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Categoría: Palestinos / israelíes

Occidente y sus medios de comunicación están actuando como un bloque monolítico de naciones blancas empeñadas en imponer su voluntad en todo el mundo

Publicada el 07/11/2023 por ulises

ASAD ABUKHALIL* 1 nov 23

 

Se ha vuelto costumbre que a los árabes invitados a los programas de la televisión occidental se les pida, desde el principio, que condenen tal o cual acto que Israel clasifica como terrorismo.

Cuando llegué a Estados Unidos en 1983, esto ya era una práctica habitual. Pero en aquel entonces, los “terroristas” palestinos eran laicos: por eso la propaganda mediática hablaba de las peligrosas conexiones comunistas de la Organización de Liberación Palestina.

Entonces los islamistas fueron tratados con ternura e incluso admiración. Estuvieron del lado de EEUU en la Guerra Fría y Estados Unidos y Arabia Saudita reclutaron islamistas radicales para la guerra en Afganistán.

En los años 1980, la amenaza “terrorista” procedía del Líbano. Cuando aparecí en las principales cadenas de televisión (poco después de mi llegada a Washington, DC), me pidieron constantemente que condenara tal o cual ataque en el Líbano o en Palestina.

Al principio, obedecí, pero luego comencé a pensar en las implicaciones de tal ritual. No consigues un asiento (simbólico en el mejor de los casos) en la mesa a menos que condenes a los palestinos, de acuerdo con las definiciones israelíes de terrorismo y moralidad.

En la década de 1980, también se preguntó a los árabes si reconocían el Estado de Israel. ¿Qué significa eso? Digamos que eres un palestino nacido en Haifa o Jaffa. Si reconocieras al Estado de Israel, básicamente estarías reconociendo la legitimidad de la apropiación de tierras de tu hogar y la expulsión forzada de tus padres y abuelos de Palestina.

Si un árabe reconociera el Estado de Israel, estaría aceptando la desigualdad racista fundamental sobre la que se fundó el Estado de Israel. 

¿Y qué pasa si eres una persona laica que no acepta un Estado musulmán, un Estado judío o un Estado cristiano? En Occidente, uno puede oponerse (es más, se espera que se oponga) al régimen islámico de Irán desde un punto de vista secular, pero se le considera antisemita si se opone a la identidad religiosa del Estado de Israel.

Incluso las críticas “excesivas” a Israel merecen la etiqueta de antisemitismo (si se sigue la definición del Departamento de Estado ).

Mientras tanto, las críticas “excesivas” a Irán o Arabia Saudita no se consideran equivalentes a islamofobia. Claramente, se aplican estándares especiales a Israel para protegerlo de la crítica y la clasificación, mientras que se aplican estándares especiales al pueblo palestino para evitar que se oponga a Israel, militar o incluso pacíficamente (el movimiento BDS ahora es ilegal, o está severamente desalentado en más de 35 estados de EE. UU.) (Boicot, Desinversiones y Sanciones  Boycott, Divestment and Sanctions); Para Occidente, los palestinos tienen que aceptar mansamente de la ocupación israelí para demostrar su pertenencia a la raza humana.

He visto a invitados árabes en las últimas semanas aparecer en programas de noticias de la televisión occidental y siempre se les hacía la misma pregunta. ¿Condenas a Hamás? ¿Condenas el ataque? ¿Cree que Hamás debería ser eliminado, sí o no?

(Y sería difícil explicarles a estos presentadores de televisión que este movimiento, les guste o lo odien, ha captado el apoyo de al menos la mitad del pueblo palestino.) Me imaginé en esa silla y imaginé mis respuestas a esas estúpidas preguntas.

Cambiando las tornas

Yo respondería lo siguiente: ¿En qué calidad me hace esa pregunta? ¿Cómo llegó usted a ser mi juez o mi sacerdote? ¿Por qué me trata como a un acusado en un tribunal de justicia y no como a un invitado en un estudio de televisión?

Además, ¿qué le hizo sentirse moralmente superior a mí para determinar la manera en que puedo demostrar mi valía como ser humano? ¿Por qué mi ciudadanía está condicionada a la respuesta correcta a la pregunta, simplemente por mi origen étnico como árabe?

¿Por qué la humanidad de alguien nacido en Israel no está condicionada por los medios occidentales, pese a los miles de crímenes de guerra cometidos desde el día en que Israel se impuso ocupando la nación palestina existente?

De hecho, necesito darle la vuelta a su interrogatorio. Le pregunto, dado que Israel mató a palestinos a un ritmo de al menos uno por día sólo el año pasado, ¿condenó usted esos asesinatos diarios? 

Si condenara esos asesinatos, lo consideraría moralmente calificado para exigirme una respuesta. Si, por otro lado, no condenó cada uno de esos asesinatos, entonces lo considero moralmente incapacitado para plantear sus preguntas que aparecen formuladas por alguien que se considera moralmente superior.

De hecho, estoy más calificado para plantearle esa pregunta. Yo debería juzgar, no  usted. Soy una víctima de los crímenes de guerra israelíes y crecí sometido a los bombardeos israelíes semanales en el Líbano (contra palestinos y libaneses, civiles y combatientes sin tener en cuenta distinciones.).

Debería venir a EEUU para pedirle cuentas por su patrocinio militar y financiero o por los crímenes de guerra israelíes contra mí.

Yo, un ser humano que sobrevivió a duras penas a la invasión israelí de 1982 y al posterior asedio salvaje de Beirut, me niego a que nadie me pida que condene nada, especialmente alguien de Occidente que trabaja para un medio de comunicación que se especializa en perdonar los crímenes de guerra israelíes.

Responsabilizar a Occidente

Ustedes en Occidente deberían ser considerados responsables ya que los crímenes de guerra israelíes han continuado sin cesar, con todas las bendiciones occidentales, desde la fundación del Estado.

De hecho, la violencia masiva israelí contra los árabes comenzó ya en la década de 1890, según el relato del líder del sionismo cultural, Ahad Ha’am, quien reprendió a los colonos sionistas en Palestina por maltratar y abusar de los árabes y pensar en ellos como animales.

Necesito preguntarles a todos los medios occidentales sobre su responsabilidad criminal cuando cubren Oriente Medio con ignorancia y racismo y porque además ignoran y distorsionan las opiniones árabes y el sufrimiento de los pueblos árabes.

Que los medios y los gobiernos occidentales no valoren las vidas humanas por igual entre árabes e israelíes no es algo que deba demostrarse. Es demasiado obvio para necesitar documentación.  

Nos invitan a los árabes a sus programas y comienzan a bombardearnos en nombre del Estado de Israel tan pronto como nos sentamos.

Tu objetividad es algo de lo que nos burlamos. La objetividad es un truco que se aplica a los países en desarrollo para obligarlos a adherirse a sus normas políticas; también permite a las potencias occidentales imponer una hegemonía de ideas, especialmente en tiempos de guerra y ocupación (sus guerras y ocupaciones).

En lo que respecta a la condena, los condeno a todos por su racismo, sus estándares periodísticos poco profesionales y su producción de propaganda en defensa del neocolonialismo.

Gran parte de los medios occidentales publican estos días artículos extensos, todos ellos basados en afirmaciones no verificadas del ejército israelí; esto no es diferente de cómo cubrieron Ucrania, todo basándose en fuentes militares ucranianas y occidentales. A menudo insertan un descargo de responsabilidad indicando que la información contenida no ha sido verificada.

¿Pero no enseñan en las escuelas de periodismo en occidente que no se puede publicar información no verificada? Las afirmaciones militares o políticas árabes no verificadas nunca se publican a menos que sean realizadas por los ejércitos israelíes y de la OTAN para su verificación o refutación.

Lo que el mundo está viendo

Lo único que resultará de esto es que las personas de color en todo el mundo podrán ver por sí mismas hasta qué punto la raza y el origen étnico desempeñan un papel importante en la configuración de las políticas exteriores de los países occidentales. Los diferentes precios que se imponen a las vidas humanas nunca han sido tan claramente claros.

Los árabes y los musulmanes están comprobando estos días que no sólo sus vidas no importan a los occidentales, sino que su estatus en los países occidentales es inferior y escandalosamente discriminatorio

Occidente no está evaluando los efectos de la matanza de Gaza en su relación con Oriente o con África, Asia y América del Sur.

Occidente está actuando como un bloque monolítico de naciones cristianas blancas empeñadas en imponer su voluntad en todo el mundo. Y cuando China ofrece ayuda a las naciones del Sur sin pedir ninguna concesión política, Occidente tiene la temeridad de advertir a esos países de “motivos ocultos de los chinos”.

El mundo árabe y el extenso mundo musulmán no árabe están cada vez más radicalizados, y Occidente, con su reacción a los ataques israelíes contra Gaza, ha hecho que Hamás sea más popular que nunca.

Incluso aquellos que solían criticar a Hamás ahora encuentran difícil hacerlo.  El veterano periodista jordano Bassam Baddarin ha escrito que las encuestas afirman que el portavoz del ala militar de Hamás podría ser elegido en cualquier país árabe.

Esto es obra de los medios occidentales.

Profesor de ciencias políticas de la universidad estatal de California. observatoriocrisis.com/

Publicado en Centro / periferia, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado

¿presente furibundo o historicidad comprensiva?

Publicada el 31/10/2023 por ulises

La importancia del hilo histórico

Por Luis E. Sabini Fernández

 

Bombardear ciudades, afectando sus fuentes energéticas, sus redes de suministro de agua, sus viviendas, sus hospitales, sus escuelas, es una matanza  (y abusiva, si se lo hace, como Israel, amparándose en mayor y más cómodo poder de fuego); no es “lucha contra el terrorismo”.

Matar niños, tronchar sus vidas, mutilándolos, no puede ser luchar contra el terrorismo.

Y sin embargo, eso afirma claramente la dirección israelí, ante el atentado violento y generalizado del 7 de octubre en el sur de Israel, que fue el más cruento de los llevados a cabo por la resistencia palestina a lo largo de todas sus décadas.

Solo que ante las atroces acciones del 7 de octubre, Netanyahu  nos anuncia que profundizarán todavía más toda la violencia que despliegan con acciones, cada  vez más mortíferas. Porque para la dirección israelí lo acontecido el 7 no tiene marco histórico; no responde a acciones previas, ésas sí, forjadas desde el sionismo; una Franja de Gaza, bajo régimen carcelario, sin salida, con la comida estrictamente regulada, impedida casi toda acción propia, de producción elemental, alimentaria, porque los campos están contaminados, resecos y dependen del agua “israelí” luego de que los militares israelíes hicieran explotar las instalaciones de potabilización locales, apenas pueden alejarse de la costa para pescar (actividad antes significativa en este costa), sometidos permanentemente a fuego de artillería; porque derriban mediante artillería edificios de vivienda, y barriadas en general arrasando toda la actividad civil y comercial que una vida urbana necesita; escuelas, farmacias, almacenes (muebles, herramientas, hilos, clavos, tornillos, papel, repuestos, cemento para reconstrucción). Una verdadera cárcel a cielo abierto, celosamente confeccionada por el sionismo, que haría la envidia Jeremy Bentham con su Panóptico.

Repongamos el lenguaje sobre sus pies: aterrorizar, matar niños eso es terrorismo.

Es lo que lleva haciendo Israel con apenas pequeñas interrupciones, desde hace décadas.

Como si una política asesina llevada a adelante por judíos no pudiera ser una política asesina. La lleva adelante con sus organismos de la seguridad, los militares conscriptos  y con la tolerancia más menos cómoda de su población colonizadora.

 

¿Qué sobrevino entonces el 7 de octubre?

Una acción terrorista, violenta, asesina de  una red políticorreligiosa; Hamas, de inusitado alcance. No se trató de un golpe de mano con un objetivo único, sino de una serie de copamientos, donde se estima participaron mil guerrilleros, valiéndose de parapentes, motocicletas y, según primeros informes, una máquina excavadora. Para cumplimentar esa operación, copando no ya una institución o un sitio sino toda una región, quebrando el aislamiento forzado de la Franja de Gaza, totalmente sitiada por aire, mar y tierra, abriendo unos 30 boquetes en las murallas, en las alambradas (debajo, por el costado, no sé, no vi fotos).

¿Cómo integrar estos datos con aquellos del sitio férreo y feroz tendido alrededor de  la FdG, que lleva ya más de década y media?

¿Cómo  se explica lo de la sorpresa en el copamiento con unas treinta  infiltraciones simultáneas en la frontera? ¿No despertaron alarma alguna? ¿Ni una? ¿Cómo se explican las declaraciones de Netanyahu señalando que el Shin Beit [1] estaba “en autos” con  lo acontecido el 7 octubre?

Netanyahu, tal vez mencionando la soga en la casa del ahorcado, comparó la acción de Hamas con el ataque sufrido por EE.UU. en Pearl Harbor. Todos sabemos que las fuerzas norteamericanas le ofrecieron un gambito a los japoneses… cuesta creer que Netanyahu lo ignorara…

Si la feroz pero muy disciplinada acometida de Hamas estuvo de algún modo “coordinada”, cambiaría radicalmente el significado, el valor de los pasos dados. Por tirios y troyanos.

No me voy a introducir en esta cuestión de la filtración y los tironeos entre servicios infiltrados. Es hipotética, prefiero mostrar, analizar el discurso efectivo, directo, de Beniamin Netanhayu difundido abundantemente por cadenas televisivas (rtve, 30 oct. 2023).

Empezó comparando lo acaecido con el comienzo de la intervención de EE.UU. en la 2GM, a fines de 1941. El ataque sorpresa en Pearl Harbor de los japoneses mató a más de dos mil hombres de la Armada de los EE.UU. pero los análisis históricos  ya no ignoran la celada que le tendieron los yanquis al ejército nipón, acelerando el ingreso a la guerra entonces. La dirección norteamericana había empezado a percibir claramente que la baza de ese juego infernal, que estaba desgastando tanto a ingleses, alemanes, franceses, rusos,  iba a ser toda o principalmente, para su cosecha.

Si la referencia levanta una ceja, su incongruencia la hace más patética: “EE.UU. no aceptó un alto del fuego tras el bombardeo de Pearl Harbor […]” nos dice Netanyahu, pero ¿cuándo, quién, cómo pudo alguien suponer que viniera un “alto del fuego” tras el ataque en la bahía de las perlas? Y nos deja la ceja más levantada, si cabe.

 

A medida que avanza en su corto discurso de barricada, vamos más hacia atrás en el tiempo.

Y podemos verificar que geopolíticamente, Netanyahu, con escasa creatividad, no hace sino repetir, punto por punto, los planteos sionistas de principios del s xx. Invoca la Biblia: “la Biblia dice que hay un tiempo para la paz  y un tiempo para la guerra. Y éste es un tiempo de guerra.”

Opone civilización a barbarie. La vieja contradicción que ha tolerado todas las canalladas del progresismo.

De lo cual, el pensamiento crítico ha estado penosamente tratando de salir, para evitar que las motosierras del supremacismo terminen con nuestra maltrecha humanidad en un hábitat cada vez más degradado.

“Israel se enfrentará a las fuerzas de la barbarie hasta la victoria.” La puesta en escena del sr. Netanyahu pasa por alto, omite la genealogía de “la barbarie”, porque ese libreto inquietaría a algunos de sus émulos: ¿de dónde proviene la violencia, la muerte en sacudones trágicos en Palestina? Digamóslo claramente: de una estrategia sionista, a menudo tirando la piedra y escondiendo la mano: desde 1900 (y poco antes, incluso) con mucho dinero, los pioneros sionistas compran tierras palestinas, trabajadas inmemorialmente por campesinos palestinos.[2]

No las compran a campesinos, que no son sus propietarios sino a los latifundistas, generalmente turcos, que viven en Constantinopla (hoy Estambul) o Angora (hoy Ankara).

La exclusión de los campesinos resulta incomprensible y solivianta. Y finalmente provoca levantamientos a lo largo de las primeras décadas del siglo xx. Hasta una rebelión en regla: ya no malestar social sino políticamente definido, para desembarazarse del colonialismo británico y el copamiento sionista: la huelga general violenta de 1936 a 1939 que fue ahogada en sangre y terror por británicos y sionistas unidos.

Deshistorizado, Netanyahu prosigue, poniendo a Israel cada vez más al frente del ejército civilizatorio. Y ofreciendo, magnánimo, un puesto al lado para quienes opten por la civilización y apoyen a Israel.

Les sugiere finalmente que eso es lo que les conviene. Porque la lucha de Israel es para extirpar “el eje del mal”. Y les advierte, casi les reconviene, que si “Hamas y el eje del mal” llegaran a ganar, van a venir por “ustedes”.

Así que pocas y resumidas opciones: Israel (es decir dios) al frente, contra lo barbárico y ustedes [todos o casi todos nosotros] acompañando a Israel.

Pocas veces podemos leer tan claramente un discurso como inversión fraudulenta de lo verdadero.

 

Ariel Sharon dijo en 2005: cuesta quitarlos de en medio [son tenaces  y resistentes, diría yo], pero ¡le vamos a hacer la vida imposible!

No dejarlos producir, no dejarlos consumir, no dejarlos viajar, no dejarlos curarse, nada: los vamos a introducir en la pura dependencia: para comer, para curarse, para encender una  luz… llevarlos a la era de las cavernas. Por eso, un viaje que a un israelí le lleva 15 minutos, un palestino necesitará 4 o 5 horas… si no tiene inconvenientes.

Israel les ha dosificado todo. TODO. Las calorías por habitante. La cantidad irrisoria de elementos de construcción para evitar que Hamas los use para sus túneles: por eso la gente vive en ruinas, cocina, si tiene todavía una gota de carburante,  en habitaciones con muebles destruidos, techos bombardeados. Careciendo de lo más elemental; agua

(que les sale triple de cara que a israelíes), pero también gasas, desinfectantes, alimentos frescos (las tasas de todas las enfermedades imaginables son aquí las más altas; desde enuresis hasta fracturas óseas, significativamente estas dos).

 

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ALOCUCIÓN DE BENIAMIN NETANYAHU, 30 OCTUBRE 2023. rtve

«Al igual que EE.UU. no aceptó un alto del fuego tras el bombardeo de Pearl Harbor o tras el atentado terrorista del 11 de setiembre, Israel no aceptará un cese de hostilidades con Hamas, después de los horribles atentados del 7 de octubre.

Un llamamiento a un cese de fuego son llamamientos para que Israel se rinda ante Hamas, ante el terror, ante la barbarie. Eso no sucederá.

Señores: la Biblia dice que hay un tiempo para la paz  y un tiempo para la guerra. Y éste es un tiempo de guerra. Una guerra para nuestro futuro común. Trazamos una línea entre las fuerzas de la civilización y las de la barbarie. Es hora de que todos decidan cuál es su posición. Israel se enfrentará a las fuerzas de la barbarie hasta la victoria. Espero y rezo para que las naciones civilizadas de todo el mundo apoyen esta lucha. Porque la lucha de Israel es vuestra lucha. Porque si Hamas y el eje del mal de Irán ganan, vosotros seréis el próximo objetivo.»

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El embajador israelí en Argentina  dijo: “Israel tiene derecho a defenderse y lo hace según todas las reglas internacionales». Luego agregó: «Esta no es una guerra contra el pueblo palestino. Es una guerra contra el odio, la barbarie y el antisemitismo».[3] Ah!.

Configurás un enemigo acorde con tus necesidades geopolíticas, y luego lo tratás como putching-ball. Y proclamás su exterminio. No sabemos si exterminarán al engendro, pero el método rinde para matar al pueblo que lo alberga.

Que es lo que queríamos: una tierra sin hombres, para nosotros.

[1]   El Shin Beit es una de las grandes organizaciones a cargo de la seguridad de Israel.

Tiene un perfil más “interior” que el más famoso Mossad.

[2]    Hay algo digno de una tragedia griega en este proceso de sionización de Palestina: sus campesinos tradicionales eran semitas que  del siglo vii u viii en adelante se van islamizando; el mismísimo Ben Gurión consideraba que este campesinado palestino descendía de los antiguos moradores judíos de la región.

[3]  Perfil, Buenos Aires, 31 oct. 2023 en el “Evento Anual de la DAIA”.

Publicado en Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder mundializado

Israel ahora avasallada: el discurso como inversión de la verdad

Publicada el 27/08/2023 - 16/10/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Sumamente ilustrativa es la “reacción moral” que les ha acometido a sionistas escandalizados por las novedosas exigencias de la administración Biden al Estado de  Israel, en lo que atañe a “derechos palestinos”.

Nos tememos que el mismo Biden debe  estar también escandalizado. Pero es expresión de los tiempos que corren, tan democráticos, tan pluralistas, tan antirracistas, tan apegados al “pensamiento correcto”… este “aire de época” ha metido a Biden y a su equipo progre en este berenjenal ideológico y táctico.

Ya no tenemos  un Teddy Roosevelt que elegía la política del garrote para enderezar la fila de naciones satélites, ya no tenemos un Winston Churchill que se vanagloriaba de gasear “negros retobados” o de bombardear sus aldeas; ya no tenemos (por lo menos en la arena política), a un wasp de pura raza que proclame con fundamentos éticos, religiosos y científicos que a la raza  blanca dios le ha encomendado la tarea de guiar y/o domesticar a las otras razas (o quitarlas del medio, si molestan más de la cuenta).

Una escandalizada Caroline lo expresa con todas las letras: “Informe del Dpto. de Estado niega terminantemente que  el estado judío tenga el derecho de imponer sus leyes a los ciudadanos árabes.” [1]

Prosigue Caroline: “Veamos, por ejemplo, la sección del informe acerca de los esfuerzos de Israel  para combatir las tomas ilegales de los beduinos en el sur de Israel. De acuerdo con la oenegé israelí Regavim que documenta las construcciones árabes ilegales: la minoría beduina israelí ha ocupado tierra en la zona del Negev más extensa que Jerusalén, Tel Aviv y Bersheva unidos… Unos 82 mil beduinos  –menos del 1% de la población israelí–  han ocupado unos 150 mil acres [60 mil ha]. El otro 99% de Israel reside en unas 232 mil acres [algo menos de 100 mil ha]. Caroline emplea la comparación de Regavim pero no dice  que lo que habitan los beduinos es un desierto en el cual con minimalismo sobreviven humanos allí, y que los otros millones que habitan Israel lo hacen en otras condiciones radicalmente distintas, urbanas, industriales.

De acuerdo con Hashomer Hadahash, otra oenegé israelí,  ‘que protege las tierras rurales israelíes del terrorismo agrícola árabe [sic], los beduinos se han convertido en bandoleros que reclaman paga por protección.’

Caroline lleva con empeño el discurso a la inversión de lo que verdaderamente ha acontecido. Si no fuera históricamente deleznable habría que aplaudir la construcción de semejante libreto.

Repasemos: Caroline ve “esfuerzos de Israel para combatir las tomas ilegales de los beduinos en el sur de Israel”. Sin embargo, los beduinos han habitado esa región   –el desierto de Négev– unos cuantos siglos antes de que los sionistas en el s XX decidieran apropiarse de ese territorio. Caroline habla de toma “ilegales” porque los beduinos no han usado el derecho del ocupante; sin duda, el sentido común ancestral jamás les habría aconsejado usar ese derecho, porque el derecho del ocupante no rige para que lo ejerciten los ocupados: los beduinos ocupan porque saben a ciencia cierta o a experiencia vivida con el colonialismo, que los reclamos judiciales de los “originarios” no existen; si existen no son reconocidos.

Así que los palestinos en general, beduinos o no, carecen en Israel de todo amparo legal; por eso a palestinos a quienes se les arrebató la tierra (y generalmente mucho más) no se les ha reconocido derecho alguno en Israel, pese a todas las disposiciones “internacionales” en favor de refugiados, que obligan a los estados a diversos resarcimientos, que Israel jamás ha cumplido.

Hasta el diario israelí Haaretz ha informado que ’el 95% del agua disponible en la Franja de Gaza no sería potable y estaría mezclada con aguas residuales y plaguicidas’.[2]

¡Cosas veredes, Sancho! Mencionar tantas veces “el terrorismo  árabe” sin señalar los disparadores; lo que ha hecho el sionismo a lo largo de las décadas y ahora ya de los siglos es –precisamente–  ejercer terrorismo sobre la población palestina árabe, para seguir despojándola de sus tierras; arrancando de cuajo naranjos, vides y olivos algunos centenarios; arrojando aguas servidas de sus poblaciones hacia la tierra costera en que vive, por ejemplo, la población de la Franja de Gaza; impidiendo a campesinos y pobladores palestinos atesorar la escasa agua de lluvia y aplicando “torniquetes” por el estilo. Invadiendo sus aldeas, que palestinos mantienen con apego a sus cultivos en pequeña escala tratados con esmero, tan distantes de los proyectos agroindustriales que se impulsa en la moderna Israel, cargados de agrotóxicos.

Esta curiosa invocación a derechos humanos de parte de violadores sistemáticos y de muy larga data es una muestra de lo difícil que es alcanzar acuerdos con cierta justeza, dignidad.[3]

¿Qué es lo que ha disparado esta ola de quejas, advertencias, reconvenciones? Un señalamiento, apenas, del presidente estadounidense Biden sobre procederes israelíes ante los beduinos, por ejemplo, “ignorando su estilo seminómade de vida”.[4]

Hay, empero, otros puntos de fricción, que podrían explicar tanta molestia.

Pramila Jayapal, miembro de la Cámara Baja de EE.UU., ha provocado un cortocircuito cumpliendo el papel del niño pequeño que preguntó en voz alta en el desfile ¿por qué el rey está desnudo? Entonces, la verdad se hizo inevitable, incontenible.

La demócrata de origen indio Jayapal, morocha, dijo una palabra: que Israel era “racista”. Solo eso.

En su cámara salieron muchísimos otros demócratas a negar semejante afirmación y se dedicaron a pasar la mano por el lomo de la entidad, ya no mítica sino bíblica, que han auspiciado y protegido (invirtiendo las relaciones habituales, ese ente bíblico les ha dado de comer a la inmensa mayoría de congresales de EE.UU. bajo la forma de siempre generosas dádivas).

En las huestes demócratas se forjó un cuarteto de mujeres críticas a la conducta  de Israel hace unos pocos años, que ha devenido últimamente de ocho miembros (ahora mixto), bautizados como “la Escuadra”. Pero recordemos que los congresales demócratas en EE.UU. son ahora (que están en minoría) 212. Y que haciendo una simple regla del tres, vemos que la Escuadra” no llega ni al 4% de ese “cuerpo” legislativo…

Pero la indignación de Caroline Glick no tiene freno y eleva el discurso como inversión de la verdad a nuevas alturas.

Sostuvo que: “Biden se ha insertado  en las peleas domésticas israelíes acerca de los procesos judiciales como nunca lo había hecho hasta ahora el gobierno de EE.UU.” [5]

Esta afirmación de Glick es presuntamente cierta; lo que llama la atención es la ceguera militante de la comentarista para siquiera atisbar si los israelíes se han insertado en las peleas domésticas estadounidenses  acerca de una cantidad inmensa de cuestiones; la violencia en países musulmanes, los informes que resultaron falsos sobre armamento en países “no amigos”, los asesinatos del EdI de ciudadanos norteamericanos como Rachel Corrie o la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh; la expansión territorial israelí durante las visitas presidenciales estadounidenses; el control por empresas israelíes de la frontera mexicano-estadounidense, con “la asistencia” de, por ejemplo, el Golan Group,  son apenas unos pocos ejemplos de la incidencia israelí en la vida y las decisiones de EE.UU. y sus habitantes.

Algunos investigadores van mucho más allá y hablan de una verdadera dependencia o sumisión estadounidense a manos de los que toman las decisiones desde Israel. Véase, por ejemplo, el enfoque de Gilad Atzmon, él mismo judío:[6] “Estados Unidos está dispuesto a sacrificar a sus jóvenes soldados, intereses nacionales e incluso su economía por Israel”.  “Los grupos de presión israelíes parecen creer que en realidad son más poderosos y ciertamente más importantes que la constitución estadounidense”. [7]

Y dos intelectuales norteamericanos, John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt,  se preguntan y nos contestan: “¿Por qué los EE. UU. están dispuestos a dejar de lado su propia seguridad anteponiendo los intereses de otro estado? Podríamos suponer que el vínculo entre los dos países se basa en intereses estratégicos comunes o en imperativos morales muy convincentes. […] sin embargo, ninguna de esas dos explicaciones justifica la importante cantidad de material y apoyo diplomático que los EE. UU. proporcionan a Israel. En lugar de eso, el empuje de la política estadounidense en la región se debe casi totalmente a la política interna de los EE. UU., especialmente a las actividades del «Lobby israelí».” [8]

Con otra carga, decía lo mismo el carnicero Ariel Sharon: “Los judíos controlamos América y los norteamericanos lo saben”. No se equivocaba, aunque asquee tanta franqueza.

Estamos en una era de alta sensibilidad ante el escamoteo de libertades democráticas… propias.

Por eso, nos recuerda dolorido Weinthal, que: “La alegada interferencia de Biden en los asuntos domésticos de Israel ha sido una fuente de angustia entre algunos israelíes y en varios políticos republicanos aspirantes a la presidencia.” (ibíd.)

Biden no puede soportar tanto dolor y vejamen israelí: “le dijo a Herzog que le enviara a Netanyahu la convicción que el compromiso de EE.UU. [America, dijo],  hacia Israel es firme y a prueba de balas.” (ibíd.)

Y para que la reconciliación sea plena, Biden ha prometido un ‘plan nacional contra el antisemitismo’.[9]

La Doble Alianza (que en realidad es una triple, con el Reino Unido) sigue incólume.

notas:

[1]  Caroline Glick, ”The Biden Adminstration Sinister Turn Agains t Israel” (El gobierno de Biden hace una siniestra movida contra Israel), Newsweek,  24 marzo 2023.

[2]  http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=60509.

[3]  La violencia terrorista en Palestina se registra con asesinatos de comandos sionistas desde por lo menos la segunda década del s XX; los primeros atentados de ese tipo llevado a cabo por organizaciones palestinas datan de la séptima década del mismo siglo: durante medio siglo los palestinos fueron solo víctimas en el rubro abominable del “terrorismo”.

[4]  Glick, ibíd.

[5]  Weinthal, Benjamin. “Biden criticism of Netanyahu govt sparks anger as Israeli president set to adress Congress”, Fox News, 2023 07 19.

[6]  No sólo judío sino originariamente sionista y creyente de su abuelo, organizador de violencia contra palestinos. Como conscripto, confiesa, tuvo el sacudón de su vida, porque conoció, entre sonrisas de suficiencia de sus pares, las jaulas –que él había tomado como perreras– en que albergaban a los palestinos más dignos o rebeldes; jaulones donde no se puede permanecer ni acostado ni parado. Y a la vez, conoció personalmente a palestinos encarcelados y muy dignos. Y el sacudón psíquico fue tan fuerte que abandonó  primero el ejército, luego el sionismo y finalmente el país.

[7]  La identidad errante, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2012.

[8]  The Israel Lobby and the United States Foreign Policy, 2006.

[9]  https://www.vozdeamerica.com/a/casa-blanca-lanza-primera-estrategia-nacional-contra-antisemitismo/, mayo 2023.

Publicado en EE.UU., Globocolonización, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo

La fábula sionista de un colonialismo esquizoide que extiende desolación sobre sus objetos de conquista

Publicada el 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

14 JULIO 2023

SENTIDO COMÚN INTROYECTADO  Y VERDAD HISTÓRICA, MUCHO MÁS ESQUIVA

Dos aspectos que provocan cambios significativos dentro del conflicto internacional e interétnico más prolongado de nuestro presente; el israelopalestino, desencadenado a fines del s XIX. No se los puede considerar aspectos novedosos porque están cargados de viejas connotaciones, pero vale la pena apuntarlos por separado:

1) que el aumento de la represión a la sociedad palestina ha ido tomando, con el correr del tiempo,  mayor intensidad; más muertos palestinos, incluido niños. Eso  no expresa sino la brutalización de la implantación sionista. Puede haber más de una explicación; la premura incrementada del régimen israelí  para liquidar una situación, una resistencia que enerva, pero también podría ser el recurso de jerarcas sionistas, crecientemente cuestionados, usando “lo palestino” como fusible; 2) cada vez ha resultado más inocultable la estrategia colonizadora del sionismo europeo mediante la incorporación de judíos mizrahim:  investigaciones históricas dejan en claro la política israelí de “provocar el abandono de judíos árabes de sus países de origen” valiéndose de atentados en templos judíos en el mundo árabe para enajenar la milenaria vida judía en realidades ajenas a la que el sionismo oficial conocía y valoraba. Confirmando así el carácter eurocéntrico del diseño y el proyecto sionista.

En un trabajo reciente el investigador palestino Salman Abu Sitta [1] repasa los trabajos de Avi Shlaim, judío mizrahi caracterizado como de ”los nuevos historiadores” [2] y particularmente su último libro, reciente: Tres mundos: memoria de un árabe judío.

Shlaim aclara que es, siempre ha sido, un árabe por cultura, historia y geografía, y judío por su fe religiosa.

Pero que en la medida que la política sionista –colonialista, eurocéntrica– resolvió por él, y por miles y miles de mirzrahim a quienes se les forzó la retirada de su vida como judío entre árabes, entiende Shlaim, resultaron victimados por los askenazíes europeos. No con el mismo grado de daño con que se actuó contra los palestinos, pero con enorme daño, por desposesión cultural (y material, porque ricos judíos en Bagdad, por ejemplo, fueron metamorfoseados en mano de obra poco calificada en el nuevo Israel con el idioma hebreo como lingua franca)

Sitta aclara que en el caso de la comunidad judía en Bagdad se trataba de una permanencia judía allí y en zonas aledañas de unos 2500 años, mucho más antigua que la que tenían los judíos en Europa Oriental cuando sobrevino la represión nazi).

La conversión forzosa a “retornantes a Sion”, convirtió a judíos árabes en masa de maniobra de la dirección sionista. En varios aspectos bastante diferenciables. “Llegaron y fueron humillados espolvoreándolos a todos con DDT y acuartelados  en campamentos de carpas, no recibidos en kibutzim, que era el sitio donde los europeos iban a residir.” (Sitta, ibíd.)

El uso de la masa de población árabe judía por parte de la dirección askenazí encierra un cierto paralelo con el de los blancos pobres del Sur estadounidense, largamente analizado por historiadores estadounidenses como Howard Zinn, Waldo Frank y otros.  Los “blancos pobres del sur” se convirtieron en grandes defensores de sus míseros derechos para mantener su situación social por encima de la de los afrosdescendientes apenas emancipados de la esclavitud pero no de la explotación más despiadada. Los blancos sureños pobres se congratulaban de estar mejor que los negros y contribuían a ese estado social que les permitía verse a sí mismos por encima del último eslabón. La dirección sionista europea jugó con ese mismo minimalismo para obtener la adhesión mizrahi al proyecto sionista de despojo a la población palestina.

Yehouda Shentav  nos muestra otra faceta de ese juego de poder, tan manipulador como los ya presentados: ‘utilizando judíos orientales como peones contra los refugiados palestinos”.

En Israel se “funda” la WOJAC (Organización Mundial de Judíos de los países árabes) como “moneda de cambio” que neutralice la cuestiones de los refugiados palestinos a quienes se les han negado siempre todos los derechos acordados por la ONU a refugiados.

E Israel ha dispuesto en su estrategia equiparar a refugiados palestinos con “refugiados judíos” (de los países árabes).[3] Para que ‘la cuestión de los refugiados’ resulte un asunto de suma cero y que Israel no tenga que deber un céntimo.

Luego del terror controlado con que se llevó adelante el Plan Dalet (14 mayo 1948), de despojo masivo a los palestinos expulsando a más de la mitad de su población, matando a varios miles de pobladores, violando, arrasando y saqueando a unas quinientas aldeas en ese mayo de 1948, la dirección sionista procura igualar esa limpieza étnica brutal que se lleva a cabo en el flamante Estado de Israel con las “promovidas” llegadas de judíos de países árabes limítrofes. Para asegurar y lubricar esas expulsiones judías, el MOSSAD lleva adelante atentados a sinagogas, por ejemplo, en Bagdad, o a cines, como en El Cario, que motoricen el abandono de judíos en tales países, que la dirección sionista procura incorporar Israel.

Shlaim tiene una explicación acerca del interés que Israel tuvo en los judíos árabes:

“A través de una serie de matanzas, las fuerzas militares sionistas dirigidas por la Haganah vaciaron unas 500 aldeas y ciudades palestinas. La mitad ya estaba despoblada antes de la proclama del estado [15 mayo 1948] y antes que entraran soldados árabes para preservarlos de matanzas como la de Deir Yassin. Palestina quedó medio vaciada. La mayoría de los judíos europeos elegían ir a EE.UU., no a Palestina. A  Ben Gurion se le hizo urgente encontrar población para llenar el vacío. Alemania pagaba generosamente reparaciones, no a los sobrevivientes de sus ciudadanos judíos sino al nuevo Israel que estableciera nuevos inmigrantes. Así comenzó la campaña para atraer mizrahim a Israel. El primer objetivo eran los judíos iraquíes, los más antiguos y los más ricos entre todos los árabes judíos.[4]

 

Hemos repasado apenas las dificultades que tiene el EdI para legalizar y estabilizar sus objetivos. La resistencia palestina es sin duda formidable, histórica. Pero hay otras razones que explican las “dificultades de parto” de una experiencia como la sionista con bastante más de un siglo procesándose.

 

UNA EXPERIENCIA A DESTIEMPO

Cuando el principal colonialismo de fines del s XIX y comienzos del XX –The British Empire– le entrega a representantes prominentes de la colectividad judía[5]  una suerte de poder para la instauración de un colonialismo de asentamiento en un territorio que vieron propicio, nadie imaginaba los tiempos que iba a insumir semejante emprendimiento, y el creciente divorcio con los cambios culturales que iban a ir operando en la sociedad; en 1917 el colonialismo puro y duro estaba, todavía al menos formalmente vigente, y el sionismo, cautamente al principio, inicia una política de asentamientos por vía legal despojando a campesinos de sus tierras mediante el pago escrupuloso del valor de esas tierras a sus propietarios legales y ausentes, residentes en ciudades lejanas.

Algo que jamás se tomaran el trabajo de atender los colonialistas cuando la expansión “les exigió” las tierras a los nativos sioux en América del Norte, a los mayas en Yucatán, o a los ibos del África atlántica, o a los bantúes del África ecuatorial. En plena expansión, colonial, militar, económica, el capitalismo validó sus conquistas de tierras sin necesidad de brindar amparo legal a sus acciones; éstas se validaban por sí mismas, generadoras de un nuevo derecho.

El sionismo entonces se amparó inicialmente en un tipo de expansión  y despojo legal, cubierto con abundante pago de metálico. Claro que no a los directamente afectados por la implantación sionista, sino a titulares legales de los bienes –grandes latifundios de ausentistas– que el sionismo fue adquiriendo “legalmente”.

El esquema colonial vigente a fines de la 1GM con el cual Inglaterra  y Francia asentaron sus dominios fue modificando las redes transnacionales de producción e intercambio, con el paso de las décadas y la modernización, tecnológica y cultural, procesándose cambios culturales significativos. Así que cuando al fin de la 2GM el sionismo le imprime un ritmo mucho mayor y decisivo a la forja de una nación de amos sobre los vestigios de la sociedad palestina, hacía ya mucho que no teníamos ese tipo de colonización en otras latitudes.

La cristalización del colonialismo de asentamientos, tan característico de las naciones anglófonas (evitando todo mestizaje) terminó a fines del s. XIX (Canadá, Australia, Nueva Zelandia). Y  como experiencia pionera y decisiva, la de EE.UU., ya cuajada a mediados de ese siglo.

Las naciones del subcontinente indolatinoafroamericano desarrollaron otro tipo de colonización  en el resto americano, y en Asia y África se configuraron otros tipos de colonialismo. Todos ellos con sus modalidades racistas, de diverso tipo.

 

El tipo de colonialismo sustanciado por el sionismo ha extraído su legitimidad del nazismo.  Como si se tratara de una contrafigura.

Pese a que sionismo y nazismo son dos cuestiones históricamente separadas; no nacieron para ser explicadas recíprocamente. Incluso podría decirse que dentro de la Alemania nazi, al menos en etapas tempranas, el sionismo contó con cierta benevolencia, una cierta coexistencia con los nazis. Asunto peculiar, puesto que el nazismo, –militantemente antidemocrático– barrió, muy pronto de la esfera pública toda opción política, salvo la sionista, precisamente.

A mediados de los ’30 sólo los sionistas, aparte de los propios nazis, mantenían sus medios de propaganda en  el 3er. Reich.  Con lo  cual, no nos queda sino una conclusión insoslayable: hay algo en común (en conflicto o no) entre nazismo y sionismo.

 

Expongo apenas una pregunta que han planteado diversos investigadores (Philip Giraldi, Ron Unz, Laurent Guyénot, Mike Whitney, entre otros muchos). Al día de hoy son cada vez más los estados en que deviene delito no aceptar la versión oficial del IHRA, International Holocaust Remembrance Alliance  (Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto) como “verdad revelada” acerca de lo acontecido a judíos en la Alemania nazi; los 6 millones de matados por el nazismo, los métodos para tal dimensión genocida, le red de campos de exterminio, el uso industrial del gas Zyklon B… Delito, porque cualquier negativa a la versión IHRA es  considerada “negacionista”.

 

Recorriendo bibliografía de lo acontecido durante la Segunda Guerra Mundial [en adelante 2GM], autores como los mencionados han tomado nota que la historia  de la 2GM, de más de mil páginas, de Winston Churchill;[6]  la de Charles de Gaulle,[7] otra obra monumental, Memorias de la guerra, de más de 600 páginas, editada en dos volúmenes a lo largo de la década de los ’50,  y el formidable relevamiento de  Dwight Eisenhower titulado Crusade in Europa,[8] otra obra de gran porte, más de 600 páginas, escritas todas ellas y publicadas entre el fin de la 2GM y la década de los ’50, todas de autores insospechables de benevolencia o coincidencia con el nazismo, no contienen ni una página, ni una referencia que coincida siquiera malamente con la presentación que el IHRA enarbola sobre el trato mortal dado por nazis a judíos.

Si llegamos a tener en cuenta la presencia de al menos unos 150000 judíos dentro del Ejército Alemán, dirigido por el nazismo durante la 2GM (una mitad definidos como medio judíos, es decir con un progenitor judío,  y la otra mitad, como “cuarto judíos” porque contaban con un abuelo judío), y sabemos además que entre tales “mestizos” hubo varios militares sobresalientes con cargos de alta capacidad de mando, la perplejidad deviene única respuesta ante tanta disonancia cognitiva. Incongruencia entre las imágenes estereotipadas  que consumimos sobre la 2GM y la historia a secas.[9]

Si en los ’40 y ’50 no existía “el holocausto” tal como lo conocemos hoy, ¿de dónde surge esta imagen que hoy tiene tanta fuerza y hasta un sacerdocio laico, el IHRA, dispuesto a proteger la versión al parecer innegable?

Recordemos en primer lugar que el genocidio nazi de judíos fue abordado y situado históricamente por investigadores valiosísimos como, por ejemplo, Norman Finkelstein,[10]  él mismo judío. La investigación de Finkelstein ya apunta a desmontar la versión oficial del “holocausto” que por entonces se había encaramado en la conciencia colectiva por machaconeo mediático.

Porque tras las grandes obras de posguerra que NO registran el acontecimiento, tenemos, en 1978, una miniserie hollywoodense que impone imágenes muy fuertes, de enorme magnetismo, que forjará un antes y un después para el tema. Holocaust. En 1998, se funda el IHRA, red intergubernamental compuesta por 28 países europeos y 7 extraeuropeos con el fin de reconocer, reproducir una verdad oficial y única sobre el “Holocausto.”

Ese carácter obligatorio de la versión del comportamiento nazi sobre lo judío ha despertado interrogantes acerca del carácter de verdad histórica. Hasta ahora en prácticamente todos los órdenes de la historia humana, el conocimiento y la investigación se han regido por aportes documentarios sobre un acontecimiento dado. La idea, en cambio, de una verdad consolidada, fija, absoluta se ha reservado, hasta ahora, al ámbito de la fe religiosa y los documentos o testimonios que allí se atesoran. Conocimiento y fe, en ese sentido, constituían un par conflictivo o sencillamente, no constituían par alguno. La resolución intergubernamental que ha dado lugar al IHRA ha roto ese enfoque epistemológico. Y ha dado lugar a un problemático maridaje de ciencia y fe.

Hasta ahora, totalmente escindido del conocimiento histórico.

[1]  ”Zionism is an Ashkenazi thing” [El sionismo es una cosa askenazí], 5 jul. 2023.

[2]  Historiadores israelíes que se vieron precisados a romper con la historia oficial del Estado de Israel, tan alejada de los hechos históricos, como una revista de historietas.

[3]   Shentav, Y., ”Utilización de los judíos orientales como peones contra los refugiados palestinos”, www.rebelion.org, 28 set. 2012.

[4]   Sitta, ob. cit., glosando a Avi Shlaim.

[5]   Declaraciòn Balfour, nov. 1917.

[6]   Winston Churchill, The ”2nd. World War”.

[7]   Memoires de la Deuxième Guerre Mondiale, 1954-1959.

[8]   Doubleday Publ., N.Y., 1948.

[9]   Mark Rigg, Hitler’s Jewish Soldiers, Kansas Univ., 2006.

[10]  The Holocaust Industry, Verso Books, N. Y., 2000.

Publicado en Conocimiento, Palestinos / israelíes

URUGUAY: Lacalle Pou, ¿águila o paloma? BORRANDO EL PASADO, NUBLANDO EL PRESENTE

Publicada el 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

23 JUN 2023

Nuestro inefable presidente, Luis Lacalle Pou, cual demiurgo temporal, tras decisiones gubernamentales que configuran el incognoscible futuro de nuestro país, concedió a un consorcio transnacional 60 años de administración portuaria –con lo cual su firma tiende a embretar las de los próximos doce presidentes–. Ahora ha decidido también por sí y ante sí, modificar el pasado.

Por supuesto que, como siempre, con las mejores intenciones y en aras de los más altos objetivos. Invocando la paz, no para concretarla pero sí para reverenciarla.

Lacalle Pou, decide que la enorme escultura en bronce del águila “guerrera” –emblema nazi– con su gigantesca esvástica, que fuera extraída de los restos del acorazado de bolsillo Graf Spee, hundido en aguas territoriales uruguayas, cerca de la costa montevideana, sea fundida y trasmutada en paloma de la paz (para lo cual, cuenta finalmente con la aquiescencia de tal vez el escultor estrella vivo de mayor renombre en nuestro país).

Enfrentando o mejor dicho, ignorando el significado histórico que podría tener rescatar todos los restos del Graf Spee, incluyendo el águila en bronce, nuestro presidente opta por la apuesta ideológica y militante: desconocer el pasado, basándose en un planteo que sabe caro a todos los poderes más o menos satisfechos del presente. Porque ya sabemos que todo poder establecido se convierte en defensor nato y neto de la paz: la paz es lo que asegura lo conseguido, lo establecido. En  este aspecto, no figura si lo que se ha obtenido es justo o no; es lo que se ha obtenido.

Tal lo acontecido, históricamente, con la pax romana, la pax britannica. Y es de ese mismo modo, que  la dirigencia de EE.UU. ha invocado durante décadas “su” pax americana.

La decisión presidencial nos lleva directamente a George Orwell y su visión de los reconstructores del pasado. Ingsoc, el pesadillesco estado omnipresente de 1984, tenía su Dpto. de Actualización Histórica, que refrescaba la memoria de acuerdo con una geoestrategia imperial siempre presente. Y si ayer había servido tener un pasado condenando un acontecimiento, hoy la coyuntura podía necesitar borrar ese pasado condenatorio y tener, por ejemplo, uno nuevo que glorifique otro punto de vista, de pronto opuesto al anterior. Porque lo que importa no era reconocer la veracidad de lo acontecido sino ajustarse a las necesidades de la coyuntura presente. Y para Luis Lacalle Pou, ¿hay algo más importante que santificar el credo geopolítico actual? ¿Cuál es? La paz, ya todo el mundo lo sabe, al menos desde que “los rusos invadieran”.

Repasemos la historia inmediata: ¿el mundo occidental defiende otra cosa? ¿Qué fue sino defender la paz arrasar Irak y asesinar a su líder, frustrando la formación de una bolsa de monedas para el negocio transnacional del petróleo arrebatándole al dólar su monopolio? ¿O invadir Libia y asesinar a su vez a otro líder empecinado en forjar una moneda panafricana que claramente desafiaba el área dólar? ¿Acaso EE.UU. ha defendido otra cosa que la paz al invadir Panamá para cortar de raíz el populismo de un exlugarteniente suyo?

Y cuando el eje EE.UU. y su chirolita UE inicia su política de incorporación de Ucrania –valiosísimo granero de Europa– al “mundo occidental”, angostando un poco más el “cerco sanitario” establecido a la Rusia exsoviética, y Putin reclama un derecho de “autodefensa” al estilo del esgrimido por EE.UU. para sus tantas incursiones (las nombradas o Haití, Granada, Colombia, República Dominicana, Siria e incontables etcéteras), la lógica institucional que caracteriza a la mayoría de las representaciones nacionales de la ONU, soslaya semejante demanda y Putin, con torpeza, invade Ucrania, carente del experimentado oficio interventor que caracteriza a EE.UU. en sus frecuentes incursiones internacionales.

Y esta invasión, rusa, sí, puede ser duramente criticada.

 

La decisión presidencial ha recogido el beneplácito de quienes albergan sin duda la misma noción de omnipotencia que ha caracterizado al presidente con su nueva alquimia. Como siguiendo las leyes del perro de Pavlov, “Roby Schindler, presidente del Comité Central Israelita del Uruguay, dijo que para él es una ’idea maravillosa’ y una ‘muy buena noticia’ la metamorfosis del símbolo nazi.  ‘Es un elemento de odio y de guerra que se transforma en un elemento de paz’.[1]

Pero afortunadamente el úkase presidencial ha encontrado también reparos en el país: lo cual es muy reconfortante.

Claudio Invernizzi, por ejemplo, precisó: “Es un disparate. Esa águila, tan brutal y amenazante, es una señal histórica de la barbarie a la que es capaz de llegar la especie. Transformar un pájaro no transforma a la humanidad, la disimula. Y borrar la simbología del horror, alienta al horror.[2]

Y si la primera parte de su planteo es valioso y nítido, su segundo momento es todavía más sabio porque revela no sólo la inanidad del proyecto sino su misma toxicidad. Si borramos un horror, estamos alentando a repetirlo. Se nos incapacita para generar la resistencia.

De ese modo, estaremos más débiles para rechazarlo al presentarse. Porque no lo hará con las consabidas ropas del pasado: la nueva intolerancia, no se vestirá de Tercer Reich, obviamente.[3]

Ya sabemos cuán cargados estamos al día de hoy de cancelaciones. Y ésas no recaen sobre los casi inexistentes nazis, por cierto.

 

[1]  Declaraciones recogidas por Perfil, Bs. As., 17 jun 2023: https://www.perfil.com/noticias/

noticias/la-polemica-por-la-transformacion-del-aguila-del-graf-spee.phtml?__vfz =medium%3Dstandalone_content_recirculation_with_ads

[2]  Ibíd.

[3]  Tenemos un ejemplo patente y patético al otro lado del río: Javier Milei se presenta como libertario y postula una serie de medidas draconianas, carentes de toda liberalidad; usar “modelo motosierra” para reducir gastos del estado, dolarizar la moneda nacional y ejemplifica como medida para “liberar”, instaurar un mercado de venta libre de órganos. Como en su momento Behring-Breivik, es un rendido admirador del modelo israelí.

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