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del planeta, la sociedad y cada uno…

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Categoría: ecología

La población humana del planeta: ¿1000 o 1500 millones u 8000 millones?

Publicada el 19/08/2025 - 19/08/2025 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Fritz Haber, alemán, judío (1868-1934) fue un químico laureado con el Nobel en 1918 por sus hallazgos para la obtención de nitrógeno aislado (1909), lo que fue la puerta de acceso para su uso como nutriente de las plantas (de cultivo, crecientemente exigidas por el aumento del consumo y el de población).

Otra investigación que Haber llevó adelante fue la formación de gases tóxicos, inicialmente basados en cloro, con fines militares. Haber convirtió aquella investigación en victoria militar  cuando en 1915  –la 1GM ya totalmente desatada–provocó numerosas muertes en los contendientes (franceses, canadienses y argelinos), en Bélgica casi en la frontera con Francia.[1]

Frederick Soddy, inglés (1877-1956) fue un químico laureado con el Nobel en 1921, por sus investigaciones en radiactividad.

El uso de gases tóxicos como armas mortales en la 1GM le produjo a Soddy tales problemas de conciencia con su propia formación profesional que lo llevó a abandonar la química y reenfocar sus investigaciones en un área del conocimiento francamente distinta: la economía.

Lo cual lo dejó en varias líneas de “fuego”, por cuanto los economistas se sintieron muy desafiados por sus osados planteos y procuraron remitirlo a la química. El choque con “la gremial”, celosa de su quintita, no le permitió  desplegar su formidable frescura y originalidad, pero así y todo, adelantó conceptos vinculados con la ecología, la termodinámica, la entropía, que no empezarán a transitarse en la economía académica  sino décadas después.

La estrechez de miras es una constante de los colegiados profesionales dedicados a cultivar una disciplina; a menudo hay que romper esos cercos desde afuera; es lo que vemos hoy con la salud, su crisis y la medicina (y su propia crisis).

Su crítica a la economía de la época fue cáustica y terminante: “Estamos gastando y acabando en décadas, en un par de siglos a lo sumo, lo que al planeta le llevó millones de años acumular en depósitos de carbón, petróleo y gas”; vivimos una dispendiosidad energética sin precedentes en la sociedad humana.”

Le tocó también ser contemporáneo con el despegue progresivo de las finanzas respecto de la economía y se aferró a entender el mundo material en términos económicos, de existencias, sospechando que las finanzas no podían ser sino un instrumental de apoyo, resistiendo su creciente protagonismo. Soddy consideraba que las finanzas no podían constituir el fundamento de economía alguna; a lo más, simbolizaban, transferían poderes y bienes del mundo real y material a un orden de intelección, necesariamente más, mucho más, simbólico, problemático y engañoso.

Su rechazo, mejor dicho su desconfianza hacia el “mundo financiero” le significó una suerte de exilio o autoexilio entre los economistas de su época.

Las instituciones dominantes le han concedido a Fritz Haber las mejores críticas y las más fuertes objeciones. En  rigor, por cuerdas bastante separadas: crítica a sus gases venenosos; los mejores plácemes a sus descubrimientos aislando nitrógeno: el puntapié inicial para los fertilizantes sintéticos de uso generalizable en la agricultura.

Hasta entonces, era sobre todo la agricultura orgánica, reforzada por los ciclos vitales que convierten en abono las  deyecciones animales (incluidas obviamente las humanas) lo que conocíamos para la agricultura.

Había un fertilizante extraordinario por el cual se cruzaba los mares para obtenerlo: el guano, el sedimento de deyecciones e incluso huevos malogrados y restos de aves que, por ejemplo, se había ido acumulando, durante tiempo inmemorial en el archipiélago de las Galápagos (y en otras islas o islotes con rica población avícola).

Pero el uso creciente del guano fue haciendo desaparecer sus depósitos y la agricultura a gran escala, empezó a estar en peligro.

Siguiendo una vez más la línea del progreso y el hallazgo de Haber; aislar el nitrógeno para su aplicación directa a la agricultura (por cuanto es uno de los fertilizantes básicos del reino vegetal)  se encaró la fertilización química del suelo, abriendo el camino a  la “revolución verde”, con epicentro en EE.UU., a la sazón “la” principal sociedad nacional del planeta, la que marcaba el ritmo de los desarrollos tecnológicos principales.

La opción de la agricultura orgánica, circularizando los ingredientes y componentes de nuestros alimentos, fue desechada por… trabajosa.

Si ahora ponemos unas gotas de nitrógeno, de fósforo, de potasio y ¡abracadabra!: tenemos  inaugurado el cuerno de la abundancia!

¡Las aprensiones de un Soddy abandonadas en el basurero de la historia “gracias” al ingreso triunfal a la era dorada del tecnooptimismo!

Tras la llamada “Revolución Verde” y su invitación inicial a la abundancia que creíamos sin trabajo y, sobre todo, sin secuelas, hemos ido, lentamente empezando a advertir cada vez más, señales de que “algo anda mal”, algo anduvo mal, algún camino erramos… aunque el tecnooptimismo, ya sea marxista o tecnócrata-corporativo, nos dirá: ¡no importa; es gracias a los errores que avanzamos!

La presencia de residuos antes inimaginables empezó su sigilosa pero infatigable expansión por nuestros ríos, bosques, mares, pero también en nuestros cuerpos. La tierra, el aire, todo tomado. Se multiplicaron los sitios repositorios finales y todavía más los transitorios. Y todo fue quedando… en todas partes. Los océanos se han convertido en basureros. Y los ancestrales habitantes del mar en sus involuntarios anfitriones (siempre mal llamados huéspedes).

Incluso, ante tan desolador como inesperado panorama, el tecnooptimismo no ha cedido: los humanos estamos para aprender de nuestros errores y superarnos. Siempre.

¿Siempre?  Tal vez sí, la sociedad hipercapitalista, hiperconsumista, egocentrada, egoísta, progresivamente estéril, pueda conocer el Santo Grial. Concedamos el beneficio de la duda. Pero la historia de diversas sociedades humanas fenecidas  nos dice otra cosa.

Como la maya,  la rapanui, la egipcia  o la asiria. No parecen haberse salido con la suya. Para ni mencionar todas las sociedades destruidas por humanos ajenos a esa sociedad y que, llegados como extraños, han arrasado a “los naturales”.[2]

Como está pasando hoy, año 2025 D.C., con los judeosionistas arrasando a Palestina y a los palestinos (o lo que va quedando de ellos y sus tierras, con la devastación iniciada  –al comienzo “suavemente·”–  hace aproximadamente un siglo).

Haber y Soddy expresan dos actitudes diametralmente opuestas en la relación con la ciencia y la  técnica, tan íntimamente unidas entre sí.

Soddy me resulta casi atávico; sed por conocimientos ancestrales, enorme respeto a la vida, tanto que cuando su profesión sirve para construir un agente masivo de muerte, rompe con su profesión, una profesión que le había dado no sólo sentido a su vida, había expandido su conocimiento y hasta  –hecho excepcional– le había dado éxito, fama, reconocimiento.

Haber, en cambio, parece encarnar, la confianza absoluta en el poder, en el desarrollo científico, para la paz o para la guerra. Desentendiéndose de cualquier costo, incluso  trágico: su misma novia se inmola contra el invento de Haber que permite matar masivamente. Ni siquiera el amor, tan directo, desvió a Haber de su versión, de su poder, de su fama.[3]

El poder, los diversos escaños del poder, usan los dos aportes de Haber: Alemania usará el gas de cloro como arma de guerra. Y post mortem  otra potencia, ahora única (o casi), EE.UU., construirá los fertilizantes sintéticos, dejando a un lado la idea de los ciclos naturales y los eternos retornos, característicos de la agricultura orgánica. Aunque para hacer efectiva la producción agropecuaria con fertilizantes químicos hubo que incorporar cada vez más biocidas para evitar el aumento de plagas (de ácaros, gusanos, insectos, proliferación de microorganismos). La Revolución Verde se estableció para mayor gloria de las empresas entonces agroindustriales y poco después de bioingeniería, con la irrupción de los alimentos transgénicos.

  A la luz de la crisis alimentaria y sanitaria que está corriendo por nuestros campos y ríos y por nuestros cuerpos y venas, entiendo cada vez más perentorio preguntarnos adónde vamos.

Porque cuando la humanidad con sus desarrollos científicos y culturales había logrado afirmar la salud, arrinconar la enfermedad, en las últimas décadas, nos vemos enfrentando  enfermedades de origen ambiental como nunca antes.

Porque la fertilidad humana enfrenta una crisis como nunca antes (y en este “paquete” tenemos que reseñar lo que entendemos también una crisis de la sexualidad).

Porque las crisis psíquicas entre nosotros los humanos, parecen alterarnos como nunca antes.

Si las empresas transnacionales de la alimentación nos otorgan alimentos patógenos o insanos, si la medicina y su hermana gemela la industria farmacéutica son iatrogénicas  (en sospechosa correspondencia con dividendos nunca tan altos para esa rama de la industria), si la obesidad es la enfermedad de nuestro tiempo, y si las sociedades de nuestro presente, y fundamentalmente las de los países enriquecidos, toleran con llamativa indolencia un genocidio a cielo abierto, con los mass media informando las 24 horas para que todos podamos registrar el horror, la indiferencia, la impotencia  –que cada quien elija el casillero en que se encuentra– eso significa, significará que muy pronto no nos podremos tolerar a nosotros mismos.

Las preguntas se agolpan:

¿Hicimos bien pasando en los albores de la hipermodernidad de unos 1500 millones de habitantes planetarios a 8000 millones en siglo y medio basándonos en un tecnooptismismo sin límites o sin siquiera tener en cuenta en que ciclo nos hallábamos?

¿Hicimos bien tolerando el trasiego de buena parte de nuestro equipamiento habitacional a una plastificación generalizada que la rama petroquímica erigió con fruición, primero en nuestros hogares e inmediatamente después tirándolos a suelos y mares  (y al bolsillo las pingües ganancias) donde reposan como micropartículas plásticas arruinando los fondos  marinos, y también alojándose en los órganos digestivos y vitales de tantos animales, incluidos nosotros mismos, que siempre hemos estado afanándonos por separarnos de “la naturaleza”?

Dije mal “la petroquímica”: fueron los industriales plásticos, petroquímicos, con nombre, apellido y lucro, los que nos arrinconaron, colmándonos con sus nuevos servicios. Recuerdo, como periodista, enfrentar a fabricantes de envases contaminantes, que eludían el tema con impecable mala conciencia o apostaban a buenas medidas médicas  para subsanar (lo insubsanable). Las placentas, incluidas las humanas de quienes aún optan por la maternidad, ya tienen micropartículas plásticas.

No sabemos, y no tienen porque ser todas cancerígenas, pero sí sabemos que los cánceres son alteraciones de nuestras corporalidades, ¿por qué no tendría semejante acopio en nuestros organismos que generar cancerizaciones?

Sabemos que las afecciones, a la piel, a los intestinos, a los nervios, se multiplican en nuestras sociedades actuales; ¿cómo no vamos a creer que tiene que ver con las más recientes transformaciones que procesamos a través de una modernización galopante, sesgada y patógena?

Hay ya una profusa cantidad de investigaciones que nos ponen alerta. Aunque, lleguen casi siempre un poco tarde.

Los que con ligereza o deshonestidad intelectual, suelen hablar de “la guerra  en Gaza”, plantearán de inmediato la opción genocida al escuchar hablar de 1000 o 1500 millones en lugar de 8000 millones. Y van a ponderar el genocidio, prestos a denunciarlo, como de 6500 o 7000 millones. Porque hay precisamente privilegiados actuales que postulan reducir la sobrecarga de población humana actual a dimensiones “ideales” (demógrafos al estilo Giovanni Sartori).

Nada más alejado de mi abordaje. Que discurre por la epistemología, la  historia. Y no a operar demográficamente con nuestro presente. Porque la política de los neoneomalthusianos hoy procura “salvar” a los privilegiados de siempre, matando       –según sus cálculos– a los que “sobran”.

Como congénere, no acepto ninguna opción genocida. Atiendo al decrecimientismo. Y nuestra interrogante es: ¿seguiremos el trillo en una noria planetaria o tendremos el coraje cívico, ético, intelectual, de decir basta (aunque ya no sepamos si es “a tiempo”)? □ 


[1]  Como para complejizarlo todo, Haber estaba en pareja con otra profesional, la primera doctora en química en Alemania, que combatía toda la investigación y producción de gases venenosos con fines militares. Y el conflicto fue tal con su cónyuge que cuando Fritz pone en marcha su ataque con gases en lo  que hoy se denomina batalla de Ypres, su esposa, Clara Immerwhar, en protesta, se suicida.

[2]   Podría ser el caso del Egipto faraónico, ocupado y satelizado por Roma, en expansión.

[3]   Podríamos decir que Fritz Haber era un apasionado en su sentido etimológico: pasivamente relacionado con su invento, su profesión, su fama, su ego. En rigor, y a diferencia de Soddy, no habría sido dueño de sus actos, sino su esclavo. ¿Un preanuncio de las relaciones de poder que la modernidad establece con los titulares de su progreso?

Publicado en Agronecrófilos, Ciencia, ecología, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Sociedad e ideología

¿REFRENDAR O NO REFRENDAR? (That’s the Question)

Publicada el 05/03/2025 - 21/03/2025 por luissabini

Los trajines de Neptuno Arazatí en Uruguay

por Luis E. Sabini Fernández

El gobierno del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou que cesó sus funciones formal y plenamente el 1º. de marzo 2025 no alcanzó a consumar un contrato con la u.t.e., unión transitoria de empresas compuesta por SACEEM, FAST, Berkes y CIEMSA, durante lo       que denominaré su período de mandato pleno. Contra todos los prejuicios, presupuestos y presuntas garantías que teníamos la mejor agua  del mundo,[1] en 2023, una sequía (que ni siquiera fue históricamente la peor), dejó a casi todo el país sometido a tener que consumir agua “bebible” ya que no potable.

Nadie quiso comprobar públicamente si este destrato a la población, a la sociedad, por la crisis de abastecimiento de OSE, por falta de agua potable, estaba relacionado con una disposición reciente que legalizara la toma de nuestra  agua de consumo público por parte de centenares de productores dedicados a la agricultora  industrial (de soja transgénica y otros productos rentables mediante uso ingente de agrotóxicos).

El cimbronazo ha sido fuerte. Y así como algunos reflotaron la dejada a un lado represa en Casupá, otros reforzaron la idea del negocio de proveer agua a la población desde… el río de la Plata. Como la idea no era exactamente ideal, la u.t.e.  procuró hacerla aceptable, tragable, potable o al menos bebible, mediante la creación de un lago artificial de agua dulce que compensase el carácter semisalino del Río de la Plata (como sabemos, nuestro río al sur −que no es técnicamente un río sino un estuario− tiene, por su propia estructura, agua dulce o agua salada, dependiendo de las corrientes, a veces desde ríos arriba, a veces desde el océano Atlántico).

La misma idea del lago suplente es enrevesada. Ignorando hasta lo más craso en materia de ingeniería acuática, se lo quiso llamar pólder (por el lustre de la ingeniería holandesa en el rubro, aunque se trata de una masa de agua que cumpliría exactamente lo opuesto de un pólder). Primero se lo imaginó “flotante” en el medio del estuario; luego se lo proyectó en tierra, cerca de la costa platense –denotando tanteos e ignorancias−, robando escasas tierras (Uruguay no es Argentina o Brasil), valiosas para la agricultura, la apicultura o la granja).[2]

Esa u.t.e. encontró que la crisis abonaba su proyecto. Estábamos en 2023, agosto, poco más de un año atrás, y evidentemente, pese a la aquiescencia del gobierno de Lacalle con el proyecto, con su política de apostar a los malla oro −de los cuales Alejandro Ruibal, el namberuán de SACEEM es sin duda modelo ejemplar− no se llegó a tiempo para firmar contrato dentro de lo que designé “mandato pleno” del gobierno de Lacalle.

Con las elecciones de octubre de 2024, advino un nuevo gobierno frenteamplista. Entonces se inició ese anómalo período que en Uruguay es increíblemente largo (hasta casi 5 meses) en que sigue gobernando el que pierde las elecciones.[3]

El gobierno saliente tiene todas las potestades para rematar, terminar proyectos de su período. Pero resulta políticamente inaceptable inaugurar políticas en ese interregno. Lacalle firmó el contrato con la sociedad anónima que la u.t.e. que ya sabemos constituyó, denominada consorcio Aguas de Montevideo[4] en ese cuestionable lapso.

Ha sido tan poco clara, incluso poco democrática, esta superposición de funciones; un  tamaño negocio cerrado por un gobierno que ya no está en funciones plenas, que hasta un hiperconservador comunicador como Emiliano Cotelo advirtió la beligerancia de Lacalle cerrando el trato en este curioso “limbo gubernamental” (que al parecer los países procuran estrechar, salvo Uruguay).

El 23 ene 2025 se firmó el contrato por Arazatí. Así lo anunció el diario argentino Ámbito financiero: “Las 5 claves del cuestionado proyecto. El Poder Ejecutivo avanzó con la firma del contrato a través de OSE con el consorcio Aguas de Montevideo, pese a los cuestionamientos desde el gobierno entrante. El contrato fue firmado entre OSE e Infraestructura Arazatí S. A.”.[5]

Es una firma peculiar. No soy jurista Desconozco los aspectos procedimentales. Pero me llama la atención: todo un proyecto nacional que embreta al país en casi mil millones de dólares, aparece firmado por la u.t.e por un lado, presentada como flamante sociedad anónima y por el otro, OSE. ¿Ni siquiera el P. E. N.?

Se abren hipótesis: ¿atropellada y despedida pícara de LLP o gambito frenteamplista cediendo la firma “al otro”? La invocación de Orsi a ”un orden basado en reglas” que Biden nos ha mostrado hasta el hartazgo que sirve proteger a los privilegiados del planeta, no ayuda…

Nahir Curbelo, ambientalista y vocera que iba a entregar una carta al actual gobierno y al entrante en representación de unas 150 organizaciones o redes ambientalistas y de cuidado de la salud, comentó que en dicha reunión estuvo un representante de Aguas de Montevideo. Y dijo: “Nos sorprendió. Nosotros habíamos avisado que íbamos a entregar esta carta y surge esa reunión muy rápidamente. No esperábamos que la empresa estuviese presente, ya que no corresponde. Se supone que están haciendo una transición entre dos gobiernos, y una empresa no tiene nada que hacer en ese encuentro”.[6]

Hay un viejo dicho, sabio: “Dime qué no puedes criticar y te diré dónde está el poder”. Podemos agregar un corolario: “Dime quien está presente sin que le corresponda y te diré quién tiene el poder”.

Los firmantes de la carta advierten que en el trámite para aceptar o rechazar el proyecto de hacernos tomar agua del Río de la Plata se ha dejado de lado la salud. “Debería haber estado el Ministerio de Salud Pública”.[7]

Difícil que un gobierno para mallas oro pueda atender las necesidades de la población en general ni de nuestra sociedad, que no es una corte del rey Midas. Un gobierno donde contadores ejercen el ministerio que tendría que atender lo ambiental, nos da la impresión que siempre va a ser más “sensible” a “las cuentas” que a la maltrecha naturaleza.

Pero me atrevo a hacer un comentario a los Ruibal, a los Bouvier, a los Lacalle, que incluye a los Orsi: somos cada vez más los que vemos el camino sin salida de los negocios sin fin, de las rentabilidades que prosperan en los puros dividendos en desmedro de nuestro hábitat.

La versión grotesca del negocio la tenemos con los hermanos Milei, al otro lado del río. Otra versión igualmente grotesca, la tenemos aquí, entrecasa, con vacas numéricas, caravanas, y muchas macanas.

Pero el lucro “legal”, la privatización de tierras de grandes extensiones, la privatización de nuestras aguas territoriales, también nos está matando.□

notas:

[1] La ministra Eneida de León (21 feb. 2016) llegó a presumir que Uruguay tenía agua potable de calidad superior a la de Suecia. http://www.espectador.com/sociedad/331588/eneida-de-leon-la-ministra-de-vivienda-que-devino-en-ministra-del-agua

[2] Falta nomás que algunos creativos procuren establecerlo en el aire, ahora con tanto proyecto muskiano, planetario e interplanetario, con tanto arribo a la luna, con tanto dron danto vueltas.

[3] En Argentina, el período entre comicios y cambio de mando varía entre mes y mes y medio, dependiendo de que haya balotaje o no; en EE.UU., es también de alrededor de un mes; en Suecia, apenas de dos semanas.

[4] Una designación que refuerza la vieja y bien criticada macrocefalia capitalina. Esa designación es geográficamente incorrecta, por cuanto la regulación del agua potable desde Aguas Corrientes y OSE sobrepasa con mucho a Montevideo y a los montevideanos.

[5] Buenos Aires, 25 ene 2025.

[6] https://www.lamañana.uy/actualidad/el-gobierno-saliente-se-alista-para-firmar-el-contrato-con-arazati-y-el-entrante-examina-el-proyecto

[7]  Nodo ¡Acá el Neptuno No!

Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, ecología, Uruguay, Uruguay. Qué hacer

Contaminación omnipresente: un límite planetario olvidado

Publicada el 04/02/2025 - 04/02/2025 por raas

El número 166 de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global publica en su sección A Fondo un artículo de Joan Benach y Ferrán Muntané como pese a los múltiples y duraderos efectos nocivos para la salud humana y ambiental, la contaminación química y la alteración antropogénica de los flujos biogeoquímicos son unos de los problemas ecológicos más subestimados.

Por Joan Benach* y Ferran Muntané**
Fulhem
06-09-2024

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Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, Ciencia, Conocimiento, ecología, General, Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Política, Salud. Y enfermedad

¡La bolsa o la vida!

Publicada el 23/01/2025 - 05/03/2025 por luissabini

Distribuida el 16 ene 2025. Subida aquí: 23 ene 2025

NUESTRO TERRITORIO MAL… DONADO

por Luis E. Sabini Fernández

Carlo Goldoni, hace más de tres siglos, redondeó una commedia dell’arte inolvidable, Servir a dos amos; la  historia y las cabriolas del protagonista para atender a dos amos, a veces con intereses dispares, y sobre todo, para atenderse a sí mismo; un “muerto de hambre” modelo siglo xviii.

El intendente fernandino Enrique Antía, Mr. Simpatía, el de la eterna sonrisa, ha superado ampliamente esa duplicidad del protagonista goldoniano –“Truffaldino, que puede traducirse al español como Fraudolent” (según wikipedia)−.

Antía, atraído no sabemos por cuáles atractores, tiene estrechísima vinculación con CIPEMU (Comité Israelita Punta del Este, Maldonado, Uruguay), que desde su no muy remoto origen ha ido estrechando sus vínculos con Israel, visible en los contratos que la autoridad política de Maldonado ha establecido con empresas israelíes vinculadas a la seguridad (compra de cámaras de vigilancia… para evitar robos; preocupación que parece vertebral entre los forjadores de CIPEMU).

Pero no solamente esa actividad, empresaria, nos muestra CIPEMU. Un lado sustancial de su actividad es pedagógica, el International College, todo un semillero de futuros dirigentes o población alfa más. Sus veladas al aire libre, a la orilla del mar en el verano puntaesteño, con damas desplegando sus ropas talares, apuntan al mundo ideal que imaginan.

Entre bambalinas, CIPEMU despliega su poder ideológico o de policía del pensamiento, cuidando que Mr. Simpatía no se exceda en sus sonrisas y por ello, en su momento, le señaló la inconveniencia de autorizar sesiones de un congreso de docentes de historia, en salones del gobierno fernandino.

La razón en ese caso, fue sagrada: CIPEMU percibió que dichos docentes eran antisemitas, o al menos que entre dichos docentes había antisemitas. Y CIPEMU declara luchar contra el antisemitismo. La verdad de la milanesa es que CIPEMU no acepta críticas a Israel (es fácil: toda crítica a Israel es antisemita según las instrucciones del IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance) en castellano, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, que ha dictaminado que está de más toda aporte histórico que ponga en entredicho la historia oficial del Holocausto. Así que chau investigación.

A la vista de la violencia claramente genocida del Estado de Israel, un estado condenado hasta desde la mismísima ONU, Antía ha desplegado su vuelo político: “Reivindicó los ataques de Israel sobre la Franja de Gaza.“ (https://ladiaria.com.uy › maldonado › articulo › antia-r…, 5 ene 2025).

Pero a la vez, tal vez imaginándose ecuánime, ha agregado: que «apoya todos los intentos de paz» (ibíd.). Y mostrando su persistente bizquera, Antía apostrofa: “Israel tiene derecho a defender a sus familias.” (ibíd.) ¿Se defiende a sus familias asesinando colectivamente a miles de bebés de la población a la que se quiere despojar de sus tierras (y junto con los bebés, sus hermanitos, sus padres, madres, tíos, primos, abuelos)?

Por lo visto, la piedad de Antía alcanza a los torturadores sionistas y a sus familias, pero nada le queda para los palestinos victimizados desde hace tanto tiempo (es el conflicto más largo, cronológicamente, de nuestro tiempo).

Antía tiene otras facetas, no todo lo que brilla es CIPEMU.

Cuando una empresa argentina, quiso convertir la rocosidad  de Punta  Ballena en asiento de centenares de viviendas, en edificios de altura para “pasar a cobre” el extraordinario valor paisajístico y geológico del lugar (único en nuestra geografía, que no es la de un Canadá o una Rusia euroasiática con la superficie de sus millones de km2…), fue únicamente el rechazo de la sociedad local la que permitió arrinconar primero el proyecto, que fue finalmente desechado, sin participación a la vista del sr. Intendente.

Antía tiene sus miras: fomentar la implantación de asentamientos argentinos, lo que resulta a la larga, entregar la tierra a ajenos.

En Maldonado, con la “administración” Antía, ahora mismo, se está intentando entregar tramos de costa a extranjeros (lamentablemente no es el único caso; vimos años atrás, otros intentos, como el del expresidente José Mujica, con las ”granjas marítimas”).

Empeñado en venderlo todo, se está ahora plasmando la concesión de 700 viviendas sobre la minúscula Laguna del Diario, arruinando un exquisito lugar que ornitólgos califican como de parada y descanso de aves migratorias, que resulta un entorno sumamente agradable de la costa oriental de nuestro país. Queremos suponer que con exquisita delicadeza la intendencia proveerá algún otro sitio de descanso para las aves, a las que se les informará en idioma castellano, sitio que dispondrá de comida perfectamente balanceada para aves y hasta con primorosos bebederos con alguna bebida cola, siempre fresca y, sobre todo, saludable.

Dijimos que Antía supera el número dos que nos recordaba Goldoni. Antía no sólo ha generado una alianza de la cual apenas arañamos la superficie (porque el Estado de Israel tiene una dimensión oculta enorme, incomparable respecto de su lustrada superficie tecnológica y de su sórdida política de mano dura), no sólo parece empeñado en estimular negocios con Israel y con inversionistas argentinos, regalando el territorio para que sus empresas lleven a cabo sus emprendimientos como si fuera  en “tierra conquistada”.

Parece resuelto a vender todo el territorio a su alcance despojándolo de “obstáculos”.

Ya hemos visto como el cerro San Antonio está siendo parcelado y vendido mediante la participación de inmobiliarias privadas (que no sabemos de dónde extraen sus derechos de propiedad, aunque imaginamos, claro, que “todo es legal”), como si se tratara de una manzana urbana más y no de un monte perteneciente a la naturaleza y a la fauna y flora locales.

Últimamente ha declarado con descaro que jamás ha estado de acuerdo con el proyecto de los edificios gigantes que inversionistas, con el signo de pesos en las pupilas, habían proyectado encima de Punta Ballena, usurpando y trastornando las riquezas naturales de nuestro país.

A esta altura tales declaraciones suenan más bien a “que las uvas están verdes”.

Porque persistentemente ha criticado a quienes procuran cuidar el ambiente, a estudiar los arenales, las dunas, las corrientes marinas, los cerros y la fauna y flora autóctonas. Son gente molesta, ‘fábricas de impedir’ ha dicho.

Para los negocios, obviamente.

Y tiene razón, don Enrique. Hay un cierto conflicto entre la salud, el cuidado del ambiente, la alimentación, y los negocios.

El problema sobreviene cuando quien es votado para cuidar la salud, el ambiente, la alimentación de los habitantes, opta por cuidar… los negocios.□

ACLARACIÓN PARA LECTORES AJENOS AL URUGUAY.

El subtítulo juega con el nombre del territorio que gobierna el señor cuyas andanzas examinamos: Departamento de Maldonado.

Publicado en Argentina, ecología, Poder, Uruguay

¿QUIÉN DECIDE ACERCA DEL AGUA EN NUESTRO PAÍS?

Publicada el 08/01/2025 - 09/01/2025 por luissabini

ELEMENTAL WATSON…

por Luis E. Sabini Fernández

Todo período democrático de gobierno –el establecido entre elecciones para votar (gobierno, precisamente) puede y debe dividirse, o particionarse, entre el tiempo en que el gobierno de turno tiene el futuro abierto y el período en que mantiene las funciones pero ya ha sobrevenido sucesor, es decir luego de realizado el acto eleccionario para el nuevo período de gobierno.

Normalmente, el primer período es el más largo y el que se puede considerar propiamente  de gobierno y en el ritmo uruguayo actual excede largamente los cuatro años y medio. El segundo tramo o período, es el que ejerce el gobierno –que se puede designar como “de salida”− cuando ya se han realizado las elecciones y se mantiene en funciones hasta el “cambio de mando”.

En Uruguay, con cierta lentitud que algunos confunden con aplomo, se trata de unos cuatro o cinco meses.  Casi medio año. En otros países, la transición es, con lógica, más rápida; en Argentina, no llega a dos meses y en algunos casos, mediando balotaje, apenas pocas semanas; en Suecia, el gabinete se reconstituye  tras elecciones, cada tres años,  en cuestión de semanas; en EE.UU. −lo estamos viendo−, ese período es de unos dos meses.

Lo de Uruguay, no será por la vastedad del territorio y menos todavía por su envergadura poblacional…

 

Si en el período principal es el gobierno el responsable de las decisiones, de sus decisiones, en el período que designamos como “de salida”, la responsabilidad de gobierno cambia de carácter, sobre todo si el gobierno recién elegido no es continuación del vigente.

Cuando un gobierno se encuentra en período de salida, es comprensible que siga ejerciendo el gobierno sobre las actuaciones en curso, las aprobadas. Pero es totalmente nocivo, tóxico,  que en ese periodo inaugure proyectos a largo plazo condicionando al gobierno que ya está elegido. Proyectos que insuman años, incluso sobrepasando el período de gobierno que está por asumir, deberían contar con la mayor sustentación…

Si un gobierno, en su período de salida ejerce semejante conducta, por ejemplo, suscribe acuerdos que ya no atenderá y que obligará a atender al siguiente, se puede calificar como un acto de casi usurpación o al menos de abuso –político, institucional−. Como un “golpecillo de estado”, hecho con la picardía que nos es lamentablemente tan −diríamos− constitutiva.

El caso “Neptuno”, redenominado Arazatí, es un buen ejemplo.

Frente a la crisis del agua de 2023, más rápido que corriendo, una U.T.E. (unión transitoria de empresas) armó un proyecto para proveer de agua a Montevideo y a los uruguayos en general recurriendo a una fuente absolutamente contaminada, ajena a todo tipo de limpieza más o menos natural. Apostando exclusivamente a depurar, filtrar la montaña de detritus que el estuario platense contiene como receptáculo de las corrientes interiores de América del Sur de la cuenca Paraná-Uruguay (la segunda mayor del continente, detrás de la amazónica). Se trata de corrientes, de ríos, absolutamente “tomados” por la agroindustria basada en contaminantes. Como además, el estuario recibe también agua en sentido contrario, desde el Atlántico, amén de las “agrocontaminaciones”, contiene una salinidad inaceptable para toda potabilización (encima de una carga de contaminantes que los océanos han ido acumulando a causa de la relación que el homo economicus ha ido estructurando con la naturaleza).[1]

El “remedio” ante este otro obstáculo ha sido presentar un lago suplente, ocupando una buena tajada de terreno cercano a la costa, despojando una vez más tierra arable y apta para actividades pecuarias, como la fruticultura, la agricultura, las crías granjeras o la apicultura, o la ganadería lechera o cárnica. En un país que es un paisito.  Donde no sobra tierra. Un lago artificial [2] que técnicos de diversas disciplinas ya han adelantado tendrá todos los inconvenientes del agua estancada; algas  tóxicas, cianobacterias…

Ventajoso proyecto empresarial, que le permitiría embolsar a la U.T.E. varios centenares de millones de dólares en unos años de pingües ganancias.

 

No se puede menospreciar la capacidad empresarial de inventarse tareas. Pero no es eso lo que necesita la sociedad uruguaya, como muchos informes técnicos ya lo han ido señalando.

Uno, brindado a los gobernantes recién elegidos  en forma de “Carta abierta” por más de una veintena de investigadores y docentes de cátedras de salud, cuidado ambiental y sanitario; −la “craneoteca” con que cuenta el país en estos aspectos− cuestiona claramente el proyecto. Normalmente, cualquier gobierno tomaría en cuenta semejante dictamen en lugar de aceptar una propuesta empresaria que sabemos movida por el lucro y no por la salud ambiental.[3]

Que el gobierno saliente, el señor Luis Lacalle Pou, se embandere con semejante oportunidad empresaria revela sus preferencias, una opción  ideológica en suma.

En el documento presentado por los investigadores se señala, por ejemplo, una dificultad (diríamos al ritmo de nuestro inolvidable Bartolomé Hidalgo): “la necesidad de implementar procesos de potabilización complejos, actualmente no disponibles en nuestro país, muy costosos y que conllevan riesgos concretos para la salud pública”.

Otro pasaje de la Carta abierta atiende la cuestión de la materia fecal en el estuario platense: “A la contaminación por materia orgánica actual, se suma el aporte del nuevo emisario subacuático de la cuenca del Riachuelo Matanza de Buenos Aires, que colectará efluentes […] de más de 4 millones de personas, adentrándose 12 km en el Río de la Plata. Este emisario se encuentra en las etapas finales de su construcción

https://www.aysa.com.ar/sistema_riachuelo.  Como lo afirmó Alem García, presidente de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP): ‘es una necesidad imperiosa’ que Uruguay realice un monitoreo de las aguas del Río de la Plata luego que el emisor comience a funcionar. El incremento de contaminación fecal en el Río de la Plata (que ya es alta) exigirá tratamientos de cloración más importantes. Esto, sumado a la presencia de materia orgánica en el estuario, aumenta el riesgo de formación de sustancias de reconocida toxicidad.”

Remitimos al lector curioso a la lectura de toda la Carta Abierta y a incursionar en las observaciones que han planteado diversos vecinos y referentes de la sociedad civil de la zona del proyecto; Arazatí, Ecilda Paullier, Rafael Perazza.

 

El episodio nos está mostrando la ligereza con que se toman decisiones de enorme trascendencia basadas en argumentos que empresas no desinteresadamente formulan.

Somos un país que nos tragamos una gasificadora que no anduvo, un aerocarril que se hundía en el mar entre la isla de las Gaviotas y la costa montevideana, un proyecto celulósico que definieron otros…  como aceptando sin reflexión cualquier “volada”. Y si “nos salvamos” del proyecto Aratirí, de extracción de hierro, no fue por nuestra capacidad de resistencia, sino porque la empresa Zamin Ferrous, que lo patrocinaba,  lo desechó por escasa rentabilidad.

¿Vamos a seguir las iniciativas provengan de donde provengan, aceptando temperamentos, intereses, proyectos ajenos?□

[1]  Sin ir más lejos, la presencia urbi et orbi de microplásticos, ya actuantes en los órganos de peces, en sus suculentas carnes, en los crustáceos y en la leche materna humana, por ejemplo.

[2]  Pólder, invocan sus “inventores”.  Solo que el original holandés se aplica exactamente al revés: terreno ganado al mar y convertido a la agricultura y aquí se lo quitamos a la agricultura para llenarlo de agua.

[3]  CARTA ABIERTA, Montevideo, 10 de diciembre de 2024, dirigida a la presidencia y vicepresidencia recién electos.

Publicado en Agronecrófilos, Ciencia, Destrozando el sentido común, ecología, Para salir del repollo, Salud. Y enfermedad, Uruguay, Uruguay. Qué hacer

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