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La peculiar superioridad moral que presupone el sionismo

Publicada el 20/07/2014 por raas

por Luis E. Sabini Fernández.

Los judíos jamón del sándwich social

El sionismo, un corpus doctrinario hipermoderno, como que se remonta a la última década del siglo XIX y genera su congreso constituyente tan tarde como en 1897, no es un colonialismo cualquiera, tampoco es un racismo cualquiera. Tiene una especificidad muy acusada que hace pertinente un abordaje multifactorial y del cual con estos apuntes apenas trataré de esbozar algunos de sus rasgos.

Abraham Léon, un intelectual judío marxista (exsionista) asesinado por el nazismo, en su ensayo Concepción materialista de la cuestión judía (Editorial Canaán, Buenos Aires, 2011) rastrea las ocupaciones principales de la judería europea durante el llamado Medioevo y la modernidad, donde los judíos se fueron convirtiendo en el personal idóneo de la banca y del comercio; y cómo eso funcionaba para quienes poseían el poder en tales sociedades, al usar a la judería como fusible ante cada cortocircuito sufrido por la sociedad, con los diversos motivos de crisis, escasez o hambre. Los judíos, durante largos períodos, usufructuaban un status relativamente privilegiado, al menos en comparación con “el pueblo”, pero quedaban expuestos a la inquina y la vindicta popular ante cada cimbronazo económico o social.

Sin duda, esta particular “flotación” de las comunidades judías en tantos sitios de Europa, fue generando una mentalidad peculiar en sus integrantes; una suerte de sentimiento de superioridad, a la vez refrenado ante los que realmente decidían los destinos de esas mismas sociedades, en donde la comunidad judía, aun gozando de ciertas prebendas, estaba a su vez constreñida por el poder de quienes realmente lo detentaban y ostentaban, aun cuando no pocas veces se revelaba que tales núcleos de poder resultaban removidos.

La peculiar situación de la judería en la llamada Edad Media y durante los albores del capitalismo, que la ligó tan fuertemente con las finanzas, forjó en las colectividades judías una ambivalencia; por un lado sentirse excluidos, ajenos y ocasionalmente chivos expiatorios; por otro, contar con recursos para torcer muchas voluntades políticas y a la vez generar entornos hostiles en “las mayorías populares”, quienes también se sentían ajenos al poder pero carecían de todo recurso compensatorio, como los financieros. Como hipótesis, estimo que esa peculiar situación configura un embrión de lo que en el s.XX se llamará actividad de lobby, lobbysm, el particularmente entretejido en la institucionalidad política estadounidense.

Un colonialismo a destiempo

Otro factor que tiene que haber configurado la carga política del sionismo es su diacronicidad respecto de, por ejemplo, los racismos rampantes europeos que vertebraron “la conquista” de los otros continentes. Éstos, encarnados en tantos misioneros, capitanes, exploradores, conquistadores, ingleses, españoles, holandeses, portugueses, generaron los comienzos “occidentales” en América y con algunas variantes se asentaron asimismo en “el Viejo Mundo”. La nueva oleada colonizadora en el siglo XIX, tan racista como la del tiempo de “La Conquista de América” se solapa permanentemente con políticas genocidas (que también caracterizaron la expansión europea de los siglos XV, XVI y XVII y de la cual constituyen testimonio los trágicos destinos de tantas etnias exterminadas en “el Nuevo Continente”) incluirá también a belgas, alemanes y a finales del siglo XIX coincidirá históricamente con el surgimiento del sionismo (en buena medida forjado ante  las persecuciones a los judíos al estilo de los progromos rusos).

Pero esa coincidencia es aparente. Porque el colonialismo europeo de entonces y su sentimiento de superioridad racial es en los hechos y el sionismo entonces estaba forjando su corpus teórico. Es cierto que muy pronto empezará la colonización sionista de Palestina, pero la relación de fuerzas entonces, los hará sumamente cautos y los comienzos de la colonización serán moderados y “legales”, harto dependientes de  algún colonialismo “mayor” (Turquía, Gran Bretaña).

Cuando en la década del ’40 y al fin de la 2GM el sionismo se reconoce como fuerza, y como fuerza dominante, aunque hacía tiempo ejercían un creciente poder y control sobre la población palestina, despliega cada vez más su batería de dominio inmisericorde sobre los natives.

Es justo el tiempo en que el racismo y el colonialismo dejan de ser “populares”. Abandonan el sentido común de la mayoría de los europeos y más en general de las poblaciones políticamente conscientes. El racismo pierde su encanto tras haber sido encarnado por el nazismo con el cual, derrotado, casi nadie en el espectro político quiso ser confundido. En este caso, está claro el quiebre: tanta intelectualidad estadounidense que proclamaba a voz en cuello la superio-ridad racial de lo angloamerican, de los wasp, abandonan esa línea de discurso (exaltada hasta bien entrado el s. XX) y se “convierten” en antirracistas confesos, aunque sigan siendo en los hechos racistas con relación a los negros o los nativoamericanos y veremos, con el tiempo, como expresarán actitudes racistas ante japoneses, “amarillos”, árabes…

El colonialismo, a su vez, pierde status porque las naciones europeas tradicionalmente colonialistas están exhaustas y la nueva política expansionista estadounidense tendrá sumo cuidado en presentarse como demócrata y hasta democrática. Será un neocolonialismo anticolonialista, valga la pirueta ideológica (en realidad constituía una variante de la relación colonial tradicional, y sobre todo, una sustitución de élites metropolitanas). Y bien: estos procesos se dan en el mismo momento en que el sionismo arrecia. Territorialmente. Con los planes que se denominan de limpieza étnica.(1)

El “pueblo elegido”

Probablemente existe un fenómeno de retroalimentación entre la exclusión social que analizara Léon y la reafirmación de la noción de “pueblo elegido”. Esta noción es común a cosmogonías de muchos pueblos y su “integración al mundo” suele disolver el ombliguismo ínsito en ello.

Por causas que merecerían un análisis más circunstanciado, el sionismo tuvo marcado éxito en exaltar la noción de pueblo elegido, revalorizando la Biblia como fuente documentaria. Doblemente curioso, puesto que originariamente el sionismo se presentó como ideología no confesional, prescindente de lo religioso. Pero muy pronto sus ideólogos percibieron que su fuente nutricia podía ser y sólo podía ser la fe religiosa judía y convirtieron, por tanto, a la Biblia en un texto histórico. Tarea que los ha llevado a construir toda una arqueología militante, desmantelando ruinas y construcciones que no abonaban la “historia” bíblica judía.

Hay que aclarar que este sesgo seudoinvestigador no fue exclusivamente sionista; arqueólogos cristianos, protestantes, estuvieron muy activos en “probar” la Biblia. En wikipedia citan a W.F. Albright, G.E. Wright y Y. Yadin como exponentes de tal actitud. William Dever, también arqueólogo, especializado en el Cercano Oriente aclara en el mismo sitio: http://es.wikipedia.org/wiki/Arqueolog%C3%ADa_b%C3%ADblica):
“Hasta hace una generación los arqueólogos bíblicos hablaban con confianza de la «revolución arqueológica» de William F. Albright. Ésta seguramente realzaría nuestra comprensión y apreciación de la Biblia y su mensaje atemporal.” Pero […] “No sólo la arqueología moderna no pudo ayudar a confirmar la tradición antigua, sino que parece más bien tratar de socavarla.”
“No se puede volver al tiempo en el cual la arqueología presumía de «probar la Biblia». La arqueología […] debe tener la capacidad de desafiar, y confirmar, los relatos bíblicos. Algunos cosas descritas sucedieron realmente, pero otras no.” El militantismo arqueológico sionista ha llevado a diversos centros de investigación arqueológica a evitar investigaciones conjuntas con los “colegas” sionistas.

Esta invención histórica es llamativa y paradójica. Que un movimiento que se pretende tan racional, que se entremezcló con el socialismo presuntamente científico, se base en relatos bíblicos es peculiar. Historiadores han investigado y comprobado que el “éxodo del pueblo judío” y su marcha a “La Tierra prometida” son míticos y también resulta mítico o ahistórico otro tramo de la historia oficial judía que alude a la migración forzosa de los judíos a Babilonia. No nos referimos a historiadores ajenos al judaísmo o sesgados por el antisemitismo sino a historiadores judíos como Shlomo Sand.(2)

Supremacismo y mímesis

Otro rasgo peculiar del racismo y el supremacismo judeosionista es el grado de identificación con el grupo invadido, victimado. No me refiero a ninguna identificación psíquica, ética, sino meramente instrumental. No muchos colonialismos han creado verdaderos batallones de invasores camuflados como natives, en este caso árabes palestinos, para mejor perforar sus defensas. No me refiero a defensas militares, puesto que los palestinos prácticamente no tenían armas ni ejército, sino a sus defensas o abrigos sociales.

Así, por ejemplo, algunos de estos seudoárabes, que en hebreo se denominan mistarvim, se presentaban como clientes, hablando fluidamente árabe, en un taller mecánico, por ejemplo, y pedían el arreglo de un vehículo que dejaban… cargado de explosivos y dispuesto todo de tal modo que la explosión arrasaba con el taller, sus ocasionales ocupantes ─trabajadores, clientes─ y victimaba, de paso, a vecinos. Estamos hablando de la década del ’40, 1947 (véase Ilan Pappé, La limpieza étnica de Palestina, Editorial Crítica, Barcelona, 2011, p. 98). En pleno siglo XXI, el llamado “Ejército de Defensa” israelí (pensamiento orweliano típico) en la Operación “Plomo fundido” (sic), 2008-2009, mató a mansalva a unos mil quinientos palestinos, varones, mujeres, niños, viejos, baleando “lo que se movía”, en rigor jugando al blanco. Aplicando balas de tungsteno que se pulverizan dentro del cuerpo alcanzado dejando miles de partículas cancerígenas microscópicas, impidiendo toda efectividad en la limpieza y condenando al alcanzado a una muerte atroz… como puede apreciar el seguramente asqueado lector, en 70 años no ha habido mucho cambio… Lo vemos hoy, 2014, con el destrozo, una vez más, de vidas de niños, mujeres, ancianos en la sitiada Franja de Gaza…

Tienen que sentirse muy, pero muy por encima del resto de los mortales para atreverse a ser tan despreciativos con ”los otros”. Cabe preguntarse cómo se ubican ante otros supremacistas. Sin embargo, como todo supremacismo, se trata de un pensamiento absoluto. Que no admite compartir algo. Repare el lector en este episodio histórico, relativamente reciente: protegidos históricamente por el British Empire, muchos judíos participaron del ejército británico durante la 2GM. En 1946 y 1947, empero, sionistas no tuvieron empacho en ejercer el terror también contra los ingleses. Actos de terror con los que asesinarán a decenas de británicos. Y eso que durante la intifada de 1936 a 1939, por ejemplo, ingleses y sionistas estuvieron codo a codo matando palestinos que a su vez mataron, siempre que pudieron, a ingleses y sionistas… Ingleses y sionistas habían estado íntimamente asociados, como cuando Inglaterra habilitó lo que demagógicamente se llamó Hogar Judío, en 1917 (en Palestina). Interrumpida la “sagrada alianza” en 1946 y 1947, proseguirá, empero, en 1948, cuando los ingleses abandonan Palestina dejándosela en bandeja de plata a los sionistas.(3) Algunos suponen que la City ha sido el hilo conductor de tal alianza.

Supremacismo y la pretensión de ser eterna víctima

La reacción sionista tiene una cadencia precisa que uno puede reconocer como un atroz hilo histórico: bandas sionistas, colonos ultras, el Ejército “de Defensa” de Israel llevan a cabo un operativo; por ejemplo, en 1948 era común invadir aldeas a medianoche y volar viviendas con sus habitantes adentro probablemente recién despertados. Esto hicieron los sionistas una vez, diez veces, cientos de veces. Pero en el momento en que palestinos resistentes o gente desesperada realizan algún contraataque, produciendo, por ejemplo, algunas muertes judías, entonces la reacción judeosionista es como si hubiesen atentado contra gente de paz, inerme e indefensa;(4) la reacción, de enorme indignación, los lleva a multiplicar el destrato (que ya venían ejerciendo), los asesinatos (que ya venían produciendo), las expulsiones, como si se tratara de población indignada que ha sido sorprendida en su buena fe.

Pappé describe un comportamiento en la órbita del colonialismo y el racismo que entendemos bastante característico del sionismo y que pensamos podría ser como un subcapítulo del sentimiento de “eterna víctima”. “Un rasgo distintivo de los israelíes que muy bien puede describirse como ‘dispara y llora’, el título de una colección de expresiones de, según se supone, remordimiento moral de soldados israelíes (…)”. Pappé alude a registros de condena verbal “que han proporcionado a los ‘nuevos historiadores’ israelíes material sobre las atrocidades que no figuran en otras fuentes de archivo. En la actualidad, estos documentos de queja se leen más como un intento de los políticos y los soldados judíos ‘sensibles’ de absolver sus conciencias.” (ibíd., p. 155)

“Tenemos alma, los árabes son hijos de putas”

Un rasgo que es característico de todo supremacismo basado en nociones como la de pueblo, raza, etnia, o nación elegida, es el de un desprecio radical hacia “los otros”. El judaísmo se ha identificado fuertemente con  la mitología del “pueblo elegido” y el sionismo sostiene que existe un contacto tan directo con su dios como para que éste le haya cedido los derechos, terrenales, a la tierra de “la leche y la miel” y de por vida. Aunque parezca un mal chiste, estos han sido los argumentos “históricos” manejados por el sionismo para el reclamo y apropiación de Palestina, con aspiraciones al “Gran Israel” que es un territorio bastante mayor que el palestino.

El desprecio al otro se ha expresado en los casos de civilizaciones que se han definido como “superiores” hacia los natives, los originarios, la barbarie, en suma. Vale la pena tomar nota de esos penosos episodios en que se ha repetido la misma secuencia: cuando en 1865 las montoneras entrerrianas y el gobierno porteño en la novel Argentina aceptan una tregua, los “bárbaros” proponen intercambio de prisioneros; los doctores se miran asombrados: no tienen prisioneros, puesto que los han liquidado a todos. La montonera, en cambio, había cuidado la vida de los adversarios aprisionados…

En 1948, los palestinos llegan a tomar un puñado de judíos prisioneros; volvamos a la investigación de Pappé: “Estos colonos, junto con los residentes del viejo barrio latino judío, fueron unos de los pocos prisioneros de guerra judíos capturados durante el conflicto. (…) Mientras a ellos se los trató con justicia y se los liberó poco después, la suerte fue muy diferente para los miles de palestinos que de acuerdo con el derecho internacional habían pasado a ser ciudadanos del Estado de Israel, que cuando se convirtieron en prisioneros fueron encerrados en corrales.” (ibíd. p. 145).

“El otro” ha pasado a ser directamente animal. Esto en 1948. En julio de 2014, con el ánimo encendido por el secuestro, hasta ahora anónimo, y posterior asesinato de tres adolescentes judíos, jóvenes judíos enardecidos y bajo fuerte impacto emocional (proclamaban a voz en cuello que había que matar a los izquierdistas y en “diálogo” con algunos de tales, gritaban, coreando que querían darles por el culo. Y refiriéndose en cantos a los palestinos repetían una y otra vez: “Tenemos alma, los árabes son hijos de putas.” Algo para repensar de qué lado está la humanidad y de qué lado la monstruosidad ética y psíquica.

notas:
1) En realidad lo fueron de “limpieza” territorial para la cual se valieron de una política terrorista. Que incluía asesinatos en primer lugar, calculados como multiplicadores de la huida de población desarmada. Es una concesión hablar de ‘la expulsión de cientos de miles de palestinos’ sin mencionar los miles de asesinados, los muchos miles de heridos y el número mucho más difícil de consignar de violaciones…
2) En rigor, hay que decir que Sand es de origen judío pero que su propia actividad como historiador académico con una larga actividad como investigador lo ha llevado a abandonar ya no el judaísmo ─religión─ sino su propia condición de judío. No es el primero entre estudiosos judíos que ha dado tal paso. Y, salvo excepciones, la investigación histórica ha llevado a judíos a abandonar el sionismo. Lo que se ha cumplido con casi todos los mal llamados “nuevos historiadores”, de los ’80. Mal llamados porque, como los mismos “nuevos historiadores” han explicitado, hasta entonces el Estado de Israel carecía de historiadores y disponía, en cambio, de propagandistas.
3) Una precisión se impone en este caso: el sionismo se había dividido entre un sionismo probritánico y otro fascista, y el que ejercerá el terror sobre los británicos será el fascista; el resultado final de la 2GM los irá relegando al menos hasta los ’70 en que se adueñarán del gobierno israelí.
4) Ilan Pappé (cuya documentación nutre parte de este abordaje) en el libro ya citado, p. 151, narra un episodio ilustrativo: en 1948, tras el arrasamiento sionista, con asesinatos, saqueos, explosiones, confinamientos y expulsiones, militares al mando de las escuálidas fuerzas árabes que concurrieran a procurar proteger a los palestinos del militarismo sionista, bombardean, en Galilea, un kibutz, Mishmar Ha-Emek. Esa contraofensiva mató con un cañonazo (del único cañón con que contaban los defensores de los palestinos, precisa Pappé) a dos pequeñuelos del kibutz, que resultaron las únicas víctimas en el campo judío. Ese ataque “encendió la furia vengativa” de los sionistas; “los kibutz instaron a las tropas judías a proseguir la limpieza étnica”.
Pappé nos recuerda que el ataque al kibutz, 4 de abril de 1948, había sido una respuesta directa a las expulsiones masivas que, con violencia, venían ejerciendo los sionistas desde el 15 de marzo.

Fuente: www.revistafuturos.noblogs.org

Publicado en Palestinos / israelíes

La biomasa, ¿es tan «bio» como declaran los «recuperadores energéticos»?

Publicada el 13/06/2014 - 26/06/2014 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández.

En Suecia hasta importan basura para alimentar sus plantas de valorización energética de los residuos… Porque los desechos propios no permiten optimizar el rendimiento de tales plantas. ¡Viva la exacerbación del consumo!

Cada vez surgen más voces, a izquierda y derecha, todas inscriptas en el llamado progresismo, para obtener energía de la combustión de los desechos domiciliarios (y probablemente otros). Los que han encarado tal “solución” al problema de la basura están radiantes porque resuelven dos asuntos a la vez, quemantes asuntos de las sociedades modernas: la escasez de energía y el exceso de desechos.

En rigor, esta “solución” con que hoy en día se nos apabulla no es sino una variación sobre la “modesta proposición” que hiciera Jonathan Swift a la sociedad irlandesa para solucionar problemas que entonces, pleno siglo XVII, la aquejaban. Como es sabido, mediante el carneo de bebes, Swift proponía simplificar las perentorias necesidades de los indigentes que, explicaba, eran legión en la empobrecida Irlanda y a la vez satisfacer el paladar de los escasos ricos: con carne tierna, “nutritiva y sana”, “tanto cocida como dorada, asada, hervida, en fricasé o en guisado.”
En el caso de nuestros rescatistas energéticos, lo que se le ofrece al mercado son desechos casi indiferenciados (con una quita previa −en el caso de los proyectos más prolijos− de cartón, papel, vidrio, algunos metales), para que “nuestro paladar” acepte alimentos en putrefacción, restos de roturas domésticas, plásticos indiferenciados, ramajes, agendas viejas, tijeras, cubiertos o herramientas rotas, restos de todos los tubos y envases de pegamento, dentífricos, comestibles vencidos o resecos, juguetes rotos, burletes gastados, prendas de vestir fuera de uso, cajitas ya inservibles, artefactos eléctricos o electrónicos rotos u obsoletos, pilas, accesorios del auto, del hogar o del jardín, llaves, ceniceros, biromes y toda la sarta de adminículos que uno deposita en “la bolsa de basura”…

Ese revoltijo recibe una denominación santificante: lo bio, vida, tiene una carga semántica enorme, y muy positiva. “Bio-masa” es el bautismo más adecuado para “vender” o colocar algo en el mercado de ideas y representaciones.

¿BIOMASA O NECROMASA?

Para descifrar mejor el asunto, vale la pena rastrear. Biomasa se refiere a sólidos de origen biológico. Y es el nombre que tradicionalmente ha tenido el aserrín, por ejemplo, y los descartes de la industria maderera, y el bagazo de la caña de azúcar y el orujo de la uva para mencionar apenas algunos ejemplos de biomasa. Es el nombre que también ha tenido el estiércol y el follaje de descarte de la actividad agrícola propiamente dicha; las plantas o las hojas que no van al consumo, por ejemplo o las raíces en el caso de plantas de las que se consume sólo lo que está por encima de la tierra.

Tales restos orgánicos tienen un alto valor energético. Por ejemplo, en Suecia, muchos poblados pequeños que tienen en su seno actividad maderera, suelen proveerse de toda la energía que emplean mediante la combustión de biomasa (y Suecia es un país que tiene un alto consumo energético porque el clima no la ayuda a vivir del sol).

Los agricultores orgánicos a menudo alcanzan su total autonomía energética (luz, electricidad y agua caliente) mediante un biodigestor que le provee el metano suficiente, desprendido de los restos orgánicos provenientes de su actividad. No sólo energía. El compost que queda de esa combustión anaeróbica constituye un excelente abono sin pesticidas. Si además lo pueden enriquecer proteicamente con estiércol, aun mejor.

Pero lo que tenemos ahora “en la agenda ambiental” es otra cosa. Es aquel revoltijo apenas insinuado poco antes. Poner en combustión ese “revoltijo” nos asegura una contaminación aérea ingobernable por más que nos aseguren que los filtros de todas las chimeneas imaginables habrán de bloquear tales escapes. Pero no solo al aire. Al agua también.

Juan Luis Berterreche, en su excelente ”Incinerando el futuro”,(1) nos recuerda que la combustión propiamente dicha tiene un rasgo preocupante: en su proceso se forman sustancias nuevas, diferentes a las de los elementos combustionados, y generalmente aun más tóxicas: dioxinas y furanos, por ejemplo. Y nos advierte: “Todas estas sustancias no son detectables y controlables con facilidad ya que varias de ellas se mueven en el campo de las nanopartículas. Sus dimensiones son menores a un micrón (milésima de milímetro).”

Como la incineración es un método de “eliminación” de los desechos que se usa desde tiempo inmemorial −recordemos que EE.UU. ha dispuesto con total impunidad y durante décadas la quema en alta mar de desechos de la industria química y otros considerados sumamente tóxicos, tirando “al mar” las cenizas consiguientes− en tiempos en que ni siquiera se podían medir sustancias en micrones, podemos ahora comprobar que esas quemas de productos industriales han estado contaminando la atmósfera y por consiguiente envenenándonos a todos (aunque en diferente medida, contando los ambientes diferentes).

Tengo en mi retina el paisaje alrededor de una usina de recuperación energética en el norte alemán, cerca de Bremerhaven, en 1984: por su atmósfera, de subidos tonos rojizos,(2) el aire totalmente impregnado de partículas rodeando la planta como si fuera una campana de aire oscuro, es lo más semejante que recuerdo a la implosión de los edificios del Warnes en Buenos Aires.

Tales plantas estaban y seguramente están, con perspicacia, en zonas abso-lutamente despobladas, Tanto “la política” de quemar en altamar los productos con-taminantes que ha practicado (¿sigue practicando?) “la administración” de EE.UU. como la combustión con recuperación energética que conocimos en Alemania revelan que jamás se ha tenido en consideración la contaminación resultante. La externalización de costos ha sido la real política del capitalismo tecnocrático.

La desaparición de los RSU (residuos sólidos urbanos) ha sido la política del sistema realmente existente, condenada al fracaso, necesariamente, sólo que el fracaso genera víctimas entre las que sus gestores tratan de evitar estar.

Lo que ha fallado entonces ha sido “apenas” el concepto de externalización. Puesto que el fondo del mar océano, la atmósfera terrestre, nos resultan íntimamente necesarios, forman parte de nuestro hábitat casi tanto como nuestros dormitorios y cocinas de hogar…

Como bien dice Josep Marti Valls, “la incineración transforma los residuos en gases, partículas en suspensión, aguas contaminadas, cenizas y escorias; estos productos resultantes son más tóxicos que los residuos originales, es decir, la incineración no “elimina” los residuos sino que los concentra.” (3)

INCINERADORES, ¿INOCUOS O CONTAMINANTES?

Los partidarios de la “valorización energética de los residuos” insisten en que los desarrollos tecnológicos permiten hoy en día librar a la atmósfera aire poco menos que puro, puesto que los filtros y una combustión a muy alta temperatura garantizarían la retención de todas las sustancias tóxicas imaginables. Pero entre la afirmación de los partidarios de la incineración con todos “los adelantos tecnológicos” (retención de partículas, precipitación controlada de gases tóxicos antes de su salida al exterior, vitrificación de los restos para anular su capacidad contaminante, etcétera) y la de quienes critican la incineración por su capacidad contaminante, está la realidad. Y la realidad es que los incineradores en acción “crean” un ambiente muy, pero muy poco saludable.

Aquí, en Argentina, entre tantos otros, hemos tenido la experiencia del incinerador de Marcos Paz. Que no es de RSU sino de algo todavía peor, restos de pinturas. Pero aun así, fue aprobado con todos los recaudos tecnológicos (claro que durante el menemato, que es como decir, desde el punto de vista de la salud ambiental, que no se tomó medida alguna; recordemos que un personaje como M. J. Alsogaray importaba desechos del Primer Mundo y basaba su inocuidad en las “declaraciones juradas” de los “exportadores”…). Por el celoso cuidado que suelen poner las “autoridades” en evitar todo estudio epidemiológico, no se tienen datos sanitarios de Marcos Paz luego de la puesta en funcionamiento del incinerador. Pero los vecinos tienen una “sensación”: “estamos convencidos que la muertes por cáncer en Marcos Paz exceden por lejos las normales y que algún tipo de relevamiento epidemiológico podría dar resultados impresionantes” (4)

Basta ver un detalle de emisiones de plantas de este tipo para advertir que las sustancias “liberadas” al aire por las chimeneas son todo menos tranquilizadoras. El informe reciente presentado por Greenpeace sobre las diez plantas de este tipo funcionando en España (Sogama, Meruelo, Zabalgasti, Tirmadrid, Remesa, Tirme y las cuatro catalanas cercanas entre sí; Sirusa, Tersa, TRM y Trargisa) revela que emiten durante el período 1975-2007 (en 1975 se cuenta la primera de estas plantas en funcionamiento), amén de los inevitables dióxido de carbono y vapor de agua, una serie de gases o partículas metálicas que constituyen toda una “sinfonía” de diversas contaminaciones: ácido sulfuroso, óxidos de nitrógeno, cobalto, cadmio, plomo, cromo, níquel, mercurio, dioxinas y otra cantidad de partículas contaminantes (genéricamente designadas como PM25).
Con lo cual, una vez más comprobamos que las profecías de soluciones perfectas esconden o más bien revelan penosos errores o groseras estimaciones que siempre pecan de optimistas.

El informe sobre incineración de RSU realizado por GP en España señala que si bien volumétricamente la merma es fuerte (puesto que el volumen de cenizas y escorias se estima alrededor del 10% del volumen original de “la basura” así tratada, desde el punto de vista de su peso, la merma no es tanta, puesto que se estima queda tras el proceso de combustión alrededor de un tercio del peso original. En 2012, la fuente indica que hubo que darle destino a 23 500 ton. de cenizas tóxicas y escorias varias. (5) Volvemos a lo que dijera el basurólogo Valls: la basura no desaparece, sólo se concentra. En resumen, de cada tres toneladas originales de desechos, después de todo un procesamiento problemático por su toxicidad, nos queda todavía resolver qué hacemos con la tonelada remanente. El problema no parece muy bien resuelto (salvo, claro, para los empresarios del rubro de incineración…)

Hay otro aspecto, empero, que señala nuestro ya citado Berterreche, que podríamos considerar aun más grave, y que es de carácter absolutamente político. Es decir que incumbe al área de las decisiones humanas. Toda apuesta a la incineración se da de bruces contra los planes de reducción de los desechos, los de reciclamiento, reuso y recuperación de residuos. Porque todas esas “políticas” le quitan el agua al pez incinerante…

Así plantea ACUMAR “el nuevo enfoque” sobre los RSU: “Los parques de valorización energética son espacios donde se llevan adelante diferentes procesos de tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos, con el objetivo de valorizarlos por métodos tradicionales o a través de la aplicación de nuevas tecnologías para su transformación energética […]”.(6)

Al respecto señala Berterreche en su nota ya citada algo sumamente ilustra-tivo: “[…] cuando se destapó que los exportadores de basura italianos eran de la mafia. Los ciudadanos indignados de Mallorca dicen: «No queremos ser el vertedero de Europa». Pero el contrato que los ata a la incineradora va hasta el 2041.” Observe el paciente lector: los incinerantes se han asegurado plazos brutales; éste seguramente de 30 años (denunciado, en principio 27 años antes del vencimiento).
Esos contratos, leoninos, llevan a los municipios así entrampados a perversiones complementarias, como en el caso mallorquín a importar durante largos períodos desechos de Irlanda para “sostener” el contrato…

Como detalle complementario a lo aportado por Berterreche, vale la pena saber que la Mafia, que controla el tráfico de desechos de Italia y de, buena parte del Mediterráneo, se encargó de depositar o esconder tales desechos en sitios inermes como el territorio somalí, devastado como consecuencia del colonialismo y su contracara el tradicionalismo cerril. El tsunami que afectara hace unos años el océano Índico (que arrojara miles de muertos) literalmente desenterró los depósitos clandestinos de desechos de origen europeo hechos sin ninguna previsión a lo largo de las costas somalíes (enterramientos bien superficiales), lo cual reveló la causa de la enorme contaminación y mortandad presente en la región.

COMPOSTADO… TÓXICO

Todo un capítulo sobre algo que denominan compost o compostado. Así bautizan empresas que se proclaman ambientalistas a lo que queda de los residuos luego de quitarle papel, cartón, vidrio, algunos plásticos. El revoltijo ya mencionado recibe el nombre de compostado. Y se procede a prepararlo como si lo fuera. Sin embargo, se trata de un compostado… tóxico. Perversión semántica con que tenemos que lidiar. Los ideadores de semejante tratamiento explican que el destino posible para tal conglomerado es la cubierta de vertederos más o menos ex, la parquización en zonas donde no puedan plantarse comestibles y el corto etcétera donde se pueda disponer de semejante mezcla.

Ligeros de equipaje, nos proponen tener dos paisajes, dos realidades, dos tierras, dos cultivos; uno, el plantar para alimentarnos (o no) y otro donde de ninguna manera sería sensato cultivar alimentos puesto que ese compost tiene entremezclado los restos más inimaginables, tóxicos, de la “bolsa de basura” que cada vecino se saca de encima cada día…

La agroindustria ha introducido un principio de esquizofrenia al usar el campo, la tierra, para cultivos basados en el uso de tóxicos y venenos, que nos aseguran alimentos problemáticos, coexistiendo con cultivos alimentarios (orgánicos, sin uso de venenos). La fabricación de compostado tóxico eleva el nivel de esquizofrenia a nuevas marcas…

ATANDO MOSCAS POR EL RABO

Quieras que no, el avance de la conciencia ecológica y de los peligros resultantes del abuso sobre la naturaleza, avanza.

Veamos como plantea la Agenda 21 de la Cumbre de Río 92 el abordaje a la problemática de los RSU, una instancia que alcanzó tal vez la más alta resonancia internacional, cuyos postulados “fueran retomados y enfatizados” por la Cumbre de Johannesburgo en 2002:
• minimización de la generación;
• maximización de la reutilización y el reciclado;
• tecnologías de eliminación, tratamiento y disposición final ambientalmente adecuadas, que incluyan recuperación de energía;
• tecnologías de producción limpia y consumo sustentable;
• investigación, experimentación, desarrollo e innovación tecnológica sobre el reciclado, abono orgánico y recuperación de energía;
• educación pública, participación y apoyo de la comunidad en la gestión de los residuos. (7)

A primera vista, media docena de plausibles medidas. Sin embargo, en el quinto punto, al final, aparece algo que desbarata las intenciones previas: la noción misma de “recuperación de energía” conspira contra la “minimización de la generación”, es decir el achique de residuos, va igualmente en contra de la maximización de la reutilización y el reciclado y así por el estilo.

La recuperación de energía tiene una dinámica propia, que surge por el capital inmovilizado para su desarrollo: una vez que se hace una planta de este tipo, es insensato retirarle su “materia prima”; al contrario, se produce un movi-miento de atracción de RSU; cuantos más se consigan, mejor será “la gestión”. Es lo que vemos con el desarrollo de las plantas “recuperadoras” suecas; ya no les alcanza la basura propia y lejos de achicar el giro, buscan más de otros países…

En rigor, la recuperación energética no hace sino reafirmar el sistema de dilapidación material del que algunos nos proponemos salir. La quema de residuos como fuente de energía no contradice ninguno de los puntales del sistema; al contrario los refuerza.

Por eso, los planteos del IGÉ, aun cuando procuran atender la cuestión ambiental, es decir atender la problemática de los desechos con un prisma ecológico, vuelven a la “omnisolución” de la ONU en su Agenda 21 postulando “el reciclaje, la recuperación, la valoración energética, la ley de envases, el compostaje, la producción de biogás pero nunca el enterramiento de residuos.” (Instituto IGÉ).vii
Este mismo informe hace hincapié en la separación de los residuos. Éste es un aspecto crucial. Pero en general, las campañas, las escuelas, los sitios-e dedicados al reciclaje, arrancan con lo que nos llega. Con lo que sería el consumo.

SEPARAR NO ES COMO SOPLAR Y HACER BOTELLAS

La primera medida de orden ecológico que una sociedad debería tomar sería conformar, mejor dicho reconfigurar la producción, ese momento de las cosas que muy pronto pasan a ser consumidas.
Es la producción, fabril, empresaria, la que crea dificultades a menudo insuperables para tareas de reuso, reciclado y recuperación. Tendríamos que aprender a producir ecológicamente, con arreglo a dispositivos que permitan luego una recuperación aceptable. Es decir, que no sea de “valorización energética” porque por esa vía, quemamos todo y nos importa poco cómo se confeccionan nuestros objetos de uso cotidiano.

Pero cambiar las pautas de producción nos lleva a cuestionar la producción tal cual existe, el capitalismo en acto, la mismísima noción de ganancia…

Una de las principales dificultades para una recuperación saludable de materiales pasa por la mezcla deliberada y planificada de tales que lleva adelante el mundo empresario optimizando sus rindes en detrimento de la salud planetaria: envases de vidrio con tapas de plástico bien adheridas que impiden o dificultan a veces mucho la separación por parte de los consumidores o los recuperadores; blixters, que se crean con metal y plástico, igualmente difíciles o imposibles de separar; presencia de etiquetas, a menudo impresas con tintas sumamente tóxicas y que van adheridas a envases plásticos o de vidrio…

Sobres de papel del mundo empresario con ventanas transparentes de plástico, papeles plastificados, que no sirven para recuperar como plástico y aun menos como papel. La intromisión de partículas plásticas en la elaboración de papel es tan gravosa, que papeleras en países como Suecia o Finlandia no permiten a su personal andar con biromes, pues en las ocasiones en que una birome se ha desprendido de algún bolsillo y caído en las mezcladoras de pulpa de papel, la rotura de la trama del papel puede llegar a estropear toneladas de material…

Sabemos los motivos de muchas de estas “amalgamas”: la mejora de algún factor; por ejemplo, en el caso de los papeles plastificados, para envolver, su mayor y mejor resistencia a la humedad. Una producción que atienda a la dismi-nución e incluso a la supresión de desechos intratables obliga a buscar otros méto-dos para impedir el daño que pueda provocar la humedad; por ejemplo, mejores locales, más cuidadosos estacionamientos en estantería a mejor altura, etcétera.

Separar desechos no es tarea menor ni fácil. Tal es la impresión que recibimos oyendo a los encargados y a las autoridades perorar sobre esto. Demasiado a menudo, que no saben de qué hablan. Si realmente queremos cuidar y preservar, tedríamos que separar el papel impreso del no impreso; el vidrio incoloro del coloreado, además de las separaciones que ya señalamos; no hay buena solución al mezclar polipropileno con poliestireno… esas mezclas dan única-mente un conglomerado plástico apenas apto para hacer postes o bancos de plaza. Allí hay cierta recuperación insensatamente baja, apenas mejor que producir contaminación a corto plazo mediante quema o a largo plazo mediante enterramiento.

La CABA tiene un circuito de biomasa energéticamente aprovechable a partir de los árboles de parques, plazas y calles arboladas (casi todas) y jardines particulares. Que debidamente recogidos puede dar lugar a una energía limpia. Para ello, tienen que implementarse los hornos correspondientes y los mecanismos de aprovechamiento calórico o energéticos correspondientes. Y lo mismo con la recolección: evitar la contaminante costumbre de atar con bolsas plásticas el ramaje, por ejemplo. Y recuperar la recolección diferenciada.

Los contenedorcitos callejeros han hecho estragos con el trabajoso proceso de separación de residuos.
Hay material de sobra para hacer también compost. Pensemos que práctica-mente la mitad del peso de los RSU son restos orgánicos. Pero su elaboración es mucho más exigente. Por lo mismo, un plan de recuperación de orgánicos, aparte de la biomasa directamente usable como combustible, tendría que establecer pautas para la recolección, también diferenciada, de material orgánico composta-ble. Y dada su complejidad y delicadeza, habría que empezar por plantear su formación en la población que dispone de un trozo de tierra, situación que se expande y acrecienta alejándose del centro de la megalópolis porteña. En zonas densas, como en la capital federal, tal vez sea más sensato empezar un plan de recuperación con grandes usuarios, como restaurantes, escuelas, para elaborar compost. Buen curso de capacitación mediante. Que lo orgánico no tenga vasitos o bandejitas de plástico ni colillas, ni servilletas impresas…

La tarea es dura. Pero es la que tenemos por delante si queremos ir achicando el envenenamiento planetario.

notas:
1) En posta portenia nro. 1174, 27/5/2014.
2) que ver con propaganda de vinos.
3) “Incineraciòn de residuos, medio ambiente y salud”, en Diagonal, Madrid, 11/5/2014, https://www.diagonalperiodico.net/cuerpo/22853-incineracion-residuos-medio-ambiente-y-salud.html
4) Jorge Rulli, Informe sobre la situación de contaminación por incineración de residuos tóxicos en Marcos Paz, 31 diciembre 2001.
5) Aprovechamiento energético de residuos sólidos urbanos
6) Complejo Ambiental de Recomposición Energética (C.A.R.E) en el Partido de La Matanza
7) Citado por Instituto IGÉ, “Capacidad autárquica de la Comuna 5”, Bs. As., 2011-2012.

Publicado en Nuestro planeta

Los medios de incomunicación de masas y las jovencitas secuestradas y raptadas de Nigeria

Publicada el 28/05/2014 por raas

Por Luis E. Sabini Fernández.

Ante el retiro forzoso y violento de más de trescientas niñas y adolescentes de colegios nigerianos por una organización clandestina armada, Boko Haram, la prensa occidental, incluida la rioplatense ha salido a condenar “el terrorismo” −islámico, por supuesto− e iniciado una campaña de buenos sentimientos destinada a rescatar a las chicas, comprometiendo en la empresa a todas las organizaciones de derechos humanos que se presten para tan abnegada tarea.

Una vez más la ecuación es clara: Occidente reacciona para defender los valores de la vida, la libertad, el respeto a la persona humana, atropellados por el fanatismo, en este caso islámico.

Lo expresa con claridad el cotidiano Clarín, el de mayor tirada en Argentina: “La crueldad y el terror, estrategia para desestabilizar Nigeria”. Es un título cierto y certero, pero no precisamente por el contenido del artículo: allí expresan que los de Boko Haram buscan “desestabilizar el Estado (sic) con una estrategia terrorista”. Y abundan, “aclarando” que la intención del “actual jefe, el mesiánico Abubakar Shekau es sembrar el terror”.(1)

Todos estos aprestos morales, empero, no son sino el revés de la trama. La información de los m i m nos cuenta que los secuestradores han vendido algunas de estas niñas para ser casadas a la usanza tradicional en países limítrofes por 12 dólares.

El dato es fehaciente; se repitió en muy diversas fuentes. Una primera interrogante aritmética, económica: ¿qué país puede disponer de casamientos, y de esclavas (sexuales o matrimoniales) por 12 dólares? No por cierto, digamos Suiza, EE.UU. o Alemania donde un mero acueste profesional anda por cientos de dólares y si existen casamientos “arreglados” andan por miles de dólares. Nigeria es el principal productor de petróleo del África. “Exporta” por varios miles de millones de dólares anuales. En rigor, salen del país unos dos millones y medio de barriles diarios, leyó bien. Es la cuarta parte de lo que procesan los países con mayor producción petrolífera; Arabia Saudita, Rusia y EE.UU. Es la mitad de lo que producen los segundos estados petroleros del planeta, Irán y China, pero más de lo que producen Venezuela o Irak, por ejemplo, países petroleros por excelencia. De Nigeria provienen más millones de barriles diarios que de Libia, Kuwait, Brasil o Noruega, para mencionar otros países que en el mundo entero presentan un alto perfil en producción de petróleo. Además, Nigeria es el cuarto productor mundial de gas.

¿Cómo con tal producción, se pueden hacer “operaciones mercantiles de enorme costo y riesgo, por doce dólares? (aquí estamos analizando no la calidad moral de lo acontecido sino su materialidad bruta). La explicación es sencilla y brutal: Nigeria está devastada, la presencia de petróleo ha sido decisiva para alcanzar tal estado; la indigencia ha pasado a ser no ya el estado de los más pobres sino de la sociedad.(2)

En Nigeria se han producido “accidentes” a causa de sabotajes de los oleoductos que son pinchados para extraer algunos baldes de petróleo.(3) Como es sustancia altamente inflamable, el menor descuido basta para el desastre. Con cada incendio fuera de control ocasionado por alguna pinchadura nunca falta el periodista, civilizado y culto, que se pregunta cómo pueden cometerse semejante torpezas. Esos periodistas, perfectamente acodados en sus sillones con sus cafés y cigarrillos tienden a creer que todo el mundo “opera” con las disponibilidades que ellos tienen. Ni se les ocurre pensar que la postración a que ha sido sometida la sociedad nigeriana, o las sociedades que en Nigeria habitan, es tan escalofriante como para que la desesperación, la falta de medios, impulse a alguno a perforar el oleoducto que pasa por sus tierras, sin contar con las herramientas apropiadas, inaccesibles. En la desesperación en que vive la mayoría de la población, que ha visto devastados sus cultivos, sus hábitats, procuran siquiera “pellizcar” algo de esa riqueza que les birlan.

Porque la resistencia cívica, intelectual, social, no alcanza. El pueblo ogoni procuró resistir cuando vio que el petróleo arruinaba las aguas y se quedaban sin pescado, y envenenaba los campos y se quedaban sin frutos ni cultivos. Se hicieron comités de defensa del hábitat y de denuncia. Ken Saro Wiwa, militante y poeta, tomó esas banderas. El gobierno de las transnacionales, encaramado en la presidencia del país, reprimió y llevó a un juicio sumario a los ogonis más levantiscos. Hubo condenas de muerte para Ken Saro Wiwa y otra decena de resistentes. Y el terror consiguiente para el resto.(4) Pero no el terror islámico sino el terror bien occidental y cristiano, de las policías que aprenden sus manuales de procedimiento en inglés.

Abubakar Shekau, el líder actual de Boko Haram (que en hausa −un idioma afro con el que se expresa una buena parte del país nigeriano− significa que la educación occidental es pecado) expresa a su manera, mala manera es cierto, el rechazo y la repugnancia que le provoca el avasallamiento tan arrasador de Occidente en su tierra (en el África, en general).

¿Cómo puede un nigeriano, y también un egipcio, un mandinga, un zulú, un marfileño, un namibio… creer en “las escuelas de Occidente”, las que traen “la civilización” y la lengua europea? Cualquier habitante, si tiene tiempo y posibilidad, puede ver lo que ha resultado “el ingreso a Occidente”. Se come menos y peor y se enferman más. Aunque ahora los hospitales tengan antibióticos, antipiréticos, y una serie de medicamentos y recursos para registrar “muertes por paro cardiorrespiratorio”.

La resistencia sabe lo que la daña. Y atina a defenderse ligándose a lo repudiado por Occidente; el Islam. Claro que el resultado es nefasto: se acrecienta el maltrato. Y las pobres niñas pueden ser vendidas para casamientos a la usanza tradicional que rechazamos, o pueden ser entregadas a redes de prostitución siempre ávidas de jovencitas, casi niñas para mejor protegerse del mal llamado SIDA (SADI). O vendidas como esclavas porque tal existe en buena parte del continente africano (domésticas pero también en el “mercado laboral”).

Porque los humanos no acertamos ante tanto abuso y atropellos. Las reacciones suelen ser también un desacierto. Pero que no se explican por sí mismas (porque son perversos o negros o musulmanes) sino por lo que generó dichas respuestas.

El nazismo no nació demiúrgicamente de la mente supremacista de Hitler sino de la infamante pena que le endilgó la Paz de Versalles, es decir Inglaterra y Francia, a la Alemania imperial derrotada. Que significó hambre, humillación, condiciones de vida propias del “Tercer o cuarto mundo”, estallido monetario, desocupación, locura social, en la cual, sí, floreció el nazismo.

Y las inmolaciones palestinas no surgieron porque los jóvenes musulmanes querían ir al encuentro de huríes para alcanzar el amor eterno como sostuvieron algunos “ensayistas”, tan preocupados para criticar el sinsentido del Islam, sino de las atroces condiciones de vida (y muerte) que la pertinaz y cerebral política israelí fue elaborando para la sobrevida de los oriundos de la Palestina convertida en Israel. La política de torniquetes, social, económico, mental, alimentario, educacional, arqueológico, comunicacional, arquitectónico, energético, hasta sentimental, porque “las leyes” israelíes no permiten que se casen, ni siquiera un palestino cisjordano con alguien de la Franja de Gaza o un palestino habitante de Israel con una habitante de “los territorios”), hace invivible la vida. Y como bien decía un judío, antisionista, Itzhak Peretz, Israel actúa con lo palestino como el gato que asesina sin derramar sangre (así fue en vida de Peretz, hasta 1915; desde entonces el sionismo también derrama sangre palestina).

Los ejemplos reseñados, está de más decirlo, y casi causa vergüenza hacerlo, no implican ninguna defensa del yihadismo al cual parece adscribir Boko Haram,(5) ni del nazismo ni de la tragedias ocasionadas por las inmolaciones.

La atrocidad cometida con el secuestro o rapto (o ambos, que periodistas alfabetizados y hasta famosos confunden) de las escolares nigerianas tienen como brazo ejecutor, es cierto, a estas brigadas demenciales de musulmanes integristas; pero su verdadero origen está en el despojo colonial, racista, de las empresas occidentales que succionan lo valioso del país, dejando una estela de contaminación, venenos, ruina inaudita, significativamente acallada, o apenas mencionada, por los m i m del mismo origen. Toda la prensa nos muestra los reclamos y las súplicas en inglés de los progenitores desesperados. Esas pancartas no hacen sino reforzar el rechazo y la furia que los nigerianos locales y pobres y los musulmanes ultrajados sienten por la invasión colonial y el vaciamiento cultural de la sociedad que otrora era de las más ricas en alimentos del continente y probablemente del mundo entero.

Notas:
1) Edición del 14/5/2014.
2) Estadísticas de diverso origen hablan de un 70% o un 80% de pobres. Y hablamos de pobreza africana, nuestra indigencia…
3) Algunos han sido devastadores como un incendio en junio de 2000 que arrojó más de 700 muertos. También son pinchados mediante sabotaje de las organizaciones de resistencia al despojo que sufre el país por parte de las transnacionales del petróleo, como Shell, Exxon Mobil, Chevron, etcétera.
4) Ejecutados en 1995 por “el hombre fuerte” de entonces, un Somoza africano, Sami Abacha.
5) Nazarin Armanian afirma: “Boko Haram recibe financiación de Araba Saudí
–amigo íntimo de Occidente− al igual que los yihadistas afganos, chechenos, libios, sirios […].” En “EE.UU.: ¿intenciones altruistas en el rescate de las niñas nigerianas?”, <Punto y seguido>.

revistafuturos.noblogs.org

Publicado en Medios de incomunicación de masas

¿Construir la identidad sexual? No limits

Publicada el 01/05/2014 - 03/05/2014 por ulises

Por Luis. E. Sabini Fernández.

Tal parece ser el motto que algunos referentes, de mucho peso en el tema, tienen como impulso básico de sus posiciones sobre sexualidad, la sexualidad humana.

Se trataría de construir nuestros destinos sexuales. Que ya no son de ninguna manera destinos. Sino construcciones. Que vamos haciendo de acuerdo con nuestros gustos y necesidades.

La diversidad sexual se presenta en nuestra sociedad cada vez más como un asunto de elección. ¿De elección dónde, desde qué?  De elección en un mundo de ofertas posibles, potenciales. Eso se expresa en un ámbito ¿que podríamos llamar un mercado sexual? Uno puede salir ¿a la sociedad, al mundo, al mercado? a construir su sexualidad como un niño podría pedir construir, con un mecano, un lego, una ciudad maravillosa o un animal casi con movimiento…

La construcción es algo que hace lo que hace desde afuera. Se construye algo que es siempre un objeto. Uno a veces lo termina y se considera satisfecho. −Me gustó lo que hice, lo que construí. Con ingenio, talento, gracia, paciencia (y buenos materiales, claro; no todos somos poetas como Miguel Hernández para construir los poemas que él hizo con dolor, palabras y señas…).

Pero la noción misma de construcción nos lleva a pensar un poco más. Lo construido es por definición lo artificial. El lenguaje nos lo delata. Cotidianamente usamos la expresión: −Esta explicación me suena una construcción…

Frente a ese concepto, lo construido, existe el de identidad. Que, al contrario, es algo que va de adentro hacia afuera. Es lo que existe y se expresa. Existo, luego me expreso. Y no: me presento así y luego soy.

La identidad es algo que proviene desde adentro del ser. No sé si es algo dado, concepto hoy en día tan cuestionado. Pero sé al menos que no puede ser algo que procede por adición, por suma, por agregados, por influencias. Mejor dicho, claro que puede ser así, pero no es algo deseable ni auténtico.

El mercado es el sitio de las adquisiciones. De las compras o trueques. De las in-corporaciones. De lo que uno mete en el cuerpo, literalmente. Pero para la identidad, el cuerpo estaba allí, antes. No lo hace el mercado. Si no, pobre nuestra identidad.

————————–

Una entrevistada, Claudia Castrosin (“Cayó el reinado de la heterosexualidad, hoy vale preguntarse ¿quién soy?”, El Barrio. Villa Pueyrredón, no 179, Buenos Aires, marzo 2014)  vicepresidenta de toda una federación LGBT nos dice que por el momento hay en Argentina cinco  identidades sexuales, pero que su número puede ser ilimitado.

Como aludiéramos en el título: no limits. Seriamos nosotros  los que vamos construyendo las identidades en el decurso de nuestra sexualidad.

Claudia nos recuerda taxonómicamente, para la Argentina las identidades hétero, homo, bi, transexual y transgénero. Y yo me acuerdo de la polémica formidable que estalló hace años en Suecia, acerca de los transgéneros héteros y los transgéneros homos. Los transgéneros héteros se quejaban que por haberse nucleado históricamente en la RFSU (Riksförbund för Sexuell Upplysning, Asociación Nacional de Información Sexual), que ha sido la organización-paraguas para los homosexuales “tradicionales” suecos, dicha organización ha tenido mayor comprensión hacia los transgéneros homos que hacia los transgéneros  héteros. La RFSU ha sido de larga data, una organización con un enorme arraigo defendiendo los derechos homosexuales (tanto los provenientes de hombres, perdón… y mujeres).

Dejo para lectores más avisados que yo, las diferencias funcionales entre los mencionados transgéneros.

——————–

Pero indudablemente vivimos una sociedad líquida, como nos lo ha explicado Zygmunt Bauman, y la identidad sexual se ha licuado. Así que no se trata de oponerse a los planteos como el de Castrosin, sino de mejor situarlos y comprenderlos.

Porque llevar la identidad sexual al plano “libre” de la construcción, nos lleva por una pendiente que entiendo más que problemática.

Lo mismo podríamos aplicar a los criterios de identidad nacional, otro aspecto igualmente importante, igualmente identificatorio, en nuestras vidas. En este aspecto vemos también el fluir de la globalización y el debilitamiento de la identidad nacional. Sin embargo, eso a menudo no es sino la concesión, inconsciente, al orden de los grandes titulares de la gobernanza global, asentados en las elites principalmente de EE.UU., el Reino Unido, Israel, el mundo en inglés, que otorga una identidad en lugar de la nacional que teníamos desde nuestros países de origen.

A la vez, la persistencia de la conciencia nacional, en poblaciones amenazadas en sus condiciones de vida y sobrevivencia. Y ni hablar en aspectos lúdicos, como el fútbol.

Los criterios constructivos encierran una problematicidad, no es todo superación.

————————-

Claudia menciona como prueba de su homosexualidad hoy asumida como adulta con plena conciencia, que cuando era niña, escolar, se había enamorado de una maestra suya. Y que su propia madre confundió ese enamoramiento suyo infantil con una gran admiración por la maestra. Me pregunto por qué tengo que entender dicho enamoramiento como prue-ba de homosexualidad. Podría haber sido al revés. ¿Si Claudia hubiese tenido un maestro del cual se llegara a enamorar, habría reafirmado un carácter hétero? (observe el paciente lector que esta última hipótesis se basa únicamente en la idea de construcción social).

Hace poco, se produjo un cambio de identidad en los documentos identificatorios  de una niña de muy corta edad. La estructura judicial argentina reveló con ello su invertebralidad, plegándose al “aire de época”. El mismo con el que se aplaude mucho más los nacimientos habidos entre dos cuerpos masculinos o dos femeninos (claramente apoyados en vientres, úteros o espermas ajenos), que los nacimientos “tradicionales” (la presidenta, por ejemplo, ha salido madrina  de bautismo de un hija de dos mujeres y el gobierno hace de esto toda una política).

“El gobierno de la provincia de Buenos Aires [sic] anunció que rectificará  la partida de nacimiento de L…” (Mariana Carbajal, “Un nuevo espejo para ver la identidad” Página 12, 26/9/2013). Es llamativo que la resolución venga por vía del Ejecutivo y no desde el ámbito judicial.  La madre ha explicado cómo su vástago eligió su género a los 2 años y cómo desde los 4 años “vive como niña”. Con 6, finalmente se la reconoce.

La decisión de la madre y la del aparato político contrasta con lo  poco que sabemos. Una psicoanalista, licenciada en Educación, Noemí Lapacó, impugna claramente “el giro de los acontecimientos” alrededor de L… Lapacó (“Los niños y la identidad sexual”, Página 12, 5/12/2013) nos recuerda que no existen los niños que puedan ser tan precisos en su identidad sexual ni al año y medio ni a los dos años, como surge de las frases atribuidas a L… al año y medio: “Yo nena, yo princesa”. 

Lapacó niega la calidad de ese testimonio  y aclara que  “ese reclamo de cuya existencia no dudamos, resulte mucho más tardío que los dos años, que es la edad a la que se le atribuye insistentemente. A los siete años que ahora tiene en cambio, es muy posible que haya tenido tiempo de percibir y adoptar o rechazar el modo en que se lo nombró, y en qué lugar fue esperado, consciente o inconscientemente por los que lo alojan en su deseo.” (mi subrayado).

El comentario de Lapacó es lapidario, porque el deseo de L… en realidad aparece como el deseo de quienes impulsan su cambio de identidad sexual. Aquella madre desprejuiciada y atenta a devenires identificatorios resulta ser la que imprime el cambio de género  de su pequeñísima e inerme hija. Y al estado cómplice, una vez más, estado bobo.

Lapacó es categórica: de ningún modo antes de la pubertad “cada quien se las ve con lo que su sexo le hace desear”.  Lapacó revela su preocupación si “decisiones” como la que estamos comentando se generalizan. Porque veremos el despliegue de decisiones sobre niños que aún “no pueden tomar esa decisión” por sí mismos.

En resumen, que contra los plácemes de la progresía sobre tanto cambio de sexo, tanto plasticidad de género, tendríamos que aprender a percibir cómo la ideología dominante nos ajusta mucho más a un diseño de sociedad capitalista y consumista, pletórica de ofertas diversionistas, que a la ansiada liberación que tanta veces hemos impulsado creyendo que estamos “construyéndola”.

Publicado en General

Tumini defendiendo el menemato. Un récor dificil de alcanzar

Publicada el 01/05/2014 - 03/05/2014 por ulises

Por Luis E. Sabin Fernández.

Ya sabemos que la sociedad argentina tiene, como todo tejido humano fuertes paradojas. Muchos tendemos a pensar que la Argentina en particular las tiene exacerbadas. Por su fundación colonial y por lo tanto esquizoide como toda sociedad, convertida en nación “libre y soberana” tras su pasado colonial.

El destino buscado por sus élites (algunas de ellas, al menos) de construir unos EE.UU. del Sur con el hegemonismo consecuente  en tanto otros acentuaron la lucha por ‘verdaderas y definitivas’  liberaciones, el mismísimo peronismo encarnando ambos proyectos; el miniimperial y autoritario y el emancipador e inclusivo… todos esos rasgos perfilan una serie de paradojas. La cuestión de las Malvinas, también; despiertan los mejores sentimientos de dignidad ante el ultraje y a la vez una obsesión tan emparentada con el chovinismo que muchos entendemos resulta más peligrosa que saludable…

Menem fue el pícaro Viejo Vizcacha que le dio a la sociedad lo que ésta tenía en su imaginario y entregó hasta los tuétanos de “la patria” invocándola como lo más sagrado…

Pero siempre hay un plus. Humberto Tumini, el dueño de una empresa política, que se suele designar Movimiento Libres del Sur y de la cual suele figurar como “secretario general”, advirtió a través de los medios de incomunicación de masas, que siempre lo atienden que  <“no es que estuvo todo mal con el menemismo” y destacó que la “explosión productiva” del campo se inició durante ese período.> (Ag. Télam, 23 abr 2014).

Veamos la frase, el pensamiento, lo que subyace en los comentarios de Tumini. Destaca “la explosión productiva” que decidiera entonces el Ministerio de Agricultura de EE.UU. en su plan de dominio mundial a través de la teoría de las ventajas comparativas. Con ese armazón la craneoteca del gobierno estadounidense entonces (lo que se suele llamar en neocastellano básico actual los think tanks), siguiendo la línea del Hudson Institute y tantas otras ONGs diseñaban un mundo provisto de alimentos  básicos “por las praderas norteamericanas y las pampas argentinas” (ese plan se mostrará pronto insuficiente y la misma dirección estadounidense incorporará como bases de apoyo agroindustrial a Australia y a Canadá; Brasil jugaba entonces en otra cancha).

El papel privilegiado, pero absolutamente dependiente que quienes aspiraban a la “gobernanza global” le asignaron a Argentina es una de las grandes vergüenzas nacionales del menemato. Pero que ha regado de dólares al país. A mi modo de ver, envileciéndolo. Pero para muchos, enalteciendo esta sociedad  ‘que crece a tasas chinas’, que se inunda de autos importados (y de helicópteros y de aviones para los sojeros y no sólo para ellos, sino para algún otro gremio…).

Estamos cobrando todo lo que nos “brinda” “la explosión productiva” que pregona su sacerdote mayor, Héctor Huergo, y también pagando, con una contaminación generalizada, con un estado sanitario absolutamente escamoteado, con niños nacidos con malformaciones congénitas por toda el área sojera, con una crisis de la biodiversidad tan espléndida en este país…

Pero, bueno, a Humberto Tumini le interesa la explosión productiva, no la concentración territorial como bestial contrarreforma agraria, ni la explosión ambiental, sanitaria, social que vienen todas ellos con efecto algo diferido…  es su elección.

Pero lo que establece una marca difícil de superar es que Tumini haya bautizado su tenderete político de “Libres del Sur”. Los del Ministerio de Agricultura de EE.UU., el tristemente conocido USDA y sus aterrizadores en el país durante el reinado de Menem, es decir la empresa que configuró el sistema agroindustrial argentino entonces, Monsanto, deben estar todavía carcajeándose.

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