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Categoría: Poder mundializado

Algunas observaciones sobre impunidad judeoisraelí

Publicada el 24/07/2024 - 12/09/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

23 jul 2024

Mis últimas notas han procurado enfocar situaciones gravísimas y generalizadas que entiendo se ignoran o ante las cuales “esquivamos el bulto”; incluyendo la expansión del narcotráfico  y otros tráficos igualmente lesivos o peores, como el de humanos, la plastificación generalizada y lo que ello significa en términos de salud, ambiental, animal y humana y también señalábamos la actual existencia de un genocidio a cielo abierto y la no menos llamativa ausencia de reacción del universo institucional.

Como esto último persiste, y aun tiene visos de afianzarse, por normalización, por acostumbramiento, por miedo, no tenemos más remedio que hincarle el diente otra vez al asesinato generalizado, de día o de noche, de gente armada o desarmada, de niños de cualquier edad, y en muy variadas formas, con muy peregrinas justificaciones.

Nos referimos a la política genocida abierta del Estado de Israel sobre la población palestina cada vez más despojada de su territorio en una lenta y progresiva política de pinzas del sionismo, que se aceleró bruscamente el 7 de octubre de 2023.

Hasta entonces, la táctica y la técnica del sionismo para la apropiación del territorio palestino, se había caracterizado por dos momentos: uno primero, muy pausado y fragmentario, adueñándose de tierras de propietarios ausentistas mediante escrupulosas compras de esas tierras a los propietarios rentistas que en general aceptaban la transacción, incluso contentos porque los sionistas solían comprarles esas tierras a buen precio.

Ese período, grosso modo, coincidió con la primera mitad del s xx. Con la instauración del Estado de Israel se produce un cambio en el ritmo y el alcance de la apropiación. Hasta 1947/1948, se echaba de tierras a campesinos inmemoriales que carecían de títulos de propiedad, y la Agencia Judía encargada ahora de administrarlas, las asignaba a kibutzim o a moshavim de judíos que habían hecho la aliah, en castellano que habían ‘retornado a las fuentes’.

Este concepto de retorno tiene, como diría el inolvidable Bartolomé Hidalgo, “su dificultad”: cuesta hablar de retorno, mediando dos grandes obstáculos  conceptuales para ello: los antepasados con que se ligaba ese retorno, eran, si habían vivido allí, de dos mil años atrás. Ardua tarea reconocer esa ligazón. Pero si los judíos que hacían la aliah tenían sus ancestros provenientes de otras tierras, por ejemplo, jázaras, entonces se perdía toda ligazón física, material. Podría argumentarse que se tratara de una ligazón religiosa, pero ¿cómo validar con ello muy concretas y materiales apropiaciones de tierras?

Lo cierto es que, “por la razón o la fuerza”, los sionistas ampliaron enormemente la apropiación de tierras después de 1948. El período 1948-2023 fue el de un cada vez más intenso despojo de lo que iba quedando como “territorios palestinos”, usando la fraseología de la ONU. Esos territorios formaban parte fundamental de un hipotético “estado palestino” que figuró en las tratativas palestino-israelíes más de una vez.

Pero permanentemente fue ensanchándose el poder israelí y achicándose, licuándose la presencia palestina. Si lo graficáramos con imágenes animales diría que Israel empleó la técnica de la boa constrictor, sobre todo cuando tiene que enfrentar una víctima de porte mayor.

Una medida tomada en 2006 por Israel lo grafica nítidamente: luego de varios años con colonias sionistas enclavadas en la Franja de Gaza –un territorio altamente densificado sobre todo por el expansionismo israelí (Guerra de los 6 días)–, “El Carnicero” Ariel Sharon decide evacuar las escasas colonias instaladas en la Franja y anuncia hacerle –a los palestinos– la vida imposible. Al retirarse, desmantelan y rompen todas las instalaciones agrícolas y habitacionales, las  redes de riego, que habían erigido en Gaza, en medio de las privaciones generalizadas de su población y dejan  todo el estropicio sobre las maltratadas tierras gazatíes. Y esa misma noche aviones israelíes sobrevuelan  rasantes la Franja a la velocidad del sonido: a la mañana, la Franja tendrá muchos niños con enuresis y con tímpanos rotos.

La técnica constrictor se profundiza: la Franja de Gaza queda aislada por los cuatro costados: se bombardea  y desmantela el aeropuerto y el puerto; únicos de la Franja, se cortan todos los caminos salvo uno hacia Egipto celosamente cuidado por israelíes y egipcios, y otro de acceso a Israel, que se convierte en “el cordón umbilical” de ese territorio “embolsado”. E Israel  dictamina acerca del ingreso de alimentos instaurando dosis con un máximo de calorías per cápita. Con la pesca fuertemente limitada, porque los gazatíes no pueden salir al mar  –son baleados–, apenas pescar en la orilla, con una agricultura –la Franja de Gaza fue uno de los primeros territorios agrícolas de la humanidad– totalmente saboteada por la depredación israelí, la alimentación de casi dos millones de seres humanos pasó a estar dosificada por las hostiles autoridades israelíes.

Cuando decimos hostilidad, la idea es demasiado débil: valga lo acontecido con un suceso infrecuente; en 2005 un soldado israelí es tomado prisionero: cuando las fuerzas policiales y militares israelíes procuran “liberar” a ese preso (único) que milicianos palestinos habían secuestrado en una escaramuza (y que los palestinos liberarán mediante canje, sano y salvo, años después; Gilad Shalit), en una serie de allanamientos -donde jamás encontraron nada- terminan matando  entre un centenar y dos centenares de “allanados”. Le queda a uno la interrogante: ¿estaban buscando a Shalit o usaban el pretexto de buscarlo para poder ir matando a mansalva? Porque el descuido, el error, el simple exceso están descartados (ya veremos un comportamiento similar ante el copamiento del 7 de octubre).

Observemos otro ejemplo que refleja la creencia que los judíos sionistas, israelíes  tienen de su propia excelencia: la carta abierta que los decanos de las universidades israelíes Ben Gurion del Negev, lnstituto de Ciencia Weizman,  Universidad Hebrea de Jerusalén, Universidad Ariel, Universidad Abierta de Israel, Universidad de Haifa, y el Instituto Technion-Israel del Instituto de Tecnología, todos ellos alarmados por los discursos académicos posteriores al 7 de octubre de 2023, con lo que consideran “inadecuada respuesta”.

Los decanos adoptan acríticamente la versión oficial israelí de “los más de 1400 víctimas niños, jóvenes y adultos, judíos, musulmanes y cristianos por igual” [sic].  En el momento de su carta abierta, ya existían numerosas fuentes de información que discriminaban en el tendal de muertos; que el principal caudal de víctimas había sobrevenido con la reacción israelí, unas 6 horas después del copamiento de Hamás y otros agrupamientos palestinos sobre el cuartel regional israelí y algunos kibutzim aledaños.

Pero el nudo problemático radica no en repartir culpas y muertos entre milicianos armados  atacantes y militares contraatacando, sino en algo previo.

¿Por qué? ¿Por qué la acción palestina del 7 de octubre?

Leamos a los decanos, que con increíble tranquilidad de conciencia establecen el estado    de situación: “Nos enfrentamos atendiendo dos frentes: uno contra las atrocidades de Hamás,

otro en la arena global de la opinión pública. Lamentablemente, observamos una tendencia alarmante según la cual Israel, pese a su derecho a la autodefensa, es caracterizado como un opresor. Esto  establece una equivalencia falsa entre las acciones de una organización asesina y terrorista y un estado soberano con su derecho a defender  a sus ciudadanos, lo cual desafortunadamente  tiene como resultado la pérdida de vidas palestinas inocentes. Todo intento de justificar o apelar equívocamente a las acciones brutales y grotescas de Hamás es intelectual y moralmente indefendible. Es preocupante que muchos colegas universitarios se ha[ya]n convertido en campo propicio para sentimientos antiisralíes y antisemitas, insuflados  por una comprensión sesgada e ingenua del conflicto.” [1] Aquí, en la penúltima palabra, aparece la superioridad intelectual, y moral, que presumen los decanos para sí. Con su planteo maniqueo de que Israel –un estado colonialista– sea el bien. Claro que lo es, para los colonialistas.

Y me permito todavía otra frase de estos personajes que destilan su superioridad definiendo sus verdades como si fueran universales: “Mientras Israel usa sus armas como escudo protector de sus ciudadanos, Hamás usa a sus ciudadanos como escudos para sus armas.” Nuestros decanos muestran escasa originalidad pero que también conocen el mensaje panfletario. La realidad es más espesa y penosa. Para los israelíes, la vida de los palestinos es apenas una molestia, una recordatoria del despojo que han cometido. Los israelíes más democráticos soportan la situación; deseando, en todo caso, que los palestinos “se esfumen”. Los israelíes menos democráticos, las alas fascistas del sionismo, quienes siempre tuvieron la decisión de “esfumarlos”, están llevándolo a cabo, con la cabeza llena de desprecio racista por los despojados palestinos. Por eso, ministros de Netanyahu proponen como “solución” al problema carcelario, matar a los prisioneros. Sinceridad modelo chutzpah. En su determinación asesina sólo los altera la resistencia, formidable, que han tenido los palestinos.

Israel Shahak ha llevado a cabo una labor esclarecedora excepcional: los textos “sagrados” judíos están en lengua hebrea y por lo tanto no son accesibles a la inmensa mayoría de los humanos. Shahak se tomó el trabajo, junto con Norton Mezvinski, de traducirlos al inglés y con ello, dada la difusión de esta lengua, ponerlos al alcance de prácticamente todos. Shahak y Mezvinski son judíos no sionistas y hasta antisionistas, lo cual se expresa en los frutos de su investigación.[2]

El judaísmo ortodoxo  –probablemente como toda creencia ortodoxa o absolutista– es profundamente racista. Y autocrático. Judeocéntrico. En semejante escala de valores los no judíos, los goyim tienen menos estatura humana que los judíos e incluso pueden ser considerados y tratados como instrumentos por los propios judíos.

Allí, se entronca el radical desprecio con que los sionistas han estado desalojando, hostigando, castigando y suprimiendo población palestina que les ha resultado refractaria. Lógicamente refractaria. ¿A qué población le gusta que venga otra y que, alegando antiguos derechos, los desaloje de las viviendas en que moran desde tiempo inmemorial, les arrebaten los cultivos que laboran familiarmente desde décadas, siglos?

El sionismo, pese a su prescindencia inicial de lo religioso estuvo siempre fuertemente atado a la tradición religiosa judía. Es aquello que con humor judío siempre se ha dicho: ‘No creo en dios pero él me ha asignado esta tierra’.

Lo grave del sionismo es que alberga judíos progresistas que rechazan con vehemencia toda política genocida. Aunque significativamente tienen una particular alergia contra toda crítica a “la cole” si viene de afuera. Sin embargo, ese árbol les hace perder el bosque: lo explica magistralmente otro judío, antisionista: «el error fundamental de este artículo [3] es considerar al sionismo una ideología nacionalista y no reconocer su verdadera naturaleza de colonialista. Eso es lo que ha sido desde Herzl, quien parecía creer que los judíos éramos una nación como las que en su tiempo querían liberarse de los imperios ruso, otomano y austro- húngaro. Pero como, a diferencia de los checos, polacos, etc. no estábamos todos en un mismo territorio, que bastaba con separar para crear un estado, Herzl imaginó una solución propia de su tiempo, el de los imperios coloniales; crear un estado de «europeos adelantados» en una tierra habitada por «nativos atrasados». La ideología colonialista de Herzl quedó bien clara en su discurso del 21/8/1903 cuando trató de convencer a los delegados al Sexto Congreso Sionista de que aceptaran la oferta de Uganda. Dijo entonces: «debemos ser una Inglaterra en miniatura, […] como esas naciones que supieron hacer su fortuna con sus imperios coloniales». El sionismo siempre ha sido la ideología de los judíos de derecha, los de izquierda estaban en el Bund, revolucionario de izquierda y antisionista o en organizaciones revolucionarias sin identificación judía, ejemplos notorios, León Trotsky y Rosa Luxemburg. Los judíos que por una parte se consideran de izquierda mientras por la otra son incapaces de separarse de toda relación con Israel debieran darse cuenta de que pretender ser «sionista de izquierda» es equivalente a calificarse de «colonialista de izquierda».»

Existen muchos datos históricos que abonan la descripción de Brainin. Baste pensar en la relación entre nazis y sionistas en los primeros años nazis, hasta bien adentro los mediados de la década del ’30. Desde 1933, rápidamente, los nazis van poniendo fuera de la ley y expulsando de las instituciones gubernamentales a comunistas, socialdemócratas y purgando estamentos públicos de judíos… no sionistas. A mediados de la década del ’30 sólo quedaban dos partidos políticos reconocidos legalmente: los nazis… y los sionistas.

Más allá del certero comentario de Brainin al interrogante de Burstin, éste pretende establecer ciertos cotos que en el terreno del pensar son francamente equivocados, por no decir encubridores y sostenedores de privilegios. En el mismo artículo que mencionaba Brainin, Burstin se queja de la intromisión ideológica de ajenos al judaísmo acerca de la presunta legitimidad del sionismo: “¿a santo de qué una persona que tiene cero vínculos con el pueblo judío entiende pertinente pronunciarse acerca de la legitimidad de ese movimiento nacional?”

Bastaría ver la trascendencia política, material, la influencia que tiene el sionismo en el mundo para considerar esa legitimidad, para sopesar y criticar esa influencia en el mundo que es de todos.

Porque estaríamos mucho peor de lo que ya estamos si sólo los monárquicos pudieran opinar sobre lo monárquico, si sólo los católicos pudieran opinar sobre su iglesia vaticana, si sólo los marxistas pudieran hablar de ciencia política, si sólo médicos pudieran hablar sobre salud y enfermedad. Burstin y los sionistas no tienen ningún derecho a procesar o disponer del sionismo como coto cerrado. Porque lo que ellos hacen con el sionismo puede influir en otros. Pregúntenle a los palestinos, sin ir más lejos.

Si ya de por sí, estas pretensiones de exclusividad y reserva ideológica son nefastas; basta ver todas las matanzas prácticas que en Israel se han procesado y procesan con incrementadas intensidad invocando el sionismo.

El rabino Kook, guía espiritual de la rama Lubavich –de la que abreva el presidente argento Javier Milei y buena parte del sionismo religioso en Israel– establece, por ejemplo, esta curiosa distinción antro… digamos antropológica (aunque no es exclusivamente referida a humanos):

“La diferencia entre un alma judía y las almas de los no judíos –todos ellos en todos los distintos niveles— es mayor y más profunda que la diferencia entre un alma humana y las almas del ganado.” [4]

Nuestros autores rastrean estas peregrinas afirmaciones. Kook se basaba, para sus lucubraciones “en los principios básicos de la Cábala Luriánica [que establece]  la superioridad absoluta del alma y cuerpo judíos sobre el alma y cuerpo no judíos.” (ibíd.)

Empezamos a entender un poco mejor el desprecio, la inaceptable sensación de superioridad que despliegan, por ejemplo, los soldados, masculinos y femeninos, destrozando el tejido social palestino, con sus niños masacrados, sus mujeres desesperadas, la impotencia de los varones con los brazos desnudos contra civiles y militares israelíes abusando con sus protecciones y armamentos…

Resulta penosamente interesante la observación, sin duda cierta, de que Kook era vegetariano y respetaba las plantas hasta el punto de “no permitir que fueran cortadas flores o pasto para su propio placer”. Con ello, se ha querido como contrapesar su idea, hiperracista, sobre las almas de judíos y no judíos.

A mí, en cambio, esa exquisita observación sobre el corte de plantas me retrotrae a la llamativa sensibilidad de Heinrich Himmler para no pisar hormigas en sus andanzas por el bosque y no quebrar ramas porque sí. Y esos cuidados se ensamblan con decretos del Tercer Reich enseñando a la población a poner las centollas a cocinar en agua hirviendo y no en agua fría, prolongando innecesaria y  cruelmente la agonía.

Estas consideraciones de Kook, de Himmler o del Tercer Reich no están mal, sólo que el amor a los animales o vegetales que las nutre no se extiende, curiosamente, a humanos. Que siempre entendimos se ligan, bien que problemáticamente, al reino animal.

Volviendo a nuestro asunto principal; el genocidio desplegado contra el pueblo palestino y el comportamiento judeosionista: mientras hay una ceguera pertinaz ante las consecuencias del comportamiento israelí; ¿se puede acaso considerar intrascendente el bombardeo masivo, por artillería o mediante aviación de barrios densamente poblados, con edificios de diez pisos, habitados por civiles, hombres, mujeres, niños, ancianos, ¿puede algún israelí imaginar que tales bombardeos puedan ser incruentos?

Porque el presidente de AMIA, Amos Linetzky, ha declarado: “Nuestra tradición nos enseña no permanecer ajenos ante el sufrimiento del otro.”[5] Difícil conciliar tamaña afirmación con el comportamiento sionista en Palestina/Israel.

Esa frase del señor Linetzky adquiere claridad y atroz coherencia cuando advertimos que se refiere al sufrimiento de otro judío. Y solamente entonces.

Otros humanos, ¿existen  o no existen según la ceguera luriánica? Cuando Linetzky clama: “No fueron suficientes los gritos desesperados de familiares para que la Cruz Roja pueda llevar medicamentos a personas secuestradas” se refiere exclusivamente a la emergencia, también sanitaria, vivida por israelíes el 7 de octubre de 2023. ¿Y todas las veces que la aviación y la artillería israelí arrasaron instalaciones, escuelas, hogares, hospitales, calles, edificios aplicando discrecionalmente castigos colectivos a palestinos (a veces por actos violentos de tipo guerrilleril, a veces por actos rebeldes  ni siquiera violentos, a veces por miserables competencias, como los crueles, sádicos, mezquinos  y reiterados atentados israelíes, lisiando futbolistas) no necesitaban la Cruz Roja?

Como nos lo muestra el extraordinario y valiente aporte de Shahak y Mezvinksi, la humanidad que campea en Israel es bastante corta: se limita a “los suyos”.

Un egoísmo aterrador.

Sobre todo, cuando está armado y opera conquistando. Como lo prueban sucesivos incidentes en que Israel y sus grupos de choque pisotean otros derechos, otras heredades, castigando con la muerte, heridas y mutilaciones de por vida a población civil a menudo ajena a las imputaciones.

Israel ha ido deviniendo una máquina de matar que se permite avanzar sobre la base de un desprecio radical a la vida de los ajenos, so pretexto de que “los demás” quieren aniquilar a Israel y ahogar en el mar a sus habitantes.

Personalmente, no albergo ninguna simpatía ideológica por una guerrilla que se ampara en un absoluto religioso,  ya sea musulmán, cristiano o judío. Pero observemos porqué Hamás ha logrado cosechar tanta simpatía entre palestinos.

En primer lugar, porque a diferencia de una resistencia palestina también armada, el Fatah, que terminó aceptando el penoso papel que le ofreció la dirección sionista de ser policía de su propio pueblo, armada y entrenada por sus mandantes israelíes, Hamás se concentró en ayudar a la población palestina, tan privada y despojada por la ocupación israelí. El palestino cualquiera, el que vive y brega para cuidar a su familia, sus hijos, sabe lo que es traición o defecc¡ón y sabe lo que es una ayuda.

Una mirada sobre el 7 de octubre.

Historiadores tendrán que explicar por qué las fuerzas israelíes tardaron 6 horas en reaccionar y actuar. En espacios, en distancias muy reducidas. Desentrañar si fue una celada que le permitiera luego a las fuerzas de seguridad israelíes dar rienda suelta a una “respuesta” o si fue que el exceso de poder a su favor de Israel le jugó una mala pasada y fue sorprendido por un adversario subvalorado, como pasa tan a menudo en el deporte.

Sabemos que se discuten y barajan mucho esas dos posibilidades, pero en lo que no cabe duda es en la capacidad de falsear realidad que Israel sistemáticamente lleva a cabo. Con sus bots y sus trolls. Desde los bebitos horneados o decapitados, pasando por las violaciones colectivas de mujeres judías hasta atribuirle a guerrilleros palestinos con armas livianas la matanza de la playa de estacionamiento de la fiesta rave, en donde las fotos aéreas  o de superficie de autos calcinados no dejan lugar a dudas que fueron blanco de artillería pesada, precisamente la que pusieron en acción las tropas israelíes.

El parte israelí de ese dia habla de 1400 víctimas de la barbarie palestina. Prácticamente desde el inicio periodistas probos, judíos, como Max Blumenthal o Ron Unz, o el muy conocido premio Pulitzer, Chris Hedges, cristiano, rechazaron categóricamente ese guarismo, en el que se incluía a todos los victimados por la intervención militar israelí, que eran muchos más que los matados inicialmente por quienes coparon el cuartel regional israelí en Gaza.

Esas primeras víctimas israelíes, militares, se estimaron en centenares, ¿100, 200, 300?; de todos modos una cantidad de muertos que en ningún momento antes había afrontado el ejército israelí en su prolongadísima lucha de desgaste con la población palestina.[6]

Tan cruento golpe se explica por “la mano tan pesada” que Israel ha estado levantando, cada vez más y de un modo cada vez más abusivo, contra la despojada población palestina.

Parecería que el valor que Israel atribuye a la vida de su población es tanto mayor que el valor de las otras vidas, como exigiéndole al “otro” el pago de cien vidas por una judía. Alguna vez he escuchado como justificación de tan atroz aritmética que el pueblo judío es escaso, incomparable con la cantidad de árabes, de rusos o anglogermanos que pueblan el planeta.

Pero estas cuentas son capciosas. Porque en primer luqar, el racismo señorial ha exterminado con particular fruición a poblaciones menores que las de los perpetradores. Y segundo, porque esas cuentas son inaceptables.

Lo que tenemos por delante es a genocidas que fundamentan su proceder –ya sea decanos de la cúpula universitaria o burócratas– con descaro.

Esto es nuevo en la sociedad humana.

Hasta ahora, era más bien la ignorancia y el olvido lo que “lavaba” genocidios.

Queda por ver, qué sucederá, que está sucediendo, en este caso.□

notas:

[1]  A Letter from VERA  – Association of University Heads, Israel. Nov. 1, 2023.

[2] El fundamentalismo judío en Israel, 1ª, ed. en inglés, 2004. Editado en castellano: Editorial Canaán, Buenos Aires, 2012.

[3] Kurt Brainin, comenta y replica, en IJAN-International Antizionist Network en castellano, 7 abr 2024, a David Burstin, “Atrapados entre el sionismo y el antisionismo, millones de judíos de la diáspora nos preguntamos cuál es nuestro lugar en el mundo”, Posturas, 2 abr 2024.

[4] Shahak y Mezvinski, ob. cit.

[5] Amos Linetzky, discurso 18 jul. 2024. Cit. p. Marisol Juárez, AM 7850, Bs. As.

[6] La excepción podría ser la huelga general de la sociedad palestina contra la ocupación sionista, 1936-1939, una suerte de guerra civil que demandó la vida de unos 300 judíos, una cantidad similar de muertes inglesas y decenas de miles de muertos palestinos. Pero en un período de 3 años.

Publicado en Centro / periferia, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo, Poder mundializado

ANTROPOCENO, CADA VEZ MÁS PRESENTE… Y PESANTE

Publicada el 14/06/2024 - 01/11/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

10 jun 2024

Como era inevitable a la luz de la creciente complejización tecnológica; la violencia rampante en ascenso; la expansión como mancha de aceite en el tejido social de la drogadicción; el desarrollo en progresión geométrica de la manipulación mediática; la contaminación planetaria cada vez más incontenible; la medicalización de nuestras sociedades y su hermano siamés, el miedo; la intromisión cada vez mayor y más profunda de los recursos mediáticos y comunicacionales en nuestras vidas cotidianas y la correspondiente pasivización de nuestros comportamientos cada vez más mediatizados y sitiados por la sofisticación tecnológica y electrónica; la expansión ubicua del biowarfare al servicio de poderes cada vez mayores y más heterónomos, y  desde lo más reciente, con el aumento de la violencia militar anuncio de guerras cada vez más abarcativas y graves, nos encontramos en una situación que entrevemos como una disyuntiva para las sociedades contemporáneas, cada vez más simultáneamente afectadas por el cúmulo apenas sucintamente borroneado.

Cualquiera de esos ítem sería en sí mismo un problema insoluble o casi, de una gravedad en sí misma insondable. Pero la reiteración de crisis de tan diversos órdenes, hace la problemática inmensamente más grave.

Ante este panorama de largo alcance, de alto vuelo, de lento (aunque irreversible) deterioro, y aunque esos mismos deterioros sean a menudo compensados por algunos avances tecnocientíficos y desarrollos de percepciones y conocimientos de nuestras sociedades, estamos en una coyuntura que tiene giros mucho más veloces y bruscos (y por ello potencialmente catastróficos), como fue la sesgada declaración de pandemia de 2020 o la invasión militar de Rusia a Ucrania, y muy especialmente –por su intensidad y alcance– el copamiento palestino a un cuartel israelí e inmediaciones y la abrumadora, respuesta israelí que ha desencadenado un proceso abiertamente genocida.[1]

Hagamos un recorrido –siempre incompleto– por los puntos que enumeré como de conflicto para nuestro presente, humano, generalizado,  planetario. Eventualmente, podremos articular un orden de prioridades o una red de conexiones que nos permita visualizar elementos y causalidades comunes.

¿HACIA UNA SOCIEDAD SIN ESTADO? AUGE EMPRESARIO

Observamos una decadencia de sistemas de poder  puramente políticos; una traslación cada vez más visible de lo político a lo empresarial. A un universo empresarial altamente tecnologizado. Un tecnopoder. Y cada vez más, en ese desplazamiento, otro “interno” dentro del universo empresario, hacia una financierización creciente y cada vez más omnipresente.

El mundo empresarial no ha tenido jamás menos limitaciones o condicionamientos. En la época en que los estados nacionales gestionaban una sociedad (“su” sociedad), a lo más incorporaban la tarea empresarial regulándola. Así ocurría al menos en los estados soberanos, centrales. En los estados periféricos, forjados por el colonialismo travestido en neocolonial, cuando las oligarquías percibieron que el despojo tradicional había ido entrando en crisis, se le fue asignando al mundo empresario la tarea discrecional de nutrir las metrópolis y acumular las mayores plusvalías desde las periferias, pero blandiendo ahora las banderas de los flamantes estados nacionales.

El auge del universo empresarial dentro de lo que se llama “el capitalismo” ha significado que las tareas que antes el empresariado cumplía en algunos tramos y regiones, ahora se ha generalizado.

Lo empresario como eje de la actividad económica se contrapone a lo estatal y lo público. Y mientras esta última, al menos teóricamente, se encara como servicio (y su contracara, privilegios), el motor empresario tiene muy otro motor: el lucro y el No Limits. Ya sabemos que el lucro perfecciona el poder económico-financiero. Y la experiencia nos dice que ese poder no tiene sentido en sí (salvo el del disfrute de algunas comodidades), sino que expresa el poder de lo incontrolado, incontrolable. Sin más límite que sí mismo.

Ante la falsa igualdad que caracteriza un sistema democrático, el universo empresario es, en sí, el reconocimiento del verticalismo más radical: no hay nada menos democrático que el funcionamiento empresarial. El mundo empresario supera la monarquía más absoluta: porque aun ese extremo reconoce un orden político; el universo empresario, en cambio, atareado con otras funciones, ni siquiera advierte o le preocupa su condición política; si es verticalista u horizontalista, por ejemplo; es expeditivo.

CAMBIO CLIMÁTICO

Se habla demasiado de “cambio climático” o “calentamiento global” en general; grandes definiciones o áreas temáticas que suelen escamotear el origen de los denunciados trastornos, Hablar de cambio climático  sitúa la dificultad fuera de nosotros, en el planeta, en el orden celeste. Pero prácticamente siempre tales alteraciones, calentamientos, sequías, agotamientos, envenenamientos, inundaciones, sobrevienen por decisiones humanas. No de los humanos en general, sino en particular de los grandes consorcios que modelan la economía mundial y la economía humana en general; la agroindustria, por ejemplo, o la megaminería, o ciertas ramas de la química industrial. Porque la acción de grandes corporaciones, a menudo mucho más poderosas que los estados nacionales, es la que está detrás de las desertificaciones, los agotamientos minerales o boscosos, la pérdida de calidad del agua o la pérdida directamente del agua.

Claro que si uno habla de “cambio climático”, la presunta solución provendrá de algo sistémico, general, que es lo que pretende la burocracia onusiana con sus costosísimas conferencias mundiales sobre cambio climático, que en los hechos poco afectan la vida económica y empresarial vigente.  Si se advierte que la causa de una alteración climática es una inconducta empresarial (de las tantas que incansablemente acaecen), la medida tendría que ser mucho más acotada, pero a la vez más precisa. Se trata de lograr que los agentes contaminantes sean realmente ubicados y combatidos, y no con multas sino arruinándoles “el negocio” que afecta y enferma el ambiente y transitivamente a todos nosotros.

CENTRO Y PERIFERIA

Aunque nos quieran hacer creer que el mundo es de todos y para todos, con sus gadgets incluidos,  nuestro planeta sigue caracterizado por el universo de los ricos con sus pobres; en EE.UU., en Europa sobre todo Occidental, en algunos enclaves en todas partes; Singapur, Seúl, Buenos Aires, Ryad, Doha,  y el de los pobres con sus ricos, en casi toda África, América Central y regiones del mundo árabe, buena parte del continente nativoafrolatinoamericano, así como en el asiático.

Allí, en lo que a menudo se caracteriza como periferia o, hasta hace poco, “tercer mundo”, los jóvenes y los viejos siguen llevando la peor parte… y las mujeres, y la primera infancia. Víctimas directas de la exacción material: las grandes corporaciones transnacionales que se supone vienen a invertir y que en realidad vienen a “cosechar”; sesgada confusión de verbos…

IRREVERSIBILIDAD DEL DESGASTE DE LOS MATERIALES MÁS PRMARIOS

Nuestro planeta se va desgastando. Y a diferencia de las sociedades tradicionales, conservadores, el auge burgués, la fiebre socialista, la idea de progreso (muy burguesa, pero preservada sin solución de continuidad por el socialismo) han ido caracterizando cada vez más nuestro presente, el de la modernidad, el de la hipermodernidad.

La hybris que caracteriza nuestro presente ni repara ni entiende por qué habría de preservar nuestro hábitat. “Eso” caracterizaba a las sociedades tradicionales, paganas, primitivas…

Por ejemplo, se están haciendo planes agroganaderos, con expectativas altísimas de rendimiento financiero, sustituyendo la Amazonia por plantíos decididos por el hombre o por espacios de ganadería de enorme alcance. Tales planes no tienen problema en eliminar la última selva medible en millones de km2 (en terminar de eliminar, habría que decir más propiamente; una mucho más chica, considerada empero la segunda selva más grande del planeta, en Borneo, fue talada y desaparecida hace pocos años), Se estima que la Amazonia tiene unos 60-70 millones de años. Borrable del planeta, como si fuera un canterito de algún conde aburrido…

La cadena montañosa que proviene del Gran Macizo Central Sudamericano, que se extiende al sur y se sumerge, entrando al río de la Plata, luce su última grupa que llamamos Punta Ballena en el sudeste uruguayo. También se estima que tiene unos 65 millones de años. Unos señores munidos de sospechables títulos de propiedad (extendidos seguramente hace bastante menos tiempo) han decidido perforarla, triturarla, deshacerla, condicionar lo que vaya quedando de ese formidable promontorio que ingresa al mar durante unos 500 metros, para edificar sobre “su lomo” 27 edificios de unos 10 o 20 pisos de altura (para lo cual deberán extraer varios miles de cargas de camión de piedra molida, cortada, deshecha, sobrante, buscando hacer los cimientos). Punta Ballena es una construcción natural de roca que presenta (cada vez más, presentaba) una serie de parajes y paisajes únicos, una vegetación y fauna igualmente únicas, amén de formaciones rocosas exclusivas, incluidas las rompientes naturales.

Punta Ballena y Amazonia son apenas dos ejemplos, dos puntos, de la naturaleza que empresarios consideran necesario apropiárselos.

CATÁSTROFES

Siempre hubo y se las califica por su impacto (sorpresivo). Las que nos interesan en este recuento son las antrópicas, como Fukushima, Chernobyl,  Rio Doce o el agujero de ozono. El universo mediático habla mucho de ellas cuando sobreviene alguna, pero su tratamiento pierde centralidad a la misma velocidad con que fuera  inicialmente entrevista. Respecto de otras como la difusión de micropartículas plásticas en todos los mares, que pueden engendrar un impacto mucho mayor, a gatas se las observa justamente por carecer de “impacto”.

CONTAMINACIÓN GENERALIZADA

Este ítem no sólo está íntimamente ligado con el auge empresario sino que constituye una de sus consecuencias necesarias (y por tanto, inevitables). Porque el interés particular se agranda descargando la contaminación general “fuera del negocio”.

La contaminación generalizada es hoy innegable. Sin embargo, por décadas el mundo empresario, precisamente, estuvo negando sistemáticamente tanto el desmantelamiento como el envenenamiento, valido de “testigos” (comprados, obviamente), procurando pertrechar “la biblioteca en contra” de tales denuncias con estudios falsos o sesgados que siempre lleva mucho tiempo desmontar.[2] Pero el atropello llevado adelante por el USDA (Ministerio de Agricultura de EEUU.) en el caso de la soja dista de ser único.

Se han hecho tristemente famosas las falsificaciones de los grandes laboratorios para usar sin el menor respeto a la salud humana y a la verdad común y corriente, vacunas que han probado ser más patógenas que la afección que se invocaba neutralizar; las generadoras de autismo, por ejemplo, en niños pequeños y recordando apenas que en la reciente pandemia decretada por OMS mediante un nuevo “orden sanitario” mucho más invasivo que el anterior, hasta los laboratorios que hicieron su agosto vendiendo centenares de millones de dosis anticovid, han reconocido que el covid habría afectado más o menos por igual a vacunados y no vacunados. Si agregamos la cantidad de secuelas generadas con las vacunas (alteraciones sobre todo cardiacas), el resultado ha sido desde el punto de vista  médico más bien negativo, aunque financieramente muy a favor… de los laboratorios.

Los agrotóxicos envenenan ¿o apenas constituyen, según la jerga de los grandes laboratorios “fitomejoradores”? Todas las investigaciones sin fines de lucro han verificado los daños en la población más ligada al uso de “fitomejoradores”, aunque las declaraciones tantas veces reiteradas de Syngenta, Monsanto, Bayer, Novartis hayan insistido en la inocuidad de sus productos de maravilla.

Los plásticos, difuminándose inconteniblemente, hacen daño ¿o apenas se trata de una cuestión de higiene, de negligencia, que, por ejemplo, gigantescas máquinas tragaplásticos solucionarían en un periquete? Penosamente falso, por cuanto la erosión ha ido reduciendo permanentemente el tamaño de los objetos plásticos hasta hacerlos invisibles al ojo humano (pero no biodegradados; ése es el punto).

Esa misma invisibilidad se nos presenta como “solución final” a la superproducción y superabundancia de materiales plásticos (por ejemplo, con la estafa de los oxodegradables). La desaparición del problema a la vista humana no es la desaparición del problema. Es entonces que se acrecienta el problema. Ya se han “encontrado” partículas plásticas, invisibles al ojo nuestro, en la leche humana materna (y en todos los líquidos y fluidos que nos son propios). Biólogos norteamericanos; Theo Colborn, Dianne Dumanoski y John Peterson Myers,[3] tras años de trabajo de campo, han verificado muchos trastornos de comportamiento, sociales o físicos, claramente asociados con la presencia en nuestros cuerpos de partículas plásticas (p. ej., policarbonato). Entre los sociales, de conducta, han registrado la existencia de parejas de gaviotas que a diferencia de las naturales, siempre de macho y hembra, aparecen constituidas con dos hembras, solo que una cumpliendo el rol “tradicional” de hembra y la otra, el de macho. ¡Ni que las gaviotas se hubieran capacitado en cuestiones de género!

Entre los trastornos directamente anatómicos, estos investigadores pudieron rastrear la atrofia de penes entre cocodrilos del Misisipi, que hace a sus portadores incapaces de aparearse con hembras, aunque tal fuera su ímpetu o deseo.

Es que pocas situaciones presentan el alcance problemático que la producción y difusión de termoplásticos expresan. El sinsentido, la falsa ciencia, el espíritu de lucro o la rapacidad, la pretensión de cambio “superador” sin medir sus consecuencias sanitarias; en este caso, el haber contaminado, envenenado a todo el planeta y concretamente a todos los cuerpos vivos del planeta. Los responsables de ese estado de cosas se han negado a afrontar las consecuencias de un diagnóstico certero y de sus implicaciones letales. Porque ¿qué se puede argüir al tomar conciencia que la leche materna, la leche mamífera en general, tienen partículas plásticas? que nuestros cuerpos tienen plásticos alojados en los más diversos órganos, que asimismo, la naturaleza tiene en todos lados, en todos sus océanos microplásticos, que los peces todos tienen en sus tejidos material plástico. Y que esas micropartículas pueden generar alteraciones gravísimas en sus huéspedes.

La petroquímica debería ser enjuiciada por genocidio dado el alcance de la toxicidad de los plásticos en nuestras sociedades y en el mundo en general, enfermedades asociables con microplásticos pueden empezar a estimarse en millones de casos.

Un caso de negligencia criminal de los inversores mayores a escala planetaria, en la petroquímica, en las industrias generadoras de combustibles y plásticos y en los laboratorios y cámaras asociadas a la “colocación de productos altamente rentables”, por su producción “involuntaria” de víctimas.

 

MEDICALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD. AUGE DEL BIOWARFARE

Existe un proceso simultáneo y en cierto sentido correlativo al anterior, y es la medicalización de la sociedad, cada vez más acusada y donde la impronta del miedo se ha ido haciendo cada vez más presente. Y junto con este proceso el rasgo que entiendo más acusado es el asentamiento y señorío creciente del biowarfare.

Desde fines de la 2GM, los elencos dominantes de la única potencia que emergió triunfante e indemne de la guerra, EE.UU., sintió llegada su hora. Como la única potencia mundial, la consumación del imperio en la tierra.[4]

Desde aquel entonces, desde EE.UU., así como se ha confeccionado una red de supervisión “policial” con seis comandos que se reparten el mundo entero (Eurocom, Africom, Surcom, etcétera), apoyado en bases militares “nenúfares” (pequeñas  y móviles; más de mil en el mundo entero), así como se ha diseñado al servicio del idioma inglés una red “que todo lo ve y lo oye” en todo el planeta  –“Los 5 Ojos”–, así se ha diseñado toda una red de laboratorios extendidos también por muchos países del mundo, dedicados al cultivo de la guerra en “tubos de ensayo”.[5] Inicialmente, se trataba de manejo de enfermedades, su implantación por necesidades geopolíticas, medición de la contagiosidad,[6] pero desde hace ya unas décadas con el desarrollo de la ingeniería genética, aquella red de laboratorios ha sido sustituida o complementada por una red de decenas de laboratorios de ingeniería genética, dedicadas al cultivo de microorganismos regulables y aplicables por decisión voluntaria. Persiguiendo sobre todo la construcción de quimeras; seres vivos no naturales sino “construidos” en el laboratorio.

Algunos de tales laboratorios se han hecho “tristemente” famosos como el de Wuhan, justamente de biología sintética; en el sitio que se ubica como el del origen de la peculiar pandemia que la OMS reconoció o gestó –no sabemos bien– en 2020.  Otros laboratorios de esta estirpe han sido ubicados en Ucrania, generosamente financiados por Victoria Nuland, una halcona reconocida (y a mucha honra, dirá ella), miembro clave de la craneoteca norteamericana, que ha sido todo un pivot para el  comienzo de la nueva política “occidental” en Ucrania ante Rusia desde 2014).

Respecto del covid recientemente vivido como pandemia, han ido surgiendo voces, tanto de investigadores como de estados y hasta de los mismos laboratorios protagonistas del evento, reconociendo fallos de la versión oficial e inoperancia de los pasos tomados (cuando no franca responsabilidad en las falencias asistenciales), al punto que la última reunión mundial de la OMS, finalizada el 1 junio 2024, abdicó de la pretensión inicial de establecer una reglamento general (y único) de tratamiento de pandemias. No es por cierto un triunfo de las soberanías nacionales o locales sino un resuello de la OMS para tomar impulso e imponer su agenda; de todos modos, con la fluidez informativa actual, la OMS no las tiene todas consigo…

Ligado con desarrollos científicos en la salud, pero también en ingeniería, computación y biometría, señalemos los anuncios inminentes de INTELIGENCIA ARTIFICIAL. i. a.

Baste saber, introductoriamente que no es novedad alguna sino, nada más y nada menos, que un avance más en el ya largo proceso de ampliación de la actividades cibernéticas, automáticas, digitales, en nuestra vidas  cotidianas. Como el registro bióptico, por ejemplo.

Aunque se nos presenta como avances en nuestros conocimientos, y concomitantemente avances en nuestra disponibilidad, libertad de elegir, etcétera, en realidad se trata de avances en el conocimiento de nosotros, los humanos, como objetos.

DEL SEXO AL GÉNERO

Tal vez se lo podría considerar una arista más del capítulo anterior, pero el feminismo más visible lo considera bandera insoslayable para acabar con privilegios machistas. Aun atendiendo cuestiones reales, como la desigualdad y las relaciones de poder entre los sexos, vemos la deriva al género como una estrategia de poder y no necesariamente de las mujeres.[7] Luchando por una comprensible igualdad entre los sexos, tenemos ahora la indisimulable desigualdad entre las mujeres cis y las trans, con enormes conflictos en los deportes o en las alcobas.

EL AUMENTO EN PROPORCIÓN GEOMÉTRICA DE LOS MÁS ATROCES TRÁFICOS: DE HUMANOS, DROGAS, ARMAS,  ÓRGANOS

Permanentemente estamos recibiendo noticias del camión abandonado en un desierto con cien viajeros clandestinos encerrados… y muertos. Del tráfico incesante de afros, que abandonando el continente probablemente más devastado, con sus últimos ahorros pagan el traslado a países “ricos”, y son abandonados en pésimas chalupas a veces en el medio del mar Mediterráneo y a menudo encuentran allí la muerte. Miles al año.

Con drogas y armas, las víctimas no son ya los traficados sino los destinatarios finales.

En el caso de los órganos; córneas, riñones, pulmones, corazón, la sordidez alcanza nuevas cotas. Y apenas si nos enteramos. De una red, administrada por rabinos, recientemente, en subsuelos neoyorquinos. De la extracción de órganos a condenados a muerte en China (se investigó, hace tiempo, sobre tales extracciones en ambas Chinas, la continental y la taiwanesa).

VIOLENCIAS O GUERRAS LOCALES

Siempre han existido en las más diversas latitudes del planeta.

El estado “bélico” se presenta cargado como nunca antes desde el colapso soviético, hacia 1990. Las violencias, incluso militares, hasta ahora se habían reducido a luchas internas o fronterizas entre dos estados vecinos; lo que observamos en los últimos años, meses, es un acrecentamiento de “preparativos para la guerra”, sin precedentes recientes. Preparativos como para “una tercera guerra mundial”.

Dos violencias generalizándose; una bajo la forma de guerra entre ejércitos: en Ucrania entre Rusia y una asociación Ucrania-OTAN, y la otra, en la Franja de Gaza, del ejército israelí masacrando población civil y desarmada palestina o modo de venganza, retaliación, desquite ante un golpe de mano guerrillero palestino que resultó inusitadamente costoso en vidas humanas israelíes, sobre todo de militares copados en una toma de cuartel aparentemente sorpresiva, sin precedentes en la larga ofensiva israelí contra la sociedad palestina (exceptuando la huelga general revolucionaria y armada de Palestina, 1936-1939).

El derribo de viviendas de a miles,  desocupadas o no,  el bombardeo aéreo de ciudades palestinas, devastadas, expresando un verdadero genocidio en acción y mediáticamente a la vista de “todo el mundo” ha generado una situación inédita tan aterradora que hasta el mismo Estado de Israel, que había sorteado todas las décadas desde su fundación cometiendo una interminable serie de ataques y abusos, siempre valido de su condición de víctima-que-se-defiende, con el apoyo sesgado del Occidente rico y colonizador “más o menos ex”, esta vez fue visualizado por un amplio arco de seres humanos y sociedades, como abusivo y genocida. Habitantes, referentes políticos y gobernantes de países, como Bolivia, Colombia, España, Noruega, Turquía, Portugal, México, Sudáfrica, Brasil, Irlanda, Chile, Malasia entre otros condenan la acción mortífera israelí; y grandes sectores de la población de EE.UU., el Reino Unido, y de otros países europeos también condenan la acción genocida israelí, pese a que sus gobiernos sean cómplices del accionar israelí.

La acción desencadenada por Israel tras el golpe guerrillero no es nueva. Palestina y particularmente la Franja de Gaza ha sufrido desde hace décadas varias matanzas de miles de habitantes cada una, sin que mediaran siquiera acciones “desencadenantes” como la de Hamas del 7 de octubre de 2023.

Pero la desnudez mediática que existió ante la brutal reacción israelí parece haber agotado la paciencia o debilitado el escudo ideológico del victimismo israelí.

El sofisticado engendro etnosocial del sionismo parece haber agotado su abusado crédito  de impunidad.

GENOCIDIO A CIELO ABIERTO

Lo acontecido en la Franja de Gaza e inmediaciones a partir de la madrugada del 7 de octubre de 2023, con la respuesta en horas del ejército israelí desde una constelación mundializada de poder, con eje en Israel, pero con sus grupos de apoyo en EE.UU. y asistencia permanente desde el Reino Unido, que se está llevando a cabo, impiadosamente en la Franja de Gaza (y territorios palestinos aledaños) resulte tal vez lo más notable, e inteligirlo  nos ayude a ubicar ‘el estado (actual) del mundo’.

Hemos “alcanzado” un nuevo nivel de acción genocida. En un sentido, mucho más preocupante. Ya se había logrado un cierto asordinamiento con lo acaecido en Rwanda, donde una política genocida fue tolerada desde los ámbitos internacionales, porque no se sabía exactamente, o no se quería saber, porque cierta penumbra mediático lo fue amparando… estaba tan lejos, tan otro mundo para la mirada occidental…

Pero la política práctica israelí  no nos es desconocida; desembozadamente aceleró su ritmo y parece encontrar sus límites en la tolerancia psíquica de los contemporáneos. Árabes o judíos, ateos  o budistas, jóvenes o viejos, religiosos o futbolistas, parecen haber erigido una oleada de repulsa a lo actuado por Israel.

Llama mucho la atención que jóvenes judíos estadounidenses estén entre los primeros en el rechazo, pese a la política de pinzas de los financiadores judíos de casi todas las universidades norteamericanas, que han marcado a fuego a los protestatarios, expulsándolos de los hogares estudiantiles, de las mismas universidades y desconociendo sus currículas, a veces con varios años de estudios universitarios.

El hundimiento de la Franja de Gaza en un cerco feroz, implacable, desde que votaron “equivocados” en 2006, aislados, hambreados y hostigados, hundida material, alimentaria y sanitariamente, en medio de un silencio institucional, internacional, que permitió a los israelíes actuar a su antojo, llegando al extremo de matar a varios tripulantes de una de las naves de las flotillas solidarias con Gaza que trataban, siempre infructuosamente, de acercarles comida, abrigo, medicamentos.

El mundo, sin estructuras correctivas a su alcance, observó el aislamiento, el maltrato, el parto o la muerte de parturientas en puestos de control, el desalojo violento de sus propios hogares que pasaban a ser vivienda de judíos recién llegados, usurpadores. Palestinos. Tratados como… ni animales.

Pero con el derribo de viviendas desalojadas previamente o no, a lo largo del 7 de octubre y días sucesivos, es como si la conciencia social de nuestra presente hubiese dicho, por fin, basta. Desde octubre o noviembre de 2023 son muchas las voces que recuerdan esto que repaso y mucho más. Y que ya no lo aceptan.

Tal vez, hasta Netanyahu deba rendir cuentas. Es lo que la Corte Penal de Justicia de La Haya está analizando. Y es asimismo lo que la Corte Internacional de Justicia está asimismo analizando a partir de las acusaciones de genocidio sobre la población palestina que Sudáfrica y otros estados han impulsado contra Israel.

Tal vez Palestina no esté tan, tan sola. Y los seres humanos seamos algo más que una especie que se suicida.□

notas;

[1]   No nos atenemos a las cifras, que ya son de por sí considerables –decenas de miles de víctimas mortales– sino a la modalidad represiva: bombardeo aéreo y artillería pesada sobre viviendas civiles, barrios enteros así pulverizados con o sin sus residentes adentro. La “respuesta” israelí ha deshecho los centros poblados de la Franja de Gaza; teniendo en cuenta que el operativo guerrillero ha sido a su vez respuesta a la enorme violencia institucional israelí sobre la población palestina. Israel ha hecho invivible ese territorio. No cabe otra explicación que un cierto principio supremacista, de goce sádico: las sonrisas de desprecio que algunos soldados israelíes lucen en fotos ante la devastación, las selfies que sonrientes y satisfechas mujeres soldados se han tomado entre ruinas, dejan ver ese desprecio.

[2]    Me permito ilustrar esta labor de soborno y cooptación de la ciencia con la reacción de la OMS ante la tipificación del glifosato y la consiguiente  soja transgénica con él tratada como cancerígenos por parte del IARC (International Agency for Research on Cancer); cargos devastadores para la agroindustria y laboratorios conexos, y cómo lograron “estabilizar la nave del progreso” mediante contrainformes hechos a la medida por juntas de notables sin ninguna responsabilidad institucional, pagados por la OMS  (Analizo la secuencia en el prólogo a la segunda edición de Transgénicos: la guerra en el plato, El Abasto, Buenos Aires, 2017).

[3]     Our Stolen Future (Nuestro futuro robado), EcoEspaña Editorial, 1996.

[4]    Esa percepción, a mediados de los ’40, tendría un tropezón con la bomba de hidrógeno soviética a fines de los ’40, pero “la cuestión de las dos superpotencias” tendrá un casi sorpresivo final hacia 1990 y desde entonces, quienes dirigen los destinos de EE.UU., –que no tienen porque ser los mismos que en 1940– han retomado la percepción de aquel entonces: un unicato imperial.

[5]   Test-tube war, según la expresión habitual en la jerga del ramo en EE.UU.

[6]   En otro orden de cosas, el manejo estratégico del clima también tiene sus cultores en EE.UU. por razones geopolíticas, al menos desde la 2GM. El proyecto HAARP.

[7]   Invitamos al lector a conocer la moción que Steffen Königer, diputado alemán, presentó ante el  Branderbourg Parliament en 2016: https://www.dailywire.com/news/watch-politician-hilariously-ridicule-lefts-gender-chase-stephens.

 

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OMINOSO PRESENTE II: CLAUDICACIÓN DE HUMANIDAD

Publicada el 05/06/2024 por ulises

Palestina – Israel                  

Luis E. Sabini Fernández                                                                                                                                 26 mayo 2024

 

Pasa el tiempo e Israel parece cada vez más empecinado en la política genocida que iniciaran “suavemente” con el aislamiento cerrado a cal y canto de la Franja de Gaza [en adelante FdG] en 2005, y que reafirmaron con la Directiva Hannibal del 7 de octubre ppdo., un recrudecimiento de la violencia entre el Estado de Israel y la población palestina.

Porque, afirma la dirección sionista en la persona de su ministro militar Yoav Gallant: “son animales”, criaturas vivas pero no humanas; recogiendo la visión del judaísmo más extremista. Que un analista inolvidable, Israel Shahak, junto con Norton Mezvinski  se tomó el trabajo de darnos a conocer traduciéndolo del hebreo al inglés.[1]

La “línea general» emprendida desde Israel; aprovechar el golpe de mano palestino del 7 de octubre para arrancar de cuajo a la sociedad gazatí y su gente mediante todos sus recursos: acoso, terror, política de escasez de agua, alimentos, electricidad, movilidad y muerte, mucha muerte… queriendo hacernos creer que el copamiento del 7 de octubre fue un acto traicionero, un estallido de violencia en cielo sereno.

Nada más falso. Hamás sitúa el estado de situación de manera más certera, reconociendo la historicidad del asunto:

“En primer lugar ¿Por qué la Operación Diluvio de Al-Aqsa? 1. La batalla del pueblo palestino contra la ocupación y el colonialismo no comenzó el 7 de octubre, sino hace 105 años, incluidos 30 años de colonialismo británico y 75 años de ocupación sionista.”[2]

En rigor, Israel trata de “poner a punto” lo que establecieran para la Franja de Gaza en 2005, para “disolver” la resistencia de los palestinos: control absoluto de su producción de alimentos (malogrando suelos, restringiendo los permisos de pesca y convirtiendo así una zona de proverbial calidad alimentaria en un yermo),[3] control absoluto del ingreso de alimentos (una vez vencida la soberanía alimentaria local), igual control de cualquier otro tipo de suministros, abrigos, sanitarios, edilicios; control total del desplazamiento por enfermedades a medida que lograron quebrar la autonomía sanitaria gazatí.

Lógicamente, esta seguidilla de medidas y políticas de muerte, o promoción de la muerte (de los palestinos) califica como genocidio. Y la discusión al respecto de si Israel es genocida va perdiendo sentido, a medida que cada vez más instancias lo verifican, desde el Lemkin Institute for Genocide Prevention,[4] la mismísima ONU a través de su relatora en los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese (“Anatomía de un genocidio”) y diversas organizaciones internacionales de derechos humanos. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, también condena el uso de la inanición como política e “insta” al embargo de armas a Israel, aunque uno tiene la impresión de que tales tomas de posición, desde las poltronas de la ONU, no sobrepasan la declaración.

El Tribunal Penal Internacional (TPI) “ordena” a Israel el suministro de alimentos a Gaza “sin demora”. ¡El 29 de marzo de 2024! Seis meses después de iniciada la operación de bloqueo absoluto a la FdG, que incluía ciertamente el de alimentos.  Con innumerables asesinatos desplegados por “el ejército más moral del mundo” sobre trabajadores sanitarios, alimentarios, periodistas y matando a miles de pobladores palestinos en una más que grosera política para adueñarse de la tierra… palestina, la más que tardía respuesta onusiana es un escarnio. Esa parsimonia sólo se acompasa con la deliberada “muerte a fuego lento” decidida por Israel para con los derechos y con la vida de la población palestina.

Por su parte, La Corte Penal de Justicia de La Haya, que procura ejercer justicia con las personas físicas, con igual lentitud decidió, tras ocho meses, pedir la detención de Beniamin Netanyahu y Yoav Gallant, premier y ministro de seguridad israelíes. Y mediante una igualación quimérica y un democratismo formal y táctico, violando niveles de responsabilidad e institucionalidad, al mismo tiempo decidió la detención de jefes guerrilleros palestinos, Yahya Sinwar y Mohammed Diab Ibrahim al Masri y del conocido referente político de Hamás, Ismail Haniyeh, quien  alcanzó la primera magistratura palestina en la Franja de Gaza mediante elecciones debidamente refrendadas por veedores internacionales. Es cierto que similar argumento se podría esgrimir con Netanyahu, comandando la política genocida del estado miembro de la ONU, Israel, con el “debido” respaldo institucional. Pero aun considerando ese paralelismo, resulta jurídicamente penoso poner en el mismo plano la labor institucional pública y estatal de un estado y la de una organización constituida en la resistencia a esa misma institucionalidad.

No corresponde juzgar la voluntad de exterminio que pudiera tener un grupo de resistencia porque lo que está presente, antes, es la voluntad de exterminio de una entidad ya establecida, con todos los atributos de la legalidad internacional, que constituye la causa de la reacción de esos grupos de resistencia. Porque no podemos saber si tal resistencia adoptaría su virulencia actual si no hubiera tenido que enfrentar la voluntad exterminadora del estado institucionalmente existente.

Por eso, lo que corresponde tratar es el abordaje de la política genocida realmente existente. Y ella sí, se percibe, hasta la saciedad, en Israel. Y esto se va viendo cada vez más, desde la más cruda realidad hasta desde los organismos establecidos para atender esta problemática.

Hagamos una recorrida sucinta, desde lo más patente y directo hasta lo más elaborado.

Basta ver las selfies que complacientes mujeres soldados del “ejército más moral del mundo” se sacan ante y entre los escombros de la devastación producida con el ataque israelí bombardeando las edificaciones y las ciudades de Gaza; basta ver el bloqueo permanente a la llegada de víveres a una población sometida a hambruna por decisión política israelí, la negativa terminante israelí de que llegue a la población gazatí alimentos desde los tantos rincones del mundo que han procurado ayudar; basta ver canciones infantiles como las que niños preadolescentes cantan en un país tan militarizado como Israel;

«Somos los niños de la generación de la victoria /

el otoño cae en las playas de Gaza /

y los aviones bombardean, destrucción, destrucción /

Vemos al Ejército de Defensa /

cruzando las líneas /

para aniquilar a los que llevan las esvásticas /

en un año no habrá ya nada allí /

y podremos volver con seguridad a nuestros hogares /

en un año aniquilaremos a todos /

y podremos volver a arar nuestros campos /

Y vamos a recordar a todos /

los hermosos y los puros, /

nunca dejaremos que nuestros corazones /

olviden tal amistad /

amor santificado con sangre […]”.[5]

 

Vale la pena recordar que todos los regímenes militaristas y con alta regimentación (que siempre termina siendo mental) construyen himnos para sus jóvenes y niños; los balila fascistas, el komsomol soviético, la Hitlerjugend, entre otros.

Una verdadera educación racista de pueblo señorial (tan cara a los nazis y a tantos otros racistas, sólo que menos ostentosos y explícitos que los nazis): sembrando estos vientos en cabecitas judías aparecen tempestades como en Gaza.[6]

Pero los sionistas judíos no están solos para tomar partido por “Occidente” y “sus” verdades. Véase este título de la BBC, emisora oficial del British Empire: “La historia de la Franja de Gaza, el antiguo territorio del Imperio Otomano que los palestinos consideran ‘la mayor cárcel al aire libre’ del mundo”.

¿Son los palestinos a quienes se les antoja que la FdG es ‘la mayor cárcel del mundo al aire libre’? La decisión israelí de haberla construido ni se menciona.

”Muchos de los residentes [tácita y tácticamente están descritos entonces como no permanentes] de la FdG que estos días regresan a sus hogares sólo encuentran escombros.” Con el escamoteo informativo constante, podríamos alegrarnos de que la BBC no atribuya los escombros a los palestinos.

“Y más de 100.000 personas tuvieron que huir de sus casas en la Franja, gobernada de facto por el grupo militante Hamás.” ¿Tuvieron que abandonar sus viviendas por presión o decisión de Hamás? No exactamente: por amenaza de bombardeos y bombardeos realizados por Israel: en la augusta BBC no sólo se escamotea el motivo, sino que se induce a pensar en otro.

“Casi 800.000 personas no tenían acceso a agua potable, señaló la agencia de Naciones Unidas para la infancia, UNICEF.” ¿Y a qué se debe esa falta de acceso al agua que compasivamente registra la BBC? No es el Gran Bonete. Es Israel, que desde hace décadas administra a piacere el agua que necesitan los palestinos…. para sobrevivir. Más cara que la que consume la población israelí, sin depurar, impidiendo la acumulación de agua de lluvia, dañando o anulando depósitos… todo para fragilizar todavía más la penosa vida cotidiana… de los palestinos. No de los de Hamás. De los palestinos.[7]

Jonathan Cook, con su excelente cobertura desde Palestina, residiendo desde hace décadas en Nazaret, en el mismísimo 2023 ya se preguntaba si Occidente no sería “los malos de la película”.[8] Explicablemente, porque «Los políticos occidentales han insistido en el “derecho de Israel a defenderse”», ignorando olímpica –u occidentalmente– la historia del atropello y la política de conquista sionista sobre la sociedad palestina desde hace ya más de un siglo. Ignorando que el copamiento de Hamás no es nada más ni nada menos que el recurso desesperado, resentido y violento de palestinos que vienen siendo ultrajados, discriminados, desplazados, desalojados, martirizados, sacrificados, desde hace ya tanto tiempo y particularmente cada vez con mayor ferocidad desde 2005, con la implantación del feroz cerco a la Franja de Gaza, un asedio cada vez mayor al Jerusalén musulmán[9] y un nudo corredizo sobre los suministros a la Franja de Gaza, a la vez invadida y bombardeada como si se tratara de cuarteles y barcos de guerra y no de barrios civiles y barcazas pescadoras.

El despotismo étnico, racista y religioso de Israel, cada vez más desembozado, está a su vez amparado por lo que Alastair Crooke califica como “la bestia de la ideología occidental”,[10] que, veremos, está tan sacralizada en lo que llamamos “el mundo occidental”. Nos dice Crooke: “La categoría de ‘discurso de odio’ promulgada como ley se ha vuelto tan ubicua y fluida que las críticas a la conducta de Israel en Gaza y Cisjordania se tratan ahora como una categoría de extremismo y como una amenaza al Estado. Ante las críticas a Israel, las élites gobernantes responden con furia.” (íd.) Y además, “La dura, y a menudo violenta, represión policial de las protestas estudiantiles en EE.UU. y Europa, a raíz de las continuas masacres palestinas, expone la pura intolerancia hacia quienes expresan su condena contra la violencia en Gaza.”(ibíd.)

Y la violencia en Gaza es de todo tipo: militar clásica, bombardeando, no cuarteles, ni barcos de guerra, ni pelotones de combate, sino viviendas civiles, escuelas, hospitales, mezquitas, calles de tránsito, lugares de recreo. Philippe Lazzarini, comisionado general de la UNRWA, comisión designada por la ONU para atender los campos de refugiados palestinos, declara: “el número de niños muertos en guerras en todo el mundo en los últimos cuatro años ha alcanzado los 12.193; [el de los niños] muertos en Gaza [en los últimos seis meses] ha superado los 12.300 niños. Y resume: ‘El número de niños muertos por la violencia y el hambre alcanza en Gaza cifras aterradoras.’ [11]

Esa comisión que trabaja desde hace décadas atendiendo la dificilísima vida de los campamentos palestinos, fue acusada  en esta coyuntura por Netanyahu de ser cómplice de Hamás. La acusación fue débil; denuncian que 12 de sus trabajadores (de un plantel de varios miles) colaborarían con Hamás, pero sin pesentar pruebas; ¡como si Israel no hubiera mentido nunca! Pero la acusación sin fundamento tuvo sí efecto. Explica Chris Hedges, desde largo tiempo periodista dedicado al Cercano Oriente:

“El papel de la UNRWA en la documentación del genocidio, así como en el suministro de alimentos y ayuda a los palestinos, enfurece al gobierno israelí. El Primer Ministro Benjamin Netanyahu acusó a la UNRWA […] de proporcionar información falsa a la Corte Internacional de Justicia de la ONU. Israel, que ya tenía a la UNRWA en la mira desde hacía décadas, decidió que la agencia, que ayuda a 5,9 millones de refugiados palestinos en todo el Cercano Oriente con clínicas, escuelas y alimentos, tenía que ser eliminada.”[12]

“El mundo al revés” que dejan colar los medios masivos de incomunicación es el que expresa con ironía Philip Giraldi, otro conocido analista politico estadounidense: “Tal vez algunos se sientan sacudidos por la extraña situación de que un grupo de gente que está llevando a cabo un genocidio tengan ‘pase libre’ en los circuitos mediáticos, en tanto aquellos que tratan de frenar tales asesinatos resultan golpeados, encarcelados y en algunos casos se les llegue a negar la foja curricular que han aprobado durante hasta cuatro años de cursos secundarios o universitarios.” [13]  Se refiere a la enorme cantidad de estudiantes estadounidenses que han procurado instalar campamentos en los campus universitarios criticando las matanzas israelíes en la Franja de Gaza en particular y en Palestina en general. Cometieron además “pecado mayor”: reclamaron contra la “generosa” financiación que el lobby judío estadounidense mantiene en prácticamente todas las universidades de EE.UU., condicionando sus actividades.

¿Cómo puede Israel avanzar en una política tan descaradamente asesina de vidas civiles cualesquiera dentro de Palestina?

“No entregaríamos ayuda humanitaria a los nazis”; “no existen civiles no involucrados en Gaza”, sostiene el ministro de Planeamiento israelí Amichai Eliyahu el diario Times of Israel.[14] No fue lo único que expresó el ministro y que refleja cierto universe ideológico, como lo señala la fuente que acabamos de citar; también barajó lanzar bombas atómicas sobre territorio palestino, lo cual revelaría cierta cortedad de miras respecto de su poder contaminante. A esta altura, empero, casi lo menos significativo…

Pero Eliyahu no está solo en su mentecatez. Mike Johnson, vocero de la bancada parlamentaria republicana, nada menos, ha declarado: “La batalla en Gaza es entre el Bien y el Mal.” Así de sencillo. No hace falta precisar qué encarna el Bien.[15]

 

El desprecio. No ha sido el odio, que es lo que siente el débil ante el fuerte. Es el desprecio que el fuerte siente, junto con hastío, ante el débil (o el debilitado). Es semejante actitud la que les permite a tantos israelíes ignorar el increíble sufrimiento que han provocado en la población palestina, que tuvo “el error histórico” de vivir en la tierra que un libro, no de historia sino de religión, como la Biblia, le habría concedido a quienes serían antecesores, hace miles de años, de quienes hoy reclaman esa tierra. ¿Demasiadas condicionalidades, decurso hipotético? ¿No sería lógico albergar precaución ante tantas “certezas milenarias”?

Pero la cuestión no es abordable entre seres racionales, enormemente ignorantes, sino ante fanáticos religiosos que parten de sus certezas incondicionales, absolutas… y netas.

Volvamos a Alastair Crooke para dimensionar la cesura provocada en nuestro presente con el copamiento del 7 de octubre y la reacción israelí:

“Los errores surgen de las rigideces ideológicas subyacentes en las que están atrapados los estratos gobernantes: la aceptación de un Israel bíblico transformado que hace mucho tiempo se separó de la visión del mundo actual del Partido Demócrata estadounidense; […] y la noción de que la coerción política estadounidense por sí sola puede revivir paradigmas en Israel y Medio Oriente que desaparecieron hace mucho tiempo.”

”La noción de que se pueda imponer una nueva Nakba israelí de palestinos a la fuerza en las gargantas del público occidental y global es a la vez ilusoria y apesta a siglos de viejo orientalismo.”

”¿Qué más se puede decir cuando el senador Tom Cotton publica: «Estas pequeñas Gazas son asquerosos pozos negros de odio antisemita, llenos de simpatizantes pro-Hamás; fanáticos y monstruosos?»[16]

Un reencuentro con los Eliyahus…

Nuestro ya multicitado Crooke recoge a su vez una frase del analista hiperconservador  John Gray, que, sin embargo, mantiene un buen ojo sobre lo real:  “En el fondo, el ataque liberal a la libertad de expresión [en Gaza] es una apuesta por un poder sin control. Al trasladar el centro de decisión de la deliberación democrática a los procedimientos legales, las élites pretenden aislar sus programas sectarios [neoliberales] de la contestación y la rendición de cuentas. La politización del derecho y el vaciamiento de la política van de la mano”.

“Los judíos han estado disfrutando de una especie de impunidad desde la 2ª.GM.”[17] Sabia observación de Kevin Barrett.

Despotismo absoluto y no el vapuleado por el marxismo, oriental.

Netanyahu, Shaked, Bennett, Ben Gvir, Smotrich, Gallant, Begin, Sharon, Nuland, Albright y tantos otros (y otras) no parecen haber leído nunca a Blas Pascal. Que nos dejó una lección perdurable: “El hombre es medio dios y medio bestia, y cada vez que quiere convertirse totalmente en dios, se convierte totalmente en bestia.”

 

 

Me he permitido citar y glosar a varios periodistas, analistas, y fuentes documentarias palestinas e israelíes, procurando atender lo decisivo: un genocidio a la luz del día, que ha cambiado sustancialmente su ritmo de realización, a partir, precisamente de una acción violenta de grupos armados palestinos. Parto de la base que esa acción, de la madrugada del 7 de octubre de 2023, es apenas un capítulo de una pausada y metódica toma de tierras, que el sionismo ha encarado pacientemente desde principios del s XX y que ese derramamiento de sangre, judía, ha decidido a la plana mayor del sionismo a “acabar de una vez por todas”.

Así planteadas las cosas, tengo la impresión que estamos ante una verdadera tragedia, no ya en el obvio derramamiento de sangre, sobre todo palestina, aunque también judía, sino en su sentido escatológico, de ‘fin de los tiempos’.□

[1]  Traducido al castellano: El fundamentalismo judío en Israel, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2010.

[2]   Oficina de Prensa de Hamás, 21 enero 2024, https://drive.google.com/file/d/1GNGxrFvCDKwuRiuYyJtIvzk0GEr8vU2f/view.

[3]   Por su significado cultural, una de las “piezas mayores” de esas operaciones biocidas del sionismo en Palestina ha sido el derribo de olivos, plantas a veces centenarias y no sabemos si milenarias.

[4]   Instituto Lemkin para la prevención de genocidios, instaurado en EE.UU. en 2021, en referencia y reconocimiento a Raphael Lemkin, un judío que sufrió  muchas muertes en su familia directamente como producto de la política nazi, y que estableció en los ‘40 la definición, hoy aceptada, de genocidio.

[5]   The Friendship Song 2023. Rosenbaum Communication. Electronic Intifada / @intifada. El video fue emitido y difundido, luego borrado por @kann_news. Electronic Intifada lo retuvo y tradujo al inglés: FULL STORY: https://electronicintifada.net/blogs/ali-abunimah/watch-israeli-children-sing-we-will-annihilate-everyone-gaza.

[6]   Pocas veces tantas falsedades en tan pocas líneas; una clara muestra de lo insustancial del racismo: el primer verso muestra el deseo; las playas de Gaza, y luego, el plan; la muerte.  Las mentiras vienen en apoyo: que los atacados son nazis, y que ellos, “los buenos” podrán “volver”, es decir que quienes allí viven no podrán volver y que se asentarán los sionistas que jamás estuvieron en esas playas, y que van a arar los campos que los sionistas nunca araron: el despojo de tierras así justificado. Con sangre, desolación y terror.

[7]   https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57180604.

[8]  ‘Are we the baddies?’ Western support for genocide in Gaza means the answer is yes”. https://www.middleeasteye.net/opinion/israel-palestine-war-baddies-western-support-genocide-gaza-yes, 27 dic. 2023.

[9]   Y también a los barrios cristianos de Jerusalén.

[10]    https://www.unz.com/article/the-beast-of-ideology-lifts-the-lid-on-transformation/, 6 may 2024.

[11]    https://es.euronews.com/2024/03/13/el-numero-de-ninos-muertos-en-gaza-por-la-guerra-y-el-hambre-alcanza-cifras-aterradoras.

[12]  The Chris Hedges Report, Let Them Eat Dirt, 8 feb. 2024.

[13]   https://www.unz.com/pgiraldi/the-enemy-is-among-us/, 2 mayo 2024.

[14]  https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/guerra-en-medio-oriente-un-ministro-israeli-sugirio-la-posibilidad-de-tirar-una-bomba-atomica-en-nid05112023/

[15]  https://www.unz.com/aanglin/house-rushes-through-insane-working-definition-of-antisemitism-bill-that-says-anti-zionism-is-anti-semitism/, 2 mayo 2024.

[16]  Véase n. 10. El mismo artículo fue publicado en México, en castellano, con el sugerente título “Ante las críticas a Israel, las élites gobernantes responden con furia”, Agencia Católica de Noticias, 8 may 2024.

[17]  https://www.unz.com/kbarrett/palestine-vs-israel-there-has-never-been-such-a-clearcut-case-of-good-vs-evil/, 25 ene 2024.

Publicado en Centro / periferia, Destrozando el sentido común, EE.UU., Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder mundializado

“A 100 días del 7 de octubre de 2023…”

Publicada el 06/02/2024 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández –

Con los acontecimientos desencadenados a partir del 7 de octubre de 2023, la mayor parte de demócratas, occidentalistas, defensores de “los valores universales”, cultores del progreso, los medios de incomunicación de masas, prensa, radio, tevé, han optado casi unánimemente por el silencio, la ignorancia, esquivar el  bulto a tamaño asunto; “un genocidio en directo”, como dice José Francisco Fernández Bullón, algo sin precedentes.

Pero, inevitablemente se lo menciona. Con las cargas ideológicas, terminológicas adecuadas para neutralizar lo acontecido e, incluso, “dar vuelta” la terca realidad y, como consumados aikidokas, aprovechar los hechos en su favor.

En la  última edición del semanario Búsqueda, 18 ene 2024, una redacción anónima atiende el tema en una de sus derivaciones: “A 100 días del atentado contra Israel, el senador Gandini exige que Uruguay liste a Hamás como grupo terrorista”.

El mencionado es miembro conspicuo de la dirección política de este país, por lo cual su propuesta o “exigencia” se la puede considerar altamente representativa de corrientes significativas de opinión y/o convicción.

Examinemos el contenido de la nota, que reiteramos es anónima lo  cual seguramente permite “soltar la lengua” (o la pluma), que facilita sacar a luz opiniones, pero a la vez facilita enjuiciamientos que los firmantes hacemos únicamente bajo nuestra propia responsabilidad.

Dice la nota, en su primer párrafo, que “Hamás irrumpió en Israel y lideró una acción terrorista contra distintos objetivos en su gran mayoría civiles”. Falso. El copamiento de Hamas sobre territorios israelíes adyacentes a la Franja de Gaza (FdG), llevado a cabo con parapentes, motocicletas y una excavadora, logró alcanzar –¡oh maravillas de Allah!− algún kibutz, una fiesta rave casualmente mudada días antes a un espacio muy cercano (3 km) a la FdG. y, fundamentalmente −mediante un hábil golpe de mano estilo guerrillero− al cuartel de Israel para la FdG, con centenares de soldados o policías[1] atendiendo toda la estructura administrativa y organizativa para la región. En ese copamiento los asaltantes parecen haber tomado a buena parte del personal por sorpresa, matando a quienes apenas estaban buscando sus ropas, sus armas… Se trataba de un día feriado religioso. Los muertos estimados en el copamiento se estima en centenares (¿200, 300?). En los otros operativos llevados a cabo esa madrugada, el objetivo principal no fue matar sino “cosechar” rehenes (para poder intercambiarlos por los miles de palestinos presos, con causa judicial o sin ella).[2]

Algunos analistas (Chris Hedges, Seymour Hersh, Michel Chossudovski, Philip Giraldi y tantos otros) ponen en duda la espontaneidad del copamiento y tienden a interpretarlo como un gambito israelí, “dejándolos entrar” para poder reaccionar con empuje arrollador. Estos analistas saben de qué hablan, lo hacen desde las sociedades en que se decide; el centro planetario, y manejan fuentes que a nosotros en la periferia nos cuesta más acceder.

Volvamos al texto anónimo de Búsqueda. “Fue una masacre. Asesinaron a unas 1400 personas y otras 200 fueron secuestradas.” La primera cláusula es correcta; la segunda es falsa. Ya vimos la cruenta incursión en el cuartel. En la toma de rehenes hubo también muertos, pero aislados, por la lógica resistencia de quienes no aceptaban ser convertidos en rehenes.  Se trató de episodios particulares; algunos secuestros fueron llevados a cabo incruentamente. La tercera mortandad, otra vez masiva, se produjo con la llegada de tropas motorizadas israelíes a, por ejemplo, el escenario de la fiesta rave y en su playa de estacionamiento hacia donde se habían dirigido secuestradores con sus rehenes  y muchos participantes de la fiesta procurando escabullirse. Las huellas de la actuación de la seguridad israelí revela que con helicópteros artillados, se “peinó” el suelo, la playa de estacionamiento, los alrededores, arrasando la vida de todos los presentes, palestinos o israelíes. El estado en que quedaron muchos vehículos mostró la huella de los pesados helicópteros artillados israelíes. Los palestinos no tenían armas para provocar semejantes destrozos. Esa mortandad masiva también se estima en centenares, palestinos e israelíes casi indistintamente (hubo algún episodio en que israelíes lograron ser identificados como tales antes de ser barridos con munición pesada).

La conclusión preliminar: aunque no se pudo precisar los números al detalle, los tan reiterados ‘1400 asesinados por el Hamás’ no son tales. Ni son 1400 ni todos judíos. Israel no ha permitido ninguna investigación mínimamente independiente.

 

Pero el aspecto principal de este planteo y su gran mentira es  que la incursión de Hamás sobrevino en cielo sereno. Como una declaración de guerra artera y sorpresiva. Israel ha estado castigando de manera cruel y fríamente asesina a los habitantes de la FdG, en rigor desde 2006 (y a todos los palestinos en general). En un in crescendo atroz, cercenando las posibilidades vitales de esa pequeña región, paso a paso, cerebral, implacablemente, se neutralizó el puerto, se bombardeó el aeropuerto, se inutilizó la usina potabilizadora, se sabotearon las instalaciones de depuración de agua, se castiga todo acopio de agua,  se cuotifica la asistencia médica cuando no se puede atender en hospitales locales (se negocia cada salida sanitaria con una contraprestación de espionaje), se limita el ingreso de alimentos, de materiales de construcción, de todo lo necesario para la vida cotidiana. Para hacerlo todo más invivible.¡Desde hace 18 años!

Tenemos a la Roma del siglo xxi sitiando a la Numancia palestina. Porque, como en el caso romano, quienes se sentían dueños debieron soportar derrotas ante los porfiados gazatíes. Como en el caso del soldado finalmente liberado Shalit o cuando optan por evacuar sus colonias asentadas en Gaza tras la ocupación de tierras de 1967 (con su guerra sorpresa “de los seis días”), tras 38 años de ocupación con una veintena de colonias y unos 8000 intrusos. Que vivieron su rumbosa vida en medio del empobrecimiento generalizado de los natives.  Gastando en lavado de autos el agua que los niños palestinos no tenían para beber (un cronista italiano, Genaro Carotenuto, registró asombrado y asqueado esos contrastes).

Ya entonces decidieron los israelíes cómo iban a tratar el territorio y su gente, que les era tan hostil. Desarmaron todas sus instalaciones y abandonaron sobre el terreno todo lo que desecharon. Rompieron todo lo que no se llevaron, como las instalaciones de cultivos por goteo, eléctricas, etcétera, que los gazatíes iban a seguir privados de tener. Y esa misma noche, vuelos rasantes supersónicos, con sus estruendos ensordecedores lograron generar varios casos de enuresis en la población infantil, y

terrores nocturnos. “El carnicero” Ariel Sharon había prometido hacerles la vida imposible. Sus técnicas dejarían el proyecto Eshkol, artero pero indirecto, a la altura de un felpudo.[3]

Sigamos con la nota de Búsqueda: “Cancillería […] condena a ‘las acciones terroristas en curso contra la población israelí y [reafirma] su rechazo absoluto al terrorismo”. ¿A qué terrorismo? Porque el estado israelí ejerce terrorismo contra la población de Gaza (y palestina en general) desde hace décadas. ¿Qué es apostar francotiradores ante manifestaciones pacíficas, sin armas ni piedras, y balear en las ingles a manifestantes? Y cuándo las muertes por desangrado alcanzaron un número “inapropiado”, mantener “el trabajo” de los francotiradores cómodamente acostados en pequeñas cimas y cambiar el blanco a tobillos (generando así lisiados de por vida). ¿No es también terrorismo? ¿Y fusilar en el acto a una adolescente desesperada corriendo por la calle blandiendo una tijera común y corriente, en lugar de neutralizarla, qué es?

¿Y dejar morir a enfermos en puestos de control (los ckeckpoints que ha sembrado Israel en las calles donde transitan palestinos)? ¿Y matar a un pescador porque, tal vez siguiendo un cardumen se pasó de los 3 km de distancia de la costa a que los israelíes tienen prohibido sobrepasar? ¿Eso no es terrorismo? ¿Y matar a toda la familia porque uno de sus miembros ha ejercido un acto violento (que puede ser, según las circunstancias, un acto terrorista o un acto violento de venganza o incluso un acto justiciero)?

Si so pretexto de “perseguir para matar a un terrorista” el EdI derriba con artillería un edificio donde se lo supone alojado, y con el derribo las fuerzas de seguridad israelíes terminan matando cuatro vecinos, uno de ellos anciano y postrado, la cónyuge del buscado y sus cinco hijos, dos primos viviendo tras pared contigua (porque la población palestina jamás recibe autorización para edificar y si una familia crece debe acomodarse en la misma superficie), ¿esos seres humanos “conexos” con el presunto criminal (sobre el que pesa persecución policial sin juez independiente mediante) no sufren terrorismo?

En resumen: para apropiarse de tierras que no les pertenecían en el reino de este mundo (lo bíblico está más allá de los derechos civiles consagrados en nuestro tiempo presente; nadie pretende tierras cedidas por Visnú, Viracocha o Júpiter), los sionistas ejercen  terror. Un terror medido, con población palestina quieta; un terror sanguinario, cruel, asfixiante, con población palestina retobada.[4]

¿De qué terrorismo no quiere hablar el anónimo de Búsqueda? Hay que precisar palabras y conceptos. Y hacerse responsable por ellas.

“A más de tres meses de la invasión en territorio israelí, y en medio de una guerra declarada entre Israel y Hamás desde octubre que ha provocado  la muerte de miles de palestinos, el senador […]”.

El texto induce a pensar en una guerra, como las que hemos conocido tantas veces por los medios masivos de comunicación. Pero no hay tal. No existe una guerra entre palestinos e israelíes, ni siquiera entre Hamás e Israel.

Hay un estado que procura establecer su ley como única. Y una resistencia, de palestinos, que saben que les han arrebatado la tierra, la cultura, la vida y que se aferran con uñas y dientes a todo eso que fue SU vida, su tierra. Resisten como todos los pueblos despojados.[5]

Lo que hay entonces tras la alusión del autor anónimo a la guerra es una disposición genocida de Israel.

“Uruguay tiene que plantearse con firmeza la posibilidad de reconocer a Hamás como un grupo terrorista.” En este reclamo se ve claramente la voluntad de elegir al terrorismo que resulte criticable. Porque el terrorismo sionista, que ya fue espeluznante en la década del ’40, incluso antes, mediante acciones terroristas contra los propios judíos que no acataran los mandamientos sionistas, ese terrorismo no se tiene en cuenta. Pero sí otro terrorismo que es respuesta precisamente al sionista… Repito: se elige un terrorismo, se lo premia olvidando su carácter terrorista (que a mi modo de ver, dicho con la mayor serenidad, es mucho mayor y peor que el palestino).

“El senador recordó que en uno de sus puntos fundacionales se plantea el exterminio del pueblo judío.” Y cita, para abonar tal afirmación que el anónimo atribuye a Gandini [suponemos que correctamente] un pasaje de la Carta Fundacional de Hamás: “Israel existirá y continuará existiendo, hasta que el Islam lo destruya, de la misma manera que destruyó a otros en el pasado […].”

Pero, ¿dónde está lo del exterminio del pueblo judío? El anónimo redactor de la vergonzosa nota de Búsqueda iguala ‘el extermino del pueblo judío’ y ‘la destrucción de Israel’. Son dos afirmaciones totalmente distintas, como lo corrobora la existencia de muchísimos judíos antisionistas (como Norman Finkelstein, Ilan Pappé y tantos otros), de judíos ortodoxos antisionistas como Neturei Carta, e incluso de judíos que no aceptan semejante disyuntiva (como Gilad Atzmon, Israel Shamir) para no abundar en rabinos como el inolvidable Yeshayahu Leibovitz que definía a los sionistas liderados por Ehud Olmert o Menagem Begin como “nazisionistas”.

“Hamás invadió un país, cometió crímenes de guerra […]” Otra vez la descontextualización, la ignorancia deliberada de la historia, el aislamiento de hechos para mejor condenarlos. ¿Qué son los actos israelíes, florcillas del campo?

Como corresponde con la mejor liturgia democrática y occidental, la nota nos dice que Gandini quiere unir su moción con el homenaje  a las víctimas del holocausto judío durante la IIGM. Allí Gandini hará uso de la palabra. Y prevé atar los dos hechos. “Es inevitable el vínculo. El 7 de octubre fue el acto de exterminio contra el pueblo judío con más víctimas después del Holocausto”, señaló.

Por los datos recabados y aparecidos hasta el momento, el asesinato de “1400 civiles israelíes el 7 de octubre podría mutar en un copamiento tipo guerrillero que mató, sí, a centenares de militares o policías israelíes (y probablemente muchos combatientes palestinos también matados), y algunas decenas de civiles.

Pero más allá de las cifras (y su pretendida comparación con “los seis millones”) está la cuestión más grave, de los conceptos. Quién es el terrorista, como ya consignamos: la historia nos muestra algo muy distinto, por no decir opuesto, a la historia oficial. Como consigna Pascual Serrano: “los que luchan contra el terrorismo son los que asesinan a los trabajadores de la ONU, bombardean impunemente los edificios civiles y cortan los suministros de luz y agua a las ciudades [agrego que matan a periodistas que no estén a su servicio, quebrando el espinazo de todo periodismo]. En pocas palabras, en su ‘lucha contra el terrorismo’ Israel mata más niños palestinos que soldados mata el ‘terrorismo palestino’.” [6]

Lo que ha pasado es que el terrorismo fue arma decisiva del movimiento sionista para el establecimiento en Palestina. Y los palestinos terminaron contestando con violencia organizada y armada décadas más tarde.

Como no podía dejar de pasar, Jorge Gandini es citado al final centrándose en la figura del IHRA, una red forjada en Israel para impulsar la empatía con los judíos. La red cuenta con sus ramificaciones en 34 estados plenos y un puñado de estados observadores. “Gandini planteará que Uruguay pase de observador a miembro pleno. “Es el momento para hacerlo […].”

Si tanta fuera la sensibilidad ante el terrorismo como práctica política, no estaría de más reconocer que los primeros atentados con coches bomba en Palestina, fueron llevados a cabo por judíos, no por palestinos; y lo mismo pasa con los primeras cartas bombas, los primeros sabotajes a instalaciones industriales o de servicios públicos. También fueron los sionistas los primeros en atentar contra buses con pasajeros palestinos y en atacar a barcos.[7] Todas estas acciones fueron llevadas a cabo desde hace muchas décadas. Los palestinos encararon algunas acciones similares décadas después, cuando el agobio producido por el control sionista o israelí sobre la sociedad era ya aplastante.

Los palestinos fueron “pioneros” apenas en dos tipos de acción violenta: una suerte de hastío ante los arrebatos, expulsiones de la tierra, se convirtió en ocasiones en furia colectiva linchando a “los intrusos” [8] (1920, 1929), y las inmolaciones, con las cuales generalmente un palestino, con explosivos, procuraba acabar con la vida de judíos junto con su propia vida.

¡Hay que aprender a usar el concepto terrorismo!

 

Finalmente, apenas un apunte para romper la prédica tan occidentalista que reclama para sí la bondad, la pureza y coloca en Oriente la barbarie, la maldad y la violencia gratuita.

Nos informa Max Blummenthal, él también judío:

«Los familiares de los cautivos israelíes ya no tienen miedo de decirlo: su gobierno está matando a sus seres queridos con ataques aéreos, disparos y gases venenosos, todo para negar influencia política a Hamás: «Estamos matando a nuestro pueblo, protestan. La Directiva Aníbal está en vigor con efecto completo.» [9]

Dejamos al lector curioso que averigüe que es la Directiva Aníbal y, sobre todo, cómo y quién la aplica.

Agrego otro motivo: ¿no querrá Israel evitar un nuevo Gilad Shalit? □

[1]   Me resulta muy difícil discriminar en Israel personal (y funciones) militar y policial.

[2]   Indudablemente la causa de esta estrategia reside en la toma de un soldado israelí tomado prisionero durante la invasión a la FdG en 2005, en un cruento episodio con palestinos e israelíes muertos en el enfrentamiento. El prisionero, Gilad Shalit, permaneció como tal durante unos 4 o 5 años, y tras largas y penosas tratativas fue canjeado por 1027 palestinos, muchos retenidos sin causa ni condena, por “seguridad”. En su primera conferencia de prensa pública, sin llegar a defender a sus captores, reconoció sí, que no había sido torturado ni maltratado y que había comido normalmente durante todos esos años. Obviamente, fue su primera y última conferencia de prensa. Durante el primer o primeros dos años tras su captura, las fuerzas de seguridad israelíes hicieron incontables procedimientos, allanamientos, sin poder encontrar al prisionero. Significativamente, tales procedimientos arrojaron entre cien y doscientos palestinos matados, con lo cual quedó claro que la policía o el ejército israelí no sólo buscaba a Shalit sino especialmente buscaba castigar, y de un modo  absoluto y definitivo, −al estilo del dios de los judíos que  Netanyahu  tanto invoca− a lo palestino.

[3]  “El primer ministro israelí Levi Eshkol sugirió que los gazatíes se irían por sí mismos si Israel restringía radicalmente su acceso a los acuíferos, afirmando «Quizás, si no les damos suficiente agua no tendrán más opción, porque los huertos se marchitarán y morirán».” https://es.wikipedia.org/wiki/Franja_de_Gaza.  Los palestinos, entonces, no son  terroristas; son hombres de la tierra.

[4]   Frutilla del postre: la FdG no fue poblada en épocas bíblicas por judíos sino por filisteos.

[5]  Cuando el operativo de despojo es llevado adelante por una población diez o cien veces más numerosa que la local, y generalmente se lo hace con mejores medios de guerra, la resistencia es vencida; como pasó con la irrupción de españoles en el sur americano o de ingleses en el norte americano. Cuando la población invasora es aproximadamente igual a la desplazada, la resistencia aumenta, aunque la población invasora sea la que dispone de mejores medios militares. La derivación genocida así se agiganta.

[6]   “¿Quién decide quién es terrorista?”, https://www.lapluma.net/2023/10/31/58856/.

[7]  Véase el penoso recorrido que Mazin Qumsiyeh, cristiano, se atrevió a hacer: Compartir la tierra de Canaán, Pluto Press y Editorial Canaán, Buenos Aires, 2007.

[8]   Hay constancias de que tales “explosiones” de ira no eran del todo ciegas porque hubo casos de judíos no sionistas, asentados inmemorialmente en Palestina, que fueron protegidos por árabes palestinos de las razzias que procuraban matar a los “intrusos”.

[9]  Blummenthal es editor de The Gray Zone, https://www.google.com/search?client=firefox-b-e&q=max+blumenthal#ip=1.

 

 

Publicado en Centro / periferia, Destrozando el sentido común, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo, Poder mundializado

Uruguay: tierra de promisión, ¿pero de quién?

Publicada el 08/01/2024 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández

Uruguay soporta una ristra temible de dificultades (junto a una lista de factores de buena factura que a menudo permite, al menos a parte interesada, eludir las primeras).

Sin agotar, ni remotamente, aquéllas, una nómina apenas parcial y sin jerarquizar:

□ fragilidad demostrada en el suministro de agua potable; su abundancia y sobre todo su calidad nos ha abandonado como seña de identidad;

□ contaminaciòn de campos por una política agraria que desatiende los agrotóxicos en su condición de venenos y únicamente atiende a su condición de solucionadores de aspectos parciales (p. ej., liquidando plagas o insectos competidores);

□ aumento del endeudamiento público;

□ aumento de mortalidad anual con tasas inaceptables por su envergadura inexplicada, aunque claramente iniciada con la vacunacion del covid;

□ aumento del consumo de drogas –y su correlato inevitable; el narcotráfico− con el trastorno social que implica;

□ aumento de las tasas de homicidios (que parece estar íntimamente ligado al asunto anterior);

□ política de entrega de funciones propias del país a grandes consorcios transnacionales más bien ajenos al país (manejo del puerto principal durante doce períodos presidenciales, doce, desde no se sabe dónde), planes de enseñanza a nuestros menores cedidos a empresas que, como las pasteras, quieren reconfeccionar el país a su servicio;

□ rendición incondicional al dominio de los materiales plásticos, por ejemplo en el rubro envases cuando está totalmente demostrado que los envases de vidrio son inertes y los del plástico, en cambio “migran” (en criollo, son venenosos). Triste título: Uruguay – país sin una planta elaboradora de vidrio;

□ aumento de la obesidad y su significado subyacente; que comemos comida de inspiración estadounidense (aunque ni nos demos cuenta; por ejemplo, exceso de dulces, exceso de grasas, exceso de alimentos refinados, acompañar comida con coca-cola);

□ aumento de nuestra disonancia cognitiva: creemos saber algo que en rigor no sabemos. Por ejemplo, es habitual que automovilistas no señalen giro antes de doblar, una verdadera expresión de autismo: o que conductores de camiones o autos detengan sus vehículos, para una descarga, para un intercambio y dejen el motor en marcha. Diez minutos, veinte minutos, media hora. Si contaminar el aire con gases de la combustión es lo que solemos llamar “un mal necesario”, para viajar, para ir con el auto a un sitio donde ir a pie o en ómnibus se presenta difícil, ¿cómo denominar el contaminar gratuitamente? En nuestro país, eso, esa pregunta, no existe. ¿Hablará de  nuestra tan  invocada modernidad, de nuestra cabecita preindustrial o de nuestra ignorancia radical del cuidado ambiental?

□ muchas de nuestras ciudades están francamente sucias y el punto no son los servicios municipales o su carencia sino las conductas individuales. Las veredas permanecen con todo el baldoserío roto (haciéndose peligroso caminar por ella, sobre todo de noche y para ancianos). No me refiero a zonas con hogares modestos, sino a barrios ricos, con mansiones que no deben tener ni un baldosín roto desde la verja que separa su sagrada propiedad privada de la vereda del común, y la vereda, sí, deshecha.  El estado: ausente.

□ si la  cuestión de los desechos –desde los domiciliarios a los industriales y públicos− está a años luz de su resolución o por lo menos de un cierto encare responsable (en buena medida, porque nuestra sociedad moderna y contemporánea es una enorme generadora de desechos irreciclables), ¿por qué seguimos haciéndonos gárgaras sobre nuestro “desarrollo sostenible y responsable, sintiéndonos “a la vanguardia tecnológica y civilizatoria”?[1]

Interrumpo un listado que es muchísimo más largo.

 

Mi hipótesis es que nuestra sociedad ha soportado demasiados elogios, muchos inmerecidos, que provienen, en rigor, de una geopolítica imperial. En primer  lugar, desde EE.UU. y ampliadamente, desde el Reino Unido e Israel; que son las estructuras de poder mundializado que mayor provecho sacan de la hiperglobalización, la hipertecnologización y varias otras exaltaciones sistémicas.

Uruguay tiene algunos rasgos que lo hacen candidato: en un mundo diseñado por el colonialismo (más o menos ex) nuestro país es el más blanco, y por lo tanto “europeo”, de Sudamérica (aunque seguido de cerca, en ese orden, por Argentina y Chile).[2]

EE.UU. tiene una serie de “entes testigos” de la “actividad democrática modelo”, como Costa Rica en América Central, y justamente, nosotros, en la del Sur. Como ha sido Suiza o Noruega en Europa; Sierra Leona o Liberia en África, o Singapur y Taiwán en Asia.

Y nuestro país recibe metódicamente semblanzas, notas, artículos exaltando nuestras “virtudes”. Que tenemos. Pero que en esas descripciones ni existen o en todo caso sobrevienen en marcos conceptuales que, en rigor, no se refieren a nosotros; tampoco se visualizan los defectos que también tenemos. Y una mirada autoindulgente es siempre tentadora. Por ejemplo, se señala que tenemos partidos políticos estables, y por lo tanto confiables; una conclusión que no se desprende de la premisa, pues pasa por alto cómo los partidos existentes, al menos los mayores, se han ido adaptando al régimen político-cultural dominante, al dominio incontestado de las corporaciones transnacionales, en suma.

Y no solo semblanzas favorables suministradas mediáticamente en dosis; también “premios” como que Uruguay es el único país sudamericano que no necesita visa para ingresar al Gran Hermano. Es una comodidad, sin duda; y para muchos, un reconocimiento a nuestra calidad jurídica; hasta ese extremo puede llegar la condición de idiota (en  su sentido etimológico, en griego; quien no atiende ni le preocupa su condición política).

Analógamente, los elogios a “grados inversores”; a la seguridad democrática, más mitológica que histórica (puesto que hubo tres interrupciones, vulgo golpes de estado, durante el s  xx: 1933, 1942, 1973), suenan más bien a piropos (claro que comparado con el estilo políitico centro- y sudamericano tenemos que decir que ‘en tierra de ciegos el tuerto es rey’).

Lo que sí tiene Uruguay, lamentablemente, es la menor superficie natural de todos los países americanos. Uruguay tiene el 1% de tales superficies y el penúltimo en escasez de tales tierras, en el continente, tiene un 10%. Y de ahí en más.

Tenemos una historia específica, para nada intercambiable con la de algún otro estado. Producto de geopolíticas imperiales del s xix, con sucesivas conquistas de tierra primero españolas, luego portuguesas y sucesivamente, argentinas, brasileñas y bajo la presión de los ingleses, desgajados del virreinato platense.

El papel de los centros políticos regionales; el de origen hispano, Buenos Aires, y el de origen portugués, Río de Enero, y sus disputas, nos arrojó fuera de las formaciones políticas mayores; las que iban a resultar Argentina y Brasil. Gajos “problemáticos” como el Paraguay y la Banda Oriental (ambos sucesiva y alternadamente “amputados” de algunas de sus partes, mediante cirugía mayor o menor).[3]

Esos procesos de configuración territorial responden casi exclusivamente al siglo xix. En el siglo xx sobrevienen otros alineamientos geopolíticos ahora al amparo de  soberanías formalmente vigentes. Uruguay se va ubicando en la órbita de EE.UU. Con el impulso estadounidense de la Doctrina Monroe (1823), pero también con pensamiento propio, como el del batllismo, que hace desde principios del s xx  causa común con “la gran democracia americana” para combatir o enfrentar cualquier tutela europea. Ideólogos batllistas no ven ninguna relación desigual entre los países de origen español, pulverizados en términos de soberanía, y la gran formación política norteamericana.

 

La confluencia ideológica entre monroísmo y battlismo está hoy en día soslayada, pero ha sido históricamente relevante para nuestro país. Explica, por ejemplo, la presencia de referentes de primer orden del batllismo, como Alberto Guani, apoyando la Declaración que extendíera el canciller británico Arthur Balfour en 1917 a favor de Lionel Walter Rothschild, banquero referente de la añeja y sólida colonia judía dentro del British Empire.

¿De dónde viene esta aquiescencia hacia el presunto primus inter pares que los demócratas de países subalternos, periféricos, coloniales más o menos ex, imaginan es la relación que une a los países mal llamados latinoamericanos con EE.UU.?

Hay un cierto parecido fundacional con la ocupación europea del  “Nuevo Continente”.

Los europeos ibéricos llegados a América se sintieron con derecho a apropiarse de las condiciones de vida de los naturales de Abya Yala y de sus vidas mismas. Esclavizándolos primero y luego, destrozando a las sociedades amerindias, exterminando varones indios y amancebando mujeres.

Pero también son relevantes las diferencias: los  europeos anglos y noreuropeos también se sintieron con derechos a apropiarse de la tierra nueva, a costa, obviamente, de los pobladores que allí se encontraban, pero esta inmigración/invasión provenía de un marco ideológico distinto al latino del sur europeo: eran protestantes, cruzaron el Atlántico con sus mujeres y tenían una versión tan excelente de sí mismos y de su credo que buscaron la desaparición radical y total de los originarios (que incluso los ayudaran a sobrevivir los primeros inviernos). Para lo cual seguramente se basaron más en textos genocidas del Antiguo Testamento que en los mucho más fraternos del Nuevo al que supuestamente adherían.

No se plantearon siquiera un aprovechamiento sexual (más allá de encuentros aislados como el de la adolescente Pocahontas con el inglesito que apenas pudo convivir con ella).

Pocahontas fue la excepciòn. El exterminio fue la norma. Como de gente piadosa se trataba, encontraron un buen motivo, altamente moral: estas etnias; comanches, pies negros, osage, delawares, mohicanos, navajos, hurones, están cansadas, agotadas, enfrentando su extinción, por agotamiento. −Nada podemos hacer nosotros, recién llegados con la Biblia en ristre. Salvo precipitar lo que ya “está escrito”, puesto que nosotros con el Libro en la mano, somos, tenemos que resultar, sus herederos.

Pese a lecciones de filosofía y ética formidables, como las que recibiera al presidente estadounidense Franklin Pierce del cacique de la etnia suwamish Seattle (1855).[4]

Y la pregunta bate fuertemente en nuestros oídos: ¿cómo se constituye una sociedad nueva con el bautismo del exterminio de quienes habitaban antes esos mismos territorios? Cuántos grados de mala fe y subterfugios agrupará esa nueva conciencia que apenas se está instalando? ¿Cómo se constituye una nueva idiosincrasia en consonancia con el nuevo hábitat encontrado, mejor dicho conquistado; ¿qué son los nuevos habitantes que han  desplazado parcial o totalmente a quienes allí vivían, que ahora devienen dominados, exterminados?

No parece un tejido social balsámico, regenerador. Más bien el almácigo de muchas tensiones y violencias.

Las que tenemos. Las que sufrimos.

En EE.UU. en los últimas décadas, tal vez después del gran sacudón de los 58 mil muertos en Vietnam (estadounidenses, porque los muertos vietnamitas se estimaron en dos millones, es decir 40 veces más….), se ha ido configurando en cierto sentido, una nueva mentalidad, no sé si autocrítica, pero al menos más cauta respecto del anterior intervencionismo y consiguientes despotismos.

Pero aun así, los dirigentes estadounidenses, sin mayores diferenciaciones partidarias, siguieron produciendo guerra en el planeta, en sus más diversos rincones, ya sea motu proprio o actuando al servicio del lobby sionista que tiene enorme control sobre el gobierno y la seguridad de EE.UU. Revelando así el negocio −principal− de la guerra. El revés vietnamita no barrió la ideología militarista, en todo caso, parece haber modificado la táctica guerrera; ahora EE.UU. procura evitar estar en la primera línea, pero las guerras (siempre por lo mismo; las materias primas) continúan: Irak, Siria, Libia, Sudán, Yemen y, con una carga de ideología salvacionista, cada vez más necrofílica, en  Palestina.

Volvamos a nuestro país. Como penosa prueba de nuestra sumisiòn internacional, el gobierno de la Plaza Independencia anuló la compra de lanchas guardacostas chinas. El asesoramiento para tal decisión  provino de EE.UU. Un buen ejemplo de esa política de elogiar a nuestro país; los elogios del general Cornish.[5]

Uruguay, en su red de relaciones preferenciales con EE.UU. fue invitado a operar como depósito, toilette, dormitorio y cocina de los destacamentos militares estadounidenses que necesitan vituallas en la región. Satelización militar –un viejo sueño de militares norteamericanos; convertir al Uruguay en Guantánamo platense−.[6]

 

Y el mundo sigue andando. Pasamos de 2023 a 2024. Nuestras autoridades ni siquiera advierten que una matanza de miles de seres humanos mediante bombardeos a zonas urbanas, está operando con total impunidad e impudicia, desde hace ya tres meses. Desde hace mucho no se hacían estos asesinatos en masa con total normalidad y silencio del impasible concierto mediático.

Nos referimos, obviamente, a la cuestión palestina. A lo sumo, interesan los datos de la violencia ejercida por Hamas (deshistorizando casi un siglo de represión y muerte ejercida por el sionismo y reacciones ocasionalmente violentas, casi siempre desesperadas, de palestinos); los medios de incomunicación de masas registran sí, dos soldados israelíes matados, otro civil israelí muerto,  pero no aparecen los datos de todos los muertos –miles de palestinos− aplastados vivos con los bombardeos o rescatados, en general ya muertos, de entre los escombros de las edificaciones derribadas; mujeres, viejos, hombres, bebes… esto último no aparece, por lo tanto no interesa, por lo tanto no existe. Mediáticamente. □

 

[1]  He llegado a un lugar donde se exhibe toda una galería de tachos para restos diferenciados: vidrios, plásticos, metales, papeles y cartones, restos alimentarios, restos indiferenciados, y al proceder a poner “mis” restos en los respectivos tachos, leyendo escrupulosamente las indicaciones, personal del sitio, como apenado, me dijera: −no se moleste, cuando vienen a recoger, se lo llevan todo junto. Uruguay escaparate.

[2]  La carta neoliberal y proimperial del aspirante a judío converso Javier Milei, en Argentina, procurará ese primer puesto de blancura, occidentalismo y dominio anglonorteamericano para la gran potencia sureña, pero su ascenso al estrellato es demasiado reciente para homologar algo al día de hoy.

[3]  En general, los despojamientos han sido efectuados desde los centros regionales con aspiraciones protagónicas; Buenos Aires, Río de Enero, como el despojo del Ibicuy al Uruguay por parte del Imperio do Brasil en 1851 o el arrebato de Formosa al Paraguay por parte de Argentina tras la “Triple Alianza”, en 1865, o la teoría de “la costa seca”, que el canciller argentino Estanislao Zeballos les “otorgara” a Paraguay y a Uruguay con fronteras acuáticas con la Argentina a principios del s xx. También desde poderes extrarregionales se han llevado adelante acciones de despojo, como con el archipiélago de las Malvinas, pero en ese caso, el conflicto de soberanías, intereses y poderes es tan imbricado, que merece un tratamiento aparte.

[4] De lo cual se conservan versiones traducidas al inglés, recogidas décadas después, por testigos que se declararan presenciales (Ted Perry, “Doctor” Smith). Seattle no entiende cómo se puede vender (o comprar) tierra.

[5]   https://semanariolaprensa.com/visita-del-mayor-general-cornish-demuestra-la-solidez-de-las-relaciones-militares-entre-estados-unidos-y-uruguay%ef%bf%bc/.

[6]   Sería bueno rememorar que cuando Honduras pasó a ser zona de abastecimiento de tropas estadounidenses, una serie de fenómenos que no calificaría de agradables se fueron diseminando por ese desdichado país: prostitución, incluida infantil, distintas enfermedades, embarazos indeseados y un penoso etcétera.

 

Publicado en Centro / periferia, EE.UU., Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Uruguay, Uruguay. Qué hacer

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