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Mes: agosto 2025

El desprecio de la vida (que no es «la nuestra» y por tanto no es humana)

Publicada el 29/08/2025 - 29/08/2025 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Estamos viviendo, la sociedad humana en general, y particularmente lo que llamamos Occidente (Europa y las tres Américas), un momento clave, altamente relacionado con el striptease represivo de Israel (con epicentro en la Franja de Gaza, pero extendiéndose a Cisjordania, Jerusalén Oriental, Líbano, Siria, Irán e cosi via.

La masa cultural en que estamos inmersos ha adquirido una cierta temperatura y las reacciones y movimientos empiezan a parecerse, en plasticidad, en movilidad, a lo que acontece cuando la temperatura ha dado mayor plasticidad a determinados materiales.

Un video, difundido por youtube recientemente, de Denzell Washington, lo ilustra. Es un discurso no corto, concentrado en analizar una crisis de AIPAC, la herramienta del lobby judío por excelencia (aunque tal vez con mayor precisión habría que denominarlo sionista), que ha funcionado como gobierno paralelo de EE.UU. desde hace ya muchas décadas (y cuando digo paralelo es apenas una figura geométrica, porque en general ha resultado ser “el” gobierno).

Que un video, un abordaje circunstanciado como el de DW pueda circular libremente habla de cierta tolerancia mediática en el dominio institucional establecido. Pero nosotros necesitamos hablar de Gaza y lo que significa su destrucción y en todo caso, inteligir lo que AIPAC y sus recursos emplean para administrar esa destrucción.

Israel ha iniciado un proceso de hybris desencadenado con la irrupción violenta de Hamás en “su” frontera y en el cuartel israelí instalado en la FdG, así como en las incursiones para el muy problemático recurso de tomar rehenes que la resistencia palestina, desesperada, encaró llevar adelante el  7 octubre 2023 (y que en rigor no es sino el comportamiento espejo de la política de toma de rehenes que Israel emplea desde hace décadas en los territorios palestinos ocupados por Israel). En rigor, todo el operativo, incluso con muertes sumarias, no ha sido sino el muy pálido reflejo de lo que Israel lleva a cabo, con impunidad judicial y sordidez policial desde hace ya incontable tiempo (décadas).

Algo muy diferente, claro, de la versión mediática dominante.

Vamos a recapitular algunos sinsentidos e ignorancias tenazmente blandidos por quienes podríamos suponer intelectuales y por lo tanto pensantes. Veamos el testimonio, fresco, de Edward Hudgins, director  e integrante titular de The Atlas Society, un think tank estadounidense, apoyado en la ideología –objetivismo– de Ayn Rand, clave en la toma del poder cultural de EE.UU. por parte de la élite judía, desplazando a la WASP (un proceso que llevó décadas a mediados del s. xx).

Hudgins rememora hoy los afanes que Ayn Rand tuviera en 1973[1] para “ayudar” a Israel en su guerra contra Egipto (Yom Kippur).

Lo que argumenta Rand (y nos recuerda Hudgins): “Los árabes pertenecen a una de las culturas menos “desarrolladas”[2] que existen. En rigor, se trata de nómades.” Lo dice sin siquiera sonrojarse. Rand afirma su occidentalismo enceguecido: “se quejan de Israel porque es la única cabecera de playa de ciencia moderna y de civilización en su continente.” (¡sic!). Aparte del simplismo intelectual es llamativa y reveladora la alusión a la imagen militar de la “cabecera de playa”, como si supiera sin asumirlo que se trata de una conquista de índole militar..

Ejemplificando su ignorancia supina sobre lo que pontifica, Rand continúa “explicando que los inmigrantes judíos sionistas de la primera mitad del s xx a Palestina abrazaban una visión moderna y científica del mundo. Favorecían una sociedad abierta y tolerante con instituciones  democráticas.” Rand ignora o se niega a reconocer el ingreso sionista, histórico, dictatorial, a Palestina, prohibiendo a judíos palestinos (el Antiguo Yishuv) a tener ni siquiera conversaciones con árabes, y matando a un judío como Jakob de Haan, que desacata esa orden de aislamiento.

Mostrando escaso conocimiento de la realidad pero un acentuado moralismo abstracto, Hudgins nos recuerda que para Rand las diferencias entre los neocolonos sionistas y la población árabe allí asentada estaba en “la envidia”. La que sentirían, según Rand, los palestinos.

Rand los apostrofa: “En lugar de decir queremos unirnos a ese proyecto maravilloso, la mayoría de los árabes dijo: queremos destruirlos”.

Si los conceptos racistas de Rand resultan penosos, los de  Hudgins, lo son todavía más. Porque Hudgins “prosigue”, impertérrito, cinco décadas después, el discurso de Rand sobre los árabes. “Por cierto, los árabes no son salvajes, en las cinco décadas que median entre el juicio de Rand y nuestro presente, Egipto y Jordania han hecho las paces con Israel [¡lo cual mostraría que ya no son salvajes!]. Pero, nos aclara  Hudgins, el surgimiento de ISIS puede solo ser descrito como “salvaje”.

¡Y ahora tenemos redivivos a los salvajes de Rand! Y para “Hudgins: Irán es el mayor proveedor de los salvajes de Hezbollah y Hamás que amenazan a Israel en su frontera norte.

Hudgins confunde, iguala ISIS, Hezbollah, Hamás. Solo que ISIS, pequeño detalle, es un invento israelí y Hezbollah y Hamás son organizaciones de origen árabe enfrentadas con Israel (Israel ha cooperado con ISIS, curando a sus heridos y reenviándolos al combate”, pequeño detalle del amo israelí que Hudgins ni percibe).

El conocimiento de lo real no parece importarle a Hudgins; “la difusión  de los ideales de la razón iluminando mentes, individualismo y libertad será lo único que lleve el Cercano Oriente a la paz.” Con las leyes de Murphy, soluciones falsas son fáciles de aplicar a cuestiones complejas.

Si el nivel de comprensión de la realidad de estas cabezas pensantes nos preocupa y hasta nos aterra, las aplicaciones de ese mismo origen sólo aterran (y tal vez sea lo único que desean).

Israel, acusando sin pruebas a UNRWA de complicidad con Hamás, mató directa e individualmente a trabajadores de UNRWA (la organización identificó a más de 300 de sus trabajadores así asesinados), y reclamó su retiro absoluto de los territorios palestinos.

Como Israel dispone de un poder del que la ONU carece, se hizo la voluntad de Netanyahu.

Como sucedáneo y como para mostrar su atención a la provisión de alimentos y demás provisiones vitales para la subsistencia, hecha trizas con los hechos del 7 de octubre 2023 y días siguientes, Israel presentó “su” Fundación Humanitaria de Gaza.        

Que dispone de 4 puestos  para proveer a millones de seres humanos, hasta entonces atendidos por 400 puestos de entrega de UNRWA.

De inmediato se produjeron reiteradas muertes entre los palestinos hambreados al límite, que procuraban obtener algún alimento; lo de ”humanitaria” suena a escarnio, como el de los de jóvenes israelíes que creyeron ocurrente burlarse de palestinos heridos en medio de la matanza ejercida por “sus” soldados, remedando heridas en sus rostros y cuerpos, que difundieron en videos con humor macabro.

Cuatro puestos, a decenas de km de distancia entre sí con lo cual se aseguran que solo los habitantes más fuertes del territorio gazatí puedan pasar a retirar sus mendrugos (en un territorio de unos 8 km de ancho por unos 50 km de largo…). Los portones de acceso son estrechos, curiosamente en espacios abiertos y despoblados. Los accesos estrechos aseguran poner a tiro a quienes por allí pasan y a ser fotografiables por escáneres biométricos.

Israel sigue construyendo un archivo general de rostros.

El uso de seres humanos como medios o utensilios para otros humanos es una obra cumbre del judeosionismo israelí (aunque por cierto, no tienen el monopolio). Forma parte de los avances de la heteronomía en nuestro presente.

Pero tenemos que ir un paso más atrás.

Porque nuestro presente es atroz; lo que pasa en Gaza alcanza registros tal vez de la mayor brutalidad en nuestro mundo contemporáneo (y, hay que reconocer, con una fuerte competencia).

Lo que está pasando desde setiembre de 2023 no surge ex nihilo.

Veamos el papel respectivo de los distintos factores en juego, en general, muy diversos, a los que generalmente los medios de incomunicación de masas ignoran.

De 1917 a 1947. Aunque el sionismo evaluó, con racionalidad estratégica, el asentamiento sionista en África (Uganda) y América (Argentina), prevaleció el acento bíblico. El Reino Unido fue el “protector” del proyecto inicial de “Hogar Judío” a erigirse finalmente en Palestina en 1917. A la vez, sigue formándose una resistencia social palestina que va percibiendo la presencia de un poder ajeno y oculto, que va recortando la vida de los palestinos sin avisar ni cómo ni cuánto (en mí resuena la imagen del cuco que se adueña de nido ajeno y termina matando a las crías anfitrionas).[3]

La ONU fue creada en 1945 para atender la nueva geopolítica mundial, ahora desde EE.UU. La Sociedad de Naciones (SdN, 1920-1946), había procurado regir destinos internacionales (relación centros imperiales-colonias) con eje en la influencia del British Empìre.  El desenlace de la 2GM será clave para el surgimiento de la ONU.

Hubo grandes movimientos migratorios, muchos forzosos y violentos, como  los desplazamientos a que se vieron obligados los alemanes a partir de 1945, de territorios donde habían vivido desde larga data (alemanes del Volga, abandono de tierras checas o checoesalovacas entre otros), la huida de judíos de regímenes hostiles, como el zarismo en el siglo xix y el nazismo en el xx. Estos últimos asentaron en EE.UU, a la mayor cantidad de judíos. Que iniciaron una puja con la élite WASP a la que irán desplazando. En la década del ’30, y más aún en la del ’40 la élite judía es ya dominante en EE.UU.

Uno de sus recursos básicos para asentar ese domino será alegar el sentirse desplazados  y discriminados; Hollywood, que en la década del ’30 estaba compuesta por una red empresaria gigantesca (de las 7 Major, 6 eran de propiedad judía), generará películas denunciando la discriminación que sufrirían los judíos (algo que efectivamente había pasado, pero ya no era sino residual cuando Hollywood se convirtió en el referente cultural de EE.UU.).

En 1942, el Congreso Sionista Mundial[4] reunido en Nueva York decide, por sí y ante sí, cambiar de padrino político; desprenderse del auspicio y protección del Imperio Británico que entiende exhausto, agotado, y adoptar como tal a EE.UU., que juzga fresco, vigoroso (y cuenta además con la mayor colonia nacional judía del mundo entero).

¿No le llama la atención al lector que sea el ahijado el que decida designar a su padrino? Era apenas uno de los indicios de quiénes iban a gobernar EE.UU.

Israel y sus servicios secretos iban a ser cada vez más decisivos en la conducta política de EE.UU. (coexistiendo durante un período su influencia con la de la menguante élite WASP).

Hoy ya hay muchos indicios y datos que muestran la importancia decisiva de, por ejemplo, los servicios secretos israelíes en los asesinatos de los Kennedy. Y una buena cantidad de analistas considera clave el papel de Israel en los acontecimientos del 11 de setiembre de 2001.

  • Los grupos sionistas forjadores del Estado de Israel, se valen del terrorismo puro y duro para obtener sus objetivos. Estamos a fines de la 2GM con su inenarrable violencia y enorme cantidad, millonaria, de víctimas. Las vicisitudes y persecuciones sufridas por los judíos durante la 2GM podrían haber constituido un legítimo motivo de una violencia-de-respuesta de victimados judíos. Pero más allá de las apariencias, la historia real es bien distinta: porque el sionismo inicia su práctica política violenta antes, mucho antes, que el nazismo iniciara la suya.
  • Cuando el nazismo inicia una política de represión física, violenta y mortal  contra los judíos (en 1938 en respuesta a un atentado mortal de un joven judío a un jerarca nazi), con la Noche de los Cristales Rotos, hace décadas que distintas formaciones sionistas ejercían violencia, a menudo mortal contra sus refractarios, incluyendo judíos, como de Haan, asesinado en 1906. O en 1933,  el “ajusticiamiento” de Chaim Arlosoroff, uno de los gestores del proyecto de intercambio comercial  Ha’avara (entre nazis y sionistas). Pero además, sionistas de los autodesignados “revisionistas” asesinan a lord Moyne, en 1940, diplomático británico en Egipto, castigando así la política británica de frenar un tanto el flujo sionista a la crecientemente convulsionada Palestina (un año antes, apenas, la alianza británico-sionista había ahogado en sangre una rebelión de la población palestina mediante la matanza de varios miles de palestinos, y tras la carnicería, el colonialismo británico procuraba “aquietar las aguas”. La ”huelga revolucionaria” (1936-1939) había sido un intento de la población palestina de acabar con la creciente intromisión y dominio sionista en Palestina.
  • La fuerza del sionismo, ya convertido en árbitro y juez dentro de la nueva configuración internacional matrizada con la ONU, se verifica con dos atentados a cargo de sionistas (radicales, siempre orquestados con los moderados, alcanzando juntos sus objetivos): a) atentado con explosivos alojados dentro del gran Hotel David, de Jerusalén en 1946,[5] dejando un tendal de cien muertos (de todo tipo) y b) asesinato de Folke Bernadotte, el primer mediador designado por la mismísima ONU, quien procuró ser ecuánime  precisamente en el diferendo palestino-israelí, ecuanimidad que no toleraron los sionistas que iban, como hoy, a todo (para sí) y nada (para Palestina y los palestinos).
  • El dominio psicopolítico de que disponía el sionismo organizado fue tal que la ONU ni chistó frente a semejante atropello a las funciones “sagradas” y de estreno de la novísima ONU.
  • Si el sionismo organizado y su criatura, Israel, ya podían dictar las condiciones, sólo nos resta concluir que el poder de lobby judeosionista  era ya entonces insoslayable y omnímodo.
  • El que le permitirá, Guerra de los 6 Días mediante, apropiarse de otra fuerte tajada palestina (reduciendo la mitad inicial a la cuarta parte).
  • Ni las intifadas de 1987 y 2000 lograrán alterar el progreso constante del proyecto sionista pese a la mucha sangre (palestina) derramada: sólo se verifica la energía indómita palestina, su extraordinaria capacidad de sacrificio.
  • 2006 será año clave. Los palestinos cuestionaban la democraticidad, y por lo tanto la representatividad de la Autoridad Nacional Palestina y sus dirigentes. Yaser Arafat acaba de morir, y surgen dudas sobre la causa de su muerte. Más que legítimas, dada la enorme cantidad de muertos accidentales, suicidados o matados entre los refractarios al poder israelosionista).
  • Con Arafat desaparece el último histórico luchador por la independencia palestina.
  • Se hicieron elecciones generales palestinas con supervisión de instancias internacionales confiables, James Carter al frente. Y el resultado fue sugestivo: escasísimo apoyo al estado confesional y discriminador israelí, poco apoyo a la ANP y todas sus “negociaciones” con el estado sionista, y victoria electoral, aunque ajustada, para Hamás, Como evaluara Rashid Khalidi, la población palestina estaba cansada de los manejos burocráticos, corruptos, de la ANP.
  • Mostrando las cartas del poder, nada democrático por cierto, Israel puso fuera de la ley a los elegidos de Hamás que fueron detenidos y encarcelados, al menos en Cisjordania. En Gaza, Hamás logró hacerse fuerte, resistir el golpe de estado y la ANP debió iniciar su propio “exilio”.
  • El carácter del asentamiento sionista en Palestina y de su poder cada vez incontrastable,  se irá expandiendo. Muy poco después de las elecciones de 2006, tras una escaramuza, con muertos de ambos lados, entre guerrilleros palestinos y soldados israelíes, Gilad Shalit fue aprisionado (se lo mantuvo prisionero hasta su intercambio por mil palestinos presos, en 2011). Israel procuró ubicar a Shalit en varios procedimientos y allanamientos. Y expresó el valor que asignaba a la vida de los palestinos: durante el primer mes o mes y medio de “búsqueda”, fueron ultimados  unos doscientos palestinos, una parte menores (porque se trataba de allanamientos de hogares).
  • Israel dispuso un cerco total sobre la franja, impidiendo la llegada de alimentos o materiales ajenos a Israel. Ese cerco se inicia controlando la cantidad ceñida de calorías por habitante, se irá acentuando siguiendo la técnica del torniquete: cada vez menos agua, menos alimentos (fruta será lo primero que desaparece), menos medicamentos, menos bienes de la vida doméstica, menos papel, menos ropas, menos conexiones-e). Se impedirá manu militari toda provisión desde las Flotillas solidarias internacionales, desde el único acceso no israelí (egipcio). Mediante fuego intimidatorio se impedírá la pesca en barcos (un recurso gazatí tradicional), también bajo fuego se impedírá el uso de tierras de cultivo “por razones de seguridad”. Y finalmente, se irá amenguando la entrada de camiones a la Franja (grosso modo, se estimaba unos 400 diarios para una población cercana a 2 millones de seres humanos, adultos y niños).
  • En 2019, y todavía en 2020, los palestinos, cada vez más aislados, regulados, debilitados, formarán las Marchas por la Tierra; gigantescas manifestaciones cada viernes de gazatíes desesperados ante la frontera reclamando solo una cosa: tierra. El sitio implantado desde 2006 los estaba dejando sin “aire”.
  • No llevan palos ni piedras: sólo gritan por la tierra.
  • Israel responde dedicándose únicamente a balearlos con comodidad. Hileras de francotiradores acomodados en taludes al efecto, eligen los blancos: los ijares de los manifestantes: empiezan a morir con imprevista frecuencia, desangrados.
  • Los mandos militares no contaban tal vez con tantos muertos: cambian de blanco: a los tobillos. Menos muertos y más lisiados. Les parece brillante.
  • La represión contribuye así a aumentar la carga social de tales lesiones en una sociedad ya tan  castigada con privaciones y enfermedades y daños emergentes.
  • Danila Zizi, directora de Handicap International, afirma que la cantidad de discapacitados en la Franja de Gaza alcanza la escalofriante cifra de 440000 habitantes (datos recientes, 2024), estimado un 21% de la población total.[6] Estimo que no debe haber ningún otra sociedad igual.[7]
  • Cuando sobreviene la irrupción violenta del 7 de octubre, ¿estábamos en cielo sereno? como pretende el sionismo con su teoría de la puñalada trapera de Hamás?
  • Palestina, cada vez más asfixiada por la técnica constrictor de Israel. La Franja de Gaza había logrado algunas provisiones mínimas con un costo altísimo mediante túneles de km de longitud que habían molestado sobremanera a Israel, porque desconocían sus recorridos. Como contendiente con un poder desigual y aplastante, no podían aceptar ni soportar que el debilísimo adversario/enemigo contara con algún elemento que ellos no  controlaban.[8]
  • Luego de todas las sangrías que levantamientos generalizados, huelgas, rebeldía ante tantos atropellos, defensa desesperada de cultivos, de hogares ante desalojos en la noche, sin aviso, deteniendo y maltratando a adultos y niños, de inmolaciones procurando un suicida llevarse consigo un torturador o un enemigo público de la sociedad palestina; la política de torniquete va asfixiando a lo que queda de la sociedad  palestina, bombardeadas sus viviendas, sus hospitales, sus mezquitas, sus universidades, sus usinas (de producción o servicios); erradicando sus cultivos, sus talleres, las crías de animales domésticos como fuente nutricional, el operativo de copamiento del 7 de octubre de 2023 fue un bofetón a la pretensión de aplastamiento generalizado. (No incursiono en la disputa si fue una acción pura sorpresa para Israel o fue una operación “ayudada” por algunos sectores de la seguridad israelí para habilitar la respuesta del “ofendido”, del atacado-a-traición): una u otra no cambian el estado de situación estructural.
  • El establishment israelí acostumbrado a una cuasi absoluta impunidad en sus atropellos cotidianos contra una población aherrojada, inerme, despojada, no pudo soportar la caída intempestiva de sus poderes, tratada la sociedad israelí, por un momento, como vulnerable.
  • Pero tras el 7 de octubre de 2023, han practicado el derribo de viviendas, universidades, escuelas, mezquitas, hospitales, carreteras.
  • Los médicos informan con desazón cómo llegan infantes palestinos baleados: un día, todos o casi todos ellos con balazos a menudo mortales en sus cabecitas; otro día llegan niños todos o casi todos  baleados en sus pechos, otro día llegan con ijares baleados, como si los soldados eligieran las partes del cuerpo a ser baleadas, al parecer como si fuera en competencia entre tiradores.
  • Israel Shahak y Norton Mezvinski, judíos ellos mismos, han tenido el coraje cívico de mostrar la ideología extremista judía, para la que todo  cuerpo goy no vale ni una uña del dedo más chico de un judío.
  • Semejante equivalencia,  mejor dicho inequivalencia, no augura nada bueno en un conflicto como el que existe entre los intrusos recién llegados sionistas (último siglo) y una población asentada milenariamente en el territorio judío bíblico.
  • Como con todas las colonizaciones,  el recién llegado cree valer mucho más que los que allí habitan. Que no se los estima ni por el valor de una uña del meñique.
  • Como pasó con los ingleses en la India, en la tierra de los zulúes, en la de indios norteamericanos. El racismo constituye la columna vertebral de esa política.
  • Palestina está escribiendo su historia. La historia de su tenacidad y su aferrarse a la vida. Con los niños y niñas y sus sonrisas.
  • Con la sensibilidad de un Mahmud Darwish, de  Ahed Tamimi, de Ahmad Jacob, su mujer y sus tres hijos pequeños, de Yahya Sinwar y su genio militar, de Ismail Haniyeh, y su admirable serenidad y de todos los miles, millones de palestinos que han defendido su soberanía, su tierra y su gente, su historia, y de los otros, imprescindibles, como Rachel Corrie.
  • Los que no parecen escribir historia alguna son los referentes y representantes democráticos y respetuosos de los derechos institucionalizados… ¿derechos de quién? □

[1]  Ayn Rand de origen rusojudío, nació en 1907, emigró a EE.UU. en 1926 y murió en 1982.

[2]  El atributo que Rand niega a “los árabes” revela su fuerte ideologismo: invoca desarrollismo, hiperconservador, tributario del American Way of Life.

[3] Palestina estaba poblada por una abrumadora mayoría árabe, musulmana. Había también una minoría árabe cristiana. Y una pequeñísima minoría de pocos miles de judíos hablantes de árabe, como cristianos y musulmanes. Se podría decir, redondeando, que había un millón de árabes musulmanes, unos cien mil cristianos y unos diez mil judíos. y su lingua franca, árabe.

El sionismo es otra cosa. Es un movimiento de asentamiento de judíos provenientes del Oriente europeo. Que no hablan hebreo sino yiddish. Y que fundan un Nuevo Yishuv, negándose de plano a la lengua árabe (que apenas aprenderán como “arma de guerra”, que irán librando contra los natives).

[4] Una red que empezó a fines del s xix, constituyéndose en una suerte de internacional judía, pero sionista, con reuniones intercontinentales aproximadamente bienales.

[5]  El mismo método que diversos analistas han entrevisto en la AMIA, de Buenos Aires (1994), y sin duda alguna, en la Embajada de Israel, asimismo en Buenos Aires, 1992.

[6]  Iñaki Urdanibia, https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2024/10/11/palestina-la-estrategia-colonialista-de-mutilacion-de-los-cuerpos/.

[7]   En 2019 el Campeonato Mundial de  Natación Paraolímpica iba a tener como país anfitrión a Malasia. Los anfitriones avisaron que no iban a aceptar la participación de Israel puesto que ese país se dedicaba a producir lesiones como política de castigo. De inmediato  el Comité Mundial Paraolímpico le retiró a Malasia su condición de anfitrión, eso sí, sin comentario acerca de la “producción sistemática” de lesionados en Palestina (no en Israel, ciertamente).

[8] En la llamada Guerra de Vietnam (comienzos de los ’60 hasta 1975), los vietnamitas fueron construyendo una red de túneles que les permitió resistir la invasión: era una población mucho más numerosa, unos 40 millones y se estima que los militares estadounidenses lograron arrancarle la vida al 5% de la población. El ejército de EE.UU. “cosechó” 58 mil muertos. La relación 35 vietnamitas matados por cada soldado yanqui muerto, resultó muy gravosa, psíquicamente, para la sociedad estadounidense.

Publicado en Palestinos / israelíes, Poder mundializado

La población humana del planeta: ¿1000 o 1500 millones u 8000 millones?

Publicada el 19/08/2025 - 19/08/2025 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Fritz Haber, alemán, judío (1868-1934) fue un químico laureado con el Nobel en 1918 por sus hallazgos para la obtención de nitrógeno aislado (1909), lo que fue la puerta de acceso para su uso como nutriente de las plantas (de cultivo, crecientemente exigidas por el aumento del consumo y el de población).

Otra investigación que Haber llevó adelante fue la formación de gases tóxicos, inicialmente basados en cloro, con fines militares. Haber convirtió aquella investigación en victoria militar  cuando en 1915  –la 1GM ya totalmente desatada–provocó numerosas muertes en los contendientes (franceses, canadienses y argelinos), en Bélgica casi en la frontera con Francia.[1]

Frederick Soddy, inglés (1877-1956) fue un químico laureado con el Nobel en 1921, por sus investigaciones en radiactividad.

El uso de gases tóxicos como armas mortales en la 1GM le produjo a Soddy tales problemas de conciencia con su propia formación profesional que lo llevó a abandonar la química y reenfocar sus investigaciones en un área del conocimiento francamente distinta: la economía.

Lo cual lo dejó en varias líneas de “fuego”, por cuanto los economistas se sintieron muy desafiados por sus osados planteos y procuraron remitirlo a la química. El choque con “la gremial”, celosa de su quintita, no le permitió  desplegar su formidable frescura y originalidad, pero así y todo, adelantó conceptos vinculados con la ecología, la termodinámica, la entropía, que no empezarán a transitarse en la economía académica  sino décadas después.

La estrechez de miras es una constante de los colegiados profesionales dedicados a cultivar una disciplina; a menudo hay que romper esos cercos desde afuera; es lo que vemos hoy con la salud, su crisis y la medicina (y su propia crisis).

Su crítica a la economía de la época fue cáustica y terminante: “Estamos gastando y acabando en décadas, en un par de siglos a lo sumo, lo que al planeta le llevó millones de años acumular en depósitos de carbón, petróleo y gas”; vivimos una dispendiosidad energética sin precedentes en la sociedad humana.”

Le tocó también ser contemporáneo con el despegue progresivo de las finanzas respecto de la economía y se aferró a entender el mundo material en términos económicos, de existencias, sospechando que las finanzas no podían ser sino un instrumental de apoyo, resistiendo su creciente protagonismo. Soddy consideraba que las finanzas no podían constituir el fundamento de economía alguna; a lo más, simbolizaban, transferían poderes y bienes del mundo real y material a un orden de intelección, necesariamente más, mucho más, simbólico, problemático y engañoso.

Su rechazo, mejor dicho su desconfianza hacia el “mundo financiero” le significó una suerte de exilio o autoexilio entre los economistas de su época.

Las instituciones dominantes le han concedido a Fritz Haber las mejores críticas y las más fuertes objeciones. En  rigor, por cuerdas bastante separadas: crítica a sus gases venenosos; los mejores plácemes a sus descubrimientos aislando nitrógeno: el puntapié inicial para los fertilizantes sintéticos de uso generalizable en la agricultura.

Hasta entonces, era sobre todo la agricultura orgánica, reforzada por los ciclos vitales que convierten en abono las  deyecciones animales (incluidas obviamente las humanas) lo que conocíamos para la agricultura.

Había un fertilizante extraordinario por el cual se cruzaba los mares para obtenerlo: el guano, el sedimento de deyecciones e incluso huevos malogrados y restos de aves que, por ejemplo, se había ido acumulando, durante tiempo inmemorial en el archipiélago de las Galápagos (y en otras islas o islotes con rica población avícola).

Pero el uso creciente del guano fue haciendo desaparecer sus depósitos y la agricultura a gran escala, empezó a estar en peligro.

Siguiendo una vez más la línea del progreso y el hallazgo de Haber; aislar el nitrógeno para su aplicación directa a la agricultura (por cuanto es uno de los fertilizantes básicos del reino vegetal)  se encaró la fertilización química del suelo, abriendo el camino a  la “revolución verde”, con epicentro en EE.UU., a la sazón “la” principal sociedad nacional del planeta, la que marcaba el ritmo de los desarrollos tecnológicos principales.

La opción de la agricultura orgánica, circularizando los ingredientes y componentes de nuestros alimentos, fue desechada por… trabajosa.

Si ahora ponemos unas gotas de nitrógeno, de fósforo, de potasio y ¡abracadabra!: tenemos  inaugurado el cuerno de la abundancia!

¡Las aprensiones de un Soddy abandonadas en el basurero de la historia “gracias” al ingreso triunfal a la era dorada del tecnooptimismo!

Tras la llamada “Revolución Verde” y su invitación inicial a la abundancia que creíamos sin trabajo y, sobre todo, sin secuelas, hemos ido, lentamente empezando a advertir cada vez más, señales de que “algo anda mal”, algo anduvo mal, algún camino erramos… aunque el tecnooptimismo, ya sea marxista o tecnócrata-corporativo, nos dirá: ¡no importa; es gracias a los errores que avanzamos!

La presencia de residuos antes inimaginables empezó su sigilosa pero infatigable expansión por nuestros ríos, bosques, mares, pero también en nuestros cuerpos. La tierra, el aire, todo tomado. Se multiplicaron los sitios repositorios finales y todavía más los transitorios. Y todo fue quedando… en todas partes. Los océanos se han convertido en basureros. Y los ancestrales habitantes del mar en sus involuntarios anfitriones (siempre mal llamados huéspedes).

Incluso, ante tan desolador como inesperado panorama, el tecnooptimismo no ha cedido: los humanos estamos para aprender de nuestros errores y superarnos. Siempre.

¿Siempre?  Tal vez sí, la sociedad hipercapitalista, hiperconsumista, egocentrada, egoísta, progresivamente estéril, pueda conocer el Santo Grial. Concedamos el beneficio de la duda. Pero la historia de diversas sociedades humanas fenecidas  nos dice otra cosa.

Como la maya,  la rapanui, la egipcia  o la asiria. No parecen haberse salido con la suya. Para ni mencionar todas las sociedades destruidas por humanos ajenos a esa sociedad y que, llegados como extraños, han arrasado a “los naturales”.[2]

Como está pasando hoy, año 2025 D.C., con los judeosionistas arrasando a Palestina y a los palestinos (o lo que va quedando de ellos y sus tierras, con la devastación iniciada  –al comienzo “suavemente·”–  hace aproximadamente un siglo).

Haber y Soddy expresan dos actitudes diametralmente opuestas en la relación con la ciencia y la  técnica, tan íntimamente unidas entre sí.

Soddy me resulta casi atávico; sed por conocimientos ancestrales, enorme respeto a la vida, tanto que cuando su profesión sirve para construir un agente masivo de muerte, rompe con su profesión, una profesión que le había dado no sólo sentido a su vida, había expandido su conocimiento y hasta  –hecho excepcional– le había dado éxito, fama, reconocimiento.

Haber, en cambio, parece encarnar, la confianza absoluta en el poder, en el desarrollo científico, para la paz o para la guerra. Desentendiéndose de cualquier costo, incluso  trágico: su misma novia se inmola contra el invento de Haber que permite matar masivamente. Ni siquiera el amor, tan directo, desvió a Haber de su versión, de su poder, de su fama.[3]

El poder, los diversos escaños del poder, usan los dos aportes de Haber: Alemania usará el gas de cloro como arma de guerra. Y post mortem  otra potencia, ahora única (o casi), EE.UU., construirá los fertilizantes sintéticos, dejando a un lado la idea de los ciclos naturales y los eternos retornos, característicos de la agricultura orgánica. Aunque para hacer efectiva la producción agropecuaria con fertilizantes químicos hubo que incorporar cada vez más biocidas para evitar el aumento de plagas (de ácaros, gusanos, insectos, proliferación de microorganismos). La Revolución Verde se estableció para mayor gloria de las empresas entonces agroindustriales y poco después de bioingeniería, con la irrupción de los alimentos transgénicos.

  A la luz de la crisis alimentaria y sanitaria que está corriendo por nuestros campos y ríos y por nuestros cuerpos y venas, entiendo cada vez más perentorio preguntarnos adónde vamos.

Porque cuando la humanidad con sus desarrollos científicos y culturales había logrado afirmar la salud, arrinconar la enfermedad, en las últimas décadas, nos vemos enfrentando  enfermedades de origen ambiental como nunca antes.

Porque la fertilidad humana enfrenta una crisis como nunca antes (y en este “paquete” tenemos que reseñar lo que entendemos también una crisis de la sexualidad).

Porque las crisis psíquicas entre nosotros los humanos, parecen alterarnos como nunca antes.

Si las empresas transnacionales de la alimentación nos otorgan alimentos patógenos o insanos, si la medicina y su hermana gemela la industria farmacéutica son iatrogénicas  (en sospechosa correspondencia con dividendos nunca tan altos para esa rama de la industria), si la obesidad es la enfermedad de nuestro tiempo, y si las sociedades de nuestro presente, y fundamentalmente las de los países enriquecidos, toleran con llamativa indolencia un genocidio a cielo abierto, con los mass media informando las 24 horas para que todos podamos registrar el horror, la indiferencia, la impotencia  –que cada quien elija el casillero en que se encuentra– eso significa, significará que muy pronto no nos podremos tolerar a nosotros mismos.

Las preguntas se agolpan:

¿Hicimos bien pasando en los albores de la hipermodernidad de unos 1500 millones de habitantes planetarios a 8000 millones en siglo y medio basándonos en un tecnooptismismo sin límites o sin siquiera tener en cuenta en que ciclo nos hallábamos?

¿Hicimos bien tolerando el trasiego de buena parte de nuestro equipamiento habitacional a una plastificación generalizada que la rama petroquímica erigió con fruición, primero en nuestros hogares e inmediatamente después tirándolos a suelos y mares  (y al bolsillo las pingües ganancias) donde reposan como micropartículas plásticas arruinando los fondos  marinos, y también alojándose en los órganos digestivos y vitales de tantos animales, incluidos nosotros mismos, que siempre hemos estado afanándonos por separarnos de “la naturaleza”?

Dije mal “la petroquímica”: fueron los industriales plásticos, petroquímicos, con nombre, apellido y lucro, los que nos arrinconaron, colmándonos con sus nuevos servicios. Recuerdo, como periodista, enfrentar a fabricantes de envases contaminantes, que eludían el tema con impecable mala conciencia o apostaban a buenas medidas médicas  para subsanar (lo insubsanable). Las placentas, incluidas las humanas de quienes aún optan por la maternidad, ya tienen micropartículas plásticas.

No sabemos, y no tienen porque ser todas cancerígenas, pero sí sabemos que los cánceres son alteraciones de nuestras corporalidades, ¿por qué no tendría semejante acopio en nuestros organismos que generar cancerizaciones?

Sabemos que las afecciones, a la piel, a los intestinos, a los nervios, se multiplican en nuestras sociedades actuales; ¿cómo no vamos a creer que tiene que ver con las más recientes transformaciones que procesamos a través de una modernización galopante, sesgada y patógena?

Hay ya una profusa cantidad de investigaciones que nos ponen alerta. Aunque, lleguen casi siempre un poco tarde.

Los que con ligereza o deshonestidad intelectual, suelen hablar de “la guerra  en Gaza”, plantearán de inmediato la opción genocida al escuchar hablar de 1000 o 1500 millones en lugar de 8000 millones. Y van a ponderar el genocidio, prestos a denunciarlo, como de 6500 o 7000 millones. Porque hay precisamente privilegiados actuales que postulan reducir la sobrecarga de población humana actual a dimensiones “ideales” (demógrafos al estilo Giovanni Sartori).

Nada más alejado de mi abordaje. Que discurre por la epistemología, la  historia. Y no a operar demográficamente con nuestro presente. Porque la política de los neoneomalthusianos hoy procura “salvar” a los privilegiados de siempre, matando       –según sus cálculos– a los que “sobran”.

Como congénere, no acepto ninguna opción genocida. Atiendo al decrecimientismo. Y nuestra interrogante es: ¿seguiremos el trillo en una noria planetaria o tendremos el coraje cívico, ético, intelectual, de decir basta (aunque ya no sepamos si es “a tiempo”)? □ 


[1]  Como para complejizarlo todo, Haber estaba en pareja con otra profesional, la primera doctora en química en Alemania, que combatía toda la investigación y producción de gases venenosos con fines militares. Y el conflicto fue tal con su cónyuge que cuando Fritz pone en marcha su ataque con gases en lo  que hoy se denomina batalla de Ypres, su esposa, Clara Immerwhar, en protesta, se suicida.

[2]   Podría ser el caso del Egipto faraónico, ocupado y satelizado por Roma, en expansión.

[3]   Podríamos decir que Fritz Haber era un apasionado en su sentido etimológico: pasivamente relacionado con su invento, su profesión, su fama, su ego. En rigor, y a diferencia de Soddy, no habría sido dueño de sus actos, sino su esclavo. ¿Un preanuncio de las relaciones de poder que la modernidad establece con los titulares de su progreso?

Publicado en Agronecrófilos, Ciencia, ecología, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Sociedad e ideología

La gravedad del momento actual

Publicada el 07/08/2025 - 08/08/2025 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

De un tiempo a esta parte las relaciones políticas en general, en el mundo entero, han entrado en un cono de sombra si reparamos en los riesgos de violencia, en dureza de tratamientos, en geopolíticas de poder.

No es nada nuevo. Ha existido siempre, pero se han ido acentuando, presentando como hoy las experimentamos, al punto tal que comparar estas relaciones actuales con las de las décadas del ’60 del siglo pasado, por ejemplo, y hasta con las de la primera década de este siglo, cuando ya se había decretado que ante “el terrorismo internacional”  cabía esperar casi cualquier cosa (todavía ni sabíamos la naturaleza del invocado terrorismo y menos aún su origen como organizaciones de bandera falsa, como DAESH  o ISIS).[1] En resumen, estamos pasando por una coyuntura inusualmente grave, casi sin precedentes desde la última conflagración mundial o mundializada (1939-1945).

Esa coyuntura se procesa entre factores físicos,  materiales  a tener en cuenta, por ejemplo, el desgaste planetario  con veranos cada vez más intensos, tormentas más frecuentes ocasionadas por la elevación de la temperatura de los mares (y la consiguiente elevación de sus niveles), inundaciones (que siempre hubo pero ahora también más frecuentes y/o intensas), incendios, maremotos, que expresan las alteraciones de Gaia que entendemos  tienen su origen en la acción humana que  poco a poco ha ido incidiendo cada vez más decisivamente en la (única) biosfera que habitamos. La observación del Nobel de Química Frederick Soddy,[2] hace un siglo, es más pertinente que nunca: ‘la humanidad [o los ricos de entre ella] están  gastando en décadas, a lo sumo un par de siglos, lo que la Tierra acumuló  mediante sucesivas extinciones masivas (bosques, dinosaurios), como energía potencial, durante millones de años.’

Pero si lo natural es tan maltratado por nuestra sociedad contemporánea, ¿qué decir del tratamiento político en su sentido más estrecho, en el orden de las decisiones humanas, que atañen nuestra convivencia?

La  “guerra global contra el terrorismo” es una de tales decisiones. Asumida por los estados, mejor dicho por los estratos influyentes en dichas constelaciones nacionales, que se sienten protagonistas de su propio destino, y sobre todo del ajeno. Es una política que devino protagónica con el nuevo siglo, disparada con un equívoco acontecimiento: derrumbe al parecer por implosión de las torres gemelas del WTC  en Nueva York que  –al revés de los cinco ácidos fuertes que todos saben que son cuatro; el nítrico, el clorhídrico y el sulfúrico– son tres.[3]

De allí en adelante, al parecer, el peso de los servicios secretos (cuyo origen nacional se pierde en penumbras, puesto que se trata de servicios ocultos a la luz de la política) pasa a ser decisivo. Y  la nebulosa que mediáticamente nos impide ver, permite en sociedades tan surcadas de tantos canales informáticos, que podamos igualmente entrever huellas y líneas maestras.

Por ejemplo, ya sabemos qué postula  “el orden internacional basado en reglas” que tanto invoca Donald Trump como invocaba Joe Biden y otros personeros  y “representantes” del llamado Primer Mundo; de Inglaterra, Francia, Alemania, Israel.

Esas reglas configuran nuestra modernidad. Las reglas son clarísimas, como las ilustró el senador israelo-estadounidense  Sydney Graham,[4] invocando las presuntas regulaciones del “orden internacional liberal”. Pero esas invocaciones, como desnuda Graham,  son válidas exclusivamente para  liberales, enriquecidos, genocidas instalados desde la comodidad.

Siempre es igual, sigue siendo igual. Cuando el muy constitucional gobierno argentino del presidente Bartolomé Mitre, a fines del siglo xix,  y la montonera acaudillada por Felipe Varela, inician tratativas de paz, en la Mesopotamia argentina, los caudillos bárbaros proceden a iniciar el intercambio de prisioneros y los representantes de la civilidad democrática miran sorprendidos. ¿Canje?  No tenían  prisioneros. El gobierno de Buenos Aires había matado a todos los sublevados aprisionados. La lucha era, como sostenía un doctor de la ciudad entre civilización y barbarie. Pero, ¿quiénes eran los bárbaros?

¿Y cuando los hereros en el sur africano reaccionan ante la invasión alemana, a comienzos del s xx desistiendo de acatar las órdenes de los recién llegados? El ejército teutón los mata a todos, hombres, mujeres, niños, cumplimentando así lo que los historiadores denominan “el primer genocidio del siglo XX”.

El civilizador rey belga, Leopoldo II, con fama de filántropo dentro de Europa  y de luchador contra los traficantes de esclavos, lleva a cabo su “tarea civilizadora” en África a fines del s xix y hasta avanzado el s xx.  No lo mueve “ningún egoísmo”,[5]   confiesa, y por lo tanto la estimación de asesinados en la población congoleña, en millones (¿5, 10, 20?),  habría que atribuirlo a codicia, abuso, desprecio. Y algo más. Porque los correctivos del rey Leopoldo  no empezaban con la muerte del desdichado invadido, sino a través de un régimen acumulativo de “faltas” para quienes no cubrían las cotas de producción exigidas por los recién llegados; mutilación de una mano  por vez, de un pie. Había quienes se quedaban primero con una mutilación. Pero la “falta de rendimiento” seguramente se agudizaba, y las “faltas” atraían nuevas mutilaciones  y los empresarios/conquistadores/policías/catequistas podían seguir su tarea “civilizadora”. A los europeos, entonces, no los movía egoísmo alguno.  ¿Codicia, abuso, desprecio? Tanto empeño civilizatorio es propiamente, terror.

Se va viendo el inaudito precio de la expansión capitalista y empresaria. Un precio que recayó con más saña sobre originarios, sobre “marrones” y “negros”. Entremezclando la búsqueda de ganancias con nociones de belleza (racista).

El primer emprendimiento independentista del sur y centro americano fue en Haití. Toussaint Louverture, su primer presidente, fue capturado por el poder colonial y murió en prisión en Francia, en 1803. Sus pasos será seguidos por Héctor Miranda, Simón Bolívar, José Artigas, José de San Martín, Bernardo O’Higgins. El poder colonial en Haití no era monárquico;  fueron los generales bonapartistas  quienes no perdonaron la rebelión. El Tío Sam después, tampoco.

 “Derrotar el mal.” Otra de las consignas que constituye un norte político y moral de las élites empeñadas en rehacer el mundo a su imagen, por más que postulen el más abarcativo universalismo: sustituir la política por la moral no nos acerca el inexistente cielo sino al infierno. En  particular, acerca al infierno a las sociedades colonizadas.

Gaza y toda Palestina  pertenecen a una de las últimas “adquisiciones“ blancas que caracterizaron al colonialismo e imperialismo moderno. ONU iba a ser el nuevo ministerio de colonias, pero con un cambio sustantivo respecto del colonialismo hasta entonces oficial o aceptado. Las colonias no iban a “lucir” las banderas de las metrópolis que se adueñaban de ellas; iban a lucir sus propias banderas; la “prueba” de que eran independientes.                                    

El presente nos otorga un ejemplo “en vivo y en directo” de los planes de los poderosos, que por los desarrollos técnicos, computacionales y mediáticos, podemos observar, percibir a través de  celulares y pantallas, en nuestros corazones. Atrocidades que han caracterizado a la humanidad en tantos y tantos episodios (aunque sepamos que existen muchísimos otros en que no se presentan dichas atrocidades). En la Franja de Gaza, una población dominante, con mayores y mejores recursos que la allí asentada, fue aplicando una política de torniquete a la sociedad local. Desde hace décadas, muchas décadas.

Un escalón decisivo en la “bajada a los infiernos” sobrevino en 2006 cuando los gazatíes votaron mal. Como diría un eurooccidental cabal: ‘les enseñamos cómo es la democracia, les pusimos una opción política para que elijan representantes democráticos y terminan votando por una organización política que no nos acepta ni reconoce: ¡no aprendieron nada! Tuvimos que anularles la votación y encarcelar a tantos candidatos elegidos como pudimos.

El corolario de las elecciones limpias de 2006, no fue para quienes diseñaron y continúan el proyecto sionista, aceptar el resultado electoral de la voluntad mayoritaria, sino aprender a no hacer votaciones cuando uno no está totalmente seguro el resultado: una forma elegante de preservar la instancia democrática.

Al rechazar Israel el rechazo gazatí a la ocupación votando a Hamás, la cúpula sionista dispuso del destino de Gaza por otra vía: la franja fue sitiada por completo (obteniendo el permiso del maltrecho pero dictatorial  Egipto para encerrar el único borde del territorio que no linda con Israel).

Para completar el encierro  inutilizaron el puerto y derribaron las instalaciones del aeropuerto y generaron así un bolsón conectado con “el resto del mundo” únicamente por los pasos israelíes: se saboteó la tierra de cultivo por diversos métodos; poniendo bajo fuego tierras consideradas peligrosas para la seguridad de Israel (cerca o no tan cerca de la frontera) y contaminando otras, echando detritus desde territorio israelí aprovechando la bajada del terreno hacia el mar; se cortaron todos los suministros liquidando así gradualmente toda producción artesanal o industrial que se generaba en la Franja.

Respecto de una fuente nutricia tradicional de los habitantes de la Franja,  la pesca, que significa tanto aporte proteico, se prohibió a pescadores  ejercer su actividad, su oficio ancestral, tolerando únicamente la pesca en la costa. Aventurarse apenas mar adentro se pagaba con balaceras y a veces con pescadores así asesinados.

Inutilizaron las instalaciones sanitarias o depuradoras que había en la Franja y junto con la crisis de agua potable, encarecieron brutalmente su suministro estableciendo que Mekorot, la entidad reguladora del agua potable para el Estado de Israel y monopolizadora de toda el agua regional, cobrara el agua a palestinos mucho más que a israelíes. No por razones mercantiles, sino estrictamente políticas. obviamente, de torniquete. Se prohibió todo depósito de agua (defensa ancestral de toda población), dañando tanques o albercas.

Los alimentos, en suma, pasaron a estar bajo completo control israelí. ¡En Franja de Gaza, uno de los territorios con más antigüedad agrícola del mundo entero! Gaza fue convertida en una cárcel con carceleros soberbios, crueles que se consideraban “los mejores”.

El deterioro alimentario se hizo sentir cada vez más desde entonces. Y el ahogo generalizado también.

Desde el 7 octubre 2023 el torniquete dio varias vueltas.

Se expulsa a UNRWA, la red de asistencia de ONU para atender, atemperar, disimular, la apropiación israelí de Palestina, mediante la asistencia a los despojados pobladores.

En sí, semejante expulsión funciona como una declaración  de la intención genocida por parte del organismo expulsor; el Estado de Israel. Porque UNRWA brindaba asistencia a palestinos  “a la intemperie” en 400 puestos de contacto y atención.

UNRWA proviene de ONU, la organización con la cual EE.UU. aspiró a dirigir  el mundo entero tras la  Segunda Guerra Mundial.

Las soberanías nacionales se revelaron más tenaces de lo que “los nuevos amos” imaginaron, y el experimento soviético introdujo en la palestra internacional otra “superpotencia”, con lo cual el proyecto “mundial” de EE.UU. entró en hibernación (hasta que renacieron las esperanzas al unicato mundial con el colapso soviético de 1991).

El “efecto UNRWA” tuvo diversos resultados y proyecciones: la acción de la ONU reconoce a Palestina como “estado legítimo” (algo que al menos en teoría ONU ya había propiciado, pero que en los hechos abandona en 1947, ante la fuerza militar de Israel ocupando tierra). Al mismo tiempo, el personal de UNRWA, quienes realizan tareas en el terreno, son en su mayoría palestinos y conocen bien “las cosas que pasan cada día”; el hambre, el miedo, el terror, las privaciones, conocen  a  niños aterrorizados, a jóvenes indignados, a madres sufrientes… y es intensa una corriente de simpatía y solidaridad para con los desplazados.          

A mediados de este año, desde la UNRWA ven la realidad al desnudo: “Las personas en Gaza no están vivas ni muertas, son cadáveres andantes.” [6] Décadas de degradación programada

EL  LENGUAJE  DEL  PODER  DEL  OCCIDENTE  ATLÁNTICO

El analista Glenn Diesen, noruego, nos ayuda a entender el poder de los que se declaran ajenos al poder, predican ser consustancialmente democráticos y a lo sumo asumen un intervencionismo humanitario. Diesen rememora la noción orweliana de neolengua: la creación de un nuevo lenguaje que hace imposible expresar e incluso pensar algo en contra. La «diplomacia de la cañonera» es ahora «libertad de navegación»; no  perseguimos el dominio ni imponemos nuestros dictados, apenas negociamos desde una «posición de fuerza»; no apoyamos la tortura, pero tenemos «técnicas de interrogatorio avanzadas»; no hacemos subversión, hacemos «promoción de la democracia»; no apoyamos  golpes de estado, apoyamos «revoluciones democráticas»; no invadimos países, sino que llevamos a cabo «intervenciones humanitarias»; no ampliamos un bloque militar dentro de Europa, sino que ayudamos a la «integración europea».[7]

La concreción de tales pulimentos la sintetiza Achamr Akhad: “Occidente ha matado más de 5 millones de seres humanos en el Cercano Oriente desde 2003 e invocan que Irán es una amenaza para la paz. Esta contradicción puede perdurar, incluso innominada porque el mundo no ve los 5 millones de humanos asesinados en el Cercano Oriente como seres humanos.”[8]

Porque, como sostiene Ron Unz, él mismo judío y norteamericano:  “[…]  el sionismo internacional, que ahora domina fuertemente el sistema político estadounidense y, a través de él, gran parte del mundo» [9] cuenta con la impunidad que otorga  la  ”protección” cultural de EE.UU. y la cohorte satélite de la UE, y sobre todo, el dominio a que alude Unz.

Y advierte que: “gran parte de la legitimidad política actual del gobierno estadounidense y de sus diversos estados vasallos europeos se basa en una narrativa histórica particular de la Segunda Guerra Mundial, y cuestionar esa narrativa podría tener consecuencias políticas nefastas.”

Esas consecuencias son las que han pagado, con tiempo, miedo, dinero y cárcel, diversos historiadores y testimonios de la historia devenida oficial, como ha acontecido con los dictámenes del IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto): David Irving, Gyorgi Nagy, Ursula Haverbeck, entre otros.

Unz repasa los mecanismos mentales de fijación al nazismo: “Tras los atentados del 11-S, los neoconservadores judíos llevaron a EE.UU. a la desastrosa guerra de Irak y la consiguiente destrucción de Oriente Medio, mientras los comentaristas de nuestros televisores afirmaban sin cesar que ‘Saddam Hussein es otro Hitler’. Desde entonces, hemos escuchado con frecuencia el mismo eslogan, con diversas versiones modificadas, diciendo que ‘Muamar el Gadafi es otro Hitler’, ‘Mahmud Ahmadineyad es otro Hitler’, ‘Vladimir Putin es otro Hitler’ o incluso ‘Hugo Chávez es otro Hitler’” y concluye sus incursiones en historia con que lo  “sorprendió bastante descubrir gradualmente que Adolf Hitler no era Adolf Hitler.” En resumen: la historia oficial está muy lejos, de la verdad, y su relación resulta más bien del tipo que define otro historiador, también judío –Norman Finkelstein– en su investigación La industria del Holocausto: que el holocausto tiene una vinculación con la realidad, aunque lejana.

El dominio mediático que alude Unz es el que le permite a Israel estar, otra vez  –con las palabras del ya citado afroamericano Akhad–  “matando de hambre intencionalmente a los palestinos de Gaza desde el 8 de octubre [2023]”.

No es falta de información, ciertamente: “[…] La hambruna, la fase más crítica de la inseguridad alimentaria, es ‘inminente’.”[10] Es una decisión político-ideológica. Todos sabemos que cuando “se declara una hambruna es demasiado tarde para mucha gente”, sostuvo Jens Laerke, recordando que en Gaza, hay medio millón de personas que en la práctica ya la sufren, no hay un flujo comercial [ni no comercial] de alimentos, los camiones con ayuda humanitaria entran a cuentagotas y tienen muchas dificultades para circular una vez dentro.» [11]

Esto tiene una razón política: Israel expulsó toda la red UNRWA del territorio gazatí y la “reemplazó” por otra israeloestadounidense, la Fundación Humanitaria [sic] de Gaza  (GHF) que estableció cuatro puestos de atención a las necesidades alimentarias, higiénicas.

La mera enumeración de su cantidad, 4, para una población de unos 2 millones de seres humanos en un territorio de 6 o 10 km. de ancho por casi 50 km de longitud revela claramente la voluntad de maltrato en grado superlativo: a población sin agua, sin alimentos, sin protección, sin abrigo se la impele a largas caminatas para procurarse vituallas. Los puestos de atención parecen diseñados para fieras en exhibición, con largos pasillos enrejados y estrechos por donde los mendicantes tienen que arrastrar sus pies para recibir… no sabemos qué, porque demasiado a menudo los soldados israelíes, supremacistas buena parte de ellos, disparan contra los enrejados,  habiéndose producido hasta ahora decenas de incidentes,  trampas mortales procurando un mendrugo o una bolsa de harina.[12]

El diseño de la GHF es en sí una expresión  de supremacismo, racismo, lenguaje doble y mendacidad. Revela el desprecio del engendro sionista hacia los moradores expulsados de su tierra. Una alegoría monstruosa del cuco.

Los guarismos de muertes en la población gazatí se presentan siempre a la baja. Se invocan números emitidos por autoridades locales palestinas, gazatíes, cuando toda la estructura social de la Franja de Gaza se derrumbaba. Esos números no revelaban todo el horror: la muerte  incluso del personal que hacía los relevamientos.

Hubo semanas en que ese guarismo rondaba, estacionario, en los 30 mil muertos, mientras los derrumbes, mediante artillería y las incursiones militares arreciaban a diario (y el hambre iba diezmando cuerpos, familias enteras, niños, ancianos, hospitalizados, inmovilizados.

VUELTA DE TUERCA: HACER DEL VICIO VIRTUD

La prensa atlántica  se ha aferrado a la violencia –innegable, insoslayable– desatada el 7 de octubre 2023. “Puñalada trapera”, dicen los kibutzianos más progresistas, refiriendo que hasta tareas de peón le ofrecían a los hambreados gazatíes en los cultivos (otrora) colectivistas del kibutz, kibutzim que se diseñaran para abolir el trabajo asalariado y sus miserias… aunque tal vez, ahora por piedad, se dignaban ofrecer esas changas a sus empobrecidos vecinos.

Con comidas de primer mundo, con locomoción de último modelo, los kibutzianos  no alcanzaban a ver el fondo del abismo a que Israel y su proyecto sionista arrojara a los palestinos, otrora los habitantes indiscutidos de esas tierras (aunque ni siquiera fueran sus dueños soberanos, porque las sociedades árabes no eran precisamente igualitarias).

Un periodista italiano sin velos ideológicos  se sintió fuertemente shockeado cuando visitó la Franja de Gaza, con colonos israelíes allí instalados (es decir, antes de 2005). Vio niños palestinos, de corta edad, sedientos en verano y allí, a 200, 300 mts. en los terrenos  que habían ocupado los colonizadores israelíes vio cultivos generosamente regados y autos  lavados  dispendiosamente con agua. Se le dañó el alma y como buen periodista, lo transmitió.[13]  Tal vez sin saberlo, estaba presenciando los prolegómenos de un experimento en abyección que iba a derivar, más o menos inevitablemente en genocidio.

Porque TODO era así: los alimentos  que llegan en camiones demorados al sol, los dolientes y parturientas que debían esperar en los checkpoints para recibir la autorización de paso a un hospital, por ejemplo; el abuso de soldaditos casi imberbes que fueron forjando su displicencia, su desprecio, su sentimiento de superioridad, ejerciendo a diario esas pequeñas, miserables muestras de poder en las calles y hogares palestinos con la inerme población ocupada.  Por cada mil jóvenes soldados que pasaban por esas experiencias uno se rebelaba y aparecieron así los  refuseñik, los Anarquistas contra el Muro, un joven con estatura moral,  como  Gilad Atzmon (que cuando vio, como conscripto, las dimensiones de las celdas para palestinos, que él confundiera con casillas para perros) renunció… al ejército, al país, a la condición de judío. Porque vio las celdas deformes y la sonrisa cruel y sobradora de “los suyos”.

El mundo atlántico, el de los que mandan y gozan en EE.UU, Reino Unido, Francia, Alemania, sigue ofendido por “el ajuste de cuentas” propinado por un copamiento de Hamás al cuartel regional en Gaza del Ejército de Defensa (sic) de Israel. Pero ha dicho poco y nada por todos los “ajustes de cuentas”, de años, décadas, que se han permitido hacer los israelíes sobre los despojados pobladores de Gaza en particular y Palestina en general.

Un copamiento, del que falta aún saber lo decisivo, lo llevó a cabo Hamás y ajustició  no se sabe a cuántos militares.[14]  Pero todavía no sabemos por qué  Israel y su mando supremo tardó casi 7 horas en reaccionar: no estamos en Siberia o en Canadá con miles de km de distancia entre poblados; estamos en el país con vehículos veloces y flamantes con distancias entre centros poblados de pocos km. (el país en todo su largo no llega a 500 km).

Así y todo, en el Reino Unido tras el golpe guerrillero del 7 octubre   han advertido que ondear la bandera palestina es delito.[15] ¡Ya deberíamos saber que las libertades democráticas son para demócratas!

La hambruna y las matanzas sobrevinientes –como balear en la cabeza a infantes palestinos–  ha ido dificultando la campaña antipalestina que se iniciara con tanto “vigor”, pero la ferocidad inicial contra el trastorno del “orden de las cosas”, al decir de Biden, Blinken,  Shaked, Gvir, Herzog,  Netanyahu y sus repetidoras, fue nítida. Los editores del medio que acabamos de citar aclaran: “(c) 2023 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.”  La libertad entonces es libre, pero si está sujeta, es mejor.

No vi ninguna democracia prohibiendo las camisetas patrocinando matar madre palestina y bebe con una sola bala.

Y el apoyo “atlántico” sigue en pie, con un nuevo servidor, o sirviente: Donald Trump.

Aun así, pocas veces  un poder se desnuda como estamos presenciando en Gaza.

¿De dónde proviene tanta impudicia? Me inclino a pensar que el “cachetazo” propinado por Hamás, por lo inesperado, por lo inhabitual, por lo único, desencadenó una reacción fuera de control. Si hasta entonces, como el gato maula, se había jugado con la proporción de muertes cien o más a uno (‘ni cien palestinos valen lo que un israelí’), el 7 de octubre rehízo “cuentas” y para mantener “la superioridad”, habría que zambullirse en monstruosidades, cálculos  de sangre, daño y horror… lo que termina siendo un genocidio.□


notas:

[1] Esto último, significa, históricamente que, con mirada ingenua, un atentado firmado por árabes tenía como autor árabes, que un atentado llevado a cabo con rúbricas religiosas, estaba llevado a cabo por religiosos: los atentados de falsa bandera, ocultan su origen y “cantan errado”.

[2] Soddy además, probando ser un pensador complejo, nada que ver con un especialista, sostenía que la economía volcada crecientemente a las finanzas olvidaba el sentido propio de la economía, de estimar los costos, los gastos, las reposiciones de nuestras estructuras materiales, y derivaba hacia conceptos crecientemente abstractos, por no decir imaginarios.

[3] Las Torres Gemelas, de 110 pisos de altura cada una, y una tercera (identificada como ·Edificio 7 dentro del complejo edilicio de ese centro), de enorme planta y 47 pisos de altura que se desplomó sobre sí mismo… sin choque aéreo mediante. Se adujo que los escombros de una o de las dos torres habrían sido decisivas para su derribo. Todo fue filmado en vivo y mi impresión al menos fue que se trató de una implosión. Como si el edificio hubiera estado “preparado”. Y en tal caso, como si la “puesta en escena” de tamaño acontecimiento hubiese perdido sincronización, y el Edificio 7 (depósito sin humanos)  hubiese entrado en escena antes de tiempo. Pero esto es sólo una impresión, visual. Carezco de datos para entender la secuencia de horror y daño.

[4] Véase mi nota “La decisión judeosionista de exterminio de la sociedad palestina”, 14 julio 2025, https://revistafuturos.noblogs.org/2025/07/la-decision-judeosionista-de-exterminio-de-la-sociedad-palestina/

[5] “Leopold II et la Conférence Geographique de Bruxelles (1876), en Hochschild, Adam, El fantasma del rey Leopoldo, Malpaso ed., Barcelona, 1998.

[6] https://news.un.org/es/news?  2025 07 24.

[7] https://infoposta.com.ar/notas/14205/fundamentalismo-ideol%C3%83%C2%B3gico-en-la-pol%C3%83%C2%ADtica-internacional/

[8] https://x.com/BlackIntifada.

[9] https://www.unz.com/runz/more-falsehoods-of-world-war-ii/

[10] https://elpais.com/planeta-futuro/2024-03-10/la-inminente-hambruna-en-gaza-como-hemos-llegado-aqui.html

[11] https://news.un.org/es/story/2024/03/1528032.

[12] Con una bolsa al hombro, 25 o 40 kilos, ¿cuánta distancia habrá de recorrer el portador para llegar a un sitio y con un mínimo de agua y algunos cacharros, elaborar algo para sus hijos, sus padres, sus hermanos lisiados?

[13] Genaro Carotenuto.

[14] Los números oficiales de Israel no son confiables. Porque mienten, siempre o casi siempre, mienten.

[15] https://www.europapress.es/internacional/noticia-reino-unido-advierte-ondear-bandera-palestina-puede-ser-considerado-delito-orden-publico-20231010213944.html.

Publicado en Centro / periferia, Destrozando el sentido común, EE.UU., Palestinos / israelíes

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