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del planeta, la sociedad y cada uno…

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Categoría: Nuestros alimentos

CONSTELACIÓN OMINOSA

Publicada el 03/09/2022 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

No es habitual, como panorama o perspectiva lo que vamos a enumerar:

La segunda mitad del 2022 nos permite, más bien nos obliga, a considerar:

  • CONTAMINACIÓN PLANETARIA FUERA DE CONTROL

La humanidad ha construido nuestro mundo presente, la realidad, abusando cada vez más de los poderes que hemos ido adquiriendo y atesorando. Mientras las sociedades habidas hasta hace un par de siglos se valían del sol y el agua como fuerzas y palancas del desarrollo humano, el industrialismo permitió emplear una energía acumulada en millones de años en pocos siglos (todos los cálculos sobre las existencias de petróleo no pasan los tres siglos).

Pero el uso en cantidades extraordinarias de energía fosilizada trajo consigo tam-bién la aparición de residuos cuantiosos. Para apenas señalar uno de los más recientes: los plásticos desechados han generado por ejemplo “islas” oceánicas de millones de km2.

El optimismo tecnológico que caracteriza nuestro presente diseñó navíos “tragaplásticos” con los cuales nos prometieron  salvar el error anterior de haber generado tantos desechos fuera de control. Pero la situación no ha resultado tan sencilla. Como los plásticos son un invento humano, no son naturales, no se biodegradan como todos los elementos, sólidos, líquidos o gaseosos de la naturaleza. La erosión, claro, los achica, los desmenuza hasta hacer partículas microscópicas, que siguen empero en los mares. Ya sea depositándose en los fondos marinos, obstruyendo el “almácigo” oceánico que es todo fondo marino o, “tripulado” por microorganismos que siguen así sus marchas marinas. Investigadores han comprobado que estas partículas microplásticas, tripuladas como dije por microorganismos despiertan grandes apetencias en peces, algunos peces al menos como anchoas (con los que se ha experimentado), que los engullen ávidamente. Así tenemos microplásticos incorporados a las cadenas alimentarias y por lo tanto depositados en humanos (que somos casi siempre el fin de todas las cadenas alimentarias).  Se trata de cuerpos extraños, no alimentarios, que a muchos les hace temer serán origen de tumoraciones.

 

  • ALTERACIONES PLANETARIAS… EL ANTROPOCENO ES NUESTRO

La sociedad contemporánea apenas tiene registro de la cantidad e intensidad de inundaciones, sequías, incendios  (claro que una buena cantidad, provocados por el hombre para ampliar tasas particulares de ganancia), desbordes de diques de cola (altamente tóxicos), deshielos de altas cumbres y permafrost, –crisis biológica de especies muy perseguidas y hostigadas (sobre todo por el hombre, pero también y cada vez más, por alteraciones climáticas).

¿Estamos alterando el planeta, como podemos desgraciadamente ver con la plasti-ficación de los mares o los derretimientos de glaciares y nieves otrora “eternas”, y empu-jando a la extinción a tantas especies, y a la vez, ¿no nos estamos alterando nosotros?

  • MEDICALIZACIÓN SOCIAL NO POR SABER SINO POR… MIEDO

Con la pandemia declarada por la OMS mediante una redefinición, la medicalización generalizada resultó altamente efectiva. La pregunta es para qué. El miedo fue el motor de comportamiento. Con el que se generó  una ofensiva mediática, que logró una regimentación social pocas veces vista. El saldo de este emprendimiento de alcance planetario es variado: desde el punto de vista sanitario no se sabe si ha empeorado o mejorado la salud social, aunque la reiteración de las recaídas en el Covid19 da pábulo a temer que no ha sido una jugada saludable; desde el punto de vista de la gestión empresarial la oferta de inoculaciones vendidas como vacunas aunque en casi todos los casos con técnicas médicas tan  alejadas del concepto inicial de vacunación que  debería haberse optado por una nueva denominación –terapias génicas–, en cambio, las llamadas vacunas han sido un negocio formidable de alcance mundial. Y dada la denominación buscada y aceptada por los estados bobos que integran la OMS, la calidad de vacuna de un medicamento libera al fabricante de responsabilidad penal por un perjuicio al inoculado,  que se traslada al estado donde se encuentra la población objeto de ese tratamiento, algo bien distinto por cierto a la regla, teórica, que es que el laboratorio debe responsabilizarse por daños ocasionados por su medicación. [1]

  • LA COMUNICACIÓN CADA VEZ MÁS INSTANTÁNEA Y OMNIPRESENTE

No necesita mucha demostración, porque es lo que vivimos cada día. Estamos comunicados por radios, diarios, revistas, televisión, cine, por la digitalización cada vez de mayor alcance, con el celular como compañero casi  inseparable de nuestros oídos… y hasta por relaciones entre humanos. Asunto de otro costal es su calidad o confiabilidad. Porque estamos también cada vez más habitados por fake news. Y este rasgo cada vez más vigente nos lleva directamente a otro, fundamental en nuestro mundo actual:

  • PRESENTIZACIÓN DE LA SOCIEDAD

Estamos abandonando a un ritmo vertiginoso la temporalidad; nuestra triple dimensión existencial; pasado, presente y futuro. Para nada asimétrica, la temporalidad nos arroja al tiempo para que vivamos, hagamos lo que expresa nuestra raíz, vocación, destino, norte. Hay una dificultad insalvable con la presentización de nuestras vidas: quedarnos sin historia y sin proyecto. Como cualquier animal, vivir entretenidos.

  • GLOBALIZACIÓN Y DESNACIONALIZACIÓN

Un proceso que con mucho tino Frei Betto rebautizara globocolonización, porque no es sino un reacomodo de las relaciones imperiales o de centro a periferia, donde lo global va carcomiendo toda soberanía que lo nacional o comarcal ha procurado preservar.

  • FINANCIERIZACIÓN DE LA ECONOMÍA-MUNDO

Las finanzas, el uso de monedas, trató de solucionar las dificultades e injusticias que se generaban en los intercambios económicos buscando crear denominadores comunes. Poco a poco, lo financiero fue ocupando un lugar cada vez más relevante y a principios del siglo XX, un economista excepcional, Frederick Soddy, puso en entredicho todo el proceso de financierización  basado en el préstamo a interés, que no sólo permite sino estimula a crear capital con… nada. Para Soddy, el peligro de semejante invento es ponernos en las puertas de la inflación. Con su ritmo, progresivamente acelerado.

Hoy tenemos una espiral de deudas, ya no impagas, sino impagables. Generadas por los llamados “servicios de la deuda”. Y un deterioro marcado de la calidad de vida de los humanos atrapados en tales circuitos.

 

  • LA CANCELACIÓN RACIAL TRAVESTIDA EN CANCELACIÓN NACIONAL

El racismo desapareció… institucionalmente.  Alemania y su nazismo con quien tantos alemanes se habían identificado, empujados por la abyecta “Paz  de Versalles” (1919), que constituyó la verdadera máquina de expansión nazi, fue pulverizada material y anímicamente e incluso descuartizada territorialmente. Hubo un cambio cultural y geopolítico entonces,  porque no solo los vencidos debieron abjurar de sus proyectos racistas sino que también los vencedores advirtieron lo contraproducente de todo racismo orgulloso de sí mismo, y desde 1945 tanto la proclama (ostensiblemente) racista como el concepto mismo de raza, fueron abolidos (en EE.UU. permanecerán magras minorías afines a ese racismo sincero, pero ya no será funcional en ninguna parte, ni siquiera en Sudáfrica, que también tuvo que aggiornarse…).

Con la desaparición oficial del racismo rebrota otra discriminación no menos agresiva ni menos injusta: mediante “cancelación”, se proscribe hasta la mera presencia de lo diferente; se le niega un viaje, por ejemplo, no ya a un comunista, a un racista sino, por ejemplo, a un ruso. A caballo de un concepto emparentado con la condición nacional, se genera la misma discriminación blandiendo, por ejemplo “el antisemitismo”, contra palestinos o iraníes.

La segregación resultante es muy intensa, tan potencialmente lesiva como otrora el “White only”, tan característico de sociedades de privilegiados institucionales.

  • LA SEXUALIDAD EN ENTREDICHO. O AL MENOS LA MASCULINA

El  brote LGBTTTIQ distinguiría al día de hoy 8 géneros (hace apenas un tiempo, eran 5), el espacio Tinder nos “revela” 27, y si seguimos la escrupulosa división de géneros establecida por el legislador alemán Steffen Köninger, se trataría  de 166.[2] La noción de género se ha constituido como parteaguas entre progresistas y cromagnones.

Aunque la misma labilidad del concepto de género y su inasible alcance nos revela que se trata de una orquestación, ésa sí a toda máquina, promovida desde centros planetarios con fuerte incidencia; usinas ideológicas que van haciendo, deshaciendo y rehaciendo nuestras cabezas.

El carácter de “campaña” que caracteriza la difusión de esta temática también nos revela que el motivo real debe estar en otra parte.

Eso puede explicar por qué los neogeneristas se encargaron de copar los centros de educación y orientación sexual sobre todo referidos a adolescentes, con el oculto pero indisimulable fin de persuadir e inducir a jóvenes a “elegir” cambios de sexo o género. y

  • 2022: COMIENZO DE UN INVIERNO EUROPEO DE ESCASEZ

El invierno inminente exigirá algo desacostumbrado a Europa. El subcontinente, privilegiado económico planetario, todavía disfrutando los bienes cosechados durante los siglos de expolio desde sus principales naciones al resto del mundo, este invierno conocerá la escasez. Energética, pero también de modo por ahora ceñido, alimentaria.

  • OTAN COMO BOA CONSTRICTOR DESNUDA CONTENDIENTES

El torpe ataque de Putin/Rusia a Ucrania que quiso ser respuesta a la política otanesca de “quitar el agua al pez ruso” (o de agregarle otro anillo al oso ruso), algo que vienen haciendo incansablemente desde el colapso soviético, adueñándose geopolíticamente de una serie de naciones exsatélites a la Rusia soviética, travestidas en “faros de libertad” made in NATO”, se sigue prolongando en el tiempo y en el espacio más allá de la intención inicial de Putin de frenar ese intervencionismo ajeno (con el propio). La sensación que queda es que Rusia está repitiendo la secuencia afgana; tendrá que cambiar y mucho el curso para no repetir la historia. Y su costo (que fue la URSS).

  • EUROPA AVASALLADA AHORA SATELIZADA

Europa, avasallada por EE.UU. desde 1945, cuando el poder norteamericano tiró varios bolos a la vez: su competidor principal, Alemania, pero también al Reino Unido, exhausto. Francia, el gaullismo, trató de resistir y conservar su propia esfera de influencia, pero su secundarización fue irreversible.

La dependencia material de un continente sobrepoblado o de tierras escasas, es muy marcada. Viviendo del colonialismo esas carencias no se sentían, al contrario, pero el traslado de algunas sedes de los centros neocoloniales, la siguió satelizando, aunque conservando un nivel de gastos más bien característico de centros imperiales.

Tal vez el primer cambio de relaciones entre norteamericanos, europeos y rusos se encarnaba en la instalación de los gaso- y oleoductos rusos directos a Alemania, estableciendo allí una alianza rusogermana sin precedentes, de mutuo apoyo. Eso deliró a EE.UU. que hizo todo para coartarlo. Y lo logró… sin necesidad siquiera de bombardearlos, como amenazara el presidente de los democráticos EE.UU.

  • ECHELON 1948… Y SIGUE TAN CAMPANTE

En estrecha relación con la dependencia europea tenemos la vigencia ininterrumpida del acuerdo Echelon[3] desde 1948 entre “los” cinco estados anglófonos blancos (de piel); EE.UU., R.U., Canadá, Australia y Nueva Zelandia.[4] Un control general de las comunicaciones, enormemente incrementado con la computarización y la ampliación casi al infinito de los registros. Se observó entonces, todavía más claramente, cómo los negocios en el mundo empobrecido, en el Sur, o como se quiera llamar a la multitud de represas, puentes, caminos, plantas industriales y energéticas, laboratorios, acuerdos de cooperación o capacitación militar, se han adjudicado preferentemente a empresas provenientes de los 5 Ojos. Habían tenido el recurso de conocer ofertas de empresas de todas partes y comparar, en secreto, cotizaciones y aspiraciones, y los 5 Ojos ajustaban las ofertas. No sé si empresas rusas o brasileñas se habrán quejado, pero hay constancias que sí lo han hecho francesas o alemanas…

  • EL MUNDO RICO EN EXPANSIÓN CON PETS Y SIN HIJOS: LOS PERRHIJOS

La cultura de nuestro presente ha sido profundamente influenciada por el American Way of Life; Hollywood ha sido la inconsciente escuela de niños y adultos. Su resonancia ha sido dispar; los países centroamericanos, aledaños y reducidos por su fragmentación, han sufrido mucho más esa configuración que, por ejemplo, Francia o Mongolia. Por eso lo de pet en lugar de mascotas, para los destinatarios de estas nuevas relaciones, que inicialmente se percibieron en EE.UU. El pet, como uno más en la familia. Los afanes de humanizar animales  revelan perturbaciones serias; que perros caminen como bípedos, vestidos con camisas y pantalones, que se “entretengan” con recursos concebidos por humanos; que se festejen cumpleaños en compañía de otros perros, es decir con otros dueños de perros: engendro pavoroso de una pseudocomunidad.

Y que la comida de un perro neoyorquino valga más que la de una cincuentena de africanos pobres revela el tipo de humanidad y sociedad que se promueve.

  • CÓMO ENCARAN LOS SUPERRICOS LO QUE SE VIENE: COMO SIEMPRE

Hace furor entre los más ricos del planeta diversos proyectos de salvación personal.

Elon Musk, por ejemplo, considerado el titular del monto mayor de miles de millones de dólares del mundo, ”el rey de las finanzas”, encara, más rápido que corriendo, la construcción de naves que permitan abandonar la Tierra a la búsqueda de otro suelo más prometedor. Como si eso fuera factible.

Otros construyen búnkeres en medio de selvas, o directamente bajo tierra  (como el Survival Condo; 60 m. hacia dentro de la tierra, unos 20 pisos hacia abajo…), para tenerlos como segundo hogar en caso que la situación planetaria se siga deteriorando.

Philip Alston, relator especial de la ONU sobre pobreza y derechos humanos, subrayó estas desigualdades: “Nos arriesgamos a un escenario de ‘apartheid climático’ en el que los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras el resto del mundo sufre. […] una creciente desigualdad […].” [5] Tendríamos que decir que no es novedad, aunque podamos advertir que se agravan las condiciones.

Con un asesinato político desnudo en julio, en Brasil, y un atentado hoy contra la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, vemos entre nosotros lo ominoso de “la violencia política”.

 

[1]  Esas disposiciones se deben a que una vacuna exige muchos controles antes de su liberación o entrada a la sociedad y al mercado, con las cuales queda el productor liberado de responsabilidad civil o comercial con la población. Pero nada de eso pudo ocurrir, por la urgencia, con Covid19.

[2]   https://www.youtube.com/watch?v=QNjRnqqW28I.

[3]  Una red de alcance planetario para el control de todas  las comunicaciones entonces existentes: teléfonos, telégrafos, teletipos, correos. Bautizada como “Los 5 Ojos”.

[4]   Sierra Leona, Liberia, India también tienen la lengua inglesa como idioma oficial. Pero jamás participaron del acuerdo Echelon.  En los ’90 se barajó el ingreso de Israel a los 5 Ojos. Dada la naturaleza de la expansión israelí, consideramos que podemos hablar de “6 ojos”.

[5]   Kenn Orphan, “El apartheid siempre ha sido el plan”, 10 set. 2019.

Publicado en Argentina, Centro / periferia, Globocolonización, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Poder mundializado, Salud. Y enfermedad, Uruguay

Catástrofe alimentaria: ¿indeseada o ansiada?

Publicada el 07/06/2022 - 07/06/2022 por raas

Se anuncia, un día sí y otro también, que se avecina una crisis alimentaria sin precedentes. Lo hacen analistas explicitando las dificultades para el transporte de producción, ocasionadas por los bloqueos marítimos de la guerra en y alrededor de Ucrania, y lo hacen incluso comunicadores que ni siquiera se toman el trabajo de presentar porqués, verdaderos o falsos. Estos últimos se limitan a la agorería; viene el lobo… que cada uno se parapete…

Por Luis E. Sabini Fernández
25-05-2022

Cuando uno trata de rastrear orígenes de este anuncio o preanuncio, surge claro que Putin deviene principal responsable. Porque la movida militar por él desencadenada ha ido desenvolviendo sus pasos, poniendo en peligro los transportes de alimentos, bloqueando rutas y mares:

“Vladimir Putin destruirá las vidas de muchas más personas que las que mueran en el campo de batalla, y a una escala que el mismo presidente ruso terminará lamentando.” 1 Llegados a este punto, empezamos a otear “de qué va la cosa”.

El anuncio de la hambruna universal no es sino otra forma de “echarle la culpa” de lo que pase, lo que está pasando y lo que esté pasando, a Vladimir Putin. Habiendo desencadenado semejante máquina de guerra, procurando “poner en vereda” a un estado de proporciones más que medianas, con enorme potencial económico y humano, Putin hizo una muy arriesgada movida. No es lo mismo “ordenar” Osetia del Sur, con su no más de cien mil de habitantes, incluso Chechenia, otra entidad de proporciones muy menores ante “el oso ruso” (se estima una población chechena de un millón de habitantes).

Rusia está o estaría entonces “enderezando” a la usanza tradicional al socio mayor de la Gran Rus en la vieja Federación Rusa, nada menos. Y cuando nos referimos a densidades y magnitudes, dejamos exprofeso al margen el sentido o sinsentido de los “correctivos”. Porque la ecuación tampoco es tan sencilla como para hablar de la batuta rusa procurando dirigir el concierto de “todas las Rusias”.

Es indudable que Putin sintió el embate geopolítico y directamente militar desde Ucrania, y que lo sufrió durante años. En un sangriento toma y daca, porque Rusia también aplicó tarascones al territorio ucraniano. Pero el conflicto es mucho más que uno ruso, dirimiéndose entre la Gran Rusia y la Pequeña Rusia (denominaciones tradicionales de Rusia y Ucrania)

Si algo está ya más que suficientemente probado es la actividad de los “servicios” estadounidenses e israelíes (tan imbricados entre sí) dentro de entidades “fracturables”, al decir de Samuel Huntington,2 como Ucrania.

Ya ha quedado ampliamente demostrado que Victoria Nuland, una de las capitanas de EE.UU., coautora del Project for the New American Century (set. 2000), fue la que diseñó un nuevo equipo de gobierno para una Ucrania prooccidental, para divorciarla decisivamente de Rusia (2014). Nuland, provista de miles de millones de dólares, dibujando el nuevo gobierno ucraniano, como si se tratara de designaciones de autoridades con los ediles de su barrio….). Doña Victoria no sólo distribuyó cargos y dólares (o dólares y cargos); fue decisiva en la instauración de una red de laboratorios de biología sintética en Ucrania, arma por excelencia de las nuevas guerras proyectadas –biowarfare– administrada y guiada bajo control estadounidense.

El “pasaje” de la soberanía rusa a la occidental ha sido tan alevoso y decisivo que ha generado, inevitablemente, resistencia. La que expresara Putin. Si vemos entonces el cuadro más completo, aun con los errores y horrores del modo ruso, no podemos dejar de advertir que con el colapso soviético de comienzos de la década del ’90, el mundo anglosajón recuperó la confianza en su poder mundializado que se venía asentando desde siglos atrás. Y que la URSS había puesto, siquiera apenas, en entredicho.

Con la Caída del Muro y el agotamiento soviético, el eje Londres-Tel Aviv-Pentágono volvía por sus fueros. Por eso, la OTAN, por ejemplo, no parece conformarse con nada. Actúa como un pac-man. Lo quiere “todo”.

Volviendo entonces a los insistentes anuncios de hambruna mundializada, hay que aprender a leer esos mensajes.

Lo que nos dicen los que nos hablan de lo porvenir, a veces incluso como si supieran, es que la continuación de la guerra y las acciones militares conexas, los bloqueos marítimos y las interrupciones de suministros ocasionadas por los despliegues militares, terminarán castigando poblaciones aisladas, sin provisiones, sin medios para alimentarse…

Pero esa falta de medios para alimentarse está supeditada a la guerra. La cual no sólo desencadenó Putin sino que con todo empeño y ardor la OTAN se ha dedicado a insuflar, prolongar, ensalzar. La OTAN en general, y particularmente EE.UU.

Si “estalla” la paz, quedaríamos sin guerra. Y consiguientemente, sin hambruna. Y esto sí, entendemos sería un problema para quienes apuestan al biowarfare, al dominio generalizado. En resumen, si llegamos a la hambruna prometida”, no será responsabilidad exclusiva de Putin, como nos dan a entender.

La hambruna será entonces, el fruto de los guerreristas. Y hay algo previo, ahora muy oscurecido. Y es la fragilidad del sistema alimentario mundial y en general de nuestro mundo actual, tan interrelacionado, tan interdependiente. Poblaciones que queden sin cultivos, sin granos, sin fertilizantes, sin agua, pasarán hambre, nos dicen.

Lo que no nos cuentan es el capítulo anterior, cuando esos campesinos contaban con sus medios de subsistencia que les fueron arrebatados para implantar la globalización rampante, generalizada, en que el campesinado tradicional debía desaparecer, sustituido por planteles agroindustriales mucho menores… y mucho más dependientes de los suministros de las corporaciones transnacionales (a la vez, recibiendo alimentos de mucho menor calidad alimentaria).

Y no sólo no resolviendo los problemas de la contaminación, sino agravándolos en temeraria escala geométrica. Estos eslabones de la complejidad económica no te lo cuentan.Ω

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/inminente-cat%C3%A1strofe-alimentaria-202932599.html, La Nación, Bs. As., 20 mayo 2022.

2 The Clash of Civilizations and the Remakingo of World Order, Simon & Shuster, 1993.

Publicado en Destrozando el sentido común, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como biowarfare, catástrofe alimentaria, complejidad económica, EE.UU., Estados Unidos, Federación Rusa, guerreristas, hambruna, la Caída del Muro, Luis E. Sabini Fernández, menor calidad alimentaria, OTAN, Project for the New American Century, Samuel Huntington, territorio ucraniano, Vladimir Putin

Tanto gra gra para decir gro

Publicada el 01/05/2022 por ulises

En la Universidad Nacional de Córdoba hubo, alrededor del 20 de abril, una mesa o panel de discusión y presentación de un proyecto, con sus oradores principales o de fondo, Juan Grabois y Gustavo Grobocopatel.

Por Luis E. Sabini Fernández

Presentándose uno como pobrista y el otro como sin tierras. Ambos encarando temas angustiantes como la situación de los desamparados, de cincuenta mil campesinos la mayoría sin tierra propia pero que, según las estimaciones de Juan Grabois, son quienes alimentan cotidianamente a los cuarenta o cuarenta y cinco millones de habitantes de Argentina.

Sorprendió sin duda el diálogo de semejantes dos voces. Uno de los asistentes al encuentro, que precisó era docente en esa misma universidad, recordó la actividad de Gustavo Grobocopatel vinculada con la cantidad de enfermos y muertos que ‘cualquiera que vive en el interior del país conoce en su cercanía’.

Recogió el señalamiento Grabois, airado: “-¿Dónde está la pistola? El interviniente no atinó con una repuesta. −¿Pistola? –Sí, ¿trajiste la pistola para matar a Grobocopatel? insistió Grabois.

Quien recordara el tendal sanitario de la soja y consiguientemente de la acción del “rey de la soja”, sentado allí en la tarima de expositores, aclaró que él no venía a matar a nadie, pero sí a preguntar y/o denunciar situaciones…

La intemperancia de Grabois −que mucho debe haber agradecido Grobocopatel para no tener que dar cuenta del daño sanitario, biológico, ambiental, hereditario que el “chavista” agropecuario argentino ha “sembrado” en este país por lo menos a lo largo de todo el siglo XXI, junto con la soja transgénica−, esa intemperancia que pretendía abrir una discusión (matar al sojero o algo así) de hecho malogró toda discusión valiosa y le permitió a Grabois “patotear” el discurso y llevarlo… a ninguna parte.

Porque si de pistola podría haberse hablado, y no en sentido psicoanalítico sino crudamente material, la pistola humeante en ese encuentro era la de Grobocopatel.

Porque la agroindustria no es Gandhi en acción o carmelitas descalzas. La agroindustria mata. Y mata en forma de exterminio masivo. Pregúntenle a abejorros, guitarreros, mariposas, langostas, grillos, cascarudos, abejas, lepidópteros en general e insectos, más en general. Y a ranas, lombrices, roedores. Y miren el atroz registro fotográfico que un investigador, sin pistola y con cámara, ha hecho del destrozo ambiental humano de la soja transgénica; Pablo Piovano, un fotógrafo que honra su producción y su sociedad.

Así que la representación de estos dos figurines ha sido solo acorde con el grado de impunidad con que el capital, destrozando el planeta, sigue “adelante”.

Grobocopatel con su progresismo a cuesta, procura preservar su negocio (negoción) sin negarle a los invocados cincuenta mil campesinos de Grabois (ésos sí que sin tierra o muy poca) un mendrugo de suelo para que sigan alimentando al país.

Y muchos parecen no darse cuenta que una industria agropecuaria en gran escala contaminante no “se casa” con una agricultura orgánica de pequeña o pequenísima escala, no contaminante. No hay coexistencia fructífera, a largo plazo. O se envenena o se cuida la salud y la vida. Porque no se trata de volúmenes estancos. Porque todos vivimos en el mismo aire.

Hace un par de décadas, cuando la revolución “agroindustrial” ya arrasaba Argentina (entonces eran apenas dos los estados ”nacionales” que habían habilitado el “ingreso” de plantaciones transgénicas en gran escala en el mundo entero; EE.UU. y Argentina, algunos otros, tentaban experimentar apenas con siembras bajo control), el MAPO, Movimiento Argentino de Producción Orgánica, viendo el ensanche arrasador de plantaciones transgénicas, que “contagiaban” fácilmente, viento mediante, a los cultivos orgánicos que perdían así la certificación, propuso ante el Congreso crear dos superficies delimitadas en el territorio nacional, una para producción con contaminantes, otra sin ellos. Y que un paralelo, latitud 36, 38 o 40, sirviera como frontera interior entre ambos espacios.

Semejante proyecto jamás fue aprobado. Creo que ni siquiera considerado. Y la producción con veneno, pero más cómoda, avanzó rauda. Permitiendo ingresar al país dentro de la modernidad más moderna.

Si una ausencia resultó atroz de ese encuentro de “titanes” en la UNC para hablar de soluciones para los pobres y de comida para los habitantes de este país, es la de la contaminación.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

Publicado en Agronecrófilos, Argentina, Destrozando el sentido común, Nuestros alimentos, Salud. Y enfermedad

¡Menos altivez institucional y más vergüenza ecológica!

Publicada el 28/07/2020 por ulises

URUGUAY ANTE LO AMBIENTAL

por Luis E. Sabini Fernández –

Destacamos las fortalezas que tiene Uruguay: transparencia institucional, promoción de la cultura de la calidad y de la competitividad mediante el impulso del desarrollo y de la sostenibilidad, con calidad institucional y eficiencia política implementando procesos de innovación y mejora continua, empleando buenas prácticas de preservación del medio ambiente [colaje de frases extraídas de documentación y papers varios]

 

Decía el formidable Mahatma Gandhi, «Más que los actos de los malos, me horroriza la indiferencia de los buenos», análogamente podríamos decir que el horror desplegado es mucho menos frecuente, siendo más repulsivo que el mal que se cuela en nuestra sociedad, como dicen los gallegos, “a la chita callando”.

El horror, entonces, no de los devastadores activos, de los asesinos seriales, sino de los que dejan hacer o de los que cómodamente  ignoran que la devastación es mucho más frecuente de lo que se asume.

Uruguay es visualizado desde la UE como un referente ambiental. Se le atribuye al actual presidente la tarea del cuidado ambiental regional.

¿De dónde sale tamaña idea? Del cuidadoso cultivo de mentiras y escamoteos que tantos uruguayos han hecho con la cuestión ambiental.

“Uruguay natural”

Para no remontarnos demasiado vayamos apenas a la consigna “Uruguay natural” que fue nada más que una “frase gancho” para promover turismo, a la que se le dio con el tiempo un nuevo significado de conciencia ambiental. Estupendo si fuera real, no oportunista.

Un ejemplo, apenas: la entonces ministra de Medio Ambiente, Eneida de León, perorando sobre la pureza del agua  corriente nuestra: “los últimos resultados de las muestras obtenidas arrojaron un porcentaje de agua potable superior al 99 %, […] [1] «más que admisible» al compararlo con Europa y América Latina, donde el promedio se sitúa en el 93 % y el 76 %, respectivamente.” Una pena que De León no hubiera revelado las fuentes de semejantes afirmaciones y comparaciones. Y lo más grave, que una visión tan sesgada tuviera oídos pueriles que lo creyeran.

Que crean eso o el discurso del año pasado de la misma “ecologista”, entonces ministra del gobierno que nos ha embretado en secreto con UPM, hipotecando tierras y aguas de nuestro país; en marzo de 2019 De León hizo su speech en Nairobi,[2] en el cónclave de la UNEA4 y manifestó que, aunque usted tal vez no esté enterado,  “Uruguay está profundamente comprometido con el cuidado del ambiente y la gestión de los ecosistemas” y que los desafíos correspondientes resultan “producto de un proceso de consulta ciudadana”, por el cual imagino al lector exprimiendo infructuosamente la memoria para ubicar dicho proceso, en algún lugar del país, en algún momento de su historia.

Agroindustria y contaminación

Jamás ingresó tanto en nuestro territorio la agroindustria como hoy, que hace que el campo se siga despoblando aceleradamente.

Como la agroindustria que se autocalifica de “agricultura inteligente” está a la vez contaminando a diestra y siniestra los campos, el aire y las aguas, no sólo se despuebla el campo sino que se afecta toda la biodiversidad; cada vez hay menos fauna y flora silvestres, naturales; nuestros arroyos ya casi no tienen peces;  nuestras colinas y bajíos ya casi no tienen mulitas o liebres y es ya “tarea imposible” salir a cazar perdices. Pero en rigor el exterminio masivo va mucho más allá, porque la fauna menuda, de insectos −la que solía estamparse en los parabrisas y radiadores a la vista de los autos de antaño− también ha disminuido enormemente su presencia.

Jamás, tampoco, se ha cedido tanto espacio a las grandes corporaciones transnacionales, particularmente a las factorías de celulosa (de las mineras, hemos zafado no por mérito propio sino por pérdida de interés empresario, por la baja cotización). La forestación se ensancha como una mancha venenosa; con los ingresos ofrecidos por las empresas transnacionales, logran que se planten eucaliptos en todos lados, arrebatando tierras aptas para otros usos y cultivos,  violentando las regulaciones públicas al respecto.

Jamás habíamos registrado tamaños índices de contaminación. Y nuestros estudios al respecto son increíblemente débiles, embrionarios.

El agua, otrora nuestro tesoro

Tenemos el agua de prácticamente todo el país comprometida con tóxicos.

El uso irrestricto, o casi, de agrotóxicos, tiene la mirada corta; su mirada comercial incluida. Toleramos “entre casa” venenos que el mercado mundial va desechando cada vez más; ¿por qué Italia rechazó naranjas uruguayas?, ¿por qué la miel, otrora orgullo de calidad uruguaya,  ha sido rechazada por las autoridades bromatológicas alemanas?

Ahora se ha obtenido una nueva línea exportadora de miel, a Arabia Saudita. No conocemos sus exigencias bromatológicas, pero sí sabemos que sus pautas de calidad son más bajas que las suecas.[3] Porque hoy también en Uruguay, se coloca azúcar al lado de las colmenas debido a la pérdida de prados naturales; ¡hasta el trabajo de las abejas ha devenido trabajo esclavo!

Y con la carne, el principal destino de los últimos años ha sido China. Pero en 2016 hubo rechazo de carne considerada no apta. Ya había pasado algo similar, el año anterior, con grasa animal, evaluada como en mal estado. Y en 2019, otra vez rechazo de  carne.

Hablamos de pérdida de mercados. Otra faceta relevante es la primarización de nuestra economía. Ya tenemos el caso, en plena expansión, de la forestación totalmente al servicio de pulpos celuloseros que se llevan la humedad del país y nos dejan los detritos, y todo ello casi sin pagar, usando el régimen de zonas francas, que es una reedición de la vieja extracción material que hicieron los imperios europeos en los siglos XVII, XVIII y XIX con las “economías de enclave”.

Pero hemos “avanzado” más todavía. En los ’80, Uruguay llegó a exportar ganado en pie, unas 80 mil cabezas. Si eso es negación de trabajo propio, este año la exportación de ese tipo sobrepasa las 400 mil cabezas. Cero valor agregado, cero trabajo en lechería, en carnicería, en conservación. Apenas la crianza la queda al país. Una radiografía del despojo. De otro despojo.

Cito resoluciones del MVOTMA:  “acordaron garantizar una vida sana y un planeta sostenible y seguro para todos; crear conciencia sobre la urgencia de actuar sobre los productos químicos y los desechos en todos los niveles […] lograr un sólido marco propicio para la gestión para ser respaldado por órganos políticos […] a unirse a la Alianza de Alta Ambición para fortalecer la aspiración […] un marco habilitador sólido que generará beneficio

[…] y un desarrollo sostenible para todos en todas partes.” [4]

Esperemos que esta Triple A no sea tan atroz como la argentina de los ’70, pero escuchemos el eco de estos versos: “[…] no pierden ocasión / de declarar públicamente su empeño / en propiciar un diálogo de franca distensión / que les permita hallar un marco previo / que garantice unas premisas mínimas / que faciliten crear los resortes / que impulsen un punto de partida sólido y capaz / de este a oeste y de sur a norte, / donde establecer las bases de un tratado de amistad / que contribuya a poner los cimientos / de una plataforma donde edificar / un hermoso futuro de amor y paz.” Joan M. Serrat, “Entre esos tipos y yo hay algo personal“. Tal cual.

[1]  Ag. EFE,  11 mayo 2015.

[2]  https://presidencia.gub.uy/comunicacion/comunicacionnoticias/eneida-interpelacion-agua-potable, 2019.

[3]  En los ’80, cadenas de comercialización suecas promovían miel uruguaya proveniente de prados, como muy superior a las mieles provenientes de apiarios que colocaban azúcar al lado de colmenas.

[4]   https://www.mvotma.gub.uy/novedades/noticias/item/10012222-uruguay-comprometido-ante-el-mundo-con-el-cuidado-del-ambiente.

Publicado en Agronecrófilos, Destrozando el sentido común, Nuestros alimentos, Uruguay. Qué hacer

Comentario a pregunta de Eduardo Blasina. Forestación importada: ¿Beneficio nuestro, recíproco o del que la ha programado?

Publicada el 11/06/2020 por ulises

por  Luis E. Sabini Fernández                                                                     

¿Cuántas plantas de celulosa son sostenibles en Uruguay?

                                        a Ricardo Carrere, in memoriam

El ingeniero agrónomo y consultor Eduardo Blasina hace esta pregunta (título de su nota del 24 mayo ppdo.), una interrogante que tiene un partido tomado, puesto que presupone la sostenibilidad; una pregunta menos condicionada, más radical, más pregunta, podría ser si es acaso sostenible.

Pero entiendo más fructífero que responder a la pregunta de Blasina el formularnos otra pregunta, más histórica: ¿cómo han advenido las celuloseras a nuestro país, ahora que ya se empieza a hablar de una cuarta y una quinta…

En los ’60, ’70, ’80 se inicia un proceso de deslocalización de industrias del llamado primer mundo o «países centrales»: los efectos contaminantes de la industrialización progresivamente acelerada se estaban haciendo sentir. Es el tiempo cuando la bióloga estadounidense Rachel Carson se da cuenta que no hay más pájaros, aniquilados con los biocidas de la industrialización rural (Silent Spring, Primavera silenciosa, 1962).

Larry Summers, un funcionario clave que participó de numerosas administraciones demócratas estadounidenses, dio el fundamento estratégico a las deslocalizaciones: la expectativa de vida es mucho mayor en los países del Primer Mundo que en la periferia planetaria; por eso los primeros países tienen tantos adultos mayores y los países periféricos no tantos.

Por su parte, la contaminación industrial en progresión, sostenida con la tecnologización, provoca, de acuerdo con el diseño bosquejado por Summers,  sobre todo cánceres que tienen un proceso de décadas antes del desenlace: si dejamos las industrias en los países centrales, ‘van a arrasar a nuestros viejos’; si llevamos tales industrias, es decir su contaminación, a los países periféricos, apenas se va a notar el daño puesto que por muy diversas razones, mucha población allí no llega a vieja.

Así aparecen “como grandes oportunidades” las industrias del Primer Mundo en el tercero; en zonas francas, en zonas de producción de exportación, en maquilas, en zonas libres…

En esa misma época, recordarán los memoriosos que ya son veteranos, se inició en Uruguay toda una propaganda muy persuasiva, “plante un árbol, haga un libro, tenga un hijo”, que tuvo una segunda fase: invertir pequeñas sumas en plantaciones, que, se decía, eran inversiones saludables, en pro de la natura…

Costó años ir dándose cuenta de la jugada en la cual lo ambiental era lo que menos se cuidaba…

Poco después de la implantación de las zonas francas  −un fruto posdictadura− que es en rigor un retorno, pero en otro aro de la misma espiral, a las economías de enclave del colonialismo puro y duro de altri tempi, llegamos a las primeras pasteras.

Luego de este sucinto recorrido, regresemos a la pregunta de Blasina.

Blasina se confiesa un tecnooptimista. Sería bueno que mantenga la precisión en el lenguaje porque la frase: “Mantener buena calidad de aguas” para nuestro Uruguay, para nuestro presente, es casi indecente. Si algo hemos perdido con la agroindustrialización galopante es la calidad de las aguas. En prácticamente todo el país. El Santa Lucía es mudo testimonio de esa pérdida. Pero el río Negro, también y todavía falta la descarga monumental criminalmente proyectada con UPM 2 (no paso cifras, acojonantes, porque estimo que ya son públicas y Blasina las conoce).

Para Blasina: “Es bueno que el Uruguay agregue a sus exportaciones nuevos rubros de gran escala […].” Esta pretensión de jugar “entre los cuadros grandes”, que es un gran mérito del fútbol uruguayo, no funciona igual, si pasamos del deporte a la economía. Uruguay no puede apostar, aunque lo hace y lo ha hecho, a usar los suelos como Argentina o Brasil, Canadá, Australia o EE.UU. por la sencilla razón que muestra un mapa. No hacemos mella en el mercado de la commodities.

Pero algo más grave y ya no táctico: la apuesta a la “gran escala” tiene otros inconvenientes, graves: 1) la gran escala contamina también a gran escala; la contaminación repercute mucho peor en territorios chicos que en grandes territorios despoblados, como tienen, con sus millones de km2, los grandes países mencionados, Australia, Canadá, Brasil.

La actividad agropecuaria en escala mediana o pequeña permite mejor cuidado ambiental. Y da más empleos. Trabajada inteligentemente, puede dar mucho mayor rinde que el de los commodities (a un país de las dimensiones del nuestro, reitero). Argentina, por ejemplo, el segundo estado en cultivar transgénicos luego de EE.UU en el siglo XX, logró, mediante la producción bruta a principios de este siglo de unos 50 millones de toneladas anuales, “cosechar” como pocas veces antes una montaña de dólares que explican la adhesión (o falta de) al kirchnerismo (dejamos al margen el costo en salud).

Porque un país de grandes superficies se puede dar el lujo de aplicar gran escala para alguna producción y le queda superficie para otro tipo de producción más intensiva o artesanal; como ser frutales, viñas, diversos granos, huerta. Y el daño ambiental que pueda producirse con el empuje agroindustrial no tiene porque abarcar a todo el estado. Pero un país de dimensiones pequeñas recibe un posible daño ambiental en “todos lados” y puede, al contrario, agrandar su superficie dando variedad biológica a sus suelos; el clásico modelo granjero, por ejemplo.

¿Qué nos falta gente? Ciertamente. La gran producción, el latifundio, el monocultivo, si algo han hecho es despoblar el campo. Un operario alcanza para cubrir varios cientos de hectáreas tanto de soja transgénica como de árboles plantados en  hilera. Cualquier cultivo, por ejemplo, agrícola demanda muchísimo más mano de obra. Y las specialities son muy bien pagadas en diversos mercados, cada vez más atentos a la cuestión alimentaria.

El tecnooptimismo de Blasina lo lleva a abrigar expectativas a mi modo de ver meramente especulativas, sobre el papel del desarrollo tecnológico de países “centrales” sobre la periferia planetaria.

No conozco hechos reales que abonen ese optimismo, que calificaría de ingenuo. Veamos un ejemplo de esas aplicaciones tecnológicas del primero al tercer mundo, y dejando a un lado la repugnante actitud Summers: los noruegos cultivaron durante décadas “escaleras” para facilitar a los salmones su desove que, como se conoce, es enormemente esforzado, río arriba. Ese ciclo biológico natural sin duda les otorga a los salmones una extraordinaria fuerza vital. Pero el interés económico de los humanos, “es más fuerte”, y por eso se construyen esas escaleras para salmones, visibles en varios ríos de montaña noruegos.

Más tarde, Noruega encaró la producción de salmones mediante estanques. Alimentados. Feed lot de peces. E inmediatamente, empezaron a poner en los estanques antiparasitarios, antibióticos, y toda una seria de “antis” para evitar que los planteles fueran arrasados por pestes.

Eso, en Noruega. Pero los noruegos instalaron en el sur chileno el mismo tipo de producción, y si ya era alarmante la toxicidad hallada en los salmones de criaderos noruegos, la toxicidad en los chilenos, denunciada en diversas investigaciones, resultó aún peor. Y los noruegos, como los finlandeses, no tienen ninguna tradición imperial que forja una psicología potencialmente más abusiva, invasora. Al contrario, finlandeses y noruegos han sido siempre “hermanitos menores” de las potencias de la región; Suecia, Rusia, Alemania, Gran Bretaña…  Pero su historia no imperial al parecer no ha sido suficiente para establecer relaciones igualitarias con ”el tercer o cuarto mundo”.

RECUADRO


Comentario de un cuidador del Dique Laviña en la provincia de Córdoba: “−las truchas del río se quedan chiquitas; las de los jaulones, en cambio, crecen hasta mucho más del doble… eso sí, las del criadero mueren jóvenes y las silvestres son mucho más longevas.” El hombre registraba las diferencias más bien asombrado sin atinar siquiera una explicación. Pero registraba una realidad, indudablemente ligada a una dosis de sobrealimentos, engordar sacrificando salud…


Volviendo a UPM 2, la cuestión no es sólo decidir si quienes se presentan como “aportantes de capital” no procuran exactamente lo opuesto a lo predicado. Hay otra aspecto, y ése es nuestro: el proceso por el cual se aprueban esas megainversiones. En total secreto, so pretexto de “cuidarse de la competencia”. Más allá de un posible daño a “los dividendos empresariales”, para nuestra sociedad el secreto en estas negociaciones y contratos significa lisa y llanamente que la gente, la población, no importa un ápice.

No le importa ni a los gobernantes ni a los inversionistas. Con lo cual aquella expectativa de Blasina de encontrarse con “la cultura finlandesa” tal vez no resulte lo que él imagina.

Blasina plantea algo correcto, precautorio, hablando de los proyectos de gran escala  y las inversiones correspondientes: “Estos emprendimientos suponen un fuerte desafío ambiental. El ecosistema soporta cierta presión, pero no más que una determinada presión. Si cruzamos el umbral de carga soportable el sistema colapsa.”

Su optimismo le permite creer que estamos todavía lejos, pero que con las posibles 4ª. y 5ª, podríamos estar peligrosamente cerca.

Lamento comunicarle que ya estamos  allí. Usted, Blasina, lo debería saber mejor que yo: los ganaderos que se quejan de reses muertas luego de beber el agua del Río Negro; la cantidad de cianobacterias que arrecian en nuestro país y ya no solo en verano. El Río de la Plata está contaminadísimo. Aunque contemos con el viento y las corrientes marinas como aliados que nos sacan cada tanto la presión y el escarnio…

La contaminación del agua en nuestro país es uno −junto con la plombemia en su momento; la plastificación de campos y aguas que tiende un futuro ominoso para nuestra pesca; la bomba de aditivos para mejorar el rendimiento empresario o abaratar la comercialización− de los serios problemas que tenemos y que tendremos que afrontar.

Tenemos puntos a favor, a veces ni siquiera elaborados por nosotros: el carácter ondulado de nuestro suelo, sus colinas, que tanto difieren de la pampa del centro argentino, no ha permitido prosperar feed-lot que tanto habrían deseado algunos. Ese mismo rasgo permite al Uruguay tener de las mejores carnes. Gracias Hernandarias.

Tenemos uno de los suelos más irrigados de la tierra, y consiguientemente un porcentaje de suelo cultivable de los más altos del mundo.  Cultivable, que no cultivados. Y hoy se halla comprometido, como dijimos, por la contaminación química y agroquímica- ¿Recuperable? No con pasteras que tragan ingentes cantidad de m3 de agua y devuelven un efluente a mayor temperatura y contaminado.

Tenemos una franja climática envidiable. Y es insensato que si el promedio de áreas protegidas anda internacionalmente en el 17% y Argentina tiene un 8%, Cuba un 30%, Venezuela un 55%, Chile un 20%, Uruguay tenga 1% y fracción. Y esos tristes números hablan de nuestro estado cultural.

Y de la ofensiva de la agroindustria.

Y explica cómo no hemos aprendido a ser autónomos. Penosa confusión porque nos sentimos autónomos. Y en cierto sentido sí lo somos. Pero en las grandes líneas somos heterónomos, y la celulosa es un penoso ejemplo.

Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, Globocolonización, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Uruguay

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