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Categoría: Medios de incomunicación de masas

Imagen: la clave teledirigida del poder actual

Publicada el 16/10/2017 - 14/10/2025 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

No digo con ello nada nuevo, por cierto.

Son muchos ya quienes observan, observamos, un presentizaciòn creciente de nuestras sociedades y vidas cotidianas.

Se trata de un movimiento actitudinal que entiendo progresivamente acelerado. Tal vez mojón referencial haya sido el colapso soviético, a fines de los ’80 y ya decisivamente a comienzos de los ’90.

Aunque la idea de futuro (socialista) era ideología pura, en el peor sentido del término que nos recordara Karl Marx hace ya mucho ─“enmascaramiento de la realidad”─ hasta el derrumbe de la URSS la dimensión futura seguía perteneciendo a nuestra cultura, por más que ya muchos, y cada vez más, lo viéramos como pesadilla y no como “sueño de la humanidad” que los “profetas del socialismo” quisieron durante largo tiempo insuflar.

Pero en estos últimos escasos treinta años, el proceso de presentización se ha ido agudizando.

Y más allá de los cambios de cosmovisión o mejor dicho del derrumbe de la profecía socialista, ha habido otro factor decisivo en la cuestión de la presentización (y que habría que relacionar con los cambios políticos).

Y es la presencia cada vez más dominante de la imagen.

Mientras la palabra, por definición, constituye una mediación del sujeto con la realidad, un puente, una intelección, y la palabra escrita acentúa esa proceso porque nos ingresa a la dimensión abstracta, la imagen, en cambio, parece saltear toda mediación y se nos presenta como directa, tan real como la realidad misma.

Por cierto que eso mismo la ha transformado en formidable, temible arma persuasiva; las falsificaciones visuales suelen ser las más difíciles de discernir; el ciudadano apolítico, en rigor despolitizado ─un ejemplar que abunda en nuestras sociedades─ puede sospechar de la palabra (aunque sea veraz, verdadera, verídica), puede sospechar de la palabra oída, grabada, porque ─nos va a decir─ puede estar fraguada (lo cual puede ser cierto, claro), pero ese mismo sujeto se tragará íntegra la imagen. Allí sí, cree. Allí, desde allí, se alimenta la credulidad.

Las imágenes tienen un enorme magnetismo. Baste pensar lo caras que nos resultan a todos, algunas. Del ser amado, sobre todo si está lejos, de un paisaje con carga afectiva….

Basta verlo en el turismo que se ha masificado en las últimas décadas y que viven mejor dicho que pervive de… las fotos, los videos. Ése es el pan turístico de cada día.

Veamos de qué imagen hablamos cuando hablamos de imagen. Por empezar, se trata de imágenes indirectas; no es el ojo que mira la realidad sino el ojo que mira una imagen de la realidad, de la presunta realidad.

Hagamos algunos cortes… en la sociedad.

Los nenes, los pequeñines de 2, 3, 4 años, que disponen cada vez más de celulares (no sabemos si ya propios o todavía de los padres), con sus deditos, ya hábiles, atentos, van observando, concentrados el desplazamiento de…. imágenes. Como hipnotizados, subyugados, paralizados, siguen el curso visual que con los deditos van aprendiendo a encauzar. Si son juegos, en rigor, los encauzan a ellos. Pero ese diálogo cautivo es muy marcado.[1]

Se dice, con mucha materialidad, que “el saber ocupa lugar”. Y eso, la capacidad finita ─aunque inmensa es siempre limitada─ de nuestros recursos intelectuales nos permite inferir que toda la energía que aplicamos a ver (y a distraernos) con la imagen va en desmedro de otras intelecciones.

El dominio de la imagen ha ido afianzándose con el paso del tiempo: baste pensar la fuerza que debieron tener en su momento las imágenes en grutas como las de Altamira, los progresos de la imagen hasta llegar al Renacimiento, los desarrollos pictóricos y escultóricos, arquitectónicos de la modernidad, la fuerza milenaria de la imagen teatral y la formidable irrupción del cine ya muy a fines del siglo XIX, para llegar a un dominio ya incontestado, generalizado y (cada vez más) global con la TV durante toda la segunda mitad del siglo XX. Desde entonces es que podemos decir que estamos en una “civilización de y por la imagen”.

Como los procesos de cambio social nunca son unívocos, la temporalidad nuestra, humana, de pasado, presente y futuro, pervivió esos avances de la fuerza de la imagen. Hasta la década de los ’90, dijimos, cuando, con la imagen ya entronizada en nuestra cultura cotidiana y en nuestras mentalidades, sobreviene el crac (final, categórico) del futuro socialista.[2]

Vayamos al caso argentino.

Los doce años kirchneristas fueron muy celosos de un relato. Que se proclamó inicialmente peronista, pero que casi desde el vamos fue perfilándose con rasgos propios. Dentro de lo que se denomina generalmente populismo; confianza en alcanzar un capitalismo bueno (lo que para algunos constituye una contradicción en sus propios términos), atención material a las capas de la sociedad con menor poder adquisitivo (aunque siempre preservando al sector con mayor poder adquisitivo), pero en la cuestión que nos interesa  ─la temporalidad─ el kirchnerismo constituía un relato con raíces históricas, reclamándose no solo dentro del peronismo, sino dentro de la resistencia a la omnipotencia estadounidense (que al mismo tiempo se la facilitaba en varios aspectos, como con el auge de los productos transgénicos; así de contradictorio es el populismo). Así vimos su contribución a impedir la concreción del ALCA, estrategia de “integración deglutidora” de Bush y la craneoteca estadounidense a comienzos del s. XXI.

En resumen, el kirchnerismo, peronismo, se anclaba en un pasado, se afirmaba en un presente y postulaba un futuro.

Las elecciones de 2015 parecen haber consumado una revolución en lo que tiene que ver con la temporalidad. El nuevo gobierno, el nuevo elenco, por empezar se presenta sin historia, ahistórico, surgido de “nada”. Aun con parentescos muy nítidos con gobiernos anteriores, su grado de identificación con el universo empresarial parece ser su rasgo principal y cuando decimos universo empresarial sabemos que hablamos de la entidad civil menos democrática de todas las existentes en la modernidad, económicas, políticas, gremiales, artísticas, culturales, etcétera; la empresa es la política del cuartel aplicacda a la economía.

Cambiemos, lo dice su nombre, postula un tiempo nuevo, que conserva rasgos muy acusados del viejo tiempo como el despotismo empresarial a gran escala “naturalizado”.

A un año de instalado rompe expresamente con la historia oficial, (paradójicamente, ése solía ser un atributo de la izquierda, porque rechazaba o criticaba la consolidación de injusticias, por ejemplo) y vemos así la sustitución de las imágenes “históricas” que siempre habían circulado en los billetes, por “imágenes de animales”. “Cositas chiquitas lindas” según el ministro Marcos Peña, a cargo de la renovación gráfica y artística de los billetes que forma parte de esa nueva disposición temporal ante lo histórico.[3] (Queda por ver qué pasará en los centros educacionales con esta flamante ahistoricidad)

Como bien dice François Hartog, “Vivimos en un presente que se encierra en sí mismo.” [4]

Hay dos episodios, relativamente recientes, donde la imagen ha cumplido un papel protagónico  y mi tesis es que ambos pertenecen a este nuevo mundo construido por la imagen, por el cual han transitado, por ejemplo, diversos episodios de las llamadas “primaveras árabes”.[5]

2001 – El 11 de setiembre de ese año, las cadenas televisivas, todas ellas conectadas con las transmisoras estadounidenses nos retuvieron, al lado de la caja boba, mostrando alternadamente los incendios y otras peripecias en los edificios gemelos de las torres neoyorquinas.

Fueron 24 horas nos stop de espectáculo. La imagen se tragó la realidad. Y sobre todo, nos tragó a nosotros, sus espectadores. Espectadores de un inusual espectáculo; aviones chocando con los edificios y al cabo de un rato, derribados como por implosión. Porque los choques aéreos crearon focos de incendio, sobre todo por el derrame de los tanques de combustible, pero no parecían poner en peligro toda la estructura arquitectónica, aunque sin duda ponía en aprietos, enormes, toda evacuación. A los miles de muertos entre los que se encontraban en los edificios entonces (inusualmente pocos y sobre todo de higiene y maestranza, por la hora), hubo que sumar a lo largo del día centenares del personal de bomberos y salvataje, con muertes atroces durante el cumplimiento de sus deberes.

Jamás se alcanzó claridad sobre los orígenes de la doble catástrofe. Los desmoronamientos parecieron más producto de implosiones que de choques sobre las paredes externas.

Hubo personal muy vinculado al relevamiento e investigación que pidieron refugio y abandonaron EE.UU.

El halo de misterio y desconfianza no se ha difuminado, más bien al contrario.

2016 – El que fuera subsecretario de Obras Públicas del gobierno K, José López, munido de un fusil hipermoderno, casi de película yanqui de superhéroes y/o villanos, con un bolso con ocho millones y medio de dólares y la mirada perdida, toca timbre, a las 3 de la madrugada en las afueras del Gran Buenos Aires a 55 km. de la capital, en el Monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, que al parecer visitaba a menudo.

Si el fusil como arma de protección parece absolutamente fuera de lugar (¿quién podría manejar ese artefacto en una coyuntura rápida, de asalto, por ejemplo?) el bolso repleto de billetes verdes y su portador luciendo una mirada más bien extraviada aumenta el desconcierto, la extrañeza: Si todo eso es muy bizarro, adquiere una dimensión demencial el hecho que todo ello haya sido filmado, hasta los timbrazos iniciales y reiterados de López al convento, lo cual es comprensible, tratándose de las 3 de la mañana).

¿Qué traía López consigo?; ¿su ayuda de cámara (en este caso fílmica)? o fue filmado por el vecino del convento que lo habría denunciado (según la versión policial), o tal vez, ¿la monja nonagenaria lo esperaba con un equipo de filmación para conmemorar su visita?

No tenemos más remedio que suponer que no fue filmado desde el móvil policial que sin embargo llegó muy presto a la puerta del convento, pero al parecer no tanto como para haber registrado la llegada de López.

Nunca supimos cómo se procesó dicha filmación. Tal vez ya ni sea relevante en esta nueva fase social, a pura imagen… Fue, sin embargo, generosamente difundida Como pasara en su momento con el fuego en el WTC.

Ese trabajo fílmico nocturno, como en su momento el del WTC, es clave en algo: la obtención de imágenes. Tras el espectáculo del WTC sobrevino la invasión cruenta de Afganistán destrozado y poco después, todavía en la estela de aquel episodio espectacular o espectáculo episódico, llegó el arrasamiento con saqueo incluido de Irak.

Con López, su bolso y sus dólares la carta K perdió su impulso, con un gobierno que ya estaba “de salida”, con todo su elenco tomando presta distancia. La opción K se debilitó y sobre todo la del gobierno de Macri, Cambiemos, se afianzó.

En los viejos relatos de detectives a la francesa, se decía: “Cherchez la femme”. En los nuevos, informacionales, habrá que empezar a decir: “Cherchez l’image”.

notas:

[1]  Cautivo  tiene una etimología común con mentecato. Mente capto. Mente captada: los pequeñines son todos mentecatos. Y en lugar de apenarnos por ello, en general los adultos parecen complacerse…

[2]  Justamente porque nunca hay procesos unívocos, en ese momento habrá varias sociedades, partidos, países, que se seguirán reclamando socialistas, como la Venezuela bolivariana, la Cuba castrista, Corea del Norte y probablemente otras.

[3]  La incorporación de imágenes animales a los billetes no sólo deshistoriza. Así como la historia contada hasta ahora en los billetes siempre fue sesgada, defendiendo o postulando historias y acontecimientos históricos compartibles o no, este nuevo tiempo con imágenes de animales porta sus propios contenidos ideológicos; por ejemplo, el rostro de la ballena franca está ligeramente antropomorfizado. Y la reivindicación de “autóctono”  es materia harto discutible puesto que las ballenas francas (australes) tienen como hábitat común todos los mares del sur del planeta (lindando con América del Sur, Antártida, Oceanía). Es un sinsentido atribuirle territorialidad marítima argentina. En el caso de los rorcuales que habitan toda la superficie oceánica planetaria, no cabe ningún adueñamiento local, son literalmente planetarios.

[4]  “Un presente perpetuo”, entrevistado por G. Entin y A. Delmas, La Nación, Buenos Aires, 10/10/2009.

[5]  Su trascendencia es tanta, sobre todo en vidas humanas destrozadas, que merece un análisis específico.

Publicado en Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Sociedad e ideología1 comentario

La sacralizada Liga de Antidifamaciòn de EE.UU., ¿difama?

Publicada el 18/03/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

La Liga de Antidifamación de EE.UU. (Anti-Defamation League, ADL) que fue fundada en 1913 por  B’nai B’rith (en castellano, «Hijos del Pacto», una organización a su vez fundada por judíos en 1843 y a menudo tipificada como masona), hace labor de lobby en el Congreso de EE.UU. y lleva adelante actividades referidas a su denominaciòn.

El diario El País, de Montevideo ha publicado una noticia sobre esta labor,[1] que entendemos significativa.

En títulos a toda página este diario señala que “uno de cada  cuatro argentinos tienen actitudes antisemitas”.

Dos observaciones se imponen:

  1. El estudio se hace sobre muestreos: en el mundo entero se recabaraon 53 mil entrevistas; no sabemos cuántas correspondieron a Argentina, pero sí se informa que en 2015 se hizo una “actualización del índice […] con un muestreo telefónico de 500 encuestados.”

Sin embargo, la presentación hace un salto mortal y pasa de encuestas que apenas dan, si dan, una tendencia, a guarismos de envidiable exactitud:

En Argentina, nos dicen: de 28.280.537 adultos 6.800000 “albergan actitudes antisemitas”. Siete millones de argentinos, ¡caramba!, no parece poca cosa.  Sin embargo, el pasaje de encuestas muestreadas a un universo  total no parece un método muy confiable. El guarismo 28.280.537 y el de 6.800 000 son construidos, inferidos, y al presentarlos con tamaña exactitud, son francamente falsos.

  1. Hay, empero, otro aspecto de dicha “investigación” que entiendo es todavía más grave.

¿Cuáles serían las preguntas que revelarían antisemitismo?

Si se me pide a mì (y creo que a buena parte de “la gente”) ejemplos de preguntas a la pesca de prejuicios, pondría como ejemplos: ¿Son tan honestos los judíos como los franceses? o “Enumere qué gente le parece menos confiable” o ¿Con quienes no quisiera usted que sus hijos se casen (o hagan pareja)?

Imagino que si en la primera pregunta los judíos quedan con un porcentaje más alto, eso podría revelar una actitud antisemita. En la segunda, si en los listados de gente “no confiable” aparecen y se reiteran ejemplos con negros, pobres, judíos, gitanos, bolivianos, uno podría inferir racismo en general y particularmente si alguna de esas categorías de poblaciòn se lleva el mayor número, una actitud racista focalizada. Y si en la tercera aparecen los judíos entre los no deseados, igualmente esto estaría revelando antisemitismo.

Porque el antisemitismo, como el racismo en general, prescinde de los hechos; descansa en algo no pensado, no es producto de la experiencia ni de los juicios que se construyen con la experiencia; por eso se habla de pre-juicios.

Pero vayamos a las preguntas que la B’nai B’rith y su vástago ADL entienden definitorias de antisemitismo:

La ADL presenta “once afirmaciones cuya respuesta en términos de «probablemente cierto» en al menos a seis de las cuestiones es considerada como índice de antisemitismo.”

Y nos “advierte”: “Los índices más altos de respuestas consideradas prejuiciosas se relacionan a las premisas «los judíos tienen demasiado poder en los negocios» (50%); «los judíos hablan demasiado sobre lo que les ocurrió en el Holocausto» (49%) y «los judíos tienen demasiado poder en los mercados internacionales» (41%).” [en negrita y el subrayado son míos].

En resumen, según la encuesta  de los 500 encuestados más los del muestreo anterior (cuyo caudal el diario omite), grosso modo la mitad de los encuestados entienden que los judíos están sobrerrepresentados en los negocios, lo cual les otorga un marcado poder y un poco menos, dos de cada cinco, creen ver también un marcado poder de judíos en los negocios pero internacionales.

Ahora bien: ¿cuál es el prejuicio?

Ante tales preguntas, entiendo imprescindible separar su forma de su contenido.

Respecto de la forma, el antisemitismo se traduciría en las palabras que he subrayado. La idea de ”demasiado” parece expresar un rechazo hacia el grupo aludido.

Respecto del contenido resulta más arduo ubicar el rasgo prejuiciado. ¿Cuáles serían tales respuestas? ¿Tienen o no tienen los judíos sobrerrepresentación en los negocios, es decir, ¿tienen una mayor participación proporcional que otros grupos humanos, como podrían ser latinos, nativos, árabes, afros, chinos? Y en aquellas actividades humanas en que determinados agrupamientos tienen mayor participación (cualesquiera que ellas sean), ¿no tienden a pesar más en ellas que el resto de los humanos?

Análogamente, ¿es un prejuicio saber que los judíos están sobrerrepresentados en los “negocios internacionales” como designa El Paìs cierta actividad económica?

Resumiendo, las frases presentadas por ADL para “pescar” actitudes me resultan sospechosas, metodológicamente hablando. Porque entreveran juicios de realidad, descriptivos con sensaciones de hastío (“demasiado”). Y confunden al parecer deliberadamente juicios y prejuicios.

Viene a cuento la observación llevada a cabo por Johannes Wahlström sobre este asunto a principios de este siglo.

Wahlström, hijo de judío israelí y de sueca, nació y se crió en Jaffa, Israel. Y se fue formando como periodista. Sin embargo, luego de haber cubierto periodísitcamente una conferencia académica en 2003 en la Universidad de  Jerusalén, las autoridades policiales israelíes le han impedido acceder a sus oficinas de trabajo (periodístico) en Belén (territorio palestino ocupado por Israel, sobre el cual, al menos teóricamente Israel no tiene soberanìa).[2]

Wahlström transcribe algunos conceptos de dicho encuentro:

“Afirmar que existe un lobby sionista que acalla periodistas, eso es antisemitismo.” Henrik Bachner, del Comité Sueco contra el Antisemitismo (SKMA, por su sigla en sueco).

“Afirmar que Israel es Goliath, el contrincante fuerte, eso es antisemitismo.” Judith Elizur, investigadora inglesa.

Al respecto cabe recordar que Avi Mograbi, también judío, ha dirigido y llevado a cabo una película, Venganza por uno de mis dos ojos, cuya tesis principal, abonada con una serie sobrecogedora de entrevistas, es que en Palestina, ‘los israelíes son los romanos del s XX’ [y hoy podríamos agregar, del s XXI]. Vale decir, los israelíes son los ocupantes y los palestinos la población invadida, desalojada, arrinconada, vejada…

Kenneth Jacobson, miembro de la ya mencionada ADL resumió en ese encuentro académico en Belén su “razonamiento” en tres frases:

“La única superpotencia planetaria tiene una posición muy pro-israelí, lo cual obedece a que los judíos tienen una posición particularmente prominente en la élite de los medios de comunicación de masas.” Nos parece una descripción acertada. Prosigue: “Es algo de lo que podemos estar orgullosos.” Frase opinable. Temible, incluso, por sus consecuencias.

Jacobson avanza: “Hasta en EE.UU. sobreviene el antisemitismo que se basa justamente en la afirmación de que los judíos tienen demasiado poder sobre los medios.” Pero entonces, ¿prejuicio o juicio?

Nos llama mucho la atención su remate donde usa la realidad para ponerla exclusivamente al servicio de un poder, el sionista: “Hay que luchar contra este antisemitismo por todos los medios concebibles: no menos a través de una actividad de lobby para conseguir un mejor control sobre lo que los medios emiten.” (ibídem)

Wahlström resume los planteos de dicha conferencia: “Las fundamentaciones son largas pero las conclusiones increíblemente concisas: discutir sobre un boicot comercial a Israel es antisemitismo; cuestionar la democracia israelí es antisemitismo, cuestionar el apoyo de EE.UU. a Israel es antisemitismo, afirmar que las conductas israelíes favorecen al antisemitismo es antise-mitismo, afirmar que los periodistas se arredran para informar lo que ven es antisemitismo.[3]

Como vemos, la tarea de la ADL, aunque abundante resulta simplificadamente sencilla. Parece seguir esa vieja Ley de Murhpy: “Los problemas  complejos tienen soluciones erróneas que son sencillas y fáciles de comprender.”

[1] Montevideo, 7 de octubre de 2016.

[2] “Israel styr svenska medier” (Israel controla el sistema mediático sueco), Ordfront, Estocolmo, 12/2005. Wahlström ha proseguido su labor periodística desde Suecia, su segunda patria, donde ha sido posteriormente designado por Julian Assange para efectuar el ingreso de los papers a los países nórdicos.

[3]  http://dan.wikitrans.net/Johannes_Wahlstr%C3%B6m.

Publicado en Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes

Occidente y Eurasia: una «esquizofrenia» transgénica

Publicada el 23/02/2017 - 02/03/2017 por ulises

ALIMENTOS GENÈTICAMENTE MODIFICADOS. ¿POLÍTICA O CIENCIA?

Luis E. Sabini Fernández

Los OGM “en casa”. Argentina y Uruguay

En 1996 “se aprueba” en Argentina el ingreso de soja transgénica. Era el momento de la fiesta menemista, de la pizza con champán. Era tanto el apuro por recibir millones (de dólares, está casi de más aclararlo), que los textos fundacionales de la soja transgénica están en inglés que, ya se sabe, no es el idioma oficial argentino.

En 2002 entra al Uruguay, raudamente y de modo similar. En esa media docena de años, entre 1996 y 2002, Argentina, con su soja “Maradona” había logrado oficiar de “cabecera de playa” del “ejército monsantiano” para el desembarco de esa soja en Uruguay, en Paraguay y en Brasil.

En Brasil hubo lucha, verdaderamente, porque aquel PT, −no el de Lula y Dilma− se opuso a la introducción de tales plantíos y reivindicó la agricultura más ligada a formas “no tan agresivas” de producción. Con el apoyo del MST. Pero aun así, los dirigentes petistas que resistieron la soja contrabandeada lo pagaron con su carrera política.

El estilo en Paraguay fue más expeditivo; el ejército ofició de “vanguardia” o avanzada para ir convirtiendo los campos con sus campesinos tradicionales en campos “inteligentes” y a los campesinos refractarios en obedientes. Algunos muertos en el camino no alteraron la marcha triunfal de la ingeniería genética entonces ya bautizada “biotecnología”, nombre mucho más vistoso y menos frío, sin duda.

En Uruguay, “los adelantos científicos” son asuntos sagrados y por lo tanto, entraron sin problema y más bien con el aplauso de los progresistas globalifílicos.

Así tuvimos una primera década del siglo XXI a pura ganancia para los sojeros que adhirieron al “avance tecnológico” en la región platense, pese a la resistencia y desconfianza que en alguna medida existió; sospechando que el apuro en la implantación no era científico sino comercial, que los recaudos sanitarios iniciales[1] eran insuficientes, que las investigaciones para probar su posible equivalencia con sus correspondientes clásicos no eran concluyentes (sobre todo por algunos episodios, alergógenos, p. ej., que obligaron a retirar algunos “eventos”), que los efectos del “paquete tecnológico” que caracterizó el cultivo de transgénicos encerraba incógnitas, ominosas (se trataba de las baterías de agrotóxicos diseñadas para la producción transgénica)…

En Argentina fue la fiesta de los millones de dólares conseguidos con una producción sin control de calidad. Todo “marchaba” en los barcos, sobre todo al Asia y fundamentalmente a China.

A ese “negocio” se entregaron tanto lo más neoliberal y entreguista, como el reinado de Menem o el efímero de De la Rúa, como lo más progre, populista y nacional de la era K.

En Uruguay, casi toda la expansión sojera ha corrido durante los gobiernos del Frente Amplio. Que le cedieron graciosamente la valiosísima tierra oriental a sojeros argentinos sin reclamarles ni siquiera pago de impuestos. Como una suerte de régimen de zona franca; un mecanismo económico traído desde las economías centrales, afiatado durante las dictaduras latinoamericanas “setentistas” y que el Frente Amplio Encuentro Progresista Nueva Mayoría ha hecho suyo.

La implantación de transgénicos se presentó dentro del llamado “paquete tecnológico” –la semilla GM más la batería de agrotòxicos−. Entre agrónomos y técnicos agrarios e incluso periodistas hubo lo que ya dijimos; resistencia, dudas, sospechas.[2]  Tales observaciones fueron sistemáticamente desatendidas. Los aportes de Arpad Pusztai y Stan Ewen todavía en el siglo XX y más recientemente, biólogos como los investigadores Andrés Carrasco, argentino, y Gilles-Eric Séralini, francés, fueron olímpicamente ignorados.

“La ciencia” parecía seguir adelante, pujante. “Al servicio de la humanidad”, según declaraban sus sostenedores desde la década de los ‘90;  los numerosos  Víctor Trucco, Héctor Huergo, la cúpula de CASAFE (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes, argentina), ingenieros agrónomos como  Esteban Hopp o ejecutivos como Juan Kiekebusch y, recibiendo “sangre nueva”; Gustavo Grobocopatel, el “sojero sin tierra” según su propia y modesta definición; Rodolfo Rossi y en general los redactores de los suplementos de campo de los diarios (como La Nación), los cultores de Expoagro y los designados por la era Macri, como Ernesto Ambrosetti, admiradores de la “agricultura inteligente”…

En 2010, la Red de  Médicos de Pueblos Fumigados de Argentina muestra que el “paraíso en el campo” no es tan idílico como nos lo muestran aquellos suplementos camperos.[3] Releva enfermedades un poco por doquier en esa nueva y exitosa Argentina agroindustrial. Algunos médicos, al principio como “francotiradores” (Darío Gianfelici, Hugo Gómez Demaio, aunque la investigación de este último tenga más relación con los agrotóxicos tradicionales en zonas tabacaleras) ya habían ido denunciando los vicios de procedimiento para recibir e incorporar tales cultivos y a la vez los de los procesos mediante los cuales se “legitimaron” tales cultivos en EE.UU. −que es el foco planetario de esa “revolución agrícola”−,[4]  pero “la marcha triunfal” de los OGMs se mantuvo.

Pese a la verificación de daño ambiental, biológico y humano en más y más casos, la industria biotech contó con abogados que lograban oscurecer, difuminar, el origen de tales daños y en general, valiéndose de legislación y reglamentación cómplice, se solía, se suele, atribuir los desastres, cada vez más inocultables, a mal manejo, a errores de los ejecutantes, excesos de dosis, etcétera. Como si los venenos no fueran veneno con dosis adecuadas.[5]

Ni la presentación de un fotógrafo, Pablo E. Piovano, hace pocos años, mostrando el resultado atroz de la fumigación sojera en los cuerpos sobre todo de niños en las zonas más estragadas por la producción sojera GM en la Argentina.[6]  Al contrario, los municipios generalizaron el uso de glifosato hasta en las plazas públicas de las ciudades del país para quitar con comodidad, sin “agachar el lomo”, los yuyos, aunque dejando, claro, residuos del herbicida en baldosas y pastos que transitan a menudo cachorros, de perro… y de humanos. Esa comodidad, faltaba más, se trasladó a los municipios uruguayos y así vemos a cuadrillas provistas de glifosato “matando yuyos” en veredas y plazas del Uruguay…

Incluso para desembarazarse de la irrespetuosa Huerta Orgázmika de Caballito, en Buenos Aires, en 2009, no tuvieron nada mejor que entrarle a saco con nubes de glifosato gaseado, al mejor estilo militar en dictadura… eso pasó en pleno período K, bajo el gobierno municipal de Mauricio Macri.

Así hemos ido llegando a 2016. Y a 2017.

CHINA… Y RUSIA

“La bomba” ha estallado en Heilongjiang, una provincia china del tamaño de Francia entera o de toda España, con “apenas” unos 40 millones de habitantes… Acaban de  aprobar una suspensión de cultivo y consumo de alimentos transgénicos desde el próximo mes de mayo y por cinco años.

En la región platense, ni nos enteramos, al menos no se entera “el mundo de la soja” (mejor dicho, claro que se enteran, pero no se ha convertido en noticia). Una forma radical de “control del daño” (si algo no existe, no ocasiona dificultades…).

Los servicios sanitarios de la provincia de Heilongjiang estuvieron verificando año a año el deterioro sanitario de su población. Ya en 2014, las autoridades militares “pidieron la prohibición de alimentos GM para sus tropas”.[7]

Pero el establishment chino, nutrido desde los emporios de ingeniería genética madeinUSA intentó desmontar esa resistencia creando un organismo de pantalla con apariencia de ciencia y “sin fines de lucro”; la Academia China de Ciencia Agrícolas.

A la larga, empero, ese personal forjado en los centros de adiestramiento de los grandes consorcios occidentales de productos transgénicos no tuvo éxito en sus planes de persuasión, porque el Ministerio de Agricultura chino resolvió, 22/9/2016, entre otras medidas, la clausura de la Academia mencionada.

Una de las “gotas que derramó el vaso” fue la toma de estado público gracias a un “whistleblower” chino[8] que explicó que el ministerio se valía de informes falsos que legitimaban la ingeniería genética. Wei Jingliang, trabajando en «Genetically Modified Animals and Feeds Safety Supervision and Inspection Center» (Centro de Inspección de Animales Transgénicos y Supervisión de Seguridad Alimentaria) [9] sostuvo que la Academia de que hemos hablado ignoró su denuncia de falsificación de datos, y que por el contrario se valió de tales falsificaciones para habilitar transgénicos.

Las autoridades chinas tuvieron que enfrentar este terrible “tornado” que conmovió habilitaciones y una confianza que hasta entonces era de las autoridades aunque no de la población.[10]

Los chinos percibieron que aumenta el caudal de investigaciones críticas respecto de las consecuencias del empleo de semillas transgénicas y del “combo” en el cual rinden. A la vez, desde hacía ya años, médicos chinos, sobre todo en Heilongjiang, venían rastreando la indisimulable relación entre la propagación de enfermedades nuevas, sin precedentes, y el ingreso masivo de soja transgénica en hogares, cocinas y estómagos chinos. El “alud GM” proviene de EE.UU., Brasil y Argentina que fue sustituyendo  producciones locales. Y aunque habían evitado el consumo de tal soja en la alimentación humana directa (se la destinaba casi exclusivamente a ración para animales), no dejaron de asociar su deteriorado estado sanitario con los cambios alimentarios.

Por eso, las autoridades de salud de Heilongjiang lograron aprobar esa suspensión por cinco años de empleo de semillas y alimentos transgénicos.

Hasta aquí podemos  verificar la decisión china (aunque se trate de escala provincial) y el “silencio de radio” entre nosotros, en la “República Unida de la Soja” como en algún momento los CEOs de Syngenta bautizaron la implantación de la soja GM en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

Pero “la bomba” no estalló sólo en Heilongjiang. Sustainable Pulse, un blog ecologista pero no anticapitalista, ha publicado un informe que detalla “la cocina” o si se quiere la labor de lobby de los elencos protransgénicos de EE.UU. en Rusia.[11]

Se repite la secuencia de China.

En 2015 el Parlamento Ruso, la Duma, aprobó la primera instancia de un proyecto para prohibir OGMs. Se agendó para marzo de 2016 su tratamiento definitivo. Y el mismo día de ese anuncio, la agencia nacional rusa TASS publica un artículo que alcanza muchísima difusión, viralizado, titulado: “Russian scientists have refuted the findings of studies on the hazards of GMOs” [Científicos rusos han refutado los hallazgos de investigaciones acerca de los peligros de los productos transgénicos], que se basa en un examen por parte de científicos rusos (de IPPI RAS, Instituto para Información de Problemas de Transmisión) y estadounidenses (de la Universidad Miller de Miami). El artículo está firmado por Alexander Panchin, del IPPI RAS, y Alexander Tjuzhikov, de la Universidad Miller de Miami.[12]

Según Sustainable Pulse, el artículo resultó muy pobre, científicamente hablando, lleno de errores que destacaron varios investigadores rusos de primer nivel. No ayuda a la calidad intelectual de uno de los autores del artículo difundido por TASS el hecho que Panchin haya cuestionado la investigación de Séralini de 2012 quien se permitiera seguir estrictamente los protocolos de Monsanto respecto de la toxicidad del glifosato, sólo que prolongando la experiencia de Monsanto de tres meses (que no había dado nada negativo) a algunos meses más y que ya en el cuarto mes reveló una serie de tumoraciones atroces en los cobayos, patentizando el manejo de la “ciencia” monsantiana.

Pero la influencia del lobby “científico” estadounidense en Rusia es importante, tanto como para lograr un contacto directo con Vladimir Putin, el namberguán del elenco político ruso. Algo que logró Vladimir Fortov, presidente de la Academia Rusa de Ciencias.

Sin embargo, siempre según Sustainable Pulse, Putin y sus ministros vienen presentando a Rusia con el proyecto de convertir a ese país en el mayor productor de alimentos orgáncos del mundo. Como confirmando este aserto, en 2015 el primer ministro ruso del gobierno de Putin, Arkady Dvorkovich, afirmó que no es necesario el uso de ingeniería genética para alimentar el mundo; exactamente lo opuesto de lo que proclaman Monsanto, Syngenta, el USDA [Ministerio de Agricultura de EE.UU.] y todo el entramado del agribusiness incluidos nuestros grandes cultores (y más grandes beneficiarios) de la agricultura “inteligente”.

En resumen, vemos la presión trans (-nacional y -génica) sobre Eurasia, el asiento de la mayor población del planeta, a la vez que también de los mayores territorios y que no están totalmente dependizados de Occidente (aunque están sí bastante dependizados), de todos modos menos que la despedazada África, América Lapobre, Oceanía…

En este aspecto, la situación europea es problemática.  Europa es la cuna de lo que llamamos hoy Occidente. Y, muy a grandes rasgos, ha gozado históricamente ese privilegio. Pero a diferencia de EE.UU., donde la ingeniería genética se desarrolló con gran éxito, la inmensa mayoría de los países europeos rechazan los OGMs o, en última instancia hacen como China; aceptan forrajes transgénicos con la esperanza de quebrar continuidades genéticas. Salvo España, Portugal y Ucrania (“el granero de Europa”), los demás han prohibido tales cultivos.

Volvamos a nuestra región, platense

  1. Las vicisitudes de la implantación de transgénicos en otras partes del mundo pasan totalmente inadvertidas en nuestros medios de incomunicación de masas. En China se discute si con los transgénicos no han aparecido enfermedades nuevas; hay autoridades médicas chinas que asocian el consumo de transgénicos con el aumento de la infertilidad (hay sospechas incluso que eso puede ser una política).[13] Nada de eso se plantea “entre casa”.
  2. En febrero, la TV italiana puso al aire el informe de Gaetano Pecoraro sobre lo que acontece en Argentina con los transgénicos. Horrorizado, visitó las zonas más devastadas por la contaminación vinculada a la siembra directa y los cultivos OGMs.[14] Registró una cantidad inusualmente alta de enfermos de cáncer, por ejemplo. Algo que vienen diciendo los médicos de la Red de Pueblos Fumigados desde hace años, aunque con escasa resonancia mediática dentro de fronteras. Y dentro de la región.

Porque aquí parece que seguimos viviendo en el mejor de los mundos.

Pecoraro visitó San Salvador en Entre Ríos al que presentó como “ ‘el pueblo del cáncer’ donde se puede respirar una atmósfera espesa con altas concentraciones de veneno y los habitantes de bajos recursos utilizan los bidones de glifosato descartados para llevar agua a sus hogares.”

Su pronóstico es sombrío: “el ‘granero del mundo’ va camino a convertirse en una gigantesca enfermería.”

  1. Hemos repasado sucintamente la problemática de los transgénicos, desde el punto de vista sanitario (cuando hablamos de salud y aludimos a los productos GM no precisamos, ni podemos, si “las nuevas enfermedades” se correlacionan con los productos transgénicos o con “el paquete tecnológico” para el cual aquella transgénesis se ha llevado a cabo); desde el punto de vista geopolítico, como lo acabamos de reseñar en los casos de China y Rusia, cuyas políticas alimentarias están claramente interferidas por intereses transnacionales asentados sobre todo en EE.UU. y Suiza y vaya uno a saber en qué otros estados o centros de poder), y desde el punto de vista informativo, mejor dicho no-informativo o desinformativo.

Lo futuro es por  naturaleza, incognoscible. Pero el presente nos revela cada vez más prístinamente que la agroindustria tiene un atroz poder contaminante, que es un temible productor de desechos, de inundaciones, de contrarreforma agraria y consiguiente desocupación rural, de gran escala. Y que la gran escala a favor de los poderosos del planeta, diezmando al campesinado, no se casa bien con el cuidado del planeta. Al contrario, es, por su naturaleza, un proceso que deja a “la vera del camino” muchísimos desechos y detritus.

¿Pero a la vera de qué? ¡De nada!  La montaña de desechos y desperdicios, que en rigor es algo mucho peor que una montaña, está saturando a todo el planeta.

Y nuestro principal «almácigo» planetario, el fondo del mar océano, está totalmente alterado por las políticas humanas. Como la de la dirección económico-militar estadounidense que durante décadas, ha llevado desechos industriales a altamar, los ha quemado y luego los ha fondeado; como la difusión planetaria de agrotóxicos por aire, tierra y agua, o mediante la «plastificación» de los mares (todos los océanos cuentan hoy con «islas» de plástico tan extensas como Groenlandia o Argentina).

Como los plásticos no son biodegradables, cuando el oleaje, la falsa digestión de animales, fricciones, los desmenuzan, partículas, minipartículas y hasta micropartículas “navegan” y se van asentando en los fondos marinos, asfixiándolos, bloqueando sus procesos bióticos, que son los nuestros.

Hace años lo sabemos, aunque a algunos les cueste ver la conexión y/o asumirla.

Estamos poniéndole bulones al ataúd. ¿Habrá tiempo para reaccionar?

notas:

[1]  Los primeros cultivos GM  en EE.UU. y otros países del 1M se hicieron bajo carpa, en invernaderos; pero la industria biotech arrasó pronto con tales recaudos. En Argentina un proyecto de ley presentado por el MAPO (Movimiento Argentino de Producción Orgánica) alrededor del 2000 para dividir el país mediante un paralelo y permitir el uso de soja tradicional y/u orgánica de un lado y transgénica del otro, fue ignorado olímpicamente en el Congreso y todo cultivo de soja no transgénica pudo recibir a su lado uno transgénico, con lo cual la mezcla resultaba inevitable y la pérdida de la calidad de orgánico también.

[2]  En Argentina, para mencionar apenas algunos; Grupo de Reflexión Rural, Ecos de Romang, Grupo de Ecología, Paisaje y Medio Ambiente, Ecos de Saladillo, CETAAR, revistas futuros, biodiversidad, El Abasto… En Uruguay, RAPAL, Grupo Guayubirá, Greenpeace, Redes, entre otros.

[3]  Particularmente el Clarìn Rural, pero también los boletines y suplementos de Expoagro y demás voceros de la agroindustria a menudo sincerada como “agribusiness”.

[4]  Véase Druker, Steven, Alliance for Bio-Integrity, 1998.

[5]  La coartada principal: el agua es también un tóxico, un  veneno mortal si uno toma 6 u 8 litros…

[6]  Provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero.

[7]  Alejandro Villamar, “Un regalo de año nuevo lunar en China”, ALAI AMLATINA, 30/1/2017.

[8] “Tocador de silbatos, literalmente, aunque está entrando en uso el vocablo “alertador”: alguien que ubicado en una posición que le ha permitido saber un acto de corrupción o de falsificación de quienes están con cuota de poder, arriesgando su propia posición personal, lo denuncia. Como Daniel Ellsberg, Jeffrey Wigand, Hervé Falciani, Mordechai Vanunu,  Edward Snowden, Chelsea Manning y tantos otros bravos (y bravas).

[9]  “Ministry Halts Operation of GMO Agency Following Accusations from ex-emloyee”, <http://english.cri.cn/12394/2016/09/22/3441s940979.htm>.

[10]  Adam Minter, “China Wants GMOs, The Chinese People Don’t”, 16 set. 2016.

[11]   “Has the US Biotech Industry Infiltrated the Russian Scientific Community?”, 17 feb. 2016.

[12]  Sustainable Pulse, ibíd.

[13]   http://blogs.wsj.com/chinarealtime/2014/05/14/claims-that-u-s-soybeans-cause-infertility-stoke-chinas-gmo-battle/

[14]  “La Iene”, <https://mail.google.com/mail/u/0/?tab=wm#inbox/15a29cf62cd80de2>,

<https://youtu.be/ZFzmkI8I5iE>.

 

La Nación, Buenos Aires, publicitó en un suplemento del año 2013 un abordaje de los pros y contras de los OGMs, basado en ‘la más pura información’. Veámoslo punto por punto. (https://spanish.gmoanswers.com/questions-answers).

RECUADRO

Los OGM y la salud

La salud y la seguridad de los organismos genéticamente modificados (OGM) es un tema de debate importante. Obtenga más información sobre la regulación de los OGM, las pruebas de seguridad y los organismos científicos y gubernamentales que han ratificado la seguridad de los cultivos y alimentos genéticamente modificados.

  1. ¿Los OGM provocan cáncer?

«En pocas palabras, no, no hay absolutamente ninguna prueba respetable de que los alimentos genéticamente modificados provoquen cáncer», dice el Dr. Kevin Folta, presidente interino y profesor adjunto de la Universidad de Florida, Departamento de Ciencias Hortícolas.”

Lo que no dicen ni Folta ni LN es qué pasa con “el paquete tecnológico” que viene siempre adosado a los cultivos GM: la enorme difusión de glifosato (junto a otros agrotóxicos, algunos altamente contaminantes y cancerígenos, como el 2-4 D, el paraquat) nos permite concluir que la respuesta es capciosa. Podría estar diciendo –en el mejor de los casos−una parte de verdad, pero no toda la verdad…

2: ¿Están los OGM provocando un aumento de alergias?

Los OGM no causan nuevas alergias. Si una persona es alérgica a una planta que no está genéticamente modificada, por ejemplo, la soya, también será alérgica a la versión genéticamente modificada disponible en el mercado actual.

El piadoso olvido de los eventos transgénicos que no han salido al mercado por su fuerte contenido alergógeno, como fue el caso con una nuez de Pará GM, nos pone en guardia contra una presentación tan inmaculada.

3: ¿Están las grandes empresas forzando a los agricultores a cultivar OGM?

El derecho del agricultor de elegir el mejor tipo de semilla para su campo es uno de nuestros cinco principios fundamentales.

Claro que no. ¿Obliga La Nación a leerla a sus lectores?

Se han desarrollado otras técnicas mucho más persuasivas que la brutal obligación, reservada siempre como ultima ratio. Se adquieren enormes extensiones a menudo en arriendo y se establece allí un régimen de producción agroindustrial con insumos exclusivos, se vacía de población, dejando los planteles mínimos para las necesidades empresariales.

Los agricultores, entonces, o son despojados o son constreñidos mediante el lavado de cerebro sistemático y cotidiano a partir de los medios de incomunicación de masas. Muchos aceptan la modificación laboral junto con la modificación genética. Otros más que persuadidos, son arrinconados. En la India, p. ej., tras el ingreso al mundo transgénico, con el endeudamiento “modernizador” se han suicidado miles de campesinos. ¿Se los obligó, se los persuadió? En absoluto: ellos tomaron la decisión ‘con la más pura información’, con ecuanimidad…

4: ¿Están los OGM aumentando el precio de los alimentos?

Si bien hay diversos factores que afectan el costo de los alimentos (el precio del petróleo afecta los costos de transporte, las sequías pueden afectar el rendimiento y la oferta disponible, etc.), los OGM tienen un papel importante en mantener los precios lo más bajos posible.

Basta un dato para desmentir tan rosada perspectiva: los “biocombustibles” han establecido una competencia entre granos para combustible y granos para comer… aumenta así la demanda de granos, y eso ¿tiende a refrenar los precios o a dispararlos?

5: ¿Están los OGM contaminando los cultivos de alimentos orgánicos?

La coexistencia de múltiples métodos de producción (orgánicos, convencionales y genéticamente modificados) no es un concepto nuevo.

Confrontemos con un solo episodio histórico, el que refiero en la n. 1 del cuerpo principal. El mundo de los discursos preelectorales… todo tan puro, tan noble, tan solidario, tan luminosamente hermoso… ¿tiene algo que ver con el mundo a secas?

6: ¿Por qué no se realizan estudios de salud a largo plazo en plantas genéticamente modificadas?

Hay una lista de 1.785 estudios sobre la seguridad de los OGM, incluyendo estudios a largo plazo, disponibles para descargar en Informa Healthcare.

Informa Healthcare parece estar dentro de la difícilmente desentrañable Life Sciences, una red “sin fines de lucro” auspiciada por Monsanto, que misteriosamente sí es propulsada con fines de lucro. Semejante impronta no auspicia objetividad alguna.

7: ¿Están los OGM provocando un aumento del uso de pesticidas?

En general, la aplicación de pesticidas ha disminuido, en gran parte, debido a la adopción de cultivos resistentes a los insectos, en particular el algodón, de acuerdo con el economista agrícola Graham Brookes.

Las estadísticas de países con fuerte inversión en transgénicos, como Argentina, revelan un aumento escalofriante de tales pesticidas. Justamente porque las plantas GM están acondicionadas para soportar sin límites determinados tipos de agrotóxicos, la tendencia es a aumentar su uso. Nada ilógico (cierto que a la vez suprimiendo otros).

8: ¿Por qué las empresas de OGM parecen oponerse tanto a etiquetar los alimentos genéticamente modificados?

Según comenta Cathy Enright, directora ejecutiva del Consejo para la Información sobre Biotecnología, «nosotros estamos a favor del etiquetado obligatorio de los alimentos, incluidos los OGM, cuando este plantea un problema de seguridad o salud —por ejemplo, para alertar a poblaciones sensibles de la posible presencia de un alérgeno».

¿Están a favor del etiquetado… cuando hay problemas de seguridad? Puesto que los OGMs son “seguros”, afirman sus patrocinadores y usufructuarios, ¿para qué etiquetarlos? El  razonamiento es redondo. En lógica se llama petición de principio; invocar como autoridad lo que justamente está cuestionado.

9: ¿Están los OGM contribuyendo a la muerte de abejas y mariposas?

Cabe destacar que antes de que pueda producirse un cultivo genéticamente modificado de forma comercial, las empresas que desarrollan este tipo de plantas deben demostrar que las nuevas plantas no son dañinas para los demás insectos, tales como las abejas y las mariposas.

Otra vez la cantinela. Los consorcios biotech no hacen algo “malo” para matar abejas.

Lo que sin embargo se ha registrado es una merma preocupante de la actividad y la vida de las abejas ante la presencia de la agroindustria. No sabemos si es el evento transgénico o la pérdida generalizada de biodiversidad o el derrame de agrotóxicos por doquier. Pero hay menos abejas con más avances de agricultura “inteligente”.

Es tan extenso el arrasamiento de la vida de las colmenas que la empresa Monsanto llegó a proponer su “vía de salvación”, humorísticamente un hallazgo si no fuera tan pesadillesco: ofreció minidrones para polinizar… las plantas de los cultivos, del bosque, del planeta… ¿puede alguien ser tan necio e ignorante? Los CEOS de Monsanto, por lo visto pueden.

10: Si el ganado se alimenta con granos GM, ¿habrá OGM en la carne?

Nunca se han detectado OGM en la leche, la carne o los huevos derivados de animales alimentados con productos genéticamente modificados.

Esto puede ser cierto. Pero no es suficiente para descartar alguna modificación en las redes genéticas, hereditarias. La vida podría manifestarse en modos que las comprobaciones científicas actuales no han logrado (por lo menos todavía) discernir.

Un planteo tan sereno y ecuánime… y falaz nos da la pauta de cómo se dirigen los formadores de opinión a los opinados.

Publicado en Agronecrófilos, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Nuestros alimentos

«Un informe al Congreso» que no aclara el escándalo

Publicada el 27/07/2016 por ulises

MALCORRA-KOMPASS-MEDIOS DE INCOMUNICACIÓN DE MASAS

por Luis E. Sabini Fernández

En Clarín,[1] Natasha Niebieskikwiat nos brinda un perfecto ejemplo de cómo hablar de un episodio borrando su núcleo, y haciendo lucir como perseguida a una de las más señaladas perseguidores en el episodio, Susana Malcorra.

NN excluye de culpa y cargo a Malcorra a partir de su ”informe al Congreso”, porque, como dice el acápite de su nota, “el informe [es] independiente [sic] y la libera de culpa.”  Habría entrado en los anales judiciales que el informe de alguien lo autocuestionara. Pero el papel resiste expresiones tan falaces como la transripta.

NN explicita, empero, que se acusa a la actual canciller de la presidencia argentina, de que siendo jefa del gabinete de nada menos que el secretario general de la ONU, Ban Ki moon, “ocultó las denuncias” de los abusos sexuales que cometen “tropas de paz”, internacionales, estacionadas en la República Centroafricana.

Los descargos de Malcorra, que enumera NN sin tomar posición, son que los soldados impugnados no eran “cascos azules” (jurisdicción ONU) sino franceses (jurisdicción… ¿francesa o centroafricama?) y que “un director de operaciones en el terreno de la ONU” fue descuidado en su denuncia al identificar a las víctimas.

En su nota no sabemos siquiera quién es el descuidado director operativo. Ni qué pito toca. Tal vez “por razones de espacio”, como alega la prensa cuando optan por no publicar algo y no quieren explicitar la razón del escamoteo.

El omitido personaje es nada menos que Anders Kompass. Y me permito repetir un pasaje de la nota que escribí en enero de este año cuando “el episodio” se convirtió en un escándalo internacional que únicamente pasó inadvertido en países como Argentina con la flamante bizquera del gobierno recién instaurado o en sitios donde la info que importa suele brillar por su ausencia, aunque estemos plagados de tittentertainment:[2] “Hollande obtuvo de la ONU “el permiso” para intervenir en su patio trasero [en África, en la República Centroafricana]. Y bien: luego de dos años con las tropas francesas “pacificando” el país ─que sigue tan inseguro como antes─ Anders Kompass, oficial principal de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, recibió informes de trabajadores de campo acerca de las actuaciones de los  «defensores de derechos humanos» en la devastada República Centroafricana. Anders Kompass, sueco, con tres décadas abocado a este tipo de control itinerante y con una foja de servicios impecable, verifica la existencia de una serie de aberraciones ─sodomización de niños, sobre todo huérfanos, de 8 a 13 años a manos de las tropas francesas, es decir de la culta, occidental y democrática Francia─  y ante la inopia de meses dentro del ámbito de la ONU, efectúa la denuncia a la policía francesa.”[3]

Ante esta estremecedora denuncia de un funcionario plenipotenciario, con experiencia reconocida de 30 años de trabajo en el ámbito en el que hiciera la denuncia, la comisión presidida por Malcorra decidió hacer caso omiso de la denuncia y reconvenir al denunciante  por haberla presentado.

Y Kompass, presentó la misma denuncia  entonces ante la policía francesa, identificando víctimas. Cuando es sabido, tratándose de población pobre, negra o sin recursos, toda denuncia anónima es archivada. Pero aun concediendo que existiera un defecto en el proceder de Kompass, su descuido no justifica ni anula ni compensa el mucho más grave de la comisión presidida por Malcorra de ignorar deliberadamente los hechos. Malcorra y acólitos optaron no sólo por ignorar las atrocidades denunciadas sino que pusieron en tela de juicio el proceder de Kompass al punto de sopesar su separación o despido. Algo que se concretó bajo la forma de renuncia de Kompass.

Estos tejemanejes habían insumido prácticamente todo el año 2015. Pero esa renuncia de un funcionario del nivel del de Kompass trajo cola. Ban Ki moon decidió nombrar una comisión investigadora. Y entonces, la sorpresa: dicho panel independiente “determinó que varios funcionarios de alto rango, entre ellos Malcorra, habrían estado más preocupados en silenciar y perseguir al denunciante del escándalo, Anders Kompass, que en proteger a los niños que se encontraban en peligro o de sancionar a los abusadores.” (Polìtica argentina, 27 dic. 2015).

La ola se dio vuelta. Y sólo un funcionario con impunidad desde sus mandantes políticos, como Malcorra, pudo salir indemne. La comisión investigadora procedió a despedir a dos miembros de la comisión presidida por Malcorra, en el preciso momento en que Malcorra conseguía la tabla de salvación de la cancillería.

«La ONU raramente le pide explicaciones a sus empleados por acciones anti éticas, especialmente a quienes están en posición de poder. Y cuando lo hace no hay castigos significativos posteriormente. El sistema de rendición de cuentas de la ONU está roto. Simplemente no funciona”, había escrito Kompass en su carta de renuncia. (cit. p. Noticias urbanas, 21 jun. 2016)

En esa misma carta, Kompass reseña: “Cólera en Haití, corrupción en Kosovo, asesinatos en Ruanda, cobertura de crímenes de guerra en Darfur: en muchas ocasiones la ONU falló” (Política argentina, 21 jun 2016).

Observe el lector en qué medida esta cruda descripción nos atañe a quienes vivimos en Argentina, Brasil, Uruguay, países (junto con otros) participantes de las “misiones de paz” de la ONU, como la vergonzosa MINUSTAH en Haití.

La ONU, pese a esporádicas reacciones de Ban Ki moon, opera como otro ejército de ocupación, aprovechando países arrasados, estructurado sobre un fuerte esprit de corps del que dan “testimonio” personajes como Susana Malcorra.

 

[1]  Bs As., 22 julio 2016.

[2]  Designación del ideólogo estadounidense Zbigniew Brzezinski del tipo de televisión y “periodismo” que entiende es el más apropiado para no politizar a la población: espectáculo con tetas.

[3]   “¿Amor a la verdad o apego a la organización?”, www.rebelion.org/noticia.php?id=207871.

Publicado en Medios de incomunicación de masas, Política

Israelización del aparato militar estadounidense

Publicada el 19/02/2016 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández.

El ejército de EE.UU., su aviación, desde alguna de sus muchas bases “nenúfar” (¿un millar?) que tiene en el mundo entero, efectuó hoy un ataque sobre Sabrata, en Libia con el objetivo publicitado de asesinar a  Nuredin Chuchane, un yihadista tristemente famoso por atentados mortales que se le atribuyen en Túnez.

Sabrata està a 80 km. de Túnez y se considera que en sus inmediaciones el ISIS ha montado un campo de entrenamiento donde se hallaría Chuchane.

El ataque se supone aniquiló la vida de decenas de yihadistas aunque se estima que debe haber varios niños y mujeres alcanzados por el bombardeo y ni siquiera se aclara si éstos también serían bajas yihadistas.

Los medios de incomunicación de masas informan de estos “hechos” y aclaran que no saben si Nuredin Chuchane habría muerto bajo las bombas.

BBC Mundo (19/2/2016) llega a titular su nota “Noureddine Chouchane era el principal objetivo de los bombardeos”.

Empezamos a entender la lógica de estos comunicadores: si Chuchane era el principal objetivo, ¿por qué nada se sabe si lo asesinaron pero sí se sabe que asesinaron decenas de otros seres humanos?

Porque lo que realmente les importa es que se mate la mayor cantidad de “enemigos” y el fulano buscado es la mejor excusa.

Claro que BBC Mundo “nutre” a sus lectores con los “fundamentos” de los hechos actuales: “Libia vive un vacío político y de seguridad desde 2011, cuando un levantamiento popular derrocó a Muamar Gadafi.” (ibídem).

Aprendamos periodismo básico y comunicación ídem: la invasión de la OTAN con aviación francesa e inglesa, con freedom fighters provenientes de una enorme cantidad de países, se denomina “levantamiento popular”.

Estas “informaciones” que nos llenan el ojo con Chuchane y con “levantamientos populares”, nos escamotean el sentido atroz de las muertes de los llamados “daños colaterales”.

Es un estilo que el Ejército de Defensa [sic] de Israel emplea profusamente en sus acciones en tierras palestinas. So pretexto de matar a un “cabecilla”, digamos de Hamas, en la operación planeada al efecto mueren cuatro vecinos, dos hijos, un sobrino, el chofer, la cónyuge, su hermana… en total 14 “daños colaterales”. Y si el objetivo se alcanza, se considera “éxito completo”. El estado nacional que así actùa ya no es un estado nacional sino un gendarme mundial.

Que para matar a Chuchane se acabe con la vida de decenas, expresa una curiosa contabilidad sobre vidas humanas: se cuentan algunas; las que están del lado equivocado de la historia o de la empalizada, ni siquiera. Ésas se arrasan nomás.

 

 

 

 

Publicado en Centro / periferia, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes

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