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Mes: noviembre 2023

Cómo ver el 7 octubre de 2023 en Gaza desde nuestra periferia

Publicada el 30/11/2023 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández –

 

Es dificilísimo darse cuenta  en qué sentido el genocidio que avanza con descaro en Palestina  −aunque hoy estemos en medio de una tregua de cuatro o cinco días− nos afecta. A todos los humanos. En primerísimo lugar a los que viven –asediados desde hace 17 años− en lo que se ha llamado “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo” y que con vocabulario de mediados del siglo XX tendríamos que denominar “campo de concentración”, un arma que el racismo colonialista ha usado desde hace siglos (en castizo, para el robo de las tierras americanas se hacían “reducciones de indios”, con lo cual se apropiaban de tierras inmediatamente legalizadas, sacralizadas en su nueva propiedad, por clérigos y escribanos).

Aunque el genocidio en marcha es imposible de esconder en un mundo con tanta intercomunicaciòn o por lo menos con tanta comunicación, está claro y nítido que las atrocidades nos llegan desde los medios de incomunicación masivos y dominantes y allí en nuestras mentalmente colonizadas tierras, nos llega sobre todo la versión del genocida, que es precisamente la del poseedor de los más poderosos medios de incomunicación.[1]

Parece empero caduco el tiempo de la ignorancia y la inocencia consiguiente: la multiplicidad de las comunicaciones actuales, su velocidad de difusión conspira contra toda política de secreto, otrora no solo usuales sino las más empleadas.

Por ejemplo, Chris Hedges y Max Blummenthal hacen un escalofriante informe de lo acontecido el 7 de octubre en Franja de Gaza y territorio aledaño israelí, por una vez invadido por palestinos (en las últimas 7 u 8 décadas han sido siempre invasiones sionistas a territorio palestino, siempre violentas a veces con verdaderas carnicerías de palestinos).

Acerca de “cómo los militares israelíes desencadenaron una serie de ataques para matar a los palestinos armados junto con sus rehenes israelíes”, es uno de sus capítulos más llamativos y que no aparece a través de nuestros medios de incomuinicación masivos. Cánsese usted de transitar por radios, diarios y canales locales para verificarlo.

Hedges y Blummenthal son dos conocidos periodistas estadounidenses y al parecer han desplegado una formidable actividad esclarecedora en la tragedia palestino-israelí, que hay que realzar a la luz del origen presbiteriano de Hedges y judío de Blummenthal, dos colectividades fundamentales en el origen y fomento del genocidio palestino. Y ellos,  en cambio, se han especializado en ver cómo funciona la política genocida sionista sobre los palestinos.[2]

Se puede ver que constituyen una corriente cultural, psíquica, creciente de quienes empiezan a rechazar el colonialismo despiadado y alhajado con “perlas bíblicas” del Estado de Israel y sus padrinos incondicionales; el Reino Unido y EE.UU. Han examinado severamente los acontecimientos del 7 de octubre (The Chris Hedges Report y The Gray Zone, 17 nov. 2023).

Y entre sus principales conclusiones figura: “como los militares israelíes desencadenaron una serie de ataques el 7 de octubre diseñados para matar a los hombres armados de Hamas junto con sus rehenes israelíes”. Leyó bien.

En la desesperación por repeler un ataque tan generalizado como inesperado −para quienes fungían como locatarios− los mandos israelíes ordenaron bombardear las viviendas del kibutz Be’eri a las cuales habían ingresado milicianos palestinos para tomar rehenes. Ese bombardeo adquiere cierta similitud con los que “el ejército más moral del mundo” emplea para derribar toda la edificaciòn de la ciudad de Gaza, desde viviendas hasta escuelas, mezquitas, iglesias, locales industriales y comerciales, de servicios, espacios deportivos, bombardeos que se estima han dejando decenas ¿o miles de niños? enterrados vivos, con  otros humanos bajo los escombros.

Hedges no duda en calificar estos hechos como “solución final” de la cuestión palestina.

La peculiaridad de la coyuntura; el copamiento que desde la madrugada llevaron adelante milicianos de Hamas sobre territorios adyacentes a la Franja de Gaza, como el lugar de encuentro de una fiesta rave a 3 km de la frontera, creó una situación hasta ahora inédita en la peripecia palestina; por vez primera los atacantes  de un improbable ejército, más bien por el equipamiento, una guerrilla, ocupaban territorio israelí. Y los mandos militares apelaron a la “doctrina Aníbal” [3] según la cual tropas israelíes pueden llegar a morir, ser sacrificadas, si se hace necesario para neutralizar un ataque.

Los testimonios, muchos gráficos revelan, el papel decisivo de las armas israelíes: tripulando gigantescos helicópteros Apache, los militares israelíes descargaron repetidas veces  sus cargas explosivas sobre todo lo que se movía en el suelo a pocas decenas de metros de sus vuelos rasantes. Las fotos muestran, por ejemplo, todo el estacionamiento de la fiesta rave  con autos literamente destrozados, con o sin gente adentro, con un tipo de daño que solo se podía lograr, en el lugar, en el momento, con la artillería de los Apache.

 

No cabe duda que el plan israelí es el vaciamiento de la Franja de Gaza, es decir repetir la Nakba que tan buen rendimiento práctico, en el terreno, les había otorgado. Paradójica situación. Porque la menuda Franja de Gaza debe ser uno de los pocos espacios palestinos que no albergaron judíos ni siquiera hace dos mil años. Los sionistas hablan de Judea o de Samaria, para hablar de la contemporánea Cisjordania. Pero la Franja de Gaza es la Franja de Gaza. En  buen romance: con Gaza ni siquiera las especulaciones bíblicas y religiosas de un territorio supuestamente cedido por “El Creador” tiene cabida; en este caso es sencillamente, conquista y ensanche territorial colonialista.

Para percibir la calaña de la rapacidad sionista, transcribo a Ayalet Shaked, figura clave de la dirección israelí, exministra de Interior y de Justicia: “Después de convertir Khan Yunis en un campo de fútbol [sic], debemos decirles a los países que cada uno de ellos acepte una cuota: necesitamos que los 2 millones se vayan. Ésa es la solución para Gaza.[4] Repartiendo palestinos como naranjas”. Y que el “campo de fútbol” en que convirtieron la ciudad de Khan Yunis fue tratado para llegar a “campo de fútbol”, con población incluida.

Entretanto, en un torbellino propio de una tragedia griega la sociedad israelí –definida, la sociedad entera, por el historiador Norman Finkelstein no como de derecha sino de extrema derecha− hastiada del manejo despótico y corrupto de Beniamiin Netanyahu expresó su hastío contra el gobierno aunque ratificando la israelidad. Y no bien Netanyahu deriva “los acontecimientos” hacia la guerra y la conquista, logra, recupera una adhesión enorme.

Orly Noy, analista y periodista iranio-israelí, sostiene que este pensamiento no se limita simplemente al Gabinete o a la derecha israelí, sino que se ha generalizado.[5] Los medios de comunicación y el discurso político israelíes muestran que cuando se trata del actual ataque de las FDI a Gaza (en rigor contraataque), gran parte del público israelí ha internalizado completamente la lógica del pensamiento de Smotrich. Su consigna es nítida: “Emigración o aniquilación”. [La solución que propuso Smotrich fue ofrecer]  “a los 3 millones de residentes palestinos una opción: renunciar a sus aspiraciones nacionales y continuar viviendo en su tierra en un estatus inferior, o emigrar al extranjero. Si, en cambio, deciden tomar las armas contra Israel, serán identificados como terroristas y el ejército israelí se dedicará a “matar a quienes necesitan ser asesinados”. Cuando se le preguntó en una reunión en la que presentó su plan a figuras religiosas sionistas si también se refería a matar familias, mujeres y niños, Smotrich respondió: “En la guerra como en la guerra”.

La cosificación de la población despojada se equipara totalmente a la que ejerciera el colonialismo posmedieval en “El Nuevo Mundo” Abya Yala, Américas, o en África: “para una parte significativa del público israelí, los palestinos son más fáciles de mover que los muebles de una sala de estar.” (ibíd.)

Recordemos que cuando tras la celada artera en Salsipuedes, en el norte del Uruguay, que marca los inicios de la flamante sociedad  oriental, en 1832, habiendo acabado con los varones charrúas, los militares inician “una larga marcha” de más de 400 km hasta Montevideo con “la chusma”. Así llamaban los fundadores europeos de las sociedades “americanas” a ancianos, mujeres e infantes. Con semejante caminata, llegaron a la plaza fuerte de Montevideo sólo mujeres y su prole. Allí mismo y sin demora se procedió a su reparto como servidumbre. Sin consideración alguna por el llanto de infantes arrancados a sus madres, ni los gritos ahogados de madres despojadas. Como animales. Esa parte del espectáculo carecía de importancia para la sociedad montevideana. Lo sabemos apenas porque un diario de la época recibió y publicó la carta de dos damas montevideanas, de las que sabían leer y escribir, sensibles ante lo acontecido; esa falta de sentimiento separando así a madres de sus hijos. Apenas dos, que supieron mostrar la iniquidad del momento. Esas dos mujeres fueron el comienzo del fin de aquella “normalidad”.[6]

Así las cosas con la tecnologísima y civilizadísima Israel, vanguardia del mundo. Ellos sí valoran la vida… propia. Por eso, intercambian un israelí por tres palestinos (y hasta por mil).

Hemos visto que Crooke examina la estrategia israelí de llevar adelante “El Plan Yinon” (1981), ir desmantelando y desmontando los estados árabes vecinos y circundantes a Israel (estrategia para alcanzar El Gran Israel). Crooke sostiene que Israel procura arrastrar a EE.UU. a que se haga cargo del escollo mayor, Irán, “poniendo fin a la ilusión de que cualquier tipo de compromiso, reconciliación o partición [de Palestina] es posible.” [7]

“El historiador Max Hastings escribe que Netanyahu le dijo en la década de 1970 que «en la próxima guerra, si lo hacemos bien, tendremos la oportunidad de sacar a todos los árabes… Podemos limpiar Cisjordania, ordenar Jerusalén».” Adueñarse del territorio, a como sea.

Así que de robo de tierras se trata. Nuestros latifundistas vernáculos (o no tan vernáculos) lo saben bien. Pero, claro, el robo de tierras no se puede hacer por las buenas. La historia nos lo muestra. Y ante la situación que existe, desde hace un siglo en Palestina, el filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi introduce una pregunta, propia de nuestro tiempo, que nos interpela como un puñetazo en la quijada:  ¿“Se puede exponer el cuerpo torturado de toda una población sin pagar el precio? [8]

Un interrogante ligado al fenómeno comunicacional y su difusión actual que señalamos al comienzo.

Hasta ahora, grosso modo, los genocidios ‘ocurrían lejos y hace tiempo’. No era, no fue a menudo así. El genocidio de los tutsis en Rwanda se hizo mientras simultáneamente se sabía de èl durante sus pesadillescos meses. Pero “África está lejos”…

Y la eliminaciòn de poblaciòn aborigen en las Américas; −pusimos el episodio de la matanza de charrúas en Uruguay− tuvo muchos “testigos” aunque solo dos hayan llamado a las cosas por su nombre.

Repasemos los términos de la convención acerca de genocidio que teóricamente nos cubre y nos ampara desde 1948 (9 de diciembre):[9]

  • Actos cometidos para destruir total o parcialmente un grupo racial, étnico o religioso;
  • Matar miembros de ese grupo;
  • Causarle daños físicos o mentales a miembros de ese grupo;
  • Infligirle, deliberadamente, a un grupo condiciones de vida calculadas para destruir físicamente sus vidas, total o parcialmente.”

Otros aspectos de la convención que atañen, por ejemplo, a la transferencia forzosa de niños a otros ámbitos, muy pertinentes para anglificar indiecitos en Norteamérica, por ejemplo, tienen menos que ver con Palestina. ¿Pero cuál de esos cuatro numerales que acabo de traducir no se aplica punto por punto a lo que ha hecho siempre y sigue haciendo cada vez más  brutalmente, el sionismo, Israel, en Palestina?

¿Qué pasa con la ONU?: ¿No se enteró de cómo Israel convirtió a la Franja de Gaza en un  campo de concentración, desmantelando su produccion local, agropecuaria y pesquera (mediante expeditivos procedimientos como envenenar los campos)? Que Israel regula hasta las dosis individuales de alimentación (con el consiguiente deterioro alimentario que todos conocemos por mermas, vencimientos y multitud de “accidentes”).

¿Qué considera la ONU y sus plenipotenciarios guardianes de lo genocida los bombardeos de viviendas y  barrios derribados hasta los cimientos, donde todavía hoy no podemos saber cuántos bebes, infantes, adultos, ancianos yacen enterrados vivos (y quienes han tenido la oportunidad y el tiempo para abandonar esas edificaciones, salvar la vida, el pellejo, pero no las pertenencias de sus vidas cotidianas; ropas, fotos, bicicletas, libros)?

Israel no ha cambiado un ápice su política desde 1948 hasta 2023.

Claro que con sus padrinos, gigantes guardaespaldas; EE.UU. y el Reino Unido.

Habrá que ver si el resto del mundo opta por cambiar la suya con un estado, el israelí, que escarnece todas las sacrosantas  disposiciones que teóricamente al menos, nos rigen.ф

[1] La  comunicación pública radios, diarios, teves, en países como Argentina o Uruguay sobre el 7 oct. 2023 es lastimosamente pobre (aunque mayor que en episodios anteriores). Se apuesta mucho a los “rehenes” y apenas a los gaseados, bombardeados, expulsados, hambreados, palestinos, con sus viviendas, ciudades, destruidas como en las peores escenas de la IIGM. Dos “termómetros” argentinos: el recién nombrado presidente Javier Milei, aspira a “recibirse de judío” y antes de asumir la presidencia (10 de diciembre) ha hecho un viaje iniciático para recibir suponemos que los óleos de rabinos ultraconservadores en Nueva York (Centro Ohel Jabad-Lubavitch). No se le puede negar capacidad sintética, abrazando en único viaje sus dos “amores”: EE.UU. e Israel. Por su parte, la lideresa indisputada de la oposición peronista, que tendríamos que suponer en “el otro rincón” que Milei, Cristina Fernández de Kirchner, ante los acontecimientos desencadenados el 7 de octubre, 2023, repudia toda violencia y  postula las soluciones de la ONU, en particular “la de dos estados”: una entelequia que jamás captó siquiera un atisbo de la mentalidad y la concepción sionista.

[2] Life and Loathing in Greater Israel (Vida y asco en el Gran Israel).

[3]   El nombre proviene del militar cartaginés Aníbal que optó por envenenarse antes de caer preso de los romanos.  Hay una diferencia sustancial con la “opción” homónima: Aníbal eligió morir; en el caso de los soldados israelíes copados, quien decide sus muertes es el mando militar. De ese modo, fue bombardeado el cuartel israelí de control sobre la Franja de Gaza, Erez Crossing, copado por milicianos palestinos, que contaba con una enorme dotacion israelí de soldados, muchos de ellos administrativos, sin armas o casi.

[4]  Cit. p. Alastair Crooke, https://www.unz.com/article/the-magicians-hat-and-the-great-simulacrum-of-palliative-balm/.

[5] “El público israelí ha abrazado la doctrina Smotrich”,

https://www.somosmass99.com/el-publico-israeli-ha-abrazado-la-doctrina-smotrich/.

[6]  E. Mendes Vives, La gente y las cosas en el Uruguay de 1830, Tauro, Montevideo, 1967.

[7]  A. Crooke, https://www.unz.com/article/will-the-scorpion-sting-the-u-s-frog/.

[8]   “Epicentro”, publicado en Ctxt, 19 nov. 2023.

[9]   Fecha por demás problemática, porque no podemos olvidar que el 11 de diciembre de ese mismo año, la ONU se declaró satisfecha con “los progresos realizados […] para  conseguir un ajuste pacífico de la situaciòn futura de Palestina” (resolución 194 de ONU) que pasa por alto dos “detalles”: que el Plan Dalet llevado adelante por los sionistas al día siguiente del abandono  británico de Palestina, significó no solo la expulsion de varios cientos de miles de habitantes de sus moradas y lugares desde siglos atrás, sino además la muerte de algunos miles de palestinos refractarios a la “mudanza”, sino además, y encima, el asesinato de Folke Bernadotte, el primer mediador de la ONU, designado para conocer necesidades y puntos de vista de judíos y palestinos. Bernadotte no entendiò por qué todo iba a favor de las demandas sionistas y nada hacia los habitantes originarios y fue prestamente asesinado. Tras el impacto de violaciòn a tamaña investidura −la ONU estaba flamante− el asesino fue preso…  unos días y pocas semanas después fue incorporado como guardaespaldas del también flamante presidente israelí, Ben Gurion. Y la ONU ni siquiera calificó el asesinato como asesinato; dirá apenas, cobarde y falsariamente, que Bernadotte “sacrificó su vida”. (ibíd.)

Publicado en Centro / periferia, Conocimiento, Cultura dominante, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Palestinos / israelíes, Poder, Sociedad e ideología

La psicopatía bíblica de Israel

Publicada el 17/11/2023 por raas

Por Laurent Guyénot
22 de octubre de 2023

Estoy harto de leer que Netanyahu es un psicópata. Desde luego que no lo es. No veo ninguna razón para considerarle, ni a él ni a ningún otro dirigente israelí, psicópatas en el sentido psiquiátrico. Tienen una psicopatía colectiva, que es una cosa muy diferente.

La diferencia es la misma que entre una neurosis personal y una neurosis colectiva. Según Freud, la religión (y se refería al cristianismo) es una neurosis colectiva. Freud no quería decir que las personas religiosas sean neuróticas. Al contrario, observó que su neurosis colectiva tiende a inmunizar a las personas religiosas contra la neurosis personal [1]. No suscribo la teoría de Freud, sólo necesito su respaldo para introducir mi propia teoría: Los sionistas, incluso los más sanguinarios, no son psicópatas individuales; muchos de ellos son personas cariñosas e incluso abnegadas dentro de su propia comunidad. Más bien, son los vectores de una psicopatía colectiva, lo que significa una forma especial (podemos llamarla inhumana) por la que ven e interactúan colectivamente con otras comunidades humanas.

Este es un punto crucial, sin el cual nunca podremos entender a Israel. Llamar psicópatas a sus líderes no sirve de nada. Lo que necesitamos es reconocer a Israel como un psicópata colectivo, y estudiar el origen de este carácter nacional único. Es una cuestión de supervivencia para el mundo, al igual que es una cuestión de supervivencia para cualquier grupo reconocer al psicópata que hay entre ellos y comprender sus patrones de pensamiento y de comportamiento.

¿Qué es un psicópata?

La psicopatía es un síndrome de rasgos psicológicos que se clasifica entre los trastornos de la personalidad. El psicólogo canadiense Robert Hare, siguiendo la estela de la obra de Hervey Cleckley The Mask of Sanity (1941), ha definido sus criterios diagnósticos basándose en un modelo cognitivo que ahora se adopta ampliamente, aunque algunos psiquiatras prefieren el término «sociopatía» porque en realidad tiene que ver con la incapacidad para socializar de forma real [2]. En un esfuerzo por poner a todo el mundo de acuerdo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ha sugerido «trastorno antisocial de la personalidad»; pero el término «psicopatía» sigue siendo el más popular, y sólo por esa razón, lo adoptaré.

El rasgo más característico del psicópata es una ausencia total de empatía y, como consecuencia, de inhibición moral para dañar a los demás, combinada con una sed de poder. La psicopatía también comparte algunos rasgos con el narcisismo: los psicópatas tienen una gran visión de su propia importancia. En su opinión, todo se les debe porque son excepcionales. Nunca se equivocan y los fracasos son siempre culpa de los demás.

La verdad no tiene ningún valor para el psicópata; la verdad es lo que le conviene en cada momento. Es un mentiroso patológico, pero apenas es consciente de ello. Mentir es tan natural para él que la cuestión de su «sinceridad» es casi irrelevante: el psicópata vence al detector de mentiras.

El psicópata sólo siente emociones muy superficiales y no tiene sentimientos reales por nadie; pero ha desarrollado una gran habilidad para engañar. Puede ser encantador hasta el punto de ser carismático. Es incapaz de empatizar, pero aprende a simularla. Su poder es su extraordinaria habilidad para fingir, engañar, atrapar y capturar. Aunque él mismo está inmunizado contra la culpa, se convierte en un maestro en hacer que los demás se sientan culpables.

Como el psicópata es incapaz de ponerse en el lugar de otra persona, no puede mirarse a sí mismo críticamente. Confiado en que todas las circunstancias tienen razón, está realmente sorprendido por el resentimiento de sus víctimas y las castigará por ello. Si roba la propiedad de alguien, considerará el rencor del robado como un odio irracional.

Aunque el psicópata puede ser juzgado como un loco delirante, no está loco en el sentido médico, ya que no sufre -los psicópatas no visitan a los psiquiatras a menos que se vean obligados a hacerlo-. En cierto sentido, el psicópata está demasiado bien adaptado a la vida social, si el propósito de la vida social es sobrevivir individualmente. Por eso el verdadero misterio, desde un punto de vista darwiniano, no es la existencia de psicópatas, sino su baja proporción en la población.

La estimación más optimista por lo bajo en la población occidental es del 1 por ciento. No hay que confundirlos con el proverbial 1 por ciento que posee la mitad de la riqueza mundial, aunque un estudio entre altos ejecutivos de grandes empresas ha demostrado que los rasgos psicopáticos están muy extendidos entre ellos[3].

Israel como Estado psicopático

El hecho de que los judíos estén hoy desproporcionadamente representados en la élite (forman la mitad de los multimillonarios estadounidenses, mientras que sólo representan el 2,4% de la población),[4] tampoco significa que la psicopatía sea común entre los judíos. Más bien al contrario: Los judíos demuestran entre ellos un alto grado de empatía, o al menos de solidaridad, a menudo hasta el punto del autosacrificio. Pero la naturaleza selectiva de esta empatía sugiere que se centra menos en la humanidad de los demás que en su judaísmo.

De hecho, los judíos tienden a confundir judaísmo y humanidad. Así, lo que es bueno para los judíos debe ser necesariamente bueno para la humanidad. A la inversa, un crimen contra los judíos es un «crimen contra la humanidad», un concepto que crearon en 1945. Confundir lo judío con la humanidad es un signo de narcisismo colectivo, pero cuando se trata de considerar a los no judíos como menos que humanos, se convierte en un signo de psicopatía colectiva.

Colectivamente, los judíos se consideran inocentes de los cargos que se les imputan. Por eso el pionero sionista Leo Pinsker, médico, consideraba la judeofobia como «una aberración psíquica». Como aberración psíquica es hereditaria, y como enfermedad transmitida durante dos mil años es incurable». En consecuencia, los judíos son «el pueblo elegido para el odio universal» (incluso los judíos ateos no pueden evitar definir la judeidad como una elección)[5].

Israel, el Estado judío, es el psicópata entre las naciones. Actúa con otras naciones del mismo modo que un psicópata con sus semejantes. «Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel», escribió el periodista israelí Gideon Levy en Haaretz en 2010. Sin embargo, su diagnóstico, que incluye «paranoia, esquizofrenia y megalomanía»[6], es erróneo. Teniendo en cuenta la absoluta superioridad moral de Israel, su deshumanización de los palestinos y su extraordinaria capacidad para mentir y manipular, estamos ante un psicópata.

Al establecer un paralelismo entre la psicopatía y la actitud de Israel, no culpo a los israelíes ni a los judíos como individuos. Forman parte de esta psicopatía colectiva sólo en la medida de su sumisión a la ideología nacional. Podemos hacer una comparación con otro tipo de entidad colectiva. En The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power (La Corporación: La búsqueda patológica de la ganancia y el poder), Joel Bakan señaló que las grandes empresas se comportan como psicópatas, insensibles al sufrimiento de aquellos a los que aplastan en su afán de lucro: «Mi análisis de Israel se basa en el mismo razonamiento. Salvo que Israel es mucho más peligroso que cualquier empresa gigante (incluso Pfizer), porque la ideología que causa su trastorno de personalidad es mucho más demencial que la ideología liberal, social-darwiniana, que rige la Bolsa. La ideología de Israel es bíblica.

El virus bíblico

La psicopatía colectiva de Israel no es genética, es cultural, pero se formó en tiempos muy antiguos, por lo que está incrustada en el subconsciente ancestral (sea lo que sea eso): en última instancia, proviene del dios celoso inventado por los levitas para controlar a las tribus hambrientas que se lanzaron a conquistar Palestina hace unos tres mil años. Por nacimiento, Israel es la nación del dios psicópata.

Yahvé, «el dios de Israel», es un dios volcánico iracundo y solitario que manifiesta hacia todos los demás dioses un odio implacable, los considera no dioses, siendo él, de hecho, el único dios verdadero. Esto lo caracteriza muy claramente como un psicópata entre los dioses. Por el contrario, para los egipcios, según el egiptólogo alemán Jan Assmann, «los dioses son seres sociales», y la armonía entre ellos garantiza la armonía en el cosmos[8] Además, existía cierto grado de traducibilidad entre los panteones de las distintas civilizaciones. Pero Yahvé enseñó a los hebreos a despreciar a las deidades de sus vecinos, convirtiéndolas, a los ojos de éstos, en una amenaza para el orden cósmico y social. Yahvé es esencialmente, dice Assmann, un dios teoclasta: «Debes destruir por completo todos los lugares donde las naciones que desposees hayan servido a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas, bajo cualquier árbol extendido; debes derribar sus altares, destrozar sus piedras sagradas, quemar sus postes sagrados, hacer pedazos las estatuas de sus dioses y borrar su nombre de ese lugar» (Deuteronomio 12:2-3).

Puede que Yahvé sea un personaje de ficción, pero su dominio sobre la mente judía es, sin embargo, real. «Apelar a un padre loco y violento, y durante tres mil años, ¡eso es ser un judío loco!»[9] dijo Smilesburger en Operación Shylock de Philip Roth. Yahvé ha enseñado a los judíos a mantenerse estrictamente separados de los demás. Las prohibiciones alimentarias sirven para impedir toda socialización fuera de la tribu: «Os apartaré de todos estos pueblos, para que seáis míos» (Levítico 20:26).

La naturaleza del pacto no es moral. El único criterio de aprobación de Yahvé es la obediencia a sus leyes y mandatos arbitrarios. Matar a traición a cientos de profetas de Baal es bueno, porque es la voluntad de Yahvé (1 Reyes 18). Mostrar piedad con el rey de los amalecitas es malo, porque cuando Yahvé dice «matad a todos», quiere decir «a todos» (1Samuel 15). En la historiografía bíblica, el destino del pueblo judío depende de que siga las órdenes de Yahvé, por descabelladas que sean. Como bien dice Kevin MacDonald:

La idea de que el sufrimiento judío se debe a que los judíos se desvían de su propia ley aparece casi como un tamborileo constante a lo largo del Tanaj, un recordatorio constante de que la persecución de los judíos no es el resultado de su propio comportamiento frente a los gentiles, sino más bien el resultado de su comportamiento frente a Dios[10].

Si los judíos siguen el mandato de Yahvé de alienarse del resto de la humanidad, a cambio, Yahvé promete hacerles gobernar sobre la humanidad: «Seguid sus caminos, guardad sus estatutos, sus mandamientos, sus costumbres, y escuchad su voz», y Yahvé «os elevará por encima de todas las naciones que ha hecho»; «Haréis de muchas naciones vuestros súbditos, pero no estaréis sujetos a nnadie» (Deuteronomio 26:17-19 y 28:12). Esto suena muy parecido, en realidad, al pacto que Satanás propuso a Jesús: «El diablo le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. Y le dijo: ‘Todo esto te daré, si caes a mis pies y me honras’». (Mateo 4:8-9).

Si Israel sigue escrupulosamente la Ley, Yahvé promete someter a todas las naciones al dominio de Israel, y destruir a las que se resistan. «Los reyes se postrarán ante ti, con el rostro en tierra, y lamerán el polvo a tus pies», mientras que «la nación y el reino que no te sirvan perecerán» (Isaías 49:23 y 60:12). Las naciones deben reconocer la soberanía de Israel o ser destruidas. Yahvé dijo a Israel que ha identificado «siete naciones mayores y más fuertes que tú», a las que «debes poner bajo la maldición de la destrucción», y no «mostrarles ninguna piedad». En cuanto a sus reyes, «borrarás sus nombres bajo el cielo» (Deuteronomio 7:1-2, 24).

El código de guerra de Deuteronomio 20 ordena exterminar «todo ser viviente» en las ciudades conquistadas de Canaán. En la práctica, la norma se extiende a todos los pueblos que se resistan a los israelitas en su conquista. Moisés la aplicó a los madianitas, aunque en este caso Yahvé permitió que sus guerreros se quedaran con las jóvenes vírgenes (Números 31). Josué la aplicó a la ciudad cananea de Jericó, donde los israelitas «impusieron la maldición de la destrucción sobre todos los habitantes de la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, incluidos los bueyes, las ovejas y los asnos, sacrificándolos a todos» (Josué 6:21). En la ciudad de Hai, todos los habitantes fueron masacrados, doce mil de ellos, «hasta que no quedó uno vivo y ninguno que huyera…

Cuando Israel terminó de matar a todos los habitantes de Hai en campo abierto y en el desierto donde los habían perseguido, y cuando todos y cada uno cayeron a espada, todo Israel regresó a Hai y masacró a la población que quedaba». Las mujeres no fueron perdonadas. «Como botín, Israel tomó sólo el ganado y los despojos de esta ciudad» (Josué 8:22-27). Luego vinieron los turnos de las ciudades de Maceda, Libna, Laquis, Eglón, Hebrón, Debir y Hazor. En toda la tierra, Josué «no dejó un solo sobreviviente y puso a todo ser viviente bajo la maldición de la destrucción, como Yahvé, dios de Israel, lo había ordenado» (10:40)

Como escribió Avigail Abarbanel en «Why I left the Cult» (Por qué abandoné el culto), los conquistadores sionistas de Palestina «han seguido muy de cerca el dictado bíblico a Josué de simplemente entrar y tomar todo. Para un movimiento supuestamente no religioso es extraordinario lo cerca que el sionismo… ha seguido la Biblia»[11] Kim Chernin, otro disidente israelí, escribió en «Los siete pilares de la negación judía»: «No puedo contar el número de veces que leo la historia de Josué como una historia de nuestro pueblo que llega a la legítima posesión de su tierra prometida sin detenerme a decirme a mí mismo, ‘pero esta es una historia de violación, saqueo, matanza, invasión y destrucción de otros pueblos’»[12].

Yahvé sólo ofrece dos caminos posibles a Israel: la dominación de otras naciones, si Israel mantiene el pacto de separación de Yahvé, o la aniquilación por esas mismas naciones, si Israel rompe el pacto:

«Si te haces amigo del resto de estas naciones que aún viven junto a ti, si te casas con ellas, si te mezclas con ellas y ellas contigo, ten por seguro que Yahvé, tu dios, dejará de desposeer a estas naciones antes que a ti, y para ti serán una trampa, un escollo, espinas en tus costados y abrojos en tus ojos, hasta que desaparezcas de este hermoso país que Yahvé, tu dios, te ha dado.» (Josué 23:12-14)

Desposeer a otros o ser despojado, dominar o ser exterminado: Israel no puede pensar más allá de esa alternativa.

El sionismo es bíblico

¿Qué tiene que ver esto con el sionismo? ¿No es el sionismo una ideología secular? Creo que ya es hora de disipar este malentendido. El sionismo es un producto del judaísmo, y el judaísmo tiene sus raíces en la Biblia hebrea, el Tanaj. La haya leído o no, la considere histórica o mítica, todo judío basa en última instancia su judaísmo en la Biblia, o en lo que sabe de la Biblia. El judaísmo es la interiorización del dios psicopático. Poco importa si los judíos definen su judaísmo en términos religiosos o étnicos. Desde un punto de vista religioso, la Biblia conserva la memoria y la esencia de la Alianza con Dios, mientras que desde un punto de vista secular, la Biblia es la narrativa fundacional del pueblo judío, y el patrón por el que los judíos interpretan toda su historia posterior (la Dispersión, el Holocausto, el renacimiento de Israel, etc.).

Es cierto que Theodor Herzl, el profeta del sionismo político, no se inspiró en la Biblia. Sin embargo, denominó sionismo a su ideología, utilizando el nombre bíblico de Jerusalén. En cuanto a los sionistas posteriores a Herzl, y a los verdaderos fundadores del moderno Estado de Israel, estaban impregnados de la Biblia. «La Biblia es nuestro mandato», declaró Chaim Weizmann en 1919, y en 1948 ofreció a Truman un rollo de la Torá por su reconocimiento de Israel. Así comienza la Declaración del Establecimiento del Estado de Israel:

ERETZ-ISRAEL [(hebreo) – la Tierra de Israel, Palestina] fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí se forjó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí alcanzaron por primera vez la condición de Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y dieron al mundo el eterno Libro de los Libros.

No cabe duda de que el Estado de Israel se fundó sobre la afirmación bíblica.

David Ben-Gurion, el autor de este documento y padre de la nación, tenía una visión bíblica del pueblo judío. Para él, según su biógrafo Dan Kurzman, el renacimiento de Israel en 1948 «fue paralelo al Éxodo de Egipto, la conquista de la tierra por Josué, la revuelta macabea». Ben-Gurion nunca había ido a una sinagoga y desayunaba cerdo, pero estaba empapado de historia bíblica. «No puede haber una educación política o militar que merezca la pena sobre Israel sin un profundo conocimiento de la Biblia», solía decir[13]. Tom Segev escribe en su biografía más reciente:

Patrocinó una clase de estudio de la Biblia en su casa y promovió dos conceptos para caracterizar el carácter moral del Estado de Israel y su destino y deber para consigo mismo y con el mundo: el primero era «pueblo elegido», término procedente de la alianza entre Dios y el pueblo de Israel (Éxodo 19:5-6); el segundo era el compromiso del pueblo judío con los principios de justicia y paz que lo convierten en «luz de las naciones», según el espíritu de los profetas (Isaías 49:6). Hablaba y escribía con frecuencia sobre estos conceptos[14].

El pensamiento bíblico de Ben-Gurion se hizo más claro a medida que envejecía. Consideremos, por ejemplo, el hecho de que, mientras imploraba a Kennedy que le diera a su pueblo la bomba porque los egipcios querían exterminarlos (como lo habían hecho bajo Moisés), predijo en la revista Look (16 de enero de 1962) que dentro de veinticinco años Jerusalén “será la sede de la Corte Suprema de la Humanidad, para resolver todas las disputas entre los continentes federados, como lo predijo Isaías”. [15] Ben-Gurion no estaba loco, solo estaba pensando bíblicamente.

Casi todos los líderes israelíes de la generación de Ben-Gurion y la siguiente compartían la misma mentalidad bíblica. Moshe Dayan, el héroe militar de la Guerra de los Seis Días de 1967, justificó su anexión de un nuevo territorio en un libro titulado Living with the Bible (1978). Naftali Bennett, entonces Ministro de Educación de Israel, también justificó la anexión de Cisjordania a través de la Biblia. [16] Los sionistas pueden encontrar todas las justificaciones que necesitan en la Biblia : para Gaza tienen Jueces 1:18-19. “Y Judá tomó Gaza y toda la ciudad: “Y Judá tomó Gaza y su territorio… Y Jehová estaba con Judá, y poseyeron la región montañosa”. Ahora hay fanáticos bíblicos abiertos en el gobierno israelí, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, que lanza citas bíblicas todos los días. “ Dios dio la tierra de Israel al pueblo judío ” es el alfa y omega del sionismo, no sólo para los israelíes, sino también para los cristianos que han apoyado el reclamo judío desde 1917 y apoyan a Israel hoy.

Incluso más que Ben-Gurion, Benjamín Netanyahu piensa bíblicamente, y esto se vuelve cada vez más claro a medida que envejece. También sabe que los cristianos no pueden argumentar seriamente contra la afirmación bíblica. El 3 de marzo de 2015, dramatizó su fobia a Irán ante el Congreso de los Estados Unidos refiriéndose al libro bíblico de Ester:

Somos un pueblo antiguo. En nuestros casi 4.000 años de historia, muchos han intentado repetidamente destruir al pueblo judío. Mañana por la tarde, en la festividad judía de Purim, leeremos el libro de Ester. Leemos acerca de un poderoso virrey persa llamado Amán, que conspiró para destruir al pueblo judío hace unos 2.500 años. Pero una valiente mujer judía, la reina Ester, expuso el complot y dio al pueblo judío el derecho de defenderse contra sus enemigos. El complot fue frustrado. Nuestro pueblo fue salvo. Hoy el pueblo judío se enfrenta a un nuevo intento de otro potentado persa de destruirnos.[17]

Netanyahu programó su discurso en vísperas de Purim, que celebra el final feliz del Libro de Ester: la matanza de 75.000 hombres, mujeres y niños persas. En 2019, Netanyahu pronunció estas palabras durante una gira por Cisjordania: “Creo en el libro de los libros y lo leo como un llamado a la acción para que cada generación haga lo que pueda para garantizar la eternidad de Israel”. ¡La Biblia ocupa tanto de su cerebro que quiere poner una Biblia en la Luna !

Así que, por favor, dejen de llamar psicópata a Netanyahu. O al menos llamarlo psicópata bíblico, un adorador del dios psicópata. Y mientras lo hace, aprenda a ver la Biblia hebrea tal como es: “una conspiración contra el resto del mundo”, como dijo HG Wells. En los libros de la Biblia “la conspiración es clara y brillante… una conspiración agresiva y vengativa. No es tolerancia sino estupidez cerrar los ojos ante su calidad.”[18]

notas:

[1] Freud developed this theory in three books: Totem and Taboo, Civilization and Its Discontents and The Future of an Illusion.

[2] Robert Hare, Without Conscience: The Disturbing World of the Psychopaths Among Us, The Guilford Press, 1993.

[3] Paul Babiak and Robert Hare, Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work, HarperCollins, 2007.

[4] Benjamin Ginsberg, The Fatal Embrace: Jews and the State, University of Chicago Press, 1993; J.J. Goldberg, Jewish Power: Inside the American Jewish Establishment, Basic Books , 1997.

[5] Leon Pinsker, Auto-Emancipation: An Appeal to His People by a Russian Jew, 1882 , en www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Zionism/pinsker.html

[6] Gideon Levy, “Only psychiatrists can explain Israel’s behavior,” Haaretz, January 10, 2010, www.haaretz.com/print-edition/opinion/only-psychiatrists-can-explain-israel-s-behavior-1.261115

[7] Joel Bakan, The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power, Free Press, 2005. Watch also the documentary of the same title.

[8] Jan Assmann, Of God and Gods: Egypt, Israel, and the Rise of Monotheism, University of Wisconsin Press, 2008, p. 47.

[9] Philip Roth, Operation Shylock: A Confession, Simon & Schuster, 1993, p. 110.

[10] Kevin MacDonald, Separation and Its Discontents: Toward an Evolutionary Theory of Anti-Semitism, Praeger, 1998, kindle 2013, kindle l. 6187–89.

[11] Avigail Abarbanel, “Why I left the Cult,” Oct 8, 2016, en https://mondoweiss.net/author/avigail

[12] Kim Chernin, “The Seven Pillars of Jewish Denial,” Tikkun, Sept. 2002, quoted in Kevin MacDonald, Cultural Insurrections: Essays on Western Civilization, Jewish Influence, and Anti-Semitism, Occidental Press, 2007, pp. 27-28.

[13] Dan Kurzman, Ben-Gurion, Prophet of Fire, Touchstone, 1983, pp. 17–18, 22, 26–28.

[14] Tom Segev, A State at Any Cost: The Life of David Ben-Gurion, Apollo, 2019, kindle l. 286.

[15] David Ben-Gurion and Amram Ducovny, David Ben-Gurion, In His Own Words, Fleet Press Corp., 1969, p. 116.

[16] “Israeli minister: The Bible says West Bank is ours” en www.youtube.com/watch?v=Png17wB_omA

[17] “The Complete Transcript of Netanyahu’s Address to Congress,” en www.washing
tonpost.com.

[18] Herbert George Wells, The Fate of Homo Sapiens, 1939 (archive.org), p. 128.

texto original (en inglés): https://www.unz.com/article/israels-biblical-psychopathy

fuente: http://www.verdadypaciencia.com/2023/10/laurent-guyenot-la-psicopatia-biblica-de-israel.html

Publicado con texto en PDF y Audio en https://ecotropia.noblogs.org/2023/11/7212/

Publicado en Centro / periferia, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado

«Sería mi mayor desazón ver a los sionistas hacerle a los árabes palestinos mucho de lo que los nazis le hicieron a los judíos.»

Publicada el 16/11/2023 por ulises

pos Luis E. Sabini Fernández

En el cambio cuantitativo en la represión y el ahogo sionista a los palestinos, cuantitativo y no cualitativo, porque esta modalidad en el trato; estrangulamiento de la sociedad palestina, desconocimiento de su dimensión social, afectiva, material, intención genocida no es nueva sino, en todo caso, intensificada.

Ante tan sombrío, mortuorio panorama, han proliferado las invocaciones a una cita de Albert Einstein, en cierto sentido conmovedora:

«Sería mi mayor desazón ver a los sionistas (judíos) hacerle a los árabes palestinos mucho de lo que los nazis le hicieron a los judíos.» [1]

Tengamos en cuenta que Einstein murió en 1955. Alcanzó entonces a vivir en el tiempo de los enfrentamientos mortales de palestinos con sionistas en los ’20 y las matanzas más generalizadas de sionistas (junto con el poder colonial británico) a  palestinos en los ’30. Y sobre todo, la Nakba, de 1948, con miles de fusilados en un operativo de destierro violento y generalizado.

Por otra parte, Einstein, judío y con simpatía con el sionismo primigenio, se fue haciendo pacifista y otra de sus citas, es: “No puedes simultáneamente prepararte para evitar y para hacer la guerra”, con lo cual se divorcia radicalmente del sionismo.

La cita en cuestión viene siendo utilizada en relación con la peripecia palestina, al menos desde 2014, cuando el Estado de Israel mató a miles de palestinos civiles, hombres, mujeres, infantes, con bombardeos sobre ciudades, barrios enteros en la Franja de Gaza con el argumento de que allí se escondían milicianos violentos. Y en medio del silencio sepulcral del mundo alrededor, y no tan alrededor.

Siempre  munidos, los israelíes, de un “permiso para matar”.

El rastreo-e de la cita comprueba múltiples usos, aunque también aparece una entrada cuestionando su autenticidad. El argumento en este caso es, empero, endeble: que Einstein era sionista. Justamente su sionismo, hasta por su edad, está matrizado en tiempos del más temprano sionismo, todavía, como dijimos, con pacifistas en su seno.

Desechando las meras transcripciones como fuente de autenticidad; queda únicamente esa entrada-e que la niega y otra que la reafirma, que por su fecha me resulta más confiable y definitoria.

Me voy a permitir, empero, barajar las dos posibilidades. Si se tratara de una cita apócrifa, se contextualizaría adecuadamente con el pensamiento pacifista de Einstein, y aunque yo la he encontrado en escritos desde 2014, el recopilador A. A. Douglas la menciona ante la muerte de Einstein, en 1955, cuando la violencia sionista era ya “muy mayor de edad”.

Si estamos, como mucho parece señalarlo, ante una cita auténtica, hay que sacarse el sombrero por la independencia ideológica de Einstein, que le ha sido tan reconocida.[2]

Que la cita sobre hacerle a los palestinos lo que los nazis le hicieran a los judíos haya aparecido al menos desde 1955, me hace pensar en su autenticidad (puesto que Einstein murió justamente ese año)  y ubica perfectamente el temor fuerte, y la repulsión, el desencanto de su parte, pero sobre todo, su conciencia clara del carácter genocida del sionismo.

No fue el único en percibir ese rasgo. Yeshayahu Leibovitz (1903-1994), un pensador judío formidable, venía tipificando a Israel como engendro colonial y (necesariamente asesino) desde por lo menos la década de los ’60, es decir, grosso modo, contemporáneamente o casi a Einstein. Leibovitz había caracterizado ese sionismo agresivo como el de “nazisionistas”.

No hay nada de qué extrañarse. Benzion Netanyahu, el padre del mandamás del Israel actual, era un ferviente fascista, admirador de Benito Mussolini; el Duce les había ofrecido a los sionistas llamados revisionistas un campo de entrenamiento militar en las afueras de Roma.

Pero Zeev Jabotinski, el líder del sionismo fascista entonces, que santificaba la violencia que sacrificaba hombres, mujeres y niños palestinos, porque se trataba de una violencia terrorista, tenía el descaro de asumir su violencia opresiva, aclarando, con honestidad intelectual, que si él fuera palestino enfrentaría violentamente al sionismo… (solo que para un pueblo que  no había consolidado un estado propio era muy difícil estructurar una fuerza armada que pudiera enfrentar ejércitos invasores…).

Esta percepción del sionismo genocida no es sólo del pasado “remoto” de los ’50 o ’60, ni recomenzó ahora con el capítulo de bestialización pos 7 octubre. En una de las descargas su violencia brutal sobre el campo de concentración que construyeron encerrando a la Franja de Gaza, en 2012 hacen una de sus incursiones mortales, y Kiswani, una joven palestina señala, por ejemplo, que “la mayoría de los judíos israelíes han olvidado lo que han pasado en el llamado ‘holocausto’  y agrega: ‘la inmensa mayoría de los judíos israelíes tratan de justificar lo que están haciendo, apelando a lo que ellos han pasado con el holocausto’.[3]

Por si todo lo que acabo de recorrer no alcanzara, a confesión de parte, relevo de prueba. En un excelente artículo, Renán Vega Cantor cita a un aviador israelí: “Al principio piensas que eres un soldado nazi […] y después […] olvidas esa idea, porque, ¿cuánto tiempo puedes sentir que eres un nazi?” y a otro: ”Los colonos son los peores nazis judíos que he conocido […].[4]

Así que al día de hoy, noviembre 2023, aun sin haberse precisado el carácter, las causas, y la trágica cadena de acontecimientos del 7 de octubre ppdo.,  sin conocer la razón por la cual un numeroso comando palestino pudo campear durante por lo menos 6 horas en el supercustodiado territorio israelí, sin saber siquiera el alcance de la violencia ejercida (si fueron matados miles, centenares o decenas), lo que sí ya sabemos es que lo acaecido entonces ha sido continuado por bombardeos y artillería, desde tierra, mar y aire sobre las viviendas civiles de las ciudades de la Franja de Gaza, arrasando edificios enteros y matando incontables habitantes, sepultados vivos, ataques que se han concentrado en  la red hospitalaria, bombardeada hasta lograr deshacer todas sus funciones de auxilio bajo el pretexto de que allí se escondían milicianos de Hamas. Y eso ha significado la muerte, por ejemplo, de centenares de bebes que no han recibido más la protección de incubadoras por falta de electricidad, ni alimentos por desmantelamiento radical de suministros y tendal de muertos alrededor y dentro de los hospitales.

Tengo para mí que las dimensiones de la violencia y el terror desatados por Israel tras lo del 7 de octubre 2023 son inéditos, aunque son apenas peldaños, siempre peores,  en la construcción de un campo de concentración y de exterminio de las dimensiones de la Franja de Gaza.

Y que en diversos países y sitios, con altibajos, con la generalización de las comunicaciones instantáneas, se ha sentido el sacudón y empieza a haber población que quiere decirle “¡Basta!” al abuso israelí; el taparrabos del antisemitismo empieza a descubrir  la desnudez de la escamoteada voluntad genocida; hacer desaparecer (de la tierra palestina de mínima, de la vida misma, de máxima) a los molestos palestinos.

¿Tendremos la dignidad y el vigor, como sociedades, para rechazar esa “lucha contra el terrorismo y el antisemitismo” y defender la vida de una sociedad, la palestina, contra un destino como el que en su momento les tocó vivir a vietnamitas, mapuches, argelinos, mayas, pieles rojas, zulúes y tantas otras poblaciones despojadas, expulsadas, reducidas por el colonialismo y su hermano siamés, el racismo?

[1]   Figura en la recopilación con más de cien citas, de Arthur Austen Douglas, Las últimas citas de Albert Einstein, EE.UU., 1955.

[2]  Su definición de “antisemitismo”, ahora que está tan de moda invocarlo, es memorable y muy profunda, remitiendo a la estructura misma de la congregación judía: «El antisemitismo no es más que la actitud de rechazo producida en los no judíos por el grupo judío. Ésta es una reacción social normal. El grupo judío ha prosperado gracias a la opresión y al antagonismo que siempre ha encontrado en el mundo… La causa fundamental es el uso de enemigos que crean para mantener la solidaridad entre ellos.” (ibíd.)

[3]   Transcribo literalmente pasajes del sitio sionista canarymission, una suerte de chequeado sionista que pretende corregir errores u omisiones, a menudo formidables verdades como las de la “acusada” Kiswani, que procuran desestimar. En un título sesgado canarymission escribe: “Igualando sionistas con nazis”. Sin embargo, la transcripción asevera, impecablemente: ”No afirmamos que todo el Ku-Klux-Klan sea el rostro de la cristiandad, que todos los alemanes son nazis y que todos los judíos sean sionistas.” Tendrían que aprender a titular mejor…

[4]  “Mentalidad genocida y cinismo criminal de los nazis sionistas de Israel”. Vega Cantor recoge esos testimonios de soldados que testimoniaran desde Breaking the Silence.

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Derecho a la vida… ajena

Publicada el 09/11/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

 

El 7 de octubre, hace un mes, milicianos de Hamas penetraron al Estado de Israel (en adelante EdI) por una decena o veintena de puntos desde la aisladísima Franja de Gaza (en adelante FdG), con cohetes primero y luego tripulando parapentes, motocicletas y una excavadora. Invadieron pequeños poblados, un kibutz y una fiesta rave, providencialmente trasladada a 3 km de la frontera, pocos días antes. Secuestraron a centenares, mataron al parecer también a varios soldados y probablemente a otros israelíes, durante un operativo de copamiento increíblemente largo, unas 6 horas hasta la llegada de militares israelíes que alcanzaron a reprimir a los que todavía no se habían retirado.

 

La seguidilla de fracturas de la cerca de seguridad que rodea a la FdG, la increíble duración del operativo, despierta interrogantes. ¿Fue estimulado o facilitado, un golpe de mano esperado por quien iba a ser el sorprendido? Cui bono? No fue favorecida la población del sur israelí; pero sí ciertamente Netanyahu y sus halcones que ahora han salido a matar en una escala sin precedentes, actuando como si fuera en defensa propia.

Y ahora, luego de lo acontecido el 7 de octubre,  ¿cuál es el estado del mundo?

Primera pregunta:

¿De dónde proviene esta tendencia a no ver el daño genocida, pésimamente construido sobre el relato bíblico, que descarga el EdI sobre las, una vez más, victimadas víctimas. ¿Por qué no se desmarca la gente, el ciudadano común, de un relato tan pavorosamente maniqueo, como el que ampara la furia israelí?

Una primera razón que advierto es porque los judíos están como “preservados”, como si sus acciones  no pudieran recibir el mismo trato que otras acciones humanas de igual violencia, que de pronto, sí repugnan, y son terminantemente rechazadas.

Para muchos, judíos y no judíos, lo acontecido a los judíos durante el 3er. Reich es lo único que puede considerarse genocidio completo y cabal. La peor ordalía imaginable.  EL genocidio por antonomasia, por no decir el único.

¿Por qué? Por la inconmensurable maldad goldhagiana de lo alemán (ya no nazi).[1]

¿Y sobre qué relato se basa la creencia en semejante genocidio?

Es una tarea que dejamos a historiadores. Puedo ofrecer datos, pinceladas.

En Europa, luego de las luchas en los albores de la modernidad entre dos potencias marítimas, talasocráticas, España e Inglaterra, va quedando una “reina” con un dominio cada vez más indisputado; su Majestad  Británica, que desde 1588 hasta bien entrado el s. XX será “reina y señora de los mares” (reforzada por un vástago colonial, los EE.UU., que en un primer momento se desplegará bajo la modalidad telurocrática; el robo de tierras a nativoamericanos, a franceses, a españoles, a mexicanos…).

El par anglonorteamericano irá asentando lenta pero sostenidamente, un poder cada vez mayor fuera de fronteras y el s XIX será testimonio acabado de su dominio occidental.

Sin embargo, en la segunda mitad del s XIX surge otra potencia, industrial, con rasgos telurocráticos; la Alemania imperial, el gobierno de Otto von Bismarck, con menor inserción colonial, transfronteriza. Su desarrollo minero e industrial resulta excepcional dentro de Europa,  en competencia con otras potencias europeas como Francia, Inglaterra, Holanda, los estados del centro europeo, como Hungría, o las naciones nórdicas (Dinamarca, Suecia). Alemania empieza a estar, tras la reunificación de 1870 y en poco tiempo, “picando” entre las primeras potencias.

Celos, consternación: nadie abandona gustoso un pedestal.

Cada vez hay más historiadores que desechan la versión adocenada de los vencedores de la 1GM, de que la culpa la tuvo Alemania, el imperio austrohúngaro o incluso “el hombre Hombre enfermo” como se designaba, con aire de superioridad, a Turquía, que constituyeran la Triple Alianza; “el bando de las potencias centrales” enfrentado a Inglaterra, Francia, Rusia, Bélgica, Holanda e Italia (y desde 1917, EE.UU.); la Triple Entente.

Historiadores insospechables de izquierdismo o socialismo, como Edward Mc Null Burns, estadounidense, se inclinan a pensar que la 1GM fue una jugada preventiva del British Empire para cortar el ascenso del águila alemana que ostentaba, en competencia,  también carácter imperial.

Y la comprobación de que los argumentos no eran limpios lo rubricó la Paz de Versalles: un acta de rendición abusivo, draconiano, que obligó a los alemanes a pagar los gastos, todos los gastos de la guerra, de una guerra que ni siquiera habían provocado. Que dejó en la miseria al país. Tanto vejamen y sufrimiento está sin duda en el resentimiento alemán, almácigo donde pudo fructificar el nazismo. Todo esto en un país, donde más del 90% de los capitales quedaron en manos judías. Algo que le dará mucha fuerza al nazismo proclamando que la nación debía pararse sobre sus pies, con capitales propios, no “ajenos”.

Rendición tan onerosa que los alemanes, y particularmente los nazis, sintieron afrentosa porque a su vez, se consideraban un pueblo señorial, es decir de amos.

Cuando Alemania, con el 3er Reich, a fines de los ’30 reasienta su poderío (basándose, por ejemplo, en un formidable desarrollo químico que le dio mucha influencia en un presente crecientemente industrial), su gobierno, con Adolf Hitler como premier, considera que los alemanes están en la cima de la humanidad, diferenciándose de los pueblos débiles, jóvenes o de segunda, colonizables.

Por eso, la Alemania nazi no busca guerra con Inglaterra (desmintiendo las versiones maniqueas oficiales). Al contrario, al comienzo de la guerra, el nro. 2 del régimen nazi, Rudolf Hess, encara un vuelo solitario de Alemania a Escocia. Y se tira en paracaídas. Según analistas como Noam Chomsky, llevaba un encargo de Hitler: negociar una paz ofreciendo un dominio compartido de los pueblos señoriales en el mundo entero en conflagración. Un reparto del botín, obviamente, entre ingleses y alemanes.

Según Chomsky, Winston Churchill rechazó de plano semejante invitación, molesto de la impertinencia de los alemanes; si Inglaterra ya tenía un dominio planetario indiscutible (apenas festonado por la presencia de segundo orden de franceses, holandeses o norteamericanos; no necesitaban a alemanes).[2]

El 3er Reich tenía un formidable ejército (pero apenas un sexto del total de tropas de la Triple Entente). Dato interesante en su composición: el ejército, la Wermacht, disponía de  un fuerte contingente de alemanes que entonces se llamaban 50% judíos (2 abuelos judíos) y otro aun mayor de 25% judíos (un abuelo judío), lo cual es particularmente relevante, por cuanto entre ellos había militares con mando de tropa e incluso integrantes del Estado Mayor alemán bajo el nazismo. Algo que rompe la imagen estereotipada.

Junto con el desmantelamiento de ese ejército sobrevienen los juicios de Nurenberg que condenarán a muerte a varios jerarcas nazis. Pero en 1945 estamos lejos todavía, en el tiempo, del “Holocausto”, así con mayúscula. Se habían desalojado los campos de concentración con prisioneros enflaquecidísimos, muy debilitados. Pero también se sabía que la Alemania nazi, acercándose a una derrota inevitable carecía hasta de lo más elemental, no sólo entre los prisioneros sino incluso entre los carceleros y sobre todo en la población general. Los campos de concentración agravaban todas las privaciones, porque el hambre, la falta de comida, de higiene, generaban todavía más enfermedades y causas de mortalidad, encima del trabajo esclavo y los malos tratos, característicos de dichos campos.

Antes de la lectura de la historia establecida por el Holocausto y su administrador o albacea ideológico,  IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto), se hablaba que el tifus había sido causa primordial de muerte en “los campos” del nazismo.

El IHRA se funda casi en el cambio de siglo (1998), pero al menos desde los ’70 algunas organizaciones judías y aliadas se dedicaban a otorgarle a la brutal represión ejercida por el  nazismo una exclusividad, una especificidad sin precedentes y sobre todo, una matanza de judíos sin precedentes.[3]

Thomas Dalton, norteamericano autor de varios libros sobre los judíos, las guerras y sus causas, cuestiona la especificidad del guarismo de 6 millones, por haber comprobado que es un número reiteradamente usado por la prensa judía para dimensionar a los judíos perseguidos en distintas circunstancias y países, como en Rusia, e incluso desde antes del s XX.[4] ; p. ej., “Seis millones de judíos viven en tierras donde son oprimidos, explotados, aplastados y despojados de todos los derechos humanos inalienables.” [5]

La diferencia sustancial es que los escritos del tiempo de la 1GM se referían a vicisitudes y penurias de 6 millones de judíos, y los de la 2GM se refieren al asesinato de esa cantidad de humanos. Lo que llama la atención es la persistente referencia a “seis millones” en circunstancias y momentos muy diversos, casi como una referencia cabalística.

Un investigador de enorme valía y con una óptica para nosotros interesante porque es judío, con familiares asesinados por el nazismo, Norman Finkelstein, escribió una investigación con un título sugerente, La industria del holocausto.[6] Aclara que el holocausto “de la industria” que denuncia ‘tiene una correspondencia, aunque pálida, con la realidad’.

Los testimonios judíos, y sobre todo, su reproducción industrial a través de los mass media, Hollywood incluido, han confeccionado los imaginarios sociales hoy dominantes: campos de concentración con sádicos amantes de la música clásica. Finkelstein se pregunta cuánto de eso es historia.

Si eso ha pasado con lo alemán, ¿qué vemos con lo palestino?

Vemos otra vez al pueblo judío que sintiéndose victimado por un golpe comando que no alcanzamos a entender de dónde  y cómo surgió: ¿cómo se abrió la cerca de la FdG en tantos lugares a la vez, cuando los sistemas de bloqueo y aislamiento entraban en acción hasta por el paso de un gato? El gobierno israelí, aparentemente en respuesta, encara la matanza generalizada de palestinos mediante bombardeos masivos sobre población civil, sus viviendas, escuelas, lugares de oración, hospitales; todos “santuarios” proclamados por presuntas leyes de la guerra que, al menos teóricamente, la ONU debe respetar y hacer respetar. El Ejército de “Defensa” israelí proclama que tales sitios son santuarios de Hamas y por ello los pulveriza mediante artillería pesada con seres humanos adentro.

Conociendo los recursos, métodos y ardides que ha usado el poder sionista para tener encarcelado a tantos miles de palestinos, en cárceles por vía administrativa, conociendo la negativa sin excepciones a todo lo referido a la vida social y económica de palestinos, y reconociendo el carácter monstruoso de establecer campos de concentración para millones de seres humanos, no se entiende cómo nunca nadie ha cuestionado el invocado carácter democrático y moral, del que tanto alardea Israel (por ejemplo, Israel define a su ejército como “el más moral del mundo”).[7]

 

Desde el principio, la  implantación del sionismo en la Palestina histórica significó adueñarse de la vida de otros. Como recordaba el abogado palestino Henri Cattan, no se puede pasar por encima de siglos de historia, para restaurar un hilo histórico supuestamente cortado, varios siglos antes –en rigor, milenios–  ignorando la historia real y concreta de un lugar, en este caso Palestina, desde, pongamos el año 70 de la era cristiana hasta el 1900…

La pregunta que se hizo Cattan en 1948, y nosotros hoy, es por qué, al contrario, los poderes constituidos y dominantes, de EE.UU, del Reino Unido, la han dado carta blanca el integrismo bíblico israelí.

Craig Mokhiber, director de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU en Nueva York, lo dice claramente en su carta de renuncia a la ONU tras el genocidio apenas escondido del 7 de octubre (y días siguientes) de Israel en la FdG.[8]

En su carta de renuncia Mokhiber acusa a EE.UU, Reino Unido y buena parte de Europa de “ser completamente cómplices de la horrible agresión”. Y añade:

“No solo están rechazando sus obligaciones para asegurar respeto a las Convenciones de Ginebra, sino que de hecho están activamente armando la agresión, proveyendo apoyo económico y de inteligencia y dando cobertura diplomática y política a las atrocidades de Israel”,

El operativo de “limpieza étnica”, es decir en lenguaje más llano, de racismo, violencia y asesinatos colectivos, no se ha limitado a la FdG. Mostrando que se trata de un verdadero palestinicidio, simultáneamente, han matado como nunca antes, en frecuencia, a 132 palestinos en las aldeas cisjordanas en las últimas 3 semanas.[9]

Y hace pocas semanas, expulsaron a toda la población bereber asentada milenariamente en el desierto de Neguev. Algo que los medios masivos ni siquiera advirtieron. Porque se trata de una población dispersa, nómade, de algún modo apátrida.

 

La política de un fascista militante se basa en las odiosas ”sagradas escrituras” que llaman a la matanza de los  que Yahvé condena, por ejemplo de los amalecitas, que Netanyahu con oportunismo asimila a los palestinos. ¿Ha abandonado Occidente la investigación histórica sustituida por los relatos bíblicos?

En los países enriquecidos de Occidente; en Francia, por ejemplo, “tierra de libertad”, se ha prohibido la bandera palestina. No ya la de Hamas, sino la que muestra el verdadero carácter de la movida israelí: la palestina.  En Inglaterra, con un poco de tapujos, están buscando establecer la misma prohibición, en los antípodas de todo liberalismo.

A la recién premiada Adalin Shibli, palestina, se la invitó a la Feria del Libro de Frankfurt, considerado el mayor cónclave literario del mundo, pero tras el 7 de octubre se levanta la entrega de dicho premio, se la cancela sin darle explicaciones o con subterfugios penosos; el juicio israelí se universaliza.

Como remata Ilan Pappé, historiador: “Quien no tiene memoria no tiene futuro […] La elite política israelí […] derivó una lección muy diferente de los acontecimientos de 1948: tú puedes, como estado, expulsar a la mitad de la población de Palestina, destruir la mitad de sus pueblos y salirte con la tuya sin una pizca de crítica.” [10]

Occidente abandona la historia, sustituida por los relatos bíblicos.

Occidente proclamaba la igualdad ante la ley, que poco y nada se cumplía. Pero desde esta ordalía a cargo de Israel, la igualdad ha desaparecido hasta de la ley.

Y la actual consigna sionista: “No mires para otro lado” les asegura el ombliguismo.

[1]  Daniel Goldhagen es un autor estadounidense que ha presentado a los alemanes, como una población fuertemente antisemita, llevando ese antisemitismo a casi una cuestión fisiológica, estructural, esencialista… y asesina. Presuntuosa ignorancia de lo histórico.

[2]   Hess quedó en Escocia y fue trasladado a Inglaterra, prisionero. Y con el fin de la IIGM y la condena del nazismo como non plus ultra del mal quedará preso de Los Aliados, hasta su muerte, a los 95 años, décadas después (y a la vez como bandera viva de los neonazis).

[3]  Se estima en unos 6 millones los judíos asesinados directa o indirectamente por el nazismo.

[4]   “the  Holocaust of six million jews in World War I” despierta interrogantes.  https://www.unz.com/article/the-holocaust, 2020.

[5]   Hasta donde lo permite suponer el texto de Dalton, se trataría de un escrito de 1917.

[6]   Editado en EE.UU., 2000.

[7]   Los prisioneros son a veces –suponemos que como castigo– ubicados en “celdas para perros”; calabocitos construidos donde el prisionero  jamás puede estar erguido, estirado, parado o acostado; siempre semiplegado porque ninguna pared, ni el piso, mide más de, digamos 1,20, 1m 30… Lo tienen patentado como “ablandador”. Testimonio de Gilad Atzmon, sionista entusiasta en su hogar, pero devenido crítico radical del invento sionista, conmovido, entre otras causas, por esos cubículos y sus habitantes forzados, tratados con burla por los militares “más morales” del mundo.

[8]   https://docs.google.com/document/d/1iyo16SHWngHRnjYTB30xWWqOlyzy6QjLwxu OdEMnXIg/edit?usp=sharing.

[9]   Olga Rodríguez, https://rebelion.org/occidente-ante-la-masacre-en-gaza/, 3 nov. 2023.

[10]  https://www.observatori.org/paises/pais_53/documentos/E_PAPPE.pdf.

Publicado en Centro / periferia, Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Sociedad e ideología

Occidente y sus medios de comunicación están actuando como un bloque monolítico de naciones blancas empeñadas en imponer su voluntad en todo el mundo

Publicada el 07/11/2023 por ulises

ASAD ABUKHALIL* 1 nov 23

 

Se ha vuelto costumbre que a los árabes invitados a los programas de la televisión occidental se les pida, desde el principio, que condenen tal o cual acto que Israel clasifica como terrorismo.

Cuando llegué a Estados Unidos en 1983, esto ya era una práctica habitual. Pero en aquel entonces, los “terroristas” palestinos eran laicos: por eso la propaganda mediática hablaba de las peligrosas conexiones comunistas de la Organización de Liberación Palestina.

Entonces los islamistas fueron tratados con ternura e incluso admiración. Estuvieron del lado de EEUU en la Guerra Fría y Estados Unidos y Arabia Saudita reclutaron islamistas radicales para la guerra en Afganistán.

En los años 1980, la amenaza “terrorista” procedía del Líbano. Cuando aparecí en las principales cadenas de televisión (poco después de mi llegada a Washington, DC), me pidieron constantemente que condenara tal o cual ataque en el Líbano o en Palestina.

Al principio, obedecí, pero luego comencé a pensar en las implicaciones de tal ritual. No consigues un asiento (simbólico en el mejor de los casos) en la mesa a menos que condenes a los palestinos, de acuerdo con las definiciones israelíes de terrorismo y moralidad.

En la década de 1980, también se preguntó a los árabes si reconocían el Estado de Israel. ¿Qué significa eso? Digamos que eres un palestino nacido en Haifa o Jaffa. Si reconocieras al Estado de Israel, básicamente estarías reconociendo la legitimidad de la apropiación de tierras de tu hogar y la expulsión forzada de tus padres y abuelos de Palestina.

Si un árabe reconociera el Estado de Israel, estaría aceptando la desigualdad racista fundamental sobre la que se fundó el Estado de Israel. 

¿Y qué pasa si eres una persona laica que no acepta un Estado musulmán, un Estado judío o un Estado cristiano? En Occidente, uno puede oponerse (es más, se espera que se oponga) al régimen islámico de Irán desde un punto de vista secular, pero se le considera antisemita si se opone a la identidad religiosa del Estado de Israel.

Incluso las críticas “excesivas” a Israel merecen la etiqueta de antisemitismo (si se sigue la definición del Departamento de Estado ).

Mientras tanto, las críticas “excesivas” a Irán o Arabia Saudita no se consideran equivalentes a islamofobia. Claramente, se aplican estándares especiales a Israel para protegerlo de la crítica y la clasificación, mientras que se aplican estándares especiales al pueblo palestino para evitar que se oponga a Israel, militar o incluso pacíficamente (el movimiento BDS ahora es ilegal, o está severamente desalentado en más de 35 estados de EE. UU.) (Boicot, Desinversiones y Sanciones  Boycott, Divestment and Sanctions); Para Occidente, los palestinos tienen que aceptar mansamente de la ocupación israelí para demostrar su pertenencia a la raza humana.

He visto a invitados árabes en las últimas semanas aparecer en programas de noticias de la televisión occidental y siempre se les hacía la misma pregunta. ¿Condenas a Hamás? ¿Condenas el ataque? ¿Cree que Hamás debería ser eliminado, sí o no?

(Y sería difícil explicarles a estos presentadores de televisión que este movimiento, les guste o lo odien, ha captado el apoyo de al menos la mitad del pueblo palestino.) Me imaginé en esa silla y imaginé mis respuestas a esas estúpidas preguntas.

Cambiando las tornas

Yo respondería lo siguiente: ¿En qué calidad me hace esa pregunta? ¿Cómo llegó usted a ser mi juez o mi sacerdote? ¿Por qué me trata como a un acusado en un tribunal de justicia y no como a un invitado en un estudio de televisión?

Además, ¿qué le hizo sentirse moralmente superior a mí para determinar la manera en que puedo demostrar mi valía como ser humano? ¿Por qué mi ciudadanía está condicionada a la respuesta correcta a la pregunta, simplemente por mi origen étnico como árabe?

¿Por qué la humanidad de alguien nacido en Israel no está condicionada por los medios occidentales, pese a los miles de crímenes de guerra cometidos desde el día en que Israel se impuso ocupando la nación palestina existente?

De hecho, necesito darle la vuelta a su interrogatorio. Le pregunto, dado que Israel mató a palestinos a un ritmo de al menos uno por día sólo el año pasado, ¿condenó usted esos asesinatos diarios? 

Si condenara esos asesinatos, lo consideraría moralmente calificado para exigirme una respuesta. Si, por otro lado, no condenó cada uno de esos asesinatos, entonces lo considero moralmente incapacitado para plantear sus preguntas que aparecen formuladas por alguien que se considera moralmente superior.

De hecho, estoy más calificado para plantearle esa pregunta. Yo debería juzgar, no  usted. Soy una víctima de los crímenes de guerra israelíes y crecí sometido a los bombardeos israelíes semanales en el Líbano (contra palestinos y libaneses, civiles y combatientes sin tener en cuenta distinciones.).

Debería venir a EEUU para pedirle cuentas por su patrocinio militar y financiero o por los crímenes de guerra israelíes contra mí.

Yo, un ser humano que sobrevivió a duras penas a la invasión israelí de 1982 y al posterior asedio salvaje de Beirut, me niego a que nadie me pida que condene nada, especialmente alguien de Occidente que trabaja para un medio de comunicación que se especializa en perdonar los crímenes de guerra israelíes.

Responsabilizar a Occidente

Ustedes en Occidente deberían ser considerados responsables ya que los crímenes de guerra israelíes han continuado sin cesar, con todas las bendiciones occidentales, desde la fundación del Estado.

De hecho, la violencia masiva israelí contra los árabes comenzó ya en la década de 1890, según el relato del líder del sionismo cultural, Ahad Ha’am, quien reprendió a los colonos sionistas en Palestina por maltratar y abusar de los árabes y pensar en ellos como animales.

Necesito preguntarles a todos los medios occidentales sobre su responsabilidad criminal cuando cubren Oriente Medio con ignorancia y racismo y porque además ignoran y distorsionan las opiniones árabes y el sufrimiento de los pueblos árabes.

Que los medios y los gobiernos occidentales no valoren las vidas humanas por igual entre árabes e israelíes no es algo que deba demostrarse. Es demasiado obvio para necesitar documentación.  

Nos invitan a los árabes a sus programas y comienzan a bombardearnos en nombre del Estado de Israel tan pronto como nos sentamos.

Tu objetividad es algo de lo que nos burlamos. La objetividad es un truco que se aplica a los países en desarrollo para obligarlos a adherirse a sus normas políticas; también permite a las potencias occidentales imponer una hegemonía de ideas, especialmente en tiempos de guerra y ocupación (sus guerras y ocupaciones).

En lo que respecta a la condena, los condeno a todos por su racismo, sus estándares periodísticos poco profesionales y su producción de propaganda en defensa del neocolonialismo.

Gran parte de los medios occidentales publican estos días artículos extensos, todos ellos basados en afirmaciones no verificadas del ejército israelí; esto no es diferente de cómo cubrieron Ucrania, todo basándose en fuentes militares ucranianas y occidentales. A menudo insertan un descargo de responsabilidad indicando que la información contenida no ha sido verificada.

¿Pero no enseñan en las escuelas de periodismo en occidente que no se puede publicar información no verificada? Las afirmaciones militares o políticas árabes no verificadas nunca se publican a menos que sean realizadas por los ejércitos israelíes y de la OTAN para su verificación o refutación.

Lo que el mundo está viendo

Lo único que resultará de esto es que las personas de color en todo el mundo podrán ver por sí mismas hasta qué punto la raza y el origen étnico desempeñan un papel importante en la configuración de las políticas exteriores de los países occidentales. Los diferentes precios que se imponen a las vidas humanas nunca han sido tan claramente claros.

Los árabes y los musulmanes están comprobando estos días que no sólo sus vidas no importan a los occidentales, sino que su estatus en los países occidentales es inferior y escandalosamente discriminatorio

Occidente no está evaluando los efectos de la matanza de Gaza en su relación con Oriente o con África, Asia y América del Sur.

Occidente está actuando como un bloque monolítico de naciones cristianas blancas empeñadas en imponer su voluntad en todo el mundo. Y cuando China ofrece ayuda a las naciones del Sur sin pedir ninguna concesión política, Occidente tiene la temeridad de advertir a esos países de “motivos ocultos de los chinos”.

El mundo árabe y el extenso mundo musulmán no árabe están cada vez más radicalizados, y Occidente, con su reacción a los ataques israelíes contra Gaza, ha hecho que Hamás sea más popular que nunca.

Incluso aquellos que solían criticar a Hamás ahora encuentran difícil hacerlo.  El veterano periodista jordano Bassam Baddarin ha escrito que las encuestas afirman que el portavoz del ala militar de Hamás podría ser elegido en cualquier país árabe.

Esto es obra de los medios occidentales.

Profesor de ciencias políticas de la universidad estatal de California. observatoriocrisis.com/

Publicado en Centro / periferia, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado

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