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Categoría: ecología

¿REFRENDAR O NO REFRENDAR? (That’s the Question)

Publicada el 05/03/2025 - 21/03/2025 por luissabini

Los trajines de Neptuno Arazatí en Uruguay

por Luis E. Sabini Fernández

El gobierno del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou que cesó sus funciones formal y plenamente el 1º. de marzo 2025 no alcanzó a consumar un contrato con la u.t.e., unión transitoria de empresas compuesta por SACEEM, FAST, Berkes y CIEMSA, durante lo       que denominaré su período de mandato pleno. Contra todos los prejuicios, presupuestos y presuntas garantías que teníamos la mejor agua  del mundo,[1] en 2023, una sequía (que ni siquiera fue históricamente la peor), dejó a casi todo el país sometido a tener que consumir agua “bebible” ya que no potable.

Nadie quiso comprobar públicamente si este destrato a la población, a la sociedad, por la crisis de abastecimiento de OSE, por falta de agua potable, estaba relacionado con una disposición reciente que legalizara la toma de nuestra  agua de consumo público por parte de centenares de productores dedicados a la agricultora  industrial (de soja transgénica y otros productos rentables mediante uso ingente de agrotóxicos).

El cimbronazo ha sido fuerte. Y así como algunos reflotaron la dejada a un lado represa en Casupá, otros reforzaron la idea del negocio de proveer agua a la población desde… el río de la Plata. Como la idea no era exactamente ideal, la u.t.e.  procuró hacerla aceptable, tragable, potable o al menos bebible, mediante la creación de un lago artificial de agua dulce que compensase el carácter semisalino del Río de la Plata (como sabemos, nuestro río al sur −que no es técnicamente un río sino un estuario− tiene, por su propia estructura, agua dulce o agua salada, dependiendo de las corrientes, a veces desde ríos arriba, a veces desde el océano Atlántico).

La misma idea del lago suplente es enrevesada. Ignorando hasta lo más craso en materia de ingeniería acuática, se lo quiso llamar pólder (por el lustre de la ingeniería holandesa en el rubro, aunque se trata de una masa de agua que cumpliría exactamente lo opuesto de un pólder). Primero se lo imaginó “flotante” en el medio del estuario; luego se lo proyectó en tierra, cerca de la costa platense –denotando tanteos e ignorancias−, robando escasas tierras (Uruguay no es Argentina o Brasil), valiosas para la agricultura, la apicultura o la granja).[2]

Esa u.t.e. encontró que la crisis abonaba su proyecto. Estábamos en 2023, agosto, poco más de un año atrás, y evidentemente, pese a la aquiescencia del gobierno de Lacalle con el proyecto, con su política de apostar a los malla oro −de los cuales Alejandro Ruibal, el namberuán de SACEEM es sin duda modelo ejemplar− no se llegó a tiempo para firmar contrato dentro de lo que designé “mandato pleno” del gobierno de Lacalle.

Con las elecciones de octubre de 2024, advino un nuevo gobierno frenteamplista. Entonces se inició ese anómalo período que en Uruguay es increíblemente largo (hasta casi 5 meses) en que sigue gobernando el que pierde las elecciones.[3]

El gobierno saliente tiene todas las potestades para rematar, terminar proyectos de su período. Pero resulta políticamente inaceptable inaugurar políticas en ese interregno. Lacalle firmó el contrato con la sociedad anónima que la u.t.e. que ya sabemos constituyó, denominada consorcio Aguas de Montevideo[4] en ese cuestionable lapso.

Ha sido tan poco clara, incluso poco democrática, esta superposición de funciones; un  tamaño negocio cerrado por un gobierno que ya no está en funciones plenas, que hasta un hiperconservador comunicador como Emiliano Cotelo advirtió la beligerancia de Lacalle cerrando el trato en este curioso “limbo gubernamental” (que al parecer los países procuran estrechar, salvo Uruguay).

El 23 ene 2025 se firmó el contrato por Arazatí. Así lo anunció el diario argentino Ámbito financiero: “Las 5 claves del cuestionado proyecto. El Poder Ejecutivo avanzó con la firma del contrato a través de OSE con el consorcio Aguas de Montevideo, pese a los cuestionamientos desde el gobierno entrante. El contrato fue firmado entre OSE e Infraestructura Arazatí S. A.”.[5]

Es una firma peculiar. No soy jurista Desconozco los aspectos procedimentales. Pero me llama la atención: todo un proyecto nacional que embreta al país en casi mil millones de dólares, aparece firmado por la u.t.e por un lado, presentada como flamante sociedad anónima y por el otro, OSE. ¿Ni siquiera el P. E. N.?

Se abren hipótesis: ¿atropellada y despedida pícara de LLP o gambito frenteamplista cediendo la firma “al otro”? La invocación de Orsi a ”un orden basado en reglas” que Biden nos ha mostrado hasta el hartazgo que sirve proteger a los privilegiados del planeta, no ayuda…

Nahir Curbelo, ambientalista y vocera que iba a entregar una carta al actual gobierno y al entrante en representación de unas 150 organizaciones o redes ambientalistas y de cuidado de la salud, comentó que en dicha reunión estuvo un representante de Aguas de Montevideo. Y dijo: “Nos sorprendió. Nosotros habíamos avisado que íbamos a entregar esta carta y surge esa reunión muy rápidamente. No esperábamos que la empresa estuviese presente, ya que no corresponde. Se supone que están haciendo una transición entre dos gobiernos, y una empresa no tiene nada que hacer en ese encuentro”.[6]

Hay un viejo dicho, sabio: “Dime qué no puedes criticar y te diré dónde está el poder”. Podemos agregar un corolario: “Dime quien está presente sin que le corresponda y te diré quién tiene el poder”.

Los firmantes de la carta advierten que en el trámite para aceptar o rechazar el proyecto de hacernos tomar agua del Río de la Plata se ha dejado de lado la salud. “Debería haber estado el Ministerio de Salud Pública”.[7]

Difícil que un gobierno para mallas oro pueda atender las necesidades de la población en general ni de nuestra sociedad, que no es una corte del rey Midas. Un gobierno donde contadores ejercen el ministerio que tendría que atender lo ambiental, nos da la impresión que siempre va a ser más “sensible” a “las cuentas” que a la maltrecha naturaleza.

Pero me atrevo a hacer un comentario a los Ruibal, a los Bouvier, a los Lacalle, que incluye a los Orsi: somos cada vez más los que vemos el camino sin salida de los negocios sin fin, de las rentabilidades que prosperan en los puros dividendos en desmedro de nuestro hábitat.

La versión grotesca del negocio la tenemos con los hermanos Milei, al otro lado del río. Otra versión igualmente grotesca, la tenemos aquí, entrecasa, con vacas numéricas, caravanas, y muchas macanas.

Pero el lucro “legal”, la privatización de tierras de grandes extensiones, la privatización de nuestras aguas territoriales, también nos está matando.□

notas:

[1] La ministra Eneida de León (21 feb. 2016) llegó a presumir que Uruguay tenía agua potable de calidad superior a la de Suecia. http://www.espectador.com/sociedad/331588/eneida-de-leon-la-ministra-de-vivienda-que-devino-en-ministra-del-agua

[2] Falta nomás que algunos creativos procuren establecerlo en el aire, ahora con tanto proyecto muskiano, planetario e interplanetario, con tanto arribo a la luna, con tanto dron danto vueltas.

[3] En Argentina, el período entre comicios y cambio de mando varía entre mes y mes y medio, dependiendo de que haya balotaje o no; en EE.UU., es también de alrededor de un mes; en Suecia, apenas de dos semanas.

[4] Una designación que refuerza la vieja y bien criticada macrocefalia capitalina. Esa designación es geográficamente incorrecta, por cuanto la regulación del agua potable desde Aguas Corrientes y OSE sobrepasa con mucho a Montevideo y a los montevideanos.

[5] Buenos Aires, 25 ene 2025.

[6] https://www.lamañana.uy/actualidad/el-gobierno-saliente-se-alista-para-firmar-el-contrato-con-arazati-y-el-entrante-examina-el-proyecto

[7]  Nodo ¡Acá el Neptuno No!

Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, ecología, Uruguay, Uruguay. Qué hacer

Contaminación omnipresente: un límite planetario olvidado

Publicada el 04/02/2025 - 04/02/2025 por raas

El número 166 de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global publica en su sección A Fondo un artículo de Joan Benach y Ferrán Muntané como pese a los múltiples y duraderos efectos nocivos para la salud humana y ambiental, la contaminación química y la alteración antropogénica de los flujos biogeoquímicos son unos de los problemas ecológicos más subestimados.

Por Joan Benach* y Ferran Muntané**
Fulhem
06-09-2024

Seguir leyendo «Contaminación omnipresente: un límite planetario olvidado» →

Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, Ciencia, Conocimiento, ecología, General, Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Política, Salud. Y enfermedad

¡La bolsa o la vida!

Publicada el 23/01/2025 - 05/03/2025 por luissabini

Distribuida el 16 ene 2025. Subida aquí: 23 ene 2025

NUESTRO TERRITORIO MAL… DONADO

por Luis E. Sabini Fernández

Carlo Goldoni, hace más de tres siglos, redondeó una commedia dell’arte inolvidable, Servir a dos amos; la  historia y las cabriolas del protagonista para atender a dos amos, a veces con intereses dispares, y sobre todo, para atenderse a sí mismo; un “muerto de hambre” modelo siglo xviii.

El intendente fernandino Enrique Antía, Mr. Simpatía, el de la eterna sonrisa, ha superado ampliamente esa duplicidad del protagonista goldoniano –“Truffaldino, que puede traducirse al español como Fraudolent” (según wikipedia)−.

Antía, atraído no sabemos por cuáles atractores, tiene estrechísima vinculación con CIPEMU (Comité Israelita Punta del Este, Maldonado, Uruguay), que desde su no muy remoto origen ha ido estrechando sus vínculos con Israel, visible en los contratos que la autoridad política de Maldonado ha establecido con empresas israelíes vinculadas a la seguridad (compra de cámaras de vigilancia… para evitar robos; preocupación que parece vertebral entre los forjadores de CIPEMU).

Pero no solamente esa actividad, empresaria, nos muestra CIPEMU. Un lado sustancial de su actividad es pedagógica, el International College, todo un semillero de futuros dirigentes o población alfa más. Sus veladas al aire libre, a la orilla del mar en el verano puntaesteño, con damas desplegando sus ropas talares, apuntan al mundo ideal que imaginan.

Entre bambalinas, CIPEMU despliega su poder ideológico o de policía del pensamiento, cuidando que Mr. Simpatía no se exceda en sus sonrisas y por ello, en su momento, le señaló la inconveniencia de autorizar sesiones de un congreso de docentes de historia, en salones del gobierno fernandino.

La razón en ese caso, fue sagrada: CIPEMU percibió que dichos docentes eran antisemitas, o al menos que entre dichos docentes había antisemitas. Y CIPEMU declara luchar contra el antisemitismo. La verdad de la milanesa es que CIPEMU no acepta críticas a Israel (es fácil: toda crítica a Israel es antisemita según las instrucciones del IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance) en castellano, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, que ha dictaminado que está de más toda aporte histórico que ponga en entredicho la historia oficial del Holocausto. Así que chau investigación.

A la vista de la violencia claramente genocida del Estado de Israel, un estado condenado hasta desde la mismísima ONU, Antía ha desplegado su vuelo político: “Reivindicó los ataques de Israel sobre la Franja de Gaza.“ (https://ladiaria.com.uy › maldonado › articulo › antia-r…, 5 ene 2025).

Pero a la vez, tal vez imaginándose ecuánime, ha agregado: que «apoya todos los intentos de paz» (ibíd.). Y mostrando su persistente bizquera, Antía apostrofa: “Israel tiene derecho a defender a sus familias.” (ibíd.) ¿Se defiende a sus familias asesinando colectivamente a miles de bebés de la población a la que se quiere despojar de sus tierras (y junto con los bebés, sus hermanitos, sus padres, madres, tíos, primos, abuelos)?

Por lo visto, la piedad de Antía alcanza a los torturadores sionistas y a sus familias, pero nada le queda para los palestinos victimizados desde hace tanto tiempo (es el conflicto más largo, cronológicamente, de nuestro tiempo).

Antía tiene otras facetas, no todo lo que brilla es CIPEMU.

Cuando una empresa argentina, quiso convertir la rocosidad  de Punta  Ballena en asiento de centenares de viviendas, en edificios de altura para “pasar a cobre” el extraordinario valor paisajístico y geológico del lugar (único en nuestra geografía, que no es la de un Canadá o una Rusia euroasiática con la superficie de sus millones de km2…), fue únicamente el rechazo de la sociedad local la que permitió arrinconar primero el proyecto, que fue finalmente desechado, sin participación a la vista del sr. Intendente.

Antía tiene sus miras: fomentar la implantación de asentamientos argentinos, lo que resulta a la larga, entregar la tierra a ajenos.

En Maldonado, con la “administración” Antía, ahora mismo, se está intentando entregar tramos de costa a extranjeros (lamentablemente no es el único caso; vimos años atrás, otros intentos, como el del expresidente José Mujica, con las ”granjas marítimas”).

Empeñado en venderlo todo, se está ahora plasmando la concesión de 700 viviendas sobre la minúscula Laguna del Diario, arruinando un exquisito lugar que ornitólgos califican como de parada y descanso de aves migratorias, que resulta un entorno sumamente agradable de la costa oriental de nuestro país. Queremos suponer que con exquisita delicadeza la intendencia proveerá algún otro sitio de descanso para las aves, a las que se les informará en idioma castellano, sitio que dispondrá de comida perfectamente balanceada para aves y hasta con primorosos bebederos con alguna bebida cola, siempre fresca y, sobre todo, saludable.

Dijimos que Antía supera el número dos que nos recordaba Goldoni. Antía no sólo ha generado una alianza de la cual apenas arañamos la superficie (porque el Estado de Israel tiene una dimensión oculta enorme, incomparable respecto de su lustrada superficie tecnológica y de su sórdida política de mano dura), no sólo parece empeñado en estimular negocios con Israel y con inversionistas argentinos, regalando el territorio para que sus empresas lleven a cabo sus emprendimientos como si fuera  en “tierra conquistada”.

Parece resuelto a vender todo el territorio a su alcance despojándolo de “obstáculos”.

Ya hemos visto como el cerro San Antonio está siendo parcelado y vendido mediante la participación de inmobiliarias privadas (que no sabemos de dónde extraen sus derechos de propiedad, aunque imaginamos, claro, que “todo es legal”), como si se tratara de una manzana urbana más y no de un monte perteneciente a la naturaleza y a la fauna y flora locales.

Últimamente ha declarado con descaro que jamás ha estado de acuerdo con el proyecto de los edificios gigantes que inversionistas, con el signo de pesos en las pupilas, habían proyectado encima de Punta Ballena, usurpando y trastornando las riquezas naturales de nuestro país.

A esta altura tales declaraciones suenan más bien a “que las uvas están verdes”.

Porque persistentemente ha criticado a quienes procuran cuidar el ambiente, a estudiar los arenales, las dunas, las corrientes marinas, los cerros y la fauna y flora autóctonas. Son gente molesta, ‘fábricas de impedir’ ha dicho.

Para los negocios, obviamente.

Y tiene razón, don Enrique. Hay un cierto conflicto entre la salud, el cuidado del ambiente, la alimentación, y los negocios.

El problema sobreviene cuando quien es votado para cuidar la salud, el ambiente, la alimentación de los habitantes, opta por cuidar… los negocios.□

ACLARACIÓN PARA LECTORES AJENOS AL URUGUAY.

El subtítulo juega con el nombre del territorio que gobierna el señor cuyas andanzas examinamos: Departamento de Maldonado.

Publicado en Argentina, ecología, Poder, Uruguay

¿QUIÉN DECIDE ACERCA DEL AGUA EN NUESTRO PAÍS?

Publicada el 08/01/2025 - 09/01/2025 por luissabini

ELEMENTAL WATSON…

por Luis E. Sabini Fernández

Todo período democrático de gobierno –el establecido entre elecciones para votar (gobierno, precisamente) puede y debe dividirse, o particionarse, entre el tiempo en que el gobierno de turno tiene el futuro abierto y el período en que mantiene las funciones pero ya ha sobrevenido sucesor, es decir luego de realizado el acto eleccionario para el nuevo período de gobierno.

Normalmente, el primer período es el más largo y el que se puede considerar propiamente  de gobierno y en el ritmo uruguayo actual excede largamente los cuatro años y medio. El segundo tramo o período, es el que ejerce el gobierno –que se puede designar como “de salida”− cuando ya se han realizado las elecciones y se mantiene en funciones hasta el “cambio de mando”.

En Uruguay, con cierta lentitud que algunos confunden con aplomo, se trata de unos cuatro o cinco meses.  Casi medio año. En otros países, la transición es, con lógica, más rápida; en Argentina, no llega a dos meses y en algunos casos, mediando balotaje, apenas pocas semanas; en Suecia, el gabinete se reconstituye  tras elecciones, cada tres años,  en cuestión de semanas; en EE.UU. −lo estamos viendo−, ese período es de unos dos meses.

Lo de Uruguay, no será por la vastedad del territorio y menos todavía por su envergadura poblacional…

 

Si en el período principal es el gobierno el responsable de las decisiones, de sus decisiones, en el período que designamos como “de salida”, la responsabilidad de gobierno cambia de carácter, sobre todo si el gobierno recién elegido no es continuación del vigente.

Cuando un gobierno se encuentra en período de salida, es comprensible que siga ejerciendo el gobierno sobre las actuaciones en curso, las aprobadas. Pero es totalmente nocivo, tóxico,  que en ese periodo inaugure proyectos a largo plazo condicionando al gobierno que ya está elegido. Proyectos que insuman años, incluso sobrepasando el período de gobierno que está por asumir, deberían contar con la mayor sustentación…

Si un gobierno, en su período de salida ejerce semejante conducta, por ejemplo, suscribe acuerdos que ya no atenderá y que obligará a atender al siguiente, se puede calificar como un acto de casi usurpación o al menos de abuso –político, institucional−. Como un “golpecillo de estado”, hecho con la picardía que nos es lamentablemente tan −diríamos− constitutiva.

El caso “Neptuno”, redenominado Arazatí, es un buen ejemplo.

Frente a la crisis del agua de 2023, más rápido que corriendo, una U.T.E. (unión transitoria de empresas) armó un proyecto para proveer de agua a Montevideo y a los uruguayos en general recurriendo a una fuente absolutamente contaminada, ajena a todo tipo de limpieza más o menos natural. Apostando exclusivamente a depurar, filtrar la montaña de detritus que el estuario platense contiene como receptáculo de las corrientes interiores de América del Sur de la cuenca Paraná-Uruguay (la segunda mayor del continente, detrás de la amazónica). Se trata de corrientes, de ríos, absolutamente “tomados” por la agroindustria basada en contaminantes. Como además, el estuario recibe también agua en sentido contrario, desde el Atlántico, amén de las “agrocontaminaciones”, contiene una salinidad inaceptable para toda potabilización (encima de una carga de contaminantes que los océanos han ido acumulando a causa de la relación que el homo economicus ha ido estructurando con la naturaleza).[1]

El “remedio” ante este otro obstáculo ha sido presentar un lago suplente, ocupando una buena tajada de terreno cercano a la costa, despojando una vez más tierra arable y apta para actividades pecuarias, como la fruticultura, la agricultura, las crías granjeras o la apicultura, o la ganadería lechera o cárnica. En un país que es un paisito.  Donde no sobra tierra. Un lago artificial [2] que técnicos de diversas disciplinas ya han adelantado tendrá todos los inconvenientes del agua estancada; algas  tóxicas, cianobacterias…

Ventajoso proyecto empresarial, que le permitiría embolsar a la U.T.E. varios centenares de millones de dólares en unos años de pingües ganancias.

 

No se puede menospreciar la capacidad empresarial de inventarse tareas. Pero no es eso lo que necesita la sociedad uruguaya, como muchos informes técnicos ya lo han ido señalando.

Uno, brindado a los gobernantes recién elegidos  en forma de “Carta abierta” por más de una veintena de investigadores y docentes de cátedras de salud, cuidado ambiental y sanitario; −la “craneoteca” con que cuenta el país en estos aspectos− cuestiona claramente el proyecto. Normalmente, cualquier gobierno tomaría en cuenta semejante dictamen en lugar de aceptar una propuesta empresaria que sabemos movida por el lucro y no por la salud ambiental.[3]

Que el gobierno saliente, el señor Luis Lacalle Pou, se embandere con semejante oportunidad empresaria revela sus preferencias, una opción  ideológica en suma.

En el documento presentado por los investigadores se señala, por ejemplo, una dificultad (diríamos al ritmo de nuestro inolvidable Bartolomé Hidalgo): “la necesidad de implementar procesos de potabilización complejos, actualmente no disponibles en nuestro país, muy costosos y que conllevan riesgos concretos para la salud pública”.

Otro pasaje de la Carta abierta atiende la cuestión de la materia fecal en el estuario platense: “A la contaminación por materia orgánica actual, se suma el aporte del nuevo emisario subacuático de la cuenca del Riachuelo Matanza de Buenos Aires, que colectará efluentes […] de más de 4 millones de personas, adentrándose 12 km en el Río de la Plata. Este emisario se encuentra en las etapas finales de su construcción

https://www.aysa.com.ar/sistema_riachuelo.  Como lo afirmó Alem García, presidente de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP): ‘es una necesidad imperiosa’ que Uruguay realice un monitoreo de las aguas del Río de la Plata luego que el emisor comience a funcionar. El incremento de contaminación fecal en el Río de la Plata (que ya es alta) exigirá tratamientos de cloración más importantes. Esto, sumado a la presencia de materia orgánica en el estuario, aumenta el riesgo de formación de sustancias de reconocida toxicidad.”

Remitimos al lector curioso a la lectura de toda la Carta Abierta y a incursionar en las observaciones que han planteado diversos vecinos y referentes de la sociedad civil de la zona del proyecto; Arazatí, Ecilda Paullier, Rafael Perazza.

 

El episodio nos está mostrando la ligereza con que se toman decisiones de enorme trascendencia basadas en argumentos que empresas no desinteresadamente formulan.

Somos un país que nos tragamos una gasificadora que no anduvo, un aerocarril que se hundía en el mar entre la isla de las Gaviotas y la costa montevideana, un proyecto celulósico que definieron otros…  como aceptando sin reflexión cualquier “volada”. Y si “nos salvamos” del proyecto Aratirí, de extracción de hierro, no fue por nuestra capacidad de resistencia, sino porque la empresa Zamin Ferrous, que lo patrocinaba,  lo desechó por escasa rentabilidad.

¿Vamos a seguir las iniciativas provengan de donde provengan, aceptando temperamentos, intereses, proyectos ajenos?□

[1]  Sin ir más lejos, la presencia urbi et orbi de microplásticos, ya actuantes en los órganos de peces, en sus suculentas carnes, en los crustáceos y en la leche materna humana, por ejemplo.

[2]  Pólder, invocan sus “inventores”.  Solo que el original holandés se aplica exactamente al revés: terreno ganado al mar y convertido a la agricultura y aquí se lo quitamos a la agricultura para llenarlo de agua.

[3]  CARTA ABIERTA, Montevideo, 10 de diciembre de 2024, dirigida a la presidencia y vicepresidencia recién electos.

Publicado en Agronecrófilos, Ciencia, Destrozando el sentido común, ecología, Para salir del repollo, Salud. Y enfermedad, Uruguay, Uruguay. Qué hacer

Democracia y simulacros

Publicada el 08/01/2025 - 08/01/2025 por luissabini

16 dic. 2024

por Luis E. Sabini Fernández

 

¿Es la apropiación de tierras y recursos el problema principal de nuestro tiempo? ¿Y por lo tanto, la contaminación  un tema menor?

Nada más equivocado que esa falsa oposición.

Porque estas cuestiones vienen juntas. Porque los principales contaminadores son los principales apropiadores. Y porque mucha contaminación es irreversible.

¿Por qué tanto daño? ¡Es el precio por la modernización! nos dicen. ¿Vale acaso la pena?

Pregunta abierta. Por eso, es que podemos, y debemos, decir, que estamos mejor y peor al mismo tiempo, en el mismo tiempo.

 

Para abordar lo de la modernización, los recursos, incursionemos en diversos aspectos.

Uno, primordial, como lo señala el Movimiento Uruguay Soberano, es que estamos sometidos “a una invasión silenciosa”. Y para peor, de un modo progresivamente acelerado.

Rastreando la modalidad, entendemos necesario fijarnos  en una cuestión aparentemente formal pero que configura nuestra comprensión: el uso profuso de  “palabrerío ambiental”.

EL LENGUAJE MELIFLUO DE LA TÉCNICA AMBIENTAL

Es llamativo ver cómo las burocracias públicas encargadas de lo ambiental, así como las empresas que medran con los proyectos de emprendimientos industriales “ambientalmente responsables” han ido afinando el lenguaje. El ministro de Ambiente de nuestro país, Robert Bouvier, nos informa que el gobierno, que está a punto de transferir su investidura –y que por ello sería sensato que no resolviera cuestiones de enorme trascendencia que pesarán sobre el país y no sólo el próximo gobierno (para el caso, los cuatro gobiernos próximos)− concedió Autorización Ambiental Previa a un consorcio empresarial, una UTE (Berkes, SACEEM, CIEMSA y FAST) que ha decidido inventarse un trabajo, una tarea, que, si se salen con la suya, pagará el estado uruguayo, es decir nosotros. Un monto estimado en casi mil millones de dólares (nos consta  que a la postre, si logran el contrato, excederá con creces ese monto). Excelente iniciativa, si consideramos la creatividad empresaria; pero nefasta búsqueda si consideramos la salud socioambiental de nuestro país.

Denominado Proyecto Neptuno, es una obra para extraer agua del contaminadísimo Río de la Plata,[1] para proveer agua diz que potable a Montevideo y parte del país, desplazando el viejo proyecto de ampliar la extracción de agua dulce del Santa Lucía y afluentes (con la proyectada represa de Casupá, a la que significativamente se le atribuye mayor caudal de agua potabilizable que toda la que pueda juntar el Proyecto Neptuno).

Para Neptuno, empero, Bouvier nos señala que el proceso ha sido “exhaustivo, transparente y participativo” (¡sic!).[2]

¿Exhaustivo entre el consorcio y el gobierno? Entiendo faltarían en ese caso muchos otros llamados a la cuestión; habitantes del lugar en que se proyecta la instalación, titulares de las actividades económicas afectables por el proyecto, estudiosos que han investigado aspectos en juego con el proyecto.

Lo transparente, en este caso su opacidad, surge de los consultados ausentes.

Y lo participativo llueve sobre mojado. Por cierto, Bouvier nos recuerda que el ministerio le reclamó al consorcio consideraciones ambientales. Faltaba más. El lenguaje de estos técnicos en inversiones transnacionales de capital abunda en “prevenciones”, “mitigaciones”, “estrictos cumplimientos de los plazos acordados”, “responsabilidad ambiental”, “compromiso con el ambiente” , “dictamen de viabilidad”, “memorando de entendimiento”, “cuidado responsable”, “evaluación ambiental estratégica”, “evaluación y autorización ambiental”, “respeto del entorno”, sostenibilidad, mucha sostenibilidad…

A veces, empero, se nota que el original ni siquiera fue escrito en castellano; se nos asegura “que las decisiones estuvieran basadas en evidencia y en un análisis profundo.”  [3] Estimo con reverencia lo de “profundo” (aunque sea solo una palabra), pero me pregunto cuándo en castellano se toman decisiones basadas en “evidencia” (algo que acontece con asiduidad en inglés con evidence, que tiene un rasgo más jurídico, más bien prueba).

A veces la ajenidad del proyecto ni se oculta, como con “Tambores Green Hydrogen Hub”.

A  menudo, todas las precauciones alegan corporizarse  en “multas ante infracciones ambientales”, que los consorcios infractores pagan siempre gustosos para seguir contaminando, si les sale más barato que modificar los procesos para dejar de contaminar. Algo que pasa demasiado a menudo, puesto que el principio burocrático de la multa no procura modificar políticas empresarias sino apenas, “sacarles jugo”.

A veces también, nos damos cuenta que el texto ha sido matrizado en algún otro lado, no en el paisito porque brota la frase de hacer del Uruguay ‘un hub innovativo’, es decir se nos recomienda desde alguna comisión anglófona, de la ONU o desde el BM o el PNUD, que hagamos un paso decisivo para modernizarnos (un poco más, todavía).

EL JUEGO DE LA MOSQUETA CON EL AGUA POTABLE

La crisis del agua potable que afectó a la capital y gran parte del país a mediados de 2023 respondió en buena medida al secuestro de la menguada disponibilidad de agua potable de que disponía la OSE por escasez de lluvias. No tanto a causa de las lluvias ausentes sino a que al menos unos quinientos propietarios agroindustriales habían legalizado el secuestro del agua potable mediante una Ley de Riego (aprobada en 2017 y que en 2022 no pudimos juntar la pesadísima cantidad de firmas que se exigen para modificarla).[4]

Ni el gobierno ni la oposición vinculan la penuria sufrida con el agua en 2023 con dicha ley. “La crisis del agua de 2023” nos enseñó que el consumo de la población no es, pese a proclamas, prioritario: los agroindustriales, disponiendo del agua potabilizada por OSE, para regar sus cultivos, no necesitan atender tajamares o azudes en sus propios suelos, para producir, por ejemplo, trigo, maíz o soja transgénicos.

A algunos empresarios “la crisis del agua” también les enseñó algo: que tenían un filón de inversión y presentaron más rápido que corriendo el proyecto Neptuno: una creativa jugada inventándose  una tarea.

UN EJEMPLO BIEN VECINO: PORTO ALEGRE BAJO LAS AGUAS

Veamos ahora cómo actúa este tipo de economía dependiente en un país poderoso pero periférico, como Brasil, en una región recientemente devastada por inundaciones y tormentas.

Andrea Lampis y Victor Marzechini[5] han analizado la situación de Rio Grande do Sul y particularmente la de su ciudad capital Porto Alegre y han entrevisto, mediante registros estadísticos, cómo se han intensificado tormentas, temperaturas extremas y precipitaciones junto con un incremento marcado de urbanización y especulación inmobiliaria.

Un combo indigesto. La especulación inmobiliaria que está incrementando la “fiebre edificadora” produce una serie de alteraciones que dichos autores registran: “construcción desenfrenada de edificios”, tala de árboles, aumento de temperatura (ya está abundantemente probado que cada copa de árbol de tamaño mediano disminuye la temperatura ambiente circundante por lo menos 5 grados).

Lampis y Marzechini nos recuerdan una denuncia de Folha de Sâo Paulo,[6] de que el gobernador E. Leite modificó casi 500 normas ambientales sin debate alguno, favoreciendo con la simplificación intereses financieros de la rama de la construcción.

¿Y por casa, cómo andamos, por el este costero uruguayo, en cercanías de Punta del Este? ¿Habrá que esperar a que lleguen situaciones como las que se han presentado en Marbella, balneario estrella español, en que se han identificado centenares de edificaciones que han burlado todas las ordenanzas municipales vinculables con la preservación de espacios naturales, tránsito, higiene, circulación, etcétera? Cuando pasamos hileras e hileras de edificios de diez pisos o más, con centenares de apartamentos y vemos luces encendidas en no más del 2 % de las unidades particulares (aunque el encendido de los espacios comunes esté completo… para hacer menos fantasmal el panorama…), nos preguntamos  por el motivo de tanta edificación… ¿lavado de activos, especulación inmobiliaria, sistema de “tranquilización” de mano de obra?

 

¿SOMOS TAN EJEMPLARES Y MODERNOS?

“En tierra de ciego el  tuerto es rey”. Y así miradas las cosas, podríamos abrigar cierta tibieza, observando los desaguisados de Dina Boluarte, Javier Milei o Daniel Noboa. Pero es más sensato y correcto evitar analogías y juzgar sin comparaciones.

“Uruguay país natural” es una consigna tan pero tan mendaz, que nos ofende.

Que la comida de tanta población uruguaya sea regada con Coca-Cola, no sé si ofende, pero sí daña. Nos daña los cuerpos, induciendo obesidad y diabetes, y ofende nuestra mentalidad, porque ni sabemos porqué dependemos de ella, programadamente adictiva.[7]

Que hayamos perdido poco menos que totalmente los servicios ferroviarios que se forjaran a mediados del s xix, no es signo de modernidad sino de dependencia: prácticamente todos los países han conservado sus vías férreas (aunque a menudo perdiendo la centralidad inicial). Sólo que ahora es más difícil que un país opte por ellas.

Análogamente, que nuestro país haya perdido una industria del vidrio medianamente desarrollada solo por el empuje de la petroquímica, sin que ni la sociedad ni el estado uruguayo reaccionaran y defendieran una adquisición milenaria de la humanidad (y mucho más sana o mejor dicho, menos tóxica que la industria de los plásticos) no habla de nuestra modernidad, sino, otra vez, de nuestra dependencia.

Sólo advirtiendo nuestras limitaciones, podremos superarlas. Si nos solazan los elogios como los que provienen de EE.UU., Reino Unido, Israel, “democracias consagradas”, seguiremos engañándonos.□

[1]   El Río de la Plata, que es una denominación para designar el estuario conjunto de los ríos Paraná y Uruguay, presenta así en el tramo final de aquellos ríos todos los sedimentos, tóxicos, e impurezas que ambos ríos han ido recibiendo a lo largo de sus miles de km, provenientes de una agroindustria basada en tóxicos, amén, de los residuos industriales que también recoge a su paso cada río. Así, el Uruguay recibe del río Negro, más de cien millones de litros diarios  “enriquecidos” con todos los ingredientes que emplea UPM para hacer celulosa en su planta de Pueblo Centenario, Durazno. Amén  de los desechos cloacales, buena parte ni siquiera tratados o depurados, de ciudades como Buenos Aires (15 millones de habitantes). Buenos Aires, por ejemplo, ha construido un canal “emisario” que cumple únicamente con alejar los desechos de la costa argentina unos 12 km. A la altura de la proyectada toma de agua para Montevideo, el río tiene poco más de cien km. de ancho. Y por lo tanto el emisario porteño vuelca sin duda del lado argentino. Pero el agua no tiene fronteras sólidas; no tiene fronteras, se mueve, con las corrientes y con los vientos, por ejemplo. Estimativamente sumaría a los agrotóxicos del norte una parte, siquiera, de los lodos cloacales de  Buenos Aires. Véase, por ejemplo: https://elmuertoquehabla.blogspot.com/2024/12/caquita-portena-salobre-en-arazati.html.

[2]  El País, Montevideo, 10 dic. 2024.

[3]  https://www.gub.uy/ministerio-ambiente/comunicacion/noticias/ministerio-ambiente-aprueba-autorizacion-ambiental-previa-proyecto-arazati.

[4]  Para poner a referendo la Constitución del país se exige un 10% de firmas solicitándolo; para modificar una ley, se exige el 25%; el democratismo ahí se fue por la cañería.

[5]    “The Conversation”, El País, Madrid, 16 may 2024.

[6]   8 mayo 2024.

[7]   Allá por los ’70, tuve una visita policial por denuncia de vecinos “patrióticos”:  18 policías. 10 uniformados y 8 de particular u 8 uniformados y 10 de particular. Ya no recuerdo. Al mando de un jefe, Campos Hermida. Revolvieron la casa. Mientras un policía de la Seguridad o secreta, iba tirando papeles, libretas o apuntes al piso le explicaba pedagógicamente a sus acompañantes: ‘estos tipos están tan pero tan locos que son capaces de ni tomar Coca-Cola porque dicen que es del imperialismo’. Al improvisado docente que intrusara mi hogar le tengo que reconocer que sí. Que es así nomás.

Publicado en ecología, General, Salud. Y enfermedad, Uruguay, Uruguay. Qué hacer

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