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Autor: ulises

LA CONQUISTA DE PALESTINA

Publicada el 22/08/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Tal vez demostrando cierta predisposición a la solidaridad, a la piedad, a la justicia, muchas personas y de muy variado origen y situación condenan las atrocidades con que Israel, su gobierno y dirección política y religiosa  –con enorme apoyo popular–,  llevan a adelante la masacre del pueblo palestino.

La desfachatez de sus representantes, los Gvir, Bennett, Netanyahu, Smotrich,  nos repugnan con su sinceridad.

A la vez, y desde hace mucho, la dirección sionista ha insistido en afirmar que lo que ellos hacen en Palestina no es sino lo que los europeos del norte llevaron a cabo en la América contra los nativoamericanos que habitaban los actuales México, EE.UU., Canadá…

En primer lugar, no debemos olvidar el origen genocida con que muchos estados modernos han “nacido”. En las tres Américas, sin  ir más lejos.

Ciertamente, la implantación sionista en Palestina se parece mucho más a la de los  WASP [1] en América del Norte, por ejemplo, que a la los europeos ibéricos en todo el resto del que fuera bautizado continente americano.

Porque los wasp vinieron con sus barcos, se instalaron y se adueñaron de todo desalojando y exterminando a sus habitantes milenarios. Se quedaron con los ríos, la pesca, las planicies, los bosques, los búfalos, convertidos en juego de tiro al blanco, juego que no se permitían en su escasa Europa.

Los ibéricos procedieron de modo similar, aunque sin sentirse religiosamente perseguidos como sí se sentían cuáqueros, presbiterianos, congregacionistas y otras sectas llegadas al “Nuevo Mundo”. Pero agregaron a la cosecha mediante la cual los europeos se adueñaron de la tierra y todo lo que en ella había, también  a las mujeres, las hembras  arrebatadas a los despojados. Las de los oriundos del territorio conquistado.

Los sionistas apelan a que ellos están haciendo “apenas” lo que los europeos llevaron a cabo en América (del Norte, porque ése es el modelo para los sionistas), y pretenden incluso discurrir sobre el qué hacer con los palestinos, a ver si caben las Reservations, para preservar el recuerdo, la historia de ese territorio y su gente  (y la autoglorificación que significa mantener palestinos en vida pero sometidos). Sostienen que existen grandes similitudes en el espíritu misionero, divinizado, con el cual resultan separados radicalmente  de “los otros”. Que no es sino un espíritu supremacista.

Los sionistas pretenden, entonces, humildemente, repetir la historia.

Hay, un rasgo crucial, que derriba esa analogía que los sionistas han blandido para su propia disculpa.

Los genocidas europeos no volvían a ninguna parte.

Hicieron lo que hicieron, genocidios, por ejemplo, en tierra nueva, ajena.

A partir de la inserción de los perseguidos judíos de la Europa medieval, católica, en Inglaterra, encontraron sin duda, un remanso. Aunque esa inserción tuvo su dificultad, como lo señalara William Shakespeare en sus obras. Así y todo, judíos colonizarán America junto a los anglos. Y hay abundantes datos acerca de que fueron muy relevantes en el tráfico de esclavos que caracterizó la colonización del continente norteamericano.

EE.UU. se convirtió en la primera Jerusalén de la modernidad. Y EE.UU. sigue siendo el estado con mayor población judía del mundo entero. Y todo lleva a pensar que para los sectores más militantes de la judería estadounidense, ese país de acogida tiene atributos religiosos que le son muy caros.

1942 fue un parteaguas con el cambio de “padrino” que el sionismo adopta, bajo la dirección de Ben Gurión en el Congreso Sionista Mundial de Biltmore; se abandona la protección inglesa y se adopta la norteamericana. Ben Gurion advierte cierto cansancio o agotamiento anglo (que se hará patente en 1945) y la pujanza y el brío norteamericano.[2]

En 1945 sobreviene  otro acontecimiento que soldará aún más firmemente la nueva alianza del sionismo con EE.UU.: el juicio en Nurenberg, Alemania, a los jefes nazis.

Aunque convocado por Los Aliados tras la derrota del 3er. Reich, el juicio será administrado exclusivamente por judíos, para desconcierto, incluso de oficialidad aliada que imaginaba que se trataba de una cuestión supranacional.

Desde 1945 en adelante, con cierto cambio de la mentalidad dominante dentro de EE.UU.,  –un creciente ascenso de la intelectualidad judía norteamericana y un lento eclipse de la mentalidad WASP– resulta cada vez más pesante el sueño del No limits, tan consustancial al desarrollo formidable de la tecnoutopía estadounidense. De allí, la pretensión sionista de reeditar en Palestina lo acontecido en el norte americano.

Pero el sionismo se muerde la cola pretendiendo hacer confluir, una historia american sin pasado, puro futuro con genocidio incluido,  con un retorno, una aliah; un emplasto bíblico que se pretende histórico y procura restaurar el pasado (glorioso, va de suyo).

Si el sueño american ha resultado  para una enorme cantidad de pueblos del planeta una pesadilla, a menudo estragados con expolios y guerras incesantes, ¿cómo tenemos que calificar el proyecto sionista que se ha adueñado de  buena parte de la población judía (amén de la multitud de cristianos sionistas)[3], aunque ese delirio colonialista cuente con el rechazo de otra parte significativa de judíos que no aceptan el papel de verdugos.[4]

Porque se trata de una tortura con letra bíblica a millones de palestinos, alcanzando niveles de crueldad, desprecio, egolatría, que el despotismo, borracho en su vesanía, llega a  alcanzar.

Palestina, los palestinos están todavía, son. Estragados, hambrientos, diezmados, están, son. Ni siquiera vencidos, ni aun vencidos.

E Israel será recordado como modelo genocida. Tristísimo. □

notas:

[1] White Angle-Saxon Protestants. Fue la denominación que definió a la población políticamente dominante en EE.UU. desde su fundación hasta mediados del s XX.

[2] La “carta” de Ben Gurión jugaba en varios planos, porque en 1942 todavía estaban con mucho peso las organizaciones sionistas filofascistas y filonazis.

[3] Solo en EE.UU., alrededor de unos 40 millones de habitantes.

[4] Doy un único ejemplo, aunque me consta que hay muchos, como los de Breaking the Silence, o los judíos que se han visto obligados a abandonar Israel por el hostigamiento (como Felicia Langer o Ilan Pappé) y tantos, tantos otros, algunos amigos entrañables: un joven a la sazón sionista y haciendo el servicio militar en Israel visita un establecimiento militar y pregunta por qué hay tantas perreras. Los cofrades le comentan socarronamente que no son perreras, son, digamos, palestineras: el espacio de no más de metro y medio de altura, de largo o de ancho para tener allí doblegados a presos palestinos. Le explican sonrientes, que no fallan. Gilad Atzmon tuvo allí un sacudón, y en  contacto con palestinos prisioneros, apreció su humanidad y rompió duramente con el sionismo y abandonó el país.

Publicado en Centro / periferia, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología

URUGUAY ANTE EL GENOCIDIO ISRAELÍ CADA VEZ MÁS “A LA VISTA DEL PÚBLICO”

Publicada el 05/08/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández
4 agosto 2024

Es sumamente penoso ver el grado de abdicación y sumisión mental (no sabemos si también material, pero con el primero ya tenemos motivos de preocupación) de los referentes y líderes de todo el espectro político principal de nuestro país –porque pese a eso sigue siendo nuestro– ante lo que durante más de un siglo se ha calificado como conflicto palestino-israelí y hoy en día, tras un furioso strip-tease político; se reconoce como el genocidio israelosionista de la población palestina, que se desenvuelve sin tapujos, al menos para quien lo quiere ver.

Es indudable que esta dependencia ideológica de los planteles políticos principales respecto de Israel tiene raíces históricas. Uruguay es uno de los poquísimos países (que yo sepa, el único periférico cuando la firma del canciller británico  Arthur Balfour a la declaración que lleva su nombre y su entrega a Walter Rothschild como “cabeza” del movimiento sionista, en 1917) presente en la persona de Alberto Guani, a la sazón representante diplomático uruguayo en Europa.

La calidad de uruguayo  es significativa dado el grado de identificación con EE.UU. y su destino que varios políticos batllistas entonces tenían. Guani fue autor de un planteo que lleva el nombre de Doctrina Guani (entre 1938 y 1941) que: “inauguró una serie de posiciones intervencionistas impulsadas por EE.UU. a partir de la Segunda Guerra Mundial inspiradas en el concepto de «seguridad continental», con el fin de mantener la unidad de los países latinoamericanos.” [1] Unidad bajo el mando norteamericano, obviamente.

Con mucha perspicacia, Francisco Claramunt en su esclarecedora nota “Hora de definiciones” registra la dificultad, vocal, de voceros “de izquierda” para abordar la monstruosidad engendrada por el sionismo en Israel: “Orsi y Cosse parecen tener dificultades para pronunciar la palabra Israel, ni que hablar de Palestina”.[2]

Llama poderosamente la atención que desde otra configuración ideológica, la Columna del 26 de Marzo, “Palestina y los problemas de no tomar posición”, se señale: “a la coalición progresista le cuesta poner en palabras lo que sucede en [la] realidad; no buscan señalar que existe un genocidio donde claramente hay un genocidio.” [3]

Entiendo la dificultad para procesar la inconmensurable usina de mentiras, atropellos, vejaciones que organizaciones que se consideran de excelencia como el sionismo (de origen laico, pero endiosado), descargan –en este caso y desde hace ya más de un siglo– sobre los palestinos, pero hasta para lograr en algún momento un reencuentro en sendas de humanidad, hay que decir las cosas claras. Como hace Chris Hedges, en sus innumerables notas con que lleva décadas documentando el proceso israelopalestino:

“Hay un placer sádico expresado por muchos israelíes por el genocidio y una oleada de llamados al asesinato o la expulsión de palestinos, incluidos aquellos en la ocupada Cisjordania y aquellos con ciudadanía israelí.

El salvajismo de los ataques aéreos y los ataques indiscriminados, el corte de alimentos, agua y medicinas, la retórica genocida del gobierno israelí, hacen de ésta una guerra cuyo único objetivo es la venganza.” [4]

El certero análisis de Hedges nos pone, una vez más, ante la escalofriante advertencia de Blas Pascal: “El hombre no es ni ángel ni bestia, y la desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia.” [5]

Netanyahu nos dice siempre, como un mantra: “Ésta es una lucha entre civilización y barbarie.” Da por sentado que él, nada menos, encarna la civilización; y que los palestinos, la barbarie: Israel es hoy esa bestia que menciona Pascal.

Porque se otorgan el derecho que niegan a palestinos: baste reparar cómo honran a sus muertos, buscando partes de sus cuerpos, por ejemplo, para enterrarlos con honores,[6] mientras siguen ejecutando día tras día a palestinos, adultos y niños, mujeres y hombres, mediante bombardeos, ametrallamientos y otras atrocidades que impiden toda identificación, todo reconocimiento incluso de cadáveres, toda despedida a sus muertos, queridos.

La sociedad israelí se ha dedicado a masificar la muerte, ajena, generalizando por ejemplo, una política de inanición[7] y otras formas de muerte, cada cual más violenta que otra: desmantelamiento de todo el tejido social; viviendas bombardeadas, techos destruidos, voladuras de hospitales, suministros alimentarios o de agua aniquilados, destrucción de carreteras y medios de comunicación o de transporte, destrucción de usinas de energía, de bombeo, de depuración, contaminación de suelos… A la vez, como para desviar la atención, despliega una sarta de fake news, que debidamente difundidas genera una versión de los acontecimientos: los 40 bebes asados,  la orgía árabe con mujeres  secuestradas, o el acuchillamiento de mujeres judías embarazadas para extraerles el bebé…

Israel establece una política que mucho dificulta todo reconocimiento, toda comunión de los palestinos sobrevivientes, de los deudos con sus muertos. Muertos vejados, torturados, aniquilados, tratados por Israel como basura.

Y los vivos, apenas tratados como preámbulos de muertos. Frente a semejante “tratamiento” tenemos que volver al testimonio del médico noruego Mads Gilbert: “el pueblo palestino tiene un apego vital que lo hace, si no único en la humanidad, sí llamativamente aferrado a la vida, a lo vital.” [8]

Israel ha persistido en sus muy cerebrales, ominosas tareas, para lograr el desquicio social y psíquico de la población palestina, mediante tantas muertes, cada vez más masivas, haciendo inidentificables los muertos, impidiendo honrarlos; un último saludo que al menos deje su huella en los sobrevivientes, hermanos, padres,  hijos, cónyuges, novios, primos, tíos, abuelos, nietos, amigos….

Pero el problema no es Israel ni está en Israel (solamente). Ni siquiera en los que aplauden a Israel y sus acciones “democráticas y occidentales”.

El problema está en  “el mundo”, la sociedad humana que lo permite y tolera. La sociedad internacional. Claro que ONU se mantiene fiel al diseño que la animó, en octubre de 1945: abolición progresiva de las soberanías nacionales: EE.UU., considerándose benefactores de toda (¡!) la humanidad  van a estar dispuestos a gobernar ‘para todos nosotros’.

El diseño básico será el de la desigualdad: hay naciones adelantadas y naciones atrasadas. O con otro lenguaje, más “económico”: hay naciones desarrolladas y subdesarrolladas. Hay naciones iluminadas por dios y otras, en todo caso, por la Estatua de la Libertad.

Esta trama cultural es la que permite, autoriza, necesita, privilegios. Y rechaza lo igual(itario).

E Israel se cuenta entre los privilegiados. Por eso hay tanto silencio cómplice. Aun así, con tantos instrumentos de dominación, mediática, política, económica, mílitopolicial, la difusión cada vez más rápida –e imparable– de noticias, genera cuestionamientos, resistencias, rebeliones. Observemos qué ha pasado con jóvenes y estudiantes universitarios estadounidenses: ante la progresiva matanza de palestinos so pretexto de perseguir a Hamás: hasta de las universidades mayores y más caras de EE.UU., brotó la rebeldía y la condena a Israel.

¿Cómo logró la administración embretar la creciente rebelión? Cuanto más significativa es una universidad y su labor formativa, más fondos recibe de grandes consorcios de origen judío (es posible que también reciba de otras procedencias, pero los aportes judíos suelen ser sustanciosos y decisivos). Las redes sionistas operaron rápidamente cortando tales fondos y dejando a los decanatos prácticamente en blanco. Las direcciones de varias universidades, tras el apriete financiero, facilitaron y promovieron el ingreso de fuerzas policiales para despejar los campus, con medidas draconianas: los estudiantes que estaban en régimen de internado, no solo fueron golpeados y expulsados de las aulas y campus sino hasta de sus residencias, quedando a menudo en ciudad o país ajeno, literalmente en la calle.

Hay que consignar que de todos modos, aunque maltrecho, el movimiento estudiantil universitario estadounidense contra el genocidio abierto de palestinos, no ha desaparecido (pero parece sí haber menguado).

Acercándonos a nuestro país.

A Costa Rica, hasta hace pocos años, a su delegación ante la ONU se le había adosado un funcionario israelí que  se sentaba en segunda fila, detrás de la delegación, “para velar por el voto correcto de Costa Rica” en asuntos que se suponía “de interés común” de Costa Rica e Israel.[9]  Este “pastoricismo” revela el estatuto servil que Israel otorga a sus aliados. A nuestro país se lo “protege” y “ampara” para que acompañe a Israel, usando el lisonjero recurso de que estamos del mismo lado, de la democracia, la cultura (occidental) y, muy especialmente, la moral.

Nos apostrofa Julio María Sanguinetti: “Irán a través de sus brazos terroristas, ha puesto en jaque a Occidente al poner en cuestión su frontera geográfica y moral que es Israel.” [10] Todo ese fraseo hay que convertirlo en realidad y vemos que es a menudo su opuesto, precisamente: ha sido Occidente, y particularmente el Reino Unido y EE.UU., lo que ha tendido sus brazos terroristas durante décadas sobre Irán,[11] primero para abortar todo intento independentista como con el “escarmiento” contra Mohamad Mossadegh, depuesto mediante humillación pública en 1953 por querer nacionalizar el petróleo, y luego, aterrorizando todo intento de autonomía nacional mediante la SAVAK –una ”sucursal” de la CIA–, una de las policías políticas secretas más temidas del mundo, que no pudo subyugar a la entidad persa indefinidamente; en 1979 una rebelión dio al traste con el gobierno títere de EE.UU., su policía terrorista, –ésa sí, terrorista, señor Julio M. Sanguinetti–, terrorista al estilo de quienes pusieron en marcha el experimento político del Estado de Israel: basta inquirir qué acontecimientos precedieron el establecimiento de dicho estado. Ahogar en sangre la huelga general palestina de 1936-1939; hacer volar el Hotel David en 1946 en Jerusalén con decenas de víctimas mortales que “convencieron” al Reino Unido que era mejorar dejar “la administración” de la colonia palestina al sionismo; los asesinatos de diversos referentes internacionales o de la ONU que no se plegaban al  ceñido plan sionista, como lord Moyne, británico, o el sueco Folke Bernadotte. Hay que recordar que los autores de estos atentados eran sionistas partidarios de alianzas con el fascismo italiano o el nazismo alemán (leyó bien). Los puestos de primer ministro israelí, salvo la primavera probritánica y pronorteamericana de los primeros quinquenios israelíes, estará festonada, a lo largo de las décadas, con dirigentes de este tipo: Menagem Begin,  Yitzhak Shamir, Isaac Rabin, Ehud Barak, Beniamin Netanyahu, Ariel Sharon, Naftali Bennett. Este último, el premier que se ufanaba de haber matado a muchísimos palestinos –y ¿qué?

Con su proverbial moderación, Uruguay no ha acompañado la pretensión ultraconfesional israelí de adueñarse de Jerusalén como capital israelí. Como lo ha hecho la presidencia de Trump o países aun más satelizados por Israel como Guatemala o Kosovo. El apoyo de Uruguay a Israel ha sido incondicional, pero más atado a formulaciones modosas, menos arrebatado. Así, cuando Sudáfrica propuso en 2022 a la Asamblea General de la ONU atender el sentido (o el sinsentido) de una larga ocupación y su relación con una colonización y anexión absolutamente contraria a lo resuelto por la ONU, que recoge el voto favorable de unos 90 estados representantes…  Uruguay se abstiene.[12]

A propósito de la ONU y su permanente identificación con “la voz del amo”: luego de las votaciones que recordábamos en el párrafo anterior, –diciembre 2022– en la que Sudáfrica no obtuvo los votos necesarios para condenar el genocidio israelí en Gaza, estamos ahora a casi 10 meses de una atrozmente reforzada política genocida israelí, tras el copamiento palestino del 7 oct. 2023, para cosechar rehenes con pretensiones de canje por prisioneros (y muertes inevitables) y ajusticiamiento de un número desconocido pero muy alto de militares israelíes, prácticamente copados de sorpresa en su propio cuartel general), y Sudáfrica ha renovado su moción de condena al mismo genocidio, ahora mucho mayor… y no hay asamblea, nos hay votación, no hay condena.

Un editor estadounidense, Ron Unz, judío, se ha dedicado a desentrañar muy diversas cuestiones, y particularmente las sucesivas imposturas que caracterizan las verdades oficiales de su país. Sobre el 7 de octubre 2023; afirma: “parece muy posible que una mayoría, incluso una gran mayoría, de todos los civiles israelíes asesinados hubieran muerto a manos de sus propias fuerzas militares, ya sea por fuego amigo deliberado o accidental, e incluso muchos soldados israelíes pueden haber corrido esa misma suerte.” [13]

Unz se ha basado en la investigación in situ que han llevado periodistas, valiosísimos como Chris Hedges (a quien ya hemos citado) y Max Blummenthal:

“Hay cada vez más pruebas que en la lucha caótica establecida cuando Hamás ingresó a Israel el 7 de octubre [2023], los militares optaron por hacer blanco no solo en los luchadores de Hamás sino también en los cautivos israelíes. Tuval Escapa, miembro de la seguridad del kibutz Be’eri le dijo a la prensa (Haaretz) israelí que se montó una línea de coordinación entre los residentes del kibutz y el ejército. Escapa dijo que la desesperación se fue adueñando de él. ‘Los comandantes en el terreno tomaron decisiones difíciles, incluyendo la de hacer saltar por el aire las viviendas con sus ocupantes para poder eliminar a los terroristas, junto con los cautivos. El diario informó que los comandantes israelíes se vieron obligados a requerir ataques aéreos a sus propias instalaciones dentro de la Franja de Gaza para poder repeler a los terroristas que habían tomado el control.” [14]

La parálisis de la sociedad humana ante la matanza de palestinos (como en tantos otros casos y situaciones en el pasado, emparentables) es sobrecogedora. Porque se trata de gente como nosotros. La impotencia nos daña. Porque cuanto más sabemos de ello más somos incluidos, nos incluimos, en tamaña realidad. □

notas:

[1] Wikipedia. Fuente insospechable de izquierdismo.

[2] Brecha, Montevideo, 12 jul 2024.

[3] La Juventud, Montevideo, 27 jul-2 ago 2024.

[4] https://www-unz.com/article/israel-reopens-the-gaza-slaughterhouse/, [Israel reabre el matadero de Gaza], Chris Hedges, 1 dic. 2023.

[5] Mijail M. Krasnova, “El enigma de la caña pensante”, https://core.ac.uk/download/pdf/302188310.pdf

[6] Esto ha sido excepcional en Israel, puesto que no siempre los israelíes mueren de modo tan violento y trágico como lo acontecido el 7 oct. 2023. En cambio, la muerte en sus más atroces vías, ha sido convertida por Israel, en la rutina diaria para los palestinos.

[7] Que fue instaurada en 2006, sólo que entonces con remilgos, que dificultara percibir el carácter ominoso y genocida de las decisiones israelíes ‘ante la cuestión palestina’. ¡Cómo esto nos retrotrae a las medidas de los colonizadores europeos en los siglos xvi o xvii ante las poblaciones que habitaban los territorios conquistados, en lo que los europeos designaron “El Nuevo Continente”, o en África!

[8] Gilbert se presentó como médico voluntario para hospitales de campaña cuando la horrenda invasión militar de las poblaciones gazatíes en 2008. Y así terminó vinculado con la Franja de Gaza, atento ante el desamparo palestino.

[9] Bruno Stagno Ugarte, “Los caminos menos transitados. La administración Arias Sánchez y la redefinición de la política exterior de Costa Rica, 2006-2010”, cit. p. Nicolás Boeglin, ”Solicitud de opinión consultiva a justicia internacional sobre la situación en Palestina”, 24 ene 2023.

[10]  “La relación entre EE.UU. y nosotros”, La Nación, Buenos Aires, 27  jul 2024.

[11] Y no solo dentro de lrán. Es LA política que ha llevado adelante EE.UU. y sus segundones occidentales en Irak, en Siria, en Afganistán, en Egipto, en Sudán, en Pakistán, en Libia, en Indonesia, en Vietnam, en Corea y un largo, escalofriante etcétera.

[12] Véase María Landi, “¿Quién  ha usado la violencia sexual como arma de guerra?”, Brecha, Montevideo, 8 mar 2024.

[13] https://www.unz.com/runz/war-crimes-and-atrocity-hoaxes-in-the-israel-gaza-conflict/, l6 nov. 2023.

[14] https://braveneweurope.com/max-blumenthal-what-really-happened-in-israel-on-oct-7, 19 nov. 2023.

Publicado en Centro / periferia, Los pueblos nativoamericanos, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología, Uruguay

Algunas observaciones sobre impunidad judeoisraelí

Publicada el 24/07/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

23 jul 2024

Mis últimas notas han procurado enfocar situaciones gravísimas y generalizadas que entiendo se ignoran o ante las cuales “esquivamos el bulto”; incluyendo la expansión del narcotráfico  y otros tráficos igualmente lesivos o peores, como el de humanos, la plastificación generalizada y lo que ello significa en términos de salud, ambiental, animal y humana y también señalábamos la actual existencia de un genocidio a cielo abierto y la no menos llamativa ausencia de reacción del universo institucional.

Como esto último persiste, y aun tiene visos de afianzarse, por normalización, por acostumbramiento, por miedo, no tenemos más remedio que hincarle el diente otra vez al asesinato generalizado, de día o de noche, de gente armada o desarmada, de niños de cualquier edad, y en muy variadas formas, con muy peregrinas justificaciones.

Nos referimos a la política genocida abierta del Estado de Israel sobre la población palestina cada vez más despojada de su territorio en una lenta y progresiva política de pinzas del sionismo, que se aceleró bruscamente el 7 de octubre de 2023.

Hasta entonces, la táctica y la técnica del sionismo para la apropiación del territorio palestino, se había caracterizado por dos momentos: uno primero, muy pausado y fragmentario, adueñándose de tierras de propietarios ausentistas mediante escrupulosas compras de esas tierras a los propietarios rentistas que en general aceptaban la transacción, incluso contentos porque los sionistas solían comprarles esas tierras a buen precio.

Ese período, grosso modo, coincidió con la primera mitad del s xx. Con la instauración del Estado de Israel se produce un cambio en el ritmo y el alcance de la apropiación. Hasta 1947/1948, se echaba de tierras a campesinos inmemoriales que carecían de títulos de propiedad, y la Agencia Judía encargada ahora de administrarlas, las asignaba a kibutzim o a moshavim de judíos que habían hecho la aliah, en castellano que habían ‘retornado a las fuentes’.

Este concepto de retorno tiene, como diría el inolvidable Bartolomé Hidalgo, “su dificultad”: cuesta hablar de retorno, mediando dos grandes obstáculos  conceptuales para ello: los antepasados con que se ligaba ese retorno, eran, si habían vivido allí, de dos mil años atrás. Ardua tarea reconocer esa ligazón. Pero si los judíos que hacían la aliah tenían sus ancestros provenientes de otras tierras, por ejemplo, jázaras, entonces se perdía toda ligazón física, material. Podría argumentarse que se tratara de una ligazón religiosa, pero ¿cómo validar con ello muy concretas y materiales apropiaciones de tierras?

Lo cierto es que, “por la razón o la fuerza”, los sionistas ampliaron enormemente la apropiación de tierras después de 1948. El período 1948-2023 fue el de un cada vez más intenso despojo de lo que iba quedando como “territorios palestinos”, usando la fraseología de la ONU. Esos territorios formaban parte fundamental de un hipotético “estado palestino” que figuró en las tratativas palestino-israelíes más de una vez.

Pero permanentemente fue ensanchándose el poder israelí y achicándose, licuándose la presencia palestina. Si lo graficáramos con imágenes animales diría que Israel empleó la técnica de la boa constrictor, sobre todo cuando tiene que enfrentar una víctima de porte mayor.

Una medida tomada en 2006 por Israel lo grafica nítidamente: luego de varios años con colonias sionistas enclavadas en la Franja de Gaza –un territorio altamente densificado sobre todo por el expansionismo israelí (Guerra de los 6 días)–, “El Carnicero” Ariel Sharon decide evacuar las escasas colonias instaladas en la Franja y anuncia hacerle –a los palestinos– la vida imposible. Al retirarse, desmantelan y rompen todas las instalaciones agrícolas y habitacionales, las  redes de riego, que habían erigido en Gaza, en medio de las privaciones generalizadas de su población y dejan  todo el estropicio sobre las maltratadas tierras gazatíes. Y esa misma noche aviones israelíes sobrevuelan  rasantes la Franja a la velocidad del sonido: a la mañana, la Franja tendrá muchos niños con enuresis y con tímpanos rotos.

La técnica constrictor se profundiza: la Franja de Gaza queda aislada por los cuatro costados: se bombardea  y desmantela el aeropuerto y el puerto; únicos de la Franja, se cortan todos los caminos salvo uno hacia Egipto celosamente cuidado por israelíes y egipcios, y otro de acceso a Israel, que se convierte en “el cordón umbilical” de ese territorio “embolsado”. E Israel  dictamina acerca del ingreso de alimentos instaurando dosis con un máximo de calorías per cápita. Con la pesca fuertemente limitada, porque los gazatíes no pueden salir al mar  –son baleados–, apenas pescar en la orilla, con una agricultura –la Franja de Gaza fue uno de los primeros territorios agrícolas de la humanidad– totalmente saboteada por la depredación israelí, la alimentación de casi dos millones de seres humanos pasó a estar dosificada por las hostiles autoridades israelíes.

Cuando decimos hostilidad, la idea es demasiado débil: valga lo acontecido con un suceso infrecuente; en 2005 un soldado israelí es tomado prisionero: cuando las fuerzas policiales y militares israelíes procuran “liberar” a ese preso (único) que milicianos palestinos habían secuestrado en una escaramuza (y que los palestinos liberarán mediante canje, sano y salvo, años después; Gilad Shalit), en una serie de allanamientos -donde jamás encontraron nada- terminan matando  entre un centenar y dos centenares de “allanados”. Le queda a uno la interrogante: ¿estaban buscando a Shalit o usaban el pretexto de buscarlo para poder ir matando a mansalva? Porque el descuido, el error, el simple exceso están descartados (ya veremos un comportamiento similar ante el copamiento del 7 de octubre).

Observemos otro ejemplo que refleja la creencia que los judíos sionistas, israelíes  tienen de su propia excelencia: la carta abierta que los decanos de las universidades israelíes Ben Gurion del Negev, lnstituto de Ciencia Weizman,  Universidad Hebrea de Jerusalén, Universidad Ariel, Universidad Abierta de Israel, Universidad de Haifa, y el Instituto Technion-Israel del Instituto de Tecnología, todos ellos alarmados por los discursos académicos posteriores al 7 de octubre de 2023, con lo que consideran “inadecuada respuesta”.

Los decanos adoptan acríticamente la versión oficial israelí de “los más de 1400 víctimas niños, jóvenes y adultos, judíos, musulmanes y cristianos por igual” [sic].  En el momento de su carta abierta, ya existían numerosas fuentes de información que discriminaban en el tendal de muertos; que el principal caudal de víctimas había sobrevenido con la reacción israelí, unas 6 horas después del copamiento de Hamás y otros agrupamientos palestinos sobre el cuartel regional israelí y algunos kibutzim aledaños.

Pero el nudo problemático radica no en repartir culpas y muertos entre milicianos armados  atacantes y militares contraatacando, sino en algo previo.

¿Por qué? ¿Por qué la acción palestina del 7 de octubre?

Leamos a los decanos, que con increíble tranquilidad de conciencia establecen el estado    de situación: “Nos enfrentamos atendiendo dos frentes: uno contra las atrocidades de Hamás,

otro en la arena global de la opinión pública. Lamentablemente, observamos una tendencia alarmante según la cual Israel, pese a su derecho a la autodefensa, es caracterizado como un opresor. Esto  establece una equivalencia falsa entre las acciones de una organización asesina y terrorista y un estado soberano con su derecho a defender  a sus ciudadanos, lo cual desafortunadamente  tiene como resultado la pérdida de vidas palestinas inocentes. Todo intento de justificar o apelar equívocamente a las acciones brutales y grotescas de Hamás es intelectual y moralmente indefendible. Es preocupante que muchos colegas universitarios se ha[ya]n convertido en campo propicio para sentimientos antiisralíes y antisemitas, insuflados  por una comprensión sesgada e ingenua del conflicto.” [1] Aquí, en la penúltima palabra, aparece la superioridad intelectual, y moral, que presumen los decanos para sí. Con su planteo maniqueo de que Israel –un estado colonialista– sea el bien. Claro que lo es, para los colonialistas.

Y me permito todavía otra frase de estos personajes que destilan su superioridad definiendo sus verdades como si fueran universales: “Mientras Israel usa sus armas como escudo protector de sus ciudadanos, Hamás usa a sus ciudadanos como escudos para sus armas.” Nuestros decanos muestran escasa originalidad pero que también conocen el mensaje panfletario. La realidad es más espesa y penosa. Para los israelíes, la vida de los palestinos es apenas una molestia, una recordatoria del despojo que han cometido. Los israelíes más democráticos soportan la situación; deseando, en todo caso, que los palestinos “se esfumen”. Los israelíes menos democráticos, las alas fascistas del sionismo, quienes siempre tuvieron la decisión de “esfumarlos”, están llevándolo a cabo, con la cabeza llena de desprecio racista por los despojados palestinos. Por eso, ministros de Netanyahu proponen como “solución” al problema carcelario, matar a los prisioneros. Sinceridad modelo chutzpah. En su determinación asesina sólo los altera la resistencia, formidable, que han tenido los palestinos.

Israel Shahak ha llevado a cabo una labor esclarecedora excepcional: los textos “sagrados” judíos están en lengua hebrea y por lo tanto no son accesibles a la inmensa mayoría de los humanos. Shahak se tomó el trabajo, junto con Norton Mezvinski, de traducirlos al inglés y con ello, dada la difusión de esta lengua, ponerlos al alcance de prácticamente todos. Shahak y Mezvinski son judíos no sionistas y hasta antisionistas, lo cual se expresa en los frutos de su investigación.[2]

El judaísmo ortodoxo  –probablemente como toda creencia ortodoxa o absolutista– es profundamente racista. Y autocrático. Judeocéntrico. En semejante escala de valores los no judíos, los goyim tienen menos estatura humana que los judíos e incluso pueden ser considerados y tratados como instrumentos por los propios judíos.

Allí, se entronca el radical desprecio con que los sionistas han estado desalojando, hostigando, castigando y suprimiendo población palestina que les ha resultado refractaria. Lógicamente refractaria. ¿A qué población le gusta que venga otra y que, alegando antiguos derechos, los desaloje de las viviendas en que moran desde tiempo inmemorial, les arrebaten los cultivos que laboran familiarmente desde décadas, siglos?

El sionismo, pese a su prescindencia inicial de lo religioso estuvo siempre fuertemente atado a la tradición religiosa judía. Es aquello que con humor judío siempre se ha dicho: ‘No creo en dios pero él me ha asignado esta tierra’.

Lo grave del sionismo es que alberga judíos progresistas que rechazan con vehemencia toda política genocida. Aunque significativamente tienen una particular alergia contra toda crítica a “la cole” si viene de afuera. Sin embargo, ese árbol les hace perder el bosque: lo explica magistralmente otro judío, antisionista: «el error fundamental de este artículo [3] es considerar al sionismo una ideología nacionalista y no reconocer su verdadera naturaleza de colonialista. Eso es lo que ha sido desde Herzl, quien parecía creer que los judíos éramos una nación como las que en su tiempo querían liberarse de los imperios ruso, otomano y austro- húngaro. Pero como, a diferencia de los checos, polacos, etc. no estábamos todos en un mismo territorio, que bastaba con separar para crear un estado, Herzl imaginó una solución propia de su tiempo, el de los imperios coloniales; crear un estado de «europeos adelantados» en una tierra habitada por «nativos atrasados». La ideología colonialista de Herzl quedó bien clara en su discurso del 21/8/1903 cuando trató de convencer a los delegados al Sexto Congreso Sionista de que aceptaran la oferta de Uganda. Dijo entonces: «debemos ser una Inglaterra en miniatura, […] como esas naciones que supieron hacer su fortuna con sus imperios coloniales». El sionismo siempre ha sido la ideología de los judíos de derecha, los de izquierda estaban en el Bund, revolucionario de izquierda y antisionista o en organizaciones revolucionarias sin identificación judía, ejemplos notorios, León Trotsky y Rosa Luxemburg. Los judíos que por una parte se consideran de izquierda mientras por la otra son incapaces de separarse de toda relación con Israel debieran darse cuenta de que pretender ser «sionista de izquierda» es equivalente a calificarse de «colonialista de izquierda».»

Existen muchos datos históricos que abonan la descripción de Brainin. Baste pensar en la relación entre nazis y sionistas en los primeros años nazis, hasta bien adentro los mediados de la década del ’30. Desde 1933, rápidamente, los nazis van poniendo fuera de la ley y expulsando de las instituciones gubernamentales a comunistas, socialdemócratas y purgando estamentos públicos de judíos… no sionistas. A mediados de la década del ’30 sólo quedaban dos partidos políticos reconocidos legalmente: los nazis… y los sionistas.

Más allá del certero comentario de Brainin al interrogante de Burstin, éste pretende establecer ciertos cotos que en el terreno del pensar son francamente equivocados, por no decir encubridores y sostenedores de privilegios. En el mismo artículo que mencionaba Brainin, Burstin se queja de la intromisión ideológica de ajenos al judaísmo acerca de la presunta legitimidad del sionismo: “¿a santo de qué una persona que tiene cero vínculos con el pueblo judío entiende pertinente pronunciarse acerca de la legitimidad de ese movimiento nacional?”

Bastaría ver la trascendencia política, material, la influencia que tiene el sionismo en el mundo para considerar esa legitimidad, para sopesar y criticar esa influencia en el mundo que es de todos.

Porque estaríamos mucho peor de lo que ya estamos si sólo los monárquicos pudieran opinar sobre lo monárquico, si sólo los católicos pudieran opinar sobre su iglesia vaticana, si sólo los marxistas pudieran hablar de ciencia política, si sólo médicos pudieran hablar sobre salud y enfermedad. Burstin y los sionistas no tienen ningún derecho a procesar o disponer del sionismo como coto cerrado. Porque lo que ellos hacen con el sionismo puede influir en otros. Pregúntenle a los palestinos, sin ir más lejos.

Si ya de por sí, estas pretensiones de exclusividad y reserva ideológica son nefastas; basta ver todas las matanzas prácticas que en Israel se han procesado y procesan con incrementadas intensidad invocando el sionismo.

El rabino Kook, guía espiritual de la rama Lubavich –de la que abreva el presidente argento Javier Milei y buena parte del sionismo religioso en Israel– establece, por ejemplo, esta curiosa distinción antro… digamos antropológica (aunque no es exclusivamente referida a humanos):

“La diferencia entre un alma judía y las almas de los no judíos –todos ellos en todos los distintos niveles— es mayor y más profunda que la diferencia entre un alma humana y las almas del ganado.” [4]

Nuestros autores rastrean estas peregrinas afirmaciones. Kook se basaba, para sus lucubraciones “en los principios básicos de la Cábala Luriánica [que establece]  la superioridad absoluta del alma y cuerpo judíos sobre el alma y cuerpo no judíos.” (ibíd.)

Empezamos a entender un poco mejor el desprecio, la inaceptable sensación de superioridad que despliegan, por ejemplo, los soldados, masculinos y femeninos, destrozando el tejido social palestino, con sus niños masacrados, sus mujeres desesperadas, la impotencia de los varones con los brazos desnudos contra civiles y militares israelíes abusando con sus protecciones y armamentos…

Resulta penosamente interesante la observación, sin duda cierta, de que Kook era vegetariano y respetaba las plantas hasta el punto de “no permitir que fueran cortadas flores o pasto para su propio placer”. Con ello, se ha querido como contrapesar su idea, hiperracista, sobre las almas de judíos y no judíos.

A mí, en cambio, esa exquisita observación sobre el corte de plantas me retrotrae a la llamativa sensibilidad de Heinrich Himmler para no pisar hormigas en sus andanzas por el bosque y no quebrar ramas porque sí. Y esos cuidados se ensamblan con decretos del Tercer Reich enseñando a la población a poner las centollas a cocinar en agua hirviendo y no en agua fría, prolongando innecesaria y  cruelmente la agonía.

Estas consideraciones de Kook, de Himmler o del Tercer Reich no están mal, sólo que el amor a los animales o vegetales que las nutre no se extiende, curiosamente, a humanos. Que siempre entendimos se ligan, bien que problemáticamente, al reino animal.

Volviendo a nuestro asunto principal; el genocidio desplegado contra el pueblo palestino y el comportamiento judeosionista: mientras hay una ceguera pertinaz ante las consecuencias del comportamiento israelí; ¿se puede acaso considerar intrascendente el bombardeo masivo, por artillería o mediante aviación de barrios densamente poblados, con edificios de diez pisos, habitados por civiles, hombres, mujeres, niños, ancianos, ¿puede algún israelí imaginar que tales bombardeos puedan ser incruentos?

Porque el presidente de AMIA, Amos Linetzky, ha declarado: “Nuestra tradición nos enseña no permanecer ajenos ante el sufrimiento del otro.”[5] Difícil conciliar tamaña afirmación con el comportamiento sionista en Palestina/Israel.

Esa frase del señor Linetzky adquiere claridad y atroz coherencia cuando advertimos que se refiere al sufrimiento de otro judío. Y solamente entonces.

Otros humanos, ¿existen  o no existen según la ceguera luriánica? Cuando Linetzky clama: “No fueron suficientes los gritos desesperados de familiares para que la Cruz Roja pueda llevar medicamentos a personas secuestradas” se refiere exclusivamente a la emergencia, también sanitaria, vivida por israelíes el 7 de octubre de 2023. ¿Y todas las veces que la aviación y la artillería israelí arrasaron instalaciones, escuelas, hogares, hospitales, calles, edificios aplicando discrecionalmente castigos colectivos a palestinos (a veces por actos violentos de tipo guerrilleril, a veces por actos rebeldes  ni siquiera violentos, a veces por miserables competencias, como los crueles, sádicos, mezquinos  y reiterados atentados israelíes, lisiando futbolistas) no necesitaban la Cruz Roja?

Como nos lo muestra el extraordinario y valiente aporte de Shahak y Mezvinksi, la humanidad que campea en Israel es bastante corta: se limita a “los suyos”.

Un egoísmo aterrador.

Sobre todo, cuando está armado y opera conquistando. Como lo prueban sucesivos incidentes en que Israel y sus grupos de choque pisotean otros derechos, otras heredades, castigando con la muerte, heridas y mutilaciones de por vida a población civil a menudo ajena a las imputaciones.

Israel ha ido deviniendo una máquina de matar que se permite avanzar sobre la base de un desprecio radical a la vida de los ajenos, so pretexto de que “los demás” quieren aniquilar a Israel y ahogar en el mar a sus habitantes.

Personalmente, no albergo ninguna simpatía ideológica por una guerrilla que se ampara en un absoluto religioso,  ya sea musulmán, cristiano o judío. Pero observemos porqué Hamás ha logrado cosechar tanta simpatía entre palestinos.

En primer lugar, porque a diferencia de una resistencia palestina también armada, el Fatah, que terminó aceptando el penoso papel que le ofreció la dirección sionista de ser policía de su propio pueblo, armada y entrenada por sus mandantes israelíes, Hamás se concentró en ayudar a la población palestina, tan privada y despojada por la ocupación israelí. El palestino cualquiera, el que vive y brega para cuidar a su familia, sus hijos, sabe lo que es traición o defecc¡ón y sabe lo que es una ayuda.

Una mirada sobre el 7 de octubre.

Historiadores tendrán que explicar por qué las fuerzas israelíes tardaron 6 horas en reaccionar y actuar. En espacios, en distancias muy reducidas. Desentrañar si fue una celada que le permitiera luego a las fuerzas de seguridad israelíes dar rienda suelta a una “respuesta” o si fue que el exceso de poder a su favor de Israel le jugó una mala pasada y fue sorprendido por un adversario subvalorado, como pasa tan a menudo en el deporte.

Sabemos que se discuten y barajan mucho esas dos posibilidades, pero en lo que no cabe duda es en la capacidad de falsear realidad que Israel sistemáticamente lleva a cabo. Con sus bots y sus trolls. Desde los bebitos horneados o decapitados, pasando por las violaciones colectivas de mujeres judías hasta atribuirle a guerrilleros palestinos con armas livianas la matanza de la playa de estacionamiento de la fiesta rave, en donde las fotos aéreas  o de superficie de autos calcinados no dejan lugar a dudas que fueron blanco de artillería pesada, precisamente la que pusieron en acción las tropas israelíes.

El parte israelí de ese dia habla de 1400 víctimas de la barbarie palestina. Prácticamente desde el inicio periodistas probos, judíos, como Max Blumenthal o Ron Unz, o el muy conocido premio Pulitzer, Chris Hedges, cristiano, rechazaron categóricamente ese guarismo, en el que se incluía a todos los victimados por la intervención militar israelí, que eran muchos más que los matados inicialmente por quienes coparon el cuartel regional israelí en Gaza.

Esas primeras víctimas israelíes, militares, se estimaron en centenares, ¿100, 200, 300?; de todos modos una cantidad de muertos que en ningún momento antes había afrontado el ejército israelí en su prolongadísima lucha de desgaste con la población palestina.[6]

Tan cruento golpe se explica por “la mano tan pesada” que Israel ha estado levantando, cada vez más y de un modo cada vez más abusivo, contra la despojada población palestina.

Parecería que el valor que Israel atribuye a la vida de su población es tanto mayor que el valor de las otras vidas, como exigiéndole al “otro” el pago de cien vidas por una judía. Alguna vez he escuchado como justificación de tan atroz aritmética que el pueblo judío es escaso, incomparable con la cantidad de árabes, de rusos o anglogermanos que pueblan el planeta.

Pero estas cuentas son capciosas. Porque en primer luqar, el racismo señorial ha exterminado con particular fruición a poblaciones menores que las de los perpetradores. Y segundo, porque esas cuentas son inaceptables.

Lo que tenemos por delante es a genocidas que fundamentan su proceder –ya sea decanos de la cúpula universitaria o burócratas– con descaro.

Esto es nuevo en la sociedad humana.

Hasta ahora, era más bien la ignorancia y el olvido lo que “lavaba” genocidios.

Queda por ver, qué sucederá, que está sucediendo, en este caso.□

notas:

[1]  A Letter from VERA  – Association of University Heads, Israel. Nov. 1, 2023.

[2] El fundamentalismo judío en Israel, 1ª, ed. en inglés, 2004. Editado en castellano: Editorial Canaán, Buenos Aires, 2012.

[3] Kurt Brainin, comenta y replica, en IJAN-International Antizionist Network en castellano, 7 abr 2024, a David Burstin, “Atrapados entre el sionismo y el antisionismo, millones de judíos de la diáspora nos preguntamos cuál es nuestro lugar en el mundo”, Posturas, 2 abr 2024.

[4] Shahak y Mezvinski, ob. cit.

[5] Amos Linetzky, discurso 18 jul. 2024. Cit. p. Marisol Juárez, AM 7850, Bs. As.

[6] La excepción podría ser la huelga general de la sociedad palestina contra la ocupación sionista, 1936-1939, una suerte de guerra civil que demandó la vida de unos 300 judíos, una cantidad similar de muertes inglesas y decenas de miles de muertos palestinos. Pero en un período de 3 años.

Publicado en Centro / periferia, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo, Poder mundializado

MODERNIDAD Y CONTAMINACIÓN PLÁSTICA DE ANIMALES Y HUMANOS EN TODO EL PLANETA

Publicada el 24/07/2024 - 12/09/2024 por ulises

EL NEFASTO SIGNIFICADO DEL AMERICAN WAY OF LIFE

por  Luis E. Sabini Fernández

14  julio 2024

En una nota el mes anterior, punteábamos algunas cuestiones que considerábamos claves de nuestro tiempo; el auge empresario y la consiguiente financierización de la economía, las dificultades climáticas, el conflicto entre centro y periferia planetaria (una forma de referirnos a un adentro y un afuera ante la intemperie planetaria; el viejo tema del imperialismo), la irreversibilidad de los desgastes materiales más primarios, catástrofes, la contaminación generalizada, la medicalización de la sociedad, el giro cada vez más marcado del sexo al género, el aumento de la violencia en forma de despliegues militares y guerras, y rematábamos tan penoso listado con un genocidio a cielo abierto y cobertura mediática sin precedentes, para una actividad –el exterminio de una población– que hasta ahora había sido más negada que aceptada, más oculta que abierta.

Aunque todo forma parte de todo y los tratamientos parciales son una forma de asir las cuestiones de modo menos complicado pero siempre con el peligro de perder el sentido de las cosas, abordemos un punto de aquel recorrido; la contaminación generalizada, y dentro de él, la generada por los materiales plásticos. Parecerá muy limitada, pero pronto veremos que por su propia naturaleza “resbala” sobre muchos otros aspectos del penoso listado que detallábamos al principio, invade, propiamente, otras áreas.

Lo que los historiadores curriculares califican como Edad Moderna arranca a mediados del segundo milenio, cuando la navegación abandona definitivamente el cabotaje, y mediante instrumentos astronómicos (muchos de origen chino), los marinos se atreven a navegar sin referencias terrestres.  Eso significa el alcance a mares desconocidos y que, por ejemplo, los europeos hayan “descubierto” el Nuevo Mundo, hoy las tres Américas.

Desde entonces, se perfila un centro planetario  con asiento en Europa y la consiguiente periferia en América, África, Asia, Oceanía.

A mediados del siglo pasado, tras diversos cambios en la composición material de centro y periferia, EE.UU. se constituye en el verdadero centro del centro planetario, que ya no era exclusivamente europeo.

La modernidad, grosso modo desde el siglo XVI hasta mediados del XX, se había caracterizado por el incremento con botas de siete leguas de los recursos energéticos (con sus dos revoluciones industriales; la del vapor y la de los combustibles minerales), al punto que el formidable investigador Frederick Soddy llegara a advertir que el mundo industrial estaba gastando en décadas o a lo sumo algún siglo lo que al planeta le había costado millones de años acumular.

Ese guantazo al rostro de un industrialismo desenfrenado no fue recogido por nadie. Al contrario, sólo se cuestionó al “retador”, negándole calidad de economista por ser su profesión “químico”.[1] Una formal respuesta de cofradía, nada científica ni racional, pese a que los colegios de economistas se reputaban racionales al máximo.

A mediados del s XX, EE.UU. se encuentra con un liderazgo único, exclusivo. A Alemania se le quebraba el espinazo industrial por segunda vez, Inglaterra estaba agotada tras la guerra (las dos guerras), Francia, Japón, Italia también. Ese período será sorprendentemente breve porque la Rusia Soviética devenida potencia atómica será en pocos años el mayor desafío al unicato estadounidense. Pero en 1945 y en el resto de la década del ‘40 veremos el despliegue del american way of life.

¿Qué significa eso? Una era en que la tecnología parece abrirnos todas las puertas. ¿Es la tecnología por sí y ante sí un poder prácticamente omnímodo que visualiza a todo el mundo como “su” mundo?

Una era de optimismo american en tanto los verdaderamente sumergidos y explotados siguen sumergidos y explotados, pero lejos de “las luces del centro” del ”nuevo mundo”. La sustitución del ahorro por el dispendio, del dominio del consumo sobre la producción, de la felicidad sobre la responsabilidad, de la comodidad sobre el esfuerzo.

En esa constelación se desarrollan una serie de adelantos tecnológicos, una formidable expansión de la metalmecánica, y los medios de locomoción a él vinculados, como el ciclismo sustituyendo al caballo, pero sobre todo el automóvil, que viene con el “encanto” hasta en su mismo nombre –en el cual desaparece el origen de la energía que lo mueve– y dará pie a que se pueda hablar de una era del automóvil;  el de los productos plásticos, que ya se habían descubierto en Alemania en el s XIX, pero que ahora, en las primeras décadas del s XX, alcanzarán una nueva dimensión al conseguir no ya plásticos inertes y fijos, como la baquelita, sino termoplásticos; que se caracterizan por su maleabilidad, tan radical como para rehacer nuevas formas con el mismo material.

La petroquímica inicia su rauda marcha hacia el mercado mundializado plastificándolo todo; mobiliario, utensilios de cocina y sanitarios, estuches, cañerías, envoltorios, envases, herramientas, instrumentos. Y partes, cada vez más partes de vehículos de todo tipo; automovilismo, aviación, monopatines de juguete, tractores.

Se va elaborando todo en plástico, por más que voces de cautela se refieran a los olores resultantes de algunas plastificaciones, o los aceitosos líquidos escurridos de algunas producciones.

La petroquímica no necesita investigar si sus productos cumplen normas de seguridad. ¡Cómo no van a cumplirlas, si se trata de avances “científicos”, con personal altamente especializado! Se trata de laboratorios en la vanguardia mundial de la ciencia. ¡Todo lo que se descubre es fruta madura del árbol de la ciencia! Si existe, es bueno. Porque el conocimiento es  bueno, la ciencia es buena. Si se pueden hacer, idear, fabricar, es porque son buenos. Valga la tautología.

Un penoso y miope realismo que confunde lo bueno con lo real, aboliendo toda conciencia crítica.

En la segunda posguerra está Occidente (sólo el Occidente, bien arropado y satisfecho) irradiando el progreso: apóstoles de un nuevo tiempo. Occidente es EE.UU.

¿Por qué en EE.UU. “el progreso tecnológico” forma parte del ADN “nacional (o imperial)? La legislación estadounidense aprueba sistemáticamente el progreso tecnológico declarando SAFE, segura, toda nueva producción emanada de laboratorios, universidades, consorcios, por ejemplo, farmacéuticos. Solo la EPA  (Environmental Protection Agency, Agencia Federal de Protección Ambiental),  a través de una investigación cuestionando esa calidad de SAFE  podría tachar un producto de la lista de lo aceptable. Pero no hay que preocuparse por ello, saben los empresarios. Porque es el éxito económico lo que asegura su impunidad. Los nuevos

productos de la modernización galopante se cuentan por miles, por decenas de miles.

Muy avanzado el siglo XX se estima que de ese listado de productos tecnológicos nuevos, apenas un 10% cuentan con una ficha de características y propiedades que permita hablar de que se conoce al producto; la inmensa  mayoría de los nuevos productos, generalmente “maravillosos”, cuentan únicamente con el conocimiento de la propiedad que los ha hecho tan valiosos; por ejemplo, se sabe que es ignífugo, pero nada se sabe si combinado con algún otro producto genera otras propiedades no tan útiles o valiosas o incluso perjudiciales;  por ejemplo  su penetración o migración a la materia con la que entre en contacto.

Un verdadero encuadre de optimismo tecnológico. En los antípodas del “principio precautorio” que sostiene aprender a avanzar –a la luz de tantos errores de interpretación, palos de ciego e ignorancias brutales que la humanidad ha ido cosechando– con pies de plomo.

Sin embargo, la realidad es terca. Con el tiempo, se advierte que los plásticos solo aumentan en volumen y peso en el planeta; hay circulación aparente, es pura acumulación. Porque no son biodegradables. Hechos mediante procesos de polimerización, los plásticos se alejan de su origen, mineral o vegetal, y generan un nuevo orden material; que no es animal, vegetal ni (siquiera) mineral.

El invento de un nuevo “reino”, no natural, es problemático; con el paso del tiempo, sus ejecutores no tendrán más remedio que aceptar que los obreros de las usinas de materiales plásticos, mueren como moscas y mueren de etiologías desconocidas hasta entonces.[2]

La industria petroquímica hará los mayores esfuerzos para “salvar” el buen nombre de los nuevos inventos, y tendrá mucho éxito. A medida que aumente la montaña plástica se harán cada vez más campañas de reciclado e ingeniosas campañas de usos diversos, “originales”, de recuperación con “alta conciencia ambiental” respecto de ese material que se fue haciendo omnipresente.

Los nuevos materiales resolvieron muy diversas dificultades y mejoraron así los alcances tecnológicos de muchos materiales e instrumentos. Aunque produciendo unos restos, unos saldos, unos escombros de la producción de un alcance sin precedentes.

La industria petroquímica siempre tuvo claro que la recuperación, mediante reciclado, reúso, recomposición, alcanza cantidades exiguas por no decir ridículas de lo producido; 1,5%  era el porcentaje de recuperación que se había logrado en EE.UU., en plena década  de los ’90, según Federico Zorraquín, a la sazón presidente del Congreso de la  industria petroquímica en Buenos Aires, en 1996 (en una suerte de congreso de industriales del plástico). Aun así, las campañas de reciclado y recuperación se construyeron con enorme propaganda y trascendencia haciendo creer que tenían muchísimo mayor significado.

Tenemos datos de 2015 (cada año es muy similar a otro, en todo caso con tendencia a aumentar la producción bruta): la producción de plástico estimada para todo el mundo, ha sido entonces del orden de 280  millones de toneladas  de lo cual las ¾ partes es usado una sola vez (el  vilipendiado “use y tire” tiene entonces excelente salud en la petroquímica).[3] Eso significa que más de 200 millones de toneladas se pierden (el mercado las pierde) casi de inmediato.

¿Dónde, cómo las pierde? En las mal llamados “rellenos sanitarios” que son todo menos sanitarios o en ríos y, muy especialmente en el mar. En el mar se ha  verificado que el 70% de los plásticos allí vertidos van  a los fondos marinos (afectando decisivamente la función de almácigo submarino que el fondo de los mares suele tener para la reproducción de los ciclos vitales de las tres cuartas partes de los suelos planetarios).

¿Qué industria puede darse el lujo de despreciar así la producción de su rama de actividad? Una industria cuya materia prima cuesta una bagatela; era lo que pasaba con el petróleo hasta 1973, extraído con pavorosos pasivos ambientales a cargo de los países succionados; Nigeria, Irak, Venezuela, Ecuador y tantos otros.

Porque con el fin de la 2GM, la periferia quedó a  merced de un centro planetario nuevo, consolidado, mucho más dinámico que el de la vieja exacción europea.

La nueva configuración política, organizativa, ideológica, protagonizada por una cultura como la norteamericana donde lo nuevo es siempre superior a lo viejo, donde el desarrollo está santificado como un valor en sí mismo, donde el hallazgo, –inversión o invento– de los termoplásticos se legitima en su sola existencia, donde el lucro es nervio motor de los cambios sociales y se deja a un lado toda consideración sobre su sentido o implicaciones mediatas e indirectas.

Se construyen envases plásticos y se verifica que son más livianos que los de vidrio, ergo, son más económicos; análisis de costo supermiope, de cortísimo plazo; hacer un envase con un derivado polimerizado del petróleo, que en los ’60  se extraía como dijimos casi gratis de los “países petroleros” pagando regalías mínimas y simbólicas, resultaba más barato que producirlos con vidrio, por ejemplo.

Un abordaje más racional sobre costos comparativos tendría que haber incluido en el caso del envase de vidrio, el costo de fabricación, el costo del transporte, mucho mayor para el vidrio que con envases plásticos y lo mismo en relación con su peso, muchísimo mayor en el caso del vidrio, pero a la vez en el destino final del envase, la refundición del vidrio otorga prácticamente la misma calidad que el de la primera generación y con un residuo casi cero.  Con los plásticos, se da vuelta la tortilla; reciclado, se obtiene un plástico de inferior calidad que hace imposible rehacer  envases como los de la primera generación.

Pero como la petroquímica “apuesta a la excelencia” desecha reciclados onerosos y, con petróleo barato produce polimerizaciones flamantes. ¿Y el sobrante de la primera producción?  Se desecha.  ¿Cómo se desecha? Iremos percibiendo que cuesta  mucho más desechar plásticos que cualquier otro material.

¿Cómo encara la industria tamaño inconveniente? Se tira, se esconde, se olvida. Una brutal, sobrecogedora, externalización de costos. Ante la cual todas las oficinas reguladoras de la calidad ambiental de todos los países (unos más, otros menos), las de la ONU, las interregionales, llevarán a cabo el papel de los tres monos sabios.

Porque existe una dificultad con el plástico que ha cumplido su función, casi siempre una única y fugaz. En primer lugar, aún en ejercicio de su función, como envase: los envases plásticos no son inertes respecto de su contenido: migran a ese contenido. De un modo muy acelerado si se trata de alcoholes o aceites; más atenuado si se trata de otros contenidos. Estas “migraciones” no son insignificantes; generalmente son patógenas, generadoras de daño orgánico (aunque muy graduales, como en cámara lenta; por eso son tan imperceptibles y –miradas superficialmente– da lugar a negarlas. ¡Lo que se “cuela” al contenido es mínimo!; despreciable. Los inversores así lo prefieren. Ganan más. Los envasadores también.[4] El desprecio por la salud general, planetaria, es inconmensurable. La impunidad resultante también.

La segunda dificultad atañe, no ya a su toxicidad sino, directamente, al destino material de los plásticos desechados. Al ser un material no biodegradable solo se acumula, como una suerte de metástasis ambiental. La petroquímica bien que se ha cuidado de responsabilizarse por esa producción continua de basura tóxica. Su consigna callada ha sido eludir el problema y al contrario alardear de responsabilidad social, empresaria o ambiental, como cuando la industria plástica fue acusada de usar cianuro y envenenar el ambiente, y allí, sí, salieron representantes empresarios del plástico a deslindar claramente “los tantos”; que usaban, sí, cianuro como catalizador para obtener monómeros de poliamida (PA), pero que ese cianuro se recuperaba en un 100% librando  la sociedad de la carga de esa contaminación. La Fundación Plastivida de la Argentina informaba de esto con mucho orgullo         en 2010.[5] Omitía sí, todos los otros episodios y producciones donde la fabricación de plásticos no ha dejado ese límpido resultado.

Entiendo que al día de hoy ya no es necesario probar la existencia de una masa de plástico ingobernable dañando sobre todo los mares y la vida de sus habitantes     . Pero más allá de redes asesinas, bolsas plásticas confundidas con alimentos,  adminículos plásticos ingeridos por pelícanos que mueren de hambre con el buche lleno de tapas, sonajeros, llaveros  o         llavecitas, del aumento preocupante de muertes de ballenas por ingestión de basura plástica,[6]  la formación incesante de micropartículas plásticas nos presenta un presente ominoso que puede hacer nuestro futuro pesadillesco. Las bolsas  y partículas plásticas no se biodegradan, pero la erosión, marina, por ejemplo, como el viento, las desmenuza, las va reduciendo de tamaño. Por eso ahora la presencia de micropartículas es insoslayable. Hasta en la leche materna ya se ha encontrado.[7]

Desde la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de California, EE.UU., se ha investigado la cuestión de por qué las micropartículas plásticas van tan fluidamente a los estómagos de los peces. Uno de los investigadores, Matthew Savoca, explica el método empleado: microorganismos suelen colonizar las partículas plásticas que flotan en los mares y para percibir sus efectos se situaron anchoas en cuatro estanques: el primero con agua limpia; el segundo con agua conteniendo micropartículas plásticas   recientes, un tercero con micropartículas que ya tenían 3 semanas en el océano y un cuarto estanque con kril, una comida favorita tradicional de las anchoas. Y el resultado fue: indiferencia en el primer y segundo estanque, pero enorme actividad de las anchoas en el tercer estanque, arremolinándose y procurando trepar, del mismo modo que lo hacen los del cuarto estanque.

Las micropartículas plásticas colonizadas por microrganismos se designan en inglés como biofouling; ya no tienen el olor del plástico puro sino, sino que, colonizado, tiene otro olor que los peces consideran apetitoso. De este modo, las micropartículas formadas o depositadas en los mares terminan en nuestros intestinos, al comer nosotros, los humanos, peces y crustáceos. Savoca resume, lo que llama un giro shakesperiano: “estamos comiendo pescado que está comiendo plástico que huele a comida.” [8]

La década del ’60 será recordada como el comienzo de un muy lento, apenas perceptible envenenamiento masivo –¿Plastoceno?–, en primer lugar en EE.UU., pero casi sin solución de continuidad en toda el área bajo la influencia ideológica y comercial estadounidense, es decir en prácticamente todo el mundo.[9] Y los plásticos, allí, en primera línea.

El daño producido al planeta, a la vida en el planeta es incalculable. En tan diversos órdenes vitales. Gestación de enfermedades o nudos patológicos nuevos, proliferación de cánceres.

Enfrentada a la acumulación de residuos tóxicos, de menoscabo a la existencia de seres vivos en general, está nuestra conciencia creciente de estas situaciones problemáticas: tengo para mí que estamos cada vez peor y, al mismo tiempo, cada vez mejor, porque estamos cada vez más conscientes de nuestras propias falencias, como especie, y sobre todo como sociedades que a menudo elegimos dañar a nuestros congéneres o a la vida en general, por presuntas ventajas materiales.

Pese a todo, la afirmación de la vida sigue siendo nuestro impulso principal.

Así y todo, abordar esta conflictividad está muy lejos de ser sencillo.□

notas:

[1] Soddy fue un Nobel premiado en química, en 1921. Sin embargo, a la vista de la desolación producida por el uso de “gases venenosos”  durante la IGM, Soddy renunció a su brillante carrera como químico y volcó sus estudios a una disciplina disímil; la economía, y a las finanzas, y se reveló un muy fuerte crítico de ideas muy consolidadas en ese campo. Fue sobre todo esa “intromisión” y la precisión y justeza de sus críticas, lo que hizo que el colegiado de economistas procurara aislarlo,  para cuidar sus quintitas. Soddy, por ejemplo, reexaminó el sentido de los intereses en los préstamos de dinero, tema que estuvo muy en discusión entre la Iglesia Católica por un lado y las iglesias protestantes y los prestamistas judíos por el otro  desde siglos atrás. Indudablemente su crítica pisó unos cuantos callos. Y por eso fue borrado mediante “exclusión curricular”.

[2] Desde la década de los ’40 se sabe que sustancias emitidas por envoltorios plásticos pueden producir tumores en ratas. Fue el caso con filmes plásticos como los muy exitosos Saran Wrap, “el film de los cien usos”, compuesto con PVC, PE, dacrón, celofán y teflón. Pero solo será en la década de los ’70, cuando los señales de toxicidad, grave, son ya tan indisimulables como para que la complaciente FDA rechace  un pedido de Monsanto de fabricar botellas PVC para bebidas alcohólicas (cit. p. Susan Freinkel, Plástico, Tusquets edit., Buenos Aires, 2012, cap. 4, n. 29).

[3] El salmón contracorriente, 30 oct.2015. https://www.socioeco.org/bdf_organisme-386_es.html.

[4] Las migraciones de PE, uno de los plásticos más usados, tienen lugar cuando el envase es sometido a 40 grados de calor. De allí en más, se intensifica la migración. Obsérvese que estamos hablando de una temperatura de un verano ni siquiera tropical. Investigación hecha en Alemania: Kemper, F. Zum Thema Weichmacher-Phtalsaurediakylester, pharmakologische und toxikologische Aspekte, Verband Kunstofferzeugende Industrie, Frankfurt, 1983 (cit. p. Integral, Barcelona, no 98, 1988).

[5] https://www.ocmal.org/cianuro-y-ilos-plasticos.

[6] “En 2002, un rorcual aliblanco (Balaenoptera acutorostrata) que llegó a la costa de Normandía, Francia, tenía casi una tonelada de plástico en su estómago incluyendo bolsas de dos supermercados británicos.”  fte.: Oceansentry.org.

[7]  https://www.rapaluruguay.org/. Octubre 2022.

[8] Kaleigh Rogers, https://www.vice.com/en/article/kzzw93/were-eating-fish-that-are-eating-plastic-that-smells-like-food, 15 ago 2017.

[9] Algunos países siempre harán punta; no nos referimos a plásticos en este caso sino a avances tecnológicos ignorando el llamado principio de precaución; hay solo dos estados que cultivaron soja transgénica masivamente en el siglo XX, a fines: EE.UU. y Argentina.

Publicado en Centro / periferia, Destrozando el sentido común, ecología, Salud. Y enfermedad

ANTROPOCENO, CADA VEZ MÁS PRESENTE… Y PESANTE

Publicada el 14/06/2024 - 01/11/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

10 jun 2024

Como era inevitable a la luz de la creciente complejización tecnológica; la violencia rampante en ascenso; la expansión como mancha de aceite en el tejido social de la drogadicción; el desarrollo en progresión geométrica de la manipulación mediática; la contaminación planetaria cada vez más incontenible; la medicalización de nuestras sociedades y su hermano siamés, el miedo; la intromisión cada vez mayor y más profunda de los recursos mediáticos y comunicacionales en nuestras vidas cotidianas y la correspondiente pasivización de nuestros comportamientos cada vez más mediatizados y sitiados por la sofisticación tecnológica y electrónica; la expansión ubicua del biowarfare al servicio de poderes cada vez mayores y más heterónomos, y  desde lo más reciente, con el aumento de la violencia militar anuncio de guerras cada vez más abarcativas y graves, nos encontramos en una situación que entrevemos como una disyuntiva para las sociedades contemporáneas, cada vez más simultáneamente afectadas por el cúmulo apenas sucintamente borroneado.

Cualquiera de esos ítem sería en sí mismo un problema insoluble o casi, de una gravedad en sí misma insondable. Pero la reiteración de crisis de tan diversos órdenes, hace la problemática inmensamente más grave.

Ante este panorama de largo alcance, de alto vuelo, de lento (aunque irreversible) deterioro, y aunque esos mismos deterioros sean a menudo compensados por algunos avances tecnocientíficos y desarrollos de percepciones y conocimientos de nuestras sociedades, estamos en una coyuntura que tiene giros mucho más veloces y bruscos (y por ello potencialmente catastróficos), como fue la sesgada declaración de pandemia de 2020 o la invasión militar de Rusia a Ucrania, y muy especialmente –por su intensidad y alcance– el copamiento palestino a un cuartel israelí e inmediaciones y la abrumadora, respuesta israelí que ha desencadenado un proceso abiertamente genocida.[1]

Hagamos un recorrido –siempre incompleto– por los puntos que enumeré como de conflicto para nuestro presente, humano, generalizado,  planetario. Eventualmente, podremos articular un orden de prioridades o una red de conexiones que nos permita visualizar elementos y causalidades comunes.

¿HACIA UNA SOCIEDAD SIN ESTADO? AUGE EMPRESARIO

Observamos una decadencia de sistemas de poder  puramente políticos; una traslación cada vez más visible de lo político a lo empresarial. A un universo empresarial altamente tecnologizado. Un tecnopoder. Y cada vez más, en ese desplazamiento, otro “interno” dentro del universo empresario, hacia una financierización creciente y cada vez más omnipresente.

El mundo empresarial no ha tenido jamás menos limitaciones o condicionamientos. En la época en que los estados nacionales gestionaban una sociedad (“su” sociedad), a lo más incorporaban la tarea empresarial regulándola. Así ocurría al menos en los estados soberanos, centrales. En los estados periféricos, forjados por el colonialismo travestido en neocolonial, cuando las oligarquías percibieron que el despojo tradicional había ido entrando en crisis, se le fue asignando al mundo empresario la tarea discrecional de nutrir las metrópolis y acumular las mayores plusvalías desde las periferias, pero blandiendo ahora las banderas de los flamantes estados nacionales.

El auge del universo empresarial dentro de lo que se llama “el capitalismo” ha significado que las tareas que antes el empresariado cumplía en algunos tramos y regiones, ahora se ha generalizado.

Lo empresario como eje de la actividad económica se contrapone a lo estatal y lo público. Y mientras esta última, al menos teóricamente, se encara como servicio (y su contracara, privilegios), el motor empresario tiene muy otro motor: el lucro y el No Limits. Ya sabemos que el lucro perfecciona el poder económico-financiero. Y la experiencia nos dice que ese poder no tiene sentido en sí (salvo el del disfrute de algunas comodidades), sino que expresa el poder de lo incontrolado, incontrolable. Sin más límite que sí mismo.

Ante la falsa igualdad que caracteriza un sistema democrático, el universo empresario es, en sí, el reconocimiento del verticalismo más radical: no hay nada menos democrático que el funcionamiento empresarial. El mundo empresario supera la monarquía más absoluta: porque aun ese extremo reconoce un orden político; el universo empresario, en cambio, atareado con otras funciones, ni siquiera advierte o le preocupa su condición política; si es verticalista u horizontalista, por ejemplo; es expeditivo.

CAMBIO CLIMÁTICO

Se habla demasiado de “cambio climático” o “calentamiento global” en general; grandes definiciones o áreas temáticas que suelen escamotear el origen de los denunciados trastornos, Hablar de cambio climático  sitúa la dificultad fuera de nosotros, en el planeta, en el orden celeste. Pero prácticamente siempre tales alteraciones, calentamientos, sequías, agotamientos, envenenamientos, inundaciones, sobrevienen por decisiones humanas. No de los humanos en general, sino en particular de los grandes consorcios que modelan la economía mundial y la economía humana en general; la agroindustria, por ejemplo, o la megaminería, o ciertas ramas de la química industrial. Porque la acción de grandes corporaciones, a menudo mucho más poderosas que los estados nacionales, es la que está detrás de las desertificaciones, los agotamientos minerales o boscosos, la pérdida de calidad del agua o la pérdida directamente del agua.

Claro que si uno habla de “cambio climático”, la presunta solución provendrá de algo sistémico, general, que es lo que pretende la burocracia onusiana con sus costosísimas conferencias mundiales sobre cambio climático, que en los hechos poco afectan la vida económica y empresarial vigente.  Si se advierte que la causa de una alteración climática es una inconducta empresarial (de las tantas que incansablemente acaecen), la medida tendría que ser mucho más acotada, pero a la vez más precisa. Se trata de lograr que los agentes contaminantes sean realmente ubicados y combatidos, y no con multas sino arruinándoles “el negocio” que afecta y enferma el ambiente y transitivamente a todos nosotros.

CENTRO Y PERIFERIA

Aunque nos quieran hacer creer que el mundo es de todos y para todos, con sus gadgets incluidos,  nuestro planeta sigue caracterizado por el universo de los ricos con sus pobres; en EE.UU., en Europa sobre todo Occidental, en algunos enclaves en todas partes; Singapur, Seúl, Buenos Aires, Ryad, Doha,  y el de los pobres con sus ricos, en casi toda África, América Central y regiones del mundo árabe, buena parte del continente nativoafrolatinoamericano, así como en el asiático.

Allí, en lo que a menudo se caracteriza como periferia o, hasta hace poco, “tercer mundo”, los jóvenes y los viejos siguen llevando la peor parte… y las mujeres, y la primera infancia. Víctimas directas de la exacción material: las grandes corporaciones transnacionales que se supone vienen a invertir y que en realidad vienen a “cosechar”; sesgada confusión de verbos…

IRREVERSIBILIDAD DEL DESGASTE DE LOS MATERIALES MÁS PRMARIOS

Nuestro planeta se va desgastando. Y a diferencia de las sociedades tradicionales, conservadores, el auge burgués, la fiebre socialista, la idea de progreso (muy burguesa, pero preservada sin solución de continuidad por el socialismo) han ido caracterizando cada vez más nuestro presente, el de la modernidad, el de la hipermodernidad.

La hybris que caracteriza nuestro presente ni repara ni entiende por qué habría de preservar nuestro hábitat. “Eso” caracterizaba a las sociedades tradicionales, paganas, primitivas…

Por ejemplo, se están haciendo planes agroganaderos, con expectativas altísimas de rendimiento financiero, sustituyendo la Amazonia por plantíos decididos por el hombre o por espacios de ganadería de enorme alcance. Tales planes no tienen problema en eliminar la última selva medible en millones de km2 (en terminar de eliminar, habría que decir más propiamente; una mucho más chica, considerada empero la segunda selva más grande del planeta, en Borneo, fue talada y desaparecida hace pocos años), Se estima que la Amazonia tiene unos 60-70 millones de años. Borrable del planeta, como si fuera un canterito de algún conde aburrido…

La cadena montañosa que proviene del Gran Macizo Central Sudamericano, que se extiende al sur y se sumerge, entrando al río de la Plata, luce su última grupa que llamamos Punta Ballena en el sudeste uruguayo. También se estima que tiene unos 65 millones de años. Unos señores munidos de sospechables títulos de propiedad (extendidos seguramente hace bastante menos tiempo) han decidido perforarla, triturarla, deshacerla, condicionar lo que vaya quedando de ese formidable promontorio que ingresa al mar durante unos 500 metros, para edificar sobre “su lomo” 27 edificios de unos 10 o 20 pisos de altura (para lo cual deberán extraer varios miles de cargas de camión de piedra molida, cortada, deshecha, sobrante, buscando hacer los cimientos). Punta Ballena es una construcción natural de roca que presenta (cada vez más, presentaba) una serie de parajes y paisajes únicos, una vegetación y fauna igualmente únicas, amén de formaciones rocosas exclusivas, incluidas las rompientes naturales.

Punta Ballena y Amazonia son apenas dos ejemplos, dos puntos, de la naturaleza que empresarios consideran necesario apropiárselos.

CATÁSTROFES

Siempre hubo y se las califica por su impacto (sorpresivo). Las que nos interesan en este recuento son las antrópicas, como Fukushima, Chernobyl,  Rio Doce o el agujero de ozono. El universo mediático habla mucho de ellas cuando sobreviene alguna, pero su tratamiento pierde centralidad a la misma velocidad con que fuera  inicialmente entrevista. Respecto de otras como la difusión de micropartículas plásticas en todos los mares, que pueden engendrar un impacto mucho mayor, a gatas se las observa justamente por carecer de “impacto”.

CONTAMINACIÓN GENERALIZADA

Este ítem no sólo está íntimamente ligado con el auge empresario sino que constituye una de sus consecuencias necesarias (y por tanto, inevitables). Porque el interés particular se agranda descargando la contaminación general “fuera del negocio”.

La contaminación generalizada es hoy innegable. Sin embargo, por décadas el mundo empresario, precisamente, estuvo negando sistemáticamente tanto el desmantelamiento como el envenenamiento, valido de “testigos” (comprados, obviamente), procurando pertrechar “la biblioteca en contra” de tales denuncias con estudios falsos o sesgados que siempre lleva mucho tiempo desmontar.[2] Pero el atropello llevado adelante por el USDA (Ministerio de Agricultura de EEUU.) en el caso de la soja dista de ser único.

Se han hecho tristemente famosas las falsificaciones de los grandes laboratorios para usar sin el menor respeto a la salud humana y a la verdad común y corriente, vacunas que han probado ser más patógenas que la afección que se invocaba neutralizar; las generadoras de autismo, por ejemplo, en niños pequeños y recordando apenas que en la reciente pandemia decretada por OMS mediante un nuevo “orden sanitario” mucho más invasivo que el anterior, hasta los laboratorios que hicieron su agosto vendiendo centenares de millones de dosis anticovid, han reconocido que el covid habría afectado más o menos por igual a vacunados y no vacunados. Si agregamos la cantidad de secuelas generadas con las vacunas (alteraciones sobre todo cardiacas), el resultado ha sido desde el punto de vista  médico más bien negativo, aunque financieramente muy a favor… de los laboratorios.

Los agrotóxicos envenenan ¿o apenas constituyen, según la jerga de los grandes laboratorios “fitomejoradores”? Todas las investigaciones sin fines de lucro han verificado los daños en la población más ligada al uso de “fitomejoradores”, aunque las declaraciones tantas veces reiteradas de Syngenta, Monsanto, Bayer, Novartis hayan insistido en la inocuidad de sus productos de maravilla.

Los plásticos, difuminándose inconteniblemente, hacen daño ¿o apenas se trata de una cuestión de higiene, de negligencia, que, por ejemplo, gigantescas máquinas tragaplásticos solucionarían en un periquete? Penosamente falso, por cuanto la erosión ha ido reduciendo permanentemente el tamaño de los objetos plásticos hasta hacerlos invisibles al ojo humano (pero no biodegradados; ése es el punto).

Esa misma invisibilidad se nos presenta como “solución final” a la superproducción y superabundancia de materiales plásticos (por ejemplo, con la estafa de los oxodegradables). La desaparición del problema a la vista humana no es la desaparición del problema. Es entonces que se acrecienta el problema. Ya se han “encontrado” partículas plásticas, invisibles al ojo nuestro, en la leche humana materna (y en todos los líquidos y fluidos que nos son propios). Biólogos norteamericanos; Theo Colborn, Dianne Dumanoski y John Peterson Myers,[3] tras años de trabajo de campo, han verificado muchos trastornos de comportamiento, sociales o físicos, claramente asociados con la presencia en nuestros cuerpos de partículas plásticas (p. ej., policarbonato). Entre los sociales, de conducta, han registrado la existencia de parejas de gaviotas que a diferencia de las naturales, siempre de macho y hembra, aparecen constituidas con dos hembras, solo que una cumpliendo el rol “tradicional” de hembra y la otra, el de macho. ¡Ni que las gaviotas se hubieran capacitado en cuestiones de género!

Entre los trastornos directamente anatómicos, estos investigadores pudieron rastrear la atrofia de penes entre cocodrilos del Misisipi, que hace a sus portadores incapaces de aparearse con hembras, aunque tal fuera su ímpetu o deseo.

Es que pocas situaciones presentan el alcance problemático que la producción y difusión de termoplásticos expresan. El sinsentido, la falsa ciencia, el espíritu de lucro o la rapacidad, la pretensión de cambio “superador” sin medir sus consecuencias sanitarias; en este caso, el haber contaminado, envenenado a todo el planeta y concretamente a todos los cuerpos vivos del planeta. Los responsables de ese estado de cosas se han negado a afrontar las consecuencias de un diagnóstico certero y de sus implicaciones letales. Porque ¿qué se puede argüir al tomar conciencia que la leche materna, la leche mamífera en general, tienen partículas plásticas? que nuestros cuerpos tienen plásticos alojados en los más diversos órganos, que asimismo, la naturaleza tiene en todos lados, en todos sus océanos microplásticos, que los peces todos tienen en sus tejidos material plástico. Y que esas micropartículas pueden generar alteraciones gravísimas en sus huéspedes.

La petroquímica debería ser enjuiciada por genocidio dado el alcance de la toxicidad de los plásticos en nuestras sociedades y en el mundo en general, enfermedades asociables con microplásticos pueden empezar a estimarse en millones de casos.

Un caso de negligencia criminal de los inversores mayores a escala planetaria, en la petroquímica, en las industrias generadoras de combustibles y plásticos y en los laboratorios y cámaras asociadas a la “colocación de productos altamente rentables”, por su producción “involuntaria” de víctimas.

 

MEDICALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD. AUGE DEL BIOWARFARE

Existe un proceso simultáneo y en cierto sentido correlativo al anterior, y es la medicalización de la sociedad, cada vez más acusada y donde la impronta del miedo se ha ido haciendo cada vez más presente. Y junto con este proceso el rasgo que entiendo más acusado es el asentamiento y señorío creciente del biowarfare.

Desde fines de la 2GM, los elencos dominantes de la única potencia que emergió triunfante e indemne de la guerra, EE.UU., sintió llegada su hora. Como la única potencia mundial, la consumación del imperio en la tierra.[4]

Desde aquel entonces, desde EE.UU., así como se ha confeccionado una red de supervisión “policial” con seis comandos que se reparten el mundo entero (Eurocom, Africom, Surcom, etcétera), apoyado en bases militares “nenúfares” (pequeñas  y móviles; más de mil en el mundo entero), así como se ha diseñado al servicio del idioma inglés una red “que todo lo ve y lo oye” en todo el planeta  –“Los 5 Ojos”–, así se ha diseñado toda una red de laboratorios extendidos también por muchos países del mundo, dedicados al cultivo de la guerra en “tubos de ensayo”.[5] Inicialmente, se trataba de manejo de enfermedades, su implantación por necesidades geopolíticas, medición de la contagiosidad,[6] pero desde hace ya unas décadas con el desarrollo de la ingeniería genética, aquella red de laboratorios ha sido sustituida o complementada por una red de decenas de laboratorios de ingeniería genética, dedicadas al cultivo de microorganismos regulables y aplicables por decisión voluntaria. Persiguiendo sobre todo la construcción de quimeras; seres vivos no naturales sino “construidos” en el laboratorio.

Algunos de tales laboratorios se han hecho “tristemente” famosos como el de Wuhan, justamente de biología sintética; en el sitio que se ubica como el del origen de la peculiar pandemia que la OMS reconoció o gestó –no sabemos bien– en 2020.  Otros laboratorios de esta estirpe han sido ubicados en Ucrania, generosamente financiados por Victoria Nuland, una halcona reconocida (y a mucha honra, dirá ella), miembro clave de la craneoteca norteamericana, que ha sido todo un pivot para el  comienzo de la nueva política “occidental” en Ucrania ante Rusia desde 2014).

Respecto del covid recientemente vivido como pandemia, han ido surgiendo voces, tanto de investigadores como de estados y hasta de los mismos laboratorios protagonistas del evento, reconociendo fallos de la versión oficial e inoperancia de los pasos tomados (cuando no franca responsabilidad en las falencias asistenciales), al punto que la última reunión mundial de la OMS, finalizada el 1 junio 2024, abdicó de la pretensión inicial de establecer una reglamento general (y único) de tratamiento de pandemias. No es por cierto un triunfo de las soberanías nacionales o locales sino un resuello de la OMS para tomar impulso e imponer su agenda; de todos modos, con la fluidez informativa actual, la OMS no las tiene todas consigo…

Ligado con desarrollos científicos en la salud, pero también en ingeniería, computación y biometría, señalemos los anuncios inminentes de INTELIGENCIA ARTIFICIAL. i. a.

Baste saber, introductoriamente que no es novedad alguna sino, nada más y nada menos, que un avance más en el ya largo proceso de ampliación de la actividades cibernéticas, automáticas, digitales, en nuestra vidas  cotidianas. Como el registro bióptico, por ejemplo.

Aunque se nos presenta como avances en nuestros conocimientos, y concomitantemente avances en nuestra disponibilidad, libertad de elegir, etcétera, en realidad se trata de avances en el conocimiento de nosotros, los humanos, como objetos.

DEL SEXO AL GÉNERO

Tal vez se lo podría considerar una arista más del capítulo anterior, pero el feminismo más visible lo considera bandera insoslayable para acabar con privilegios machistas. Aun atendiendo cuestiones reales, como la desigualdad y las relaciones de poder entre los sexos, vemos la deriva al género como una estrategia de poder y no necesariamente de las mujeres.[7] Luchando por una comprensible igualdad entre los sexos, tenemos ahora la indisimulable desigualdad entre las mujeres cis y las trans, con enormes conflictos en los deportes o en las alcobas.

EL AUMENTO EN PROPORCIÓN GEOMÉTRICA DE LOS MÁS ATROCES TRÁFICOS: DE HUMANOS, DROGAS, ARMAS,  ÓRGANOS

Permanentemente estamos recibiendo noticias del camión abandonado en un desierto con cien viajeros clandestinos encerrados… y muertos. Del tráfico incesante de afros, que abandonando el continente probablemente más devastado, con sus últimos ahorros pagan el traslado a países “ricos”, y son abandonados en pésimas chalupas a veces en el medio del mar Mediterráneo y a menudo encuentran allí la muerte. Miles al año.

Con drogas y armas, las víctimas no son ya los traficados sino los destinatarios finales.

En el caso de los órganos; córneas, riñones, pulmones, corazón, la sordidez alcanza nuevas cotas. Y apenas si nos enteramos. De una red, administrada por rabinos, recientemente, en subsuelos neoyorquinos. De la extracción de órganos a condenados a muerte en China (se investigó, hace tiempo, sobre tales extracciones en ambas Chinas, la continental y la taiwanesa).

VIOLENCIAS O GUERRAS LOCALES

Siempre han existido en las más diversas latitudes del planeta.

El estado “bélico” se presenta cargado como nunca antes desde el colapso soviético, hacia 1990. Las violencias, incluso militares, hasta ahora se habían reducido a luchas internas o fronterizas entre dos estados vecinos; lo que observamos en los últimos años, meses, es un acrecentamiento de “preparativos para la guerra”, sin precedentes recientes. Preparativos como para “una tercera guerra mundial”.

Dos violencias generalizándose; una bajo la forma de guerra entre ejércitos: en Ucrania entre Rusia y una asociación Ucrania-OTAN, y la otra, en la Franja de Gaza, del ejército israelí masacrando población civil y desarmada palestina o modo de venganza, retaliación, desquite ante un golpe de mano guerrillero palestino que resultó inusitadamente costoso en vidas humanas israelíes, sobre todo de militares copados en una toma de cuartel aparentemente sorpresiva, sin precedentes en la larga ofensiva israelí contra la sociedad palestina (exceptuando la huelga general revolucionaria y armada de Palestina, 1936-1939).

El derribo de viviendas de a miles,  desocupadas o no,  el bombardeo aéreo de ciudades palestinas, devastadas, expresando un verdadero genocidio en acción y mediáticamente a la vista de “todo el mundo” ha generado una situación inédita tan aterradora que hasta el mismo Estado de Israel, que había sorteado todas las décadas desde su fundación cometiendo una interminable serie de ataques y abusos, siempre valido de su condición de víctima-que-se-defiende, con el apoyo sesgado del Occidente rico y colonizador “más o menos ex”, esta vez fue visualizado por un amplio arco de seres humanos y sociedades, como abusivo y genocida. Habitantes, referentes políticos y gobernantes de países, como Bolivia, Colombia, España, Noruega, Turquía, Portugal, México, Sudáfrica, Brasil, Irlanda, Chile, Malasia entre otros condenan la acción mortífera israelí; y grandes sectores de la población de EE.UU., el Reino Unido, y de otros países europeos también condenan la acción genocida israelí, pese a que sus gobiernos sean cómplices del accionar israelí.

La acción desencadenada por Israel tras el golpe guerrillero no es nueva. Palestina y particularmente la Franja de Gaza ha sufrido desde hace décadas varias matanzas de miles de habitantes cada una, sin que mediaran siquiera acciones “desencadenantes” como la de Hamas del 7 de octubre de 2023.

Pero la desnudez mediática que existió ante la brutal reacción israelí parece haber agotado la paciencia o debilitado el escudo ideológico del victimismo israelí.

El sofisticado engendro etnosocial del sionismo parece haber agotado su abusado crédito  de impunidad.

GENOCIDIO A CIELO ABIERTO

Lo acontecido en la Franja de Gaza e inmediaciones a partir de la madrugada del 7 de octubre de 2023, con la respuesta en horas del ejército israelí desde una constelación mundializada de poder, con eje en Israel, pero con sus grupos de apoyo en EE.UU. y asistencia permanente desde el Reino Unido, que se está llevando a cabo, impiadosamente en la Franja de Gaza (y territorios palestinos aledaños) resulte tal vez lo más notable, e inteligirlo  nos ayude a ubicar ‘el estado (actual) del mundo’.

Hemos “alcanzado” un nuevo nivel de acción genocida. En un sentido, mucho más preocupante. Ya se había logrado un cierto asordinamiento con lo acaecido en Rwanda, donde una política genocida fue tolerada desde los ámbitos internacionales, porque no se sabía exactamente, o no se quería saber, porque cierta penumbra mediático lo fue amparando… estaba tan lejos, tan otro mundo para la mirada occidental…

Pero la política práctica israelí  no nos es desconocida; desembozadamente aceleró su ritmo y parece encontrar sus límites en la tolerancia psíquica de los contemporáneos. Árabes o judíos, ateos  o budistas, jóvenes o viejos, religiosos o futbolistas, parecen haber erigido una oleada de repulsa a lo actuado por Israel.

Llama mucho la atención que jóvenes judíos estadounidenses estén entre los primeros en el rechazo, pese a la política de pinzas de los financiadores judíos de casi todas las universidades norteamericanas, que han marcado a fuego a los protestatarios, expulsándolos de los hogares estudiantiles, de las mismas universidades y desconociendo sus currículas, a veces con varios años de estudios universitarios.

El hundimiento de la Franja de Gaza en un cerco feroz, implacable, desde que votaron “equivocados” en 2006, aislados, hambreados y hostigados, hundida material, alimentaria y sanitariamente, en medio de un silencio institucional, internacional, que permitió a los israelíes actuar a su antojo, llegando al extremo de matar a varios tripulantes de una de las naves de las flotillas solidarias con Gaza que trataban, siempre infructuosamente, de acercarles comida, abrigo, medicamentos.

El mundo, sin estructuras correctivas a su alcance, observó el aislamiento, el maltrato, el parto o la muerte de parturientas en puestos de control, el desalojo violento de sus propios hogares que pasaban a ser vivienda de judíos recién llegados, usurpadores. Palestinos. Tratados como… ni animales.

Pero con el derribo de viviendas desalojadas previamente o no, a lo largo del 7 de octubre y días sucesivos, es como si la conciencia social de nuestra presente hubiese dicho, por fin, basta. Desde octubre o noviembre de 2023 son muchas las voces que recuerdan esto que repaso y mucho más. Y que ya no lo aceptan.

Tal vez, hasta Netanyahu deba rendir cuentas. Es lo que la Corte Penal de Justicia de La Haya está analizando. Y es asimismo lo que la Corte Internacional de Justicia está asimismo analizando a partir de las acusaciones de genocidio sobre la población palestina que Sudáfrica y otros estados han impulsado contra Israel.

Tal vez Palestina no esté tan, tan sola. Y los seres humanos seamos algo más que una especie que se suicida.□

notas;

[1]   No nos atenemos a las cifras, que ya son de por sí considerables –decenas de miles de víctimas mortales– sino a la modalidad represiva: bombardeo aéreo y artillería pesada sobre viviendas civiles, barrios enteros así pulverizados con o sin sus residentes adentro. La “respuesta” israelí ha deshecho los centros poblados de la Franja de Gaza; teniendo en cuenta que el operativo guerrillero ha sido a su vez respuesta a la enorme violencia institucional israelí sobre la población palestina. Israel ha hecho invivible ese territorio. No cabe otra explicación que un cierto principio supremacista, de goce sádico: las sonrisas de desprecio que algunos soldados israelíes lucen en fotos ante la devastación, las selfies que sonrientes y satisfechas mujeres soldados se han tomado entre ruinas, dejan ver ese desprecio.

[2]    Me permito ilustrar esta labor de soborno y cooptación de la ciencia con la reacción de la OMS ante la tipificación del glifosato y la consiguiente  soja transgénica con él tratada como cancerígenos por parte del IARC (International Agency for Research on Cancer); cargos devastadores para la agroindustria y laboratorios conexos, y cómo lograron “estabilizar la nave del progreso” mediante contrainformes hechos a la medida por juntas de notables sin ninguna responsabilidad institucional, pagados por la OMS  (Analizo la secuencia en el prólogo a la segunda edición de Transgénicos: la guerra en el plato, El Abasto, Buenos Aires, 2017).

[3]     Our Stolen Future (Nuestro futuro robado), EcoEspaña Editorial, 1996.

[4]    Esa percepción, a mediados de los ’40, tendría un tropezón con la bomba de hidrógeno soviética a fines de los ’40, pero “la cuestión de las dos superpotencias” tendrá un casi sorpresivo final hacia 1990 y desde entonces, quienes dirigen los destinos de EE.UU., –que no tienen porque ser los mismos que en 1940– han retomado la percepción de aquel entonces: un unicato imperial.

[5]   Test-tube war, según la expresión habitual en la jerga del ramo en EE.UU.

[6]   En otro orden de cosas, el manejo estratégico del clima también tiene sus cultores en EE.UU. por razones geopolíticas, al menos desde la 2GM. El proyecto HAARP.

[7]   Invitamos al lector a conocer la moción que Steffen Königer, diputado alemán, presentó ante el  Branderbourg Parliament en 2016: https://www.dailywire.com/news/watch-politician-hilariously-ridicule-lefts-gender-chase-stephens.

 

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