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Autor: ulises

El silencio del gobierno de Uruguay ante Gaza o ante Israel

Publicada el 27/06/2025 - 27/06/2025 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

ACLARACIÓN PREVIA: titulé esta nota, inicialmente como «El silencio de Uruguay ante Gaza o ante Israel». En las escasas semanas de producción ha aparecido un nuevo jugador en la cancha: grupos y grupetes en varios, muchos puntos del país, reclamando ante un genocidio que se lleva a cabo a la vista y paciencia de todo el mundo.

Es la paciencia la que se va agotando.

Las masacres ahora diarias de civiles gazatíes en los centros de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, que ostensiblemente ha montado el Ejército de Defensa [sic] de Israel, para  desplazar los intentos de salvataje alimentario, médico, clínico, que han procurado organizar tanto la maltrecha, maltratada UNRWA como Médicos sin Fronteras y otras redes solidarias privadas, obligan a la pregunta: ¿por qué tantas masacres? ¿por qué ese desplazamiento de la asistencia desde la ONU y redes solidarias de larga data?

Aunque nos cueste creerlo espontáneamente, los hechos revelan que el ejército israelí tomó sobre sí la tarea “alimentaria”  para facilitar la política genocida, para ”industrializar” así mejor la muerte programada de más y más palestinos. Hay demasiado elementos coincidentes como para soslayar la atrocidad de esa política.

En Israel se ha ido montando toda una estructura de servicios visuales desde los cuales mejor mirar el espectáculo de la matanza: ciudadanos israelíes concurren ávidos a esos emplazamientos para mirar –a distancia y con seguridad–  con telescopios de calidad, la matanza; ver los bombardeos y las demoliciones,  ver, por ejemplo, volar los cuerpos con las explosiones. Como se ha señalado, ver “morir un pueblo como quien contempla una puesta de sol”. Algo peor, todavía: ver cómo es matado un pueblo, toda una población.

No sabemos qué pensó Martin Amis cuando en 2014 publicó su Zona de interés, [1] mostrando jerarcas  nazis conviviendo “idílicamente” con el infierno que habían generado allí nomás, cerca, del otro lado de la empalizada.

El relato fue tomado por muchos comentaristas como una condena más del universo nazi y de ese modo fue interpretado como una reivindicación, siquiera indirecta, del Estado de Israel, genéricamente entrevisto como “lo opuesto” a la Alemania antisemita de los nazis.

Sin embargo, hay un dato entregado por Amis que podría señalar otro enfoque: el abordaje de mundos paralelos. Y cuando uno, beatífico esconde el otro, infernal.

¿Y qué mundo tenemos nosotros para ver mientras israelíes matan a sangre fría con balazos en la cabeza (reiteradamente comprobados) a infantes palestinos? Y cuándo se atrae a población hambrienta a sitios con comida, y a veces, so pretexto de mantener el orden en la fila, y a veces sin ni siquiera pretexto alguno, se riega de balas a los hambrientos, y se suman así episodio a episodio, veintenas de muertos, cincuentenas de muertos?

¿Nos habla Amis de nazis o de mundos paralelos? ¿Y ese mundo paralelo está lejos o en el pasado, o está cerca, muy cerca de nosotros?

¿Y qué nos pasa en Uruguay? La política de los tres monos sabios prosigue, impertérrita.

Uruguay, su expresidente, ahora futuro catedrático de alguna ciencia política, abrió en 2024 una oficina, cultural, faltaba más, en Jerusalén, mientras el gobierno israelí proseguía tranquilamente su genocidio.

Tranquilamente pero ya no en su ritmo pausado. Luego del 7 oct. 2023, ante el copamiento del cuartel regional de Gaza por Hamás y el ajusticiamiento de algunos represores, Israel se sintió como bíblicamente llamado a actuar con la furia, la violencia, la arrogancia,  de  la conocida deidad que, actuando como agente inmobiliario, les habría cedido la tierra, como bien lo sabemos mediante documentos rigurosamente históricos, probatorios, como la Torah.

Y ese mismo expresidente, Luis Lacalle Pou, ignoró las resoluciones de la ONU que han procurado mantener a Jerusalén al margen de la órbita israelí (de la palestina, ni hablar), y puso nuestro país al servicio de la estrategia “boa constrictor” de Israel.

Poco antes, la Universidad de la República (UDELAR) resistió una rendición incondicional a la intervención sionista  en la voz binacional de un catedrático de universidades israelí y uruguaya. No para eliminar ese punto de vista, sino para dar cabida a todas las voces, incluyendo a los partidarios de genocidio, pero no ya como voz oficial de la casa de estudios. Una amplitud increíblemente generosa, pero hasta ahora desconocida  (la UDELAR jamás patrocinó, al menos expresamente, cátedras con nazis, partidarios de la raza blanca como raza superior, torturadores raciales al estilo de los métodos como los de los anglos o los belgas en África, o las técnicas de tortura a poblaciones aborígenes que han  desarrollado los sionistas en Palestina). Es una limitación a la libertad de cátedra  y de expresión,  pero, ¿por qué habría tenido la UDELAR que romper esos límites, para beneficio de un sionismo cada vez más claramente brutal, bíblico, y moramente depravado?

Los silencios de Uruguay duelen. Han dolido mucho. Como cuando el ejército israelí abordó al estilo pirata a la Flotilla de la Libertad del año 2010 (que procuraban restañar mínimamente las enormes sangrías provocadas en Gaza y su población, con la invasión genocida de 2008-2009, con su tendal de miles de muertos y demoliciones masivas), y los militares israelíes asesinaron a varios tripulantes que cumplían con el deber de defender su navegación sin armas de fuego ni cuchillos, apenas con palos (los invasores, después de copar el navío y asesinar a parte de su tripulación robaron además, al mejor estilo lumpen, a los pasajeros calcetines y relojes, como denunció en su momento Henning Mankell, que participaba del intento solidario).

Pero tales silencios han sido persistentes. En 2017, cuando ya el infierno en Gaza venía arrasando a la sociedad desde 2006, mediante la decisión del “carnicero” Ariel Sharon, conocido genocida de los campamentos palestinos de Sabra y Shatila–  de “hacerles las vida imposible” a los gazatíes, una visita de PIT/CNT del Uruguay encontró “todo bien” en  Israel, no para judíos lo cual no sería novedad, sino para los palestinos. “Cualquier país que se precie de democrático dirime las cosas como lo hace Israel”, llegó a decir uno de sus deslumbrados visitantes.

En 2024, el periódico del aparato mundial sionista enlacejudío[2] escribió: “Yamandú Orsi, que ganó por un estrecho margen una segunda vuelta electoral el domingo, se destaca en al menos un aspecto: nunca ha atacado a Israel.” Pésimo planteo, porque la pregunta tendría que ser si Israel ha atacado algo y en tal caso, si corresponde criticarlo, ignorarlo o alabarlo.

Poco antes, no bien se avizoró que el a la sazón intendente de Canelones, Yamandú Orsi, podía ser presidente del país, el aparato, hasbarah, de Israel se puso en marcha y Ana Jerozolimski fue la encargada de guiar al ilustre en visita oficial a Israel en setiembre de 2023.

En su visita, Orsi creyó ver una convivencia –pacífica, normal– entre palestinos e israelíes que la información habitual no le había entregado. El Potemkin israelí[3] no necesitó montarle un tinglado especialmente, porque todo Israel es una puesta en escena. Orsi, que se sepa, no visitó Cisjordania y menos aún Gaza; nos preguntamos qué palestinos habrá divisado en su visita oficial.

Ya investido presidente, Orsi junto a expresidentes uruguayos, Luis Lacalle Pou y Julio María Sanguinetti, fueron objeto de otra operación de Public Relations. Esta vez, de la fundación argentina Ana Frank, la misma que ha erigido una “escultura” luctuosa en la capital federal argentina, en una plazoleta sobre la av. Olazábal.

Yamandú Orsi, una vez más, aceptó la invitación que, como la de su visita a Israel, sirve para realzar facetas edificantes de Israel en el mismo momento en que Israel está asesinando fríamente en Gaza, y cada vez más en Cisjordania y Jerusalén, la mayor cantidad de vidas humanas que se recuerde en las últimas décadas.

En otras palabras, otra operación de lavado de imagen (justo cuando las cotas del exterminio alcanzan niveles insoportables, aun comparados con los habidos en Sudán y Sudán del Sur (otro invento geopolítico de Israel) o en Myanmar. Está clara la voluntad ¿política? de no juzgar la conducta de Israel, racista, supremacista, fríamente genocida.

Hay interesados en sustraer a Israel de responsabilidades, pese a que la brutal franqueza de Netanyahu les juegue en contra.

Si  Israel ataca sin previo aviso a Irán, se lo designa como “ataque preventivo” o como “guerra entre Israel e Irán”.

Indudablemente hay intentos de desvíos de la responsabilidad. Véase esta joyita: “La demonización de  Israel no llevará a la solución del conflicto en Oriente Medio, la comunidad internacional debe centrarse primero en destruir la grave causa de esta guerra que es el terror y luego promover un diálogo genuino y no en perpetuar una narrativa que ignora las complejidades del conflicto.”[4]

Obsérvese el tono doctoral del párrafo. El quid, nos dice, es el terror. Podríamos estar de acuerdo. Fue el terror sionista decisivo para instaurar Israel. Asesinando ya no a contrincantes sino hasta mediadores que procuraban  otorgar derechos a palestinos y sionistas, como el mediador oficial de la ONU, Folke Bernadotte, o incluso a judíos que dialogaban con árabes musulmanes, como Jakob de Haan. Lo que veo cada vez más claramente es que Israel ejerce “el terror”: colonos sionistas serruchando olivos palestinos centenarios, guardias israelíes tirando en sus incursiones a todo lo que se mueve, buscadores inalámbricos previamente diseñados como explosivos detonados como castigo a Líbano por el que son matados varios portadores y centenares quedan heridos, y el país aterrorizado. Pero Galperín no se refiere a esos terrores, bien concretos; no elige el ejercicio despótico de terror que emplea Israel a diario con población palestina desarmada; habla sólo de cierto terror que vino después, como respuesta. Tendría que aprender a leer historia.

Y aprender a leer también psicología. Que “los malos” tienen bastante acotados sus alcances y que, en cambio, el mal que producen muchos buenos, incluso excelentes, es mucho más devastador. Porque el malo, entrevisto, descubierto pierde capacidad de daño, pero el bueno, el excelente, siempre contará con una claque de convencidos (o sobornados o mentalmente reducidos) que le facilitará proseguir su tarea devastadora, aunque “con las mejores intenciones”.

Si criticamos, por ejemplo, “el terror” ya hemos resuelto las claves políticas del momento; apenas acotamos “el grupo terrorista Hamás” o el estado terrorista de Irán y entonces, queda por demostrar lo que creemos ya demostrado.

Seguramente, el Ejército de Defensa de Israel, o el Mossad, o el Shin Bet encontrarán o fabricarán  tales pistas. Porque las pruebas existen de antemano. Y si hay que hacerlas, se hacen. A los inmensos conglomerados de poder no los guía la búsqueda de verdad sino la expansión de la verdad ya configurada de antemano. Los centros de poder optan por la versión que se aviene a la imagen que valoramos: bebitos horneados, mujeres desventradas, árabes que juegan a la pelota, festivamente, con senos femeninos arrancados de cuajo, palestinas falsarias que muestran heridas, horribles, como si se las hubiese hecho la fuerza pública israelí cuando se las han pintarrajeado ellas mismas.

Según Israel los palestinos se dañan  a sí mismos o a sus imágenes. Falta nomás el detalle de cómo han logrado derribar tantos edificios. Con qué explosivos ¡Cómo han desmantelado más de cien hospitales!…

¡Cómo a israelíes no se les cae la cara de vergüenza! ¡Cuánto supremacismo, cuánto ombliguismo, cuánta soberbia racista se les ha inculcado para que se la crean!

Porque Israel no carga sus responsabilidades. De atrocidades. Y cuando una decena de militares femeninas, coquetamente mejoran su aspecto para sacarse una selfie delante de toda una zona urbana de edificios altos en la ciudad de Gaza, destruida por bombardeos (con población atrapada y muerta entre sus escombros), lo que prevalece en la foto es el carácter risueño de “las chicas”, su frescura, y la ajenidad total ante lo que ellas y el resto de Israel ha hecho con esa población, con esa ciudad, con ese territorio. Las hermosas jovencitas son totalmente inocentes. Y si no inocentes, ajenas.

Los del ejército ocupante se sienten tan exentos de culpa que pueden tratar muy mal a ¿quiénes? A los muy malos; porque con los despreciados no necesitamos expresar compasión, solidaridad, ni vergüenza ante niños hambreados, baleados; ni ante la falta de agua (aunque le hayamos cortado el suministro nosotros mismos), ni por la restricción de alimentos que le hemos impuesto hace ya casi veinte años, cuando votaron mal, contra nosotros…[5]

Desde la ONU, hace tiempo, se ha generado un monstruo político, psicológico, ético. Se lo percibe cada vez más claramente. Lo que es más arduo es reconocer a sus progenitores. □


[1]  Llevada al cine por Jonathan Glazer, británico, en 2023.

[2]  https://www.enlacejudio.com/2024/11/28/el-nuevo-presidente-de-uruguay-es-de-izquierda-pero-no-anti-israel/.

[3] Grigori Potemkin fue un ministro de la zarina (de sangre teutónica) Catalina II (reinó de 1762 a 1796) a quien, para impresionar con su gestión, le mostraba fachadas de pueblos inexistentes, que mandó levantar a cierta distancia de los caminos por los que se desplazaba la zarina, ofreciendo un desarrollo, un poblamiento falsos.

[4]  Javier Galperin, El País, Mtvdeo., 31/5/2025.

[5]   La Franja de Gaza es considerada uno de los primeros sitios en que la humanidad desarrolló agricultura. Eso, que debería ser un “tesoro de la humanidad”, ha sido contaminado adrede por Israel para debilitar su capacidad alimentaria.

Publicado en Centro / periferia, Palestinos / israelíes, PoderDejar un comentario
Publicada el 19/06/2025 - 19/06/2025 por ulises

ENTREVISTA DE ALEXIS RASFTOPOLO A LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ SOBRE EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ / 15 JUNIO 2025

a) Desde tu condición de analista experto sobre esta problemática: ¿cuál es el abordaje que, a tu criterio,  conviene efectuar en términos históricos-políticos y que elementos sugerís considerar y analizar de modo de comprenderla en su complejidad?

Analista vaya y pase, experto de ninguna manera.

En la pregunta está la punta de una respuesta: abordar la historia y reconocer las tonalidades políticas que a lo largo de más de un siglo –que es lo que lleva esta situación– han variado sustancialmente.

b) ¿Cómo interpretás la Declaración de Balfour y su impacto en la población palestina?

Un típico “acuerdo de caballeros”, tan usuales todavía a principios del s xx. El canciller del principal imperio de la época, el British Empire, le otorga en documento para la posteridad, público, un “hogar” al judío más rico de la época. Suena un poco bizarro, ¿no?

Y están hablando de un territorio que, gracias al giro de la guerra, los vencedores (ingleses, franceses) le están arrebatando a alemanes y turcos.

De imperios vencedores a imperios perdedores. Y los nuevos poseedores le tiran un cacho de territorio al hombre más rico del mundo de entonces, al parecer como una dádiva pensada para habilitar un presunto regreso (con las investigaciones históricas posteriores, se sabría que no fue estrictamente un regreso de la tribu o la nación invocada).

c) ¿Cuál es tu mirada en torno del papel del sionismo como movimiento nacionalista judío en la configuración del conflicto?

Decisivo.

d) ¿Cuál es tu análisis sobre la Nakba y cómo ha afectado al pueblo palestino?

El pueblo palestino, que no habitaba nación soberana alguna, habitaba precisamente el territorio que el sionismo convirtió en propio, en su hogar, en su propio hogar, primero a partir de fragmentos históricos  que permitían ubicar huellas judías en ese territorio, y luego, ya materialmente, mediante campañas de apropiación territorial, basadas en una enorme disponibilidad financiera. En las últimas décadas del s xix y primeras del xx, la triangulación funcionó grosso modo así: 1. un efendi, dueño latifundista turco radicado en Angora o en Estambul era propietario de tierras en Palestina trabajadas por campesinos sin papeles y por lo tanto, sin tierras. Un fondo judío para la compra de tierras le ofrecía al latifundista ausente (ausentista) una suma de dinero más que “generosa”. El efendi vendía contento la tierra para convertirse en rentista ahora financiero.  Unos sionistas generalmente jóvenes recibían la tierra para moshav o kibutz previo desalojo de los trabajadores agrícolas palestinos que le trabajaban al effendi.

Si los campesinos palestinos, comprensiblemente, no querían abandonar la tierra que laboraban inmemorialmente, el grupete sionista llamaba a la policía (turca, hasta 1918; inglesa desde 1918) y los desalojaba.

Estas situaciones empezaron a enervar la relación entre palestinos islámicos (había también cristianos) y sionistas. No con judíos en general, porque la población judía tradicional (el llamado Antiguo Yishuv) mantuvo por décadas buenas relaciones con los campesinos no judíos.

Hubo así conatos de violencia y violencia generalizada en diversos momentos; 1920, 1929, hasta que en 1936, habiendo así advertido claramente la población palestina que estaba siendo desplazada, organizaciones de diverso tipo lanzan una huelga violenta con toma de lugares de trabajo y represión consiguiente de ingleses y sionistas unidos. Que tienen centenares de muertos. Pero la población palestina cosechará miles, varios miles de muertos. Y ya entonces, en 1939, la sociedad palestina quedará muy dañada y disminuida.

La Nakba de 1948 no será sino el broche mortuorio a la sociedad palestina, totalmente satelizada por una presentación abrumadora de fuerzas judeosionistas, económicas, financieras, educacionales, militares, policiales.

Pero la sociedad palestina, como bien ha descrito el médico noruego Mads Gilbert, ha demostrado una capacidad de resistencia excepcional. La franja de Gaza está registrada como unos de los territorios agrícolas más antiguos que se conocen. No sabemos si esa enorme tenacidad cultural de lo palestino proviene de tales raíces históricas, si hay un aporte religioso u otros factores; si hasta la misma modalidad de penetración judeosionista puede tener alguna significación, pero el juicio de Gilbert es pertinente.

e) ¿Cómo evalúas el papel de las potencias occidentales en la creación del Estado de Israel y el desplazamiento de los palestinos?

Un papel deplorable. Hay que recordar que el EdI fue “creado” bajo las auspicios de la flamante ONU, y que la ONU –que borraba de un plumazo a la Sociedad de Naciones bajo la égida británica– conservaba, empero, pese a la fraseología modernizadora la concepción colonialista; hay que recordar que el reglamento de la flamante ONU fue redactado por el representante sudafricano, Jan Smuts, a su vez patrocinador del apartheid sudafricano, fundado precisamente en el mismo año, 1948, en que se funda Israel (Israel y la Unión Sudafricana mantendrán una estrecha relación económica y militar, durante décadas, hasta el crac de la Unión Sudafricana). El colonialismo no molestaba entonces; era el origen de muchísimas naciones “modernas”, como EE.UU.

EE.UU. como “patrón de la vereda”, elegirá celosamente la composición de la comisión internacional que abordará y resolverá la cuestión “palestina”. Habiendo a la sazón diez estados árabes en la ONU, ni uno formará parte de la comisión. Y siendo veinte los estados “latinoamericanos”, tres constituirán la comisión… ¿Hay sesgo o no?

f) ¿Por qué fracasó el Proceso de Paz de Oslo y qué lecciones se pueden derivar de esa experiencia?

Los procesos de paz han fracasado primero y principal porque el “llamado” al retorno no admite medias tintas; Israel “necesita” todo el territorio (y en rigor, algo más que esa minúscula superficie, como ya lo ha apuntado la semiocupación de Siria y la reiterada ocupación del sur libanés).

Así como en su momento los palestinos no quisieron ceder lo que los mandos imperiales entregaban al sionismo, el sionismo tampoco tiene el menor interés de abandonar tierras sagradas, que luchan por “redimir”, no perderlas.  Los abordajes místicos, absolutizadores, sagrados, tampoco facilitan el tratamiento de la cuestión.

g) ¿Cómo pueden los palestinos superar sus divisiones internas para presentar un frente unido en las negociaciones con Israel?

Sería una cuestión que compete a las diversas organizaciones. Si conseguir coincidencias entre religiosos y escépticos o laicos, ya es un problema en cualquier situación (como lo demuestra el mismo Estado de Israel), la traba principal en Palestina es la omnipresencia avasallante del Estado de Israel y sus redes dedicadas a “usar” todos los factores en juego en su propio beneficio (entregar fondos a Hamás  para perjudicar el papel de Al Fatah, entregar fondos a la ANP para instrumentalizarla a su servicio de modo tal que, p. ej., la policía palestina funcione regulando las acciones palestinas y no moderando las incursiones israelíes). No es con frentes unidos que se vence una ocupación indigna e injusta. Se vence cuando esa ocupación de debilita. Cuando pierde legitimidad.

h) ¿Cuál es  el papel que ha venido teniendo y tiene la comunidad internacional en  torno del conflicto?

En primer lugar no hay “comunidad internacional”. En todo caso, comunidades, más o menos ligadas entre sí. Hay un “mundo occidental” que engloba a países europeooccidentales y países americanos, norte, centro y sudamericanos y los de la región australiana; están los países del sur asiático que no son un único mundo, y lo mismo los africanos. Los europeos en general, como los americanos, han acompañado a Israel; los asiáticos han  mostrado más bien afinidad con lo palestino.  Eso tiene que ver con el grado de colonización que han sufrido en sus respectivas historias nacionales o regionales; los países americanos han sido casi todos ellos “rematrizados” desde la Europa colonial y expansiva y se nota esa impronta. Y de tales regiones tal vez provenga la mayor complicidad con  Israel, pero aun en ese caso, el genocidio en marcha, a cara descubierta, ha despertado reacciones solidarias bastante netas en, algunos casos desde los gobiernos y los estados, por ejemplo, Colombia, Chile, y los previsibles, Cuba o Venezuela. Pero aunque no se cuente con apoyo estatal ni político, en países como Uruguay o en los mismos EE.UU. se verifica el apoyo a palestinos. Lo mismo se ha observado en sociedades europeas, como la noruega.

i) ¿Cómo evalúas el papel de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en la búsqueda de una solución pacífica?

Papel mojado. Desde su fundación,  la ONU expresó una nueva constelación de poder. A diferencia de lo acontecido en  la modernidad reciente, Europa perdió el protagonismo y sus formaciones nacionales imperiales fueron desplazadas por una nueva constelación con eje en EE.UU. La ONU data de 1945. Y sus primeros escritos fundacionales, hablan en contra del concepto de soberanía nacional. La dirección política estadounidense se sentía llamada a orientar y dirigir al mundo entero.

Tuvo algunas dificultades que desdibujaron ese diseño inicial: a) URSS fue el primer convidado de piedra. Pero había un nudo interior de la propia sociedad estadounidense. Su élite fundacional, autodenominada WASP, durante la década del ’30 al menos, venía siendo desafiada, cuestionada, por otro poder interior, menos visible racialmente, pero muy nítido y neto comunicacionalmente: la dirigencia judía.

Alguna recién llegada, como el caso paradigmático de Ayn Rand, pero otros de sus conspicuos integrantes, establecidos de larga data. Con un rasgo característico: eran judíos, pero no sionistas (al menos mayoritariamente).

De las siete empresas cinematográficas que constituían una herramienta cultural y configuradora fundamental, seis eran  de propiedad judía. El  principal diario de todo el país: el New York Times era editado y propiedad un judío.

En la banca había una enorme sobrerrepresentación judía. Cuando finalmente en 1913, se establece una suerte de banca o banco central de EE.UU.; la Reserva Federal, fue constituida por los diez bancos mayores de ese país, ya enorme. La capacidad de decisión de la comunidad judía será insoslayable, propietarios de buena parte de los grandes bancos.

Desde 1945, se observa un desplazamiento creciente en la comunidad judía hacia el sionismo. Resortes fundamentales del estado federal norteamericano irán a las manos de la comunidad judía, cada vez más crecientemente sionista.

Los judíos referentes ya no serán intelectuales como David Freedman o Adolph Ochs.

Y el peso de los lobbies judíos empieza a ser decisivo. Por ejemplo, cuando se decide organizar un juicio a los perdedores de la IIGM, en Nurenberg (la misma ciudad desde la que, diez años antes, el nazismo había establecido el corpus legal para proceder a la separación de sangres entre “arios” y “semitas”) [1]

j)  ¿Qué escenarios vislumbrás para el futuro del conflicto palestino-israelí?

Siempre he sido francamente refractario a toda profecía. Y no me refiero sólo a las bíblicas, deificadas. Me refiero incluso y más bien, a las formuladas con pretensiones científicas. Que han sido las más de las veces, penosamente falsas. Las presuntuosas tesis del marxismo, por ejemplo. Es particularmente difícil desentrañar claves de nuestro tiempo, porque la realidad, junto con la tecnología, se ha ido complejizando y el juego de espejos se ha desarrollado de un modo diría, monstruoso, carente de crecimiento “armónico”.

‘Dios nos salve de los salvadores que aquí los salvados son los únicos sacrificados y los salvadores los únicos que se salvan’.

Nuestras visiones del mundo, sobrepuestas o en conflicto con visiones trascendentes, inficionadas desde dios o un ser “superior” o ajeno, complican aun más el cuadro.

Pero algunas cosas vamos teniendo claras. Israel, tal vez como toda configuración de poder absoluto, establece todo su discurso, todo discurso, sobre la mentira. Mienten en todo. Y no me refiero a cosas incomprobables como algunas “verdades bíblicas”. Me refiero a que los bebes horneados no existen, las mujeres con pechos arrancados no existen, pero sí existen rateros en el Ejército más moral del mundo. Y no sólo rateros. Sádicos, aprovechadores, asesinos a sangre fría., perjuros, mentirosos contumaces…

Mientras no generemos una masa crítica, a nivel internacional, mundial, que resista con coraje cívico, los atropellos, que llame a las cosas por su nombre, que genere una conciencia judicial para poner en vereda a los múltiples delincuentes que ni siquiera hace falta comprobar los delitos porque están tan “sobrados” que se confiesan solos. Como Ben Gvir, que cuando se la pregunta por la (pésima) comida para presos palestinos, exclama totalmente poseído: ‘¡Qué comida ni desayuno ni pan; bala, hay que darles bala.’

k) ¿Qué condiciones son necesarias para lograr una paz justa y duradera?

Condiciones que no se pueden ver más remotas. Psíquicas, políticas, éticas. Tengo para mí, que antes bien, estamos alejándonos de ese tipo de condiciones; el éxito de Mileis y Trumps, de Netanyahus y Starmers, no nos permite ser optimistas.

l) ¿Qué papel pueden jugar la sociedad civil, los movimientos sociales y la solidaridad internacional en la búsqueda de una solución pacífica?

En  rigor, es sólo desde esos sitios  o lugares que podría surgir algo. Lo que estamos viendo con las marchas solidarias por Gaza, condenando la política, fría, asesina, genocida, de varios conspicuos representantes políticos, es que ni siquiera cuando estas solidaridades se encarnan en mayorías, logran torcer el rumbo. Recordemos en 2003 cuando decenas de millones de ciudadanos y habitantes de varios países europeos y probablemente americanos, africanos y asiáticos, repudiaron el intervencionismo de EE.UU y sus dilectos aliados. La intervención, mortal, arrasadora, se hizo igual, aunque se demostrara entonces que no había “armas de destrucción masiva” y que las pruebas respectivas estaban fraguadas.  

Es  una relación muy desigual la del enfrentamiento  con los aparatos institucionales.

m) En uno de tus últimos artículos “Normalización de lo inormalizable” nos recordás que “el conflicto palestino-israelí es el más largo de nuestro presente, de nuestra contemporaneidad; tiene casi siglo y medio…”. A tu juicio: ¿qué implicancias tiene la concepción “supremacista” enarbolada por elementos sionistas principalmente, con apoyos políticos a escala global y de sectores de la población israelí, en la dilatación y exacerbación de las hostilidades hacia la población palestina?

Es precisamente la ideología supremacista la que mueve y mantiene este tipo de proyectos. Como en su momento los del British Empire, que lograron imperar en los siete mares. Pero no fueron sólo de los británicos, aunque ése fue el más extendido. Fue el de los europeos en general, derramándose y adueñándose de territorios y población en otros continentes. Cuando los hereros, en la actual Namibia, no aceptaron “aminorarse” ante los imperiales del Káiser, los militares alemanes produjeron lo que se considera el primer genocidio del s XX; 1902.

La actitud ante los “locatarios”, revela supremacismo, que siempre contiene desprecio hacia tales habitantes y consiguientemente autoindulgencia para tratarlos “como sea necesario”. La muerte, así, es la educación suprema del “civilizador”. No cualquier muerte; que todos somos mortales. Muerte a palos, a tiros, a golpes, o mediante privaciones. La Franja es Gaza es ejemplo paradigmático.

n) Otro elemento casi siempre omitido en los análisis políticos o geopolíticos del asunto que nos ocupa  es la dimensión colonial. No obstante hay un ejercicio recurrente de tu parte en reponer esta arista crucial ¿Podrías explayarte al respecto?

Ya lo hice en páginas precedentes. Es EL aspecto histórico, esto de la condiciòn colonial, que me resulta clave.

ñ) Y sumado a lo anterior: en tu último artículo “Panorama planetario y foco en Gaza”, expresás “…cuando el sionismo inicia el despojo por apropiación del territorio palestino, encontrará resistencia. Social. Pero no militar ni política. Pero Israel irá reconfigurando la resistencia como escenario de combate, inventa un adversario, mejor dicho un enemigo ideológico y político a quien trata como enemigo de guerra”.  ¿Cómo es posible concretar tamaña  operación sin reparar en las consecuencias ético-políticas que esto implicó e implica, sin recurrir a patrañas, exégesis político-religiosas u apoyos políticos que soslayan los más fundamentales acuerdos internacionales en materia de DDHH y el  sentido común más elemental de comprender que cuando se daña a otro me daño a mí?

Para el proyecto colonial todas tus preguntas están de más. A lo sumo, se definirán por “el progreso”, las “virtudes del desarrollo” e incluso adoptarán una posición de sacrificio voluntario; aquello de “la carga del hombre blanco”, dedicada a portar la luz (del jardín) a las tinieblas (de la selva).

Cuando lo ideológico otorga ventajas, a veces enormes, se hace particularmente más arduo desembarazarse de ese “escudo” tan gratificador…

o) ¿Qué mensaje te parece importante compartir, desde tu postura de analista crítico y sistemático del conflicto, sobre la posibilidad y necesidad de bregar por una solución justa y duradera?

Aprender a ver cómo el mal institucional se presenta tan a menudo travestido en bien. Rechazar las falsas soluciones del supremacismo (desprecio incluido), del racismo, de la “misión-civilizadora-del-colonialismo -y-el-progreso.

Y aprender a pensar. Y a discernir. Y a ver. Si ves prisioneros macilentos, inducís cómo han sido tratados; si ves prisioneros en buen estado de salud, contentos, también inducís cómo han sido tratados; si saludan afectuosamente a sus custodios, también podés inducir algo. Y no dejarte llevar del hocico. □


[1]  Una separación que también le interesaba particularmente a los judíos, que distará de ser tan radical como se propagaba. Por ejemplo, respecto de la condición de militar, se rechazarán alemanes con 4 o 3 abuelos judíos; se incorporarán al ejército aquellos que no tengan abuelos judíos o quienes tengan uno o hasta dos. El ejército del Tercer Reich contará así durante la IIGM con una considerable cantidad de soldados con dos abuelos judíos y hasta oficiales de alta graduación y relevantes en la lucha, con un abuelo judío. Compárese estas “purezas” de sangre con la vigente en Israel.

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Panorama… planetario y foco en Gaza

Publicada el 06/06/2025 - 06/06/2025 por ulises

2025 06 05

Luis E. Sabini Fernández
 
Hay una sensación, un desasosiego como cuando uno está cerca del mar y ve venir una tormenta; el cielo oscureciéndose, la brisa cediendo a vientos con rachas hasta desde diversos ángulos, el cielo encapotándose…
Así estamos viendo el panorama político, ya no (sólo) local sino generalizado.
(por supuesto que no tenemos ni la menor idea si tal acontece en Mongolia, en Costa Rica o en Hungría, pero es una situación que trasciende de todos modos nuestras particularidades)
Donald Trump ha sido, a mi ver, definido con acierto como el monarca que está cada  vez más desnudo (y algunos vamos intuyendo quiénes le han tejido el costoso traje invisible).
¿Cómo es posible que ante la selva que tanto rodea al (único) jardín de la no tan casta Europa, sea precisamente Europa la que bata los tambores de guerra? Desasosiego.
¿Y que tengamos algún otro monarca, surgido de elecciones democráticas, que consulte a su perro, muerto? Desasosiego.
¿Y que la teocracia judía (de la cual se desmarcan algunos, pocos, judíos) lleve adelante, −brutalidad y franqueza, inopinadamente entrelazadas− un genocidio “en vivo y en directo”?
¿Y que Ucrania, aparezca cada vez más claramente como el “chirolita” de servicios secretos israelo-británico-estadounidenses?
Tales políticas, recurrentes desde poderes dictatoriales, generalmente se escamoteaban, se “calafateaban”.
 
Pero parece que hemos entrado en zona ideológica, psíquica, sin calafateos.
Podríamos alegrarnos, hasta enorgullecernos del lenguaje directo, sin tapujos, pero resulta que tales sinceramientos se llevan adelante con descaro para reclamar aun mayor brutalidad, eliminación de barreras para desplegar sevicias, descaro para ejercer un despotismo sangriento  y resulta el “adecuado” para ajustar poblaciones a una voluntad omnímoda.
El excelente Francisco Claramunt viene revelando esos procederes en sus notas sobre el genocidio palestino y particularmente gazatí en Brecha.[1] En su última nota desenvuelve la trama de exportación de armas de control y muerte, de Israel y sus pingües ganancias.
Pero no es seguramente la ganancia su principal aporte. Porque el poder que da dichos despliegues es todavía más significativo.
El tratamiento que Israel dispensa a palestinos, adueñándose de sus tierras  –un proceso que lleva un siglo–, despierta el interés de muchas constelaciones de poder, igualmente deseosas de reafirmar sus reales en tierras mal habidas.
El “caballito de batalla” de las exitosas exportaciones mílitopoliciales de Israel se caracteriza por un santo y seña  que usan sus exportadores: ‘testeadas y probadas en combate’.
Y ése es el “aporte” israelí, el invento de Israel; el de un enemigo (y el consiguiente combate).
Porque cuando el sionismo inicia el despojo por apropiación del territorio palestino, encontrará resistencia. Social. Pero no militar ni política. Pero Israel irá reconfigurando la resistencia como escenario de combate, inventa un adversario, mejor dicho un enemigo ideológico y político a quien trata como enemigo de guerra.
Es una tarea militar bastante fácil; los trata como enemigos en tanto las poblaciones refractarias a gatas si tienen una escopeta cazadora para enfrentarlos. Los resultados en número de “bajas” lo ilustran: los huelguistas durante la huelga general insurreccional de 1936 pagarán su levantamiento contra la ocupación sionista con miles de muertos; en 1948, los campesinos serán expulsados de sus tierras y labrantíos y de sus viviendas (los pelotones sionistas acabarán con unas 500 o 600 aldeas palestinas) y tras matar a refractarios (miles) expulsarán a varios cientos de miles de palestinos de su hábitat milenario. En enfrentamientos posteriores de vecinos embravecidos contra el ejército israelí,  como en las intifadas, incluso de guerrilleros palestinos en los ’60 armados a guerra, mueren centenares de palestinos (hombres, mujeres, niños) por cada soldado israelí caído “en acción”.
 
¿Cómo se explica que judíos despojados hasta de sus vidas a comienzos de la década del ’40 en Alemania, Polonia, países bálticos, etcétera, escasísimos años después, no más de los que se cuentan con una sola mano,  hayan despojado a palestinos de sus tierras, sus enseres, sus viviendas con mobiliario, ropa y vajilla (hasta las tazas de té humeantes, de casas precipitadamente abandonadas ante la amenazante requisa sionista)?
No se trató exactamente de la misma gente. Muchos de los despojados por el nazismo se refugiaron en EE.UU. Y muchos de los judíos sionistas que iban ocupando Palestina y desplazando palestinos no venían de los shtetl saqueados de Rusia y Europa oriental ni del terror nazi; a menudo provenían de Inglaterra y de otros países europeos occidentales, y de países americanos (EE.UU., Argentina).[2]
Tan enojosa comparación no se sostiene, entonces, por la diversidad de destinos particulares, a veces familiares.
 
¿Refugiados o colonizadores?
Lo que acabamos de reseñar es en el nivel de los destinos personales. Pero además, porque al “destino judío”  se le solapó la cuestión colonial. La colonización propiamente dicha: adueñarse del territorio de un “otro”.
Cuestión que para colonialistas es inexistente. Irrelevante. Porque referirnos a  la cuestión colonial abriría la puerta a los derechos de los colonizados. Y para el colonialismo, el derecho es por antonomasia el derecho de los colonizadores. No hay otro.
¿De qué otro derecho, pues, se puede hablar? Porque el derecho colonial se elabora y se plasma como el derecho de los colonizadores.
Con el mismo fundamento con el que se han elaborado en la ONU de 1945 los derechos humanos. El senador estadounidense de AIPAC, Lindsey Graham, lo explica, mejor dicho lo desnudará el 21 nov. 2024: “El Estatuto de Roma no se aplica a Israel, ni a EE.UU., ni a Francia, ni a Alemania, ni a Gran Bretaña,  porque no fue concebido para actuar sobre nosotros.”
Veamos el estatuto: el Estatuto del Roma de la Corte Penal Internacional, establecido desde la ONU en 1998 y con complementos en 1999 y 2002 tiene presente “que, en este siglo, millones de niños, mujeres y hombres han sido víctimas de atrocidades”, y “que los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto no deben quedar sin castigo”, […y] decididos, a los efectos de la consecución de esos fines y en interés de las generaciones presentes y futuras, a establecer una Corte Penal Internacional de carácter permanente, independiente  […].” “La Corte […] estará facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes más graves de trascendencia internacional.”
¿Aparece en algún pasaje que estas disposiciones son para magrebíes, salvadoreños, portugueses o tunecinos y no para ingleses, israelíes, estadounidenses o franceses?
Viene bien confrontar las excepciones autoasignadas por los poderosos del planeta  con  el capítulo 6 del estatuto de la CPI que versa sobre lo genocida:
“Artículo 6
”Genocidio
”A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “genocidio” cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:
”a) Matanza de miembros del grupo;
”b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
”c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física, total o parcial;
”d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo;
”e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.”
¡Los cinco elementos constituyentes de un genocidio están cumplidos hasta con exceso por Israel en Palestina y particularmente en la Franja de Gaza!
Y nos preguntamos de dónde podría provenir una exoneración a Israel al estilo del que pretende el senador  auspiciado por AIPAC para ciertos ciudadanos del mundo de primera categoría.
No hemos podido dar con tan peculiares razones; tal vez sea nuestra ceguera…
No hay más remedio que concluir, siguiendo los criterios de la CPI, que todo lo actuado por el “ejército más moral del mundo” cumple acabadamente con lo que es un genocidio.
 
Tal vez a caballo de semejante excepcionalidad “grahamiana”, Israel se permite  propagar sus productos de guerra, doblegamiento  y tortura como “testeados y probados en combate”. Ya vimos que lo de combate suena a falso porque  convierte en guerra lo que es sencilla y brutalmente una ocupación militar (no existen dos ejércitos enfrentados).
Israel arma “los escenarios de combate”. Juega a la guerra con muchos “enemigos”. Muchísimos. Toda una población. En realidad, esa población victimada, con ancianos, mujeres, niños y bebes ha sido, es, apenas el punching ball del ejército israelí.
Claramunt repasa el enorme éxito que esa propaganda, ese testeo de armas israelíes tiene entre compradores: indudablemente, porque les quieren dar un uso análogo….
 
Un momento de la “colonización”: fabricando mutilados
Hasta octubre 2023, además del despojo, de sembrar la muerte, de sacar administrativamente a pobladores de la sociedad y mantenerlos detenidos, aislados, a veces durante décadas, Israel tuvo una política deliberada de mutilación, lo que hizo que éstas cobraran un papel importante. Mostrando una lógica colonial de mutilación, restringiendo las posibilidades de que el pueblo palestino se cure de sus heridas, ya que palestinos y palestinas pierden un ojo, una pierna, les queda de por vida un  tobillo deshecho […]
A octubre de 2023, cuando el copamiento palestino del cuartel local israelí en Gaza y la toma de rehenes, Gaza contaba con 440.000 personas discapacitadas, según Danila Zizi, directora de Handicap international para Palestina; es decir 21% de la población total. Escuchó bien. Uno de cada cinco… Desde el 8 de octubre 2023, se contaba en un mes cerca de 100.000 personas heridas de donde se puede deducir que una gran parte de ellas serán desde entonces discapacitadas (muertos adultos e infantes al margen).
La discapacidad no es un efecto conectado con la masacre, sino una finalidad de la política colonial.[3] Claro que, con las masacres también aumentan las mutilaciones y por consiguiente los discapacitados.
 
Test de ignorancia supina
Cuando alguien no sabe nada de esta tragedia, ni de derechos humanos y se ve precisado a referirse a palestinos, Gaza, Israel, se aferra a dos puntos y se siente a salvo: 1) es-una-guerra (desatada aviesamente el 7 de octubre de 2023; tal vez en cielo sereno, en el mejor-de-los-mundos), y 2) tenemos que lidiar con “la-red-terrorista-Hamás”.
Ni es una guerra, ni hubo nunca dos ejércitos. Es una colonización mediante despojo.
Y Hamás no es terrorista como se puede decir del ISIS, de la Mano guatemalteca o del Irgún sionista.
Hamás se forjó para asistir a palestinos en estado de necesidad, abrigos, alimentos  y preservarles su integridad cultural (que para Hamás es religiosa). Muchas acciones de Hamás fueron no sólo no violentas sino decididamente pacíficas, como las Marchas por la Tierra (2019 y 2020) que fueron liquidadas por Israel con  saña y un saldo de centenares de tullidos y muertos.[4]
Pero no son pacifistas. Son islámicos e invocan la “       guerra santa”. Y como fieles de un monoteísmo absoluto (y absolutista) –al igual que los monoteísmos verticalistas judío y cristiano–, admiten violencia y hasta la pueden glorificar. Pero hasta desde la misma ONU se reconoce que contra el colonialismo que auspicia el proyecto israelí, la violencia es legítima.
 
Se dice que Hamás ha sido promovido, financiado por el estado sionista. No habría que descartarlo. Israel ha usado, como todo poder establecido, unas resistencias contra otras para quedar mejor librado (de ambas). En algún momento, Israel puede haber facilitado a islámicos para torcerles el brazo a palestinos laicos liderados por Arafat; en algún otro momento puede haberse servido de la Autoridad Nacional Palestina para desplazar la oposición menos domesticable de Hamás.
Pero tales avatares no desmienten el afán emancipatorio de los palestinos despojados y cada vez más matados a mansalva.
Y tampoco borra el nervio motor de esta situación, que tan concisamente presenta Francesca Albanese: el genocidio en curso es “consecuencia de la condición excepcional y la prolongada impunidad que se le ha concedido a Israel.”  □


[1]  Véase p. ej., “Gaza un genocidio de exportación”, 30 mayo 2025.
[2]  Hay testimonios de judíos que no pudieron trivializar “el cambiazo” de víctima a usufructuario.  Al menos, les costó psicológicamente: tal el caso de la familia judía Peled, del antiguo Yishuv. Pero fueron extrema minoría al momento de adueñarse de Palestina.
[3]  Véase Iñaki Urdanibia, https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2024/10/11/
palestina-la-estrategia-colonialista-de-mutilacion-de-los-cuerpos/.
[4]   Expresión del desprecio absoluto por todo prójimo que rige los pasos de la dirección israelí.

Publicado en General

LA CONQUISTA DE PALESTINA

Publicada el 22/08/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Tal vez demostrando cierta predisposición a la solidaridad, a la piedad, a la justicia, muchas personas y de muy variado origen y situación condenan las atrocidades con que Israel, su gobierno y dirección política y religiosa  –con enorme apoyo popular–,  llevan a adelante la masacre del pueblo palestino.

La desfachatez de sus representantes, los Gvir, Bennett, Netanyahu, Smotrich,  nos repugnan con su sinceridad.

A la vez, y desde hace mucho, la dirección sionista ha insistido en afirmar que lo que ellos hacen en Palestina no es sino lo que los europeos del norte llevaron a cabo en la América contra los nativoamericanos que habitaban los actuales México, EE.UU., Canadá…

En primer lugar, no debemos olvidar el origen genocida con que muchos estados modernos han “nacido”. En las tres Américas, sin  ir más lejos.

Ciertamente, la implantación sionista en Palestina se parece mucho más a la de los  WASP [1] en América del Norte, por ejemplo, que a la los europeos ibéricos en todo el resto del que fuera bautizado continente americano.

Porque los wasp vinieron con sus barcos, se instalaron y se adueñaron de todo desalojando y exterminando a sus habitantes milenarios. Se quedaron con los ríos, la pesca, las planicies, los bosques, los búfalos, convertidos en juego de tiro al blanco, juego que no se permitían en su escasa Europa.

Los ibéricos procedieron de modo similar, aunque sin sentirse religiosamente perseguidos como sí se sentían cuáqueros, presbiterianos, congregacionistas y otras sectas llegadas al “Nuevo Mundo”. Pero agregaron a la cosecha mediante la cual los europeos se adueñaron de la tierra y todo lo que en ella había, también  a las mujeres, las hembras  arrebatadas a los despojados. Las de los oriundos del territorio conquistado.

Los sionistas apelan a que ellos están haciendo “apenas” lo que los europeos llevaron a cabo en América (del Norte, porque ése es el modelo para los sionistas), y pretenden incluso discurrir sobre el qué hacer con los palestinos, a ver si caben las Reservations, para preservar el recuerdo, la historia de ese territorio y su gente  (y la autoglorificación que significa mantener palestinos en vida pero sometidos). Sostienen que existen grandes similitudes en el espíritu misionero, divinizado, con el cual resultan separados radicalmente  de “los otros”. Que no es sino un espíritu supremacista.

Los sionistas pretenden, entonces, humildemente, repetir la historia.

Hay, un rasgo crucial, que derriba esa analogía que los sionistas han blandido para su propia disculpa.

Los genocidas europeos no volvían a ninguna parte.

Hicieron lo que hicieron, genocidios, por ejemplo, en tierra nueva, ajena.

A partir de la inserción de los perseguidos judíos de la Europa medieval, católica, en Inglaterra, encontraron sin duda, un remanso. Aunque esa inserción tuvo su dificultad, como lo señalara William Shakespeare en sus obras. Así y todo, judíos colonizarán America junto a los anglos. Y hay abundantes datos acerca de que fueron muy relevantes en el tráfico de esclavos que caracterizó la colonización del continente norteamericano.

EE.UU. se convirtió en la primera Jerusalén de la modernidad. Y EE.UU. sigue siendo el estado con mayor población judía del mundo entero. Y todo lleva a pensar que para los sectores más militantes de la judería estadounidense, ese país de acogida tiene atributos religiosos que le son muy caros.

1942 fue un parteaguas con el cambio de “padrino” que el sionismo adopta, bajo la dirección de Ben Gurión en el Congreso Sionista Mundial de Biltmore; se abandona la protección inglesa y se adopta la norteamericana. Ben Gurion advierte cierto cansancio o agotamiento anglo (que se hará patente en 1945) y la pujanza y el brío norteamericano.[2]

En 1945 sobreviene  otro acontecimiento que soldará aún más firmemente la nueva alianza del sionismo con EE.UU.: el juicio en Nurenberg, Alemania, a los jefes nazis.

Aunque convocado por Los Aliados tras la derrota del 3er. Reich, el juicio será administrado exclusivamente por judíos, para desconcierto, incluso de oficialidad aliada que imaginaba que se trataba de una cuestión supranacional.

Desde 1945 en adelante, con cierto cambio de la mentalidad dominante dentro de EE.UU.,  –un creciente ascenso de la intelectualidad judía norteamericana y un lento eclipse de la mentalidad WASP– resulta cada vez más pesante el sueño del No limits, tan consustancial al desarrollo formidable de la tecnoutopía estadounidense. De allí, la pretensión sionista de reeditar en Palestina lo acontecido en el norte americano.

Pero el sionismo se muerde la cola pretendiendo hacer confluir, una historia american sin pasado, puro futuro con genocidio incluido,  con un retorno, una aliah; un emplasto bíblico que se pretende histórico y procura restaurar el pasado (glorioso, va de suyo).

Si el sueño american ha resultado  para una enorme cantidad de pueblos del planeta una pesadilla, a menudo estragados con expolios y guerras incesantes, ¿cómo tenemos que calificar el proyecto sionista que se ha adueñado de  buena parte de la población judía (amén de la multitud de cristianos sionistas)[3], aunque ese delirio colonialista cuente con el rechazo de otra parte significativa de judíos que no aceptan el papel de verdugos.[4]

Porque se trata de una tortura con letra bíblica a millones de palestinos, alcanzando niveles de crueldad, desprecio, egolatría, que el despotismo, borracho en su vesanía, llega a  alcanzar.

Palestina, los palestinos están todavía, son. Estragados, hambrientos, diezmados, están, son. Ni siquiera vencidos, ni aun vencidos.

E Israel será recordado como modelo genocida. Tristísimo. □

notas:

[1] White Angle-Saxon Protestants. Fue la denominación que definió a la población políticamente dominante en EE.UU. desde su fundación hasta mediados del s XX.

[2] La “carta” de Ben Gurión jugaba en varios planos, porque en 1942 todavía estaban con mucho peso las organizaciones sionistas filofascistas y filonazis.

[3] Solo en EE.UU., alrededor de unos 40 millones de habitantes.

[4] Doy un único ejemplo, aunque me consta que hay muchos, como los de Breaking the Silence, o los judíos que se han visto obligados a abandonar Israel por el hostigamiento (como Felicia Langer o Ilan Pappé) y tantos, tantos otros, algunos amigos entrañables: un joven a la sazón sionista y haciendo el servicio militar en Israel visita un establecimiento militar y pregunta por qué hay tantas perreras. Los cofrades le comentan socarronamente que no son perreras, son, digamos, palestineras: el espacio de no más de metro y medio de altura, de largo o de ancho para tener allí doblegados a presos palestinos. Le explican sonrientes, que no fallan. Gilad Atzmon tuvo allí un sacudón, y en  contacto con palestinos prisioneros, apreció su humanidad y rompió duramente con el sionismo y abandonó el país.

Publicado en Centro / periferia, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología

URUGUAY ANTE EL GENOCIDIO ISRAELÍ CADA VEZ MÁS “A LA VISTA DEL PÚBLICO”

Publicada el 05/08/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández
4 agosto 2024

Es sumamente penoso ver el grado de abdicación y sumisión mental (no sabemos si también material, pero con el primero ya tenemos motivos de preocupación) de los referentes y líderes de todo el espectro político principal de nuestro país –porque pese a eso sigue siendo nuestro– ante lo que durante más de un siglo se ha calificado como conflicto palestino-israelí y hoy en día, tras un furioso strip-tease político; se reconoce como el genocidio israelosionista de la población palestina, que se desenvuelve sin tapujos, al menos para quien lo quiere ver.

Es indudable que esta dependencia ideológica de los planteles políticos principales respecto de Israel tiene raíces históricas. Uruguay es uno de los poquísimos países (que yo sepa, el único periférico cuando la firma del canciller británico  Arthur Balfour a la declaración que lleva su nombre y su entrega a Walter Rothschild como “cabeza” del movimiento sionista, en 1917) presente en la persona de Alberto Guani, a la sazón representante diplomático uruguayo en Europa.

La calidad de uruguayo  es significativa dado el grado de identificación con EE.UU. y su destino que varios políticos batllistas entonces tenían. Guani fue autor de un planteo que lleva el nombre de Doctrina Guani (entre 1938 y 1941) que: “inauguró una serie de posiciones intervencionistas impulsadas por EE.UU. a partir de la Segunda Guerra Mundial inspiradas en el concepto de «seguridad continental», con el fin de mantener la unidad de los países latinoamericanos.” [1] Unidad bajo el mando norteamericano, obviamente.

Con mucha perspicacia, Francisco Claramunt en su esclarecedora nota “Hora de definiciones” registra la dificultad, vocal, de voceros “de izquierda” para abordar la monstruosidad engendrada por el sionismo en Israel: “Orsi y Cosse parecen tener dificultades para pronunciar la palabra Israel, ni que hablar de Palestina”.[2]

Llama poderosamente la atención que desde otra configuración ideológica, la Columna del 26 de Marzo, “Palestina y los problemas de no tomar posición”, se señale: “a la coalición progresista le cuesta poner en palabras lo que sucede en [la] realidad; no buscan señalar que existe un genocidio donde claramente hay un genocidio.” [3]

Entiendo la dificultad para procesar la inconmensurable usina de mentiras, atropellos, vejaciones que organizaciones que se consideran de excelencia como el sionismo (de origen laico, pero endiosado), descargan –en este caso y desde hace ya más de un siglo– sobre los palestinos, pero hasta para lograr en algún momento un reencuentro en sendas de humanidad, hay que decir las cosas claras. Como hace Chris Hedges, en sus innumerables notas con que lleva décadas documentando el proceso israelopalestino:

“Hay un placer sádico expresado por muchos israelíes por el genocidio y una oleada de llamados al asesinato o la expulsión de palestinos, incluidos aquellos en la ocupada Cisjordania y aquellos con ciudadanía israelí.

El salvajismo de los ataques aéreos y los ataques indiscriminados, el corte de alimentos, agua y medicinas, la retórica genocida del gobierno israelí, hacen de ésta una guerra cuyo único objetivo es la venganza.” [4]

El certero análisis de Hedges nos pone, una vez más, ante la escalofriante advertencia de Blas Pascal: “El hombre no es ni ángel ni bestia, y la desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia.” [5]

Netanyahu nos dice siempre, como un mantra: “Ésta es una lucha entre civilización y barbarie.” Da por sentado que él, nada menos, encarna la civilización; y que los palestinos, la barbarie: Israel es hoy esa bestia que menciona Pascal.

Porque se otorgan el derecho que niegan a palestinos: baste reparar cómo honran a sus muertos, buscando partes de sus cuerpos, por ejemplo, para enterrarlos con honores,[6] mientras siguen ejecutando día tras día a palestinos, adultos y niños, mujeres y hombres, mediante bombardeos, ametrallamientos y otras atrocidades que impiden toda identificación, todo reconocimiento incluso de cadáveres, toda despedida a sus muertos, queridos.

La sociedad israelí se ha dedicado a masificar la muerte, ajena, generalizando por ejemplo, una política de inanición[7] y otras formas de muerte, cada cual más violenta que otra: desmantelamiento de todo el tejido social; viviendas bombardeadas, techos destruidos, voladuras de hospitales, suministros alimentarios o de agua aniquilados, destrucción de carreteras y medios de comunicación o de transporte, destrucción de usinas de energía, de bombeo, de depuración, contaminación de suelos… A la vez, como para desviar la atención, despliega una sarta de fake news, que debidamente difundidas genera una versión de los acontecimientos: los 40 bebes asados,  la orgía árabe con mujeres  secuestradas, o el acuchillamiento de mujeres judías embarazadas para extraerles el bebé…

Israel establece una política que mucho dificulta todo reconocimiento, toda comunión de los palestinos sobrevivientes, de los deudos con sus muertos. Muertos vejados, torturados, aniquilados, tratados por Israel como basura.

Y los vivos, apenas tratados como preámbulos de muertos. Frente a semejante “tratamiento” tenemos que volver al testimonio del médico noruego Mads Gilbert: “el pueblo palestino tiene un apego vital que lo hace, si no único en la humanidad, sí llamativamente aferrado a la vida, a lo vital.” [8]

Israel ha persistido en sus muy cerebrales, ominosas tareas, para lograr el desquicio social y psíquico de la población palestina, mediante tantas muertes, cada vez más masivas, haciendo inidentificables los muertos, impidiendo honrarlos; un último saludo que al menos deje su huella en los sobrevivientes, hermanos, padres,  hijos, cónyuges, novios, primos, tíos, abuelos, nietos, amigos….

Pero el problema no es Israel ni está en Israel (solamente). Ni siquiera en los que aplauden a Israel y sus acciones “democráticas y occidentales”.

El problema está en  “el mundo”, la sociedad humana que lo permite y tolera. La sociedad internacional. Claro que ONU se mantiene fiel al diseño que la animó, en octubre de 1945: abolición progresiva de las soberanías nacionales: EE.UU., considerándose benefactores de toda (¡!) la humanidad  van a estar dispuestos a gobernar ‘para todos nosotros’.

El diseño básico será el de la desigualdad: hay naciones adelantadas y naciones atrasadas. O con otro lenguaje, más “económico”: hay naciones desarrolladas y subdesarrolladas. Hay naciones iluminadas por dios y otras, en todo caso, por la Estatua de la Libertad.

Esta trama cultural es la que permite, autoriza, necesita, privilegios. Y rechaza lo igual(itario).

E Israel se cuenta entre los privilegiados. Por eso hay tanto silencio cómplice. Aun así, con tantos instrumentos de dominación, mediática, política, económica, mílitopolicial, la difusión cada vez más rápida –e imparable– de noticias, genera cuestionamientos, resistencias, rebeliones. Observemos qué ha pasado con jóvenes y estudiantes universitarios estadounidenses: ante la progresiva matanza de palestinos so pretexto de perseguir a Hamás: hasta de las universidades mayores y más caras de EE.UU., brotó la rebeldía y la condena a Israel.

¿Cómo logró la administración embretar la creciente rebelión? Cuanto más significativa es una universidad y su labor formativa, más fondos recibe de grandes consorcios de origen judío (es posible que también reciba de otras procedencias, pero los aportes judíos suelen ser sustanciosos y decisivos). Las redes sionistas operaron rápidamente cortando tales fondos y dejando a los decanatos prácticamente en blanco. Las direcciones de varias universidades, tras el apriete financiero, facilitaron y promovieron el ingreso de fuerzas policiales para despejar los campus, con medidas draconianas: los estudiantes que estaban en régimen de internado, no solo fueron golpeados y expulsados de las aulas y campus sino hasta de sus residencias, quedando a menudo en ciudad o país ajeno, literalmente en la calle.

Hay que consignar que de todos modos, aunque maltrecho, el movimiento estudiantil universitario estadounidense contra el genocidio abierto de palestinos, no ha desaparecido (pero parece sí haber menguado).

Acercándonos a nuestro país.

A Costa Rica, hasta hace pocos años, a su delegación ante la ONU se le había adosado un funcionario israelí que  se sentaba en segunda fila, detrás de la delegación, “para velar por el voto correcto de Costa Rica” en asuntos que se suponía “de interés común” de Costa Rica e Israel.[9]  Este “pastoricismo” revela el estatuto servil que Israel otorga a sus aliados. A nuestro país se lo “protege” y “ampara” para que acompañe a Israel, usando el lisonjero recurso de que estamos del mismo lado, de la democracia, la cultura (occidental) y, muy especialmente, la moral.

Nos apostrofa Julio María Sanguinetti: “Irán a través de sus brazos terroristas, ha puesto en jaque a Occidente al poner en cuestión su frontera geográfica y moral que es Israel.” [10] Todo ese fraseo hay que convertirlo en realidad y vemos que es a menudo su opuesto, precisamente: ha sido Occidente, y particularmente el Reino Unido y EE.UU., lo que ha tendido sus brazos terroristas durante décadas sobre Irán,[11] primero para abortar todo intento independentista como con el “escarmiento” contra Mohamad Mossadegh, depuesto mediante humillación pública en 1953 por querer nacionalizar el petróleo, y luego, aterrorizando todo intento de autonomía nacional mediante la SAVAK –una ”sucursal” de la CIA–, una de las policías políticas secretas más temidas del mundo, que no pudo subyugar a la entidad persa indefinidamente; en 1979 una rebelión dio al traste con el gobierno títere de EE.UU., su policía terrorista, –ésa sí, terrorista, señor Julio M. Sanguinetti–, terrorista al estilo de quienes pusieron en marcha el experimento político del Estado de Israel: basta inquirir qué acontecimientos precedieron el establecimiento de dicho estado. Ahogar en sangre la huelga general palestina de 1936-1939; hacer volar el Hotel David en 1946 en Jerusalén con decenas de víctimas mortales que “convencieron” al Reino Unido que era mejorar dejar “la administración” de la colonia palestina al sionismo; los asesinatos de diversos referentes internacionales o de la ONU que no se plegaban al  ceñido plan sionista, como lord Moyne, británico, o el sueco Folke Bernadotte. Hay que recordar que los autores de estos atentados eran sionistas partidarios de alianzas con el fascismo italiano o el nazismo alemán (leyó bien). Los puestos de primer ministro israelí, salvo la primavera probritánica y pronorteamericana de los primeros quinquenios israelíes, estará festonada, a lo largo de las décadas, con dirigentes de este tipo: Menagem Begin,  Yitzhak Shamir, Isaac Rabin, Ehud Barak, Beniamin Netanyahu, Ariel Sharon, Naftali Bennett. Este último, el premier que se ufanaba de haber matado a muchísimos palestinos –y ¿qué?

Con su proverbial moderación, Uruguay no ha acompañado la pretensión ultraconfesional israelí de adueñarse de Jerusalén como capital israelí. Como lo ha hecho la presidencia de Trump o países aun más satelizados por Israel como Guatemala o Kosovo. El apoyo de Uruguay a Israel ha sido incondicional, pero más atado a formulaciones modosas, menos arrebatado. Así, cuando Sudáfrica propuso en 2022 a la Asamblea General de la ONU atender el sentido (o el sinsentido) de una larga ocupación y su relación con una colonización y anexión absolutamente contraria a lo resuelto por la ONU, que recoge el voto favorable de unos 90 estados representantes…  Uruguay se abstiene.[12]

A propósito de la ONU y su permanente identificación con “la voz del amo”: luego de las votaciones que recordábamos en el párrafo anterior, –diciembre 2022– en la que Sudáfrica no obtuvo los votos necesarios para condenar el genocidio israelí en Gaza, estamos ahora a casi 10 meses de una atrozmente reforzada política genocida israelí, tras el copamiento palestino del 7 oct. 2023, para cosechar rehenes con pretensiones de canje por prisioneros (y muertes inevitables) y ajusticiamiento de un número desconocido pero muy alto de militares israelíes, prácticamente copados de sorpresa en su propio cuartel general), y Sudáfrica ha renovado su moción de condena al mismo genocidio, ahora mucho mayor… y no hay asamblea, nos hay votación, no hay condena.

Un editor estadounidense, Ron Unz, judío, se ha dedicado a desentrañar muy diversas cuestiones, y particularmente las sucesivas imposturas que caracterizan las verdades oficiales de su país. Sobre el 7 de octubre 2023; afirma: “parece muy posible que una mayoría, incluso una gran mayoría, de todos los civiles israelíes asesinados hubieran muerto a manos de sus propias fuerzas militares, ya sea por fuego amigo deliberado o accidental, e incluso muchos soldados israelíes pueden haber corrido esa misma suerte.” [13]

Unz se ha basado en la investigación in situ que han llevado periodistas, valiosísimos como Chris Hedges (a quien ya hemos citado) y Max Blummenthal:

“Hay cada vez más pruebas que en la lucha caótica establecida cuando Hamás ingresó a Israel el 7 de octubre [2023], los militares optaron por hacer blanco no solo en los luchadores de Hamás sino también en los cautivos israelíes. Tuval Escapa, miembro de la seguridad del kibutz Be’eri le dijo a la prensa (Haaretz) israelí que se montó una línea de coordinación entre los residentes del kibutz y el ejército. Escapa dijo que la desesperación se fue adueñando de él. ‘Los comandantes en el terreno tomaron decisiones difíciles, incluyendo la de hacer saltar por el aire las viviendas con sus ocupantes para poder eliminar a los terroristas, junto con los cautivos. El diario informó que los comandantes israelíes se vieron obligados a requerir ataques aéreos a sus propias instalaciones dentro de la Franja de Gaza para poder repeler a los terroristas que habían tomado el control.” [14]

La parálisis de la sociedad humana ante la matanza de palestinos (como en tantos otros casos y situaciones en el pasado, emparentables) es sobrecogedora. Porque se trata de gente como nosotros. La impotencia nos daña. Porque cuanto más sabemos de ello más somos incluidos, nos incluimos, en tamaña realidad. □

notas:

[1] Wikipedia. Fuente insospechable de izquierdismo.

[2] Brecha, Montevideo, 12 jul 2024.

[3] La Juventud, Montevideo, 27 jul-2 ago 2024.

[4] https://www-unz.com/article/israel-reopens-the-gaza-slaughterhouse/, [Israel reabre el matadero de Gaza], Chris Hedges, 1 dic. 2023.

[5] Mijail M. Krasnova, “El enigma de la caña pensante”, https://core.ac.uk/download/pdf/302188310.pdf

[6] Esto ha sido excepcional en Israel, puesto que no siempre los israelíes mueren de modo tan violento y trágico como lo acontecido el 7 oct. 2023. En cambio, la muerte en sus más atroces vías, ha sido convertida por Israel, en la rutina diaria para los palestinos.

[7] Que fue instaurada en 2006, sólo que entonces con remilgos, que dificultara percibir el carácter ominoso y genocida de las decisiones israelíes ‘ante la cuestión palestina’. ¡Cómo esto nos retrotrae a las medidas de los colonizadores europeos en los siglos xvi o xvii ante las poblaciones que habitaban los territorios conquistados, en lo que los europeos designaron “El Nuevo Continente”, o en África!

[8] Gilbert se presentó como médico voluntario para hospitales de campaña cuando la horrenda invasión militar de las poblaciones gazatíes en 2008. Y así terminó vinculado con la Franja de Gaza, atento ante el desamparo palestino.

[9] Bruno Stagno Ugarte, “Los caminos menos transitados. La administración Arias Sánchez y la redefinición de la política exterior de Costa Rica, 2006-2010”, cit. p. Nicolás Boeglin, ”Solicitud de opinión consultiva a justicia internacional sobre la situación en Palestina”, 24 ene 2023.

[10]  “La relación entre EE.UU. y nosotros”, La Nación, Buenos Aires, 27  jul 2024.

[11] Y no solo dentro de lrán. Es LA política que ha llevado adelante EE.UU. y sus segundones occidentales en Irak, en Siria, en Afganistán, en Egipto, en Sudán, en Pakistán, en Libia, en Indonesia, en Vietnam, en Corea y un largo, escalofriante etcétera.

[12] Véase María Landi, “¿Quién  ha usado la violencia sexual como arma de guerra?”, Brecha, Montevideo, 8 mar 2024.

[13] https://www.unz.com/runz/war-crimes-and-atrocity-hoaxes-in-the-israel-gaza-conflict/, l6 nov. 2023.

[14] https://braveneweurope.com/max-blumenthal-what-really-happened-in-israel-on-oct-7, 19 nov. 2023.

Publicado en Centro / periferia, Los pueblos nativoamericanos, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología, Uruguay

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