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Categoría: General

Conspirar, disuadir, desertar 

Publicada el 25/12/2022 - 25/12/2022 por raas

Por Amador Fernández-Savater
LoboSuelto
11 de diciembre de 2022

Hemos atravesado, con la pandemia, una época extraña. Yo diría: sin pensamiento y sin política. Es decir, sin verdades colectivas, ni transformación de la situación dada. Pero que ha roto aún más nuestras vidas. Ahora, aliviados, volvemos a la normalidad, allí donde cada cual se siente seguro. Rutinas vitales, mentales, políticas. Pero lo que nos ha pasado sigue pasando, es decir, ha dejado marcas en el mundo y en nuestros cuerpos. Marcas de tristeza y despotencia si no somos capaces de pensarlas y hacer algo con ellas. 

Este libro*, estemos más o menos de acuerdo con él, es una tentativa de elaboración de esas marcas, de lo que nos ha pasado. Quiero compartir algunos comentarios a partir del libro, tomando tres palabras, tres verbos: conspirar, disuadir, desertar.

Conspirar

Los últimos años hemos conocido directamente, por experiencia, algunas figuras de lo político: el par calle-manifestación, plaza-asamblea, elecciones-partido, derecho-denuncia, hoy se discute sobre organización política.

Todas estas figuras remiten, me parece, a la idea de “espacio público” (a ocupar, a conquistar, a reformar, a reivindicar). La conspiración, por el contrario, no remite a espacio público, sino a la zona de sombra. Se conspira en las sombras.

Supone tomarse en serio que no hay espacio público, sino sólo relación de fuerzas. Que no hay alternativa política, sólo luchas de poder. Que no hay democracia, sino gestión de la excepción.

Y que la fuerza de los débiles se pierde si pensamos en términos de opinión pública, de comunicación, de batalla cultural, de visibilidad, de mayorías sociales, de consenso, etc. La lógica del espacio público hoy es la lógica de la virtualización, la virtualización del otro considerada como eficacia política.

¿Y cuáles son las sombras en las que la conspiración puede prosperar? Son justamente las intensidades, las vitalidades. Las intensidades de los cuerpos, de las palabras cuando prolongan los cuerpos, de las formas de vida, de los mundos que habitamos y amamos. Sólo esas intensidades pueden desafiar la virtualización del mundo.

Conspirar es hacer desde la amistad y las ganas. Las ganas -cómo activarlas, cuidarlas, recuperarlas- es hoy un problema político mayor. Conspirar dinamita la distinción público-privado. Es lo íntimo que se hace común y desafía. Podemos desplegar esta imagen de la política que nos propone el libro para ver hasta dónde nos lleva.

Si conspirar es “soplar juntos”, ¿quiénes son los que conspiran? ¿Qué experiencia del nosotros es la suya? ¿Cuál es el tempo de la conspiración, su ritmo, su respiración, su inspirar y expirar? ¿Cómo hacemos que pase el aire en situaciones bloqueadas como la actual? ¿Cómo evitamos que se degrade en el aire viciado de los guetos políticos?

Disuadir

Una tesis fuerte del libro es que nuestro mundo está configurado por la experiencia de la Guerra Fría. Sin embargo, echo en falta más reflexión justamente sobre la estrategia de gobierno por excelencia de la Guerra Fría: la disuasión.

¿Qué dice la disuasión? Si atacas, contraataco y el mundo desaparecerá en un apocalipsis nuclear. Ese mensaje no se lo dirige tanto una super-potencia a otra, como ambas a las poblaciones del planeta: “obediencia o fin del mundo”.

La disuasión es un gobierno de la incertidumbre, en la incertidumbre. Y con varios actores. Encuentro útil traer ese término aquí porque hay formulaciones en el libro que llevan a pensar en el poder como “crimen perfecto”. Como el plan de la película Crimen perfecto.

Durante años se simula la gestión de la crisis sanitaria, el plan se ejecuta cuando “alguien” decide que las revueltas de 2019 han ido demasiado lejos, etc. Pandemia-confinamientos-restricciones-reestructuración global. Crimen perfecto. Un poder que sabe, que puede y que quiere.

La disuasión, por el contrario, es una estrategia negativa: no sabe, no puede y no promete nada, improvisa, trabaja por ensayo-error, no argumenta, sólo amenaza con la muerte como alternativa. Gestiona un pueblo de víctimas que sólo piden protección.

La disuasión suprime las preguntas que se abren en toda crisis, las preguntas que pueden llevar a un cuestionamiento colectivo del sistema y las formas de vida. Suprime el pensamiento, que nunca es sólo un “yo pienso”, sino un “yo hablo y tú respondes”, un encuentro. Pretende congelar, bloquear una situación de crisis.

La disuasión es en primer lugar física, a través del terror inscrito en los cuerpos. Ese terror ha provocado la gran parálisis que hemos conocido en la pandemia, la atomización social. ¿Cómo nos sacamos el terror de los cuerpos? Porque la valentía es en primer lugar un problema colectivo.

Desertar

Nunca hay crimen perfecto. Siempre hay error del sistema, fallo, síntoma. El fallo en este caso, al menos uno de ellos, es esa extraña deserción que llamamos “Gran Dimisión” o “Gran Renuncia”.

Es toda la gente que no ha vuelto a su trabajo tras la pandemia. Más aún: es la gente que da la espalda a la política, que no enciende ya la tele. Que desconecta, que no quiere saber nada, que no participa.

Me parece que no es un fenómeno fácil de leer. No es lo mismo que la deserción de los años 60: una secesión política, organizada, contracultural. El Gran Rechazo del que se hablaba en los 60 no es la Gran Dimisión actual. Esta deserción es sin afuera, sin horizonte alternativo, sin utopía.

Es una deserción muchas veces por apagón libidinal: la retirada del deseo de los lugares donde estaba puesto (consumo, éxito, competitividad). Deserción por depresión. Deserción como long covid: prolongar la quietud del confinamiento, no ir a trabajar, I would prefer not to.

¿Cómo escucharla? La política clásica, también la militante, piensa en términos de “movilización”. Pero esta deserción es desmovilización. No pasa por el activismo, sino por el “desactivismo”, por el gesto de desactivar.

Podemos nombrarla tal vez como “abandono” o “retirada” mejor que “deserción”. Entonces, ¿cómo pasar del abandono a la deserción? ¿De la retirada a la secesión? Una teoría, un libro, son entre otras cosas instrumentos de escucha. ¿Qué nos permite escuchar este libro de este fenómeno de retirada del deseo, de deserción inmóvil?

Notas compartidas en el encuentro en torno al Manifiesto Conspiracionista en La Maliciosa, Madrid 9 de diciembre de 2022.

* Libro Conspiración, disuasión, deserción: tres propuestas para repensar lo político, el poder y el malestar social.

fuente: https://lobosuelto.com/conspirar-disuadir-desertar-amador-fernandez-savater

texto en PDF

Publicado en Argentina, Ciencia, Destrozando el sentido común, General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Narrativa, Poder, Poder mundializado, Política, Salud. Y enfermedadEtiquetado como Amador Fernández-Savater, confinamiento estricto, confinamiento masivo, crisis sanitaria, El Gran Rechazo, el miedo como herramienta, gobierno de la incertidumbre, incolulación del terror, medios de incomunicación, opinión pública, pandemia del Covid-19

La indignación de los ofensores

Publicada el 24/06/2022 por ulises

Enfoque israelí ante el balazo mortal sobre Shireen Abu Aqleh

por Luis E. Sabini Fernández / 30 mayo 2022

En cinco días, una conocida periodista israelí o sionista radicalizó su discurso, mostrando un extraordinario ritmo acompasado a las necesidades de imagen de sus mandantes.

Como no se trata de nada personal, entiendo que ni siquiera es necesario identificarla con nombre y apellido; y apenas citaré sus afirmaciones, cláusulas, literalmente.

Queda clara la secuencia: el miércoles 11 de mayo una periodista palestina (a ella sí la nombro), Shireen Abu Aqleh, fue literalmente asesinada con un disparo detrás de la oreja sorteando así el casco protector que junto con un chaleco antibalas con cartel de “Prensa” llevaba todo el tiempo en su exigida tarea de atender frentes de violencia que en Palestina se suceden casi ininterrumpidamente desde hace más de un siglo.

La periodista que estamos comentando consideró que no había elementos para “determinar quién le disparó”.

Efectivamente, no se reconoció la fuente del disparo (y hasta podríamos llegar a la conclusión que ni siquiera el reconocimiento de la bala decisiva podría darnos el origen). Pero sí sabemos algo: que las tropas israelíes en Yenin, el lugar de la muerte, contaban con francotiradores, extraordinariamente especializados en poner la bala, exactamente donde deciden: se necesita una capacitación mayor para alcanzar el cráneo, en la forma lograda en este caso (ante las Marchas por la tierra de palestinos desarmados, 2018, este cuerpo de francotiradores recibió la orden de no alcanzar con sus disparos ingles sino tobillos. Y lo cumplieron: véase mi nota “Brutalización y escamoteo; dos momentos de un único comportamiento israelí”, 18 mayo 2022).

Nuestra autora se dedica luego, en esa misma nota del 11 de mayo, a lo que en la jerga de las sospechas se califica “cantar errado”: no se sabe oficialmente de donde provino la bala, pero… por los dichos escuchados en un pasillo, por exclamaciones de un “palestino”, sabríamos que el portavoz de las fuerzas israelíes habría recogido los festejos palestinos vanagloriándose “de haber matado a un soldado”.

Como esos mismos voceros saben que no tienen ningún muerto… la conclusión es obvia: lo que cuentan y festejan como soldado israelí matado ha resultado la periodista palestina… matada. Cuentas sencillas: sumas y restas de un solo sumando.

Y de paso, verificamos que estos atolondrados palestinos ni siquiera saben sumar o restar.

La funcionaria mediática remata caballerescamente su nota recogiendo todo el pesar que el portavoz de las fuerzas militares israelíes que atiende el frente árabe, el oficial Avichai  Adraee, dedica a la muerte de la periodista palestina “con quien hemos estado trabajando a lo largo de los años”.

Como para desmentir tanta bondad modelo Public Relations, pocos días después, los mandos israelíes empezaron a dejar entrever que Shireen Abu Aqleh podría haber sido efectivamente alcanzada por una bala israelí…

 

Y tras tan injusta como abusiva muerte, sobrevino el entierro. Con los recursos técnicos actuales, pudimos presenciar escenas pesadillescas de soldados israelíes golpeando con cachiporras o pateando rodillas o tobillos de los portadores del féretro, que se bamboleaba peligrosamente, y que no llega a estrellarse contra el suelo por la tenacidad y el número de brazos que lo sostenían.

Y aquí sí, se despliega el celo de nuestra guardiana ideológica. En una segunda nota suya, del 16 de mayo, advertimos la incomodidad que le provoca el tener que ver el abusivo papel de la policía o los militares israelíes en el entierro (¿existe una mirada propiamente palestina, que distinga entre policías y militares israelíes?).

Acusa entonces a “terroristas palestinos” de oportunistas: “Quedó claro de inmediato que los palestinos no desperdiciarían la tragedia […]”. Ya antes nuestra perspicaz notera había advertido: “debe tenerse claro que no fue víctima de un asesinato sino de  su propio trabajo”, una sibilina forma de achicar la responsabilidad de los autores materiales.

Su conclusión sigue la misma estrategia: acusar a los palestinos cuando hacen o cuando no hacen. “Estuvo claro de entrada que convertirían a Shireen y su muerte en un mito.” Aquí no hay dolor. No hay indignación ni memoria ante todo lo que la misma Shireen llegó a denunciar hace pocos años, acerca de una más que preocupante cantidad de periodistas palestinos muertos, matados (se estima una veintena sólo a lo largo del siglo XXI) cubriendo situaciones que irritan al Estado de Israel. Esas observaciones, provenientes del trabajo a la intemperie de Shireen ni siquiera asoman en las que hace nuestra periodista oficial u oficiosa del Estado de Israel. Ni pueden asomar, claro.

Hay un informe, muy reciente (casi diríamos demasiado, por cómo se vincula cronológicamente con el balazo a Shireen Abu Aqleh), de abril 2022, presentado por la Federación Internacional de Periodistas,  el Sindicato Palestino de Periodistas y el Centro Internacional de Justicia para Palestinos, a la CPI (Corte Penal Internacional) cuya fiscal titular, la jueza  Fatou Bensouda, recibió y le dio entrada.

Obsérvese el lenguaje de un vocero militar israelí, que seguramente no debe haber leído la amanuense israelí que estamos glosando, cuando se refiere a la actividad de Shireen Abu Aqleh, matada y Ali-al Samudi herido en la espalda: “venían armados con cámaras, si se me permite decirlo así.” (cit. p. James Zogby The Nation, 15 mayo 2022).

Esta misma nota nos recuerda cómo Israel pone su máquina propagandística en marcha para no atender los hechos, la realidad). Y nos revela además la relevancia de Shireen: que “traía a la luz historias de individuos y familias sobrellevando la indignación, el dolor y la injusticia de la ocupación israelí. Por ello constituía un peligro mayor para los israelíes que cualquier individuo armado podría constituir. Ella ponía en entredicho la narrativa deshumanizante que reduce a los palestinos a objetos sin rostro.” (ibíd.)

Shireen Abu Aqleh ha estado documentando los crímenes de guerra de los Israelíes en la Palestina ocupada. ‘Ella misma encarnaba la humanidad palestina diciéndole la verdad al poder establecido.’

La funcionaria sionista apela al orden y el control; típicos recursos del poder establecido: “Los planes para la procesión fúnebre de Shireen Abu Aqleh fueron coordinados de antemano por la Policía israelí con la familia.”

La mera exhibición de tales planes revela la importancia que tenía para Israel despolitizar radicalmente la tragedia. Que la muerte quedara solo para el dolor de sus deudos. Pero semejante muerte, de una periodista tan significativa, que se suma a las decenas de periodistas palestinos matados en situaciones de conflicto, excede totalmente ese marco “familiar”, diseñado por la policía israelí.

Y lógicamente resulta inaceptable a buena parte de palestinos.

Nuestra periodista prosigue su crónica: “El viernes, unos 300 revoltosos llegaron al hospital Saint Joseph de Jerusalén e impidieron que miembros de la familia cargaran el féretro en el carro fúnebre para viajar hacia el cementerio, tal como había sido planeado y coordinado con la familia de antemano.” Se produce así “una procesión no planeada hacia el cementerio, a pie. Eso contradecía los deseos de la familia Abu Aqleh y la coordinación de seguridad que había sido planeada.”

Esa diferencia entre revoltosos y deudos es sin duda lamentable. Pero no le corresponde a la policía israelí dilucidarlo.

Nuestra vocera del estado israelí prosigue reproduciendo, según dice, la versión policial:

“La Policía intervino para dispersar a la turba e impedir que se llevaran el féretro, y para permitir que el funeral procediera como estaba planeado.” Por la policía israelí, agrego, aunque ella remata esa frase con un “de acuerdo a los deseos de la familia”, que resultaría enternecedor si no mediara el interés por cuidar la imagen del Estado de Israel.

Nuestra autora se empeña en criticar los “objetivos propagandísticos”. Pero en sus afanes y ofuscación, desaparece la política real de Israel, que sintetizara tan clara como cruelmente su reciente premier, el millonario Naftali Bennett: “He matado muchísimos palestinos ¿y qué problema hay?” Trivializando la muerte violenta de un palestino, equiparable a sacar algo molesto de en medio, como un perro sarnoso, un trasto desvencijado.

Porque para Israel y en general para los israelíes, la vida palestina no vale nada. O muy, muy poco.

Y eso resiente. A cualquier sociedad así discriminada (pero daña también, y no alcanzamos a saber en qué magnitud, a la sociedad discriminadora).

El autor del semanario neoyorquino que ya hemos citado, James Zogby, recuerda que Shireen Abu Aqleh documentó durante 25 años los crímenes israelíes de guerra en territorios palestinos para la cadena periodística qatarí. Y que ella misma encarnaba la humanidad palestina hablando de lo verdadero ante el poder.

Tras el asesinato, la cadena Al Jazeera informó que Shireen estaba cubriendo un arresto de la policía israelí cerca de la puerta de entrada al campamento de Yenin cuando fue asesinada. Al dar el balazo en la única parte de su cabeza que no estaba protegida por su casco, se muestra claramente la intención de acabar con ella.

Como junto con la descalificación a las acciones de palestinos, la vocera israelí que venimos glosando combina despolitización sistemática y presunta ecuanimidad, se hizo eco de la oferta de la policía israelí de formar una comisión investigadora entre palestinos e israelíes.

Tal vez ofertas de este tipo calmen  la mala conciencia de judíos con escrúpulos, pero hasta B’TSelem –una red israelí de defensa de derechos humanos– desechó lo de tal comisión conjunta. Es impensable un trato ecuánime entre palestinos –cualesquiera que ellos puedan ser– y autoridades israelíes.

Hay que saber que palestinos han reclamado una investigación internacional, menos satélite a poderes israelíes, para examinar los hechos.

La inefable defensora de derechos israelíes y palestinos afirma: ”Los palestinos son campeones de la propaganda.” [sic!]. Esto lo afirma una integrante del formidable aparato mediático judeoisraelí. Que dispone de los más cuantiosos medios materiales para difundir sus mensajes en tantos, tantos sitios. Compárese cómo se compare. Por líneas de texto, por minutos de audio: basta verificar la resonancia de los mensajes de Israel con la de los de esa colectividad “en vías de desaparición”, a que nos referimos como “los palestinos”.

En el mundo al revés presentado por esta comunicadora oficial, entiende que existe “una tendencia a juzgar a Israel en forma distinta a como se juzga a los demás.” Lo cual es cierto. Pero no como sostiene el cuadro sionista que estamos citando, sino exactamente al revés. Porque muchos privilegiados asumen como normal y correcto, poner en vereda a los levantiscos, a los pobres, a los que no son la crema de una sociedad. Por eso la admiración de Anders Behring Breivik por Israel, admiración que sin duda le ha permitido seguir los pasos del citado Bennett, con su propia “proeza” de matar una setentena de seres humanos (mayoría de origen árabe, valiéndose del recurso de matar a traición al único guardia armado, noruego, en la isla con un acampe juvenil socialdemócrata, que arrasó a tiros (provisto del arsenal que traía consigo).

Por como presenta el cuadro de situación nuestra titular mediática israelí, advertimos que también declara sentir “asco. La hipocresía de tantos sencillamente da asco”: nos recuerda que víctimas de terroristas palestinos han sido asesinados y que tales víctimas “no fueron a sabiendas a una zona de guerra, no tenían chaleco antibalas ni casco.”

Una meliflua traslación de responsabilidades hacia los asesinados (palestinos)… Que por algo iban tan cubiertos y protegidos…¿agazapados? Este método de responsabilizar siempre al otro me recuerda a Golda Meir cuando acusó a jóvenes palestinos porque se hacían matar por jóvenes judíos, militarmente muy bien preparados.

Respecto a “zonas de guerra”, con la carga de atrocidades que evoca semejante concepto, me permito recordarle a periodista tan versada en la cuestión palestino-israelí que hay quienes sostienen que Israel es territorio en disputa, tanto entre israelíes como entre palestinos. O sea, hay una explicación histórica por la cual el territorio israelí es “zona de guerra”.

Y cuando semejante directora de semanario remata su segunda nota: “Esto hay que pararlo.” [atentados de palestinos contra israelíes], la pregunta que me hago: ¿Y el avasallamiento con muertes à la Bennett, seguirá como hasta ahora?

Publicado en General

La ANTI-DEFAMATION LEAGUE sale a construir la realidad perfecta (¿o ferpecta?)

Publicada el 08/06/2022 - 08/06/2022 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

La Antidefamation League es una asociación judeonorteamericana que, según su nombre, se dedica a frenar la difamación, pero que un renglón sí, otro también, traduce su consigna en luchar contra el antisemitismo. Aunque coinciden ambos parcialmente; se puede sostener que el antisemitismo es difamatorio de los judíos, pero de ningún modo se puede sostener que toda difamación sea antisemita.

La ADL es un vástago de B’nai B’rith,  fundada a su vez en 1843 en EE.UU. Esta denominación se traduce como Hijos de la Luz, Hijos del Pacto, Hijos de la Alianza (sin ser versado en cuestiones religiosas deducimos de tales denominaciones la noción de un arreglo con dios, Dios, Yahvé, Yhwh o Él, aspecto este último que se nos escapa por completo).

Entonces, mediados del siglo XIX, el sionismo todavía no había cuajado políticamente, pero cuando B’nai B’rith gestiona una rama que con el tiempo desarrolla un camino propio, la ADL, en 1913, ya estamos en pleno desarrollo sionista dentro de la comunidad judía.

La ADL es entonces una red íntimamente ligada a las tesis sionistas.

La ADL acaba de anunciar un instrumental electrónico que permitirá controlar la difamación  que se manifiesta en las redes-e.

Su actual presidente, Jonathan Greenblatt, explica, muy orgulloso, que la ADL cuenta desde este año con un Index electrónico que detecta odios hacia “grupos marginados” en internet.

Para Greenblatt este instrumento  es la primera plataforma-e, independiente, para evaluar contenidos antisemitas en los medios. Es la primera herramienta que usa inteligencia artificial entrenada por “expertos en antisemitismo y por voluntarios judíos”.

Con sus primeros rastreos, Greenblatt nos informa que plataformas como Twitter y Reddit han fallado en ubicar emisiones antisemitas en 3 casos sobre 4.

Es decir que las propias redes de evaluación de estas plataformas serían muy deficientes para impedir la proliferación de difamaciones y antisemitismo.

“Por primera vez usamos poderes combinados de inteligencia artificial y expertos de la propia ADL que están especializados en descubrir contenidos antisemitas en gran escala.” Descubrir difamación y antisemitismo de modo instantáneo; ya no tiene porqué permanecer semanas un contenido con esos rasgos, nos aclara Greenblatt, como pasaba hasta ahora.

Incluso, sostiene ADL,  “advertidos por nosotros”, Twitter o Reddit podían demorar semanas en levantar un contenido y en general no se levantaban todos los así tipificados; por ejemplo, “en Reddit hemos observado que hasta un 74% de los comentarios antisemitas quedaban en la red.”

“Nosotros ahora, le brindamos a Reddit y Twitter las herramientas para mejor vérselas con mensajes de odio y antisemitismo.”  ‘Para ello ADL ha desarrollado una serie de recomendaciones para plataformas electrónicos y legisladores.’

ADL declama por la transparencia y por una política de apoyo a la investigación. Sostiene que su experiencia de todo un siglo está “dedicada a construir un mundo sin odio”.

Mediante un perfeccionamiento del lenguaje, de los mensajes.

En lugar del amén que reclama esta declaración final, me permito algunas observaciones.

1) el conflicto palestino-israelí lleva holgadamente más de un siglo.

Y ante las exhortaciones públicas y políticas de ADL, me pregunto: ¿qué falló en Palestina/Israel?

¿Luchar contra el odio, pero alimentar el desprecio?

El odio es lo que brota del débil, del resentido, del discriminado, del explotado, del exprimido. El desprecio es producido por quien se siente superior; el racista, el privilegiado…

¿Qué es lo que existe en Palestina/Israel a la luz de la enorme violencia allí presente? Entiendo que existe odio y desprecio.

El expremier israelí Naftalí Bennett tranquiliza a adolescentes que inician el servicio militar y que van a ejercer a diario el maltrato sistemático y la discriminación sobre la población palestina en los check-points [1] diciéndoles: “He matado a muchísimos palestinos, ¿y cuál es el problema?”

En muchos de esos puestos de control se arrean palestinos por redes metálicas tubulares (del mismo tipo de las que en los circos se usan para hacer mover a leones o tigres, para que vayan de sus recintos al jaulón de exhibición). ¿Será que muchos palestinos han sido llevados a odiar?

¿Será que los sionistas llevan adelante un proyecto con enorme desprecio por quienes ubican como obstáculos a su proyecto (mandato, pretensión…. táchese lo que no corresponda), palestinos que bregan por la misma tierra?

Me permito otra observación, lateral, pero muy persistente en todo fenómeno de colonización de tierras (o terrenal, si lo que queremos expresar más bíblicamente): toda colonización desmerece al habitante de la tierra conquistada; justamente es la coartada para poder colonizarla.

Ese menoscabo se expresa en desprecio. Es lo que en general siente el colonizador ante el colonizado; la colonizada, los colonizaditos… esas vidas valen para el nuevo ocupante mucho menos que la propia.

2)  Volvamos a la pregonada por ADL supresión del odio. ¿Suprimir su expresión suprime su existencia o apenas su manifestación? ¿Qué pretende ADL? ¿un mundo sin odio o un mundo odioso pero inexpresado?

Esta segunda observación se mezcla más que peligrosamente con el par odio-desprecio que bosquejamos en 1).

3)  Y bien: a las objeciones, de tipo psicoético, que entiendo decisivas, que acabo de enumerar sucintamente, le quiero agregar un cuestionamiento más, de orden epistemológico, y claramente político.

¿Adónde nos lleva la pretensión del control absoluto de la verdad, la corrección, la información?

Mediante una sofisticada construcción algorítmica, el sr. Greenblatt y toda su cohorte de guardianes de la verdad están dispuestos a quitar de en medio todo mensaje que consideran lesivo a la imagen que el sr. Greenblatt y toda su cohorte de guardianes tiene como válida, aceptable.

Retorno de un viejo recurso, siempre inútil: tapar el cielo con un arnero. En este caso, tan enorme de dimensiones –el arnero– como para que el operario sienta que sí, lo ha cubierto todo.

Pero, ¿mejoraría la realidad o su caligrafía?

nota:

[1]  Aunque no gozan de las mieles comunicacionales y cuesta encontrar sus testimonios, hay algunas decenas de jóvenes israelíes que han rechazado el manoseo sistemático y cotidiano a la población palestina. Son decenas en miles. Pero “salir de fila” en cualquier caso, en cualquier sociedad, implica un coraje civil, un arrojo social, que generalmente no abunda.

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Catástrofe alimentaria: ¿indeseada o ansiada?

Publicada el 07/06/2022 - 07/06/2022 por raas

Se anuncia, un día sí y otro también, que se avecina una crisis alimentaria sin precedentes. Lo hacen analistas explicitando las dificultades para el transporte de producción, ocasionadas por los bloqueos marítimos de la guerra en y alrededor de Ucrania, y lo hacen incluso comunicadores que ni siquiera se toman el trabajo de presentar porqués, verdaderos o falsos. Estos últimos se limitan a la agorería; viene el lobo… que cada uno se parapete…

Por Luis E. Sabini Fernández
25-05-2022

Cuando uno trata de rastrear orígenes de este anuncio o preanuncio, surge claro que Putin deviene principal responsable. Porque la movida militar por él desencadenada ha ido desenvolviendo sus pasos, poniendo en peligro los transportes de alimentos, bloqueando rutas y mares:

“Vladimir Putin destruirá las vidas de muchas más personas que las que mueran en el campo de batalla, y a una escala que el mismo presidente ruso terminará lamentando.” 1 Llegados a este punto, empezamos a otear “de qué va la cosa”.

El anuncio de la hambruna universal no es sino otra forma de “echarle la culpa” de lo que pase, lo que está pasando y lo que esté pasando, a Vladimir Putin. Habiendo desencadenado semejante máquina de guerra, procurando “poner en vereda” a un estado de proporciones más que medianas, con enorme potencial económico y humano, Putin hizo una muy arriesgada movida. No es lo mismo “ordenar” Osetia del Sur, con su no más de cien mil de habitantes, incluso Chechenia, otra entidad de proporciones muy menores ante “el oso ruso” (se estima una población chechena de un millón de habitantes).

Rusia está o estaría entonces “enderezando” a la usanza tradicional al socio mayor de la Gran Rus en la vieja Federación Rusa, nada menos. Y cuando nos referimos a densidades y magnitudes, dejamos exprofeso al margen el sentido o sinsentido de los “correctivos”. Porque la ecuación tampoco es tan sencilla como para hablar de la batuta rusa procurando dirigir el concierto de “todas las Rusias”.

Es indudable que Putin sintió el embate geopolítico y directamente militar desde Ucrania, y que lo sufrió durante años. En un sangriento toma y daca, porque Rusia también aplicó tarascones al territorio ucraniano. Pero el conflicto es mucho más que uno ruso, dirimiéndose entre la Gran Rusia y la Pequeña Rusia (denominaciones tradicionales de Rusia y Ucrania)

Si algo está ya más que suficientemente probado es la actividad de los “servicios” estadounidenses e israelíes (tan imbricados entre sí) dentro de entidades “fracturables”, al decir de Samuel Huntington,2 como Ucrania.

Ya ha quedado ampliamente demostrado que Victoria Nuland, una de las capitanas de EE.UU., coautora del Project for the New American Century (set. 2000), fue la que diseñó un nuevo equipo de gobierno para una Ucrania prooccidental, para divorciarla decisivamente de Rusia (2014). Nuland, provista de miles de millones de dólares, dibujando el nuevo gobierno ucraniano, como si se tratara de designaciones de autoridades con los ediles de su barrio….). Doña Victoria no sólo distribuyó cargos y dólares (o dólares y cargos); fue decisiva en la instauración de una red de laboratorios de biología sintética en Ucrania, arma por excelencia de las nuevas guerras proyectadas –biowarfare– administrada y guiada bajo control estadounidense.

El “pasaje” de la soberanía rusa a la occidental ha sido tan alevoso y decisivo que ha generado, inevitablemente, resistencia. La que expresara Putin. Si vemos entonces el cuadro más completo, aun con los errores y horrores del modo ruso, no podemos dejar de advertir que con el colapso soviético de comienzos de la década del ’90, el mundo anglosajón recuperó la confianza en su poder mundializado que se venía asentando desde siglos atrás. Y que la URSS había puesto, siquiera apenas, en entredicho.

Con la Caída del Muro y el agotamiento soviético, el eje Londres-Tel Aviv-Pentágono volvía por sus fueros. Por eso, la OTAN, por ejemplo, no parece conformarse con nada. Actúa como un pac-man. Lo quiere “todo”.

Volviendo entonces a los insistentes anuncios de hambruna mundializada, hay que aprender a leer esos mensajes.

Lo que nos dicen los que nos hablan de lo porvenir, a veces incluso como si supieran, es que la continuación de la guerra y las acciones militares conexas, los bloqueos marítimos y las interrupciones de suministros ocasionadas por los despliegues militares, terminarán castigando poblaciones aisladas, sin provisiones, sin medios para alimentarse…

Pero esa falta de medios para alimentarse está supeditada a la guerra. La cual no sólo desencadenó Putin sino que con todo empeño y ardor la OTAN se ha dedicado a insuflar, prolongar, ensalzar. La OTAN en general, y particularmente EE.UU.

Si “estalla” la paz, quedaríamos sin guerra. Y consiguientemente, sin hambruna. Y esto sí, entendemos sería un problema para quienes apuestan al biowarfare, al dominio generalizado. En resumen, si llegamos a la hambruna prometida”, no será responsabilidad exclusiva de Putin, como nos dan a entender.

La hambruna será entonces, el fruto de los guerreristas. Y hay algo previo, ahora muy oscurecido. Y es la fragilidad del sistema alimentario mundial y en general de nuestro mundo actual, tan interrelacionado, tan interdependiente. Poblaciones que queden sin cultivos, sin granos, sin fertilizantes, sin agua, pasarán hambre, nos dicen.

Lo que no nos cuentan es el capítulo anterior, cuando esos campesinos contaban con sus medios de subsistencia que les fueron arrebatados para implantar la globalización rampante, generalizada, en que el campesinado tradicional debía desaparecer, sustituido por planteles agroindustriales mucho menores… y mucho más dependientes de los suministros de las corporaciones transnacionales (a la vez, recibiendo alimentos de mucho menor calidad alimentaria).

Y no sólo no resolviendo los problemas de la contaminación, sino agravándolos en temeraria escala geométrica. Estos eslabones de la complejidad económica no te lo cuentan.Ω

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/inminente-cat%C3%A1strofe-alimentaria-202932599.html, La Nación, Bs. As., 20 mayo 2022.

2 The Clash of Civilizations and the Remakingo of World Order, Simon & Shuster, 1993.

Publicado en Destrozando el sentido común, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como biowarfare, catástrofe alimentaria, complejidad económica, EE.UU., Estados Unidos, Federación Rusa, guerreristas, hambruna, la Caída del Muro, Luis E. Sabini Fernández, menor calidad alimentaria, OTAN, Project for the New American Century, Samuel Huntington, territorio ucraniano, Vladimir Putin

Brutalización y escamoteo; dos momentos de un único comportamiento israelí

Publicada el 23/05/2022 por raas

Periodistas palestinos baleados; sin querer queriendo…

Una vez más, un periodista trabajando en zona de violencia y guerra, en el ejercicio de su tarea, es asesinado. Una periodista, asesinada. Shireen Abj Akleh, palestina, durante violencias y escaramuzas en el viejo campamento de Yenin, con historial trágico, en el norte de la Palestina ocupada.

Por Luis E. Sabini Fernández

Soldados israelíes desalojando posiciones palestinas. Palestinos, resistiendo el desalojo de siempre. Una bala se coló debajo del casco de protección que Shireen llevaba consigo junto con el muy visible letrero de estar trabajando como prensa. El sitio estaba “cubierto” por francotiradores israelíes; tropas de élite que el ejército israelí lleva consigo para aumentar la efectividad de los disparos.

Tienen su historia. Cuando los palestinos, resistiendo el desalojo permanente, iniciaron en 2018 sus “Marchas por la tierra”, pacíficas, sin armas, ni piedras siquiera, el ejército israelí se valió de tales tiradores para hacer mayor impacto.

La consigna militar entonces, fue disparar a las ingles. Y con precisión digna de mejor causa, los francotiradores lesionaron gravemente a una serie de manifestantes generalmente pacíficos, que eran derribados por los impactos y, dada la precariedad de la situación y la asistencia, se generó una enorme cantidad de muertos desangrados in situ.

Los mandos israelíes “perfeccionaron” la consigna. Demasiados muertos. Demasiado a la vista. La atrocidad también necesita ser encauzada. Los francotiradores recibieron nueva consigna. A los tobillos. Los alcanzados, quedaban baldados de por vida. Rengos, Minusválidos. Como una carga para la sociedad. Pero no muertos desangrados.

Es importante advertir que estamos visualizando heridas desgarradoras como un objetivo fríamente calculado. Para medir el daño.

En el caso de Shireen, fue alcanzada detrás de la oreja, en el minúsculo espacio libre que deja el casco que protegía todo el resto de su cabeza. Pudo ser una bala perdida. Pudo ser un balazo que con precisión dirigió cualquiera (aunque casi todos van a fallar en encontrar precisamente ese estrecho ángulo de daño…). Pero hay quienes hacen de ese pequeño ángulo de penetración su especialidad profesional para cumplir con el objetivo… los francotiradores, precisamente. Eso no los inculpa directamente pero los deja muy, muy cerca….

Por eso mismo, resulta casi sospechoso que algunos periodistas israelíes se hayan apresurado a declarar que, aunque nada habían visto, se sentían inclinados a pensar que se trataba de balas palestinas, que tal vez por error, habían golpeado a Shireen y Ali-al Samudi, la asesinada y el herido en la misma escaramuza…. (hay versiones particularmente especiosas, porque lo sugieren, sin afirmar categóricamente nada… solo dejando la duda, que se trataría de balas, tiradores, palestinos… duda que favorece, obviamente, a israelíes…)

Pero si llama la atención la celeridad con que esos periodistas israelíes han atribuido las balas a irregulares palestinos, el asunto se hace francamente inaceptable y éticamente indecente si sabemos que unas dos semanas atrás asociaciones de periodistas palestinos y no palestinos habían presentado ante la Corte Penal Internacional una fuerte denuncia contra la “costumbre” israelí de usar a periodistas palestinos como blanco, “sistemáticamente”. El reclamo provino de la Federación Internacional de Periodistas y del Sindicato de Periodistas Palestinos, y la jefa de fiscales de la CPI entonces, Fatou Bensouda, reconoció que tal denuncia tenía sentido. Que había que examinar la matanza deliberada de periodistas, la intención de daño, el uso de escudos humanos, malos tratos y tortura, y matanzas intencionales. Como se ve, la lista de acusaciones recogidas por la CPI es muy, muy pesada. Y solo un estado “con licencia para matar” puede eludir las penas correspondientes.

Expertos del Consejo de Derechos Humanos de ONU enmarcaron el asesinato de Shireen y el daño a Ali-al Samudi en un itinerario histórico sobrecogedor: en lo que va del siglo XXI, se estima en más de 40 los periodistas palestinos asesinados. Y cientos, los heridos.

Cuando se conoce el modus operandi israelí, advertimos la sordidez de su política. Sin llegar a confesión plena, hay comentarios que dejan escapar la voluntad genocida del “ejército más moral del mundo”, como alguna vez se autoproclamó el ejército israelí. Un vocero de ese origen dijo, públicamente, sin afeites, que Shireen y Ali al-Samudi fueron alcanzados “desde atrás”, “cuando iban armados con cámaras, si se me permite la expresión”.

Armados con cámaras; claro que se le permite la expresión que revela el cálculo no solo antidemocrático sino genocida de ahogar en sangre toda crítica.1

Si ya tenemos, con la declaración que acabamos de transcribir, un esbozo de aceptación de haber llevado adelante el asesinato, y tenemos además la mala conciencia de periodistas israelíes que han “derramado” la hipótesis de balas palestinas para matar a periodistas palestinos (como si se tratara de una política de suicidios colectivos escalonados) tenemos las afirmaciones que, por goteo, han ido dejando caer fuentes militares israelíes, que son todavía más elocuentes.

Georg Earle las ha resumido en nota de la prensa británica, el DailyMail:2 “Las fuerzas de Defensa [sic!] de Israel han admitido que podría haber sido uno de sus soldados quien baleara a Shireen. Y el actual ministro de Defensa de Israel Benny Gantz “concedió que el disparo fatal podría haber provenido de nuestro lado”.

Acusar a los del mismo bando agredido como agresores; alegar cuidados legales que están muy lejos de ejercer. ¿Cómo pueden atreverse a ser tan abusivos, despreciando toda idea de límite y de respeto al distinto? Únicamente porque los israelíes no aceptan a los palestinos como seres humanos de igual valía (que ellos mismos).

Ésa es la coartada moral que se permiten para no respetarlos. Una actitud de permanente minusvalía de la condición palestina. Algo que se percibe permanentemente.

Al llevar el féretro de Shireen, palestina, cristiana y ciudadana de EE.UU., por las calles jerosolimitanas, sobrevino todavía otra agresión israelí: alegando que el féretro podía tener otro destino, guardias israelíes hostigaron a quienes portaban el ataúd, golpeándolos en las piernas (¿rodillas, tobillos?), con lo cual el ataùd fue zarandeado y sostenido a duras penas por sus sufridos portadores.

Toda una rúbrica de una política de poder.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 Cit. p. James Zogby, The Nation, 15 mayo, 2022.

2 https://www.dailymail.co.uk/news/article-10814501/White-House-condemns-disturbing-footage-Israeli-security-forces-beating-mourners-Jerusalem.html

Publicado en EE.UU., General, Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como Consejo de Derechos Humanos de ONU, Franja de Gaza, matanza de palestinos, matanzas selectivas, Naciones Unidas, periodistas asesinados, poder sionista, poderío israelí

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