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Categoría: Política

¿De dónde proviene la buena conciencia de quienes torturan, vejan y matan?

Publicada el 21/12/2025 por luissabini

LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ

19 DICIEMBRE 2025

OBSERVACIONES SOBRE ESTALINISMO Y SIONISMO

La repugnante impunidad moral y política que se encarna en el sionismo y en los sionistas me ha hecho recordar otra actitud del mismo orden; la de los estalinistas ante la monstruosidad soviética y los “crímenes de Stalin”.

Es un proceso de total bloqueo mental, de inocencia deliberada y contumaz ante hechos ante los que uno tendría que reaccionar ¡y de qué modo!

Tuve un tío estalinista. De pura cepa. Cuando el vigésimo congreso del PCUS, durante meses negó “las noticias de la prensa burguesa”. Cuando finalmente, se descorrió no sé qué velos en su magín, estuvo borracho, casi sin solución de continuidad, durante un año. Nunca se desmoronó por la escalera yendo a su vivienda en un segundo piso, porque su pareja lo esperó siempre, pacientemente, a la entrada del edificio. Su prédica a un sobrino adolescente e interesado en cuestiones sociales y políticas terminó por llevar al sobrino, a llevarme, a un anarquismo irreductible a las miserias políticas (y necesariamente morales o psíquicas) que mi tío contaba con tanto orgullo.

Era de quienes estaban esperando el golpe falangista o fascista desde tiempo atrás y que, por lo tanto, el 17 o el 18 de julio, 1936, se puso su “mejor chaqueta dominguera”, como me decía risueño, y enfiló a la Casa del Partido para iniciar la resistencia, el contragolpe.

No fue todo como esperaba porque había pensado, como rezaba la propaganda, en ‘salir a defender la República’ y en la sede, lo que le ofrecieron, además de un arma, fue salir a nombre del PC. A sus 18 años ─pura inocencia y desprendimiento─, le pareció no adecuado, estrecho, y “el Partido” lo encarceló dentro de su propia sede, junto a dos adolescentes más, con la misma actitud (tardó poco esa rebeldía: a los diez días salió a “defender la República” con el emblema del PC, impaciente porque quedaba fuera de los inminentes vítores… (que jamás de produjeron).

Este hombre, pura fe, tenía libros. Un puñado. Recuerdo uno, en el que un autor norteamericano explicaba puntualmente cómo León Trotski, un sátiro, viejo y desmedido, había procurado seducir (o seducido, o violado) a una de sus secretarias y el novio, ofendido, había terminado matándolo. Cero política; mucha pasión. Tenía otros ejemplares de otros comunistas estadounidenses. Tan rigurosos en su futurismo como el de los escarceos sexuales que recuerdo.

Mi impresión entonces, todavía adolescente, es que la gente puede “armar” una defensa cerrada con sus convicciones al margen de toda verosimilitud. Y conservar una magnífica “buena conciencia.”

Han pasado muchos años y un viejo amigo de los veinte, argentino de origen, a quien tanto apreciaba por su ponderación de juicio, optó por la guerrilla tupamara, por lo cual debió cumplir 13 años de penitenciería, de los cuales sobrevivió, su ponderación perdida o mejor dicho intercambiada con una certeza doctoral fruto de esos 13 años de estudios sistemáticos o mejor dicho de machaconeo ideológico, tal vez mecanismo inconsciente de defensa para no ser triturado en tan largo ínterin.

Mi amigo salió finalmente de la cárcel. Yo seguía exiliado. Me contó entonces que su hermana, menor, ─que en lugar de hacerse tupamara había optado por hacerse comunista, y que evitado la cárcel─ también estaba exiliada o autoexiliada, en París, con su pareja. Que resultó ser un rentado de aparato del PCU. Me pidió que la visitara.

Fui a su bohardilla parisina. Y vi al rentado. Y aproveché ─le dije─ para hacerle una pregunta, que me quemaba: ¿cómo barajaba él, como ser humano, su relación con el PC, con el comunismo (todavía sacralizadamente soviético), la existencia de “los campos”, de los millones de internados, que seguramente ahora no eran tantos, pero que todos los samizdat llevaban a pensar que seguían existiendo; con el trabajo esclavo, en suma, con la prisión por discrepancias….

El tipo escucha y me dice, como disculpándose: ─Sabés que de esto no sé nada… Y le pregunto: ¿cómo podés cobrar de un aparato así, y no sabés nada? El tipo concede en silencio, desarmado.

Le digo: ─bueh, en tal situación, no tenemos nada más que hablar. Me levanté y me fui.

Pero volvamos a la pureza psíquica, la limpieza de conciencia. Como a mi tío, nada afectaba al joven exiliado rentado. Tenía una excelente buena conciencia. Virginal en el rubro de la represión de “su” orden.

En algún momento, con la crisis progresiva del comunismo, puede que algunos reaccionen. Pero en Chile, una de los dos protagonistas de las elecciones nacionales, 2025, era una comunista hecha y derecha. Así que sigue con derechos psíquicos, no sólo políticos.

Claro que todas las monstruosidades del comunismo se van alejando en el tiempo. Salvo excepciones, cada vez más contadas, ya no llegaron ni a Gorbachov. Para la candidata chilena, Jeanette Jara, todo ese universo está muy lejos en el espacio y en el tiempo.

Volvamos ahora al sionismo. La pregunta es cómo los sionistas, los judíos proisraelíes en general, pueden seguir teniendo “buena conciencia” mientras el Estado de Israel ha torsionado tanto la vida de los palestinos, hollados, desalojados, aislados, golpeados, reprimidos, despojados, hambreados, torturados, vejados, burlados, abusados, asesinados, hasta límites pocas veces vistos.

Lo han hecho desde los primeros tiempos sionistas, con el llamado Nuevo Yishuv, a principios del s xx, pero eso ha recrudecido en la Franja de Gaza (FdG) a partir de 2006, cuando elecciones limpias con veedores internacionales de confianza le dieron la victoria a Hamás, tanto en Gaza como en Cisjordania (aunque con menos margen en Cisjordania). Israel encarceló a los candidatos triunfantes de Hamás que pudo y en Cisjordania y Jerusalén, la ANP retuvo “el mando”, simbólico, porque el poder real era y es el israelí. Pero pese a la represión, Hamás retuvo el gobierno en la FdG. Desde entonces, la FdG quedó totalmente aislada, por aire, mar y tierra y sometida a la más variada represión, impidiendo cultivos, quebrando todos los servicios, de agua, cloacales, cibernéticos.

Así, la represión, el despojo y la tortura, los asesinatos colectivos, eran visibles y preocupantes antes del 7 oct. 2023 ─como por ejemplo cuando las invasiones con artillería pesada a las ciudades y pueblos de Gaza (2006, 2008, 2012, 2014)─, tras el copamiento palestino al cuartel regional israelí sobre la FdG, inevitablemente violento, y el operativo de toma de rehenes, [1] la reacción israelí se hizo irrefrenable, sin límites. Derribando viviendas por miles, permitiéndose aniquilar la vida de 15 inocentes o ajenos al objetivo, si el objetivo, un humano, era poco relevante y permitiéndose matar hasta cien de quienes estaban “en el camino” si el objetivo era aniquilar un militante considerado importante de la guerrilla palestina; es decir, una represión genocida.

Se reafirmó la vieja política de Ariel Sharon de hacerles “invivible” la vida a los palestinos. Sin agua, sin energía, sin cloacas, sin alimentos, sin abrigo, sin medicamentos. Aunque escamoteando las cifras de “bajas” (tras muchos meses de ese machaconeo convirtiendo cada ciudad o pueblo gazatí en pilas de escombros, los muertos siguieron proclamados en decenas de miles, cuando estimaciones no oficiales empezaron a ponderar los muertos en centenares de miles).

Si desde Israel se ignora el daño inmenso causado a la población gazatí (y a la palestina en general, porque la represión jamás ha cedido en Cisjordania o en Jerusalén Oriental), a su vez se ha informado de las acciones palestinas de manera falaz. Brutalmente, mintiendo. Los bebés decapitados del presidente Biden, las mujeres desventradas, los niños Bibas asesinados por palestinos, que resultaron matados en bombardeos israelíes, porque estaban entre los rehenes israelíes tomados el 7 oct. 2023 (el padre y esposo de la madre y los dos pequeños así matados, había sido canjeado en enero de este año).

Afortunadamente, como pasa tantas veces, judíos con dignidad y amor a la verdad han desmontado algunos de los mitos fabricados desde Israel, como es el caso con el mismo 7 de octubre y sus narrativas israelíes. Max Blumenthal presentó el documental Atrocity Inc.[2]  Allí nos dice el realizador que “esas narrativas falsas sirven con un propósito estratégico del personal israelí; deshumanizar a los palestinos retratándolos como animales humanos, según las palabras de Yoav Gallant”, entonces el ministro de Defensa, mejor dicho de Guerra, o de Muerte de Israel.

¿Cuál es la coraza psíquica que blanden sionistas para no reconocer sus propis atrocidades?

Visualizo dos facetas o aspectos de esta ceguera psíquica y moral. Una primera, del mismo orden que vimos entre estalinistas durante décadas, convencidos militantes de la causa-del-pueblo, que negaban los campos de concentración, denunciados por Alexandre Solzhenitsin, por ejemplo.[3]  Esa suerte de impunidad o protectorado psíquico para no ver la realidad, escamotearla (deben ser todos traidores), se ampara, empero, en cierta universalidad, al menos teórica. Se los llevaba presos, se los mataba porque violaban conductas que, teóricamente, compartíamos.

Pero el sionismo tiene otro aditamento, que se escurre de toda universalidad.

Tuvo que ser un judío lúcido y honesto para con la humanidad ─Israel Shahak─[4], quien ha afrontado la carencia de universalidad del Talmud y de la Biblia judía.

Shahak bucea en textos en hebreo que en general no están al alcance de la población no judía (y probablemente tampoco al alcance de muchos judíos) y deslinda desde el vamos las raíces de esas creencias judías. Mucho más talmúdicas que bíblicas, nos explica.

Según las cuales, la sangre judía es incomparable con la sangre (humana) no judía. Y la excepcionalidad judía confiere un sitial único a los judíos en la especie humana. Con lo cual, nos advierten Shahak y Mezvinski “la derecha entera israelí está unida en su resentimiento a la idea de normalidad”.

Nuestros autores revelan la unión entre religiosos judíos supertradicionalistas, atados al pasado y el sionismo militante, porque los religiosos “proveen la larga historia de la relación especial entre dios y el pueblo elegido.” Con sorna, un analista de religiones, Laurent Guyénot, ha titulado uno de sus trabajos: “Tenemos el mismo dios, pero él nos ha elegido a nosotros”.

Shahak y Mezvinski citan a Menahem Friedman, un investigador judío reconocido por su estudio sobre los haredim (judíos intensamente religiosos): “El mundo haredi es judeocéntrico. La esencia del pensamiento haredí es la noción de que un abismo separa a los judíos de los gentiles.[…] Asumen que no judíos y judíos son polos separados.

Esta zanja infranqueable perdura dentro de las organizaciones israelíes como la Kneset. ‘Ningún haredí recibirá directivas rabínicas de otros partidos también haredim’, nos explican Shahak y Mezvinski. Las organizaciones haredim se rigen por pautas ajenas al universo democrático, abierto, público.  La misma ajenidad nos rige hasta en las organizaciones que se presentan como democráticas, abiertas, públicas. Pero los haredim van un paso más: sus “deliberaciones son mantenidas en secreto, sus decisiones no están sujetas a ninguna apelación desde que son consideradas como de inspiración divina […] Si muere un miembro del Consejo, su sucesor es designado por los miembros remanentes.” Una verdadera olig-arquía en su sentido etimológico, y de derecho divino.

Sostiene el rabino Yosep:“Yerusalén, por ejemplo, es asiento de varias iglesias, mezquitas y sinagogas. Y el Estado de Israel se ha comprometido a preservar esos otros cultos en ‘la ciudad de las tres religiones [monoteístas]’. Pero: “nuestra ley [religiosa] nos ordena destruir toda la idolatría y a sus servidores hasta que la desarraiguemos de todos los sitios de nuestra tierra y de todas las áreas que seamos capaces de conquistar.” [5]

Otro rasgo preocupante para los alcances democráticos es la pretensión haredi: “El derecho de nuestro público a no saber ciertas cosas.” Este último “derecho” le viene como el guante a la mano a mucha gente que no quiere saber de actos represivos brutales ejercidos por el Mossad y su gente, o por “el ejército más moral del mundo” según propia definición), actos, asesinatos, diagramados para ser resueltos desde instancias de alta tecnoloqía, obviando la mano humana.

Tengo, mejor dicho, tuve un amigo, entrañable, que en los ’60 hizo su aliá a Israel. Como judío laico y prácticamente ateo hizo su aliá junto a su pareja criolla. goi. Y era tanto su desapego al experimento israelí que el primogénito se negó a hacer el servicio militar y quedó marcado para siempre como un minusválido, no intelectual o físico, sino un fuera-de-la-colmena (hijos siguientes ya no serían de los dos sino, también, de la sociedad israelí).

Cuando empezaban las “diferencias”, entre mi amigo y yo; dirigentes de su kibutz, de Hashomer Hatzair, “la izquierda” israelí, de visita al Uruguay, proponían la solución militar ante la crisis de los ’60, y empecé a ver el trato ”policial” a los palestinos, mi amigo sostenía serenamente: ─No, represión, tortura no hay, porque en Israel eso no se permite, no se tolera.

Mi amigo, antiestalinista, socialista judío, estimaba a su jefe de gobierno, David Ben Gurión como un ser más allá del bien y del mal. No sabía yo entonces que Ben Gurión revistó en la Unión Soviética en 1924, momento en que ya se estaba consolidando un comunismo bajo el terror.

Junto a ese Ben Gurión de los ’20, veamos el de los ’60 que nos recuerda el citado Guyénot: “Creo en nuestra superioridad moral e intelectual, en nuestra capacidad de servir como modelo para la redención de la raza humana”.[36] En una declaración publicada en la revista Look el 16 de enero de 1962, predijo para los próximos 25 años:  Todos los ejércitos serán abolidos y no habrá más guerras. En Jerusalén, las Naciones Unidas (unas verdaderas Naciones Unidas) construirán un Santuario de los Profetas para servir a la unión federada de todos los continentes; este será la sede de la Corte Suprema de la Humanidad, para resolver todas las controversias entre los continentes federados, como profetizó Isaías.”[6]

Estamos hablando del namberuán del sionsimo israelí. Su arrogancia, su petulancia intelectual, su supremacismo, son apenas superados por sus errores garrafales acerca de lo futuro.

Todo fue cada vez peor. ¿Lograría mi examigo preservar su buena conciencia?

Retomando características de ideologías tan tóxicas como el estalinismo pese a su genealogía socialista, y el sionismo; un salvacionismo empeñado en instrumentar nociones de absoluto, ambas otorgan ─como en general toda ideología manumisora─, una coartada fuerte para preservar buena conciencia.

Pero la apelación a una ideología que ni siquiera blande el motivo-excusa de su condición universal, como en el socialismo, nos resulta todavía más penosa, porque el sionismo habilita el racismo, al separar a humanos en dos humanidades; una “del libro”, “de dios”… y la otra.[7] □


[1] Que únicamente se puede explicar por la política sistemática y de larga data, de toma de rehenes que despliega Israel en los territorios palestinos.

[2]      https://institute.aljazeera.net/en/ajr/article/2876.

[3]     No fue el único: Valentín González, “El Campesino”, comunista español que llegó a la URSS como refugiado y terminó huyendo de la URSS a campo traviesa, para luego denunciar la pesadilla del socialismo ruso. Hubo varios que desde visitas a la URSS con desenlace inesperado, o pasando por cárceles y “campos de reeducación” también denunciaron la sórdida, patética realidad: entre otros André Gide, Panait Istrati, Anton Ciliga, Bruno Ricci,  Jan Vaclav Majaiski, Viktor Kravchenko, Vicente Monclús Guallar, Fernando de los Ríos, Ángel Pestaña, Ida Mett, Margarete  Buber-Neuman, quien acumuló en su vida unos cuatro-cinco años en cárceles soviéticas y fue transferida en 1940 a cárceles de la Alemania nazi, donde siguió incomunicada por otros cuatro-cinco años y vio morir exhausta a Milena Jesenská, novia de Franz Kafka y presa por su actividad antinazi, una semana antes de la clausura de esa cárcel, en Ravensbruk.

[4]  Israel Shahak y Norton Mezvinski, El fundamentalismo judío en Israel, Editorial Canaán, Bs. As., 2015.

[5]  Ob. cit., p. 78.

[6]  https://www.unz.com/article/zionism-crypto-judaism-and-the-biblical-hoax/.

[7]  “La otra”, como explican Shahak y Mezvinski, ni siquiera es considerada humana.

Publicado en Conocimiento, Palestinos / israelíes, Para salir del repollo, Poder mundializado, Política, Sociedad e ideologíaDejar un comentario

No other land: ¿Hay que ser judío para criticar a Israel?

Publicada el 12/03/2025 - 21/03/2025 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández

Como con la pipa de René Magritte que no es una pipa, lo que usted va a leer no es una recensión cinematográfica; es, procura ser, un abordaje geopolítico, escudriñando los aventajados y los perjudicados, por el emprendimiento.

Las escaramuzas ideológicas que han sobrevenido con la premiación hollywoodense a No other land (No hay otro país),[1] una documental elaborada por dos palestinos (no judíos) y dos judíos israelíes, nos revela, una vez más, las múltiples vías de legitimación sionista en nuestro polifacético universo, en el cual −pese a la enorme diversidad comunicacional y al extraordinario aporte que significa la filmación y difusión en vivo de muchos de nuestros presentes; los de la humanidad (al menos la digitalizada)− y que las usinas ideológicas de la sociedad contemporánea; la del sionismo judío en primer lugar, conservan su predominio mediático.

El episodio No other land tiene varias capas superpuestas de interpretación: en primer lugar, la película premiada con un Oscar ha sido presentada como fruto de dos jóvenes que no exceden la treintena de años; uno palestino –Basel Adra− y uno judío israelí –Yuval Abraham−, como si para facilitar la captación mediática se hubiera simpificado la autoría. Poniendo bajo las candilejas a Yuval y a Basel, los jovencitos bien vestidos e igualados con los trajes negros ad usum para Óscares.

La propaganda nos omite así la existencia de un equipo compuesto además por Hamdan Ballal, otro palestino, no tan joven, documentalista de profesión, dedicado precisamente a documentar los despojos de su tierra a manos de un sionismo hipermilitarizado, y por Rachel Szor, otra cineasta jovencita, israelí.

Sin duda, la intención mediática ha sido igualar figuras. Basta verlos con los óscares en la mano para darse cuenta. Y si no hay nada igual ni igualable es, precisamente, el conflicto generado con la llegada del sionismo a Palestina a fines del s xix.

Poco a poco, se fue procesando el abismo que hoy separa a judíos israelíes y palestinos (palestinos de cualquier credo, salvo tal vez, judío). Porque en el mismo territorio pervivió una sociedad histórica –la de los palestinos−, digamos espontáneamente, con sus problemas, crisis, desafíos y condición geopolítica (Palestina era una provincia dentro del imperio turco y carecía de una capa de propietarios fuerte y propia), y una sociedad, nueva, la sionista, no histórica sino de diseño, proyectada para implantar en el mismo territorio mediante usurpación, debidamente calificada con lenguaje bíblico, como “redención”.

Con un diseño señorial de progresivo asentamiento. Lo de “la redención” es crucial porque el sionismo se permitirá los mayores abusos mediante la santificación de sus fines: redención de la tierra es quitársela a “infieles” para que, adueñada por judíos, la tierra se sienta bien: una mistificación ideológica que irá labrando su huella psicológica en los judíos, ellos mismos santificados, haciendo posible cualquier comportamiento; es decir, cualquier abuso o delito.

A lo largo de las décadas, lentamente, al estilo constrictor, el sionismo irá ahogando la vida social, espontánea, de la sociedad palestina que alberga en su seno esta otra formación social no clandestina, pero reservada. Esta nueva entidad irá tomando más y más funciones e instancias de la sociedad general. En la década de 1920, el sionismo inaugura una universidad hebrea. Palestina todavía no contaba con universidad propia. El carácter satélite de la sociedad palestina dentro del universo musulmán la hacía sociedad periférica. El Islam disponía de otros centros culturales, religiosos y universitarios (aunque sí, contaba y cuenta con un epicentro islámico de primer orden en Palestina; la mezquita Al Aqsa; una de las más intensas expresiones de la crisis porque el judaísmo tiene en el vecino a la mezquita Muro de los Lamentos, un sitio privilegiado propio, que coliden inevitablemente.

El estado forjado paso a paso por el sionismo dentro de la sociedad palestina, de impronta musulmana, ha crecido tanto que a la llegada del siglo xxi, lo que queda de la sociedad palestina son vecindarios seccionados y aislados entre sí, caminos de interconexión sin mantenimiento alguno, progresivamente bloqueados o interceptados por los múltipes checkpoints, carreteras destrozadas que apenas permiten el  paso de un carro con ruedas grandes tiradas por burros y de algún vehículo destartalado, en tanto autos y camiones se despliegan raudos en las carreteras que unen las ciudades,  pueblos y barrios israelíes.

Palestina ha sido así fragmentada, aislada, despedazada.  Desde 2006, por haber votado “mal” de acuerdo con los intereses de los dueños del poder, Gaza pasa a ser considerada “irrecuperable” e Israel decreta su pena de muerte (el resto de Palestina es “recuperado” mediante fraude y violencia por “las autoridades”). Dado el volumen de la población, la pena de muerte se efectuará escalonadamente…

Desde esas elecciones, únicas veraces y confiables desde mucho tiempo atrás, la franja será aislada por completo: no hay acceso ni por mar –ni una sola de las Flotas de la Libertad, que buscaban acercarse solidariamente logrará su cometido−, ni por aire –el aeropuerto financiado generosamente por la asistencia española será bombardeado e inutilizado todo su instrumental por Israel; tampoco por tierra. Allí, los pasos son todos controlados por Israel, salvo los que hay con Egipto, que serán a su vez celosamente controlados (mediante el condicionamiento financiero israelí del gobierno egipcio).

Desde 2006, entonces, comienza la agonía gazatí, más acentuada todavía que la generalizada de todo el maltratado territorio palestino.

Control absoluto de los alimentos, del agua, de los medicamentos, mobiliarios, libros.

Todo este proceso genocida, lo puede ver quien quiera dirigir su mirada a Palestina. Y a Gaza. Y lo hemos visto desde cualquier continente; desde Asia, o América, o incluso desde Israel. Así lo ha visto Yuval Abraham, el periodista hoy laureado con este Oscar. En abril 2024 escribe un artículo que publican la revista-e +972 Magazine, de EE.UU. y Viento Sur, de España: ”«Lavender» la máquina de IA que dirige los bombardeos israelíes en Gaza”.

Parco de juicios, generoso de información, el joven exhibe la monstruosa máquina de matar que los mandos israelíes han dejado librada a puros mecanismos: echar bombas a sospechosos de listas infinitas de hogares palestinos que podrían, pudieron, pudieran estar vinculados con alguien que alguna vez tiró una piedra o hizo una protesta. Echar tales bombas, si son “bobas” contra todo tipo de  blanco; si son “inteligentes” a cuadros sindicados como organizadores de la resistencia. “Un dispositivo especial que pueda procesar con rapidez cantidades masivas de datos para generar miles de potenciales ‘objetivos’ de ataques militares”, tratando tales listados “como si de decisiones humanas se tratase”.

Por ejemplo, se dispuso que: “que por cada agente subalterno de Hamás señalado por Lavender se permitía matar hasta 15 o 20 civiles […] Las fuentes añaden que cuando el objetivo ha sido un alto cargo de Hamás, el ejército ha autorizado en varias ocasiones la muerte de más de 100 civiles en el curso del asesinato de un solo mando.”[2]

Abraham nos muestra que el objetivo en todos los casos es el exterminio de los palestinos. Porque ¿qué son los 15 o 100 civiles sacrificados en cada asesinato que les resulta atractivo? Población, seres humanos, niños, esposas, abuelos.

Abraham es un judío de buen corazón. Como fueron los refuseñik que se negaron a participar en las matanzas colectivas de Israel en 2008 y 2009 (“Operación Plomo fundido”) o en la sangrienta incursión, también a Gaza, en 2014. Como lo fueron conscriptos encarcelados que han generado otro grupo refractario a la rapiña sionista; “Anarquistas contra el muro”. Pero atenti: estos últimos se autocalifican como “un puñado” y las cartas de los refuseñik han sido firmadas por 52: el ejército israelí ronda entre 150 mil y 200 mil combatientes. Que además se valen de todas una serie de tecnodispositivos, como la Cúpula de Hierro, el ya citado Lavender o el programa “¿Dónde está papá?”[3] para “extender” sus brazos y sus dedos en gatillos.

Lo que importa con películas y realizaciones como No Other Land, es el significado político que nos aporte. La peli nos muestra diálogos ásperos, escasos, pero la realidad israelí actual es otra cosa. Israel tiene, por ejemplo, un ministro a cargo de las cárceles (Ben Gvir) que postula la matanza de presos; el Lavender que desnuda Abraham (en 2024, luego del 7 oct.) está diseñado para matanzas colectivas, impersonales y evitar que algún soldado del “Ejército de Defensa” de Israel cargue sobre su conciencia alguna perturbación.

La máquina de exterminio de lo palestino avanza imperturbable y tan alejada de manos humanas, que satisface a los mandos, a los políticos… y a los mismos soldados.

Y mientras un ministro de la horda de Netanyahu, Miki Zohar, se queja que No Other Land ‘distorsiona la imagen de Israel ante el público internacional, difama a Israel en el escenario mundial’, ni advierte ni quiere advertir que la difamación no es sino verismo; ahora superados por la expansión de atrocidades, cada vez más anónimas del ejército.

Abraham traiciona, sin querer, obviamente, la gravedad de su mismo mensaje y su labor periodística cuando reclama “el fin de la destrucción de Gaza y la liberación de rehenes israelíes”. Es afectivamente comprensible su reclamo. Pero no podemos hablar de los rehenes israelíes (tomados como tales cuando la incursión palestina del 7 oct. 2023) como un fenómeno en sí, como un generador del conflicto, como lo asienta Abraham: Israel ejerce desde hace décadas la politica de tomar rehenes: miles de rehenes (en condiciones infinitamente peores) que Israel levanta, sistemáticamente, en las calles, en los stiios de trabajo, en hogares, y son internados, sin juicio, “administrativamente”, por meses, años o décadas. Por décadas. ¿Acaso los judíos tienen “coronita”? ¿Cómo podemos reclamar el (justo) fin de tan odioso método sólo para judíos?

Todo el valiente y esclarecedor documental No Other Land, con toda la violencia que desnuda, la indiferencia sistemática de supremacistas militares israelíes destrozando baños, cocinas, techos, dormitorios; el uso de armas de fuego contra dueños de casa sin armas,  atropellados y robados, el impedir hacer una escuela para los 600 niños de las aldeas vecinas,[4]  el discurso mismo de Basel Adra: “película escrita por un colectivo palestino-israelí […] mi esperanza para mi hija [tiene 2 meses] es que no tenga que vivir la misma vida que estoy viviendo yo ahora,  siempre con miedo, siempre temiendo la violencia de los colonos, las demoliciones de los hogares y el desplazamiento forzado que mi comunidad Masafer Yatta vive y enfrenta cada día bajo la ocupación israelí que hemos soportado durante décadas mientras pedimos al mundo que tome medidas serias para detener la injusticia y frenar la lmpieza étnica del pueblo palestino”.

Los militares se burlan de Adra y Abraham y su periodismo.

Este alegato ha sido históricamente a lo largo de años y décadas, persistente y valerosamente asumido por incontables palestinos, igualmente valerosos, como Emat Burnat (Cinco cámaras rotas), Ahed Tamimi e incluso otros humanos solidarios, no palestinos como Rachel Corrie, asesinada precisamente por ello.

Pero desde el 7 octubre 2023, la hybris sionista perdió la paciencia, mediante la cual, la “redención” de la tierra les estaba demandando décadas (y costo político, porque los humanos generalmente resistimos la injusticia flagrante por más  de señorial que se la invista) e Israel ha optado por: 1) el modelo “Conquista del Oeste” estadounidense;[5] 2) la doctrina Hannibal (exclusividad racista del propio pueblo) y 3) el control mediático de “la” verdad. Así, ante el copamiento de Hamás y otras organizaciones de resistencia al sionismo, del 7 de octubre 2023,  “justa indignación”, como si “el artero ataque” proviniera en cielo sereno, tratando a sus protagonistas como de violadores de no sabemos qué paz.

Ya no estamos ante muertes puntuales, como en No Other Land sino ante muertes masivas y por doquier.

La situación de los gazatíes, y cada vez más de los palestinos en los territorios disputados, es ahora muchísimo peor que lo que traslauce el alegato de Adra que hemos espigado: ya no se trata de casas derribadas, de gente viviendo en cuevas  sin siquiera agua corriente…. en Gaza, el bombardeo masificado no produce ya desalojos sino muertes, no de combatientes sino de población civil en medio de los escombros de una artillería que deshace ciudades… Y ya no sólo en Gaza sino en Cisjordania o en Jerusalén.

En el momento actual, la documental palestinoisraelí sustrae de las candilejas la monstruosidad que está pasando allí nomás a pocos km de Masafer Yatta. Allí, entre vecinos vemos un cartel: “Palestinians lives matter”. Se entiende la intención; adueñarse de la consigna que los afroamericans difundieron contra la violencia policial estaodunidense. Me pregunto, empero, porqué la consigna no está en árabe, al menos en las tomas locales, las que no son for export.

−“Te llevan [detenido] y es una suerte de tortura emocional”, dice Adra a propósito de la detenciòn de su padre; el documental ilustra la coexistencia (forzosa) entre autos “amarillos”, de israelíes y autos “verdes” (palestinos).

−Ante un ataque pide un palestino: “Dame una cebolla por los gases lacrimógenos”.

−Una madre, desesperada por el hijo que fue baleado porque trataba de evitar que los soldados le robaran  un generador,  y ahora esta parapléjico, se pregunta qué hacer y si lo mejor no es que Allah se lleve a su hijo…

−Adra les grita, indignado: “Soldado: estoy filmando todo esto.” [6]

Pensemos estas situaciones, en los territorios gazatíes luego del 7 oct. 2023. Cuando los militares derriban todas o casi todas las edificaciones de las poblaciones gazatíes a veces con gente adentro, enterrada viva (a ese grado de degradación ha llegado el ejército “más moral del mundo”).

Estamos mucho peor de lo que nos muestra No other land. Como cultura humana. Como red mundial. La impunidad de Israel es manifiesta. Siempre hay gente, humanos de buen corazón y coraje civil. Hasta en la ONU. Honor a UNRWA, a Francesca Albanese, italiana, a Richard Falk, judío estadounidense (de la estirpe de los  Benjamin Freedman, ayer y Max Blummenthal hoy), a Folke Bernadotte, sueco, el primer mediador del conflicto palestino-israelí, asesinado −por quien será guardaespaldas de Ben Gurión−, “gracias” a sus esfuerzos para lograr una solución justa dentro de la ONU.

Israel no rinde cuentas. Nadie −significativo− se las pide. Como explica un periodista lúcido: “Informes concluyen que Israel comete genocidio. Occidente bosteza”.[7]

Mientras las atrocidades cometidas antes por el sionismo ahora por Israel se ventilen en Óscares, Israel seguirá impune.□

notas:

[1] Ceremonia del Óscar, Hollywood, 3 mar 2025.

[2] Estas aplicaciones siempre tienen desvíos para peor: cuando el soldado israelí Gilad Shalit es capturado en 2006, las fuerzas israelíes procuran rescatarlo mediante sucesivos allanamientos a diversos locales palestinos presumiblemente de Hamás o no. Durante muchos meses, más de un año. A lo largo de esos presuntos rescates, jamás exitosos, se estima entre cien y doscientos los palestinos asesinados. Shalit fue canjeado varios años después por más de mil presos palestinos y fue visto públicamente una sola vez. Al declarar que había sido siempre bien tratado, nunca se lo volvió a presentar.

El episodio nos permite corroborar que sin «Lavender» ya se cometían “excesos”…

[3] Escalofriante programa para matar junto con “el blanco”, esposa, padres, hijos…

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Masafer_Yatta

[5]  Genocidio de los pueblos nativoamericanos o su reducción a campos de concentración denominadas “reservas indígenas”.

[6] En el documental se aclara que la invocación militar a desplazar a los pobladores palestinos de la región por necesidades logísticas, se reveló finalmente, sólo una excusa.

[7] Jonathan Cook, https://www.middleeasteye.net/opinion/gaza-israel-another-expert-report-committing-genocide-west-yawns. Middle East Eye, 25 dic. 2024.

Publicado en Centro / periferia, General, Palestinos / israelíes, Poder, Poder mundializado, Política

Contaminación omnipresente: un límite planetario olvidado

Publicada el 04/02/2025 - 04/02/2025 por raas

El número 166 de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global publica en su sección A Fondo un artículo de Joan Benach y Ferrán Muntané como pese a los múltiples y duraderos efectos nocivos para la salud humana y ambiental, la contaminación química y la alteración antropogénica de los flujos biogeoquímicos son unos de los problemas ecológicos más subestimados.

Por Joan Benach* y Ferran Muntané**
Fulhem
06-09-2024

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Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, Ciencia, Conocimiento, ecología, General, Globocolonización, Los pueblos nativoamericanos, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Política, Salud. Y enfermedad

Los límites del macaneo

Publicada el 06/02/2024 por luissabini

Glosando decires del absolutismo mental: “Por siempre Israel”, de Ruben H. Díaz

por Luis E. Sabini Fernández

Lo que sorprende de la profesión de fe del conocido activista político colorado es su escuálida contextura racional, lógica, conceptual. Pensemos que estamos leyendo o tomando contacto con el discurso de un referente político nacional.

Como recordaba mi inolvidable docente Mario Sambarino, catedrático de Filosofía de la práctica (ética, política), hay límites para el macaneo.

En su primer párrafo habla de judíos, aunque en rigor se refiere a sionistas: “defendiéndose con serenidad, grandeza”.

¿Fue sereno el operativo en el recinto de la fiesta rave y en su playa de estacionamiento en la cual los helicópteros israelíes barrieron con artillería pesada todo el suelo matando a judíos, palestinos, guerrilleros, rehenes, todo mezclado?

Y siguiendo, ¿cuál es la grandeza en el derribar edificios de vivienda desmoronándolos hasta el suelo, enterrando vivos a muchos de sus moradores (tanto porque dieran pocos minutos para la evacuación como porque no dieran tiempo a la evacuación, generalmente muy dificultosa para enfermos y ancianos; lo prueba la cantidad de cadáveres rescatados de los escombros… y la cantidad que nadie sabe que permanecen allí, debajo de los escombros porque no hay maquinaria de despeje que exige alto consumo energético y a los palestinos se los ha reintroducido, deliberadamente –como con orgullo ha proclamado algún dirigente israelí− en la “prehistoria”. Y la carne putrefacta podrá ser junto con otros desperdicios buen motivo para focos patógenos en esas ciudades destrozadas.

Si en el pasaje que comentamos luce cierta insuficiencia intelectual o ética, en el que ahora transcribimos: “Moisés invocó a dios […] al hacerlo fundó a la civilización occidental y cristiana […] no fue la única civilización que construyó monumentos ni puentes  de la vida real y del pensamiento humano. Es cierto, pero es la nuestra. Así se forjó lo que somos.”¿Qué falta, a ver alumno de tercer año…? ¿Y la griega, la grecorromana, la grecorromanavikinga (suma y sigue)? ¿Quién le contó a Díaz que “la nuestra” es la cultura judía? Cero en historia. Medio cero, que es lo peor.

“Los ataques fueron los peores, los más arteros, los que nunca se detuvieron ante nada.” ¿Conoce Ruben H. Díaz la labor de los mistarviim durante “la guerra de la independencia” de 1947, 1948 o incluso antes, durante la huelga general palestina de 1936 a 1939? ¡Hay que cachar lo’ libro’ que no muerden! Lea, por favor, un historiador, judío, Ilan Pappé La limpieza étnica de Palestina, Editorial Crítica, Barcelona, 2011. O a Chomsky, Noam, también judío, por favor! O a Sand, Morris, Shlaim o Simha Flapan.

En el pasaje que voy a transcribir, la cuestión se espesa, porque no sabemos si el origen de la mala fe, la falsedad mecánica,  es solo producto de insuficiencia mental o de una mendacidad que no merece respuesta honorable: define el asalto del 7 de octubre como “Un nuevo intento para terminar con Israel. Por una gente que recibía agua y alimento de quien tanto odian.”

Cero en historia, otra vez dicente de lengua suelta: la Franja de Gaza era un pequeño territorio milenariamente autosuficiente, con dátiles, aceitunas, naranjas, pesca, que se conoce como uno de los primeros lugares agrícolas de la humanidad. Sobrepoblado con la Nakba de 1948. Pero esa inmigración repentina no fue nada al lado de la política del Estado de Israel para adueñarse del territorio.[1] Una política cerebralmente construida: malograr cultivos mediante contaminantes, dirigiendo los efluentes israelíes situados detrás de la franja, hacia Gaza para que deriven al mar, malogrando campos a su paso; inutilizar mediante  bombardeos las plantas potabilizadoras de agua en la Franja (y que Mekorot les  venda el agua mucho más cara que a los enriquecidos israelìes), arruinar también sus centrales de producción eléctrica mediante bombardeos; arruinar todos los vínculos con el mundo “exterior” inutilizando el puerto, impidiendo la llegada de barcos, bombardeando el aeropuerto (construido mediante asistencia española), impedir el paso de alimentos que sobrepasen límites de calorías por habitante establecidos por Israel, con lo cual Israel fue  desmejorando progresivamente la calidad alimentaria de sus habitantes. Debilitándolos, enfermándolos.

También encerrados sanitariamente: para franquear una de sus fronteras, palestinos con enfermedades que no podían ser tratadas o enfrentadas dentro de la franja, eran sometidos al chantaje de ceder información, hacerse “buchones” para obtener el remedio o la cura. Lo cual, una vez más, califica moralmente, a Israel.

RHD insiste: “Era de Israel de donde llegaba agua y alimentos para la gente que vive en Gaza. No iba de Egipto ni de ningún otro lado.”

Precisamente: llegaba exclusivamente de Israel para poder controlar el hambre y la desnutrición programada, estimado. La hostilidad con que han tratado desde el 7 de octubre al personal contratado por ONU para proveer de alimentos o medicamentos a los gazatíes (llevan asesinados más de un centenar de ese personal; un fenómeno sin precedentes en ningún otro operativo del PMA, Programa Mundial de Alimentos, que en las últimas décadas han llevado a cabo decenas, en el Cuerno de África, en el Sahel, etcétera), revela el interés de Israel en conservar el monopolio alimentario (es decir, el torniquete genocida mediante alimentos).

RHD no debería ser tan, tan ingenuo.

“Los obligaron a luchar de vuelta.”, sigue nuestro multicitado. Que nos diga cuando el gobierno sionista ha dejado, no ya de “luchar” que es una concesión deportiva que no se compadece con la realidad, sino de abusar, atropellar, asesinar a población palestina.

El desprecio que deja traslucir hacia los palestinos con su suposición “porque sus propios hermanos no quieren saber nada con ellos” ignora supinamente la historia tal cual es y revela una visión de la colonización al estilo de cowboys e indios con una carga de                   desprecio al débil que solo refleja la estulticia del autor. En los primeros años, los sionistas reservaron su violencia para acallar voces judías discrepantes; a los campesinos palestinos despojados se los trató indirectamente, mediante la policía turca, luego la inglesa. Los sionistas esquivaban la carga represiva. El sionismo reveló sus simpatías fascistas en los ’20, los ’30 (y las demócratas, desde 1945).

“En un mundo que vivió un largo proceso de paz, de desarrollo, de crecimiento”. Aquí entramos a la página de humor de nuestro mal aventurado RHD.  ¿Cuál es ese largo proceso de paz, desarrollo y crecimiento” que nuestro redivivo Pangloss ha descubierto? Sería bueno que nos diera siquiera algún ejemplo. ¿Estará deslumbrado por los rendimientos monetarios de las grandes corporaciones? ¿Por la cantidad de autos por habitante?, ¿por el valor del dólar?, ¿por el porcentaje de vacunados contra pandemia covid?, ¿por la expansión galopante de los cánceres? Que nos dé alguna pista, please (se lo rogamos en inglés para que nos entienda).

Tras esa visión idílica, nuestro autor prosigue un poco indescifrablemente: “se ven cada vez más tendencias y organizaciones que ante nada se detienen. No solo quieren destruir a Israel. Otros quieren encender los bosques en distintos sitios del planeta para demostrar que lo bueno es malo.” ¿Entiende el lector? Explíquemelo.

El final de su alegato no merece comentarios. Porque no sigue desbarrando como en los pasajes que examinamos. Nos alegramos por él.□

 

[1]  No a la vieja usanza, ya odiosa, del colonialismo de arruinar a la población local para sustraer de allí los materiales que la metrópolis quiere para sí, sino en una modalidad mucho peor, de vaciamiento territorial para “cosechar” la tierra como fruto maduro, para luego “redimirla”. Es decir, legitimar el golpe de mano con coartada religiosa y bíblica.

Publicado en Destrozando el sentido común, Palestinos / israelíes, Política, Uruguay

¿Es antisemita criticar al Estado de Israel?

Publicada el 18/07/2023 - 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

31 mayo 2023

Desde que la IHRA  (International Holocaust Remembrance Alliance, alianza Internacional para el recuerdo del Holocausto) redefinió el antisemitismo ya no como rechazo a lo judío propiamente dicho sino como rechazo también a lo israelí, se ha producido una ola de antisemitismo en el mundo, sin precedentes, por su alcance.

En Argentina esto ha tomado vuelo con la acusación judicial de Waldo Wolff contra Horacio Pietragalla. Estamos hablando del secretario de Asuntos Públicos porteño y del secretario de Derechos Humanos de la Nación respectivamente, y la acusación tomó cuerpo en este mismísimo mes de mayo, 2023.

Nos tememos que pese a que el IHRA debe considerarse conocido urbi et orbi, vale la pena describir qué hay detrás de la sigla, que imaginamos conocerá apenas un puñado mínimo de gente.

International Holocaust Remembrance Alliance, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, es una organización fundada en 1998. Considerable rezago, si tenemos en cuenta que se invoca lo acontecido durante el nazismo, más de medio siglo antes

También resulta notable advertir que “la solución final” esgrimida por el nazismo en 1942 se “socializó” con el nombre de “Holocausto” no en 1945, al fin de la 2GM, como uno podría imaginar, sino cuando Hollywood produjo un material fílmico que sensibilizó multitudes. En 1978, con la serie (episodios) Holocaust. Dos aspectos de la cuestión fueron marcados mediáticamente: un universo concentracionario con la muerte como protagonista y su misma designación.

¿Por qué se tardó más de tres décadas en generalizar una designación que “los hechos históricos presentados” nos inducen a creer fue algo inmediato?

¿Y por qué se tardó en total más de medio siglo (1945-1998) para instaurar una institución referida a tan claro acontecimiento?

No vamos a creer que fue por falta de fondos o de apoyos mediáticos. Si algo se vio durante los juicios de Nüremberg de 1945 (no los nazis, de 1935, en la misma ciudad, sino los del estrado judicial montado por las potencias vencedoras al fin de la 2GM), es que todo se orquestó sin dificultades y que su estructura administrativa fue tripulada por judíos. Algo que le hizo comentar a miembros del Ejército de EE.UU., durante las sesiones de los juicios que semejante empeño, aunque laudable y comprensible, resultaba lesivo para la credibilidad de las instancias de los juicios y que habría sido mejor dejar cubiertas algunas áreas por personal de diversas procedencias, para otorgarle mayor respetabilidad a lo obtenido.

Desde 1945 hasta bien entrada la década de los ’70 la visión de la peripecia vivida por judíos, y gitanos, homosexuales, socialistas, cristianos, comunistas, anarquistas bajo el 3er. Reich, recibió diversos calificativos, uno de tantos, holocausto.[1] Tras la 2GM uno de los calificativos más empleados, procurando justipreciar el alcance del daño fue genocidio.

Más allá de los calificativos de lo acontecido durante el Reich nazi y lo acontecido en sus campos de concentración, el IHRA irrumpe con la ampliación de la noción de antisemitismo refiriéndola a Israel.

Vale la pena repasar la caracterización del antisemitismo de IHRA:

  • el antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos;
  • las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes;
  • las manifestaciones pueden incluir ataques contra el Estado de Israel concebido como una colectividad judía;
  • sobre el poder de los judíos como colectivo, por ejemplo, aunque no de forma exclusiva, el mito sobre la conspiración judía mundial o el control judío de los medios de comunicación;
  • culpar a los judíos como pueblo o a Israel, como Estado, de inventar o exagerar el Holocausto;
  • acusar a los ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos en todo el mundo, que a los intereses de sus propios países;
  • establecer comparaciones entre la política actual de Israel y la de los nazis;
  • considerar a los judíos responsables de las actuaciones del Estado de Israel.

 

Es una larga, aunque seguramente incompleta enumeración de lo que el IHRA se propone denunciar como “antisemita”. Es una mezcla que no ayuda ciertamente a esclarecer sus zonas vidriosas o de conflicto.

Denuncia que el Estado de Israel sea concebido como “una colectividad judía”. ¿Qué tendría que ser si no? ¿Un estado laico?, ¿una asociación gremial?

Repudia que los judíos sean vistos como colectivo  en los medios de comunicación. Pero es evidente que los trolls israelíes del periodismo ejercen una labor de consuno.

Luego de una matanza de largo alcance[2] en la Franja de Gaza a cargo de los militares israelíes que tuvieron la sinceridad o estulticia de bautizarla como “Operación Plomo Fundido” (2008-2009), casi enseguida salieron a los medios masivos con un nuevo estilo de argumentación, organizado desde The Israel Project. Global Language Dictionary, que se inicia con “un glosario de palabras que tienen efecto”. A GLOSSARY OF WORDS THAT WORK.

Estamos claramente ante un diseño militar de enfrentamiento, aunque en este ejemplo se ejerza a través de diccionarios (y palabras).

En el decálogo de prohibiciones que hemos transcrito, se niega que pueda haber judíos más leales a Israel que a sus países de origen. Nos guste o no, es un fenómeno bastante generalizado y no entendemos su negación, cuando incluye hasta sonados casos judiciales.[3]

Tampoco entendemos de dónde provendría la imposibilidad de comparar credos  racistas o políticas que privilegian una etnia sobre las restantes en una sociedad dada, como es el caso de Israel.

Uno de los “decálogos” inhibe toda consideración a que los judíos sean responsables “de las actuaciones del Estado de Israel.” ¿Y entonces? ¿Serán responsables de las actuaciones de Dinamarca, Senegal o Bolivia? Y en Israel, ¿quiénes serán los responsables? ¿Chiítas, budistas, católicos, librepensadores?

En resumen: no entendemos lo que pretende IHRA. Y lo que pretende y entendemos es ominoso. Un descaro político sin precedentes: la política como impunidad. Y la sustitución del análisis y la  crítica política por un listado de “prohibido pensar”.

¿De qué acusa Wolff a Pietragalla? “[…] de afirmar que la existencia de Israel es un proceso colonizador y racista luego de participar oficialmente en una muestra fotográfica que recuerda la ‘Nakba’, el masivo éxodo palestino que se produjo tras la fundación del estado israelí.”

¿Sostiene acaso Wolff que Israel no tuvo un proceso colonizador y racista? ¿Qué fueron las alliah, por ejemplo? ¿Y el requisito para integrar kibutzim, exclusivamente con judíos? ¿Cómo se llama eso en castellano? Me da la impresión que Pietragalla conoce en este caso mejor nuestro idioma.

”Wolff alegó que las declaraciones del funcionario ‘se dirigen a las instituciones de las comunidades por lo que son consideradas antisemitas’.” Aquí, quien no parece entender el castellano o desconocer causalidades es el autor de este abordaje, o quien lo transcribe. No captamos porqué serían algunas instituciones, “antisemitas”.

A las dificultades idiomáticas de la última impugnación de Wolff tenemos que agregar nuestro trastorno ante su manejo temporal: sostiene que no se puede aceptar lo que ve como una excusa: que Pietragalla se solidarice con “una conmemoración tardía”.

¿Qué significa esto de conmemoración tardía?  Nakba alude a la fecha de cuando Israel generaliza su Plan Dalet (15 mayo 1948). Un plan a sangre y fuego, con miles de muertos y cientos de miles de desplazados. Sostiene Wolff: “no es necesario sostener que la existencia de Israel es un proceso colonizador y racista”, para adueñarse por la fuerza del territorio palestino.

“No es necesario sostener… ¿porque es falso? o ¿porque es inconveniente? Y si Israel no fuera un estado colonialista y racista (prácticamente conceptos intercambiables), ¿cómo y por qué se habría producido la Nakba?

Wolff no pide poco. Cree rastrear un kirchnerismo antiisraelí oculto (tal vez expresado entonces, en los ‘40 como peronismo) porque Argentina no apoyó en 1948 el informe de la ONU sobre la cuestión palestina… y lo hizo… en 1949. Por otra parte, la Argentina “peronista” acogió en su territorio amplio contingente de judíos desplazados o perseguidos en Europa (recordemos que Argentina fue, antes del auge del sionismo, asiento de muchos judíos desplazados en países europeos).

Aunque en 1948 buena parte de los llamados estados latinoamericanos aprobaron el informe mayoritario de la ONU, varios lo hicieron, como Argentina, al año siguiente; Colombia, Chile, México, Honduras, El Salvador, sin que se conozca de ninguna agresividad manifiesta antiisraelí.

En resumen, lo que incomoda a Wolff es que Pietragalla haga referencia a aspectos fácticos, incontrovertibles como el hecho colonial y su hermano siamés, el racismo, y no se atenga a lo suscrito por el gobierno argentino;[4] el reconocimiento de la definición de “antisemitismo” que de unos años a esta parte difunde el Estado de Israel y sus más próximos aliados por todas partes y que consiste en negar muchas de las críticas “sensibles” al Estado de Israel, su historia, su fundación, sus presupuestos.

La DAIA también había criticado a Pietragalla, exactamente por lo mismo y Wolff recoge ese cuestionamiento, “por criminalizar al Estado de Israel y deslegitimar su derecho a la existencia”.

Pero más allá de los epítetos y calificaciones, es saludable atenerse a los hechos históricos, Y tales nos dicen que los sionistas se apoderaron tras una operación militar de casi todo el territorio palestino, que NO coincide ni siquiera con la división entrevista por la ONU, que ya era de por sí altamente favorable a un futuro estado israelí,  brindando un 53% de un territorio vivido por una minoría judía. El Plan Dalet llevó la superficie del futuro estado judío al 78% de la Palestina histórica. Es decir el plan sionista se desentendía del ofrecimiento de la ONU y hacía “su propia cosecha” manu militari. Basado en el sufrimiento judío a manos del nazismo. Los palestinos –musulmanes, cristianos y en un primer momento, hasta judíos– se preguntaron y les preguntaron a las “autoridades” onusianas por qué debían los palestinos pagar “los platos rotos” de conflictos ajenos.

No hubo respuesta.

Lo que sí hubo, fue el trámite “habitual entre vencedores y vencidos, y particularmente, entre pueblos señoriales y pueblos a los que el poder planetario no les concedía entidad, personalidad, madurez. Al respecto, es muy instructivo leer los argumentos de la progresía onusiana a fines de los ’40 sobre este conflicto.

Escribe Jorge García Granados, embajador guatemalteco ante la ONU y designado como jurista de abolengo para atender el diferendo: “los árabes sostienen que Palestina fue cedida a la parte interesada: la población del país para ellos. Pero el art. 1 del Tratado de Lausanna establecía la renuncia de los turcos [… y ninguna referencia a favor de los habitantes].

El equipo jurídico onusiano estaba administrando ‘los bienes mostrencos’ que la derrota de Turquía (y de Alemania y Austria) tras  la 1GM dejaba “libres”.

Y García Granados no encuentra pasaje alguno del tratado entre vencedores y vencidos en que se establezca  […] “que ellos [los palestinos] son parte interesada.” Y el certero jurista apela entonces:   “[…]  los principios generales […] sólo los estados soberanos pueden ser sujetos en el derecho internacional.” [5] Queda claro entonces que los palestinos, pese a su brega independentista, su lucha por la emancipación (local o panárabe) pueden ser ignorados. Porque el derecho internacional le da fuerza de ley a los estados ya constituidos (que no la han perdido por ser derrotados). En resumen, que el Reino Unido, que acaba de cederles el territorio al ejército israelí, o EE.UU. con su despliegue geopolítico transncontinental, son los que deciden.

Esto es historia. Con lagunas, inevitablemente, pero sin prohibiciones previas.

[1]   Calificativo equívoco si lo hay, puesto que bíblicamente el holocausto fue la ofrenda de animales sacrificados por los rabinos a su dios.

[2]  Me refiero a operaciones militares de artillera y bombardeo en ciudades y barriadas palestinas civiles pobladas con resultado de centenares de niños masacrados, por ejemplo, y población civil en general. Magnitud: miles de seres humanos matadas.

[3]  Caso Pollard, EE.UU., 1998. No es el primero ni el último.

[4]  El gobierno argentino adoptó la definición de antisemitismo de IHRA en 2020, equiparando así  antisionismo con antisemitismo.

[5]   “Fundamentación” en Así nació Israel, Biblioteca Oriente, Buenos Aires, 1949.

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