout.io la ley o el  gobierno se empeñan en proteger a los laboratorios que expiden su producción, con cláusulas de confidencialidad y disposiciones de indemnidad…

Vivimos mundos paralelos. El gobierno de nuestro país así como el argentino y hemos visto algo del colombiano, se afanan por proteger los intereses del Big Pharma. Escuchemos lo que nos dice un médico estadounidense, Peter McCullough, y estamos recogiendo declaraciones relativamente recientes, noviembre 2021: “Los estadounidenses están muertos de miedo…. La gente está abandonando el trabajo, no porque quieran perder sus trabajos, ¡pero no quieren morir a causa de la vacuna!… Dicen: ‘Escucha, no quiero morir. Por eso, no me voy a poner la vacuna. . Es así de claro.” [11]

En Israel, hacia fines de 2021: “[…] un brote nosocomial de la enfermedad entre un grupo de individuos, 96.2% totalmente vacunados; catorce de los totalmente vacunados desarrollaron enfermedad severa o murieron, mientras que los únicos dos pacientes no vacunados sólo tuvieron síntomas leves.” [12]

”No se ha cumplido la expectativa de que en poblaciones con altas tasas de vacunación fuesen a reducirse los contagios de la enfermedad.” El tema de contraer Covid19 aun estando vacunado se acrecienta.

Veamos una nota reciente en La Prensa de Buenos Aires:[13]  “El negacionismo se ha convertido en uno de los signos de estos tiempos, en especial entre médicos e investigadores que pretenden ignorar por completo, o hacerse los distraídos, ante fenómenos que ponen en entredicho el discurso que la mayoría de ellos ha repetido en los últimos casi tres años.

”Un ejemplo de esto son los casos bien documentados de personas que presentan síntomas de ‘covid largo’ sin siquiera haber contraído la enfermedad.

”Lo que es imposible de soslayar es que estos cuadros se presentan en aquellos que se han vacunado contra el Covid19. El hecho de que ‘muchos médicos e investigadores evitan cuidadosamente hablar de esta cuestión’ fue reconocido hasta por la revista Science en enero último, según lo hace notar la doctora Yuhong Dong, en un artículo que titula «¿Por qué se parecen tanto el covid largo y las lesiones por vacunas?”

Aunque los datos, objetivos, sobre la poca “limpieza” en “los efectos maravillosos de las vacunas” se acumulan sospechosa y peligrosamente, tenemos siempre la versión optimista del gran triunfo sobre el Covid19 que nos prodiga Bill Gates, quien opina como primus inter pares en la OMS aunque no es ni médico ni infectólogo, ni enfermero, ni biólogo, ni microbiólogo. Sencillamente por su condición de mecenas, un título, llamémosle nobiliario medieval…

 

Volvamos al paisito. Y al esforzado capítulo que procuró atender el juez Recarey.

Pidió estudios que demuestren la «inocuidad» de «la sustancia llamada ARN mensajero», y a su vez que se revelen los términos de los contratos firmados entre el gobierno y Pfizer para comprobar si contienen cláusulas «de indemnidad civil o impunidad penal de los proveedores» respecto a eventuales efectos adversos.

Este otro recaudo del juez  en términos puramente democráticos y de funcionamiento no requiere explicación alguna; es una potestad del poder judicial ante otro poder estatal. Pero se puede complementar o reforzar la demanda en que se sabe que laboratorios transnacionales como Pfizer han exigido firmar contratos secretos para su propia preservación ante eventuales reclamos por secuelas inesperadas de las vacunaciones, dejando toda responsabilidad penal a cargo del estado anfitrión.

Los requisitos y pedidos del juez pudieron ser un magnífico ejemplo de democracia funcionando. Pero el PE consideró que se trataba de planteos deleznables y anticientíficos. Y perdimos una oportunidad de ejercer instancias verdaderamente democráticas.

Como las que se necesitan, por ejemplo, para abordar la lucha contra el narcotráfico y evitar las complacencias y las complicidades.

¿Estuvimos ante una demasía judicial o estamos ante una demasía del Ejecutivo?

 

[1]  https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/safety/adverse-events.html:

“La anafilaxia posterior a la vacunación contra el Covid19 es muy poco frecuente, y el índice de casos es de aproximadamente 5 por cada millón de dosis administradas.[…]

”El síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS, por sus siglas en inglés) posterior a la vacunación contra el Covid19 con J&J/Janssen es poco frecuente, con aproximadamente 4 casos por cada millón de dosis administradas.[…]

”El síndrome de Guillain-Barré (SGB) en personas que recibieron la vacuna contra el Covid19 J&J/Janssen es poco frecuente. El SGB es un trastorno poco frecuente [¡hay que insistir en la baja frecuencia!] en el cual el propio sistema inmunitario de la persona daña las neuronas y causa debilidad muscular y a veces parálisis. Se han notificado casos de SGB principalmente en hombres de 50 años de edad o más […]

”Miocarditis y pericarditis: los casos de miocarditis y pericarditis después de la vacunación contra el Covid19 son poco frecuentes. La mayoría de los casos notificados fueron después de recibir las vacunas contra el Covid19 de Pfizer-BioNTech o Moderna (vacunas de ARNm), particularmente en varones adolescentes y adultos jóvenes.

”De 12 a 15 años (70.7 casos por cada millón de dosis de Pfizer-BioNTech)

”De 16 a 17 años (105.9 casos por cada millón de dosis de Pfizer-BioNTech)

”De 18 a 24 años (52.4 y 56.3 casos por cada millón de dosis de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, respectivamente).[…]

”Los informes de muertes después de la vacunación contra el COVID-19 son poco frecuentes. La FDA exige a los proveedores de atención médica que notifiquen al VAERS cualquier fallecimiento posterior a la vacunación contra el Covid19, incluso si no se sabe con certeza si se debió a la vacuna. […] para 606 millones de vacunaciones, se registran 15930 muertes.” Hasta aquí, la información médica claramente inclinada a aprobar los pasos dados por la medicina oficial y el BigPharma.

Mi observación: casi tres muertes cada diez mil vacunaciones. Entiendo que no son cifras desechables. Son más altas que con alteraciones y reacciones, y aquí se trata de muertes. Pero además, el CDC que presenta este informe dice que de las 15930 muertes, «se identifican 9 muertes con una relación de causalidad con la vacuna.” ¿Tenemos que entender que hay 15921 muertes que NO tienen que ver con la vacuna? ¿Con qué tienen que ver, ¿mera simultaneidad?

[2]   https://www.cronista.com/informacion-gral/alerta-covid-las-vacunas-de-pfizer-moderna-y-astrazeneca-que-se-aplican-en-argentina-aceleran-la-aparicion-de-nuevos-efectos-secundarios/Recibidos

[3]  Siguiendo la teoría de María Julia Alsogaray, ministra argentina menemista que defendía la calidad moral de las declaraciones empresarias que tomaba por verdaderas. En rigor, no se trataba ni siquiera de credulidad; era complicidad pura y simple con los intereses empresarios. Si era puramente ideológica o le reportaba un beneficio material lo dejamos al margen.

[4]  Véase n. 4 de mi artículo “Uruguay al galope hacia el pasado: la restauración de la monarquía absoluta”.

[5]   https://www.lanueva.com/nota/2022-6-12-6-30-56-las-vacunas-contra-el-covid-pueden-causar-muerte-subita-la-opinion-de-3-especialistas-bahienses. Los cardiólogos en cuestión: Nadia Budassi, Rubén Rodríguez Vidal y Walter Zukerman.

[6]   https://www.elpais.com.uy/informacion/salud/pilar-moreno-epidemia-pasa-problema-vacunados-ahi-ninos.html.

[7]  https://saludconlupa.com/comprueba/vacunas-covid-19-las-razones-que-exoneran-a-las-farmaceuticas-de-pagar-indemnizaciones/.

[8]  https://www.telesurtv.net/news/uruguay-justicia-exige-gobierno-acuerdos-pfizer-20220704-0028.html.

[9]  https://www.elcohetealaluna.com/vacuna-para-coronavirus/, 19 jul. 2020.

[10] https://mail.google.com/mail/u/0/?pli=1#inbox/FMfcgzGpGTGCFttHkQcQKlpdJVwMDKlh

[11]  Mike Whitney,  https://www.unz.com/mwhitney/lethal-injection-frontline-e-r-doctor-gives-chilling-account-of-unusual-vaccine-induced-illness/20 de noviembre de 2021.

[12]  Günter Kampf,  eXtramuros, Montevideo, 7/12/21.

[13]  Agustina Sucri, https://infoposta.com.ar/notas/12599/covid-largo-sin-haber-padecido-covid-el-tema-del-que-evitan-hablar-investigadores-y-m%C3%A9dicos/.

Publicado en Ciencia, Medios de incomunicación de masas, Poder mundializado, Salud. Y enfermedad, Uruguay

URUGUAY AL GALOPE HACIA EL PASADO: la restauración de la monarquía absoluta

Publicada el 20/08/2022 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Sabemos que la caracterización principal de un estado absolutista es que quienes ejercen su gobierno no rinden cuenta ante nadie o si se quiere sólo a sí mismos, con la almohada.

La definición proverbial es la de ”El estado soy yo”, atribuida a Luis XIV, en Francia a mediados del s. XVII.

Veamos otra, opuesta a semejante estilo y noción de gobierno:

“El presidente [de EE.UU.] tenía facultades para firmar tratados pero sólo si lo apoyaba una mayoría de los dos tercios del Senado”. [1]

Para intentar entender adónde vamos, políticamente, entendemos necesario captar de dónde venimos. Porque la historia nos lo explica, no totalmente, sí sustancialmente.

El confederalismo artiguista marcó una opción que los principales poderes locales de entonces, Río de Janeiro y Buenos Aires, no sólo no aceptaron sino que tenían horror ante él. Tampoco estaba en los planes geopolíticos del British Empire, que había hecho mucho para descomponer al español  (y vaciar desde adentro al portugués) y ya tenía subsistemas de dominio afiatados.

Nuestra modernización, ya entrando al siglo XX, sobreviene con el batllismo. Con una ideología burguesa que acoge una postura anticolonialista ante la omnipresencia británica en el país, pero con tanta identificación con EE.UU.  que lo de “anticolonial” pierde todo sentido.

¿Cómo se constituye esa relación? En primer lugar por deslumbramiento. Los panegiristas de “lo norteamericano” estaban enceguecidos con el desenfado norteamericano, limpio de todo resabio europeo, ajeno a lo monárquico, pero sí insuflado de mucha tecnología y modernidad.

Baltasar  Brum, el mismo batllista que con tanto coraje defendió el orden y la convivencia democrática ante un golpe de estado, cosechando tanta admiración y respeto de la década del ’30 en adelante, había, sin embargo, en la del ’20 desechado todo planteo antiimperialista ante los atropellos de EE.UU. en el continente americano, descalificando a quienes, como Carlos Quijano, por ejemplo, condenaban el despliegue imperial de los estadounidenses, que con armas o con “la civilización del automóvil”, iban satelizando a los países del continente.

Hay un aspecto básico de la configuración de EE.UU.; el racismo que, sin embargo, en la renovación ideológica, en la modernización del Uruguay no figura. Pero no figura porque no hacía falta… en el s. XX. La población nativoamericana estaba prácticamente extinta y los sobrevivientes con esos ancestros, confundidos en las peonadas del campo uruguayo. Y a su vez, los de origen afro, traídos como esclavos, estaban localizados, en pequeñas dimensiones, y por ello tampoco ejercían un desafío.

El racismo uruguayo se expresó a lo largo del s. XX como eurocentrismo, una versión menos agresiva y mucho más elegante.

Así que también adoptamos el racismo primigenio que caracterizó a EE.UU., solo que en nuestro caso, mediado y muy atenuado.

La imagen progresista, modernista, tan característica del batllismo puede hacer creer que es políticamente un movimiento de avanzada. Y lo probaría su abolición de la pena de muerte, del toreo, de la riña de gallos. Y el reconocimiento al descanso en la vejez, con las jubilaciones, así como el de los derechos de mujeres (de algunas), por ejemplo.

Pero ese proceso de modernización y dulcificación social, fue siempre acompañado por el abandono de toda pretensión regional, nacional o local,  puesto que el batllismo, ya vimos, fue siempre anticolonialista británico, y  panamericanista. Es decir, rechazando la sumisión al British Empire… para mejor responder a una sumisión american.

El batllismo asumió por voluntad propia una dependencia geopolítica. Baltasar Brum consideraba  que el panamericanismo “implica igualdad de todas las soberanías, grandes y pequeñas”.[2]  Que en  el siglo XX, aun temprano, alguien pretendiera ver igualdad entre EE.UU. y el resto de países americanos, varios de los cuales ya habían tenido que sufrir diversos embates estadounidenses (México, Haití, Cuba, Nicaragua, Colombia, la lista es larga  y luctuosa) revela miopía mayor, colonialismo mental o un deslumbramiento por la técnica que va a caracterizar tanta rendición cultural ante el American Way of Life.

El clima intelectual entonces tenía que vérselas con una ideología de manumisión como el marxismo y su versión práctica; el comunismo (que bajaba la manumisión del cielo a la tierra), y pasó en general inadvertido que el polo deslumbrante del modelo american cabalgaba también en una ideología ¡y de qué calibre! [3]   Ideología oficial de EE.UU., que evitó siempre autodesignarse como ideológica (puesto que era “todo” muy real… sin la mediación de manuales de doctrina… salvo, en todo caso, la Biblia, que no se supone ideología sino “verdad”).

Lo que subyace,  en la expansión (en su momento, muy exitosa) del modelo cultural estadounidense, es su excelencia; es decir, la idea de excelencia que dicha sociedad tiene de sí misma. Convencida de su calidad incomparable. Esa benevolencia hacia sí mismo solo puede basarse en sí misma. Sin necesidad de análisis, crítica o evaluación: se es lo mejor porque se es así.

El ingrediente básico de este atributo es el racismo. Porque el racismo alimenta como ninguna otra visión del mundo, la idea de la superioridad propia.

Y tal ha sido, históricamente, el origen de EE.UU.: un racismo exitoso (a diferencia del nazi, igualmente racista, pero perdidoso).

 

¿Cómo incidieron los ingredientes constituyentes de la formación social estadounidense en nuestro subcontinente y concretamente en Uruguay?

Hay un basamento material insoslayable y de enorme peso: el subcontinente norteamericano –a un lado la formación del imperio azteca en su extremo sur, constituido por una serie de poblaciones vasallas y cierta densidad poblacional–  tenía una población dispersa que se estimaba entonces que no sobrepasaba el millón de habitantes. Para los actuales EE.UU., Canadá, Alaska incluida. Un cuasicontinente entonces, apenas poblado.

En poco tiempo, como advirtieron muchos nativoamericanos, los europeos eran más, muchos más, que los nativos en las tierras primero aledañas al Atlántico, y con las sucesivas conquistas territoriales, en las aledañas al Pacífico.

La conquista fue así relativamente fácil (aunque no incruenta, porque los nativoamericanos, “los indios”, valerosamente resistieron.)

Esa conquista confirmó a los noreuropeos la noción de su propia excelencia. La que les permitió soñar, por ejemplo con fundar “una nueva Jerusalén” (los mandatos bíblicos son muy importantes en la formación de EE.UU.).

Un rasgo de esa superioridad presunta fue el tratamiento de “la frontera”.

En Europa, las fronteras se corrían, se desplazaban con las diversas victorias o reveses, militares, políticos, dinásticos, económicos, climáticos…

Esa movilidad impedía su sacralización como entidad –la frontera– divina o absoluta. Porque la frontera elevada al rango de separación de entidades, viene como el guante a la mano con el racismo y la creencia en su propia superioridad; ¿cómo dejar venir “adentro” a inferiores?

Esa noción de frontera se puso a prueba en EE.UU. con el conflicto Norte-Sur (1861-1865). Generalmente simplificado como lucha por o contra la esclavitud. El Norte impuso su superioridad poblacional, económica, pero sobre todo su idea de organización política, aboliendo la esclavitud. Fueron los estados sureños, esclavistas, los que propusieron algo sensato, dadas las rencillas habidas: “el divorcio”. Reivindicando una confederación de estados sureños, desprendiéndose de los del norte (a su vez federados). El norte no aceptó semejante “solución” y obligó al Sur a seguir juntos. El esclavismo sureño ya no acompañaba los desarrollos ideológicos occidentales (sólo el Imperio de Brasil conservaba esa odiosa institución en Occidente). Pero eso no valida la pretensión deglutidora del norte yanqui, “unitario” para su propia conveniencia.

El racismo constituyente; la excelencia, la confianza absoluta en sí mismo;  el fijismo fronterizo (siempre a partir de ventajas obtenidas, nunca antes), todas piezas fundacionales de EE.UU.

 

Ahora volvamos “a nuestra tierra”.

Fracasado el intento confederal de Artigas, anticentralista (antiporteño), quedamos alojados en el universo ideológico occidental. Pero cada vez menos europeo y más american.  Con el paso del tiempo y asentándose el dominio político (y cultural) de EE. UU. sobre las naciones del sur americano, hemos llegado a ser “elegidos” por capas dirigentes estadounidenses como modélicos (junto a Costa Rica) para con el resto de democracias aprendices de las Américas…

En nuestro país, con la crisis económica promovida por los centros imperiales y la burguesía compradora y la consiguiente conmoción política (a su vez acicateada por un modelo; la Cuba de Fidel), llegamos a la brutalización represiva de comienzos de los ’70, y pasado “el cimbronazo” de la represión, la pesadilla y la dictadura, volvimos a “la democracia que supimos conseguir”.

El reencuentro con la democracia uruguaya se procesó inicialmente con los partidos tradicionales. Un proceso de cambio se advirtió desde el comienzo con el avance frenteamplista. Direcciones políticas como las de Lacalle Herrera o Sanguinetti estaban demasiado comprometidas con el oscuro tiempo anterior y al alumno más aplicado del American Way of Life, Jorge Batlle, le explotó la bomba financiera en la cara, así que finalmente fue la alianza progresista la que cosechó el mayor apego de la ciudadanía, lo cual revelaba el desgaste enorme de las viejas capas de profesionales de la política.

Así que, primero tímidamente y luego con el Frente Amplio tras la dictadura, Uruguay volvió a cumplir el papel que se le otorgaba desde finales de la 2GM. La experiencia de gobierno del Frente Amplio (otra vez despojado de aditivos traduciendo ensanches; Encuentro Progresista, Nueva Mayoría) reveló su corto vuelo, limitándose a algunos ajustes y regularizaciones, jugando todo el tiempo en la cancha que han ido marcando las grandes transnacionales, configurando un mercado mundial a su medida, transnacionalizando aún más nuestra economía, aumentando nuestra dependencia so pretexto de la modernización (zonas francas, sustracción de tierra para alimentos para llevarla a la forestación industrial, incremento exponencial de la agroindustria contaminante, cambiando el destino de nuestra aguas), pero a la vez reconociendo a sectores medios bajos y agremiados una representatividad que los “partidos tradicionales” siempre escamoteaban.

Ahora, con un nuevo Lacalle sin los lastres de su progenitor, las ideas imperiales pueden prosperar más desembozadamente. Cuenta con cierto acompañamiento del Frente Amplio, y el apoyo pleno de las fuerzas conservadoras de nuestro país, desde las comprometidas con el aprovechamiento feudal de la tierra hasta las unidas a la represión inicua de los ’70 y todas sus indignas secuelas, incluidos privilegios económicos, como la jubilación de militares (pálidamente compensados, tácitamente, por reconocimientos  a diversas víctimas del terrorismo de estado).

 

Un Lacalle ensoberbecido

El presidencialismo democrático no tiene las manos libres, como se puede creer mirando al Uruguay de los últimos y penúltimos tiempos (recordemos la cita de Benet que pusimos al comienzo).

Hemos visto al anterior presidente Tabaré Vázquez hipotecando todo el porvenir del país en rubros básicos como el agua, la tierra, la educación de nuestros jóvenes entregado todo ello a UPM, una transnacional papelera. Todavía no sabemos el grado de reconfiguración de nuestro país y nuestra sociedad, de muestras comunicaciones y transportes, por ejemplo,  porque la UPM gigante no ha comenzado su proceso industrial (igual vamos teniendo una idea con su instalación y lo ya acontecido con una planta menor en una corriente de agua mayor; en el río Uruguay).

Con nuestro novel presidente que únicamente rinde cuentas a sí mismo (o a otras entidades que desconocemos y que en todo caso no pertenecen a la institucionalidad del país), el “acuerdo” ROU-UPM no es único; el presidente Luis Lacalle Pou ha refrendado otro tratado, por sí y ante sí, con Katoen Natie, otra transnacional gigantesca de origen belga, hipotecando las decisiones del país por 60 años, es decir por una docena de elecciones presidenciales de aquí al futuro, algo bastante cerca de la eternidad… (y en un área de alta litigiosidad con Argentina, otra vez). Igualmente, se ha permitido firmar un acuerdo secreto con Pfizer, para obtener vacunas en proceso de estudio y control (por cuanto aún no se han cubierto las etapas exigidas para reconocerles calidad y seguridad). Y Pfizer  tampoco presenta una hoja de servicios muy exultante.[4]

Y lo que más debería preocuparnos es que este estilo presidencial se profundice, como se puede advertir por la reacción presidencial ante la resolución del juez Alejandro Recarey, con las vacunas anti Covid19, precisamente.

Pero lo que provenga no tendrá sólo la firma del rey sol; también será fruto de nuestra inopia.

[1]   Stephen Vincent Benet, Historia sucinta de los EE.UU., Espasa-Calpe Argentina, Bs. As., 1956.

[2]   Isabel Clemente. Ponencia presentada ante el Simposio “Los asuntos internacionales en América Latina y el Caribe. Historial y teoría. Problemas a dos siglos de la emancipación”, Stgo. de Chile, 2010.

[3]   Me permito ofrecer la lectura de mi “Acerca de la ideología de los que prescinden de toda ideología”, Cuadernos de Marcha, ago 1997. Hay versión digital: ecotropía, nov. 2018.

[4]  Pongo apenas un ejemplo de una ristra de adulteraciones, escamoteos que caracterizan a este laboratorio principal en el mundo entero: “Los ejecutivos de Pfizer, el laboratorio más poderoso del mundo, se sentarán en el banquillo en Nigeria, acusados de experimentos ilegales que, en 1996, causaron malformaciones a decenas de niños y al menos la muerte de 11 de ellos.” https://rebelion.org/pfizer-en-el-banquillo-de-los-acusados/. Miguel Jara, 10 marzo 2008.

Publicado en Centro / periferia, Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Uruguay

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