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Categoría: EE.UU.

Time is money… y la vida ¿qué es?

Publicada el 08/09/2022 - 14/09/2022 por ulises

Apotegma del mundo empresario: A propósito de un juicio al consorcio Dupont.

por Luis E. Sabini Fernández –

Dark Waters

Una película norteamericana reciente, ganadora de premios y reconocimientos, Dark Waters, de 2019, producida y actuada por Mark Ruffalo –basada en una historia contada por Mario Correa y Matthew M. Carnahan  de un abogado en la vida real, Robert Bilott–, expone claramente el trasfondo de la ideología dominante en EE.UU.  Algo que se desenvuelve más allá del contenido expreso de la película y por el cual ha sido muy estimada.

Bilott, abogado de un estudio de los llamados corporativos, dedicados a defender el mundo de los negocios, él mismo proveniente de Virginia Occidental, se entera que un vecino de su abuela, está enfrentando unas muertes inaceptables de vacas que cría. Lleva 190 vacas muertas, que él inicialmente enterraba “como de la familia”, le cuenta  a Bilott, pero a medida que el daño desconocido se expande, el granjero ve cada vez más claro que hay un envenenamiento de las aguas de las cañadas locales, y se ve obligado a quemar grupalmente a los cadáveres.

Linda con terrenos de un laboratorio, Dupont, y dado que ya nos hallamos en la segunda mitad del s XX, inevitablemente el granjero se pregunta qué veneno proviene de ese terreno.

El papel del protagonista de la película es inicialmente ambiguo: honestamente, quiere ayudar al vecino de su abuela (que es además el anfitrión de un hogar que él conoció bien de niño), un ganadero mediano, Wilbur Tennant, pero sus colegas del buffet le advierten de lo insensato que sería “pelear” contra Dupont. Así que Bilott procura hacer una demanda limitada, como para corregir desprolijidades que, por otra parte, él mismo no entiende.

El abogado que representa a Dupont, viejos compinches del mundillo de las ordenanzas y reglamentos, no acepta ningún abordaje, ni siquiera  el que tímidamente Bilott pensaba hacer.

El abogado defensor y la empresa

Y la incursión de Bilott en la maraña de disposiciones empresariales y  legales lo va  introduciendo en el universo de tóxicos y venenos usados con impunidad. Va advirtiendo que los estudios y análisis que se hacen, tanto los propios de la empresa como los ajenos encargados revelan daños, que Dupont sin embargo pasa por alto. Amparada por dictámenes “científicos” (en rigor, firmados por científicos) que atestiguan inocuidad o daño ligero de los productos  químicos investigados.

Bilott se va dando cuenta que la calidad de “cómodo para evitar adherencias”, de un plástico diseñado inicialmente para uso militar y que se ha introducido al mercado hogareño para facilitar y modernizar la vida cotidiana, es un arma mortal; que toda la maravilla deslumbrante del teflón –porque de ese “adelanto tecnológico” se trata– en rigor va siendo más y más asociado a enfermedades como cáncer y malformaciones congénitas.

No es novedad.  El teflón repite el tendal sanitario que han dejado muchos otros polímeros de alto rendimiento comercial, económico y financiero.

Esta maravilla tecnológica fue descubierta “por casualidad” en 1938 por  Roy J. Plunkett (como la inmensa mayoría de los derivados plásticos del petróleo, acaecidos en la primera mitad del siglo XX)

Y en 1945 se lo patentó y salió como mercancía:

“Desde que se registró entonces, la marca Teflon™ se ha tornado inmensamente popular y reconocida en todo el mundo por sus propiedades antiadherentes.[1] Se emplea en: “Recubrimientos para utensilios de cocina; telas y productos textiles antimanchas y que repelen la suciedad; recubrimientos para entornos productivos e industriales difíciles.”

Tal vez en recubrimientos industriales habría sido usado sin el potencial patógeno que reveló al aplicarlo a ollas y sartenes, en contacto directo con nuestros alimentos.

”Plunkett recibió el reconocimiento de la comunidad científica, académica y civil de todo el mundo por su contribución. Ingresó al Salón de la Fama de los Plásticos en 1973 y al Salón de la Fama de Inventores de la Nación en 1985.”

Por lo transcripto vemos que el teflón formó parte del tecnooptimismo  empresario que no estaba dispuesto a perder el negoción por algunos afectados.

El tesón de Bilott y, particularmente el de Tennant, que aun enfermo (porque no fueron solo sus vacas las intoxicadas y muertas) seguirá empeñado en ubicar la fuente del daño. Así, cuando Dupont procure apaciguar las aguas con una miniindemnización  de 16 millones de dólares a una serie de damnificados, apoyándose en una resolución de la EPA (Environmental Protection Agency, Agencia de Protección Ambiental de EE.UU.) en el momento en que la empresa seguía embolsando unos mil millones de dólares de venta anual de sus “fantásticos productos” y el mismo Bilott se tienta, Tennant no se pliega e insiste en luchar contra Dupont. Ya está él mismo enfermo de cáncer, como su pareja.

Tennant no sólo tuvo que enfrentar la empresa contaminante, falsificadora y asesina; tampoco contó con el apoyo comarcal, porque sus vecinos le rehuyeron todo contacto, criticado porque mordía la mano de quienes modernizaban el lugar con un establecimiento modelo…

Wilbur Tennant y su formidable perseverancia es comparable con la lucha que tuviera un agricultor contaminado con glifosato contra otro consorcio gigante, Monsanto. Percy Schmeiser, canadiense, que también terminó ganando un juicio tras años y décadas de contaminación, vejámenes, atropellos y chicanas.

Los tóxicos irán, a la larga, enfermando a otros vecinos de Tennant y a trabajadores de la planta, en Parkersburg, Virginia Occidental.

Aunque Bilott tarda años en conseguir algún resultado que merezca ese calificativo, hacia 2006 surgen datos, ya irrefrenables, contra la inocuidad del teflón y de su planta procesadora.

Bilott debió “pagar” consigo mismo su decisión de defender la verdad y enfrentar el abuso. Su carrera como “abogado corporativo” sufre un fuerte deterioro (como su salud), aunque tuvo “la fortuna” de no ser abandonado ni despedido.

El teflón empieza a “estar en la picota”, pero sigue férreamente defendido por quienes se aprovechan de su aplicación.

Las voces empresarias

En 2011 decía un fabricante sin empacho:[2]

“[El] PTFE (sigla en inglés de politetrafluoroetileno). […] es [un polímero] muy conocido por su resistencia, […] no se limita a las altas temperaturas. El teflón virgen es sumamente resistente a los daños que la mayoría de los agentes químicos pudieran provocar en su estructura.

”El teflón virgen resulta ser prácticamente inerte. Esta característica hace que no reaccione con otras sustancias químicas, aunque en algunos casos excepcionales llega a suceder. Al no reaccionar con ninguna sustancia se convierte en un material prácticamente libre de toxicidad, lo que permite que tenga múltiples aplicaciones.”

¿En qué quedamos? ¿Reacciona con algunas sustancias químicas o con ninguna? Ambas afirmaciones, no. El atributo de “inerte” es redondamente falso, al no mencionar las (escasas y difíciles) condiciones en que es tal.

”Aplicaciones:

”- Revestimiento de aviones y naves espaciales, por su resistencia a altas temperaturas – Fabricación de prótesis – Operaciones estéticas – Producción de vasos sanguíneos y tejidos artificiales – Pinturas – Revestimiento de materiales sometidos a ambientes corrosivos – En utensilios de cocina como sartenes u ollas, debido a su antiadherencia y a su baja toxicidad.” [sic]

Todavía alardean de baja toxicidad, como si fuera verdadd.

Veamos una presentación en México, todavía exaltado como excelente material en 2012. Pero…[3]

“La mayor ventaja de las cazuelas, sartenes y otros utensilios de teflón es que no requieren, necesariamente, de ningún tipo de grasa para freír o cocinar los alimentos, así como lo fácil que resulta limpiarlas al finalizar la faena.

”[No] se debe cortar la carne, ni ningún otro alimento directamente dentro de las cazuelas o sartenes, pues las rayaduras y el desgaste que esa acción produce, deterioran la superficie de teflón provocando la pérdida de sus propiedades antiadherentes. […] la mayor desventaja del uso de utensilios de teflón es que no se debe superar nunca los 260 º C de temperatura […] sobrepasar los 342 º C de temperatura, punto de fusión medio donde el teflón comienza a liberar gases altamente nocivos para la salud.”

No sabemos si a 260 o  a 342, pero el daño resulta ya inocultable.

En 2015 se hace un teflón sin PFOA (ácido perfluorooctanoico), porque sucesivas pruebas advierten la toxicidad del PFOA.[4]

TECNOLOGÍA DEL RIEGO [porque todavía se ofrecen estas tecnomaravillas para regar vegetales o producción acuática…]

“[…] resistente a la intemperie y a los rayos solares, presenta una buena resistencia a la abrasión, al desgaste y a las altas temperaturas (de hasta 180ºC), es buen aislante eléctrico y es auto-extinguible con buena resistencia al fuego.”

Después de 2015, con el juicio a toda máquina de Bilott contra Dupont, todavía vemos las pretensiones corporativas (industrias finishes no presenta fecha). [5] Eso sí, niega todo parentesco entre PTFE y PFOA:

“Ventajas de rendimiento y beneficios medioambientales [sic].

” […] Comprometido con el cumplimiento de los principales organismos reguladores.

”Nunca se fabrica con PFOA o PFOS.” Ahora, aunque es bueno recordar que se lo fabricó durante  décadas con PTFE y PFOA.

Y a continuación, la folletería nos ofrece testimonio de cómo cumple la empresa con los reguladores públicos, como nuestra penosamente conocida EPA:

”[…] Cumple con el Programa de Administración del PFOA de la  […] EPA. 2010/15.

En 2018, la versión empresaria ha empalidecido bastante. La investigación de Bilott era ya archiconocida  e incluso la película que se basaba en semejante denuncia estaba en marcha.

La voz oficial del mundo empresario nos dice entonces: [6]

”No hay estudios totalmente concluyentes sobre la toxicidad real de esta sustancia, pero el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) lo ha clasificado como «posible carcinógeno» en el grupo 2B, es decir, en el grupo de sustancias de baja [sic!] probabilidad cancerígena para el hombre.” No es tan baja, más bien intermedia.

”También se sabe que tiene una gran persistencia en el medio ambiente y se ha encontrado en la sangre de animales y personas.

”El PTFE es un material inerte, estable y sin riesgos, siempre que no se caliente por encima de casi 300ºC. Nadie debería cocinar nunca a esta temperatura y, en caso de que lo hiciera, lo que pasaría sería que el teflón se degradaría y desprendería unos gases que, aunque no son muy peligrosos [otra vez sic], tampoco hay motivo para inhalarlos innecesariamente.”

Confróntense las dos últimas frases, penosamente incongruentes:

”Y por lo que se refiere al PFOA, es muy importante recalcar que en su momento se utilizaba sólo para aplicar el recubrimiento a los utensilios de cocina antiadherentes. Así que cuando el producto acabado llegaba al hogar del consumidor el PFOA era ya prácticamente indetectable. Por eso en realidad cocinar con un producto recubierto con un antiadherente PTFE (o teflón) con PFOA no era peligroso para el consumidor.”

Pese a eso, suponemos que no será por capricho, lo que se dice a continuación:

”se ha eliminado del proceso de aplicación del PTFE en los recipientes de cocina […] en julio de 2020 su uso queda prohibido en España y en todos los países que han firmado el Convenio de Estocolmo y su producción está restringida a nivel mundial.”

Y en 2020, con el escándalo ya expandido, llegamos a la supresión de los sartenes con teflón, ya sea PTFE  o PFOA o sin él:

La empresa DIDE [7] declara:

“Si bien el teflón se ha ganado un nombre en la industria de la cocina, los servicios de revestimiento de teflón brindan muchos más usos en diversas industrias. […]

“El teflón es un material que funciona a la perfección sin que necesite de un mantenimiento, es más, cuando lo aplicas te olvidas de que existes. [sic]!” Esta última observación, de que uno ya no existe usando teflón, ¿es una confesión involuntaria o apenas una confusión de palabras?

 Las personas en entredicho

Hemos procurado mostrar cómo el lucro cegó las observaciones y verificación de daños. Minimizándolos, bagatelizándolos.

Y cómo la lucha enconada por probar la existencia de materiales tóxicos, en este caso al menos, llegó finalmente a buen puerto.

¿A buen puerto?

El juicio  terminó demostrando que Dupont había primero negado la contaminación, luego la había minimizado y sus abogados habían llegado a transigir en pagar una multa equivalente al 1,5 % de sus ingresos brutos anuales que ya vimos fue rechazada. Y  Bilott empieza a llevar a juicio uno por uno a los miles de demandantes  (unos 3500) a quienes se les probó deterioros de salud a veces atroces (como malformaciones congénitas), y empieza ganando los primeros juicios con resarcimientos de cientos de miles de dólares por cada afectado (2016). Dupont se apresura entonces a firmar un reconocimiento colectivo, con un ajuste de cuentas multimillonario que se traduce, sin embargo, en montos menores para cada demandante.

Con lo cual, Dupont “salva la ropa”. Pero sigamos un paso más.

Supongamos que Dupont hubiese tenido que pagar por cada uno de los 3500 demandantes el importe máximo que tuvo que desembolsar en el primero o en el segundo juicio de los que perdió individualmente.

¿Habríamos entonces llegado a buen puerto?

Dupont, tal vez involuntariamente, por pura negligencia o tecnooptimismo, dañó de por vida a miles de seres humanos y a otros miles de seres vivos.

Falsificó los resultados de investigaciones sobre contaminación. Hizo escarnio de resultados científicos. En  complicidad con ciertas autoridades públicas que se avinieron a sus criterios empresariales para cuidar dividendos y no la salud ambiental o social.

¿Pueden compensarse tamaños delitos con dinero? Dupont, pagando indemnizaciones, lo que hizo fue salir libre de todo delito que tendría que habérsele imputado.  En rigor, compró su libertad, su inocencia.

¿Se puede comprar la inocencia?

La cultura estadounidense  y la modernidad en general matrizó el viejo apotegma “El tiempo es oro”. Tenemos así una monetarización de nuestras vidas.

Pero la vida es impagable. Y su daño puede ser irreparable y en consecuencia no se “arregla” con dinero. La empresa que contamina comete delitos. ¿Se le deja a un delincuente delinquir?

¿Las personas físicas pueden matar pagando? Parecería que no, pero sí lo hacen; contratan sicarios, no sólo individuales; se han  organizan batallones de “limpieza social” como lo hicieran comerciantes cariocas en convenio con policías, para “despejar” las calles de garotos da rua, contratando a quienes los han matado. A veces, ni siquiera mediante pagos especiales: las propias fuerzas  legales profesionales acaban con vidas humanas no deseadas, como militares israelíes acabando con la vida de palestinos de modo totalmente “desprolijo”;  quieren matar a un presunto terrorista y cumplen el cometido matando a 5 o a 14 vecinos, parientes, niños, lo que hay cerca del “blanco”. A veces, reciben pago especial siendo miembros de cuerpos represivos, como ha pasado con militares colombianos presentando su cosecha de “falsos positivos”.

Son, de todos modos, casos excepcionales.

¿Y las personas jurídicas? Al parecer, ellas sí, pueden matar pagando, al parecer de un modo mucho más irrestricto.

Empresas en EE.UU, por ejemplo, han terminado pagando indemnizaciones por contaminación con desenlace mortal: en ningún caso, han visto afectados los destinos las personas físicas (los seres humanos concretos) actuando desde la empresa; no sólo sin cárcel ni con pena de muerte; ni siquiera procesados.

Las multas son aplicables tanto a personas físicas como jurídicas. Penas más severas que se aplican a personas físicas, ¿cómo considerarlas ante personas jurídicas? ¿Suspensión de la actividad de la persona jurídica empresarial equivaldría a prisión, finalización de la personería jurídica (equivaldría a pena de muerte)?

Las personas jurídicas, como vemos, tienen muchos privilegios, como ante esta demanda por envenenamiento ambiental, respecto de nos, simples mortales.

Es que las personas jurídicas son de hecho la pantalla de algunas personas físicas.

notas:

[1]  https://www.teflon.com/es/news-events/history. [s/f, pero indudablemente reciente]

[2]  https://www.quiminet.com/articulos/el-teflon-virgen-y-sus-ventajas-2637352.htm.

[3]  https://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/2012/ventajas-y-desventajas-del-teflon.html. 4 dic. 2012.

[4]  https://www.traxco.es/blog/tecnologia-del-riego/viton-o-teflon

[5]  https://www.teflon.com/es/industries-and-solutions/solutions/consumer-applications/textile-finishes/how-fabric-protector-works/environmental-advantages

[6]  https://www.castey.com/es/pfoa-que-es-el-teflon

[7]  https://www.distribuidoraindustrialdeempaques.com/blog/articles/teflon. 11 ago 2020.

Publicado en Centro / periferia, Ciencia, Conocimiento, EE.UU., Nuestro planeta, Salud. Y enfermedad

Catástrofe alimentaria: ¿indeseada o ansiada?

Publicada el 07/06/2022 - 07/06/2022 por raas

Se anuncia, un día sí y otro también, que se avecina una crisis alimentaria sin precedentes. Lo hacen analistas explicitando las dificultades para el transporte de producción, ocasionadas por los bloqueos marítimos de la guerra en y alrededor de Ucrania, y lo hacen incluso comunicadores que ni siquiera se toman el trabajo de presentar porqués, verdaderos o falsos. Estos últimos se limitan a la agorería; viene el lobo… que cada uno se parapete…

Por Luis E. Sabini Fernández
25-05-2022

Cuando uno trata de rastrear orígenes de este anuncio o preanuncio, surge claro que Putin deviene principal responsable. Porque la movida militar por él desencadenada ha ido desenvolviendo sus pasos, poniendo en peligro los transportes de alimentos, bloqueando rutas y mares:

“Vladimir Putin destruirá las vidas de muchas más personas que las que mueran en el campo de batalla, y a una escala que el mismo presidente ruso terminará lamentando.” 1 Llegados a este punto, empezamos a otear “de qué va la cosa”.

El anuncio de la hambruna universal no es sino otra forma de “echarle la culpa” de lo que pase, lo que está pasando y lo que esté pasando, a Vladimir Putin. Habiendo desencadenado semejante máquina de guerra, procurando “poner en vereda” a un estado de proporciones más que medianas, con enorme potencial económico y humano, Putin hizo una muy arriesgada movida. No es lo mismo “ordenar” Osetia del Sur, con su no más de cien mil de habitantes, incluso Chechenia, otra entidad de proporciones muy menores ante “el oso ruso” (se estima una población chechena de un millón de habitantes).

Rusia está o estaría entonces “enderezando” a la usanza tradicional al socio mayor de la Gran Rus en la vieja Federación Rusa, nada menos. Y cuando nos referimos a densidades y magnitudes, dejamos exprofeso al margen el sentido o sinsentido de los “correctivos”. Porque la ecuación tampoco es tan sencilla como para hablar de la batuta rusa procurando dirigir el concierto de “todas las Rusias”.

Es indudable que Putin sintió el embate geopolítico y directamente militar desde Ucrania, y que lo sufrió durante años. En un sangriento toma y daca, porque Rusia también aplicó tarascones al territorio ucraniano. Pero el conflicto es mucho más que uno ruso, dirimiéndose entre la Gran Rusia y la Pequeña Rusia (denominaciones tradicionales de Rusia y Ucrania)

Si algo está ya más que suficientemente probado es la actividad de los “servicios” estadounidenses e israelíes (tan imbricados entre sí) dentro de entidades “fracturables”, al decir de Samuel Huntington,2 como Ucrania.

Ya ha quedado ampliamente demostrado que Victoria Nuland, una de las capitanas de EE.UU., coautora del Project for the New American Century (set. 2000), fue la que diseñó un nuevo equipo de gobierno para una Ucrania prooccidental, para divorciarla decisivamente de Rusia (2014). Nuland, provista de miles de millones de dólares, dibujando el nuevo gobierno ucraniano, como si se tratara de designaciones de autoridades con los ediles de su barrio….). Doña Victoria no sólo distribuyó cargos y dólares (o dólares y cargos); fue decisiva en la instauración de una red de laboratorios de biología sintética en Ucrania, arma por excelencia de las nuevas guerras proyectadas –biowarfare– administrada y guiada bajo control estadounidense.

El “pasaje” de la soberanía rusa a la occidental ha sido tan alevoso y decisivo que ha generado, inevitablemente, resistencia. La que expresara Putin. Si vemos entonces el cuadro más completo, aun con los errores y horrores del modo ruso, no podemos dejar de advertir que con el colapso soviético de comienzos de la década del ’90, el mundo anglosajón recuperó la confianza en su poder mundializado que se venía asentando desde siglos atrás. Y que la URSS había puesto, siquiera apenas, en entredicho.

Con la Caída del Muro y el agotamiento soviético, el eje Londres-Tel Aviv-Pentágono volvía por sus fueros. Por eso, la OTAN, por ejemplo, no parece conformarse con nada. Actúa como un pac-man. Lo quiere “todo”.

Volviendo entonces a los insistentes anuncios de hambruna mundializada, hay que aprender a leer esos mensajes.

Lo que nos dicen los que nos hablan de lo porvenir, a veces incluso como si supieran, es que la continuación de la guerra y las acciones militares conexas, los bloqueos marítimos y las interrupciones de suministros ocasionadas por los despliegues militares, terminarán castigando poblaciones aisladas, sin provisiones, sin medios para alimentarse…

Pero esa falta de medios para alimentarse está supeditada a la guerra. La cual no sólo desencadenó Putin sino que con todo empeño y ardor la OTAN se ha dedicado a insuflar, prolongar, ensalzar. La OTAN en general, y particularmente EE.UU.

Si “estalla” la paz, quedaríamos sin guerra. Y consiguientemente, sin hambruna. Y esto sí, entendemos sería un problema para quienes apuestan al biowarfare, al dominio generalizado. En resumen, si llegamos a la hambruna prometida”, no será responsabilidad exclusiva de Putin, como nos dan a entender.

La hambruna será entonces, el fruto de los guerreristas. Y hay algo previo, ahora muy oscurecido. Y es la fragilidad del sistema alimentario mundial y en general de nuestro mundo actual, tan interrelacionado, tan interdependiente. Poblaciones que queden sin cultivos, sin granos, sin fertilizantes, sin agua, pasarán hambre, nos dicen.

Lo que no nos cuentan es el capítulo anterior, cuando esos campesinos contaban con sus medios de subsistencia que les fueron arrebatados para implantar la globalización rampante, generalizada, en que el campesinado tradicional debía desaparecer, sustituido por planteles agroindustriales mucho menores… y mucho más dependientes de los suministros de las corporaciones transnacionales (a la vez, recibiendo alimentos de mucho menor calidad alimentaria).

Y no sólo no resolviendo los problemas de la contaminación, sino agravándolos en temeraria escala geométrica. Estos eslabones de la complejidad económica no te lo cuentan.Ω

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/inminente-cat%C3%A1strofe-alimentaria-202932599.html, La Nación, Bs. As., 20 mayo 2022.

2 The Clash of Civilizations and the Remakingo of World Order, Simon & Shuster, 1993.

Publicado en Destrozando el sentido común, EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como biowarfare, catástrofe alimentaria, complejidad económica, EE.UU., Estados Unidos, Federación Rusa, guerreristas, hambruna, la Caída del Muro, Luis E. Sabini Fernández, menor calidad alimentaria, OTAN, Project for the New American Century, Samuel Huntington, territorio ucraniano, Vladimir Putin

Brutalización y escamoteo; dos momentos de un único comportamiento israelí

Publicada el 23/05/2022 por raas

Periodistas palestinos baleados; sin querer queriendo…

Una vez más, un periodista trabajando en zona de violencia y guerra, en el ejercicio de su tarea, es asesinado. Una periodista, asesinada. Shireen Abj Akleh, palestina, durante violencias y escaramuzas en el viejo campamento de Yenin, con historial trágico, en el norte de la Palestina ocupada.

Por Luis E. Sabini Fernández

Soldados israelíes desalojando posiciones palestinas. Palestinos, resistiendo el desalojo de siempre. Una bala se coló debajo del casco de protección que Shireen llevaba consigo junto con el muy visible letrero de estar trabajando como prensa. El sitio estaba “cubierto” por francotiradores israelíes; tropas de élite que el ejército israelí lleva consigo para aumentar la efectividad de los disparos.

Tienen su historia. Cuando los palestinos, resistiendo el desalojo permanente, iniciaron en 2018 sus “Marchas por la tierra”, pacíficas, sin armas, ni piedras siquiera, el ejército israelí se valió de tales tiradores para hacer mayor impacto.

La consigna militar entonces, fue disparar a las ingles. Y con precisión digna de mejor causa, los francotiradores lesionaron gravemente a una serie de manifestantes generalmente pacíficos, que eran derribados por los impactos y, dada la precariedad de la situación y la asistencia, se generó una enorme cantidad de muertos desangrados in situ.

Los mandos israelíes “perfeccionaron” la consigna. Demasiados muertos. Demasiado a la vista. La atrocidad también necesita ser encauzada. Los francotiradores recibieron nueva consigna. A los tobillos. Los alcanzados, quedaban baldados de por vida. Rengos, Minusválidos. Como una carga para la sociedad. Pero no muertos desangrados.

Es importante advertir que estamos visualizando heridas desgarradoras como un objetivo fríamente calculado. Para medir el daño.

En el caso de Shireen, fue alcanzada detrás de la oreja, en el minúsculo espacio libre que deja el casco que protegía todo el resto de su cabeza. Pudo ser una bala perdida. Pudo ser un balazo que con precisión dirigió cualquiera (aunque casi todos van a fallar en encontrar precisamente ese estrecho ángulo de daño…). Pero hay quienes hacen de ese pequeño ángulo de penetración su especialidad profesional para cumplir con el objetivo… los francotiradores, precisamente. Eso no los inculpa directamente pero los deja muy, muy cerca….

Por eso mismo, resulta casi sospechoso que algunos periodistas israelíes se hayan apresurado a declarar que, aunque nada habían visto, se sentían inclinados a pensar que se trataba de balas palestinas, que tal vez por error, habían golpeado a Shireen y Ali-al Samudi, la asesinada y el herido en la misma escaramuza…. (hay versiones particularmente especiosas, porque lo sugieren, sin afirmar categóricamente nada… solo dejando la duda, que se trataría de balas, tiradores, palestinos… duda que favorece, obviamente, a israelíes…)

Pero si llama la atención la celeridad con que esos periodistas israelíes han atribuido las balas a irregulares palestinos, el asunto se hace francamente inaceptable y éticamente indecente si sabemos que unas dos semanas atrás asociaciones de periodistas palestinos y no palestinos habían presentado ante la Corte Penal Internacional una fuerte denuncia contra la “costumbre” israelí de usar a periodistas palestinos como blanco, “sistemáticamente”. El reclamo provino de la Federación Internacional de Periodistas y del Sindicato de Periodistas Palestinos, y la jefa de fiscales de la CPI entonces, Fatou Bensouda, reconoció que tal denuncia tenía sentido. Que había que examinar la matanza deliberada de periodistas, la intención de daño, el uso de escudos humanos, malos tratos y tortura, y matanzas intencionales. Como se ve, la lista de acusaciones recogidas por la CPI es muy, muy pesada. Y solo un estado “con licencia para matar” puede eludir las penas correspondientes.

Expertos del Consejo de Derechos Humanos de ONU enmarcaron el asesinato de Shireen y el daño a Ali-al Samudi en un itinerario histórico sobrecogedor: en lo que va del siglo XXI, se estima en más de 40 los periodistas palestinos asesinados. Y cientos, los heridos.

Cuando se conoce el modus operandi israelí, advertimos la sordidez de su política. Sin llegar a confesión plena, hay comentarios que dejan escapar la voluntad genocida del “ejército más moral del mundo”, como alguna vez se autoproclamó el ejército israelí. Un vocero de ese origen dijo, públicamente, sin afeites, que Shireen y Ali al-Samudi fueron alcanzados “desde atrás”, “cuando iban armados con cámaras, si se me permite la expresión”.

Armados con cámaras; claro que se le permite la expresión que revela el cálculo no solo antidemocrático sino genocida de ahogar en sangre toda crítica.1

Si ya tenemos, con la declaración que acabamos de transcribir, un esbozo de aceptación de haber llevado adelante el asesinato, y tenemos además la mala conciencia de periodistas israelíes que han “derramado” la hipótesis de balas palestinas para matar a periodistas palestinos (como si se tratara de una política de suicidios colectivos escalonados) tenemos las afirmaciones que, por goteo, han ido dejando caer fuentes militares israelíes, que son todavía más elocuentes.

Georg Earle las ha resumido en nota de la prensa británica, el DailyMail:2 “Las fuerzas de Defensa [sic!] de Israel han admitido que podría haber sido uno de sus soldados quien baleara a Shireen. Y el actual ministro de Defensa de Israel Benny Gantz “concedió que el disparo fatal podría haber provenido de nuestro lado”.

Acusar a los del mismo bando agredido como agresores; alegar cuidados legales que están muy lejos de ejercer. ¿Cómo pueden atreverse a ser tan abusivos, despreciando toda idea de límite y de respeto al distinto? Únicamente porque los israelíes no aceptan a los palestinos como seres humanos de igual valía (que ellos mismos).

Ésa es la coartada moral que se permiten para no respetarlos. Una actitud de permanente minusvalía de la condición palestina. Algo que se percibe permanentemente.

Al llevar el féretro de Shireen, palestina, cristiana y ciudadana de EE.UU., por las calles jerosolimitanas, sobrevino todavía otra agresión israelí: alegando que el féretro podía tener otro destino, guardias israelíes hostigaron a quienes portaban el ataúd, golpeándolos en las piernas (¿rodillas, tobillos?), con lo cual el ataùd fue zarandeado y sostenido a duras penas por sus sufridos portadores.

Toda una rúbrica de una política de poder.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 Cit. p. James Zogby, The Nation, 15 mayo, 2022.

2 https://www.dailymail.co.uk/news/article-10814501/White-House-condemns-disturbing-footage-Israeli-security-forces-beating-mourners-Jerusalem.html

Publicado en EE.UU., General, Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como Consejo de Derechos Humanos de ONU, Franja de Gaza, matanza de palestinos, matanzas selectivas, Naciones Unidas, periodistas asesinados, poder sionista, poderío israelí

El “Acuerdo del Siglo” sigue siendo un arreglo entre pueblos señoriales

Publicada el 18/05/2022 por luissabini

Por Luis E. Sabini Fernández

LOS VALORES DOMINANTES EN EL COLONIALISMO Y LA CONQUISTA NO HAN CAMBIADO

Las representaciones mentales que expresan relaciones de poder son sumamente persistentes y logran perpetuarse aun con cambios de época. Veremos lo que está pasando con la cuestión palestina, ya muy entrado el s. XXI, para lo cual es importante abordar otros momentos, culturales y geopolíticos, que imaginamos muy distintos.

Tras la derrota del Eje en 1945 o, mejor dicho tras el entronizamiento de EE.UU. como primera potencia mundial −sin demora alguna y a diferencia con el intento “internacional” anterior; la Sociedad de Naciones−, dispuso de inmediato, “sobre caliente”, la creación de una red internacional asentada en su propio territorio; la ONU.

Entre sus muchos asuntos, como el del desarme alemán, estaba la disputa territorial palestina. EE.UU. se convierte así en juez universal. Con fingida humildad −los dueños de casa han aprendido la lección que sufriera un racismo estentóreo− designan a varias representaciones nacionales para que dictaminen el destino palestino. Todo tendrá que hacerse “democráticamente”, bajo la sacralidad del voto.

Hay allí jurisconsultos, como el guatemalteco Jorge García Granados y el uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat, y es precisamente el guatemalteco quien encara el problema en términos jurídicos generales para dar una solución de cátedra. En su libro, Así nació Israel 1 lo fundamenta: −“[…] los árabes sostenían que Palestina fue cedida a la parte interesada: la población del país para ellos. Pero el artículo 1 del Tratado de Lausana [que redibuja fronteras de ganadores y perdedores, como Turquía y Alemania] establecía la renuncia de los turcos a todos sus derechos. No existe ninguna referencia que sugiera la cesión en favor de los habitantes, ni en parte alguna se establece que ellos son la parte interesada; ni se especifica tampoco quién es la parte interesada […] en los principios generales del derecho internacional nos hallamos con que sólo los estados soberanos pueden ser sujetos en el derecho internacional. Los individuos y los pueblos que no gozan del estatuto legal de gobierno soberano sólo pueden ser objetos del derecho internacional.”

Me permito subrayar la “fundamentación” del despojo a poblaciones. García Giménez nos ilumina sobre los principios generales del derecho. ¿De gentes? Ni soñarlo. ¿De seres humanos? Tampoco parece atendible. García Giménez atiende a los únicos sujetos de derecho que visualiza: los estados soberanos.

Habrá que hacer buenas cabriolas para que brote del asentamiento sionista en Palestina con el rechazo terminante de buena parte de la población allí asentada, un “derecho soberano” surgido, como de la nacarada concha de Venus, pero no la de la diosa de la belleza sino de la del dios de la guerra.

Pero a los herrefolk del momento les alcanza y les sobra. Había caído el nazismo, una ideología racista expresa, podríamos decir hoy, tontamente orgullosa de su racismo. Porque con 1945, la humanidad entró en un nuevo rulo conceptual e ideológico: las razas no existen, ergo el racismo pierde su razón de ser. Pero los herrefolk siguen existiendo, ¡oh paradoja! aunque no sean todos los que estaban antes de 1939 (al pueblo alemán se lo degradó por haber exigido coprotagonismo), y los pueblos señoriales siguen distribuyendo las cartas del juego mundial, solo que ahora sin ser ostensiblemente racistas.

Así fue que en 1947, el destino del territorio palestino fue decidido por los sionistas, EE.UU. y en general el mundo occidental y victorioso: en ningún caso, se tomó en cuenta la opinión de la mayoría de la población del territorio “en disputa”.

Sabemos la ristra dramática de secuelas de aquella resolución de la ONU (una resolución convertida en papel mojado de inmediato, que proponía partir el territorio en disputa en tres sectores, uno judío, otro árabe y un tercero internacionalizado como ‘asiento de las tres religiones monoteístas mayores’, resolución que jamás fue acompañada por parte alguna).

Sobrevinieron así otros setenta años de angustia, muerte, terror, ataques suicidas, bombardeos, desmantelamiento supervigilado para hacer invivible la FdG, estropeando cultivos, hospitales, mezquitas, escuelas, usinas de potabilización, puertos, barcas de pesca, vías de comunicación, aeropuertos…

A lo largo de estas décadas, nunca entrevimos solución. Apenas tratativas. Y finalmente, en funciones presidenciales, Donald Trump dispuso hacer un “Acuerdo del Siglo”, en 2020. Y en eso “estamos” desde hace ya casi dos años. Un “acuerdo final” para resolver el diferendo palestino-israelí. Un acuerdo presupone por lo menos dos partes en conflicto, ¿no? El Acuerdo del Siglo se firma, efectivamente, entre dos gobiernos, de EE.UU. e Israel. ¿Pero, ¿cómo? ¿Y lo palestino, dónde anda?

El Acuerdo del Siglo ignora total, radicalmente, a los palestinos, a su sociedad, su cultura, sus seres de carne y hueso. No les otorga ninguna significación ni validez política. Seguimos con la teoría enarbolada en su momento por el jurisconsulto Jorge García Giménez que hemos recordado inicialmente. Los palestinos son objeto de tratativas, de negociaciones de otros. Por eso, el Acuerdo del Siglo dispone de miles de millones de dólares, para desarrollar emprendimientos. En el territorio que se acuerda despojar a los palestinos.

Es muy llamativo: nos vemos inclinados a pensar que el panorama político de la segunda posguerra, hace casi 80 años, tendría que ser distinto del actual. La gran diferencia, cultural sobrevino entonces, con el aplastamiento del nazismo, y con ello, quedaba así “fuera de juego” toda política racista expresa, que campeaba en todos los colonialismos, sobre todo los de origen europeo occidental.

Que era característica. En los primerísimos años del s XX, el Káiser dispone el exterminio de la nación herero, por su resistencia a la colonización alemana (en la actual Namibia). A fines del s XIX y comienzos del s XX; el rey Leopoldo de Bélgica, convirtió al Congo en un verdadero infierno de esclavizados (se estima que los asesinados rondan los 10 millones, en muchos casos mediante el escalofriante recurso de cortarles pies y/o manos, condenándolos a una vida miserable y a una muerte lenta y atroz. También en la primera década del s XX, los colonialistas ingleses internan a sus competidores boers en Sudáfrica en campos de concentración con el resultado de decenas de miles de muertos, alto porcentaje de niños, diezmados por la falta de higiene y alimentos.

Pero en 1945, luego de que EE.UU. descargara dos bombas atómicas contra el enemigo jap, el mundo occidental descubre que el racismo nazi es inaceptable. La imponencia prusiana cede el paso ante la simpatía norteamericana. Y por extensión, todo racismo se hace inexpresable. Pero el racismo permanece incambiado. Es lo que explica el despojo generalizado y bestial de la periferia devastada; Nigeria, Honduras, Laos…

Pero eso, la resolución de la ONU sobre Palestina, 1947, sin atender los reclamos palestinos sólo puede entenderse como un reclamo de pueblos señoriales a pueblos señoriales.

Y cuando en 2020 los mismos titulares de aquel entonces, EE.UU. e Israel, convocan a un nuevo acuerdo, lo hacen otra vez ignorando a los palestinos. La pelota se sigue jugando entre herrefolk.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

1 Biblioteca Oriente, Bs. As, 1949, p. 76.
Publicado en Cultura dominante, EE.UU., General, Globocolonización, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado

Disputas geopolíticas, alianza ruso-germánica, OTAN e invasión a Ucrania

Publicada el 30/03/2022 por raas

Por Luis E. Sabini Fernández, Marzo de 2022

La invasión de Rusia a Ucrania en este mes de marzo 2022 ha desatado una serie de mecanismos mentales, ideológicos, entre los que no somos protagonistas de semejante situación. Enumerando: deshistorización sistemática, movida del tablero geopoilítico, pensamiento doble (dejemos a un lado el maniqueísmo, por intelectualmente penoso), campañas contra el intervencionismo y un largo etcétera.

Deshistorización sistemática

El 99 % de los análisis, abordajes, se remonta a lo sumo hasta 2014… al cambio de mano de la península de Crimea, la proclamación de las repúblicas rusoparlantes de Lugansk y Donetsk en la zona del Donbass. Ignorar todo el período soviético (1919-1991) es de una superficialidad o imposible de adoptar.

En tiempos zaristas, con un imperio ensanchádose (en Europa hacia el oeste y en Asia hacia el este), se hablaba de la Madre Rus, o Gran Rus, la Pequeña Rusia o Ucrania y la Rusia Blanca (Bielorrusia). La primera capital imperial fue entonces Kiev.

Hay entonces un denominador común, lo ruso, que es mucho más intenso que el habitual entre naciones distintas o diferenciadas.

A principios del s XX, diversas expresiones políticas ucranianas resistieron el avance bolchevique. Un país muy campesino. Difícil compatibilizar esa realidad campesina y el proyecto proletarista.  Por eso, cuando el nazismo inicia su invasión a la Unión Soviética, en muchas partes de Ucrania no fueron resistidos sino al contrario bienvenidos (allí podría estar el origen histórico de cierta afinidad con la extrema derecha racista en sectores de la población ucraniana).

¿Por qué los nazis podían contar con aliados entre eslavos, siendo su racismo purificador tan hostil ante “razas humanas inferiores” (como suponían la de eslavos)?

El estalinismo produjo estragos en la población, campesina ucraniana. Holodomor. Se estima que millones de ucranianos morían literalmente de hambre mientras los comisarios soviéticos requisaban hasta la última taza de harina, para mayor gloria del proletariado, es decir de ellos mismos y su claque bolchevique.

Saqueados, hambreados, asesinados (si presentaban resistencia a perder su única vaca o la reserva de alimentos para el invierno), los ucranianos sobrevivientes recibieron a los nazis como “salvadores”.

Los nazis, en plena expansión –todavía no habían llegado a Stalingrado y comenzado el principio del fin− pudieron incluso denunciar las fosas colectivas que descubrieron a su paso, que no eran las que ellos todavía no habían empezado a hacer sino las que habían dejado los bolcheviques a su paso con la implantación de la “colectivización forzosa” de 1929 y las hambrunas de la década del ’30 que constituyeron su herencia, ésa también forzosa.

De esa época viene, sin duda, cierta afinidad de población ucraniana con Lado Derecho, Maidan, Destacamento Azov, con el nazismo o cierto racismo étnico.

Porque en Ucrania se repite lo que ha pasado en tantas y tan diversas sociedades: ante las injusticias más flagrantes, hirientes, surge una rebeldía. Incluso una rebelión. Si ese movimiento, psíquico, de una población, que generalmente encarna en una ideología o política justiciera, igualitarista, de rechazo frontal a los privilegios; lo que se califica generalmente de izquierda, falla, porque se revela lo opuesto a lo que predica, entonces, una próxima oleada de insatisfacción profunda, un nuevo movimiento de rechazo social, no vendrá por el lado del igualitarismo, del democratismo, desde la izquierda, sino desde sus opuestos; movimientos autoritarios, radicales, sí,  pero verticalistas, racistas.

La prédica socialista derivó en la URSS, pero también en Ucrania, a la velocidad del rayo, en “almacenes para bolcheviques” que convertían a estos últimos en los únicos que podían comer regularmente, dada la brutal crisis alimentaria que produjo la propia implantación del “nuevo orden” sumada a la escasez ya tradicional de alimentos que castigaba antes a las capas más desguarnecidas. Y esto significó inmediatamente que los más rápidos, los más oportunistas, también se hicieran bolcheviques trastornando el sentido originario, las aspiraciones iniciales.

Esa historia “interna” de la URSS hay que integrarla, secuencialmente, con la segunda posguerra. De allí, sale EE.UU. como poder omnímodo. Sin embargo, en un primer momento se habla de otro triunfador, también: la URSS. El sistema cuatripartito que se estableció entonces, y se corporizó en la ocupación de Alemania por 4 sectores: EE.UU., Rusia, el Reino Unido y Francia. El R.U., un poco a su pesar (pero no demasiado; reconocía una estirpe) concedía el puesto de mando a su vástago y sucesor; EE.UU.

Francia, en cambio, defendió un europeísmo que resultò inconducente porque Europa había entrado en una dependencia, hasta hoy irreversible, de EE.UU.

La URSS figura entonces como una de las dos superpotencias (durante la mayor parte) del s XX. Convertida en potencia nuclear, la URSS asignará a dos de sus repúblicas constituyentes el armamento nuclear: Rusia y Ucrania.

Con el colapso soviético y el consiguiente ascenso a superpotencia única de EE.UU., todo el andamiaje “internacional” que EE.UU. creara a su servicio, la ONU, como en su momento la Sociedad de las Naciones quiso ser la caja de resonancia de la pax britannica (1919-1946), tuvo a su vez un socio principal inesperado; la URSS.

La ONU (California, 1945, sin fecha de vencimiento por ahora) tuvo así un Consejo de Seguridad o Ejecutivo con aquellos ganadores del teatro europeo; EE.UU., Rusia, Reino Unido y Francia) más China, que era la gran presencia del Este en la flamante red internacional.

China era entonces algo muy distinto a la actual, porque gobernaba un régimen occidentalista, anticomunista. Pero en 1949, ese gobierno pierde el control del 99 % del territorio y queda reducido a la isla de Taiwan e islotes adyacentes, y los “Cuatro Grandes” no tienen más remedio que zurcir el tablero mundial, dejando a Taiwan como China nacionalista fuera del Consejo de Seguridad, incorporando a la cúspide a  la República Popular China, convertido ese Consejo así en quinteto (décadas más tarde, Taiwan, la República de China) será expulsada de la ONU, sumándose así a las naciones parias no reconocidas en la ONU (y siendo entre ellas –la nación saharaui, el Tibet, los abjasios− la de mayor tamaño poblacional, con sus más de 20 millones de habitantes).

Ahora bien, el tablero mundial, zurcido, se vuelve a rasgar con el colapso soviético. Y entonces, aparece una Ucrania independiente (formalmente libre de todo poder extranjero). “Granero de Europa”. Una tierra fertilísima, de las mejores de Europa, 40 millones de habitantes, potencia regional. El ideólogo del eje anglonorteamericano, Samuel Huntington, en sus planes para mantener esa supremacía, señalará a Ucrania (y otras naciones de porte mediano-grande, como Turquía) como naciones “partibles”, fracturables. En el caso ucraniano, el período soviético hizo de esa tierra un oeste favorable a Europa y un este más ligado a Rusia. Pero esta fractura viene de antes de la misma URSS por cuanto a grandes rasgos esas mismas configuraciones caracterizaron los asentamientos católicos al oeste y los ortodoxos, al este. Sin tener en cuenta esa historia, “nuestro” presente es incomprensible.

Movidas del tablero geopolítico

El gas y en general las fuentes energéticas rusas son tentadoras para Europa. Por más automación, trascendencia de los límites físicos proporcionados por la industria hipermoderna,  la cercanía física a fuentes energéticas sigue siendo crucial. El petróleo o el gas ruso queda mucho más cerca de Alemania que el que está allende los mares.

Poco a poco se fue tejiendo la red de suministro de tales fuentes energéticas al principal motor industrial europeo; Alemania. El Nord Stream 1, con sus más de 1200 km. de tendido submarino y casi 30 mil millones de m3 de suministro anual, iniciado en 2011, iba a ser de hecho duplicado por el Nord Stream 2 proyectada su inauguración para 2022. Para el eje de la globalización general, bajo la batuta ara la Casa Blanca, el Reino Unido e Israel, este nuevo gasoducto iba a limar asperezas entre Oriente y Occidente (entre Rusia y Europa), y ese posible “estallido de paz” incomoda enormemente a los titulares de la globalización absoluta y propia.

Así que nones. Lidiando por Lugansk y Donetsk se le escapó a Biden: -Si siguen poniendo dificultades, bombardeamos el Nord Stream 2… el periodista sorprendido dijo: ¿Pero y esto qué…, ¿qué tiene que ver? Tiene mucho que ver. Al estilo del político orador de Jacques Prévert.[1]

Esta parte del tablero, sin embargo, es apenas parte. “Del otro lado” del mismo tablero, en modo “imperio”, Putin y su equipo se lanzó al agua con una operación militar desembozada, apenas amparada en el reconocimiento “legal” de dos territorios ucranianos poblados por rusos, designados como repúblicas; Lugansk y Donetsk en Ucrania oriental. Esto permitió a Zelenski ubicarse como defensor, como atacado, ignorando el hostigamiento mortal de años sobre esos territorios. Pero es difícil esperar algo más veraz del presidente ucraniano cuando ha “explicado” que si hay víctimas en la Franja de Gaza,[2] son judíos.

Pensamiento doble (¿o dúplice?)

La esquizofrenia política parece ya tan sustancial a la política que se hace difícil despegar una de otra.

Una frase aborrecible pero sincera, proclama: “Al enemigo ni justicia”. Frase que parece sufrir obsolescencia ética, arrojada al vacío de la historia en nuestra era. Por eso, cuando se inicia todo un movimiento “solidario” con la sociedad ucraniana agredida en un ataque artillado, tradicional, al mejor estilo de los desembarcos de cañoneras estadounidenses en el Caribe, los medios de incomunicación de masas se han apresurado a explicar que están contra todos los intervencionismos, todas las agresiones.

Y condenan con toda su fuerza mediática y la de los políticos y referentes que construyen desde allí sus dictámenes, a Rusia. Mediante un boicot generalizado. Pero nos recuerdan que tampoco les ha complacido el atropello a Libia, las matanzas continuas en Palestina, la hecatombe yemení… ¡vaya!, Supongo que en tales casos y situaciones, debían estar muy ocupados como para condenar, boicotear y “cancelar” (que suena como dernier cri en ética…). Pero que ahora, recapitulando, su democratismo sería tan parejo que nos lo recuerdan: condenar por igual a Putin, la OTAN, Israel, EE.UU., Arabia Saudí…

Emociona. Contra Rusia, medidas concretas. Contra OTAN, Israel, EE.UU. o Arabia Saudí… parole, parole. El pensamiento dúplice sigue gozando de muy buena salud…

notas:

[1] «Discurso sobre la paz», de Jacques Prévert:

“Hacia el final de un discurso sumamente importante el gran hombre de Estado al tropezar con una hermosa frase vacía cae dentro y desamparado abriendo mucho la boca jadeando enseña los dientes y la caries dental de sus pacíficos razonamientos deja al descubierto el nervio de la guerra; el delicado asunto del dinero.”

[2] Un territorio que jamás ha sido israelí ni se le conoce pasado judío y que, precisamente por su condición de asiento árabe ha sido particularmente castigado por la ocupación israelí que lo ha atacado repetidamente mediante artillería y bombardeos, pese a ser un enclave civil. Una sociedad, en suma. Sitiado por aire, mar y tierra desde 2006. Una nueva Numancia, celosamente ignorada.

fuente: https://revistafuturos.noblogs.org

Publicado en EE.UU., General, Globocolonización, Medios de incomunicación de masas, Poder mundializado, PolíticaEtiquetado como Estados Unidos, Holodomor, OTAN, Ucrania, Vladimir Putin

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