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Categoría: Destrozando el sentido común

¿Es antisemita criticar al Estado de Israel?

Publicada el 18/07/2023 - 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández –

31 mayo 2023

Desde que la IHRA  (International Holocaust Remembrance Alliance, alianza Internacional para el recuerdo del Holocausto) redefinió el antisemitismo ya no como rechazo a lo judío propiamente dicho sino como rechazo también a lo israelí, se ha producido una ola de antisemitismo en el mundo, sin precedentes, por su alcance.

En Argentina esto ha tomado vuelo con la acusación judicial de Waldo Wolff contra Horacio Pietragalla. Estamos hablando del secretario de Asuntos Públicos porteño y del secretario de Derechos Humanos de la Nación respectivamente, y la acusación tomó cuerpo en este mismísimo mes de mayo, 2023.

Nos tememos que pese a que el IHRA debe considerarse conocido urbi et orbi, vale la pena describir qué hay detrás de la sigla, que imaginamos conocerá apenas un puñado mínimo de gente.

International Holocaust Remembrance Alliance, Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, es una organización fundada en 1998. Considerable rezago, si tenemos en cuenta que se invoca lo acontecido durante el nazismo, más de medio siglo antes

También resulta notable advertir que “la solución final” esgrimida por el nazismo en 1942 se “socializó” con el nombre de “Holocausto” no en 1945, al fin de la 2GM, como uno podría imaginar, sino cuando Hollywood produjo un material fílmico que sensibilizó multitudes. En 1978, con la serie (episodios) Holocaust. Dos aspectos de la cuestión fueron marcados mediáticamente: un universo concentracionario con la muerte como protagonista y su misma designación.

¿Por qué se tardó más de tres décadas en generalizar una designación que “los hechos históricos presentados” nos inducen a creer fue algo inmediato?

¿Y por qué se tardó en total más de medio siglo (1945-1998) para instaurar una institución referida a tan claro acontecimiento?

No vamos a creer que fue por falta de fondos o de apoyos mediáticos. Si algo se vio durante los juicios de Nüremberg de 1945 (no los nazis, de 1935, en la misma ciudad, sino los del estrado judicial montado por las potencias vencedoras al fin de la 2GM), es que todo se orquestó sin dificultades y que su estructura administrativa fue tripulada por judíos. Algo que le hizo comentar a miembros del Ejército de EE.UU., durante las sesiones de los juicios que semejante empeño, aunque laudable y comprensible, resultaba lesivo para la credibilidad de las instancias de los juicios y que habría sido mejor dejar cubiertas algunas áreas por personal de diversas procedencias, para otorgarle mayor respetabilidad a lo obtenido.

Desde 1945 hasta bien entrada la década de los ’70 la visión de la peripecia vivida por judíos, y gitanos, homosexuales, socialistas, cristianos, comunistas, anarquistas bajo el 3er. Reich, recibió diversos calificativos, uno de tantos, holocausto.[1] Tras la 2GM uno de los calificativos más empleados, procurando justipreciar el alcance del daño fue genocidio.

Más allá de los calificativos de lo acontecido durante el Reich nazi y lo acontecido en sus campos de concentración, el IHRA irrumpe con la ampliación de la noción de antisemitismo refiriéndola a Israel.

Vale la pena repasar la caracterización del antisemitismo de IHRA:

  • el antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos;
  • las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes;
  • las manifestaciones pueden incluir ataques contra el Estado de Israel concebido como una colectividad judía;
  • sobre el poder de los judíos como colectivo, por ejemplo, aunque no de forma exclusiva, el mito sobre la conspiración judía mundial o el control judío de los medios de comunicación;
  • culpar a los judíos como pueblo o a Israel, como Estado, de inventar o exagerar el Holocausto;
  • acusar a los ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos en todo el mundo, que a los intereses de sus propios países;
  • establecer comparaciones entre la política actual de Israel y la de los nazis;
  • considerar a los judíos responsables de las actuaciones del Estado de Israel.

 

Es una larga, aunque seguramente incompleta enumeración de lo que el IHRA se propone denunciar como “antisemita”. Es una mezcla que no ayuda ciertamente a esclarecer sus zonas vidriosas o de conflicto.

Denuncia que el Estado de Israel sea concebido como “una colectividad judía”. ¿Qué tendría que ser si no? ¿Un estado laico?, ¿una asociación gremial?

Repudia que los judíos sean vistos como colectivo  en los medios de comunicación. Pero es evidente que los trolls israelíes del periodismo ejercen una labor de consuno.

Luego de una matanza de largo alcance[2] en la Franja de Gaza a cargo de los militares israelíes que tuvieron la sinceridad o estulticia de bautizarla como “Operación Plomo Fundido” (2008-2009), casi enseguida salieron a los medios masivos con un nuevo estilo de argumentación, organizado desde The Israel Project. Global Language Dictionary, que se inicia con “un glosario de palabras que tienen efecto”. A GLOSSARY OF WORDS THAT WORK.

Estamos claramente ante un diseño militar de enfrentamiento, aunque en este ejemplo se ejerza a través de diccionarios (y palabras).

En el decálogo de prohibiciones que hemos transcrito, se niega que pueda haber judíos más leales a Israel que a sus países de origen. Nos guste o no, es un fenómeno bastante generalizado y no entendemos su negación, cuando incluye hasta sonados casos judiciales.[3]

Tampoco entendemos de dónde provendría la imposibilidad de comparar credos  racistas o políticas que privilegian una etnia sobre las restantes en una sociedad dada, como es el caso de Israel.

Uno de los “decálogos” inhibe toda consideración a que los judíos sean responsables “de las actuaciones del Estado de Israel.” ¿Y entonces? ¿Serán responsables de las actuaciones de Dinamarca, Senegal o Bolivia? Y en Israel, ¿quiénes serán los responsables? ¿Chiítas, budistas, católicos, librepensadores?

En resumen: no entendemos lo que pretende IHRA. Y lo que pretende y entendemos es ominoso. Un descaro político sin precedentes: la política como impunidad. Y la sustitución del análisis y la  crítica política por un listado de “prohibido pensar”.

¿De qué acusa Wolff a Pietragalla? “[…] de afirmar que la existencia de Israel es un proceso colonizador y racista luego de participar oficialmente en una muestra fotográfica que recuerda la ‘Nakba’, el masivo éxodo palestino que se produjo tras la fundación del estado israelí.”

¿Sostiene acaso Wolff que Israel no tuvo un proceso colonizador y racista? ¿Qué fueron las alliah, por ejemplo? ¿Y el requisito para integrar kibutzim, exclusivamente con judíos? ¿Cómo se llama eso en castellano? Me da la impresión que Pietragalla conoce en este caso mejor nuestro idioma.

”Wolff alegó que las declaraciones del funcionario ‘se dirigen a las instituciones de las comunidades por lo que son consideradas antisemitas’.” Aquí, quien no parece entender el castellano o desconocer causalidades es el autor de este abordaje, o quien lo transcribe. No captamos porqué serían algunas instituciones, “antisemitas”.

A las dificultades idiomáticas de la última impugnación de Wolff tenemos que agregar nuestro trastorno ante su manejo temporal: sostiene que no se puede aceptar lo que ve como una excusa: que Pietragalla se solidarice con “una conmemoración tardía”.

¿Qué significa esto de conmemoración tardía?  Nakba alude a la fecha de cuando Israel generaliza su Plan Dalet (15 mayo 1948). Un plan a sangre y fuego, con miles de muertos y cientos de miles de desplazados. Sostiene Wolff: “no es necesario sostener que la existencia de Israel es un proceso colonizador y racista”, para adueñarse por la fuerza del territorio palestino.

“No es necesario sostener… ¿porque es falso? o ¿porque es inconveniente? Y si Israel no fuera un estado colonialista y racista (prácticamente conceptos intercambiables), ¿cómo y por qué se habría producido la Nakba?

Wolff no pide poco. Cree rastrear un kirchnerismo antiisraelí oculto (tal vez expresado entonces, en los ‘40 como peronismo) porque Argentina no apoyó en 1948 el informe de la ONU sobre la cuestión palestina… y lo hizo… en 1949. Por otra parte, la Argentina “peronista” acogió en su territorio amplio contingente de judíos desplazados o perseguidos en Europa (recordemos que Argentina fue, antes del auge del sionismo, asiento de muchos judíos desplazados en países europeos).

Aunque en 1948 buena parte de los llamados estados latinoamericanos aprobaron el informe mayoritario de la ONU, varios lo hicieron, como Argentina, al año siguiente; Colombia, Chile, México, Honduras, El Salvador, sin que se conozca de ninguna agresividad manifiesta antiisraelí.

En resumen, lo que incomoda a Wolff es que Pietragalla haga referencia a aspectos fácticos, incontrovertibles como el hecho colonial y su hermano siamés, el racismo, y no se atenga a lo suscrito por el gobierno argentino;[4] el reconocimiento de la definición de “antisemitismo” que de unos años a esta parte difunde el Estado de Israel y sus más próximos aliados por todas partes y que consiste en negar muchas de las críticas “sensibles” al Estado de Israel, su historia, su fundación, sus presupuestos.

La DAIA también había criticado a Pietragalla, exactamente por lo mismo y Wolff recoge ese cuestionamiento, “por criminalizar al Estado de Israel y deslegitimar su derecho a la existencia”.

Pero más allá de los epítetos y calificaciones, es saludable atenerse a los hechos históricos, Y tales nos dicen que los sionistas se apoderaron tras una operación militar de casi todo el territorio palestino, que NO coincide ni siquiera con la división entrevista por la ONU, que ya era de por sí altamente favorable a un futuro estado israelí,  brindando un 53% de un territorio vivido por una minoría judía. El Plan Dalet llevó la superficie del futuro estado judío al 78% de la Palestina histórica. Es decir el plan sionista se desentendía del ofrecimiento de la ONU y hacía “su propia cosecha” manu militari. Basado en el sufrimiento judío a manos del nazismo. Los palestinos –musulmanes, cristianos y en un primer momento, hasta judíos– se preguntaron y les preguntaron a las “autoridades” onusianas por qué debían los palestinos pagar “los platos rotos” de conflictos ajenos.

No hubo respuesta.

Lo que sí hubo, fue el trámite “habitual entre vencedores y vencidos, y particularmente, entre pueblos señoriales y pueblos a los que el poder planetario no les concedía entidad, personalidad, madurez. Al respecto, es muy instructivo leer los argumentos de la progresía onusiana a fines de los ’40 sobre este conflicto.

Escribe Jorge García Granados, embajador guatemalteco ante la ONU y designado como jurista de abolengo para atender el diferendo: “los árabes sostienen que Palestina fue cedida a la parte interesada: la población del país para ellos. Pero el art. 1 del Tratado de Lausanna establecía la renuncia de los turcos [… y ninguna referencia a favor de los habitantes].

El equipo jurídico onusiano estaba administrando ‘los bienes mostrencos’ que la derrota de Turquía (y de Alemania y Austria) tras  la 1GM dejaba “libres”.

Y García Granados no encuentra pasaje alguno del tratado entre vencedores y vencidos en que se establezca  […] “que ellos [los palestinos] son parte interesada.” Y el certero jurista apela entonces:   “[…]  los principios generales […] sólo los estados soberanos pueden ser sujetos en el derecho internacional.” [5] Queda claro entonces que los palestinos, pese a su brega independentista, su lucha por la emancipación (local o panárabe) pueden ser ignorados. Porque el derecho internacional le da fuerza de ley a los estados ya constituidos (que no la han perdido por ser derrotados). En resumen, que el Reino Unido, que acaba de cederles el territorio al ejército israelí, o EE.UU. con su despliegue geopolítico transncontinental, son los que deciden.

Esto es historia. Con lagunas, inevitablemente, pero sin prohibiciones previas.

[1]   Calificativo equívoco si lo hay, puesto que bíblicamente el holocausto fue la ofrenda de animales sacrificados por los rabinos a su dios.

[2]  Me refiero a operaciones militares de artillera y bombardeo en ciudades y barriadas palestinas civiles pobladas con resultado de centenares de niños masacrados, por ejemplo, y población civil en general. Magnitud: miles de seres humanos matadas.

[3]  Caso Pollard, EE.UU., 1998. No es el primero ni el último.

[4]  El gobierno argentino adoptó la definición de antisemitismo de IHRA en 2020, equiparando así  antisionismo con antisemitismo.

[5]   “Fundamentación” en Así nació Israel, Biblioteca Oriente, Buenos Aires, 1949.

Publicado en Destrozando el sentido común, General, Palestinos / israelíes, Poder mundializado, Política, Sociedad e ideología

La dolarización: el mantra de una peculiar soberanía

Publicada el 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

23 mayo 2023

Javier Milei quiere dolarizar la Argentina. Una entrevista radial (La Red Informativa, 16 05 21). Y quiere “abolir” el Banco Central.

La mayoría de las monedas son malas, espantosas, dice.

Y Argentina tiene muchos pesos y pocos dólares.  Milei propone suprimir los pesos, yéndolos a cambiar por dólares. Las autoridades nacionales que procedan a semejante cambio necesitarán tener el circulante (10 mil millones de dlrs. equivalente del circulantes argentino actual) y más 30 mil millones de dólares que constituye la deuda vigente)  para proceder a ese “cambio de moneda”. Que Milei evalúa, redondeando en 500 x 1.

Y para ese “cambio fundacional” Milei propone un prestamista que le otorgue al país esos dólares (miles de millones). Privado. No da nombres. Pero asegura viabilidad y alcanzar la situación “envidiable” de Ecuador (también menciona la de Panamá…).

El periodista, totalmente subalternizado ante seguridad “tecnocientífica” de Milei alcanza a preguntar, tímidamente, si el FMI aceptaría que Argentina cambie de moneda y pase su economía “nacional” al dólar.

Y viene la respuesta inefable de Milei; -¿cuál es el problema que Argentina, haciendo ejercicio de su soberanía nacional, incorpore el dólar como su moneda?

 

Obsérvese el juego de los espejos en que hemos sido introducidos para que cueste tanto llegar a la verdad desnuda:

el FMI fue creado en 1944 como órgano de control internacional financiero de EE.UU.,  victorioso, para asentar el dominio del mundo y acceder, finalmente a un american century; un siglo bajo su batuta  tecnológica, comunicacional, idiomática, comercial, exportadora de un modelo de sociedad (auto, coca-cola, rubias y Hollywood) y muchos otros etcéteras no menos importantes.

Por supuesto que jamás se dijo de modo expreso que era para “dominio del mundo”, faltaba más: iba a ser para atender las necesidades del mundo, ante las cuales EE.UU. se ponía a disposición.

Afortunadamente hubo estrategos que siquiera en documentos reservados aludieron a la verdad de la milanesa: George Kennan, por ejemplo, una suerte de Henry Kissinger de mediados del siglo XX –el momento en que EE.UU. se vio glorioso vencedor de la 2GM, prácticamente invicto y solo– lo ponía en blanco sobre negro: “[…] Tenemos alrededor del 50% de la riqueza del planeta pero sólo el 6,3% de su población. Esta disparidad es particularmente grande, como la que tenemos nosotros mismos y los pueblos del Asia. En esta situación, no podemos dejar de ser objeto de envidia y resentimiento. Nuestra tarea más real y efectiva en el período que se aproxima es establecer un esquema de  relaciones que nos permita mantener esta posición de disparidad sin detrimento de nuestra seguridad nacional. Para hacerlo, tenemos que sacudirnos todo sentimentalismo o andar soñando despiertos; y nuestra atención tendrá que concentrarse en todas partes en nuestros objetivos nacionales inmediatos. Necesitamos no engañarnos a nosotros mismos con que podemos darnos el lujo del altruismo y de beneficiar a todo el mundo.” [1] Se advertía claramente, que el adusto Kennan no quería saber de nada con “buenas intenciones” que muchos inocentes estadounidenses tenían a granel.

Volvamos a nuestro solucionador vernáculo. Milei “nos vende” que ejercemos soberanía para dolarizarnos. Es todo un recetario fiel a lo que Étienne de la Boétie describió y denunció hace unos cinco siglos (por favor, léase bien: medio milenio): la servidumbre voluntaria.[2]

Que seamos inferiores, periféricos, adventicios, pero que lo hagamos “plenamente”.

Una verdadera cabriola ideológica. Vendernos servidumbre como emancipación.

Lo triste en este pequeño juego de imágenes es que Milei dista mucho de ser  original. Ni único.

Porque vender servidumbre en envases de emancipación ha sido uno de los rubros más colocados, vendidos, propagados, difundidos (elija el lector el participio que juzgue más apropiado o frecuente).

[1]   Cit. p. @BenjaminNorton / history state gov/historical documents/frus/1948v01p2/d4, 1948.

[2]   Ensayo sobre la servidumbre voluntaria. Escrito en 1530, publicado en latín en 1571 y en francés, en 1574.

Publicado en Argentina, Centro / periferia, Destrozando el sentido común, EE.UU., Globocolonización, Sociedad e ideología

ENVENENÁNDONOS

Publicada el 18/07/2023 - 18/07/2023 por ulises

por Luis E. Sabini Fernández

30 abril 2023

SALUD Y ENFERMEDADES

José, 47 años, cáncer en área digestiva; Leticia, 36 años, cáncer de mama, es intervenida, extraído todo su sistema sexual reproductivo; Emilio, 46 años, diagnosticado con Párkinson y en etapa ya no incipiente; Leonel, 47 años, septicemia; Charles, 26 años obesidad muy avanzada; Iris, 19 años, alergia de origen desconocido; Braulio, 20 años, disfunción eréctil y atrofia testicular; bebe con espina bífida… y estamos apenas enumerando enfermados más jóvenes del medio siglo; entre los de mayor edad, la tendencia a presentar enfermedades es todavía mayor.

Conozco el caso de la ahora abuela viuda, con enormes dificultades motrices y mil achaques, que se desplaza con andadores, el hijo, de media edad, acaba de recibir diagnóstico de cáncer y cirugía inmediata, y su única nieta, emigrada…  España.

¿Con qué relacionar los enfermos y las enfermedades?

¿Y con qué las peripecias familiares?

¿Con microbios a combatir con vacunas? No lo parece. Casi todas estas enfermedades presentan no cuadros de lo que se llama contagio sino cuadros de procesamiento endógeno; algo en el sujeto afectado ha ido dejando de andar bien, o incluso, ha nacido con algo deficiente, defectuoso, insuficiente.

La mera enumeración de las enfermedades que veo expandirse entre nuestros parientes y conocidos, vecinos y compañeros de trabajo, tienen que vincularse con algo común; aire, alimentos, condiciones cotidianas de vida.

 

ALIMENTOS Y SALUD

¿Qué es lo que tienen, por ejemplo, hoy los alimentos que no tenían hace medio siglo y más? Del bicarbonato y una decena de productos químicos aplicados “al campo” hace cien años, hemos pasado a una batería de miles de productos químicos. Una selva química con efectos sinérgicos casi totalmente desconocidos. Conservantes, gelinizadores, leudantes químicos, endulzantes sintéticos, aromatizadores, colorantes, antioxidantes, espesantes, acidulantes, reguladores del ph, espesantes, emulsionantes, estabilizadores, potenciadores de sabores, antiaglomerantes y toda una batería de “mejoradores” químicos de los productos de origen natural (aunque estos últimos sean a la vez cada vez menos naturales y más difíciles de encontrar… y pagar). Comparemos apenas la ingesta de proteínas animales de hace cien años en nuestro país; perdices, patos, gallinas, corderos, peces  pescados en el mar, ríos y lagunas, liebres, ranas, mulitas, todo fresco  y hoy, pollos congelados, peces de estanque y carne de vaca… si alcanza el dinero.

En resumen, estamos comiendo con venenos. Ingiriendo materiales tóxicos  junto con los alimentos. Animales o vegetales. Que estiran su durabilidad. Su “fecha de caducidad”. A medida que la urbanización ha aumentado, hasta la megalopolización, las cadenas de frío se han hecho más imprescindibles. Compárese nuestro presente con congelados por doquier con aquella costumbre de “cazar patos”, por ejemplo, y dejarlos al aire, desvicerados, para que se oreen y comerlos como un manjar, cuatro o cinco días después…

¿Alimentarnos desde grandes redes envenenadas y envenenadoras, o procurar comer en circuitos más pequeños y en condiciones de hacerlo sin venenos o con el mínimo que en cada caso resulte inevitable? En gran escala, el veneno inevitable es el que nos dan a ingerir hoy día. Ése es el camino hacia las anencefalias, las malformaciones congénitas, la expansión de trastornos circulatorios, de párkinson, alergias, Alzheimer… y cánceres. Cada vez más, en todos los rincones de nuestros cuerpos.

Hablamos de alimentos, ¿pero qué hacer con el agua, presente en todos los alimentos, en nuestros cuerpos; sustancia madre de nuestra vida (Tales era perspicaz, en su Mileto natal).

 

CONTAMINACIÓN

Dejemos a un lado el aire, también hoy contaminado y consiguiente causa de muertes.

El agua está permanentemente envenenada por agroquímicos –combinación hoy ominosa entre plaguicidas y fertilizantes− y por efluentes industriales. Y por plásticos, que al no biodegradarse “producen”, por roturas sucesivas, microplásticos, invisibles pero no inactivos, en todas las aguas, en todos los mares.

La medicina institucional ofrece su solución: la medicalización de la sociedad. En un todo de acuerdo con la burocracia médica transnacional de la OMS y con la industria médico-aparatológica y farmacéutica: vacunas, medicamentos y controles. Abrir el mercado sanitario no ya a enfermos sino a todos; los sanos constituyen un mercado mayor que el de enfermos tradicionales. La declaracion de una pandemia asegura, por ejemplo, esa generalización.

 

MEDICALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD

Esa política sanitaria responde a la medicina pasteuriana. Vale una remisión a orígenes. Orgullosamente, Louis Pasteur, encumbrado como primus inter pares delineó la medicina moderna, la que hoy conocemos en nuestro país, en Occidente. En lucha contra los microbios. La denominación es correcta: partículas minúsculas de vida; seres vivos micro. Descubiertos los gérmenes patógenos, agentes de muy diversas enfermedades hasta entonces existentes pero sin que la humanidad los conociera, identificara, Pasteur se empeñó en combatirlos una vez identificados. Una vía primordial: vacunas.

Mi ignorancia no me permite negar la importancia de vacunas contra enfermedades como la viruela que ha arrasado a la humanidad en muchos sitios y épocas, con tasas de mortalidad del 30% de toda una población y con abundantes secuelas entre los sobrevivientes (esterilidad, por ejemplo). Análogamente, la peste negra europea de 1348-1349, que aniquiló la vida de, se estima, un tercio de la población europea (unos 25 millones de 75), sin duda no tuvo el freno que habría representado una vacuna. Frente a fenómenos como éste, la ya mencionada viruela o la rabia, siente uno la impotencia ante semejante empuje epidémico.

Pero algo muy distinto sobreviene con la inmensa mayoría de las enfermedades, ante las cuales la industria farmacéutica y las redes médicas cada vez más “nos” proveen de vacunas.

El planteo pasteuriano generó una guerra contra las enfermedades. Se produjo una suerte de militarización de la medicina, muy en el espíritu darwinista, de “lucha por la vida”, que en economía encarnaría el liberalismo puro y duro.

Los planteos de lucha por la existencia de cada especie y de cada individuo, tan caro al darwinismo decimonónico, fue cuestionado por otro zoólogo, naturalista y paleontólogo, Piotr Kropotkin, quien destacara la importancia del apoyo mutuo en los desarrollos vitales, no solo intraespecie sino interespecies; la importancia de la cooperación, no sólo de la competencia.[1] Pero el aporte de Kropotkin no pudo penetrar la construcción ideológica del darwinismo, más acorde a los tiempos de una capitalismo invasivo y victorioso.

Pasteur, a su vez, tuvo un crítico en su tiempo; Antoine Béchamp, biólogo contemporáneo que se enzarzó en polémica con Pasteur, ya consagrado. Si los microbios son seres unicelulares, microscópicos que se encuentran por millones, no ya miles sino millones o billones en todas partes, ¿por qué, preguntaba, se contagia este ser vivo en particular y no miles y millones dada esa presencia masiva y constante de microorganismos? Béchamp ponía ejemplos con árboles del bosque: cientos, miles, y de pronto uno carcomido y literalmente comido por microorganismos y fauna menor, termina derribado. Pero los agentes microscópicos que habían invadido ese ejemplar, estaban por doquier, entre y encima de los demás árboles, que siguen vivos. Entonces, sostenía Béchamp, hay algo en el árbol carcomido y derribado; algo en ese cuerpo que dio cabida a “los microbios”.

Así mirado, el contagio, como el agente pasteuriano de afuera hacia adentro, pierde importancia, más aún; pierde sentido.

Béchamp tiende a desechar la idea de combatir agentes patógenos y realza la atención en el delicado asunto de la salud. Premonitoriamente ecologista. Impulsar la salud. Y no patrocinar campañas contra  microbios.

Como destaca la médica argentina Mónica Müller en un capítulo de su muy lúcido y crítico libro Pandemia,[2] las vacunas son el mecanismo de atención rutinario y práctico de gobiernos con recursos limitados para achicar el daño de enfermedad cuando una sociedad no puede mejorar las condiciones sanitarias y alimentarias de la población. En buen romance, nos dice que las vacunas son un sucedáneo. Que lo que importa  es la salud, que los gobiernos no aseguran. Sostiene, tácitamente, que población bien alimentada, sana, no tiene porque contraer  sarampión, varicela, hepatitis, covid. Y que cuando las contrae, sus efectos no serán devastadores sino en todo caso, generará resistencias a nuevos contagios. La tan trajinada “inmunidad de rebaño”.

Que la multiplicación de vacunas a recién nacidos no es señal de modernidad ni mejor ciencia sino una económica, pragmática vía de protección que a su vez  sustituye o descuida lo del crecimiento sano de los recién nacidos. Lo de económico es relativo: cada estado gasta millones que paga a laboratorios fabricantes de vacunas. En Uruguay para los primeros años de vida, son las obligatorias alrededor de 10; en Argentina, unas 20  (y a veces, con varias dosis).

Por otra parte, la institucionalidad médica ha generado su propio universo, su propio mercado, sus propios pacientes, médico- o remediodependientes.

Hay gente que no puede vivir sin “remedios”, sobre todo, después de los cincuenta. Y “remedios” es la palabra adecuada, como cuando tiempos atrás, se hablaba del “remedio para las hormigas”, y solían meter DDT por todos los sitios (¿cuántos cánceres habrá desencadenado el uso “libre” de DDT desde la segunda posguerra?).

“Remedio”, con su misma significación, de “veneno”, pero para nuestros cuerpos. ¿Quién no conoce a alguien “todo descangayado” que toma muchos medicamentos y… considera que no puede prescindir de ellos?

 

EDUCACIÓN Y SALUD

La prensa oficialista aplaude porque aparentemente habríamos alcanzado a la mitad de adolescentes con secundaria completa. Llegar al 50% no es para congraciarse puesto que los países “modernos” o modélicos andan por el 90% o el 95%. Es apenas porque hasta hace poco, los “secundarios completos” del país andaban en el 40%…

Pero dejemos los porcentajes y observemos la realidad cotidiana: entre los jóvenes que atienden en las ferias semanales –jóvenes de los arrabales montevideanos o hijos de chacareros− la mitad por lo menos (o más), no saben sumar. Sumandos de una o dos cifras. Manzanas, 28 pesos, zanahoria, 15, naranjas 40, una hilera no larga de artículos y el o la joven va a la única calculadora del puesto de verduras y pone allí sus numeritos o le pide al “operario” de la calculadora que se los ponga. Para cobrar 315, 650 pesos.

¿Observó el lector las veces que las cuentas en un almacén, en un boliche, en una panadería, dan mal? Al estilo de las bombas que George Orwell bautizara como “Imparciales” durante la Guerra Civil española, porque podían estallar en destino o en el mismo cañón donde se emplazaban para disparar. Pero los hispanos podían tener una disculpa ante semejante azar, porque la industria de armamento tuvo que ser reconstruida de apuro, entonces, cuando el país se partió al medio, en 1936.

La “imparcialidad” en los resultados de las cuentas cotidianas a que nos referimos, no tiene disculpa alguna en el apuro, la improvisación. Nuestros escolares,  al menos una buena cantidad, salen de la escuela sin saber sumar o restar o multiplicar o leer. ¿O ni entraron a la escuela? ¿Qué fue lo que nos partió al medio a nosotros?

Décadas atrás, los niños ricos no necesitaban la escuela para aprender a leer y escribir. Algunos, con padres intelectuales, doctorales o mediante institutrices lo hacían desde los 3  o 4 años. Y los pobres entraban a primaria analfabetos a los 6 años y a menudo, a los 9 o 10 años participaban de exámenes de idioma o matemáticas en igualdad con los niños provenientes de hogares acomodados.

La escuela entonces, mediante diversos hachazos a la creatividad infantil, mediante una regimentación verticalista –aunque a veces suavizada por la comprensión o la sabiduría de maestros (generalmente maestras, en Uruguay) otorgaba una serie de herramientas racionales a los niños, a los futuros adultos de esta tierra. Aritmética, geometría, gramática, ortografía, lectura, geografía, historia. La población escolar, entonces, iba tomando conciencia de dimensiones témporoespaciales (continentales, planetarias), entendiendo el concepto de cero, y cualquier infante egresado de primaria sabía “las 4 operaciones fundamentales” o resolver una lectura y hasta una escritura (en castellano), aunque probablemente había malogrado muchas dotes de creatividad. Porque el perfil era disciplinario; era libertad dentro del orden; no orden dentro de libertad.

El armenio vecino, que llegó hace 5 años al Uruguay, Montevideo, y que tiene su negocio gastronómico desde hace 3, me comentaba, sorprendido, apenado, que muchos repartidores no saben escribir los pedidos o hacer cuentas por sí mismos –presencié una discusión suya con uno que escribía ventinueve y él lo corregía, veintinueve−. El armenio me preguntaba qué pasaba en la escuela… preguntándose qué tsunami había arrasado el pasaje escolar.

Allí, en esas incapacidades, que son frustraciones, recaen los 5 de cada 10 que no terminan primaria. La presencia archiprobada de agrotóxicos en los cuerpos infantiles (y transitivamente en toda la población) altera las capacidades cognitivas. Como en su momento, pasó lo mismo con el plomo (plombemia que, se estimó, alcanzaba un porcentaje muy alto de la población infantil uruguaya). Un artículo reciente recaba, una vez más, el descuido criminal con que en nuestro país se “trabaja” con venenos. Sin ser EE.UU. “campeón” en la resistencia al uso de agrotóxicos (más bien al contrario), mediciones que se han estado siguiendo sistemáticamente, revelan que en Uruguay la intoxicación mediante agrotóxicos, que altera facultades mentales, el aprendizaje, por ejemplo, es diez veces más alta que en EE.UU.[3]

¿Puede un país pretenderse “casi primer mundo” con media población analfabeta? Una pretensión habitual de comentadores mediáticos, que hasta se entusiasman y ubican en el Uruguay no sé cuántas vanguardias y modernidades de quinta generación. ¿Pero, de quiénes hablan y a quiénes les están hablando? ¿A emprendedores tentados por el grado inversor uruguayo?

Lejos, muy lejos  de agotar la enumeración de malandanzas de nuestro país, el aumento crecientemente acelerado de violencia, en los barrios pobres, es otro índice más que preocupante, del que poco se habla. Porque –como pasa con la problemática carcelaria− poco le llega a las capas sociales más privilegiadas.

Es como si una cobertura de orgullo institucional y pretendidamente autosuficiente impidiera ver las dimensiones reales y efectivas de nuestras carencias.

La autolisonja no suele hacer mella en ajenos, pero además, puede engañar a propios. Con lo cual es doblemente penosa.

Una de las tasas de suicidios más alta (y en aumento) de América Lapobre, es la nuestra, junto a la de los cubanos. Sobre todo, entre varones.

Una tasa alta y en franco aumento de obesidad, particularmente infantil.

No hay mucho de qué extrañarse. Aunque desconozco estadísticas, por conocimiento directo de algunos pocos países, el Uruguay ostenta el triste privilegio de contar con el mayor número de almuerzos regados con Coca-Cola. [4] De niños, pero también de adultos. Basta ver la cantidad de bares y restaurantes equipados con sillas y carteles de Coca-Cola para advertir el carácter de sucursal cultural y adventicia atribuible al Uruguay.

Coca-Cola es mucho más que una bebida tóxica que provoca adicción, por sus ingredientes; coca y azúcar. El azúcar está ahora en franca retirada dietética, aunque los edulcorantes que tomen la posta, serán probablemente peores. Pero es más que una bebida a secas; es la ideología american en nuestra tierra. Y como corresponde a todo proyecto colonialista, es devastador para el colonizado. Caso India.[5]  En Uruguay, con una relación agua-población no tan severa, Coca-Cola se ha planteado una estrategia de RR.PP. precisamente opuesta a la encarada en la India. Aquí, Coca-Cola se ha valido de su identificación con la Alianza Uruguaya por el Agua –una red empresaria bajo el alero institucional del BID−, para presentarse como campeona de la preservación ambiental. Ya que no de la comida sana.

 

DESARROLLO EXÓGENO, ENTREGA DE BIENES NATURALES Y EL “PANTANO” INTERIOR

Nuestro origen colonial, multiplicado; España, Portugal, Brasil, Reino Unido y por último EE.UU., que se presentó en las Américas como agente emancipador contra la colonización europea, algo que les permitió a algunos poner los ojos en la nueva metrópolis, ilusionándose con falsas igualdades. El exponente mayor, tal vez por su trascendencia para el país, haya sido el batllismo que, junto a rasgos aceptables como la laicidad, el civilismo democrático al menos formal, adoptó la sumisión al panamericanismo, que vemos perdura pese al paso de las décadas. Como que en nuestro país, Brum venció a Quijano.

Los ejemplos más prístinos están a la vista: en algún cónclave de empresarios y administradores transnacionales se entendió que Uruguay (como, por ejemplo, Filipinas) eran propicios para asentar allí celuloseras, juzgando la disponibilidad de agua del país, y seguramente la escasa defensa de los bienes naturales, genuflexión ante la inversión externa

–que nunca es para beneficio del receptor sino para conveniencia del inversor−, aceptación complaciente de zonas francas; la asunción, en suma, de un globalismo supranacional del cual se aprovechan, precisamente, algunas naciones o entidades no precisamente globales.

Por los mismos motivos estuvo el intento Aratirí, felizmente malogrado, el abordaje portuario de Katoen Natie o los jugosos contratos de Pfizer, ignorando derechos de la parte contratante “Uruguay”.

Nuestra sociedad, nuestros gobiernos y capas dirigentes son las que deciden ampliar los emprendimientos transnacionales, en tanto se siguen deteriorando nuestras condiciones nacionales, interiores, locales, propias, algunas de las cuales  hemos estado rastreando.

 

CÁRCEL, LIBERTAD, FUTURO

Hemos repasado falencias en la educación y en la construcción de cultura, en la capacidad de pensar y resolver nuestros propios problemas.

¿Qué decir del proceso de encarcelamiento social, la “carcelización” de nuestra sociedad?

Las cifras aquí, también son elocuentes. Nos dicen desde el insospechable El País, de Madrid: “Uruguay triplica su cantidad de presos en veinte años y ya tiene la tasa más alta en Sudamérica.”[6] Un dato que nos habla de otra crisis indisimulable.

Aquí tenemos que agregar uno más de los frutos envenenados de la dictadura. Hasta los ’70, las cárceles estaban administradas por el MEC. Eso significaba, entre otras cosas, planes de estudio y capacitación para la población carcelaria, y aunque siempre deficientes, mantenía en pie la idea de la recuperación del preso, del exdelincuente hacia una vida útil para él y para la sociedad. Las cárceles tenían talleres. De carpintería, de herrería, textiles. Había bibliotecas. En cárceles en zona rural, actividad agraria, como era proverbial en la cárcel de pueblo Libertad antes de la edificación del pabellón gigante de reclusión sobre zancos, para evitar fugas desde dentro de la construcción, como aconteciera, y más de una vez, en la cárcel de Punta Carretas.

Es cierto que con la crisis que arranca en el segundo quinquenio de los ’50, poco a poco los servicios de recuperación en el ámbito carcelario se van desmigajando y la violencia política, junto con la social, se va a ir ahondando, dificultando aquel universo.

Pero con la dictadura no hubo duda ni agonía:  la administración carcelaria se traslada de Educación y Cultura a Interior. Y las cárceles se constituyeron en el ojo policial: iban a servir estrictamente para mantener encerrados a sus habitantes.

Los datos ahora dicen que la mitad de la población carcelaria es analfabeta, y que las adicciones afectan a la inmensa mayoría (ibíd.).

La violencia interna, institucional, también ha aumentado exponencialmente.

 

Bueno es consignar, empero, en qué sentido la sociedad se mueve, en contra de tales designios y políticas. Pienso en el crecimiento de pequeñas redes luchando por restablecer la producción de alimentos sanos, orgánicos, alejándose de los centros urbanos; en el auge del ciclismo; en las redes sociales y políticas encarando la resistencia a la globalización modernizadora y transnacional.

 

AHORA, DIGITAL PARA NO PERDER… ¿QUÉ TREN?

Hemos visto que ya perdimos varios trenes. En algún otro texto he procurado explicar el daño que ocasionó al país la crisis de los ‘60 y la emigración consiguiente.

Uruguay tiene el triste privilegio de haber tenido una red considerable de vías férreas, [7] abandonada para mayor gloria de la industria automotriz y sus camiones… estadounidenses.

En este presente, en proceso de digitalización forzosa  progresivamente acelerado, vale advertir el sentido de un pensador formidable y predigital, Paul Valéry (1871-1945); “La máquina domina. La vida humana está rigurosamente controlada, dominada por la voluntad terriblemente exacta de las máquinas. Estas creaciones humanas son exigentes. Reaccionan ahora contra su creador y lo van reconfigurando, maquinizándolo. Quieren disponer de individuos muy bien entrenados. Aplastan poco a poco toda diferencia entre seres humanos y los adaptan a su propia forma de funcionar, con su misma uniformidad. De algún modo construyen su propia humanidad, para su uso, casi casi como una réplica de ellas mismas”.

Si Valéry advertía este proceso en la primera mitad del siglo XX, ¿qué tenemos que pensar y considerar ahora, con la computación generalizada, particularmente con el celular que está arrebatando y situando a los niños en un universo absolutamente sin precedentes, y cuando la IA empieza a hacer estragos, quebrando la relación verdadero/falso que ha sido –pese a todas las dificultades que genera semejante disyuntiva− una guía permanente y fundamental de nuestro comportamiento, nuestros valores, nuestros códigos éticos?

Lo expresado por Valéry con tanta perspicacia, certero hace un siglo, hoy centuplica su significado y cuestiona todo optimismo tecnológico.

Que Valéry nos sirva como advertencia y no como mero registro o estado de situación.

[1]  El apoyo mutuo, editado por William Heinemann, Londres, 1902. El origen de las especies de Charles Darwin es de 1859.

[2]   Editorial Sudamericana, Bs. As., 2010.

[3]  https://ladiaria.com.uy/ciencia/articulo/2023/4/reportan-diez-veces-mas-metabolitos-de-pesticidas-en-alumnos-de-primer-ano-de-escuela-de-montevideo-que-en-ninos-de-estados-unidos/?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=manana

[4]   En México, Suecia, Argentina, el consumo de Coca-Cola es notoriamente menor que en Uruguay.

[5]   El “capítulo India” de la Coca-Cola muestra toda esa capacidad de daño, que es mundial, pero acentuada en un país-continente con  escasa agua en relación con su población (más de 1400 millones de seres humanos). Acentúa la escasez de agua; contamina agua y suelo con sus embotelladoras; distribuye sus desechos como “fertilizante” entre campesinos, aumentando la contaminación. Por la lucha de los pobladores, muchos embotelladoras de Coca-Cola en la India han sido cerradas  o están sitiadas para obstruir su funcionamiento contaminante y expoliador de las napas freáticas. https://www.thoughtco.com/coca-cola-groundwater-depletion-in-india-1204204.

[6]  Gabriel Díaz Campanella, Madrid, 16 abr 2023.

[7]   No ilusionarse con ningún paraíso perdido: los británicos –que no fueron ni siquiera los primeros− tendieron buena parte de la red ferroviaria para satisfacer necesidades metropolitanas suyas. De todos modos, los trenes permitieron despliegues y desarrollos de la incipiente sociedad oriental.

Publicado en Agronecrófilos, Centro / periferia, Ciencia, Conocimiento, Destrozando el sentido común, Globocolonización, Nuestro planeta, Nuestros alimentos, Poder, Salud. Y enfermedad

Restaurante La Huella y la verdad de la milanesa

Publicada el 23/02/2023 - 24/02/2023 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández –

Ninguna novedad saber que los medios de incomunicación de masas no informan la esquiva verdad, sino que configuran sus verdades, a menudo deglutidas de antemano.

El episodio del restaurante La Huella en José Ignacio, al este del dpto. de Maldonado es paradigmático.

En mayo de 2021, en plena matanza de palestinos mediante bombardeo de zonas civiles,[1] el presidente uruguayo, conservando un triste historial de apoyo incondicional de  gobiernos urugayos al Estado de Israel no tuvo nada mejor que apresurarse a expresar su “solidaridad” con Israel ante “la violencia palestina”.[2] Martín Pittaluga, hispano-uruguayo y −alma mater de La Huella, observó la cruda realidad y comentó, muy contenidamente: “¿Solidaridad? En vez de condenar la violencia desmedida del gobierno reaccionario de Netanyahu. Más de 50 muertos es lamentable y triste.” [3]

Y como decía la abuela, en Uruguay “se armó la de San Quintín”.

La Huella era el restaurante que había logrado atraer al mayor número de clientes del entorno; se decía que ¡hasta mil diarios! Desde Punta del Este y alrededores. No se trata de población de bajos recursos, ciertamente.

Marcos Galperin, dueño y director del exitosísimo Mercado Libre, Jeordan Legon, dueño y director de Alnylam Pharmaceuticals entre muchos otros repudiaron el comentario de Pittaluga y anunciaron la voluntad de boicotear su hasta ahora tan atractivo restaurante. (los datos de estos dos últimos párrafos se basan en el artículo ya citado en nota 2).

Alguien con claro sentido práctico le anunció: “Acabás de perder chiquicientos clientes, dudo que ganes uno solo con lo que acabás de poner.” Buen ojo comercial, monetario. El desconocido citado por infobae remata: “Informáte antes de poner cualquier guarangada”. Como si Pittaluga hubiera desbarrado; el calificativo “guarangada” para referirse a la compasión por tantos muertos califica la mentalidad y la moral de quien lo dice.

Aunque hubo aclaraciones y deslindes de Pittaluga, que, por ejemplo, aclaró que no era antisemita (lo cual es obvio, dada la enorme cantidad de judíos antiisraelíes y antisionistas críticos de Israel), la bula condenando a Pittaluga había echado a correr y era imparable.

Tenía su explicación. Buena parte de la red social del CIPEMU –Comunidad Israelita de Punta del Este, Maldonado, Uruguay− tiene que haberse sentido disgustada con  semejante juicio y condena en su propio mundo. En esa especie de minúscula pero significativa “República de Saló” que el CIPEMU  encarna en Punta del Este e inmediaciones, el cuestionamiento de Pittaluga debe haber sonado a blasfemia; pronunciando lo impronunciable.[4]

Es un hecho significativo. Porque Pittaluga con su honestidad intelectual y su frescura política ofició como el niño que señalara al rey desnudo en el muy instructivo cuento del Conde Lucanor sobre los tejedores pícaros que embaucaran al rey.

Pittaluga no señaló que el “terror palestino” de tirar cohetes Kassem que apenas llegaban a destino o globos incendiarios que apenas incendian, es una digna pero tardía respuesta a la violencia, ésa sí, efectiva y asesina, con que el sionismo arrasó a la población palestina sobre todo en las décadas del ’30 y ’40. Y no sólo a palestinos; a lo que se les opusieran, incluidos judíos, como el poeta religioso Jacob de Haan (1924), representantes de la ONU como Folke Bernadotte, sueco (1947) o  refractarios no violentos a las demoliciones de viviendas palestinas como la estadounidense Rachel Corrie (2003), entre otros muchos.

Pittaluga comentó con pesar, muy humano, de ver decenas de vidas destrozadas, de niños, mujeres, varones. Su posición fue lógica, no politizada. Una sana ingenuidad, diría yo.

Pasado el episodio, el intercambio de corr-e o mensajitos apurados, a Antía le quedó la tarea de desembarazarse del molestoso. El boicot estaba decidido.

Como queda políticamente penoso decir que se expulsa algo o alguien por decir verdades incómodas o juicios discrepantes, se echaron a rodar otros mecanismos. El primero, desatender o despreciar los hechos crudos; el segundo, buscar “buenos motivos” para “la excomunión”; ruidos molestos, daños ambientales, desacuerdos entre Pittaluga y Antía… todas excusas.

La Huella ya no va a abrir en José Ignacio, a 40 km de Punta.

Pero el exilio forzado, no buscado, es peculiar. Abandona la jurisdicción del CIPEMU que administra Enrique Antía;[5]  pero se muda cerquita, a la jurisdicción rochense de la misma laguna (Garzón). Estimo que a unos pocos km más al este. Tal vez, ni siquiera a 50 km de Punta.

Enhorabuena.

Esperemos que no surjan otros impedimentos de orden “superior”, impostergable: ruta cortada, zoonosis, quién conoce lo por venir.

notas:

[1]  Así resumió M. Freytas (IAR) la situación con Morir en Gaza (2021): “Israel ingresa, mata, destruye masivamente y se va. Y la masacre con demolición es diaria, precisa y selectiva. Lo que era periódico y cíclico (los bombardeos) se convirtió en rutina diaria. No hay principio ni final. […] Y la cúpula genocida de Tel-Aviv ni siquiera se inmuta. Sigue matando y destruyendo burocráticamente. casi como un trabajo rutinario. Casi como una misión aburrida y agendada. Los pilotos israelíes hacen las demoliciones de relojería con los misiles, sepultan cuerpos humanos vivos debajo de los escombros, y vuelven a cenar con sus hijos a casa.”

[2]   Hay que tener mucho desparpajo moral para ver el daño de piedras palestinas  e  ignorar el de francotiradores de élite cómodamente situados para elegir dónde y cómo herir o matar palestinos.

[3]  Infobae, Buenos Aires, 13 mayo 2021.

[4]  No tomar a la República de Saló como exabrupto o insulto; nada más lejos. El sionismo, una de sus variantes principales (donde revistaba el padre de Beniamin Netanyahu) mantenía cordialísimas relaciones político-ideológicas con el fascismo y Mussolini les cedió un territorio en las cercanías de Roma para sus entrenamientos militares. La comunidad judía italiana de los ’30 adhirió mayoritariamente al sionismo y al fascismo.  No había contradicción.

[5]   El lector desprevenido se puede sorprender que se hable de jurisdicción del CIPEMU y de una suerte de gerencia de Enrique Antía. Pero mi lenguaje procura ser fiel a la realidad: cuando el CIPEMU dispuso la prohibición de albergar en las aulas púbicas fernandinas al Congreso Anual de Docentes de Historia del Uruguay, APHU, en 2016, el intendente Enrique Antía se apresuró a cancelar los locales ya cedidos al efecto. El argumento del CIPEMU: antisemitismo. La realidad: entre centenares de docentes de historia había un par sindicados como críticos, diría contenidos o tímidos, del comportamiento israelí.

Publicado en Destrozando el sentido común, Palestinos / israelíes, Uruguay

NO ES NOVEDAD TOPARSE CON NECIOS. ABUNDAN

Publicada el 05/02/2023 - 24/02/2023 por luissabini

por Luis E. Sabini Fernández  / 29 enero 2023

publicado en uypress

Tiene que ver con las limitaciones humanas.

El necio considera que su necedad es valiosísima. Y por eso presenta sus aseveraciones como verdad revelada.

No necesitan demostración. Incluso cuando aciertan con algunas de sus afirmaciones, por ejemplo, descargando una crítica muy fuerte, certera, sobre la Autoridad Nacional Palestina, dan por sentado que el comportamiento del Estado de Israel es impecable, incriticable.

Porque su necedad los lleva a pensar en blanco y negro. Estructura maniquea por excelencia.

Les es ajeno, conceptual, mental, psíquicamente, que un judío, por ejemplo (o un gentil, ¿por qué no?) edite “el tema” que se desprende del  título que transcribo y la presentación consiguiente:

“Artículos principales sobre judíos, nazis e Israel

Portada de Unz Review, 27 ene 2023

En el mundo occidental de hoy, el más delicado de todos los temas delicados tiende a involucrar los temas interrelacionados de judíos, nazis e Israel, ampliamente considerados el «tercer carril» mortal para periodistas e historiadores. Como consecuencia directa de ese clima generalizado de evasión, estos asuntos exactos son un enfoque central de este sitio web de medios alternativos, incluidos mis propios artículos, y los más sustanciales también están disponibles como libros electrónicos independientes.” [1]

Por ejemplo, un artículo de Philip Girardi en la misma publicación,[2] antiguo miembro de la CIA, ejemplifica cómo la ADL (que se presenta a sí misma como una red de lucha contra la difamación) y otras redes judeosionistas eligen lo que puede ser leído, alcanzar estado público (al menos en los circuitos principales):

“Di cualquier cosa que critique a los judíos o a Israel, incluso si es plausible o demostrable, y habrá un esfuerzo coordinado por parte de organizaciones como ADL que continuará para siempre arruinando tu reputación y dañando tu carrera. Sin duda, la afirmación un tanto confusa de Gibson de que los judíos organizados han estado conspirando y presionando en todas las guerras de EE.UU. durante los últimos treinta años no carece de mérito. Y en cuanto a aquellos estadounidenses que creen que la Primera Enmienda, la libertad de expresión, es la base de todos los derechos fundamentales protegidos por la Constitución de EE.UU., es prudente reconocer cómo el inmensamente poderoso y rico lobby de Israel argumenta que debería haber excepciones a ese principio, que con frecuencia definen como ‘discurso de odio’, para proteger sus intereses, así como sus estrechos vínculos con un gobierno extranjero.” [se refiere, obviamente a Israel].

A propósito del tema señalado en la portada transcripta; relaciones entre judíos y nazis, sería muy conveniente y atinado conocer la formidable investigación de Lenni Brenner, que justamente está al alcance de la mano, en ediciones argentinas (Editorial Canaán: son dos volúmenes: Sionismo y fascismo, que muestra sus muchas coincidencias en la década del ’30, y 51 Documentos: colaboración de los dirigentes sionistas con los nazis”, ambos editados en Buenos Aires, 2011).

Es importante rescatar que Brenner nacido en 1937, vivo y activo, es judío.

He elegido estos dos autores, Girardi con su paso por la CIA y Brenner, por el troskismo, para apenas señalar que el universo binario de los necios no pasa sino a la categoría de mentecatos. Es decir, de mentes captas. Mentes captadas. No vale la pena tomarse el trabajo de señalarles falencias.

Sirva esto apenas como un recordatorio.

notas:

[1]   https://www.unz.com/page/jews-nazis-and-israel-articles/. El párrafo pertenece a su director Ron Unz, judío.

[2]  https://www.unz.com/pgiraldi/the-relentless-punishment-of-critics-of-israel.

Publicado en Conocimiento, Destrozando el sentido común, Palestinos / israelíes

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