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Apuntes sobre el decrecimiento y sobre las promesas del capitalismo

Publicada el 03/11/2021 - 03/11/2021 por raas

El avance en precisión y fiabilidad de las previsiones ha dado vigor a una propuesta, la del decrecimiento. Si los recursos de la Tierra son finitos y si estamos cerca de sus límites o los hemos superado ya, es obligado detener el crecimiento e incluso revertirlo hasta un nivel de sostenibilidad”. Joaquim Sempere.

Por Mariana Matija
15-15-15.org
03-09-2021

A pesar de lo que se sigue repitiendo desde el discurso dominante, y aunque se siga ofreciendo como promesa de solución a todas las crisis de nuestra sociedad, el crecimiento económico no solo NO garantiza el bienestar de las mayorías ni resuelve el problema de la inequidad, sino que además es insostenible por definición: no hay manera de que siga habiendo explotación, producción y consumo ilimitado en un planeta que es finito y, por lo tanto, tiene recursos finitos.

Nuestras sociedades, sin embargo, parecen haberse obsesionado con las promesas del capitalismo y su lógica de crecimiento ilimitado, y en ese proceso estamos consumiendo los recursos del planeta a un ritmo insostenible: la biósfera no tiene tiempo para regenerarse, los ecosistemas no soportan ya el peso de esta civilización y están perdiendo vertiginosamente su resiliencia y diversidad. Estamos moviéndonos a toda velocidad hacia un colapso, en el cual no solo terminaremos siendo aplastados por nuestras propias ideas de crecimiento, sino que arrastraremos con nosotros a miles de millones de otros seres que, como nosotros, han surgido gracias a la capacidad que hasta ahora ha tenido este planeta de generar y sostener la vida.

En el contexto de ese colapso generado por la obsesión con el crecimiento ilimitado, es urgente prestarle atención a un concepto que tiene raíces que pueden rastrearse al pensamiento de diversas comunidades indígenas, al budismo o incluso a los textos de Henry David Thoreau, y que aparece como corriente de pensamiento político, económico y social en el siglo XX: el decrecimiento.

Los pensadores y activistas del decrecimiento consideran —como cualquier persona con algo de sentido común e interés en la observación crítica puede confirmar— que el consumo excesivo es la raíz de las crisis ecológicas que estamos enfrentando y, a su vez, de las crisis sociales que de ellas se derivan, y por esto proponen la contracción de las economías y la reducción del consumo, y por lo tanto la reducción de la producción y las actividades depredadoras de extracción de recursos naturales. Aquí es necesario aclarar algo esencial: reducir el consumo no implica que sacrifiquemos nuestro bienestar, sino que aprendamos a maximizarlo a través de cosas como compartir el trabajo, dedicar más tiempo al arte, la música, la naturaleza, la cultura y la comunidad de maneras que no estén relacionadas con actividades consumistas que sigan alimentando la lógica capitalista.

El economista francés Serge Latouche, uno de los más conocidos partidarios del decrecimiento, afirma que la palabra decrecimiento es una “bomba semántica” que pretende hacerle frente a la lógica del sistema actual, que busca el crecimiento por el crecimiento. Latouche aclara también que no se trata de hacer decrecer todo indiscriminadamente, sino de entender que no todo puede crecer, y que aquello que crece no puede crecer infinitamente.

En el imaginario colectivo, el concepto de desarrollo se ha relacionado usualmente con la idea de crecimiento económico, mientras en el contexto académico se ha entendido de muchas maneras, sin que su sentido sea siempre claro. Como afirman González y Camarero (1999, p. 55), el desarrollo se ha convertido en una palabra con tantos posibles sentidos que “necesita de apellidos para conservar algún significado” (por ejemplo: desarrollo local, desarrollo rural, desarrollo sostenible, desarrollo participativo…).

Es sencillo entender las relaciones y diferencias entre crecimiento y desarrollo cuando las observamos en nosotros mismos: nacemos pequeños, y a medida que pasa el tiempo vamos creciendo (aumentando cuantitativamente de tamaño, lo cual requiere un consumo cada vez mayor de recursos básicos) y nos vamos desarrollando (volviéndonos cualitativamente más complejos y más ricos en conexiones neuronales, emociones, comprensión del mundo que nos rodea, etc.); los dos procesos pasan de manera complementaria y paralela. Llega un punto en el que alcanzamos nuestro tamaño máximo —al menos en estatura—, dejamos de crecer cuantitativamente y se estabilizan nuestras necesidades básicas de consumo. Sin embargo, no dejamos de desarrollarnos cualitativamente: seguimos aprendiendo, enriqueciendo nuestra experiencia y nuestra capacidad de generar conexiones, no solo dentro de nuestro cerebro, sino también con otros humanos, con otros seres vivos y en general con nuestro entorno.

Ese desarrollo cualitativo puede ser infinito. Sin embargo, si siguiéramos creciendo cuantitativamente de manera ilimitada, llegaría un momento en el que nuestra vida sería imposible: los recursos que necesitamos para vivir se agotarían rápidamente, nuestras articulaciones no soportarían el peso de nuestros músculos, nuestro movimiento se haría cada vez más difícil y, finalmente, colapsaríamos debido a nuestro propio tamaño. ¿Suena familiar?

Nuestra civilización está colapsando bajo su propio peso. Una civilización que se tragó enteras las promesas del capitalismo, que está basada en una economía que solo tiene como objetivo el crecimiento por el crecimiento —como una célula cancerígena, como diría Edward Abbey—, y que busca el máximo beneficio económico, ganando lo máximo de la forma más rápida por todos los medios posibles, es una sociedad que inevitablemente se está poniendo en peligro a sí misma. Como dice Monbiot (2019), en sistemas como este, basados en el crecimiento perpetuo, siempre tiene que haber periferias y externalidades, zonas de extracción y zonas de eliminación. El capitalismo lo afecta todo y todo el planeta se convierte en una zona de sacrificio: terminamos todos —incluso quienes al principio parecen salir ganando— habitando la periferia de esa máquina de hacer beneficios.

Aprovechando de nuevo las palabras de Latouche: no estamos entendiendo la importancia de reconocer los límites del planeta, estamos acabando con la capacidad inherente de la biósfera de generar y sostener la vida para poder generar crecimiento económico. Como nuestras necesidades realmente básicas son limitadas, este sistema necesita inventar nuevas —e ilimitadas— necesidades de consumo, que generan cantidades ingentes de residuos que contaminan el aire, el agua y la tierra, que son necesarios para nuestra supervivencia. Esto, evidentemente, no es sostenible. De ahí la importancia no solo de considerar alternativas diferentes al crecimiento, sino de ir más allá, y entender la importancia y la urgencia del decrecimiento.

Frente a ese planteamiento es posible que muchas personas repliquen que hace falta crecimiento económico para cubrir las necesidades básicas de las comunidades más pobres, y por eso es también urgente que nos preguntemos si lo que hace falta es más crecimiento, o si lo que necesitamos realmente es hacer un replanteamiento y una redistribución.

Para poner un ejemplo concreto en el contexto colombiano: Hernández (2019) afirma que, de acuerdo al Banco Mundial, en Colombia el 20% más rico de la población acumula un 55,7% de los ingresos, mientras que el 20% más pobre sobrevive apenas con un 3,9% del ingreso total. Dicho de otra manera, mientras 9 millones de colombianos tienen más de la mitad de la riqueza, los 36 millones restantes se reparten —inequitativamente— el 44% que queda. Al contrario de lo que muchos piensan (y de lo que la mayoría de políticos prometen) el crecimiento económico no garantiza que esa situación se resuelva. En 1992 el PIB per cápita en Colombia era de aprox. 1.380 USD y en 2017 era de aprox. 6.300 USD (es decir, 4,5 veces mayor). Sin embargo, la distribución no ha cambiado: en 1992 el 20% más pobre tenía menos del 4% de los ingresos, y el 20% más rico tenía el 56,7%, que es básicamente lo mismo que sigue pasando ahora. El PIB creció, la desigualdad… se quedó igual.

Señalando otras evidencias numéricas de desigualdad: de acuerdo a OXFAM (2015), el 50% de las emisiones de carbono globales son producidas por el 10% de la población conformada por las personas más ricas. Que lo “normal” sea que tengamos ese modelo derrochador y depredador como referente de éxito es apostar por un planeta destrozado.

Si ese 10% conformado por las personas más ricas son quienes consumen más recursos (y así alimentan más la crisis ecosocial), entonces no tiene sentido que quienes no formamos parte de ese 10% tengamos que asumir los mismos estándares de decrecimiento. Necesitamos una transformación que considere las diferencias de los contextos, y que no olvide la inequidad que esa acumulación de riqueza ha generado ni cómo ha empobrecido a buena parte de la población global. En todo caso, que haya parte importante de la responsabilidad en una porción específica de la población no significa que el resto de nosotros tenga un pase libre para seguir ignorando la evidencia del colapso ecosistémico y todas las crisis sociales que con éste se relacionan. De hecho, es precisamente por eso que es tan importante que todos, desde todos los contextos, empecemos a considerar urgentemente otros caminos.

Manfred Max-Neef (en FUHEM, 2014) proponía que una nueva economía debería basarse en “cinco postulados básicos y un principio valórico irrenunciable”:

• La economía está para servir a las personas, y no las personas a la economía.
• El desarrollo tiene que ver con personas, no con objetos.
• El crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no necesariamente requiere crecimiento.
• Ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas.
• La economía es un subsistema de un sistema mayor y finito que es la biósfera. En consecuencia, el crecimiento infinito es imposible.

Principio valórico irrenunciable: bajo ninguna circunstancia un interés económico debe estar por encima de la reverencia por la vida. En la entrevista realizada por FUHEM en la que abordaba estos puntos, Max-Neef añadía: “recorra los seis puntos. Y uno por uno, uno por uno, lo que tenemos hoy es exactamente lo contrario”.

Los ideales que abraza el concepto de decrecimiento no son nuevos, y de hecho tienen muchísimo en común con lo que desde hace tiempo defienden comunidades humanas no industrializadas, como los mapuche, los guaraníes, los kunas y los achuar. Paradójicamente, estas son comunidades que están siendo exterminadas precisamente por las promesas del capitalismo y sus ideales de crecimiento, instalados en nuestros gobiernos, nuestras instituciones y, por lo tanto, en nuestra forma de ver y relacionarnos con el mundo.

Somos víctimas de las promesas del capitalismo y la ilusión del crecimiento ilimitado, y estamos haciendo trizas los ecosistemas que nos sostienen, que hacen posible nuestra vida, que nos permiten cubrir nuestras necesidades realmente básicas: respirar, tener agua limpia y tierra fértil para alimentarnos. Vivimos como hipnotizados persiguiendo un ideal de abundancia material que sobrepasa nuestras necesidades reales. Como dice Han (2012, pos. 718) “La economía capitalista […] se nutre de la ilusión de que más capital genera más vida, mayor capacidad de vivir. […] La preocupación por la vida buena deja paso a la histeria por la supervivencia”. Este es un sistema que nos hace olvidar que abundancia también es tener tiempo libre, descansar, disfrutar tiempo con la familia y con los amigos, pasar tiempo con los hijos, con los animales, tener tiempo para salir a caminar a la naturaleza y nadar en un río que no esté contaminado por los vertimientos tóxicos de empresas cuyas prácticas promovemos con nuestros hábitos de consumo desmesurado.

Cuando delimitamos nuestras necesidades, es decir, cuando entendemos cuáles son las básicas y cuáles son las creadas e impuestas por este sistema basado en la explotación (no solo de la naturaleza, sino de nuestro tiempo, por medio de la imposición de la productividad como valor máximo y medida de vida), podemos cubrirlas más fácilmente y sin necesidad de poner en riesgo la existencia de la vida en el planeta. La naturaleza misma nos muestra la necesidad de ponerle límite al crecimiento y nos muestra también las infinitas posibilidades que aparecen cuando paramos de crecer y podemos prestarle nuestra atención y nuestra energía al desarrollo cualitativo, que no requiere que consumamos más recursos ni ocupemos más espacio (y que no nos distrae con la búsqueda del bienestar a través del consumo desmedido) sino, sencillamente, que nos hagamos preguntas y que busquemos alternativas que nos permitan un verdadero buen vivir.

El decrecimiento vendrá, querámoslo o no. Este sistema insostenible ya se está chocando de frente con los límites del planeta. Tenemos la opción de aceptarlo como parte de un proceso de transición, de inventar una manera diferente de vivir, de reinventar nuestra relación con nosotros mismos, con nuestra comunidad humana, con la naturaleza que nos da vida y nos sostiene y de la cual formamos parte. O tendremos que aceptarlo —más temprano que tarde— como imposición de supervivencia.

Mejor hacerlo de manera voluntaria, planeada y consciente y no de manera desesperada, como último recurso, cuando el sistema se nos caiga encima, tomándonos por sorpresa… incluso sabiendo que este colapso ya no tiene nada de sorpresa.

Bibliografía:

• El Portal de la Economía Solidaria (2011): Charla de Serge Latouche: ¿Decrecimiento o Barbarie?

• FUHEM (2014, 3 de julio): Manfred Max-Neef: La economía desenmascarada. Del poder y la codicia a la compasión y el bien común [Video].

• González, M. y Camarero, L.A. (1999): Reflexiones sobre el desarrollo rural: las tramoyas de la posmodernidad. Política y Sociedad, 31, 55-68.

• Han, Byung-Chul (2012): La sociedad del cansancio (2ª ed.). Herder.

• Hernández, G. (2019): “El dato de la desigualdad en Colombia“. El Espectador.

• Monbiot, George. (2019): “Dare to declare capitalism dead – before it takes us all down with it“. The Guardian.

• Oxfam (2015): Extreme carbon inequality.

• Sempere, Joaquim (2019): “El «manifiesto ecosocialista» treinta años después“. Mientras Tanto.

(Nota: Este texto surge de una adaptación de dos artículos publicados previamente por la autora en Pacifista.tv)

fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2021/09/03/apuntes-sobre-el-decrecimiento-y-sobre-las-promesas-del-capitalismo

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Publicado en Centro / periferia, Globocolonización, Poder mundializadoEtiquetado como colapso civilizatorio, colapso ecosocial, Mariana Matija

El vapor, el sombrero caliente y la poción de las brujas

Publicada el 31/10/2021 por raas

Un cuento de hadas

Por Margaret Anna Alice
MargaretAnnaAlice.com
a Través del Espejo
agosto 2021

Érase una vez en una tierra próspera, un rumor recorrió el reino de que había un vapor invisible flotando en el aire. Muchos vapores habían llegado antes, pero este era tan extraordinario que requería una respuesta extraordinaria. Este vapor, gritaban los pregoneros, podría matarte en cualquier momento y en cualquier lugar. Puedes contraerlo hablando, respirando o cantando.  Puedes contraerlo parándose o caminando demasiado cerca de alguien. Incluso puedes conseguirlo jugando. Y lo más aterrador de todo: podrías conseguirlo y ni siquiera saber que lo tenías.

La única forma de escapar era esconderse en el interior, mantenerse alejado de la gente y frotarse las manos con una gelatina, un gel transparente cada vez que tocaba algo. Los comerciantes dejaron de comerciar, los aprendices dejaron de aprender y la gente dejó de ver a la gente.

Todos los días, los pregoneros del pueblo gritaban la cantidad de personas que habían captado el vapor; la mayoría no lo sabía ya que se sentían igual que de costumbre, solo que mucho más asustados. Solo supieron que lo tenían debido a un cierto hechizo, una profecía que un hechicero había escrito antes de que llegara el vapor. 

El hechicero había dicho que se suponía que no debía estar hecho para vapores y que no podía decirle a la gente si habían atrapado un vapor o no. Pero el hechicero había muerto, y los consejeros del rey decidieron lanzar el hechizo, de todos modos, y así fue como la gente descubrió que tenían el vapor.

Los pregoneros del pueblo gritaban los últimos números de muertos con tanta frecuencia que sus voces se volvían roncas. Casi todos los que murieron eran muy, muy viejos o muy, muy enfermos o muy, muy gordos. Casi nadie más murió, y al final del año, resultaría que había muerto aproximadamente el mismo número que en otros años.

Aun así, era un vapor muy aterrador, y todo el reino tuvo que cambiar por el bien del público. La tierra ya no era próspera, pero el rey simplemente acuñó más monedas y las arrojó a sus súbditos para que no se dieran cuenta de inmediato. Con el tiempo, se les dijo a las personas que podían salir de su escondite y que el mercado podría volver a abrirse si todos seguían algunas reglas. 

Tenían que usar un sombrero caliente y áspero que les cubriera las orejas y los ojos para que el vapor no pudiera entrar en sus oídos o en sus ojos. Tenían que saltar cinco veces hacia adelante y cinco veces hacia atrás si accidentalmente se acercaban demasiado a otra persona. Verdaderos saltamontes. Y, por supuesto, tuvieron que frotarse las manos con gel después de tocar cualquier cosa.

Algunas personas pensaban que con los sombreros parecían tontos e incluso que eran un poco peligrosos, ya que les dificultan oír y ver y los hacían sudar en el verano. Hacer el salto tomó tanto tiempo y trabajo, que la gente no pudo hacer mucho.

Cuando esas personas no usaban los sombreros ni saltaban, el resto de la gente se enojaba mucho y decía que era su culpa que la gente muriera y se enfermara y no pudiera vivir como solía vivir.  Algunos incluso empezaron a usar dos o más sombreros para una protección adicional contra los Anti-Sombreros y Anti-Saltos.

De vez en cuando, el rey le decía a la gente que se escondiera de nuevo adentro porque demasiada gente estaba atrapando el vapor. No podían trabajar, comprar ni visitar a las personas que amaban. No había mucho que hacer además de estar escuchando a los pregoneros del pueblo, que siempre le hacen saber a la gente lo asustados, enojados y resentidos que deben sentirse todos, especialmente hacia los Anti-Sombreros y Anti-Saltos.

De repente, la gente comenzó a sentirse más esperanzada. Unas cuantas brujas que eran más ricas que todos los reyes y reinas del mundo combinados se ofrecieron a hacer una poción, un brebaje que la gente necesitaría tragar de vez en cuando para mantenerse a salvo del vapor, pero solo funcionará si todos la bebieran juntos.

Tomó algunos meses, pero eventualmente las brujas tenían su propio sabor (uva, naranja y coctel tropical) y estaban listas para verterlas en la boca de la gente. Siempre que se hacían pociones en el pasado, las brujas habían tenido que pasar años y años asegurándose de que fuera seguro antes de dárselas a la gente.

Esta vez, sin embargo, el vapor fue tan aterrador que se saltaron todos esos pasos para que la gente pudiera salvarse antes. Incluso consiguieron que el rey emitiera un decreto especial para que nadie pudiera herir a las brujas si les pasaba algo malo después de beber la poción, ese líquido salvador. El rey reunió las tres cuartas partes de las monedas que había recogido de la gente ese año y se las presentó a las brujas.

Casi todo el mundo estaba ansioso por beber la poción de ese licor con jugo de uva, naranja o tropical. Se jactan de ir a buscarlo y se lo contaron a todos después de tomar su primera y segunda bebida. Cuando se encontraron con alguien que no quería beberlo, se enojaron mucho.  Los pregoneros en alta voz les dijeron a todos que les gritaran a los Anti-Bebedores porque era su culpa que no pudieran volver a la vida como era antes del vapor.

Algo extraño sucedió después de que la gente comenzó a beber la poción. Algunos de ellos atrapan el vapor, de todos modos, pero eso fue porque era una versión del vapor que las brujas no habían planeado; aun así, era importante beber ambas dosis de la poción porque era mejor que no beberlas. 

Sin embargo, para estar seguros, los pregoneros dijeron que deberían volver a usar sombreros calientes y saltar, aunque la mayoría no se había detenido al principio porque temían lo que sucedería si lo hicieran (o peor, podrían confundirse con un Anti-Sombrerero, Anti-Saltos o Anti-Bebedero). Aún más extraño, algunas de las personas que habían bebido la poción murieron justo después o poco después de beberla. 

A diferencia de las personas que murieron por el vapor, estas personas a menudo eran muy, muy jóvenes o muy, muy sanas o muy, muy en forma. Los pregoneros nunca gritaron anunciando sobre estas muertes. Si alguien lo mencionaba enseguida, lo llamaron Anti-Sombrerero, Anti-Saltador y Anti-Bebedor.

Ser un Anti-Bebedor fue lo peor de todo porque todos saben que necesitas beber para sobrevivir. Si está en contra de beber la poción, seguramente también debe estar en contra de beber agua, y todos sabemos que no se puede vivir sin beber agua.

No todos los que bebieron la poción murieron. A algunos les sucedieron cosas extrañas en sus cuerpos. Temblaban todo el tiempo o tenían enfermedades raras o notaron que partes de sus cuerpos dejaron de funcionar. Estaban postrados en cama o cojos o heridos de diferentes maneras y no podían vivir como lo hacían antes o incluso después del vapor. Los pregoneros tampoco le contaron a nadie sobre estas personas. Y luego estaban los bebedores que se sentían perfectamente bien… por ahora. 

La poción nunca había sido probada por más de unos meses, por lo que nadie estaba realmente seguro de lo que sucedería en el próximo año o dos o más. También era un tipo de poción diferente a la que nadie había bebido antes.

Esta poción cambió algo dentro de ti que nunca podría deshacerse. La gente también necesitaría beber nuevas versiones de la poción cada pocos meses, y el rey tendría que seguir dando tres cuartos de las monedas del reino a las brujas para siempre, o al menos mientras existiera el reino. Todos los bebedores supervivientes estaban agradecidos con las brujas y les agradecieron por salvarles la vida. Mostraron con orgullo una marca en la barbilla que significaba que habían bebido la poción. Los que lo habían bebido dos veces tenían dos marcas.

Los que no tenían ninguna marca eran los culpables de los problemas del reino. No se les permitió comprar en el mercado ni trabajar o ser aprendices ni participar en ninguna actividad pública. Fueron avergonzados y rechazados por ser una amenaza para la gente de la tierra. 

Estas personas empezaron a sentir que debían dejar el reino, pero no se les permitía viajar sin las marcas dobles y, además, todos los demás reinados eran iguales a los suyos, de todos modos. No quedaba ningún lugar donde la gente no tuviera miedo del vapor y donde no exigieran que todos bebieran la poción. Pronto, el rey decidió que los Anti-Bebedores eran tan peligrosos que tendrían que estar encerrados en un calabozo hasta que aceptaran beber la poción. Eran libres de elegir el sabor que quisieran. Si decidían no beber, simplemente permanecerán en el calabozo. Depende totalmente de ellos.

Pasó un año y luego otro. Cada vez quedaban menos personas en el reino. Finalmente, quedaron tan pocas personas que el rey ya no pudo recolectar suficientes monedas para pagar a las brujas. El resto de reyes y reinas de todo el mundo estaban en la misma situación. Decidieron unirse en un gran reinado de reyes para poder recolectar suficientes monedas para comprar la poción.

Después de que pasaron ocho años más, no quedaba suficiente gente en todo el mundo para cubrir las cuotas de las brujas. Los gobernantes decidieron que todo lo que pertenecía al pueblo ahora pertenecía al gran reino de los reinos. La gente aún podría vivir en sus chozas, pero no poseería nada. Podrían ganarse la vida con el trabajo; de hecho, ¡podrían ponerse a trabajar haciendo la poción!

La gente ya no necesitaba decidir lo que quería hacer o ser en la vida porque el reino de todos los reinos el Nuevo Reino Mundial decidiría por ellos. La gente no necesitaba pagar nada porque todos los sujetos recibían cantidades igualmente pequeñas de las necesidades. Todos lucían iguales, actuaban igual y pensaban igual.

La mayoría de la gente no recordaba cómo era antes del vapor. Algunos ni siquiera sabían que existía ese momento. Los gobernantes, en cambio, nunca quisieron nada. Tampoco sus amigos, los pregoneros del pueblo. Las brujas eran las más ricas de todas, y con razón, ya que habían salvado al mundo del vapor mortal. No pasó mucho tiempo antes de que no hubiera más sujetos. Los gobernantes, los consejeros, los pregoneros y las brujas tenían todas las riquezas de la tierra para sí mismos, y vivieron felices para siempre.

fuente: http://www.postaportenia.com.ar/notas/12051/el-vapor-el-sombrero-caliente-y-la-poci%C3%B3n-de-las-brujas/

Publicado en Ciencia, Conocimiento, GeneralEtiquetado como Margaret Anna Alice

Carta abierta a todo argentino que tenga de alguna manera responsabilidad sobre los niños y adolescentes

Publicada el 19/10/2021 - 19/10/2021 por raas

Por Liliana Szabó*
10 de octubre de 2021

Quiero expresar públicamente que a pesar de ser Socia Titular de esta entidad (Sociedad Argentina de Pediatría) desde 1983, estoy en completo desacuerdo y repudio totalmente la decisión de la SAP de aconsejar vacunas anti Covid 19 a niños entre los 3 y 11 años, así como su anterior apoyo a la vacunación de adolescentes y la vacunación en embarazadas.

La SAP, entidad ante la cual rendí mi examen de Pediatra con orgullo y alegría hace tantos años, se ha transformado. Ya no responde a inquietudes de los socios (al menos ya varias veces rechazaron las mías) ni a los intereses de la verdadera salud infantil. Ya no se acepta debatir ni cuestionar ni hacer intercambios científicos abiertos con todos los que tengamos una mirada diferente a la del Comité Directivo.

Como socia, he enviado en marzo de 2019 una carta firmada por más de 45 profesionales de la salud a la Presidencia de la SAP y a varios de sus Comités Científicos. En dicha carta planteábamos nuestra preocupación ante el incremento sostenido del número de vacunas obligatorias administrados a los niños y a las embarazadas, sin haberse realizado previamente ningún estudio de seguridad ni de necesidad, coincidiendo tal incremento con el enorme crecimiento de la morbimortalidad infantil atribuible justamente a los componentes de dichas vacunas recibidas

Planteamos en dicha carta la necesidad de un debate científico abierto y público para poder re-evaluar el Calendario Nacional de vacunas. En la misma carta acompañamos nuestra preocupación con 30 ejemplos seleccionados entre los miles de trabajos científicos existentes a nivel mundial que apoyaban nuestra inquietud, además de la evidencia clínica directa en nuestra práctica diaria en consultorio. La única respuesta que recibimos fue de parte de la entonces Presidenta de la SAP, Dra. Diana Pasqualini, en la que literalmente respondió: “no me envíen más Spam”. De los Comités Científicos no recibimos respuesta alguna.

Recientemente en julio de 2021 hemos enviado en forma grupal otro pedido de documentación y explicaciones científicas sobre el tema vacunas y tampoco hemos recibido respuesta.

Por otro lado, varios miembros de alta jerarquía de las filiales SAP de lugares tales como CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza fueron convocados este año a distintos programas radiales para dialogar y aclarar conceptos científicos y en ningún caso pudieron responder a nuestras preguntas ni mostrar los estudios que según ellos existen para probar la inocuidad de la vacuna que estaban defendiendo. Por el contrario, en el programa en el cuál participé la doctora (de SAP Córdoba) se retiró del programa muy enojada porque le solicité que me facilitara los datos de un estudio del laboratorio Moderna sobre su vacuna Covid 19 en niños, en el cual ella basaba su opinión de que dicha vacuna era inofensiva.

Hace pocos días la Dra. Marcela Witt, bioquímica, concurrió personalmente a la SAP a solicitar amablemente informes sobre los componentes de las vacunas anti Covid 19 y pidió que le compartieran los resultados de los supuestos estudios de seguridad sobre los que dicen que se están basando para afirmar que la vacuna es apta para uso en niños. No solo no le entregaron ninguna prueba de seguridad ni ningún estudio, sino que además le cerraron la puerta en la cara a los gritos (esto está filmado)

Paso a detallar ahora los motivos médicos y éticos por los que estoy en total desacuerdo con indicar ninguna de las vacunas Covid 19 existentes a ningún niño ni adolescente ni embarazada:

1- Para que sea necesario indicar una vacuna, dicha vacuna debe estar justificada al ser capaz de prevenir una enfermedad muy grave y letal que no tenga tratamiento alguno.

Nota: esta enfermedad llamada COVID 19 no solo no es mortal en la infancia (salvo casos muy raros de pacientes inmunosuprimidos que podrían morir por cualquier resfrío) sino que por el contrario produce cuadros muy leves que se curan espontáneamente en pocos días. La mayoría de los niños se inmuniza naturalmente sin enfermar ni contagiar* y de esta manera logra inmunidad de por vida como para cualquier virus, colaborando al efecto rebaño que a su vez protege al resto de la población. Por otro lado, actualmente ya se conocen cuáles son los tratamientos correctos para tratar esta enfermedad desde su inicio y prevenir la internación y la muerte.

(*Esto quedó demostrado en un estudio hecho en Wuhan, China con 10.000.000 de personas que mostró que los asintomáticos no contagian, en noviembre de 2020)

2- Para indicar una vacuna, esta tiene que haber probado no solo su eficacia (capacidad de aumentar el número de anticuerpos en sangre, lo cual NO indica que la persona sea inmune) sino fundamentalmente tiene que comprobarse su efectividad (la efectividad se demuestra mediante el descenso significativo del número de casos de enfermos y muertos en poblaciones vacunadas comparadas con las no vacunadas).

Nota: ya se ha visto en todos los países que han aplicado estas vacunas (de cualquier tipo y marca) que luego de la vacunación masiva curiosamente han aumentado los casos de contagiados y muertos dentro de los mismos vacunados, además de aparecer cepas llamadas “nuevas” entre los mismos. Por lo tanto pareciera que estas vacunas hasta el momento no previenen ni el contagio ni la muerte por Covid 19. Si no ha funcionado en adultos ¿qué criterio científico se está usando para creer que puede funcionar en niños?

3- Para elaborar una vacuna se necesita primero aislar el antígeno (en este caso un virus) contra el que se quiere proteger. Con dicho antígeno, a veces atenuado y a veces muerto, se elabora la vacuna, junto con muchos otros componentes que lo acompañan.

Nota: se nos ha dicho que el virus que provoca la enfermedad Covid 19 pertenece a la familia de los Coronavirus y se denomina SARS COV 2. Sin embargo, según declaran los virólogos a nivel nacional e internacional, hasta ahora dicho virus no se ha podido aislar, ya que no ha cumplido con los postulados de Koch que probarían totalmente su existencia. Por lo tanto ¿con qué antígeno o partícula viral han elaborado una vacuna, en el caso de la Sinopharm por ejemplo, si aún no se ha podido aislar el virus? Tampoco se ha podido demostrar la presencia del mencionado virus en las autopsias hechas en ninguna parte del mundo a muertos con diagnóstico de Covid 19.

4- Para indicar una vacuna a la franja etaria infantil para la cual no existe ninguna necesidad ni urgencia sanitaria y que además de encontrarse en pleno desarrollo, constituye el futuro de toda nuestra población, se deben hacer estudios de seguridad a corto, mediano y largo plazo para asegurarse de que no haya ningún tipo de riesgo causado por ninguno de los componentes de dicha vacuna. Un estudio verdadero de seguridad necesita varios años de seguimiento cercano y completo de los voluntarios vacunados.

Nota: acá se está hablando de un supuesto estudio de seguridad realizado en solo 2 meses, al que hasta la fecha no se tiene acceso público.

5- Para indicar una vacuna, además de evaluar si ésta realmente es necesaria y si va a traer más beneficios que problemas, se deben conocer, como en el caso de cualquier prescrip-ción médica, los componentes totales reales de dicha vacuna. En base a estos datos el médico junto con su paciente puede evaluar si alguno de los componentes es potencialmente dañino para dicho paciente; si existe alguna contraindicación médica personal por antecedentes de enfermedad o por tendencias fliares. o genéticas que determinen una individual susceptibilidad a cualquiera de sus componentes, en cuyo caso NO se debe aplicar dicha vacuna.

Nota: desde noviembre de 2020 por la Ley 27.573 se otorgó a los laboratorios fabricantes de vacunas no solo la eximición de responsabilidad frente a posibles efectos adversos, sino el derecho a guardar en secreto sus componentes (acuerdo de confidencialidad, art. 5º). Ya sabemos, porque así lo han declarado, que la mayoría de las vacunas COVID 19 contienen ARNm (material genético capaz de recombinarse dentro de nuestras propias células y así modificar nuestro propio ADN) y que la vacuna Sinopharm declara que tiene antígenos cultivados en células VERO (o sea que contiene material genético de riñón de mono, con capacidad de generar reacciones autoinmunes en el ser humano como cualquier proteína extraña inyectada).

El ARNm tiene la capacidad de modificar el código genético humano pero todavía no se conoce cuáles serían las consecuencias de este cambio genético (¿autoinmunidad? ¿cáncer? ¿alteración de la fertilidad? ¿daño genético en las futuras generaciones?). Por lo tanto ¿cómo se puede indicar una inoculación masiva sin siquiera saber qué se está inyectando y qué consecuencias tendrá en la salud de los niños y en su descendencia futura a corto, mediano y largo plazo?

6- En muchos países del mundo, como por ejemplo en EEUU en los que se inició hace rato la vacunación masiva en adolescentes, ya se han declarado miles de muertes y casos severos de miocarditis y enfermedades neurológicas discapacitantes (datos oficiales del VAERS, entidad encargada de la farmacovigilancia que recoge denuncias de efectos adversos y muertes). Un solo caso, una sola muerte o enfermedad grave, debería ser razón suficiente para detener esta vacunación, ya que la enfermedad que intenta prevenir de ninguna manera produce efectos tan graves en los niños como los que ha producido la vacuna.

¿Qué está pasando que ninguna entidad médica reacciona y detiene esta peligrosa campaña de vacunación? ¿Qué pasa que nuestra propia SAP, entidad que debe ser la protectora de la salud integral de los niños, no ha tenido en cuenta la experiencia negativa con la vacunación infanto-juvenil de otros países?

No importa de qué vacuna se trate porque igualmente no sabemos qué contienen y qué componentes están ocultando. Para actuar como pediatras responsables debemos conocer exactamente lo que estamos prescribiendo y evaluar seriamente los riesgos versus los beneficios. También están siendo reportados muchos casos de muerte fetal al vacunarse la madre durante el embarazo, así como muertes en lactantes al ser amamantados por su madre vacunada. ¿Qué les pasa a los obstetras que han aprobado las vacunas en las embarazadas sin ningún estudio de seguridad serio previo?

7- La ley de vacunación obligatoria 27.491 va totalmente en contra de la Constitución Argentina y de la Ley 26.529 que nos otorga el derecho al Consentimiento Informado, según el cual se debe informar verazmente qué sustancias van a ser inyectadas y qué efectos adversos pueden ocasionar. En base a esto, el ciudadano tiene la opción de decidir si acepta o no dicha vacuna, ya que nadie se hará responsable por su salud ni por su vida salvo el mismo ciudadano.

Nota: un niño es un ser indefenso a merced de los adultos que deciden por él. Confía en las decisiones de sus padres y de sus pediatras y por lo tanto es víctima inocente de los errores que ellos cometan. Por lo tanto, es con nuestros niños por quienes tenemos que exigir pureza en las indicaciones médicas y la máxima precaución: ante la mínima duda de que se pudiera producir un daño, hay que abstenerse y esperar. Para poder indicar estas vacunas con 100% de seguridad y beneficio se requieren: Honestidad. Seguridad. Inocuidad. Beneficio real y concreto. Ninguna de estas condiciones están dadas actualmente para administrar ninguna de las vacunas existentes contra COVID 19.

Escribo estas líneas con el más profundo deseo de que esta carta pueda estimular el auto-cuestionamiento, incentivar la investigación en fuentes confiables neutras y objetivas, sin fines de lucro y despertar el discernimiento a favor de la protección de nuestra población infantil y juvenil, tanto en médicos, padres, autoridades escolares y cualquier otra persona que pueda tener relación con la población infantil.

Primum Non Nocere (Primero no dañar)

*Médica pediatra-, DNI 11.912.668- MN 57156- Miembro Titular de la Sociedad Argentina de Pediatría (en adelante SAP) Socia nº 2592.

fuente: http://www.postaportenia.com.ar/notas/12060/carta-abierta-a-todo-argentino-que-tenga-de-alguna-manera-responsabilidad-sobre-los-ni%C3%B1os-y-adolescentes/

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Publicado en Argentina, Ciencia, Conocimiento, General

La encrucijada argentina en un productivismo decimonónico

Publicada el 26/09/2021 por ulises

Un panorama político rioplatense ominoso

Luis E. Sabini Fernández

Hemos reseñado, muy introductoriamente, algunos aspectos de dicho panorama  en Uruguay.[1] En  pleno “batuque” electoral argentino, parece imprescindible referirse a la más que preocupante situación argentina.

Los candidatos del espacio Macri (que entre otros asuntos de mimetismo, que no metamorfosis, a menudo evitan identificarse como macrismo) reafirman su postura capitalista, presentada, tradicionalmente, como demócrata, que es, en rigor, postular el gobierno de los demócratas,[2] y con ello el gobierno del mundo tal cual es; el mejor de los mundos, dirían las filósofas Mirtha Legrand o Susana Giménez, hoy ligeramente asordinadas. Se trata de un pensamiento, si puede llamarse tal, que todavía no se enteró que la nave argenta está, ella también, en la cubierta del Titanic.

Pero si esto es grave y hasta indecente, el tecnooptimismo del que se nutre no es nada nuevo; es el acaecer de la modernidad en los dos últimos dos siglos. De Rivadavia a Rodríguez Larreta hay una similar estructura mental y material.

Si lo tradicional y “garca” es tan sombrío, en su estulticia, lo que pretende su opuesto –¿o par dialéctico?– el popuperonismo, con o sin letra adosada, no logra mejorar, pese a su intención transformadora, la perspectiva. El perokirchnerismo, que parece ser el caudal principal y por lo tanto lo que puede aspirar a seguir ocupando la Casa Rosada –pese al descalabro del domingo 12/9– presentándose como “carta para las masas” (sobre todo empobrecidas); como los defensores del pueblo.

Pero las PASO acaban no sólo de darle la espalda a la carta populista sino de acompañar con un cierto apoyo, inesperado, lo que llamamos genéricamente macrismo (aunque hasta los sostenedores de tal mensaje eludan apostar a la persona de M.M.). En tanto, el populismo en el gobierno, promete enmienda, reducido de manera impensable su caudal (32% ante el 42% cambiemita).

Pero ¿qué podemos esperar de un exaltado, ardiente, Leonardo Santoro, que califica como “terraplanistas” a quienes objetan la problemática vacunación santificándola? [3] Un militante que nos resulta sincero, que sin embargo no ha vacilado en acompañarse de y acompañar a la burocracia sindical con todo su reaccionarismo y parasitismo a cuestas, acompañamiento que convierte ese pas de deux de Santoro, en un tiro en los pies.

¿Y qué podemos esperar de una Tolosa Paz que considera que el destino de la Argentina es astral? No austral, que lo es, con la convención que usamos para ubicarnos en el planeta, sino astral, proveniente de los astros, que es una picarona forma de eludir toda responsabilidad por las atrocidades que como género humano, como especie, estamos cometiendo, y están  cometiendo los empresarios y sus equipos de diseño tecnocientífico; los militares disfrutando de sus esferas de influencia y los políticos atendiendo el juego de todos los privilegiados del planeta?

Tolosa Paz, que además parece haber olvidado que segundas ediciones siempre  tienen muchos más obstáculos para sobresalir…

Si llegamos a creer que el capitalismo está encarnado en apellidos como  Alsogaray, Martínez de Hoz, Dujovne, Grobocopatel, se trata de una verdad a medias.

Porque Vaca Muerta, CFK, Felipe Solá, la agroindustria, Grobocopatel también encarnan capitalismo (si alguien se repite en equipos presuntamente opuestos, es así).

Claro que hay modalidades distintas: el macrismo encarna la globocolonización incondicional; el cipayismo más radical (aunque haya pedido prestado del populismo el asistencialismo puramente demagógico). El kirchnerismo, procurando deslastrar al peronismo de sus rasgos más verticalistas,  movimientistas, postula un capitalismo nacionalista. Reinvoca una vez más la patria. Procura remalvinizar el país, ignorando que el gran capital financiero y mundializado no acepta dimensiones nacionales.

Hay sectores políticos, mediáticos, que procuran reforzar el kirchnerismo de Kirchner, dada las medias aguas en que ha navegado en los últimos años ese peronismo.. Y está brotando, ante la estampida  provocada por las PASO, el nestorianismo; una reafirmación de la pureza, la crudeza ideológica, una afirmación de radicalidad política. Ante tanta navegación a medias tintas, con Massa, con Alberto…

Pero estos “radicalizados” olvidan  lo que permitió que Kirchner no fuera olvidable: el gobierno K tuvo una coyuntura económica internacional de las que no se repiten, por lo menos a menudo: durante unos años, las materias primas agrícolas tuvieron tan, pero tan buenas cotizaciones, que se pudo usarlas para romper las políticas que tanto suelen favorecer a los “privilegiados de siempre”; hacer una política de atención al consumidor, y a los que no tienen ni plata ni poder. En Argentina, con lenguaje peronista, a “los grasitas”. El mérito K es haber sabido ver esa situación.

Los analistas locales jamás repararon que se trataba de una gran maniobra transnacional de los mercados financieros centrales para imponer la agroindustria y las cadenas de servicios conexas;  una nueva forma de comer (que iba a generar mucho trabajo, no en el campo, ciertamente cada vez más expulsivo de campesinado, pero sí en la industrialización consiguiente, en la farmacéutica, para atender déficit alimentarios, enfermedades producidas por contaminantes, medicalización generalizada: el campesinado se retraería, pero la industria avanzaría…).

Pero el kirchnerismo no sabe separarse de esa coyuntura cada vez más mítica, como tampoco se separara el peronismo de la primera hora del distribucionismo otorgado por el Pocho gracias a la extraordinaria acumulación de divisas generadas por la 2GM. Perón supo aplicar una política de mejoras del vivir popular, rehaciendo por ejemplo a MdP, poniendo al lado de los “bienudos”, los hoteles sindicales, lo que le granjeó odio eterno de la oligarquía ante “la invasión”, y repliegue, al menos parcial, de aquellos privilegiados hacia Pinamar…

El frenazo “espiritual” de Argentina es obviamente multicausal y complejo, pero algo común a cambiemitas y peronitas es la confianza (tenemos que decir que cada vez más ciega) dentro de una Argentina de siglo XXI avanzado, en el desarrollo tecnocientífico positivista, que nos ha ido introduciendo en el berenjenal ecológico en que hemos caído; aumentando la producción, sí, pero a costa de la contaminación y el desperdicio, y convirtiendo cada vez  más a cada habitante en un consumidor, cuanto más adicto y dependiente, mejor.

 

Tecnópolis sigue siendo la meta epistemológica de macristas y kirchneristas.

Y que, con la crisis de sociedad periférica que es al fin y al cabo la Argentina, pese a su enorme poderío económico, estamos ante un consumidor cada vez más insatisfecho, más acuciado en sus necesidades, que mal se cubre con la floración de pequeños subsidios…

Y el país cuenta con otra dificultad que trasciende a peronistas y entreguistas o nacionalistas y globalistas: dificultad común a los países de origen colonial, forjados como colonias para exclusiva ganancia de las metrópolis: se constituyeron como epicentro de contrabando y de dobleces diplomáticos; una de las causales de corrupción.

Y el sistema mundo actual no otorga respiro ni satisfacciones a la inmensa mayoría periférica; antes al contrario, el sistema mundo va “eligiendo” una población mundial cada vez más restringida para “vivir la vida”, cuya imagen sí transmiten e impulsan, al menos, mediáticamente “para que todo el mundo se identifique”.

Ese espejismo es un motor trágicamente errado del cambio social.

[1]   “Uruguay: ¿modelo de què?, https://revistafuturos.noblogs.org/; https://www.uypress.net/Columnas/Luis-E-Sabini-Fernandez-uc114932.

[2]   Definición de Alberto Carri, sociólogo argentino desaparecido en 1976.

[3]  Acaba de salir a luz el trabajo de UCCSNAL, Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina, alertando sobre lo que se ve cada vez más, las secuelas y trastornos  entre los vacunados; la realidad con la pandemia y las inoculaciones masivas es que jamás ha habido, con vacunación alguna, tantas secuelas imprevistas, tantos casos de padecimiento y muerte entre recién inoculados, y tantas situaciones en que los no vacunados han pasado a ser el peligro para los vacunados, que siguen siendo  contagiables, ahora al parecer solo por no vacunados, pese a que tantos de los contagiados están ya vacunados y uno bien puede preguntarse si los contagiadores no lo estarán también.

Publicado en Argentina, Centro / periferia, Destrozando el sentido común, Globocolonización

Uruguay: ¿modelo de qué?

Publicada el 24/08/2021 - 24/08/2021 por ulises

La política es el arte de impedir que la gente se entrometa en las cuestiones que les atañen. Paul Valéry

por Luis E. Sabini Fernández –

Con una frecuencia que me resulta cada vez mayor, aparecen en “la prensa” tenida por seria grandes ditirambos al Uruguay, a su democraticidad, a su gobernanza, a su responsabilidad social, ambiental, política…

Conociendo, y ni siquiera profundamente al país, viviendo en él, pronto se capta que estas demasiadas periódicas exaltaciones de las excelencias del paisito responden a algo muy deliberado aunque no se sepa bien qué.

Que no es, ciertamente, descripción de la realidad.

Dificulta el diagnóstico a tanto elogio, cierta flaqueza de nuestra capacidad crítica. ¿A qué se debe semejante flaqueza en un país que dio muestras de tanta potencia intelectual como para haber dado formidables creadores, que no voy a enumerar para no olvidar a algunos, pero que hizo tan característico al Uruguay de fines del siglo XIX y buena parte del XX?

A mediados del s XX, con una crisis que ya no nos abandodó, luego de esfumadas “las vacas gordas” de la década del ’50, se fue configurando una corriente cada vez más pesante de “izquierda”, que deslumbrada por y apoyándose en la Revolución Cubana fue ganando peso hasta alcanzar el gobierno nacional en 2005, pero aquella conciencia crítica, que nucleó a la inmensa mayoría, no a todos, dentro de la intelectualidad uruguaya y sus elencos culturales, fue cumpliendo variaciones del llamado en Argentina  “Teorema de Baglini” (un senador radical de ese país), según el cual “a medida que un grupo se acerca al poder, va debilitando sus posiciones críticas” o, si se quiere, “que cuanto más cerca del gobierno está, más conservador se vuelve un grupo político”.

Y si el pensamiento crítico del Frente Amplio ya dejaba mucho que desear durante su proceso de formación, el abandono de la capacidad crítica cumplió con creces el mentado teorema.

Y con este panorama, el Uruguay fue empobreciendo desde hace años su “masa de pensamiento crítico”, ahora radicada a lo sumo en gente o grupos altamente politizados pero escasos de militancia e inserción, como decrecimientistas, ecologistas radicales, anarquistas, desengañados del Frente Amplio (caso Gustavo Salle), o entre quienes mantengan referencia a Guillermo Chifflet (1924-2018), cofundador del FA, pero con conciencia política propia, y algunos, a mi modo de ver militantes o críticos de la sociedad uruguaya, activos en nudos programáticos como la lucha contra la producción de alimentos con tóxicos, el enfrentamiento a la instalación de megaminería o celuloseras que recrean el país en función de intereses transnacionales, o en la brega por un referendo contra la privatización del agua o, últimamente, enfrentando la política de miedo de la OMS para tratar el Covid 19…

La enumeración de esas resistencias puede hacernos creer que la globalización galopante, tiene dificultades para adueñarse del país; nada sería más equivocado; las resistencias existen, ciertamente, pero los avances del gran capital transnacionalizado se llevan a cabo con mano bastante segura; es decir la entrega del país, de sus tierras o aguas, y de su soberanía, se hace con relativa impunidad.

La impudicia de un diario argentino, oficioso de la Embajada de EE.UU., califica al Uruguay como el sexto país del mundo por su grado de libertad y como el segundo mejor en el continente americano en “calidad de vida y oportunidad de los jóvenes uruguayos”.[1]

Sabemos que la exaltación de libertad del primer ejemplo se refiere a la libertad de los grandes privilegiados, pero una visión ingenua puede no ver nada negativo en el cuidado de esa libertad; el segundo ejemplo es un poco más indecente por cuanto la juventud uruguaya tiene que enfrentar no sólo las privaciones de la pobreza creciente y el angostamiento progresivo de los ingresos sino además la tasa de suicidio más alta del continente y de las más altas del mundo. Contra semejante trasfondo, alardear de oportunidades para jóvenes resulta otra vez impúdico.

Y nos obliga a inquirir por los autores de tamañas afirmaciones.

Los autores; –la firma es de Rosendo Fraga, la carga mediática de infobae– han extraído tales números de Freedom House, una oenegé que tiene su historia. Inmejorable. FH se dedica a medir el grado de acceso de la población a derechos políticos; allí ubicó FH al Uruguay con solo 5 estados en el mundo entero con un índice mejor.

Fraga ha recurrido a diversas instituciones, todas de EE.UU., para corroborar ese envidiable lugar de Uruguay en las tablas mundiales. Nos muestra que el Chandler Institute of Government, muy “prestigioso”, ubica a Uruguay segundo en las Américas, después de Chile en gobernanza. Es decir, en la capacidad de gobierno para que todo siga “tranqui”,  para que los inversores trasnacionales manejen sus negocios sin sobresaltos. ¿Qué más aplaude Fraga?  “Espectacular impulso del sector de los servicios financieros”.

Pero, ¿algunos de estos índices favorecen a la población local? Eso ni se menciona. Ni se observa. Se va a “lo que importa”. A las finanzas mundializadas.

La fuente que ha manejado Fraga para sus elogios generalizados no es, ciertamente, neutra. Freedom House fue fundada en 1941 para incentivar el apoyo del ingreso de EE.UU. a la 2GM. En la posguerra, con  el señorío mundial de EE.UU., que por un momento se creyó único y permanente, FH empezó a operar como polea del poder en la sombra en una creciente red de instituciones y organizaciones dedicadas al mismo fin sin formularlo nunca explícitamente: estuvo así en la fundación de la radio Free Europe y ya en los ’80 en la de la NED (National Endowment for Democracy [Fundación Nacional para la Democracia], donde “nacional” refiere a EE.UU.) y ha financiado muchas “democracias”, como con los cientos de miles de dólares regados en Ucrania tras el colapso soviético, para instaurar allí un régimen aceptable (para EE.UU., no para la gente). Luego del descalabro vietnamita, también participó en el manejo discrecional  de las maltrechas democracias centroamericanas, regadas por asesores estadounidenses con los que asesinaron a centenares de miles de habitantes, particularmente mayas en Guatemala.[2]

FH ha sido muy activo dentro de EE.UU. criticando duramente a legisladores antimonopolistas defendiendo así  “a grandes empresas de medios.” [3]

Resume Shan Jie el juicio que a China le merece: “Freedom House, una organización no gubernamental que juzga el nivel de libertad en países alrededor de todo el mundo es, en los hechos, una herramienta del gobierno de EE.UU. para interferir en los asuntos de otros gobiernos.” [4]

Si algo faltaba para medir la caradurez en la “objetividad” de FH: no se le conocen críticas a violaciones de derechos humanos dentro de EE.UU.

Uruguay recibe plácemes de diversos organismos, casi todos de la esfera de poder estadounidense, pero no son gratis.

Hace unos años, el Financial Times, el vocero principal de la City londinense, hizo “su” encuesta y “comprobó” que el entonces ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, era el mejor ministro del ramo del mundo. Es decir, etimológicamente, el mejor servidor del ramo en el mundo. ¿Y a qué se refería el FT para tamaño calificativo? En Uruguay, en la cofradía de don Danilo hubo una pequeña confusión: se pensó que ese título se depositaba en el país ad majorem gloriam. Pero el FT agradecía a Danilo Astori la benevolencia con que en Uruguay se trataba al capital trasnacional, al capital de cualquier parte del mundo… Uruguay era el modelo a seguir entre las economías periféricas y dependientes, rebautizadas, más eufemísticamente como “emergentes”.

Uruguay tiene desde mucho tiempo atrás una relación no conflictiva con el capital extranjero. Debemos recordar la actitud que por diccionario cabe calificar de cipaya, del batllismo, ante el capital estadounidense y su penetración y asentamiento en el país. Que se hizo pretextando un marcado anticolonialismo británico (como siglos atrás se llegara a desplazar lo que quedaba de influencia española mediante la colaboración con el nuevo colonialismo de entonces, el británico…)

Uruguay supo acompasarse a las zonas francas que el capital transnacional empezó a expandir particularmente a partir de la segunda mitad del s XX. Pero en ese tiempo inicial, el desarrollo de esos ‘islotes de desarrollo capitalista apátrida’ se aplicó a territorios que interesaban más al capital crecientemente mundializado, como regiones con excelencias mineras o mano de obra cuasiesclava (así se produce el destrozo del Sudeste asiático, las Filipinas, buena parte de África, América Central,  Ecuador). En Uruguay, entonces, apenas se erigieron zonas francas para el tráfico de vehículos o los ingredientes concentrados de Coca-Cola. Pero poco a poco fueron ingresando más y más rubros en régimen de zona franca y hoy, la producción íntegra de celulosa que se realiza en suelo uruguayo, por ejemplo, se tramita toda mediante zonas francas. Producción que, por tanto, no aporta casi nada al país, privado de su exportación y los impuestos consiguientes (aunque no de los deterioros ambientales y sociales que la producción transnacional descarga localmente).

Contrasta el laudatorio informe de FH sobre Uruguay con lo que el FMI expresara, por ejemplo, en un informe suyo sobre lavado de dinero e incluso financiación del terrorismo. En su informe de diciembre de 2006 establecía que: “Uruguay es un centro financiero offshore y un riesgo para el  lavado  de  dinero  y  la  financiación  de  terrorismo,  particularmente  a  partir  de operaciones  de  no  residentes  y trasnacionales.  Tiene […]  un significativo   componente   offshore   que   abastece   mercados  latinoamericanos, incluyendo Argentina y Brasil. [y] una  importante  concentración  de  clientes  no  residentes  y  una  economía altamente  dolarizada.”

[…] ″Jerarcas  policiales  y  judiciales  uruguayos  evalúan  que organizaciones  criminales  colombianas,  mexicanas  y  rusas  están  operando en Uruguay. Hay una sostenida preocupación sobre el crimen organizado trasnacional desde Brasil.”

[…] ″Uruguay también permite la incorporación relativamente sencilla de bancos offshore”, que se conocen localmente como “instituciones financieras externas”, o IFE. Su  capital  mínimo  es  de  500  mil  dólares.  […]  exceptuado  de  cualquier impuesto a cualquiera de sus actividades, líneas de negocio, ingresos o bienes. “Es interesante  que  no  requieran  un  agente  bancario  registrado  localmente.” Así resume Andrés Alsina la política de “manos abiertas” del Uruguay frente al capital financiero, que más que golondrina habría que llamar de rapiña.[5]

Y el puerto de Montevideo goza del triste título de ser el segundo puerto con más trasiego de pesca ilegal del mundo entero.[6]

Esta triste aseveración surge de la aplicación de la “doctrina María Julia Alsogaray”, una funcionara de la “era Menem” en Argentina que postulaba la confianza plena en las declaraciones juradas de los consorcios transnacionales.[7]

A esto hay que agregar que la empresa belga Katoen Natie acaba de recibir la prórroga de su concesión en el puerto por 60 años más –hasta 2081– a sola firma presidencial, pese a que el mismísimo Tribunal de lo Contencioso Administrativo había dictaminado en contra de la prioridad de esta empresa en el puerto.

Pero el domino del capital financiero va mucho más allá de que nos gobierne y/o exprima extramuros o dentro de nuestras fronteras.

Lo acontecido en los primeros años de gobierno del Frente Amplio con algunos titulares de las finanzas nonsanctas nos muestra que ese gobierno extranacional en las sombras se atreve incluso a desplegarse a la luz, con las debidas asistencias políticas. El caso de  Rolando Rozenblum lo ilustra.

Remitimos a los artículos de Sergio Secinaro [8] y a las esclarecedoras notas de Mónica Robaina (desde Brecha). Muy sintéticamente, un par de empresarios uruguayos, activos en Curitiba, Brasil, fueron enjuiciados por la justicia de ese país como grandes evasores fiscales y por delito de estafas reiteradas fueron llevados a la cárcel. Bajo la acusación de robo al fisco de 80 millones de dólares (en ese momento, 2006).

Allí, al mejor estilo Alec Guiness como perdulario que trasmuta mediante soborno una pena de muerte en una liberación, los Rozenblum evaden la prisión acusados de haber sobornado a los guardias. Isidoro, el padre, con un infarto masivo, no vivirá mucho para contarlo, pero Rolando, el hijo, retorna al Uruguay con los millones de dólares en resguardo, y de inmediato procede a hacer inversiones, promesas o contactos en su sitio de residencia, Punta del Este. Entra rápido al círculo áulico del gobernador local, Enrique Antía y brega, ¡oh paradojas!, por implantar una red de cámaras antidelito en las calles, ofreciendo el know how de una empresa israelí que le cobrará al gobierno fernandino (no, claro, al proponente) unos 20 millones de dólares por instalar un millar de tales cámaras. Nuestro hombre se constituye en pivot del CIPEMU, Comunidad Israelita de Punta del Este, Maldonado, Uruguay, y, a mediados de la segunda década del siglo XXI, en fundador del International College, de Punta del Este.

Rozenblum es el arquetipo, sólo que no de las virtudes sino de los defectos, de los contactos, las “gauchadas”, los sobornos, y de la ligereza con que una sociedad frívola y corrompida admite como virtuoso un verdadero círculo vicioso.[9]

Los Financial Times, los International College, los Freedom House cantan loas al Uruguay. Para mejor asentar sus privilegios.

Pero la realidad es terca y nos dice otra cosa, prácticamente su opuesto: el país se endeuda, y muchos habitantes se endeudan, los desalojos forzosos aumentan. La contaminación, cada vez más generalizada; el agua es un trágico exponente de esa situación, de ese deterioro.

La carestía es inclemente y creciente, los costos de los servicios (agua, luz) cargan a los habitantes, y con descaro exoneran a las empresas; aumenta la desocupación o la ocupación que no permite un autosustento digno, aumenta la tugurización y la población en asentamientos “informales”, aumenta la emigración, baja la tasa de natalidad, sigue la expulsión de los pobres del campo y el desmembramiento de lo rural. Ahora se proyecta hasta eliminar el ya casi fantasmal Instituto de Colonización.

Y el aumento de los suicidios nos revela, como escuché en alguna radio, “enormes falencias comunitarias”.

La situación real del Uruguay es problemática. Por cierto que tiene muchas luces, que aquí ni mencionamos, al lado de las muchas sombras que apenas hemos espigado.

Pero lo que llama la atención es la insistencia desde usinas estadounidenses en pintar al paisito como modelo. Y surge brutal la pregunta del título… y una más: ¿por qué?

notas:

[1]  Rosendo Fraga, “La nación presidida por Luis Lacalle Pou fue calificada como la sexta más libre del mundo por octavo año consecutivo”, https://www.infobae.com/america/opinion/2021/08/14/uruguay-un-pais-donde-pasan-cosas.

[2] El escándalo de los asesinatos masivos en la década de los ’80 en América Central fue tal que el Congreso de EE.UU. se vio necesitado a retirar sus interventores militares y policiales en varios de esos países (El Salvador, Guatemala, Honduras y hasta de la Nicaragua flamante neosandinista); los mandos estadounidenses delegaron en oficiales argentinos de la dictadura de entonces y en oficiales israelíes, de la democracia de entonces, la prosecución de semejante asesoramiento en represión y tortura (Noam Chomsky, La quinta libertad).

[3] Global Times, 28 oct. 2020, Freedom House. https://www.globaltimes.cn/page202010120497.sthlm.

[4]  https://www.globaltimes.cn/content/1204976.page212110120497.sthlm.

[5] “Uruguay, la Suiza de América”, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211619. Difundido inicialmente desde Brecha, Montevideo.

[6] https://revistapuerto.com.ar/2019/01/nadie-controla-la-pesca-en-el-atlantico-sur, Mar del Plata, ene 2019.

[7] De ese modo, Argentina llegó a recibir en los ’90 contenedores con restos inclasificables  e irreciclables, se dijo que hasta con mierda, declarados como de papel.

[8] http://cronicasdeleste.com.uy/Noticias/ex-recluso-y-profugo-de-carcel-brasil-es-el-catalizador-de-las-camaras-de-la-idm.html

[9]  La constelación del CIPEMU no se limita a lo social o económico; interviene políticamente, como verdadero lobby ideológico: dispuso que el intendente Antía negara los locales de reunión a la asociación de docentes de historia del Uruguay para su congreso, hace pocos años, alegando antisemitismo en filas docentes; un calificativo falso pero efectivo.

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