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Categoría: Poder mundializado

Franja de Gaza: ¿víctimas o terroristas?

Publicada el 23/10/2019 por ulises

EL JARDÌN (INFERNAL) DE SENDEROS QUE SE BIFURCAN

por Luis E. Sabini Fernández

A fines de 2008, y hasta avanzado el año 2009, Israel desencadenó una operación militar, por tierra, mar y aire contra la Franja de Gaza, que bautizó, sintomáticamente, “Plomo fundido”. Se despedazaron mediante bombas desde aviones o disparos de tanques, edificios de habitación e instalaciones de todo tipo, sanitarias, hospitalarias, energéticas, de depuración, caminería, aeropuerto, puertos y muelles, matando a miles de habitantes, hombres, mujeres, niños, y dejando un saldo de varios miles de heridos (algunos baldados de por vida), otro alto porcentaje de población sin techo ni medios de subsistencia… “La Misión de Investigación de la ONU sobre el Conflicto de Gaza, concluyó su informe, conocido como ‘Informe Goldstone’, aseverando que la campaña militar israelí fue «un ataque deliberadamente desproporcionado, diseñado para castigar, humillar y aterrar a la población civil, para disminuir radicalmente su capacidad económica tanto de trabajar como de sustento, y para imponer una creciente sensación de dependencia y vulnerabilidad». También califica el prolongado bloqueo económico impuesto por Israel contra Gaza de ‘castigo colectivo’ contra la población.” [1]

Y el artículo que escribiera al respecto Julio María Sanguinetti, dos veces presidente electo de la República Oriental del Uruguay, se titula: “La cuestión es el fanatismo” (LN, Buenos Aires, 23 feb. 2009). ¿Se refiere a la causa de semejante daño? Ni pensarlo. Sería como ofender su sensibilidad demócrata y occidental.

Nos aclara casi al comienzo  que “con la conducción profética de Ben Gurión y, a partir de allí, ladrillo tras ladrillo [el estado judío] construyó un país próspero y también la única democracia en la región. Se trata de una sociedad pluralista”…. dejemos momentáneamente la monserga bíblica y crematística para transcribir una frase final de las suyas: “[…] Israel es el corazón de Occidente y la única frontera democrática en medio de un mar de dictaduras. Incluso es triste asumir, pero es verdad, que el único refugio de cierta racionalidad laica son los ejércitos (caso Egipto y Turquía).” Lo de triste, porque Sanguinetti sería civilista…

¿Qué cuestión entonces es la del fanatismo?

¿Niño judío muerde perro alemán? Este sentido del humor tal vez le sea ajeno. JMS nos va aclarando: “Israel no ha tenido desde aquellos lejanos días, ni siquiera una noche de sosiego. Seis guerras convencionales y dos ‘guerras santas’ (intifadas, ¡sic!) marcan una situación bélica apenas interrumpida por intervalos de tregua […] una ola de fundamentalismo religioso que es oficial en Irán […] con una siembra de odio contra Occidente y sus valores de la que los atentados del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York […] son expresión más que elocuente. […] Golda Meir  dijo que sólo tendrían paz con los árabes cuando las madres musulmanas quisieran a sus hijos más que lo que odian a los nuestros.”

Ya está todo redondito. Lo laico y valioso en el mundo musulmán se asienta en los militares; Israel no promueve guerras sino que se lo ataca e invade; la violencia con base religiosa surge de Irán, y esto oficialmente; los atentados a los 3 edificios neoyorquinos pulverizados el 11 de setiembre de 2001 son Made in Musulmanlandia y las madres musulmanas amamantan con leche de odio…  Y habrá que ver amor en las niñitas israelíes firmando alegremente bombas que caerán sobre palestinos…

Confrontemos esta sarta de miserias políticas, éticas e informativas con una aproximación a la realidad.

Escribe el físico investigador Denis Rancourt, en su momento catedrático de la Universidad de Ottawa, despedido por las autoridades universitarias aduciendo mal comportamiento en el otorgamiento de notas, aunque hay fuertes indicios que fue sencilla y brutalmente purgado por razones ideológicas (p. ej., se lo retiró del campus esposado):

“El Lobby de Israel tiene el papel de jefe del látigo del imperio militar-económico-financiero de los Estados Unidos, Imperio, para abreviar. Es decir, el lobby asegura la disciplina doctrinal entre los políticos, intelectuales y medios de comunicación occidentales, que estén alineados con los Estados Unidos, con respecto a la política del Imperio en el Medio Oriente. Me refiero a ‘intelectual’ en el sentido amplio de cualquier profesional que tenga influencia, y ‘medios’ en el sentido amplio de cualquiera que se comunica con los demás.

    ”El principal enfoque geopolítico del Imperio actualmente es el Medio Oriente, donde se dedica a prevenir activa y continuamente la liberación y la fusión de las naciones árabes, a fin de mantener el control del territorio y los recursos energéticos. Para lograr esto, la política principal del Imperio en el Medio Oriente es Israel, que está acusado de guerra continua y sabotaje contra todas las entidades del Medio Oriente que intentan independizarse del Imperio.

    ”Por lo tanto el Imperio, a través de Israel, se embarca en un proyecto cruel y asesino sin fin en el Medio Oriente y este desagradable proyecto debe venderse a las poblaciones de origen del Imperio, incluidos los gerentes y los ciudadanos comunes. Ése es el papel del lobby de Israel, vender a Israel y la carnicería continua y deliberada como aceptable e inevitable.

    ”Es por eso que el Lobby de Israel está activamente comprometido creando islamofobia, exagerando el antisemitismo, construyendo el recuerdo del holocausto nazi, reprimiendo la libertad académica, reprimiendo la libertad de prensa, ‘encontrando’ y persiguiendo a presuntos ‘terroristas'», en el desarrollo de leyes contra el discurso del ‘anti-odio’, en la promoción de lazos culturales con Israel, en el ataque a las asociaciones musulmanas, etc.

    ”Como tal, el trabajo del lobby de Israel incluye cientos de campañas en curso para intimidar, disciplinar, despedir y vilipendiar a académicos que se atreven a criticar a Israel o la política de EE.UU. en Medio Oriente. La lista de académicos excluidos y tomados como blancos es larga e incluye los conocidos casos de Joel Kovel, Ward Churchill, Norman Finkelstein, James Petras, Terri Ginsberg, William Robinson, David F. Noble, Steven Salaita, Iymen Chehade y muchos otros. Cuanto más amenaza un académico al lobby, más agresivo se torna el lobby […].” [2]

Bueno, ¿en qué quedamos? ¿provocan las guerras los irracionales musulmanes o la guerra constituye la columna vertebral del imperio para seguir disponiendo a su arbitrio de los bienes materiales que no tiene intramuros?

¿Quiénes son los terroristas?; ¿los habitantes de la Franja de Gaza despojados desde hace muchas décadas de sus medios de vida, invadidos, contaminados, hambreados, con un volumen de refugiados muy superior a sus dimensiones, sitiados por el llamado “Ejército de Defensa de Israel” empeñado en una política de ocupación y maltrato a los natives? ¿O el Estado de Israel y la estrategia de Oded Yinon (1981), de “divide y reinarás” sobre los países cercanos a Israel?

Siguiendo la estrategia de Ariel “El Carnicero” Sharon los sionistas evacuaron la Franja de Gaza: “Les vamos a hacer la vida imposible” añadió, y tras la evacuación de 5000 colonos el 5 octubre de 2005, esa misma noche enviaron aviones supersónicos a hacer vuelos rasantes nocturnos sobre las aldeas y poblaciones gazatíes logrando cosechar una epidemia de cuadros infantiles de terrores nocturnos, enuresis y oídos estallados; todo un “éxito” de tratamiento.

¿En qué quedamos? O Sanguinetti es un escriba desfachatado en sus juicios o Rancourt describe una realidad imaginaria, fruto de su magín. En lógica elemental, sabemos que dos enunciados tan categóricos y dispares no pueden ser ambos verdaderos. O los dos son falsos o uno es redondamente falso y el otro verdadero. Que el lector confronte fuentes, que lea los tramos de realidad que se le cuelan incluso a los medios de incomunicación de masas, en general controlados por el imperio, y veremos quiénes son los torturadores, de niños y mujeres, donde está la brutalización mejor vestida y más programada y el regodeo autosatisfecho, tan  característico de los que se sienten (y son en buena medida) dueños del mundo y sus verdades.

Los Julio M. Sanguinetti siguen encubriendo la sordidez sionista. Otros optamos por tratar de desnudarla.

[1]  Laura Morales, “A dos años de la masacre en la Franja de Gaza”, LEP, 3/12/2010.

[2]  Jonas E. Alexis y Michael Cangemi, “Alfred Lilienthal y otros lucharon contra la mafia jázara”, Veterans Today, publicado en castellano, rebelión.org, 6 oct. 2019.

Publicado en Centro / periferia, General, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado

De alemanes, nazis, judíos, sionistas

Publicada el 09/08/2019 - 10/08/2019 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

¿Por qué los alemanes han tenido que explicitar su posición y su relación respecto del nazismo?

Indudablemente, porque el Tercer Reich ha perdido la 2GM. Como consecuencia, su población ha debido incluso soportar la sospecha generalizada de connivencia con el régimen nazi, en su momento indudablemente popular. Han sido incluso expuestos a teorías del tipo de las de Daniel Goldhagen sobre la impronta étnica en los comportamientos humanos (alemanes como “verdugos voluntarios” del nazismo).

Con el paso del tiempo y las peripecias, sobre todo las sufridas por los palestinos (pero no solamente), surge la pregunta de por qué los judíos no se ven precisados a definir su posición respecto de Israel. Porque Israel, que se iniciara como un golpe de mano, estilo pirata, aunque muy recubierto de amparos (por ejemplo, de las “Grandes Potencias” de la época), ha ido entrando en un vórtice de brutalización y violencia aun peor al de los momentos fundacionales. Y cada vez más impune.[1]

No se trata de hacer una comparación literal o exhaustiva entre Israel, bandera de la democracia occidental, y el Tercer Reich de triste memoria. Lo germano se considera nacional y lo judío es más ambivalente; puede ser religioso, idiomático o cultural, aunque con el Estado de Israel ha devenido cada vez más nacional.

Sin embargo, los judíos en general, y en particular los progresistas, llevan adelante su actividad social, política, intelectual, como si nada tuvieran que decir o que ver con lo que acontece en Israel.[2]

Lo cual, en términos puramente personales, es aceptable, pero considerado socialmente, pensando en vínculos de comunidad o de nacionalidad, incluso los tribunales, la responsabilidad es otra; rendir cuentas forma parte de cada uno, lo asuma o lo ignore. O haga como que lo ignora.

Si tal fue la situación con la realidad israelí, la de su surgimiento e implantación manu militari, la responsabilidad se acrecienta inconmensurablemente con la expansión del peso y el poder sionista en el mundo entero; pensemos en Sudán del Sur, Honduras, Colombia, Irak, Líbano, Siria, Irán, en el lado castigado del planeta, y en el Reino Unido y en general Europa y, fundamentalmente en EE.UU., el lado favorecido de ese mismo planeta…

La tesis presentada al principio es que los alemanes debieron, debían, incluso deben rendir cuentas porque perdieron la guerra mundial, porque salieron del círculo áulico de la humanidad y pasaron al de los que, precisamente, deben rendir cuentas.

A través de la consolidación del Estado de Israel como presunto estado soberano; algo no tan nítido si observamos el constructo político que llamamos Israel, que para algunos es “el portaaviones de EE.UU. en el Mediterráneo Oriental” (versión cada vez más obsoleta de la progresía occidental), para otros el quincuagesimoprimer estado de la “Union” con funciones particularmente directivas dentro de EE.UU., y para otros finalmente, parte de una entente que bien merece llamarse Triple por una configuración de poder combinado y mundial, entre elites del Reino Unido, Israel y EE.UU. (con sus City y Wall Street incluidas; no sabemos si Israel tiene un equivalente dentro de sus difusas fronteras; por internet no logramos captarlo).

La segunda y sobre todo, la tercera opción se perciben, por ejemplo, en la política de “Los 5 ojos” (que son 6) de la red Echelon.[3]

Como resultado de la 2GM, los judíos no necesitan rendir cuentas. Por suerte, existen judíos como los que mencionáramos antes.[4]

Hay motivos para estos deslindes, estas tomas de posición. Porque nos encontramos en una situación más problemática, más ardua, que en otros momentos culturales pasados. Estamos cada vez más en el terreno de una policía del pensamiento.

Y eso, en sus dos variantes más conocidas; las dos con impronta israelí.

Por un lado, tenemos los desarrollos tecnológicos securitarios en los cuales Israel está a la vanguardia con intervenciones cada vez más sofisticadas para oír, ver, registrarlo… todo. Ya es mucho más que la pesadilla Echelon. Hay capacidad tecnológica para convertir, por ejemplo, todo celular, aun apagado, en micrófono y con alcance de muchos metros. Al lado de lo cual, los viejos sistemas de escucha telefónica resultan paleolíticos. El paisaje urbano, el interior de los vehículos de todo tipo, se van convirtiendo en escenarios de un teatro mundial, generalmente inconsciente, involuntario.[5] Israel se ha especializado en la producción de tales dispositivos de omnicaptación.

Y al lado de esta tecnopolicía de vigilancia, arrecia otra policía del pensamiento… la de lo políticamente correcto.

Para su instauración, el sionismo ha desempeñado un papel primordial. Mediante la construcción de relatos como, por ejemplo, el de “Israel democrático” (tratándose de una sociedad racista y colonialista), o de los juicios de Nurenberg de 1946 como si hubiesen sido objetivos, o, por ejemplo, el culto a “El Holocausto”. Un historiador estadounidense, Norman Finkelstein, precisamente judío, por abordar esta últma cuestión en su excelente La industria del holocausto (cuya tesis es que el suceso, así presentado, ‘tiene cierto parecido con la realidad, aunque remoto’), desde que puso en circulación el fruto de sus investigaciones ha sido despojado de sus cátedras universitarias en EE.UU. Finkelstein está sitiado laboralmente desde hace años mediante una conspiración de silencio.

Como resultado de esta guerra informacional, en la actualidad, ya tenemos leyes en países hipersensibles por sus antecedentes, como Francia o Alemania, que reputan antisemita cualquier crítica a Israel. Y consecuentemente, ya tenemos presos políticos por aplicación de tales leyes… seres humanos arrestados y  encarcelados porque han planteado boicotear productos israelíes en tanto israelíes maltratan, hambrean y matan impunemente a palestinos. Boicotear, repare el lector, no dañarlos, no usar violencia.

Esa atroz asimetría contemporánea que resume tan bien Richard Falk al recordar los 15 años del Muro de 700 km. construido por los israelíes en 2004 dentro de los territorios bajo conquista: “fragmentando a las comunidades y vecindarios palestinos, dividiendo a los campesinos de sus tierras de cultivo, y constituyendo una recordatoria constante, ineludible, de la naturaleza de la opresión israelí.” [6]

Si criticar a Israel deviene un acto antisemita, ¿adónde fue a parar el derecho a crítica o la libertad de cátedra, por ejemplo?

En la mayor parte de los países de Europa ahora la historia del sionismo, la del nazismo, la del judaísmo están escritas. Definitivamente. Inamovibles. Reinvestigar, otorgar otro ángulo, otra información, ha pasado a ser delictivo.

Es la sustitución lisa y llana del conocimiento histórico por la versión oficial. El sueño −estalinista para unos, bíblico para otros− encarnado como revelación.

De ese modo, toda crítica a Israel es antisemita, investigar sobre las muertes de judíos a manos de nazis está fijado de antemano (p. ej., en 6 millones y las correspondientes indemnizaciones. Y a todos los que duden, tengan alguna observación, algún reparo, se los ubica en el campo “antisemita” (término impreciso si los hay, por cuanto “semita”  no es un pueblo siquiera, sino una familia idiomática).[7]

Obviamente, la policía de pensamiento no se aplica sólo a salvaguardar la imagen de Israel. Veamos otro ejemplo, tan distinto: una estrella del rugby australiano, étnicamente originario de ese continente, cristiano evangelista −Israel Folau− condenó recientemente en un mensaje de Instagram  a “homosexuales, adúlteros, mentirosos, fornicadores” asegurando que les esperaba el infierno… y fue expulsado de la federación de rugby australiana y segregado socialmente.

Considero sus opininones deleznables, pero condenarlo por ellas, es muchísimo más grave.

La policía del pensamiento, vieja pesadilla de antiutopistas, está deviniendo realidad y el motor actitudinal para este ahogo de la libertad de pensamiento es llevado adelante a través de la sobresaturación de información y entretenimiento y la configuración  de las mentalidades.

Calvino (Jean Calvin) aspiraba a conocer todos los pasos de sus conciudadanos, desde que se levantaban hasta que se acostaban. Para sujetarlos bíblicamente a la virtud. Su ciudad, Ginebra, contaba entones –siglo XVI−con unos 23 mil habitantes.

La aspiración de ‘una policía de la virtud’.

Hoy esa pesadilla se va concretando sobre miles de mllones de seres humanos.

notas:

[1]  Algo que también había pasado con el nazismo; una política reactiva, beligerante y agresiva, que fue acentuando sus rasgos hasta llegar a persecuciones y castigos atroces contra sus enemigos y víctimas.

[2]  Con la excepción, claro está, de los judíos que se han desmarcado del proyecto sionista, a menudo con riesgo de sus posiciones y hasta de su vida.

[3]  Fundada en 1948 por EE.UU., RU, Canadá, Australia y Nueva Zelandia, fue ampliada por única vez en 2004… con Israel.

[4]  Apenas como ejemplos:  Marek Edelman, el bundista, sobreviviente polaco en los ’40 que se negó a aceptar una invitación de Israel, como “héroe judío” en los ‘50. O los miles de haredíes de Neturei Karta. O investigadores  e historiadores como Ilan Pappe, David Comedi, Gilad Atzmon y tantos otros que han roto con Israel y su geopolítica mundial, que con acierto ha definido el historiador Miguel Ibarlucía como “fascismo exitoso” (tesis doctoral).  

[5]  En Argentina, Chacho Álvarez denunció esa técnica a fines de los ’80 o principios de los ‘90.

[6]  “Remembering the World Court Advisory Opinion on Israel’s Separation Wall After 15 Years, News & Analysis, Palestine, 12 jul. 2019.

[7]  Aunque en los últimos 20 años, la Academia de la Lengua Española  se ha avenido a restringir el significado del término al de “contrario” o “enemigo” de lo judío.

Publicado en Palestinos / israelíes, Poder mundializado

Visita nada protocolar de Mike Pompeo a la Argentina

Publicada el 26/07/2019 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

Argentina ha recibido la visita del emisario israelí Mike Pompeo.

Buen momento para preguntarse el porqué, el cuándo, y los motivos; los  expresos y los subyacentes.

Y buen momento también para plantearse por qué un representante del gobierno de EE.UU. actúa aquí como emisario israelí.

No se trata, obviamente, de una visita protocolar por más que se invoque el aniversario del atroz atentado en la AMIA. Ese atentado, precisamente, implica a la comunidad judía, al  EdI, y a la Argentina, obviamente.

Pompeo entonces viene a recoger los “dividendos” de las operaciones geopolíticas que se han tejido a partir de los atentados.

Del de la AMIA así como del atentado igualmente atroz y algo anterior en el tiempo contra  la Embajda de Israel, del cual se habla mucho menos y también poco y nada se sabe.[1] Con la AMIA, la danza de sospechas ha andado por la policía local y las desavenencias o traiciones intrasirias en los ’80, cuando el descendiente de árabes sirios Carlos Menem se hacía de la presidencia argentina y Hafez Assad ejercía con mano de hierro el gobierno de una Siria presuntamente socialista. De todos modos,  a poco de los atentados, con los servicios secretos de EE.UU. e Israel haciéndose cargo de “la investigación” sobrevino un cambio de “culpable”,  hacia Irán, precisamente el país que desde 1979 Israel quiere borrar de la faz de la Tierra aduciendo que Irán quiere borrar al estado sionista del territorio palestino.

El establishment argentino, ratificando su condición periférica y subalterna, no dijo ni mu; aceptó el cambio de sospechoso prinicipal y actuó o procuró actuar en consecuencia (con el intento de juicio en territorio iraní, que despertara las iras de los represenantes coloniales).

Como la geopolítica es cambiante, ahora la Argentina ha recibido otro candidato a culpable; parece provenir de las mismas fuentes y Argentina  hoy con la presencia de una presidencia que se identifica como una suerte de virreinato del poder globalizado, otra vez no dice ni mu. Se trata del Hezbollah; una organización libanesa que fue decisiva para desalojar a Israel de su ocupación de años en el país vecino, durante las últimas décadas del s XX. Israel no perdona esa derrota.

Así que los “investigadores”, que por lo visto más que investigar asignan culpas por razones geopolíticas, han optado por pergeniar dos responsables,con vínculos entre sí: la teocracia iraní y el Hezbollah libanés, igualmente musulmán.

Como se trata de un tejido geopolitico, los “investigadores” o sus chirolitas locales han agregado un tercer episodio o un  tercer atentado; la muerte de A. Nisman, cuando todos los indicios y las pruebas han llevado a considerarlo un suicidio.

Suicidio que sobrevino al enfrentar Nisman su propio vacío en el caso… AMIA.

Pero el emisario israelí no viene a calibrar verdades. Sino poderes. Su finalidad no es buscar, aristotélicamente (no me hagan reír) la verdad sino satisfacer a la geopolítica israelí (que incluye “mover” a EE.UU. en el sentido deseable; desencadenando acciones militares, violencia, contra, por ejemplo, Irán. Algo problemático. Aunque el control legislativo y de la Casa Blanca y sus secuaces, quiero decir asesores, es muy alto por parte de Israel, la estructura social, económica, militar, de EE.UU. es de tal envergadura y complejidad que presenta bolsones de resistencia a una colonización total, digamos sionista, israelí o judía.[2]

A todo esto, Mauricio Macri encantado por tener el (triste) papel que un poder mundializado que no conocemos le otorga. ¿Y Alberto Fernández?

[1]  Tanto silencio desde los propios afectados por la explosión que destrozara la sede de la embajada en 1992 ha dado incluso pábulo a la hipótesis de un atentado intestino.

[2]  Existen refractarios a que EE.UU. se ponga totalmente en manos del eje judeo-sionista. Tanto entre republicanos como entre demócratas, incluso muy de derecha. Se notó ─la resistencia y la influencia─ en  su momento con el enviado plenipotenciario de Clinton, John Kerry. Y hay fuertes sospechas de “la mano” israelí en casos como el del radiado general David Petraeus (oficialmente por un “asunto de polleras”) o la defenestración de Bill Clinton con el affaire Lewinski: influencia para enfrentar la resistencia.

Publicado en EE.UU., Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Palestinos / israelíes, Poder mundializado

La peste plástica está tomando nuestros órganos

Publicada el 17/06/2019 - 25/06/2019 por ulises

Por Luis E. Sabini Fernández.

Monsanto… hasta de sus últimas sílabas se podría extraer una filosofía de la inversión de la verdad, de que todo resulta opuesto a lo proclamado…

Monsanto es el agente clave para la expansión de la agrondustria que le ha signficado a la humanidad, el campesinicidio más generalizado (lo cual en cifras no tiene parangón con ningún otro trastorno demográfico y ocupacional en la historia humana; baste pensar que hace un siglo las sociedades podían tener un 75% o un 90% de población dedicada a tareas rurales y hoy se estima en 2%, 4%, 10% la población “dedicada al campo” en la inmensa mayoría de los estados del orbe).

Esa “extirpación” del campesinado no es el mero avance de la humanidad; no es el canto al progreso-siempre-mejor que nos insuflan desde los centros de poder; es una suma algebraica de avances y retrocesos de los cuales la historia oficial solo nos muestra, siempre, “los avances”.

Hay un formidable avance en los medios de comunicación y en los de transporte, pero también una pérdida de experiencia y conocmiento para tratar a la naturaleza, por ejemplo.

Pero Monsanto dista mucho de haber sido –y seguir siendo− únicamente  el pivlote de la “La Revolución Verde”, la agroindustria y la contaminación de los campos.

Durante la guerra que EE.UU. desencadenó para imponer la democracia en Vietnam  (y que tras 14 años tuviera que abandonar), por métodos, no precisa-mente  muy democráticos, el papel de Monsanto fue protagónico: proveedor, aunque no exclusivo, de Agente Naranja; el agrotóxico que la aviación de EE.UU. diseminó masivamente en los campos vietnamitas para  “quitar el agua al pez”.[1]

Pero las contribuciones monsantianas vienen de tiempo atrás. Fundada en 1901 para elaborar productos químicos inicialmente dedicados a sustituir alimentos naturales,  −los cada vez más conocidos y difundidos aditivos alimentarios−  como, por ejemplo, vainilina para cortar la dependencia culinaria hacia las islas Célebes de donde se la extraía tradicionalmente.

Tal comienzo debía haber abierto los ojos de los contemporaáneos. La sacarina, uno de los primeros producos de Monsanto, de la primera década del s.XX, ha sido desechada por tóxica. Con su extremo dulzor con dejo amargo.

Con el paso del tiempo, su capacidad de incidir en el “desarrollo tecnológico” se fue ampliando y la consiguiente toxicidad de su producción también. Desde la década del ’20 produce PCBs, los temidos polibifenilclorados que luego de décadas de uso “inocente”, o más bien impune, se iban a revelar con una altísma toxicidad generando innumerables cánceres infantiles.

 En la década del ’30, significativa y sintomáticamente Monsanto se convierte en productor de primera línea de otro gran triunfo de la modernidad ciega y soberbia, derrochando venenos en el planeta, expandiendo el uso de los termoplásticos, encontrándose así en los puestos de “vanguardia” para el envenenamiento planetario.  Estos plásticos, como los anteriores (rígidos) tenían un rasgo que debía haber hecho reflexionar un tanto: eran materiales no biodegradables. El idioma humano no tenía siquiera una palabra para enunciar semejante realidad. Hasta los “logros” de la petroquímica, nuestros materiales, nuestros objetos, eran naturaleza. Y por lo tanto, a la corta o a la larga, “volvían” a ella; una suerte de reciclado (a veces muy complejo, pero siempre total). Pero con los plásticos se rompen los ciclos naturales (para no mencionar los bióticos, ahora amenazados). La naturaleza no puede reabsorber, reasimilar productos engendrados de tal modo que han perdido todo parentesco con el mundo natural.

Lo que podía haber sido una advertencia sobre un camino ominoso fue en cambio muy bien recibido para abaratar costos, mejor dicho para abaratar los costos del capital. Que prefiere productos baratos en lugar de buenos. Una cuestión de rentabilidad, pero empresaria, no social, aunque todos sus argumentos se basan en que se trataría de rentabilidades de la sociedad.

Con el horizonte de una guerra inminente y el recuerdo de la anterior con sus peripecias en las trincheras, los soldados asolados por chinches y piojos, investigadores se dedicaron a pergeniar insecticidas. Así Monsanto trajo al mercado el DDT (descubierto por un técnico suizo alemán en 1939), una solución radical a las vicisitudes provocadas por insectos. Sin embargo, la guerra que se desata en 1939 no tendrá trincheras;  la aviación y los bombardeos cambiarán el panorama y la estructura de las guerras, y los insecticidas quedarán arrumbados. Por eso, en la posguerra, los laboratorios buscarán empecinadamente nuevos usos a sus investigaciones y aplicaciones  y empezará así la aplicación de insecticidas a la agricultura. Será el momento del combate químico a “las plagas”. Que hasta entonces se atendían y enfrentaban mediante usos físicos o biológicos. Así llegaremos a la Revolución Verde.

Monsanto resultó, una vez más, pieza clave, pivot del Ministerio de Agricultura de EE.UU. (USDA) cuando en los ’90 el gobierno norteamericano decide un plan alimentario mundial, “basado en las pampas argentinas y las praderas norteamiericanas”.[2]  Cuando  los emporios de la agroindustria  estadounidense se sintieron fuertes como para adminstrar los alimentos del planeta.[3] Este plan se desencadena a partir del recurso de la ingeniería genética aplicada a alimentos, con la producción masiva y en permanente expansión de alimentos transgénicos.

Antes, Monsanto había tenido el dudoso honor de patentar otro edulcorante, probablemente más tóxico que la problemática sacarina: el aspartame.

Son varios, entonces, los “aportes” a una alimentación degradada, tóxica, como por ejemplo la somatotropina bovina, una hormona que ha sido rechazada de plano en los mercados europeos, por ejemplo (aunque en EE.UU. se la consume libremente). Fue diseñada para aumentar la produccion de leche y los reparos provienen de que diversas investigaciones la asocian fuertemente con cánceres de mama y de próstata.

La “perla” de tantos nefastos aportes, siempre tolerados por la autoridades sanitarias de EE.UU. y sus satélites y claramente adoptados y aplaudidos por el mundo empresarial “moderno”, ha sido el tratamiento y el procesamiento de los plásticos que no son alimento pero que tienen una  insidiosa cualidad y están muy vinculados a los alimentos.  Como ya es de público conocimiento, las montañas de plásticos; los basureros gigantescos compuestos en un 90% de material plástico, las islas oceánicas, flotantes, con superficies mayores a las de los más grandes países del planeta, constituyen un problema de creciente actualidad.

Pero se trata de un problema menor, pese a su envergadura, ante la cuestión de otro aspecto descuidado de los desechos plásticos: sus micropartículas. Que están urbi et orbi.

Como lo plástico, ya dijimos, no es biodegradable, la erosión va achicando, rompiendo, despedazando los envases,  las bolsas, hasta perderse de vista. Pero así, microscópicas, siguen siendo partículas. Que no se biodegradan, que respiramos e ingerimos a diario.

Una cancha de fútbol de pasto sintérico, debido a la fricción a que su superficie es sometida, es un sitio “ideal” para la producción de micropartículas plásticas.

La erosión en general; el agua y el viento producen permanentemente micropartículas plásticas.

Hay quienes empiezan a preguntarse a dónde van las partículas que se desprenden permanentemente de los materiales plásticos que están prácticamente en toda nuestra vida cotidiana. La pregunta es, como siempre, tardía. Porque el sentido común ha cedido el paso al lavado de cerebro que nos encanta y cautiva con lo novedoso, lo moderno.

Finalmente, la Universidad de Newcastle, Australia, tras laboriosos conteos de material “iivisible a los ojos” ha establecido magnitudes aproximadas de consumo involuntario de micropartículas plásticas: unas cien mil al año, que traducido  en peso equivaldría a unos 250 gramos. Otra estimación que han hecho con semejante ingestión: unas 50 tarjetas de crédito al año (a razón de un peso de 5 gr. por tarjeta, lo que equivale a una tarjeta ingerida por semana, por vías respiratoria y disgestiva).[4]  Porque las principales fuentes de ingreso a nuestros cuerpos de tales micropartículas es mediante alimentos, agua y aire.

Se ha verificado, por ejemplo, que el agua potable en EE.UU. tiene el doble de tales micropartículas respecto de la correspondiente europea. (ibídem)  Pensemos, un minuto apenas, cuántas de tales partículas  puede haber en las aguas potables de países como Uruguay, Argentina, Brasil…

El mundo médico ha sido más bien remiso en informar qué puede ocurrir en nuestros cuerpos con los microplásticos. Y sin embargo, hay investigaciones de biológos como los norteamericanos  Théo Colborn, John Peterson Myers y Diane Dumanovsky[5] , por ejemplo, que a mediados de los ’90 relevaron la presencia de partículas plásticas invisibles de policarbonato (PC), de polivinilcloruro (PVC), en numerosos animales que presentaban, junto con estos “alteradores endócrinos” diversas malformaciones o trastornos en la vida sexual y reproductiva. Y, por ejemplo, rastrearon la presencia de Bisfenol A (ingrediente del PC), un reconocido alterador endócrino, en bebes (sus biberones estaban hechos de PC).

Nuestra estulticia, no sabemos si tiene precio, nos tememos que sí. Pero lo que es indudable es que es inmensa.

notas:

[1]  Técnica de las llamadas contrainsurgentes empeñadas en debilitar los apoyos a los guerrilleros clandestinos. Eliminar naturaleza y boscajes para quitar lugares de escondites y protección. De paso, arruinar también la provisión de alimentos…

[2] Dennis Avery, Salvando el planeta con plásticos y plaguicidas, Hudson Institute, Washington, 1995.

[3]  El plan, por suerte, resultó insuficiente, sobrepasado por un planeta y una población indudablemente mayor y más compleja que el diseño del USDA. Poco después, los pretendidos diseñadores norteamericanos de la alimentación mundial iban a tener que incluir a Canadá, Australia y finalmente Brasil más zonas menores en el diseño del plan mundial de control alimentario. (Véase Paul Nicholson, “Los alimentos son un arma de destrucción masiva”, 2008, www.rebelion.org/noticia.php?id=178160).

[4] Kala Senathiarajah y Thava Palanisami, “How Much Micropolastics Are We Ingesting”, 11 junio 2019. Cit. p. J. Elcacho, kaosenlared, 13 jun. 2019.

[5]  Our Stolen Future, Dutton, Nueva York, 1996. Hay edición en castellano, España, 2006.

Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, Ciencia, Conocimiento, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Para salir del repollo, Poder mundializado, Sociedad e ideología

Escamoteando verdades de emprendedores y cartoneros

Publicada el 13/06/2019 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

El senador peronista Miguel Ángel Pichetto, devenido candidato vicepresidencial, con sus planteos de última hora, indudablemente ligados a su nuevo rol político, ha sacado a luz en una suerte de strip-tease ideológico, propio de los momentos de cambio, de modificación de una situación.

“Muchos más emprendedores tecnológicos, mercados libres y pocos cartoneros.” [1]

Con esos tres pasitos, Pichetto desnuda toda su concepción del mundo, tan “normal”, por otra parte: 1) apuesta a la modernización permanente; 2) invocacion de un mantra cada vez más ideológico y menos real, puesto que si algo sucede con “los mercados” es que son cada vez más regulados y menos libres, y 3)… la frutilla de la torta: la idea que el capitalismo, cada vez más tecnologizado funciona sin desechos, funciona limpiamente. ¿Para qué cartoneros, entonces, salvo para darle una tareíta a los “caídos del sistema”, una tareíta filantrópica (porque somo tan buenos)?

Este tercer elemento revela la atrocidad escondida. El capitalismo se ve a sí mismo como limpio, puro, energético, pujante. Nuestro capitalismo “colonial”, de la colonialidad, como dicen quienes han visto cómo se prolonga la mentalidad colonial cuando ya no existe jurídicamente.

Ni siquiera muchos titulares del capital metropolitano se atreven a sostener esta visión finisecular (pero del siglo XIX, no del XX).

Porque la verdad es que el mundo de Pichetto (y de todo progresismo también, no es una exclusividad neoliberal y oligárquica), el que vivimos cada día, es un mundo que produce una montaña de inutilidades y desechos (casi todos ellos tóxicos), que está afectándonos cada vez más directamente, exterminando la biodiversidad planetaria, contaminando los mares, arruinando el gigantesco almácigo planetario de los fondos oceánicos, incrementando peligrosa e irreversiblemente la presencia de dióxido de carbono en nuestra atmósfera, recalentando mares, aire y continentes.

En rigor, necesitamos cada vez más ser cartoneros, recuperadores, pero no en los márgenes, como hoy, sino en la política que atienda el futuro de la humanidad y del planeta y no el de los grupos de poder que constituyen un equipo biocida, ya no solo genocida.

Pichetto remata la frase citada con un pensamiento piadoso, tan falaz como lo anterior:  “No quiero ser despectivo. [sic] Pero tenemos que alentar el mundo del trabajo.” ¿Qué alienta entones, Pichetto como trabajo? Podría ser el aumento de los puestos de trabajo tecnológicos.

Pero nada nos dice Pichetto  –lo ignora y no le importa− que el desarrollo tecnológico que venimos conociendo no sólo es ambientalmente criminal, con todas sus externalidades, sino que además es un terrible supresor de puestos de trabajo. Baste un ejemplo: la agroindustria no sólo está contaminando tierras y lo que fueron bosques, por ejemplo; no sólo está alterando la biota de todas las aguas;no sólo está exterminando la biodiversidad,  arruinando las poblaciones de insectos −que son los polinizadores del planeta−,  sino que está suprimiendo el campesinado; causa primordial de la sobrepoblación suburbana que los economistas denominan NBI.

Es decir, que, más allá de sus palabbras (y hasta buenas intenciones, que se hace difícil intuir), Pichetto acepta y promueve la desocupación generalizada, para que el núcleo “dinámico” de la sociedad la lleve adelante.

Y para la desocupación creciente están los dos recursos tradicionales: 1) aumento de puestos “de seguridad” y 2) represión, que es “apenas”  la seguridad puesta en práctica, es decir la misma violencia sufrida desde el otro lado. Con el primero, esconde la desocupación; con el segundo asegura la vigencia de los males generados.◊

 

[1] www.infobae.com/politica/2019/06/12/miguel-angel-pichetto-la-argentina-necesita-mas-emprendedores-tecnologicos-y-menos-cartoneros/

Publicado en Argentina, Globocolonización, Poder mundializado

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