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Categoría: Medios de incomunicación de masas

Aplicando el sagrado principio de desigualdad ante la ley

Publicada el 23/01/2025 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández –

El 7 de octubre de 2023 se rehizo la agenda de nuestras sociedades. La informativa, la        política, la militar, la cultural, la ética.

A causa de la enorme circulación de la info por todo el planeta, buena parte del conocimiento de los acontecimientos –no todos− circula a menudo simultáneamente, o casi, con lo acontecido.[1]

¿Qué nos significa ver matar de a centenares, de a miles, a civiles, adultos, niños?,  ¿desfilar ante nuestros ojos la destrucción edilicia de toda una ciudad, bombardeadas sus instalaciones sanitarias, alimentarias, de transporte, sus redes de agua estalladas y humanos atrapados por doquier  en los escombros?

Enterarnos de la política fríamente calculada de impedir el acceso de agua y alimentos a población cercada con evidentes signos de necesidad, bebés muriendo por falta de líquidos, de alimentos, por hipotermia…

La pregunta que acabo de formular no se refiere al copamiento guerrilleril desencadenado por Hamás en la madrugada de ese día, tan cruento (porque se estima que en el cuartel regional que Israel había erigido en la Franja de Gaza, fueron “ajusticiados” decenas, probablemente cientos de policías o militares; algo que por sus dimensiones no tiene precedentes en la lucha establecida por los palestinos resistiendo el asentamiento “packman” sionista, adueñándose de Palestina, ni siquiera en episodios durante la huelga insurreccional de 1936-1939, con una violencia bastante generalizada.

Tampoco nos referimos al intento casi simultáneo de toma de rehenes para canjear por los numerosos palestinos presos, a menudo “administrativamente”, sin delito a la vista, que otros grupos palestinos clandestinos (o el mismo Hamás) llevaron adelante esa misma mañana tras el copamiento guerrillero, y que tuvo varios desenlaces trágicos, porque la población israelí suele estar armada, y el intento de tomar rehenes significó a veces la muerte de los secuestradores, a veces la de los victimados (aun así, el volumen de la toma de rehenes transportados “con éxito” a la Franja tampoco tuvo precedentes; se contó 240).

Tampoco nos referimos a la versión oficial israelí, que habló de 1400 judíos asesinados ese día –guarismo que ni lejanamente ha podido ser verificado por periodistas de investigación− (y que el gobierno luego redujo ligeramente a 1300, porque descontaron los palestinos matados durante la reacción israelí), versión que incluía bebitos asados, mujeres desventradas, senos de mujer convertidos en pelotas y demás “relatos” propios de la fábrica de “información” a la que el sionismo y corrientes afines nos tiene acostumbrados.

No nos referimos entonces a ese inusual y violento operativo guerrillero palestino, sin precedentes, con un alto nivel de vidas perdidas (judías y palestinas). Ni siquiera a la muy criticable política de tomar en frío rehenes.

La demora de 6 horas, casi 7, que insumió la reacción o el contraataque israelí, ha hecho pensar a muchos que se trató de un operativo tipo “Pearl Harbor”, para que funcione con éxito político y mediático[2] la “respuesta de los (presuntamente) atacados”. Y poner así en marcha, la doctrina Hannibal.

A lo que nos referimos es al desafío que plantea a nuestra sociedad y a su tejido cultural la reacción del Estado de Israel ante la incursión violenta de Hamás, Yihad, etcétera.

Indudablemente, el régimen sionista venía, desde 2006 “apretando los torniquetes” sobre la FdG de un modo cada vez más inhumano, alcanzando un grado de intromisión y crueldad pocas veces registrado: casi veinte años regulando a la baja todo alimento, saboteando todas las instalaciones de agua, dificultando su potabilidad, contaminando las tierras (otrora de agricultura ejemplar), dificultando toda actividad sanitaria, médica, quirúrgica; casi veinte años obligando a la población a caminar dentro de corredores de rejas a veces tan ceñidos que ni erguidos algunos podían ir, veinte años de abusos cotidianos, de vejaciones, como dejar a una mujer con dolores de parto en una barrera “de control” hasta finalmente tener que parir allí mismo,  con o sin asistencia, detrás de alguna planchada de cemento, animalizada por la vista hostil de la guardia de “la autoridad ocupante”.

Este proceso lleva más de un siglo. Pero como con los círculos del Infierno del Dante, ha ido reconociendo agravamientos.[3]

Aunque casi se podría haber sospechado este desenlace si tenemos en cuenta que los sionistas asesinaron en 1924 a un judío, poeta, que se negó a cortar el diálogo que como miembro de la comunidad judía mantenía con palestinos árabes, probablemente musulmanes, o que en plena década del ’30, cuando el nazismo ya había puesto fuera de la ley a casi todo el abanico político nacional (sometido a expulsiones sumarias o a campos de concentración a socialistas, comunistas, anarcosindicalistas, cristianos, judíos), los sionistas mantenían sus órganos de difusión  bregando por su establecimiento en Palestina, tolerándose mutuamente y hasta confraternizando sionistas y nazis, organizando un plan de conveniencia mutua para exportar bienes industriales alemanes al Cercano Oriente: a los judíos se les confiscaba sus ahorros en el 3er Reich a cambio de maquinaria que a su vez podían colocar los sionistas en los países del Cercano Oriente y reembolsarse así los fondos confiscados.[4]

Durante estos casi veinte años (con la promesa del “carnicero” Ariel Sharon de hacerles la vida imposible) el “tratamiento tipo” ha sido siempre el mismo: responder a una demanda −como la Marcha por la Tierra, llevada adelante en 2018 y 2019 sin palos ni piedras, con solo pancartas, y miles de gazatíes hambrientos− con balas certeramente alojadas en los ijares de los manifestantes. Y cuando se acumularon los muertos desangrados, el jefe de los francotiradores israelíes advirtiendo el daño mediático de asesinar fríamente a tanta gente desarmada –oficial de “el ejército más moral del mundo”− ordenó cambiar de blanco; a los tobillos, para no generar muertos sino lisiados (que recargarán lógicamente a la población “vasallo”).

La Marcha por la Tierra tuvo en Yahya Sinwar uno de sus promotores. Sin disparar no ya una bala, ni siquiera piedras, los palestinos “cosecharon” centenares de muertos e incontables tullidos.

Ésa es la contabilidad sionista de los cuerpos.

Se trata de algo que entendemos sin precedentes. Una violencia tan excesiva, desmesurada ante una demanda, ¿Cómo enmarcar lo que está pasando, tanto en la historia de la relación palestinos-sionistas, como en nuestra propia historia, particular, y, por último, como humanidad?

Al mismo Sinwar se le atribuye –años después−el plan del copamiento del cuartel israelí en Gaza y de la toma de rehenes en zonas próximas a la franja. ¿Se le puede criticar su adopción de operaciones violentas?

 

Frente a la hipótesis de la celada tendida también es cierto que los humanos maltratados, exprimidos, basureados, vilipendiados, aherrojados hasta el límite de sus fuerzas, ensayan intentos de “tomar el cielo por asalto”:

−Aníbal el cartaginés llegó a poner en riesgo el poder romano, por entonces inmenso; −Tupac Amaru hizo trastabillar el poder hispano colonial sudamericano;

−y la República de Palmares  –“apenas” negros esclavos fugitivos− resistió más de un siglo en el corazón del Mato Groso contra la economía esclavista portuguesa en pleno siglo xviii, y fue finalmente vencida sólo cuando Portugal envió un ejército estimado en 120 mil hombres…

Yahya Sinwar resultó primera prioridad como objetivo del ejército sionista al serle atribuida toda la ingeniería del 7 octubre, acusándolo de lo peor. Sin embargo, su historia personal abrió la interrogante: ¿se puede abusar sin límites del poder sobre otros humanos (y encima atribuirse el derecho a calificar la calidad de su comportamiento)?

 

Entiendo que, inevitablemente, tenemos que mirar hacia atrás. Y hacia adentro, porque este conflicto lleva más de un siglo. Y porque también es cierto “que no hay nada nuevo bajo el sol”.

Entre los momentos claves para inteligir este conflicto, el final de la IIGM es clave y me permito remitir al lector a, por ejemplo, a mi artículo  “El estado mundial: lo que nos ofrecen los dueños del mundo”, 2 noviembre 2022, https://revistafuturos.noblogs.org/.

 

Con el colapso soviético, pudimos visualizar otro momento clave incidiendo en el drama palestino-israelí.

Los núcleos dirigentes occidentales, armados del aparato represivo norteamericano constituido en policía planetaria[5] reverdecieron con la expansión de los proyectos hegemónicos al fin de la IIGM. En particular, los miembros de los “5 Ojos”.[6]

Los ‘90 disiparon dudas y permitieron visualizar lo que un paper de intelectuales orgánicos de la élite intelectual de EE.UU. tituló: “A report of the Project for the New American Century”, setiembre 2000. En él se analiza las posibilidades y las potencialidades de las “defensas militares” de EE.UU.[7]

Junto con esta remilitarización que registramos con el nuevo siglo, vemos la prédica, invertida, de la paz, la defensa y muy particularmente, del mantenimiento del orden. Lo que, invocaba machaconamente, Joe Biden con su consigna: “el orden  basado en reglas”. Aunque el fraseo bideniano no nos impedía ver “la guerra” en muchas, demasiadas partes del mundo, a menudo expandiéndose.

¿Qué entendíamos con  la frase tan remanida por  Biden?

El sentido común nos decía que todos deben seguir las mismas reglas, que no debe (ni puede) haber reglas para unos y no para otros, o que pueda haber reglas diferenciadas para cada quien; los blancos pueden pasar, los negros, no; los hombres pueden pasar, las mujeres, no; los ricos pueden… ¡Oh, no! eso sería inimaginable. E inadmisible.

Pues bien: no era aquello lo que decía  Biden. Biden decía rotundamente: un orden basado en reglas consiste en que unos tienen que seguir unas reglas y otros, no.

Lo explica en muy pocas palabras un investigador chino de la República Popular, Hua Bin: “un orden basado en reglas, también conocido como la hegemonía de EE.UU. sobre los otros.” [8]

Porque Biden, más allá de sus dificultades cognitivas, tiene que haberse enterado de las puntualizaciones que Lindsey Graham, un senador estadounidense de “la pesada”, tuvo que tomarse el trabajo de puntualizar.

Graham funge como senador desde hace más de dos décadas. Y es un puntal de AIPAC, el lobby judeosionista que respalda financieramente a más de las tres cuartas partes de los miembros de la Cámara de Representantes y presumiblemente, en la misma proporción, a la de Senadores.[9]

Este “cuadro de situación” de “la fábrica de leyes” de EE.UU., mediante la cual Israel ejerce, a través de AIPAC, pero no solamente, un ceñido control de esa presunta superpotencia en cuestiones claves, es determinante. Resoluciones, dictámenes, leyes que provienen de cuerpos políticos tan penetrados por la labor de lobby, constituyen un estado de situación, heterónomo, que hemos ido viendo amplificarse y profundizarse con el paso de los años, de las décadas.

Y esa heteronomía es la que explica porqué EE.UU. ha cometido  y comete tantos errores, ha ingresado en tantas situaciones sin salida: es tarea muy difícil satisfacer objetivos de otros sin pagar los platos rotos del asunto. En una palabra: ser chirolita no es tarea sencilla, ni siquiera cuando se trata de un “chirolón”.[10]

Con el ataque insoslayablemente genocida de Israel a la población gazatí desde el mismísimo 7 oct. 2023, llevándolos una vez  más, como alguna vez prometiera “el carnicero” Ariel Sharon a “la edad de piedra”, pese a presentarse como respuesta democrática a la violencia árabe, han surgido voces criticando y condenado con mucha (y merecida) indignación la matanza, lo abyecto de la matanza: la relatora de la ONU, Francesca Albanese, el rabino antisionista Yakov Rabkin, el gobierno sudafricano, periodistas como Ali Abunimah, palestino, Philip Weiss, judío, y otros, como Jonathan Cook, Kevin Barrett, Christian Hedges, Ariel Umpiérrez, y tantos, tantos otros.

Sabemos que solo en el diminuto territorio gazatí más el de Cisjordania y Jerusalén oriental ocupados por Israel, han muertos más periodistas en estos pocos últimos años que en los seis de toda la IIGM  en el mundo entero. Se estiman centenares. Cifras así de escalofriantes corren también para el personal sanitario; médicos, enfermeros, camilleros… todos fríamente ejecutados por el Estado de Israel.

Hasta desde la mismísima ONU, en un tiempo la amanuense de EE.UU.[11]  ha brotado la crítica y la condena al comportamiento israelí en la Franja de Gaza.

Aun así, Biden ha estado insistiendo con su caballito de batalla del orden basado en reglas.

 

Pero veamos: Lindsey Graham, “nuestro” senador AIPAC, impugnó airadamente las “órdenes” de arresto de la Corte Internacional de Justicia del 21 de noviembre ppdo. contra los dirigentes israelíes, Beniamin Netanyahu y Yoav Gallant, en una conferencia de prensa que brindó en el Hotel King David, en Jerusalén, el 27 nov. ppdo. afirmando: “El Estatuto de Roma no se aplica a Israel, ni a EE.UU., ni a Francia, ni a Alemania, ni a Gran Bretaña,[12] porque no fue concebido para actuar sobre nosotros.” [13]

Vale la pena repetirlo: “no fue concebido para actuar sobre nosotros”.

¿Por qué Graham explicita el Principio de desigualdad ante la ley? No es por cierto novedoso, pero sí novedosa su descarada exposición; lo que obviaba Biden, nos lo desnuda Graham.

La CIJ había iniciado su impugnación al inicuo comportamiento israelí en enero 2024 presentando una demanda contra el Estado de Israel por genocidio. Una acción iniciada por Sudáfrica, que ha estado contando con el apoyo de varios estados nacionales (aunque lastimosamente pocos) en el mundo entero:  Pakistán, Malasia, Turquía, Jordania, Namibia, Colombia, Bolivia, Brasil, Irlanda, Bélgica, Turquía, hasta ahora.[14]

Pese al terror ideológico que conlleva el latiguillo de “antisemita”, es de esperar que la crudeza de la realidad, a la vista de todos, tenga más fuerza.

 

Como para probar que estamos mucho peor de lo que imaginamos, que la gangrena ideológica ha ido tomando los más diversos órganos de nuestras sociedades presentes

–periodísticos, judiciales, políticos, académicos, mediáticos− acabamos de experimentar una truculenta verificación −otra− del principio de desigualdad ante la ley (no ha pasado ni dos meses).

En la ceremonia de despedida del saliente ministro de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, de la Sala de Periodistas de la Casa Blanca, el 16 de enero de 2025, poblada por una veintena o más de periodistas, uno de ellos, Max Blummenthal, judío, empezó a preguntar interrumpiendo la alocución ministerial con puntos candentes, acusatorios; ¿por qué tanta carta  blanca a los raids genocidas de Israel en la Franja de Gaza?, ¿por qué tantos suministros de material de guerra altamente ofensivo cuando ni siquiera existe una guerra regular (ejército de ocupación israelí y población palestina asediada, arrinconada, hambreada más guerrilla llevando adelante actos violentos). Blinken eludió responder, prometiendo contestar preguntas (suponemos que en otro momento). Luego de muchos minutos, gritos y forcejeos,  Blummenthal fue sacado a pasos semiforzados de la sala.

Recuperada la calma, Blinken siguió su presentación y llegó el momento de las preguntas. Un periodista veterano, de pelo blanco (se sabría después que es de origen árabe), haciendo uso del derecho profesional a las preguntas le inquirió a Blinken muy duramente acerca del genocidio en marcha. Blinken se negó otra vez a contestar, con lo cual estaría cometiendo el-imperdonable-delito de negar el juego democrático, y desmentir su propia promesa al abrir la conferencia, de que cada quien tendría su pregunta para hacer. Pero no sólo eso, sino que tres policías rodearon al periodista, Sam Husseini, y empezaron a desplazarlo a la fuerza.

Husseini se aferraba a los asientos, aclarando que él esperó pacientemente para hacer una pregunta, y en medio del forcejeo siguiò preguntando sobre el papel y el significado de armas nucleares en la Franja de Gaza.

En un momento, con voz ahogada, Husseini le señaló a Blinken: −usted habla de libertad y no me deja formularle ni una pregunta…

Husseini no obtuvo ninguna respuesta, sólo la fuerza bruta transportando a un anciano hacia afuera del recinto que se supone reservado a exponer la información requerida por el periodismo.

Si algo nos alegra es la presencia osada, crítica, de un judío y un árabe ante tanta defección. Si algo lamentamos es el silencio, entre cómplice y abyecto, de tantos otros periodistas allí presentes. Y extrañar la voz crítica de alguien que no sea ni judío ni árabe o palestino.

 

La Sala de Prensa de la Casa Blanca y su anfitrión Anthony Blinken dio entonces otra prueba concreta del principio de desigualdad que con tanto desparpajo había expuesto el senador Lindsey Graham dos meses atrás en otro territorio –el foyer del histórico Hotel King David, de Jerusalén, volado en 1946 por los aires con palestinos, judíos, ingleses y otros extranjeros allí trabajando u hospedados, dejando un tendal de decenas de muertos a manos del terrorismo sionista.

Lugares donde estas contradicciones, por lo visto, funcionan de maravillas.□

 

[1]   La presentización de nuestra sociedad actual ha pasado a ser un rasgo dominante y de algún modo erosiona, está erosionando nuestra temporalidad (pasado-presente-futuro); los humanos somos seres básicamente históricos.

[2]   El aspecto mediático es clave: recordemos como Israel ha ido afianzando las técnicas mediáticas, con un “diccionario” de recursos persuasivos elaborado cuando mediante la operación “Plomo fundido”, en 2008 Israel aniquiló la Franja de Gaza con un bombardeo masivo y destrucción sin precedentes hasta entonces. El diccionario de frases “entradoras” fue engendrado por The Israeli Victory Project; en su tapa figuran las banderas de EE.UU., Francia, Reino Unido y Alemania. Países a recordar. Y data de 2009.

[3]   Remito a notas mías anteriores, que incursionan con cierto detalle en la historia de este proyecto colonialista que ha recubierto sus razones en recursos ajenos a los mortales comunes: “Como se desató la violencia en Palestina/Israel: imaginarios construidos y realidades escamoteadas”, abril 2009, en imagomundi, rebelion.org. Editorial Canaán publicó una selección de notas mías, El racismo de la ‘democracia’ israelí,  Buenos Aires, 2012, cuya primera parte, “Históricos”, atiende

lo que procuramos desarrollar.

[4]   Ha’avara se llamó el operativo. No confundir con has’barah; propaganda ideológica del sionismo.

[5]  EE.UU. cuenta con seis comandos planetarios con que se reparten el mundo: Africom, Eurocom, Comando Norte, Comando Sur, Comando Central y del Pacífico. Y ese “tejido” de trama mayor, a su vez, se apoya en unas 600  bases militares distribuidas también por todo el mundo, y la mayoría son denominadas nenúfares porque se las ha ido dotando de equipamientos más ligeros y movibles (que las iniciales).

Por eso, hemos tenido que escuchar a Laura Richardson, titular del Comando Sur, hablar de minerales u otras riquezas, naturales o forjadas por la humanidad, en países del sur americano, usando, con naturalidad, el plural de la primera persona del posesivo, como si fueran de “ellos”, de EE.UU.

[6]   Fundada en 1948, Los 5 Ojos son: EE.UU., R.U., Australia, Canadá, Nueva Zelandia. Con fricciones en operaciones de mercado con Francia y Alemania marginados de esa info. En los ’90, Israel es incluida en una suerte de 5 Ojos ampliada (el único estado de la red que no tiene inglés como idioma materno…  exclusivo. Tiene por el contrario, otro idioma materno que es prácticamente exclusivo de Israel… y de una comunidad religiosa).

[7]   La invocación del paper emplea la misma semántica que los militares israelíes, que designan a su ejército siempre como “Ejército de Defensa”.

[8]  Hua Bin, “Why is the US Framing Its Cold War with China as Against the Chinese Communist Party?”, https://www.unz.com/bhua/why-is-the-us-framing-its-cold-war-with-china-as-against-the-chinese-communist-party-ccp/.

[9]  Estas mayorías de miembros legislativos tan generosamente “regados” o rociados con dinerillos no es asunto meramente aritmético: habría que ver cuantos de tales parlamentarios seguirían tan a pie juntillas las orientaciones del lobby si no recibieran esos montos. Con lo cual la american democracy tiene un tinte a “comprada” que sobrecoge.

[10]    Cuando Israel quiso sacarse de encima a Saddam Hussein y su proyecto arabista pero no islámico, fue EE.UU. –Colín Powell, el que presentó las pruebas (falsas)− la palanca política que arrasó con todo el país (y de paso robarse algunas piezas arqueológicas de una de las culturas humanas más antiguas que se conoce). Pero fue también EE.UU. el que puso miles de “emprendedores” para rehacer al país de la agricultura más antigua del mundo, americanízándolo. Y tales emprendedores  fueron los que terminaron despanzurrados en las redes locales ideadas para hacer el nuevo american Irak.

Cuando Israel quiso ajustarle las clavijas a Muhammad Gadafi fue otras vez EE.UU. el que cumplió la tarea.

A veces la capacidad persuasiva de  Israel flaquea: ha tratado reiteradamente de que EE.UU. embista a Irán, hasta ahora sin resultado, pese a los varios investigadores nucleares iraníes asesinados, hasta con descaro, por Israel.

[11]     Nos referimos al período fundacional, sobre todo. Con el tiempo, el engendro inicialmente concebido dentro de la geopolítica estadounidense fue adquiriendo otras tonalidades, incluso opuestas.

[12]   Una “extraordinaria” coincidencia de los estados aludidos con los anunciados en The Israel Project for Security, Freedom and Peace, TIP, 2009  [no aparece sitio de edición].

[13]    Salim Mansur, 7 ene 2025, unz review, https://www.unz.com/article/into-the-second-year-of-israeli-genocide-in-gaza/. Docente en Canadá nacido en India, autor de varios libros, entre los más recientes: How Canada’s free press is being bought by Justin Trudeau y Multiculturalism – What does it mean to be a Canadian in the 21st Century?

[14]   Honor a los bravos europeos contracorriente: irlandeses y belgas. Y para los dignos de la América indoafrolatinoamericana: Bolivia, Colombia, Brasil.

Publicado en Centro / periferia, Cultura dominante, EE.UU., Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado

Israel ataca pero declara defenderse

Publicada el 08/01/2025 - 08/01/2025 por luissabini

23 dic. 2024

por Luis E. Sabini Fernández

El régimen instaurado por el sionismo en la Palestina histórica ha revelado una capacidad de daño, de impunidad, de duplicidad, de violencia,  que no registramos todo a la vez en tantas otras circunstancias atroces de atropello a la vida, a los derechos humanos que coexisten en todo el planeta.

Es fácil advertir estas manifestaciones a partir del 7 de octubre de 2023, con el inusitado ataque armado de Hamás y otras agrupaciones palestinas que al parecer aprovecharon “la oportunidad” para salir de debajo de la bota que desde hacía ya décadas el sionismo había puesto sobre toda la franja gazatí.

Pero las atrocidades sionistas no comenzaron el 7-8 de octubre de 2023, por cierto.

Tampoco en 1967, cuando  EE.UU. comienza a respetar el papel israelí como “jugador de primera”, es decir con poder militar propio. Ni siquiera en 1948, cuando violando hasta las demarcaciones onusianas, las tropas sionistas se adueñan del 78% de territorio palestino, sobrepasando el 55% que le había acordado graciosamente la ONU.

En 1936-1939, el sionismo perfectamente ensamblado con el colonialismo británico −que todavía tenía pretensiones universales− logran ahogar en sangre la huelga general palestina; una mezcla de levantamiento sin poder militar (apenas con algunos fusiles de caza) y boicot palestino contra la implantación progresiva, artera, implacable, racionalmente dirigida, del sionismo en el territorio palestino, cada vez más sajado, desmenuzado, expropiado, por el judaísmo sionista y sus finanzas en permanente expansión.[1]

Poco antes, en la primera mitad de la década del ’30, cuando empezaban a regir las leyes de Nurenberg de la Alemania nazi, de separación entre germanos y judíos, los sionistas; a la sazón la única fuerza política legal en la Alemania nazi (amén de la nazi) habían acordado con el gobierno un plan de transferencia de capitales, mediante la cual los nazis se adueñaban de los capitales judíos en Alemania, a cambio de productos alemanes de exportación que los sionistas se comprometieron ubicar en el Cercano Oriente. Ha’avara. Dicha negociación no contaba con el apoyo de la corona británica, celosa. Pero entusiasmaba al gobierno nazi  expandiendo su producción, y a los judíos sionistas emigrados de Alemania que recuperaban así sus capitales en Palestina.

La huelga general palestina y la represión subsiguiente implicó la matanza de miles de palestinos, sobre todo varones (jamás se pudo precisar, pero miles, muchos miles en una población de alrededor de un millón de habitantes…).

La administración británica de Palestina favorecida por los resultados de la IGM ligó los intereses sionistas cada vez más con los  británicos, como acabamos de ver ante la huelga/boicot de 1936-1939.

 

En la primera mitad del s xx se perfilaron dentro del sionismo dos geopolíticas opuestas entre sí: ligarse a los intereses británicos, continuando los vínculos del mismo Herzl con el British Empire (Declaración Balfour, 1917) o acercarse a los nacionalismos enfrentados al británco; el nazismo y el fascismo. Buena parte de los premiers que ha tenido Israel, pasada la primavera “socialdemócrata” de la posguera, fueron, son, de esta última procedencia (Menagem Begin, Yitzhak Shamir, Ariel Sharon, Ehud Olmert, Naftalí Bennett, Beniamin Netanyahu, actual y el que ha ejercido por más tiempo esa primera magistratura). Su mera enumeración nos muestra el peso del supremacismo fascista enntre los “primeros ministros” del engendro sionista.

Y algo más. Israel es el único estado del mundo entero en que fascistas declarados y “a mucha honra” han gobernado y representado a ese estado reiteradamente desde la derrota de los nazifascismos en 1945.

El resultado de la IIGM en 1945, con el consiguiente escrache periodístico y hollywoodense de Hitler y lo alemán (ya no sólo lo nazi) ha exonerado, ¡oh paradoja! al sionismo filofascista de rendir cuentas, pese a su identificación ideológica con el fascismo.[2]

Más aún: que saliera incólume, política y penalmente hablando.  En 1948, al mejor estilo mafioso, los grupos de tareas sionistas liquidan, al primer mediador designado por la recién fundada ONU; el conde Folke Bernadotte.

Su único pecado es haber declarado en las “conversaciones” sobre el diferendo palestino-israelí que los sionistas exigían todo y que así nada le quedaba a los palestinos… el sicario es premiado con su designación como guardaespaldadas del Ben Gurión el líder del flamante Estado de Esrael (luego de un pasaje “teatral” de apenas unas semanas por una cárcel).[3]

 

Pero si vemos cómo ya en 1948, la impunidad judeosionista perfila comportamientos abusivos, violatorios de los derechos humanos más elementales –abonada por la prescindencia de países democráticos y la aceptación del papel de chirolitas de muchas otras representaciones nacionales en la ONU−, desde el 7 octubre de 2023, esa impunidad adquiere botas de 7 leguas, y alcanza niveles que cuestra rastrear en la historia humana.

Como “armados” de una “santa indignación”, como si se tratara de víctimas, los sionistas israelíes han desatado su furia y abuso bombardeando barrios con población humana en general, arrasando con mayor facilidad todavía, campamentos más o menos improvisados de los sobrevivientes de los barrios anteriormente pulverizados en Gaza, Rafah , Khan Younis…

Por las calles, hoy, jóvenes pesadamente armados, casi imberbes, se burlan y atropellan a población civil desarmada, bajo ocupación. Y lo hacen con desprecio, desdén y si son muy teledirigidos, con furia. “Cargados” con un adoctrinamiento que a lo largo de décadas ha insuflado en sus mentes −cuanto más jóvenes, más honda la marca− las ideas, muy talmúdicas, que los goyim son “excremento”, “basura”, “animales”, “inferiores” y sobre todo, “mala gente”.

El sionismo ha hecho abandonar en sus seguidores toda noción de prójimo que vaya más allá de su estrechísimo entorno. La altanería que jóvenes israelíes, recién “cocidos” en los cuarteles, exhiben, no sólo en Palestina sino en todas partes, en todo momento, trasluce esa regimentación mental, indoctrinada.[4]

Una de las especialidades del sionismo aspirante a controlar la vida (en eso se ejercitaron durante casi dos décadas en la Franja de Gaza) son las “labores de inteligencia”. Que han ido hilvanando con los servicios secretos de EE.UU. y del Reino Unido. Por eso, algunos atentados pueden tener autores  “colectivos” o resulta difícil ubicarles autoría.

Así han matado a Qasem Soleimani. Así han matado a Ismail Hanniyeh. Así han matado a Hasan Nasrallah (con la odiosa modalidad, deliberada, de matar al “blanco” con todos los prójimos imaginables: hijos, nietos, esposas, amigos, colegas).

Así han acabado con la vida de decenas o centenares de libaneses mediante telecomunicadores portátiles que portaban explosivos en su interior y que, ahora se sabe, estuvieron “cargados” durante años, hasta que quienes idearon la máquina de matar juzgaron oportuno ponerla en marcha. Tales dispositivos habían sido adquiridos en el Líbano de supuestas firmas productoras y exportadoras de ese know how, y se fueron extendiendo en diversos usos (probablemente la carga explosiva fue colocada inicialmente para atentar y matar a miembros de Hezbollah, pero ni les importó quienes fueron los destinatarios).

Así también se han llevado a cabo muchísimos atentados de falsa bandera.

Keith Woods ha escrito un artículo formidable: “Israel´s Love Affair with Syrian Jihadis” (“El romance de Israel con los yihadistas sirios”),[5] en el que se apoya en documentos de la DIA, algunos puestos a la luz pública gracias al extraordinario aporte de Julien Assange (wikileaks). Por ejemplo, la info del agente secreto Jake Sullivan a Hillary Clinton de que: “Al Qaeda está de nuestro lado (Siria, 2012).”

El aporte del genocida Naftali Bennett es todavía más prístino: en la conferencia anual de Herzliya, durante su estadía como premier (2021-2022), Israel ha “perfeccionado” el arte de la mentira hasta niveles que no resultan habituales. Entiende este asesino múltiple de palestinos que la aparición de ISIS le facilita a Israel legitimar la anexión de los Altos de Golán; que el caos generado en Siria convierte los reclamos de Israel en “más aceptables” para “la comunidad internacional”: Bennet ilustra así lo que rinde un pragmatismo absoluto.

 

Al Qaeda, que todo habitante no dedicado al rastreo de verdad, tomará como musulmán (y fanático), es un producto acabado “made in Israel”. La DIA nos dice: “Al Qaeda condujo una cantidad de operaciones en varias ciudades sirias bajo el nombre de Jaish al Nusra para llevar adelante la guerra contra el régimen sirio, considerando que Siria tiene un régimen infiel.” [6]

Esta última calificación es  ciertamente, sugestiva. Efectivamente, en varios países árabes el Islam perdió pie. Como ha pasado con el catolicismo en varios países del sur europeo.

Argelia en su momento, Irak, Siria, Palestina, han ido constituyendo gobiernos, regímenes laicos, que el Occidente con religiosidad en baja, iba a tener dificultades para criticar.

Un mundo árabe fanáticamente musulmán era presa (ideológica) más fácil de un Occidente cada vez más laico.

 

La peripecia palestina nos da algunos elementos de ese cuadro de situación. La resistencia palestina ante la penetración sionista, sobre todo después de 1948, se fue identificando cada vez más con el anticolonialismo, el antiimperialismo y el socialismo, que hará haciendo culturalmente inviable las modalidades tradicionales. Pero ese  cambio ideológico, progresista, no da fruto; como que “el enemigo es más fuerte”.

Por un lado, EE.UU. se presenta como lo moderno ante el viejo mundo del capital burgués, y por otro, el colapso soviético deja sin carta de presentación, o con cartas muy ajadas, a una alternativa “de izquierda”.

La resistencia laica no triunfa fácilmente en el mundo colonial. Porque lo que la resistencia enfrenta en la colonia no es a la colonia sino a la metrópolis.

En Palestina, por ejemplo, surgirá entonces, una resistencia basada en valores tradicionales bien diferenciados de los del colonialismo (occidental). Y mientras el movimiento palestino de mayor enjundia en el siglo pasado −Al Fatah y la OLP− terminarán “recuperados” a través de los “Acuerdos de Oslo” y otras maniobras de RR.PP., será Hamás el que encarne el mayor obstáculo al asentamiento sionista.

Patética paradoja: la gente de Arafat aceptando convertirse en policía de los territorios palestinos –al servicio inevitablemente de Israel− e islámicos más bien ortodoxos, defendiendo la sociedad que el sionismo procura pulverizar.

Simplificadamente, diríamos, en este caso, que el Corán sirve más a la causa de pueblos colonizados que El capital de Marx… La cuestión, entonces, dista de simplificarse. Porque los libros sagrados, sean cuales fueren, no ayudan a ver y a vernos, sino más bien nos llevan los ojos a ver a dios, a Dios. Y con los ojos de él. De Él. Y no se trata de eso ni de entonar cantos de sí mismo o a sí mismo. Se trata apenas de que aprendamos a ver el mundo tal cual es.□

[1]   Vemos entonces algunas acciones de brutalidad inusitada. El sionismo había preparado mistarviim, sionistas que vestían y hablaban como palestinos, que introducían o preparaban trampas mortales en el tejido social palestino, como por ejemplo, dejar para reparación un vehículo en un taller mecánico, todo en confianza, y que al cabo de veinte minutos volara por los aires el vehículo, el taller, todos sus ocupantes y buena parte de las edificaciones circundantes. Con estos explosivos devastadores, hicieron añicos varios mercados en los momentos de mayor afluencia de gente. Esa atroz coyuntura de la historia palestina se generalizará pesadillescamente en la Franja de Gaza en 2006 y desplegará un nuevo círculo del infierno en 2023/2024.

[2]    Eso, porque la realpolitik se mueve con otros intereses; como ilustra el caso de Francisco Franco.

[3]   Y la ONU ni siquiera rinde honores a su mediador oficial, proveniente de un país con acrisolada democracia; Suecia. La tutela judeosionista en la ONU ya se sentía.

[4]   Como la actitud con que los guardiacárceles recién estrenados en regímenes de dictadura llegan al patio de las cárceles para lidiar con huelguistas y manifestantes. Lidiar, con animales.

[5]   Woods, K., https://www.unz.com/article/israels-love-affair-with-syrian-jihadis/.

[6]  Ibíd.

Publicado en Centro / periferia, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo

LA CONQUISTA DE PALESTINA

Publicada el 22/08/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Tal vez demostrando cierta predisposición a la solidaridad, a la piedad, a la justicia, muchas personas y de muy variado origen y situación condenan las atrocidades con que Israel, su gobierno y dirección política y religiosa  –con enorme apoyo popular–,  llevan a adelante la masacre del pueblo palestino.

La desfachatez de sus representantes, los Gvir, Bennett, Netanyahu, Smotrich,  nos repugnan con su sinceridad.

A la vez, y desde hace mucho, la dirección sionista ha insistido en afirmar que lo que ellos hacen en Palestina no es sino lo que los europeos del norte llevaron a cabo en la América contra los nativoamericanos que habitaban los actuales México, EE.UU., Canadá…

En primer lugar, no debemos olvidar el origen genocida con que muchos estados modernos han “nacido”. En las tres Américas, sin  ir más lejos.

Ciertamente, la implantación sionista en Palestina se parece mucho más a la de los  WASP [1] en América del Norte, por ejemplo, que a la los europeos ibéricos en todo el resto del que fuera bautizado continente americano.

Porque los wasp vinieron con sus barcos, se instalaron y se adueñaron de todo desalojando y exterminando a sus habitantes milenarios. Se quedaron con los ríos, la pesca, las planicies, los bosques, los búfalos, convertidos en juego de tiro al blanco, juego que no se permitían en su escasa Europa.

Los ibéricos procedieron de modo similar, aunque sin sentirse religiosamente perseguidos como sí se sentían cuáqueros, presbiterianos, congregacionistas y otras sectas llegadas al “Nuevo Mundo”. Pero agregaron a la cosecha mediante la cual los europeos se adueñaron de la tierra y todo lo que en ella había, también  a las mujeres, las hembras  arrebatadas a los despojados. Las de los oriundos del territorio conquistado.

Los sionistas apelan a que ellos están haciendo “apenas” lo que los europeos llevaron a cabo en América (del Norte, porque ése es el modelo para los sionistas), y pretenden incluso discurrir sobre el qué hacer con los palestinos, a ver si caben las Reservations, para preservar el recuerdo, la historia de ese territorio y su gente  (y la autoglorificación que significa mantener palestinos en vida pero sometidos). Sostienen que existen grandes similitudes en el espíritu misionero, divinizado, con el cual resultan separados radicalmente  de “los otros”. Que no es sino un espíritu supremacista.

Los sionistas pretenden, entonces, humildemente, repetir la historia.

Hay, un rasgo crucial, que derriba esa analogía que los sionistas han blandido para su propia disculpa.

Los genocidas europeos no volvían a ninguna parte.

Hicieron lo que hicieron, genocidios, por ejemplo, en tierra nueva, ajena.

A partir de la inserción de los perseguidos judíos de la Europa medieval, católica, en Inglaterra, encontraron sin duda, un remanso. Aunque esa inserción tuvo su dificultad, como lo señalara William Shakespeare en sus obras. Así y todo, judíos colonizarán America junto a los anglos. Y hay abundantes datos acerca de que fueron muy relevantes en el tráfico de esclavos que caracterizó la colonización del continente norteamericano.

EE.UU. se convirtió en la primera Jerusalén de la modernidad. Y EE.UU. sigue siendo el estado con mayor población judía del mundo entero. Y todo lleva a pensar que para los sectores más militantes de la judería estadounidense, ese país de acogida tiene atributos religiosos que le son muy caros.

1942 fue un parteaguas con el cambio de “padrino” que el sionismo adopta, bajo la dirección de Ben Gurión en el Congreso Sionista Mundial de Biltmore; se abandona la protección inglesa y se adopta la norteamericana. Ben Gurion advierte cierto cansancio o agotamiento anglo (que se hará patente en 1945) y la pujanza y el brío norteamericano.[2]

En 1945 sobreviene  otro acontecimiento que soldará aún más firmemente la nueva alianza del sionismo con EE.UU.: el juicio en Nurenberg, Alemania, a los jefes nazis.

Aunque convocado por Los Aliados tras la derrota del 3er. Reich, el juicio será administrado exclusivamente por judíos, para desconcierto, incluso de oficialidad aliada que imaginaba que se trataba de una cuestión supranacional.

Desde 1945 en adelante, con cierto cambio de la mentalidad dominante dentro de EE.UU.,  –un creciente ascenso de la intelectualidad judía norteamericana y un lento eclipse de la mentalidad WASP– resulta cada vez más pesante el sueño del No limits, tan consustancial al desarrollo formidable de la tecnoutopía estadounidense. De allí, la pretensión sionista de reeditar en Palestina lo acontecido en el norte americano.

Pero el sionismo se muerde la cola pretendiendo hacer confluir, una historia american sin pasado, puro futuro con genocidio incluido,  con un retorno, una aliah; un emplasto bíblico que se pretende histórico y procura restaurar el pasado (glorioso, va de suyo).

Si el sueño american ha resultado  para una enorme cantidad de pueblos del planeta una pesadilla, a menudo estragados con expolios y guerras incesantes, ¿cómo tenemos que calificar el proyecto sionista que se ha adueñado de  buena parte de la población judía (amén de la multitud de cristianos sionistas)[3], aunque ese delirio colonialista cuente con el rechazo de otra parte significativa de judíos que no aceptan el papel de verdugos.[4]

Porque se trata de una tortura con letra bíblica a millones de palestinos, alcanzando niveles de crueldad, desprecio, egolatría, que el despotismo, borracho en su vesanía, llega a  alcanzar.

Palestina, los palestinos están todavía, son. Estragados, hambrientos, diezmados, están, son. Ni siquiera vencidos, ni aun vencidos.

E Israel será recordado como modelo genocida. Tristísimo. □

notas:

[1] White Angle-Saxon Protestants. Fue la denominación que definió a la población políticamente dominante en EE.UU. desde su fundación hasta mediados del s XX.

[2] La “carta” de Ben Gurión jugaba en varios planos, porque en 1942 todavía estaban con mucho peso las organizaciones sionistas filofascistas y filonazis.

[3] Solo en EE.UU., alrededor de unos 40 millones de habitantes.

[4] Doy un único ejemplo, aunque me consta que hay muchos, como los de Breaking the Silence, o los judíos que se han visto obligados a abandonar Israel por el hostigamiento (como Felicia Langer o Ilan Pappé) y tantos, tantos otros, algunos amigos entrañables: un joven a la sazón sionista y haciendo el servicio militar en Israel visita un establecimiento militar y pregunta por qué hay tantas perreras. Los cofrades le comentan socarronamente que no son perreras, son, digamos, palestineras: el espacio de no más de metro y medio de altura, de largo o de ancho para tener allí doblegados a presos palestinos. Le explican sonrientes, que no fallan. Gilad Atzmon tuvo allí un sacudón, y en  contacto con palestinos prisioneros, apreció su humanidad y rompió duramente con el sionismo y abandonó el país.

Publicado en Centro / periferia, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología

ISRAEL SE VA «SUPERANDO» A SÍ MISMO… EN ABYECCIÓN

Publicada el 06/03/2024 por luissabini

                                                                                  A Aaron Bushnell in memoriam

por Luis E. Sabini Fernández

4 mar 2024

En este último eslabón de decadencia con depredación, moral y material, vértigo de hybris en caída libre,[1] como ingresando a los cada vez más atroces círculos del infierno de Dante, tenemos que las fuerzas policiaciomilitares israelíes y la sociedad israelí en general (con excepciones, de enorme valor ético y físico), van degradando su comportamiento: no pudieron afrontar que los despreciados palestinos le arrebataran la vida a centenares de miembros de sus fuerzas militares en un copamiento, muy anunciado y a la vez desatendido por la seguridad israelí.

Como no pueden castigarse a sí mismos por semejante divorcio con la realidad, las fuerzas israelíes empezaron ese mismo fatídico 7 de octubre a disparar mortífera artillería a todos los que se movían, incluyendo así hasta israelíes cautivos a causa del copamiento. En ese primer momento validaron esta matanza, Doctrina Aníbal mediante.

Pero la bajada a los abismos ha continuado. Como suele acontecer cuando uno domina la bajada al abismo,  se la concede al otro.

Con bombardeos a edificios de viviendas colectivas, a lo largo de calles enteras, con preaviso (generalmente corto, escaso) o sin preaviso, cumpliendo más descaradamente el fin perseguido; la destrucción y el borramiento de ciudades palestinas y sus habitantes de la (codiciada) Franja de Gaza: con el lenguaje que hemos establecido al fin de la IIGM, genocidio.

La destrucción de edificios mediante bombardeos implica enterrar vivos a sus moradores si no tuvieron tiempo, no pudieron o no quisieron salir (se estima que a hoy, con 5 meses bajo artillería casi continua, buena parte de los hasta ahora 7000 desaparecidos son palestinos enterrados vivos. Que tienen que haber sufrido inenarrables agonías.

Acaban de ”desenterrar”, primero de marzo, un niño palestino, ojos grandes, cero sonrisa, tras 9 días enterrado vivo bajo los escombros de uno de los tantos bombardeos; sin comer ni beber durante esa atroz espera, agónica. Quienes hacen esa extraordinaria tarea de rescatar –vivos o muertos− de entre los escombros, se valieron de un carro tirado por un  burro para llevarlo a un hospital.

¿Se acuerdan de la profecía que con insolencia militares israelíes proclamaban, de llevar a los palestinos a “la edad de piedra”? Ahmed es uno de los que fue llevado a la edad de piedra. Y volvió de allí. Tan inolvidable será con su voluntad de vida como Aaron Bushnell, el valiente y solidario soldado estadounidense que con todo su cuerpo se negó a hacer este genocidio.

Las cifras oficiales hablan de unos 30 mil muertos, varones, mujeres, infantes, bebes,  en 5 meses. Grosso modo, unos doscientos palestinos asesinados cada día. Pero si contamos a los desaparecidos, la cuota del genocidio se ubica alrededor de los 250 diarios. Como los señores aviadores y otros artilleros descansan, no “trabajan” permanentemente, si estimamos que han “hecho su tarea”, la mitad de estos días, tenemos entonces una cosecha roja de 500 seres humanos por intervención: un genocidio in progress de alto rendimiento, señores diseñadores del alto mando israelí.

 

Blas Pascal, profundamente cristiano, nos enseñó hace ya siglos que el humano es medio ángel  y medio bestia, pero agregaba un corolario ético, psíquico: que cada vez que el humano procura convertirse en ángel deviene bestia. Una dialéctica que va mucho más allá de cierta linealidad del comportamiento: desde la Grecia clásica nos ayudaron a ver aspectos de esta cuestión con la noción de hybris.

El ejército más moral del mundo ha cumplido el apotegma de Pascal: es el ejército más (cerebral e) inmoral de mundo.

“La insoportable levedad del ser” israelí queda a su vez patentada con esa foto de las diez militares israelíes sacándose selfies, sonrientes, en medio de la devastación que han producido en la Franja de Gaza.

No es nada nueva, empero. Ya la habíamos conocido cuando vecinos israelíes de la FdG instalaban butacas cerca de la frontera, preferentemente en algún promontorio, para presenciar –como mirando una película− los bombardeos que con impunidad (y cobardía, porque las poblaciones palestinas no tienen armamento antiaéreo)  descargaba la aviación y la artillería israelíes sobre ciudades palestinas, o cuando buscaban “frenéticamente” a Gilad Shalit (todo un pretexto para seguir matando palestinos), o cuando bautizaron macabramente una operación de devastación en la FdG de “Plomo Fundido”, o cuando idearon balas de tungsteno generadoras de miríadas de focos cancerígenos en el cuerpo en que se alojaban al penetrar la carne, romper los huesos… y en tantas otras ocasiones.

 

Y el 2 de marzo, el “ejército más moral” del mundo nos brinda una nueva “información”, siempre tan atento a mantenernos informados: acusa de la masacre que se ha bautizado “como de la harina” a  «saqueadores».[2]

Con esa referencia, los militares “morales” elevan su dedo acusatorio contra los palestinos.

Empeñados en arrebatarles la tierra (la Franja de Gaza no fue ni siquiera bíblicamente judía, como se podría argüir, en el resbaloso terreno histórico de la Biblia, como Samaria o Judea).  Israel ha ido aplicando una pinza y torniquetes sobre la FdG, desde las elecciones de 2006. Una de las escasas instancias electorales que ha tenido la población palestina. Con veedores internacionales, como James (Jimmy) Carter que otorgaron validez al resultado. Nada resultó del agrado ni para el Estado de Israel ni para la ANP, Autoridad Nacional Palestina, que se había ido convirtiendo en herramienta de control palestino, con una policía “propia” entrenada y financiada por Israel. El resultado electoral de 2006 dio amplia mayoría a Hamás en la Franja de Gaza y una mayoría más escasa en Cisjordania y Jerusalén. −“Votaron mal”, no aprendieron a votar como les habíamos enseñado. Ni el gobierno israelí, tan democrático, ni la ANP aceptaron tales resultados y, “en consecuencia”, buena parte de los elegidos fueron encarcelados, con sendos golpes de mano de la ANP e Israel para mantener lo que había. Lo lograron en Cisjordania pero no en la FdG, donde Hamás retuvo el resultado de las urnas.[3]

Desde ese momento Israel se propuso la eliminación. Todavía no sabíamos si de Hamás o de los gazatíes. A partir de 2006, bombardearon el aeropuerto, bloquearon todo acceso marítimo; limitaron, −mediante disparos intimidatorios− el acceso al Mediterráneo, no sólo empezó a haber pescadores acribillados por tal vez excederse de los 3 km., o no, porque tampoco tienen acceso a sus playas, donde, jugando al fútbol, también fueron baleados). Dinamitaron las depuradoras sanitarias y usinas de agua corriente (y Mekorot empezó a vender el agua potable a los palestinos a mayor precio que a los israelíes), limitaron el ingreso de alimentos, medicamentos y artículos de la vida cotidiana. Arruinaron las centrales eléctricas gazatíes y “concedieron” electricidad una cantidad escasa de horas diarias (cuatro, por ejemplo), con lo cual crearon enormes problemas sanitarios, alimentarios. Restringieron progresivamente todos los viajes a y desde la FdG, contaminaron la tierra, arruinando cosechas. De ese modo dispuso Israel la “sobrevida” gazatí desde 2006. En medio de un “silencio de radio” cómplice o complaciente de casi todo el mundo.

Desde el 7 de octubre 2023, tras el ataque sorpresa desde Gaza, Israel cortó radicalmente el ya escaso y a cuentagotas ingreso de alimentos y vituallas a la FdG. Cerca de dos millones de seres humanos entraron en un nuevo círculo del infierno en esa macabra danza de privaciones a que fueran arrojados en 2006.

Tengamos presente que la FdG, fue una de las tierras agrícolas más antiguas que se conoce en el mundo entero. Que hoy no puede producir nada. Y debe depender por entero del ingreso de vituallas. Que provienen mayormente de la UNRWA (comisión de la ONU para atender cuestiones de refugiados). Que pueden ingresar por tierra desde Egipto o desde Israel. El paso desde Egipto está generalmente cerrado. Egipto es un esclavo financiero de Israel. Así que el ingreso terrestre está totalmente en manos de Israel. El acceso por mar  está controlado e impedido por Israel.  Y el aéreo, ya hemos visto, fue destruido para llevar palestinos a la edad de piedra.  Desde el 7 de octubre, el torniquete, bajo control absoluto israelí, se ha cerrado.

Generalmente, se entiende que el suministro para casi dos millones de seres humanos, de lo más imprescindible para sobrevivir, significa el ingreso diario de unos 50 camiones semirremolques con vituallas. A principios de marzo, hacía ya un mes que no había entrado ni un solo camión. Tampoco en los 4 meses previos habían entrado víveres y suministros, salvo contadas excepciones, llevando a los gazatíes al borde de la inanición. Cuando el 1º. de marzo se anuncia la llegada de algunos camiones, no los 50 antes habituales sino apenas 4 o 5 con harina, apenas harina para mitigar el abismo alimentario al que Israel ha empujado a los gazatíes, se agrupa gente para recibir la “preciosa” carga.

Designar a los palestinos que aguardan hambreados, que no acaban de ver cómo y cuándo se comienzan a descargar los víveres, “saqueadores” es apenas una perla más para el rosario de impudicia, chutzpah, soberbia que caracteriza a estos colonialistas místicos.

Bajo el pretexto del saqueo, los soldados israelíes mataron a más de cien palestinos y el episodio, “masacre de la harina”, ha dejado a cientos de baleados y lesionados. En rigor, fue otra oportunidad para matar a unos cuantos palestinos más.

Se invoca “castigo colectivo” de Israel sobre el gobierno de Hamás y por extensión sobre la población gazatí. Resulta de por sí injusto por el copamiento de Hamás, pero a esta altura para quien esto escribe no se trata de un castigo colectivo, ni de respuesta alguna ante el copamiento del 7 octubre, sino brutal y sencillamente: plan de exterminio.

Israel sigue protegida por el mundo privilegiado que se autodenomina civilizado. Por ejemplo, “el jardín europeo”. Pero tengo la impresión que cada vez cuesta más soportar la política genocida descarada, por más afeites y meandros mediáticos que la disimulen. Por ejemplo, en el Reino Unido, ha estallado finalmente una crisis de confianza al gobierno proisraelí y un porcentaje abrumador de la población reprueba a Israel.[4]

Solo que si quienes entienden esta situación inaceptable, insoportable no toman, no tomamos, más ”cartas en este asunto”, Palestina puede ser totalmente vaciada y los palestinos destruidos, como ha pasado en muchas otras instancias, con muchos otros pueblos: la resistencia vital es enorme, pero no es ni infinita ni eterna.

Hasta ahora, los hutíes, el gobierno sudafricano, Aaron Bushnell, y algunos pocos políticos y periodistas han procurado, cada uno a su modo, frenar, condenar, limitar el inaceptable comportamiento israelí.

Pero parece que falta mucho para que comunidades humanas anuncien, con la entereza y la indignación necesarias, que no aceptamos el comportamiento de Israel. Un estado mediáticamente protegido, jurídicamente ausente, militarmente consentido, políticamente impune.□

[1]   No sabemos si los grupos de resistencia palestina eran conscientes de lo que estaban desencadenando, ni si los mismos israelíes, al menos aquellos democráticos, lo imaginaban.

[2]   M. Figueras. “Todos los fuegos el fuego”, 3 mar 2024.

[3]   La vetusta Autoridad Palestina consideraba innecesaria las elecciones porque su representatividad estaba asegurada por el apoyo del Estado de Israel a sus cargos de intendentes y auxiliares municipales (de la administración israelí). .

[4]   Ironías de la vida. Por cuanto el R.U. ha sido protagónico para instaurar ‘la trinchera de Occidente contra la barbarie asiática’ con  la Declaración Balfour (1917), legitimando la implantación sionista.

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La psicopatía bíblica de Israel

Publicada el 17/11/2023 por raas

Por Laurent Guyénot
22 de octubre de 2023

Estoy harto de leer que Netanyahu es un psicópata. Desde luego que no lo es. No veo ninguna razón para considerarle, ni a él ni a ningún otro dirigente israelí, psicópatas en el sentido psiquiátrico. Tienen una psicopatía colectiva, que es una cosa muy diferente.

La diferencia es la misma que entre una neurosis personal y una neurosis colectiva. Según Freud, la religión (y se refería al cristianismo) es una neurosis colectiva. Freud no quería decir que las personas religiosas sean neuróticas. Al contrario, observó que su neurosis colectiva tiende a inmunizar a las personas religiosas contra la neurosis personal [1]. No suscribo la teoría de Freud, sólo necesito su respaldo para introducir mi propia teoría: Los sionistas, incluso los más sanguinarios, no son psicópatas individuales; muchos de ellos son personas cariñosas e incluso abnegadas dentro de su propia comunidad. Más bien, son los vectores de una psicopatía colectiva, lo que significa una forma especial (podemos llamarla inhumana) por la que ven e interactúan colectivamente con otras comunidades humanas.

Este es un punto crucial, sin el cual nunca podremos entender a Israel. Llamar psicópatas a sus líderes no sirve de nada. Lo que necesitamos es reconocer a Israel como un psicópata colectivo, y estudiar el origen de este carácter nacional único. Es una cuestión de supervivencia para el mundo, al igual que es una cuestión de supervivencia para cualquier grupo reconocer al psicópata que hay entre ellos y comprender sus patrones de pensamiento y de comportamiento.

¿Qué es un psicópata?

La psicopatía es un síndrome de rasgos psicológicos que se clasifica entre los trastornos de la personalidad. El psicólogo canadiense Robert Hare, siguiendo la estela de la obra de Hervey Cleckley The Mask of Sanity (1941), ha definido sus criterios diagnósticos basándose en un modelo cognitivo que ahora se adopta ampliamente, aunque algunos psiquiatras prefieren el término «sociopatía» porque en realidad tiene que ver con la incapacidad para socializar de forma real [2]. En un esfuerzo por poner a todo el mundo de acuerdo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ha sugerido «trastorno antisocial de la personalidad»; pero el término «psicopatía» sigue siendo el más popular, y sólo por esa razón, lo adoptaré.

El rasgo más característico del psicópata es una ausencia total de empatía y, como consecuencia, de inhibición moral para dañar a los demás, combinada con una sed de poder. La psicopatía también comparte algunos rasgos con el narcisismo: los psicópatas tienen una gran visión de su propia importancia. En su opinión, todo se les debe porque son excepcionales. Nunca se equivocan y los fracasos son siempre culpa de los demás.

La verdad no tiene ningún valor para el psicópata; la verdad es lo que le conviene en cada momento. Es un mentiroso patológico, pero apenas es consciente de ello. Mentir es tan natural para él que la cuestión de su «sinceridad» es casi irrelevante: el psicópata vence al detector de mentiras.

El psicópata sólo siente emociones muy superficiales y no tiene sentimientos reales por nadie; pero ha desarrollado una gran habilidad para engañar. Puede ser encantador hasta el punto de ser carismático. Es incapaz de empatizar, pero aprende a simularla. Su poder es su extraordinaria habilidad para fingir, engañar, atrapar y capturar. Aunque él mismo está inmunizado contra la culpa, se convierte en un maestro en hacer que los demás se sientan culpables.

Como el psicópata es incapaz de ponerse en el lugar de otra persona, no puede mirarse a sí mismo críticamente. Confiado en que todas las circunstancias tienen razón, está realmente sorprendido por el resentimiento de sus víctimas y las castigará por ello. Si roba la propiedad de alguien, considerará el rencor del robado como un odio irracional.

Aunque el psicópata puede ser juzgado como un loco delirante, no está loco en el sentido médico, ya que no sufre -los psicópatas no visitan a los psiquiatras a menos que se vean obligados a hacerlo-. En cierto sentido, el psicópata está demasiado bien adaptado a la vida social, si el propósito de la vida social es sobrevivir individualmente. Por eso el verdadero misterio, desde un punto de vista darwiniano, no es la existencia de psicópatas, sino su baja proporción en la población.

La estimación más optimista por lo bajo en la población occidental es del 1 por ciento. No hay que confundirlos con el proverbial 1 por ciento que posee la mitad de la riqueza mundial, aunque un estudio entre altos ejecutivos de grandes empresas ha demostrado que los rasgos psicopáticos están muy extendidos entre ellos[3].

Israel como Estado psicopático

El hecho de que los judíos estén hoy desproporcionadamente representados en la élite (forman la mitad de los multimillonarios estadounidenses, mientras que sólo representan el 2,4% de la población),[4] tampoco significa que la psicopatía sea común entre los judíos. Más bien al contrario: Los judíos demuestran entre ellos un alto grado de empatía, o al menos de solidaridad, a menudo hasta el punto del autosacrificio. Pero la naturaleza selectiva de esta empatía sugiere que se centra menos en la humanidad de los demás que en su judaísmo.

De hecho, los judíos tienden a confundir judaísmo y humanidad. Así, lo que es bueno para los judíos debe ser necesariamente bueno para la humanidad. A la inversa, un crimen contra los judíos es un «crimen contra la humanidad», un concepto que crearon en 1945. Confundir lo judío con la humanidad es un signo de narcisismo colectivo, pero cuando se trata de considerar a los no judíos como menos que humanos, se convierte en un signo de psicopatía colectiva.

Colectivamente, los judíos se consideran inocentes de los cargos que se les imputan. Por eso el pionero sionista Leo Pinsker, médico, consideraba la judeofobia como «una aberración psíquica». Como aberración psíquica es hereditaria, y como enfermedad transmitida durante dos mil años es incurable». En consecuencia, los judíos son «el pueblo elegido para el odio universal» (incluso los judíos ateos no pueden evitar definir la judeidad como una elección)[5].

Israel, el Estado judío, es el psicópata entre las naciones. Actúa con otras naciones del mismo modo que un psicópata con sus semejantes. «Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel», escribió el periodista israelí Gideon Levy en Haaretz en 2010. Sin embargo, su diagnóstico, que incluye «paranoia, esquizofrenia y megalomanía»[6], es erróneo. Teniendo en cuenta la absoluta superioridad moral de Israel, su deshumanización de los palestinos y su extraordinaria capacidad para mentir y manipular, estamos ante un psicópata.

Al establecer un paralelismo entre la psicopatía y la actitud de Israel, no culpo a los israelíes ni a los judíos como individuos. Forman parte de esta psicopatía colectiva sólo en la medida de su sumisión a la ideología nacional. Podemos hacer una comparación con otro tipo de entidad colectiva. En The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power (La Corporación: La búsqueda patológica de la ganancia y el poder), Joel Bakan señaló que las grandes empresas se comportan como psicópatas, insensibles al sufrimiento de aquellos a los que aplastan en su afán de lucro: «Mi análisis de Israel se basa en el mismo razonamiento. Salvo que Israel es mucho más peligroso que cualquier empresa gigante (incluso Pfizer), porque la ideología que causa su trastorno de personalidad es mucho más demencial que la ideología liberal, social-darwiniana, que rige la Bolsa. La ideología de Israel es bíblica.

El virus bíblico

La psicopatía colectiva de Israel no es genética, es cultural, pero se formó en tiempos muy antiguos, por lo que está incrustada en el subconsciente ancestral (sea lo que sea eso): en última instancia, proviene del dios celoso inventado por los levitas para controlar a las tribus hambrientas que se lanzaron a conquistar Palestina hace unos tres mil años. Por nacimiento, Israel es la nación del dios psicópata.

Yahvé, «el dios de Israel», es un dios volcánico iracundo y solitario que manifiesta hacia todos los demás dioses un odio implacable, los considera no dioses, siendo él, de hecho, el único dios verdadero. Esto lo caracteriza muy claramente como un psicópata entre los dioses. Por el contrario, para los egipcios, según el egiptólogo alemán Jan Assmann, «los dioses son seres sociales», y la armonía entre ellos garantiza la armonía en el cosmos[8] Además, existía cierto grado de traducibilidad entre los panteones de las distintas civilizaciones. Pero Yahvé enseñó a los hebreos a despreciar a las deidades de sus vecinos, convirtiéndolas, a los ojos de éstos, en una amenaza para el orden cósmico y social. Yahvé es esencialmente, dice Assmann, un dios teoclasta: «Debes destruir por completo todos los lugares donde las naciones que desposees hayan servido a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas, bajo cualquier árbol extendido; debes derribar sus altares, destrozar sus piedras sagradas, quemar sus postes sagrados, hacer pedazos las estatuas de sus dioses y borrar su nombre de ese lugar» (Deuteronomio 12:2-3).

Puede que Yahvé sea un personaje de ficción, pero su dominio sobre la mente judía es, sin embargo, real. «Apelar a un padre loco y violento, y durante tres mil años, ¡eso es ser un judío loco!»[9] dijo Smilesburger en Operación Shylock de Philip Roth. Yahvé ha enseñado a los judíos a mantenerse estrictamente separados de los demás. Las prohibiciones alimentarias sirven para impedir toda socialización fuera de la tribu: «Os apartaré de todos estos pueblos, para que seáis míos» (Levítico 20:26).

La naturaleza del pacto no es moral. El único criterio de aprobación de Yahvé es la obediencia a sus leyes y mandatos arbitrarios. Matar a traición a cientos de profetas de Baal es bueno, porque es la voluntad de Yahvé (1 Reyes 18). Mostrar piedad con el rey de los amalecitas es malo, porque cuando Yahvé dice «matad a todos», quiere decir «a todos» (1Samuel 15). En la historiografía bíblica, el destino del pueblo judío depende de que siga las órdenes de Yahvé, por descabelladas que sean. Como bien dice Kevin MacDonald:

La idea de que el sufrimiento judío se debe a que los judíos se desvían de su propia ley aparece casi como un tamborileo constante a lo largo del Tanaj, un recordatorio constante de que la persecución de los judíos no es el resultado de su propio comportamiento frente a los gentiles, sino más bien el resultado de su comportamiento frente a Dios[10].

Si los judíos siguen el mandato de Yahvé de alienarse del resto de la humanidad, a cambio, Yahvé promete hacerles gobernar sobre la humanidad: «Seguid sus caminos, guardad sus estatutos, sus mandamientos, sus costumbres, y escuchad su voz», y Yahvé «os elevará por encima de todas las naciones que ha hecho»; «Haréis de muchas naciones vuestros súbditos, pero no estaréis sujetos a nnadie» (Deuteronomio 26:17-19 y 28:12). Esto suena muy parecido, en realidad, al pacto que Satanás propuso a Jesús: «El diablo le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. Y le dijo: ‘Todo esto te daré, si caes a mis pies y me honras’». (Mateo 4:8-9).

Si Israel sigue escrupulosamente la Ley, Yahvé promete someter a todas las naciones al dominio de Israel, y destruir a las que se resistan. «Los reyes se postrarán ante ti, con el rostro en tierra, y lamerán el polvo a tus pies», mientras que «la nación y el reino que no te sirvan perecerán» (Isaías 49:23 y 60:12). Las naciones deben reconocer la soberanía de Israel o ser destruidas. Yahvé dijo a Israel que ha identificado «siete naciones mayores y más fuertes que tú», a las que «debes poner bajo la maldición de la destrucción», y no «mostrarles ninguna piedad». En cuanto a sus reyes, «borrarás sus nombres bajo el cielo» (Deuteronomio 7:1-2, 24).

El código de guerra de Deuteronomio 20 ordena exterminar «todo ser viviente» en las ciudades conquistadas de Canaán. En la práctica, la norma se extiende a todos los pueblos que se resistan a los israelitas en su conquista. Moisés la aplicó a los madianitas, aunque en este caso Yahvé permitió que sus guerreros se quedaran con las jóvenes vírgenes (Números 31). Josué la aplicó a la ciudad cananea de Jericó, donde los israelitas «impusieron la maldición de la destrucción sobre todos los habitantes de la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, incluidos los bueyes, las ovejas y los asnos, sacrificándolos a todos» (Josué 6:21). En la ciudad de Hai, todos los habitantes fueron masacrados, doce mil de ellos, «hasta que no quedó uno vivo y ninguno que huyera…

Cuando Israel terminó de matar a todos los habitantes de Hai en campo abierto y en el desierto donde los habían perseguido, y cuando todos y cada uno cayeron a espada, todo Israel regresó a Hai y masacró a la población que quedaba». Las mujeres no fueron perdonadas. «Como botín, Israel tomó sólo el ganado y los despojos de esta ciudad» (Josué 8:22-27). Luego vinieron los turnos de las ciudades de Maceda, Libna, Laquis, Eglón, Hebrón, Debir y Hazor. En toda la tierra, Josué «no dejó un solo sobreviviente y puso a todo ser viviente bajo la maldición de la destrucción, como Yahvé, dios de Israel, lo había ordenado» (10:40)

Como escribió Avigail Abarbanel en «Why I left the Cult» (Por qué abandoné el culto), los conquistadores sionistas de Palestina «han seguido muy de cerca el dictado bíblico a Josué de simplemente entrar y tomar todo. Para un movimiento supuestamente no religioso es extraordinario lo cerca que el sionismo… ha seguido la Biblia»[11] Kim Chernin, otro disidente israelí, escribió en «Los siete pilares de la negación judía»: «No puedo contar el número de veces que leo la historia de Josué como una historia de nuestro pueblo que llega a la legítima posesión de su tierra prometida sin detenerme a decirme a mí mismo, ‘pero esta es una historia de violación, saqueo, matanza, invasión y destrucción de otros pueblos’»[12].

Yahvé sólo ofrece dos caminos posibles a Israel: la dominación de otras naciones, si Israel mantiene el pacto de separación de Yahvé, o la aniquilación por esas mismas naciones, si Israel rompe el pacto:

«Si te haces amigo del resto de estas naciones que aún viven junto a ti, si te casas con ellas, si te mezclas con ellas y ellas contigo, ten por seguro que Yahvé, tu dios, dejará de desposeer a estas naciones antes que a ti, y para ti serán una trampa, un escollo, espinas en tus costados y abrojos en tus ojos, hasta que desaparezcas de este hermoso país que Yahvé, tu dios, te ha dado.» (Josué 23:12-14)

Desposeer a otros o ser despojado, dominar o ser exterminado: Israel no puede pensar más allá de esa alternativa.

El sionismo es bíblico

¿Qué tiene que ver esto con el sionismo? ¿No es el sionismo una ideología secular? Creo que ya es hora de disipar este malentendido. El sionismo es un producto del judaísmo, y el judaísmo tiene sus raíces en la Biblia hebrea, el Tanaj. La haya leído o no, la considere histórica o mítica, todo judío basa en última instancia su judaísmo en la Biblia, o en lo que sabe de la Biblia. El judaísmo es la interiorización del dios psicopático. Poco importa si los judíos definen su judaísmo en términos religiosos o étnicos. Desde un punto de vista religioso, la Biblia conserva la memoria y la esencia de la Alianza con Dios, mientras que desde un punto de vista secular, la Biblia es la narrativa fundacional del pueblo judío, y el patrón por el que los judíos interpretan toda su historia posterior (la Dispersión, el Holocausto, el renacimiento de Israel, etc.).

Es cierto que Theodor Herzl, el profeta del sionismo político, no se inspiró en la Biblia. Sin embargo, denominó sionismo a su ideología, utilizando el nombre bíblico de Jerusalén. En cuanto a los sionistas posteriores a Herzl, y a los verdaderos fundadores del moderno Estado de Israel, estaban impregnados de la Biblia. «La Biblia es nuestro mandato», declaró Chaim Weizmann en 1919, y en 1948 ofreció a Truman un rollo de la Torá por su reconocimiento de Israel. Así comienza la Declaración del Establecimiento del Estado de Israel:

ERETZ-ISRAEL [(hebreo) – la Tierra de Israel, Palestina] fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí alcanzaron por primera vez la condición de Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y dieron al mundo el eterno Libro de los Libros.

No cabe duda de que el Estado de Israel se fundó sobre la afirmación bíblica.

David Ben-Gurion, el autor de este documento y padre de la nación, tenía una visión bíblica del pueblo judío. Para él, según su biógrafo Dan Kurzman, el renacimiento de Israel en 1948 «fue paralelo al Éxodo de Egipto, la conquista de la tierra por Josué, la revuelta macabea». Ben-Gurion nunca había ido a una sinagoga y desayunaba cerdo, pero estaba empapado de historia bíblica. «No puede haber una educación política o militar que merezca la pena sobre Israel sin un profundo conocimiento de la Biblia», solía decir[13]. Tom Segev escribe en su biografía más reciente:

Patrocinó una clase de estudio de la Biblia en su casa y promovió dos conceptos para caracterizar el carácter moral del Estado de Israel y su destino y deber para consigo mismo y con el mundo: el primero era «pueblo elegido», término procedente de la alianza entre Dios y el pueblo de Israel (Éxodo 19:5-6); el segundo era el compromiso del pueblo judío con los principios de justicia y paz que lo convierten en «luz de las naciones», según el espíritu de los profetas (Isaías 49:6). Hablaba y escribía con frecuencia sobre estos conceptos[14].

El pensamiento bíblico de Ben-Gurion se hizo más claro a medida que envejecía. Consideremos, por ejemplo, el hecho de que, mientras imploraba a Kennedy que le diera a su pueblo la bomba porque los egipcios querían exterminarlos (como lo habían hecho bajo Moisés), predijo en la revista Look (16 de enero de 1962) que dentro de veinticinco años Jerusalén “será la sede de la Corte Suprema de la Humanidad, para resolver todas las disputas entre los continentes federados, como lo predijo Isaías”. [15] Ben-Gurion no estaba loco, solo estaba pensando bíblicamente.

Casi todos los líderes israelíes de la generación de Ben-Gurion y la siguiente compartían la misma mentalidad bíblica. Moshe Dayan, el héroe militar de la Guerra de los Seis Días de 1967, justificó su anexión de un nuevo territorio en un libro titulado Living with the Bible (1978). Naftali Bennett, entonces Ministro de Educación de Israel, también justificó la anexión de Cisjordania a través de la Biblia. [16] Los sionistas pueden encontrar todas las justificaciones que necesitan en la Biblia : para Gaza tienen Jueces 1:18-19. “Y Judá tomó Gaza y toda la ciudad: “Y Judá tomó Gaza y su territorio… Y Jehová estaba con Judá, y poseyeron la región montañosa”. Ahora hay fanáticos bíblicos abiertos en el gobierno israelí, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, que lanza citas bíblicas todos los días. “ Dios dio la tierra de Israel al pueblo judío ” es el alfa y omega del sionismo, no sólo para los israelíes, sino también para los cristianos que han apoyado el reclamo judío desde 1917 y apoyan a Israel hoy.

Incluso más que Ben-Gurion, Benjamín Netanyahu piensa bíblicamente, y esto se vuelve cada vez más claro a medida que envejece. También sabe que los cristianos no pueden argumentar seriamente contra la afirmación bíblica. El 3 de marzo de 2015, dramatizó su fobia a Irán ante el Congreso de los Estados Unidos refiriéndose al libro bíblico de Ester:

Somos un pueblo antiguo. En nuestros casi 4.000 años de historia, muchos han intentado repetidamente destruir al pueblo judío. Mañana por la tarde, en la festividad judía de Purim, leeremos el libro de Ester. Leemos acerca de un poderoso virrey persa llamado Amán, que conspiró para destruir al pueblo judío hace unos 2.500 años. Pero una valiente mujer judía, la reina Ester, expuso el complot y dio al pueblo judío el derecho de defenderse contra sus enemigos. El complot fue frustrado. Nuestro pueblo fue salvo. Hoy el pueblo judío se enfrenta a un nuevo intento de otro potentado persa de destruirnos.[17]

Netanyahu programó su discurso en vísperas de Purim, que celebra el final feliz del Libro de Ester: la matanza de 75.000 hombres, mujeres y niños persas. En 2019, Netanyahu pronunció estas palabras durante una gira por Cisjordania: “Creo en el libro de los libros y lo leo como un llamado a la acción para que cada generación haga lo que pueda para garantizar la eternidad de Israel”. ¡La Biblia ocupa tanto de su cerebro que quiere poner una Biblia en la Luna !

Así que, por favor, dejen de llamar psicópata a Netanyahu. O al menos llamarlo psicópata bíblico, un adorador del dios psicópata. Y mientras lo hace, aprenda a ver la Biblia hebrea tal como es: “una conspiración contra el resto del mundo”, como dijo HG Wells. En los libros de la Biblia “la conspiración es clara y brillante… una conspiración agresiva y vengativa. No es tolerancia sino estupidez cerrar los ojos ante su calidad.”[18]

notas:

[1] Freud developed this theory in three books: Totem and Taboo, Civilization and Its Discontents and The Future of an Illusion.

[2] Robert Hare, Without Conscience: The Disturbing World of the Psychopaths Among Us, The Guilford Press, 1993.

[3] Paul Babiak and Robert Hare, Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work, HarperCollins, 2007.

[4] Benjamin Ginsberg, The Fatal Embrace: Jews and the State, University of Chicago Press, 1993; J.J. Goldberg, Jewish Power: Inside the American Jewish Establishment, Basic Books , 1997.

[5] Leon Pinsker, Auto-Emancipation: An Appeal to His People by a Russian Jew, 1882 , en www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Zionism/pinsker.html

[6] Gideon Levy, “Only psychiatrists can explain Israel’s behavior,” Haaretz, January 10, 2010, www.haaretz.com/print-edition/opinion/only-psychiatrists-can-explain-israel-s-behavior-1.261115

[7] Joel Bakan, The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power, Free Press, 2005. Watch also the documentary of the same title.

[8] Jan Assmann, Of God and Gods: Egypt, Israel, and the Rise of Monotheism, University of Wisconsin Press, 2008, p. 47.

[9] Philip Roth, Operation Shylock: A Confession, Simon & Schuster, 1993, p. 110.

[10] Kevin MacDonald, Separation and Its Discontents: Toward an Evolutionary Theory of Anti-Semitism, Praeger, 1998, kindle 2013, kindle l. 6187–89.

[11] Avigail Abarbanel, “Why I left the Cult,” Oct 8, 2016, en https://mondoweiss.net/author/avigail

[12] Kim Chernin, “The Seven Pillars of Jewish Denial,” Tikkun, Sept. 2002, quoted in Kevin MacDonald, Cultural Insurrections: Essays on Western Civilization, Jewish Influence, and Anti-Semitism, Occidental Press, 2007, pp. 27-28.

[13] Dan Kurzman, Ben-Gurion, Prophet of Fire, Touchstone, 1983, pp. 17–18, 22, 26–28.

[14] Tom Segev, A State at Any Cost: The Life of David Ben-Gurion, Apollo, 2019, kindle l. 286.

[15] David Ben-Gurion and Amram Ducovny, David Ben-Gurion, In His Own Words, Fleet Press Corp., 1969, p. 116.

[16] “Israeli minister: The Bible says West Bank is ours” en www.youtube.com/watch?v=Png17wB_omA

[17] “The Complete Transcript of Netanyahu’s Address to Congress,” en www.washing
tonpost.com.

[18] Herbert George Wells, The Fate of Homo Sapiens, 1939 (archive.org), p. 128.

texto original (en inglés): https://www.unz.com/article/israels-biblical-psychopathy

fuente: http://www.verdadypaciencia.com/2023/10/laurent-guyenot-la-psicopatia-biblica-de-israel.html

Publicado con texto en PDF y Audio en https://ecotropia.noblogs.org/2023/11/7212/

Publicado en Centro / periferia, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado

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