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Categoría: Política

La ONU hizo «el pastel»: difícil que pueda desmontarlo. PALESTINA 2023. MATANZAS CADA VEZ MÁS DESNUDAS

Publicada el 03/04/2023 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández –

El 26 ene de 2023, fuerzas israelíes penetran una vez más el campamento de refugiados de Jenin y matan en el operativo, con que se supone buscaban algo o alguien, a 9 palestinos, incluidos un niño y una sexagenaria.

Como las fuerzas de seguridad israelíes no tienen necesidad de rendir cuentas judiciales de ningún tipo, es fácil imaginar la inexistente justicia o precisión del operativo.[1]

En los dos primeros meses de 2023 los operativos “de limpieza” arrojaron una sesentena de palestinos matados en allanamientos y redadas en Cisjordania. Récor histórico. En Nablus, la seguridad israelí adujo buscar tres activistas violentos palestinos y dejó 11 muertos en dicha búsqueda; una pequeña muestra del método usado cuando Shalit y una excusa para “achicar” población que consideran sobrante.

Los colonos con sus agrupaciones fascistas de tipo israelí, es decir libres en el estado sionista (hasta con amparo policial), ejercen venganza de respuesta a la respuesta de la venganza…

El fascismo es así. Consideran legítimo atropellar, pero se indignan por la respuesta, violenta aunque sea de menor intensidad que el atropello fascista inicial.

Heba Morayef, coordinadora de Amnistía Internacional,  puntualiza: “en octubre de 2022, los colonos irrumpieron en una escuela de Huwara  (cerca de Nablus), donde rompieron ventanas y golpearon a profesores y alumnos; menos de dos semanas después, una cafetería fue incendiada y grupos de colonos atacaron a residentes palestinos con tuberías y piedras.” [2]

Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia para Oriente Medio y Norte de África, también de AI, sostiene: “Desde hace casi un año, el campo de refugiados de Yenín está en el centro de la escalada de represión militar de Israel. La periodista palestina Shireen Abu Akleh murió por disparos en este campo el pasado mes de mayo, y las personas que allí residen siguen siendo objeto de incesantes incursiones militares que constituyen castigo colectivo.” [3]

Y así, antes de terminar febrero 2023, colonos entran a saco al pueblo de Huwara, incendian a más de cien autos y unas treinta viviendas con daños en incursiones y un habitante palestino matado. Pocas horas antes,  dos jóvenes israelíes, en auto, habían sido baleados y matados.

 

No se puede disociar esta creciente, progresiva brutalización israelí contra los palestinos de lo que se está procesando en el el actual Israel, en sus calles.

Hasta sus seguidores y admiradores no dejan de advertir el creciente cesarismo de Beniamin Netanyahu, su autoritarismo desembozado y las pretensiones personales de impunidad.

Un punteo mínimo

Nada de que asombrarse que se estén hoy cosechando tales frutos, dada la inmunidad generalizada del comportamiento israelí, no sólo ante palestinos. Particularmente dentro de EE.UU. Inmunidad e impunidad son parientes muy, muy cercanos.

Los palestinos, inicialmente engañados con los primeros asentamientos sionistas no violentos (hay páginas maravillosas de judíos rusos advirtiendo que esas “picardías” no iban sino a dificultar las relaciones puesto que ‘los árabes no eran tontos, al contrario…’), fueron tomando conciencia del despojo al que estaban siendo sometidos desde los primerísimos años del s XX y fueron ensayando resistencias, con el paso de las décadas, cada vez más violentas; aunque nunca alcanzaron la violencia ejercida por los sionistas en el país. Mazin Qumsiyeh, palestino, repasa y ve que no hay recurso violento en el conflicto palestino-israelí que no haya sido usado antes por los sionistas.[4]

En 1946 sionistas sitúan un coche-bomba en el Hotel David, con decenas de huéspedes y personal, árabe, inglés, judío y de diversos orígenes, 91 muertos; las primeras cartas-bomba son también de origen sionista y datan de 1947.” [5]  Entre 1947 y 1948 el Irgún asesina conductores árabes de transporte colectivo en Tiberíades,[6] ya empeñados en “ahuyentar” mediante el terror a la poblacion oriunda de Palestina.

Qumsiyeh sigue recordando el origen de la violencia en Palestina/Israel: “en 1932 la Haganah hizo estallar un oleoducto iraqui, cerca de Haifa” […] el 12 de diciembre de 1954 secuestraron un avión de línea sirio [y] en 1973 Israel derriba un avión de línea libio [¡106 muertos!].  En 1944, los miembros del grupo Stern, sionista, asesinaron al ministro británico Walther Guinness, lord Moyne. Y en 1947 perpetran atentados con bombas en buses de transporte colectivo con varios muertos y muchísimos heridos. En el 48 plantan bombas en el Hotel Semiramis, palestino, matando a una veintena de personas. Minaron viviendas, hoteles, mercados, buses, trenes. Y en 1948 desencadenan el Plan Dalet, arrasando unas 500 aldeas palestinas generando varios miles de muertos (Balad el Sheik, Tantura, Deir Yassin entre las más conocidas).[7]

Con la ONU en plena abordaje del conflicto palestino-israelí, en 1948, el plenipotenciario de la ONU, Folke Bernadotte, sueco, que en las “deliberaciones oficiales” pregunta por qué todo tiene que ser a favor de los israelíes y nada para los palestinos, es asesinado. El escándalo es tal que hay que buscar a los responsables de tamaño asesinato. La investigación es sencilla y rápidamente se encuentra a los autores; grupos de choque sionistas. Que son encarcelados en el flamante Estado de Israel… para ser liberados por indulto firmado por David Ben Gurion apenas semanas después.

La ONU jamás toma cartas en el asunto, aun tratándose de su propio plenipotenciario. Con lenguaje sibilino tras las exequias se referirá a su muerte como producida por él mismo: “expresa su profunda satisfacción por los progresos realizados gracias a los buenos oficios del extinto mediador de la ONU para conseguir un ajuste pacífico de la situación futura de Palestina, causa por la cual el mediador sacrificó su vida.” [sic].[8] ¡Ni su nombre aparece en el lenguaje onusiano!

Dado la violencia habida en 1947 y 1948, que acabamos de  reseñar, hay que concluir, en ceñida lógica onusiana que el “ajuste pacífico” a que se refería la ONU para el futuro palestino, era el de la paz de los cementerios. Los palestinos, inmensa mayoría, no están de acuerdo.

Y siguen sin estarlo.

J.C. Sanz denuncia 150 “piernas segadas” de futbolistas: artero estilo de represión.[9]

Volviendo entonces a la realidad israelí actual con sus manifestaciones masivas en plena calle, en que se calcula se ha movilizado medio millón de israelíes, en un mar de banderas israelíes, tanto entre los que han salido a frenar el plan de impunidad y cesarismo de Netanyahu como entre sus partidarios, lo que vemos es un reacomodo en el mundo israelí, entre los usufructuarios del actual Estado de Israel. No vemos banderas palestinas en la calle. Tampoco judíos mizrahis, generalmente explotados por azskenazis pero a su vez usufructuarios de prebendas sobre palestinos.

El conflicto parece derivar de que capas pudientes de Israel no quieren seguir soportando a un “impresentable” como Netanyahu, acusado de una ristra de “robos para mi corona”. Muchos israelíes con buena posición y poder adquisitivo no quieren ver ampliado el cesarismo de Netanyahu como para que se afecten sus propias situaciones o privilegios.

Reparemos que Netanyahu se ha valido para alcanzar otra vez el gobierno, de fanáticos religiosos; B. Smotrich o el kahanista I. Ben-Gvir. Hasta en Israel, Meir Kahane es mala palabra…

[1]  Cuando Israel lanzó su operativo para rescatar al soldado aprisionado Gilad Shalit (2006), a lo largo de un año unos doscientos palestinos pagaron con su vida esa operación de rescate, infructuosa. Años después (2011) Shalit fue liberado, sin haber sufrido ni un rasguño, algo que confesó el mismo Shalit. ¿Se buscaba a Shalit o se usaba esa búsqueda para matar?

[2]   https://www.amnesty.org/es/latest/news/2023/03/israel-opt-impunity-reigns-for-perpetrators-of-settler-violence/.

[3]   https://www.amnesty.org/es/latest/news/2023/01/israel-opt-jenin-bloodshed-is-a-horrifying-reminder-of-the-cost-of-impunity/.

[4]   Hay una excepción: las autoinmolaciones que perpetraron alguna vez palestinos y que nunca llevaron a cabo los sionistas.

[5]   Compartir la tierra de Canaán, Editorial Canaán, Buenos Aires, 2004, p. 131 et passim.

[6]   Ilan Pappé, La limpieza étnica de Palestina, Editorial Crítica, Barcelona, 2011, p. 104.

[7]   Ibíd.

[8]   Resolución de la ONU, nro. 194, 11 dic. 1948. Palestina. Informe.

[9]  El País, Madrid, 29 dic. 2021.if

Publicado en Palestinos / israelíes, Política

Conspirar, disuadir, desertar 

Publicada el 25/12/2022 - 25/12/2022 por raas

Por Amador Fernández-Savater
LoboSuelto
11 de diciembre de 2022

Hemos atravesado, con la pandemia, una época extraña. Yo diría: sin pensamiento y sin política. Es decir, sin verdades colectivas, ni transformación de la situación dada. Pero que ha roto aún más nuestras vidas. Ahora, aliviados, volvemos a la normalidad, allí donde cada cual se siente seguro. Rutinas vitales, mentales, políticas. Pero lo que nos ha pasado sigue pasando, es decir, ha dejado marcas en el mundo y en nuestros cuerpos. Marcas de tristeza y despotencia si no somos capaces de pensarlas y hacer algo con ellas. 

Este libro*, estemos más o menos de acuerdo con él, es una tentativa de elaboración de esas marcas, de lo que nos ha pasado. Quiero compartir algunos comentarios a partir del libro, tomando tres palabras, tres verbos: conspirar, disuadir, desertar.

Conspirar

Los últimos años hemos conocido directamente, por experiencia, algunas figuras de lo político: el par calle-manifestación, plaza-asamblea, elecciones-partido, derecho-denuncia, hoy se discute sobre organización política.

Todas estas figuras remiten, me parece, a la idea de “espacio público” (a ocupar, a conquistar, a reformar, a reivindicar). La conspiración, por el contrario, no remite a espacio público, sino a la zona de sombra. Se conspira en las sombras.

Supone tomarse en serio que no hay espacio público, sino sólo relación de fuerzas. Que no hay alternativa política, sólo luchas de poder. Que no hay democracia, sino gestión de la excepción.

Y que la fuerza de los débiles se pierde si pensamos en términos de opinión pública, de comunicación, de batalla cultural, de visibilidad, de mayorías sociales, de consenso, etc. La lógica del espacio público hoy es la lógica de la virtualización, la virtualización del otro considerada como eficacia política.

¿Y cuáles son las sombras en las que la conspiración puede prosperar? Son justamente las intensidades, las vitalidades. Las intensidades de los cuerpos, de las palabras cuando prolongan los cuerpos, de las formas de vida, de los mundos que habitamos y amamos. Sólo esas intensidades pueden desafiar la virtualización del mundo.

Conspirar es hacer desde la amistad y las ganas. Las ganas -cómo activarlas, cuidarlas, recuperarlas- es hoy un problema político mayor. Conspirar dinamita la distinción público-privado. Es lo íntimo que se hace común y desafía. Podemos desplegar esta imagen de la política que nos propone el libro para ver hasta dónde nos lleva.

Si conspirar es “soplar juntos”, ¿quiénes son los que conspiran? ¿Qué experiencia del nosotros es la suya? ¿Cuál es el tempo de la conspiración, su ritmo, su respiración, su inspirar y expirar? ¿Cómo hacemos que pase el aire en situaciones bloqueadas como la actual? ¿Cómo evitamos que se degrade en el aire viciado de los guetos políticos?

Disuadir

Una tesis fuerte del libro es que nuestro mundo está configurado por la experiencia de la Guerra Fría. Sin embargo, echo en falta más reflexión justamente sobre la estrategia de gobierno por excelencia de la Guerra Fría: la disuasión.

¿Qué dice la disuasión? Si atacas, contraataco y el mundo desaparecerá en un apocalipsis nuclear. Ese mensaje no se lo dirige tanto una super-potencia a otra, como ambas a las poblaciones del planeta: “obediencia o fin del mundo”.

La disuasión es un gobierno de la incertidumbre, en la incertidumbre. Y con varios actores. Encuentro útil traer ese término aquí porque hay formulaciones en el libro que llevan a pensar en el poder como “crimen perfecto”. Como el plan de la película Crimen perfecto.

Durante años se simula la gestión de la crisis sanitaria, el plan se ejecuta cuando “alguien” decide que las revueltas de 2019 han ido demasiado lejos, etc. Pandemia-confinamientos-restricciones-reestructuración global. Crimen perfecto. Un poder que sabe, que puede y que quiere.

La disuasión, por el contrario, es una estrategia negativa: no sabe, no puede y no promete nada, improvisa, trabaja por ensayo-error, no argumenta, sólo amenaza con la muerte como alternativa. Gestiona un pueblo de víctimas que sólo piden protección.

La disuasión suprime las preguntas que se abren en toda crisis, las preguntas que pueden llevar a un cuestionamiento colectivo del sistema y las formas de vida. Suprime el pensamiento, que nunca es sólo un “yo pienso”, sino un “yo hablo y tú respondes”, un encuentro. Pretende congelar, bloquear una situación de crisis.

La disuasión es en primer lugar física, a través del terror inscrito en los cuerpos. Ese terror ha provocado la gran parálisis que hemos conocido en la pandemia, la atomización social. ¿Cómo nos sacamos el terror de los cuerpos? Porque la valentía es en primer lugar un problema colectivo.

Desertar

Nunca hay crimen perfecto. Siempre hay error del sistema, fallo, síntoma. El fallo en este caso, al menos uno de ellos, es esa extraña deserción que llamamos “Gran Dimisión” o “Gran Renuncia”.

Es toda la gente que no ha vuelto a su trabajo tras la pandemia. Más aún: es la gente que da la espalda a la política, que no enciende ya la tele. Que desconecta, que no quiere saber nada, que no participa.

Me parece que no es un fenómeno fácil de leer. No es lo mismo que la deserción de los años 60: una secesión política, organizada, contracultural. El Gran Rechazo del que se hablaba en los 60 no es la Gran Dimisión actual. Esta deserción es sin afuera, sin horizonte alternativo, sin utopía.

Es una deserción muchas veces por apagón libidinal: la retirada del deseo de los lugares donde estaba puesto (consumo, éxito, competitividad). Deserción por depresión. Deserción como long covid: prolongar la quietud del confinamiento, no ir a trabajar, I would prefer not to.

¿Cómo escucharla? La política clásica, también la militante, piensa en términos de “movilización”. Pero esta deserción es desmovilización. No pasa por el activismo, sino por el “desactivismo”, por el gesto de desactivar.

Podemos nombrarla tal vez como “abandono” o “retirada” mejor que “deserción”. Entonces, ¿cómo pasar del abandono a la deserción? ¿De la retirada a la secesión? Una teoría, un libro, son entre otras cosas instrumentos de escucha. ¿Qué nos permite escuchar este libro de este fenómeno de retirada del deseo, de deserción inmóvil?

Notas compartidas en el encuentro en torno al Manifiesto Conspiracionista en La Maliciosa, Madrid 9 de diciembre de 2022.

* Libro Conspiración, disuasión, deserción: tres propuestas para repensar lo político, el poder y el malestar social.

fuente: https://lobosuelto.com/conspirar-disuadir-desertar-amador-fernandez-savater

texto en PDF

Publicado en Argentina, Ciencia, Destrozando el sentido común, General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Narrativa, Poder, Poder mundializado, Política, Salud. Y enfermedadEtiquetado como Amador Fernández-Savater, confinamiento estricto, confinamiento masivo, crisis sanitaria, El Gran Rechazo, el miedo como herramienta, gobierno de la incertidumbre, incolulación del terror, medios de incomunicación, opinión pública, pandemia del Covid-19

URUGUAY: La peculiar muerte de Yamandú Rodríguez

Publicada el 24/06/2022 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

Una muerte acompañada de demasiados interrogantes y “desprolijidades”.

Su hija es informada desde la iglesia metodista en que su padre trabajaba, que la policía ha notificado que su padre murió de un paro cardiorrespiratorio.

Empezamos mal. El paro cardiorrespiratorio nunca, o casi nunca es causa de muerte (si se asfixia al occiso con una almohada, por ejemplo, entonces sí); es su consecuencia.

La hija concurre al reconocimiento del padre y percibe contusiones en su rostro, por lo cual pide caratular una denuncia por rapiña, que, curiosamente, no puede llevar adelante.

Porque la policía le aclara que el médico forense ya certificó su muerte (eso del “paro cardiorrespiratorio”) y con inmenso afán resolutivo encaminó todo el trámite de defunción.

¿Encaminado a qué, y cómo, y por qué? habrían sido las preguntas inmediatas. ¿Acaso el médico forense o la policía ya sabían  que no fue rapiña?

El muerto era activista prominente de «Hermandad Pro Derechos Humanos» que actúa buscando esclarecer y combatir el tráfico de personas, el proxenetismo.

Viuda e hijo del occiso presentan una denuncia policial en comisaría (3a.) por haberse dispuesto el entierro sin autopsia. Como si hubiese algún deliberado apresuramiento.

La comisaría no les entrega copia de la solicitud; apenas “un trozo de papel con un número” (supongamos de expediente), explican los consternados deudos.

La Hermandad por Derechos Humanos quiere saber qué pasó. Quien ahora aparece muerto había recibido amenazas de muerte y hace precisamente medio año se le había incendiado por completo su vivienda. Con lo cual cualquiera no necesita ser mal pensado para preguntarse ahora la causa de muerte.

La Hermandad entonces toma contacto con el director de Convivencia Ciudadana del Ministerio del Interior explicándole que los deudos han reclamado una autopsia por un entierro que consideraron prematuro. El director de Convivencia les aclara que no figura denuncia alguna ni consiguiente pedido de autopsia.

Dada la gravedad de las omisiones que la viuda y el hijo ven que se acumulan, le piden al director que, en el velorio, vea por sí mismo el cuerpo del occiso.

Santiago González, el director ministerial, puso allí en juego, ya que no la empatía ni la sensibilidad, sus dotes jerárquicas, aclarándoles que no era su función.

Los deudos le solicitan entonces que envíe personal idóneo para registrar lo de las contusiones y verifique el apresurado tratamiento de lo que ellos consideran una muerte bajo sospecha.

El director alega entonces que carece de personal a disposición. Que nadie vaya a creer que lo que le faltaba a él era disposición, faltaba más.

Pero una vez más, lo que “suena” es como un intenso afán de terminar cuanto antes con las dudas, las preguntas, el caso.

La Hermandad ubica el domicilio donde la policía dijo que fue encontrado el cuerpo. Un hotel… de alta rotatividad.

Siempre tan pulidos para hablar. Dicho establecimiento responde al nombre de Almirán. Adonde habría ingresado una pareja con la cédula de identidad de González.

Pero, ¡qué casualidad!, otra vez nada se pudo precisar ni identificar. Porque justo esa noche se pierde la hoja de registro de usuarios, que al menos teóricamente, se lleva siempre. Por lo tanto, no se puede precisar la identidad de la pareja. O al menos la mujer de tal pareja, ya que sí figura el documento de identidad de Rodríguez como el del otro integrante de dicha pareja.

Se hizo otra denuncia a la policía para ubicar pareja tan clave. Pero, probablemente por descuido o casualidad permanente, no se perician las cámaras de seguridad del local ni las de las inmediaciones. Probablemente la policía lleva todavía el método de rastreos de principios del s. XX o fines del XIX; se pregunta a vecinos, al barrendero, al lechero… Y no, nada se sabe.

Sigue faltando el celular del occiso. Y su laptop, qué ¡oh casualidad! Tenía una gran cantidad de datos y escritos sobre investigaciones que él y la Hermandad llevaba adelante… ya sabemos sobre qué tema.

No es novedad en “el paisito”.

Pero si estuviéramos en un país modelo de democracia occidental, “por aquello de que ‘la mujer del César no sólo debe ser sino parecer’ tendríamos que estar despejando tan penosas y ominosas dudas. Algo que a la jerarquía ministerial aludida no parece preocuparle. Porque no vamos a imaginar que se protege a delitos y sicarios.

¿O eso quiere decir que en Uruguay pueden pasar cosas atroces?, ¿no sólo hay delitos sino impunidad?

¿Y dónde estarían alojadas esas cadenas delictivas?

Rastrear los motivos de la muerte de Yamandú Rodríguez Pérez, los pasos legales y forenses, tan bien concertados para cerrar el caso, los errores y distracciones acontecidas, podría dar algunas claves.

 

 

 

Publicado en Para salir del repollo, Poder, Política, Uruguay

Catástrofe alimentaria: ¿indeseada o ansiada?

Publicada el 07/06/2022 - 07/06/2022 por raas

Se anuncia, un día sí y otro también, que se avecina una crisis alimentaria sin precedentes. Lo hacen analistas explicitando las dificultades para el transporte de producción, ocasionadas por los bloqueos marítimos de la guerra en y alrededor de Ucrania, y lo hacen incluso comunicadores que ni siquiera se toman el trabajo de presentar porqués, verdaderos o falsos. Estos últimos se limitan a la agorería; viene el lobo… que cada uno se parapete…

Por Luis E. Sabini Fernández
25-05-2022

Cuando uno trata de rastrear orígenes de este anuncio o preanuncio, surge claro que Putin deviene principal responsable. Porque la movida militar por él desencadenada ha ido desenvolviendo sus pasos, poniendo en peligro los transportes de alimentos, bloqueando rutas y mares:

“Vladimir Putin destruirá las vidas de muchas más personas que las que mueran en el campo de batalla, y a una escala que el mismo presidente ruso terminará lamentando.” 1 Llegados a este punto, empezamos a otear “de qué va la cosa”.

El anuncio de la hambruna universal no es sino otra forma de “echarle la culpa” de lo que pase, lo que está pasando y lo que esté pasando, a Vladimir Putin. Habiendo desencadenado semejante máquina de guerra, procurando “poner en vereda” a un estado de proporciones más que medianas, con enorme potencial económico y humano, Putin hizo una muy arriesgada movida. No es lo mismo “ordenar” Osetia del Sur, con su no más de cien mil de habitantes, incluso Chechenia, otra entidad de proporciones muy menores ante “el oso ruso” (se estima una población chechena de un millón de habitantes).

Rusia está o estaría entonces “enderezando” a la usanza tradicional al socio mayor de la Gran Rus en la vieja Federación Rusa, nada menos. Y cuando nos referimos a densidades y magnitudes, dejamos exprofeso al margen el sentido o sinsentido de los “correctivos”. Porque la ecuación tampoco es tan sencilla como para hablar de la batuta rusa procurando dirigir el concierto de “todas las Rusias”.

Es indudable que Putin sintió el embate geopolítico y directamente militar desde Ucrania, y que lo sufrió durante años. En un sangriento toma y daca, porque Rusia también aplicó tarascones al territorio ucraniano. Pero el conflicto es mucho más que uno ruso, dirimiéndose entre la Gran Rusia y la Pequeña Rusia (denominaciones tradicionales de Rusia y Ucrania)

Si algo está ya más que suficientemente probado es la actividad de los “servicios” estadounidenses e israelíes (tan imbricados entre sí) dentro de entidades “fracturables”, al decir de Samuel Huntington,2 como Ucrania.

Ya ha quedado ampliamente demostrado que Victoria Nuland, una de las capitanas de EE.UU., coautora del Project for the New American Century (set. 2000), fue la que diseñó un nuevo equipo de gobierno para una Ucrania prooccidental, para divorciarla decisivamente de Rusia (2014). Nuland, provista de miles de millones de dólares, dibujando el nuevo gobierno ucraniano, como si se tratara de designaciones de autoridades con los ediles de su barrio….). Doña Victoria no sólo distribuyó cargos y dólares (o dólares y cargos); fue decisiva en la instauración de una red de laboratorios de biología sintética en Ucrania, arma por excelencia de las nuevas guerras proyectadas –biowarfare– administrada y guiada bajo control estadounidense.

El “pasaje” de la soberanía rusa a la occidental ha sido tan alevoso y decisivo que ha generado, inevitablemente, resistencia. La que expresara Putin. Si vemos entonces el cuadro más completo, aun con los errores y horrores del modo ruso, no podemos dejar de advertir que con el colapso soviético de comienzos de la década del ’90, el mundo anglosajón recuperó la confianza en su poder mundializado que se venía asentando desde siglos atrás. Y que la URSS había puesto, siquiera apenas, en entredicho.

Con la Caída del Muro y el agotamiento soviético, el eje Londres-Tel Aviv-Pentágono volvía por sus fueros. Por eso, la OTAN, por ejemplo, no parece conformarse con nada. Actúa como un pac-man. Lo quiere “todo”.

Volviendo entonces a los insistentes anuncios de hambruna mundializada, hay que aprender a leer esos mensajes.

Lo que nos dicen los que nos hablan de lo porvenir, a veces incluso como si supieran, es que la continuación de la guerra y las acciones militares conexas, los bloqueos marítimos y las interrupciones de suministros ocasionadas por los despliegues militares, terminarán castigando poblaciones aisladas, sin provisiones, sin medios para alimentarse…

Pero esa falta de medios para alimentarse está supeditada a la guerra. La cual no sólo desencadenó Putin sino que con todo empeño y ardor la OTAN se ha dedicado a insuflar, prolongar, ensalzar. La OTAN en general, y particularmente EE.UU.

Si “estalla” la paz, quedaríamos sin guerra. Y consiguientemente, sin hambruna. Y esto sí, entendemos sería un problema para quienes apuestan al biowarfare, al dominio generalizado. En resumen, si llegamos a la hambruna prometida”, no será responsabilidad exclusiva de Putin, como nos dan a entender.

La hambruna será entonces, el fruto de los guerreristas. Y hay algo previo, ahora muy oscurecido. Y es la fragilidad del sistema alimentario mundial y en general de nuestro mundo actual, tan interrelacionado, tan interdependiente. Poblaciones que queden sin cultivos, sin granos, sin fertilizantes, sin agua, pasarán hambre, nos dicen.

Lo que no nos cuentan es el capítulo anterior, cuando esos campesinos contaban con sus medios de subsistencia que les fueron arrebatados para implantar la globalización rampante, generalizada, en que el campesinado tradicional debía desaparecer, sustituido por planteles agroindustriales mucho menores… y mucho más dependientes de los suministros de las corporaciones transnacionales (a la vez, recibiendo alimentos de mucho menor calidad alimentaria).

Y no sólo no resolviendo los problemas de la contaminación, sino agravándolos en temeraria escala geométrica. Estos eslabones de la complejidad económica no te lo cuentan.Ω

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/inminente-cat%C3%A1strofe-alimentaria-202932599.html, La Nación, Bs. As., 20 mayo 2022.

2 The Clash of Civilizations and the Remakingo of World Order, Simon & Shuster, 1993.

Publicado en Destrozando el sentido común, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como biowarfare, catástrofe alimentaria, complejidad económica, EE.UU., Estados Unidos, Federación Rusa, guerreristas, hambruna, la Caída del Muro, Luis E. Sabini Fernández, menor calidad alimentaria, OTAN, Project for the New American Century, Samuel Huntington, territorio ucraniano, Vladimir Putin

Brutalización y escamoteo; dos momentos de un único comportamiento israelí

Publicada el 23/05/2022 por raas

Periodistas palestinos baleados; sin querer queriendo…

Una vez más, un periodista trabajando en zona de violencia y guerra, en el ejercicio de su tarea, es asesinado. Una periodista, asesinada. Shireen Abj Akleh, palestina, durante violencias y escaramuzas en el viejo campamento de Yenin, con historial trágico, en el norte de la Palestina ocupada.

Por Luis E. Sabini Fernández

Soldados israelíes desalojando posiciones palestinas. Palestinos, resistiendo el desalojo de siempre. Una bala se coló debajo del casco de protección que Shireen llevaba consigo junto con el muy visible letrero de estar trabajando como prensa. El sitio estaba “cubierto” por francotiradores israelíes; tropas de élite que el ejército israelí lleva consigo para aumentar la efectividad de los disparos.

Tienen su historia. Cuando los palestinos, resistiendo el desalojo permanente, iniciaron en 2018 sus “Marchas por la tierra”, pacíficas, sin armas, ni piedras siquiera, el ejército israelí se valió de tales tiradores para hacer mayor impacto.

La consigna militar entonces, fue disparar a las ingles. Y con precisión digna de mejor causa, los francotiradores lesionaron gravemente a una serie de manifestantes generalmente pacíficos, que eran derribados por los impactos y, dada la precariedad de la situación y la asistencia, se generó una enorme cantidad de muertos desangrados in situ.

Los mandos israelíes “perfeccionaron” la consigna. Demasiados muertos. Demasiado a la vista. La atrocidad también necesita ser encauzada. Los francotiradores recibieron nueva consigna. A los tobillos. Los alcanzados, quedaban baldados de por vida. Rengos, Minusválidos. Como una carga para la sociedad. Pero no muertos desangrados.

Es importante advertir que estamos visualizando heridas desgarradoras como un objetivo fríamente calculado. Para medir el daño.

En el caso de Shireen, fue alcanzada detrás de la oreja, en el minúsculo espacio libre que deja el casco que protegía todo el resto de su cabeza. Pudo ser una bala perdida. Pudo ser un balazo que con precisión dirigió cualquiera (aunque casi todos van a fallar en encontrar precisamente ese estrecho ángulo de daño…). Pero hay quienes hacen de ese pequeño ángulo de penetración su especialidad profesional para cumplir con el objetivo… los francotiradores, precisamente. Eso no los inculpa directamente pero los deja muy, muy cerca….

Por eso mismo, resulta casi sospechoso que algunos periodistas israelíes se hayan apresurado a declarar que, aunque nada habían visto, se sentían inclinados a pensar que se trataba de balas palestinas, que tal vez por error, habían golpeado a Shireen y Ali-al Samudi, la asesinada y el herido en la misma escaramuza…. (hay versiones particularmente especiosas, porque lo sugieren, sin afirmar categóricamente nada… solo dejando la duda, que se trataría de balas, tiradores, palestinos… duda que favorece, obviamente, a israelíes…)

Pero si llama la atención la celeridad con que esos periodistas israelíes han atribuido las balas a irregulares palestinos, el asunto se hace francamente inaceptable y éticamente indecente si sabemos que unas dos semanas atrás asociaciones de periodistas palestinos y no palestinos habían presentado ante la Corte Penal Internacional una fuerte denuncia contra la “costumbre” israelí de usar a periodistas palestinos como blanco, “sistemáticamente”. El reclamo provino de la Federación Internacional de Periodistas y del Sindicato de Periodistas Palestinos, y la jefa de fiscales de la CPI entonces, Fatou Bensouda, reconoció que tal denuncia tenía sentido. Que había que examinar la matanza deliberada de periodistas, la intención de daño, el uso de escudos humanos, malos tratos y tortura, y matanzas intencionales. Como se ve, la lista de acusaciones recogidas por la CPI es muy, muy pesada. Y solo un estado “con licencia para matar” puede eludir las penas correspondientes.

Expertos del Consejo de Derechos Humanos de ONU enmarcaron el asesinato de Shireen y el daño a Ali-al Samudi en un itinerario histórico sobrecogedor: en lo que va del siglo XXI, se estima en más de 40 los periodistas palestinos asesinados. Y cientos, los heridos.

Cuando se conoce el modus operandi israelí, advertimos la sordidez de su política. Sin llegar a confesión plena, hay comentarios que dejan escapar la voluntad genocida del “ejército más moral del mundo”, como alguna vez se autoproclamó el ejército israelí. Un vocero de ese origen dijo, públicamente, sin afeites, que Shireen y Ali al-Samudi fueron alcanzados “desde atrás”, “cuando iban armados con cámaras, si se me permite la expresión”.

Armados con cámaras; claro que se le permite la expresión que revela el cálculo no solo antidemocrático sino genocida de ahogar en sangre toda crítica.1

Si ya tenemos, con la declaración que acabamos de transcribir, un esbozo de aceptación de haber llevado adelante el asesinato, y tenemos además la mala conciencia de periodistas israelíes que han “derramado” la hipótesis de balas palestinas para matar a periodistas palestinos (como si se tratara de una política de suicidios colectivos escalonados) tenemos las afirmaciones que, por goteo, han ido dejando caer fuentes militares israelíes, que son todavía más elocuentes.

Georg Earle las ha resumido en nota de la prensa británica, el DailyMail:2 “Las fuerzas de Defensa [sic!] de Israel han admitido que podría haber sido uno de sus soldados quien baleara a Shireen. Y el actual ministro de Defensa de Israel Benny Gantz “concedió que el disparo fatal podría haber provenido de nuestro lado”.

Acusar a los del mismo bando agredido como agresores; alegar cuidados legales que están muy lejos de ejercer. ¿Cómo pueden atreverse a ser tan abusivos, despreciando toda idea de límite y de respeto al distinto? Únicamente porque los israelíes no aceptan a los palestinos como seres humanos de igual valía (que ellos mismos).

Ésa es la coartada moral que se permiten para no respetarlos. Una actitud de permanente minusvalía de la condición palestina. Algo que se percibe permanentemente.

Al llevar el féretro de Shireen, palestina, cristiana y ciudadana de EE.UU., por las calles jerosolimitanas, sobrevino todavía otra agresión israelí: alegando que el féretro podía tener otro destino, guardias israelíes hostigaron a quienes portaban el ataúd, golpeándolos en las piernas (¿rodillas, tobillos?), con lo cual el ataùd fue zarandeado y sostenido a duras penas por sus sufridos portadores.

Toda una rúbrica de una política de poder.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 Cit. p. James Zogby, The Nation, 15 mayo, 2022.

2 https://www.dailymail.co.uk/news/article-10814501/White-House-condemns-disturbing-footage-Israeli-security-forces-beating-mourners-Jerusalem.html

Publicado en EE.UU., General, Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como Consejo de Derechos Humanos de ONU, Franja de Gaza, matanza de palestinos, matanzas selectivas, Naciones Unidas, periodistas asesinados, poder sionista, poderío israelí

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