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Categoría: Palestinos / israelíes

Sionismo al desnudo

Publicada el 01/12/2024 - 01/12/2024 por luissabini

ENTRE HYBRIS Y CHUTZPAH

Luis E. Sabini Fernández / 14 nov. 2024

 

La situación mundial se presenta ominosa.

La humana, más problemática, si cabe.

El potpourri en que nos hallamos ubicados no puede ser soslayado por donde se lo mire; un genocidio a cielo abierto con escasos precedentes al menos en tiempos diz que democráticos, una desfachatez en las órbitas diplomáticas que hasta hace poco era impensable, pero que adquiere cada vez mayores cartas de presentación.

En cierto sentido, el 7 oct. 2023 generó dos campos nítidos, o al menos un campo nítido; el del genocidio militante y a cielo abierto. Lo cual no deja de ser significativo, dado el manto de corrección política bajo el cual la sociedad democrática, hipermoderna, occidental, supersensible, se había arropado.

 

Veamos algunas voces que procuran justificar ese despliegue represivo del Israel.

Antes, todavía, una observación general sobre los marcos ideológicos que alegan ambas partes (y que suelen esgrimirse como justificativos morales): las voces judeosionistas se amparan en el Talmud, en lo bíblico; por eso su premier Bibi Netanyahu invoca a Amalek y procura persuadirnos de que hay un dios que le dio la potestad y el derecho (¿a qué?, a todo). Por su parte, la oposición a la implantación sionista ha reconocido grosso modo, dos vertientes; una laica, con Al Fatah como su máxima expresión que ha sido deglutida o, hispanamente dicho, recuperada por Israel mediante la creación de la Autoridad Nacional Palestina. Y otra oposición o rechazo a la implantación sionista, que ha buscado afirmarse en el Islam, religión mayoritaria entre palestinos, para construir un país, un estado palestino. Esta última es la resistencia antiisraelí más nítida y la que lleva buena parte de la lucha palestina por su emancipación (no es toda; ha habido una resistencia palestina que no está afiliada ni a Fatah ni a Hamás…).

El Islam, otra religión monoteísta, le otorga a su dios también toda potestad y transitivamente lo hace a sus representantes en la Tierra.

Tenemos así a dos vicariatos enfrentados entre sí.

Vemos, palmariamente, las atrocidades que el estado que se proclama judío hace en su nombre.  Los ungidos como representantes del Islam en la tierra,  a su vez, para atender a Allah, tienen, por ejemplo en Irán, una policía de “buenas costumbres”, que constituyeron la pena de muerte de la iraní Mahsa Amini por no llevar bien puesto el hiyab. O, por ejemplo, condenaron a muerte a alguien por escribir; el escritor indio, de origen musulmán Salman Rushdie, autor de Versos satánicos. Su condena de muerte (fatwa, decretada desde Irán) modificó la vida de Rushdie quien, décadas después de cometida “la blasfemia”, fue atacado y recibió decenas de puñaladas durante medio minuto, que entre otros daños, le arrebataron un ojo.

El blanco ideológico principal de Israel es precisamente Irán; el otro estado confesional con el que parecen haber constituido una entidad pareada de ortodoxias religiosas, asfixiantes.

El daño que produce el Estado de Israel es enorme y su irradiaciòn nos alcanza a todos, particularmente vía EE.UU., profundamente copado por el judeosionismo; el daño del monoteísmo islámico en cambio es mucho más acotado y no irradia, o apenas, por ejemplo, hacia Occidente.

Dicho esto, tenemos que “bajar” a las materialidades, y allí vemos la capacidad de destrucción material de Israel que se ha introducido en una senda genocida sin atenuantes (porque los que ha ofrecido Israel son en su inmensa mayoría mentiras: bebitos judíos asados, violaciones colectivas o masivas de judías, masacres, que en rigor han sido llevadas a cabo por el ejército israelí como reacción al copamiento de cuarteles israelíes instalados en la Franja de Gaza o en sus inmediaciones, y de los que Hamás se adueñara violentamente el 7 oct. 2023 segando la vida de decenas o centenares de policías o militares israelíes.

Procuremos entonces puntear declaraciones y afirmaciones de palestinos e israelíes, con cargos oficiales o sin ellos: un “hilo de Ariadna” pasará por la humanidad  –o pérdida de tal− que nos revelen todas esas declaraciones.

 

Yahya Sinwar: entrevista de 2018 con una periodista italiana, Fernando Borri. A partir de aquí usaremos bastardillas transcribiendo a Borri.[1]

“Yahya Sinwar tiene un rasgo distintivo. Escucha mucho, nunca decide solo. […] nunca ha dicho “Israel”. Podría equivocarme. Pero siempre utilizó sinónimos como: “Netanyahu”, “el ejército”, “el otro bando”. Y sobre todo: “la ocupación”. De lo que estoy segura es de que nunca dijo “la entidad sionista” o “los judíos”; sólo: “la ocupación”.

La entrevista tuvo lugar cuando palestinos gazatíes iniciaran las “Marchas por la tierra”, los viernes de abril de 2018.  Sin armas, sin piedras. Apenas la consigna de que necesitan la tierra [que les arrebataron].

Van varias manifestaciones así pacíficas donde los israelíes “cosechan” a piacere cerca de 200 vidas palestinas.[2]

Sinwar insiste: “una nueva guerra no interesa a nadie. En todo caso, no nos interesa a nosotros. ¿Quién quiere enfrentarse a una potencia nuclear con caucheras? Pero si no podemos ganar, para Netanyahu la victoria sería aún peor que la derrota, porque sería la cuarta guerra. No puede acabar como la tercera, que ya acabó como la segunda, que ya acabó como la primera. Tienen que tomar el control de Gaza. Y están haciendo todo lo posible para deshacerse de los palestinos de Cisjordania y mantener una mayoría judía. No creo que quieran dos millones de árabes más. No, la guerra no tiene sentido.”

Este último pasaje revela un error garrafal de Sinwar: no imaginaba que Israel optara por matar y expulsar masivamente, que es lo que está haciendo en la Franja de Gaza y, a otro ritmo, en Cisjordania.

−Usted es corresponsal de guerra. ¿Le gusta la guerra?”

−En absoluto.

−“¿Y por qué debería amarla? Quien sabe lo que es la guerra no la ama.”

−Pero has estado luchando toda tu vida.

−“Y no estoy diciendo que no volveré a luchar. Digo que no quiero más guerra. Quiero que se acabe el asedio.

Esta fina diferenciación entre guerra, militarismo, violencia, dignidad, revela una mente lúcida. Y totalmente anclada en la realidad. El asedio constituye el tortuoso camino del colonialismo sionista para “liquidar” la cuestión palestina.

Borri sabe de qué hablan. Le pregunta:

−Las fronteras están prácticamente cerradas desde hace 11 años. Gaza ya ni siquiera tiene agua, sólo agua de mar. ¿Cómo es la vida aquí?

−“¿Qué piensas tú? El 55% de la población tiene menos de 15 años. No estamos hablando de terroristas, estamos hablando de niños. No tienen afiliación política. Lo único que tienen es miedo. Quiero que sean libres.”

Así está hablando alguien que tenía diez años de edad cuando la Nakba. Y que ha estado preso 25 años, la mayor parte de su vida. Y que ha organizado las Marchas por la tierra, 2018, que en lugar de cosechar tierra, ha cosechado muertos, más muertos, cantidades planificadamente industriales de muertos (y lisiados).

Borri insiste:

… en los últimos años, Hamás ha encontrado los recursos para excavar sus túneles.

Y replica Sinwar:

Y afortunadamente así es. Si no, estaríamos todos muertos. La forma en que ves las cosas es como las cuenta la propaganda sionista. El asedio no vino después de los túneles, no fue una reacción a los túneles. Fue al revés. Había un asedio y una crisis humanitaria, y para sobrevivir no tuvimos más remedio que cavar túneles.

Borri persiste:

−¿No crees que tienes alguna responsabilidad?

La responsabilidad es del sitiador, no del sitiado. Mi responsabilidad es trabajar con todos aquellos que puedan ayudarnos a poner fin a este asedio mortal e injusto.”

Alto el fuego. Analiza Sinwar:

−Si el alto el fuego significa que no nos bombardean, pero seguimos sin agua, sin electricidad, sin nada, entonces seguimos sitiados. Un asedio es un tipo de guerra, es sólo una guerra por otros medios. Y también es un crimen según el derecho internacional. No hay alto el fuego si continúa el asedio. Pero si vemos que Gaza vuelve a la normalidad… si vemos no sólo ayuda, sino también inversión, desarrollo −porque no somos mendigos, queremos trabajar, estudiar, viajar, como todos ustedes, queremos vivir y valernos por nosotros mismos−, si empezamos a ver una diferencia, podemos seguir adelante.

Una vez más reconocemos discernimiento. Distingue varios medios para llevar adelante un guerra, a veces, sin balas.

Borri insiste:

[…] tal vez es sólo un truco para reorganizaros. Y dentro de seis meses, volveréis a la guerra. ¿Por qué los israelíes confiarían en vos?

“En primer lugar, yo nunca fui a la guerra: la guerra vino a mí. Y mi pregunta, a decir verdad, es lo contrario. ¿Por qué debería confiar en ellos?

En este largo diálogo-interrogatorio, lo que vemos es que Sinwar aspira a que los palestinos sean considerados humanos (tal vez entonces, ni Borri ni Sinwar habían advertido cuán lejos estaba el proyecto colonial sionista de admitir humanidad a gente a la que “necesita” despojar de todo, incluso de humanidad y de vida, como hoy pueden ver hasta los más enceguecidos).

Borri se aferra a la idea de alto de fuego. Y se pregunta qué pasa si “el alto de fuego no funciona”.

Y responde Sinwar: “Por una vez, ¿podemos imaginar qué pasaría si funcionara? Porque eso sería un poderoso incentivo para hacer todo lo posible para que funcionara, ¿no? Si imaginamos Gaza por un momento como era no hace tanto tiempo -¿has visto alguna vez fotos de los años cincuenta, cuando, en verano, recibíamos turistas de todas partes?”

−Y Gaza tenía muchos cafés, tiendas y palmeras. He visto estas fotos. Sí.

−Pero hoy también… ¿Has visto lo brillante que es nuestra juventud? A pesar de todo. ¿Qué talento, inventiva y dinamismo tienen? Utilizando viejas máquinas de fax y ordenadores, un grupo de jóvenes veinteañeros ha montado una impresora 3D para producir equipos médicos al alcance de cualquiera. Eso es Gaza. No somos sólo miseria. Podemos ser como Singapur,[…] Estuve 25 años en la cárcel. Él perdió un hijo, asesinado en una redada; tu traductor perdió dos hermanos; el hombre que nos sirvió el té −su esposa murió de una infección. Nada serio, sólo un corte,  pero no había antibióticos, y así es como murió.

El problema no es nuestra resistencia, es su ocupación. Sin ocupación, no tendríamos cohetes. No tendríamos piedras, cócteles molotov, nada. Todos tendríamos una vida normal.

¿Cuál era el objetivo sionista? ¿Entrenar asesinos? ¿Has visto el vídeo de un soldado disparándonos como si fuéramos bolos? Y se ríe y se ríe. Ellos [los judíos] eran gente como Freud, Einstein, Kafka. Expertos en matemáticas y filosofía. Hoy son expertos en drones y ejecuciones extrajudiciales.

−Ustedes tienen ahora una nueva arma emblemática: las cometas incendiarias. Vuelven loco a Israel, eluden la Cúpula de Hierro y no pueden ser derribadas una a una.

−Las cometas no son un arma. Como mucho, prenden fuego a un poco de paja. Un extintor y ya está. No es un arma, es un mensaje. Porque es sólo cuerda, papel y una alfombra empapada de aceite, mientras que cada batería de la Cúpula de Hierro cuesta 100 millones de dólares.

[…] −Cuando ganamos las elecciones −y ganamos unas elecciones libres y justas− la reacción fue el bloqueo. Inmediatamente. Propusimos un gobierno con Fatah, y no sólo una vez, sino cien veces, y nada. La única respuesta fue el bloqueo. […] Hoy también. Ustedes advierten a Hamás: sólo trataremos con ustedes si existe el Fatah. Luego advierten a el Fatah: sólo trataremos con ustedes si Hamás no existe.

Borri procura explicar el galimatías: −El bloqueo existe porque se considera que Hamás es un movimiento antisistema, un movimiento anticonstitucional, por así decirlo. No respeta las reglas del juego.

−¿Qué juego? ¿Ocupación?”

−Ya sabes… Oslo. La solución de los dos estados.

−Pero Oslo se ha acabado. Creo que es el único punto en el que todo el mundo está de acuerdo. Fue sólo una excusa para distraer al mundo con negociaciones interminables y, mientras tanto, construir asentamientos por todas partes y borrar físicamente cualquier posibilidad de un estado palestino. […] ¿Por qué insisten siempre en Oslo? ¿Por qué nunca hablan de lo que ocurrió después? […]. Ustedes honraron los Acuerdos de Oslo con un Premio Nobel de la Paz y luego desaparecieron. Nadie controló su aplicación.

−Entraste en prisión con 27 años. Cuando saliste, tenías 50. ¿Cómo fue tu readaptación a la vida? ¿Al mundo?

−[…] para ser sincero, nunca salí: lo único que hice fue cambiar de cárcel. Y a pesar de todo, la anterior era mucho mejor que ésta. Tenía agua, electricidad. Tenía libros. Gaza es mucho más dura.”

−Sinwar, a tu salida de la cárcel, ¿qué aprendiste en la cárcel?

−[…] Aprendí mucho, sí. Pero no le deseo la cárcel a nadie. A nadie en realidad. Ni siquiera a los que hoy, a través de esta alambrada, nos golpean como bolos, riendo, sin darse cuenta de que dentro de 25 años podrían acabar en La Haya.

−En la Corte Penal Internacional.

−Por supuesto. No hay futuro sin justicia. Y nosotros buscaremos obtener justicia.

[…]

−En un acuerdo de alto el fuego, supongo que el intercambio de prisioneros sería una cláusula esencial para ti.

−Indispensable. No es una cuestión política, para mí es una cuestión moral. Porque tus lectores probablemente piensan que, si estás en la cárcel, eres terrorista, o de algún modo un forajido, un ladrón de coches. No. Todos somos arrestados, tarde o temprano. Pero literalmente, todos nosotros. Echa un vistazo a la Orden Militar 101: sin permiso de los militares, es un crimen ondear una bandera o estar más de diez personas en una habitación tomando el té, discutiendo de política; tal vez sólo estés discutiendo sobre Trump, pero puedes ser condenado hasta 10 años. En cierto modo, es un rito de iniciación. Es nuestra mayoría de edad. […] Y para mí es una obligación moral: haré todo lo posible por liberar a los que siguen en prisión.”

−En cierto modo, han obtenido más resultados con los secuestros que por cohetes.

−¿Qué secuestros?

−Como el  de Gilad Shalit.

−Gilad Shalit no era un rehén, sino un prisionero de guerra. ¿Ven por qué hablamos tan poco con los periodistas? Matan a un soldado, ustedes publican una foto suya en la playa y sus lectores piensan que lo matamos en Tel Aviv; a ese tipo no lo mataron vestido de bermudas y con tabla de surf, sino vistiendo uniforme, llevando un M16 y disparándonos.”

−Cuando la mayoría de mis lectores piensan en Hamás, […] piensan más bien en la segunda Intifada y en atentados suicidas. Para los israelíes, eres un terrorista.

−Eso es lo que ellos son para mí, a la luz de los crímenes que han cometido contra nosotros.”

−Olvidé preguntarle por el “Acuerdo del Siglo”, el plan de paz de Donald Trump. Aunque no sepamos realmente de qué se trata…

−De hecho, es una obliteración muy clara de nuestra perspectiva de libertad e independencia. No hay soberanía, no hay Jerusalén. No hay derecho al retorno… Sólo hay una cosa: nuestro rechazo. Y no es sólo la postura de Hamás. Es algo en lo que todos estamos de acuerdo. No.”

−Así que, de momento, van a seguir protestando, manifestándose como en los viernes de abril, a lo largo de la valla. Os hemos visto allí a menudo.

−Y sólo te daré dos nombres: Ibrahim Abu Thuraja y Fadi Abu Salah. Ambos tenían 29 años y estaban en silla de ruedas. Son sólo dos de los muchos amputados. Es entonces cuando te das cuenta de que aquí no te matan porque representes un peligro, porque ¿qué peligro representas, en una silla de ruedas, para un ejército al otro lado de la alambrada de espino, a cientos de metros de ti? No, aquí no te matan por lo que haces, sino por lo que eres. Te matan porque eres palestino.

[…] −¿Piensas que alguien te creerá?

−Estuviste aquí en junio, con otros cientos de periodistas, y tu reportaje fue el más duro para nosotros. Y además está traducido al hebreo. Y sin embargo estás aquí, una vez más, porque nos respetas profundamente, y nosotros te respetamos profundamente. A veces, en cierto modo, el mensajero es también el mensaje.

 

Tras el asesinato de Yahya Sinwar, otros periodistas se acercaron a Francesca Borri para conocer más de cerca lo acontecido. Rob Schmitz, de  la National Public Radio, de EE.UU. le pregunta acerca del contexto de la entrevista. Borri comenta:

−Hamás estaba acorralado, ¿sabe? Hamás y Sinwar eran muy débiles en ese momento. Y Sinwar,  siempre ha sido muy decidido […] en ese momento, […] estaba intentando llegar a un compromiso con Netanyahu. Por eso fue posible la entrevista. Porque de hecho Sinwar quería abrir un canal con Israel, y él lo abrió.

Schmitz la pregunta a Borri si tiene alguna interacción con Yahya Sinwar que le venga en mente.

−La primera vez que me reuní con él, yo llevaba un hiyab. No soy musulmana y no sabía si debía llevarlo o no. Y entonces pensé que tal vez era por respeto, así que me puse este hiyab, verde, como el color del Islam. No me reconoció, porque no esperaba que una mujer italiana llevara hiyab. Y entonces, como usted lo sabe, me pidió que me lo quitara…

SCHMITZ : Es cierto.

−Es por eso, que en la foto juntos,… yo llevaba un hiyab. Fue fuertemente criticado por los extremistas de Hamás porque él no era un extremista. Y fue muy criticado por esa foto…

SCHMITZ : Es cierto.

BORRI: … porque estaba con una mujer extranjera soltera sin hiyab. Dijo: no quiero que la gente piense que te estoy pidiendo, ya sabes, que lleves un hiyab. No eres musulmana. Eres libre. Y vienes aquí como invitada. […]   Si lees un poco de árabe y puedes leer o escuchar lo que dice todo el mundo árabe, incluidos los enemigos de Hamás, los enemigos de Sinwar, para todos él es ahora como el Che Guevara del Cercano Oriente. Hasta ayer estaba muerto. Hoy está más vivo que nunca.

[…] Si alguien en Palestina, se atreve a decir algo contra Fatah, contra Hamás, contra Israel, por supuesto, diga lo que diga, lo detienen. Puede detenerlo Israel, por supuesto, pero la mayoría de las veces lo detiene Hamás o Fatah.

La independencia ideológica, intelectual de Yahya Sinwar se agiganta.

Hemos presentado una síntesis del pensamiento vivo de Yahya Sinwar, por la voz de  Borri. Porque tengo la impresión que Occidente se ha conformado con ubicarlo como el estratega del golpe de mano del 7 octubre 2023 e inmediatamente “enterrarlo” política (y físicamente) con el cómodo membrete de “terrorista”.  Borri nos aproxima a la verdad, siempre más compleja.

Voces oficiales sionistas rezaban: ‘la  barbarie fanática asesina a sangre fría, mutila, abusa y tortura a mujeres indefensas, asa bebes.’ Y retahílas por el estilo. Todo falso, eran bulos.

 

Veamos lo que podríamos llamar el pensamiento dominante en Israel, para lo cual es necesario incursionar históricamente. Porque lo que algunos llaman guerra Hamás-Israel no se inició en octubre de 2023. Ubiquemos la entidad sionista poco antes, en 1982, cuando Israel, para acabar con la insurgencia palestina, invade Líbano y empieza despedazando a Beirut, su capital. El presidente norteamericano entonces, Ronald Reagan, advierte al terrorista Menagem Begin, a la sazón presidente de Israel, que hay que acabar con la matanza [de libaneses]: “Utilicé la palabra holocausto de forma deliberada y dije que el símbolo de su guerra era la imagen de un niño de 7 años sin brazos por una explosión.” Reagan logra frenar los ataques israelíes a Líbano.[3]

  1. ¿Qué pasa en 2024? Otra vez, algunos estadounidenses parecen visualizar el horror genocida que está sembrando Israel en Palestina: “Al regresar a casa, los médicos occidentales que habían trabajado como voluntarios en Gaza expresaron su conmoción por la cantidad de niños y niñas que llegaban a los hospitales con disparos, no solo una, sino dos veces, directamente en el corazón y la cabeza: «Ningún niño o niña pequeños recibe dos disparos por error de los ‘mejores francotiradores del mundo’. Y son disparos precisos», dijo el cirujano Mark Perlmutter a CBS News. [4]

El título de la nota que acabamos de citar, de Willliam Van Wagenen, (“Matadlos a todos” es apenas una versión menos rústica de la consigna de Kurtz, el traficante protagonista de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, que cuando ya no le importa el juicio ya no le importa “nada” grita desaforado: ¡EXTERMINAR A CADA UNO DE ESOS ENDEMONIADOS!

Van Wagenen nos ofrece también, otro cuadro cultural israelí: “Durante el último año, en campos de detención como Sde Teiman, los soldados israelíes han dejado morir de hambre, golpeado y violado analmente a detenidos palestinos. Les han puesto grilletes tan fuertes que muchas veces los médicos de la prisión se han visto obligados a amputarles las extremidades. Cuando estas prácticas salieron a la luz, debido a videos filtrados y testimonios de guardias de prisión y detenidos liberados dados a los medios israelíes y estadounidenses, la sociedad israelí rápidamente se unió en torno a los sádicos soldados y anunció que “todo es legítimo”, incluso forzar “un palo en el recto de una persona” cuando a un cautivo simplemente se le acusa de ser miembro de Hamás.” ¡Y se bloqueó toda acción judicial contra los soldados torturadores! Eso es Israel.

Sin embargo, aunque la sociedad israelí ha dispuesto la respetabilidad de la tortura y por consiguiente un encanallamiento completo, EE.UU. mantendría las formas… democráticas: “El 13 de octubre la Casa Blanca emitió una carta extorsionando públicamente a Netanyahu que aumentara la ayuda a Gaza, ya que de lo contrario estarían en peligro los ‘continuos envíos de armas ofensivas’ de Washington al ejército israelí.” (ibíd.).

Vale decir, seguir con el palo, pero mostrando algo la zanahoria. Veamos cuánto la zanahoria: Antony Blinken, el canciller estadounidense le escribe a Bibi Netanyahu dándole un plazo… de 30 días para “cumplir”. Con población hambreada al límite, sin agua, sin medicina, con hospitales destrozados, rodeados de muertos y desaparecidos tras los escombros: treinta días es un plazo insensato, deliberado. Van Wagenen lo explicita magistralmente: la carta fue enviada por orden de Biden el 13 de octubre y el 5 de noviembre habrá, hubo ya, nuevo presidente. ¿Qué pito tocará Biden el 13 de noviembre? en ese vértigo del presente continuo que borra todo pasado? El encanallamiento de los mandos de EE.UU. corre parejo al de Israel.

Van Wagenen presenta otra cita magistral, que tiene resonancias latinoamericanas, desnudando la política genocida israelí (que es de larga data, pero que ha incrementado notoriamente su ritmo a partir del 7 oct. 2023): Daniella Weiss, líder de colonos sionistas usurpadores, cada vez más desembozadamente violentos, auguró que los gazatíes “pronto desaparecerán”.

Desaparición. Porque así se fundaron democracias genocidas “ejemplares”, como la de EE.UU. (y otras en el Nuevo Mundo).

Veamos los comportamientos y razonamientos de quienes llevan adelante la política israelí. Algo nos choca profundamente, nos asquea, nos perturba; ver lo risueño de los soldados israelíes, hombres y mujeres llevando a cabo, literalmente, atrocidades como el derribo de viviendas y barrios enteros, o la sonrisa despreciativa a la vista de situaciones de miseria de palestinos, generadas, precisamente por los mismos soldados sonrientes.

Esa actitud es la que expresa la consigna voceada risueñamente por tantos israelíes, “No hay escuelas en Gaza porque no quedan niños”.

”Soldados israelíes llevan meses sacándose fotos sonriendo mientras derriban edificios.”

Una oenegé apolítica dedicada al cuidado exclusivo de heridos en guerras, Médicos sin fronteras, se ha visto precisada a denunciar lo acontecido en Gaza; uno de sus últimos informes, del 11 junio ppdo., dice: “800 personas han muerto y 2.400 han resultado heridas en los bombardeos y ofensivas terrestres de las fuerzas israelíes de la última semana.» Y Brice de le Vingne, responsable de la Unidad de Emergencias de los mismos MSF se pregunta: «¿Cómo puede considerarse una operación militar conforme al derecho internacional humanitario la matanza de más de 800 personas en una sola semana, incluidos niños pequeños, y la mutilación de cientos más? No podemos seguir aceptando la afirmación de que Israel está tomando ‘todas las precauciones’; esto no es más que propaganda».[5]

El bautizado Plan de los Generales, de Israel, dice con descaro: “Obligar a toda la población civil a abandonar, y quien permanezca allí será condenado legalmente como terrorista y sometido a un proceso de inanición o exterminio. En una semana, todo el territorio del norte de la Franja de Gaza se convertirá en territorio militar”.[6]

Si esto no es guerra de conquista, ¿qué es?[7] Aquí olvidaron los militares israelíes el terrorismo que era el sambenito para toda resistencia más o menos violenta y se descargan con su lenguaje de campaña, tipo “Conquista del Desierto”: “Una vez vencido el plazo, las FDI considerarán operativos de Hamás a todos los que se encuentren en esa zona de guerra”.

Una prístina definición de culpable; será tal no quien cometa “delito” sino quien es… palestino.

Israel está vaciando la Franja, la codiciada Franja de Gaza (que no fue nunca  bíblicamente judía). Y ordena a pura violencia su vaciamiento de humanos… palestinos. “Estas evacuaciones forzadas incluyen a los hospitales, tanto a su personal como a pacientes. Las fuerzas israelíes emitieron órdenes de expulsión para tres centros sanitarios principales del norte de Gaza: Kamal Adwan, al-Awda y el Hospital Indonesio, dándoles sólo 24 horas para… [desaparecer]. Según Medical Aid for Palestine (MAP), el personal de Kamal Adwan sacó a los pacientes recién nacidos de la unidad neonatal, pero denunció que las ambulancias eran detenidas en los puestos de control a pesar de las garantías de ‘paso seguro’ a otro hospital por parte del ejército israelí.” [8]

Pequeños detalles, peccata minuta para los mandos bìblicosionistas.

Giora Eiland, uno de los generales del despojo, declara con desparpajo: “Los palestinos tendrán que apiñarse en Al-Mawasi y podrán olvidarse de la ciudad de Gaza. Esto disgustará definitivamente a Sinwar.” Lo dirá pocos días antes (¿o durante?) el asesinato de Sinwar que se revela obsesión. El mismo Eiland había sostenido en 2023 que Gaza es como la Alemania nazi y que “las mujeres de Gaza son las madres, hermanas y esposas de los asesinos de Hamás”.[9] Ecuaciones sencillas, como vemos.

Más gráfico respecto de la cuestión de la tierra, de la lucha por la tierra, y mostrando cuánto los ha afectado Yahya Sinwar otro comentario del mismo militar: “Lo que le importa a Sinwar es la tierra y la dignidad, y con esta maniobra, le quitas tanto la tierra como la dignidad”. Podemos agregar que con muy pocos días de diferencia –si la hubo− le arrebataron también la vida.

La observación de Eiland deja en actitud digna a Sinwar. Declara brutal y directamente: “Debemos tomar sus tierras −¿entonces está reconociendo que son tierras palestinas?−; dice que es una violación de leyes internacionales […].” (ibíd.) Algo que, por lo visto, lo tiene sin cuidado. Porque Israel está por encima de las leyes proclamadas como de derecho internacional.

 

Se patentiza así el papel de falsa generalidad y (falsa)  justicia de la ONU, una red forjada desde EE.UU. que muchos creían obedecía al domino WASP (White, Anglo Saxon, Protestant) que se asentara en EE.UU. desde su formación. Pero no se advirtió que ya en 1942 el sionismo había decidido, en su Congreso Mundial de Biltmore, cambiar el padrinazgo que lo amparaba; abandonar al exhausto British Empire y obtener, como fruta madura, el auspicio de EE.UU, que iba a resultar poco después la única potencia mundial no dañada (o muy escasamente dañada).

Ya en 1945 se advierte que aunque subsiste por persistencia de imagen, lo del dominio WASP, la minoría cada vez más decisiva en el gobierno de EE.UU. y en sus círculos de poder, es la comunidad judía de EE.UU. que desde entonces se convierte en la más grande del planeta.

Desde 1945 hasta 2023 hemos presenciado, y sufrido cada vez más, una modalidad de dominio categórico pero soterrado, de perfiles formalmente democráticos.

Tenemos la impresión que en el último año la estructura de dominio sionista, fundamentalmente en Palestina ha cambiado: desvestido de ropajes democráticos,  Israel se ha lanzado a una conquista y un despojo de tipo más tradicional, como del mundo antiguo. En este presente hipertecnologizado, con enomre fluencia informativa: no pueden contar con la ignorancia del público. ¿Podrán contar con su indolencia o su  esterilidad? Es decir, ¿con nuestra indolencia o esterilidad?

Porque Israel está encarando un despojo grande, radical, profundo. ¿No necesitan embellecerlo?, ¿abandonan toda política de Public Relations en beneficio del aire de superioridad (¡que tanto le criticaban los judíos a los nazis!)?

Hybris y chutzpah, devastadora combinación.□

[1]  Yedioth Ahronoth, 10/5/2018. Fte.: Tlaxcala, 28/10/2024. Traducción y edición: María Piedad Ossaba.

[2]  La “cosecha” ni siquiera responde a violencia alguna; apenas gritos de condena:  un cuerpo de francotiradores cómodamente ubicados en taludes elige sus blancos:  ijares humanos, pero fueron tantos los desangrados en el sitio que los mandos del ”Ejército de Defensa” cambiaron el “blanco”: a  tobillos. No hay tantos muertos  desangrados; los francotiradores israelíes se convierten, con frialdad milimétrica y escalofriante, en productores de mutilados.

[3]  Iñigo Saez de Ugarte, “Fuego y furia: la guerra perpetua de Netanyahu, 5 oct. 2024.

[4]  W. Van Wagenen, “Matadlos a todos: el exterminio de la población palestina en Gaza”, 25 oct. 2024.

[5]   https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgzQXKDdHjzbNZCQhwCkWMWPBWFlb.

[6]   https://www.descifrandolaguerra.es/el-plan-de-los-generales-israel-comienza-la-limpieza-etnica-del-norte-de-gaza/

[7]  Un reconocimiento al historiador argentino Miguel Ibarlucía, por su libro titulado: Israel Estado de conquista, Editorial Canaán, Buenos Aires, 1ª. edic. 2012.

[8]  Ibíd.

[9]  Iñigo Saenz de Uriarte, “Fuego y furia: la guerra perpetua…”, El Diario, 1 oct. 2024.

 

Publicado en General, Palestinos / israelíes

LA CONQUISTA DE PALESTINA

Publicada el 22/08/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Tal vez demostrando cierta predisposición a la solidaridad, a la piedad, a la justicia, muchas personas y de muy variado origen y situación condenan las atrocidades con que Israel, su gobierno y dirección política y religiosa  –con enorme apoyo popular–,  llevan a adelante la masacre del pueblo palestino.

La desfachatez de sus representantes, los Gvir, Bennett, Netanyahu, Smotrich,  nos repugnan con su sinceridad.

A la vez, y desde hace mucho, la dirección sionista ha insistido en afirmar que lo que ellos hacen en Palestina no es sino lo que los europeos del norte llevaron a cabo en la América contra los nativoamericanos que habitaban los actuales México, EE.UU., Canadá…

En primer lugar, no debemos olvidar el origen genocida con que muchos estados modernos han “nacido”. En las tres Américas, sin  ir más lejos.

Ciertamente, la implantación sionista en Palestina se parece mucho más a la de los  WASP [1] en América del Norte, por ejemplo, que a la los europeos ibéricos en todo el resto del que fuera bautizado continente americano.

Porque los wasp vinieron con sus barcos, se instalaron y se adueñaron de todo desalojando y exterminando a sus habitantes milenarios. Se quedaron con los ríos, la pesca, las planicies, los bosques, los búfalos, convertidos en juego de tiro al blanco, juego que no se permitían en su escasa Europa.

Los ibéricos procedieron de modo similar, aunque sin sentirse religiosamente perseguidos como sí se sentían cuáqueros, presbiterianos, congregacionistas y otras sectas llegadas al “Nuevo Mundo”. Pero agregaron a la cosecha mediante la cual los europeos se adueñaron de la tierra y todo lo que en ella había, también  a las mujeres, las hembras  arrebatadas a los despojados. Las de los oriundos del territorio conquistado.

Los sionistas apelan a que ellos están haciendo “apenas” lo que los europeos llevaron a cabo en América (del Norte, porque ése es el modelo para los sionistas), y pretenden incluso discurrir sobre el qué hacer con los palestinos, a ver si caben las Reservations, para preservar el recuerdo, la historia de ese territorio y su gente  (y la autoglorificación que significa mantener palestinos en vida pero sometidos). Sostienen que existen grandes similitudes en el espíritu misionero, divinizado, con el cual resultan separados radicalmente  de “los otros”. Que no es sino un espíritu supremacista.

Los sionistas pretenden, entonces, humildemente, repetir la historia.

Hay, un rasgo crucial, que derriba esa analogía que los sionistas han blandido para su propia disculpa.

Los genocidas europeos no volvían a ninguna parte.

Hicieron lo que hicieron, genocidios, por ejemplo, en tierra nueva, ajena.

A partir de la inserción de los perseguidos judíos de la Europa medieval, católica, en Inglaterra, encontraron sin duda, un remanso. Aunque esa inserción tuvo su dificultad, como lo señalara William Shakespeare en sus obras. Así y todo, judíos colonizarán America junto a los anglos. Y hay abundantes datos acerca de que fueron muy relevantes en el tráfico de esclavos que caracterizó la colonización del continente norteamericano.

EE.UU. se convirtió en la primera Jerusalén de la modernidad. Y EE.UU. sigue siendo el estado con mayor población judía del mundo entero. Y todo lleva a pensar que para los sectores más militantes de la judería estadounidense, ese país de acogida tiene atributos religiosos que le son muy caros.

1942 fue un parteaguas con el cambio de “padrino” que el sionismo adopta, bajo la dirección de Ben Gurión en el Congreso Sionista Mundial de Biltmore; se abandona la protección inglesa y se adopta la norteamericana. Ben Gurion advierte cierto cansancio o agotamiento anglo (que se hará patente en 1945) y la pujanza y el brío norteamericano.[2]

En 1945 sobreviene  otro acontecimiento que soldará aún más firmemente la nueva alianza del sionismo con EE.UU.: el juicio en Nurenberg, Alemania, a los jefes nazis.

Aunque convocado por Los Aliados tras la derrota del 3er. Reich, el juicio será administrado exclusivamente por judíos, para desconcierto, incluso de oficialidad aliada que imaginaba que se trataba de una cuestión supranacional.

Desde 1945 en adelante, con cierto cambio de la mentalidad dominante dentro de EE.UU.,  –un creciente ascenso de la intelectualidad judía norteamericana y un lento eclipse de la mentalidad WASP– resulta cada vez más pesante el sueño del No limits, tan consustancial al desarrollo formidable de la tecnoutopía estadounidense. De allí, la pretensión sionista de reeditar en Palestina lo acontecido en el norte americano.

Pero el sionismo se muerde la cola pretendiendo hacer confluir, una historia american sin pasado, puro futuro con genocidio incluido,  con un retorno, una aliah; un emplasto bíblico que se pretende histórico y procura restaurar el pasado (glorioso, va de suyo).

Si el sueño american ha resultado  para una enorme cantidad de pueblos del planeta una pesadilla, a menudo estragados con expolios y guerras incesantes, ¿cómo tenemos que calificar el proyecto sionista que se ha adueñado de  buena parte de la población judía (amén de la multitud de cristianos sionistas)[3], aunque ese delirio colonialista cuente con el rechazo de otra parte significativa de judíos que no aceptan el papel de verdugos.[4]

Porque se trata de una tortura con letra bíblica a millones de palestinos, alcanzando niveles de crueldad, desprecio, egolatría, que el despotismo, borracho en su vesanía, llega a  alcanzar.

Palestina, los palestinos están todavía, son. Estragados, hambrientos, diezmados, están, son. Ni siquiera vencidos, ni aun vencidos.

E Israel será recordado como modelo genocida. Tristísimo. □

notas:

[1] White Angle-Saxon Protestants. Fue la denominación que definió a la población políticamente dominante en EE.UU. desde su fundación hasta mediados del s XX.

[2] La “carta” de Ben Gurión jugaba en varios planos, porque en 1942 todavía estaban con mucho peso las organizaciones sionistas filofascistas y filonazis.

[3] Solo en EE.UU., alrededor de unos 40 millones de habitantes.

[4] Doy un único ejemplo, aunque me consta que hay muchos, como los de Breaking the Silence, o los judíos que se han visto obligados a abandonar Israel por el hostigamiento (como Felicia Langer o Ilan Pappé) y tantos, tantos otros, algunos amigos entrañables: un joven a la sazón sionista y haciendo el servicio militar en Israel visita un establecimiento militar y pregunta por qué hay tantas perreras. Los cofrades le comentan socarronamente que no son perreras, son, digamos, palestineras: el espacio de no más de metro y medio de altura, de largo o de ancho para tener allí doblegados a presos palestinos. Le explican sonrientes, que no fallan. Gilad Atzmon tuvo allí un sacudón, y en  contacto con palestinos prisioneros, apreció su humanidad y rompió duramente con el sionismo y abandonó el país.

Publicado en Centro / periferia, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología

URUGUAY ANTE EL GENOCIDIO ISRAELÍ CADA VEZ MÁS “A LA VISTA DEL PÚBLICO”

Publicada el 05/08/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández
4 agosto 2024

Es sumamente penoso ver el grado de abdicación y sumisión mental (no sabemos si también material, pero con el primero ya tenemos motivos de preocupación) de los referentes y líderes de todo el espectro político principal de nuestro país –porque pese a eso sigue siendo nuestro– ante lo que durante más de un siglo se ha calificado como conflicto palestino-israelí y hoy en día, tras un furioso strip-tease político; se reconoce como el genocidio israelosionista de la población palestina, que se desenvuelve sin tapujos, al menos para quien lo quiere ver.

Es indudable que esta dependencia ideológica de los planteles políticos principales respecto de Israel tiene raíces históricas. Uruguay es uno de los poquísimos países (que yo sepa, el único periférico cuando la firma del canciller británico  Arthur Balfour a la declaración que lleva su nombre y su entrega a Walter Rothschild como “cabeza” del movimiento sionista, en 1917) presente en la persona de Alberto Guani, a la sazón representante diplomático uruguayo en Europa.

La calidad de uruguayo  es significativa dado el grado de identificación con EE.UU. y su destino que varios políticos batllistas entonces tenían. Guani fue autor de un planteo que lleva el nombre de Doctrina Guani (entre 1938 y 1941) que: “inauguró una serie de posiciones intervencionistas impulsadas por EE.UU. a partir de la Segunda Guerra Mundial inspiradas en el concepto de «seguridad continental», con el fin de mantener la unidad de los países latinoamericanos.” [1] Unidad bajo el mando norteamericano, obviamente.

Con mucha perspicacia, Francisco Claramunt en su esclarecedora nota “Hora de definiciones” registra la dificultad, vocal, de voceros “de izquierda” para abordar la monstruosidad engendrada por el sionismo en Israel: “Orsi y Cosse parecen tener dificultades para pronunciar la palabra Israel, ni que hablar de Palestina”.[2]

Llama poderosamente la atención que desde otra configuración ideológica, la Columna del 26 de Marzo, “Palestina y los problemas de no tomar posición”, se señale: “a la coalición progresista le cuesta poner en palabras lo que sucede en [la] realidad; no buscan señalar que existe un genocidio donde claramente hay un genocidio.” [3]

Entiendo la dificultad para procesar la inconmensurable usina de mentiras, atropellos, vejaciones que organizaciones que se consideran de excelencia como el sionismo (de origen laico, pero endiosado), descargan –en este caso y desde hace ya más de un siglo– sobre los palestinos, pero hasta para lograr en algún momento un reencuentro en sendas de humanidad, hay que decir las cosas claras. Como hace Chris Hedges, en sus innumerables notas con que lleva décadas documentando el proceso israelopalestino:

“Hay un placer sádico expresado por muchos israelíes por el genocidio y una oleada de llamados al asesinato o la expulsión de palestinos, incluidos aquellos en la ocupada Cisjordania y aquellos con ciudadanía israelí.

El salvajismo de los ataques aéreos y los ataques indiscriminados, el corte de alimentos, agua y medicinas, la retórica genocida del gobierno israelí, hacen de ésta una guerra cuyo único objetivo es la venganza.” [4]

El certero análisis de Hedges nos pone, una vez más, ante la escalofriante advertencia de Blas Pascal: “El hombre no es ni ángel ni bestia, y la desgracia quiere que quien haga el ángel haga la bestia.” [5]

Netanyahu nos dice siempre, como un mantra: “Ésta es una lucha entre civilización y barbarie.” Da por sentado que él, nada menos, encarna la civilización; y que los palestinos, la barbarie: Israel es hoy esa bestia que menciona Pascal.

Porque se otorgan el derecho que niegan a palestinos: baste reparar cómo honran a sus muertos, buscando partes de sus cuerpos, por ejemplo, para enterrarlos con honores,[6] mientras siguen ejecutando día tras día a palestinos, adultos y niños, mujeres y hombres, mediante bombardeos, ametrallamientos y otras atrocidades que impiden toda identificación, todo reconocimiento incluso de cadáveres, toda despedida a sus muertos, queridos.

La sociedad israelí se ha dedicado a masificar la muerte, ajena, generalizando por ejemplo, una política de inanición[7] y otras formas de muerte, cada cual más violenta que otra: desmantelamiento de todo el tejido social; viviendas bombardeadas, techos destruidos, voladuras de hospitales, suministros alimentarios o de agua aniquilados, destrucción de carreteras y medios de comunicación o de transporte, destrucción de usinas de energía, de bombeo, de depuración, contaminación de suelos… A la vez, como para desviar la atención, despliega una sarta de fake news, que debidamente difundidas genera una versión de los acontecimientos: los 40 bebes asados,  la orgía árabe con mujeres  secuestradas, o el acuchillamiento de mujeres judías embarazadas para extraerles el bebé…

Israel establece una política que mucho dificulta todo reconocimiento, toda comunión de los palestinos sobrevivientes, de los deudos con sus muertos. Muertos vejados, torturados, aniquilados, tratados por Israel como basura.

Y los vivos, apenas tratados como preámbulos de muertos. Frente a semejante “tratamiento” tenemos que volver al testimonio del médico noruego Mads Gilbert: “el pueblo palestino tiene un apego vital que lo hace, si no único en la humanidad, sí llamativamente aferrado a la vida, a lo vital.” [8]

Israel ha persistido en sus muy cerebrales, ominosas tareas, para lograr el desquicio social y psíquico de la población palestina, mediante tantas muertes, cada vez más masivas, haciendo inidentificables los muertos, impidiendo honrarlos; un último saludo que al menos deje su huella en los sobrevivientes, hermanos, padres,  hijos, cónyuges, novios, primos, tíos, abuelos, nietos, amigos….

Pero el problema no es Israel ni está en Israel (solamente). Ni siquiera en los que aplauden a Israel y sus acciones “democráticas y occidentales”.

El problema está en  “el mundo”, la sociedad humana que lo permite y tolera. La sociedad internacional. Claro que ONU se mantiene fiel al diseño que la animó, en octubre de 1945: abolición progresiva de las soberanías nacionales: EE.UU., considerándose benefactores de toda (¡!) la humanidad  van a estar dispuestos a gobernar ‘para todos nosotros’.

El diseño básico será el de la desigualdad: hay naciones adelantadas y naciones atrasadas. O con otro lenguaje, más “económico”: hay naciones desarrolladas y subdesarrolladas. Hay naciones iluminadas por dios y otras, en todo caso, por la Estatua de la Libertad.

Esta trama cultural es la que permite, autoriza, necesita, privilegios. Y rechaza lo igual(itario).

E Israel se cuenta entre los privilegiados. Por eso hay tanto silencio cómplice. Aun así, con tantos instrumentos de dominación, mediática, política, económica, mílitopolicial, la difusión cada vez más rápida –e imparable– de noticias, genera cuestionamientos, resistencias, rebeliones. Observemos qué ha pasado con jóvenes y estudiantes universitarios estadounidenses: ante la progresiva matanza de palestinos so pretexto de perseguir a Hamás: hasta de las universidades mayores y más caras de EE.UU., brotó la rebeldía y la condena a Israel.

¿Cómo logró la administración embretar la creciente rebelión? Cuanto más significativa es una universidad y su labor formativa, más fondos recibe de grandes consorcios de origen judío (es posible que también reciba de otras procedencias, pero los aportes judíos suelen ser sustanciosos y decisivos). Las redes sionistas operaron rápidamente cortando tales fondos y dejando a los decanatos prácticamente en blanco. Las direcciones de varias universidades, tras el apriete financiero, facilitaron y promovieron el ingreso de fuerzas policiales para despejar los campus, con medidas draconianas: los estudiantes que estaban en régimen de internado, no solo fueron golpeados y expulsados de las aulas y campus sino hasta de sus residencias, quedando a menudo en ciudad o país ajeno, literalmente en la calle.

Hay que consignar que de todos modos, aunque maltrecho, el movimiento estudiantil universitario estadounidense contra el genocidio abierto de palestinos, no ha desaparecido (pero parece sí haber menguado).

Acercándonos a nuestro país.

A Costa Rica, hasta hace pocos años, a su delegación ante la ONU se le había adosado un funcionario israelí que  se sentaba en segunda fila, detrás de la delegación, “para velar por el voto correcto de Costa Rica” en asuntos que se suponía “de interés común” de Costa Rica e Israel.[9]  Este “pastoricismo” revela el estatuto servil que Israel otorga a sus aliados. A nuestro país se lo “protege” y “ampara” para que acompañe a Israel, usando el lisonjero recurso de que estamos del mismo lado, de la democracia, la cultura (occidental) y, muy especialmente, la moral.

Nos apostrofa Julio María Sanguinetti: “Irán a través de sus brazos terroristas, ha puesto en jaque a Occidente al poner en cuestión su frontera geográfica y moral que es Israel.” [10] Todo ese fraseo hay que convertirlo en realidad y vemos que es a menudo su opuesto, precisamente: ha sido Occidente, y particularmente el Reino Unido y EE.UU., lo que ha tendido sus brazos terroristas durante décadas sobre Irán,[11] primero para abortar todo intento independentista como con el “escarmiento” contra Mohamad Mossadegh, depuesto mediante humillación pública en 1953 por querer nacionalizar el petróleo, y luego, aterrorizando todo intento de autonomía nacional mediante la SAVAK –una ”sucursal” de la CIA–, una de las policías políticas secretas más temidas del mundo, que no pudo subyugar a la entidad persa indefinidamente; en 1979 una rebelión dio al traste con el gobierno títere de EE.UU., su policía terrorista, –ésa sí, terrorista, señor Julio M. Sanguinetti–, terrorista al estilo de quienes pusieron en marcha el experimento político del Estado de Israel: basta inquirir qué acontecimientos precedieron el establecimiento de dicho estado. Ahogar en sangre la huelga general palestina de 1936-1939; hacer volar el Hotel David en 1946 en Jerusalén con decenas de víctimas mortales que “convencieron” al Reino Unido que era mejorar dejar “la administración” de la colonia palestina al sionismo; los asesinatos de diversos referentes internacionales o de la ONU que no se plegaban al  ceñido plan sionista, como lord Moyne, británico, o el sueco Folke Bernadotte. Hay que recordar que los autores de estos atentados eran sionistas partidarios de alianzas con el fascismo italiano o el nazismo alemán (leyó bien). Los puestos de primer ministro israelí, salvo la primavera probritánica y pronorteamericana de los primeros quinquenios israelíes, estará festonada, a lo largo de las décadas, con dirigentes de este tipo: Menagem Begin,  Yitzhak Shamir, Isaac Rabin, Ehud Barak, Beniamin Netanyahu, Ariel Sharon, Naftali Bennett. Este último, el premier que se ufanaba de haber matado a muchísimos palestinos –y ¿qué?

Con su proverbial moderación, Uruguay no ha acompañado la pretensión ultraconfesional israelí de adueñarse de Jerusalén como capital israelí. Como lo ha hecho la presidencia de Trump o países aun más satelizados por Israel como Guatemala o Kosovo. El apoyo de Uruguay a Israel ha sido incondicional, pero más atado a formulaciones modosas, menos arrebatado. Así, cuando Sudáfrica propuso en 2022 a la Asamblea General de la ONU atender el sentido (o el sinsentido) de una larga ocupación y su relación con una colonización y anexión absolutamente contraria a lo resuelto por la ONU, que recoge el voto favorable de unos 90 estados representantes…  Uruguay se abstiene.[12]

A propósito de la ONU y su permanente identificación con “la voz del amo”: luego de las votaciones que recordábamos en el párrafo anterior, –diciembre 2022– en la que Sudáfrica no obtuvo los votos necesarios para condenar el genocidio israelí en Gaza, estamos ahora a casi 10 meses de una atrozmente reforzada política genocida israelí, tras el copamiento palestino del 7 oct. 2023, para cosechar rehenes con pretensiones de canje por prisioneros (y muertes inevitables) y ajusticiamiento de un número desconocido pero muy alto de militares israelíes, prácticamente copados de sorpresa en su propio cuartel general), y Sudáfrica ha renovado su moción de condena al mismo genocidio, ahora mucho mayor… y no hay asamblea, nos hay votación, no hay condena.

Un editor estadounidense, Ron Unz, judío, se ha dedicado a desentrañar muy diversas cuestiones, y particularmente las sucesivas imposturas que caracterizan las verdades oficiales de su país. Sobre el 7 de octubre 2023; afirma: “parece muy posible que una mayoría, incluso una gran mayoría, de todos los civiles israelíes asesinados hubieran muerto a manos de sus propias fuerzas militares, ya sea por fuego amigo deliberado o accidental, e incluso muchos soldados israelíes pueden haber corrido esa misma suerte.” [13]

Unz se ha basado en la investigación in situ que han llevado periodistas, valiosísimos como Chris Hedges (a quien ya hemos citado) y Max Blummenthal:

“Hay cada vez más pruebas que en la lucha caótica establecida cuando Hamás ingresó a Israel el 7 de octubre [2023], los militares optaron por hacer blanco no solo en los luchadores de Hamás sino también en los cautivos israelíes. Tuval Escapa, miembro de la seguridad del kibutz Be’eri le dijo a la prensa (Haaretz) israelí que se montó una línea de coordinación entre los residentes del kibutz y el ejército. Escapa dijo que la desesperación se fue adueñando de él. ‘Los comandantes en el terreno tomaron decisiones difíciles, incluyendo la de hacer saltar por el aire las viviendas con sus ocupantes para poder eliminar a los terroristas, junto con los cautivos. El diario informó que los comandantes israelíes se vieron obligados a requerir ataques aéreos a sus propias instalaciones dentro de la Franja de Gaza para poder repeler a los terroristas que habían tomado el control.” [14]

La parálisis de la sociedad humana ante la matanza de palestinos (como en tantos otros casos y situaciones en el pasado, emparentables) es sobrecogedora. Porque se trata de gente como nosotros. La impotencia nos daña. Porque cuanto más sabemos de ello más somos incluidos, nos incluimos, en tamaña realidad. □

notas:

[1] Wikipedia. Fuente insospechable de izquierdismo.

[2] Brecha, Montevideo, 12 jul 2024.

[3] La Juventud, Montevideo, 27 jul-2 ago 2024.

[4] https://www-unz.com/article/israel-reopens-the-gaza-slaughterhouse/, [Israel reabre el matadero de Gaza], Chris Hedges, 1 dic. 2023.

[5] Mijail M. Krasnova, “El enigma de la caña pensante”, https://core.ac.uk/download/pdf/302188310.pdf

[6] Esto ha sido excepcional en Israel, puesto que no siempre los israelíes mueren de modo tan violento y trágico como lo acontecido el 7 oct. 2023. En cambio, la muerte en sus más atroces vías, ha sido convertida por Israel, en la rutina diaria para los palestinos.

[7] Que fue instaurada en 2006, sólo que entonces con remilgos, que dificultara percibir el carácter ominoso y genocida de las decisiones israelíes ‘ante la cuestión palestina’. ¡Cómo esto nos retrotrae a las medidas de los colonizadores europeos en los siglos xvi o xvii ante las poblaciones que habitaban los territorios conquistados, en lo que los europeos designaron “El Nuevo Continente”, o en África!

[8] Gilbert se presentó como médico voluntario para hospitales de campaña cuando la horrenda invasión militar de las poblaciones gazatíes en 2008. Y así terminó vinculado con la Franja de Gaza, atento ante el desamparo palestino.

[9] Bruno Stagno Ugarte, “Los caminos menos transitados. La administración Arias Sánchez y la redefinición de la política exterior de Costa Rica, 2006-2010”, cit. p. Nicolás Boeglin, ”Solicitud de opinión consultiva a justicia internacional sobre la situación en Palestina”, 24 ene 2023.

[10]  “La relación entre EE.UU. y nosotros”, La Nación, Buenos Aires, 27  jul 2024.

[11] Y no solo dentro de lrán. Es LA política que ha llevado adelante EE.UU. y sus segundones occidentales en Irak, en Siria, en Afganistán, en Egipto, en Sudán, en Pakistán, en Libia, en Indonesia, en Vietnam, en Corea y un largo, escalofriante etcétera.

[12] Véase María Landi, “¿Quién  ha usado la violencia sexual como arma de guerra?”, Brecha, Montevideo, 8 mar 2024.

[13] https://www.unz.com/runz/war-crimes-and-atrocity-hoaxes-in-the-israel-gaza-conflict/, l6 nov. 2023.

[14] https://braveneweurope.com/max-blumenthal-what-really-happened-in-israel-on-oct-7, 19 nov. 2023.

Publicado en Centro / periferia, Los pueblos nativoamericanos, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología, Uruguay

Algunas observaciones sobre impunidad judeoisraelí

Publicada el 24/07/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

23 jul 2024

Mis últimas notas han procurado enfocar situaciones gravísimas y generalizadas que entiendo se ignoran o ante las cuales “esquivamos el bulto”; incluyendo la expansión del narcotráfico  y otros tráficos igualmente lesivos o peores, como el de humanos, la plastificación generalizada y lo que ello significa en términos de salud, ambiental, animal y humana y también señalábamos la actual existencia de un genocidio a cielo abierto y la no menos llamativa ausencia de reacción del universo institucional.

Como esto último persiste, y aun tiene visos de afianzarse, por normalización, por acostumbramiento, por miedo, no tenemos más remedio que hincarle el diente otra vez al asesinato generalizado, de día o de noche, de gente armada o desarmada, de niños de cualquier edad, y en muy variadas formas, con muy peregrinas justificaciones.

Nos referimos a la política genocida abierta del Estado de Israel sobre la población palestina cada vez más despojada de su territorio en una lenta y progresiva política de pinzas del sionismo, que se aceleró bruscamente el 7 de octubre de 2023.

Hasta entonces, la táctica y la técnica del sionismo para la apropiación del territorio palestino, se había caracterizado por dos momentos: uno primero, muy pausado y fragmentario, adueñándose de tierras de propietarios ausentistas mediante escrupulosas compras de esas tierras a los propietarios rentistas que en general aceptaban la transacción, incluso contentos porque los sionistas solían comprarles esas tierras a buen precio.

Ese período, grosso modo, coincidió con la primera mitad del s xx. Con la instauración del Estado de Israel se produce un cambio en el ritmo y el alcance de la apropiación. Hasta 1947/1948, se echaba de tierras a campesinos inmemoriales que carecían de títulos de propiedad, y la Agencia Judía encargada ahora de administrarlas, las asignaba a kibutzim o a moshavim de judíos que habían hecho la aliah, en castellano que habían ‘retornado a las fuentes’.

Este concepto de retorno tiene, como diría el inolvidable Bartolomé Hidalgo, “su dificultad”: cuesta hablar de retorno, mediando dos grandes obstáculos  conceptuales para ello: los antepasados con que se ligaba ese retorno, eran, si habían vivido allí, de dos mil años atrás. Ardua tarea reconocer esa ligazón. Pero si los judíos que hacían la aliah tenían sus ancestros provenientes de otras tierras, por ejemplo, jázaras, entonces se perdía toda ligazón física, material. Podría argumentarse que se tratara de una ligazón religiosa, pero ¿cómo validar con ello muy concretas y materiales apropiaciones de tierras?

Lo cierto es que, “por la razón o la fuerza”, los sionistas ampliaron enormemente la apropiación de tierras después de 1948. El período 1948-2023 fue el de un cada vez más intenso despojo de lo que iba quedando como “territorios palestinos”, usando la fraseología de la ONU. Esos territorios formaban parte fundamental de un hipotético “estado palestino” que figuró en las tratativas palestino-israelíes más de una vez.

Pero permanentemente fue ensanchándose el poder israelí y achicándose, licuándose la presencia palestina. Si lo graficáramos con imágenes animales diría que Israel empleó la técnica de la boa constrictor, sobre todo cuando tiene que enfrentar una víctima de porte mayor.

Una medida tomada en 2006 por Israel lo grafica nítidamente: luego de varios años con colonias sionistas enclavadas en la Franja de Gaza –un territorio altamente densificado sobre todo por el expansionismo israelí (Guerra de los 6 días)–, “El Carnicero” Ariel Sharon decide evacuar las escasas colonias instaladas en la Franja y anuncia hacerle –a los palestinos– la vida imposible. Al retirarse, desmantelan y rompen todas las instalaciones agrícolas y habitacionales, las  redes de riego, que habían erigido en Gaza, en medio de las privaciones generalizadas de su población y dejan  todo el estropicio sobre las maltratadas tierras gazatíes. Y esa misma noche aviones israelíes sobrevuelan  rasantes la Franja a la velocidad del sonido: a la mañana, la Franja tendrá muchos niños con enuresis y con tímpanos rotos.

La técnica constrictor se profundiza: la Franja de Gaza queda aislada por los cuatro costados: se bombardea  y desmantela el aeropuerto y el puerto; únicos de la Franja, se cortan todos los caminos salvo uno hacia Egipto celosamente cuidado por israelíes y egipcios, y otro de acceso a Israel, que se convierte en “el cordón umbilical” de ese territorio “embolsado”. E Israel  dictamina acerca del ingreso de alimentos instaurando dosis con un máximo de calorías per cápita. Con la pesca fuertemente limitada, porque los gazatíes no pueden salir al mar  –son baleados–, apenas pescar en la orilla, con una agricultura –la Franja de Gaza fue uno de los primeros territorios agrícolas de la humanidad– totalmente saboteada por la depredación israelí, la alimentación de casi dos millones de seres humanos pasó a estar dosificada por las hostiles autoridades israelíes.

Cuando decimos hostilidad, la idea es demasiado débil: valga lo acontecido con un suceso infrecuente; en 2005 un soldado israelí es tomado prisionero: cuando las fuerzas policiales y militares israelíes procuran “liberar” a ese preso (único) que milicianos palestinos habían secuestrado en una escaramuza (y que los palestinos liberarán mediante canje, sano y salvo, años después; Gilad Shalit), en una serie de allanamientos -donde jamás encontraron nada- terminan matando  entre un centenar y dos centenares de “allanados”. Le queda a uno la interrogante: ¿estaban buscando a Shalit o usaban el pretexto de buscarlo para poder ir matando a mansalva? Porque el descuido, el error, el simple exceso están descartados (ya veremos un comportamiento similar ante el copamiento del 7 de octubre).

Observemos otro ejemplo que refleja la creencia que los judíos sionistas, israelíes  tienen de su propia excelencia: la carta abierta que los decanos de las universidades israelíes Ben Gurion del Negev, lnstituto de Ciencia Weizman,  Universidad Hebrea de Jerusalén, Universidad Ariel, Universidad Abierta de Israel, Universidad de Haifa, y el Instituto Technion-Israel del Instituto de Tecnología, todos ellos alarmados por los discursos académicos posteriores al 7 de octubre de 2023, con lo que consideran “inadecuada respuesta”.

Los decanos adoptan acríticamente la versión oficial israelí de “los más de 1400 víctimas niños, jóvenes y adultos, judíos, musulmanes y cristianos por igual” [sic].  En el momento de su carta abierta, ya existían numerosas fuentes de información que discriminaban en el tendal de muertos; que el principal caudal de víctimas había sobrevenido con la reacción israelí, unas 6 horas después del copamiento de Hamás y otros agrupamientos palestinos sobre el cuartel regional israelí y algunos kibutzim aledaños.

Pero el nudo problemático radica no en repartir culpas y muertos entre milicianos armados  atacantes y militares contraatacando, sino en algo previo.

¿Por qué? ¿Por qué la acción palestina del 7 de octubre?

Leamos a los decanos, que con increíble tranquilidad de conciencia establecen el estado    de situación: “Nos enfrentamos atendiendo dos frentes: uno contra las atrocidades de Hamás,

otro en la arena global de la opinión pública. Lamentablemente, observamos una tendencia alarmante según la cual Israel, pese a su derecho a la autodefensa, es caracterizado como un opresor. Esto  establece una equivalencia falsa entre las acciones de una organización asesina y terrorista y un estado soberano con su derecho a defender  a sus ciudadanos, lo cual desafortunadamente  tiene como resultado la pérdida de vidas palestinas inocentes. Todo intento de justificar o apelar equívocamente a las acciones brutales y grotescas de Hamás es intelectual y moralmente indefendible. Es preocupante que muchos colegas universitarios se ha[ya]n convertido en campo propicio para sentimientos antiisralíes y antisemitas, insuflados  por una comprensión sesgada e ingenua del conflicto.” [1] Aquí, en la penúltima palabra, aparece la superioridad intelectual, y moral, que presumen los decanos para sí. Con su planteo maniqueo de que Israel –un estado colonialista– sea el bien. Claro que lo es, para los colonialistas.

Y me permito todavía otra frase de estos personajes que destilan su superioridad definiendo sus verdades como si fueran universales: “Mientras Israel usa sus armas como escudo protector de sus ciudadanos, Hamás usa a sus ciudadanos como escudos para sus armas.” Nuestros decanos muestran escasa originalidad pero que también conocen el mensaje panfletario. La realidad es más espesa y penosa. Para los israelíes, la vida de los palestinos es apenas una molestia, una recordatoria del despojo que han cometido. Los israelíes más democráticos soportan la situación; deseando, en todo caso, que los palestinos “se esfumen”. Los israelíes menos democráticos, las alas fascistas del sionismo, quienes siempre tuvieron la decisión de “esfumarlos”, están llevándolo a cabo, con la cabeza llena de desprecio racista por los despojados palestinos. Por eso, ministros de Netanyahu proponen como “solución” al problema carcelario, matar a los prisioneros. Sinceridad modelo chutzpah. En su determinación asesina sólo los altera la resistencia, formidable, que han tenido los palestinos.

Israel Shahak ha llevado a cabo una labor esclarecedora excepcional: los textos “sagrados” judíos están en lengua hebrea y por lo tanto no son accesibles a la inmensa mayoría de los humanos. Shahak se tomó el trabajo, junto con Norton Mezvinski, de traducirlos al inglés y con ello, dada la difusión de esta lengua, ponerlos al alcance de prácticamente todos. Shahak y Mezvinski son judíos no sionistas y hasta antisionistas, lo cual se expresa en los frutos de su investigación.[2]

El judaísmo ortodoxo  –probablemente como toda creencia ortodoxa o absolutista– es profundamente racista. Y autocrático. Judeocéntrico. En semejante escala de valores los no judíos, los goyim tienen menos estatura humana que los judíos e incluso pueden ser considerados y tratados como instrumentos por los propios judíos.

Allí, se entronca el radical desprecio con que los sionistas han estado desalojando, hostigando, castigando y suprimiendo población palestina que les ha resultado refractaria. Lógicamente refractaria. ¿A qué población le gusta que venga otra y que, alegando antiguos derechos, los desaloje de las viviendas en que moran desde tiempo inmemorial, les arrebaten los cultivos que laboran familiarmente desde décadas, siglos?

El sionismo, pese a su prescindencia inicial de lo religioso estuvo siempre fuertemente atado a la tradición religiosa judía. Es aquello que con humor judío siempre se ha dicho: ‘No creo en dios pero él me ha asignado esta tierra’.

Lo grave del sionismo es que alberga judíos progresistas que rechazan con vehemencia toda política genocida. Aunque significativamente tienen una particular alergia contra toda crítica a “la cole” si viene de afuera. Sin embargo, ese árbol les hace perder el bosque: lo explica magistralmente otro judío, antisionista: «el error fundamental de este artículo [3] es considerar al sionismo una ideología nacionalista y no reconocer su verdadera naturaleza de colonialista. Eso es lo que ha sido desde Herzl, quien parecía creer que los judíos éramos una nación como las que en su tiempo querían liberarse de los imperios ruso, otomano y austro- húngaro. Pero como, a diferencia de los checos, polacos, etc. no estábamos todos en un mismo territorio, que bastaba con separar para crear un estado, Herzl imaginó una solución propia de su tiempo, el de los imperios coloniales; crear un estado de «europeos adelantados» en una tierra habitada por «nativos atrasados». La ideología colonialista de Herzl quedó bien clara en su discurso del 21/8/1903 cuando trató de convencer a los delegados al Sexto Congreso Sionista de que aceptaran la oferta de Uganda. Dijo entonces: «debemos ser una Inglaterra en miniatura, […] como esas naciones que supieron hacer su fortuna con sus imperios coloniales». El sionismo siempre ha sido la ideología de los judíos de derecha, los de izquierda estaban en el Bund, revolucionario de izquierda y antisionista o en organizaciones revolucionarias sin identificación judía, ejemplos notorios, León Trotsky y Rosa Luxemburg. Los judíos que por una parte se consideran de izquierda mientras por la otra son incapaces de separarse de toda relación con Israel debieran darse cuenta de que pretender ser «sionista de izquierda» es equivalente a calificarse de «colonialista de izquierda».»

Existen muchos datos históricos que abonan la descripción de Brainin. Baste pensar en la relación entre nazis y sionistas en los primeros años nazis, hasta bien adentro los mediados de la década del ’30. Desde 1933, rápidamente, los nazis van poniendo fuera de la ley y expulsando de las instituciones gubernamentales a comunistas, socialdemócratas y purgando estamentos públicos de judíos… no sionistas. A mediados de la década del ’30 sólo quedaban dos partidos políticos reconocidos legalmente: los nazis… y los sionistas.

Más allá del certero comentario de Brainin al interrogante de Burstin, éste pretende establecer ciertos cotos que en el terreno del pensar son francamente equivocados, por no decir encubridores y sostenedores de privilegios. En el mismo artículo que mencionaba Brainin, Burstin se queja de la intromisión ideológica de ajenos al judaísmo acerca de la presunta legitimidad del sionismo: “¿a santo de qué una persona que tiene cero vínculos con el pueblo judío entiende pertinente pronunciarse acerca de la legitimidad de ese movimiento nacional?”

Bastaría ver la trascendencia política, material, la influencia que tiene el sionismo en el mundo para considerar esa legitimidad, para sopesar y criticar esa influencia en el mundo que es de todos.

Porque estaríamos mucho peor de lo que ya estamos si sólo los monárquicos pudieran opinar sobre lo monárquico, si sólo los católicos pudieran opinar sobre su iglesia vaticana, si sólo los marxistas pudieran hablar de ciencia política, si sólo médicos pudieran hablar sobre salud y enfermedad. Burstin y los sionistas no tienen ningún derecho a procesar o disponer del sionismo como coto cerrado. Porque lo que ellos hacen con el sionismo puede influir en otros. Pregúntenle a los palestinos, sin ir más lejos.

Si ya de por sí, estas pretensiones de exclusividad y reserva ideológica son nefastas; basta ver todas las matanzas prácticas que en Israel se han procesado y procesan con incrementadas intensidad invocando el sionismo.

El rabino Kook, guía espiritual de la rama Lubavich –de la que abreva el presidente argento Javier Milei y buena parte del sionismo religioso en Israel– establece, por ejemplo, esta curiosa distinción antro… digamos antropológica (aunque no es exclusivamente referida a humanos):

“La diferencia entre un alma judía y las almas de los no judíos –todos ellos en todos los distintos niveles— es mayor y más profunda que la diferencia entre un alma humana y las almas del ganado.” [4]

Nuestros autores rastrean estas peregrinas afirmaciones. Kook se basaba, para sus lucubraciones “en los principios básicos de la Cábala Luriánica [que establece]  la superioridad absoluta del alma y cuerpo judíos sobre el alma y cuerpo no judíos.” (ibíd.)

Empezamos a entender un poco mejor el desprecio, la inaceptable sensación de superioridad que despliegan, por ejemplo, los soldados, masculinos y femeninos, destrozando el tejido social palestino, con sus niños masacrados, sus mujeres desesperadas, la impotencia de los varones con los brazos desnudos contra civiles y militares israelíes abusando con sus protecciones y armamentos…

Resulta penosamente interesante la observación, sin duda cierta, de que Kook era vegetariano y respetaba las plantas hasta el punto de “no permitir que fueran cortadas flores o pasto para su propio placer”. Con ello, se ha querido como contrapesar su idea, hiperracista, sobre las almas de judíos y no judíos.

A mí, en cambio, esa exquisita observación sobre el corte de plantas me retrotrae a la llamativa sensibilidad de Heinrich Himmler para no pisar hormigas en sus andanzas por el bosque y no quebrar ramas porque sí. Y esos cuidados se ensamblan con decretos del Tercer Reich enseñando a la población a poner las centollas a cocinar en agua hirviendo y no en agua fría, prolongando innecesaria y  cruelmente la agonía.

Estas consideraciones de Kook, de Himmler o del Tercer Reich no están mal, sólo que el amor a los animales o vegetales que las nutre no se extiende, curiosamente, a humanos. Que siempre entendimos se ligan, bien que problemáticamente, al reino animal.

Volviendo a nuestro asunto principal; el genocidio desplegado contra el pueblo palestino y el comportamiento judeosionista: mientras hay una ceguera pertinaz ante las consecuencias del comportamiento israelí; ¿se puede acaso considerar intrascendente el bombardeo masivo, por artillería o mediante aviación de barrios densamente poblados, con edificios de diez pisos, habitados por civiles, hombres, mujeres, niños, ancianos, ¿puede algún israelí imaginar que tales bombardeos puedan ser incruentos?

Porque el presidente de AMIA, Amos Linetzky, ha declarado: “Nuestra tradición nos enseña no permanecer ajenos ante el sufrimiento del otro.”[5] Difícil conciliar tamaña afirmación con el comportamiento sionista en Palestina/Israel.

Esa frase del señor Linetzky adquiere claridad y atroz coherencia cuando advertimos que se refiere al sufrimiento de otro judío. Y solamente entonces.

Otros humanos, ¿existen  o no existen según la ceguera luriánica? Cuando Linetzky clama: “No fueron suficientes los gritos desesperados de familiares para que la Cruz Roja pueda llevar medicamentos a personas secuestradas” se refiere exclusivamente a la emergencia, también sanitaria, vivida por israelíes el 7 de octubre de 2023. ¿Y todas las veces que la aviación y la artillería israelí arrasaron instalaciones, escuelas, hogares, hospitales, calles, edificios aplicando discrecionalmente castigos colectivos a palestinos (a veces por actos violentos de tipo guerrilleril, a veces por actos rebeldes  ni siquiera violentos, a veces por miserables competencias, como los crueles, sádicos, mezquinos  y reiterados atentados israelíes, lisiando futbolistas) no necesitaban la Cruz Roja?

Como nos lo muestra el extraordinario y valiente aporte de Shahak y Mezvinksi, la humanidad que campea en Israel es bastante corta: se limita a “los suyos”.

Un egoísmo aterrador.

Sobre todo, cuando está armado y opera conquistando. Como lo prueban sucesivos incidentes en que Israel y sus grupos de choque pisotean otros derechos, otras heredades, castigando con la muerte, heridas y mutilaciones de por vida a población civil a menudo ajena a las imputaciones.

Israel ha ido deviniendo una máquina de matar que se permite avanzar sobre la base de un desprecio radical a la vida de los ajenos, so pretexto de que “los demás” quieren aniquilar a Israel y ahogar en el mar a sus habitantes.

Personalmente, no albergo ninguna simpatía ideológica por una guerrilla que se ampara en un absoluto religioso,  ya sea musulmán, cristiano o judío. Pero observemos porqué Hamás ha logrado cosechar tanta simpatía entre palestinos.

En primer lugar, porque a diferencia de una resistencia palestina también armada, el Fatah, que terminó aceptando el penoso papel que le ofreció la dirección sionista de ser policía de su propio pueblo, armada y entrenada por sus mandantes israelíes, Hamás se concentró en ayudar a la población palestina, tan privada y despojada por la ocupación israelí. El palestino cualquiera, el que vive y brega para cuidar a su familia, sus hijos, sabe lo que es traición o defecc¡ón y sabe lo que es una ayuda.

Una mirada sobre el 7 de octubre.

Historiadores tendrán que explicar por qué las fuerzas israelíes tardaron 6 horas en reaccionar y actuar. En espacios, en distancias muy reducidas. Desentrañar si fue una celada que le permitiera luego a las fuerzas de seguridad israelíes dar rienda suelta a una “respuesta” o si fue que el exceso de poder a su favor de Israel le jugó una mala pasada y fue sorprendido por un adversario subvalorado, como pasa tan a menudo en el deporte.

Sabemos que se discuten y barajan mucho esas dos posibilidades, pero en lo que no cabe duda es en la capacidad de falsear realidad que Israel sistemáticamente lleva a cabo. Con sus bots y sus trolls. Desde los bebitos horneados o decapitados, pasando por las violaciones colectivas de mujeres judías hasta atribuirle a guerrilleros palestinos con armas livianas la matanza de la playa de estacionamiento de la fiesta rave, en donde las fotos aéreas  o de superficie de autos calcinados no dejan lugar a dudas que fueron blanco de artillería pesada, precisamente la que pusieron en acción las tropas israelíes.

El parte israelí de ese dia habla de 1400 víctimas de la barbarie palestina. Prácticamente desde el inicio periodistas probos, judíos, como Max Blumenthal o Ron Unz, o el muy conocido premio Pulitzer, Chris Hedges, cristiano, rechazaron categóricamente ese guarismo, en el que se incluía a todos los victimados por la intervención militar israelí, que eran muchos más que los matados inicialmente por quienes coparon el cuartel regional israelí en Gaza.

Esas primeras víctimas israelíes, militares, se estimaron en centenares, ¿100, 200, 300?; de todos modos una cantidad de muertos que en ningún momento antes había afrontado el ejército israelí en su prolongadísima lucha de desgaste con la población palestina.[6]

Tan cruento golpe se explica por “la mano tan pesada” que Israel ha estado levantando, cada vez más y de un modo cada vez más abusivo, contra la despojada población palestina.

Parecería que el valor que Israel atribuye a la vida de su población es tanto mayor que el valor de las otras vidas, como exigiéndole al “otro” el pago de cien vidas por una judía. Alguna vez he escuchado como justificación de tan atroz aritmética que el pueblo judío es escaso, incomparable con la cantidad de árabes, de rusos o anglogermanos que pueblan el planeta.

Pero estas cuentas son capciosas. Porque en primer luqar, el racismo señorial ha exterminado con particular fruición a poblaciones menores que las de los perpetradores. Y segundo, porque esas cuentas son inaceptables.

Lo que tenemos por delante es a genocidas que fundamentan su proceder –ya sea decanos de la cúpula universitaria o burócratas– con descaro.

Esto es nuevo en la sociedad humana.

Hasta ahora, era más bien la ignorancia y el olvido lo que “lavaba” genocidios.

Queda por ver, qué sucederá, que está sucediendo, en este caso.□

notas:

[1]  A Letter from VERA  – Association of University Heads, Israel. Nov. 1, 2023.

[2] El fundamentalismo judío en Israel, 1ª, ed. en inglés, 2004. Editado en castellano: Editorial Canaán, Buenos Aires, 2012.

[3] Kurt Brainin, comenta y replica, en IJAN-International Antizionist Network en castellano, 7 abr 2024, a David Burstin, “Atrapados entre el sionismo y el antisionismo, millones de judíos de la diáspora nos preguntamos cuál es nuestro lugar en el mundo”, Posturas, 2 abr 2024.

[4] Shahak y Mezvinski, ob. cit.

[5] Amos Linetzky, discurso 18 jul. 2024. Cit. p. Marisol Juárez, AM 7850, Bs. As.

[6] La excepción podría ser la huelga general de la sociedad palestina contra la ocupación sionista, 1936-1939, una suerte de guerra civil que demandó la vida de unos 300 judíos, una cantidad similar de muertes inglesas y decenas de miles de muertos palestinos. Pero en un período de 3 años.

Publicado en Centro / periferia, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo, Poder mundializado

ANTROPOCENO, CADA VEZ MÁS PRESENTE… Y PESANTE

Publicada el 14/06/2024 - 01/11/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

10 jun 2024

Como era inevitable a la luz de la creciente complejización tecnológica; la violencia rampante en ascenso; la expansión como mancha de aceite en el tejido social de la drogadicción; el desarrollo en progresión geométrica de la manipulación mediática; la contaminación planetaria cada vez más incontenible; la medicalización de nuestras sociedades y su hermano siamés, el miedo; la intromisión cada vez mayor y más profunda de los recursos mediáticos y comunicacionales en nuestras vidas cotidianas y la correspondiente pasivización de nuestros comportamientos cada vez más mediatizados y sitiados por la sofisticación tecnológica y electrónica; la expansión ubicua del biowarfare al servicio de poderes cada vez mayores y más heterónomos, y  desde lo más reciente, con el aumento de la violencia militar anuncio de guerras cada vez más abarcativas y graves, nos encontramos en una situación que entrevemos como una disyuntiva para las sociedades contemporáneas, cada vez más simultáneamente afectadas por el cúmulo apenas sucintamente borroneado.

Cualquiera de esos ítem sería en sí mismo un problema insoluble o casi, de una gravedad en sí misma insondable. Pero la reiteración de crisis de tan diversos órdenes, hace la problemática inmensamente más grave.

Ante este panorama de largo alcance, de alto vuelo, de lento (aunque irreversible) deterioro, y aunque esos mismos deterioros sean a menudo compensados por algunos avances tecnocientíficos y desarrollos de percepciones y conocimientos de nuestras sociedades, estamos en una coyuntura que tiene giros mucho más veloces y bruscos (y por ello potencialmente catastróficos), como fue la sesgada declaración de pandemia de 2020 o la invasión militar de Rusia a Ucrania, y muy especialmente –por su intensidad y alcance– el copamiento palestino a un cuartel israelí e inmediaciones y la abrumadora, respuesta israelí que ha desencadenado un proceso abiertamente genocida.[1]

Hagamos un recorrido –siempre incompleto– por los puntos que enumeré como de conflicto para nuestro presente, humano, generalizado,  planetario. Eventualmente, podremos articular un orden de prioridades o una red de conexiones que nos permita visualizar elementos y causalidades comunes.

¿HACIA UNA SOCIEDAD SIN ESTADO? AUGE EMPRESARIO

Observamos una decadencia de sistemas de poder  puramente políticos; una traslación cada vez más visible de lo político a lo empresarial. A un universo empresarial altamente tecnologizado. Un tecnopoder. Y cada vez más, en ese desplazamiento, otro “interno” dentro del universo empresario, hacia una financierización creciente y cada vez más omnipresente.

El mundo empresarial no ha tenido jamás menos limitaciones o condicionamientos. En la época en que los estados nacionales gestionaban una sociedad (“su” sociedad), a lo más incorporaban la tarea empresarial regulándola. Así ocurría al menos en los estados soberanos, centrales. En los estados periféricos, forjados por el colonialismo travestido en neocolonial, cuando las oligarquías percibieron que el despojo tradicional había ido entrando en crisis, se le fue asignando al mundo empresario la tarea discrecional de nutrir las metrópolis y acumular las mayores plusvalías desde las periferias, pero blandiendo ahora las banderas de los flamantes estados nacionales.

El auge del universo empresarial dentro de lo que se llama “el capitalismo” ha significado que las tareas que antes el empresariado cumplía en algunos tramos y regiones, ahora se ha generalizado.

Lo empresario como eje de la actividad económica se contrapone a lo estatal y lo público. Y mientras esta última, al menos teóricamente, se encara como servicio (y su contracara, privilegios), el motor empresario tiene muy otro motor: el lucro y el No Limits. Ya sabemos que el lucro perfecciona el poder económico-financiero. Y la experiencia nos dice que ese poder no tiene sentido en sí (salvo el del disfrute de algunas comodidades), sino que expresa el poder de lo incontrolado, incontrolable. Sin más límite que sí mismo.

Ante la falsa igualdad que caracteriza un sistema democrático, el universo empresario es, en sí, el reconocimiento del verticalismo más radical: no hay nada menos democrático que el funcionamiento empresarial. El mundo empresario supera la monarquía más absoluta: porque aun ese extremo reconoce un orden político; el universo empresario, en cambio, atareado con otras funciones, ni siquiera advierte o le preocupa su condición política; si es verticalista u horizontalista, por ejemplo; es expeditivo.

CAMBIO CLIMÁTICO

Se habla demasiado de “cambio climático” o “calentamiento global” en general; grandes definiciones o áreas temáticas que suelen escamotear el origen de los denunciados trastornos, Hablar de cambio climático  sitúa la dificultad fuera de nosotros, en el planeta, en el orden celeste. Pero prácticamente siempre tales alteraciones, calentamientos, sequías, agotamientos, envenenamientos, inundaciones, sobrevienen por decisiones humanas. No de los humanos en general, sino en particular de los grandes consorcios que modelan la economía mundial y la economía humana en general; la agroindustria, por ejemplo, o la megaminería, o ciertas ramas de la química industrial. Porque la acción de grandes corporaciones, a menudo mucho más poderosas que los estados nacionales, es la que está detrás de las desertificaciones, los agotamientos minerales o boscosos, la pérdida de calidad del agua o la pérdida directamente del agua.

Claro que si uno habla de “cambio climático”, la presunta solución provendrá de algo sistémico, general, que es lo que pretende la burocracia onusiana con sus costosísimas conferencias mundiales sobre cambio climático, que en los hechos poco afectan la vida económica y empresarial vigente.  Si se advierte que la causa de una alteración climática es una inconducta empresarial (de las tantas que incansablemente acaecen), la medida tendría que ser mucho más acotada, pero a la vez más precisa. Se trata de lograr que los agentes contaminantes sean realmente ubicados y combatidos, y no con multas sino arruinándoles “el negocio” que afecta y enferma el ambiente y transitivamente a todos nosotros.

CENTRO Y PERIFERIA

Aunque nos quieran hacer creer que el mundo es de todos y para todos, con sus gadgets incluidos,  nuestro planeta sigue caracterizado por el universo de los ricos con sus pobres; en EE.UU., en Europa sobre todo Occidental, en algunos enclaves en todas partes; Singapur, Seúl, Buenos Aires, Ryad, Doha,  y el de los pobres con sus ricos, en casi toda África, América Central y regiones del mundo árabe, buena parte del continente nativoafrolatinoamericano, así como en el asiático.

Allí, en lo que a menudo se caracteriza como periferia o, hasta hace poco, “tercer mundo”, los jóvenes y los viejos siguen llevando la peor parte… y las mujeres, y la primera infancia. Víctimas directas de la exacción material: las grandes corporaciones transnacionales que se supone vienen a invertir y que en realidad vienen a “cosechar”; sesgada confusión de verbos…

IRREVERSIBILIDAD DEL DESGASTE DE LOS MATERIALES MÁS PRMARIOS

Nuestro planeta se va desgastando. Y a diferencia de las sociedades tradicionales, conservadores, el auge burgués, la fiebre socialista, la idea de progreso (muy burguesa, pero preservada sin solución de continuidad por el socialismo) han ido caracterizando cada vez más nuestro presente, el de la modernidad, el de la hipermodernidad.

La hybris que caracteriza nuestro presente ni repara ni entiende por qué habría de preservar nuestro hábitat. “Eso” caracterizaba a las sociedades tradicionales, paganas, primitivas…

Por ejemplo, se están haciendo planes agroganaderos, con expectativas altísimas de rendimiento financiero, sustituyendo la Amazonia por plantíos decididos por el hombre o por espacios de ganadería de enorme alcance. Tales planes no tienen problema en eliminar la última selva medible en millones de km2 (en terminar de eliminar, habría que decir más propiamente; una mucho más chica, considerada empero la segunda selva más grande del planeta, en Borneo, fue talada y desaparecida hace pocos años), Se estima que la Amazonia tiene unos 60-70 millones de años. Borrable del planeta, como si fuera un canterito de algún conde aburrido…

La cadena montañosa que proviene del Gran Macizo Central Sudamericano, que se extiende al sur y se sumerge, entrando al río de la Plata, luce su última grupa que llamamos Punta Ballena en el sudeste uruguayo. También se estima que tiene unos 65 millones de años. Unos señores munidos de sospechables títulos de propiedad (extendidos seguramente hace bastante menos tiempo) han decidido perforarla, triturarla, deshacerla, condicionar lo que vaya quedando de ese formidable promontorio que ingresa al mar durante unos 500 metros, para edificar sobre “su lomo” 27 edificios de unos 10 o 20 pisos de altura (para lo cual deberán extraer varios miles de cargas de camión de piedra molida, cortada, deshecha, sobrante, buscando hacer los cimientos). Punta Ballena es una construcción natural de roca que presenta (cada vez más, presentaba) una serie de parajes y paisajes únicos, una vegetación y fauna igualmente únicas, amén de formaciones rocosas exclusivas, incluidas las rompientes naturales.

Punta Ballena y Amazonia son apenas dos ejemplos, dos puntos, de la naturaleza que empresarios consideran necesario apropiárselos.

CATÁSTROFES

Siempre hubo y se las califica por su impacto (sorpresivo). Las que nos interesan en este recuento son las antrópicas, como Fukushima, Chernobyl,  Rio Doce o el agujero de ozono. El universo mediático habla mucho de ellas cuando sobreviene alguna, pero su tratamiento pierde centralidad a la misma velocidad con que fuera  inicialmente entrevista. Respecto de otras como la difusión de micropartículas plásticas en todos los mares, que pueden engendrar un impacto mucho mayor, a gatas se las observa justamente por carecer de “impacto”.

CONTAMINACIÓN GENERALIZADA

Este ítem no sólo está íntimamente ligado con el auge empresario sino que constituye una de sus consecuencias necesarias (y por tanto, inevitables). Porque el interés particular se agranda descargando la contaminación general “fuera del negocio”.

La contaminación generalizada es hoy innegable. Sin embargo, por décadas el mundo empresario, precisamente, estuvo negando sistemáticamente tanto el desmantelamiento como el envenenamiento, valido de “testigos” (comprados, obviamente), procurando pertrechar “la biblioteca en contra” de tales denuncias con estudios falsos o sesgados que siempre lleva mucho tiempo desmontar.[2] Pero el atropello llevado adelante por el USDA (Ministerio de Agricultura de EEUU.) en el caso de la soja dista de ser único.

Se han hecho tristemente famosas las falsificaciones de los grandes laboratorios para usar sin el menor respeto a la salud humana y a la verdad común y corriente, vacunas que han probado ser más patógenas que la afección que se invocaba neutralizar; las generadoras de autismo, por ejemplo, en niños pequeños y recordando apenas que en la reciente pandemia decretada por OMS mediante un nuevo “orden sanitario” mucho más invasivo que el anterior, hasta los laboratorios que hicieron su agosto vendiendo centenares de millones de dosis anticovid, han reconocido que el covid habría afectado más o menos por igual a vacunados y no vacunados. Si agregamos la cantidad de secuelas generadas con las vacunas (alteraciones sobre todo cardiacas), el resultado ha sido desde el punto de vista  médico más bien negativo, aunque financieramente muy a favor… de los laboratorios.

Los agrotóxicos envenenan ¿o apenas constituyen, según la jerga de los grandes laboratorios “fitomejoradores”? Todas las investigaciones sin fines de lucro han verificado los daños en la población más ligada al uso de “fitomejoradores”, aunque las declaraciones tantas veces reiteradas de Syngenta, Monsanto, Bayer, Novartis hayan insistido en la inocuidad de sus productos de maravilla.

Los plásticos, difuminándose inconteniblemente, hacen daño ¿o apenas se trata de una cuestión de higiene, de negligencia, que, por ejemplo, gigantescas máquinas tragaplásticos solucionarían en un periquete? Penosamente falso, por cuanto la erosión ha ido reduciendo permanentemente el tamaño de los objetos plásticos hasta hacerlos invisibles al ojo humano (pero no biodegradados; ése es el punto).

Esa misma invisibilidad se nos presenta como “solución final” a la superproducción y superabundancia de materiales plásticos (por ejemplo, con la estafa de los oxodegradables). La desaparición del problema a la vista humana no es la desaparición del problema. Es entonces que se acrecienta el problema. Ya se han “encontrado” partículas plásticas, invisibles al ojo nuestro, en la leche humana materna (y en todos los líquidos y fluidos que nos son propios). Biólogos norteamericanos; Theo Colborn, Dianne Dumanoski y John Peterson Myers,[3] tras años de trabajo de campo, han verificado muchos trastornos de comportamiento, sociales o físicos, claramente asociados con la presencia en nuestros cuerpos de partículas plásticas (p. ej., policarbonato). Entre los sociales, de conducta, han registrado la existencia de parejas de gaviotas que a diferencia de las naturales, siempre de macho y hembra, aparecen constituidas con dos hembras, solo que una cumpliendo el rol “tradicional” de hembra y la otra, el de macho. ¡Ni que las gaviotas se hubieran capacitado en cuestiones de género!

Entre los trastornos directamente anatómicos, estos investigadores pudieron rastrear la atrofia de penes entre cocodrilos del Misisipi, que hace a sus portadores incapaces de aparearse con hembras, aunque tal fuera su ímpetu o deseo.

Es que pocas situaciones presentan el alcance problemático que la producción y difusión de termoplásticos expresan. El sinsentido, la falsa ciencia, el espíritu de lucro o la rapacidad, la pretensión de cambio “superador” sin medir sus consecuencias sanitarias; en este caso, el haber contaminado, envenenado a todo el planeta y concretamente a todos los cuerpos vivos del planeta. Los responsables de ese estado de cosas se han negado a afrontar las consecuencias de un diagnóstico certero y de sus implicaciones letales. Porque ¿qué se puede argüir al tomar conciencia que la leche materna, la leche mamífera en general, tienen partículas plásticas? que nuestros cuerpos tienen plásticos alojados en los más diversos órganos, que asimismo, la naturaleza tiene en todos lados, en todos sus océanos microplásticos, que los peces todos tienen en sus tejidos material plástico. Y que esas micropartículas pueden generar alteraciones gravísimas en sus huéspedes.

La petroquímica debería ser enjuiciada por genocidio dado el alcance de la toxicidad de los plásticos en nuestras sociedades y en el mundo en general, enfermedades asociables con microplásticos pueden empezar a estimarse en millones de casos.

Un caso de negligencia criminal de los inversores mayores a escala planetaria, en la petroquímica, en las industrias generadoras de combustibles y plásticos y en los laboratorios y cámaras asociadas a la “colocación de productos altamente rentables”, por su producción “involuntaria” de víctimas.

 

MEDICALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD. AUGE DEL BIOWARFARE

Existe un proceso simultáneo y en cierto sentido correlativo al anterior, y es la medicalización de la sociedad, cada vez más acusada y donde la impronta del miedo se ha ido haciendo cada vez más presente. Y junto con este proceso el rasgo que entiendo más acusado es el asentamiento y señorío creciente del biowarfare.

Desde fines de la 2GM, los elencos dominantes de la única potencia que emergió triunfante e indemne de la guerra, EE.UU., sintió llegada su hora. Como la única potencia mundial, la consumación del imperio en la tierra.[4]

Desde aquel entonces, desde EE.UU., así como se ha confeccionado una red de supervisión “policial” con seis comandos que se reparten el mundo entero (Eurocom, Africom, Surcom, etcétera), apoyado en bases militares “nenúfares” (pequeñas  y móviles; más de mil en el mundo entero), así como se ha diseñado al servicio del idioma inglés una red “que todo lo ve y lo oye” en todo el planeta  –“Los 5 Ojos”–, así se ha diseñado toda una red de laboratorios extendidos también por muchos países del mundo, dedicados al cultivo de la guerra en “tubos de ensayo”.[5] Inicialmente, se trataba de manejo de enfermedades, su implantación por necesidades geopolíticas, medición de la contagiosidad,[6] pero desde hace ya unas décadas con el desarrollo de la ingeniería genética, aquella red de laboratorios ha sido sustituida o complementada por una red de decenas de laboratorios de ingeniería genética, dedicadas al cultivo de microorganismos regulables y aplicables por decisión voluntaria. Persiguiendo sobre todo la construcción de quimeras; seres vivos no naturales sino “construidos” en el laboratorio.

Algunos de tales laboratorios se han hecho “tristemente” famosos como el de Wuhan, justamente de biología sintética; en el sitio que se ubica como el del origen de la peculiar pandemia que la OMS reconoció o gestó –no sabemos bien– en 2020.  Otros laboratorios de esta estirpe han sido ubicados en Ucrania, generosamente financiados por Victoria Nuland, una halcona reconocida (y a mucha honra, dirá ella), miembro clave de la craneoteca norteamericana, que ha sido todo un pivot para el  comienzo de la nueva política “occidental” en Ucrania ante Rusia desde 2014).

Respecto del covid recientemente vivido como pandemia, han ido surgiendo voces, tanto de investigadores como de estados y hasta de los mismos laboratorios protagonistas del evento, reconociendo fallos de la versión oficial e inoperancia de los pasos tomados (cuando no franca responsabilidad en las falencias asistenciales), al punto que la última reunión mundial de la OMS, finalizada el 1 junio 2024, abdicó de la pretensión inicial de establecer una reglamento general (y único) de tratamiento de pandemias. No es por cierto un triunfo de las soberanías nacionales o locales sino un resuello de la OMS para tomar impulso e imponer su agenda; de todos modos, con la fluidez informativa actual, la OMS no las tiene todas consigo…

Ligado con desarrollos científicos en la salud, pero también en ingeniería, computación y biometría, señalemos los anuncios inminentes de INTELIGENCIA ARTIFICIAL. i. a.

Baste saber, introductoriamente que no es novedad alguna sino, nada más y nada menos, que un avance más en el ya largo proceso de ampliación de la actividades cibernéticas, automáticas, digitales, en nuestra vidas  cotidianas. Como el registro bióptico, por ejemplo.

Aunque se nos presenta como avances en nuestros conocimientos, y concomitantemente avances en nuestra disponibilidad, libertad de elegir, etcétera, en realidad se trata de avances en el conocimiento de nosotros, los humanos, como objetos.

DEL SEXO AL GÉNERO

Tal vez se lo podría considerar una arista más del capítulo anterior, pero el feminismo más visible lo considera bandera insoslayable para acabar con privilegios machistas. Aun atendiendo cuestiones reales, como la desigualdad y las relaciones de poder entre los sexos, vemos la deriva al género como una estrategia de poder y no necesariamente de las mujeres.[7] Luchando por una comprensible igualdad entre los sexos, tenemos ahora la indisimulable desigualdad entre las mujeres cis y las trans, con enormes conflictos en los deportes o en las alcobas.

EL AUMENTO EN PROPORCIÓN GEOMÉTRICA DE LOS MÁS ATROCES TRÁFICOS: DE HUMANOS, DROGAS, ARMAS,  ÓRGANOS

Permanentemente estamos recibiendo noticias del camión abandonado en un desierto con cien viajeros clandestinos encerrados… y muertos. Del tráfico incesante de afros, que abandonando el continente probablemente más devastado, con sus últimos ahorros pagan el traslado a países “ricos”, y son abandonados en pésimas chalupas a veces en el medio del mar Mediterráneo y a menudo encuentran allí la muerte. Miles al año.

Con drogas y armas, las víctimas no son ya los traficados sino los destinatarios finales.

En el caso de los órganos; córneas, riñones, pulmones, corazón, la sordidez alcanza nuevas cotas. Y apenas si nos enteramos. De una red, administrada por rabinos, recientemente, en subsuelos neoyorquinos. De la extracción de órganos a condenados a muerte en China (se investigó, hace tiempo, sobre tales extracciones en ambas Chinas, la continental y la taiwanesa).

VIOLENCIAS O GUERRAS LOCALES

Siempre han existido en las más diversas latitudes del planeta.

El estado “bélico” se presenta cargado como nunca antes desde el colapso soviético, hacia 1990. Las violencias, incluso militares, hasta ahora se habían reducido a luchas internas o fronterizas entre dos estados vecinos; lo que observamos en los últimos años, meses, es un acrecentamiento de “preparativos para la guerra”, sin precedentes recientes. Preparativos como para “una tercera guerra mundial”.

Dos violencias generalizándose; una bajo la forma de guerra entre ejércitos: en Ucrania entre Rusia y una asociación Ucrania-OTAN, y la otra, en la Franja de Gaza, del ejército israelí masacrando población civil y desarmada palestina o modo de venganza, retaliación, desquite ante un golpe de mano guerrillero palestino que resultó inusitadamente costoso en vidas humanas israelíes, sobre todo de militares copados en una toma de cuartel aparentemente sorpresiva, sin precedentes en la larga ofensiva israelí contra la sociedad palestina (exceptuando la huelga general revolucionaria y armada de Palestina, 1936-1939).

El derribo de viviendas de a miles,  desocupadas o no,  el bombardeo aéreo de ciudades palestinas, devastadas, expresando un verdadero genocidio en acción y mediáticamente a la vista de “todo el mundo” ha generado una situación inédita tan aterradora que hasta el mismo Estado de Israel, que había sorteado todas las décadas desde su fundación cometiendo una interminable serie de ataques y abusos, siempre valido de su condición de víctima-que-se-defiende, con el apoyo sesgado del Occidente rico y colonizador “más o menos ex”, esta vez fue visualizado por un amplio arco de seres humanos y sociedades, como abusivo y genocida. Habitantes, referentes políticos y gobernantes de países, como Bolivia, Colombia, España, Noruega, Turquía, Portugal, México, Sudáfrica, Brasil, Irlanda, Chile, Malasia entre otros condenan la acción mortífera israelí; y grandes sectores de la población de EE.UU., el Reino Unido, y de otros países europeos también condenan la acción genocida israelí, pese a que sus gobiernos sean cómplices del accionar israelí.

La acción desencadenada por Israel tras el golpe guerrillero no es nueva. Palestina y particularmente la Franja de Gaza ha sufrido desde hace décadas varias matanzas de miles de habitantes cada una, sin que mediaran siquiera acciones “desencadenantes” como la de Hamas del 7 de octubre de 2023.

Pero la desnudez mediática que existió ante la brutal reacción israelí parece haber agotado la paciencia o debilitado el escudo ideológico del victimismo israelí.

El sofisticado engendro etnosocial del sionismo parece haber agotado su abusado crédito  de impunidad.

GENOCIDIO A CIELO ABIERTO

Lo acontecido en la Franja de Gaza e inmediaciones a partir de la madrugada del 7 de octubre de 2023, con la respuesta en horas del ejército israelí desde una constelación mundializada de poder, con eje en Israel, pero con sus grupos de apoyo en EE.UU. y asistencia permanente desde el Reino Unido, que se está llevando a cabo, impiadosamente en la Franja de Gaza (y territorios palestinos aledaños) resulte tal vez lo más notable, e inteligirlo  nos ayude a ubicar ‘el estado (actual) del mundo’.

Hemos “alcanzado” un nuevo nivel de acción genocida. En un sentido, mucho más preocupante. Ya se había logrado un cierto asordinamiento con lo acaecido en Rwanda, donde una política genocida fue tolerada desde los ámbitos internacionales, porque no se sabía exactamente, o no se quería saber, porque cierta penumbra mediático lo fue amparando… estaba tan lejos, tan otro mundo para la mirada occidental…

Pero la política práctica israelí  no nos es desconocida; desembozadamente aceleró su ritmo y parece encontrar sus límites en la tolerancia psíquica de los contemporáneos. Árabes o judíos, ateos  o budistas, jóvenes o viejos, religiosos o futbolistas, parecen haber erigido una oleada de repulsa a lo actuado por Israel.

Llama mucho la atención que jóvenes judíos estadounidenses estén entre los primeros en el rechazo, pese a la política de pinzas de los financiadores judíos de casi todas las universidades norteamericanas, que han marcado a fuego a los protestatarios, expulsándolos de los hogares estudiantiles, de las mismas universidades y desconociendo sus currículas, a veces con varios años de estudios universitarios.

El hundimiento de la Franja de Gaza en un cerco feroz, implacable, desde que votaron “equivocados” en 2006, aislados, hambreados y hostigados, hundida material, alimentaria y sanitariamente, en medio de un silencio institucional, internacional, que permitió a los israelíes actuar a su antojo, llegando al extremo de matar a varios tripulantes de una de las naves de las flotillas solidarias con Gaza que trataban, siempre infructuosamente, de acercarles comida, abrigo, medicamentos.

El mundo, sin estructuras correctivas a su alcance, observó el aislamiento, el maltrato, el parto o la muerte de parturientas en puestos de control, el desalojo violento de sus propios hogares que pasaban a ser vivienda de judíos recién llegados, usurpadores. Palestinos. Tratados como… ni animales.

Pero con el derribo de viviendas desalojadas previamente o no, a lo largo del 7 de octubre y días sucesivos, es como si la conciencia social de nuestra presente hubiese dicho, por fin, basta. Desde octubre o noviembre de 2023 son muchas las voces que recuerdan esto que repaso y mucho más. Y que ya no lo aceptan.

Tal vez, hasta Netanyahu deba rendir cuentas. Es lo que la Corte Penal de Justicia de La Haya está analizando. Y es asimismo lo que la Corte Internacional de Justicia está asimismo analizando a partir de las acusaciones de genocidio sobre la población palestina que Sudáfrica y otros estados han impulsado contra Israel.

Tal vez Palestina no esté tan, tan sola. Y los seres humanos seamos algo más que una especie que se suicida.□

notas;

[1]   No nos atenemos a las cifras, que ya son de por sí considerables –decenas de miles de víctimas mortales– sino a la modalidad represiva: bombardeo aéreo y artillería pesada sobre viviendas civiles, barrios enteros así pulverizados con o sin sus residentes adentro. La “respuesta” israelí ha deshecho los centros poblados de la Franja de Gaza; teniendo en cuenta que el operativo guerrillero ha sido a su vez respuesta a la enorme violencia institucional israelí sobre la población palestina. Israel ha hecho invivible ese territorio. No cabe otra explicación que un cierto principio supremacista, de goce sádico: las sonrisas de desprecio que algunos soldados israelíes lucen en fotos ante la devastación, las selfies que sonrientes y satisfechas mujeres soldados se han tomado entre ruinas, dejan ver ese desprecio.

[2]    Me permito ilustrar esta labor de soborno y cooptación de la ciencia con la reacción de la OMS ante la tipificación del glifosato y la consiguiente  soja transgénica con él tratada como cancerígenos por parte del IARC (International Agency for Research on Cancer); cargos devastadores para la agroindustria y laboratorios conexos, y cómo lograron “estabilizar la nave del progreso” mediante contrainformes hechos a la medida por juntas de notables sin ninguna responsabilidad institucional, pagados por la OMS  (Analizo la secuencia en el prólogo a la segunda edición de Transgénicos: la guerra en el plato, El Abasto, Buenos Aires, 2017).

[3]     Our Stolen Future (Nuestro futuro robado), EcoEspaña Editorial, 1996.

[4]    Esa percepción, a mediados de los ’40, tendría un tropezón con la bomba de hidrógeno soviética a fines de los ’40, pero “la cuestión de las dos superpotencias” tendrá un casi sorpresivo final hacia 1990 y desde entonces, quienes dirigen los destinos de EE.UU., –que no tienen porque ser los mismos que en 1940– han retomado la percepción de aquel entonces: un unicato imperial.

[5]   Test-tube war, según la expresión habitual en la jerga del ramo en EE.UU.

[6]   En otro orden de cosas, el manejo estratégico del clima también tiene sus cultores en EE.UU. por razones geopolíticas, al menos desde la 2GM. El proyecto HAARP.

[7]   Invitamos al lector a conocer la moción que Steffen Königer, diputado alemán, presentó ante el  Branderbourg Parliament en 2016: https://www.dailywire.com/news/watch-politician-hilariously-ridicule-lefts-gender-chase-stephens.

 

Publicado en Centro / periferia, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo, Poder mundializado, Salud. Y enfermedad, Sociedad e ideología, Vida cotidiana

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