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Categoría: Sociedad e ideología

ANTROPOCENO, CADA VEZ MÁS PRESENTE… Y PESANTE

Publicada el 14/06/2024 - 01/11/2024 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

10 jun 2024

Como era inevitable a la luz de la creciente complejización tecnológica; la violencia rampante en ascenso; la expansión como mancha de aceite en el tejido social de la drogadicción; el desarrollo en progresión geométrica de la manipulación mediática; la contaminación planetaria cada vez más incontenible; la medicalización de nuestras sociedades y su hermano siamés, el miedo; la intromisión cada vez mayor y más profunda de los recursos mediáticos y comunicacionales en nuestras vidas cotidianas y la correspondiente pasivización de nuestros comportamientos cada vez más mediatizados y sitiados por la sofisticación tecnológica y electrónica; la expansión ubicua del biowarfare al servicio de poderes cada vez mayores y más heterónomos, y  desde lo más reciente, con el aumento de la violencia militar anuncio de guerras cada vez más abarcativas y graves, nos encontramos en una situación que entrevemos como una disyuntiva para las sociedades contemporáneas, cada vez más simultáneamente afectadas por el cúmulo apenas sucintamente borroneado.

Cualquiera de esos ítem sería en sí mismo un problema insoluble o casi, de una gravedad en sí misma insondable. Pero la reiteración de crisis de tan diversos órdenes, hace la problemática inmensamente más grave.

Ante este panorama de largo alcance, de alto vuelo, de lento (aunque irreversible) deterioro, y aunque esos mismos deterioros sean a menudo compensados por algunos avances tecnocientíficos y desarrollos de percepciones y conocimientos de nuestras sociedades, estamos en una coyuntura que tiene giros mucho más veloces y bruscos (y por ello potencialmente catastróficos), como fue la sesgada declaración de pandemia de 2020 o la invasión militar de Rusia a Ucrania, y muy especialmente –por su intensidad y alcance– el copamiento palestino a un cuartel israelí e inmediaciones y la abrumadora, respuesta israelí que ha desencadenado un proceso abiertamente genocida.[1]

Hagamos un recorrido –siempre incompleto– por los puntos que enumeré como de conflicto para nuestro presente, humano, generalizado,  planetario. Eventualmente, podremos articular un orden de prioridades o una red de conexiones que nos permita visualizar elementos y causalidades comunes.

¿HACIA UNA SOCIEDAD SIN ESTADO? AUGE EMPRESARIO

Observamos una decadencia de sistemas de poder  puramente políticos; una traslación cada vez más visible de lo político a lo empresarial. A un universo empresarial altamente tecnologizado. Un tecnopoder. Y cada vez más, en ese desplazamiento, otro “interno” dentro del universo empresario, hacia una financierización creciente y cada vez más omnipresente.

El mundo empresarial no ha tenido jamás menos limitaciones o condicionamientos. En la época en que los estados nacionales gestionaban una sociedad (“su” sociedad), a lo más incorporaban la tarea empresarial regulándola. Así ocurría al menos en los estados soberanos, centrales. En los estados periféricos, forjados por el colonialismo travestido en neocolonial, cuando las oligarquías percibieron que el despojo tradicional había ido entrando en crisis, se le fue asignando al mundo empresario la tarea discrecional de nutrir las metrópolis y acumular las mayores plusvalías desde las periferias, pero blandiendo ahora las banderas de los flamantes estados nacionales.

El auge del universo empresarial dentro de lo que se llama “el capitalismo” ha significado que las tareas que antes el empresariado cumplía en algunos tramos y regiones, ahora se ha generalizado.

Lo empresario como eje de la actividad económica se contrapone a lo estatal y lo público. Y mientras esta última, al menos teóricamente, se encara como servicio (y su contracara, privilegios), el motor empresario tiene muy otro motor: el lucro y el No Limits. Ya sabemos que el lucro perfecciona el poder económico-financiero. Y la experiencia nos dice que ese poder no tiene sentido en sí (salvo el del disfrute de algunas comodidades), sino que expresa el poder de lo incontrolado, incontrolable. Sin más límite que sí mismo.

Ante la falsa igualdad que caracteriza un sistema democrático, el universo empresario es, en sí, el reconocimiento del verticalismo más radical: no hay nada menos democrático que el funcionamiento empresarial. El mundo empresario supera la monarquía más absoluta: porque aun ese extremo reconoce un orden político; el universo empresario, en cambio, atareado con otras funciones, ni siquiera advierte o le preocupa su condición política; si es verticalista u horizontalista, por ejemplo; es expeditivo.

CAMBIO CLIMÁTICO

Se habla demasiado de “cambio climático” o “calentamiento global” en general; grandes definiciones o áreas temáticas que suelen escamotear el origen de los denunciados trastornos, Hablar de cambio climático  sitúa la dificultad fuera de nosotros, en el planeta, en el orden celeste. Pero prácticamente siempre tales alteraciones, calentamientos, sequías, agotamientos, envenenamientos, inundaciones, sobrevienen por decisiones humanas. No de los humanos en general, sino en particular de los grandes consorcios que modelan la economía mundial y la economía humana en general; la agroindustria, por ejemplo, o la megaminería, o ciertas ramas de la química industrial. Porque la acción de grandes corporaciones, a menudo mucho más poderosas que los estados nacionales, es la que está detrás de las desertificaciones, los agotamientos minerales o boscosos, la pérdida de calidad del agua o la pérdida directamente del agua.

Claro que si uno habla de “cambio climático”, la presunta solución provendrá de algo sistémico, general, que es lo que pretende la burocracia onusiana con sus costosísimas conferencias mundiales sobre cambio climático, que en los hechos poco afectan la vida económica y empresarial vigente.  Si se advierte que la causa de una alteración climática es una inconducta empresarial (de las tantas que incansablemente acaecen), la medida tendría que ser mucho más acotada, pero a la vez más precisa. Se trata de lograr que los agentes contaminantes sean realmente ubicados y combatidos, y no con multas sino arruinándoles “el negocio” que afecta y enferma el ambiente y transitivamente a todos nosotros.

CENTRO Y PERIFERIA

Aunque nos quieran hacer creer que el mundo es de todos y para todos, con sus gadgets incluidos,  nuestro planeta sigue caracterizado por el universo de los ricos con sus pobres; en EE.UU., en Europa sobre todo Occidental, en algunos enclaves en todas partes; Singapur, Seúl, Buenos Aires, Ryad, Doha,  y el de los pobres con sus ricos, en casi toda África, América Central y regiones del mundo árabe, buena parte del continente nativoafrolatinoamericano, así como en el asiático.

Allí, en lo que a menudo se caracteriza como periferia o, hasta hace poco, “tercer mundo”, los jóvenes y los viejos siguen llevando la peor parte… y las mujeres, y la primera infancia. Víctimas directas de la exacción material: las grandes corporaciones transnacionales que se supone vienen a invertir y que en realidad vienen a “cosechar”; sesgada confusión de verbos…

IRREVERSIBILIDAD DEL DESGASTE DE LOS MATERIALES MÁS PRMARIOS

Nuestro planeta se va desgastando. Y a diferencia de las sociedades tradicionales, conservadores, el auge burgués, la fiebre socialista, la idea de progreso (muy burguesa, pero preservada sin solución de continuidad por el socialismo) han ido caracterizando cada vez más nuestro presente, el de la modernidad, el de la hipermodernidad.

La hybris que caracteriza nuestro presente ni repara ni entiende por qué habría de preservar nuestro hábitat. “Eso” caracterizaba a las sociedades tradicionales, paganas, primitivas…

Por ejemplo, se están haciendo planes agroganaderos, con expectativas altísimas de rendimiento financiero, sustituyendo la Amazonia por plantíos decididos por el hombre o por espacios de ganadería de enorme alcance. Tales planes no tienen problema en eliminar la última selva medible en millones de km2 (en terminar de eliminar, habría que decir más propiamente; una mucho más chica, considerada empero la segunda selva más grande del planeta, en Borneo, fue talada y desaparecida hace pocos años), Se estima que la Amazonia tiene unos 60-70 millones de años. Borrable del planeta, como si fuera un canterito de algún conde aburrido…

La cadena montañosa que proviene del Gran Macizo Central Sudamericano, que se extiende al sur y se sumerge, entrando al río de la Plata, luce su última grupa que llamamos Punta Ballena en el sudeste uruguayo. También se estima que tiene unos 65 millones de años. Unos señores munidos de sospechables títulos de propiedad (extendidos seguramente hace bastante menos tiempo) han decidido perforarla, triturarla, deshacerla, condicionar lo que vaya quedando de ese formidable promontorio que ingresa al mar durante unos 500 metros, para edificar sobre “su lomo” 27 edificios de unos 10 o 20 pisos de altura (para lo cual deberán extraer varios miles de cargas de camión de piedra molida, cortada, deshecha, sobrante, buscando hacer los cimientos). Punta Ballena es una construcción natural de roca que presenta (cada vez más, presentaba) una serie de parajes y paisajes únicos, una vegetación y fauna igualmente únicas, amén de formaciones rocosas exclusivas, incluidas las rompientes naturales.

Punta Ballena y Amazonia son apenas dos ejemplos, dos puntos, de la naturaleza que empresarios consideran necesario apropiárselos.

CATÁSTROFES

Siempre hubo y se las califica por su impacto (sorpresivo). Las que nos interesan en este recuento son las antrópicas, como Fukushima, Chernobyl,  Rio Doce o el agujero de ozono. El universo mediático habla mucho de ellas cuando sobreviene alguna, pero su tratamiento pierde centralidad a la misma velocidad con que fuera  inicialmente entrevista. Respecto de otras como la difusión de micropartículas plásticas en todos los mares, que pueden engendrar un impacto mucho mayor, a gatas se las observa justamente por carecer de “impacto”.

CONTAMINACIÓN GENERALIZADA

Este ítem no sólo está íntimamente ligado con el auge empresario sino que constituye una de sus consecuencias necesarias (y por tanto, inevitables). Porque el interés particular se agranda descargando la contaminación general “fuera del negocio”.

La contaminación generalizada es hoy innegable. Sin embargo, por décadas el mundo empresario, precisamente, estuvo negando sistemáticamente tanto el desmantelamiento como el envenenamiento, valido de “testigos” (comprados, obviamente), procurando pertrechar “la biblioteca en contra” de tales denuncias con estudios falsos o sesgados que siempre lleva mucho tiempo desmontar.[2] Pero el atropello llevado adelante por el USDA (Ministerio de Agricultura de EEUU.) en el caso de la soja dista de ser único.

Se han hecho tristemente famosas las falsificaciones de los grandes laboratorios para usar sin el menor respeto a la salud humana y a la verdad común y corriente, vacunas que han probado ser más patógenas que la afección que se invocaba neutralizar; las generadoras de autismo, por ejemplo, en niños pequeños y recordando apenas que en la reciente pandemia decretada por OMS mediante un nuevo “orden sanitario” mucho más invasivo que el anterior, hasta los laboratorios que hicieron su agosto vendiendo centenares de millones de dosis anticovid, han reconocido que el covid habría afectado más o menos por igual a vacunados y no vacunados. Si agregamos la cantidad de secuelas generadas con las vacunas (alteraciones sobre todo cardiacas), el resultado ha sido desde el punto de vista  médico más bien negativo, aunque financieramente muy a favor… de los laboratorios.

Los agrotóxicos envenenan ¿o apenas constituyen, según la jerga de los grandes laboratorios “fitomejoradores”? Todas las investigaciones sin fines de lucro han verificado los daños en la población más ligada al uso de “fitomejoradores”, aunque las declaraciones tantas veces reiteradas de Syngenta, Monsanto, Bayer, Novartis hayan insistido en la inocuidad de sus productos de maravilla.

Los plásticos, difuminándose inconteniblemente, hacen daño ¿o apenas se trata de una cuestión de higiene, de negligencia, que, por ejemplo, gigantescas máquinas tragaplásticos solucionarían en un periquete? Penosamente falso, por cuanto la erosión ha ido reduciendo permanentemente el tamaño de los objetos plásticos hasta hacerlos invisibles al ojo humano (pero no biodegradados; ése es el punto).

Esa misma invisibilidad se nos presenta como “solución final” a la superproducción y superabundancia de materiales plásticos (por ejemplo, con la estafa de los oxodegradables). La desaparición del problema a la vista humana no es la desaparición del problema. Es entonces que se acrecienta el problema. Ya se han “encontrado” partículas plásticas, invisibles al ojo nuestro, en la leche humana materna (y en todos los líquidos y fluidos que nos son propios). Biólogos norteamericanos; Theo Colborn, Dianne Dumanoski y John Peterson Myers,[3] tras años de trabajo de campo, han verificado muchos trastornos de comportamiento, sociales o físicos, claramente asociados con la presencia en nuestros cuerpos de partículas plásticas (p. ej., policarbonato). Entre los sociales, de conducta, han registrado la existencia de parejas de gaviotas que a diferencia de las naturales, siempre de macho y hembra, aparecen constituidas con dos hembras, solo que una cumpliendo el rol “tradicional” de hembra y la otra, el de macho. ¡Ni que las gaviotas se hubieran capacitado en cuestiones de género!

Entre los trastornos directamente anatómicos, estos investigadores pudieron rastrear la atrofia de penes entre cocodrilos del Misisipi, que hace a sus portadores incapaces de aparearse con hembras, aunque tal fuera su ímpetu o deseo.

Es que pocas situaciones presentan el alcance problemático que la producción y difusión de termoplásticos expresan. El sinsentido, la falsa ciencia, el espíritu de lucro o la rapacidad, la pretensión de cambio “superador” sin medir sus consecuencias sanitarias; en este caso, el haber contaminado, envenenado a todo el planeta y concretamente a todos los cuerpos vivos del planeta. Los responsables de ese estado de cosas se han negado a afrontar las consecuencias de un diagnóstico certero y de sus implicaciones letales. Porque ¿qué se puede argüir al tomar conciencia que la leche materna, la leche mamífera en general, tienen partículas plásticas? que nuestros cuerpos tienen plásticos alojados en los más diversos órganos, que asimismo, la naturaleza tiene en todos lados, en todos sus océanos microplásticos, que los peces todos tienen en sus tejidos material plástico. Y que esas micropartículas pueden generar alteraciones gravísimas en sus huéspedes.

La petroquímica debería ser enjuiciada por genocidio dado el alcance de la toxicidad de los plásticos en nuestras sociedades y en el mundo en general, enfermedades asociables con microplásticos pueden empezar a estimarse en millones de casos.

Un caso de negligencia criminal de los inversores mayores a escala planetaria, en la petroquímica, en las industrias generadoras de combustibles y plásticos y en los laboratorios y cámaras asociadas a la “colocación de productos altamente rentables”, por su producción “involuntaria” de víctimas.

 

MEDICALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD. AUGE DEL BIOWARFARE

Existe un proceso simultáneo y en cierto sentido correlativo al anterior, y es la medicalización de la sociedad, cada vez más acusada y donde la impronta del miedo se ha ido haciendo cada vez más presente. Y junto con este proceso el rasgo que entiendo más acusado es el asentamiento y señorío creciente del biowarfare.

Desde fines de la 2GM, los elencos dominantes de la única potencia que emergió triunfante e indemne de la guerra, EE.UU., sintió llegada su hora. Como la única potencia mundial, la consumación del imperio en la tierra.[4]

Desde aquel entonces, desde EE.UU., así como se ha confeccionado una red de supervisión “policial” con seis comandos que se reparten el mundo entero (Eurocom, Africom, Surcom, etcétera), apoyado en bases militares “nenúfares” (pequeñas  y móviles; más de mil en el mundo entero), así como se ha diseñado al servicio del idioma inglés una red “que todo lo ve y lo oye” en todo el planeta  –“Los 5 Ojos”–, así se ha diseñado toda una red de laboratorios extendidos también por muchos países del mundo, dedicados al cultivo de la guerra en “tubos de ensayo”.[5] Inicialmente, se trataba de manejo de enfermedades, su implantación por necesidades geopolíticas, medición de la contagiosidad,[6] pero desde hace ya unas décadas con el desarrollo de la ingeniería genética, aquella red de laboratorios ha sido sustituida o complementada por una red de decenas de laboratorios de ingeniería genética, dedicadas al cultivo de microorganismos regulables y aplicables por decisión voluntaria. Persiguiendo sobre todo la construcción de quimeras; seres vivos no naturales sino “construidos” en el laboratorio.

Algunos de tales laboratorios se han hecho “tristemente” famosos como el de Wuhan, justamente de biología sintética; en el sitio que se ubica como el del origen de la peculiar pandemia que la OMS reconoció o gestó –no sabemos bien– en 2020.  Otros laboratorios de esta estirpe han sido ubicados en Ucrania, generosamente financiados por Victoria Nuland, una halcona reconocida (y a mucha honra, dirá ella), miembro clave de la craneoteca norteamericana, que ha sido todo un pivot para el  comienzo de la nueva política “occidental” en Ucrania ante Rusia desde 2014).

Respecto del covid recientemente vivido como pandemia, han ido surgiendo voces, tanto de investigadores como de estados y hasta de los mismos laboratorios protagonistas del evento, reconociendo fallos de la versión oficial e inoperancia de los pasos tomados (cuando no franca responsabilidad en las falencias asistenciales), al punto que la última reunión mundial de la OMS, finalizada el 1 junio 2024, abdicó de la pretensión inicial de establecer una reglamento general (y único) de tratamiento de pandemias. No es por cierto un triunfo de las soberanías nacionales o locales sino un resuello de la OMS para tomar impulso e imponer su agenda; de todos modos, con la fluidez informativa actual, la OMS no las tiene todas consigo…

Ligado con desarrollos científicos en la salud, pero también en ingeniería, computación y biometría, señalemos los anuncios inminentes de INTELIGENCIA ARTIFICIAL. i. a.

Baste saber, introductoriamente que no es novedad alguna sino, nada más y nada menos, que un avance más en el ya largo proceso de ampliación de la actividades cibernéticas, automáticas, digitales, en nuestra vidas  cotidianas. Como el registro bióptico, por ejemplo.

Aunque se nos presenta como avances en nuestros conocimientos, y concomitantemente avances en nuestra disponibilidad, libertad de elegir, etcétera, en realidad se trata de avances en el conocimiento de nosotros, los humanos, como objetos.

DEL SEXO AL GÉNERO

Tal vez se lo podría considerar una arista más del capítulo anterior, pero el feminismo más visible lo considera bandera insoslayable para acabar con privilegios machistas. Aun atendiendo cuestiones reales, como la desigualdad y las relaciones de poder entre los sexos, vemos la deriva al género como una estrategia de poder y no necesariamente de las mujeres.[7] Luchando por una comprensible igualdad entre los sexos, tenemos ahora la indisimulable desigualdad entre las mujeres cis y las trans, con enormes conflictos en los deportes o en las alcobas.

EL AUMENTO EN PROPORCIÓN GEOMÉTRICA DE LOS MÁS ATROCES TRÁFICOS: DE HUMANOS, DROGAS, ARMAS,  ÓRGANOS

Permanentemente estamos recibiendo noticias del camión abandonado en un desierto con cien viajeros clandestinos encerrados… y muertos. Del tráfico incesante de afros, que abandonando el continente probablemente más devastado, con sus últimos ahorros pagan el traslado a países “ricos”, y son abandonados en pésimas chalupas a veces en el medio del mar Mediterráneo y a menudo encuentran allí la muerte. Miles al año.

Con drogas y armas, las víctimas no son ya los traficados sino los destinatarios finales.

En el caso de los órganos; córneas, riñones, pulmones, corazón, la sordidez alcanza nuevas cotas. Y apenas si nos enteramos. De una red, administrada por rabinos, recientemente, en subsuelos neoyorquinos. De la extracción de órganos a condenados a muerte en China (se investigó, hace tiempo, sobre tales extracciones en ambas Chinas, la continental y la taiwanesa).

VIOLENCIAS O GUERRAS LOCALES

Siempre han existido en las más diversas latitudes del planeta.

El estado “bélico” se presenta cargado como nunca antes desde el colapso soviético, hacia 1990. Las violencias, incluso militares, hasta ahora se habían reducido a luchas internas o fronterizas entre dos estados vecinos; lo que observamos en los últimos años, meses, es un acrecentamiento de “preparativos para la guerra”, sin precedentes recientes. Preparativos como para “una tercera guerra mundial”.

Dos violencias generalizándose; una bajo la forma de guerra entre ejércitos: en Ucrania entre Rusia y una asociación Ucrania-OTAN, y la otra, en la Franja de Gaza, del ejército israelí masacrando población civil y desarmada palestina o modo de venganza, retaliación, desquite ante un golpe de mano guerrillero palestino que resultó inusitadamente costoso en vidas humanas israelíes, sobre todo de militares copados en una toma de cuartel aparentemente sorpresiva, sin precedentes en la larga ofensiva israelí contra la sociedad palestina (exceptuando la huelga general revolucionaria y armada de Palestina, 1936-1939).

El derribo de viviendas de a miles,  desocupadas o no,  el bombardeo aéreo de ciudades palestinas, devastadas, expresando un verdadero genocidio en acción y mediáticamente a la vista de “todo el mundo” ha generado una situación inédita tan aterradora que hasta el mismo Estado de Israel, que había sorteado todas las décadas desde su fundación cometiendo una interminable serie de ataques y abusos, siempre valido de su condición de víctima-que-se-defiende, con el apoyo sesgado del Occidente rico y colonizador “más o menos ex”, esta vez fue visualizado por un amplio arco de seres humanos y sociedades, como abusivo y genocida. Habitantes, referentes políticos y gobernantes de países, como Bolivia, Colombia, España, Noruega, Turquía, Portugal, México, Sudáfrica, Brasil, Irlanda, Chile, Malasia entre otros condenan la acción mortífera israelí; y grandes sectores de la población de EE.UU., el Reino Unido, y de otros países europeos también condenan la acción genocida israelí, pese a que sus gobiernos sean cómplices del accionar israelí.

La acción desencadenada por Israel tras el golpe guerrillero no es nueva. Palestina y particularmente la Franja de Gaza ha sufrido desde hace décadas varias matanzas de miles de habitantes cada una, sin que mediaran siquiera acciones “desencadenantes” como la de Hamas del 7 de octubre de 2023.

Pero la desnudez mediática que existió ante la brutal reacción israelí parece haber agotado la paciencia o debilitado el escudo ideológico del victimismo israelí.

El sofisticado engendro etnosocial del sionismo parece haber agotado su abusado crédito  de impunidad.

GENOCIDIO A CIELO ABIERTO

Lo acontecido en la Franja de Gaza e inmediaciones a partir de la madrugada del 7 de octubre de 2023, con la respuesta en horas del ejército israelí desde una constelación mundializada de poder, con eje en Israel, pero con sus grupos de apoyo en EE.UU. y asistencia permanente desde el Reino Unido, que se está llevando a cabo, impiadosamente en la Franja de Gaza (y territorios palestinos aledaños) resulte tal vez lo más notable, e inteligirlo  nos ayude a ubicar ‘el estado (actual) del mundo’.

Hemos “alcanzado” un nuevo nivel de acción genocida. En un sentido, mucho más preocupante. Ya se había logrado un cierto asordinamiento con lo acaecido en Rwanda, donde una política genocida fue tolerada desde los ámbitos internacionales, porque no se sabía exactamente, o no se quería saber, porque cierta penumbra mediático lo fue amparando… estaba tan lejos, tan otro mundo para la mirada occidental…

Pero la política práctica israelí  no nos es desconocida; desembozadamente aceleró su ritmo y parece encontrar sus límites en la tolerancia psíquica de los contemporáneos. Árabes o judíos, ateos  o budistas, jóvenes o viejos, religiosos o futbolistas, parecen haber erigido una oleada de repulsa a lo actuado por Israel.

Llama mucho la atención que jóvenes judíos estadounidenses estén entre los primeros en el rechazo, pese a la política de pinzas de los financiadores judíos de casi todas las universidades norteamericanas, que han marcado a fuego a los protestatarios, expulsándolos de los hogares estudiantiles, de las mismas universidades y desconociendo sus currículas, a veces con varios años de estudios universitarios.

El hundimiento de la Franja de Gaza en un cerco feroz, implacable, desde que votaron “equivocados” en 2006, aislados, hambreados y hostigados, hundida material, alimentaria y sanitariamente, en medio de un silencio institucional, internacional, que permitió a los israelíes actuar a su antojo, llegando al extremo de matar a varios tripulantes de una de las naves de las flotillas solidarias con Gaza que trataban, siempre infructuosamente, de acercarles comida, abrigo, medicamentos.

El mundo, sin estructuras correctivas a su alcance, observó el aislamiento, el maltrato, el parto o la muerte de parturientas en puestos de control, el desalojo violento de sus propios hogares que pasaban a ser vivienda de judíos recién llegados, usurpadores. Palestinos. Tratados como… ni animales.

Pero con el derribo de viviendas desalojadas previamente o no, a lo largo del 7 de octubre y días sucesivos, es como si la conciencia social de nuestra presente hubiese dicho, por fin, basta. Desde octubre o noviembre de 2023 son muchas las voces que recuerdan esto que repaso y mucho más. Y que ya no lo aceptan.

Tal vez, hasta Netanyahu deba rendir cuentas. Es lo que la Corte Penal de Justicia de La Haya está analizando. Y es asimismo lo que la Corte Internacional de Justicia está asimismo analizando a partir de las acusaciones de genocidio sobre la población palestina que Sudáfrica y otros estados han impulsado contra Israel.

Tal vez Palestina no esté tan, tan sola. Y los seres humanos seamos algo más que una especie que se suicida.□

notas;

[1]   No nos atenemos a las cifras, que ya son de por sí considerables –decenas de miles de víctimas mortales– sino a la modalidad represiva: bombardeo aéreo y artillería pesada sobre viviendas civiles, barrios enteros así pulverizados con o sin sus residentes adentro. La “respuesta” israelí ha deshecho los centros poblados de la Franja de Gaza; teniendo en cuenta que el operativo guerrillero ha sido a su vez respuesta a la enorme violencia institucional israelí sobre la población palestina. Israel ha hecho invivible ese territorio. No cabe otra explicación que un cierto principio supremacista, de goce sádico: las sonrisas de desprecio que algunos soldados israelíes lucen en fotos ante la devastación, las selfies que sonrientes y satisfechas mujeres soldados se han tomado entre ruinas, dejan ver ese desprecio.

[2]    Me permito ilustrar esta labor de soborno y cooptación de la ciencia con la reacción de la OMS ante la tipificación del glifosato y la consiguiente  soja transgénica con él tratada como cancerígenos por parte del IARC (International Agency for Research on Cancer); cargos devastadores para la agroindustria y laboratorios conexos, y cómo lograron “estabilizar la nave del progreso” mediante contrainformes hechos a la medida por juntas de notables sin ninguna responsabilidad institucional, pagados por la OMS  (Analizo la secuencia en el prólogo a la segunda edición de Transgénicos: la guerra en el plato, El Abasto, Buenos Aires, 2017).

[3]     Our Stolen Future (Nuestro futuro robado), EcoEspaña Editorial, 1996.

[4]    Esa percepción, a mediados de los ’40, tendría un tropezón con la bomba de hidrógeno soviética a fines de los ’40, pero “la cuestión de las dos superpotencias” tendrá un casi sorpresivo final hacia 1990 y desde entonces, quienes dirigen los destinos de EE.UU., –que no tienen porque ser los mismos que en 1940– han retomado la percepción de aquel entonces: un unicato imperial.

[5]   Test-tube war, según la expresión habitual en la jerga del ramo en EE.UU.

[6]   En otro orden de cosas, el manejo estratégico del clima también tiene sus cultores en EE.UU. por razones geopolíticas, al menos desde la 2GM. El proyecto HAARP.

[7]   Invitamos al lector a conocer la moción que Steffen Königer, diputado alemán, presentó ante el  Branderbourg Parliament en 2016: https://www.dailywire.com/news/watch-politician-hilariously-ridicule-lefts-gender-chase-stephens.

 

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Cómo ver el 7 octubre de 2023 en Gaza desde nuestra periferia

Publicada el 30/11/2023 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández –

 

Es dificilísimo darse cuenta  en qué sentido el genocidio que avanza con descaro en Palestina  −aunque hoy estemos en medio de una tregua de cuatro o cinco días− nos afecta. A todos los humanos. En primerísimo lugar a los que viven –asediados desde hace 17 años− en lo que se ha llamado “la cárcel a cielo abierto más grande del mundo” y que con vocabulario de mediados del siglo XX tendríamos que denominar “campo de concentración”, un arma que el racismo colonialista ha usado desde hace siglos (en castizo, para el robo de las tierras americanas se hacían “reducciones de indios”, con lo cual se apropiaban de tierras inmediatamente legalizadas, sacralizadas en su nueva propiedad, por clérigos y escribanos).

Aunque el genocidio en marcha es imposible de esconder en un mundo con tanta intercomunicaciòn o por lo menos con tanta comunicación, está claro y nítido que las atrocidades nos llegan desde los medios de incomunicación masivos y dominantes y allí en nuestras mentalmente colonizadas tierras, nos llega sobre todo la versión del genocida, que es precisamente la del poseedor de los más poderosos medios de incomunicación.[1]

Parece empero caduco el tiempo de la ignorancia y la inocencia consiguiente: la multiplicidad de las comunicaciones actuales, su velocidad de difusión conspira contra toda política de secreto, otrora no solo usuales sino las más empleadas.

Por ejemplo, Chris Hedges y Max Blummenthal hacen un escalofriante informe de lo acontecido el 7 de octubre en Franja de Gaza y territorio aledaño israelí, por una vez invadido por palestinos (en las últimas 7 u 8 décadas han sido siempre invasiones sionistas a territorio palestino, siempre violentas a veces con verdaderas carnicerías de palestinos).

Acerca de “cómo los militares israelíes desencadenaron una serie de ataques para matar a los palestinos armados junto con sus rehenes israelíes”, es uno de sus capítulos más llamativos y que no aparece a través de nuestros medios de incomuinicación masivos. Cánsese usted de transitar por radios, diarios y canales locales para verificarlo.

Hedges y Blummenthal son dos conocidos periodistas estadounidenses y al parecer han desplegado una formidable actividad esclarecedora en la tragedia palestino-israelí, que hay que realzar a la luz del origen presbiteriano de Hedges y judío de Blummenthal, dos colectividades fundamentales en el origen y fomento del genocidio palestino. Y ellos,  en cambio, se han especializado en ver cómo funciona la política genocida sionista sobre los palestinos.[2]

Se puede ver que constituyen una corriente cultural, psíquica, creciente de quienes empiezan a rechazar el colonialismo despiadado y alhajado con “perlas bíblicas” del Estado de Israel y sus padrinos incondicionales; el Reino Unido y EE.UU. Han examinado severamente los acontecimientos del 7 de octubre (The Chris Hedges Report y The Gray Zone, 17 nov. 2023).

Y entre sus principales conclusiones figura: “como los militares israelíes desencadenaron una serie de ataques el 7 de octubre diseñados para matar a los hombres armados de Hamas junto con sus rehenes israelíes”. Leyó bien.

En la desesperación por repeler un ataque tan generalizado como inesperado −para quienes fungían como locatarios− los mandos israelíes ordenaron bombardear las viviendas del kibutz Be’eri a las cuales habían ingresado milicianos palestinos para tomar rehenes. Ese bombardeo adquiere cierta similitud con los que “el ejército más moral del mundo” emplea para derribar toda la edificaciòn de la ciudad de Gaza, desde viviendas hasta escuelas, mezquitas, iglesias, locales industriales y comerciales, de servicios, espacios deportivos, bombardeos que se estima han dejando decenas ¿o miles de niños? enterrados vivos, con  otros humanos bajo los escombros.

Hedges no duda en calificar estos hechos como “solución final” de la cuestión palestina.

La peculiaridad de la coyuntura; el copamiento que desde la madrugada llevaron adelante milicianos de Hamas sobre territorios adyacentes a la Franja de Gaza, como el lugar de encuentro de una fiesta rave a 3 km de la frontera, creó una situación hasta ahora inédita en la peripecia palestina; por vez primera los atacantes  de un improbable ejército, más bien por el equipamiento, una guerrilla, ocupaban territorio israelí. Y los mandos militares apelaron a la “doctrina Aníbal” [3] según la cual tropas israelíes pueden llegar a morir, ser sacrificadas, si se hace necesario para neutralizar un ataque.

Los testimonios, muchos gráficos revelan, el papel decisivo de las armas israelíes: tripulando gigantescos helicópteros Apache, los militares israelíes descargaron repetidas veces  sus cargas explosivas sobre todo lo que se movía en el suelo a pocas decenas de metros de sus vuelos rasantes. Las fotos muestran, por ejemplo, todo el estacionamiento de la fiesta rave  con autos literamente destrozados, con o sin gente adentro, con un tipo de daño que solo se podía lograr, en el lugar, en el momento, con la artillería de los Apache.

 

No cabe duda que el plan israelí es el vaciamiento de la Franja de Gaza, es decir repetir la Nakba que tan buen rendimiento práctico, en el terreno, les había otorgado. Paradójica situación. Porque la menuda Franja de Gaza debe ser uno de los pocos espacios palestinos que no albergaron judíos ni siquiera hace dos mil años. Los sionistas hablan de Judea o de Samaria, para hablar de la contemporánea Cisjordania. Pero la Franja de Gaza es la Franja de Gaza. En  buen romance: con Gaza ni siquiera las especulaciones bíblicas y religiosas de un territorio supuestamente cedido por “El Creador” tiene cabida; en este caso es sencillamente, conquista y ensanche territorial colonialista.

Para percibir la calaña de la rapacidad sionista, transcribo a Ayalet Shaked, figura clave de la dirección israelí, exministra de Interior y de Justicia: “Después de convertir Khan Yunis en un campo de fútbol [sic], debemos decirles a los países que cada uno de ellos acepte una cuota: necesitamos que los 2 millones se vayan. Ésa es la solución para Gaza.[4] Repartiendo palestinos como naranjas”. Y que el “campo de fútbol” en que convirtieron la ciudad de Khan Yunis fue tratado para llegar a “campo de fútbol”, con población incluida.

Entretanto, en un torbellino propio de una tragedia griega la sociedad israelí –definida, la sociedad entera, por el historiador Norman Finkelstein no como de derecha sino de extrema derecha− hastiada del manejo despótico y corrupto de Beniamiin Netanyahu expresó su hastío contra el gobierno aunque ratificando la israelidad. Y no bien Netanyahu deriva “los acontecimientos” hacia la guerra y la conquista, logra, recupera una adhesión enorme.

Orly Noy, analista y periodista iranio-israelí, sostiene que este pensamiento no se limita simplemente al Gabinete o a la derecha israelí, sino que se ha generalizado.[5] Los medios de comunicación y el discurso político israelíes muestran que cuando se trata del actual ataque de las FDI a Gaza (en rigor contraataque), gran parte del público israelí ha internalizado completamente la lógica del pensamiento de Smotrich. Su consigna es nítida: “Emigración o aniquilación”. [La solución que propuso Smotrich fue ofrecer]  “a los 3 millones de residentes palestinos una opción: renunciar a sus aspiraciones nacionales y continuar viviendo en su tierra en un estatus inferior, o emigrar al extranjero. Si, en cambio, deciden tomar las armas contra Israel, serán identificados como terroristas y el ejército israelí se dedicará a “matar a quienes necesitan ser asesinados”. Cuando se le preguntó en una reunión en la que presentó su plan a figuras religiosas sionistas si también se refería a matar familias, mujeres y niños, Smotrich respondió: “En la guerra como en la guerra”.

La cosificación de la población despojada se equipara totalmente a la que ejerciera el colonialismo posmedieval en “El Nuevo Mundo” Abya Yala, Américas, o en África: “para una parte significativa del público israelí, los palestinos son más fáciles de mover que los muebles de una sala de estar.” (ibíd.)

Recordemos que cuando tras la celada artera en Salsipuedes, en el norte del Uruguay, que marca los inicios de la flamante sociedad  oriental, en 1832, habiendo acabado con los varones charrúas, los militares inician “una larga marcha” de más de 400 km hasta Montevideo con “la chusma”. Así llamaban los fundadores europeos de las sociedades “americanas” a ancianos, mujeres e infantes. Con semejante caminata, llegaron a la plaza fuerte de Montevideo sólo mujeres y su prole. Allí mismo y sin demora se procedió a su reparto como servidumbre. Sin consideración alguna por el llanto de infantes arrancados a sus madres, ni los gritos ahogados de madres despojadas. Como animales. Esa parte del espectáculo carecía de importancia para la sociedad montevideana. Lo sabemos apenas porque un diario de la época recibió y publicó la carta de dos damas montevideanas, de las que sabían leer y escribir, sensibles ante lo acontecido; esa falta de sentimiento separando así a madres de sus hijos. Apenas dos, que supieron mostrar la iniquidad del momento. Esas dos mujeres fueron el comienzo del fin de aquella “normalidad”.[6]

Así las cosas con la tecnologísima y civilizadísima Israel, vanguardia del mundo. Ellos sí valoran la vida… propia. Por eso, intercambian un israelí por tres palestinos (y hasta por mil).

Hemos visto que Crooke examina la estrategia israelí de llevar adelante “El Plan Yinon” (1981), ir desmantelando y desmontando los estados árabes vecinos y circundantes a Israel (estrategia para alcanzar El Gran Israel). Crooke sostiene que Israel procura arrastrar a EE.UU. a que se haga cargo del escollo mayor, Irán, “poniendo fin a la ilusión de que cualquier tipo de compromiso, reconciliación o partición [de Palestina] es posible.” [7]

“El historiador Max Hastings escribe que Netanyahu le dijo en la década de 1970 que «en la próxima guerra, si lo hacemos bien, tendremos la oportunidad de sacar a todos los árabes… Podemos limpiar Cisjordania, ordenar Jerusalén».” Adueñarse del territorio, a como sea.

Así que de robo de tierras se trata. Nuestros latifundistas vernáculos (o no tan vernáculos) lo saben bien. Pero, claro, el robo de tierras no se puede hacer por las buenas. La historia nos lo muestra. Y ante la situación que existe, desde hace un siglo en Palestina, el filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi introduce una pregunta, propia de nuestro tiempo, que nos interpela como un puñetazo en la quijada:  ¿“Se puede exponer el cuerpo torturado de toda una población sin pagar el precio? [8]

Un interrogante ligado al fenómeno comunicacional y su difusión actual que señalamos al comienzo.

Hasta ahora, grosso modo, los genocidios ‘ocurrían lejos y hace tiempo’. No era, no fue a menudo así. El genocidio de los tutsis en Rwanda se hizo mientras simultáneamente se sabía de èl durante sus pesadillescos meses. Pero “África está lejos”…

Y la eliminaciòn de poblaciòn aborigen en las Américas; −pusimos el episodio de la matanza de charrúas en Uruguay− tuvo muchos “testigos” aunque solo dos hayan llamado a las cosas por su nombre.

Repasemos los términos de la convención acerca de genocidio que teóricamente nos cubre y nos ampara desde 1948 (9 de diciembre):[9]

  • Actos cometidos para destruir total o parcialmente un grupo racial, étnico o religioso;
  • Matar miembros de ese grupo;
  • Causarle daños físicos o mentales a miembros de ese grupo;
  • Infligirle, deliberadamente, a un grupo condiciones de vida calculadas para destruir físicamente sus vidas, total o parcialmente.”

Otros aspectos de la convención que atañen, por ejemplo, a la transferencia forzosa de niños a otros ámbitos, muy pertinentes para anglificar indiecitos en Norteamérica, por ejemplo, tienen menos que ver con Palestina. ¿Pero cuál de esos cuatro numerales que acabo de traducir no se aplica punto por punto a lo que ha hecho siempre y sigue haciendo cada vez más  brutalmente, el sionismo, Israel, en Palestina?

¿Qué pasa con la ONU?: ¿No se enteró de cómo Israel convirtió a la Franja de Gaza en un  campo de concentración, desmantelando su produccion local, agropecuaria y pesquera (mediante expeditivos procedimientos como envenenar los campos)? Que Israel regula hasta las dosis individuales de alimentación (con el consiguiente deterioro alimentario que todos conocemos por mermas, vencimientos y multitud de “accidentes”).

¿Qué considera la ONU y sus plenipotenciarios guardianes de lo genocida los bombardeos de viviendas y  barrios derribados hasta los cimientos, donde todavía hoy no podemos saber cuántos bebes, infantes, adultos, ancianos yacen enterrados vivos (y quienes han tenido la oportunidad y el tiempo para abandonar esas edificaciones, salvar la vida, el pellejo, pero no las pertenencias de sus vidas cotidianas; ropas, fotos, bicicletas, libros)?

Israel no ha cambiado un ápice su política desde 1948 hasta 2023.

Claro que con sus padrinos, gigantes guardaespaldas; EE.UU. y el Reino Unido.

Habrá que ver si el resto del mundo opta por cambiar la suya con un estado, el israelí, que escarnece todas las sacrosantas  disposiciones que teóricamente al menos, nos rigen.ф

[1] La  comunicación pública radios, diarios, teves, en países como Argentina o Uruguay sobre el 7 oct. 2023 es lastimosamente pobre (aunque mayor que en episodios anteriores). Se apuesta mucho a los “rehenes” y apenas a los gaseados, bombardeados, expulsados, hambreados, palestinos, con sus viviendas, ciudades, destruidas como en las peores escenas de la IIGM. Dos “termómetros” argentinos: el recién nombrado presidente Javier Milei, aspira a “recibirse de judío” y antes de asumir la presidencia (10 de diciembre) ha hecho un viaje iniciático para recibir suponemos que los óleos de rabinos ultraconservadores en Nueva York (Centro Ohel Jabad-Lubavitch). No se le puede negar capacidad sintética, abrazando en único viaje sus dos “amores”: EE.UU. e Israel. Por su parte, la lideresa indisputada de la oposición peronista, que tendríamos que suponer en “el otro rincón” que Milei, Cristina Fernández de Kirchner, ante los acontecimientos desencadenados el 7 de octubre, 2023, repudia toda violencia y  postula las soluciones de la ONU, en particular “la de dos estados”: una entelequia que jamás captó siquiera un atisbo de la mentalidad y la concepción sionista.

[2] Life and Loathing in Greater Israel (Vida y asco en el Gran Israel).

[3]   El nombre proviene del militar cartaginés Aníbal que optó por envenenarse antes de caer preso de los romanos.  Hay una diferencia sustancial con la “opción” homónima: Aníbal eligió morir; en el caso de los soldados israelíes copados, quien decide sus muertes es el mando militar. De ese modo, fue bombardeado el cuartel israelí de control sobre la Franja de Gaza, Erez Crossing, copado por milicianos palestinos, que contaba con una enorme dotacion israelí de soldados, muchos de ellos administrativos, sin armas o casi.

[4]  Cit. p. Alastair Crooke, https://www.unz.com/article/the-magicians-hat-and-the-great-simulacrum-of-palliative-balm/.

[5] “El público israelí ha abrazado la doctrina Smotrich”,

https://www.somosmass99.com/el-publico-israeli-ha-abrazado-la-doctrina-smotrich/.

[6]  E. Mendes Vives, La gente y las cosas en el Uruguay de 1830, Tauro, Montevideo, 1967.

[7]  A. Crooke, https://www.unz.com/article/will-the-scorpion-sting-the-u-s-frog/.

[8]   “Epicentro”, publicado en Ctxt, 19 nov. 2023.

[9]   Fecha por demás problemática, porque no podemos olvidar que el 11 de diciembre de ese mismo año, la ONU se declaró satisfecha con “los progresos realizados […] para  conseguir un ajuste pacífico de la situaciòn futura de Palestina” (resolución 194 de ONU) que pasa por alto dos “detalles”: que el Plan Dalet llevado adelante por los sionistas al día siguiente del abandono  británico de Palestina, significó no solo la expulsion de varios cientos de miles de habitantes de sus moradas y lugares desde siglos atrás, sino además la muerte de algunos miles de palestinos refractarios a la “mudanza”, sino además, y encima, el asesinato de Folke Bernadotte, el primer mediador de la ONU, designado para conocer necesidades y puntos de vista de judíos y palestinos. Bernadotte no entendiò por qué todo iba a favor de las demandas sionistas y nada hacia los habitantes originarios y fue prestamente asesinado. Tras el impacto de violaciòn a tamaña investidura −la ONU estaba flamante− el asesino fue preso…  unos días y pocas semanas después fue incorporado como guardaespaldas del también flamante presidente israelí, Ben Gurion. Y la ONU ni siquiera calificó el asesinato como asesinato; dirá apenas, cobarde y falsariamente, que Bernadotte “sacrificó su vida”. (ibíd.)

Publicado en Centro / periferia, Conocimiento, Cultura dominante, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Palestinos / israelíes, Poder, Sociedad e ideología

Derecho a la vida… ajena

Publicada el 09/11/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

 

El 7 de octubre, hace un mes, milicianos de Hamas penetraron al Estado de Israel (en adelante EdI) por una decena o veintena de puntos desde la aisladísima Franja de Gaza (en adelante FdG), con cohetes primero y luego tripulando parapentes, motocicletas y una excavadora. Invadieron pequeños poblados, un kibutz y una fiesta rave, providencialmente trasladada a 3 km de la frontera, pocos días antes. Secuestraron a centenares, mataron al parecer también a varios soldados y probablemente a otros israelíes, durante un operativo de copamiento increíblemente largo, unas 6 horas hasta la llegada de militares israelíes que alcanzaron a reprimir a los que todavía no se habían retirado.

 

La seguidilla de fracturas de la cerca de seguridad que rodea a la FdG, la increíble duración del operativo, despierta interrogantes. ¿Fue estimulado o facilitado, un golpe de mano esperado por quien iba a ser el sorprendido? Cui bono? No fue favorecida la población del sur israelí; pero sí ciertamente Netanyahu y sus halcones que ahora han salido a matar en una escala sin precedentes, actuando como si fuera en defensa propia.

Y ahora, luego de lo acontecido el 7 de octubre,  ¿cuál es el estado del mundo?

Primera pregunta:

¿De dónde proviene esta tendencia a no ver el daño genocida, pésimamente construido sobre el relato bíblico, que descarga el EdI sobre las, una vez más, victimadas víctimas. ¿Por qué no se desmarca la gente, el ciudadano común, de un relato tan pavorosamente maniqueo, como el que ampara la furia israelí?

Una primera razón que advierto es porque los judíos están como “preservados”, como si sus acciones  no pudieran recibir el mismo trato que otras acciones humanas de igual violencia, que de pronto, sí repugnan, y son terminantemente rechazadas.

Para muchos, judíos y no judíos, lo acontecido a los judíos durante el 3er. Reich es lo único que puede considerarse genocidio completo y cabal. La peor ordalía imaginable.  EL genocidio por antonomasia, por no decir el único.

¿Por qué? Por la inconmensurable maldad goldhagiana de lo alemán (ya no nazi).[1]

¿Y sobre qué relato se basa la creencia en semejante genocidio?

Es una tarea que dejamos a historiadores. Puedo ofrecer datos, pinceladas.

En Europa, luego de las luchas en los albores de la modernidad entre dos potencias marítimas, talasocráticas, España e Inglaterra, va quedando una “reina” con un dominio cada vez más indisputado; su Majestad  Británica, que desde 1588 hasta bien entrado el s. XX será “reina y señora de los mares” (reforzada por un vástago colonial, los EE.UU., que en un primer momento se desplegará bajo la modalidad telurocrática; el robo de tierras a nativoamericanos, a franceses, a españoles, a mexicanos…).

El par anglonorteamericano irá asentando lenta pero sostenidamente, un poder cada vez mayor fuera de fronteras y el s XIX será testimonio acabado de su dominio occidental.

Sin embargo, en la segunda mitad del s XIX surge otra potencia, industrial, con rasgos telurocráticos; la Alemania imperial, el gobierno de Otto von Bismarck, con menor inserción colonial, transfronteriza. Su desarrollo minero e industrial resulta excepcional dentro de Europa,  en competencia con otras potencias europeas como Francia, Inglaterra, Holanda, los estados del centro europeo, como Hungría, o las naciones nórdicas (Dinamarca, Suecia). Alemania empieza a estar, tras la reunificación de 1870 y en poco tiempo, “picando” entre las primeras potencias.

Celos, consternación: nadie abandona gustoso un pedestal.

Cada vez hay más historiadores que desechan la versión adocenada de los vencedores de la 1GM, de que la culpa la tuvo Alemania, el imperio austrohúngaro o incluso “el hombre Hombre enfermo” como se designaba, con aire de superioridad, a Turquía, que constituyeran la Triple Alianza; “el bando de las potencias centrales” enfrentado a Inglaterra, Francia, Rusia, Bélgica, Holanda e Italia (y desde 1917, EE.UU.); la Triple Entente.

Historiadores insospechables de izquierdismo o socialismo, como Edward Mc Null Burns, estadounidense, se inclinan a pensar que la 1GM fue una jugada preventiva del British Empire para cortar el ascenso del águila alemana que ostentaba, en competencia,  también carácter imperial.

Y la comprobación de que los argumentos no eran limpios lo rubricó la Paz de Versalles: un acta de rendición abusivo, draconiano, que obligó a los alemanes a pagar los gastos, todos los gastos de la guerra, de una guerra que ni siquiera habían provocado. Que dejó en la miseria al país. Tanto vejamen y sufrimiento está sin duda en el resentimiento alemán, almácigo donde pudo fructificar el nazismo. Todo esto en un país, donde más del 90% de los capitales quedaron en manos judías. Algo que le dará mucha fuerza al nazismo proclamando que la nación debía pararse sobre sus pies, con capitales propios, no “ajenos”.

Rendición tan onerosa que los alemanes, y particularmente los nazis, sintieron afrentosa porque a su vez, se consideraban un pueblo señorial, es decir de amos.

Cuando Alemania, con el 3er Reich, a fines de los ’30 reasienta su poderío (basándose, por ejemplo, en un formidable desarrollo químico que le dio mucha influencia en un presente crecientemente industrial), su gobierno, con Adolf Hitler como premier, considera que los alemanes están en la cima de la humanidad, diferenciándose de los pueblos débiles, jóvenes o de segunda, colonizables.

Por eso, la Alemania nazi no busca guerra con Inglaterra (desmintiendo las versiones maniqueas oficiales). Al contrario, al comienzo de la guerra, el nro. 2 del régimen nazi, Rudolf Hess, encara un vuelo solitario de Alemania a Escocia. Y se tira en paracaídas. Según analistas como Noam Chomsky, llevaba un encargo de Hitler: negociar una paz ofreciendo un dominio compartido de los pueblos señoriales en el mundo entero en conflagración. Un reparto del botín, obviamente, entre ingleses y alemanes.

Según Chomsky, Winston Churchill rechazó de plano semejante invitación, molesto de la impertinencia de los alemanes; si Inglaterra ya tenía un dominio planetario indiscutible (apenas festonado por la presencia de segundo orden de franceses, holandeses o norteamericanos; no necesitaban a alemanes).[2]

El 3er Reich tenía un formidable ejército (pero apenas un sexto del total de tropas de la Triple Entente). Dato interesante en su composición: el ejército, la Wermacht, disponía de  un fuerte contingente de alemanes que entonces se llamaban 50% judíos (2 abuelos judíos) y otro aun mayor de 25% judíos (un abuelo judío), lo cual es particularmente relevante, por cuanto entre ellos había militares con mando de tropa e incluso integrantes del Estado Mayor alemán bajo el nazismo. Algo que rompe la imagen estereotipada.

Junto con el desmantelamiento de ese ejército sobrevienen los juicios de Nurenberg que condenarán a muerte a varios jerarcas nazis. Pero en 1945 estamos lejos todavía, en el tiempo, del “Holocausto”, así con mayúscula. Se habían desalojado los campos de concentración con prisioneros enflaquecidísimos, muy debilitados. Pero también se sabía que la Alemania nazi, acercándose a una derrota inevitable carecía hasta de lo más elemental, no sólo entre los prisioneros sino incluso entre los carceleros y sobre todo en la población general. Los campos de concentración agravaban todas las privaciones, porque el hambre, la falta de comida, de higiene, generaban todavía más enfermedades y causas de mortalidad, encima del trabajo esclavo y los malos tratos, característicos de dichos campos.

Antes de la lectura de la historia establecida por el Holocausto y su administrador o albacea ideológico,  IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto), se hablaba que el tifus había sido causa primordial de muerte en “los campos” del nazismo.

El IHRA se funda casi en el cambio de siglo (1998), pero al menos desde los ’70 algunas organizaciones judías y aliadas se dedicaban a otorgarle a la brutal represión ejercida por el  nazismo una exclusividad, una especificidad sin precedentes y sobre todo, una matanza de judíos sin precedentes.[3]

Thomas Dalton, norteamericano autor de varios libros sobre los judíos, las guerras y sus causas, cuestiona la especificidad del guarismo de 6 millones, por haber comprobado que es un número reiteradamente usado por la prensa judía para dimensionar a los judíos perseguidos en distintas circunstancias y países, como en Rusia, e incluso desde antes del s XX.[4] ; p. ej., “Seis millones de judíos viven en tierras donde son oprimidos, explotados, aplastados y despojados de todos los derechos humanos inalienables.” [5]

La diferencia sustancial es que los escritos del tiempo de la 1GM se referían a vicisitudes y penurias de 6 millones de judíos, y los de la 2GM se refieren al asesinato de esa cantidad de humanos. Lo que llama la atención es la persistente referencia a “seis millones” en circunstancias y momentos muy diversos, casi como una referencia cabalística.

Un investigador de enorme valía y con una óptica para nosotros interesante porque es judío, con familiares asesinados por el nazismo, Norman Finkelstein, escribió una investigación con un título sugerente, La industria del holocausto.[6] Aclara que el holocausto “de la industria” que denuncia ‘tiene una correspondencia, aunque pálida, con la realidad’.

Los testimonios judíos, y sobre todo, su reproducción industrial a través de los mass media, Hollywood incluido, han confeccionado los imaginarios sociales hoy dominantes: campos de concentración con sádicos amantes de la música clásica. Finkelstein se pregunta cuánto de eso es historia.

Si eso ha pasado con lo alemán, ¿qué vemos con lo palestino?

Vemos otra vez al pueblo judío que sintiéndose victimado por un golpe comando que no alcanzamos a entender de dónde  y cómo surgió: ¿cómo se abrió la cerca de la FdG en tantos lugares a la vez, cuando los sistemas de bloqueo y aislamiento entraban en acción hasta por el paso de un gato? El gobierno israelí, aparentemente en respuesta, encara la matanza generalizada de palestinos mediante bombardeos masivos sobre población civil, sus viviendas, escuelas, lugares de oración, hospitales; todos “santuarios” proclamados por presuntas leyes de la guerra que, al menos teóricamente, la ONU debe respetar y hacer respetar. El Ejército de “Defensa” israelí proclama que tales sitios son santuarios de Hamas y por ello los pulveriza mediante artillería pesada con seres humanos adentro.

Conociendo los recursos, métodos y ardides que ha usado el poder sionista para tener encarcelado a tantos miles de palestinos, en cárceles por vía administrativa, conociendo la negativa sin excepciones a todo lo referido a la vida social y económica de palestinos, y reconociendo el carácter monstruoso de establecer campos de concentración para millones de seres humanos, no se entiende cómo nunca nadie ha cuestionado el invocado carácter democrático y moral, del que tanto alardea Israel (por ejemplo, Israel define a su ejército como “el más moral del mundo”).[7]

 

Desde el principio, la  implantación del sionismo en la Palestina histórica significó adueñarse de la vida de otros. Como recordaba el abogado palestino Henri Cattan, no se puede pasar por encima de siglos de historia, para restaurar un hilo histórico supuestamente cortado, varios siglos antes –en rigor, milenios–  ignorando la historia real y concreta de un lugar, en este caso Palestina, desde, pongamos el año 70 de la era cristiana hasta el 1900…

La pregunta que se hizo Cattan en 1948, y nosotros hoy, es por qué, al contrario, los poderes constituidos y dominantes, de EE.UU, del Reino Unido, la han dado carta blanca el integrismo bíblico israelí.

Craig Mokhiber, director de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU en Nueva York, lo dice claramente en su carta de renuncia a la ONU tras el genocidio apenas escondido del 7 de octubre (y días siguientes) de Israel en la FdG.[8]

En su carta de renuncia Mokhiber acusa a EE.UU, Reino Unido y buena parte de Europa de “ser completamente cómplices de la horrible agresión”. Y añade:

“No solo están rechazando sus obligaciones para asegurar respeto a las Convenciones de Ginebra, sino que de hecho están activamente armando la agresión, proveyendo apoyo económico y de inteligencia y dando cobertura diplomática y política a las atrocidades de Israel”,

El operativo de “limpieza étnica”, es decir en lenguaje más llano, de racismo, violencia y asesinatos colectivos, no se ha limitado a la FdG. Mostrando que se trata de un verdadero palestinicidio, simultáneamente, han matado como nunca antes, en frecuencia, a 132 palestinos en las aldeas cisjordanas en las últimas 3 semanas.[9]

Y hace pocas semanas, expulsaron a toda la población bereber asentada milenariamente en el desierto de Neguev. Algo que los medios masivos ni siquiera advirtieron. Porque se trata de una población dispersa, nómade, de algún modo apátrida.

 

La política de un fascista militante se basa en las odiosas ”sagradas escrituras” que llaman a la matanza de los  que Yahvé condena, por ejemplo de los amalecitas, que Netanyahu con oportunismo asimila a los palestinos. ¿Ha abandonado Occidente la investigación histórica sustituida por los relatos bíblicos?

En los países enriquecidos de Occidente; en Francia, por ejemplo, “tierra de libertad”, se ha prohibido la bandera palestina. No ya la de Hamas, sino la que muestra el verdadero carácter de la movida israelí: la palestina.  En Inglaterra, con un poco de tapujos, están buscando establecer la misma prohibición, en los antípodas de todo liberalismo.

A la recién premiada Adalin Shibli, palestina, se la invitó a la Feria del Libro de Frankfurt, considerado el mayor cónclave literario del mundo, pero tras el 7 de octubre se levanta la entrega de dicho premio, se la cancela sin darle explicaciones o con subterfugios penosos; el juicio israelí se universaliza.

Como remata Ilan Pappé, historiador: “Quien no tiene memoria no tiene futuro […] La elite política israelí […] derivó una lección muy diferente de los acontecimientos de 1948: tú puedes, como estado, expulsar a la mitad de la población de Palestina, destruir la mitad de sus pueblos y salirte con la tuya sin una pizca de crítica.” [10]

Occidente abandona la historia, sustituida por los relatos bíblicos.

Occidente proclamaba la igualdad ante la ley, que poco y nada se cumplía. Pero desde esta ordalía a cargo de Israel, la igualdad ha desaparecido hasta de la ley.

Y la actual consigna sionista: “No mires para otro lado” les asegura el ombliguismo.

[1]  Daniel Goldhagen es un autor estadounidense que ha presentado a los alemanes, como una población fuertemente antisemita, llevando ese antisemitismo a casi una cuestión fisiológica, estructural, esencialista… y asesina. Presuntuosa ignorancia de lo histórico.

[2]   Hess quedó en Escocia y fue trasladado a Inglaterra, prisionero. Y con el fin de la IIGM y la condena del nazismo como non plus ultra del mal quedará preso de Los Aliados, hasta su muerte, a los 95 años, décadas después (y a la vez como bandera viva de los neonazis).

[3]  Se estima en unos 6 millones los judíos asesinados directa o indirectamente por el nazismo.

[4]   “the  Holocaust of six million jews in World War I” despierta interrogantes.  https://www.unz.com/article/the-holocaust, 2020.

[5]   Hasta donde lo permite suponer el texto de Dalton, se trataría de un escrito de 1917.

[6]   Editado en EE.UU., 2000.

[7]   Los prisioneros son a veces –suponemos que como castigo– ubicados en “celdas para perros”; calabocitos construidos donde el prisionero  jamás puede estar erguido, estirado, parado o acostado; siempre semiplegado porque ninguna pared, ni el piso, mide más de, digamos 1,20, 1m 30… Lo tienen patentado como “ablandador”. Testimonio de Gilad Atzmon, sionista entusiasta en su hogar, pero devenido crítico radical del invento sionista, conmovido, entre otras causas, por esos cubículos y sus habitantes forzados, tratados con burla por los militares “más morales” del mundo.

[8]   https://docs.google.com/document/d/1iyo16SHWngHRnjYTB30xWWqOlyzy6QjLwxu OdEMnXIg/edit?usp=sharing.

[9]   Olga Rodríguez, https://rebelion.org/occidente-ante-la-masacre-en-gaza/, 3 nov. 2023.

[10]  https://www.observatori.org/paises/pais_53/documentos/E_PAPPE.pdf.

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Qué nos pasa. LA NATURALEZA HUMANA EN LA PICOTA

Publicada el 19/09/2023 - 16/10/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Tengo la corazonada que se hace cada vez más imperioso pensar, escudriñar, reflexionar, discutir, sobre la naturaleza humana.

Una cuestión que ha atareado a filósofos, científicos, religiosos, para no hablar de toda la panoplia de disciplinas sociales que abordan, enfocan, tratan, o destratan la naturaleza humana.

El gigantesco desarrollo en progresión geométrica de lo tecnológico es uno de los nudos problemáticos que tenemos con la naturaleza humana.

Hasta hace un siglo, grosso modo, el ser humano, la criatura humana, venía al mundo como todos los mamíferos, era alimentada y crecía cumpliendo y satisfaciendo nuestras necesidades biológicas (o dejándolas de cumplir sólo si la severidad del clima lo impedía o si las disposiciones políticas, el poder imperante, torcían tales impulsos).

¿Cuáles son las condiciones y posibilidades para nacer hoy, ya bien avanzado el siglos 21, para la criatura humana? En un mundo mucho más medicalizado [esto tiene que ver sobre todo con la vida urbana que constituye hoy en el planeta la mayoría de la humanidad, y sobre ese universo van estas consideraciones],[1] es cada vez más frecuente el nacimiento por cesárea. La excepción conocida del siglo XVIII se ha hecho rutina generalizada, aunque persistan muchas madres “a la vieja usanza”. Y aquí lo más importante es que la cesárea no se ha generalizado por razones médicas o medicinales; al contrario. La cesárea le quita al recién nacido el trabajo de parto, que también le quita a la progenitora; es nacido sin esfuerzo. Sin el esfuerzo inicial de la vida extrauterina; le quita su primer triunfo o victoria, lo convierte en pasajero, pasivo, de un tránsito de la placenta materna a la vida “exterior”.

Falta saber cómo se imprime esa “asistencia” en la vida, esa sustracción al protagonismo en el pasaje inicial del recién nacido. Entendemos trascendente que ese primer paso devenga de activo a pasivo; como si dijéramos, de andar en bicicleta a que nos lleven en bicicleta.

Pero la atención medicalizadora ha progresado muchísimo; hoy reciben los bebés en el plazo de apenas semanas entre 15 y 25 vacunas distintas, todas ellas fruto de investigaciones laboratoriles de las últimas décadas.

¿Se han salvado así muchas vidas? No lo parece. Ha habido momentos en que normas y pautas médicas, han sido decisivas para asegurar la vida de los recién nacidos y de sus madres parturientas, con paralelos riesgos en el momento del parto. Por ejemplo, el lavado de manos de los médicos antes de iniciar un trabajo de parto ha sido  decisivo para bajar las infecciones en el parto. Sin esa costumbre, muy resistida inicialmente por médicos que se sentían tratados como “mugrientos” al reclamársele lavado de manos antes de intervenir en partos, la mortandad en maternidades atendidas por médicos era muy alta (no así en maternidades atendidas por parteras).[2]

El descubrimiento de la vacuna antivariólica (fines siglo 18) también resultó decisivo para achicar la mortalidad provocada por la viruela (la vacuna también ahorraba las terribles cicatrices que le quedaban a quienes enfermaban de viruela y no morían).

La batería de vacunas de los últimos años, en cambio, no parece ahorrar vidas sino más bien atención hospitalaria a infantes enfermos (con una mortalidad inferior al  1º/oo, no vinculable al germen sino a las condiciones nutricionales del afectado), con lo cual las vacunas eluden la confrontación de cuerpos humanos pequeños con agentes patógenos que normalmente no logran dañar pero sí pueden vencer resistencias de cuerpos disminuidos; la vacunación evita el mal rato, cumpliendo así la función que un cuerpo debilitado no puede llevar a cabo. Según la médica Mónica Müller ésa ha sido la función de la generalización de las vacunas.[3]

Tenemos así una medicalización de nuestras sociedades tan extendida y problemática que hoy los propios congresos médicos atestiguan que la tercera causa de muerte humana es iatrogénica: apenas por detrás de trastornos del corazón y sistema circulatorio y cánceres.

Lo acontecido con el Covid 19, por su alcance, las políticas encaradas y sus consecuencias exigen una respuesta. Uruguay tiene un peculiar estado de situación que también exige respuesta: los penúltimos años mantenían una mortalidad anual, bastante regular, de aproximadamente 30 mil fallecidos; 2021 y 2022, en plena pandemia y con el comienzo de las vacunaciones (que no existieron a lo largo de 2020 en el país), la mortalidad ha sobrepasado las 40 mil anuales. Falta explicar tamaño aumento de la mortalidad. Tan brusco.

La interpretación del analista estadounidense Paul Craig Roberts –tipificado por quienes confían ciegamente en las instituciones como ”conspiracionista”–  acerca del daño generado con una implementación más o menos forzada de vacunaciones, es que las vacunas han sido diseñadas como método de “achique poblacional”, lo cual es obviamente inconfesable, y se inspira en el hecho inocultable que somos demasiados. Craig Roberts aclara que no se trata de un veneno común y silvestre adosado a la vacuna, porque eso despertaría una justa indignación en la población y sería además, fácilmente rastreable. Que se trata de una cuidadosa y muy tenue dosificación de tóxicos en la vacuna que en ningún momento puede afectar a más de una muy pequeña minoría. Contando con que un plan sostenido de vacunaciones “demográficas” iría atemperando la plétora poblacional.

Esa hipótesis se acompasa con las muchas investigaciones que han encontrado elementos desasosegantes en las vacunas suministradas. Se acompasa también con la política de secreto que exige el Big Pharma bajo la coartada de cuidar lo patentado y no perder consiguientemente dinero. Ante el proteccionismo comercial está la importancia de explicar circunstancias sanitarias antes infrecuentes ahora con preocupante recurrencia; por ejemplo, las muertes súbitas. Y muchos otros episodios menos trágicos, pero igualmente llamativos; miocarditis y otras afecciones circulatorias y en general, pérdida de esa condición de salud que uno siente sin pensar.

También  se “acompasa” con  el avasallador papel que “los mecenas” han tomado dentro de la OMS.

La OMS es una de las ramas de la red que la ONU desde 1945 ha creado para gobernar el mundo. Asistiéndolo, claro. Hace ya tiempo que hemos aprendido que un poder absoluto es horroroso (la humanidad lo ha experimentado frecuentemente). Consiguientemente, quienes desde 1945 orientan, dirigen la política mundial, no suelen presentarse como dirección, guías, jefatura, faros, padres, líderes sino como asistentes, hermanos, camaradas, servidores.

Cuando EE.UU. decidió retacear su cuota a la OMS por no coincidir en las políticas, surgieron almas bellas, que sin mayor esfuerzo monetario, cedieron a la OMS los millones de dólares que se necesitaban para mantener el edificio sanitario planetario en pie.

Y con el tiempo, esos mecenas han sido claves en la puesta en marcha de diversos planes de acción planetaria.

La presencia y peripecia que nos trajo la pandemia constituye un dato relevante para atender la cuestión que nos hemos planteado; si existe algún proyecto que modifique más o menos radicalmente la naturaleza humana.

Surge así la inevitable asociación entre tanta bondad proclamada y proyectos cada vez más insistentes en mejorar, completar la naturaleza humana. Transcribimos una definición “neutra” sobre lo que ha dado en llamarse transhumanismo; alianza de refuerzo de la naturaleza humana con el desarrollo tecnológico: “El transhumanismo es un movimiento científico y filosófico que propone la utilización convergente de las nuevas tecnologías (nano, bio, info y cogni) para la transformación de la naturaleza humana. Así, la modificación del cuerpo biológico permitiría una existencia más saludable, potenciada en términos cognitivos, perfeccionada en cuanto al dominio de las pasiones, y, finalmente, libre de la amenaza del envejecimiento y la muerte.” [4] Modesta, humildemente expresado.

Hubo una declaración de pandemia –a cargo de la OMS mediante una modificación sustancial de la vieja definición de tal, que se impuso verticalmente pese a la incumbencia  de toda sociedad en sus consecuencias. Ese lapsus democrático es significativo, y da lugar a “malos pensamientos”, como los de Craig Roberts. Se redefinió que no se necesitaba ponderar muertes para declarar una pandemia; la mera difusión de una enfermedad bastaba.  La definición de la enfermedad quedó en manos de la OMS y sus mecenas. La población se fue “enterando” a través de los aparatos mediáticos.

Las vacunas esta vez, perdieron el método de aprobación que siempre habían tenido: medicaciones que alcanzaban un grado de capacidad curativa tras muchos pasos de verificación (una primera etapa con pocos sujetos recibiendo el proyecto de vacuna, una segunda etapa con más tratados, procurando ver su incidencia curativa y también sus defectos indeseados, una tercera etapa ya con suministro masivo a población elegida para  contrastar con grupos testigo con placebos, y finamente una cuarta etapa en que las autoridades médicas decidían su aplicación masiva si en todas las etapas preliminares y previas no se habían observado derivaciones o secuelas indeseadas.

Ante la pandemia Covid19 la OMS puso a disposición de la sociedad una vacuna sin todos los pasos previstos por falta de tiempo para los plazos estipulados y en consecuencia, se adujo, que se procedería a utilizarla, pero con carácter voluntario dada la falta de los márgenes de seguridad requeridos.

Este recurso, puesto en manos de autoridades médicas nacionales tuvo dos implicancias: en primer lugar, devino fácilmente obligatoria porque las autoridades nacionales condicionaron una serie de permisos a que el peticionante estuviera vacunado; para cursar, para viajar, para trabajar. Muchos, viendo así tan cercenadas sus posibilidades, en general optaron por recibir la vacuna, aunque en general maniobrando para recibirla una sola vez. Otros, persuadidos por la campaña, y sobre todo por el miedo, fueron al pinchazo como reaseguro psicológico, gratificante, mostrando la fuerza que tienen los medios masivos de persuasión de masas.

En segundo lugar, las autoridades médicas no asumieron responsabilidad alguna por secuelas que pudieran derivar del suministro de vacuna dado su carácter voluntario; no hay institución responsable, no hay responsabilidad legal… Con esa doble tijera legal, ninguna autoridad sanitaria se ha visto precisada a fundamentar sus conductas.

El estado y sus representantes sanitarios “abrocharon” así con grandes laboratorios, ya conocidos por diversos fraudes médicos –como es el caso de Pfizer–, exonerándolos de toda responsabilidad judicial. No es el único.

Volvamos la cuestión  inicial.

¿Por qué el establishment médico violó sus propios métodos de aprobación de vacunas?

¿Por necesidad ante la pandemia Covid19? Sin embargo, el rechazo fuerte a otras medicaciones de tratamiento directo de los trastornos sobrevenidos con el Covid 19, sugiere una apuesta previa a favor de la vacuna. Una vacuna que, se sabía, no había cumplido todos los requisitos, que siempre se habían supuesto necesarios. Llamativa incongruencia.

Algunos medicamentos como la ivermectina, reiteradamente cuestionada por algunas fuentes médicas, ha sido finalmente aprobada como efectiva contra el Covid 19 (sólo que su legitimación ha sido tan tardía, que uno podría suponer que no pudo emplearse cuando era necesaria por su efectividad y su atoxicidad, para mantener en pie los planes de vacunaciones con vacunas no seguras y bajo sospecha).

Médicos epidemiólogos de enfermedades infecciosas y otros colegas firmaron declaraciones públicas de alcance internacional, como la de Great Barrington, firmada inicialmente por Jay Bhattacharya, Martin Kulldorff, Sunetra Gupta que recibieron la firma de cientos de colegas, o la de Global Covid Summit  que juntó  17 mil firmas, incluyendo médicos e investigadores en medicina (entre ellos, Ryan Cole, Richard Urso, Katarina Lindley, Robert J. Kennedy).

Ambas declaraciones cuestionaron los métodos inconsultos de la OMS, reivindicaron medicamentos probados y aprobados pero desestimados por la OMS, como la  mencionada ivermectina, o el budesonide que fuera expresamente prohibido (y rehabilitado por la OMS un año después, tarde para los miles muertos en ese ínterin).

Ambas declaraciones fueron muy críticas a los encierros y enclaustramientos (como, por ejemplo, prohibir playas o parques o salidas colectivas de niños). Entendieron que había que focalizar la prevención en quienes tenían comorbilidades y por lo mismo descartar toda actividad preventiva para niños (que son los que están más lejos de tener dichas comorbilidades; claro que si las tienen, hay que atenderlos con prioridad). Fueron muy críticas a la política oficial de la OMS, de “apagón generalizado” y su alianza virtual con sus mecenas: “Esta enfermedad confirmó algo que se sabía desde hace tiempo: la inutilidad de la OMS, una entidad que lejos de velar por el bienestar de la población del mundo, vela por los intereses de sus principales financiadores, como por ejemplo el nuevo “gurú de las pandemias”, Bill Gates.” [5]

Si la cuestión de la naturaleza humana se ha entrecruzado peligrosamente con lo sanitario, se trata, empero, de apenas un capítulo, y se aprecia otro en el orden comunicacional, con la cuestión de la inteligencia artificial. La situación en este aspecto de la comunicación humana es que se está haciendo indistinguible si la autoría de un texto, un poema, una tesis, un informe  es humana o artificial. Con ello, la primera víctima, como pasa con la guerra, es la verdad.

¿Qué o quiénes pueden estar interesados en sacrificar de un modo tan radical la verdad, lo verdadero? En los conflictos militares o guerreros, ya lo sabemos; el campo agresor, el bando que quiere adueñarse de lo que está en juego. ¿Y en el campo de la ciencia, de los saberes? Lo mismo. ¿Quienes quieren medrar con esa nueva noción de verdad? Quiénes quieren conseguir mayores poderes: la inteligencia artificial es promovida por quienes consideran que aumentarán sus poderes y/o beneficios con ella. A costa de nociones tan abstractas como “lo verdadero”.

Ha pasado lo mismo que con la implantación de los materiales plásticos: enormes ventajas materiales para los inversores de la petroquímica. Y se supone que también para la sociedad seducida por la plasticidad de tales materiales, precisamente. Que hacen la vida cotidiana, por ejemplo, más cómoda.

¿Pero qué deidad te hizo creer que la comodidad es ‘la medida de todas las cosas’?

La comodidad, como la austeridad y tantas otras sensaciones y experiencias que vivimos los humanos, no son per se garantía de “calidad de vida”. Pero sí de rendimiento lucrativo para el universo empresario que lo promueve. Lo mismo pasa en el mundo de la alimentación. Permanentemente tienen que retirar “del mercado” alimentos que resultan tóxicos. Pero, ¿cómo entraron? Porque eran atractivos. Los azucarados, por ejemplo. La cultura dominante nos induce permanentemente a azucarar nuestras comidas y la historia de los endulzantes ha resultado siniestra. Peores que el mismísimo azúcar: sacarina, ciclamato, aspartame. Lo mismo pasa con los estimulantes o saborizadores. En rigor, minan nuestra salud, pero la propaganda está diseñada para que no reparemos en ello sino en “el placer” que nos brindarían.

Los médicos que hemos mencionado de esas dos declaraciones están muy preocupados, por ejemplo, por la dieta con exceso de jmaf y otros “alimentos” transgénicos  como aceites.

Los materiales plásticos, no necesariamente todos ni todas sus aplicaciones, pero en una proporción que ha resultado atroz, han inundado el planeta con colorantes y micropartículas tóxicas que están alterando todas nuestras vidas, todos  nuestros  cánceres, toda la vida de seres que no han podido ver estas “nuevas realidades·”.

No sólo los pelícanos, las tortugas, y otros animales están visiblemente dañados por no saber trajinar con estos elementos que no han pertenecido nunca antes al mundo natural (y que por su no biodegradabilidad tampoco pueden pertenecer o incorporarse al mundo natural); los humanos estamos también entre sus víctimas.

Una vez más, humanos victimados por humanos.

La contaminación plástica no ha sido medida, cuantificada; no sabemos si está, mejor dicho cuánto está detrás de la proliferación de cánceres (de los más variados tipos). Las grandes redes médicas y sanitarias de nuestra modernidad más reciente, –la del avance gigantesco de la escala empresaria, la de la transnacionalización de los consorcios, en este caso sanitarios (Big Pharma, OMS, etcétera)–  no tienen, no han tenido hasta ahora jamás el interés primordial de evitar la iatrogenia.

La estrategia, la coartada psicológica, siempre ha sido: avancemos, mejorando nuestros saberes y nuestras técnicas y eso nos permitirá también superar los inconvenientes, los problemas, los errores, que lleguemos a cometer, precisamente en nuestros avances.

Contra este tecnooptimismo ha operado el “principio precautorio” que se ha visto dramáticamente corroborado en innumerable cantidad de casos y situaciones en que una intoxicación mínima ha desembocado en trastornos irreversibles incluida la muerte (como pasa con la presencia de bajísima dosis de plomo, Malathion, hexaclorobenceno, PCBs, dioxinas, DDT, toxafeno y tantos otros tóxicos para generar trastornos mayúsculos en organismos afectados). Algo ya totalmente comprobado por la trágica experiencia es que la influencia de un contaminante acrecienta progresivamente su efecto deletéreo en proporción inversa a la edad de quien sufre la contaminación.[6]

El desarrollo tecnológico en sus diversas facetas, y quienes tienen poderes decisorios al respecto, nos plantea nuevas configuraciones existenciales; de hecho una redefinición de naturaleza humana. Uno de sus exponentes es el muy mediático filósofo e historiador Yuval Noah Harari con su narcisismo ideológico, como especie, aspirando a la amortalidad.[7]

Lo que en resumen auspicia Harari es la gestación de un humano, ya no sapiens sapiens sino una conjunción  o combinación de naturaleza y técnica (lo que en Hollywood se transitó alguna vez; Robocop o Blade Runner).

Mutatis mutandis, lo que postulan quienes apuestan por un tecnodesarrollo radical como para “superar” las viejas coordenadas de vida y muerte que conocemos desde antaño (desde siempre), no hacen sino nuevas versiones del sueño del hombre hecho dios.

En pleno romanticismo tuvimos al doctor Frankenstein; Shelley procuró advertirnos de la labilidad del sueño devenido pesadilla. Si juzgamos los resultados de inyecciones de colágeno para rediseñar glúteos, senos siliconados para quienes no quieren agrandarlos dando de mamar, cirugías para lo que se llama cambio de sexo, el saldo de felicidad parece mucho menor que el de padecimientos, aunque semejante balance tenga resultados impares y desparejos y no tiene porqué ser aceptado.

Lo futuro, siempre abierto, nos espera.

notas:

[1]  No hace tanto tiempo, apenas unos años, la mayoría de la especie humana vivía como población dispersa, no urbana; pero el proceso de urbanización es muy intenso y sostenido y tiene a su vez como un refuerzo de sí mismo: el proceso de megalopolización, es decir que tanto los pobladores rurales como los de asentamientos urbanos tienden a reaposentarse en grandes concentraciones urbanas.

[2] Porque médicos atendían partos y cirugías sobre pacientes enfermos indistintamente  y transportaban bacilos, algo que las parteras no solían hacer al ocuparse  únicamente con labores de parto.

[3]  Pandemia, Planeta, Buenos Aires, 2010.

[4] Asla, Mariano. 2020. «Transhumanismo». En Diccionario Interdisciplinar Austral, http://dia.austral.edu.ar/index.php?title=Transhumanismo&action=mpdf.

[5] https://tierrapura.org/2022/05/22/17-000-medicos-lanzan-un-plan-para-romper-con-la-oms-y-crear-un-universo-medico-paralelo/.

[6] Theo Colborn, Dianne Dumanoski y John Peterson Myer, biólogos estadounidenses, autores de un estudio de campo verificando los efectos contaminantes de los plásticos en la fertilidad animal: Our Stolen Future, [Nuestro futuro robado], 1996.

[7]  Harari procura atender el deseo generalizado a vivir y no morir, que, entiende, el actual desarrollo tecnológico nos permitiría abordar. No para pretender la inmortalidad, puesto que la contingencia de la vida humana no es sólo una cuestión técnico-médica, pero sí la de la duración indefinida en el tiempo de los seres humanos, mediante renovación de órganos y sustitución de partes desgastadas (como ya lo hacemos con dientes, con otros tejidos corporales). Esa prolongación indefinida de la vida humana individual es lo que Harari caracteriza como amortalidad. Siempre basado en el supremo interés egoísta que, según Harari, nos gobierna.

Publicado en Destrozando el sentido común, General, Globocolonización, Nuestro planeta, Poder mundializado, Salud. Y enfermedad, Sociedad e ideología, Uruguay

¿Uruguay periférico y subalterno o/y pequeñito y autónomo?

Publicada el 27/08/2023 - 16/10/2023 por ulises

Filosofía: ¿necesaria o prescindible?

por Luis E. Sabini Fernández

El gobierno de Luis Lacalle Pou está tomando medidas para achicar la presencia de la filosofía en los estudios secundarios y restringir los de astronomía, convertida su asignatura en “opcional”, con lo cual se empalidecen los aportes que puedan brindar a los jóvenes estudiantes para la comprensión del mundo.

Este ataque o desprecio al pensamiento abstracto suele ampararse en la relevancia que se quiere otorgar a materias útiles y concretas, como inglés, tecnología, economía y finanzas. Para que los alumnos “aprovechen su tiempo de estudio”.

Es un debate viejo en la historia uruguaya, y por cierto tiene que haber existido en EE.UU., en Europa, en los países asiáticos.

El “llamado de atención” y cierto desdén ante materias abstractas o ajenas a las necesidades laborales, tuvo una curioso  antecedente en la presidencia del padre del actual presidente. Y uno podría considerar que se trata de las mismas usinas ideológicas que quieren ver a las generaciones jóvenes integrándose “como corresponde” en un mundo cada vez más altamente tecnificado.

Pero no estamos  en medio de consideraciones desinteresadas, como proclaman nuestros políticos.

La crítica a una educación presuntamente intelectualista no tiene empacho en que, por ejemplo, UPM promueva una educación de tipo instrumental para nuestros niños y jóvenes en áreas cercanas a sus plantas, para que sus operarios puedan hacer sus tareas  con pericia, aunque resulten carentes de toda  experiencia de discernimiento, y se diluya consiguientemente todo empeño en generar capacidad crítica.

El tipo de capacitación que el mundo de los consorcios transnacionales demanda es para una mano de obra a su servicio, seguramente al día en desarrollos tecnológicos, pero ajena a toda reflexión (para esa instancia el mundo hipertecnologizado de nuestro presente ya tiene a sus especialistas, como por otra parte toda sociedad de amos ha tenido siempre).

La cuestión planteada con los planes de estudios secundarios es compleja. Porque a su vez, los proyectos humanistas, eruditos e intelectuales que han caracterizado al Uruguay liberal, al de la mayor parte del siglo XX, tampoco han ayudado a generar jóvenes capaces de gestionar su propio futuro y el de la sociedad en que viven, desde adentro, desde abajo. Porque, como sociedad periférica que somos, nuestros desarrollos han sido desde afuera y desde arriba.

Pese a todo, Uruguay tiene una historia relativamente rica con la filosofía, al menos en el concierto sur y centroamericano.

Tal vez hasta su origen –territorio desgajado de un concierto político mayor, que se vio forzado por razones geopolíticas (de los poderosos de entonces y de los vecinos) a ser “independiente” o “libre”– obligándose así a generar ya que no una historia propia, sí un camino propio; tal vez por la carga política de los primeros proyectos independentistas sobre este territorio; el sueño artiguista confederal, tal vez por nuevas contribuciones que sin concierto pero con  feracidad cayeron en nuestra tierra, y la abonaron, como por ejemplo, las emigraciones o mejor dicho los refugios políticos de los comuneros de París de 1848 y poco después, los de los comuneros parisinos de 1871,[1] aporte que configuró el Uruguay y particularmente el Montevideo del s XIX; ”la Nueva Troya”, y que se tradujo culturalmente en el peculiar fenómeno que a lo largo de todo el siglo XIX fueron más las ediciones uruguayas en francés que en castellano.

Con ese bagaje cultural, totalmente europeísta aunque no en la matriz ibérica que caracterizara a tantos estados nuevos de las Américas al sur del Río Bravo, entra el Uruguay al siglo XX y casi enseguida José Batlle y Ordóñez, hijo del presidente Lorenzo Batlle, iniciará una peculiar modernización en el pequeño país que tendrá como  consigna una democratización unitaria, que denominará institucional.

El fundador de una de las dinastías políticas del Uruguay, por un motivo circunstancial, azaroso, logrará encauzar al país en una senda única. Algo que dado el origen del Uruguay, había resultado arduo. El país estuvo dividido, bicéfalo, buena parte del s XIX -blancos y colorados, el gobierno de la Defensa y la Aduana de Oribe, aporteñados y abrasilerados, doctores vs. caudillos-,  y la sorpresiva muerte de Aparicio Saravia, el jefe armado del ejército miliciano del Partido Nacional, acabará con la “Revolución de 1904”.

 

Con JByO se inicia así un proceso de democratización, de laicización enfrentado a la Iglesia Católica, se consigue el divorcio por la sola voluntad de la mujer, quedan abolidos los malos tratos a los presos, la aceptación de las demandas sindicales, se suprime la pena de muerte, la tauromaquia, la riña de gallos y muchas medidas por el estilo, todo ello (o casi todo) en la primera década del s XX.

La derecha clásica -la del latifundio, el crucifijo y los  negocios entre caballeros-  estaba que reventaba de odio. Contra ese comunismo que creía ver en el batllismo.

En  ese aspecto, empero, el batllismo perseveró. Sosteniendo un laicismo que permitió fortalecer, desarrollar la educación pública. Y  tuvo contradictores, como José Enrique Rodó, que también aportaron al potencial intelectual y filosófico del Uruguay.

En ese ámbito, el aporte de Carlos Vaz Ferreira será decisivo. Y con él, un florecimiento de la filosofía. Y con José Figari, otra cabeza pedagógica (aunque termine famoso por sus pinturas), postulando un ensanche de la educación hacia los jóvenes. Aun con limitaciones clasistas, el Uruguay abrió con su política cultural y educativa una acción, un devenir intelectual, social y político para las nuevas generaciones,[2] para nada reducido a los núcleos oligárquicos. Es el Uruguay del semanario Marcha (1938-1974) y contemporáneamente  de la “generación crítica”. Muchos otros docentes e intelectuales fueron expresando este Uruguay con enjundia filosófica; Carlos Real de Azúa, Roberto Ares Pons, Carlos Quijano y tantos, tantos otros. El Uruguay de mediados del s XX fue generando un movimiento formidablemente crítico enraizado en el desarrollo de ideas de nuestros filósofos, docentes e intelectuales, la filosofía actuante y práctica que fue forjando en el país. Y así, la FEUU fue uno de esos semilleros. Uruguay forjó una representatividad, una vigencia intelectual continental, llamativa para las dimensiones del paisito.

El perfeccionismo de JByO lo llevó a procurar instaurar un régimen colegiado de gobierno de inspiración suiza (los suizos tuvieron enorme protagonismo en el Uruguay de esa época y posterior, pero no en el gobierno sino en la mejora de la industria lechera  y láctea). Pero la primera puesta en práctica de “colegialismo”  fue limitada y la segunda,  coincidió con el comienzo de una crisis que carcomerá a todo el país en la segunda mitad del s XX. La pretensión de eliminar liderazgos caudillistas con gobiernos colegiados no sólo no plasmó políticamente sino que tampoco atemperó liderazgos.

Este divorcio entre la doctrina y la realidad también se expresó en la relaciones de poder entre estados: los batllistas llegaron a declararse anticolonialistas. Y bajo esa consigna, sobre todo al fin de la 2GM, expropiaron muchas empresas y servicios que “los ingleses” habían desplegado en el país. Sólo que coincidiendo con la apertura del país a otra inversión, la norteamericana.

Cambiamos trenes por autos y camiones.

Incluso con un minus: trenes ahora propios otra vez (como las primeras líneas, de 1865) por autos y camiones ajenos. Made in USA.

Pero ese cambio de metrópolis no se inició en 1945, con el establecimiento de EE.UU. como potencia primera del mundo. El batllismo había iniciado su amorío con el american way of life bastante antes.

Con el presidente batllista Baltasar Brum, para quien la Doctrina Monroe, discutida cuando su primer centenario, en 1923, no era una expresión imperial de EE.UU. sino el camino para sacarse de encima toda pretensión colonial europea.

Lo que equivale a decir que probablemente el principal continuador de Pepe Batlle, con un final trágico que lo honra [3] tenía la más absoluta miopía ante un colonialismo, un imperialismo que apenas mutó algunos de sus rasgos, con lo cual fue fácilmente aceptado, y adoptado  por la novel dirigencia política batllista.

Alberto Guani, canciller batllista, será el único representante de la América lusohispana, que apoyará la Declaración Balfour del gobierno británico, 1917, prometiendo Palestina a referentes del gran capital judío transnacional.  Con total desaprensión ante la población existente en Palestina desde siglos atrás (¿o milenios?).

No es extraño. Era “lo natural” que europeos ocuparan el territorio que consideraran apropiado para sí. Lo hicieron en todos los continentes; lo hicieron en el actual Uruguay, poblado antes de la llegada de españoles y portugueses por charrúas, arachanes, guenoas, minuanes, bohanes, de quienes apenas se conservan idea, recuerdos y testimonios, como los túmulos funerarios denominados “cerritos” (aunque entendámonos: hay sangre de esos originarios en nuestro país, sobre todo, pero no exclusivamente, de los infantes y mujeres repartidos tras Salsipuedes, 1831).

Pero junto con el giro a la franca derecha que el batllismo fue operando en nuestro país, siempre bajo la bandera progresista de la resistencia al colonialismo europeo y la apuesta por la modernización tecnológica (muy identificada, aunque no exclusivamente, con EE.UU,), el país siguió  caracterizándose por una crítica política y filosófica inquieta, cuestionadora. Entre otros rasgos, se hizo vigoroso en política internacional, el tercerismo: ni con EE.UU. ni con la URSS.

En 1959, tenemos dos fenómenos nuevos; uno no tan nuevo: la crisis económica, que se había postergado para el país con la Guerra de Corea (1950-1953) gracias a las exportaciones –carne  y lana– se vuelve a presentar, cada vez más imperiosa, desde la segunda mitad de la década del ’50; y dos, hace irrupción en el panorama latinoamericano la Revolución Cubana (1959). Que se lleva consigo a buena parte de “la generación crítica.”

Hagamos una última referencia al vigor filosófico en nuestro país. Hacia 1973, caído el país en feroz crisis,  se mantenía una maltrecha Facultad de Humanidades y Letras, promovida en 1945 por Carlos Vaz Ferreira, y en su Licenciatura de Filosofía, junto a departamentos como el de Filosofía Teórica, Epistemología, Estética, dos de Historia de la Filosofía y otro de Filosofía de la Historia, estaba el de Filosofía de la Práctica cuyo titular era Mario Sambarino. Con el golpe de estado de junio 1973, la Universidad será clausurada durante unos dos años que serán de depuración ideológica.  En sus clases de seminario, ya sobre el filo de lo que iba a ser el cierre de la Universidad, Sambarino explicaba: el régimen instaurado proclama su lucha contra tupamaros, guerrilleros, la violencia, el marxismo, el socialismo. Esta cátedra no es ni guerrillera ni frenteamplista ni marxista ni violenta. Si se atienen a lo que proclaman, nuestra labor tendría que seguir en pie. Si a nosotros nos barren sin que estemos en los listados y agrupaciones en los cuales otros colegas están, eso revelará el verdadero carácter liberticida, archirreaccionario del proyecto de la dictadura.

El Instituto de Filosofía de la Práctica, como todos los demás, fue cerrado durante esos dos años. Casi todo su personal, director incluido, exonerado. Mario Sambarino, autor del ensayo extraordinario Algunas consideraciones sobre la estructura aporético-dialéctica de la eticidad (1970), tuvo que morir en el exilio.//

notas:

[1]  La Comuna de París de 1871 configuró el primer conato de lucha por el socialismo. Y fue muy relevante, no sólo por el tendal de muertos, que se estima en varias decenas de miles de obreros, sitiados  y reprimidos con ferocidad, sino por resultar el primer enfrentamiento entre lo que se denominó lucha entre capitalismo y socialismo. Cuando en febrero de 1918 Lenin  y los suyos calculan que el golpe de estado que han dado y llaman revolución ya ha sobrepasado los dos meses largos y se mantiene en pie, que fue el tiempo “de vida” de la Comuna de París antes de caer derrotada, lo festejan como “triunfo” y se cuenta que hasta el austero Lenin zapateó loco de contento. La Comuna de París era denominada “el primer asalto al cielo” de tiempos modernos, lo que nos permite calibrar el rasgo religioso del socialismo, tan a menudo pretendidamente científico.

[2] Apenas una anécdota de mediados del s. XX: el profesor de filosofía  Ismael San Miguel, proverbial examinador, insistía durante todo el curso en la importancia de pensar con cabeza, y sobre todo, propia. En la mesa de examen le pregunta a un estudiante:

“-¿Qué es eso? y le señala una mosca. El estudiante le contesta: una mosca. Y el profesor, como insatisfecho por la sequedad de la respuesta replica: -es vida; es un componente de nuestro universo… y se extiende en otras consideraciones biológicas, poéticas…. Suponemos que el examinado saldrá aprobado aunque no con un cum laude. Pasa a la mesa de examen el estudiante siguiente, el que estaba preparándose en un pequeño pupitre mirando y escuchando al estudiante que lo precedía. Esa rotación la conocía tanto los estudiantes como el docente. El docente la pregunta al nuevo examinando: ¿Qué es eso? El estudiante sabe el espích: -Es vida, un componente de nuestro univers… El profe –todos sabíamos que no toleraba la imitación– lo interrumpe y le aclara: -Es una mosca. Reprobado. Se castigaba el copiar o copiarse  en escritos… él también en orales.

[3]  Ante el golpe de estado de José L. Terra, en 1933, Baltasar Brum llama a la resistencia, revólver en mano, y ante la inacción o indiferencia social ante semejante atentado al orden constitucional, tras horas de infructuosa espera, se pega un tiro en la sien.

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