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Majfud invoca los 50 años del asesinato del Che desde EE.UU.

Publicada el 13/10/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Jorge Majfud ha hecho una recordatoria del Ché a los 50 años de su asesinato.

Viviendo en EE.UU. ha hecho una comprensible recordatoria comparando, como él dice “el carácter radical y violento” del Che aclarando con precisión y justicia que “lo fue mil veces menos que la CIA, que el gobierno estadounidense de la época.”

Majfud pasa revista, inevitablemente incompleta, de los atropellos, abusos, saqueos a los que EE.UU. ha sometido al resto del Nuevo Continente “en nombre de Dios, la Patria, la Familia y la Libertad”. Es tal vez una pizca demasiado optimista cuando se refiere al gobierno de Arbenz y antes Arévalo, como “una de las pocas democracias en América Latina en 1954.” [1] EE.UU. arrasa Guatemala con la CIA y una banda de mercenarios como grupo de tareas de la United Fruit ─una empresa transnacional de origen norteamericano─ porque el gobierno nacionalista guatemalteco se atrevió a cuestionar las ganancias ilimitadas de los esclavistas estadounidenses (Arbenz propuso expropiar, nos lo recuerda Majfud, a la compañía por su valor de aforo, ridículamente bajo para no pagar impuestos, y eso les colmó la paciencia, no los pujos democráticos que cuando son dentro del establishment, bienvenidos).

Majfud nos recuerda cómo reaccionó Guevara contra semejante estado de cosas.

Y repasa el bajísimo umbral de tolerancia de la “American Democracy” a cualquier atisbo de resistencia como el guatemalteco ya señalado o, más tarde, el chileno, con Allende o incluso, recientemente, el hondureño con Zelaya.

Todo esto es entendible y constituye una verdadera lección de historia política para el universo madeinUSA,  para el lector medio estadounidense, con su nivel de ignorancia supina. Para la sociedad que habita y conoce Majfud.

Pero el universo al sur del río Bravo necesita, necesitamos, otra cosa. Al cabo de 50 años, más reflexión y menos pleitesía.

Aquí nosotros vivimos, convivimos, con las tesis de Guevara, con su prédica y su acción. Los que vivimos al sur del Río Bravo, incluso algunos al norte, y humanos en todos los continentes, no necesitamos [2] este memorial para estadounidenses cuidadosamente infantilizados gozando sus privilegios “eternos”.

Aquí estuvieron las guerrillas guevaristas, los asesinados y los desaparecidos, las sociedades truncas y los sufrimientos.

Entre nosotros, necesitamos entender a Guevara no desde los atropellos yanquis sino desde las rebeliones y responsabilidades propias en nuestras sociedades. En ese sentido, Majfud se la hizo fácil con  semejante “biografía”. Aparecida en info/alai, en comcosur (y no sé en cuántas otras publicaciones “del sur”).

¿Ayudó Guevara a forjar un nuevo mundo sin el capital como mando supremo?

Mi respuesta inicial es que no. Que al contrario. Contra su voluntad, claro. Con un heroísmo y un idealismo que nadie discute, pagó con su vida… ¿lo qué? ¿la obtención de una sociedad mejor? En todo caso, su sacrificio no permitió la liberación, pero tras su asesinato, las redes imperiales represivas tendieron a consolidarse.

Con vaivenes históricos, como siempre. Ya entrado el siglo XXI, con Chávez al frente, la constelación del poder transnacional con eje en EE.UU., pareció si no trastabillar, al menos retroceder; el ALCA no se concreta. Pero ya estábamos lejos de la estela guevarista.

De lo que se trata, a cincuenta años de su muerte, es examinar qué pasó con sus pasos políticos, con su programa y con la oleada guerrillera que lo tuvo como norte.

Entiendo que una anécdota que ha contado Osvaldo Bayer, un contemporáneo del Che (incluso una pizca mayor), es muy ilustrativa: triunfante la Revolución Cubana con su levantamiento y consiguiente “guerrita” ─como bien la denomina Jorge Masetti (hijo de un lugarteniente dilecto de Guevara)─ Guevara recibe una (de las tantas) delegación de argentinos más o menos deslumbrados (y deslumbradas, acota Bayer). Guevara entonces, ofrece una pequeña clase magistral: de pie entre sentados pasa a explicar los pasos a dar para alcanzar la revolución: que hay que disponerse, un par digamos, a desarmar un policía aquí, otro allí, que en posesión de un puñado de armas hay que decidir entre una media docena de bravos, el copamiento de una comisaría y así, ir acumulando fuerzas, hasta sentirse en condiciones de copar un cuartel luego de elegir y sopesar cuidadosamente el más vulnerable… e cosi via.

Bayer recordaba que en una pequeña pausa, le preguntó a Guevara, extrañado por su monólogo “armado”, si acaso “los contrarios” no jugaban. Guevara se dio vuelta ante tan inoportuna pregunta y desde su altura, le contestó con desdén: “son todos mercenarios”. 1960.

Bayer no lo dice, pero la contestación revela una profunda ignorancia del alma humana. No eran todos mercenarios, o en todo caso, si lo eran, ni lo sabían. Puesto que muchos militares, y hasta policías, se hicieron matar “defendiendo las instituciones”.

Dejando la anécdota con Bayer y los deslumbramientos de delegaciones con progresiva guerrillodependencia, lo cierto es que en Cuba fue relativamente fácil (se ganaron batallas incluso sobornando a jefes del corrupto régimen de Batista), al menos en comparación con el resto de América Latina, con la trágica gesta de sacrificios heroicos que se llevaron decenas de miles de muertos, sobre todo jóvenes, en América Central [3] y en el sur americano.

Toda, casi toda esa lucha cumpliendo cabalmente los preceptos guerrilleros terminó, ya sabemos cómo terminó. De eso tendríamos que rendir cuentas.

Pero cuesta muchísimo hacerlo. Porque Guevara dio la vida por sus ideas. Y cada uno, comprometido, militante, se pregunta sobre dar su propia vida o que no la dio. Y eso menosca-ba. Hace incriticable al sacrificado. Aunque él haya contribuido con su intemperancia, con su dogmatismo fácil, con su pretensión de mando político y militar, con su consigna sencilla y segura (como la Ley de Murhpy que nos recuerda que “los problemas complejos tienen solucio-nes falsas que son sencillas de aplicar”) a la derrota que le costara su vida. Cuesta entonces reconocer que su “camino” era irreal,  con dosis fuerte de delirio. Se mezcla ese juicio de reali-dad con el hecho indudable que no era nada fácil de seguir por la dosis de valor requerido. La imitación a Cuba que Guevara y sus adláteres postularan fue finalmente abandonada luego de que miles, decenas de miles de militantes, guerrilleros, abnegados seres humanos, fueran destrozados por la represión en casi todos los estados de la mal llamada América Latina.

¿Tuvo sentido? Me permito dudarlo. Y eso sin entrar al fin perseguido: el hipotético mundo socialista, celosamente construido por la vanguardia que “a todos nos guía”. Que en vida del Che conservaba su presencia fáctica, que era una pesadilla en la mayoría de los “estados socialistas”, aunque para muchos era todavía un sueño.

Hoy estamos más desnudos, más en harapos. Pero también con menos velos.

¿Cuánto tiempo necesitaremos para abordar esta problemática? ¿O el sistema cleptocorporocrático globocolonizado se saldrá con la suya construyendo zoológicos humanos bioingenieriles? “Felices” en el centro planetario; adormecidos y hundidos en la periferia?

[1]  Omite decir que se trataba de una democracia “blanca”, eurocentrada, ajena y hostil a la población aborigen, mayoritaria en el país.

[2]  Nunca hay cortes absolutos entre sociedades; EE.UU. tuvo también sus “desaparecidos” a causa de la política genocida de la dirección norteamericana en el sur; me viene a la memoria el periodista Charles Horman (The Nation) que encaró su trabajo con responsabilidad y veracidad, pecados mortales para los invasores estadounidenses.

[3]  Hubo, sí, una excepción: veinte años de lucha guerrillera en Nicaragua, con el país destrozado, logró acabar con la dictadura títere de los Somoza.

Publicado en Centro / periferia, Poder, Política

Israel avanza con su Plan Yinon

Publicada el 01/10/2017 - 06/10/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

  1. La partición de Irak ha adquirido estado público. Estamos a tres días del plebiscito anunciado en el norte kurdo iraquí para el 25/9, impugnado por el gobierno del devastado Irak.

El plebiscito abarca la región kurda, un décimo de la superficie iraquí con unos 4 o 5 millones de habitantes. Luego de las persecuciones de Saddam Hussein a comienzos de los ’80, el Irak kurdo ha quedado bastante escindido del resto de Irak y con un alineamiento total con EE.UU. Se ha convertido en una suerte de quinta columna del Occidente imperial en Irak sobre la frontera con Irán.

Como fruta madura, ese enclave ha estado siendo cada vez más asistido por Israel, que lo ha pertrechado, ubicado como cuña entre dos adversarios suyos recalcitrantes, Iraq e Irán.

El gobierno “federal” iraquí ha negado ese plebiscito. Por su parte, el gobierno de mano dura turco amenaza incluso con una intervención para sujetar las ansias secesionistas,  y que no contagien a la enorme minoría kurda que tiene dentro de fronteras (aunque políticamente, la región kurda turca no tiene nada que ver con su par iraquí).

 

Lo que vemos con este proceso, de  creciente autonomización del Irak kurdo, es un nuevo peldaño en el Plan Yinon, israelí, de 1982. Entonces, este periodista, Oded Yinon, especializado en cuestiones militares e imperiales ─“secretario ideológico” de Ariel Sharon conocido por sus acciones “militares” como “El Carnicero”─,  hizo un mapeo político de los estados que circundaban a Israel y de buena parte de los estados árabes del Magreb, registrando la inmensa cantidad de estructuras con grietas a menudo abismales en su interior, producto, sobre todo, del origen colonial de muchos de tales estados, deglutidos en su momento por el imperialismo occidental e independizados dentro del sistema global vigente; las naciones colonialistas jamás se preocuparon por preservar contigüidades territoriales o culturales de distintas naciones o etnias colonizadas; antes bien, siempre se preocuparon por tejer entidades que les resultaran favorables a sus intereses metropolitanos.

Yinon dibujó su estrategia ─la vieja y tan conocida del ”divide y vencerás”─ en un paper de apenas 15 páginas.

Un judío radicalmente enfrentado al experimento sionista, Israel Shahak, lo tradujo de inmediato del original hebreo al inglés, y la Association of Arab-American University Graduates ─AAAUG─ lo editó ese mismo año de 1982.[1]

Yinon fue registrando fisuras sociales, idiomáticas, étnicas, económicas en todos los estados de la región y estableció como meta reconstituir estados que siempre fueran de menor poderío económico, poblacional, que el israelí.[2]

En ese recuento, Yinon nos habla de un Líbano partible en cinco pedazos, un Egipto  en seis, una Siria también pulverizada en cinco trozos, un Irak en tres, y sigue enumerando los estados a fragmentar o ya inmersos en divisiones, como Argelia entre las etnias árabe y bereber, o en trance de tenerlas; Libia, Túnez, Sudán y en general todas las formaciones políticas de la Península Arábiga.

En el caso de Irak, Yinon repasa su estructura: una mayoría chiita sin control político, una minoría sunnita dirigente (Hussein era sunnita) y la minoría kurda.

 

  1. Realizado finalmente el referendo el martes 25/9, el resultado, señalado muy escuetamente en muy escasos circuitos mediáticos, nos indica que casi un 93% de los votos fueron al sí por la independencia (un 7% en contra). Sin embargo, tal información no discrimina los territorios en que se votó, entre los cuales hay zonas netamente kurdas y otras, como la rica región de Kirkuk, con población kurda y árabe en partes parejas.

De todos modos, hecho el plebiscito, hay que ver ahora su concreción. Inicialmente se le otorgaba un año de plazo…

Porque no sólo el gobierno central iraquí desautorizó primero la realización del plebiscito y ahora su reconocimiento.

En realidad, el plebiscito fue también desestimado por EE.UU. y varias otras voces  circundantes. Como las de Europa y Turquía (en rigor, sólo Arabia Saudita e Israel aprobaron su realización).

La posición de EE.UU. es significativa. Nazarín Armanian escribió una nota ya en vísperas del referendo, explicando “Por qué EE.UU. (no) se opone al referendo de independencia de Kurdistán” [3] donde el paréntesis es la clave.

Armanian explica que EE.UU., siempre adscripto a la geopolítica israelí, aprueba semejante desmembramiento de Irak (que no hace sino continuar su propia obra de demolición de 2003 y anteriores [4]), pero que no lo considera adecuado en este momento. Opta por consolidar al gobierno iraquí, que aunque chiita  como el iraní, es aliado de Arabia Saudita y consiguientemente de EE.UU. Más en general, prefiere dar tiempo a que maduren estructuras kurdas hacia una administración propia. Y en no debilitar al gobierno chiita iraquí que funciona rechazando toda liga con Irán.

 

  1. La política de despedazamiento que denominamos “Divide y reinarás” prosigue con el inmisericorde castigo sobre la población yemení; el ataque feroz de Arabia Saudita sobre Yemen. Extraemos los datos que siguen del relevamiento de Guadi Calvo, periodista argentino especializado en la zona mesooriental entre África, Asia y Europa.[5]

Yemen (medio millón de km2 y entre 25 y 30 millones de habitantes), desde hace 2 años es agredido por Arabia Saudita y una treintena de estados musulmanes (más la presencia beligerante del ISIS) luego de que la oposición en el país pusiera en fuga al presidente que buscó refugio en Arabia Saudita; ha sufrido no menos de 20 mil muertos, 800 mil fugitivos del país, y entre 12 y 14 millones de desplazados internos; el año pasado estalló una  epidemia de cólera por las precarias condiciones higiénicas y sanitarias que lleva ya 2500 muertes y 500 mil contagiados; las redes de puertos, rutas, usinas, hospitales, escuelas y miles de vivienda colapsadas; por lo menos 14 centros clandestinos de detención masiva que incluye menores; aplicación de “tortura extrema”, desapariciones carcelarias y una ristra de obscenidades y atrocidades inagotable. Yemen ha sido convertido en un infierno. Como la Franja de Gaza, pero decenas de veces más grande.

La participación de Israel ha sido significativa: sus satélites espías entregaban ─¿entregan?─  información sobre combatientes yemeníes a Arabia Saudita. Y sus cazas han cooperado con las fuerzas saudíes en los cielos yemeníes.[6] En realidad, Israel repite la “contribución” militar que ya en los ’60 decidiera, también apoyando a Arabia Saudita cuando la lucha entre Yemen del Norte y Yemen del Sur.

La furia que ha descargado Arabia Saudita y aliados sobre la población yemení se “explica” por la movilización que ha derrocado a su monarca. Se trata de houthies,  chiítas, y se los visualiza como afines a Irán. La idea de que aparezca algún aliado a Irán entre naciones árabes les quita el sueño a saudíes, israelíes y a EE.UU. y desnuda de lo que son capaces; destruir a toda una sociedad.

 

Ya habíamos visto pesadilla similar en Sudán, antes de concretarse la división del país. Israel fue el primer estado que reconoció el flamante Sudán del Sur, escindido. Pero tal vez no resulte tan fácil llevar adelante la metamorfosis para que Egipto adopte ‘la solución de seis estados’… (Yinon reitera a lo largo de su escrito el ansia de adueñarse de la península de Sinaí, esperando que “Egipto brinde a Israel la excusa para que tengamos el Sinaí nuevamente en nuestras manos por cuarta vez en nuestra breve historia” [¡sic!] que es un reservorio energético apreciable, con lo cual nos está diciendo que de los seis miniegiptos concebidos con su proyecto de dominaciòn, uno está asignado para caer de inmediato bajo bandera israelí).

Pero el escollo mayor, parece estar en el despedazamiento de Siria. Hasta donde veo, entiendo que Rusia no aceptó el destrozo de Siria como había observado “neutralmente” el de Libia. Siria es un aliado. Con el único puerto ruso en el Mediterráneo… la cúpula rusa en su momento aclaró incluso: ─’No vamos a tolerar otra Libia’ [en Siria]. Y no lo han hecho. Tampoco Irán, que vio que la caída de esa otra ficha de dominó precipitaba un juego favorable a la dupla Israel-EE.UU. Jugó sus cartas contra los freedom fighters que estaban despedazando Siria (la situación siria se hizo muy compleja, por el carácter dictatorial del régimen de Assad y la presencia, al menos inicial, de una oposición no violenta).

En Siria durante años se libró una o varias guerras civiles e internacionales a la vez, con combates entre militares y bombardeos a civiles, que ha devastado al país. Sin embargo, poco a poco, con el apoyo de Rusia e Irán contra el ISIS, evitando conflagraciones entre tropas oficiales europeas y estadounidenses y equivalentes rusos, iraníes e incluso sirios, el gobierno de Assad ha ido reconquistando suelo, ciudades, territorios, hasta forjar una posición firme y tendencialmente de predominio.

Queda en Siria una ristra de situaciones desesperantes, la ciudad de Aleppo deshecha, daños humanos y materiales sin cuento, algunos bolsones de resistencia del Califato Islámico y, por ejemplo, el destino de los encarcelados y encarceladas, de secuestrados y secuestradas tanto del gobierno sirio como de las bandas “insurgentes”. Pero aun si uno se informa con fuentes que no simpatizan con el gobierno sirio[7] se recibe la impresión de que no estamos en los círculos más bajos del infierno, como en los informes sobre la que se vive en Irak, en Sudán, en Yemen, en Afganistán, en la Franja de Gaza…

El plan Yinon entonces ha tenido un traspié.

De todos modos, las naciones musulmanas que circundan Israel están todas francamente afectadas por el “Divide y reinarás”, y uno ve sus huellas hasta en territorios más lejanos, como Somalía, Afganistán, Argelia, Marruecos, Pakistán…

 

  1. El Plan Yinon, con sus largos 30 años a cuestas tiene, sin duda transformaciones profundas. Solo el “Divide y reinarás” está en pie. El propio plan fue concebido en un momento de enfrentamiento al menos presunto, entre “superpotencias”. Y Yinon, con el plan, procuraba crear un ámbito propicio para Israel al margen de aquel “duelo de titanes”.

La URSS colapsó, para sorpresa de tantos analistas “científicos”, y EE.UU. ha sufrido dos formidables cambios geopolíticos: 1) quebrada la URSS, expandió su presencia y dominio a todo el mundo y en particular sobre la vieja zona de influencia soviética casi todo recolonizada por EE.UU. y 2) Israel ha ido ampliando su influencia dentro de EE.UU. dominando con mano segura sus instancias parlamentarias y coordinando, con escasos percances, la actividad ejecutiva propiamente dicha en los terrenos militar y securitario. La unión EE.UU.-Israel parece más estrecha que nunca. Y más orgánica que nunca antes.

Otra expresión de la creciente influencia israelí en el mundo entero se aprecia por su comportamiento con y en la Franja de Gaza, y sobre todo como reacciona ese “mundo entero”:  sometida a una experiencia más bien “zoológica” ─el millón y medio de seres humanos allí albergados son racionados, privados de casi todos los atributos del “mundo civilizado”, embretados, dirigidos, frenados, castigados como animales, y el resto de los seres humanos del planeta, ese “mundo entero” tiene poco y nada qué decir, al menos en todas sus instancias jurídicas, mediáticas, institucionales, de derecho internacional, etcétera, etcétera. Y estamos hablando de un “tratamiento” que lleva ya once años.[8]

Hay muchas más pruebas de la expansión y el poderío israelí que no hacen obsoleto al Plan Yinon, pero lo “elevan” a un orden ya no regional sino planetario. Baste señalar, entre nosotros, cómo Israel ya no solo atiende el Cercano Oriente; acabamos de ver su plan “latinoamericano” a través del viaje de ese fascista hecho y derecho,[9] Netanyahu, revisando situaciones y relaciones, pasando revista a sus posibles nexos con los complacientes gobiernos de Argentina, Colombia y México.

[1]  En castellano apareció como “Una estrategia para Israel en la década de los ‘80” Revista de Estudios Árabes, Buenos Aires, ene-jun. 1984, editada por Saad Chedid. En internet figura en castellano únicamente en El Estado de Israel armó las dictaduras en América Latina, Editorial Canaán (del mismo editor), Buenos Aires, 2007.

[2]  Desde los ’60, con un Israel potencia nuclear, lo militar tiene menos relevancia, aunque también es cierto que la densidad poblacional del Cercano Oriente desaconseja cualquier empleo de bombas nucleares si uno no quiere ser perjudicado aun siendo el que las “administre”…

[3] Público,  Madrid, 24/9/2017.

[4] EE.UU. encaró la destrucción del Irak liderado por Saddam Hussein casi desde los comienzos del BAAS de Hussein, a principios de los ’80. Hussein trató de realzar el papel de los países productores de petróleo y llegó a diseñar una canasta de monedas internacional para romper con la dependencia al dólar. Esto lo convirtió en enemigo jurado de la Reserva Federal y sus administradores (privados) en particular y de la elite gobernante estadounidense en general. Y será castigado sin pausa; bombardeo de su planta nuclear en 1981; guerra de desgaste con Irán 1981-1989; Tormenta del Desierto, 1991 y finalmente el golpe de gracia en 2003: invasión, arrasamiento de las redes industriales, comunicacionales, ministeriales, militares, culturales y de servicios; apresamiento y ejecución de Saddam Hussein como si se tratara de un veredicto jurídico y no de una venganza política. El comportamiento estadounidense e israelí prueban que se trataba de una molesta presencia que empañaba el dominio completo.

[5]  “Yemen: los secretos del genocidio”, COMCOSUR, Montevideo, 27 set. 2017.

[6]  Rasoul Goudarzi, “Israel y Arabia Saudí: enemigos en el pasado, amigos hoy”, en

http://www.hispantv.com/noticias/opinion/29415/israel-y-arabia-saudi-enemigos-en-el-pasado,-amigos-hoy.

[7]  Hannah Summers, The Guardian: <https://the guardian.com>.

[8]  Existe sí la denuncia permanente a este estado inadmisible de cosas, pero únicamente por individuos con sensibilidad y dignidad, como Richard Falk, por ejemplo, y contados pocos más.

[9]  El partido de gobierno de Israel, Likud proviene del Betar, el partido sionista fascista fundado por Zeev Jabotinski en 1923, con apoyo de Mussolini.

 

Publicado en Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Política

Los porqués de la visita de Benyamin Netanyahu a Argentina

Publicada el 25/09/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Por primera vez desde el año 1948, año de la fundación del Estado de Israel, su primera magistratura visita la Argentina.

Es todo un acontecimiento. Y entiendo que conviene saber por qué.

La visita no tiene antecedentes. Pero las relaciones diplomáticas, culturales, comerciales son de larga data entre Argentina e Israel.

Lo que da relevancia a esta visita es el área principal de relacionamiento. Benyamin Netanyahu viene acompañado de varios empresarios y hombres de negocios de rubros como el que institucionalmente se llama “seguridad” y que en la vida cotidiana revista a menudo la forma de “represión”. O de la rama de actividad que se refiere a las armas y demás herramientas de control social (emplazamientos de sistemas de seguridad audiovisual, detección electrónica, etcétera).

Israel ha ido desarrollando, desde hace tiempo, este tipo de producción, que suele promover para colocar en el mercado mundial con “el gancho” de que se trata de productos, herramientas, armas, que han sido experimentadas.

Cualquiera puede saber, basta seguir apenas esas actividades, que los negociantes de ese rubro aluden a que tales dispositivos se prueban sobre la población palestina.

Hagamos una mínima recordatoria de lo que pasaba, nos pasaba en las décadas de los  ’70 y ’80: el diario Haaretz, israelí publicaba un artículo de Marcel Zohar “Generales israelíes en América Latina” (10/8/1978): “Durante las últimas semanas tres generales israelíes (retirados) viajaron a la Argentina. […] El teniente general (retirado) Motta Gur, quien llegó a la Argentina después de pasar por Chile  donde había sido recibido por el presidente general Augusto Pinochet [declarando que] lo que informa la prensa chilena sobre Chile no está de acuerdo con la verdad.” [1]

Shahak observa que Gur se refiere a la prensa chilena, “censurada y amordazada”…

Tras esta visita […] Motta Gur se dirigió a la Argentina y allí, naturalmente la Embajada de Israel celebró su visita […] apareció en televisión, la Argentina lo recibió como si aun fuera jefe del Estado Mayor en actividad.”

Y remata Zohar: “[…] habiéndose llamado a licitación por armamentos para el ejército argentino, Israel ganó la misma frente a países con larga experiencia en la materia.”  Y Motta Gur  compartió instancias con “funcionarios de los servicios de información y del Estado Mayor […] responsables de las torturas, de las desapariciones de miles de personas.”

Motta Gur era apenas uno ”entre numerosos especialistas israelíes en seguridad” (ibíd.).

Acabamos de repasar la relación de Israel con la Argentina presidida por Galtieri. Ampliemos la visión. El rubro que acabamos de glosar tuvo un activísimo intercambio entre Argentina e Israel a principios de la década del ’80, cuando el gobierno de EE.UU. le pasa la posta de la seguridad, es decir de la represión en América Central; en Guatemala, El Salvador, Honduras, a los gobiernos argentino e israelí.

El gobierno argentino de entonces, el llamado Proceso de Reorganización Nacional, conocido en las calles del país como dictadura cívico-militar, consideraba que el mundo estaba en la 3ª.GM, y aceptó gustoso esa tarea de gendarme fuera de fronteras.

En el capítulo “La contribución de los estados mercenarios”, Noam Chomsky [2] explica que por dificultades de política interna “el gobierno estadounidense no ha podido participar en la medida de sus deseos en las actividades genocidas de sus amigos guatemaltecos […] aunque nunca se interrumpió la entrega de armas a los asesinos […] de manera que se delegó la responsabilidad de proporcionar […] el adiestramiento […] a los neonazis argentinos y a Israel […].” Y poco más adelante, Chomsky subraya:

“[…] EE.UU. se podía permitir la espera […] mientras la ayuda militar la proporcionaban Argentina, Israel y [así] Carter evitaba ensuciarse las manos [‘con la política racista y asesina de la dictadura guatemalteca’].”

Este idilio empresario-securitario fue bruscamente interrumpido con el fracaso militar argentino en Malvinas.

Y las relaciones israelo-argentinas se congelaron, tanto durante el alfonsinismo como durante el kirchnerismo.

Por eso la importancia de esta visita, que restituye la expectativas israelíes en su punto más alto.

Basta ver la treintena de empresarios que acompañaron a Netanyahu, para ver que es una auténtica “Por la vuelta”, aunque no se trate exactamente de un tango. Se trata de “altos” representantes de la ciberseguridad,  las “nuevas tecnologías”, telecomunicaciones (es decir todo tipo de transmisión, captación e interceptación de mensajes), la infaltable empresa de “recursos hídricos”, dedicadas a vender desalinizadoras que atrofian todo esfuerzo por no contaminar el agua dulce (pero allí la culpa no la tiene el chancho sino el que le da de…) y algún otro rubro…

Pedro Goldfarb, argentino radicado en Israel desde 1981 lo dice sin ambages: «Netanyahu no viajó solo. Fue con empresarios dedicados a la venta de armas, al espionaje y al entrenamiento para las policías de los distintos países» [3]

Para entender “los acentos” del proyecto de asociación económica basta leer la declaración conjunta tras su reunión en la Casa Rosada: “Nos comprometemos a trabajar junto a Israel para luchar contra el terrorismo”, dijo Macri (NODAL, 12/9/2017).

Israel su gobierno racista, supremacista, festeja este encuentro, mejor dicho reencuentro.

Hay que tener en cuenta que así como la jugada israelí a principios de los ’80 fue anudar “negocios” con las peores dictaduras del Cono Sur ─Argentina y Chile─,  el viaje de Netanyahu, “abrochando” las nuevas alianzas recae en los tres estados más conservadores y neo-neoliberales de la América Hispana: Argentina con su renovado occidentalismo ahora sin cortapisas (el populismo peronista no terminaba de satisfacer todas sus coincidencias con EE.UU. e Israel tenían algún pero, pequeño, pero…), Colombia, llamada desde hace ya tiempo,  el “Israel de América Latina”, y México, el desdichado país americano con mayor índice represivo continental y me pregunto si no mundial; por ejemplo, en lo que va de 2017 llevan 9 periodistas asesinados y el porcentaje de impunidad al respecto se calcula en el 99,75% (se descubren 2 o 3 asesinos cada mil periodistas asesinados…).

“En nuestra maltrecha democracia, la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal Rural “Isidro Burgos”  [en 2014] visibilizó  una  violación  cotidiana  de  derechos  humanos.  […] 130 mil ejecutados con violencia en México; […] millón y medio de desplazados; […] no menos de 30 mil desaparecidos durante una absurda e inútil guerra al narcotráfico […].” nos recuerda José Reveles.[4]

A este dechado democrático va Netanyahu a vender sus instrumentos de “seguridad”. Que ya sabemos que es ─basta ver las cifras, por ejemplo en México─ terrorismo institucional. Que es justamente en lo que Israel se ha vuelto ducha, despojando de tierra, trabajo, centros de enseñanza, redes hospitalarias y hasta de agua corriente a los palestinos.

Al despedirse de Macri, Netanyahu aclaró, por si quedaban dudas: “Tenemos oportunidades que nunca existieron en el pasado.” [5] A confesión de parte…

Usando Netanyahu la visita, y el país, para su juego de poder con EE.UU. la mencionada nota de Granovsky se titula: “El país se convirtió en una base de Netanyahu”.

Netanyahu cuestionó no sólo la firma de un acuerdo de Argentina con Irán sino el de EE.UU. con Irán. Como Ariel Sharon en su momento los halcones sionistas insisten en marcarle el rumbo a la elite dirigente de EE.UU. (y en verdad, se los ve bastante exitosos; sólo sobreviene de vez en cuando algún reparo de algún alto funcionario, que es generalmente desechado, como en su momento John Kerry).

 

Ante el avance visible de la ofensiva israelí ─que vemos no solo internacionalmente sino además, en sus planes dentro de la usurpada Palestina con los nuevos desalojos, desplazamientos, declaraciones de “apátrida” para habitantes totalmente desconocidos en su dimensión territorial, podemos siquiera en Argentina advertir el surgimiento de redes de argentinos judíos refractarios al eje Netanyahu-Macri:

“El Primer Ministro de Israel representa la política genocida de su país, la discriminación y opresión del pueblo palestino, la ocupación de su territorio y la violación sistemática de sus derechos políticos y sociales, motivos más que suficientes para tener bien ganado el repudio nacional e internacional a su gobierno”. Firmado: APEMIA (Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA).

APEMIA abunda en cargos todavía más severos sobre Netanyahu y reclama la extradición de delincuentes argentinos protegidos en Israel. Y APEMIA no es la única red que denuncia y enfrenta los abusivos acuerdos Netanyahu-Macri. Ya vimos otros ejemplos, entre judíos y no judíos,  como el video  https://youtu.be/hoJ5d6l6EK4.

Tenemos que aprender a ver más allá de las luces ceremoniales con que procuran cegarnos la prensa de candilejas.

[1]  Israel Shahak, Israel armó las dictaduras de América Latina, Editorial Canaán, Bs. As. 2007.

[2]  La quinta libertad, Editorial Crìtica, Barcelona, 1988.

[3]  De una entrevista radial del programa Voces del mundo, Radio Cooperativa, Thelma Luzzani, 17 09 12.

[4]  México: país de desapariciones forzadas, UAM, Universidad Autónoma Metropolitana. Política y cultura, 2014. http://www.redalyc.org/pdf/267/26739871002.pdf

[5]  Martin Granovsky, Página 12, 13/9/2017.

Publicado en Palestinos / israelíes, Poder mundializado

Una aporía sexual

Publicada el 25/09/2017 por ulises

Por Luis E. Sabini Fernández – Ha trascendido en los circuitos mediáticos que un trans ha cumplido su deseo de ser madre. Lo ha logrado con su pareja, también trans, originariamente un varón que ha adoptado, decidido, asumido, una condición femenina que entendió la suya.

La concreción del embarazo y el posterior nacimiento del vástago de la pareja, hace un año, se logró porque ambos trans resultaron refractarios a todo tipo de cirugía acompañando su cambio de sexo.

Ella, la advenida mujer, una ecuatoriana bellísima (que era también un apuesto varón, inicialmente), Diane, explica con mucho tino que siempre resistió el plan de una vaginoplastia (extirpación de sus genitales originales y creación quirúrgica de una “vagina”) porque no confía en soluciones quirúrgicas ; ejemplifica con intervenciones de ese tipo que se practicaran tiempo atrás: “Yo lo equiparo con la lobotomía: hubo un momento en que la respuesta terrorífica que se dio a los desórdenes mentales fue hacer cirugías cerebrales y dejar a la persona desconectada del mundo.” [1]

Revelando la lucidez de su abordaje, completa: “Así yo me haga la vagina más hermosa del mundo o me den las mejores hormonas artificiales no voy a ser mujer biológica nunca, por más mentiras que me pueda decir a mí misma.”

Y este planteo la/lo lleva a una conclusión que entiendo conmocionante para el universo LGBTT: “Si yo hubiera pensado en esto antes es probable que no hubiese intervenido mi cuerpo y ni siquiera me hubiera puesto mamas.»

Hasta aquí, cómo ha enfrentado Diane el engendramiento de un vástago. Nos cuenta que al conocerse se sintieron muy unidos, tal vez por la simetría de sus situaciones y/o destinos con el venezolano Fernando, hombre trans.

Y un buen día, mientras iba de gira con su empeño en la difusión de lo LGBTT, estando en Tegucigalpa, Honduras, le llega un mensaje: “Estoy embarazado de mi novia Diane. Tengo un vientre maravilloso que es la cuna donde crece día a día nuestra bendición. Soy el papá más feliz que existe y ella la mejor mamá, la mujer más bella.”

El masculino de la pareja, con su formación sexual femenina intacta, le anuncia a su pareja que es “la mujer más bella” y que ha conservado sus atributos sexuales  masculinos, que tenìan un embarazo entrambos.

Pero, ¿cómo lo hicieron?: ¿como hombre trans y mujer trans o como mujer y hombre bien tradicionales y primarios; el varón converso, con espléndidas tetas (aunque sin lactancia posible) penetrando con su pene  a su pareja, mujer que se considera (y eventualmente es considerada/o) varón?

¿Fue entonces un coito, como primigenios macho y hembra? ¿y cómo se sintieron? ¿qué gozo sintieron? ¿el varón, como varón y la mujer como mujer?

Y si así fuera, cuál es el papel, el significado de lo trans?

¿O se encontraron los cuerpos con reluctancia, sintiéndose impropios en los roces de sus zonas erógenas?

¿Cuál es el sustrato más profundo?

La resistencia de Diane y Fernando a mutilar sus sexos originarios (o si se prefiere, sus aparatos sexuales originarios, aunque la idea de “aparato” es impropia para aplicar a nuestros cuerpos) revela que ninguno de los dos pretendía matar al sexo que tienen en sí; en todo caso reconfigurarlo socialmente. La pregunta es por qué.

Y se prometen más hijos.

[1]  En países nórdicos hay lobotomizados que tendrían ahora unos 90 años, porque fueron intervenidos hace medio siglo o poco más.

Publicado en Amor, sexo, parejas, Sociedad e ideología, Vida cotidiana

Recensión de Refugiados.Crónica de un palestino, novela de Marcos Aguinis

Publicada el 12/09/2017 - 29/09/2017 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

El sionismo no es solo un movimiento político dedicado a reconquistar tierras que bíblicamente habitaron hace milenios judíos  (y tantos otros pueblos); tampoco es solo una alianza que tejieron sionistas de las corrientes más afines a Herzl con imperios y/o con configuraciones imperiales que facilitaran los propios fines; tampoco es solo el esfuerzo de judíos por romper con el shtetl y su mentalidad  que tantos judíos en los comienzos de lo que se llama la modernidad o nuestro presente, veían como inaceptable, dependiente o parasitaria.

El sionismo es todo ello, sí, pero encarnado de un modo peculiar, enraizado inevitablemente en rasgos judíos más permanentes que tales plataformas programáticas.

Puede tener que ver con la chutzpah, que se suele traducir por insolencia, desenfado y hasta inescrupulosidad.[1]

Puede tener que ver con la definición de Isaac Leib Peretz, judío polaco que a comienzos del siglo XX, ante el avance cada vez más avasallante y firme del sionismo dentro de la judería nos hablara de su temor de que ese movimiento adopte la forma y el estilo del gato que mata por estrangulamiento sin dejar rastro de sangre, es decir que asesina como si no lo hiciera.[2]

Puede tener con los mistarvim, aquellos patriotas del sionismo que aprendieron a imitar a los palestinos natives, a usar sus ropas y el idioma árabe con el acento preciso, que se infiltraban en el tejido social palestino, tradicional y no politizado, para hacer estragos mediante atentados de enorme crueldad (hacer volar por entero un taller mecánico; uno de los ejemplos que expone el historiador de origen judío Ilan Pappé).[3]

Apenas ejemplos de cómo los sionistas fueron empleando diversos recursos y artimañas para obtener su objetivo: el asentamiento en la bíblicamente llamada “Tierra Prometida”.

 

Y bien: Marcos Aguinis (MA) despliega a su vez, “diversos recursos literarios” en su novela. Refugiados, que nos animamos a comparar con los recién reseñados.

Ya es llamativo que un sionista tan conspicuo se introduzca en el personaje protagónico, un palestino refugiado. Indudablemente lo hace como un desafío literario y psicológico de fuste y estimo que su inocultable soberbia le hará considerar lo suyo como proeza estilística y no como abuso manipulador de sus adversarios políticos.

El recurso fundamental y reiterado, aunque bajo distintos ropajes, es el razonamiento por analogía, que ya sabemos esconde muchas trampas. MA exhibe y expone la peripecia de refugiados muy diversos; los alemanes del Volga, los griegos de la guerra greco-turca, los armenios de la Gran Turquía, los búlgaros. Si su visión no fuese tan eurocentrada, podría haber agregado las migraciones dramáticas vividas por los kalmukos en Asia o las de tantas etnias norteamericanas desplazadas por el poblamiento noreuropeo. Suma de todos modos, al atroz collar de las migraciones forzosas,  la de los propios alemanes al fin de la Segunda Guerra Mundial, abandonando las tierras en donde progresivamente se habían ido alojando, tanto las pobladas mediante asentamientos desde siglos anteriores como las ocupadas cuando la expansión nazi (dimensiona este penoso capítulo en unos diez millones de desplazados y en unos 2 millones los muertos (empequeñeciendo numéricamente la peripecia palestina).

Obviamente, aunque las diversas situaciones del protagonista lo hacen perdidoso ante las apabullantes comparaciones de sufrimientos, asesinatos y privaciones, el autor escamotea abordar la cuestión en sí, el despojo sobre los pobladores árabes palestinos (casi todos musulmanes), despojo a menudo violento y con violaciones y asesinatos como antídoto a la resistencia. Y pequeño detalle agravante, lo hace enalteciendo permanentemente a quienes procedieron al saqueo y a las acciones que han convertido en refugiado al protagonista. Los sionistas no sólo son exaltados como personas moralmente intachables, intelectualmente deslumbrantes ─como la israelí (por adopción) que impacta en el protagonista que termina enamoradísimo de esa combinación de belleza, sabiduría, conocimientos, bondad, solidaridad, dignidad, sensatez, serenidad… Es infrecuente conocer todas tales cualidades juntas en una  persona, pero que aquí se concentran maravillosamente haciendo de la deslumbrante Myriam un arquetipo.

MA se vale de muchos recursos para enaltecer lo israelí así como para menoscabar lo palestino, y lo árabe. Los personajes de ese origen (palestino está sólo el protagonista) son dogmáticamente  severos pero sexualmente  codiciosos y abusivos varones que de buena gana procuran raptar a Myriam para violarla, o licenciosos que han encontrado el filón de su atractivo sexual para ir perforando vaginas de chicas del lugar, que por cierto acuerdan más que gozosas tales encuentros. Este segundo tipo de personaje es  apenas más aceptable que el primero,  por su narcisismo (y hasta puede sonar realista en los medios estudiantiles universitarios).

El protagonista conoce a su primer extranjero en Alemania, el país que lo ha aceptado como refugiado, como médico egresado (pingüe negocio para el país anfitrión).

Ese primer extranjero es un personaje generoso, no sectario que lo trata muy bien, “aun sabiéndome árabe”. El protagonista está en guardia. “Lógico”. Porque Jorge es judío, chileno, con “natural amplitud y falta de prejuicios”. Explica que en Chile “conviven inmigrantes de decenas de países que se respetan”, lo cual deslumbra a nuestro protagonista que no había conocido en Palestina, en Jordania, en Líbano, más que árabes, árabes y árabes…

Claro que el desprejuiciado médico chileno omite recordar que esa amplitud con inmigrantes no existe en  absoluto con los anfitriones, los involuntarios y despojados anfitriones, los mapuches. Esa omisión, esa ceguera en rigor no es del personaje chileno sino del autor. Ese olvido muestra la inconsciente identificación de palestinos y mapuches… y la vigencia del eurocentrismo.

Tan marcado es su “pensamiento doble” que por un lado revela la ecuanimidad del protagonista para atender como médico a cualquier humano (se le pide hacer un acto quirúrgico a un judío, lo que realiza como corresponde) en tanto sabemos de tantos médicos sionistas que se niegan a ejercer sus conocimientos, su juramento hipocrático, con palestinos o árabes o que han llegado al extremo de asesinar decenas de musulmanes orantes, como hizo el médico judío fundamentalista Baruch Goldstein.

Empleando el razonamiento victimista del que se hiciera maestra Golda Meir ─que se enojaba con los jóvenes árabes que obligaban a los jóvenes judíos (pertrechados a guerra) a matarlos─, el personaje judío operado por el protagonista  le espeta:

“[…] Actuamos en consonancia con nuestros sentimientos: yo me siento amigo de los árabes y usted se siente enemigo de los judíos. Yo estoy tranquilo y usted tenso.”

MA no se siente panfletario; le concede al “adversario” buen juego. El palestino responde muy apropiadamente: “Se los asesinó, se les quitaron las tierras, se los expulsó y luego somos amigos!”

La réplica es difícil, por eso MA pone apenas como réplica:

“-Usted no lo pinta muy equilibradamente.” E inmediatamente cae en la analogía, la competencia:  ─“si usted se siente un expulsado, recuerde que los judíos han sido expulsados no sólo una , dos o diez veces, sino sistemáticamente a lo largo de toda su historia […]”.

Continuando el contrapunto, el judío (que resultará un abnegado transportista de refugiados judíos a Palestina en los ‘40 que lo llevará in extremis a adoptar una beba huérfana) le “explica” al Refugiado protagonista: “Los judíos tenemos derecho a afirmar, entonces, que son los árabes, con apoyo inglés, los que nos usurparon dos tercios de la Palestina original…”

MA escamotea la íntima relación entre el sionismo y el colonialismo británico que no sólo testimonia el mismísimo Herzl en su libro clave, sino que se continúa en el tiempo, trágicamente, como cuando el levantamiento palestino contra el establecimiento sionista en Palestina a mediados de la década del ‘30; entonces y durante tres años, los ingleses y sus protegidos judíos  enfrentarán la violencia palestina con más violencia todavía (el tendal de muertos es incomparablemente mayor entre los árabes palestinos que entre sionistas e ingleses).

 

Padre adoptivo e hija deslumbrante resultan provenir de la misma ciudad que el protagonista, Ramleh. Cuando aquellos tienen que informarle que la calle natal del protagonista y su vecindario, de unos cien habitantes, ya no existe, le explican, que ahora viven dos mil, que le resultaría irreconocible, y que tal “es la ley del progreso”.

MA va levantando la temperatura del relato pausada y profesionalmente. Los estudiantes árabes irán extremando su crítica pública a Israel, la heroína que ya describimos irá siendo expuesta cada vez a mayores peligros y el protagonista  irá revelando las miserias de su pasado, de la sociedad en que nació y se crió.  Resulta ser casado, en rigor viudo. Porque el matrimonio por encargo entre hijos de hermanos no se consumó (él estaba estudiando, lejos, medicina, y probablemente la flamante y núbil esposa no tenía permisos de residencia para estar con él). El protagonista no sabe por qué, y si realmente antes de ser viudo su prometida se entregó a otro, pero lo cierto es que al hermano de su esposa le toca el mandato familiar de asesinarla para limpiar la sangre o el apellido.  Cuando el médico flamante vuelva al asentamiento, ya no tendrá la prometida y se alejará. Conseguirá el estatuto de refugiado en Alemania.

Cada vez se debatirá más dramáticamente  entre sus raíces dolorosamente expuestas,  el deslumbramiento que vive con Myriam y los mandatos de la cofradía árabe dogmática en Friburgo, su ciudad de adopción.

Con su reaccionarismo extremo, MA se permite ironías contra los que lanzan “epítetos furibundos” contra el Amerikanismus, es decir contra la norteamericanización de las costumbres en Alemania  y modos cotidianos que la potencia hegemónica mundial expande sobre todo el mundo. Se comprende: es tal la identificación Israel-EE.UU. que una  crítica al Amerikanismus lo afecta directamente.

Palabras que MA atribuye al protagonista definiendo su lucha política: una “larga y fúnebre lucha contra el sionismo. Una lucha triste. Sangrienta. Trágica.”

Y los árabes refractarios a Israel, cuando llega el momento de la verdad impugnando un acto “cultural” israelí en Friburgo exclaman: “-¡Fuera cerdo judío! poniendo en boca de árabes de fin de siglo la carga de nazis de mediados de siglo.

Este contrabando ideológico permea todo el libro.

 

Relato abusivamente proyectivo. MA atribuye a los árabes exiliados en Friburgo una capacidad de maniobra muy peculiar luego de provocar un desorden ante la presentación de un representante israelí, con escaramuzas, golpes, desbandada e intervención policial.

Los árabes organizan una versión, una posverdad diríamos hoy: hacer “creer ¡que los árabes caímos en una trampa! Fuimos a un acto donde grupos organizados de sionistas provocaron el disturbio para achacárnoslo. Silverman es sionista y obró como parte de ese mecanismo diabólico.”

El protagonista observa que el chileno “Silverman no es sionista. Y lo único diabólico es la mente de Omar.”

Ya tenemos en Omar el provocador, el violador y el manipulador.

Observe el paciente lector que Omar además debe ser estúpido. Porque se trató de un acto organizado por la embajada israelí y los Omar pretenden hacerle creer a la sociedad alemana que fueron pacíficamente a escuchar (y aplaudir) y que los sionistas armaron una trifulca!

Para completar el universo de la maldad árabe, Omar tiene “contactos” con la embajada egipcia y logra que sus representantes hagan un comunicado con esa versión (la estupidez además es contagiosa).

Y el confidente del protagonista cuenta con cierta receptividad para la versión: “Quien tiene sentimientos antijudíos creerá en nosotros sin tapujos.” Ya hemos perdido la lucha antisionista y anticolonialista y estamos en pleno antisemitismo.

Cuando se lo conmina al protagonista a que acuse a su colega y amigo, el judío chileno Silverman, el protagonista se defiende y se define: “-No está en mi temperamento levantar una calumnia contra nadie […].” MA sabe enaltecer al protagonista para mejor distribuir sus dardos. En la galería de los personajes árabes tenemos todas las ignominias: el padre de Omar, el organizador del escrache a la embajada israelí y violador frustrado de la heroína del relato, es un militar, con una leyenda de haber luchado hasta morir, que resulta ser un vencido de 1956 en Suez, prisionero de Israel e invitado a vivir, a convivir, en casas de familias judías, hospitalarias. Sin humillaciones, sin guardias, invitándolos a cierta cooperación entre árabes e israelíes. Y, obviamente, a su vuelta a Egipto, queriendo renovar a su país, sacarlo del marasmo del reinado de Faruk, fue “ejecutado ignominiosamente”. Masacrado por la cúspide corrupta de su gobierno.

MA nos cuenta entonces de Omar: “El dolor por la muerte de su padre en el cadalso se canaliza a través de un odio casi animal contra los judíos.” La fineza moral de MA lo obliga a poner “casi”. Porque todo lo que conocemos de Omar hasta entonces lo califica como un perfecto animal, con perdón para todos los animales.

“La Organización de Estudiantes Árabes de Friburgo: […] los medios que utilizarán en la lucha contra Israel no serán teóricos ni académicos, sino que se echará mano a todos los recursos lícitos o ilícitos.” El pensamiento proyectivo de MA atribuye a los palestinos lo que Israel ha usado siempre desde su fundación y el sionismo desde antes. Recursos lícitos o ilícitos, permanente e indistintamente.

El inefable MA sostiene, sin revelar que es un chiste, que “los judíos […] pudieron crear un estado, y sin el apoyo permanente de ninguna potencia.” En todo caso, decide saltear las ayudas rotativas… en los inicios Turquía, luego el Reino Unido y desde los ’40, EE.UU. aunque compartiendo en los inicios la protección con Francia y el Reino Unido, para finalmente, desde los ’60, situarse bajo la protección exclusiva de EE.UU. Como daba a entender Ariel Sharon, la decisión de por cual potencia se hacía proteger quedaba a cargo de Israel, y los términos de la “asociación” también…

En fin, MA no puede con su humildad. Desde su sitial observa que los hermanos del protagonista, es decir los palestinos están en un pozo. Pero no un pozo arteramente cavado por el sionismo con el apoyo de los grandes poderes regionales y mundiales, sino “un pozo lleno de mitos, maniqueísmos y odio estéril”.

En sus incursiones ideológicas y psicológicas MA nos explica: “Un nazi puede estremecerse por la herida que afecta a la pata de su perro y una hora después ejecutar fría y sistemáticamente a cien niños.”

Mutatis mutandis  tendríamos que recordar que un sionista puede herir, despreciar, ultrajar, a un palestino, a cien palestinos ─muchos lo hacen cada día─  ¿y por qué no, matarlos?, y llegando a su hogar, saludar cariñosamente a sus hijos.  Porque los miles de palestinos muertos en los últimos años, civiles y niños, no fueron matados por extranjeros… ni por palestinos.

Contando la historia siempre por la mitad, y una mitad que realce a los victimarios, MA nos recuerda que “en el extranjero admiran a nuestros labradores que cultivan en la proximidad de la frontera bajo la amenaza de las balas”. Lo que escamotea este encubridor es que históricamente fueron los sionistas los que empezaron a balear a campesinos palestinos desarmados. Los expulsados en 1948, campesinos inmemoriales, no podían creer lo que les estaba pasando; su apego a la tierra era tal que procuraban retornar en las noches a sus cultivos con  alguna pala o azada para cuidarlos. Los centinelas israelíes los esperaban, agazapados, y jugaban al blanco con ellos. Y así asesinaron a unos cuantos de los recién expulsados…

Hasta el sentido estético árabe palestino esta despreciado sin decirlo, apenas colocando “la palabra” indicada: para la boda, la prometida del protagonista es vestida “chillonamente” y con “relieve artificial” en sus ojos. No podríamos decir que la mirada del novio en cuya boca se sitúan estas palabras es de embeleso… se refiere al rostro “pintarrajeado” de su prometida y trata a su suegra de “estúpida”.

Manteniendo las comparaciones como método de análisis y vía de juicio, MA nos explica que Francia y Alemania “no podían soportar el roce electrificado de sus fronteras comunes”, pero los árabes no son capaces de “vivir armoniosamente con los judíos.” No hay mayor extravío que comparar la relación de franceses y alemanes con la de árabes palestinos e israelíes.

Es inútil buscar en los renglones de MA algo que respete la historia: si son “los judíos [los que] encabezaban la lucha contra el colonialismo británico en la región […].”

MA pone en palabras de la protagonista judía un sugerente pensamiento, que reitera el ombliguismo  que nutre la noción de pueblo elegido: “-Ningún pueblo comprendería mejor a los árabes que el judío. Estoy convencida. Los judíos hemos padecido infinitas torturas […].” Si es por sufrir, ¿qué dejamos para yaquis, mapuches, guaraníes, onas, charrúas, kollas, mandingas, somalíes, zulúes, bantúes, bengalíes, yemenitas, hereros, karen, cheroquis, tzoziles, yanomamis, bereberes y tantos, tantos otros pueblos, etnias diezmadas, aniquiladas?

Pero con MA es imposible argüir; sus argucias le permiten blasonar como defensor incondicional del sionismo y a la vez sostener en la voz de Myriam que “tendrían que haberse repartido el país”, Palestina, “un estado palestino con mayoría árabe junto a un estado israelí con mayoría judía”.

Es archisabido que el planteo sionista fue, desde el comienzo, adueñarse de todo. Incluso más, no solo de la Palestina histórica sino de lo que se llama ahora Jordania (y de unos cuantos territories aledaños, algunos ya ingresados, temporal o permanentemente, dentro de las fronteras israelíes…)

Cuando se desata el drama, los árabes dan una prueba más de su doblez y deslealtad aguiniana; se apresuran en denunciar a nuestro protagonista como  asesino  de la mujer que habían codiciado como bocado sexual.

Obviamente, la Nakba es producto de las calumnias y exageraciones de la prensa árabe pintando a los sionistas como asesinos seriales y horrorizando así a la poblaciòn casi sin armas, describiendo las expulsiones como “atrocidades”, etcétera.

 

Las parejas árabes de la novela destilan odio, incomprensión, abusos: no sólo la del protagonista se liquida como vimos mediante asesinato ritual; la de sus padres se aniquila mediante los golpes que el padre propina a la madre y el llanto consiguiente de ella. El padre termina repudiándola… por el llanto.

El protagonista conocerá en los campamentos, ya sin su madre, a otros refugiados. No eran palestinos, claro. Por ejemplo, hizo amistad con un niño egipcio: “Durante el Mandato británico vinieron numerosas caravanas de sirios y egipcios atraídos por los elevados salarios que pagaban los sionistas. De modo tal que muchos palestinos no tenían un fuerte arraigo ancestral en esta tierra. ¿Explica esto la facilidad con que aceptaron evacuarla?” MA elude las violaciones a las mujeres, los asesinatos de los varones, absolviendo de toda culpa a los sionistas. Una vez más.

MA nos enseña incluso que los sionistas eran más natives que los inmigrantes árabes más o menos recién llegados.

Si esto se da de patadas con la historia, puesto que el sionismo era muy celoso de no dar trabajo a no judíos (aunque por un tiempo coexistieron, tal vez dentro del mismo sionismo, judíos que efectivamente usaban mano de obra palestina, mucho más barata que la judía), a MA lo tiene sin cuidado.

La historia que escribe no está vinculada con la verdad, sino con la propaganda. Cincelada con mucha erudición, con pasajes mostrando su conocimiento  europeo, “de mundo”, todo puesto al servicio de un objetivo no explícito: justificar al Estado de Israel.

El campamento palestino es una suma de miserias que no están provocadas por la toma del territorio, el terror, las privaciones consiguientes, sino por la “cultura” árabe que incluye, por ejemplo, ablación de clitoris.

La novela remata con una ordalía de sangre en donde los palestinos quedan desplazados a planos secundarios. Porque el asesino de Myriam es un nazi. Histórico. Un médico nazi, reciclado en la nueva Alemania. Con ello, MA mezcla los estamentos de la mitología  con los de la historia.

Los nazis asesinaron, no el mítico “6 millones”, pero sin duda una enorme cantidad de judíos, entre 1938 y 1945. Pero, ¿asesinaron los nazis algún otro judío desde entonces? No tengo noticia. Pero MA otorga este escenario como un final a toda orquesta.

Con los “máximos” protagonistas, bien hollywoodenses, nada con personajes de segunda, como los árabes…

[1]  Dershowitz, A., Chutzpah [1991], Edit. Planeta,, Buenos Aires, 1993.

[2]  Peretz, I. L., Esperanza y temor [1906], Asociación Racionalista Judía, Buenos Aires, c:a 1947.

[3]  Pappé, I., La limpieza étnica de Palestina [2006], Edit. Crítica, Barcelona, 2011.

Publicado en Narrativa, Palestinos / israelíes

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