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Categoría: Argentina

¡La bolsa o la vida!

Publicada el 23/01/2025 - 05/03/2025 por luissabini

Distribuida el 16 ene 2025. Subida aquí: 23 ene 2025

NUESTRO TERRITORIO MAL… DONADO

por Luis E. Sabini Fernández

Carlo Goldoni, hace más de tres siglos, redondeó una commedia dell’arte inolvidable, Servir a dos amos; la  historia y las cabriolas del protagonista para atender a dos amos, a veces con intereses dispares, y sobre todo, para atenderse a sí mismo; un “muerto de hambre” modelo siglo xviii.

El intendente fernandino Enrique Antía, Mr. Simpatía, el de la eterna sonrisa, ha superado ampliamente esa duplicidad del protagonista goldoniano –“Truffaldino, que puede traducirse al español como Fraudolent” (según wikipedia)−.

Antía, atraído no sabemos por cuáles atractores, tiene estrechísima vinculación con CIPEMU (Comité Israelita Punta del Este, Maldonado, Uruguay), que desde su no muy remoto origen ha ido estrechando sus vínculos con Israel, visible en los contratos que la autoridad política de Maldonado ha establecido con empresas israelíes vinculadas a la seguridad (compra de cámaras de vigilancia… para evitar robos; preocupación que parece vertebral entre los forjadores de CIPEMU).

Pero no solamente esa actividad, empresaria, nos muestra CIPEMU. Un lado sustancial de su actividad es pedagógica, el International College, todo un semillero de futuros dirigentes o población alfa más. Sus veladas al aire libre, a la orilla del mar en el verano puntaesteño, con damas desplegando sus ropas talares, apuntan al mundo ideal que imaginan.

Entre bambalinas, CIPEMU despliega su poder ideológico o de policía del pensamiento, cuidando que Mr. Simpatía no se exceda en sus sonrisas y por ello, en su momento, le señaló la inconveniencia de autorizar sesiones de un congreso de docentes de historia, en salones del gobierno fernandino.

La razón en ese caso, fue sagrada: CIPEMU percibió que dichos docentes eran antisemitas, o al menos que entre dichos docentes había antisemitas. Y CIPEMU declara luchar contra el antisemitismo. La verdad de la milanesa es que CIPEMU no acepta críticas a Israel (es fácil: toda crítica a Israel es antisemita según las instrucciones del IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance) en castellano, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, que ha dictaminado que está de más toda aporte histórico que ponga en entredicho la historia oficial del Holocausto. Así que chau investigación.

A la vista de la violencia claramente genocida del Estado de Israel, un estado condenado hasta desde la mismísima ONU, Antía ha desplegado su vuelo político: “Reivindicó los ataques de Israel sobre la Franja de Gaza.“ (https://ladiaria.com.uy › maldonado › articulo › antia-r…, 5 ene 2025).

Pero a la vez, tal vez imaginándose ecuánime, ha agregado: que «apoya todos los intentos de paz» (ibíd.). Y mostrando su persistente bizquera, Antía apostrofa: “Israel tiene derecho a defender a sus familias.” (ibíd.) ¿Se defiende a sus familias asesinando colectivamente a miles de bebés de la población a la que se quiere despojar de sus tierras (y junto con los bebés, sus hermanitos, sus padres, madres, tíos, primos, abuelos)?

Por lo visto, la piedad de Antía alcanza a los torturadores sionistas y a sus familias, pero nada le queda para los palestinos victimizados desde hace tanto tiempo (es el conflicto más largo, cronológicamente, de nuestro tiempo).

Antía tiene otras facetas, no todo lo que brilla es CIPEMU.

Cuando una empresa argentina, quiso convertir la rocosidad  de Punta  Ballena en asiento de centenares de viviendas, en edificios de altura para “pasar a cobre” el extraordinario valor paisajístico y geológico del lugar (único en nuestra geografía, que no es la de un Canadá o una Rusia euroasiática con la superficie de sus millones de km2…), fue únicamente el rechazo de la sociedad local la que permitió arrinconar primero el proyecto, que fue finalmente desechado, sin participación a la vista del sr. Intendente.

Antía tiene sus miras: fomentar la implantación de asentamientos argentinos, lo que resulta a la larga, entregar la tierra a ajenos.

En Maldonado, con la “administración” Antía, ahora mismo, se está intentando entregar tramos de costa a extranjeros (lamentablemente no es el único caso; vimos años atrás, otros intentos, como el del expresidente José Mujica, con las ”granjas marítimas”).

Empeñado en venderlo todo, se está ahora plasmando la concesión de 700 viviendas sobre la minúscula Laguna del Diario, arruinando un exquisito lugar que ornitólgos califican como de parada y descanso de aves migratorias, que resulta un entorno sumamente agradable de la costa oriental de nuestro país. Queremos suponer que con exquisita delicadeza la intendencia proveerá algún otro sitio de descanso para las aves, a las que se les informará en idioma castellano, sitio que dispondrá de comida perfectamente balanceada para aves y hasta con primorosos bebederos con alguna bebida cola, siempre fresca y, sobre todo, saludable.

Dijimos que Antía supera el número dos que nos recordaba Goldoni. Antía no sólo ha generado una alianza de la cual apenas arañamos la superficie (porque el Estado de Israel tiene una dimensión oculta enorme, incomparable respecto de su lustrada superficie tecnológica y de su sórdida política de mano dura), no sólo parece empeñado en estimular negocios con Israel y con inversionistas argentinos, regalando el territorio para que sus empresas lleven a cabo sus emprendimientos como si fuera  en “tierra conquistada”.

Parece resuelto a vender todo el territorio a su alcance despojándolo de “obstáculos”.

Ya hemos visto como el cerro San Antonio está siendo parcelado y vendido mediante la participación de inmobiliarias privadas (que no sabemos de dónde extraen sus derechos de propiedad, aunque imaginamos, claro, que “todo es legal”), como si se tratara de una manzana urbana más y no de un monte perteneciente a la naturaleza y a la fauna y flora locales.

Últimamente ha declarado con descaro que jamás ha estado de acuerdo con el proyecto de los edificios gigantes que inversionistas, con el signo de pesos en las pupilas, habían proyectado encima de Punta Ballena, usurpando y trastornando las riquezas naturales de nuestro país.

A esta altura tales declaraciones suenan más bien a “que las uvas están verdes”.

Porque persistentemente ha criticado a quienes procuran cuidar el ambiente, a estudiar los arenales, las dunas, las corrientes marinas, los cerros y la fauna y flora autóctonas. Son gente molesta, ‘fábricas de impedir’ ha dicho.

Para los negocios, obviamente.

Y tiene razón, don Enrique. Hay un cierto conflicto entre la salud, el cuidado del ambiente, la alimentación, y los negocios.

El problema sobreviene cuando quien es votado para cuidar la salud, el ambiente, la alimentación de los habitantes, opta por cuidar… los negocios.□

ACLARACIÓN PARA LECTORES AJENOS AL URUGUAY.

El subtítulo juega con el nombre del territorio que gobierna el señor cuyas andanzas examinamos: Departamento de Maldonado.

Publicado en Argentina, ecología, Poder, Uruguay

El colonialismo mental sigue en pie

Publicada el 01/08/2023 por ulises

DEL CONTINENTE INDOAFROLATINOAMERICANO

por Luis E. Sabini Fernández

Los países con origen colonial tienen una doble, triple, múltiple carga para deslastrarse.

Fijémonos en los países sudamericanos (y dejemos por un instante al margen las otrora llamadas Guayanas, cuyo proceso poblacional es todavía más enrevesado).

Colonialistas ibéricos, del extremo oriental de Europa, se posesionaron por orden divina, y terrenal del Papa, de estas vastas tierras con sus pobladores incluidos. Pobladores no europeos ni cristianos y por lo tanto tratados como enseres.

Lo primero que sobrevino fue una merma poblacional brutal (entre los “indios”, claro). No sólo mediante matanzas, a las cuales los colonizadores fueron muy propensos, sino también producidas por el choque intercultural y las diferencias entre los respectivos microorganismos de recién llegados con los asentados endémicamente en el continente y su población.

Los ibéricos que en los siglos xvi, xvii y xviii despojaron todo lo (poco) que pudieron robando para la Corona, fueron reconfigurándose. Se forjaron sociedades de criollos. Para todos los gustos; hubo quienes se mantuvieron apegados al origen transatlántico y otro caudal en constante crecimiento fue generándose con conciencia americana. Un tercer sector, menor pero muy movilizado, había empezado a sentir la importancia de otros centros imperiales, como el francés, pero sobre todo el inglés. Y con el paso de las décadas, con la emancipación de EE.UU. respecto de su  raíz anglo, los mismos EE.UU. pasaron a ser también otro referente para muchos criollos del sur.

Artigas, por ejemplo, conocerá ideas federalistas, que tendrán mucho que ver con su estrategia política, la Liga Federal, conectando políticamente a la Banda Oriental, la Mesopotamia y Santa Fe. También llegarán al Plata las nuevas ideas políticas con la Revolución Francesa de 1789 y todo ello hará que muchos políticos platenses  vayan sustituyendo ideas de representación mediante estamentos o corporaciones, de impronta medieval, por el voto directo y personal, individual, característico de lo que llamamos modernización.

La sociedad colonial establece grandes diferencias de valor y significación social para sus habitantes. Mucho trabajo esclavo, por ejemplo.

¿Cuándo empieza a surgir un espíritu de resistencia, de incomodidad ante el poder establecido en las capas “importantes” de nuestras sociedades coloniales, entre los blancos europeos o criollos? Será ante el descalabro de la corona española, por ejemplo, con la invasión napoleónica de 1808. Desde entonces, irá creciendo un desasosiego americano (las rebeliones de las naciones aborígenes vienen desde mucho antes, desde siempre, y en general, no se plegarán a los movimientos rebeldes de los blancos europeos)[1] que aumenta su intensidad a partir de 1810.

Lo característico de la rebelión sudamericana desde 1810, fogoneada inicialmente desde Buenos Aires, es que será contra el poder opresor extranjero y remoto,  pero sin la menor consideración hacia capas sociales al margen de los núcleos dirigentes. Convertida en revolución, permanecerá como revolución de minoría propiamente dicha, “y a mucha honra”.

Eso distingue los pujos revolucionarios sudamericanos de los habidos en otras sociedades más o menos simultáneas, o incluso anteriores, donde se apostara por cierto igualitarismo, por cierto universalismo. La marejada revolucionaria sudamericana de 1810 llegará, por ejemplo, a la libertad de vientres; es decir a una legalidad nueva donde no se nazca esclavo. Pero los esclavos permanecerán tales (reasegurando que la esclavitud se extinguirá tras décadas…), sin alterar las expectativas materiales de los actuales esclavistas.

Uno de los escasísimos documentos del período revolucionario sudamericano, que bregará por cierto igualitarismo, atención a los más necesitados, será el Reglamento de Tierras encarado por Artigas; “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus hacendados”, “para que los más infelices sean los más privilegiados”: “los negros libres, los zambos de igual clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y a la de la Provincia. Serán igualmente agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos y serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros y estos a cualquier extranjero”.

Puesto en práctica a mediados de 1815, valiéndose de tierras “realengas” o expropiadas “a malos europeos y peores americanos”, esa reforma agraria se truncó en  medio de las guerras intestinas que caracterizó el período en que Artigas y el federalismo enfrentó al Directorio porteño. Su efecto, empero, se hizo sentir, pues consta que al menos durante el resto de todo ese siglo XIX los dueños despojados de tales tierras, procuraron, con ejércitos de abogados a su servicio, recuperar aquellas “suertes de estancia”, y así restablecer el latifundio tal cual lo había gestado la sociedad blanca privilegiada hasta 1810, sobre todo a costa de los territorios arrebatados a los naturales de la Banda Oriental (igual que en Argentina tras la “Conquista del Desierto”, 1879).

Podríamos enunciar que el levantamiento criollo contra la Corona (en rigor fue contra la corona española usurpada por Bonaparte que quiso instaurar otra corona, ésa sí claramente rechazada por los españoles, tanto los peninsulares como los indianos), no tuvo ninguna perspectiva, digamos solidaria;  era el levantamiento de un grupo social privilegiado que veía en peligro sus privilegios y se jugó a mantenerlos (y aumentarlos con mejores socios, como Inglaterra en lugar de España).

Eso explica que en los nuevos países americanos,  como Argentina (y poco después Uruguay), el latifundio haya sido piedra basal de la estructura de propiedad. Sostenido, además, con una absolutización del “sagrado de la propiedad privada” que no existe ni siquiera en las sociedades capitalistas europeas.[2]

Los levantamientos y la gesta independentista en estas tierras no tienen parentesco alguno con levantamientos obreros o campesinos, por ejemplo en  Europa en los siglos xviii o xix, luchando por la igualdad (Babeuf, levellers, ludditas).

Está nítido el motivo: éstas últimas son rebeliones contra opresiones generadas desde el privilegio; lo que sobreviene en Buenos Aires, y en general en las colonias sudamericanas que irán logrando la independencia, es una lucha de privilegiados para mantener privilegios, pero administrándolos.

Una oligarquía  ya más americana que hispana, entrará en rebeldía para adueñarse del poder económico (y consecuentemente político pero sin intención alguna de compartir ese poder con sectores de la sociedad ajenos al poder de la gente “como uno”, “decente”. Asì, la independencia consolidará el poder económico ya establecido y lo reafirmará, consolidando el latifundio.

Y aquellas aguas traerán estos lodos. Dos ejemplos, bien recientes: el trigo transgénico y el INTA ante el programa SPRINT.

1. EL TRIGO TRANSGÉNICO ABARATA ENVENENANDO

Alrededor del 2000 por la polémica desatada con la expansión de los alimentos transgénicos, los grandes consorcios que los impulsaban; Monsanto, Bayer, Syngenta, se avinieron a una demanda social que ganó mucho espacio cultural entonces resistiendo la técnica transgénica en franca ofensiva. Se llegó entonces a una suerte de descansillo; se aceptó como hechos consumados soja y maíz transgénicos, pero a la vez se logró el compromiso de tales consorcios de no iniciar la producción de trigo y arroz transgénicos. No se logró ningún acuerdo formal, apenas una concesión oral ante las organizaciones campesinas internacionales, como Vía Campesina, el MST brasileño, la Conféderation Paysanne de Francia y diversas organizaciones rurales asiáticas. Apenas una tregua.

Esa especie de status quo fue repentinamente violado por dos países, llamativamente próximos entre sí: Uruguay y Argentina. En el mismo año, 2020,  sus autoridades, digamos nacionales, proclaman la puesta a punto de trigos transgénicos (con cualidades transgénicas vinculadas a la tolerancia a diversos biocidas, como el glufosinato de amonio). Los veinte años no habían pasado en vano. Los consorcios transgénicos y sus laderos dan el golpe sorpresa y “se la llevan toda”.

2. INTA ANTE EL PROGRAMA SPRINT

En el marco de la FAO, es decir de la ONU, hace unos años se generó una entente con representación de varios estados europeos más la Argentina, dedicada al mapeo de los agrotóxicos entre los consumidores de los alimentos resultantes de la producción industrial y masiva.

Objetivo delicado si lo hay, esto de que organizaciones y redes transnacionales dedicadas a la modernización de la agricultura alcancen una instancia crítica observando el fruto de su propio accionar. El proyecto generado, SPRINT, parece haber dado por resuelto que la verdad es más importante que la protección de intereses creados, puntos de vista, preceptos de trabajo.[3]

SPRINT encaró, por ejemplo,  el mapeo humano en los pueblos fumigados de la provincia de Buenos Aires, y entonces estalló el cortocircuito: INTA no aprueba ese estudio y le quita todo auspicio.  Es curioso ver el miedo pavoroso ante la verdad, en el mismísimo campo de la hipermodernidad agropecuaria. El INTA borra una reunión en junio 2023, programada para conocer dicha investigación, y el 5 de julio el INTA suspende el capítulo argentino del proyecto SPRINT ¡e inicia un sumario contra sus responsables! [4]

El motivo resulta peculiar: según Naturaleza.ar, INTA no habría advertido que las investigaciones iban a llegar a ponderar el alcance que los agrotóxicos tienen en seres humanos. Argumentación bizarra, por decir lo menos, considerando que Argentina, junto con EE.UU., son los primeros y únicos dos países del mundo que iniciaron los cultivos transgénicos en el siglo XX. Y que Argentina conoció el estremecedor testimonio del formidable fotógrafo Pablo Piovano, que recorriera hace unos años “el país de la soja” registrando el daño de los agrotóxicos en los seres humanos.[5]

Vale la pena reparar cómo se ha generado conflicto desde una instancia de evaluación que pertenece por entero a la modernización hipertecnologizada, que se ha desentendido de consecuencias no deseadas pero insoslayables, provenientes de una política empeñada en producir con prescindencia de toda consideración sanitaria.

El latifundio que hace dos siglos desechaba “negros” y “marrones”; desecha ahora niños pobres de los pueblos de provincia.

Es llamativo que no se hayan rastreado los motivos del aumento desproporcionado de escuelas diferenciales, por ejemplo en Misiones, para niños “con capacidades diferentes” (Trastorno del Espectro Autista (TEA) y Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). [6]

Tendríamos que decir basta a conspiraciones de silencio. Pero sabemos que no es nada fácil. Porque “los que tienen la vaca atada” cuentan con la ignorancia generalizada, la dificultad para rastrear causas y la confianza por inercia hacia lo que “las autoridades” afirman.

Pero, como decía Mario Benedetti, “el abajo se mueve”.

[1]  Hay una excepción, y es la resistencia de los aborígenes que, al menos parcialmente, compartirán la rebelión con Artigas en el territorio de la Liga Federal (los ya nombrados territorios de la Mesopotamia y el Uruguay).
[2]  En países con régimen absolutista, como Suecia, en los albores de la modernidad, la propiedad privada estaba sujeta al bien general y en los siglos xvi y xviii, la monarquía  dispuso sendas reasignaciones de tierras a campesinos para mejorar el erario público. Algo que ha quedado afuera de las cabezas de nuestras clases poseedoras. Lo más cercano aquí se podría rastrear, hace ya más de un siglo, en El Grito de Alcorta, pero aun cuestionando el expolio de los propietarios a los trabajadores de la tierra, ese Grito no llegó a alterar, ni siquiera plantear, la tenencia de la tierra. “Sagrada”. El Grito fue ahogado con asesinatos (impunes).
[3]   Naturaleza.ar, 17 julio 2023.
[4]  Ibíd.
[5]  Repare el lector que si se han podido registrar los daños sobrecogedores de tales venenos en seres humanos, con quienes, aunque insuficientes, se toman medidas semiprotectoras, el daño producido en la vida silvestre y no humana en general, debe ser todavía mucho mayor. Piovano es a la contaminación agrocida generada por la codicia del lucro lo que las Madres de Plaza de Mayo han sido a la dictadura atroz de 1976. Solo que MPM han sido socializadas, lo de Piovano no (no tanto, al menos).
[6]  El Territorio, Posadas, 31 julio 2023.

 

Publicado en Agronecrófilos, Argentina, Ciencia, Globocolonización, Salud. Y enfermedad, Sociedad e ideología, Uruguay

DERECHOS HUMANOS: DOS ROSTROS DE UNA ARGENTINA BIFRONTE

Publicada el 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

11 junio 2023

  1. ¿Qué hacer con una policía, que al menos cuenta con delincuentes en su seno?

Lucas, un adolescente sobrio y empecinado en su camino a una excelencia futbolista, morocho, cosechó algo que tantas veces “los marrones” tienen que sobrellevar en esta tierra presuntamente democrática: el racismo. Y particularmente el racismo patoteril de policías.

En 1960, a la luz de lamentable jurisprudencia, se incorporó al proyecto de Código Penal la figura de “odio racial”. Estamos hablando de hace más de medio siglo.

Al respecto, por ejemplo el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) advirtió ante la ONU preocupación respecto de “la persistencia de la práctica del uso de perfiles raciales por parte de las fuerzas policiales y otros agentes del orden, que afecta en particular a las personas pertenecientes a pueblos indígenas, afrodescendientes, migrantes, solicitantes de asilo y refugiados, resultando en muchos casos en violencia policial y, en algunos casos en la muerte de las víctimas”. [1]

Al producirse las más de las veces estos abusos y delitos desde fuerzas de seguridad (que pueden ser raciales, como aparece en este caso, pero que también tienen otras causas), por parte de titulares monopólicos de la fuerza y de la investigación de esos mismos delitos, tales actos se complican. Por ejemplo, se los hace pasar a menudo  “por otra cosa”; por “enfrentamientos”. Que suelen “adobarse” con versiones complementarias, por ejemplo que se repelió la agresión de los malvivientes con el resultado de un “delincuente abatido”. En el caso que venimos glosando, se llegó a difundir tal “info” en partes oficiales de prensa.

El triste caso que señalamos, la injusta, brutal, infame muerte de Lucas González, reiterando ese modus operandi que hemos reseñado, tiene, empero, una variante que arroja luz sobre el tejido social argentino.

Héctor Claudio Cuevas, principal de la comisaría en cuya jurisdicción sobrevino ”el operativo”, fue uno de los primeros policías que se acercó al sitio del presunto enfrentamiento.  Estaban el vehículo policial y sus tres ocupantes y el vehículo interceptado con los cuatro jovencitos, aterrorizados y uno de ellos Lucas, ya con el balazo fatal alojado en su cabeza.

Como la versión oficial brindada por los tres policías actuantes hacía referencia a la detención de malhechores, el principal procedió a esposar a los otros tres. Pero por lo visto, Cuevas siguió en el “teatro de operaciones”. Y tal vez fue uno de los que se dio cuenta que la versión de que se habían “trabado en lucha”, la de  “repeler la agresión de los malhechores”, se le  fue haciendo notoriamente falsa. Fue testigo presencial de cómo se acercaba otro policía con un arma en la mano y cómo un superior le indicaba tirarla dentro del vehículo de los cuatro muchachos. Y aunque la versión policial fue la inicialmente recogida por la prensa que nunca investiga, solo reproduce, lo cierto es que pasada la conmoción, hace año y medio, en el momento de la reconstrucción y ya con el juicio adelantado y con muchas interrogantes que el padre de Lucas y abogados a su lado con sed de justicia, como Gustavo Dalbón, albergaban, sobrevino la declaración del mencionado principal, explicando lo que efectivamente había visto; las malandanzas de policías ”reconstruyendo” el incidente a su manera. Dijo sencillamente la verdad. Pero aclaró: “Si yo decía esto antes me mataban a mí o a mi familia, porque esta gente mata y miente como lo hicieron con Lucas». Así cerró Cuevas su declaración frente a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°25.” [2]

“Entré en pánico, pensé en mi familia. mis hijos”, declaró el acusado para dar cuenta de porqué no había hablado antes”.[3]

Observemos que estamos hablando de un año.

Otra frase que se publicó en las audiencias cuando todo el episodio perdió las afeites de falsedad y brotó la verdad desnuda: un comisario de la 4ª (Ozán): «le dije a Inca que está como subcomisario que vaya y busquen lo que tengan que buscar para justificar esto». Fue el arma trucha (de juguete) que arrojaron al interior del coche baleado.

¿Qué significa, socialmente hablando, que un oficial de policía haya optado por decir la verdad rompiendo los códigos de complicidad interna que nos tememos tan habituales en la organización policial (como por otra parte, en la enorme generalidad de las organizaciones, que siempre alegan que hay que ventilar los trapitos para adentro, nunca “al sol”?) Tiene un enorme valor social, psíquico y ético. Así, se puede abrir paso a la verdad.

Entendemos que el comportamiento de Cuevas  tiene cierto parentesco con el movimiento de los derechos humanos que se generó sobre todo tras la dictadura de 1976. Existía de antes, pero Madres de Plaza de Mayo y Abuelas, y no sólo ellas, tonificaron esa necesidad, esa búsqueda de la verdad.

En Argentina la búsqueda de verdad y justicia fue tan fuerte (como antes había sido intenso el grado de atrocidad –y negación– ejercido desde el poder) que no sólo alcanzó a madres, padres, abuelas, abuelos, familiares, abogados corajudos. Con el tiempo, la sensibilidad ante tantos delitos alcanzó a los hijos, a quienes no habían vivido directamente la represión o la habían sufrido sí, pero como infantes o bebes.

Y pasando más tiempo todavía, han sido hijos de represores quienes han pedido cuenta de tales actos a sus progenitores. Han roto familiarmente, han hecho cambios de apellido. Todo eso habla del alcance del repudio a la política de desapariciones, torturas, terror, que llevó adelante una parte de la Argentina sobre el resto.

La actitud de Cuevas, aun demorada y todo, tiene el mismo tono ético que lo que generó la lucha por los derechos humanos tras la dictadura.

 

  1. ¿Qué sucede en una sociedad cuando un hijo de desaparecidos, con el tiempo ingresado al universo de la política, hace “acuerdos de caballeros” con una empresa dedicada a la discriminación, el saqueo, las arbitrariedades, al racismo liso y llano en el rubro que ejerce? Un rubro fundamental: administración y distribución de agua potable.

Hijo de desaparecidos, un bebé cuando asesinan a su padre (noviembre 1976), tendrá apenas año y medio cuando en nuevo operativo serán masacrados su madre, otra vez embarazada –que salva a su primogénito escondido bajo su cuerpo–, acribillada por la espalda. El pequeño sobreviviente queda a cargo de vecinos, y esa misma noche vienen en consabidos vehículos quienes dicen ser sus tíos y se lo llevan.

Desaparecido y finalmente rescatado, tres meses más tarde, por familiares que lograron “mediante contactos” con un jerarca de la dictadura, como el inefable Guillermo Suárez Mason, esa recuperación. Y con ese bagaje y carga psíquica llegó a adulto. Y así, en 2001, veinteañero, cuando la represión, esta vez “democrática”, golpea una vez más a las Madres  le fue dado defenderlas. Y fue a su vez reprimido y golpeado  severamente, cosechando ahora otras lesiones,  bien físicas, amén de las cosechadas en su primer tiempo de vida.

Alguien que realmente conoció la represión, el abuso, el despotismo atroz de un poder desnudo, Wado de Pedro se ha constituido en figura clave para un proyecto político nacional.

A la vez, ha devenido pivot argentino  para que la empresa israelí Mekorot se convierta en supervisora y consejera de la gestión del agua en el país y particularmente en 5 provincias.

Mekorot ya fue resistida por el sindicato que agrupa a los trabajadores de agua corriente en el país, a principios del s XXI.

Pero vemos que Mekorot tiene resto, o apoyos o contactos, para insistir en sus planes se supervisión de aguas. Y Wado de Pedro se limita al contacto “técnico” con Mekorot.

La foja de servicios de Mekorot en Israel, mejor dicho en Palestina/Israel, es altamente significativa y responde “armónicamente” con todo el proyecto colonial  sionista mediante el que se le arrebató la tierra a población palestina para dar lugar a un proyecto colonial (del que sobrevendrá Israel): ‘para Europa formaríamos allí un baluarte contra el Asia; estaríamos al servicio en los puestos de avanzada de la cultura contra la barbarie.’ (Theodor Herzl, fundador del sionismo moderno).

Nada original, ciertamente, porque es lo que a fines del s. XIX y principios del s. XX constituía el pensamiento dominante de las élites gobernantes: el colonialismo.

Semejante proyecto implica necesariamente la desigualdad entre colonizadores y colonizados. El racismo es su fuente nutricia.

Mekorot fue fundada en 1937 en pleno proceso de la implantación sionista en Palestina, cuando la organización sionista del territorio ya había diseñado una administración paralela a la turca primero y a la británica después, y el conflicto con la resistencia palestina era ya muy fuerte: entre 1936 y 1939 hay una suerte de levantamiento civil palestino, con huelga general y episodios de violencia, ahogado en sangre por británicos y sionistas coaligados.

Para entonces, la organización sionista no solo tenía ya sus fuerzas militares y sus redes de espionaje, que dañaban el tejido social palestino mediante espías (mistarvim) que aparentaban ser palestinos oriundos solo para causar estragos (por ejemplo, dejando “amigablemente” una camioneta para reparar en  un taller de barrio… camioneta que a las horas volaba por el aire junto con el taller y las viviendas linderas y el consiguiente tendal de muertos, hombres, mujeres niños…).[4] Tenía además sus centros de enseñanza (incluso universidad, desde 1918), sus servicios bancarios, eléctricos…  y el agua.

Mekorot proviene de ese tormentoso momento y se dedicará a administrar el agua de cada vez más todo el territorio. A medida que los sionistas asientan su poder, el agua será cada vez más para judíos y menos para palestinos. Menos y más cara. Y esa línea de conducta será efectivizada por Mekorot.

La política de tratamiento desigual y sistemático es francamente cruel. Estamos hablando de agua para bebes, niños, ancianos árabes.… Como  bien la define Hernán Moreno: “Mekorot, una empresa capitalista que mata… de sed”.[5]

Mekorot ha tomado posesión de todas las fuentes de agua potable y no permite que ninguna red u organización palestina ejerza una función paralela. Se considera titular absoluto  y total de la provisión de agua.

Crueldad y control del agua escasa en clima árido. Llega al extremo de destruir oficialmente, por fuerzas militares, pequeños depósitos familiares de agua de lluvia. De modo “espontáneo” también se registran balaceras a depósitos de agua en zonas de viviendas palestinas, en su parte baja para que por allí se escurra lo trabajosamente atesorado.

¿Qué puede “enseñar” Mekorot en Argentina? ¿Análisis químicos y bromatológicos, métodos de desalinización o de depuración de tóxicos? No será por cierto cómo hacer acequias a los mendocinos o convertir agua en el tan estimado vino, bien regado, mendocino. ¿Será acaso cómo repartir el agua entre ricos y pobres, entre “marrones” y blancos, que bien podría figurar en la impronta cultural de ciertas capas patricias argentinas, eternamente amenazadas por el populacho?

¿Los  marrones constituidos en involuntarios protagonistas del punto 1?

Wado de Pedro, encarando una relación ‘puramente técnica’ con Mekorot, despolitizándola, nos aleja de una verdad, que no aparece directamente, pero existe: la política de poder de Israel. Que no se limita por cierto a la Palestina histórica.

Que nos aleja de la vida.

 

Dos secuencias que constituyen cara y cruz de la realidad argentina.

[1]    https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2023/06/03/crimen-de-lucas-gonzalez-por-que-los-policias-acusados-de-la-muerte-podrian-ser-condenados-por-odio-racial/.

[2]    https://www.pagina12.com.ar/554616-juicio-por-lucas-gonzalez-un-policia-rompio-el-silencio.

[3]   https://www.eldia.com/nota/2023-6-1-17-44-0-crimen-de-lucas-gonzalez-se-quebro-un-policia-y-conto-quien-planto-el-arma-policiales

[4]  Véase Ilan Pappé, historiador judío sin pelos en la lengua.

[5]  “https://www.laizquierdadiario.com/Palestina-Mekorot-una-empresa-capitalista-que-mata-de-sed, Buenos Aires, 6 jul. 2016.

 

Publicado en Argentina, Globocolonización, Palestinos / israelíes

La dolarización: el mantra de una peculiar soberanía

Publicada el 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

23 mayo 2023

Javier Milei quiere dolarizar la Argentina. Una entrevista radial (La Red Informativa, 16 05 21). Y quiere “abolir” el Banco Central.

La mayoría de las monedas son malas, espantosas, dice.

Y Argentina tiene muchos pesos y pocos dólares.  Milei propone suprimir los pesos, yéndolos a cambiar por dólares. Las autoridades nacionales que procedan a semejante cambio necesitarán tener el circulante (10 mil millones de dlrs. equivalente del circulantes argentino actual) y más 30 mil millones de dólares que constituye la deuda vigente)  para proceder a ese “cambio de moneda”. Que Milei evalúa, redondeando en 500 x 1.

Y para ese “cambio fundacional” Milei propone un prestamista que le otorgue al país esos dólares (miles de millones). Privado. No da nombres. Pero asegura viabilidad y alcanzar la situación “envidiable” de Ecuador (también menciona la de Panamá…).

El periodista, totalmente subalternizado ante seguridad “tecnocientífica” de Milei alcanza a preguntar, tímidamente, si el FMI aceptaría que Argentina cambie de moneda y pase su economía “nacional” al dólar.

Y viene la respuesta inefable de Milei; -¿cuál es el problema que Argentina, haciendo ejercicio de su soberanía nacional, incorpore el dólar como su moneda?

 

Obsérvese el juego de los espejos en que hemos sido introducidos para que cueste tanto llegar a la verdad desnuda:

el FMI fue creado en 1944 como órgano de control internacional financiero de EE.UU.,  victorioso, para asentar el dominio del mundo y acceder, finalmente a un american century; un siglo bajo su batuta  tecnológica, comunicacional, idiomática, comercial, exportadora de un modelo de sociedad (auto, coca-cola, rubias y Hollywood) y muchos otros etcéteras no menos importantes.

Por supuesto que jamás se dijo de modo expreso que era para “dominio del mundo”, faltaba más: iba a ser para atender las necesidades del mundo, ante las cuales EE.UU. se ponía a disposición.

Afortunadamente hubo estrategos que siquiera en documentos reservados aludieron a la verdad de la milanesa: George Kennan, por ejemplo, una suerte de Henry Kissinger de mediados del siglo XX –el momento en que EE.UU. se vio glorioso vencedor de la 2GM, prácticamente invicto y solo– lo ponía en blanco sobre negro: “[…] Tenemos alrededor del 50% de la riqueza del planeta pero sólo el 6,3% de su población. Esta disparidad es particularmente grande, como la que tenemos nosotros mismos y los pueblos del Asia. En esta situación, no podemos dejar de ser objeto de envidia y resentimiento. Nuestra tarea más real y efectiva en el período que se aproxima es establecer un esquema de  relaciones que nos permita mantener esta posición de disparidad sin detrimento de nuestra seguridad nacional. Para hacerlo, tenemos que sacudirnos todo sentimentalismo o andar soñando despiertos; y nuestra atención tendrá que concentrarse en todas partes en nuestros objetivos nacionales inmediatos. Necesitamos no engañarnos a nosotros mismos con que podemos darnos el lujo del altruismo y de beneficiar a todo el mundo.” [1] Se advertía claramente, que el adusto Kennan no quería saber de nada con “buenas intenciones” que muchos inocentes estadounidenses tenían a granel.

Volvamos a nuestro solucionador vernáculo. Milei “nos vende” que ejercemos soberanía para dolarizarnos. Es todo un recetario fiel a lo que Étienne de la Boétie describió y denunció hace unos cinco siglos (por favor, léase bien: medio milenio): la servidumbre voluntaria.[2]

Que seamos inferiores, periféricos, adventicios, pero que lo hagamos “plenamente”.

Una verdadera cabriola ideológica. Vendernos servidumbre como emancipación.

Lo triste en este pequeño juego de imágenes es que Milei dista mucho de ser  original. Ni único.

Porque vender servidumbre en envases de emancipación ha sido uno de los rubros más colocados, vendidos, propagados, difundidos (elija el lector el participio que juzgue más apropiado o frecuente).

[1]   Cit. p. @BenjaminNorton / history state gov/historical documents/frus/1948v01p2/d4, 1948.

[2]   Ensayo sobre la servidumbre voluntaria. Escrito en 1530, publicado en latín en 1571 y en francés, en 1574.

Publicado en Argentina, Centro / periferia, Destrozando el sentido común, EE.UU., Globocolonización, Sociedad e ideología

Conspirar, disuadir, desertar 

Publicada el 25/12/2022 - 25/12/2022 por raas

Por Amador Fernández-Savater
LoboSuelto
11 de diciembre de 2022

Hemos atravesado, con la pandemia, una época extraña. Yo diría: sin pensamiento y sin política. Es decir, sin verdades colectivas, ni transformación de la situación dada. Pero que ha roto aún más nuestras vidas. Ahora, aliviados, volvemos a la normalidad, allí donde cada cual se siente seguro. Rutinas vitales, mentales, políticas. Pero lo que nos ha pasado sigue pasando, es decir, ha dejado marcas en el mundo y en nuestros cuerpos. Marcas de tristeza y despotencia si no somos capaces de pensarlas y hacer algo con ellas. 

Este libro*, estemos más o menos de acuerdo con él, es una tentativa de elaboración de esas marcas, de lo que nos ha pasado. Quiero compartir algunos comentarios a partir del libro, tomando tres palabras, tres verbos: conspirar, disuadir, desertar.

Conspirar

Los últimos años hemos conocido directamente, por experiencia, algunas figuras de lo político: el par calle-manifestación, plaza-asamblea, elecciones-partido, derecho-denuncia, hoy se discute sobre organización política.

Todas estas figuras remiten, me parece, a la idea de “espacio público” (a ocupar, a conquistar, a reformar, a reivindicar). La conspiración, por el contrario, no remite a espacio público, sino a la zona de sombra. Se conspira en las sombras.

Supone tomarse en serio que no hay espacio público, sino sólo relación de fuerzas. Que no hay alternativa política, sólo luchas de poder. Que no hay democracia, sino gestión de la excepción.

Y que la fuerza de los débiles se pierde si pensamos en términos de opinión pública, de comunicación, de batalla cultural, de visibilidad, de mayorías sociales, de consenso, etc. La lógica del espacio público hoy es la lógica de la virtualización, la virtualización del otro considerada como eficacia política.

¿Y cuáles son las sombras en las que la conspiración puede prosperar? Son justamente las intensidades, las vitalidades. Las intensidades de los cuerpos, de las palabras cuando prolongan los cuerpos, de las formas de vida, de los mundos que habitamos y amamos. Sólo esas intensidades pueden desafiar la virtualización del mundo.

Conspirar es hacer desde la amistad y las ganas. Las ganas -cómo activarlas, cuidarlas, recuperarlas- es hoy un problema político mayor. Conspirar dinamita la distinción público-privado. Es lo íntimo que se hace común y desafía. Podemos desplegar esta imagen de la política que nos propone el libro para ver hasta dónde nos lleva.

Si conspirar es “soplar juntos”, ¿quiénes son los que conspiran? ¿Qué experiencia del nosotros es la suya? ¿Cuál es el tempo de la conspiración, su ritmo, su respiración, su inspirar y expirar? ¿Cómo hacemos que pase el aire en situaciones bloqueadas como la actual? ¿Cómo evitamos que se degrade en el aire viciado de los guetos políticos?

Disuadir

Una tesis fuerte del libro es que nuestro mundo está configurado por la experiencia de la Guerra Fría. Sin embargo, echo en falta más reflexión justamente sobre la estrategia de gobierno por excelencia de la Guerra Fría: la disuasión.

¿Qué dice la disuasión? Si atacas, contraataco y el mundo desaparecerá en un apocalipsis nuclear. Ese mensaje no se lo dirige tanto una super-potencia a otra, como ambas a las poblaciones del planeta: “obediencia o fin del mundo”.

La disuasión es un gobierno de la incertidumbre, en la incertidumbre. Y con varios actores. Encuentro útil traer ese término aquí porque hay formulaciones en el libro que llevan a pensar en el poder como “crimen perfecto”. Como el plan de la película Crimen perfecto.

Durante años se simula la gestión de la crisis sanitaria, el plan se ejecuta cuando “alguien” decide que las revueltas de 2019 han ido demasiado lejos, etc. Pandemia-confinamientos-restricciones-reestructuración global. Crimen perfecto. Un poder que sabe, que puede y que quiere.

La disuasión, por el contrario, es una estrategia negativa: no sabe, no puede y no promete nada, improvisa, trabaja por ensayo-error, no argumenta, sólo amenaza con la muerte como alternativa. Gestiona un pueblo de víctimas que sólo piden protección.

La disuasión suprime las preguntas que se abren en toda crisis, las preguntas que pueden llevar a un cuestionamiento colectivo del sistema y las formas de vida. Suprime el pensamiento, que nunca es sólo un “yo pienso”, sino un “yo hablo y tú respondes”, un encuentro. Pretende congelar, bloquear una situación de crisis.

La disuasión es en primer lugar física, a través del terror inscrito en los cuerpos. Ese terror ha provocado la gran parálisis que hemos conocido en la pandemia, la atomización social. ¿Cómo nos sacamos el terror de los cuerpos? Porque la valentía es en primer lugar un problema colectivo.

Desertar

Nunca hay crimen perfecto. Siempre hay error del sistema, fallo, síntoma. El fallo en este caso, al menos uno de ellos, es esa extraña deserción que llamamos “Gran Dimisión” o “Gran Renuncia”.

Es toda la gente que no ha vuelto a su trabajo tras la pandemia. Más aún: es la gente que da la espalda a la política, que no enciende ya la tele. Que desconecta, que no quiere saber nada, que no participa.

Me parece que no es un fenómeno fácil de leer. No es lo mismo que la deserción de los años 60: una secesión política, organizada, contracultural. El Gran Rechazo del que se hablaba en los 60 no es la Gran Dimisión actual. Esta deserción es sin afuera, sin horizonte alternativo, sin utopía.

Es una deserción muchas veces por apagón libidinal: la retirada del deseo de los lugares donde estaba puesto (consumo, éxito, competitividad). Deserción por depresión. Deserción como long covid: prolongar la quietud del confinamiento, no ir a trabajar, I would prefer not to.

¿Cómo escucharla? La política clásica, también la militante, piensa en términos de “movilización”. Pero esta deserción es desmovilización. No pasa por el activismo, sino por el “desactivismo”, por el gesto de desactivar.

Podemos nombrarla tal vez como “abandono” o “retirada” mejor que “deserción”. Entonces, ¿cómo pasar del abandono a la deserción? ¿De la retirada a la secesión? Una teoría, un libro, son entre otras cosas instrumentos de escucha. ¿Qué nos permite escuchar este libro de este fenómeno de retirada del deseo, de deserción inmóvil?

Notas compartidas en el encuentro en torno al Manifiesto Conspiracionista en La Maliciosa, Madrid 9 de diciembre de 2022.

* Libro Conspiración, disuasión, deserción: tres propuestas para repensar lo político, el poder y el malestar social.

fuente: https://lobosuelto.com/conspirar-disuadir-desertar-amador-fernandez-savater

texto en PDF

Publicado en Argentina, Ciencia, Destrozando el sentido común, General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Narrativa, Poder, Poder mundializado, Política, Salud. Y enfermedadEtiquetado como Amador Fernández-Savater, confinamiento estricto, confinamiento masivo, crisis sanitaria, El Gran Rechazo, el miedo como herramienta, gobierno de la incertidumbre, incolulación del terror, medios de incomunicación, opinión pública, pandemia del Covid-19

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